2 Martínez, Adolfo C. "El caballero del miedo", en La Nación, Buenos Aires, 16 de mayo de 2004.
3 Ceratto, Virginia: "Gris de ausencia. Volver a empezar en un mundo nuevo", en La Capital, Mar del Plata, 26 de noviembre de 2000.
4 Göttling, Jorge: "Biografías de Buenos Aires", en Clarín, Buenos Aires, 4 de agosto de 2003.
6 Miyara, Alberto José: "Escritores judíos de Rosario: apuntes para el estudio de una literatura", en Feierstein, Ricardo y Sadow, Stephen A. (comp.): Recreando la cultura judeoargentina / 2 Literatura y artes plásticas. Buenos Aires, Editorial Milá, 2004.
7 Szwarcer, Carlos: "El café Izmir", en SEFARaires, N° 14 y 15.
8 Salatino, Carlos: e-mail enviado a M. G. R.
9 Spinetto, Horacio: "Los Oficios – Entre el Olvido y el Rescate – El Colchonero", en www.dgpatrimonio.buienosaires.gov.ar.
10 Cufré, Alcira Antonia: Inmigrantes en la Argentina, Tomo 3: Éxodo. La Plata, Vuelta a Casa, 2015. 126 páginas.
Baleares
Alvaro Abós escribió sobre Juan Torrendell, acerca de quien afirma: "Uno de los más singulares libreros y editores de Buenos Aires fue el mallorquín Juan Torrendell, cuyo sello Tor publicaba libros que no siempre respetaban su integridad (Torrendell solía tijeretear los originales para adaptarlos a los pliegos disponibles) pero que, a veinte o treinta centavos el tomo, llevaron autores clásicos y modernos a millones de lectores.
Acosado por una de las tantas "crisis", Torrendell tuvo una idea extrema: en su local de Florida, bajo una gran balanza, colocó carteles que ofrecían: "Un kilo de libros a 1 peso, dos kilos por 1,50". El escándalo fue memorable y a él contribuyó la airada protesta de la Academia Argentina de Letras para la cual la idea del mallorquín resultaba herética. En su erudita investigación Libreros, editores e impresores de Buenos Aires (1974), Domingo Buonocuore transcribe la solicitada aparecida en varios diarios el 6 de junio de 1934: la Academia pedía "al público lector" que no aceptara el sistema de libros por peso ya que "equipara la producción intelectual con una vil mercancía". Pero la librería estaba colmada a toda hora" (1).
En "El equipo de traductores de don Juan", Fernando Sorrentino escribe: "Lecturas seleccionadas y completas a precios que por su calidad son insignificantes. Estos volúmenes lujosamente presentados, con 250 y 300 páginas, impresos en papel de calidad superior y llamativas portadas en colores. Pedirlos en todas las buenas librerías de América.
El primer párrafo se encuentra en la contratapa de El fantasma de la Ópera (Buenos Aires, Tor, 1944), de Gaston Leroux; el segundo, en la de El hombre invisible (Buenos Aires, Tor, 1948), de Herbert George Wells. De que los precios eran insignificantes, no cabe duda alguna; pero nadie se atreverá ni siquiera a insinuar que los volúmenes estaban lujosamente presentados e impresos en papel de calidad superior. La Editorial Tor, que perduró —según creo— hasta más o menos 1950, tuvo un catálogo extenso y heterogéneo. De los muchos libros que —por su bajo precio— compré en mi adolescencia, sólo conservo algunas reliquias: conocí a Pedro Antonio de Alarcón por El capitán Veneno, y a Benito Pérez Galdós por Misericordia. Manuel Gálvez publicó en Tor sus polémicas biografías Vida de don Juan Manuel de Rosas, Vida de Sarmiento y Vida de Hipólito Yrigoyen. También apareció con ese sello la primera edición (1935) de la borgeana Historia universal de la infamia. Las novelas rosas de M. Delly eran vecinas de los libros críticos y filosóficos de Giovanni Papini. Y hasta un juvenil Bioy Casares editó, en 1933, con el seudónimo de Martín Sacastrú, su segundo libro: Diecisiete disparos contra lo porvenir" (2).
Notas
1 Abós, Alvaro: "Pasión por los libros", en La Nación, Buenos Aires, 4 de enero de 2004.
2 Sorrentino, Fernando: "El trujamán: El equipo de traductores de don Juan" Centro Virtual Cervantes © Instituto Cervantes (España), 14 de enero de 2004.
Cántabros
Eduardo González Lanuza nació en Santander en 1900; falleció en Buenos Aires en 1984. Recuerda los esfuerzos de su maestra por borrarle la pronunciación española: "En su bondadosa preocupación por su alumno me creó, sin sospecharlo, un serio problema, a sus oídos habituados a las dulzuras del decir criollo debieron molestarle las crudezas de mis acentos hispánicos, acaso el entusiasmo patriótico de aquellos años fervorosos del centenario, le inspiraron la urgencia de adaptarme de inmediato a lo argentino".
Así sucedió: "Ello fue que un cierto día decidió dedicarse durante los recreos a luchar con aquella, su suavidad, tan eficaz en mí, contra una erizada prosodia santanderina, tajante de jotas, capaces de degollar a quien las pronunciara, restallante bajo el doble látigo de las elles, resbaladiza de zetas y ce, para reemplazarla por la tierna indecisión de la ce argentina, vacilante entre la ce y la ese, limar el filo despiadado de las jotas y hacerme deslizar por las blanduras del yeísmo".
El alumno aprendió rápidamente: "Dócil a su reclamo, que además facilitaría mi trato con los compañeros al eludir las pullas que mi primitiva pronunciación provocaba, adelanté raudamente en el proceso de desintegración de la prosodia ibérica". Mas a los padres no les satisfizo este avance del niño: ""¡Pero ay de mí! En mi casa, mis padres opinaban de otra manera y las desacostumbradas inflexiones recién adquiridas por mi voz, eran consideradas pecado mortal, clarísimo índice de que a convertirme en un descastado. De ahí mi temprana condición de bilingüe que me hizo acomodar a modismos distintos, según que tuviera que hablar en casa o en la escuela" (1).
En la provincia de Buenos Aires vive Francisco Sainz, "Hombre solo, siempre. De recién cumplidos 85 y costumbres rudas como el campo. Hijo de un español de Santander, el primero de la familia en meter la mano en esas tierras, hace cien años. La casa está en lo alto del terreno y todo alrededor es horizonte limpio. Un patrimonio de cuatro mil hectáreas compradas de a pedacitos, en las entrañas de Buratovich" (2).
Notas
1 González Lanuza, Eduardo: citado en "Bajaron de los barcos. Historia de la inmigración en Argentina", por Colegio Schönthal, www.monografias.com.
2 Piotto, Alba (texto) y Digilio, Rubén (fotos): "Campo de batalla", en Clarín Viva, Buenos Aires, 21 de marzo de 2004.
Canarios
La Presidente del centro Archipiélago Canario de Buenos Aires, D. Liliana Acosta, manifestó en abril de 2017: "(…) lo que hacemos aqui durante estos setenta y seis años es seguir el legado que nos dejaran los socios fundadores de la institución, aquellos que necesitaron crear un espacio para reunirse y compartir las tristezas y las alegrías de la emigración. Y aquí han pasado muchos canarios, que han dejado su huella en estas paredes". Se refirió al primer artículo del Estatuto: difundir la cultura de los mayores y toda manifestación de su idiosincrasia. Difundir el acervo de la comunidad es "el guante que recogimos, nosotros y los que nos siguen – afirmó -; seguir adelante, porque en estos tiempos, es sumamente difícil". "Todos nos sentimos un poco emigrantes, porque sabemos que alli estan nuestras raíces, y siempre tenemos ganas de volver -agregó -; el hecho de estar reunidos, manifiesta el deseo de los distintos centros de seguir trabajando mancomunadamente por Canarias y por Argentina. Al respecto, se refirió a su padre, D. Alvaro Acosta Martín, anterior presidente del centro, cuyo ejemplo sigue. Señaló, además, la importancia del conjunto folklórico, que tiene tantos años como el centro de la calle Rivera Indarte.
Castellanos
Tania nació en Toledo en 1898; falleció en Buenos Aires en 1999. En 1998, apareció esta noticia: "Entre risas y lágrimas, Tania fue homenajeada por su trayectoria artística, y declarada Personalidad Emérita de la Cultura Argentina. Sentada en el escritorio de su compañero de toda la vida, Enrique Santos Discépolo, la actriz y cantante recibió la distinción de manos de la secretaria de Cultura, Beatriz Gutiérrez Walker. (…) " "Yo, que fui a tantas fiestas, que recorrí tantos países y que recibí tantos premios, incluso el del Rey de España, nunca estuve tan emocionada como ahora", dijo Tania con la voz entrecortada (1).
Una inmigrante nacida en Mataluenga del Bierzo, León, inspira a Niní Marshall: "su primer público es la gallega Francisca, la empleada doméstica, a la que ella inmortalizaría como "Cándida" " (2).
María Teresa León nació en Logroño en 1904; falleció en Madrid en 1988. En 1963, escribe la nota titulada "Soñemos con el viaje", en la que expresa: "A lo lejos nos está esperando el itinerario previsto o tal vez la emoción de ver de nuevo la aldea que se dejó al venir o la visita a los parientes de los abuelos, que deben estar en tal lugar…, o las ciudades madres de civilizaciones ilustres o los museos donde se almacena el ingenio humano o las formas diferentes de la vida de los hombres en este mondo cane, que a veces se dulcifica en las fiestas".
Ella también parte: "A punto de tomar el avión escribí hoy, amigas mías. Es mi pañuelo en el aire. Dicen que los argentinos son viajadores. Claro. Yo sé que todas las sensaciones de liberación me están aguardando pero, como cualquier abuela al ir a tomar la diligencia o el tren, yo siento palpitar mi alma. Gracias por ello. Debe ser vuestra amistad que me despide. Hasta pronto. Antes de que suspire estaré al otro lado del mar" (3).
