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Las Tecnologías de la Información y la Comunicación para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo: Superando antiguos retos con soluciones modernas en la paradoja del paraíso (página 2)

Enviado por Raymond Hyma


Partes: 1, 2, 3, 4

As tecnologias da informação e da comunicação (TICs) têm mudado profundamente a dinâmica do desenvolvimento internacional. Hoje em dia há diversos projetos e programas dirigidos para fechar a brecha digital que são apoiados e promovidos pelas organizações internacionais e pelas agências de cooperação e desenvolvimento. As TICs, como a Internet, contribuem ao processo de globalização na qual as pessoas de todos os cantos do mundo podem fazer o contato com outros e atravessar as fronteiras simplesmente por terem um computador com uma conexão à "rede das redes". De feito, os países que são particularmente isolados, como os pequenos Estados insulares em desenvolvimento (PEIDs), têm novas oportunidades para afrontar suas barreiras geográficas que pela história lhes têm impedido de intercambiar seu conhecimento e sua informação com o resto do mundo. Ao mesmo tempo, apesar de todos os benefícios possíveis, a abertura para o mundo também tem seus próprios riscos e problemas potenciais. O presente trabalho examina o vínculo entre as TICs para o desenvolvimento e os PEIDs para sublinhar como podem ser utilizadas para afrontar desafios únicos, principalmente o isolamento, a pequenez e a vulnerabilidade, que são incrustados nas ilhas e que as diferenciam dos países continentais. O casos de Cabo Verde e Samoa mostram o potencial que podem proporcionar as TICs por assistir em seu processo distinto de desenvolvimento. Apesar das imperfeições associadas com qualquer estratégia de transferência da tecnologia, a aplicação adequada das TICs nos PEIDs pode servir o bem-estar das pessoas islenhas.

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Lista de abreviaciones

ADB Banco Asiático de Desarrollo

ADSL Línea de abonado digital asimétrica

AECID Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo

ANAC Agência Nacional de Comunicações (Cabo Verde)

ANZ Grupo Bancario de Australia y Nueva Zelanda

AOSIS Alianza de los Pequeños Estados Insulares

CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe

CMSI Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información

CNRC Conseil National de recherches Canada

CTU Carribean Telecomunication Unit

CVT Cabo Verde Telecom

GKP Global Knowledge Partnership

IDH Informe sobre Desarrollo Human (ONU)

IDM Informe sobre Desarrollo Mundial (Banco Mundial)

IDRC International Development Research Centre

INE Instituto Nacional de Estatísticas Cabo Verde

JICA Agencia de Cooperación Internacional de Japón

NRI Network Readiness Index

ONG Organización no Gubernamental

ONGs Organizaciones no Gubernamentales

ONU Organización de las Naciones Unidas

OMC Organización Mundial del Comercio

PEID Pequeño Estado insular en desarrollo

PEIDs Pequeños Estados insulares en desarrollo

PIB Producto interno bruto

PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

TIC Tecnología de la información y la comunicación

TICs Tecnologías de la información y la comunicación

(también tecnologías interactivas de la comunicación)

UIT Unión Internacional de Telecomunicaciones

UNCTAD Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

UN DESA Departamento de Asuntos Económico y Sociales de las Naciones Unidas

UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

UN-OHRLLS Oficina del Alto Representante para los Países menos Adelantados, los Países en Desarrollo sin Litoral y los Pequeños Estados Insurales en Desarrollo de las Naciones Unidas

U$S Dólares estadounidenses

Prólogo

Palabras del autor acerca de las motivaciones personales por el tema de investigación

Este trabajo de investigación representa dos intereses míos que nacieron a partir de algunas experiencias personales. El primero es mi preocupación por el concepto de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para el desarrollo, un tema de máximo interés el campo hoy en día. El segundo es mi fascinación por las islas y cómo se comparan, en relación a su desarrollo, con los países continentales, particularmente en el momento actual en el cual el proceso de globalización está teniendo una profunda repercusión en sus estilos de vida.

En 1999, me seleccionaron como participante en un proyecto de cooperación en Quito, Ecuador. El proyecto era parte de una gran estrategia del gobierno canadiense en colaboración con varias organizaciones no Gubernamentales (ONGs) para desarrollar las capacidades técnicas de países en desarrollo. Durante esa época, la implementación de las TICs en las estrategias de apoyo a países en vías de desarrollo se vislumbraba como una alternativa innovadora y altamente esperanzadora.

Yo, sin conocimiento técnico avanzado pero con un poco de experiencia al haber trabajado en países en desarrollo, empecé a compartir mis conocimientos básicos de Internet en un hospital municipal. Enseñé a todos aquellos empleados que deseaban aprender, incluyendo a los médicos, enfermeros, administradores, cocineros de la cafetería y trabajadores de limpieza del edificio. Pasando todos los días en este hospital en uno de los barrios más pobres de Quito, me empecé a preguntar qué hacía enseñando Internet cuando había tantas personas sufriendo problemas obvios de malnutrición, niños de la calle abusados y sin hogares, jóvenes menores de edad embarazadas y pacientes con enfermedades graves que podrían haber sido prevenidos con un poco de educación comunitaria. A pesar de mi conflicto interno, continué con mi objetivo de capacitar a la multitud de personas que llegaban diariamente para aprender a utilizar Internet en mi pequeña clase en la que sólo disponía de dos computadoras. Después de unos meses, partí de Quito feliz con mi propia experiencia pero preguntándome si habría contribuido a cambiar las vidas de estos habitantes haciendo algo que parecía más un lujo que una necesidad.

Tras esta experiencia, poco a poco empecé a recibir correos electrónicos de mis antiguos estudiantes con las cuentas que habían creado ellos mismos en nuestra clase. Algunos doctores me contaron sus nuevas oportunidades de encontrar información avanzada acerca de algunas enfermedades mientras que otros hablaron de sus experiencias descubriendo redes de expertos por todas partes del mundo. Algunos empleados de la cafetería me mencionaron que pudieron encontrar nuevas recetas e información sobre la preparación de comidas más sanas. Una señora que pasaba sus días limpiando el hospital me contó que, por primera vez, podía tener contacto regular con su hija que había emigrado a España después de la crisis económica ecuatoriana. Esas historias me conmovieron mucho ya que no hubo un estudiante mío que no dijera «gracias» por haber compartido con ellos este conocimiento tan básico.

El segundo aspecto de este trabajo tiene que ver con la visión de los pequeños países insulares como entidades distintas en el campo del desarrollo promovido por las agencias, las instituciones internacionales y los gobiernos nacionales. Las islas siempre me han fascinado tanto por su misterio como por su capacidad de sostenerse en un mundo cada vez más globalizado. En 2004, tuve la oportunidad de trasladarme de una de las islas principales de Japón a una pequeña isla bastante aislada en el sur del país llamada Amami Oshima. Pasé un año allá, viviendo entre una población de menos de 100.000 habitantes y viajando 11 horas al norte o bien 12 horas al sur por barco cuando deseaba llegar a una ciudad mediana japonesa. Aunque Japón está lejos de ser considerado como un país en desarrollo, aun así se podía ver una brecha muy definida, en términos de desarrollo, entre el Japón central y el Japón de las islas sureñas consideradas parte de la región más pobre del país. Siendo los vuelos muy caros y los viajes por barco muy largos, empecé a sentir el aislamiento. Durante los tifones de verano, recuerdo los días en que no llegaban los barcos y cuando esto duraba más de un par de días, los mercados quedaban desabastecidos de productos básicos como el arroz o las verduras, importados del norte del país. Eso también tenía mucho que ver con su reducido tamaño y un cultivo concentrado, casi exclusivamente, en el azúcar, sin mucha variedad en otros productos agrícolas. Aparte de estos retos en la isla, puedo decir sinceramente que, habiendo viajado a casi todas partes del Japón, no encontré ningún otro lugar que tuviera una cultura tan rica como Amami Oshima. Una cultura que no se basaba en la comercialización, sino en antiguas tradiciones mantenidas durante generaciones por sus habitantes en un país moderno bastante homogéneo y conectado. A pesar de no ser lo que en este trabajo llamamos un pequeño Estado insular en desarrollo (PEID), Amami Oshima ejemplifica muchas de las diferencias y características únicas de las pequeñas islas en comparación con tierras centrales.

Deseo profundamente que este trabajo de investigación pueda representar bien estos dos intereses míos y vincularlos para contribuir a la investigación en el campo actual de las TICs para el desarrollo y la situación de los PEIDs en un mundo de globalización que presenta nuevas oportunidades pero también nuevos peligros.

