Las implicancias pedagógicas y sociales del auge de los soportes digitales y virtuales
Enviado por José Luis Ramos Salinas
- Resumen
- El libro
- Lo digital
- La realidad virtual
- Lo virtual
- La biblioteca infinita
- La organización interna: el hipertexto
- Bibliografía
El paso de la sociedad y la educación basadas en el libro a la sociedad y educación basadas en los soportes digitales y virtuales; incidiendo en sus características tecnológicas y sus implicancias en el proceso de enseñanza–aprendizaje.
El presente artículo pretende llamar la atención sobre procesos sociales (y pedagógicos) que estamos viviendo, pero en muchos casos de manera desapercibida; pese a que implican cambios, en algunos casos tan profundos, como los que sufrió el feudalismo para dar paso al capitalismo. Estamos asistiendo, casi sin darnos cuenta, al nacimiento de un nuevo tipo de sociedad que viene cargada de peligros gigantescos, pero también de posibilidades impresionantes. Aquí, contrariamente a nuestro talante habitual, hemos asumido una posición optimista, no porque lo seamos, sino porque los objetivos que nos planteamos al escribir este artículo nos lo exigían.
Así, hemos prestado especial consideración a la Internet y su servicio estrella: la Web; así como a las enormes ventajas que nos otorga la tecnología hipertextual como nueva forma no sólo de organizar la información, sino de consumirla y principalmente de producirla. Siempre intentando ligar todo esto a la educación y más específicamente al proceso de enseñanza aprendizaje.
Las nuevas tecnologías que aquí comentamos nos dan la posibilidad de formar a las nuevas juventudes más eficientemente en lo mismo, o por el contrario, y esa es mi apuesta, a formarlos y dejar que se formen en una cultura y en una ideología completamente diferentes a las hegemónicas. En dónde la libertad no sea la del consumo, sino la de la existencia propiamente y plenamente dicha. En ese sentido, tómese este artículo como un texto inacabado, inténtesele libremente completarlo, corregirlo, contradecirlo o negarlo. Me apunto con quienes quieren acabar con la privatización del conocimiento (el copy right) e instaurar su disfrute solidario (el copy left).
El proceso de enseñanza-aprendizaje se ha basado, entre otras cosas, desde hace varios siglos en el libro. Entendiéndose por tal a un conjunto de páginas impresas y empastadas que posee un único orden dado por la secuencia de sus renglones (leídos de izquierda a derecha), párrafos, páginas, capítulos, etc.
El libro resulta algo así como un depósito de conocimientos donde gente que domina algún tema ha escrito algo sobre él, para que los demás puedan leerlo y así se produzca el correspondiente "traslado" de los conocimientos.
La comunicación se da entonces en el esquema de la denominada comunicación masiva caracterizada por la presencia de un sólo (o unos pocos) emisor (es) y muchos perceptores y una nula o casi nula posibilidad de una comunicación bidireccional.
El libro es, a fin de cuentas, un texto con una sola opción de lectura escrito por alguien, denominado autor, y consumido por muchos lectores.
Somos consientes que estamos utilizando un esquema bastante rígido para el proceso de escritura y lectura, obviando que para cada lector habrán un conjunto de referencias distintas que lo remitan a experiencias u otras lecturas también diferentes, desatándose la intertextualidad y otros procesos creativos que hacen que el lector no sea un mero consumidor pasivo. Pero lo hacemos, con fines didácticos, para que sean más obvias las diferencias entre el libro y los soportes digitales y virtuales que intentamos explicar en este artículo.
La cultura moderna, e incluso la sociedad toda según Mc Luhan, se organiza en torno al libro, pese a que existen muchos otros productos culturales (la pintura, el teatro, el cine, la fotografía, la música, etc.), es innegable que aparece como más culto aquel que ha leído más libros. Se trata del reinado del texto, pues aunque cada vez sea más común que los libros contengan imágenes de diversa índole, un libro es siempre, sobre todo, un texto.
El matemático Boole, basándose en la presunción que nuestro sistema numérico tiene diez dígitos por la simple y arbitraria razón de que tenemos diez dedos, explora distintas posibilidades con otros sistemas numéricos que no usen la base 10; pues es perfectamente posible un sistema numérico de 8 dígitos, 6, 4 o 2. Cuando elegimos, como lo hizo el matemático inglés, un sistema de base 2, estamos hablando de un sistema binario, de una matemática que únicamente utiliza los dígitos cero y uno.
La matemática booleana resulta fundamental cuando en los años 60 se inician las investigaciones para lo que en los años 70 serían las inmensas computadoras corporativas y lo que hoy en día son las potentes PC.
Una computadora no puede, a fin de cuentas, reconocer más que ausencias y presencias de pulsos eléctricos o de otro tipo, en intervalos de tiempo determinados, nanosegundos, por ejemplo. Así, una computadora sabe si en el primer nanosegundo marcado por su reloj interno hubo o no un pulso eléctrico, y también lo sabe para el segundo nanosegundo y para el tercero y así hasta el infinito.
Una vez logrado esto, sólo tiene que asignarse el valor de cero a la ausencia de pulso eléctrico o magnético o lumínico o lo que fuera, y uno a la presencia del pulso. En otras palabras la computadora ya puede reconocer los dígitos cero y uno; y Boole ya había demostrado que esos dígitos bastan para realizar todos los cálculos matemáticos que conocemos. La computadora está lista para ser un complejísimo y veloz procesador matemático.
Pero luego vendría la idea de los bytes y los bits y con ello la posibilidad de convertir en ceros y unos a las letras y por tanto a los textos. Es decir que cada letra tendrá un valor equivalente en ceros y unos y por tanto la computadora será capaz de reconocerlas. Así un libro que es en última instancia un conjunto de letras, quedará convertido en un conjunto más o menos largo de ceros y unos. Estamos ante un libro digital.
Este libro ya no es un conjunto de páginas impresas, sino meros ceros y unos que pueden estar grabados en el disco duro de alguna computadora, en un disquete o en un disco compacto (CD). Esto trae enormes ventajas con respecto al libro tradicional, pero también algunas desventajas por la necesidad de una computadora para realizar la lectura.
Entre las ventajas está la reducción de los costos de reproducción a límites cercanos a cero, el ahorro de espacio físico, dado que un CD puede contener varios cientos o miles de libros; pero sobre todo las ventajas están por el lado de que los formatos digitales no sólo pueden contener textos (el denominado lenguaje multimedia) como veremos a continuación, y por la organización de los contenidos que va a revolucionar el proceso de escritura lectura y por tanto el de enseñanza aprendizaje, hablamos del hipertexto sobre el que abundaremos más adelante.