Leonor Manso destaca la importancia que tuvo para ella el viajar a Segovia, tierra de su padre, "que se había ido de allí a los once años y sólo había vuelto de visita a fines de los 60". En Carbonero El Mayor, a unos cien kilómetros de Madrid, encuentra a sus tíos y recorre todo el pueblo "lleno de Mansos". Sobre esta experiencia afirma en 2000: "Me fui viendo y reconociendo en cada uno de ellos. También empecé a sentir cada vez más fiebre: era un golpe fuerte verme puesta frente a mis orígenes de una manera brutal" (4).
Alfredo Alcón recuerda a sus abuelos castellanos: "soy hijo único de madre viuda. Mi papá murió cuando yo tenía tres años. (…) Mi madre salió a trabajar y me criaron mis abuelos. (…) Mi abuelo trabajaba en el hipódromo y mi abuela trabajaba en casa. Eran unos castellanos de una nobleza y una vitalidad… Son de las personas que más he querido en mi vida".
La abuela tuvo que ver con el despertar de la vocación del nieto: "una vez mi abuela me llevó al cine y descubrí que esos seres que estaban allí no eran sólo luces y sombras, porque Bette Davis en la película estaba resfriada y se sonaba la nariz. Ahí descubrí que eran personas. Y empezó a inisnuarse la idea de que por ahí podía andar mi vocación, gracias al estornudo de Bette Davis" (5).
La periodista Telma Luzzani recuerda su viaje a El Cardedal: "El pueblo de mi abuelo es un pueblo fantasma. Se llama El Cardedal y para llegar desde Avila, hay que subir 80 kilómetros de un campo espiralado y pedregoso hasta el tope de la Sierra de Gredos, a 1300 metros de altura. Arriba, el aire es más intenso, la vegetación más sobria y la piedra más soberana.
La imponente austeridad de la meseta castellana, me emocionó. "Este es el paisaje que mi abuelo vio cada día hasta los 14 años", pensé. Era 1990. Mi viaje inaugural a Europa. "Soy la nieta de Alberto Sánchez, hijo de Estanislaa. ¿Cuál era la casa de mi abuelo?", pregunté a un grupo de viejitos que charlaba al sol. Me contaron que ya nadie vive en El Cardedal; que ellos morirían de tristeza si no vuelven al pueblo y por eso sus hijos los llevan los fines de semana. "Yo conocí a tu abuelo", dijo entonces el más viejito. "Un día de 1912, 57 hombres se fueron para América. Yo tenía 5 años y todo el pueblo los siguió hasta la ladera entre lágrimas y buenos deseos. Entre ellos estaban mi padre y tu abuelo. Ese día comenzó la agonía del pueblo". Le agarré las manos y pude ver las imágenes de su memoria: vi al hombre adolescente que era mi abuelo partiendo para siempre" (6).
Quino creó al almacenero don Manolo y su hijo Manolito, personajes de Mafalda: "Al cabo de dos semanas de publicar en "El Mundo" advierte que necesita más personajes para enriquecer la tira, y el 29 de marzo de 1965 aparece Manolito -Manuel Goreiro- inspirado en el padre de Julián Delgado, propietario en Buenos Aires de una panadería situada en Cochabamba y Defensa, en el histórico barrio de San Telmo" (7).
En "La vida es un dibujo Cómo les fue de grandes a los verdaderos Felipe, Guille y Manolito", Andrea Rodríguez relata la historia del inmigrante español que inspiró el personaje: "Sólo tres de los personajes de Mafalda estuvieron inspirados en la vida real. Guille es hoy flautista de la Orquesta Sinfónica de Chile. Felipe adhirió a la revolución cubana y es funcionario del gobierno de Fidel. Manolito vendió la panadería poco antes de morir. Su hijo es uno de los 82 periodistas desaparecidos durante la dictadura. Por primera vez hablan los verdaderos personajes que Quino inmortalizó en la tira más célebre que dio la Argentina. A Manolito, lo cuentan sus familiares" (8).
Eduardo Mues recuerda: "Mi abuelo Domingo González emigró de Soto en Cameros a Santa Fe (Argentina) hacia 1883. Yo llegué en 1998. Soto en Cameros, provincia de La Rioja, Castilla La Vieja, es un pueblo edificado principalmente sobre la ladera de una montaña, donde hoy viven solamente unas 50 personas. Llegamos una fría mañana de diciembre y luego de golpear varias puertas se nos apareció el primo Eduardo, caminando con su bastón y con todo su afecto. La recepción de Eduardo y Soledad fue extraordinaria. Compartimos siete horas de charla continua aprendiendo historias y tradiciones. La despedida fue más emotiva aún que la llegada y mis pensamientos estuvieron siempre con mi abuelo, a quien no conocí" (9).
Ana Drago Pérez viaja a Logroño, tierra de sus mayores. Así recuerda ese viaje: "Como en un sueño, me encontré parada en la puerta de la casa donde había nacido mi madre. Luego recorrí los 18 kilómetros que separaban Logroño de Ventosa con dolor, emoción, alegría y tristeza al mismo tiempo, pensando que ninguno de mis parientes había podido volver a su tierra. Mi corazón latía con fuerza cuando caminaba por la ladea, los campos y los viñedos por los que alguna vez caminaron ellos. Lloré, recé, reí y fui feliz. Había encontrado mis raíces" (10).
Horacio Fernández viaja, desengañado de la Argentina, a la tierra de la que vinieron sus padres: "Horacio vive ahora en el lugar que siempre conoció a través de relatos. Todo está igual a como le fue contado. Pero todo, también, es diferente. Por empezar, la barba ya fijó su color de nube y el pasaje no tiene fecha de regreso. Igual que hace setenta y dos años, cuando Felipa y Antonio desembarcaban en Puerto Nuevo con un par de bolsos y un papel con la dirección de unos paisanos -porque en España amenazaba el hambre-, el hijo, ahora, llegaba a Barajas -porque en la Argentina se come tierra- con un bolso y una anotación: "Carretera Pandorado 7, Sopeña de Carneros, Astorga" " (11).
Araceli Vázquez Málaga nació en Barco de Avila, Castilla la Vieja, en 1908; se nacionalizó argentina veinte años después. Una discípula la recuerda: " "comencé a concurrir al taller de la española Araceli Vázquez Málaga, donde aprendí los rudimentos del arte. Se suponía que la pintura era algo más tolerable que la danza para una chica, pero claro, tomada como un pasatiempo, no como para dedicarle la vida, no como una profesión. Sin embargo, hace 45 años que soy artista plástica", comenta Estela Pereda, que acaba de inaugurar la instalación Memoria desde adentro, un repaso visual sobre su obra que ocupa casi la totalidad del Museo Sívori, frente al lago de Palermo" (12).
Con motivo de celebrarse en la Argentina el Día del Inmigrante, escribe Cenci de la Luna (Inocencia Rodríguez Martín): "como INMIGRANTE que soy, me identifico y agradezco a esta bendita tierra que nos recibió, donde descansan su sueño eterno, mis padres, Leonardo y Felicidad y mi hermano, Angel. Espero festejar en Deró (Daireaux) como corresponde y levantar mi copa ese día con los inmigrantes que aún quedan, sus nietos y bisnietos, y toda la gente del pueblo de buena voluntad, en un brindis de alegría plena exclamando a viva voz:¡¡¡QUE VIVA ESPAÑA, CANEJO!!! Y ¡¡¡VIVA ARGENTINA, OLÉ!!!".
En febrero de 2017, Doña Silvia Clemente, Presidente de las Cortes de Castilla y León, entregó a Don Pedro Bello la Medalla de Oro, el más alto galardón "que concede esta Cámara a los castellanos y leoneses y, de modo particular, a los que lo son o lo han sido en los países de America, por encarnarse en estos, con mayor intensidad, las dificultades que envuelven a la emigración". Lo recibió en la ciudad de Valladolid, en el marco del 34 Aniversario del estatuto de Autonomía.
En el aniversario de la Federación de Sociedades Castellanas y Leonesas, dos meses más tarde, él expresó: "He tenido la inolvidable noticia de que las Cortes de Castilla y León me han acordado la Medalla de Oro 2017, que comparto con la comunidad castellana y leonesa de toda América Latina, con cada uno de ustedes. Esta sociedad se hace día a día, trabajando en conjunto y siempre creciendo. Esta Federación, conjuntamente con las dieciseis casas castellanas y leonesas, seguirá trabajando en equipo, manteniendo a Castilla y León por todo lo alto en la Argentina".
En agosto de 2017, el Coral Helmántica, dirigido por la Maestra Liliana Montiel, cumple sus primeros diez años. "Verano de 2007 en Buenos Aires – recuerda Doña Alegría Vicente, salmantina esposa de Don Manuel Pascua, Presidente del Centro Salamanca-, escucho en el Centro Región Leonesa al coro de la institución. Y me propongo que el Centro Salamanca también tenga el suyo. Se inician las gestiones. Aprobada por la Comisión Directiva, la agrupación comienza sus ensayos. Lleva el antiguo nombre de la ciudad. Lo dirige Liliana Montiel, quien dirigía el del centro leones, presidido por Don Humberto Vidales en ese entonces. Acompaña a los coreutas, en guitarra, nada menos que el cantante Ariel Zamora, quien es nombrado Padrino del coro. Más tarde, se nombrará madrina a la escritora Perpetua Flores, de vasta labor cultural. Se presentan por primera vez en junio de ese año, y desde ese momento, no han dejado de actuar en instituciones españolas y fuera de la colectividad".
Notas
1 S/F: "Distinción cultural a la gran compañera de Discépolo. Tania, Personalidad Emérita", en Clarín, 11 de octubre de 1998.