Raymond Hyma

Buenos Aires, Argentina el 20 de junio de 2008

Introducción a la investigación

Hablando de los [pequeños Estados insulares en desarrollo] PEIDs: algunos ven el aislamiento; otros ven la vulnerabilidad a los shocks económicos, mientras que otros ven una gran multitud de otros obstáculos que llevan a una marginalización natural de esta categoría de países. ¿Qué veo yo? Veo el potencial y la oportunidad.[1]

-Dr. Hamadoun Touré, Secretaria General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), 2008.

La inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs)[2] en estrategias de desarrollo, tanto por las organizaciones internacionales, como por las agencias de desarrollo y los gobiernos nacionales, ha adquirido un gran auge en los últimos años. Tanto como componente central o secundario en proyectos y programas de desarrollo, las TICs se han infiltrado en la vida de todos los profesionales como una herramienta de enorme potencial para el logro de resultados en países en desarrollo.

Coincidiendo con el auge de las TICs en los ámbitos del desarrollo, se produce también el reconocimiento de la singularidad de los Estados-isla en sus propios procesos de desarrollo, lo que genera la creación de una categoría especial de países llamada pequeños Estados insulares en desarrollo (PEIDs). A pesar de las múltiples versiones de estas categorías listadas que sistemáticamente incluyen o no a ciertos países, hay un consenso general creciente que considera a los PEIDs como entidades particulares con retos únicos en cuanto a su desarrollo.[3] ¿Cómo pueden contribuir las TICs a afrontar los retos específicos de los PEIDs de forma exitosa en materia de desarrollo sostenible? Tal como lo indica la visión del Dr. Touré de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), una multitud de partidarios en el campo del desarrollo internacional están mirando a las TICs con gran esperanza como herramientas de gran potencial para afrontar los retos tradicionales particulares de estos países.

Las características únicas de los PEIDs son variadas y generalmente se refieren a retos tanto medioambientales como económicos. Según SIDSnet, una red para los PEIDs apoyada por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UN DESA), sus principales retos en materia de desarrollo son: pequeñas poblaciones, falta de recursos, aislamiento, susceptibilidad a desastres naturales, dependencia excesiva del comercio internacional, vulnerabilidad a la economía global (shocks económicos), falta de economías de escala, costos altos de transporte y de comunicaciones y administración pública e infraestructura costosas.[4] Las TICs pueden servir para afrontar estos retos de diversas maneras, dándoles una voz a estas pequeñas poblaciones, diversificando el sector de servicios, poniendo fin al aislamiento físico, económico y social, alertando la ocurrencia de desastres naturales antes de que los efectos se produzcan, reduciendo costos de comunicaciones, fortaleciendo instituciones y proporcionando a los ciudadanos un acceso más abierto a sus respectivos gobiernos.

La hipótesis de este trabajo es que las TICs, utilizadas de una manera efectiva y responsable, están contribuyendo de forma importante a resolver los retos únicos en el desarrollo de los PEIDs. El uso de Internet en las estrategias de desarrollo es especialmente importante en estos países dadas sus particulares características de aislamiento, reducido tamaño y vulnerabilidad. La Internet contribuye a afrontar estos retos específicamente mediante la potenciación de la comunicación y la creación de una sociedad de conocimiento.

El objetivo de esta tesis será examinar el vínculo entre la difusión de las TICs y las estrategias de desarrollo para los PEIDs. Más precisamente, se espera identificar el potencial de las TICs para afrontar los retos específicamente relacionados con los PEIDs dentro de una categorización especial que subraya la realidad de los Estados-isla en un mundo globalizado e interconectado.

Para lograr esto, en el primer capítulo se llevará a cabo una evaluación específica sobre el uso de las TICs como una herramienta para el desarrollo demostrando su función para cerrar brechas y superar ciertos retos en los países en desarrollo. Este hecho se demuestra con ejemplos como el gobierno electrónico, los telecentros o la educación electrónica, que pueden superar a otros métodos más tradicionales que no logrado resultados con la misma eficacia. Sin embargo, será indispensable poner esta relación en el contexto de la teoría de la dependencia para que se puedan entender los riesgos constantes asociados con cualquier estrategia de desarrollo de arriba hacia abajo.

En el segundo capítulo, se realizará la presentación de los PEIDs como una categoría especial en la comunidad internacional proporcionando una perspectiva sobre la evolución del concepto, los retos únicos que comparten entre sí y el debate acerca de su existencia como un grupo que merece privilegios especiales.

El tercer capítulo vinculará las variables presentadas analizando el uso de las TICs para alcanzar los retos económicos de los PEIDs que se deriven de su situación geográfica en términos de su vulnerabilidad, su reducido tamaño y su aislamiento. La aplicación del concepto de «Networked Readiness» mostrará la capacidad de los PEIDs para absorber y aprovechar las TICs y también subrayará las tendencias actuales, siempre comparando los PEIDs con otros países en desarrollo. Además, examinará específicamente cómo las TICs pueden ayudar a superar los retos mencionado.

Finalmente, los últimos capítulos se centrarán en dos casos de estudio que ilustrarán con ejemplos actuales la evidencia presentada en secciones anteriores. Junto a datos cuantitativos, se incluirán entrevistas a personalidades relevantes en el tema, para probar la hipótesis central de este trabajo. El estudio del caso africano en Cabo Verde se centrará en el reto de pequeñez de un PEID y en la posibilidad de fortalecer institucionalmente al Estado con la implementación de ciertas estrategias de TICs como el llamado «gobierno electrónico». A continuación se explorará el aislamiento de las tierras en el Océano Pacífico, una región habitada por una gran multitud de islas pequeñas especialmente alejadas de continentes centrales y mercados significativos. La investigación de Samoa expondrá el poder de las TICs en estas situaciones tan evidentes de aislamiento físico que separa ciertos lugares del resto del mundo y dificulta su desarrollo en un sistema económico interdependiente.

Aunque este trabajo se propone demostrar las posibilidades de las TICs para afrontar algunos retos específicos de los PEIDs, también se incluirán en el análisis los posibles efectos negativos que la difusión y la promoción de las TICs pueda tener en su desarrollo, tal como se ha demostrado en el análisis de otros casos de transferencia de tecnología desde el Norte hacia el Sur. Teniendo todo esto presente, se sostiene que aunque las TICs no sirvan como panacea para resolver todos los obstáculos de los PEIDs en el sistema global, sí son una herramienta útil para resolver algunos de los retos específicos que comparten estos Estados-isla en su propio proceso de desarrollo y que los diferencia de otros países en desarrollo.

Para lograr los objetivos de este trabajo, se combinará información cuantitativa y cualitativa, con fin de analizar los aspectos de las TICs que contribuyen al desarrollo de los PEIDs. La tesis se basa en una revisión de literatura que proporcionará al lector las fuentes más actualizadas sobre el tema. Además, la utilización de varios indicadores con relación al uso de Internet y las tendencias actuales en la adopción de las TICs en los PEIDs vinculará las políticas y sus resultados en una selección metodológica de los PEIDs más relevantes para este estudio. Entre estos países, se llevará a cabo un análisis más profundo de dos PEIDs que han sabido aplicar los TICs a aspectos concretos de su política institucional, lo que les ha brindado unos resultados muy sobresalientes en el proceso de desarrollo. Finalmente, se añadirá un aspecto cualitativo a este análisis mediante la incorporación de algunas entrevistas que aportarán las visiones y los conocimientos de los individuos más relevantes en estos procesos, en términos de política y práctica.

Capítulo I

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación

Las TICs y la era de la información

La Internet, la información y el conocimiento en un nuevo paradigma

La nueva interdependencia electrónica recrea el mundo a imagen de una aldea global.

–Marshall McLuhan (1962)

En 1962, el sociólogo, Marshall McLuhan, incorporó el término «aldea global» en su libro La Galaxia Gutenberg. En la época de la aldea global, que sigue a la era de la Galaxia Gutenberg inaugurada por la invención de la imprenta, los ciudadanos viven en un mundo donde las barreras del espacio y del tiempo no existen en la comunicación humana gracias al desarrollo del medio electrónico. El nuevo mundo se caracteriza por un sistema de interdependencia electrónica que crea una nueva organización social y, eventualmente, una identidad colectiva que es lo que ha llegado a constituir esta aldea global.[5]

Las TICs para el desarrollo constituyen de un campo rico y en crecimiento dentro de la literatura, encabezado por Manuel Castells. Sin embargo, las teorías de la aplicación de tecnologías tienen siglos de desarrollo y se derivan del presupuesto general de que el conocimiento promueve la sociedad. Tal como se indica en la obra de La Galaxia Gutenberg, hasta ahora las sociedades han sido moldeadas por varias tecnologías de la comunicación dentro de una aldea global. En el caso de las TICs, las tecnologías más actuales, como la radio, la televisión, los teléfonos móviles y las computadoras, han alterado profundamente la manera de guardar, organizar y compartir la información. En particular, la difusión prolífica de las TICs por todo el mundo a través de la introducción de Internet es un tema muy estudiado por su potencialidad y su peligro en relación con los procesos de desarrollo.

