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Santa Teresa de Lisieux (página 5)


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Según Teresa, patrona de las Misiones, la pobreza nos coloca en el centro del misterio de la Redención: ser pobre es ser salvado, para salvar hay que ser pobre.

María pasa de ser Madre tierna de la que depende, porque no le falla como sus otras madres, a ser hermana en la fe, su guía y modelo que vivió, la primera, plenamente el ideal de pobreza en pos de Cristo.

En síntesis, el movimiento descendente del Amor Misericordioso en su relación con la miseria humana, exige una apertura incondicionada que, desechando toda búsqueda de apoyo creado, se abandona totalmente en las manos de Dios. Esto suscita una actividad generosa de seguimiento de Jesús por el cambio de la Cruz.

"Permanezcamos lejos de todo lo que brilla, amemos nuestra pequeñez, amemos no sentir nada, entonces seremos pobres de espíritu y Jesús vendrá a buscarnos por lejos que estemos" (L.197).

Lima, marzo de 1986

Hermana

Milagros Valdeavellano, r.s.c.j.

CIUDAD.-

Mi buena y querida Hermana:

Acaso le sirva de consuelo que gracias a Ud. en la Clínica donde he sufrido una intervención quirúrgica y en el proceso post operatorio, he pasado largas horas escuchando la voz de Teresa de Lisieux, sintiéndola viva y cerca de mí, a través de sus páginas.

Le felicito por su hermoso trabajo. Creo que reafirma bien su tesis de que la pobreza y el dolor pueden abrir caminos a la espiritualidad.

Creo que su obra puede ser un buen homenaje también en el programa del "Cuatricentenario del Nacimiento de Santa Rosa". Al fin, a pesar de distancias en historia y geografía entre la florecilla del Carmelo de Lisieux y la Rosa de nuestro jardín y de nuestra ermita, hay coincidencias grandes que reafirman su argumento.

Espero que me conceda indulgencia plenaria por mi grave pecado de omisión.

Muy fraternalmente en Cristo,

edu.red

Testimonio

Cuando leía las páginas del "Dios de los Pobres en Santa Teresita del Niño Jesús", no pude menos que recordar a María Clelia fallecida aquí en Lima hace poco más de un año.

María Clelia murió como pobre, con todo el olvido y el abandono que estos significan. Murió en un hospital de pobres, tratada como pobre, desatendida como pobre. María Clelia había elegido ese camino, lo había abrazado con absoluta claridad, sabía adonde la llevaba y sin embargo lo recorrió con su alegría desbordante, con su sonrisa jubilosa, con su mirada cristalina de niña traviesa. ¿Cómo podía darle tanta hondura en esa infantil alegría? María Celia alegraba con su presencia y daba qué pensar con sus preguntas. Mons. Casaldáliga lo sabe bien y también los que la conocimos. ¿Cómo fue posible esta mezcla de ingenuidad y de penetración, o mejor esta ingenua penetración? No lo comprendí hasta que recibí el folleto que sus hermanas, las Hermanitas de Jesús, habían preparado para conservar su recuerdo y su memoria.

Escribió: "Ahora estoy completamente sumergida en la vida tan acaparante de San Cosme, compartiendo por "pura gracia", la herencia de 34 años de amistad con los vecinos. . . Es hermoso y exigente.

La situación de la gente es cada vez más dura y a veces me desespera. Sólo la fuerza que ellos tienen para vivir me hace levantar la cabeza y mirar a Dios, Señor de la vida, porque El tendrá finalmente la última palabra.

Cada día compruebo la fe y la esperanza que anima. Siempre pensé que para vivir aquí en San Cosme, hacía falta una doble dosis de fe y de esperanza, lo pienso cada vez más . . . Pero a eso llegamos por pura gracia de Dios". (Carta a la Hermanita Suzane. 21.IV.1985).

Descubrir que todo es gracia, que la fe y la esperanza iluminan el camino, que el Señor es el Dios de la vida, que los pobres nos ordenan a confiar en El antes que en nosotros o nuestros métodos y técnicas todo esto procede de una profunda experiencia espiritual que fue madurando a lo largo de su corta vida.

Experiencia de despojamiento, de abandono en las manos del Padre, de confianza humilde y de tiniebla, oscuridad y duda todo esto al mismo tiempo. Escribía: "Pido tanto a Dios, a pesar de la aridez de mi oración, llegar a esa intimidad gozosa ante El y su misterio aunque El permanezca misterio…" Experiencia espiritual en los barrios marginales de América Latina, de su Brasil natal, de Chile, de Colombia y del Perú. Aquí en el Cerro San Cosme donde tuvo la alegría "de compartir todos los instantes de la vida tan dura de nuestros amigos" como dice una de sus hermanas comprendió que sólo el amor apasionado a Jesús, "de persona a persona" permite vivir plenamente la consagración religiosa y en especial el celibato, pero esta consagración se medía, "reside, escribía ella, en el amor al pobre. Amor gratuito apasionado, que corre todas nuestras energías. Yo creo que lo uno no existe sin lo otro (el amor a Jesús y el amor a la gente). Los pobres concretos a quienes Jesús nos envía por la fraternidad necesitan todo nuestro ser, nuestra inteligencia, todas nuestras posibilidades de amar, impulsadas por el amor de Jesús que quiere amarlos a través nuestro. Esta decisión de amar es lo que permanece durante nuestra vida, la roca sobre la cual queremos construir nuestra vida".

Estos dos mismos elementos se encuentran en la carmelita de Lisieux. ¿Cómo puede coincidir una contemplativa encerrada en el claustro desde sus quince años con una Hermanita de Jesús que comparte efectiva y afectivamente la suerte de los pobres? ¿Por qué en los últimos años María Clelia, lee y asimila la doctrina de Teresita? María Clelia comprendía y sufría el desgarramiento interior de muchos de sus amigos que quería ser fieles a la Iglesia pero a quienes ciertos cristianos, no comprendían y hasta a veces calumniaban. No estaba ajena a la problemática eclesial y compartía una visión de Iglesia, de presencia en el mundo de los pobres, de gratuidad del amor que provenía de una espiritualidad muy definida. ¿Cómo podía encontrar en Santa Tersita, la burguesita decadente de fines de siglo una maestra de vida espiritual? Si no hubiéramos conocido a María Clelia y no conociéramos la espiritualidad que nace y se alienta en las comunidades cristianas no encontraríamos respuesta. Felizmente no es el caso.

La Hermanita de Jesús fiel a su carisma descubrió en sí misma la pequeñez de criatura. El sentido profundo de sentirse "criatura" hecho por El nos lleva a descubrir también nuestra pequeñez, nuestra impotencia, nuestro pecado. Este descubrimiento puede ser traumático, desconsolador para el que se cree "arquitecto de su propio destino" pero para el que confía con el candor del niño en el amor generoso del Padre que aguarda ese descubrimiento se torna en fuente de paz y de alegría. Se descubre la infancia espiritual. El es nuestro Padre nosotros somos unos niños traviesos que queremos hacer las cosas a nuestra manera, el Padre nos deja pero en algún momento nos llama y nos habla al corazón. Este es el punto de confluencia entre la espiritualidad claustral de la carmelita y el testimonio radiante de María Celia. Las dos pasaron por la misma experiencia de pequeñez, de miseria, de incapacidad y encontraron su "caminito".

Esta experiencia tiene un ingrediente más doloroso aún, en el lenguaje espiritual se la llama desolación, aridez, duda, "el muro" para Santa Teresita, el "misterio" para María Clelia. Eso que buscamos y no encontramos en dónde está? ¿no es todo ilusión? ¿Para qué seguir buscando lo que no vamos jamás a encontrar? ¿Y por que te ocultas Señor? ¿Por qué me has abandonado? Es el sentimiento de derilección, de abandono, de llegar al fondo de la noche y de la duda. Es la purificación de la fe, es su caminar de oscuridad en oscuridad o como me corrigió una Hermanita de Jesús de luz en luz. Las dos tuvieron esta experiencia del abandono de Dios. Una en su claustro la otra en medio de los pobres. ¿No nos hace pensar este hecho? Antes de morir dijo María Clelia: "he gritado anoche (como sus vecinos de cama de hospital de pobres) tanto me dolía, . . . yo no se sufrir y de repente pienso en Santa Teresita, que no habrá pasado ella! Ella murió ahogada, ¿te das cuenta?". Jesús también murió gritando y es en este Jesús que pasó haciendo el bien en el que se encuentran la carmelita y la hermanita. Ellas descubrieron al Dios de los cristianos que es el Padre de Jesús, que es el amor que perdiera en medio de nuestros fracasos y culpas y que es su presencia en su Palabra en su Eucaristía y en su Iglesia. Descubrieron lo que llama la autora de este libro "Al Dios de los Pobres" y por eso desde situaciones tan diversas pudieron hermanarse y mostrarnos que Dios es Amor. Para ello tuvieron, me parece el mismo maestro San Juan de la Cruz, y la misma intuición paulina: Dios se sirve de lo miserable de este mundo para salvar a los que se creen algo.