2 Göttling, Jorge: "Biografías de Buenos Aires", en Clarín, Buenos Aires, 4 de agosto de 2003.
3 León, María Teresa: "Soñemos con el viaje", en Mucho Gusto, N° 203. Buenos Aires, septiembre de 1963.
4 Ini, Luis: "Mi mejor cumpleaños", en La Nación Revista, 16 de abril de 2000.
5 Ventura, Any: "Alfredo Alcón. A cara limpia", en La Nación Revista, Buenos Aires, 20 de marzo de 2005. Fotos: Mauro Rizzi.
6 Luzzani, Telma: "El éxodo", en "El Mirador", Buenos Aires, Clarín, 17 de octubre de 1999.
7 Walger, Sylvina: "Explicación", en Quino: Mafalda Inédita. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1988.
8 Rodríguez, Andrea: "La vida es un dibujo Cómo les fue de grandes a los verdaderos Felipe, Guille y Manolito". Veintidós, Año 2, N° 71; Buenos Aires, 18 de noviembre de 1999.
9 Mues, Eduardo: en "Tendencias. La vuelta al origen", Buenos Aires, Clarín, 17 de octubre de 1999.
10 Drago Pérez, Ana: "Los pasos perdidos", en "Confesiones de lectores con memoria", Buenos Aires, Clarín, 27 de septiembre de 1998.
11 Palomar, Jorge: "Diario del exilio", en La Nación Revista, 15 de septiembre de 2002.
12 Aubele, Luis: "A boca de jarro. Estela Pereda "Me llegó la hora de la danza" ", en La Nación, Buenos Aires, 20 de junio de 2004.
Catalanes
En la "Historia y vida de Fray Salvador Solá (Pedro Solá Vilalta)", se afirma: "Fray Salvador Solá nació en Ripoll, España, el 4 de enero de 1911; su verdadero nombre es Pedro Solá Vilalta, pero al ingresar a la orden de San Francisco cambió su nombre por el que se lo conoció. (…) "Ciudadano Ilustre" de Río Cuarto, y una de las figuras más preclaras del franciscanismo en el último medio siglo, ha ingresado con la fuerza de sus obras, en el capítulo de la historia Regional que cierra con el propio siglo que le tocó vivir, una de las páginas más edificantes por el propio testimonio de vida que desde la sencillez, la humildad, la alegría en el servicio, la fe que le hizo mover y de su entrega. Si bien Fray Solá será siempre recordado por esta obra magnífica del templo, es cierto que mostró una personalidad que le hizo ganar la admiración de cuantos le trataron y conocieron. Dotes espirituales que le consagraron como legítimo " Ciudadano Ilustre ", reconocimiento que le fuera otorgado por el Honorable Concejo Deliberante el 27 de setiembre de 1995, por Ordenanza 816 / 94 ; también " por su ejemplo de honradez y sacrificio " fue distinguido el 22 de octubre de 1997 con el premio a la Excelencia, por el Instituto Argentino de la Excelencia. Junto a estos públicos reconocimientos, está el de la gente. Que le recuerda enhebrando sus rosarios con cuentas de las propias plantas que él mismo cultivaba, su espíritu alegre y servicial, su fidelidad a la iglesia y al espíritu franciscano de pobreza y humildad, al entero servicio de los demás" (1).
En "Los sueños de un profeta", Tomás Eloy Martínez evoca al editor López Llausás: "Una tarde de domingo conocí en la casa de Victoria Ocampo al primer editor profesional de mi vida. Yo suponía entonces que los editores debían parecerse a Victoria y hacer un poco de todo: escribir, traducir, publicar revistas y pasear por Buenos Aires a los grandes personajes de ultramar. Como buen provinciano de veinte años, vivía yo en un mundo de ideas fijas, donde las personas y las cosas debían parecerse a lo que me habían dicho que eran. (…) El editor me habló, en cambio, de una profesión que era tan azarosa como un juego de dados. Se llamaba Antonio López Llausás. Me contó que era catalán (ya lo advertía su acento, puntuado por elles rotundas) y que los fragores de la Guerra Civil Española lo habían expulsado a Francia, de donde lo rescataron Victoria Ocampo y Oliverio Girondo para que fuera gerente general de la empresa que acababan de fundar: Sudamericana.
La nueva editorial se abriría como un afluente de Sur, el sello de Victoria. "Un editor no debe dejarse conmover por el éxito ni por el fracaso -me dijo aquella tarde-. Tiene que publicar sólo los libros en los que cree. Si no lo hace, más vale que se ocupe de otra cosa" "(2).
Tomás Eloy Martínez se refiere asimismo a Paco Porrúa, quien regresó a su tierra: Sigue relatando su diálogo con López Llausás: "Le pregunté cómo hacía para no quedar mal con los escritores que aspiraban a su patrocinio y me contestó lo que les decía a todos: "Nunca publico nada sin la aprobación de mi lector desconocido". Cuando la gente quería saber quién era, López Llausás cambiaba de tema. Durante mucho tiempo creí que el lector desconocido era un ardid, hasta que averigüé que se trataba de una persona de carne y hueso. Se llamaba Francisco Porrúa, y tenía tal vocación de anonimato que hizo falta el inmenso éxito de la literatura latinoamericana en los años 60, del que es uno de los responsables, para sacarlo de la cueva. (…) Porrúa era reservado hasta la mudez y lúcido hasta la extenuación. De los cientos de lectores que he conocido, pocos -o ninguno- tienen su olfato y su perspicacia. Llegó a la editorial en 1955 de la mano de Jorge López Llovet, hijo de don Antonio y subdirector de Sudamericana en aquellos años. A Jorge le había interesado el buen criterio con que Porrúa manejaba su pequeña editorial, Minotauro, y lo invitó a ser su asesor" (3).
Margarita Xirgu nació en Barcelona en 1888; falleció en Uruguay en 1969. Alejandro Cruz (4) transcribe testimonios al respecto:
"El crítico teatral Joaquín Linares escribía en su columna de la revista El Hogar: "Buenos Aires adquiere -por un azar trágico- la categoría de metrópoli dramática del mundo hispanoparlante. ( … ) Debemos considerar al teatro español como una actividad intelectual argentina".
"En 1944 y 45, -ocurrieron en Buenos Aires dos hechos de gran importancia: los estrenos mundiales de El adefesio, de Rafael Alberti, y de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Ambos espectáculos fueron montados en el teatro Avenida, por la compañía de Margarita Xirgu. Cincuenta años después, los protagonistas de estos hechos han alcanzado la alta categoría de figuras legendarias del teatro. Ambos estrenos, hechos representativos de la relación entre España y Argentina, y el Teatro Avenida como puente, se constituyen en un recuerdo querido de los teatristas de mi generación", señalaba el director Francisco Javier en una revista española".
"Las perspectivas no siempre son las mismas, en la opinión de Neil Drago: "Desde un punto de vista estético no puede decirse que estas compañías aportaran gran cosa a la escena nacional. Ni siquiera contando, como fue el caso, con la directa vinculación de los escritores dramáticos que les acompañaban en el duro trance del exilio. ( … ) Lo malo es que las novedades se agotaron bien pronto y la actriz catalana (Margarita Xirgu), como todos, tuvo que recurrir a las reposiciones y las traducciones de textos extranjeros".
Antonio Cunil Cabanellas, autor y director teatral, nació en Barcelona en 1894, y falleció en Buenos Aires en 1969. En un trabajo titulado "Por el éter en la década del 30. El 80° aniversario de la radio en Buenos Aires", Edgardo J. Rocca señala que el catalán se contó entre las "figuras de relieve" que se expresaron por LS 8 Radio Stentor (5).
Alfredo Alcón manifestó en un reportaje: "Ingresé al Conservatorio porque a Antonio Cunil Cabanellas le parecí lindo. (…) Teníamos clases de danza, había que ponerse una malla y una camisa blanca y yo era un inútil. En esa materia tenía dos de promedio. Vino Cunil Cabanellas a los últimos exámenes para evaluar lo que se había estudiado en clase. Pasé yo y ocurrió lo de siempre, todos riéndose, y él dijo con ese tono suyo: "Nunca será bailarín, pero lo parece, y al fin y al cabo parecer es el trabajo del actor". Me puso un ocho. (…) Gracias a Cunil di un examen y entré en la radio. Vivía con un sueldito. Transmitía el Mercado de Hacienda: eso de "entraron tantas vacas, tantos toros". Tenía que decir cuántos toros habían "servido" a la vaca y me daba vergüenza, me parecía medio pornográfico. José Cibríán, que estaba en Canal 7, me mandaba papeles para televisión, pero yo me quería quedar con mi sueldito" (6).
El actor Arturo Puig relata la historia de un antepasado: "A fines del siglo XIX, 1870, mi bisabuelo trajo de Barcelona e instaló en Buenos Aires la primera casa de utilería que hubo en el país. Con esa utilería se representaron y se filmaron buena parte de las grandes producciones que se enumeran en las historias del espectáculo argentino. Se filmaba en estudios donde todo se recreaba, desde salones de España del Siglo de Oro hasta cafetines del puerto. En la utilería podía encontrarse casi cualquier cosa, por extravagante que fuera, y lo que no existía se inventaba" (7).
Ana María Campoy nació en Bogotá, Colombia, en 1925. La actriz manifiesta sentirse "absolutamente argentina": "Nací en Colombia en una gira de mis padres, que también eran artistas; me crié en Barcelona y vivo en la Argentina desde hace 53 años. Vale decir que mis raíces son españolas, el embrión es colombiano y el árbol es argentino. Y acá terminaré. Esa es mi idea" (8).
En Cataluña se pasaba necesidad. Campoy dijo en un reportaje: "¿Tú puedes entender comerte un plato de aceite de oliva, con cuchara? No lo podrías entender. Pero te lo comes, porque no hay otra cosa. Entonces, tienes, al otro día, una descompostura intestinal brutal, pero esa noche dormiste porque has llenado el estómago con algo, y el aceite de oliva es un alimento". El hambre desconoce lazos: "Nosotros, que éramos unidos y nos amábamos, cuando llegaba el racionamiento del pan, cada uno agarraba su pedazo y lo escondía. Y lo escondía! Porque no nos fiábamos ni de nuestro padre" (9).
