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Psiquismo y magnetismo (página 5)


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A través de los bíforos o unidades de fuerza psicosomática, que actúan en el citoplasma, el espíritu encamado imprime sus características evolutivas a todas las células del cuerpo físico. Le compete a la epifice ejecutar esa tarea de sintonía proyectando sobre las células, y consecuentemente, sobre el cuerpo, los estados de la mente, que estarán ennobleciendo o agravando la propia situación de acuerdo con la escogencia del bien o del mal.

La acción del espíritu será ejercida según la secuencia:

Espíritu -Periespiritu- Fluido Vital o Doble Entérico Cuerpo Físico (Epifisis célula-bióforo– mitocondrio) de lo que resultará, el acumulado o dispersión de energía.

De ese modo, todas las estructuras del cuerpo físico, representadas por sistemas, aparatos, órganos y células, en fin, todo el organismo, tiene su representatividad en el psicosoma, modelo organizador biológico, sobre la dirección del Espíritu, que es comandante de todas sus acciones.

Dios nos creó espíritus simples, ignorantes e inmortales, para que seamos espíritus perfectos; desde luego, ayudados por nuestros propios méritos. Para eso, con su bondad, justicia y misericordia, nuestro Creador, no castiga, dándonos siempre oportunidades. Esa es, exactamente, la nueva oportunidad que tenemos como espíritus encarnados, para que, con el tesoro de nuestras adquisiciones y el impulso de nuestros propósitos, podamos comandar, con la fisiología del alma, nuestro cuerpo físico, préstamo Divino, que está orientado por el mapa de la regeneración. Nos conducimos hacia la perfección, establecida como meta infinita, por esta fuerza poderosa que todo determina; dentro de ese prisma, no será lo que equivocadamente queramos y sí que precisamos y tenemos que ser. Nuestro maestro Jesús nos trajo esa directriz en su Evangelio: "Sed perfectos`

Hagamos de nuestro cuerpo el vehículo de nuestra regeneración, el camino es largo, no tardemos en la caminata.

¡Hombre que soy ahora, por el foro Divino, vivo de cuerpo en cuerpo para forjar mi destino, que me lleve a trasponer la claridad de las estrellas!…

"El cuerpo humano "es un universo en miniatura'; es una máquina pensante, obra idealizada por nuestro Creador; cada vez que la ciencia va descubriendo sus misterios y estrechando sus lazos con el microcosmos, así como con el macrocosmos, también va descubriendo la presencia de Dios"

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

  • FERREIRA AURELIO BUARQUE, de Holanda

  • NACIENTES, Antenor

  • ALLAN KARDEC. El Libro de los Espíritus

  • JORGE ANDREA DE LOS SANTOS Enfoque Científico de la Doctrina espirita

  • CARIBAR SHUTEL Materia, Fluido Vital y Espíritu RIE 1998

  • ALLAN KARDEC El Libro de los Mediumn

  • HERMINIO C. MIRANDA Diversidad de los Carismas

  • LEON DENIS Después de la Muerte

  • VICTOR RONALDO COSTA-Mediumnidad y Medicina R:I:E nov 1999

  • ALBERTO DE SOUSAROCHA- Más Allá de la Materia Densa.

  • HERMINIO C. MIRANDA Reencarnación e Inmortalidad.

  • LEON DENIS El Problema del Ser y del Destino.

  • HELENA M. CARBALLO Periespiritu y Principio Vital

  • GABRIEL DELLANE La Evolución Anímica 7° ed, feb 1992

  • DIVALDO PEREIRA FRANCO- Por el Espíritu Juana de Angelis Estudios Espiritas 6° ed, Feb 1995

  • FRANCISCO GANDIDO XAVIER-Y WALDO VIEIRA-EL Espíritu André Luis Evolución en Dos Mundos.

  • TESTUT L. Y LATARJETA. Anatomía Humana

  • FRANCISCO CAN DIDO XAVI ER – Misioneros de la Luz

  • MARLENE ROSSI, S.N. Las Enfermedades y sus Relaciones con el comportamiento Moral. Asociación Médica Sao Pablo julio 1986

  • JOSELUIS SUÁREZ Biología Ed. Scipione, 1997

  • EDGAR ARMOND Pases y Radiaciones Ed, Alianza 1998 HUMBERTO FERREIRA Revista espirita, Allan Kardec 1999

  • JACOBO MELO El Pase 8° ed, feb 1996

  • RUBÉN P. MEI RA El Periespíritu

  • LUIS CARLOS DE M. GURGEL El Pase espirita 2° ed 1991

  • JOSE JORGE, Antología del Periespíritu. 5° ed, Celd, 1997.

CAPITULO VII

El aura humana

De la autoría de Leonidov, la revista UNIÓN SOVIÉTICA, publica un reportaje ilustrado acerca de Semion Kirlian, mecánico electricista ruso y su esposa Valentina, que consiguieron fotografiar el fluido emanado del cuerpo humano, denominado. BIOPLASMA, por los científicos de la U.R.S.S.

La experiencia bien realizada presenta una prueba más de la insofismable existencia del aura humana.

Desde hace mucho tiempo, ciertos estudiosos de los asuntos psíquicos venían asegurando que nuestro cuerpo es circundado por una especie de emanaciones fluídicas, como una luz o fosforescencia, apenas visible para las personas sensibles y predominantes, alrededor de la cabeza y en las extremidades de los dedos.

Esa es el aura humana, definida por el Yogi Kharishnanda. Siendo este, el campo magnético, que circunda el cuerpo físico, cuyos tonos de coloraciones dependen del estado vibratorio de la energía; según el desenvolvimiento psíquico del individuo y de las fuerzas vitales del cuerpo.

En el interior y en las ligazones sutiles de esa túnica electromagnética, de que el hombre se trajea, y circula el pensamiento, coloreándola con las vibraciones e imágenes, de que se constituye; allí exhibiendo primeramente las solicitudes y los cuadros que improvisa, antes de irradiarlos en los rumbos de los objetos y de las mentes que demanda.