Pero los esfuerzos por digitalizar los productos culturales no se detuvieron en los textos, sino que los científicos pronto encontraron la manera de convertir las imágenes fijas en ceros y unos y después las imágenes en movimiento y los sonidos; permitiendo que en formato digital no sólo podamos tener libros, sino también pinturas, fotografías, películas, música; es decir, que hoy en día, prácticamente cualquier producto cultural puede ser transformarlo en ceros y unos, y por tanto puede estar contenido en discos duros o flexibles o en los ya populares discos compactos.
A todos ellos se les conoce como soportes digitales, precisamente, por el hecho de que contienen únicamente ceros y unos.
Lo que estamos diciendo es que todos los productos culturales de la humanidad pueden ser transformados a lenguaje binario y por tanto ser grabados en soportes digitales, con las ventajas que ya hemos mencionado. Esto debe constituir, necesariamente, una revolución en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Pero la tecnología no se ha detenido allí, sino que ha creado espacios tridimensionales que están constituidos, otra vez, por ceros y unos. A estos espacios se les llama "espacios virtuales" por los cuales podemos pasear tal y como si existiesen en la realidad (inmersión). Lo que estamos diciendo es que la arquitectura también ha sido digitalizada y en esos espacios virtuales puede suceder todo lo que queramos y con sensación real, ya que a las imágenes tridimensionales se suman sonidos de característica real y la posibilidad de interactuar con los objetos virtuales que encontremos en esos espacios virtuales.
Es decir, a través de la tecnología de "realidad virtual" podemos construir lugares imaginados o que en verdad existen, con características tales que podemos pasear por ellos tal como lo haríamos sin en verdad estuviéramos en los mismos, o incluso más porque podríamos hacer algunas cosas que en la vida real no nos estaría permitido, pasar nuestros dedos por los labios de la Mona Lisa, por ejemplo.
Lo que intento decir es que ya no es necesario viajar a Egipto para conocer las pirámides, ni ir a Paris para visitar el museo de Louvre, bastará con conectarnos a una computadora lo suficientemente potente y contar con el hardware mínimo que requiere la Realidad Virtual (HMD, dataglove).
Si pensábamos que la teletransportación y la máquina del tiempo eran pura ciencia ficción estábamos equivocados, con la realidad virtual podemos desplazarnos instantáneamente a cualquier lugar del mundo y a cualquier época, pasada o futura. Y todo esto, en base a ceros y unos.
Lo virtual es la representación de lo real, hace sus veces pero no es lo mismo, lo imita, lo representa. El ser humano desde su aparición sobre la faz de la Tierra siempre ha tendido a virtualizar su realidad circundante, producto de ello son las pinturas rupestres milenarias que encontramos en diferentes lugares del mundo.
En esas pinturas aparecen escenas de caza, pero no son la caza, es su virtualización; cazadores, pero no son cazadores, son su virtualización; y los animales que yacen muertos no son los animales, sino su virtualización. Se trata de un antiquísimo antecedente de la "realidad virtual".
En la Edad Media es sabido que los reyes y su corte se hacían retratar con los pintores de moda, pero en esos cuadros no están ni el rey ni su corte, sólo su virtualización; pero a ellos eso no les importaba, estaban seguros que así trascenderían. Lo virtual, a diferencia de lo real, puede vencer a la muerte.
Con el invento de la fotografía, otra vez, quienes tenían los recursos económicos necesarios posaban largos minutos inmóviles para quedar retratados por esas antiguas máquinas que necesitaban mucho tiempo de exposición para fijar la imagen. Pero los sacrificios no importaban, la virtualización hacía que valgan la pena.
Pero va a ser a fines del siglo XIX cuando la virtualización va a dar el gran salto con la invención del cine. Una virtualización de una realidad cualquiera resulta mucho más impresionante si se mueve. El impacto es tal, que desde un inicio los espectadores empiezan a confundir lo real con lo virtual; así en una memorable función de los hermanos Lumiere, la audiencia saldría corriendo despavorida al ver que un tren virtual se les venía encima. Temieron que lo virtual podría matarlos realmente.
Este impacto no se ha detenido, por el contrario se ha acentuado, así es común que el público llore, ría, se asuste, se enternezca, se asquee, suspire o maldiga con lo que ve en la pantalla como si esto fuera real, a pesar de que es plenamente consciente de que es meramente virtual.
Y aún más, no faltan quienes se enamoran de algún personaje como si el amor no distinguiera de realidades y virtualidades; y aún cuando el deseo amatorio surja por la o el artista y no por los personajes que representan, el asunto sigue siendo puramente virtual. Pues los amantes nunca han conocido ni conocerán, ni siquiera han visto ni verán al objeto de sus amores, sólo conocen y han visto su virtualización.
Con el invento de la televisión la virtualización se torna imperante. El televisor se instala en medio de nuestras casas y en medio de nuestras vidas, las que en gran medida giran alrededor de lo que el susodicho aparato transmite. Nuestra realidad cada vez cede más espacio a lo virtual al punto de casi instalarnos por completo en la virtualidad. Así empezamos a vivir la historia de las novelas como si fuera nuestra biografía, la experiencia vicaria que nos proporcionan los talk y reality shows se va convirtiendo en nuestro gesto más vital. Nada más arriesgado que practicar el paracaidismo desde nuestro sofá ubicado frente al televisor.
De pronto la realidad que nos rodea se va tornando puramente virtual, y como el proceso se da a espaldas de nuestros deseos conscientes no nos percatamos del fenómeno y vamos cada vez más confundiendo los ámbitos real y virtual. Así, cuando vemos al presidente en la pantalla del televisor, de verdad creemos que es él, pero no lo es, es su virtualización. Y cuando vemos noticieros creemos estar siendo testigos de los hechos, pero no son los hechos los que están ante nuestros ojos sino su mera virtualización.
Además, la virtualización no necesariamente se corresponde objetivamente con la realidad. Las posibilidades de manipulación en el mundo virtual casi son infinitas en el nivel tecnológico de la sociedad contemporánea, y de ello no somos plenamente conscientes.
Resumiendo esta parte, podríamos decir que la historia de la relación entre lo real y lo virtual ha sufrido un proceso notorio de cambio. En un principio lo virtual simplemente intentaba representar a lo real. Luego lo real para serlo tenía que haber sido virtualizado, es decir que la condición de real de las cosas no fue suficiente para dar cuenta de su realidad, paradójicamente, su realidad para ser plena necesitaba de su virtualización; es decir, salgo en la televisión, luego existo. Y hoy en día lo virtual incluso ha logrado desprenderse de lo real, ya no lo necesita de referente para dar signos de realidad, lo virtual se basta a sí mismo.