En el libro Building an Information Society: a Latin American and Caribbean Perspective, Martin Hilbert y Jorge Katz señalan que, en realidad, no se pueden «transferir» ni los conocimientos ni la información, sino simplemente los datos que salen de una forma codificada.[6] Es indispensable tener esto en cuenta en cuenta para poder diferenciar una sociedad de conocimiento frente a una sociedad de la información. El conocimiento es un concepto que no está necesariamente asociado a una tecnología específica. Es un proceso de la humanidad en el cual los individuos pueden compartir sus conocimientos con otros o transferirlos de una generación a otra. Esto se llama «conocimiento tácito» y también se considera como parte del capital humano que consiste en dos niveles: el individual y el comunitario.[7] Sin embargo, una sociedad de la información es un concepto más complejo que trata de describir el movimiento actual que cabe dentro de un proceso de la globalización. Es decir, en esta sociedad, el «conocimiento codificado» puede ser digitalizado y guardado para compartir a nivel global en muy poco tiempo. En este caso, la Internet, y una multitud de otras aplicaciones informáticas, sirven para contribuir a este proceso y también a la creación de nuevo conocimiento tácito que puede ser institucional u organizacional y que se considera como la capital social o aun como conocimiento individual.[8]

Se encuentra justamente en este marco de conocimiento el comienzo del paradigma científico que reconoce a las TICs como una progresión histórica de tecnologías en que se produce la convergencia de la informática, la información y la comunicación. Esta convergencia de los tres componentes ha producido un nuevo paradigma de las TICs que refleja la manera en que se procesa la información, el modo en que se lleva a cabo la comunicación y la forma en la cual el conocimiento se transfiere[9](ver gráfico 1).

edu.red

Gráfico 1.[10] La convergencia hacia el concepto de las TICs. Este gráfico demuestra la convergencia de la evolución histórica de la informática, la información y la comunicación produciendo lo que hoy día llamamos las TICs.

Hilbert y Katz dividen la actividad digital en cuatro niveles fundamentales. El primer nivel es la infraestructura que incluye todo el ensamblaje físico necesario para usar cualquier sistema de redes. El segundo se llama el nivel de servicios genéricos y consiste en los productos que añaden valor a la infraestructura, como el software y otras herramientas multimedia. El tercer nivel es el intermediario y se refiere a los portales de búsquedas o las páginas web que organizan la comunicación. Finalmente, el cuarto es el nivel de cumplimiento que digitaliza el rendimiento final en otros sectores.[11]

Específicamente en cuanto a las TICs para el desarrollo se trata, Hilbert y Katz perciben esta actividad dentro de los niveles de infraestructura y los servicios genéricos por la generación de mercados de infraestructura o la utilización de las TICs para el desarrollo socio-económico. Los impactos del paradigma de las TICs para el desarrollo se relacionan con la transferencia del conocimiento y el desarrollo organizacional interno de una sociedad. El primer impacto también genera nuevos conocimientos, los cuales contribuyen a la acumulación del conocimiento tácito que, a su vez, puede reflejar el nivel de desarrollo según la noción macroeconómica de la «brecha de ideas» que mide las diferencias en el conocimiento existente entre sociedades. Por ejemplo, Hilbert y Katz señalan que:

si la tierra volviera mañana al estado físico que tenía hace 5000 años atrás, libre de todas las instituciones, el capital físico y los proyectos de ingeniera civil que tenemos hoy en día, pero sin perder el conocimiento acumulado existente, los humanos recuperarían la calidad de vida actual en tan sólo unas generaciones.[12]

Esto significa que el conocimiento tácito, que puede ser compartido por las TICs, contribuye al cambio de una sociedad de modo fundamental en el contexto de desarrollo y evolución. Otra manera en que las TICs pueden contribuir al avance de países en desarrollo es mediante la posibilidad que les brindan de ponerse al nivel de otros países. En este sentido, los autores perciben esta posibilidad e indican que:

Durante las transiciones de paradigmas, los países más atrasados tienen la oportunidad de alcanzar al resto…Mientras que el mundo está digitalizando la comunicación y sus procesos de coordinación en varios sectores de la sociedad, los países en desarrollo pueden hacer avances extraordinarios en la actualización de su estructura institucional existente a través de la digitalización en los distintos sectores electrónicos.[13]

Esta idea de «alcanzar al resto» aparece utilizada frecuentemente en la literatura, que describe la influencia de las TICs en los procesos de desarrollo, mediante el término denominado «leapfrogging».

Manuel Castells, que abrió muchos caminos de investigación sobre el tema de la era de la información, no se encuentra muy lejos de las reflexiones de Hibert y Katz. También percibe el comienzo de un paradigma distinto, notando que «Hemos entrado en un nuevo paradigma tecnológico, centrado en tecnologías de la información y la comunicación microelectrónicas e ingeniería genética».[14] Analiza este paradigma en un contexto capitalista, observando una transición del recurso de la energía del conocimiento y la importancia de las TICs en este proceso. «La tecnología de la información es a esta revolución lo que las nuevas fuentes de energía fueron a las sucesivas revoluciones industriales».[15] Según Castells, el paradigma de las TICs es único porque distinguiéndose de otras tecnologías del pasado, éstas existen para actuar sobre la información. Además, las nuevas tecnologías tienen un efecto directo en la sociedad porque la información como un producto de ellas hace parte de una evolución social. Existe una lógica de interconexión y la flexibilidad es fundamental en este nuevo paradigma donde se produce la convergencia creciente de tecnologías en un sistema integrado.[16] Este discurso también refleja el de McLuhan y proporciona una versión revisada de un antiguo concepto en un contexto contemporáneo incorporando la realidad de la nueva era de la información apoyada por las nuevas TICs.

Robert Wade es uno de los críticos del concepto de las TICs para el desarrollo dentro de una era de información o un mundo cada vez más interdependiente. Wade introduce el concepto de las TICs para el desarrollo en un contexto muy específico, de brecha digital en la cual, la tecnología crea países que tienen más acceso que otros a la información, lo que afecta los distintos niveles de desarrollo. Se refiere a las TICs para el desarrollo más como a una moda pasajera que como a un nuevo campo de estudio. Lo interesante del trabajo de Wade es que percibe la idea de las TICs para el desarrollo en un contexto de dependencia en el cual, este nuevo movimiento no se aleja significamente de otros movimientos tradicionales de desarrollo.[17]

Las TICs para el desarrollo:

¿Una práctica establecida o una moda pasajera?

Algunos países del mundo serán esclavizados por corporaciones transnacionales de la información mientras que otros serán liberados. Algunos aprovecharán una Internet comercializada mientras que otros seguirán bien sin haberla conocido. Algunos serán sofocados por una avalancha de sobrecarga de información mientras que otros, que anhelan la libertad, la utilizarán para superar la tiranía…la tecnología de la información es como un tigre. Podemos decidir subirnos y montarlo o ser comidos por él. Puede que nos coma de todas formas, pero por lo menos tuvimos la suerte de montarlo por un rato.[18]

–Kunda Dixit, (1999)

El concepto de desarrollo internacional es altamente debatido y tiene una multitud de perspectivas. Como campo, tiene sus raíces en la posguerra, en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial. Esta era de recuperación en Europa financiada por los Estados Unidos se convirtió en el empujón principal a una nueva era de asistencia que dividió a los países ricos de los países pobres. Hoy día, se habla de desarrollo económico, desarrollo social, desarrollo humano, desarrollo político etc. Tal como los indicadores que uno selecciona para medir el desarrollo, el enfoque de este concepto es siempre dependiente de las prioridades del país donador así como del país receptivo. Este enfoque holístico toma en consideración factores como pobreza, desigualdad, género, salud, educación, derechos humanos, gobernabilidad, medio ambiente etc. Aunque los objetivos de cada política, cada programa y cada proyecto en el campo de desarrollo internacional varían profundamente, se puede decir que el fin último de todos ellos es la lucha contra la pobreza.[19] Las actividades para lograr este fin se diferencian dependiendo de la organización internacional, la agencia de cooperación, la Organización no Gubernamental (ONG) o la entidad involucrada en el proceso. Este trabajo considera que el concepto de desarrollo internacional abarca este fin y también el mejoramiento de la calidad de vida para los humanos.