Manifiesta Andrés Luis en la página 129 del libro Evolución en dos Mundos: "Esa túnica o halo energético fue bautizado por el varón de Reichembach con el nombre de Od, y de ahí ya la expresión consolidada, en la metapsíquica, de efluvios ódicos". Es con razón, la aureola de los santos del catolicismo. Hay quien juzgue encontrar una representación simbólica del aura conviniéndose llamarle, efluviografia. La captación en negativos fotográficos, de la configuración de los efluvios ódicos, también denominados como rayos V (de la vida), por Brondlot y de rayos XX (X elevado a la potencia X), por el Dr. Ochorowicz. Al parecer, en 1882, el comandante Darget, fue el primero en intentar semejante experimentación. Surgieron después, aplicadas con relativo éxito, las técnicas del Dr. Luys, Adirei Majewski y Gabriel Delanne. El profesor Walter y Kilner, del Colegio Real de los Físicos de Londres, entre los años 1912 y 1920, divulgó un método destinado a tomar visible el aura humana, a la cual fue dado el nombre de efluvioscopia, acerca de éste método escribe Hernani Guimaraes Andrade, en su libro: Nuevos Rumbos a la Experiencia Espirita.

El paciente, cuya aura debe ser examinada, es colocado de espalda y de píe, contra un fondo negro. El observador, de espaldas hacia una ventana de iluminación, mira al paciente a través del fondo colorido. Al cabo de unos minutos, comenzará a distinguir en torno de la persona observada, una luminiscencia de forma ovalada rodeándolo totalmente, para los espiritas; todo es encarado con mayor claridad, sin sorpresa ni estupefacción. Simplemente, porque ya en el siglo pasado, afirmaba Kardec: "El periespíiritu no se halla encerrado en los límites del cuerpo, como en una caja. Por su naturaleza fluídica es expansible, irradia para el exterior y forma en tomo del cuerpo, una especie de atmósfera que el pensamiento y la fuerza de voluntad pueden dilatarse más o menos.

Por eso sucede que persona alguna, sin estar en contacto corporal, puede tomar contacto con su periespíritu y permutar su mal grado de impresiones y algunas veces, pensamientos, por medio de la intuición.

Las investigaciones del matrimonio Kirlan, fueron impresas como se ve en concepciones y experimentos interiores; se revisten, entretanto, de especial significado porque oriundas de un país materialista, cuyo interés máximo es el de negar la realidad del espíritu, sus manifestaciones y la sobrevivencia[5]

PSIQUISMO: CONSCIENTE E INCONSCIENTE

La organización psíquica humana puede ser apreciada en la triada: consciente, superconciente e inconsciente. Las dos primeras zonas, la consciente y superconciente, hacen parte de la organización material, estarían estribadas en las neuronas de la zona encefálica, donde el trabajo psíquico, comúnmente, se afirma en el intelectualismo analítico. Esto es la conclusión del trabajo de la zona consciente, es el trabajo de nuestro cotidiano vivir, no existiendo dudas sobre su entendimiento. Para percibir el trabajo intelectual necesitamos del análisis de sus respectivos elementos. Entre tanto, el trabajo de la zona inconsciente es más avanzado, siendo poco o casi nada percibido por la zona consciente. Entiéndase, que la zona consciente no posee los elementos necesarios para la participación integral de lo que realiza el inconsciente. De ahí, innumerables procesos de la zona inconsciente o espiritual no pueden ser avaluados y mucho menos percibidos por el consciente. Éste, algunas veces, puede alcanzar los efectos reflejados de esas actividades profundas del psiquismo, sobre formas de símbolos y fragmentos, por su menor capacidad de elaboración. La zona superconciente sería una elaboración consciente más avanzada, donde el trabajo analítico conciencial tuviese posibilidades de ampliación en una síntesis. Sería como que el consciente, percibiendo dentro de sus posibilidades el desenvolvimiento del inconsciente, abriera una percepción consciente en fajas más desenvueltas, cuya esencia del fenómeno pudiese ser registrada. Sería un fenómeno intuitivo, sin análisis, desenvuelto en la zona consciente, por eso, con foros de certeza y veracidad. La percepción superconciente representaría la posición fenoménica, intermediaria entre el trabajo del consciente y los complejos mecanismos del inconsciente: Por todo esto, se concluye que: definir la zona espiritual, por la reducida tela de la consciencia, sería siempre en carácter de hipótesis y con estrechez de conceptos, a pesar del auxilio y trabajo de la zona súper consciente.

La zona espiritual o del inconsciente presentaría una serie de fajas con funciones apropiadas, donde podríamos discernir, un centro emisor de todas esas energías, que por su condición de pureza y perfección denominamos como inconsciente puro[6]Siguiendo del centro para la periferia, es decir, del espíritu para la materia, en otros términos, del inconsciente para el consciente percibiremos una zona espiritual donde estarían grabados todos los elementos adquiridos en las diversas experiencias, con incorporación de las respectivas aptitudes, lo que nos llevó a denominarlo como inconsciente pasado o arcaico. Esta zona retendría, todos los elementos de la vivencia de un determinado ser, cuyo camino será infinito en posibilidades.

Existiría otra faja más periférica que en virtud de su actuación, muy próxima de la zona consciente y como relacionándose con la zona material actuante, la denominamos como: inconsciente presente o actual.

ZONA DEL INCONSCIENTE PURO

Centro de la vida: punto de partida de las energías directivas del espíritu a distribuirse, por toda la estructura del psiquismo. Es una zona inaccesible por cualquiera de los métodos psicológicos en vigor. Representaría, la zona del auténtico yo, con características de campo dimensional, de energías tan específicas, que por su intermedio tendría la posibilidad de pensar que el fluido universal (elaboración del pensamiento Divino) ahí se encuentra en posición de penetración y consecuentemente, de orientación y abastecimiento de las inagotables vibraciones Divinas para los seres. Sería una zona quintaesenciada, faja de nacimiento de las energías creativas del propio psiquismo, el puente de comunicación y local de la canalización de la gran ley de la vida; sería la fuente de energía Crística que todos los seres vivos poseemos. Las energías creativas de esa zona que denominamos como inconsciente puro, distribuyen, con orden y precisión, los necesarios impulsos nutritivos para la faja que a continuación le sigue, denominada por nosotros como inconsciente pasado o arcaico. Ésta a su vez, orientaría la que le sucede y así en adelante hasta el cuerpo físico. De ese modo el centro de la vida, que es la fuente creativa estaría con su inteligente directriz en las células físicas, orientando los procesos bioquímicos, como energías perfectamente adaptadas por las respectivas filtraciones, que las fajas dimensionales del psiquismo pueden ofrecer.