He querido poner en parangón la figura de María Clelia con la de Santa Teresita no para canonizar a María Clelia sino para ayudarnos a comprender que estamos en un camino ya recorrido con éxito por otros, que este camino nos ayuda a seguir al Señor Jesús con la audacia del discípulo, (yo te seguiré a donde quiera que vayas) y que más allá de las diferencia de lugar, de tiempo y de concepciones culturales hay un núcleo central que unifica nuestras posiciones, el amor al Señor Jesús presente porque creemos "que la salvación y la santidad de Dios atraviesan la humanidad en la historia de un hombre pobre Jesús de Nazareth".

Con la esperanza que esta doctrina que pertenece por muchos modos a la tradición de la Iglesia ayude a nuestros hermanos religiosos y laicos comprometidos en la obra evangelizadora presentamos el libro de Milagros Valdeavellano.

Lima, 03 de Diciembre de 1986.

Hno. Noé Zevallos, f.s.c.

SEGUNDA PARTE

Algunos aspectos de actualidad

DISCÍPULOS MISIONEROS POR EL CAMINO DE APARECIDA

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A pedido de cristianos de todo el mundo, el Papa Juan Pablo II el 19 de Octubre de 1997 proclamó solemnemente a Santa Teresita como Doctora de la Iglesia. La tercera mujer en toda la Historia de la Iglesia que alcanza este título.

Desde su oscura celda esta humilde monja, muerta de tuberculosis a los 24 años, se convirtió oficialmente en maestra universal por habernos descubierto la predilección de Dios hacia los pobres.

Sólo escribió su corta vida como la "Historia primaveral de una pequeña flor blanca", poesías y cartas para sus más allegados. Los sabios y prudentes del mundo la despreciaban como una ignorante que apenas cursó pocos años de colegio y nunca leyó nada fuera de la Biblia y las poesías de otro Doctor de la Iglesia, San Juan de la Cruz.

Pero leyó la vida y en ella encontró la inmensa ternura de Dios que escoge a los pobres para destronar a los poderosos y llena de bienes a los hambrientos mientras a los ricos los despide vacíos, como cantaba la Virgen María, preñada de Dios, en los albores del cristianismo (Lucas 1.46-55).

Teresa también sólo se dedica a cantar las misericordias de Dios como su Madre:

"Todo es gracia"

UNA JOVEN ABSOLUTAMENTE FELIZ

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Para América Latina donde más de la mitad de la población tiene menos de 25 años, Santa Teresa de Lisieux, muerta tuberculosa a los 24 años, tiene un mensaje importantísimo.

Ser joven es ser entusiasta, tener ideales, arriesgarse y sobre todo ser sincero, franco. Hoy los jóvenes se sienten "collera" más que antes… Tienen urgencia de estar juntos, de compartir, de ser "causas". Son felices si hay para todos. Pero tienen miedo de un futuro incierto. Quieren huir del dolor, no saben qué hacer.

Teresita sufrió mucho, muchísimo pero fue inmensamente feliz; no ciertamente por irresponsable o ilusa sino porque alcanzó la madurez más envidiable. Cuando todavía está en el noviciado, la priora la hizo prácticamente maestra de novicias, es decir encargada de formar a las jóvenes que recién se incorporaban a la comunidad y supo poner en su sitio, con singular delicadeza, a la superiora resentida por las dificultades en su elección.

Nunca se hizo ilusiones respecto a la mediocridad de sus monjas y soportó sus mezquindades, que ella llamaba "alfileretazos" (entre otras cosas, la acusaban de ser la culpable de que su papá estuviera en un manicomio con camisa de fuerza).

A los 14 años empezó –como ella misma dice- "una carrera de gigante": dejó los pañales de la infancia y empezó la vida adulta; era una pituquita engreída que lloraba por cualquier cosa y esa noche de Navidad tuvo su "conversión"-muy banal pero por eso muy cercana a nosotras-: ante una palabra desagradable de su padre no llora sino que se hace la sorda y se pone a hacerle fiesta a todos.

Todos tenemos mil ocasiones parecidas en las que podemos pensar antes en hacer felices a los demás superando nuestros disgustos personales ¿no?

En una palabra resume ella su cambio: "la caridad entró en mi corazón y con ella la necesidad de olvidarme de mí misma para dar gusto a los demás y desde entonces –dice al final de su vida-soy FELIZ". Era la alegría de su casa y luego del convento, la que animaba todos los recreos; incluso en su lecho de muerte estaba siempre sonriente animando a las demás.

Nuestra juventud busca un camino, ella halló un "caminito" que le dio sentido a su vida, la hizo feliz y que hace de ella un ejemplo para nuestros jóvenes: creer que Dios es puro Amor Misericordioso y entregarse enteramente a El desde los más pequeños detalles de la vida diaria.

¿Cuál fue el secreto de su madurez? ¿De su felicidad? EL AMOR. Se enamoró de un Jesús que era "su contemporáneo" (como dice un estudioso de su vida) no un personaje de la historia pasada ni un Dios altísimo y lejano, sino el Dios-Hombre que la cautivó totalmente y ella "se dejó seducir" como Jeremías 20.7, que le "sorbió el seso" y la hizo SABIA.

Teresa nos recuerda que la madurez no es cuestión de tiempo sino de Amor.

Teresa nos recuerda que la felicidad no es cuestión de placer sino de Amor.

En nuestro continente la juventud parece que tiene los caminos cerrados: los que escapan de la muerte (porque aquí los niños están mucho más cerca de la muerte que los ancianos) en un 48% son desnutridos crónicos, 12% no tiene ningún nivel educativo, en el sector rural el 60% de los niños no sabe leer ni escribir y muchos leen sin entender, todos conocemos el trauma de los que "se preparan" para ingresar a la universidad y no entran nunca o la abandonan muy pronto. El amor parece atrapado entre la droga y el sida. La violencia campea.

¿Qué salida tenemos?

Esta burguesita de fines del ochocientos, con su moño en alto "para parecer mayor" (tiene 14 años y pretende entrar ya al convento) nos reta a todos los jóvenes a sonreír al futuro, con la seguridad del triunfo: el AMOR siempre vencerá dejando atrás la muerte, el vicio, el sin-sentido, la violencia tentadora, el egoísmo estéril, la bulla que aturde para no ver la realidad, la rivalidad y la competencia, la soledad.

Todos tenemos acceso al Amor. En cada minuto de nuestra vida podemos encerrarnos en nosotros mismos o abrirnos a los demás. Siempre podemos hacernos prójimos del herido en el camino como el samaritano (Lucas 10.25-37) dejando que se nos remuevan las entrañas y dando una manito.

"Jesucristo entregó su vida por nosotros

Y en esto hemos conocido el Amor.

Así también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos" (1Juan 3.16).

Dejemos que el Amor de Jesús invada nuestra vida como invadió la de Teresa y seremos felices.

UNA MUJER CON AGALLAS

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Soy una mujer bastante promovida, con alto nivel de estudios, con actuación pública bastante conocida. Normalmente no me puedo quejar. Pero puedo decir que sufro en carne propia la humillación cotidiana de ser mujer:

  • Un objeto sexual para consumo comercial

  • Un sujeto de categoría inferior.

Toda una lucha para que se reconozcan nuestros derechos en la sociedad, lleva a nuestras organizaciones a crear "secretarías de asuntos femeninos", pero no secretarías de asuntos masculinos. En el gobierno se crea un ministerio de la mujer, pero no uno del hombre. Evidentemente las otras secretarías / ministerios no son para las mujeres, aunque haya algunas infiltradas que son las excepciones que confirman la regla.

En la Iglesia somos siempre marginadas, sin voz ni voto, pero somos las únicas que vamos a las charlas que dan los curas. Ya ni siquiera se puede estudiar teología junto con los candidatos al sacerdocio, y no podemos serlo. Nunca pasamos de "súbditas" de los curas, ellos son siempre los superiores, directores espirituales, etc.

La mujer, creada para ser COMPAÑERA se ve degradada por el pecado: "buscarás con ardor a tu marido y él te dominará" (Génesis 3.17). Sin embargo, reivindicada por Jesús, es redimida en la Cruz. Pero todavía queda mucho para alcanzar la nueva criatura que vive de la energía que viene de la Resurrección.