La idea de las TICs para el desarrollo es un concepto que ha ido creciendo de forma paralela a la expansión del uso de tales tecnologías en los países desarrollados. En términos de las agencias de desarrollo internacional, se puede decir que la explosión del concepto se produce a los finales de los años noventa acompañando la popularidad de compartir conocimientos mediante un proceso de transferencia del Norte al Sur.

En 1999, el Banco Mundial lanzó su Informe sobre Desarrollo Mundial (IDM) 1998-1999 basado en el concepto de los conocimientos para el desarrollo. La introducción brinda a los lectores la reveladora idea de que «EL CONOCIMIENTO ES COMO LA LUZ. Ingrávido e intangible, puede moverse fácilmente por todo el mundo, iluminando la vida de todos».[20] No obstante, a pesar de esta frase tan revolucionaria, el IDM continúa señalando una triste realidad que «Los países pobres – y las personas pobres – se diferencian de los ricos no solamente porque tienen menos capital, sino también porque tienen menos conocimientos».[21] Según el Banco Mundial, es posible poner fin a esta triste situación. El informe da unas pinceladas sobre las TICs como una herramienta innovadora y evolutiva en el desarrollo. Menciona una plétora de ejemplos de buenas prácticas en las cuales teléfonos móviles, computadoras y el acceso a Internet pueden ser utilizados para mejorar la calidad de los individuos involucrados.

Alrededor del mismo período, la visión positiva de la transferencia de conocimientos promulgada por el Banco Mundial no fue seguida con el mismo entusiasmo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). A pesar de la promoción de las TICs hasta un cierto punto, el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) de 1999 se centra en la situación de la globalización y señala que «ha surgido una nueva barrera, una barrera invisible que, fiel a su nombre, es como una telaraña a escala mundial, que abraza a los conectados y de manera silenciosa, casi imperceptible, excluye al resto».[22] Reconoce el peligro de un desequilibrio entre países y la importancia de fomentar las TICs con un cierto control y estrategia.

No obstante, en 2001, el IDH se dedicó al tema de «poner el adelanto tecnológico al servicio del desarrollo humano».[23] La frase introductoria en la portada del informe, «Las redes tecnológicas están transformando la configuración tradicional del desarrollo, ampliando los horizontes de la gente y creando el potencial necesario para plasmar en un decenio lo que en el pasado insumió varias generaciones»[24] introduce el papel de la tecnología en el desarrollo como un fenómeno mucho más innovador y emocionante que en 1999. Esta edición del IDH parece haber sucumbido a la corriente más extendida en el campo consistente en abrazar completamente la tecnología y aceptar su papel indispensable en el desarrollo. A pesar de su resistencia en aceptar completamente la idea de las TICs para el desarrollo como el Banco Mundial en 1999, la posición de la ONU se establece en el prefacio del IDH:

…si la comunidad del desarrollo desconoce la explosión de innovaciones tecnológicas en alimentos, medicamentos e información, corre el riesgo de marginarse y de negar a los países en desarrollo oportunidades que si se controlan de manera efectiva, pueden transformar la vida de los pobres y ofrecer oportunidades novedosas de desarrollo a los países pobres.[25]

En 2002, el reto de Kofi Annan hacia Silicon Valley demostró la inclusión fundamental de la utilización de las TICs para lograr los objetivos del milenio en la ONU. Como un eco del Banco Mundial en 1999, Annan declara que «Efectivamente las tecnologías de la información tienen la capacidad de proporcionar una oportunidad para los países en desarrollo de superar algunos de los pasos largos y duros que otros países tuvieron que afrontar».[26] Al mismo tiempo, Annan reconoce la brecha digital y el peligro de dejar atrás a los países en desarrollo señalando que «la brecha entre los países con información y los que no la tienen está creciendo y existe un verdadero peligro de que los pobres en el mundo sean excluidos de la economía mundial emergente basada en el conocimiento».[27] La acumulación de este movimiento de la incorporación de las TICs para el desarrollo constituyó la primera fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) en Ginebra en 2003 y la segunda fase en Túnez en 2005. El objetivo de promover una sociedad de la información para todos reforzó el papel de las TICs y de los conocimientos en la agenda del desarrollo internacional.[28]

La Brecha Digital

Otra desigualdad más en el orden global y la sociedad

Hoy en día, muchos perciben la tecnología como el problema central en el fenómeno de la brecha digital. Otros la interpretan como la solución…la tecnología no es ni el problema ni la solución. Se debe manejar la tecnología conjuntamente con los sistemas comerciales, económicos, políticos y sociales. Si la combinación no es precisa y los sistemas no se encajan bien – y esto es verdad tanto en Silicon Valley como en la aldea más remota de la India – no importa el nivel de la tecnología. Simplemente no va a funcionar bien.[29]

-Carly Fiorna (2001)

Sin duda, el reconocimiento de la brecha digital por Kofi Annan ha subrayado su importancia en el contexto del desarrollo internacional. La brecha digital es un concepto con innumerables niveles de complejidad, que se deriva del hecho de que las TICs pueden «producir diferencias en las oportunidades de desarrollo de las poblaciones y que se establecerá una distancia entre aquellas que tienen o no tienen acceso a las mismas».[30] Por lo general, el concepto de la brecha digital se centra en la infraestructura, la capacitación y el uso de los recursos en cuanto a las TICs.[31] Empezando en los años 90 como un término utilizado en varios discursos políticos para señalar la diferencia entre los que usaban computadoras y los que no, hoy en día se percibe como un fenómeno de la época moderna en el mismo sentido pero dentro de una multitud de contextos. Por ejemplo, se puede hablar de una brecha digital utilizando la edad como una variable fundamental. Peter Millward se refiere a este fenómeno como la «brecha cana» y señala que no es solamente por la falta de acceso en el caso de las personas mayores, sino más por el estigma y la percepción de las TICs como una cosa de la juventud.[32] En el Reino Unido, se habla de una brecha digital de familia, en la cual, los niños se han puesto en peligro por su mayor capacidad en la utilización de Internet en comparación a sus padres y sus abuelos y, por lo tanto, a acceder a información no adecuada.[33] En muchos países con diferencias sociales entre razas, es posible ver una brecha en la cual la raza con mayores privilegios tiene un mayor acceso a la tecnología y a las computadoras en particular. Esto es lo que sucede en los Estados Unidos, en donde los méxico-americanos tienen un 50% menos de probabilidad de ser dueño de una computadora y un 30% menos de tener acceso a Internet en comparación con un caucásico, mientras que un afroamericano tiene un 59% y un 51% de probabilidad respectivamente.[34] Lo mismo puede ocurrir entre sexos, especialmente en países en desarrollo, donde las mujeres frecuentemente se quedan atrás en su acceso a las TICs creando una brecha digital de género que también existe en los países desarrollados. [35]

En particular, los PEIDs sufren de las mismas características y los mismos efectos de la brecha digital que la mayoría de los países en el mundo. En el Pacífico, muchas culturas isleñas, especialmente aisladas y con relaciones familiares muy estrechas, caracterizan la estructura de la sociedad. En tales sociedades, los residentes mayores tienen mucha más resistencia a la incorporación de las TICs y por lo tanto, son dejados de lado en una sociedad de información. Una gran cantidad de los Estados-isla han experimentado una historia de colonización dejando los efectos de divisiones raciales, como ocurre en muchos países en el Caribe. La desigualdad de género se observa en todas partes del mundo pero es algo bastante subrayado en los PEIDs africanos, donde las estrategias de las TICs para el desarrollo frecuentemente se dirigen hacia las mujeres para administrar los telecentros[36]comunitarios.

La brecha digital no es un fenómeno completamente aceptado. Sin embargo, es fácil asegurar que existe tal brecha entre los que tienen acceso a las TICs frente a los que no las tienen mediante el simple análisis de las estadísticas que así lo indican. No obstante, su relevancia y, por lo tanto, sus ramificaciones posibles por su inclusión en las políticas son los puntos más discutidos en el campo. Benjamin Compaine, por ejemplo, argumenta que la revolución de la información y la introducción de las TICs no son procesos diferentes a los ocurridos con otras tecnologías que se han difundido en las sociedades con anterioridad, y que la relevancia de Internet no será de mucha importancia cuando llegue a ser más fácil de usar y la gente esté más capacitada. Observa la brecha como una percepción social y por esa razón, disminuye la necesidad del gobierno de actuar para cerrar esta brecha.[37] Compaine percibe que la brecha tiende a cerrarse naturalmente a través de la evolución de la tecnología, pero en realidad, esto no puede pasar tan rápido, especialmente en sociedades y situaciones económicas en las cuales no hay recursos para conseguir ni mantener estas nuevas TICs.