ZONA DEL INCONSCIENTE PASADO O ARCAICO

Es la camada que circunda al inconsciente puro y donde estarían sedimentadas todas las experiencias que determinado ser vivenció a través de los tiempos. Allí encontraremos los núcleos de esos archivos, que por su intensa actividad denominamos como núcleos en potenciación. Podríamos nombrarlos, dentro del pensamiento junguista, como arquetipos. Cuanto más vivenció determinado ser, mayor es el lastre de esas fuentes vibratorias por el mecanismo incorporativo, en esa absorción y en la debida metabolización de la mecánica psíquica, los archivos del espíritu allí situados, siempre se expresarán en una posesión de unificación y totalidad sobre las formas de aptitudes.

Así, los cimientos de las experiencias acumuladas se transforman en aptitudes que podrían ser cada vez más buriladas, ampliadas y mejoradas en la medida en que la evolución individual se vaya afirmando.

De los núcleos en potenciación, partirán energías que recorrerán las diversas fajas o camadas del psiquismo hasta henchir el paredón de las células físicas, específicamente en sus núcleos, impulsando y comandando el laboratorio del código genético. De ese modo, sería que las fuerzas del espíritu intervienen en la organización física.

ZONA DEL INCONSCIENTE ACTUAL O PRESENTE:

Esta tercera zona de revestimiento, representaría una región cuyas funciones psicológicas al estar aproximadas a la zona física, más fácilmente se mostrarían aparte de esa dinámica ya bien percibida por la zona consciente. Es la zona donde los conflictos del psiquismo, sobre forma de neurosis, más fácilmente, se vierten en la zona consciente natural, canal de derivaciones.

En consecuencia de esa exposición, diríamos de manera lógica, que es en el inconsciente pasado, donde los torbellinos energéticos del espíritu se encuentran enraizados para absorber experiencias de la zona consciente y por proceso inverso, con posibilidades de nutrir los mecanismos de la vida material. Esas fuentes inagotables de energía espiritual, por la condición de constante vibración, nos llevarán a denominarlas núcleos en potenciación. Y los correspondientes en la periferia (célula del cuerpo físico), los elementos donde los torbellinos de esos núcleos pudiesen encontrar receptividad, como si fuera una tela captativa; serían los genes de los cromosomas. Vamos a ver que el psiquismo, en esa hipótesis de trabajo, tendría correlación con canales de acoplamiento entre el espíritu y la materia. Con el fin de que esos campos consigan entre sí acoplamiento y sintonía; deberán ser adaptados, por los diversos campos dimensionales. Las fajas del psiquismo deben presentar más condensación en la periferia de la zona corporal, pero cuanto más en el centro, de la zona espiritual, es más quintaesenciada por la pureza dimensional.

Aún podríamos agregar en el esquema del psiquismo, el cuerpo mental envolviendo el inconsciente actual. En cuanto a esta camada, tenemos que ampliarnos en las informaciones espirituales, ya que, no existen posibilidades de conocimiento de esa zona, por sus reflejos en la zona consciente. Por lo que nos habla Andrés Luis (entidad espiritual), ella representa el envoltorio sutil de la mente, podríamos decir que, en esa región, posiblemente el psicosoma encuentre sus cimientos.

La zona o faja intermediaria que podría ofrecer todas esas condiciones de adaptación entre centro espiritual y periferia corporal, sería el psicosoma o periespíritu. Es en la red psicosomática que los canales del psiquismo encuentran los auténticos caminos de engranaje de energías.

PERIESPÍRITU O PSICOSOMA

Vimos al respecto de la estructura espiritual o zona del inconsciente, que a pesar de ser región energética, estaría constituida de zonas perfectamente definidas. En nuestros estudios, representa los ligamentos del inconsciente puro, inconsciente pasado, e inconsciente actual todas ellas demarcadas por el cuerpo mental. Tales zonas serían la consecuencia de campos energéticos, diferenciados estructuralmente para presentar funciones bien específicas. Por tratarse de campos vibratorios, estarían sujetos a expansiones, que a su vez, se vierten en la intimidad del cuerpo físico, como un succionador de aquellas energías.

Las expansiones energéticas, a manera de velo, constituirían, como una cubierta o envoltorio, para resguardar las zonas del inconsciente o campo espiritual. Con eso, el psicosoma, sería el envoltorio intermediario entre la zona espiritual y la zona física, sirviendo de filtro en la dosificación de las energías espirituales con la organización física. Por envolver al espíritu con profundidad fue denominado como perispíritu o psicosoma.

La organización psíquica con profundidad, en sus diversas camadas, al sufrir condensación, a medida que nos aproximamos hacia la periferia o cuerpo físico, emitirá expansiones cuyo conjunto representaría el cuerpo del espíritu– cuerpo mental. De esos cimientos, posiblemente, partirán las formaciones energéticas del psicosoma, lo más condensado de esos cuerpos energéticos, solamente suplantado (en condensación) por el cuerpo físico, que en un sentido geográfico está para envolver toda la organización. De otra manera las fajas energéticas se van superando hacia el foco central del YO, centro del inconsciente puro, envolviéndolo a manera de verdaderas cubiertas o sobres que van circunscribiendo, cerrando, como aislando, las irradiaciones energéticas de las zonas profundas, que serían las más purificadas.

Así, la energética más sutil, pura, originada en el inconsciente puro sólo alcanzará la periferia, en la zona más externa del inconsciente actual; por la filtración en las diferentes paredes energéticas que ahora sin modificar las posibilidades del centro emisor le dan, no en tanto, color apropiado. La razón de todo esto estriba en el hecho, de que los centros nerviosos de toda la zona consciente tienen necesidad de amparo y orientación en sus respectivos trabajos por la zona inconsciente o espiritual y reciben la energética del YO con la vibración que la materia soporte y que se pueda hallar más afín, esto sólo se conseguirá si las vibraciones puras del centro vital en el inconsciente puro sufren adaptaciones, verdaderas condensaciones, antes de alcanzar las telas de sus manifestaciones en el consciente.

Es en esa organización del psicosoma que se infiltrarían en los torbellinos energéticos de los genes de los cromosomas, que por eso pasarían a ser las telas de manifestación de las energías profundas que poseemos. Por lo tanto, los núcleos de las células físicas serían las zonas por donde las energías espirituales podrían mostrar su influencia y orientación magnética. El psiquismo poseería organización funcional muy superior a la materia, influenciándola, llegándose a pensar con lógica que ésta sería el resultado de aquella. Nunca podríamos concluir, que la materia del cuerpo físico a través de subioquimismo, pudiese originar las fuerzas del inconsciente que poseemos; sin embargo, con ese pensamiento materialista es que la psicología de nuestros días procura fundamentar sus métodos, inclusive los del psicoanálisis. Sabemos, por las consecuencias de la experimentación psicológica y parasicológica, de la ampliación funcional de los campos psíquicos del inconsciente o espíritu y de la relativa pobreza del campo intelectual de la zona consciente, siendo la función consciente menor y más reducida que los campos espirituales o del inconsciente; jamás podríamos concluir que el menor contuviese el mayor y le diese ese origen, por el contrario, el mayor en funciones y estructura es quien dirige las funciones del menor. De ahí pensamos en las dificultades de la psicología para desenvolver métodos de investigación psíquica, tomando como base la zona conciencial y haciendo de ella la fuente de origen de toda su fenomenología.