Ya no es la imagen en el espejo de alguien que se mira en él, sino que ese alguien se construye en base a la imagen del espejo. Soy virtual, luego soy real aunque no exista. Se trata de la imagen del Gran Hermano de la novela "1984" de George Orwell, que sólo es vista en los afiches y en las pantallas, nadie sabe con certeza si existe realmente, pero eso no importa, su poder es incuestionable.
Con la invención de las computadoras el reino de lo virtual se fortalece aún más, dando lugar a la denominada sociedad virtual. Pero va a ser una innovación tecnológica ligada a la informática la que en verdad va a crear un mundo paralelo, un mundo virtual en donde las relaciones humanas se trastocarán y el espacio y el tiempo parecen desaparecer. Estamos hablando de Internet y el cibermundo que encarna, con sus cibernautas, ciberdelitos, ciberpolicías, cibersexo, ciberinfidelidades, ciber-romances, ciber etc. etc.
Internet es un conjunto bastante grande de computadoras conectadas entre sí y distribuidas a través del mundo con características muy peculiares y más o menos anárquicas en el sentido no tanto del desorden sino de la libertad. Y es en ese tejido físico donde se sobreponen una serie de servicios como el de la Web que es un tejido virtual, porque se tratan de millones de páginas electrónicas interconectadas entre sí, pero que a final de cuentas son ceros y unos grabados en los discos duros de las computadoras que forman parte de Internet, pero como no sabemos ?y no importa saberlo- en qué computadora exactamente está grabada qué página, hablamos no ya de soportes digitales, sino de soportes virtuales. Y es en este inmenso soporte virtual donde la idea de infinito se hace aprehensible.
5. LA BIBLIOTECA INFINITA
Las bibliotecas históricamente han tenido diversas funciones, entre ellas las de atesorar el conocimiento humano y la de poner al alcance del público ese conocimiento. Tal vez nunca como hoy, esas dos funciones aparecen perfectamente integradas; o mejor, nunca como ahora la tecnología nos da la posibilidad de integrar productivamente esas dos funciones.
Internet, con sus múltiples servicios, es la tecnología que hace posible el sueño de la biblioteca infinita y la posibilidad real de pasear por sus pasadillos y husmear en sus anaqueles, y, por qué no, llevarnos algún tesoro a casa.
Es la World Wide Web, o simplemente Web, la biblioteca de Babel sobre la que escribió Borges. Y el correo electrónico, el chat multimedia, el vídeo bajo demanda, la transferencia de archivos, las listas de interés, los grupos de discusión y los cada vez más impresionantes servicios que ofrece Internet, la nueva relación entre el bibliotecario y el usuario, o mejor entre la biblioteca y el usuario.
Y es que por un momento parece como que ya no fuera necesario el bibliotecario en cuanto intermediario entre la biblioteca y el usuario, pues en cuanto a organizador de la información su papel, hoy más que nunca, sigue siendo fundamental. Pero ni su papel de intermediario debe desdeñarse ya que si bien la biblioteca está al alcance de la mano del usuario, esta está toda revuelta y es imprescindible, si se quiere eficacia y eficiencia, contar con personal calificado para navegar en el caos y alcanzar al usuario lo que anda buscando o cuanto menos instalar algunos faros de referencia en el cada vez más grande mar de la información.
Supongamos por un momento que todo el saber humano, o mejor, que todos los productos culturales estén colgados en la red; imaginémonoslo sin temor porque es tecnológicamente posible hacer esto hoy. Tendríamos una suerte de biblioteca infinita al alcance de un clic, pero no sólo eso, también una pinacoteca, una fonoteca, una videoteca, hemeroteca, etc. La visión es maravillosa en el sentido exacto de la palabra.
Pero no sólo eso, esta biblioteca carece de espacio y de tiempo. La información que contiene puede estar en cualquier parte y eso a fin de cuentas no interesa, lo importante es que está a nuestro alcance, las barreras del espacio han caído derrotadas. Y con el tiempo sucede lo mismo, puesto que inmensas cantidades de información pueden ser obtenidas en tan sólo unos segundos, acceso en tiempo real que le dicen.
Resulta entonces, que todos los productos culturales creados a lo largo de la historia pueden estar a nuestro alcance sin tener que esperar ni desplazarnos, sino hasta donde exista una computadora conectada a Internet.
Podríamos entonces suponer que la Web es una especie de edificio inmenso que contienen todos los productos culturales y cuenta con elevadores ultra rápidos que nos permiten movernos a gran velocidad para revisar la información que nos interesa. Pero ni esta metáfora resultaría suficiente, porque no podríamos llevarnos a casa cuanto quisiéramos; tendríamos que colocar en cada uno de los pasillos una o más fotocopiadoras, reproductoras de vídeo, grabadoras, etc. que nos permitan obtener las copias deseadas.
Pero, ni aún así, y es que la nueva biblioteca infinita, y esa es su característica más importante, no condena al usuario al papel de lector, sino que le da la posibilidad de convertirse en autor o en mero comentarista de lo que lee, esto gracias a la facilidad de colgar nuevas páginas electrónicas, pero sobre todo gracias a la tecnología hipertextual.
El hipertexto, no obstante, tendrá otro papel fundamental en la biblioteca infinita y es la de establecer relaciones infinitas entre los infinitos productos culturales existentes en ella. Así uno podrá empezar leyendo La Divina Comedia de Dante y terminar escuchando a Paganini o algún tema de Marilyn Manson, no sin antes revisar la obra de van Gogh. O empezar por la Divina Comedia, pasar a "Lo que el viento se llevó" y terminar escuchando alguna ópera de corte amoroso; porque la obra de Dante habla del infierno, pero también del amor. Lo que trato de decir es que el hipertexto da la posibilidad de innumerables conexiones que no necesariamente exigen concluir lo que se lee, escucha o se ve, es lo que se ha llamado la crisis de la linealidad.
Atención, estamos describiendo una biblioteca infinita que está formada por infinidad de productos culturales, pero que al mismo tiempo forma un solo producto cultural que los integra a todos. Sé es uno y muchos al mismo tiempo, la idea parece religiosa, pero es tecnológica.
En ese único producto cultural integral es en el que viaja el usuario con infinitas posibilidades de ruta, cada una de ellas es, a fin de cuentas, también otro producto cultural.