En este trabajo, se incluyen dos perspectivas de la brecha digital que son especialmente relevantes en el tema que se estudia y que acompañarán el análisis en cada paso. La primera es la brecha digital global que clasifica los países a partir de su capacidad de producir, acceder y utilizar las TICs. Esto resulta en una división entre los países centrales y los países periféricos. La segunda es la brecha digital social que examina la diferencia entre los grupos sociales subrayando la diferencia del acceso, uso y beneficios asociados con estas tecnologías. Los distintos grupos pueden demostrar tendencias en relación con la edad, la raza y el sexo, pero en este caso, esta perspectiva se centra en su estatus socio-económico, teniendo como resultado una división entre los grupos centrales y los grupos periféricos dentro de los países en desarrollo. Algunos autores, como Wade, proclaman que la brecha digital global ya no es una cuestión del país en el cual uno vive, sino que «hoy en día la brecha digital es simplemente un reflejo de la brecha de la renta familiar».[38] Sin embargo, tal como todas las brechas en el campo del desarrollo, es importante analizar ambas miradas para comprender las dos dinámicas del centro y la periferia tanto en el contexto internacional como en el contexto socio-económico nacional.

Leapfrogging

¿Un salto cualitativo en el desarrollo o un libro barato para un analfabeto?

¿Los países en desarrollo deberían desviar recursos escasos de otros proyectos para aprovechar su potencial [en las TICs]? En este campo, los proponentes de las estrategias de «leapfrogging» son moralmente responsables puesto que las consecuencias son literalmente una cuestión de vida humana o muerte.[39]

-Edward Steinmueller (2001)

El mismo informe del Banco Mundial que describió el «conocimiento» como la «luz» también introdujo el concepto de «leapfrogging»,[40] una forma de superar los niveles de desarrollo para lograr una etapa más avanzada en poco tiempo.[41] Lo fundamental del leapfrogging es que una sociedad no necesita pasar por las etapas previas que experimentaron los países desarrollados sino que puede ir directamente hacia una etapa avanzada. Por ejemplo, en el 2008 cuesta aproximadamente 10 centavos (estadounidenses) mandar un documento de 20 páginas por correo electrónico de Castries, Santa Lucía a Apia, Samoa, cuesta U$S 45 mandarlo por fax[42]mientras que cuesta U$S 80[43]mandarlo por correo certificado. La cantidad de máquinas de fax en Santa Lucía nunca será como la de un país desarrollado y el servicio de correo demorará días en llegar. No obstante, las dos islas podrían superar estas dos tecnologías viejas y caras invirtiendo directamente en soluciones avanzadas y basadas en el acceso a computadoras y a Internet. En otras palabras:

Mediante el «leapfrogging» de la etapa de máquinas de fax, del acceso a Internet por vía telefónica o del sistemas de telecomunicaciones de cobre obsoletos, los países pueden optimizar sus recursos escasos y el proceso de aprendizaje puede empezar en una etapa más avanzada. En África por ejemplo, las personas acceden a Internet antes de haber hecho su primera llamada telefónica.[44]

Críticos, como Wade por ejemplo, discuten que tal tipo de leapfrogging no supera los temas más tradicionales del desarrollo. Miran la brecha digital como una división más entre grupos de ingresos distintos que entre países. Según Wade, la educación general es más fundamental porque sin ella, los usuarios no van a poder utilizar las TICs como herramientas para el desarrollo[45]Considera que la lógica que existe por detrás del concepto de leapfrogging es errónea:

Esto [leapfrogging] es como decir que los libros baratos pueden eliminar el analfabetismo. Cuando ya está resuelto el problema de analfabetismo…los libros baratos son una gran ventaja, pero simplemente dando libros baratos a las personas analfabetas no resuelve el analfabetismo.[46]

Edgard Steinmueller analiza la aplicación de estrategias de leapfrogging en el marco del mercado volviendo a la antigua base de la transferencia de tecnología y subraya la diferencia entre la invención y la adaptación.[47] Para lograr una implementación exitosa en base al leapfrogging, él menciona cuatro prerrequisitos fundamentales. Primero se necesita desarrollar la «capacidad de absorción»[48] para poder producir o utilizar las TICs introducidas. Para los PEIDs, este componente es indispensable dado, en general, su pequeño tamaño que impide la capacitación más extensa que experimentaría un país con una población más significativa. Los PEIDs generalmente tienen una capacidad institucional mucha más limitada que otros países por el pequeño tamaño de sus gobiernos. Por lo tanto, la aplicación de un modelo de negocios, con su aspecto de la capacidad de absorción, puede promover la eficiencia, la buena gobernabilidad y el compartir de conocimiento al nivel institucional. El segundo es el acceso al instrumental y al conocimiento técnico para poder aprovechar las TICs más actuales. Una barrera para países en desarrollo han sido los derechos de propiedad intelectual. Los Estados-isla, por lo general, sufren particularmente en este sentido por su situación geográfica que dificulta el transporte de la infraestructura física, que tiene que llegar por barco o por avión. Esto produce como resultado notable un incremento en cuanto a los costos de la construcción de la infraestructura necesaria para mantener acceso a Internet. Además, la alta ocurrencia de la fuga de cerebros en los PEIDs impide una base fuerte de profesionales capaces de proporcionar el conocimiento técnico de una manera consistente. El tercer prerrequisito es la integración de las capacidades tecnológicas por parte de todos los sectores de la economía. En el caso de los PEIDs, su particular vulnerabilidad económica produce un sistema interno de escasa variedad (de productos importados) que no facilita la adopción rápida de las TICs, caracterizadas por su constante evolución. Finalmente, el último requisito tiene que ver con el mercado general y las dificultades que afrontan muchos países en desarrollo en la cadena de distribución de productos debido a sus mercados pequeños y sus estrategias de marketing.[49] Los PEIDs se caracterizan por sus mercados particularmente pequeños y su dependencia del comercio internacional. Según Steinmueller, al cumplir con todos estos requisitos necesarios, los resultados de las estrategias de leapfrogging pueden ser positivos.

La dependencia internacional digital:

¿Independizando o volviendo dependientes?

De muchas maneras, los usuarios en los países en desarrollo llegan a involucrarse en la escalada de hardware y software produciendo ramificaciones difíciles de anticipar. La capacidad de escapar es limitada y los costos empiezan a subir mientras que la dependencia de los usuarios aumenta. Ésta es una nueva forma de dependencia internacional digital para la cual necesitamos una nueva versión de la teoría de la dependencia.[50]

-Robert Hunter Wade (2002)

Enfrentando las teorías de modernización o de desarrollo liberal, el crecimiento de la teoría de la dependencia ha cambiado dramáticamente la percepción del orden global y la dinámica del «desarrollo» en su contexto humanitario. Aunque históricamente la dependencia se ha centrado en el comercio internacional y el mercado global dividiendo los países centrales en aprovechadores y los países periféricos en explotados, la inclusión de las TICs no va muy lejos de sus presupuestos principales.

La difusión masiva de las TICs para lograr ciertos objetivos de desarrollo ha sido criticada por varios autores que logran recrear los ecos de pensadores como Raúl Prebisch y Hans Singer. En un mundo donde la tecnología sirve como el recurso de la época de oro de la teoría de la dependencia, algunos perciben a las TICs como una herramienta de dominación de los países centrales para mantener el estado de subdesarrollo que ha existido desde la colonización. Yunusa Ya"u, por ejemplo, pone la difusión de las TICs para el desarrollo en el contexto de una globalización del imperialismo en el cual, la brecha digital no disminuye sino aumenta en el orden global. Esto es porque los productos de tal sistema no pueden penetrar los mercados de países pobres por el alto costo y la incapacidad de la mayoría de la población de comprarlos. Él dice que «África está demasiado mal posicionada en el ciberespacio para poder beneficiarse de la globalización. En su lugar, el continente afronta de nuevo los retos del imperialismo, esta vez representados por una dependencia del conocimiento».[51]

La idea de la dependencia tecnológica no es algo nuevo. De hecho, una crítica contra el liberalismo y su concepto de la transferencia tecnológica, la dependencia tecnológica ha logrado mucha relevancia en la era de la información y la explosión de las TICs. En América Latina, por ejemplo, «la difusión tecnológica ha sido escasa, lo que ha confirmado la crítica hecha por la teoría de la dependencia a las [empresas transnacionales]».[52] En esta crítica, según grandes contribuyentes de la escuela como Osvaldo Sunkel, la expansión global de estas empresas transnacionales incluía «tanto…a los patrones tecnológicos como a los patrones de consumo»[53] dentro de una única economía capitalista.[54]