Los campos psicosomáticos serían mucho más avanzados en comparación a los campos del consciente. Los primeros comandarían los segundos, obteniendo de esa forma una organización estructural especial, en la que los detalles se nos escapan. Varios estudios vienen demostrando la existencia en el psicosoma de discos energéticos llamados Chacras, como verdaderos controladores de las corrientes de energía centrífugas, del espíritu hacia la materia, o viceversa, que ahí se instalan como manifestaciones de la propia vida.

Esos discos energéticos comandarían con sus superfunciones, las diversas zonas nerviosas y de manera particular, el sistema neurovegetativo, convidando, a través de los genes y el código genético, al trabajo ajustado y bien ordenado de la arquitectura neuroendocrina.

Las energías de esa zona psicosomática en su penetración en todo el cuerpo físico se transfunden por la periferia corporal en pequeña extensión mostrando un campo extremo bien evidente llamado AURA. Ese campo ya fue fotografiado por el método kirlian (aurografía) y está siendo ecuacionado, en fase de sus modificaciones, en las oscilaciones emocionales y desarmonizaciones, de orden patológico.

Los Rusos lo denominan como campo bioplásmico y los Americanos como campo psiplasma. La futura psicología encontrará en esas emanaciones periféricas grandes posibilidades de estudio y experimentaciones, ampliando el campo de conocimiento y ecuacionando mejor la ciencia del espíritu.

No podríamos dejar de elucidar sobre las posibilidades de la existencia de un campo energético apropiado, entre el psicosoma y el cuerpo físico, (doble etérico), sería una zona vibratoria ocupando posición de destaque en fase de los fenómenos conocidos tales como materializaciones y efectos físicos. Acreditamos que el campo energético de esa zona, en sus expansiones con la del psicosoma, se entrelace en las irradiaciones del cuerpo físico y produzca excelente material en la formulación de los fenómenos psicosinéticos y otros tantos de esa esfera parapsicológica. Con eso podríamos explicar muchas de las curas que los llamados pases magnéticos pueden propicia en auténticas transfusiones de energías – expansiones del aura humana.

GENES DE LOS CROMOSOMAS

Gracias a la investigación constante, el hombre ya logro descubrir e interpretar el genoma humano.

Los genes representan para la biología hoy día lo que el átomo representó para la física en el siglo pasado. En aquella época, el átomo fue la consecuencia de estudios que exigieron su presencia en la construcción de las ecuaciones de física; así en adelante no se pudiese verificar, como actualmente sucede con los genes, su presencia[7]

Actualmente sabemos que los genes ya están perfectamente definidos y situados; así como los átomos ya fueron fotografiados, a pesar de sus dinamismos, Hoy día se admite las investigaciones y los avances del ADN (ácido desoxirribonucléico), a la manera de un tapete material; que albergará los genes que se encontrarían en un estado menos condensado que la materia que le abriga; sin embargo muy afinadas por la misma. De esa manera, los genes estarían distribuidos por todos los cromosomas, en su intimidad, en estado dimensional más avanzado, esto es, de sustancia menos condensada, lo que dificultaría el registro de su presencia

Ese concepto discrepa con la idea que se tiene actualmente sobre los genes a representar unidades materiales, en el propio cromosoma, haciendo parte de su molécula. Con eso, la construcción, en laboratorio del gene sintético, por el equipo del Doctor Korana, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts E.U.A, él fue, con las cuatro unidades básicas del código genético. El gene creado, por ese experimentador de valor, fue un gene de ARN transferencial de tiroxina, incluyendo los mensajes "de partida" y "parada" moleculares.

Para mayores detalles véase el libro del autor Jorge Andrea "Palengensis la Gran ley". Editora camino de la Liberación. Rio. 1980 2° edición (píe de página)

Esto significa que estos elementos seriados en determinado cromosoma pasarán a hacer parte de su organización Y de su específica función todo eso representa un gran paso científico. Así, vemos que el gene está conceptuado en ecuaciones absolutamente físicas. Lo que estamos proponiendo es la conceptualización del gene como campo dinámico de energía en serie y manipulando la molécula básica (ADN) de la vida. Podríamos señalar esta idea, esquemáticamente, en la figura 2.

Partiendo de esa posición, de que los genes serian torbellinos dinámicos, ahora con "personificación," en la intimidad de la materia cromosómica y por las ya existentes ecuaciones biológicas, en que se hallan envueltos; es de pensar, que esas fuentes energéticas serian las conductoras y orientadoras del cromosoma. Consideremos también que en los cromosomas los más altos fenómenos de la vida se expresan, siendo imposible considerarlos como efecto de simple bioquimismo causal o máximo, a expensas de los mecanismos neuroendocrinos, y éstos, como precisos mecanismos activadores y reguladores, cuando de su formación en la célula huevo sería la consecuencia ¿de qué?.

Así, en el campo energético de genes a denotar superioridad sobre la materia cromosómica, ¿no haría parte de un campo organizador específico y a su vez a sustentarse en orientadores o energética más avanzada? Es claro que una fuente energética más avanzada sólo podría estar en el psiquismo. El campo organizador sería el propio psiquismo. No el psiquismo material, físico o zona consciente, consecuente del trabajo de las neuronas pero sí un psiquismo de profundidad en las zonas del inconsciente o zona espiritual, donde toda la materia estaría sobre su influencia y como envuelta en sus mallas.

Y para que la materia pudiese atender a la dirección y a la orientación de esa energética Espiritual, las telas receptivas de los genes representarían campos ideales para tal fin. En la intimidad del psiquismo sus torbellinos dinámicos y más específicos, elaborados por las adquisiciones de una serie de vivencias, encontrarían en los genes las telas de sus manifestaciones después de la filtración por las fajas dimensionales, que es el propio psiquismo, que nos muestra de un lado, una energética bien perfeccionada, los torbellinos del espíritu o del inconsciente; del otro los genes como telas de manifestaciones de aquellas energías a dirigir, los procesamientos del código genético como incentivo de la vida material. Con eso, la fenomenología de la zona consciente, en pleno crisol celular, sería orientada e influenciada, por las fuentes de energías específicas de la zona inconsciente o del espíritu.