Infinitos productos culturales que son uno al mismo tiempo que se deja pasear de diferentes modos, constituyendo cada uno un nuevo producto cultural. Esta es la sagrada trinidad de la biblioteca infinita.
6. LA ORGANIZACIÓN INTERNA: EL HIPERTEXTO
Estamos en una época a la que algunos han llamado "era de la información" por el papel fundamental que ésta, entendida como conocimiento, juega en la economía mundial. En el ámbito académico el espectacular desarrollo tecnológico que la acompaña suele marearnos y creemos estar ya a la par cuando tenemos acceso a sus productos: la computadora personal, Internet, etc.; pero cuidado, esto no basta; pues como bien dice Roberto Aparici: "Para la sociedad informatizada, las nuevas tecnologías de la información constituyen uno de sus elementos claves y su incorporación en contextos educativos en función del modelo económico actual, suele implicar un uso mecánico y eficientista.
Este modelo casi uniforme y extendido a escala mundial no sólo es fomentado por las empresas sino también por los propios administradores educativos que, la mayoría de las veces, no tienen las competencias mínimas en este campo, pero son los responsables de la toma de decisiones en un ministerio o en una universidad" (APARICI).
No basta entonces con que una universidad o un colegio posea cientos de computadoras, ni que estas estén conectadas a Internet, sino que lo que nos coloca a la altura o no de la sociedad de la información es la manera como utilizamos estas tecnologías.
Hay limitaciones económicas, sin duda, pero también hay limitaciones de imaginación e iniciativa, las que precisamente por nuestras carencias presupuestales, resultan imperdonables.
Reducir el uso de Internet a la búsqueda de información sobre un determinado tema es no sólo desperdiciar las potencialidades tecnológicas que tanto nos ha costado tener, sino también -y es lo más grave- repetir errores pasados con tecnologías modernas (la búsqueda en Internet puede reducirse a "marcar todo", "copiar", "imprimir"). De nada sirve reemplazar la tiza de yeso por el computador si los esquemas de enseñanza-aprendizaje siguen siendo los mismos. Toda nueva tecnología de comunicación exige un nuevo lenguaje, toda nueva tecnología educativa reclama nuevos métodos de formación académica.
Con este artículo, precisamente, lo que pretendemos es sugerir el uso del hipertexto y su soporte tecnológico como una nueva propuesta de enseñanza ? aprendizaje, sobre todo para las ciencias sociales.
Uno de los "problemas" fundamentales de las ciencias sociales es su carácter multiparadigmático, es decir la coexistencia de varias teorías para explicar de manera diferente los mismos fenómenos, con el agravante de que algunas teorías presumen de tener carácter científico y que todas niegan, por lo menos en parte, la validez de sus adversarias.
El proceso de enseñanza de las ciencias sociales en estas condiciones fácilmente puede derivar en sectario, cuando el profesor presenta el paradigma que profesa como verdad o como postura única y la labor de los alumnos queda reducida al aprendizaje de la estructura teórica de dicho paradigma y en el mejor de los casos a su aplicación para casos concretos.
Pero aún cuando el docente se preocupe por presentar diferentes paradigmas, el aprendizaje seguirá siendo pasivo o aplicativo, y no crítico, ni creativo, si es que no se promueven los debates y el ejercicio de opinar y argumentar. Y aquí chocamos con las barreras que nos ponen clases masificadas y un número limitado de horas para cada asignatura. La tecnología del hipertexto puede acudir en nuestra ayuda.
Cuando Borges describe el Aleph lo hace de forma sucesiva, pese a que el Aleph es todo lo contrario, y lo hace "porque el lenguaje lo es" (sucesivo).
El autor de Ficciones, reclamaba de esta forma, acaso de manera inconsciente, el nacimiento de una nueva tecnología que permitiera un lenguaje no secuencializado, un lenguaje que pretenda no ser lineal y que aspire a contenerlo todo como el Aleph, el hipertexto.
Para describir el origen del hipertexto y sus características fundamentales, seguiremos a Roque Molluso (MOLLUSO).
Este autor cita a Vannevar Bush ("El conjunto de la experiencia humana está creciendo a un ritmo prodigioso, pero los medios que empleamos para desplazarnos por este laberinto…son los mismos que utilizábamos en los tiempos de las carabelas") para explicar las razones que movieron al invento del Memex, el antecedente tecnológico del hipertexto. El Memex bushano consistía en un dispositivo en el que se guardaban libros, archivos y comunicaciones, y que podían ser consultados con gran rapidez y flexibilidad. Se trataba de un sistema de búsqueda rápida de archivos microfilmados que podían ser observados a través de una pantalla transparente; pero que además, y es lo más trascendente, permitía agregar notas, comentarios, etc. Estamos a mitades del siglo XX.
Molluso sigue: "Mediante este inicial antecedente del hipertexto se comenzaba a abrir la posibilidad de una relación asociativa entre artículos con lo que se iba conformando un recorrido no lineal ni único, sino que dependía de los intereses del proto-navegante, conformando trayectos mas acordes con el funcionamiento asociativo de la mente humana". Esto "lleva a plantear la necesidad de crear un texto virtual en el cual se permita una mayor interacción que trascienda los límites físicos del libro" El Memex, de hecho, ya permitía saltar automáticamente de un artículo a otro, según el interés del lector, esta capacidad es lo que se va a llamar link o nexo en los actuales sistemas hipertextuales.
En 1989 el Laboratorio Europeo para la Física de Partículas, el CERN, inició el trabajo de lo que en 1992 se convertiría en la World Wide Web, la red de páginas electrónicas en las que el hipertexto tendrá el papel estrella. Pero su definición es más antigua, en la década del ´60 Theodor Nelson precisa: "Con hipertexto, me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva.
De acuerdo con la noción popular, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios para el usuario". Cuando lo que se conecta no es sólo texto, sino sonido, imágenes fijas, imágenes en movimiento, animaciones, paseos virtuales, etc. estamos hablando de hipermedia, aunque es bueno precisar que en el lenguaje común y aún en el académico la tendencia es a que el término hipertexto englobe al de hipermedia, cuando en estrictu sensu es exactamente lo contrario.
Robert Horn propone otra definición más técnica para el hipertexto: "La existencia de una liga o lugar en cualquier parte de un texto almacenado en la computadora que vincule dicho documento con otro lugar en el mismo o diferente texto, el acceso será rápido y facilitado por botones o cualquier otra herramienta para una navegación no-lineal" (AGUILAR y CUENCA).