El acceso universal al conocimiento es el motivo principal en el movimiento de las estrategias de las TICs en el desarrollo. Las TICs son las herramientas técnicas en este acceso y la idea general es que su distribución en los países en desarrollo les dará la posibilidad de acceder al conocimiento y utilizarlo de manera que ayude a su desarrollo. Los críticos de la implementación de las TICs como una herramienta de desarrollo argumentan que no hay mucha diferencia entre la apertura de los mercados de los países en desarrollo durante la época de la liberalización y la situación actual. Wade analiza las TICs como un bien público que obliga a que los países en desarrollo lleguen a ser dependientes del hardware y del software que siempre tienen modernizaciones incesantes. Llama a este fenómeno la «dependencia digital» y utiliza el ejemplo de Microsoft y los Estados Unidos en general para explicar su papel dominante en un tipo de carrera de armamentos que ensancha aun más la brecha digital entre los países desarrollados y los países en desarrollo.[55]

Todos los programas y proyectos que tienen como objetivos, principales o secundarios, el infiltrar los países en desarrollo con nuevas TICs para cerrar la brecha digital mediante el leapfrogging parten de una ideología, en la cual, el desarrollo implica llegar al nivel que ya han alcanzado los países desarrollados. Por lo tanto, las TICs, como herramientas para el desarrollo, deben ser implementadas teniendo en cuenta que esta estrategia utiliza como modelo a los países del Norte, los cuales conciben el desarrollo como un proceso lineal. En este marco, es posible que los países del Sur puedan mejorar sus condiciones a través de la incorporación de las TICs. Sin embargo, es probable que nunca puedan alcanzar los niveles de los países del Norte que han creado el sistema y que son los propietarios de las tecnologías introducidas en los países del Sur. La única manera de poder superar a los países del Norte sería mediante la creación de sus propias tecnologías y de un nuevo sistema en el cual puedan obtener alguna ventaja – una difícil tarea que exigiría un esfuerzo enorme.

En resumen, es indispensable analizar el movimiento de las TICs para el desarrollo desde esta perspectiva para poder identificar cuales son los retos que pueden ser asistidos por las TICs. Por el otro lado, es necesario tomar en cuenta su potencial negativo y la posibilidad de que las TICs puedan exacerbar brechas ya establecidas por la apertura de mercados que no puedan ser satisfechos en la situación actual en un mundo de recursos divididos. Es decir, si se introducen las TICs en países que no pueden sostenerlas, se podría empeorar la situación creando una división en la que la población con más recursos tendría acceso a las TICs mientras que la población con menos no, con la consecuente ampliación de la brecha entre ricos y pobres.

Capítulo II

Los pequeños Estados insulares en desarrollo

Presencia de las islas

Como un cortejo cabalgando a solas surgen de la niebla

¿Quién alimenta su esplendor que ninguna tempestad oculta?

De las islas sube algo parecido al deseo.?

Casa viviente en el mar

las islas

animales fantásticos

esperan su ración de ostras.?

Para mi corazón una isla iluminada con el brillo del mar

una isla

como espada

atravesando la llanura marina

una isla

multiplicándose en su pequeña geografía

una isla

grito a solas jardín

para romper la monótona presencia del mar

la insoportable presencia

de una soledad frente a sí misma.?

Allí

abajo

fruto

corteza en movimiento

la forma de las islas:?

última tentación de los navíos.

-Thelma Nava (1986)[56]

Las islas han servido como símbolo poético durante siglos, como imágenes exóticas de exploración, descubrimiento y hogares de sociedades aisladas lejos del resto del mundo. Hoy en día, los Estados-isla están mucho más conectados al resto del planeta que en épocas anteriores. En gran parte, es posible decir que la evolución tecnológica, descrita en la Galaxia Gutenburg, tiene mucho que ver con la conectividad moderna de la mayoría de estos Estados. La historia oral transmitida por viajeros, el manuscrito, la imprenta y el desarrollo actual de la aldea global han contribuido a crear un mundo más pequeño en el cual las tierras lejanas e insulares tienen una voz más fuerte y la capacidad de involucrarse en el proceso de compartir e intercambiar información.

El reconocimiento de los PEIDs

La comunidad internacional toma nota

La primera instancia de reconocimiento del papel particular de las islas en la economía política internacional tuvo lugar en un documento del Banco Mundial en 1985. Aunque la cláusula de la «excepción de islas pequeñas»[57] en el criterio de elegibilidad de asistencia internacional era más una anomalía que una política definitiva, dio paso a un consenso creciente acerca de su particularidad en el contexto global.

La fundación de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS)[58] en 1990 otorgó una nueva voz a una coalición de países que empezaron a descubrir las semejanzas que compartían dada su situación geográfica. Esta alianza comenzó a funcionar como un lobby ad hoc y tuvo un papel significativo en imponer su demanda de incluir a los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEIDs)[59] dentro del Programa 21, un plan de aplicación global de la ONU sobre el medioambiente, como «un caso especial tanto para el medio ambiente como para el desarrollo».[60] La AOSIS funciona principalmente dentro del sistema de la ONU a través de consultación y consenso.

En 1994 la Conferencia Global sobre el Desarrollo Sostenible de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo introdujo la distinción de las islas en procesos de desarrollo. Aunque basado en características más relacionadas con su medio-ambiente particular, el Plan de Aplicación para el desarrollo sostenible de los PEIDs producido en la conferencia también mencionó varios factores económicos como consecuencias de su insularidad.[61]

En 1999, la Sesión especial de la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York para revisar el Programa de acción para los pequeños Estados insulares en desarrollo revisó el progreso de implementación desde la conferencia anterior y enfatizó de manera más concreta la vulnerabilidad de los PEIDs en términos tantos medioambientales como económicos.[62]

La creación de la Oficina del Alto Representante para los Países menos Adelantados, los Países en Desarrollo sin Litoral y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (UN-OHRLLS)[63] en 2001 y luego el reconocimiento de los PEIDs como un caso especial en el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johannesburgo en 2002, fortalecieron su estatus como un grupo con retos distintos en la comunidad internacional.[64] Sucesivas reuniones para hacer un seguimiento en la implementación del Plan de Aplicación continuaron afirmando la aceptación de la mayor parte de la comunidad internacional de considerar a los PEIDs en su contexto único. Además, la tragedia del tsunami en diciembre de 2004 en el Océano Índico subrayó la vulnerabilidad particular de los PEIDs en toda la región, y unas semanas después, La Estrategia de Mauricio para la implementación del Plan de aplicación reconoció con más certidumbre esta realidad probada.[65]

En el caso de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los PEIDs han tenido más dificultad en recibir un reconocimiento aparte de ser asociados con las pequeñas economías generales. Sin embargo, los miembros de la AOSIS funcionan informalmente dentro de la OMC como un lobby para promover los intereses de los PEIDs en cuestiones de comercio internacional. El grupo de los PEIDs ha tenido desafíos en lograr resultados en la OMC, en gran parte, por la falta de un reconocimiento consecuente, de los recursos, de una presencia fuerte en la OMC y también la ausencia de una representación permanente en Ginebra donde tienen lugar las negociaciones.[66] Una coalición más fuerte en la OMC entre los PEIDs podrían ser muy beneficiosa para este grupo en su búsqueda de un trato preferencial. De hecho, sería muy relevante en cuanto a las TICs por el tema del comercio de servicios, por ejemplo.

La evolución del reconocimiento de los PEIDs como un caso especial ha pasado progresivamente de ser una idea hasta convertirse en una categoría distinta. Con un nuevo enfoque en los PEIDs como un grupo unido en el desarrollo, la comunidad de donantes y recipientes de la asistencia ha empezado a tomar en cuenta su situación única y a tratar de encontrar soluciones más adecuadas en la distribución de sus programas.

Los PEIDs como una categoría especial

La paradoja de mucho ruido y pocas nueces

El trato especial y diferencial no es la panacea. La necesidad de recibir tal trato surge de ciertos rasgos intrínsecos de los PEIDs, y su importancia probablemente disminuirá cuando el desarrollo sea verdaderamente global y amplio y por lo tanto ésta debe ser una medida potencialmente de transición.[67]

-Jagdish Koonjul, Embajador de Mauricio (2004)

La mayor parte de los estudios sobre los PEIDs, su desarrollo, sus retos y su definición se encuentran en una multitud de documentos técnicos y declaraciones producidas por varias reuniones y conferencias de las organizaciones internacionales. En cuanto al análisis duro sobre los PEIDs, algunos textos contemporáneos trabajan sobre la construcción conceptual de una categoría distinta y la definición de tal categoría centrándose en su particularidad en comparación con otros países en desarrollo.