Teresita también percibe el problema, sobre todo en su viaje a Roma: "Todavía no puedo comprender porqué en Italia las mujeres son tan fácilmente excomulgadas. A cada paso nos decían "no entréis aquí… no entréis allí que quedaréis excomulgadas… ¡Ah, pobres mujeres! ¡Qué despreciadas son…! Sin embargo, ellas aman a Dios en un número mucho mayor que los hombres y durante la pasión de Nuestro Señor las mujeres tuvieron más valor que los apóstoles pues desafiaron los insultos de los soldados y se atrevieron a enjugar la Faz adorable de Jesús…"

Teresita protesta y reivindica la dignificación de la mujer por Jesús, pero personalmente para ella la figura femenina era muy respetable e importante. Vivió toda su vida entre mujeres y se sintió siempre muy apreciada. Vio desde muy niña a su madre matarse –literalmente- ganando plata. Zélie era toda una empresaria que hizo una fortuna trabajando duro y explotando a otras trabajadoras en la fabricación del famoso "punto de Alençon" (pero, eso sí, las trataba muy bien porque era muy buena cristiana).

El capitalismo puso las bases económicas para la igualdad de la mujer por el trabajo, pero Teresa da un paso más y, para comprender la problemática femenina, se lanza por el camino teológico y supera las concesiones, apuntando a una situación de privilegio, centrada en el mismo Jesús (para Teresita el único título de nobleza es el parecerse a Jesús) y sigue su reflexión: "Tal vez el Señor permite que el desprecio sea su patrimonio en la tierra, precisamente porque El la escogió para sí mismo…En el cielo sabrá demostrar claramente que sus pensamientos no son como los de los hombres, porque entonces las últimas serán las primeras…"(A66)

Teresa es una mujer que no se amilana con nada. Cuando le niegan el permiso para entrar en el Carmelo a los 15 años, apela personalmente a todas las autoridades, como su capacidad de convencimiento no consigue lo deseado, se va hasta Roma para pedirle directamente la autorización al mismo Papa que, por cierto, se queda muy asombrado. Es una delicia ver sus cartas de ese tiempo, cómo va pasando del capricho a la aceptación de la voluntad de Dios, desde su propia voluntad de entregarse a su manera, hasta descubrir que lo que realmente Dios quiere es su fe incondicional; es la combinación de una intrepidez extrema –que asombra a todos- con una sumisión extraordinariamente libre.

Su intrepidez no desmerece nunca. Ya en el Carmelo quiere ser sacerdote (¡en ese tiempo!) para predicar correctamente sobre María (cuando no se podía criticar las palabras sacrosantas de los curas!). Es más, desea aprender griego y hebreo (cuando ni siquiera había terminado la primaria!) para leer la Biblia en sus idiomas originales. Una radical tiene que ir siempre a las raíces…

En sus últimos años esta jovencita tan poco instruida se hace maestra de dos misioneros que le son encomendados como sus hermanos espirituales y les enseña los misterios de la vida cristiana descubiertos en la simplicidad de su vida, con asombrosa y delicada seguridad. Ella sabe que no se equivoca cuando dice que Dios es puro Amor Misericordioso, que lo propio del Amor es abajarse y explica las leyes del comportamiento divino como la teóloga más eximia.

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Antes de morir escribe sus versos más maduros dedicados a la Virgen María donde expresa toda su doctrina mariana explayándose en presentarla como la mujer sencilla del pueblo, que sigue a Jesús en la oscuridad de la vida cotidiana y por eso es el modelo de la santidad más auténtica y verdadera.

Por eso en 1932 algunos de sus devotos solicitan a la Santa Sede que se abra un proceso para proclamarla "Doctora de la Iglesia Universal". La respuesta no se hace esperar: hay un obstáculo absolutamente infranqueable, Teresa es mujer…

Terminando el Concilio Ecuménico Vaticano II el Papa Pablo VI reconoce la injusticia de la norma y admite a dos mujeres entre los doctores de la Iglesia:

  • Santa Catalina de Siena (siglo XII) analfabeta y consejera de Papas y cardenales en un momento dificilísimo de la Iglesia

  • Santa Teresa de Avila (siglo XVI) fémina inquieta y andariega según sus detractores, pero maestra de oración y vida espiritual de muchas generaciones cristianas.

Por todas partes del mundo católico se ha alzado la voz de los fieles y episcopados enteros pidiendo el reconocimiento oficial del Vaticano al Doctorado Universal de Teresa. Pero oficiosamente se advierte en círculos eclesiásticos que eso sería un grave peligro pues daría pie a ciertas reivindicaciones feministas.

El 19 de Octubre de 1997 Su Santidad el Papa Juan Pablo II la proclama ante el mundo como Doctora de la Iglesia.

Nadie podrá negar que el mayor aporte de Teresita a la teología feminista es el haber descubierto el Corazón Materno de Dios y haber hablado de El.

La feminidad viene de la misma esencia de Dios, no es de segunda categoría:

"A imagen de Dios los creó

macho y hembra los creó".

(Génesis 1.27)

UNA OPCION TEOLOGAL

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Desde la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín (1968) la opción por los pobres ha atravesado a la Iglesia Latinoamericana causando enfrentamientos, rupturas, martirio…SANTIDAD.

Sus detractores han tenido que terminar aceptándola con una forma edulcorada "preferencial no exclusiva ni excluyente". No faltó quien irónicamente comentara que la opción por el matrimonio también debería ser no exclusiva ni excluyente. Pero nuestros Obispos han seguido ratificándola en Puebla, Santo Domingo y ahora en Aparecida, con mayor vigor siempre, considerándola imprescindible en la Iglesia de nuestro continente, porque esencial al cristianismo.

Se la ha criticado por ser política y ciertamente lo es, también. Sus detractores han demostrado desde el principio que su rechazo era inminentemente político aunque tratara de esconderse bajo capa teológica. El sufrimiento de millones de pobres, portadores privilegiados de Dios y vicarios de Jesucristo según un antiguo apelativo cristiano, nos hace reconocer a cada momento que más que teológica es una opción teologal. Es decir no sólo parte ineludible del discurso teológico –sobre Dios- sino que alcanza directamente la relación con Dios.- Un amigo teólogo –usando palabras difíciles- decía que no sólo es epistemológica sino epistemopática (clave del conocimiento no sólo discursivo sino también pasional).

Para Teresa es mucho más sencillo. Dios ha optado por los pobres.. Toda la Biblia proclama que Dios se nos acerca por medio de los pobres y que sólo podemos llegar a El por el camino de los pobres. "Hazte pequeñuelo y Dios te mirará con agrado. Porque grande es el poder del Señor y los pobres son los que le dan gloria"(Eclo.3.18-20).

La conducta de Dios, tal como nos la enseña la fe es el escoger a los pobres. Teresa no lo leyó en los libros de Teología de su tiempo que no leyó y que tampoco lo decían. Pero se alimentó intensamente de los escritos de San Juan de la Cruz, el doctor del Amor y de la desnudez como camino A DIOS porque camino DE DIOS. El Padre de la Reforma Carmelitana (siglo XVI) fue muy tajante en la dialéctica del TODO-NADA y fue implacable testimoniando el camino del despojo, de la pobreza absoluta como único modo de llegar al Dios que Jesucristo nos revela. La ascesis más radical porque "el que se rehusa a salir en la noche a buscar al Amado… sino que en su lecho y acomodamiento lo busca… no llegará a hallarlo." Nuestra carmelita asimiló ávidamente lo que este maestro le decía, rogando a Dios que obrara en ella todo lo que el Santo escribía.

Esta preferencia de Dios por los pobres Teresa la leyó en su vida, cuyo sentido escrutaba como revelación certera del Señor. Ella, tan pobre y pequeña atraía la mirada del Dios Misericordioso como María, su Madre, la Pobre, la Agraciada (Lc.1.28 y 46-55). Y luego, a la luz de los pocos textos bíblicos del Antiguo Testamento que conocía, queda llena de alegría al descubrir la Ternura de Dios a los pequeñitos que llama a venir a El: "Como una madre acaricia a su hijo, así los consolaré Yo, los llevaré en mi regazo y los meceré sobre mis rodillas"(Is.66.12- C3r). Es evidente para ella que Dios escoge a los pobres para darles gratuitamente su cariño.

¿Por qué?