"En España vivíamos en San Gervasio, a pocos kilómetros de Barcelona -cuenta Remey Nuez Fontanals-. Y yo recuerdo que cuando empezó la guerra, mi papá nos fue a buscar al colegio en bicicleta y ya estaban todos los guardias civiles muertos… yo tenía nueve años. Mi padre falleció en esos días, de apendicitis. Así que mamá se quedó sola con los cuatro hijos. Yo, la mayor y mi hermana menor con nueve meses. Me acuerdo de que para poder vivir, mi mamá hacía estraperlo, contrabando de comida. Iba a los pueblos, compraba comida y la traía en el cuerpo, puesta. (…) en un viaje, en el que traía arroz en unos tubos escondidos en unos corsets, los guardias se dieron cuenta, y entonces mi madre se tajeó todo el corset, porque si la comida no era para nosotros, no se la iba a quedar nadie…Con mi hermana aprendimos y hacíamos estraperlo de carne, en las valijas del colegio… esa carne se vendía y podíamos subsistir".
Remey llegó a Buenos Aires en 1947, a los veinte años. Recuerda el terrible viaje que debió soportar: "Viajamos en la bodega del barco Cabo de Nueva Esperanza. Los hombres por un lado y las mujeres por otro, en un lugar como un pozo, en el que para respirar, había sólo un tubo de lona que subía a la cubierta. Veintitrés días así… durmiendo en literas, en catres, como los judíos en los campos de concentración…". Sus primeros tiempos en la Argentina fueron muy difíciles. Lo recuerda más de cincuenta años después: "Llegamos a Buenos Aires y como mi marido no había hecho el servicio militar, lo llevaron preso, así que me quedé hasta que todo se arregló, sola. Después fregamos pisos… hicimos de todo. Vivíamos en un cuarto de pensión, con dos cajones de manzana y una tabla para comer; el colchón era de estopa, imagínate… Yo cocinaba con carbón y hervía los ravioles en una pava… pero más que nada comíamos hígado" (10).
La actriz y directora Patricia Palmer, hija de un catalán y una porteña, manifiesta: "En mi casa me inculcaron valores que por un lado me salvan, pero que también me trajeron problemas: fui educada en una burbuja donde la honestidad y el honor eran la regla general, y la vida me fue enseñando duramente que eso tiene más que ver con la utopía que con la realidad" (11).
Horacio Spinetto se refiere a diferentes oficios que desempeñaron los catalanes.
Hubo vitralistas: "Antonio José Estruch, tercera generación de una familia catalana, pionera en nuestro medio, que entre tantas otras obras realizó los vitraux del "Café Tortoni", de la Capilla del Colegio San José, del Instituto Tierra Santa, del "Claridge Hotel", y del Hogar Nuestra Señora de Jesús, en Paraguay 1368, y que continúa brindando sus conocimientos desde su local de la calle Solís al 200; Vilella y Thomas que realizaron los vitraux del Casal de Cataluña porteño, que representa a San Jorge y el dragón; Manuel González, en Catamarca 1158, que aprendió las técnicas del maestro Enrique Helovuri en un viejo taller de Billinghurt y Cangallo; Enrique Lumi, ya su padre en 1912 había fundado el taller donde fabricaban y restauraban vitraux; Carlos Scharf; Carlos Herzberg; Angel Pastore; Roberto Grau; Roberto J. Soler; Juan Heguiabehere; Sabina Aba; Marcela Carro; E. Fino, quien por la década del 40 realizó tres pequeños vitrales en el baño de caballeros de la confitería "Las Violetas; Daniel Ortolá que restauró recientemente los magníficos vitraux de la afortunadamente reabierta, y ya citada, "Las Violetas", y Félix Bunge, con taller en Santiago del Estero 924, y más de 20 años de minuciosa investigación y trabajo de excelente factura, reciclando innumerable cantidad de piezas en edificios públicos y privados, son algunos de los especialistas, que mantienen vivo el oficio del vitral, haciendo sus propios diseños, ejecutando los realizados por otros artistas, o bien ocupándose de alguna restauración".
Hay plateros de sangre inmigrante: "En 1804 llegó a Buenos Aires el primer Pallarols, procedente de su Barcelona natal, ciudad donde desde 1750 la familia, generación tras otra, se dedicó a la platería. En la actualidad, Juan Carlos Pallarols, en su local de Defensa donde antes funcionó una de las panaderías tradicionales del barrio de San Telmo, dirige el equipo de trabajo integrado por sus hijos Carlos Daniel y Adrián (séptima generación de plateros), y por Omar Ojeda, Luis Alonso, Alejandro Micheli, Angel Domínguez y Carlos Dijer. Meritxell, su nieta de cinco años, ya está aprendiendo a golpear. Ingresar en este taller es como descubrir un maravilloso mundo lleno de magia. Los artesanos trabajando, cada uno dejando su impronta personal en las piezas; las herramientas; el repiquetear de la fragua más el tañido de cinceles y martillos y el brillo cambiante de los metales generan un ambiente especial, resultando fácil imaginar que estamos en medio de una cofradía de artesanos medievales. La plata llega al taller en estado puro.
El proceso se inicia en el crisol de fragua (la aleación con el cobre le dará ductilidad y maleabilidad). A continuación se funden lingotes de un kilo, que Pallarols transforma en planchas o en alambres para permitir realizar las piezas deseadas. A partir de allí y luego de horas de cincelado, de batido a martillo y de una gran energía creadora, se llegará a lo buscado, un objeto único. Si bien los plateros trabajan generalmente por encargo, suelen dejar de todas maneras su estilo personal en los diseños. En el caso de Pallarols el barroco rioplatense está siempre presente. Entre algunas de las piezas realizadas por este artesano recordamos al mate que el presidente Raúl Alfonsín le encargó para obsequiarle a Felipe González, al que Pallarols le grabó el nombre Isidoro, como llamaban al estadista español de chico, y como se hacía llamar ya más grande, para esconderse de las persecuciones franquistas. También se destaca el cáliz realizado a pedido del presidente De la Rúa, para obsequiárselo al Papa Juan Pablo II. Hojas de malvón, y flores de cardo, "la verdadera flor nacional", una pluma realizada por su abuelo, un ángel tocando la trompeta, y las lunas, que para Pallarols tienen un interés que va más allá de la estética, al emparentarla con la alquimia y la magia que siempre tienen lugar a la luz de la luna.
No debemos olvidar que la familia realizó muchos de los bastones presidenciales. Junto a los elementos de trabajo de los plateros y de sus obras, el taller de la calle Defensa deja ver, además, una hermosa colección de máscaras que perteneció a Guilermo Magrassi, junto a instrumentos de música, cuadros y otros objetos".
Una Clínica de Muñecas fue fundada por un catalán: "Antonio Caro, está al frente de la clínica desde 1941, él mismo nació en una casa de muñecas, en un negocio fundado en 1896 por su padre; don Francisco, un escultor catalán, nacido en Tortosa; que quedaba en Lima e Independencia. Los Caro tuvieron dos negocios más, uno en Talcahuano al 800 y otro en Gaona al 3600, a cargo de la esposa de Francisco y mamá de Antonio, doña Herminia Dolz, también catalana.
En el año 1968 Antonio se instaló en el local que aún ocupa, a menos de dos cuadras del de Lima, siempre alrededor de la Casa de Ejercicios Espirituales. Al referirse a su tarea, don Antonio dice: "Una cosa es arreglar una muñeca de porcelana y otra muy distinta, una de plástico, mecánica. Tuve que ir perfeccionando el trabajo, hacer un poco de mecánico, de electricista, para poder arreglar este tipo de muñecas.. La época de oro de esta actividad fue en los años 30 y 40, imagínese que en la calle Tucumán, en una misma cuadra, al 1000, había dos clínicas de muñecas". Caro tiene en la trastienda todos los elementos y piezas para poder realizar con éxito su intervención. En esta suerte de depósito de cuerpecitos mutilados de goma, paño, porcelana, cerámica, yeso o papel maché, las numerosas cabezas de pasta alineadas en los estantes, parecen observar sonrientes nuestros movimientos, sin despegarnos la mirada, pese a algún que otro párpado caído. En una pequeña mesa de madera, Caro renueva ojos, cose cuerpos de género, hace implantes de cabello, maquilla, laquea las piezas y confecciona pelucas, que en muchos casos son de pelo natural que le llevan los clientes. Don Antonio, un verdadero cirujano plástico de "Gracielitas", "Marilús", "Pierangelis", "Peponas" y "Mal criados", recibe encargos desde Italia, Australia y Estados Unidos. Al salir desde la vidriera nos despide un busto de Florencio Parravicini, obra de don Francisco. "Para mí esta escultura de papá es un tesoro, – confiesa Antonio- pese a varias ofertas que recibí nunca lo vendí, jamás me desprendería de ella" (12).
Notas
1 "Historia y vida de Fray Salvador Solá (Pedro Solá Vilalta)". Idea y realización: Directora Archivo, Lic. Arch. Inés I. Farías. Fray Daniel Sánchez Grgona, sobre documentos y fotografías del archivo Convento San Francisco Solano Río Cuarto. Fuentes: Bodas de Plata de la congregación de la Iglesia San Francisco Solano 1969 – 1994 ( publicación Gentileza: Fray J Rafael Colomer Barber, Archivo Histórico "Fray José Luis Padrós" (Convento San Francisco Solano) Fotos exterior nueva Iglesia: Gentileza Fotógrafa Sra. Teresa Scherrer. Trabajo Recopilación de datos y fotos: Eduardo. M. Tyrrell.