Pierre Encontre critica la falta de una definición concreta de la categoría de los PEIDs como la razón principal por la cual los Estados-isla no han podido conseguir un trato preferencial significativo en la comunidad internacional. Él sostiene que el reconocimiento de islandness[68]ha sido percibido generalmente como una desventaja económica. Sin embargo, ha sido difícil conseguir un trato preferencial con relación a esta característica justamente por la falta de una coalición concreta entre los PEIDs. Una isla se considera un PEID dependiendo del enfoque o del contexto. Encontre contribuye al análisis de este concepto mediante la elaboración de las diferentes listas de los países integrantes que circulan en la literatura: una lista económica, una lista política y una lista institucional (ver anexo 3). Cada lista puede ser utilizada en su contexto pero cada una «plantea cuestiones conceptuales y metodológicas serias».[69] Encontre también subraya varias cuestiones acerca del criterio de selección en esta categoría como la importancia de la palabra Estado en el nombre cuando en realidad varias listas incluyen también territorios. Además, la complejidad del término «pequeño» en sus diferentes aceptaciones dependiendo del contexto es otro punto de desarrollo en cuanto a formar una categoría universalmente definida. Aunque Encontre cree en la distinción de los PEIDs y en la importancia de reconocerlos como un grupo especial, propone un marco en el cual los PEIDs deberían tener un enfoque pragmático y flexible acerca de temas específicos.[70]

Philippe Hein explora el concepto de los PEIDs centrándose en aquellas características que otorgan más coherencia en su categorización y su definición. En cuanto a categorías de países en desarrollo, se han considerado varios ejes distintos basados en su nivel de desarrollo,[71] sus factores geográficos[72]o su tamaño.[73] El movimiento hacia un reconocimiento de los pequeños Estados insulares en desarrollo, en lugar de hablar de los países isleños en desarrolló, favoreció el concepto de «pequeñez». Además, el desarrollo del concepto de vulnerabilidad, específicamente en relación con los PEIDs, ha contribuido a demostrar ciertos retos que comparten la mayoría de estos países. A pesar de todo esto, Hein enfatiza que hay «una paradoja entre el reconocimiento político de los problemas de los PEIDs y la falta de una reacción proporcional a estos mismos problemas».[74] Esto es verdad y es evidente en la mayoría de textos producidos por las organizaciones internacionales, en los cual se hace referencia a los PEIDs, pero sin mencionar ninguna acción concreta para superar los retos únicos asociados con su situación.

Los retos únicos de los PEIDs

¿Qué elementos hacen una isla, una isla?

El Caribe verdadero no es un lugar divertido. Es un lugar que ha tenido una vida dura…[75]

-Mary Eugenia Charles, Primera Ministra de Dominica, (1988)

El imaginar una isla provoca imágenes de playas, de mar, de vegetación exuberante y de una tranquilidad no encontrada en otros lugares altamente conectados al resto del mundo. Sin embargo, si uno sigue imaginando, es probable que llegue a otras imágenes menos idílicas como las de tormentas devastadoras, de soledad y de instinto de supervivencia. Esta paradoja de los Estados-isla atraviesa todos los niveles de la economía, la política y la sociedad. En realidad, muchos reconocen que los retos de los PEIDs en comparación con otros países en desarrollo son únicos y merecen atención especial por parte del campo de desarrollo.

En los primeros pasos en el reconocimiento de los PEIDs como una entidad distinta, la atención se ha concentrado en sus retos relacionados con el medioambiente y el desarrollo sostenible. La Sección para el Desarrollo Sostenible del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UN DESA) es la organización que más ha enfatizado en este aspecto. Los retos de desarrollo sostenible compartidos por los PEIDs son el tener poblaciones pequeñas, recursos limitados, el aislamiento, la susceptibilidad a desastres naturales, la vulnerabilidad a crisis económicas externas y la dependencia excesiva del comercio internacional. Además, como subraya la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), sus retos específicamente económicos e institucionales incluyen altos costos de transporte y comunicaciones, su reducido tamaño geográfico que genera una administración pública y una infraestructura costosa y finalmente su falta de posibilidades de crear economías de escala.[76]

Es evidente que hay un vínculo entre el medioambiente y la economía en el desarrollo sostenible. Dado que la evolución del concepto de los PEIDs como una categoría única se originó en sus aspectos medioambientales, la relación entre los dos es reconocida y apoyada. Sin embargo, este trabajo se centrará en los retos específicamente relacionados con la economía política, tanto a nivel internacional como local, de los Estados-isla. Tal como menciona la UNCTAD, «Se considera que los PEIDs afrontan un riesgo más grande de marginación de la economía global que muchos otros países en desarrollo».[77] En particular, se centrará en tres características: la vulnerabilidad, la pequeñez y el aislamiento,[78] para analizar y aplicar después en los estudios de caso en la búsqueda de soluciones sostenibles proporcionadas por las TICs.

Vulnerabilidad

El concepto de vulnerabilidad en relación con los PEIDs tiene un aspecto medioambiental[79]y otro económico.[80] Su vulnerabilidad económica tiene relación con la necesidad de importar lo que les falta, la concentración en una gama limitada de exportaciones y una limitación de mercados para sus productos. «Incapaz de contar con sus propias fuerzas para suplir las necesidades de sus poblaciones, el país recurre a las importaciones que deben ser financiadas por las exportaciones».[81] Por lo tanto, los PEIDs son más susceptibles a shocks económicos externos como cualquier economía dependiente del mercado global que determina los precios de sus productos exportados. Para medir la vulnerabilidad, se han desarrollado dos proyectos. Uno es el Índice de Vulnerabilidad de la Commonwealth y el otro es el Índice de Vulnerabilidad Económica de la ONU. Estos dos índices utilizan metodologías distintas y aunque suelen generar resultados parecidos a nivel general, existen algunas diferencias significativas que demuestran el carácter esquivo del concepto de vulnerabilidad.[82]

Pequeñez

La mayor parte de los estudios acerca de los PEIDs hacen alguna referencia a su pequeñez como un obstáculo para su desarrollo económico. La pequeñez de un país también tiene una correlación directa con su estructura institucional. Los pequeños Estados tienen gobiernos más reducidos y una cantidad de límites en cuanto a sus servicios públicos en comparación con países grandes. Sin embargo, la pequeñez como un concepto ha sido tratado de diferentes maneras. Puede referirse a su población que generalmente se limita a 1.500.000 en la consideración de un pequeño Estado.[83] Puede denominar su tamaño territorial, o en el caso de los PEIDs, a su litoral. Esta figura puede variar tremendamente y dependiendo de las listas de los PEIDs, hay islas con 24km de litoral hasta archipiélagos de 6.112km.[84] Obviamente un Estado con una multitud de islas dispersas contaría con un litoral grande pero tendría retos más parecidos a las islas de litorales pequeños en comparación con las islas más grandes. La pequeñez también puede ser aplicada al producto interno bruto (PIB) de un país en comparación con otros. Sin embargo, el desarrollo del concepto de «pequeñas economías» tiene relevancia con la utilización de indicadores que miden la participación de un país en el comercio global calculada según el comercio de mercancía. Algunos usan la participación máxima de 0.02% en el comercio global como el umbral para denominar una economía pequeña. Los indicadores adecuados pueden contribuir a la correcta denominación de una economía para entender la pequeñez en términos del comercio global. Sin embargo, la realidad es que el tamaño de la economía no es el factor determinante en relación con la población y el desarrollo humano de un PEID.[85]

Aislamiento

Aislamiento también puede ser un concepto elusivo o muy general. Se puede decir que un país sin litoral o un país con regiones sin transporte regular también está aislado. El adjetivo «insular» es frecuentemente usado en el contexto de los Estados-isla. En un sentido literal, insularidad como metáfora se refiere al aislamiento físico, la soledad, la contención, una limitación o un aspecto cerrado.[86] En tanto característica geográfica, puede atañer también a una identidad social de los habitantes. En su aspecto económico, su distancia de mercados grandes y los costos altos de transporte pueden contribuir a una reducción de la competencia, el rendimiento y la innovación.[87]

Una categoría consistente de los PEIDs

Echemos otro vistazo al título de esta categoría

Pequeños

Estados

Insulares en

Desarrollo

El análisis de las tres características que se consideran como retos únicos de los PEIDs demuestra que están interrelacionadas. La pequeñez y el aislamiento tienen tanto que ver con la vulnerabilidad. Por supuesto un PEID puede ser más pequeño o más aislado que otro en cualquier aspecto del término. Sin embargo, es indispensable seguir un cierto criterio para agrupar a los PEIDs en una categoría universalmente aceptada. Este trabajo reconoce las aspiraciones de diversas listas para categorizar a los PEIDs. No obstante, es importante subrayar cuales son los PEIDs más significativos y relevantes para este estudio en el contexto de la incorporación de las TICs para el desarrollo específicamente en el caso de estos países.