Esta definición establece que el hipertexto incluye no sólo su estructura, sino también su soporte informático, aunque esto no quita que puedan encontrarse otros soportes en los que puedan aparecer algunas de las características estructurales del hipertexto, incluso libros escritos para una lectura no secuencial como el conocido ejemplo de Rayuela de Cortázar.
Al mismo tiempo, es necesario precisar que un emparejamiento mecánico de la WWW con el hipertexto es erróneo, pues aunque en ésta existan abundantes ligas, vínculos o links, son necesarias otras características más complejas y profundas para que podamos hablar de un hipertexto propiamente dicho, como veremos en los párrafos que siguen.
Manuel Francisco Aguilar Tamayo e Iliana Cuenca Almazán nos hablan de los tres elementos del hipertexto: "los nodos o lexias, los vínculos o ligas y el interfaz de navegación. Los nodos o lexias, son ´núcleos de contenido´ o unidades de información que podrán contener información a manera de texto, información gráfica o sonora… Por tanto, un nodo o lexia será una ´unidad´ en cuanto contenga significados suficientes para dar un sentido y que sea coherente por si misma, es decir sea una unidad de significado.
Por ello, una lexia podría tener la forma de un enunciado, un párrafo o un conjunto de párrafos cuya significatividad no requiera de ninguna otra lexia. Con respecto a los vínculos o ligas, estos son las relaciones que se establecen entre los nodos o lexias y que pueden ser establecidas en distintos momentos y bajo distintas perspectivas.
Es posible que los vínculos sean marcados por el autor del hipertexto, o bien por el lector del mismo, ambos por un criterio semántico o asociativo o como parte de una estrategia de lectura. Ya que… el hipertexto tiene una existencia informática, es decir, debe ser soportado por la computadora, la visualización, selección y acceso a las lexias requieren de vínculos que necesitan de una activación por parte del lector, de ahí la necesidad de un interfaz… cuya activación se realiza mediante la selección y acción del mouse o de alguna tecla o botón. El aspecto visual del interfaz facilita comprender o representar la estructura o contenidos del hipertexto ayudando al lector/usuario a tener el acceso a la información y la recuperación de esta". (AGUILAR y CUENCA).
La World Wide Web es el lugar donde se halla por excelencia el hipertexto; se trata de millones de links, vínculos o nexos que nos permiten saltar de un lugar a otro, de una información a otra. Semejante cantidad de posibilidades hace que la Web se publicite como interactiva, es decir como un espacio en que el usuario o usuaria no es mero receptor o receptora, sino que tiene un papel activo. Sin embargo, esto no es tan cierto cuando los múltiples caminos han sido trazados de antemano y nuestra libertad se restringe a la elección de los caminos prefijados, es decir se trata de una libertad de consumo, pero no de producción.
La WWW posee en comparación a sus espacios cerrados muy pocas páginas en las que el usuario o usuaria tiene la posibilidad real de producir mensajes con contenido cognoscitivo o ideológico. Se trata entonces de un hipertexto cuya mayor riqueza es la gran cantidad de ramificaciones que nos ofrece, y su peor miseria la poca o nula capacidad de participar en la creación de nuevas ramificaciones.
Esta no es una limitación tecnológica, pues es perfectamente factible abrir los hipertextos a nuevos planteamientos, se trata más bien de un limitante político-comunicacional que es resultado del nuevo orden mundial en que bajo la apariencia del libre acceso a la información, subyacen sistemas profundamente asimétricos en las etapas de producción, circulación y consumo de esa información.
Pero ese no es el tema de este artículo, sin embargo era necesario referirlo para escapar del círculo de quienes embobados por los avances tecnológicos pierden de vista las connotaciones políticas, culturales e ideológicas que sustentan su uso en la sociedad contemporánea.
La defensa que hacemos aquí del hipertexto es en cuanto a las posibilidades que nos da su preformance tecnológica y no en cuanto al modelo de su uso que se ha impuesto en la denominada sociedad de la información.
De otro lado, es necesario anotar que si bien el hipertexto tiene su hábitat natural en la Web, es posible construirlo prescindiendo de ella a través de las últimas versiones de los procesadores de textos, lo que redunda en un menor requerimiento económico y tecnológico, pero que al mismo tiempo no nos encierra, como pudiera parecer, en un círculo pequeño de hiperlectores e hiperescritores, pues es posible en cualquier etapa del desarrollo del hipertexto colgarlo en la telaraña mundial de la información.
Pero en la actualidad también existe software que se adecua bastante bien a las estrategias de enseñanza en base al hipertexto, tal es el caso del Atlas TI, el que gracias a sus características "amigables" permite a los profesores y estudiantes concentrarse en las actividades de aprendizaje, obviando los aspectos netamente tecnológicos o computacionales; lo que no ocurre por ejemplo cuando se intenta construir hipertextos mediante la elaboración de páginas web o de un producto multimedia.
"El Atlas TI, es una herramienta que permite desarrollar, alrededor de documentos (en varios formatos como: fotografía, gráficos, imágenes, video, audio o texto), una estructura interrelacionada de notas y reflexiones sobre el análisis de los documentos seleccionados. Atlas TI permite utilizar las interrelaciones entre notas, reflexiones y los documentos para crear ligas o vínculos entre ellas, es decir, ayuda a elaborar nodos y a vincularlos, construyendo progresivamente una estructura hipertextual" (AGUILAR y CUENCA).
La forma lineal que tenemos de escribir y leer nos viene de siglos y según algunos investigadores tiene su nacimiento primigenio en la forma en que están estructuradas nuestras neuronas. De hecho, mucho de lo que hacemos lo hacemos linealmente y hasta se recomienda en la sabiduría popular "no hacer más de una cosa a la vez". Se trata de la cultura del libro, en la que el orden es secuencialidad.
Sin embargo, desde hace algunos años, otras voces sostienen exactamente lo contrario y atribuyen nuestro ordenamiento neuronal, precisamente, a la práctica extendida mundialmente de la escritura y la lectura lineal; y aún van más lejos y sostienen que esta forma de estructuración de nuestras neuronas no es la más "natural", sino que es más bien "forzada".
Y ¿cuál es entonces la forma "natural" que tienen nuestras neuronas de conectarse? La de redes, ramificaciones que derivan en ramificaciones, dando posibilidades a procesos mucho más complejos que los que permite una organización lineal. Se trata de la suposición de que la mente funciona por asociación de ideas en base a intrincadas tramas formadas por las células del cerebro. De allí la facilidad con la que los internautas aprendices navegan por la Web sin haber recibido mayor entrenamiento para semejante empresa.