2 Martínez, Tomás Eloy: "El sueño de un profeta", en La Nación, Buenos Aires, 4 de septiembre de 1999.
3 ibídem
4 Cruz, Alejandro: " "Nuestro" teatro español", en La Maga, 1° de diciembre de 1997.
5 Rocca, Edgardo J.: "Historias de la Ciudad – Una Revista de Buenos Aires" (N° 9 y 10, Mayo y Julio de 2001, respectivamente), que autorizó su reproducción a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. www.defensoria.org.ar.
6 Ventura, Any: "Alfredo Alcón. A cara limpia", en La Nación Revista, Buenos Aires, 20 de marzo de 2005. Fotos: Mauro Rizzi.
7 Aubele, Luis: "A boca de jarro. Arturo Puig "Ensayar es encontrarse con uno mismo" ", en La Nación, Buenos Aires, 14 de diciembre de 2003.
8 Yarroch, Gustavo: "Ana María Campoy "Yo sigo gozando de la vida" ", en Clarín, Buenos Aires, 7 de abril de 2003.
9 Guinzburg, Jorge: "Ana María Campoy "A mí los hombres me gustan con locura" ", en Clarín Viva, 4 de agosto de 2002.
10 Ceratto, Virginia: "Gris de ausencia. Volver a empezar en un mundo nuevo", en La Capital, Mar del Plata, 26 de noviembre de 2000.
11 Madrazo,Cecilia: "Patricia Palmer 10 cosas que sé", en La Nación Revista, 13 de octubre de 2002.
12 Spinetto, Horacio: "Los oficios. Entre el olvido y el rescate", en www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar.
Gallegos
El orensano Ramón Santamarina pierde, con pocas horas de diferencia, a su padre -que se suicidó- y a su madre, fallecida a causa de la trágica decisión de su marido. "Los tíos del niño Ramón -afirma Alberto Vilanova Rodríguez-, que no fueron capaces de acudir en su socorro, pero sí avergonzarse del inocente, pero pobre pariente, a pesar de que se había decidido a luchar por la vida, antes de lanzarse a la mendicidad, le agarraron y le depositaron en un orfanato, de donde muy pronto se fugó, ofreciéndose como grumete en un velero contrabandista que salía para Buenos Aires, con la decisión y energía que caracterizaron siempre su extraordinaria voluntad. En 1840, pues, ponía sus plantas en la Argentina, el país que con el correr de los años iba a ser testigo de sus virtudes y de su genio" (1).
José Navarro y Humberto Sánchez fundaron la conocida tienda marplatense "Los gallegos". "Con poca mercadería y muchas ganas de ganar dinero, los dos gallegos dormirían muchas noches sobre los dos únicos mostradores de la tienda vencidos por el cansancio de largas horas de trabajo y temerosos que un desborde del arroyo se llevara rápidamente las ganancias del mes". A ellos se sumaron más tarde los empleados Enrique Martínez y José Vicario. "Recuerda doña "Conce", la esposa de José Vicario que "cuando ellos (Vicario, Martínez y Navarro) iban al campo a hacer propaganda y vender, nosotras las mujeres, preparábamos las viandas. Es que estaban afuera varios días y debían llevar la comida. Sí, claro que con la señora de Martínez tratábamos de ayudar. Hubo épocas muy malas, como aquella de la crisis del 30… bueno, nosotras confeccionábamos ropa interior, camisetas y todas esas prendas para ser vendidas en la tienda…" (2).
A Entre Ríos se traslada el gallego Francisco Izquierdo, quien escribe en 1882: "Los primeros días que pisamos la playa de Colón formado en ese entonces por un verdadero bosque salvaje, sin más habitantes que los nativos de semejantes sitios, sin entrar en los detalles de las especies porque creemos que el lector se dará cuenta de la clase de habitantes, y puede imaginarse cuál sería la primera impresión después de un viaje terrible en el mar, y los trasbordos cuando se navegaba puramente en buques de vela, teniendo para calmar nuestra primera mala impresión que recurrir al librito o contrato lleno de ofertas por el General Urquiza, en vista de los cuales nos resignábamos en parte pues el tiempo pasaba y nos encontrábamos como tribus salvajes, apiñados bajo los árboles, con nuestros hijos, sin más techo que el de la naturaleza, y ni una visión de simples ranchos en una estancia de algunas leguas a nuestro alrededor, teniendo de voz solo cuando la visita de uno que otro poblador de los alejados contornos" (3).
Otros gallegos viajaban a Ushuaia. " "El Gallego Penitenciario" ocupó un rol tan destacado en la historia de los primeros penales que fue honrado días atrás con una estatua recordatoria, ubicada en un lugar central del Museo del S.P.F. "A principios de siglo los primeros guardias eran gallegos o yugoslavos, traídos a la Argentina para trabajar en las cárceles. Muchos llegaban al puerto de Buenos Aires y seguían viaje al penal de Ushuaia; otros paraban en el Hotel de Inmigrantes y eran destinados a unidades de acá", recuerda el alcaide mayor retirado Horacio Benegas, asesor del museo y jefe de visitas de la Unidad 16 en los 60" (4).
Arturo Cuadrado Moure, quien llegó en el Massilia, evoca su exilio: "En el año 1936 sube Franco, aquella tremenda traición en donde los hombres tuvieron que matar a los hombres. Surge la famosa guerra civil que duró tres años y donde han muerto casi dos millones de españoles. Nosotros, el ejército republicano, que dominábamos Madrid, Valencia y Barcelona, no teníamos fuerzas, teníamos la canción y teníamos a América. Era nuestro guía espiritual, nuestro árbol intocable, profundo y alto, don Antonio Machado. (…) desde México a Buenos Aires realizamos todos nuestros sueños, todas nuestras esperanzas, todas nuestras ilusiones, con el convencimiento de que habíamos triunfado… Ortega y Gasset nos había enseñado el camino de amar más que luchar" (5).
Francisco Gil nació en Vilar, Pontevedra, en 1915 y llegó a la Argentina a los cinco años. Fue "un gallego que se sintió argentino y organizó durante décadas encuentros entre autores y lectores, que son el antecedente más cercano a la Feria del Libro". "En 1960, Don Francisco sintió nostalgias de su tierra natal y quiso visitarla. Sus amigos se ocuparon de cumplir su deseo. Agustín Pérez Pardella, escritor y capitán de navío, lo llevó en su barco hasta Pontevedra. El dinero para la estada provino de una rifa de una obra que donó Berni" (6).
En Mar del Plata, en noviembre de 2000, el diario La Capital publicó una nota de Esteban Turcatti titulada "El gaucho que conquistó el mundo". En ella leemos: "Bernaldo Souto, poeta gallego, había traducido el Martín Fierro a ese idioma en el año 1980. Establecido en la Argentina desde hace muchos años, regresó recientemente de su tierra natal, Galicia, donde es muy conocido por su obra literaria y periodística. Allá brindó una serie de conferencias y presentó tres libros de poesías bajo el título "Luz y sombras". Pero su mayor satisfacción fue enterarse que en fecha próxima, su traducción gallega del Martín Fierro será publicada por la Xunta de Galicia, en una edición bilingüe de lujo" (7).
Francisco Lores, presidente de la Federación de las Asociaciones Gallegas de la República Argentina, recuerda: "Llegué en 1952 desde O Grove. Trabajé como mecánico, pasé los desarraigos al igual que muchos. Fui mecánico y ahora estoy jubilado, dedicado a esta pasión que es conservar nuestro patrimonio" (8). Lores y su esposa, "En 1952 hicieron 10.000 kilómetros juntos, desde Ogrove a Buenos Aires, pero no cruzaron palabra. Quizás fue el mareo o la diferencia de edad: cuando se bajaron del vapor Entre Ríos, en el puerto de Buenos Aires, él tenía 19 y ella 8. Siete años después, un par de gaitas en San Telmo cambiaron las cosas. Boas noites, bonita, le dijo Paco, y María del Carmen aceptó bailar un pasodoble en la Federación de Entidades Gallegas. Cuatro décadas después, Lorena, la hija de ambos, canta antiguas canciones celtas en el mismo salón" (9).
Darío Lamazares, representante legal del Instituto Santiago Apóstol, llegó a la Argentina a los catorce años: "Fui un autodidacta -dijo-, me formé en la calle, y como la mayoría de mis compatriotas sufrí la falta de instrucción. Este país nos dio todo, los mismos derechos que sus hijos, y la escuela es una forma de pagar esa deuda" (10).
Manuel Corral Vide nació en Lugo en 1952. "Gallego, de esos que no olvidan ni sus raíces ni sus tradiciones. El Manuel poeta, periodista, pintor y dibujante de trazo incisivo, hace un culto de la buena cocina y de la hospitalidad" (11). "En su condición de hombre de cultura ha publicado libros, realizado más de 40 exposiciones de pintura y dibujo, trabajó como escenógrafo y director de teatro, dirigió revistas y escribió muchísimos artículos periodísticos. Viajó mucho, pero nunca olvidó su origen gallego, promoviendo en cuanta ocasión se le presentó, su cultura y tradiciones" (12).
Llamó Morriña a su restorán, nombre que nos habla sin duda del sentimiento que aúna a chef y comensales: "A través de Morriña (palabra entrañable para nosotros) el nombre de Galicia llega a miles de personas que, sin ser gallegas, se interiorizaron de las características de nuestra cocina, lo peculiar de nuestras tradiciones y nuestra milenaria cultura. En cuanto a los paisanos, me consta que se enorgullecen de tanta difusión" (13). El publica sus recetas en Galicia en el mundo; en una de las entregas de "Cocina gallega", leemos: "En Buenos Aires, siempre que se podía en casa, nos agasajábamos con una buena paella en la que difícilmente faltaba el conejo (mi abuela los criaba en nuestros primeros años en la Argentina" (14).