Este es el gran descubrimiento de nuestra Doctora de la Iglesia: porque "lo propio del Amor es abajarse", empobrecerse. La predilección por los pobres no sólo es práctica divina, gusto de Dios, es la máxima expresión de su misma esencia. Dios es puro darse, vaciarse, hacerse pobre, porque es Amor Misericordioso. Teresa de política no sabía nada. Pero de Dios sabía mucho, saboreaba mucho. Ella se da cuenta que optar por el camino del pobre es llegar al mismo Corazón Divino, a su mismo SER

Hoy la categoría pobre tiene connotaciones específicas en un sistema socio-económico-político injusto: es el despreciado, el marginado, el excluído, el explotado, el oprimido; las dos terceras partes de la humanidad que tienen hambre real. En el Perú los vemos en la calle a cada paso interpelándonos. No tenemos derecho de andar elucubrando sobre la palabra para no asumir la responsabilidad de su existencia. La presencia masiva de los pobres hoy es un pecado grave, gravísimo porque es contrario a la voluntad de Dios y tiene culpables: los interesados en mantener la situación porque les favorece y los cómplices que pretenden ser neutrales. Pecado que es posible cambiar, que la gracia nos exige cambiar y nos hace convertirnos luchando para vencerlo, como dicen nuestros Obispos en Medellín y reitera Juan Pablo II en Sollicitudo Rei Sociales (16-21)

"El Evangelio nos debe enseñar que, ante la realidad que vivimos, no se puede hoy en América Latina amar de veras al hermano y por lo tanto a Dios, sin comprometerse a nivel personal y en muchos casos, incluso a nivel estructuras (nivel político), con el servicio y la promoción de los grupos humanos y de los estratos sociales más desposeídos y humillados, con todas las consecuencias que se siguen en el plano de estas realidades temporales", sentencian rotundamente nuestros Obispos en Puebla (327).

"Sabemos que todo esfuerzo por mejorar una sociedad, sobre todo cuando está tan metida esa injusticia y el pecado,

es un esfuerzo que Dios bendice,

que Dios quiere,

que Dios nos exige."

Nos garantizó Monseñor Oscar Romero minutos antes de ser asesinado por defender la causa de los pobres, pero sobre todo por reconocerse en cada pobre, por haber sabido reconocer al Señor en cada pobre concreto, en el grito de todos los pobres del mundo.

Teresa habla indistintamente de pobre, pequeño, débil, sencillo, criatura, nada, nadita. Se mueve en un contexto diferente al nuestro, pero es evidente que su intuición sobre Dios sólo es comprensible desde el pobre concreto y real que viene a ser sacramento de Dios.

Como nos dijo también Monseñor Romero días antes de morir:

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"Nada hay tan importante para la Iglesia como la persona de los pobres y oprimidos, que además de ser seres humanos son también seres divinos, por cuanto de ellos dijo Jesús que todo lo que con ellos se hace El lo recibe como hecho a El.

Y esa sangre, la sangre, la muerte están más allá de toda política.

Tocan el CORAZON MISMO DE DIOS". (16 de Marzo 1980)

¿Nos dejaremos interpelar por los pobres como voz y presencia del Señor?

UNA EXPERIENCIA PROFETICA DE FRATERNIDAD

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LA SOLIDARIDAD DE TERESA

En estos momentos en que el Perú está de duelo como resultado del terremoto que asoló el Sur Chico, se está también desarrollando un amplio movimiento de solidaridad con las víctimas que pone en evidencia tanto los valores humanos de nuestra población, como la tradición milenaria de ayuda comunitaria que en la actualidad ha tenido una expresión máxima en la creación y funcionamiento eficiente de la "Mesa de Concertación para la lucha contra la pobreza" durante los últimos años.

Desgraciadamente hay mucho que denunciar en los modos en que se está manejando la ayuda humanitaria, por parte del Gobierno y también de algunos elementos que trafican con el dolor ajeno. La catástrofe viene a poner en evidencia los problemas de nuestra sociedad. El 50% de nuestra población vive en situación de pobreza y el 20% sobrevive en situación de miseria por causa de un sistema injusto que se basa en la explotación de unos sobre otros, en la competencia, en la ley salvaje del triunfo del más fuerte… y nos quieren hacer creer que la solución es precisamente lo que Jesús nos indica como la causa del mal.

¡Qué tal capacidad de engaño!

Condenar la competencia como causa de la injusta situación de pobreza le parecerá a algunos una imbecilidad rayana en la locura, y la propaganda ideológica nos lo quiere hacer creer, pero es una denuncia ineludible para la Iglesia si quiere anunciar la Resurrección del Crucificado y construir ya desde ahora el Reino de Paz , Amor y Justicia que Jesús inauguró.

Monseñor Oscar Arnulfo Romero derramó su vida y su sangre recordándonos:

"No hay hombres de dos categorías.

No hay unos que han nacido para tenerlo todo

y dejar sin nada a los demás,

y una mayoría que no tiene nada

y que no puede disfrutar la felicidad

que Dios ha creado para todos.

Esta es la sociedad cristiana que Dios quiere:

En que compartamos el bien que Dios ha dado para todos"

El problema es tan fuerte que todos nuestros esfuerzos –grandes o pequeños- no lo podrán solucionar. Es la humanidad entera que se debate en una crisis. Al empezar el tercer milenio de la era cristiana nos preguntamos ¿Qué hemos hecho del hombre? …lobo de su hermano y ahora incluso destructor del planeta!!

Teresa de Lisieux, monja carmelita muerta hace poco más de 100 años, completamente ignorante de la situación de peligro ecológico y extrema pobreza que vivimos hoy y de los problemas que vivía el proletariado del mundo en su tiempo, se nos pone delante con una gran lección humana: la solidaridad.

Ella sí sabía que en 1870, tres años antes de su nacimiento el proletariado francés había tomado las armas y establecido la Comuna de París, habían asesinado al Arzobispo y fueron masacrados como delincuentes, materialistas y ateos. Su tío, "cruzado de la Iglesia" seguía condenándolos por los periódicos. Ella vive un asombroso proceso de SOLIDARIDAD.

Desde muy niña, el deseo del cielo había sido el móvil de todos sus actos, como le habían enseñado en su hogar "creía no solo por lo que oía decir a las personas más sabias que yo, sino también porque en el fondo de mi corazón sentía aspiraciones hacia una región más bella. Como Cristóbal Colón (…) presentía yo que otra tierra me serviría de mansión permanente."

Pero Teresa conoce a Jesús Crucificado y se enamora de El, aprende a contemplar en su Faz sangrante lo que es el Amor de su Corazón por los hombres, y cuando, a los 24 años, sabe que su muerte se aproxima por la tuberculosis que la destruye en pocos meses, dolorosamente, se siente invadida por las tinieblas más espesas: "es un muro que se alza hasta el cielo y cubre el firmamento estrellado… el pensamiento del cielo, tan dulce para mí, no es más que un motivo de combate y de tormento…(…)Me parece que las tinieblas, apropiándose la voz de los pecadores, me dice burlándose de mí: sueñas con la luz, con una patria aromada de los más suaves perfumes. Sueñas con la posesión eterna del Creador de todas estas maravillas, crees poder salir un día de las brumas que te rodean. ¡Adelante!¡Adelante! Gózate de la muerte que te dará, no lo que tú esperas sino una noche más profunda todavía, la noche de la nada "(C 6-7).

Esto no es sólo purificación subjetiva de una santa, en el puro estilo de las "noches" de que le hablaba San Juan de la Cruz, sino gesto político, palabra objetiva de Dios: "Me .hizo sentir que verdaderamente hay hombres sin fe".

Y brota la respuesta SOLIDARIA: "Señor, vuestra hija ha comprendido vuestra divina luz. Os pide perdón para sus hermanos. Se resigna a comer, por el tiempo que Vos tengáis a bien, el pan del dolor, hasta que llegue el día por Voz señalado…¿Pero acaso no puede ella también decir en su nombre, en nombre de sus hermanos: Tened piedad de nosotros, Señor, porque somos pobres pecadores (Lucas 18.13)?… ¡Oh Señor, despedidnos justificados!… que todos estos que no están iluminados por la antorcha de la fe la vean, por fin brillar…"(id)

Teresa no condena desde arriba, es solidaria desde abajo.

Es impresionante. En el siglo del individualismo, ella se descubre HERMANA, solidaria. Encerrada desde los 15 años en un pequeño convento de una pequeña ciudad de provincia, ignorada –e ignorante- nos da la solución genial a todos los problemas humanos. Ella aprende que en el fondo la única respuesta a todo dolor humano es construir fraternidad.

Es lo que hizo Jesús, sencillamente:

"EL, siendo de condición divina,

No reivindicó en los hechos, la igualdad con Dios,

Sino que se despojó, tomando la condición de siervo

Y llegó a ser semejante a los hombres.