El factor del tamaño es crucial en la construcción de una lista útil. En relación con la población, el umbral de 1.5 millones de habitantes de la Commonwealth y el Banco Mundial sirve para transmitir la idea de pequeñez de la población. Evidentemente es necesario ser flexible en ciertos casos pero algunas de las excepciones actuales no permiten una comparación válida. Por ejemplo, Cuba, con una población de casi 11.5 millones, no se puede comparar con Niue con su pequeña población de menos de 1500 habitantes. En el mismo sentido, países como la República Dominicana, Haití, Papúa Nueva Guinea y incluso Jamaica, con su población de 2.8 millones, no caben dentro de una categoría que comienza con el adjetivo «pequeño». Estos países tienen poblaciones tan significativas que sus sistemas institucionales y sus economías más complejas merecen un análisis de otra escala.

En cuanto al tamaño del litoral, generalmente es posible observar una correlación entre el tamaño de la tierra y la población porque obviamente territorios grandes pueden sostener a poblaciones más significativas. Sin embargo, es difícil utilizar el tamaño del litoral como elemento principal de una categoría que se refiera a la pequeñez física. El Estado con el litoral más grande es Micronesia. No obstante, con un total de 607 islas dispersas, es imposible excluir este grupo de una lista que representa a los PEIDs dado lo similares que son los retos. El PIB y el porcentaje de participación en el comercio internacional pueden contribuir a una clasificación relevante en negociaciones de comercio o a un nivel macro, pero estos factores no muestran el matiz de la pequeñez en un contexto de desarrollo (ver tabla 1).

Nombre de PEID

Población en 2008 (aprox.)

Tamaño de Litoral

PIB (U$S) per cápita 2007

Cuba

11.423.952

5.746km

4.500

Estados Federados de Micronesia

107.665

6.112km

(*2005) 2.300

Fiyi

931.741

1.129km

5.500

Haití

8.924.553

1.771km

1.300

Islas Cook

21.750

120km

(*2005) 9.100

Kiribati

110.356

1.143km

3.600

República Dominicana

9.507.133

1.288km

9.200

Santa Lucía

172.884

158km

4.800

Singapur

4.608.167

193km

49.700

Tonga

119.009

419km

5.100

Tabla 1. Comparación de la «pequeñez» entre los PEIDs. Esta muestra de algunos PEIDs ilustra las diferencias con relación al contexto de pequeñez. Los PEIDs como Cuba, la República Dominicana y Haití, por ejemplo, tienen poblaciones enormes en comparación con los otros. Singapur tiene un PIB per cápita muy alto y no se puede considerar ni una pequeña economía ni un país en desarrollo. El litoral demuestra el aspecto geográfico de la pequeñez pero hay que ser flexible con este indicador por la presencia de los archipiélagos con una multitud de islas pequeñas que suman un litoral estadísticamente grande.[88]

La segunda palabra de la categoría PEIDs, Estado, denomina específicamente a territorios soberanos. La realidad de la colonización y la conquista de muchas islas es evidente si uno tiene en cuenta la cantidad de territorios que siguen siendo gobernados por poderes lejanos. El hecho de ser un territorio de otro país no implica el éxito o el alto desarrollo automático de un Estado-isla. Sin embargo, el concepto de territorio cambia completamente la categorización de un grupo que se esfuerza por un reconocimiento en el contexto económico de trato preferencial. Los territorios de otros países pueden incluirse dentro de otra categoría por sus relaciones con sus países gobernantes y por ser considerados como partes de esos países en el mejor sentido. Pierre Encontre argumenta que los territorios afrontan los mismos retos económicos y medioambientales que los otros Estados soberanos y por lo tanto deben beneficiarse de las iniciativas propuestas.[89] Sin embargo, la inclusión de territorios gobernados por otros Estados también abre la posibilidad de que cualquier isla con una pequeña población pretenda ser incluida a pesar de ser un Estado mayor. Por ejemplo, la multitud de islas dispersas en las Filipinas o las islas circundantes de la costa de Brasil comparten ciertas características con los PEIDs pero no se ha considerado incluirlas en esta categoría. Por esa razón, es necesario dejar los territorios coloniales fuera de la lista.[90]

Insularidad se refiere al aislamiento pero en este contexto insinúa también el aspecto isleño en todo su sentido. Por eso, es obvio que los países continentales, a pesar de algunas características compartidas, no pueden incluirse en ninguna lista de los PEIDs en el contexto de aislamiento. Es muy diferente instalar la infraestructura para acceder a Internet en una isla que en un país continental. Cuestiones de transporte, de acceso a otros países y el aislamiento físico de los habitantes isleños son todos temas relevantes en determinar esta exclusión.[91] Dentro de esta perspectiva, Estados como Surinam, Guyana, Belice y Guinea-Bissau no forman parte de ninguna categoría de los PEIDs.

Un aspecto muy importante es que se supone que todos son países en desarrollo. Tal como se ha visto en los debates sobre el concepto de desarrollo, es imposible llegar a una conclusión universal que permita diferenciar los países desarrollados de los países en desarrollo. Ya se ha examinado la idea de pequeñas economías pero el porcentaje de la participación en el comercio global no se relaciona directamente con el desarrollo de un país. Tampoco el PIB puede ser un indicador muy revelador acerca del nivel de desarrollo de un PEID. Lo que sí puede ayudar es el IDH del PNUD para, por lo menos, excluir algunos países que tienen altos niveles de desarrollo humano reconocidos por una variedad de indicadores aceptados por la comunidad internacional. Es imposible indicar un umbral para el grado del Índice pero países como Bahrein y Singapur, que se encuentran, respectivamente, en el grado de 25 y 41 entre 177 países contados,[92] no pueden existir en una categoría dedicada a estrategias para el desarrollo de las TICs.

Uno de los grandes problemas en la categoría de los PEIDs ha sido la inconsistencia de los miembros en este concepto ad hoc y generalmente la falta de un proceso metodológico en la selección. En la construcción de un marco útil para empezar a trabajar en la vinculación de las TICs para el desarrollo en los PEIDs, es indispensable establecer cuales son los países incluidos en este estudio. Con todos los factores anteriores en consideración, se ha creado una lista relevante[93]de 29 países denominados PEIDs para servir en este trabajo (ver la tabla 2).

El Caribe

El Pacífico

África

1. Antigua y Barbuda

10. Fiyi

24. Cabo Verde

2. Bahamas

11. Kiribati

25. Comoras

3. Barbados

12. Islas Cook

26. Maldivas

4. Dominica

13. Islas Marianas

27. Mauricio

5. Grenada

14. Islas Solomón

28. Santo Tomé y Príncipe

6. San Cristóbal y Nieves

15. Micronesia

29. Seychelles

7. Santa Lucía

16. Nauru

8. San Vincente y las Granadinas

17. Niue

9. Trinidad y Tobago

18. Palaos

19. Samoa

20. Timor Oriental*

21. Tonga

22. Tuvalu

23. Vanuatu

*Nota: Aunque Timor Oriental se considera un país del Sudeste Asiático, por su proximidad y su relevancia, este trabajo lo incluye con los países del Pacífico.

Tabla 2. Los PEIDs seleccionados para este trabajo. Esta lista de países, divididos por región, representa los PEIDs relevantes y seleccionados por el autor para este trabajo.

Capítulo III

Las tecnologías de la información y la comunicación para el desarrollo de los pequeños Estados insulares en desarrollo

Las TICs en los PEIDs

Las fuerzas y las debilidades de los PEIDs en el potencial de la conectividad

Las TICs [tecnologías interactivas de la comunicación][94] tienen un gran potencial para transformar positivamente la manera en que los PEIDs afrontan los problemas económicos, sociales y medioambientales persistentes. Las oportunidades ofrecidas por las TICs podrían ayudar a cerrar la amplia brecha en cuanto a la calidad de vida que existe entre los ciudadanos de los PEIDs.[95]

Partes: 1, 2, 3, 4
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