Las telas genéticas de los cromosomas serían también los campos de absorción de todas las experiencias y mecanismos desencadenados por los factores del medio o procesos en la zona material del cuerpo. Hubiera un hecho y efectivo intercambio, donde todos los procesos, inclusive, los de la intelectualización, serían absorbidos para la zona espiritual, sobre forma de actitudes, constituyendo sedimentos de la estructura evolutiva de determinado ser. Solamente un campo energético, que subsista a la muerte del cuerpo físico, tendría posibilidades de alcanzar evolución. El proceso evolutivo, sólo podría ser obra del tiempo, inmensurable, cuyas adquisiciones de variados matices, serían producidas, por renovaciones periódicas, que las reencarnaciones pueden propiciar. Reencarnación e inmortalidad de la energía psíquica serían los pilares donde la evolución podría fijar sus bases, produciendo un mañana a la biología.

En cuanto más adentro del esquema del espíritu, las energías del psiquismo serían más perfeccionadas y menos condensadas, haciendo parte de dimensiones también evolucionadas cuanto más, hacia la periferia corporal habrá más condensación y dimensiones menos evolucionadas, hasta que en la materia tendríamos el punto máximo de condensación de ese sistema. Los genes representarían, como energía, un campo de transición entre materia y espíritu. Sería una energía más condensada, en fase de las otras, del psiquismo de la zona inconsciente, llegando casi a la condensación de la materia, pero que aún es energía imposible de revelación por los métodos científicos actuales.

Como la materia posee su psiquismo, con elaboraciones bien expresivas, con buena razón los campos energéticos internos tendrían una mayor tonalidad de trabajo y, como tal, responsables por la dirección y orientación de la organización física del ser. De esa manera, el gene sería la tela de manifestación de la energética espiritual a dirigir y a orientar toda la riqueza del metabolismo celular, como también transfundir el manantial de psiquismo de profundidad sobre formas de tendencias, símbolos, intuiciones, diversas creaciones, sueños etc. al reducido e ilimitado psiquismo de la zona consciente en su apropiado campo de trabajo.

Referencias Bibliográficas

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  • Andrea Jorge, la Gran Ley, Editora Caminos de Liberación, 2° edición 1980, Río de Janeiro.

  • Andrea Jorge —Energética del psiquismo, Fronteras del alma, Editora Caminos de Liberación. 2° Edición 1978, Río de Janeiro

CAPÍTULO VIII

Sonambulismo

Hemos llegado a uno de los puntos capitales del magnetismo, como es el sonambulismo.

Se sabe que el sueño, en el orden natural de las cosas, es un fenómeno necesario lo mismo indispensable a la existencia de los seres humanos y de los animales.

La ciencia, por eso, capaz de prescribir los agentes terapéuticos susceptibles de provocar el sueño, se muestra incapaz de apuntar a su naturaleza esencial.

Lo que importa, dice Teste (228), es determinar y analizar la causa natural e inmediata del sueño. Esto en efecto interfería resolviendo los más interesantes problemas de la Fisiología.

En verdad, se sabe que la salud perfecta, la alimentación sana, los ejercicios moderados, mas la calma del espíritu y de los sentidos, constituyendo las condiciones mas favorables al sueño; empero las condiciones favorables a la producción de de un fenómeno pueden ser, entre tanto, extrañas a la causa que lo determina. Así la enfermedad, los abusos de la alimentación, la inactividad o la fatiga, la excitación del espíritu o de los sentidos, etc., son obstáculos al sueño. Mas, por qué? Cómo? Sobre este punto, dice Teste, la Ciencia es muda.

Volvemos, pues nuestra atención para la explicación del sueño en el sentido espiritual, o sea, en el sentido del papel que en este fenómeno representa el alma.

Verificaremos de inmediato que la causa del seño reside precipitadamente en el alma, en la lucha constante por su emancipación o regreso al mundo de donde ella provino.

Kardec se refiere al sueño precisamente en el capítulo VIII, sobre el título—"De la emancipación del alma". El sueño por tanto, se caracteriza por la necesidad que tiene el alma de emanciparse.

Y como sabemos que haya recíprocas reacciones entre el alma y el cuerpo, fácil será deducir las circunstancias o condiciones favorables o no a la producción del sueño.

"El sueño libera el alma parcialmente del cuerpo. Cuando duerme, el hombre se halla por algún tiempo en el estado en que queda permanentemente después que muere. Gracias al sueño, los Espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de los Espíritus.

Quiso Dios que, queriendo estar en contacto con el vicio, pudiesen ellos ir a retemperarse en la fuente del bien, a fin de igualmente no fallar, cuando se proponen a instruir a los otros. El sueño es la puerta que Dios abrió, para que el espíritu pueda relacionarse con la otra dimensión.; es el recreo después del trabajo, en cuanto esperan la gran liberación, la libertad final, que los restituirá al medio que le es propio.

Uno de los efectos del magnetismo es el sonambulismo, que es un estado de emancipación del alma más completo de lo que es el seño, en que sus facultades adquieren mayor amplitud.

Es precisamente porque los sonámbulos no duermen, en la acepción vulgar del vocablo, entienden algunos magnetizadores que es impropia la denominación dada.

Es curioso señalar que participan de esa opinión los propios sonámbulos, que protestan contra la alegación del sueño cuando ellos están viendo, escuchado y sintiendo.

Los magnetizadores espiritas por eso y en conformidad con la Doctrina, saben igualmente, que en el sueño común el alma jamás está inactiva, y que el reposo del cuerpo se verifica en virtud de libertad o ausencia parcial de aquella. Nos parece así, que deberá ser mantenida aquella denominación, por que ambas son expresiones – sueño y sonámbulo – indican para nosotros un estado de emancipación del alma y, consecuentemente, de reposo del cuerpo.

La concepción espiritualista es que nos importa. Y pasando de largo sobre las leyendas y supersticiones, como acontecía en el siglo XVI, en que a los sonámbulos eran denominados como mal- bautizados, porque suponían tratarse de una afección que tenía como causa el olvido de alguna palabra sacramental o de ceremonia importante en la ocasión que fue bautizado por el sacerdote (230).