Más aún: al verlo,

Se comprobó que era hombre.

Se humilló y se hizo obediente,

Hasta la muerte y muerte de Cruz.

Por eso Dios lo engrandeció y le concedió el Nombre

Que está sobre todo nombre,

Para que ante el Nombre de Jesús todos se arrodillen,

En los cielos, en la tierra y entre los muertos.

Y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor

Para gloria de Dios Padre."

(Filipenses 2.6-11)

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Se dejó asesinar porque los hombres morimos y porque los hombres matamos…

De ahí surge la vida resucitada y resucitadora.

Con palabras de nuestro poeta César Vallejo:

"Al fin de la batalla,

y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre

y le dijo :"No mueras, te amo tanto"

Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:

"No nos dejes ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,

clamando:"Tanto amor y no poder nada contra la muerte"

Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,

con un ruego común:"Quédate hermano!"

Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra

le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;

incorporóse lentamente,

abrazó al primer hombre, echóse a andar"

(MASA) "España, aparta de mí este cáliz."

Teresa tocó el fondo. No hizo nada y es Patrona Universal de las Misiones. Ahora Doctora de la Iglesia Universal.

Nosotros también tenemos la misión de anunciar la Buena Noticia de Jesucristo, de ser evangelizadores como Jesús del Dios-Abba (papacito nuestro).

Nada más… y nada menos!

¿El camino? Ser hermanos. Desechar la competencia y vivir la solidaridad.

SI VIVES PARA SERVIR, SIRVES PARA VIVIR

Me impresionó encontrar este lema en las paredes del pabellón 7 del Hospital Nacional de Salud Mental Víctor Larco Herrera, escrita por los mismos internos. Genial orientación terapéutica (del Dr. Andrés Zevallos Echevarría) sencillo programa de vida cristiana.

El stress y la depresión parecen ser enfermedades típicas de nuestro tiempo ¿Quién no las ha sentido?¿Cuántas energías paralizadas?¿Cuántos esfuerzos no hace la medicina para vencerlas? Teresa no escapó a este mal de nuestro tiempo:

  • Su proceso neurótico, que arrastra desde la muerte de su madre, le hace perder la razón a los 10 años, siendo curada por la sonrisa de la Virgen y el cariño de su familia cuando la medicina se declara impotente.

  • A los 12 años queda aprisionada por el estéril sentimiento de culpa ("la terrible enfermedad de los escrúpulos" dice en A 39) de la que sólo el recurso a sus hermanitos del cielo y la firme ayuda de su hermana María lograron liberar.

  • A los 13 años tiene que salir del colegio porque no resiste alejarse de su hermana Celina.

  • El papá debe ser internado en el manicomio 3 años hasta que la parálisis le permita volver a casa.

  • Su último año de vida está marcado por una depresión profunda, característica acompañante de los procesos de tuberculosis, que la hace enfrentarse crudamente a la tentación del suicidio como alivio a sus sufrimientos (DE 22 de Septiembre de 1897).

Contemporánea de Freud, aunque los dos se desconocen, experimentando en carne propia todas las angustias humanas de nuestro mundo, Teresa resume en sí misma, como Jesús, todo nuestro dolor y sencillamente -¡genialmente!- nos marca el único camino de salida: la santidad verdadera, también para nosotros los neuróticos: el amor cotidiano, la caridad.

"Este año Dios me ha concedido la gracia de comprender lo que es la caridad" dice poco antes de morir, en su plena madurez, explicando toda su trayectoria desde su "conversión" a los 14 años cuando "entró la caridad en mi corazón" y detallándonos largamente lo que es para ella su testamento (C.11 a 31) lo mismo que Jesús en la Ultima Cena (Juan 13-17). El Mandamiento Nuevo de "amarse mutuamente COMO YO LOS HE AMADO", expresión máxima de esa "Voluntad de Dios que Jesús nos dio a conocer casi en cada página de su Evangelio".

Hay que leer el mismo texto para comprender la minuciosidad, la delicadeza que también nosotros podemos vivir.

La caridad perfecta, externa y a la vez puramente espiritual, que no puede quedarse encerrada pues debe manifestarse a TODOS, incluso a esos sutiles enemigos que nos rodean de cerca, que no es sólo palabras sino obras comprobatorias, pero a la vez no son sólo obras sino los sentimientos más profundos del corazón. El amor que enseña Teresita cura hasta las raíces y heridas más hondas del alma, no se le escapa nada.

Todas las frustraciones de nuestra finitud – no somos, ni podemos, ni tenemos todo lo que queremos- , toda la angustia de la impotencia y el fracaso que arrastramos –o que nos arrastran-. Esas heridas hondas de los Cristos del Alma… esos golpes tan fuertes, como del odio de Dios… que nos dejan surcos como evocaba nuestro César Vallejo, no son negados sino transformados desde su negritud en torrentes incontenibles de la vida que se entrega generosa a los demás.

Teresa conoce esas "tentaciones de la naturaleza" que se busca a sí misma y advierte con una lucidez sorprendente sobre los peligros de caer en la trampa. Ay del que se encierra en sí mismo rumiando sus penas, buscando su autoestima y no se lanza al servicio del Otro-en-los-otros, que solo puede dar sentido a su vida redimiéndola de su esterilidad.

Sólo saltando hacia la "agapósfera" (esfera del amor superior) de que habla Teilhard de Chardin, el hombre alcanza su plenitud, la "noosfera (esfera del conocimiento) no basta. Hay que amorizarse (si se acepta el barbarismo) hasta los últimos conchos del corazón.

El descarnado realismo de Teresa le hace reconocer que la caridad es imposible a nuestras fuerzas, no sólo el practicarla sino aún el comprenderla. Sólo Dios puede realizar el milagro del Amor. "Ah, Señor! Sé que no mandas nunca nada imposible. Conoces mejor que yo misma mi debilidad, mi imperfección. Sabes que nunca podría amar a mis hermanas como las amas Tú, si Tú mismo ¡Oh Jesús mío! No las amases también en mí. Porque querías concederme esta gracia, es por lo que impusiste un MANDAMIENTO NUEVO.

¡Oh, cuánto amo este mandamiento, pues me da la certeza de que es tu voluntad AMAR EN MI a todos aquellos a los que me mandas amar…!

Sí, lo siento, cuando soy caritativa, es Jesús solo quien actúa en mí. Cuanto más unida estoy a El, tanto más amo a todas mis hermanas."

Amar a los demás PORQUE Jesús se ha hecho uno con ellos, porque vive en ellos y nos atrae aún desde los defectos más rudos con la dulzura de su presencia. "La caridad perfecta es soportar los defectos de los demás, es no escandalizarse de sus debilidades, es sacar edificación de los menores actos de virtud que se les ve practicar". Teresita aprende a no juzgar y a alabar a Jesús, el supremo artista, por la obra de arte que hace en cada persona, aún cuando aparentemente no se aprecia tanta belleza… eso le encanta a Jesús!

La maestra de la caridad tiene que ingeniárselas con algunos trucos: sonreír afectuosamente a las que más le desagradan, anticiparse con pequeños servicios, incluso huir cuando presume que será derrotada… Teresa predica la muerte absoluta a la propiedad privada, tanto material como espiritual, hay que dar y dejarse quitar, renunciar a sus derechos, estar contenta cuando se ve privada, cuando puede actuar como sierva esclava. Es más, tiene que agradecer que le den la oportunidad de sentirse pobre… La alegría más sincera debe ser la característica de todos estos actos. Para Teresita renunciar a sí misma para dar gusto a los demás y así dar gusto a Jesús es una verdadera fiesta.

La caridad empieza por casa, dicen. Teresa dice tajantemente que no: la caridad empieza por Dios. Es porque El nos ama tiernamente que nosotros podemos y debemos amar a nuestro prójimo. Más que obedecer un mandato, la caridad es agradecer un regalo. "El nos amó primero (1 Juan 4.10). Cristo es la piedra angular de la salvación porque es la garantía de que somos amados plenamente, tal como somos y que somos llamados a amar plenamente, tal como El nos ama.

UNA ESPIRITUALIDAD PARA EL TERCER MILENIO

Se considera a Santa Teresita del "Enfant" Jesús, la santa de la infancia espiritual y ciertamente lo es, aunque ella misma nunca empleó esa expresión. En francés "enfant" traduce tanto niño como hijo, por eso propongo la segunda lectura. Aunque la priora le puso ese nombre cuando era niña, la espiritualidad de Teresa más que de una "edad" (niño) es la de una "relación"(hijo). Ella pasa de la una a la otra por la Misericordia de Dios. Es Jesús, el Hijo de Dios que nos revela al ABBA-Papacito mío, el que la hace profunda y radicalmente hija. Hoy, Doctora de la Iglesia, nos recuerda lo central del misterio cristiano: Dios como único Padre de todos, de quien proviene toda paternidad y vida y que nos quiere hermanos.