También aquí tiene cabida el tema de la lateralidad cerebral, pues el hipertexto se relaciona básicamente con el hemisferio derecho del cerebro, ese que prácticamente ha sido ignorado por la cultura occidental, sobre todo por sus instituciones académicas, es decir por las universidades y los colegios en los que nos formamos y en los que formamos.
Según Bernardo Ceprián Nieto si se incluyera las capacidades del hemisferio derecho del cerebro en el proceso de enseñanza-aprendizaje académico, las implicaciones didácticas pueden llegar a ser impresionantes, "Pues bien, se sabe que este arrinconado, olvidado y marginado hemisferio… es un hemisferio esencialmente analógico, es decir, establece relaciones entre los hechos concretos como estructuras globales a partir de la semejanza, no respondiendo al modelo causal y analítico característico del hemisferio izquierdo… Se trata, por tanto, de un hemisferio intuitivo, altamente emotivo… El hemisferio derecho es asimismo predominantemente holístico, multidimensional y cualitativo; nada cuantificador, por tanto; y procesa la información como un impacto vivo que metaboliza e integra al instante en una totalidad, como si tal impacto surgiera de dentro, ajeno luego a los referentes externos de donde han provenido dichos impactos.
Por eso, para este hemisferio es real todo lo que siente como tal, no distinguiendo entre el yo y los otros o entre un dentro y un afuera. Por lo mismo, su verdad es siempre una verdad sentida, altamente emotiva, poco que ver con la verdad supuestamente objetiva o la verdad expresada y elaborada culturalmente por el hemisferio izquierdo…
Una característica llamativa de los procesos perceptivos del hemisferio derecho es su desconocimiento del espacio y del tiempo. Aunque lo que percibe este hemisferio transcurre siempre en un escenario determinado, la línea argumental de lo percibido, como ocurre en los sueños, no sigue nunca un orden lógico y temporal… Si efectuáramos un contraste entre esta manera específica de procesar la información del hemisferio derecho y el lenguaje utilizado por la publicidad, el cine, y, en general, por todos los medios audiovisuales, se entendería mejor la fuerte capacidad de seducción de dichos lenguajes, su capacidad hipnótica, el embelesamiento, la obnubilación y la gran capacidad de identificación que provocan, así como el alto despliegue de emotividad y creatividad simbólica que con frecuencia derrochan… La cultura occidental basada hasta ahora en el desarrollo y predominio abusivo – casi paroxístico – del hemisferio izquierdo, no sólo ha ignorado olímpicamente esta manera de percibir, sino que ha provocado una escisión que ha derivado en un exceso de abstracción, conceptualización y análisis a expensas precisamente de la emotividad, la creatividad, la analogía, las verdades sentidas y el simbolismo… Una didáctica de la lengua y la literatura, por ejemplo, que ignore los procesos perceptivos del hemisferio derecho, en mi opinión, habitará permanentemente en la inopia. Si la palabra no consigue alucinar – impactar -, si no recupera su capacidad de embrujo desde una estética distinta de la retórica convencional dominante en la mayoría de las instituciones educativas actuales, no resultará extraño que la comunicación verbal tienda a retraerse y busque cobijo en expresiones telegráficas…" (CEPRIAN)
Sin embargo, y como se deduce del párrafo anterior, no se trata ahora de olvidarnos del hemisferio izquierdo. "El riesgo al que asistimos en la actualidad, sin embargo, puede radicar precisamente en bascular en exceso hacia el hemisferio derecho, lo que filogenéticamente constituiría una involución, sacralizando de forma confusa la no linealidad, la hipertextualidad espectacular, vertiginosa y totalmente aleatoria, relegando la capacidad de discernimiento crítico del hemisferio izquierdo. Tal protagonismo descompensado del hemisferio derecho -potenciado ahora por la revolución tecnológica que estamos viviendo- nos podría retrotraer como especie a una fase… infantiloide observable sintomáticamente en determinados lectores hipertextuales tipo zombi… de tal suerte que se cortocircuitarían los procesos de maduración de aprendizajes basados en las conquistas culturales definitivas del hemisferio izquierdo (conceptualización, abstracción, interpretación, análisis, …)… Sería indispensable, desde luego, una educación rigurosa en la sincronización hemisférica, toda vez que la ciencia desde muchas vertientes confirma permanentemente nuestra enigmática lateralización cerebral" (CEPRIAN).
Es cierto, que algunas de las cosas que aquí se han dicho pueden ser calificadas de mera especulación científica, pues los estudios del funcionamiento del cerebro humano aún son incipientes pese a los avances logrados en los últimos años. Pero eso no invalida que merezcan tenerse en cuenta y bastan para promover, por lo menos como alternativa complementaria, el uso del hipertexto como herramienta pedagógica.
Roque Molluso ha recolectado las posiciones de grandes pensadores sobre una nueva forma de leer y de escribir que bien podrían encarnarse en el hipertexto. Barthés dice: "En este texto ideal, abundan las redes que actúan entre sí sin que ninguna pueda imponerse a las demás; este texto es una galaxia de significantes y no una estructura de significados; no tiene principio, pero sí diversas vías de acceso, sin que ninguna de ellas pueda calificarse de principal; los códigos que moviliza se extienden hasta donde alcance la vista; son interminables…; los sistemas de significados pueden imponerse a este texto absolutamente plural, pero su número nunca está limitado, ya que está basado en la infinidad del lenguaje".
Baudrillard apunta: "El texto electrónico es el primer texto en que el elemento de significado, la estructura y el aspecto visual son básicamente inestables. A diferencia de la imprenta, o de los manuscritos medievales, la informática no impone que ningún aspecto de lo escrito quede determinado para toda la vida del texto. (…) Toda la información, todos los datos del mundo informático son una especie de movimiento controlado, por lo cual la predisposición natural de la escritura electrónica es hacia el cambio". Y Foucault añade: "…las fronteras de un libro nunca están claramente definidas… atrapado en un sistema de referencias a otros libros, otros textos, otras frases: es un nodo dentro de una red… (…) …una red de referencias". (MOLLUSO) Tanto el texto ideal de Barthes como la red de referencias de Foucault en el momento en que fueron planteadas sólo existían en el cerebro, en la actualidad siguen sin ser palpables, pero son ya virtualmente existentes en las estructuras hipertextuales.