José Cameán Parcero recuerda: "Yo también fui gallego de m… y también colorado", porque así es mi color de cabello. Y más de una vez tuve que escuchar a mis compañeros decir que me habían cambiado por un cuero. Pero no me molestaba, quizás porque yo al venir a los cuatro años me sentía uno más. No sabía mi conciencia la diferencia de ser gallego o argentino". Cuenta que su padre "como buen gallego, era músico, tocaba la gaita y le enseñó a él a tocar la caja. Como esto resultó ser de su gusto tocó con Los Celtas de Vigo y con Los Chavales de España. En estos conjuntos tocaba la tumbadora. Estos instrumentos todavía los conserva en su taller de autos antiguos" (15).
Daniel Artola relata la vida de Salvador de la Calle, periodista del diario Crítica: "Es diciembre de 1923. Estefanía es una pasajera más del vapor Alba que viene de Vigo, España, rumbo a la Argentina. El barco está cargado de inmigrantes con sus esperanzas a cuestas. Ella sabe que el destino está cerca y le habla a su bebé, Salvador, que extiende las manos debajo de la manta que lo cubre. Tiene la convicción de que ésta será una gran tierra, donde el trabajo y la felicidad no serán una utopía. A su esposo Rafael lo espera el campo. Despúes de unos días en el Hotel de Inmigrantes marchan a El Socorro, un lugar intermedio entre San Nicolás y Pergamino. Allí necesitan brazos fuertes para sembrar la tierra: el futuro para ellos se cosechará recogiendo bolsas de maíz. (…). Salvador se ha dado el gusto de volver a la tierra que lo vio nacer. En 1989 visitó a una tía en su pueblo natal: "Estaba en la campña y me la pasaba comiendo sardina, quesos de cabra y trozos de jamón crudo, porque allí no lo cortan en fetas como acá" " (16).
En una entrevista realizada por Ana Da Costa en 2000, Juan Flloy evoca a sus padres: "Mi madre fue una francesa que vino en una de las promociones de inmigración del siglo pasado, en una inmigración de labriegos franceses que se afincaron en Pigüé, en la provincia de Buenos Aires. (…) se casó aquí, en la Argentina, con un español nativo de Galicia y formaron un hogar en el cual fuimos cuatro hermanos. Pero mi madre había tenido primero relaciones matrimoniales con un belga que la abandonó con tres hijos, los cuales fueron acogidos por mi padre. Los siete crecimos y fuimos educados aquí, en la ciudad de Córdoba. Papá y mamá se conocieron en Tandil, cerca de la Piedra Movediza, que es una figura que se hizo sumamente popular en casa, porque mi padre tuvo dos hijos en las proximidades de la Piedra Movediza" (17).
Adolfo Pérez Esquivel "parte para Galicia en breve a dejar él también su huella escultórica. "Voy a hacer un monumento a la memoria en Combarro, el pueblo donde nació mi padre, en un parque al que le van a poner mi nombre", comentó" (18).
Rodolfo Alonso dice que nunca olvidará el "legítimo entusiasmo" con que su padre gallego les relataba "anécdotas para él imborrables de su infancia. Anécdotas que no eran sólo de hombres y de hechos, como las inefables ocurrencias de Novás, el cantero de su pueblo, cachaciento y mordaz, sino también el reiterado recuerdo de ese ruiseñor cantando en lo alto de un pino o la nutria cazada a escondidas, de noche, sobre el lomo del río" (19).
Antonio Pérez-Prado expresó: "Yo también soy gallego, nacido en Buenos Aires -en Monserrat- porque Galicia es una nación histórica (las otras dos son Euzkadi y Cataluña, que también tienen idioma propio y son mucho más antiguas que la España consolidada en un Estado)" (20).
Manuel Castro, descendiente de gallegos, "es fanático de la música celta. En sus viajes por Europa aprendió la historia y las costumbres de este pueblo europeo y ahora difunde sus conocimientos en la Argentina. (…) Fiel a las tradiciones, Manuel se calza la pollerita kilt y el zaragüelle -vestuario típico que usaban los gallegos en el siglo XVIII- para interpretar los temas musicales. (…) "Soy un coleccionista de gaitas", dice Castro y cuenta orgulloso que tiene siete de esos instrumentos. "La primera gaita me la compré en un viaje que hice a Londres. Aprendí a tocar con parientes y gaiteros escoceses. La cultura celta me fascina" (21).
Victor Hugo Ghitta evoca el carnaval de la colectividad gallega. Recuerda "las largas mesas familiares del Centro Lucense, en una Buenos Aires cuyos esplendores y apego por las fiestas populares irían menguando con los años, en bulliciosas noches de carnaval en las que nos peleábamos por una falda con fervor e inocencia mientras nuestros padres batían palmas y meneaban caderas al ritmo del pasodoble o la muñeira, después de haberse atragantado con las sardinas españolas y las morcillas vascas y las batatas asadas al carbón y los jamones tan perfumados como las señoras que atiborraban la pista, atraídas por una estridencia de trompetas y por las toreras de luces y las fabulosas charreteras y los zapatos y los pantalones blancos de los Gavilanes de España, que era el conjunto musical que animaba las tertulias y las verbenas" (22).
Ruben Servia recuerda el viaje a la tierra de sus mayores: "en 10 minutos llegamos a A Coruña…….Noia..Lousame…..baje del auto……….y lo que camine desde ese auto hasta los brazos de mi tía…..no puedo explicarte no podré expresarte, que me pasaba, era como caminar volando……liviano….sin nada adentro……ahogado…..alegría………La abrace, llore como hacia mucho no lo había hecho recordé a mi papá, a mis abuelos estaban ahí, en medio de nosotros dos….." (23).
Alberto Cortez es el autor de la letra y música de la canción "El abuelo". El cuenta la historia de ese tema: "De alguna manera esta canción que viene es una historia de ida y vuelta. ¿Por qué?, pues simplemente porque mi abuelo se fue de emigrante y después de casi una vida yo, su nieto mayor recorrí el camino de regreso, ese camino que él no pudo realizar a lo largo de su larga vida, a pesar de su inmensa nostalgia. Murió a los ochenta y algunos años. (…) La Argentina en aquellos años de principio de siglo era una esperanza que ofrecía amplios horizontes para los jóvenes con ganas de trabajar y hacer fortuna. Los hermanos García habían dejado España y especialmente Galicia ya que esta "sua terriña" natal no podía ofrecerles más que una vida azarosa bastante cercana a la miseria. Germán, Eladio y David, los tres hermanos García, se embarcaron en Vigo, como todos los gallegos emigrantes con destino a Buenos Aires (…)" (24).
De su abuela dijo el periodista Vicente Muleiro: "Como decía Gila, mi abuela era una solterona… Tan solterona era doña Francisca Muleiro que a sus hijos les puso su apellido.(…) Murió cuando yo era un adolescente y se llevó el secreto de su infancia gallega y la íntima épica de su inmigración" (25).
Guadalupe Henestrosa afirmó: "Desde hacía años venía pensando en el tema del desarraigo. Me interesaba especialmente el caso de las mujeres jóvenes, el testimonio personal, los sentimientos que se tejen en un apuesta vital tan fuerte. En parte se vincula con la experiencia de mis propias abuelas, ambas inmigrantes españolas. Una de ellas, Carmen Oliveros, cuyo nombre usé como seudónimo para el Premio, llegó a los 19 años, sola, en el año 20. Hoy suena sencillo pero en esa época cruzar el mar implicaba casi irse a otro planeta, no volver a ver a la familia, vivir a una carta por año, en un contexto de gente prácticamente analfabeta. Y tener que cargar además con la gran pregunta: irse para qué. Al sentarme a escribir, todo eso estaba sobre la mesa. (…) María Cruz, mi otra abuela, llegó a la Argentina con sus hermanas. Ese recuerdo fue el puntapié inicial." (26).
Daniel Yarmolinski y Graciela Pesce relatan una anécdota que tiene como personajes a Discépolo, Tania y un gallego: "Nos cuenta Francisco García Giménez que alguna vez escuchó junto con otras oersonas, el siguiente relato de boca de don Enrique Santos Discépolo (Discepolín): En los días que nos llegaban mal barajados por la suerte contraria, un 24 de diciembre estábamos en casa solos, secos y amargados. De repente, llamaron a la puerta. Tania, mi mujer, fue a abrir… ¡Era el gallego del almacén de enfrente con una canasta repleta!… Desde la avellana al turrón, desde las pasas de uva a la sidra: "como ustedes no me hicieron ningún pedido, me atreví a traerles esto. No se preocupen me lo pagarán cuando puedan". ¡Lo machuqué de un abrazo! Tania, emocionada se puso a llorar" (27).
Algunos descendientes de inmigrantes se dedicaron al tango. No es muy amable la impresión que tenía Carlos Gardel sobre el tango ejecutado por españoles, ya que le dijo a Astor Piazzolla: "Mirá pibe, el "fueye" lo tocás fenómeno, pero al tango lo tocás como un gallego" (28).
John Argerich se refiere a algunos inmigrantes: "recordé una copla que cantaban los mozos gallegos del Munich que hay frente al Rosedal: "De Cádiz a Vigo/ de un salto llegué…/ Tan sólo por verte/ La punta del pie" " (29).
"A partir del año 1918 don José Loureiro, un simpático gallego, trabajó en la Costanera Sur, con la fuente de Lola Mora como fondo. "Los domingos con buen tiempo hacía hasta cincuenta fotos a cuarenta centavos, las tres postales con la misma pose, las coloreadas a mano, cincuenta" " (30).
José Luis Baltar Pumar, presidente de la diputación de Orense, se refirió en 1998 al sentimiento de los gallegos emigrantes: "Los gallegos han colaborado en la realización de la Argentina, pero nunca se han olvidado de su madre patria, cuando podría existir un sentimiento de rencor por no haberles dado la posibilidad de progresar en su lugar de nacimiento. Ellos saben que si Galicia no les ha dado oportunidades es porque no ha podido" (31).