La experiencia fundamental que nutre la vida de Teresa y estructura toda su personalidad es indudablemente la ternura de su familia y en especial el cariño de su papá. El libro de la vida, preludiando su encuentro con el libro de la Biblia, le enseña los tesoros del Corazón materno más que paterno de Dios, que después la Palabra de Dios le explicitará. Esta doble lectura, inseparable en Teresa, es uno de sus grandes aportes a la Iglesia, que está renovando la vida cristiana en estos momentos.

En su tiempo la Biblia estaba casi prohibida (sólo dispone del Nuevo Testamento, los Salmos y algunos textos que encuentra en otras partes), ella la explora ansiosamente, desea estudiar griego y hebreo para conocerla en sus raíces, la medita sin cesar, la cita constantemente, busca en ella la respuesta para sus interrogantes, el "caminito" que Dios le había marcado para que lo muestre a la humanidad entera. Su método de leerla es impresionantemente actual: sin concesiones a la imaginación desbordada de la piedad de su época, su sano realismo la podría hacer patrona de los exégetas modernos en su preocupación por la "verdadera historia". Pero sobre todo ella busca, ella entiende desde los acontecimientos de su vida, desde los sentimientos de su corazón; su lectura siempre tiene que ver con lo que está viviendo, es la luz que guía sus pasos, que explica su existencia y que interpreta desde su experiencia.

La relación tan íntima que tiene con el Padre, del que siente constantemente las caricias, entra en crisis con la locura del papá: 4 años de dolor "en carne viva" ponen a prueba su filiación. Para aprender a ser hija en el Hijo, adulta y madura, vuelve la mirada fijamente al Rostro de Cristo, quien "siendo Hijo aprendió en su pasión lo que es obedecer" (Hebreos 5.8). Los secretos escondidos en esa Faz adorable, a la luz velada del Siervo Sufriente de Isaías (cc 52-53) vienen a ser el fondo mismo de toda su piedad, como lo confió en su lecho de muerte (Ultimas Conversaciones 5-8-97). Entonces obtiene agregar a su nombre el de la Santa faz a la que se consagra con toda su familia y luego consagra a sus novicias.

Después de este paso crucificante por las profundidades de la miseria humana, Teresa descubre el Amor Misericordioso: el año 1895 lo pasa escribiendo su vida en sus ratos libres, por orden de la priora y lo hace como "el cántico de las Misericordias del Señor". La gran revelación del 9 de Junio y su Ofrenda al Amor Misericordioso para que libere en ella los torrentes de su ternura sobre el mundo, consagran su espiritualidad que la hace "maestra de legiones de pequeñas almas que siguiendo su "caminito" sean llevadas en los brazos de Jesús" hasta las más altas cumbres de la santidad, vocación a la que TODOS estamos llamados desde nuestra pobreza, haciéndonos hijos y hermanos.

Como lo expresó Monseñor Oscar Romero pocas semanas antes de su inmolación:

Qué hermoso será el día en que en una sociedad nueva, en vez de almacenar y guardar egoísticamente, se reparta, se comparta y se conviva, y se alegren todos porque todos nos sentimos hijos del mismo Dios! ¿Qué otra cosa quiere la palabra de Dios sino la conversión de todos para que nos sintamos hermanos? (27.1.80)

Su modo de oración sencillo es un acto de amor apasionado y constante desde lo cotidiano y más modesto, actitud de toda la vida hecha a la escucha del Señor, consultándole sus proyectos y madurándolos con El, saboreando con Él sus alegrías, digiriendo con Él sus penas, mirándolo y reconociéndolo a Él en un diálogo constante.

Según la gran Tradición del Carmelo en la Iglesia, Teresa es maestra de oración también para nuestra generación, marcada ciertamente por un ritmo de vida diferente.

"Es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y amor, tanto en medio de la tribulación como en medio de la alegría. En fin, es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une con Jesús."

El valor del momento presente en toda su simplicidad y concreción para el encuentro con Dios y la realización de Su Voluntad, son clave en su espiritualidad como lo manifiesta una de sus poesías más conocidas:"Mi canción de HOY". Sus símbolos son muy elocuentes: solo es un pequeño grano de arena, una pequeña flor, sus actividades son muy simples "arrojar flores" a Jesús sin desperdiciar las más pequeñas alegrías y penas, que ofrece para "dar gusto a Jesús", pero son ellas las que la unen a Jesús, la hacen santa y apóstol, las que la llevan al perfecto abandono.

El Himno a la Caridad de 1 Corintios 13, que vivía al detalle, después de reconocerse miembro del Cuerpo de Cristo (1Cor.12) la hace descubrir su vocación: "En el Corazón de la Iglesia, mi Madre, seré el Amor…"así podrá satisfacer sus inmensos deseos de abarcar todos los apostolados y martirios, todos los tiempos de la Historia. Así recibe la misión que tendrá por toda la eternidad: "Amar y hacer amar al Amor". Hay que releer todo el manuscrito B para saborearlo.

Su prueba contra la fe, en medio de los estragos de la tuberculosis, la lleva a insertarse plenamente en la comunidad de los pecadores abriendo caminos insospechados para una nueva eclesialidad desde los condenados de la tierra.

Ha quedado configurada su identidad cristiana. Es la espiritualidad a la que Cristo nos abre con su Encarnación. Liberados del temor,

"Ustedes ahora son hijos; por esta razón Dios mandó a sus corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡ABBA- Papito mío!" (Gal 4.6)

Este es el gran reto del Amor. Este el gran don que nos permite amar y exclamar asombrados:

"Miren qué extraordinario: no solo que nos llamemos hijos de Dios, sino que de verdad lo seamos". (1Jn3.1)

TERESA PRECURSORA DEL CONCILIO VATICANO II

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El Concilio Ecuménico Vaticano II convocado por S.S. Juan XXIII en 1962 y concluido por S.S. Pablo VI en 1965, ha sido para muchos analistas el acontecimiento religioso más importante del siglo XX, y generó un profundo movimiento de renovación en la Iglesia Católica que repercutió en el mundo entero.

Inútil buscar citas de Santa Teresa de Lisieux en los documentos conciliares. Aunque las encontráramos, no es ese el modo de hallar su rastro en este acontecimiento. Es penetrando en el corazón de lo que ha sido el Vaticano II y penetrando en el corazón de Teresa que encontramos el mismo Espíritu.

Tenemos además la osadía de llamarla "precursora" porque en los rasgos de su vida encontramos ese mismo Espíritu, nublado en el tiempo de Teresita, tanto en la teología como en la pastoral de la Iglesia y con el que el Concilio viene a iluminar a la Iglesia en el camino hacia el Tercer Milenio Cristiano. Teresa no dice lo mismo que el Concilio, pero abre caminos intransitados entonces, que harán nacer nuevas corrientes que irán madurando hasta el Vaticano II y se desarrollarán luego con más fuerza en la Iglesia postconciliar.

Una experiencia de santidad para un Sínodo netamente pastoral. Teresa demuestra la fecundidad de la santidad que desborda los límites de la propia existencia y alcanza a toda la humanidad más allá de su propio espacio, más allá de su propio tiempo.

Estamos próximos a celebrar los 50 años de tan magno evento, que ha tenido tantísima repercusión en toda la Iglesia y que en América Latina ha sido continuado con la amplia reflexión de pastores y fieles a lo largo y ancho de todo el subcontinente, de manera sostenida y fecunda, para ser fieles a su espíritu y misión, sobre todo en las largas , concienzudas y muy participadas meditaciones y discusiones preparatorias a las sucesivas Asambleas Generales del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida.

Hoy se hace necesario, pues, no sólo profundizar los resultados de estos encuentros, verdaderas experiencias de nuevos Pentecostés en la Iglesia contemporánea, sino también rastrear en la experiencia de santidad del Pueblo de Dios las raíces vitales de este gran movimiento espiritual que marca nuestro tiempo y nos desafía cada vez a una respuesta más fiel en el camino del discipulado misionero para seguir más de cerca al Jesús del Evangelio que quiere ser ayer, hoy y siempre, en las circunstancias cambiantes de nuestra historia, la Palabra del Padre que nos llama a una constante y renovada fidelidad a su Persona y a su Mensaje de Vida.