El hipertexto da origen a la hiperpoesía, a la hipernarrativa, y la hipermedia a la hipermúsica, al hipercine; estamos hablando, téngase en cuenta de la renovación del arte como lo conocemos, del nacimiento de una nueva cultura. Nuestro cerebro siempre ha sido hiper, puesto que ofrecía para cada percepción infinitos enlaces posibles, hoy los objetos percibidos pueden también ser hiper en sí, sin tener que pasar por nuestro cerebro.
El proceso de enseñanza a fin de cuentas puede reducirse a un discurso, y por tanto el aprendizaje dependerá en gran medida de las características de éste. Creemos que en Latinoamérica predomina el discurso educativo que surgió junto con la modernidad y sus paradigmas, tema que no desarrollaremos aquí, sino sólo en cuanto a los objetivos de nuestra exposición: proponer al hipertexto como un nuevo "discurso" de enseñanza más acorde con el tipo de aprendizaje que los paradigmas posmodernos exigen.
La modernidad en esencia es lineal, desde la percepción que tiene del tiempo hasta las fajas de producción, pasando por su propuesta de desarrollo y su ordenamiento de la historia. La educación moderna no escapa a esta fórmula que queda perfectamente explícita en la denominada clase magistral.
La clase magistral tiene un perfecto orden y sólo en ocasiones es interrumpida por preguntas que constituyen, en última instancia, tan sólo obstáculos a salvar a fin de mantener la secuencia lineal, entendida como rigurosidad científica y claridad de exposición.
La forma de la clase magistral está conectada, sin duda, a la habitual manera que tenemos de organizar nuestros discursos escritos, tanto en su producción misma (el acto de escribir) como en su consumo (el acto de leer).
En el texto se recrea el paradigma de la educación tradicional según el cual el profesor es el que sabe y los alumnos los que ignoran, convirtiéndose el proceso de enseñanza-aprendizaje en un proceso de traslado de conocimientos del profesor a los alumnos. Lo mismo sucede con el texto, decíamos, el autor es el que sabe y los lectores los que ignoran, la lectura es así el mecanismo a través del cual los conocimientos del autor se trasladan a los lectores.
Con el hipertexto la cosa es diferente, el (hiper) lector es al mismo tiempo, o por lo menos puede serlo, autor; y entonces la lectura se convierte en una confrontación de ideas que puede manifestarse en una adhesión o en un disentimiento, pero lo más importante aquí es que esa adhesión o disentimiento se hipertextualiza, de tal manera que será materia de lectura para nuevos lectores que enfrentarán al hipertexto ya modificado con las mismas prerrogativas que el lector primigenio, y así hasta el infinito.
El hipertexto, fomenta el debate, mientras el texto es más proclive a la aceptación, al sometimiento. La Biblia sólo pudo ser escrita en texto, este es la forma natural de los dogmas. Y en ciencias sociales, ¿a cuántos libros, a cuántos textos hemos convertido en biblias? Una actitud librepensante reclama el hipertexto como herramienta de exposición de ideas, cuánto más si se trata de formar a los jóvenes. (Hacemos la salvedad que tanto la Biblia cristiana como las otras "biblias" suelen ser utilizadas "hipertextualmente" en el sentido de acceder a la información que contienen no en forma lineal, sino acudiendo indistintamente a capítulos o estructuras textuales más pequeñas, pero en ambos casos lo leído tiene las condiciones de inmutable e incuestionable, lo que contradice la esencia misma de lo que aquí llamamos hipertexto).
"Sin embargo, en lo que respecta para fines educativos, el que un software cumpla con un "funcionamiento" hipertextual no basta para provocar ciertos aprendizajes sobre todo aquellos aprendizajes deseables curricularmente… Por ello el implemento del hipertexto como estrategia de enseñanza y aprendizaje requiere de tomar a consideración otros elementos más que la simple elaboración de documentos hipertextuales…. Los usos del hipertexto en la educación son variados y dependerán de la perspectiva que se asuma acerca de aquello que es: el aprendizaje, la enseñanza, la evaluación de lo aprendido, los tipos de contenidos o conocimientos que se pretenden enseñar y aprender y, la aplicación o uso que se supongan para tales conocimientos y aprendizajes" (AGUILAR y CUENCA).
En ese sentido, Aguilar y Cuenca proponen el enfoque de Jonassen, Peck y Wilson para el uso de la tecnología con fines pedagógicos, el cual "rechaza de entrada una concepción de la tecnología como medios para la "entrega" de información y se preocupa por un uso de la tecnología como facilitadoras y provocadoras de los aprendizajes que permitan la construcción de conocimiento por parte de los aprendices" (AGUILAR y CUENCA). Estamos en los terrenos del constructivismo.
El hipertexto reniega de la linealidad y de la unidad como valores, por tanto concuerda con los paradigmas de la posmodernidad, y permite, además, el desarrollo de la creatividad, el trabajo en equipo y que el alumno juegue un papel más protagónico en el proceso de la enseñanza-aprendizaje.
Nos parece que al menos en ciencias sociales -en otras latitudes ya hay experiencias considerables en la enseñanza de la literatura- el hipertexto puede trabajar muy bien, pues en tiempos de incertidumbre los discursos acabados suenan a fundamentalismo y a imposición; y el hipertexto es un discurso en esencia inacabado, abierto incluso a contradicciones y hasta negaciones del discurso "madre". Nada más acorde para esta época en que las verdades sólo lo son hasta que se demuestra lo contrario.
En esta perspectiva, cada capítulo de una asignatura podría estructurarse en un hipertexto construido tanto por el docente como por los alumnos, y al mismo tiempo se ligaría con los hipertextos de los otros capítulos, convirtiéndose la asignatura toda en un gran hipertexto siempre vivo y siempre sujeto a revisión por las promociones futuras de estudiantes y profesores. Pero si nos ponemos este límite, estaríamos en contra de la misma esencia del hipertexto que es su desconocimiento de límites temáticos; y aquí surge el temor del extravío en una maraña de conocimientos que recorre todas las ramas del saber humano y el consecuente fracaso en el encausamiento de los alumnos por parte del docente en unos objetivos bien definidos y explicitados en el sílabo.
Tecnológicamente es posible poner los límites de los que renegamos y terminar con el miedo al extravío, pero acaso ese miedo sea cultural y el extravío relativo, y entonces estamos frente a un reto mayor que consistiría en revolucionar la cultura de nuestras instituciones académicas de tal forma que extravío signifique no salirse del cauce.
Como bien dice Bernardo Ceprián Nieto "al no existir una ruta correcta y única condicionada por necesidades curriculares como ocurre actualmente en cualquier centro de enseñanza, los conceptos de asignatura, de especialidad, de selección y distribución de contenidos por cursos, niveles, años escolares, etc. acusarían una profunda conmoción".