En abril de 2010 entrevisto a Elvira Bermúdez, pintora y bibliotecaria de la ABC del Partido de Corcubión. Ella nació en Baio. A los once años, guiaba el carro de las vacas que llevaba el pan horneado para vender. A poca distancia de su casa, se encontraba con su prima Sara, dos años mayor, a quien seguía, ya que Sara conocía el recorrido. El carro se atascaba en el barro blando. Las niñas animaban a los animales a seguir adelante. Hacían alrededor de quince kilómetros con los panes en las alforjas.Cuando ella tenía diez años, su padre decidió venir a la Argentina. Bermúdez -a quien apodaban "da Calva", porque era hijo de la hija del calvo- le escribió a su hermano Modesto, pidiéndole que lo reclamara. Ramón Bermúdez y su hijo mayor llegaron a Buenos Aires en agosto de 1948. En 1951 viajó el segundo hijo, y en 1952, la madre con los seis hijos que habían quedado en Galicia. En la Argentina nació el noveno.Comenzó a pintar en 1989, por sugerencia de su prima Isaura Rodríguez. Asistió al taller que funcionaba en el Museo Sarmiento, de la Ciudad de Buenos Aires, dictado por la profesora Ana Cenzato, y luego continuó su formación en el taller particular de la docente. Pinta, sobre porcelana y cerámica, delicadas flores, escudos de asociaciones (Zas, Santa Comba, Corcubión), paisajes y personajes gallegos. Expone, junto a pintores sobre porcelana de varios países, en la muestra organizada cada año por la Asociación Argentina de Pintores de Porcelana NORBA, en el Círculo Militar de la Nación. En ese entonces, la pintora trabajaba en el retrato de Rosalía de Castro. La galleguidad es para ella fuente inagotable de inspiración. Me dijo: "No sé si aún estoy a tiempo para escribir algo de mi vida de los años que van transcurriendo en esta casi nuestra tierra".
Septiembre de 2013. El gaitero Carlos Nuñez visita en Buenos Aires el Instituto Argentino Gallego Santiago Apóstol. Se encontraba allí Eladina Figueroa, prima hermana de Maruxa Boga, quien deseaba hacer un obsequio al músico. Ante la sorpresa y la fascinación de cuantos colmábamos el salón, ella le entregó una pequeña gaita. Ese instrumento – explicó – fue realizado por Manuel Dopazo para la niña Maruxa, y nunca nadie lo había tocado hasta el día en que, de visita en casa de Boga, el gaitero pidió permiso para ejecutar unas notas en él. En ese momento, la periodista le prometió que cuando no estuviera, sería el depositario de tan magnífica herencia. Eladina cumplió esa promesa esa mañana.
Santiago Màrquez Pèrez se siente "muy feliz de ser "gayyyego" y totalmente identificado con mi identidad cultural, etc.! "¡Miña Terra Miña Nai!" Ter bó sentido do humor e unha de nosas caràcteristicas coma galegos!…¡Ay que serìa de nosotros si nos falta el humor, Marìa!…Al ser uno de esos "nenos" que nacieron y se criaron en la terrible/interminable post-guerra española…Algo nos ha sucedido , ¡lo suficientemente fuerte!,, como para compensar las tristes realidades diarias! Sigo creyendo que a pesar del "shock intercultural" y los dolores inexorables de adaptarse a una nueva tierra y gentes…¡damos gracias a Dios por haber venido a América" siendo niño!". (Entre 1956 y 1984 en Uruguay y desde 1984 aquí en Argentina!)…mi madre nos repetía, junto a la "lareira" (fogón)…"Os ben nacidos sonche agradecidos, meu filliño!" ("Los bien nacidos deben ser agradecidos, m'hijito!") Entonces: agradecido y con buen humor!, Marìa.
¡Te puedo enviar algo mas extenso y mucho mejor redactado con respecto a nuestra vida allá (Galicia) y algunos logros de la vida acá…¡de estos labregos que salieron de su Aldea/Parróquia…sin saber hablar el idioma de España!…(¡Jajajaj! hace uno dìas nos reencontramos con una querida amiga de la infancia y me decìa…"¡Chè, pero cuando yo te conocì a vos allà en Carrasco (1957, Montevideo) ni sabìas hablar español, Santiago!"…
Recuerda Rudesinda Arias: "Cuando llegaron los pasajes mi padre enfermó, no resistía la idea de partir de Murias y cayó en cama, los chicos intuyen y yo con dos años, también enfermé. Salimos con nieve, viajamos en el buque "Cordoba" llegamos a Buenos Aires el 11 de Abril de 1951. En el puerto nos esperaba Rudesinda Deiros Mendez, mi abuela quien se reencontró con su hijo, mi padre, luego de casi veinte años. En pocos dias mis padres fueron porteros del edificio de la Av. Montes de Oca 1049, propiedad del Sr Alvarez un gallego que se deleitaba los sábados escuchando mi media lengua que solo conocía la "lengua de Rosalía". Y mi infancia terminó abruptamente a los cinco años, cuando mi padre regresó a España. Lo despedimos en el puerto un día de Abril de 1954. Había mucho para perder en Galicia, las tierras, los bueyes, las vacas y sobre todo LA IDENTIDAD. Me costó entenderlo, fue necesario vivir, crecer y volver a Galicia, encontrar la casa donde nací, donde vivieron mis abuelos y agradecerles el legado e incorporar una tierra que nos permitió sumar identidad sin dejar de ser quienes somos".
Notas
1 Vilanova Rodríguez, Alberto: Los gallegos en la Argentina. Buenos Aires, Ediciones Galicia, 1966. Tomo II. Pág. 760. Premio de Historia en el Concurso Extraordinario de 1957, celebrado para conmemorar el cincuentenario de la fundación del Centro Gallego de Buenos Aires. Prólogo de Claudio Sánchez-Albornoz.
2 S/F: "El baratillo", en La Capital, Mar del Plata, 25 de mayo de 2000.
3 Izquierdo, Francisco: en Vernaz, Celia: La Colonia San José. Santa Fe, Colmegna, 1991.
4 Messi, Virginia: "Los últimos días de la vieja cárcel de Caseros", en Clarín, Buenos Aires, 8 de noviembre de 2000.
5 S/F: "Esa magnífica legión de viejos", en Revista Mayores, Año II, N° 11, 1994.
6 Marabotto, Eva: "La esquina del librero, barro y pampa", en Clarín, 5 de noviembre de 2000.
7 Turcatti, Esteban "El gaucho que conquistó el mundo", en La Capital, Mar del Plata, 5 de noviembre de 2000.
8 Urfeig, Vivian: "Un nuevo museo rescata la historia de inmigrantes gallegos", en Clarín, Buenos Aires, 13 de diciembre de 2005.
9 Peralta, Elena: "Clubes españoles", en Clarín, Buenos Aires, 3 de julio de 2005.
10 Beltrán, Mónica: "La primera escuela gallega que enseña a chicos argentinos", en Clarín, Buenos Aires, 25 de abril de 1999.
11 S/F: "BIENVENIDOS A VIDES, TAPAS Y VINO La sencilla calidez de una tasca", en www.videstapas.com.
12 S/F: "Cocina Celta de Manuel Corral Vide", en www.labasicaonline.com.ar.
13 Corral Vide, Manuel: "Cocina gallega", en Galicia en el mundo, Edición Mercosur. Buenos Aires, 3-9 de septiembre de 2001.
14 Corral Vide, Manuel: "Cocina gallega", en Galicia en el mundo, Edición Mercosur. Buenos Aires, 14-20 de febrero de 2000.
15 S/F: "José Cameán Parcero. Un vecino de Bembibre, Parroquia de Buxán", en El mensajero gallego, N° 2, Abril de 1998.
16 Artola, Daniel: "Salvador de la Calle lleva tres cuartos de siglo residiendo en Saavedra "En 1929 el barrio estaba lleno de quintas" ", en El Barrio Periódico de Noticias, Buenos Aires, Año 6, N° 67, Octubre de 2004.
17 Da Costa, Ana: "Entrevista a Juan Filloy", en www.bibnal.edu.ar, 2 de marzo de 2000.
18 Zacharias, María Paula (texto); Roll, Mauro (fotos): "La vidriera cultural", en La Nación Revista, 22 de agosto de 2004.
19 Alonso, Rodolfo: Entrevista en Historia de la Literatura Argentina. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
20 Pérez-Prado, Antonio: "Recuerdos de la América pródiga", en Clarín, 19 de noviembre de 2000.
21 S/F: "Un periodista loco por la gaita", en Clarín, 26 de septiembre de 1997.
22 Ghitta, Víctor Hugo: "Elegía a Paco Rabal dormido en Aguilas", en La Nación, Buenos Aires, 2 de septiembre de 2001.
23 Servia, Rubén: e-mail enviado a M. G. R.
24 Cortez, Alberto: "El abuelo", en www.albertocortez.com. Reproducido en www.galespa.com.ar.
25 Muleiro, Vicente: "El mirador", en Clarín, Buenos Aires, 27 de septiembre de 1998.
26 Garzón, Raquel: "ENTREVISTA CON MARIA G. HENESTROSA Bajo el signo del folletín". (Foto: David Fernández), en Clarín, Buenos Aires, 19 de noviembre de 2002.
27 Yarmolinski, Daniel y Pesce, Graciela: Bulebú con soda: tangos para chicos. Con prólogo de Horacio Ferrer. Buenos Aires, Corregidor, 2005. 256 pp.
28 S/F: "Astor Piazzolla. Alma de bandoneón", en La Capital, Mar del Plata, 25 de mayo de 2000.
29 Argerich, John: "El amasijo ARRIBA Y ABAJO (Donde se habla de lo que dijo el finado Pestolini en cierta oportunidad), en Argentina Universal, Wahington D. C., Septiembre de 2005.
30 Spinetto, Horacio: "Los Oficios – Entre el Olvido y el Rescate – El fotógrafo de plaza", en www.dgpatrimonio.buienosaires. gov.ar.