El tiempo irá permitiendo esta reflexión que será muy útil para la vida cotidiana de los cristianos, y sobre todo muy provechosa para la tarea evangelizadora de la Iglesia en estos tiempos de cambios tan profundos, urgentes y riesgosos.

Ahora solamente quisiéramos esbozar algunas pinceladas y abrir un diálogo que permitirá confrontar nuestras experiencias actuales con las de una Maestra tan autorizada como Teresa, por algo solemnemente proclamada Doctora de la Iglesia Universal precisamente en esta situación eclesial.

Sugerimos, para empezar, algunos temas:

  • Lectura militante de la Biblia.

  • La mirada amorosa de la Iglesia.

  • La Iglesia de los pobres.

  • Vocación universal a la Santidad.

LECTURA MILITANTE DE LA BIBLIA

Teresa nunca tuvo una Biblia en su mano. Pero podríamos nombrarla patrona de los biblistas, que en el seno del pueblo se esfuerzan por leer la Palabra de Dios desde la vida y con la seriedad de un estudio sistemático.

Teresa se adelanta al afán de nuestros días por un estudio vital de la Biblia. Podríamos decir que la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación "Dei Verbum", documento clave del Concilio Vaticano II, fue deseada ardientemente por Teresa y con ella el despertar del movimiento bíblico, no sólo en el estudio exegético que tanto va adelantando, sino sobre todo en lo que venimos a llamar "lectura militante de la Biblia".

Teresa es una empedernida lectora de la Palabra de Dios. Se sabe prácticamente de memoria todos los Evangelios, conoce muy a fondo el Nuevo Testamento y los Salmos, pero no tiene el Antiguo Testamento. Por eso lee y relee un cuaderno en el que su hermana Celina copió textos que le gustaron y se afana por entender los textos que el Breviario le proporciona en latín. En ellos descubre la predilección de Dios por los pobres, la ternura del Señor con los pequeños (C 3).

En la Biblia busca ávidamente la respuesta a sus grandes interrogantes y en ella encuentra la orientación certera para su camino espiritual, su "caminito", el "ascensor" que la elevará a las altas cumbres de la santidad. Constantemente interroga el Libro Sagrado. Constantemente lo cita también tanto en sus escritos como en sus conversaciones diarias. Los testimonios son abundantísimos. Cuando en su lecho de enferma redacta su manuscrito autobiográfico C solicitado por Madre María de Gonzaga, y le preguntan qué hace dice – con verdad, según ella- que copia citas del Evangelio para la fiesta de la madre priora. Teresa es una "apóstol "de la Biblia, todo el tiempo se refiere a ella, remite a ella.

Su modo de interpretarla es interesantísimo. El texto es respetado estrictamente, quiere conocerla en sus lenguas originarias para captarlo exactamente, sin mezclar la imaginación deformante que inventa cosas, por ejemplo en el caso de la Virgen María, como era costumbre en su medio. A pesar de los pocos recursos que tenía se esfuerza en conocer al Jesús histórico y concreto, su realidad tal como el Evangelio la pinta.

Pero Teresita lee desde la vida, con una vitalidad impresionante, entiende partiendo de lo que ella misma vive. Así, en la oscuridad de su prueba contra la fe reconoce "ahora es cuando comprendo el misterio del Templo" (de Jesús perdido en el Templo).

La Sagrada Escritura le da siempre el sentido de lo que vive y la dirección práctica que la orienta en su actuar, por eso está siempre preguntándole. No es para ella un relato del pasado sino la clave del presente y sobre todo el programa de su futuro.

Teresa recoge las palabras de Nuestro Señor a Santa Margarita María de Alacoque:"he aquí el maestro que te doy, El te enseñará todo lo que debes hacer. Quiero hacerte leer en el libro de la vida, donde está contenida la ciencia del Amor"(C 1).

En tiempos de Teresa no se leía la Biblia. Incluso estaba prohibido hacerlo. Desde el Concilio Vaticano II su lectura asidua está fecundando la vida de la Iglesia. Está cada vez más en manos del pueblo, en casa y en el templo, incluso en cierto modo se ha vuelto en un objeto de culto, entronizada en el presbiterio donde los pobres acuden a leerla.

La renovación de la Iglesia podemos decir sin lugar a dudas, se basa y se expresa en esa lectura asidua que alimenta la vida de los cristianos, tanto en particular como cada vez más en las reuniones tanto litúrgicas como de reflexión. Hoy no podemos concebir la evangelización sin el uso cotidiano de la Biblia. Todo discípulo de Jesús que se precie de serlo, vive pendiente de la Palabra de Dios para rumiarla, celebrarla, anunciarla, cantarla. Aparecen formas cada vez más creativas de proclamarla, de tenerla presente, de darla a conocer.

Podemos decir que América Latina es un semillero donde se está sembrando la Palabra de Dios hasta en los rincones más apartados. Los catequistas, los delegados de la Palabra dan su vida día a día en esta tarea y muchos también dan su sangre que va fecundando nuestra tierra …

desafío que no acabará…

…como un eco que siempre se oirá…

Efectivamente: No se puede sepultar la Luz…

No se puede silenciar a un pueblo…

No se puede amordazar el viento…

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Jesús, de pie, a toda voz decía:"El que tiene sed que venga a Mí. El que crea en Mí tendrá de beber. Pues la Escritura dice: De El saldrán ríos de Agua Viva" (Jn7.37-38; Apoc21.6;22.17).

¿NOS ATREVEREMOS A GRITAR CON NUESTRAS VIDAS ESE EVANGELIO QUE JESUS VINO A HACER ARDER EN LA TIERRA?

LA MIRADA AMOROSA DE LA IGLESIA

A lo largo de la Historia de la Iglesia, los Concilios se han convocado ante una situación de malestar. El Concilio de Jerusalén (Hechos 15) reunió a los Apóstoles para encarar la primera gran crisis: la conversión de los paganos, mal vista por los judaízantes, y marca la apertura de la Iglesia a la universalidad de la salvación de Cristo.

Luego vienen los concilios cristológicos que van definiendo la fe a partir del rechazo de las desviaciones arrianas, monofisitas, nestorianas, etc. La definición de la UNIDAD a partir de la condena de los errores se va endureciendo hasta llegar a extremos como la "santa "Inquisición y el Syllabus, que condenó todas las libertades modernas. Hasta Trento y Vaticano I estuvieron en esta línea.

Juan XXIII dio un vuelco a la Iglesia y, para que entrara el aire nuevo de la renovación, convocó al Concilio Ecuménico Vaticano II. Concilio eminentemente pastoral. Pablo VI recoge la posta y define al Concilio como "un acto de amor, un grande y triple acto de amor: a Dios, a la Iglesia, a la Humanidad… ¿Qué cosa hacía la Iglesia en aquel momento? Se preguntará: ¡amaba! Será la respuesta. Amaba con un corazón pastoral… ¿Podremos acaso olvidar que aquí desemboca el río de la historia secular de la salvación, historia terrena del amor celeste?" (Discurso de inauguración de la cuarta sesión).

Hay que saborear el manuscrito B de Teresa en el que encontramos la máxima expresión de su lirismo cuando descubre su vocación: "En el Corazón de la Iglesia, mi Madre, seré el Amor, así lo seré todo".

Es ese desborde de amor a la humanidad en la Iglesia el que hace de Teresa la Patrona Universal de las Misiones. Con qué gusto hubiera leído el decreto sobre la Actividad Misionera de la Iglesia Ad Gentes o tal vez hay que decir cómo lo fue inspirando desde el cielo.

No se equivocan los que consideran la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo de hoy como el documento clave del Concilio, que va detallando la posición de la Iglesia frente a todos los problemas de la humanidad y animando el compromiso de los cristianos. Desde su humilde claustro Teresa vivió a fondo la proclama programática de Gaudium et Spes nº1: "Los gozos y las esperanzas, las lágrimas y angustias del hombre de nuestros días, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también gozos y esperanzas, lágrimas y angustias de los discípulos de Cristo, y nada hay de verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón".

Es el gran reto para nosotros. Concreticemos esa función de la Iglesia como garante de la vocación humana, de la dignidad humana, tan pisoteada por los poderes fácticos que llegan a denigrar de quienes reivindican la defensa de los derechos humanos.

Toda la pastoral cristiana viene del seguimiento de Jesús, Buen Pastor que vino a dar su vida para que tengamos vida en abundancia (Jn.10.1-17). La Iglesia Latinoamericana ha marcado con su propia sangre el caminar de los discípulos del Campesino de Nazaret, que desde los albores de la conquista fue azotado, humillado y martirizado en sus hermanos más pequeños (Cfr Bartolomé de las Casas) y sigue hoy gimiendo en los condenados de esta tierra bendita que por sus mártires sigue anunciando la salvación y el perdón.