De hecho, hasta lo que actualmente se considera valioso en el acto del conocimiento, según este autor, sufriría un vuelco: "El conocimiento adquirido por el usuario con una sola entrada en la red sería en sí mismo la experiencia de haber navegado por la red, del mismo modo que conocemos las calles de una ciudad, es decir, el viaje sería más valioso que el destino y las relaciones entre los datos más valiosas que éstos". Y hasta la misma inteligencia sería replanteada: "La inteligencia… no radicaría sólo en la capacidad para procesar, integrar, almacenar y memorizar información, sino en la imaginación con que cada persona construiría su propio viaje".
No estamos entonces, frente a poca cosa, el reto es inmenso, pero según nuestro autor podemos ser optimistas si tomamos una "… clara conciencia de lo que ya ha comenzado a gestarse, valorándolo y analizándolo como se merece, no… dando la espalda a los nuevos síntomas evidentes o, lo que es peor, desde la ignorancia, aceptando de una vez por todas que nos encontramos ante algo radicalmente nuevo y de consecuencias imprevisibles tanto socioculturales como cognitivas". Además debemos "Continuar profundizando en los conocimientos secuenciados y lineales que hasta ahora habían sido y continúan siendo su fuerte (de las instituciones educativas), pero desde una lógica más borrosa, con perspectivas más flexibles, dando entrada en las aulas al pensamiento imaginativo para establecer sincronías y diacronías, recomponer déficits, promover sinergias críticas e interrelaciones significativas… Pero sobre todo, las instituciones educativas habrán de replantearse desde unas premisas distintas la epistemología y la metodología para acceder al saber en las aulas presenciales, insuflando derivaciones sociales distintas para el conocimiento académico, promoviendo esta nueva conciencia ecológica global que parece despuntar lentamente y subrayando a la vez una sutil y profunda solidaridad entre todo lo existente que habrá que reformular de nuevo" (CEPRIAN).
En este artículo no estamos pidiendo tanto, pero por algo hay que comenzar, "caminante no hay camino, se hace camino al andar", escribió Machado, y el verso calza perfectamente en el hipertexto como en la actitud que debemos tomar frente a semejante reto.
La tecnología por fin nos ha dado una herramienta para el pensamiento posmoderno -fragmentado, imaginativo le dicen otros- y no podemos desaprovecharla.
El soporte tecnológico que demanda no es muy costoso y la mayoría de nuestras instituciones educativas ya cuentan con él en medida suficiente para iniciar un proyecto piloto al menos.
Aguilar y Cuenca justifican la necesidad de integrar tecnologías como la del hipertexto en la educación superior por el hecho de que "las nuevas tendencias en la forma de trabajo, investigación y representación del conocimiento implican cada vez más el uso de las nuevas tecnologías, el uso de estas va más allá de una pericia técnica, implican el conocimiento de nuevas formas de relación del investigador con su objeto de estudio, nuevas formas de colaboración para la construcción de conocimiento, nuevas formas de comunicar el conocimiento e incluso de validarlo, y por supuesto nuevas formas de aprender y explicar lo que se aprende" (AGUILAR y CUENCA).
Además y reiterando, el lector del hipertexto a diferencia del lector del texto, puede ser al mismo tiempo autor, esto es, puede ampliar el hipertexto original para aclararlo, para adecuarlo a sus intereses, para corregirlo, o para negarlo y eso es, a fin de cuentas, poder.
Una juventud educada bajo estos esquemas que proponemos será fructífera intelectualmente, pero acaso lo más importante sea que, como dice Roque Molluso, así se estaría dando paso a la creación de una nueva subjetividad, en mi opinión mucho menos propensa a aceptar las jerarquías rígidas y menos dispuesta a que el partido se juegue teniéndola de mera espectadora. Acabamos de definir, sin proponérnoslo, la participación ciudadana.
Sostenemos que, el hecho de que un sector apreciable de la población latinoamericana siga teniendo el problema del analfabetismo absoluto y funcional no constituye excusa para no afrontar el problema del "hiperanalfabetismo" (ausencia de la capacidad de escribir y leer hipertextos), por el contrario, este problema se nos presenta como una gran responsabilidad y como una gran oportunidad al mismo tiempo, pues por un lado los llamados infopobres son cada vez más manipulables, y por otro podemos destacarnos académicamente ya que son muy pocos los centros de estudio que actualmente le dan la importancia que se merece al hipertexto como herramienta pedagógica. Hasta nosotros – y pedimos disculpas por la paradoja- queremos explicar las ventajas del hipertexto a través de este texto tradicional.
AGUILAR TAMAYO, MANUEL y CUENCA ALMAZÁN, ILIANA: Hipertexto y Aprendizaje en la Educación Superior, http://laguna.fmedic.unam.mx/mensajebioquimico/Mensaje_Bioquimico_Cuenca%
APARICI, ROBERTO: Mitos de la Educación a Distancia y de las Nuevas Tecnologías, www.uned.es/intedu/espanol/temas-de-debate/mitos/index.htm
CASAS, IGNACIO y OTROS: Internet para Todos, Santiago de Chile, Ed. Pontificia Universidad Católica de Chile, s/f.
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: Sobre el Concepto Hipertexto, www.fortunecity.com/campus/mcat/178/p2.html
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: Ideologías e Internet, www.fortunecity.com/campus/mcat/178/p2.html
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: ¿Estamos Informados Globalmente?
www.fortunecity.com/campus/mcat/178/p2.html
CEPRIAN NIETO, BERNARDO: Hipertexto, Nanotecnología y Educación: sobre redes, nudos y bucles, www.fortunecity.com/campus/mcat/178/p2.html
I PUIG, CARLES TOMAS: Del Hipertexto al Hipermedia: Una aproximación al desarrollo de las obras abiertas, www.iua.upf.es/formats/formats2/tom_e.htm
MOLLUSO, ROQUE: Hipertexto y Democracia, www.hipersociologia.org.ar/papers/mollusosp.html
RUEDA ORTIZ, ROCÍO: Hipertexto, ambientes de aprendizaje y formación, www.ciberespiral.org/bits/hiperte.htm
RUEDA ORTIZ, ROCÍO: Hipertexto: representación y aprendizaje, www.ciberespiral.org.bits/hipertex.htm
José Luis Ramos Salinas*
* Docente del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, Perú. Otros trabajos del autor se pueden leer en su blog: http://el7mocirculo.blogspot.com