Dentro de esa concepción nada hay a innovar en el resumen teórico del sonambulismo presentado por Allan Kardec (231).

"Los fenómenos del sonambulismo natural dice el, se producen espontáneamente e independientemente de cualquier causa exterior conocida; empero, en ciertas personas dotadas de especial organización, pueden ser provocados artificialmente, por la acción del agente magnético.

El estado que se designa por el nombre de sonambulismo magnético apenas difiere del sonambulismo natural en que uno es provocado, en cuanto al otro es espontáneo.

"El sonambulismo natural constituye hecho notorio, que ninguno mas se recuerda de poner en duda, no obstante el aspecto maravilloso de los fenómenos a que da lugar.

¿Por qué sería entonces más extraordinario o irracional el sonambulismo magnético? ¿Apenas por producirse artificialmente, como tantas otras cosas? Los charlatanes y algunos criminalistas o forenses lo exploran. Razón por demás para que no les sea dejado en las manos. Cuando la Ciencia se hubiere apropiado de el, mucho menos crédito tendrán los charlatanes junto a las masas populares. En cuanto eso no se verifique, como el sonambulismo natural o artificial es un hecho, y como contra hechos no hay raciocinio posible, va el, ganando terreno, a pesar de la mala voluntad de algunos, en el seno de la propia Ciencia, donde penetra por una inmensidad de portillos, en vez de entrar por la puerta grande. El sonambulismo es más que un simple fenómeno psicológico, pues es una luz proyectada sobre la psicología. Es ahí que se puede estudiar el alma, porque es donde ella se muestra al descubierto. Ahora, uno de los fenómenos que la caracterizan es el de la clarividencia independiente de los órganos ordinarios de la vista.

El alma tiene sus propiedades, como los ojos tienen las suyas. Cumple juzgándolas en si mismas y no por analogía.

"De una causa única se originan la clarividencia del sonambulismo magnético y la del sonambulismo natural. Es un atributo del alma, una facultad inherente a todas las partes del ser incorpóreo que existe en nosotros y cuyos límites no son otros si no los asignados a la propia alma. El sonámbulo ve en todos los lugares donde en espíritu pueda trasportarse, cualquiera que sea la longitud.

En el caso de visión a distancia, el sonámbulo no ve las cosas de donde está su cuerpo, como por medio de un telescopio. Ve las presentes, como si estuviese en el lugar en que ellas existen, porque su alma, en realidad, allá está. Por eso es que su cuerpo queda como que aniquilado y privado de sensación, hasta que el alma vuelve a habitarlo nuevamente. Esa separación parcial del alma de su cuerpo constituye un estado anormal, susceptible de duración más o menos larga, por eso no indefinido. De ahí la fatiga que el cuerpo experimenta en cierto tiempo, normal mente cuando aquella se entrega a un trabajo activo.

Las vista del alma o del Espíritu no es circunscrita ahí no tiene sede determinada. De ahí, porque los sonámbulos no le pueden marcar órgano especial. Viene porque viene, sin saber el motivo ni el modo, una vez que, para ellos, en la condición de Espíritus, la vista carece de foco propio, si se reportan al cuerpo, ése foco les parece estar en los centros donde mayor es la actividad vital, principalmente en el cerebro, en la región del epigastrio, o en el órgano que consideren el punto de ligación mas fuerte entre el Espíritu y el cuerpo.

El poder de la lucidez sonambúlica no es ilimitado. El espíritu mismo, completamente libre, tiene restringidos sus conocimientos y facultades, con forme al grado de perfección que haya alcanzado. Todavía mas restringidos los tiene cuando ligado a la materia, a cuya influencia está sujeto, es lo que motiva no ser universal, ni infalible la clarividencia sonambúlica y tanto menos se puede contar con su infabilidad, cuanto mas desviada sea del fin viciado por la naturaleza y transformada en objeto de curiosidad y de experimentación.

En el estado de desprendimiento en que queda colocado, el Espíritu del sonámbulo entra en comunicación más fácil con los otros Espíritus encarnados, o no encarnados, comunicación que se establece por el contacto de los fluidos que componen los periespíritus y sirven de transmisión al pensamiento, como el hílo eléctrico. El sonámbulo no precisa, por tanto que se le fuguen los pensamientos por medio de la palabra articulada. El los siente y adivina. Es lo que lo torna eminentemente impresionable y sujeto a las influencias de la atmósfera moral que lo envuelve. Esa es también la razón por que una asistencia muy numerosa y la presencia de curiosos más o menos malevolentes le perjudican de modo esencial el desenvolvimiento de las facultades que, por así decir, se contraen, solo se desdoblan con toda la libertad en un medio íntimo o simpático. La presencia de personas mal intencionadas o antipáticas le producen efecto idéntico solo con el contacto de la mano en sujeto.

El sonámbulo ve al mismo tiempo su propio espíritu y su cuerpo, los cuales constituyen, por así decir, dos seres que le representan la doble existencia corporal y espiritual, existencias que, por lo tanto, se confunden mediante los lazos que las unen. No siempre el sonámbulo se percibe de tal situación y esa dualidad hace que muchas veces hable de sí, como si hablase de otra persona

En cada una de sus existencias corporales, el espíritu adquiere un acrecimiento de conocimientos y de experiencias. Los olvida parcialmente, cuando encarnado en materia por demás grosera, por eso de ellos se recuerda como Espíritu. Así es que ciertos sonámbulos revelan conocimientos por encima del grado de instrucción que poseen en la presente existencia. Por tanto, de la inferioridad intelectual y científica del sonámbulo, cuando despierto, nada se puede inferir con relación a los conocimientos que por ventura revele en el estado de lucidez. Con forme a las circunstancias y en fin que se tenga en cuenta, el los puede eludir de su propia experiencia, de su clarividencia relativa a las cosas presentes, o de los consejos que reciba de otros Espíritus. Empero, pudiendo su propio Espíritu ser más o menos adelantado, le es posible decir cosas mas o menos ciertas.

Por los fenómenos del sonambulismo, cual natural, cual magnético, la Providencia nos da la prueba irrecusable de la existencia y de la independencia del alma y nos hace asistir al sublime espectáculo de su emancipación. Nos abre de esa manera, el libro de nuestro destino. Cuando el sonámbulo describe lo que pasa, a distancia, es evidente que ve, mas no con los ojos del cuerpo. Se ve así mismo y se siente transportado al lugar donde observa lo que describe.