Que al pedir perdón por los crímenes que trajo la colonización, sepamos comprometernos a aliviar tanto dolor en nuestros pueblos y a construir una Humanidad Nueva donde cese el dolor y el llanto, donde podamos ser hermanos en el Amor del Único Padre de todos.

LA IGLESIA DE LOS POBRES

Cuando dos terceras partes de la humanidad pasa hambre, la Iglesia no puede quedarse en proclamas de solidaridad y menos en simples denuncias generales. Tiene que dar pasos concretos para convertirse de hecho en esa comunidad de los pobres en que se vive la presencia de Jesús, se la anuncia y se la celebra.

Recogiendo la más pura tradición cristiana, que ha visto siempre en los pobres los verdaderos vicarios de Cristo, todos los movimientos de renovación a lo largo de la historia de la Iglesia, se han caracterizado siempre por una revaloración más fuerte del sentido evangélico de la pobreza y por la reivindicación de la eminente dignidad de los pobres, la impostergable necesidad de atender a sus necesidades y de instaurar una comunidad humana en que los bienes de la creación sean compartidos realmente por todos los hombres como corresponde al plan divino.

Es la característica de la primera comunidad cristiana como nos la pinta reiteradamente el Nuevo Testamento: el bienaventurados ustedes los pobres (Luc.6; Mt.5) no es una frase suelta de Jesús a un grupito de escuchas en un momento casual, los pobres son los destinatarios principales de su misión (Luc. 4.18; 1 Cor.1) que se cumple en ellos y desde ellos (Mt.11.5) son el criterio definitivo del Juicio de Dios sobre la humanidad (Mt 25).

Teresa es la expresión contemporánea de esos "anawim" del Antiguo Testamento, como reconoce un biblista tan notable como Albert Gelin en un librito clave para la Iglesia pre y postconciliar:"Los Pobres de Yavé".

Basta recordar al Poverello de Asis que revolucionó la Iglesia en el siglo XIII con una vocación a la fraternidad que le exigía ser pobre, dedicarse al servicio de los pobres y renunciar a toda propiedad porque ésta "exigiría tener armas para defenderla"y que ha sido considerado como "el hombre del milenio" por su testimonio cristiano.

Dentro del aula conciliar la corriente de Obispos y Teólogos que propugnaban una Iglesia pobre como nota esencial del "aggiornamento" que pedía Su Santidad Juan XXIII, marcó fuertemente el debate y tuvo importantes expresiones.

"Como Cristo cumplió la redención en la pobreza y en la persecución, así la Iglesia es llamada a seguir ese mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvación"(LG.8).

Tanto el Magisterio pontificio como episcopal ha abundado en este punto hasta la reciente Asamblea Episcopal Latinoamericana en Aparecida que reafirma con vigor la opción por los pobres como esencial al discípulo misionero en nuestro continente y el Papa Benedicto XVI no duda en afirmar:

"Las palabras de santa Teresa de Lisieux de que un día se presentaría ante Dios con las manos vacías y las tendería abiertas hacia El, describen el espíritu de estos pobres de Dios: llegan con las manos vacías, no con manos que agarran y sujetan, sino con manos que se abren y dan, y así están preparadas para la bondad de Dios que da." (en "Jesús de Nazaret", Editorial Planeta, Colombia, 2007)

Ya Monseñor Oscar Romero un mes antes de su inmolación proclamó:

"No es un prestigio para la Iglesia estar bien con los poderosos.

Este es el prestigio de la Iglesia:

sentir que los pobres la sienten como suya,

sentir que la Iglesia vive una dimensión en la tierra,

llamando a todos, también a los ricos,

a convertirse y salvarse desde el mundo de los pobres,

porque ellos son únicamente los bienaventurados.

(Homilía del 17 de Febrero de 1980)

VOCACION UNIVERSAL A LA SANTIDAD

Desde muy niña Teresita parte ávidamente en busca de la santidad, con empuje y constancia heroicos: quiere amar a Dios, dar gusto a Jesús. Pero cuando se compara con los santos

"siempre he comprobado que entre ellos y yo existía la misma diferencia que entre una montaña cuya cima se pierde en los cielos y el oscuro grano de arena que a su paso pisan los caminantes" (C.2)

Los modelos que ponía ante ella la hagiografía de su tiempo eran realmente para desanimarse: penitencias y acciones extraordinarias. Pero la intuición certera de Teresa la lleva a querer que Dios mismo sea su santidad, ya que ella renuncia a todo mérito propio y descubre que los brazos de Jesús son el ascensor que ha de llevarla a las cumbres de la más alta santidad. El "caminito" es el perfecto abandono "aprovechando las más pequeñas cosas y haciéndolas por amor…"(B4). Un cambio copernicano. Un don gratuito de Dios al alcance de todos, por eso la santidad es una vocación imperativa para TODOS como explica el Concilio en el capítulo V de la Lumen Gentium, que remata en el capítulo VIII con la proclamación de María Madre y Modelo del cristiano,

"tipo y ejemplar acabadísimo de la Iglesia en la fe y en la caridad"(n.53)

Como Teresita que concluye su producción literaria con su poesía más madura: "Porqué te amo, María" escrita al final de su vida y que condensa todo su sentir mariológico detalladamente

"Tú me lo haces sentir, no es imposible

Caminar tras tus pasos, oh Reina de los elegidos,

El estrecho camino al cielo, tú lo has hecho visible

Practicando siempre las más humildes virtudes.

Cerca de ti, María, amo permanecer pequeña,

Veo la vanidad de las grandezas de aquí abajo" (es.6)

Todo un programa de santidad al alcance de todos.

Teresa de Lisieux, hoy Doctora de la Iglesia, ilumina nuestro caminar en estos inicios del Tercer Milenio Cristiano. Otra joven años después toma su nombre para seguir sus huellas y se convierte en la otra gran lumbrera de su siglo: Teresa de Calcuta

edu.red

La Tercera edición de este Libro

se terminó de imprimir en el

mes de Febrero del 2008 en

los Talleres Gráficos de

PUBLIGRAF

Jr. Azángaro 1049-A

Lima 01 -Perú

 

 

 

Autor:

Milagros Valdeavellano Roca Rey

Programa de educación para la paz

El Agustino

Lima – Perú

IMPRIMATUR.

Lima, Enero de 1987

Fotos de carátula y contra carátula

Sta. Teresa actuando en el papel

de Juana de Arco

(archivo del Carmelo de Lisieux)

? Milagros Valdeavellano R.R.

EL DIOS DE LOS POBRES EN SANTA TERESA DE LISIEUX

Instituto Superior de Estudios Teológicos (ISET)

Primera Edición: Enero 1987

Segunda Edición: Junio 1988

Tercera Edición Ampliada: Febrero 2008

Pedidos a: proepazagustino[arroba]yahoo.es

mvaldeavellano[arroba]rscj.org.pe

[1] Fran?oise Six, ?La v?ritable enfance de Th?rese de Lisieux. N?vrose et saintet?? Paris, Seuil, 1972.

[2] Emil Rideau, ?Din?mica psicol?gica y religiosidad de Teresa de Lisieux?.

[3] ?pourquuoi cacher que dans ce domaine de ce developpment psychilogique, il ne manqueait pas des raisons, hostoriquement fond?es, de redouter chez I? orph?line pr?coce que fut Th?rese une ?volution manqu?e et peut-?tre m?me un des?quilibre grave? C?est ici que nous appelons sinc?rement des ?tudes psychologiques s?riueses (…) C?est diminuer les saints que de les canoniser d?s le berceau ou de nier les dificultes qu?ills ont connues et les p?riles qu?ils ont courus?, dec?a ya en 1951 el P. LUCIEN MARIE DE SAINT JOSEPH, ?Sainte Th?r?se de I?Enfant J?sus, ou I?Enfance unie ? la maturit?, p. 314-15

[4] Lo nota ella misma reitiendo: ?Les cinq ann?es que j?y pasait (en el pensioando) furent les plus tristes de ma vie, si je n?avais pas eu avec moi ma C?line ch?rie, je n?aurais pas pu y rester un seul mois sans tomber malade… (a.22r, p.53) lo que sucede en efecto cuando la hermana termina sus estudios (Cfr A.35v, p.94). ?Je me trouvais si d?pays?e que (..) je tombai malade (…); ma maladie (…) n?etait que la nostalgie des Buissonnets? (A. 42v p.100).

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