31 Estévez, Paula: "Buenos Aires es nuestra 5° provincia de ultramar", en La Prensa, 7 de noviembre de 1998.
Madrileños
Era madrileño Ramón Gómez de la Serna. Alvaro Abós incluye en uno de sus libros un relato de David Alfaro Siqueiros acerca de la participación del español en una discusión, durante una fiesta en casa de los Rojas Paz: "Los asistentes habían ya bebido copiosamente y "en la euforia de la conversación y en respuesta extraña a una de mis anécdotas de bravura mexicana en la Revolución Méxicana, Gómez de la Serna hizo la alusión siguiente: "En la Revolución Mexicana como en todas las revoluciones de México, no murieron más que aquellos a quienes agarró de sorpresa la muerte natural. Nadie ignora -agregó- que las revoluciones de los mexicanos son invariablemente incruentas". (…) me pareció muy normal decir: "¡Gómez de la Serna, en las familias hay siempre dos tipos de hijos: aquellos que no se despegan jamás de las faldas de sus madres y esos otros que, despegándose de esas faldas, van a aventurarse valientemente por el mundo! Ustedes, los españoles de España, son hijos del primero, y nosotros somos hijos del segundo, del aventurero, de Hernán Cortés, de Pizarro, de Alvarado, de Ponce de León. Y quizás de ahí provenga nuestro temperamento belicoso". (…) "El autior de Greguerías, dada la gran cantidad de alcohol que había ingerido y profundamente lastimado por aquello de la "pollera" de las mamás de los que se habían quedado en España, creyó conveniente responder con una blasfemia, ya no sólo contra México sino también contra todos los pintores de América latina. Una blasfemia tal que el violento Lino Eneas (sic) Spilimbergo no pudo resistir y replicó lanzándole la bebida de una copa a la cara. Así llegaron las cosas a un grado de violenta pelea a botellazos y sillazos entre pintores y escritores y el alarde mío de empujar el piano contra un grupo de los opositores literatos" (1).
María Luisa Robledo nació en 1912; falleció en 2005. La española expresó en una entrevista: "He tenido una carrera muy hermosa, no me puedo quejar. Con todos los altos y bajos que tiene esta profesión, pero estoy muy satisfecha de ser actriz. La vocación me nació de siempre; ya desde chica cantaba. Fue la maestra del colegio quien advirtió a mi madre que yo estaba predestinada para todo lo que fuera arte. Entonces, mi mamá me apoyó para que yo estudiara, sin importarle los prejuicios de la época para con los artistas. Y así llevo 68 años de teatro y 81 de vida". Esta madrileña que llegó a Buenos Aires en 1935, siente devoción por la poetisa Alfonsina Storni y por el gran Federico García Lorca, y se lamenta de no haber podido conocerlos personalmente (…) "Le debo mucho a este país. Tengo más años de argentina que de española y en todo este tiempo no he hecho más que recibir elogios, premios, diplomas… Me siento plena", concluye" (2).
Norma Aleandro, una de sus hijas, relata: "Estaban en la compañía de De Rosas en España, se conocieron, se enamoraron. Tuvieron a mi hermana y con la guerra se vinieron para acá. Con mi abuela, la madre de mi madre, de manera que yo nací en Buenos Aires. Comparada con su marido, Robledo "era más realista, pero también amaba su profesión como un sacerdocio. Si había que hacer algo para ganar plata en un escenario con algo que no fuera digno, no lo hacían. (…) Vivíamos muy humildemente. Nací en la Avenida de Mayo, en el Palacio Vero. Luego el departamento, chico, donde no faltaba la comida, pero un guardapolvo para todo el año, y al siguiente el mismo, alargado. Sin vacaciones. Mis padres hacían muchas giras para mantener la casa. Nosotras, con mi abuela. Estar un año afuera haciendo teatro era bastante común" (3).
"Mi abuela fue una gran narradora de cuentos, una mujer con una gracia muy especial, una castellana con el gracejo de los andaluces en su manera de narrar historias y en la que su tierra tomaba giros místicos. A mi hermana y a mí no dejaba de sorprendernos que aquella mujer hubiera sido testigo de tantas maravillas -recuerda con cariño y admiración Norma Aleandro-. Fue la persona que más influyó en mi vida. Ella me crió y me abrazó en esas noches de miedo, hasta que me quedaba dormida. Porque de chica era muy miedosa. (…) Aleandro confiesa que sigue con la tradición de narradora de cuentos, esa que la formó y que le permitió hoy vivir de lo que ama y seguir soñando" (4).
El guitarrista Manolo Yglesias "nació en Madrid, comenzó siendo bailarín de Danzas Españolas. Empieza a tocar la guitarra. A los quince años es contratado por la Compañía de Angel Pericet como tercer guitarrista. En 1967 pasa a ser el primer guitarrista de esa Compañía. Compone, escribe, dicta clases de guitarra. Recorrió gran parte de América y Europa dando conciertos y seminarios. En 1995 graba su primer CD, en Estocolmo (Suecia) y en Buenos Aires recibe el Premio Manuel de Falla "95 a la trayectoria musical".
En una entrevista, contó: "Primero vino mi padre solo a buscar trabajo en 1948, como inmigrante, escapado de la guerra civil en España. Al año siguiente vinimos mi madre y yo. Yo contaba sólo con dos años de edad cuando llegamos. (…) yo me crié aquí, llegué desde muy chico, tengo mi casa, mi familia, mi padre murió aquí, vivo con mi madre" (5).
Relata Carlos Prebble: "mi abuelo materno llegò, a principios del siglo XX, al puerto de Buenos Aires; viajaban con èl muchos parientes. Cuando el empleado de Migraciones le preguntò su nombre, èl dijo "Moisès Josè Almendra". El empleado le contestò: "¿Còmo se van a apellidar Almendra, si son tantos?". En el documento argentino que recibieron, todos ellos se apellidaban Almendros. Y asì se llaman sus descendientes argentinos (6).
Notas
1 Abós, Alvaro: Cautivo. Buenos Aires, El Zorzal, 2004.
2 S/F: "María Luisa Robledo a 68 años de su debut: "Me siento plena"" , en La Maga, 1° de abril de 1994.
3 Mactas, Mario: "Norma Aleandro. Estados del corazón", en La Nación Revista, Buenos Aires, 8 de diciembre de 2002.
4 Scherer, Fabiana (texto); Lucesole, Martín (fotos): "Norma Aleandro Señora de la escena", en La Nación Revista, Buenos Aires, 5 de junio de 2005.
5 S/F: "Manolo Yglesias", en Contratiempo 1° Magazine del Flamenco y la Danza Española. Año 1 N° 6. Buenos Aires, Mayo de 1998.
6 González Rouco, María: "La inmigración judía: El viaje", en Recreando la cultura judeoargentina/2 Literatura y artes plásticas. Buenos Aires, Editorial Milá, 2004. Tomo I. 334 pp.
Murcianos
Joaquin Vicente nació en Murcia. "Creador de "Los Iberia" hoy Joaquín Vicente sigue viviendo de su guitarra y de su arte. Aunque se dedica más a tocar Rumbas por cuestiones económicas de vez en cuando se hace un espacio y se lo escucha interpretar buen flamenco. Fue uno de los primeros fundadores de "FAMA" el tradicional tablao porteño. Los Iberia grabaron dos CD y de próxima aparición el 3°. Esta familia de artistas compuesta por su esposa Norma (baile), su hija Noelia (baile), su hijo Gonzalo (percusión), un bajista y dos bailarinas invitadas conforman este grupo dispuesto a deleitar y divertir a los amantes del género" (1).
Miguel Sánchez Romera, "nacido en la Córdoba argentina de padres inmigrantes españoles, y residente en Barcelona" (2), evocó en un reportaje a su madre murciana (3).
En "Algunas opiniones de autores sobre el humor o el humorismo", Grand Jovialiste (Eduardo Brieux) se refiere a Jordán de la Cazuela: "Tato Bores dijo que un humorista como su guionista Jordán de la Cazuela es "ese profesional cuyo talento permitirá que otros hagan reír o llorar al público" El guionista fue un hombre muy eficaz en su oficio que trabajó también en la administración pública, autor de los célebres y buenos monólogos del actor Tato Bores, los que eran dichos una vez por semana en la pantalla de televisión" (4).
Notas
1 S/F: "Joaquín Vicente "Un poquito de compás", en Contratiempo 1° Magazine del Flamenco y la Danza Española. Año 1 N° 9. Buenos Aires, Agosto de 1998.
2 EFE: "Sánchez Romera da lecciones de Gastronomía en Japón", en www.noticiasdenavarra.com, 11 de febrero de 2003, Núm. 2407.
3 S/F: "Encefalograma de la gastronomía", en La Prensa, 14 de mayo de 2000.
4 Gran Jovialiste (Eduardo Brieux): "Algunas opiniones de autores sobre el humor o el humorismo", en www.personales.ciudad.com.ar.
Valencianos
Los valencianos y sus descendientes honraban con su "falla" a San José, en Buenos Aires. Escribe Jorge Bucay que en Valencia, "A la medianoche del 19 de marzo, festejando el último día del invierno y según me cuentan en honor a San José, patrono de todos los artesanos carpinteros, las obras de arte callejeras se encienden al unísono en cada rincón de la aldea. La gente, por miles, valencianos y visitantes, festejan y aplauden lo que en minutos pasa a pertenecer al pasado. La tradición popular nos invita a arrojar a la falla papelitos que contienen palabras o dibujos que representan a aquello que quisiéramos dejar atrás, purificado por la pira de la quema. (…) Yo, en medio de unas 100 mil personas, ensordecido por el estruendo de los fuegos artificiales, lloré emocionado. Seguramente lloraba muchas cosas de mi pasado, pero también recordando con nostalgia que en pleno centro de Buenos Aires, cuando yo era pequeño, también había fallas valencianas. Los inmigrantes recordaban sus tradiciones y las compartían con nosotros, que disfrutábamos sin comprender del todo (1).
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