En cuanto a el hombre se pierde en las sutilezas de una metafísica abstracta e ininteligible, en busca de las causas de nuestra existencia amoral, Dios cotidianamente nos pone sobre los ojos y alcance de la mano, los más simples y patentes medios de estudiarnos la psicología experimental"

Ahora un poco larga, esa transcripción se hacía necesaria. En vez de tomar algunas a través de ciertas situaciones, sobre la teoría del sonambulismo, preferimos recurrir al resumen de Kardec, en que la lógica y la claridad están en perfecta consonancia con el sistema.

Como vimos, para el Espiritismo, en la opinión del maestro, el sonambulismo es más que un fenómeno, es una luz proyectada sobre la psicología, para el estudio del alma, en que esta surge en estado, no de absoluta, por demás completa emancipación. Fue por eso que se dice que los magnetizadores presintieran el mundo espiritual.

Los adversarios del Espiritismo, criticando la reencarnación extrañan que, en su nueva vida corporal, el Espíritu olvide todo su pasado. El sonambulismo les demuestra la improcedencia a ese reparo, de ahí que en el relativo estado de emancipación en que se encuentra el alma del sonámbulo, este al despertar, esto es al contacto con la materia grosera, olvida todas las ocurrencias. Ahora si así acontece en un estado momentáneo, y de relativa emancipación, sin el completo abandono del cuerpo. ¿Qué se dice después de un estado absoluto de separación y emancipación del Espíritu?

También ahí el estudio del alma nos lleva a las mismas y exactas observaciones a que llegó e Espiritismo.

Los magnetizadores en general confirman la lección de Kardec sobre la analogía del sonambulismo natural y del artificial,

Todos conocen dice Du Potet (232), los casos de los sonámbulos naturales, entre otros, el del seminarista que se erguía durante la noche y escribía sus sermones, haciéndoles correcciones minuciosas, componía música, sabiendo distinguir todas las notas, releía todo lo que fuera escrito. Ahora, dice él, es la imagen de lo que acontece en el sonambulismo artificial.

Es cierto, y ya tuvimos oportunidad de decirlo, que la finalidad del magnetismo no es la de provocar el sonambulismo, y si la de curar los enfermos.

Agradecemos a la Providencia la gracia que nos concede, advierte Gauthier (233), proyectando luz tan preciosa en el medio de las tinieblas de nuestra ignorancia, y no caminemos más allá. Nos recuerda que no magnetizamos para obtener una vana satisfacción de amor propio chicaneando las ideas y las palabras, por eso, únicamente para aliviar los sufrimientos del enfermo que se entrega a nuestros cuidados, a nuestra benevolencia y a nuestra caridad.

"El primer concejo que puedo dar, dice Delueuse (234), es lo que nunca se debe provocar en el sonambulismo, mas dejarlo ver naturalmente. Sería inoportuno que un enfermo pudiese acreditar que solo le es posible la cura tornándose sonámbulo, pues de cien personas, apenas diez caen en el estado "sonambúlico"

Por eso, solamente cuando el magnetizador percibe que el paciente es sonámbulo y se convence de que, en ese estado, el podrá concursar para su propia cura, y que debe auxiliar la producción del sonambulismo.

El sonámbulo ve a través de cuerpos opacos y las distancias mas o menos considerables.

El ve su propio mal, prevé sus crisis y las de los demás, y anuncia la manera y la época del término final

Ve el origen de las molestias y puede indicar los medios más acertados para curarlas.

Experimenta momentáneamente la molestia de las personas con las cuales fue puesta en relación.

Presenta al espíritu todo cuanto sabe, y puede percibir, a veces lo que no sabe.

Lee el pensamiento, escucha y responde sin que se le esté hablando.

Magnetiza sin tener ninguna noción de los procesos magnéticos.

Ve las radiaciones magnéticas, ve el fluido escaparse de las extremidades de los dedos del magnetizador y apunta a este a su cualidad y fuerza.

Ejecuta en si mismo y en los otros operaciones quirúrgicas y percibe cuando los instrumentos y las manos del operador se introducen y actúan en el interior del cuerpo humano.

Es susceptible de recibir impresiones morales y recibir sugestiones para después del despertar, cuando pierde la memoria de sus actos y hasta antes del recibimiento de la propia sugestión, que persiste todavía.

Esas facultades no existen siempre reunidas en el mismo sonámbulo, conviniendo aumentar, entretanto, que, como transcurrí ente del estado de emancipación del alma, todos son capaces de ver los espíritus.

Sobre la facultad extraordinaria de realizar intervenciones quirúrgicas, Gauthier (235) os indica el caso de la pequeña Magdalena Durand, que, afectada a los 7 años, de un tumor canceroso en la boca, fue abandonada por la medicina, que juzgó inejecutable la operación. Esa pequeña en estado sonambúlico, en el día previamente por ella indicado, hizo la incisión y cortó con el bisturí el tumor, cuyas partes le salían por la boca; después de esa primera operación, realizó otras, hasta que la autocura se verifico.

El sonambulismo producido por los procesos magnéticos consigue apurar y regular esas preciosas facultades, al paso que el sonambulismo provocado por los hipnotizadores no consiguió realizar esos efectos, siguiendo la opinión insospechosa o fidedigno del Dr. James Braid, citado por Bué (236):

"Los magnetizadores – dice Braid, el fundador del hipnotismo – aseguran positivamente poder realizar ciertos efectos que yo nunca pude provocar con mi método, a pesar de haberlo intentado. Los efectos a que aludo son, por ejemplo, leer la hora en un reloj colocado por detrás de la cabeza o en la cavidad epigástrica, leer cartas dobladas o un libro cerrado, reconocer lo que se pasa a distancia de algunos kilómetros adivinar la naturaleza de las enfermedades e indicarles el tratamiento sin poseer conocimientos médicos, magnetizar sonámbulos a distancia de muchos kilómetros, sin que ellos tengan conocimiento de la operación que se proponen realizar. Debo decir, a este respecto, que no juzgo razonable ni conveniente, poner en duda las afirmaciones de experimentadores, hombres de talento y de observación, cuya palabra constituye autoridad en otras materias, con el pretexto de que no fue personalmente testimonio de los fenómenos, o que no pude reproducirlos, por mi método, o por cualquiera de ellos."¿Donde estará la razón de esa diferencia? ¿Será porque los hipnotizadores, actuando violentamente sobre los sentidos, desequilibran el sistema nervioso, al paso que los magnetizadores, actuando de preferencia sobre el" plexo solar ", denominado "el cerebro de la vida orgánica", consiguen establecer mejor aquel equilibrio?

"desde el comienzo, las cosas parecen misteriosas:

El cometa, el rayo, la aurora, la lluvia, son otros Tantos fenómenos misteriosos para aquel que los Ve por primera vez, todo parece razonable, encarado sobre un punto de vista conveniente; las posibilidades del universo son infinitas, como su extensión física.

¿Por qué negar siempre "a priori" la imposibilidad de las cosas que suceden de nuestra concepción ordinaria?

No debemos retroceder delante de problema alguno, desde que se presente la oportunidad de aportar.

No debemos vacilar en proseguir libremente la investigación de las leyes misteriosas aunque, rigen la vida y el espíritu; lo que sabemos, nada es al lado de lo que nos resta aprender.

Querer restringir a nuestra investigación, a los territorios ya medio conquistados, es engañar la fe de los hombres que luchan por el derecho del libre examen, para traer las esperanzas mas legítimas de la Ciencia [8]

Vimos que el sonambulismo es natural, o provocado. Mas no solo el magnetismo y el hipnotismo pueden provocar ese estado. Otras Causas, muchas veces aún desconocidas, pueden igualmente provocarlo.

Los autores poco se detuvieron en el estudio de esas causas. Quien más ampliamente examinó el asunto fue el Dr. Prosper Despine (237), consagrándole todo el capítulo IV de su notable obra, y llegando a la conclusión de que diversas causas mórbidas, provenientes de ciertas afecciones, de accidentes, de aspiración de tóxicos etc., pueden conducir al estado sonambúlico.

Todavía, el sonambulismo provocado por esas causas mórbidas difiere profundamente del sonambulismo magnético. Al paso que, en éste último, se busca influir equilibrio a la actividad nerviosa., tornándose excelente proceso terapéutico para determinados casos, aquel se presenta como fenómeno patológico, y en este carácter debe ser tratado.

Para ilustración, y también porque se trata de libro raro, citaremos dos casos curiosos de dos enfermos indicados por Despine.

El primer caso se refiere a la intoxicación por el gas carbónico, que, respirado durante algún tiempo, en lugar de producir la asfixia, determinó un acceso de sonambulismo:

En una casa de tolerancia, en el Havre, residían L…de 35 años de edad, y la señora R.., de 40 años. Percibiese que la puerta del alojamiento que ocupaban estaba cerrada hacia muchos días. Se llamaba y nadie respondía. Se procedió entonces al derrumbamiento de la puerta. Se verificó que dentro del cuarto todo estaba herméticamente cerrado, al lado, un fogón ya extinto. Un olor putrefacto y asfixiante infectaba el apartamento. Al aproximarse las autoridades, encontraron a una mujer, en traje de dormir, pálida, magra, como si fuera un espectro ambulante, se erguía tambaleante y, fijando en ellos sus ojos inexpresivos dice: — silencio! Yo digo a vosotros que el duerme….

Los agentes prosiguen y descubren en el lecho el cadáver de L., vestido y en estado de franca descomposición. Una fragancia infectada exhalaba del ambiente en que la pobre loca había pasado ocho días y ocho noches, resistiendo a la doble acción de gas carbónico y de los miasmas de la putrefacción.

R. fue transportada para el hospicio en un estado que se asemejaba mas al de una criatura muerta que al de una persona viva. Convenientemente tratada, ella recuperó en poco tiempo la razón. Interrogaba sobre lo que había pasado durante los ocho días en que quedara encerrada en el cuarto, respondió que de nada se recordaba. Evidentemente el estado anormal de esa mujer, calificado de locura por los presentes, nada mas era de lo que el estado de sonambulismo causado por la acción del gas carbónico sobre la sangre, y consecuentemente sobre el cerebro.

Síntomas semejantes fueran verificados con la intoxicación por el protóxido de azogue y por el hidrato de cloro.

Nota Del Autor Libartm: También tenemos nuestras propias experiencias respecto al sonambulismo.

En la obra Psiquismo y Elementales de nuestra propia autoría, hacemos una exposición, precisamente en el tema sobre ondinas; cuando después de haber pasado por el estado de naufrago y al haber arribado a una isla de un Río, después de llegar a una vivienda campestre, entré en estado de sonambulismo durante tres días y noches sin recordar en absoluto sobre mis actividades durante esa estadía

Mas adelante también exponemos otros casos extraordinarios de sonambulismo en el seno de la familia y en casos tratados en nuestra institución Espirita.

Gauthier (239) confirma que la sensibilidad moral y física del sonámbulo llega a causar espanto. Así como las emanaciones físicas de los seres vivos los afectan fuertemente, los sonámbulos resisten, por igual, los efectos del pensamiento de los que los cercan y de los sentimientos que en el momento traen. El fluido de cada persona es sentido por el sonámbulo. De ahí la perturbación que le causan la diferencia y la desarmonía de los fluidos.

Es pues un error suponer que los sonámbulos son generalmente insensibles. La insensibilidad ocurre, a veces en consecuencia de una predisposición natural o de magnetización intensa y mal dirigida (240).

Tocando una persona enferma, el sonámbulo generalmente se resiente de los dolores en la parte correspondiente a la afectada en el paciente. Esos dolores son momentáneos, mas persisten algunas veces hasta el despertar.

Veremos ahora, como actuar para favorecer el sonambulismo magnético, o para provocarlo, en los casos en que eso se torne absolutamente necesario para la cura del enfermo.

Cada magnetizador tiene su proceso, mas todos operan rigurosamente dentro de los principios del magnetismo, habiendo, por tanto, mucha semejanza en el modo de conducir los pases y dirigir el fluido para los puntos esenciales del organismo, puntos que favorecen la producción del fenómeno

Aconsejamos el proceso de Bué (241), que es el mismo preconizado por Gauthier (242) y seguido por otros experimentadores, con ligeras modificaciones:

Cuando, al magnetizarse un individuo, no con la intención de sonambulizarlo, más de curarlo o aliviarlo, sobrevienen bostezos acompañados de temblores de los ojos, choque y cerrado de los párpados, inclinación de la cabeza, somnolencia mas o menos profunda aparece querer invadirlo, se puede favorecer este estado somnoliento conservando las manos o imponiendo los pulgares sobre el epigastrio; después, cuando los ojos cesaren de girar sobre los párpados y el movimiento de deglutición, por momentos acelerado, hubiere disminuido, levantándose las dos manos por encima de la cabeza del paciente, se hace una imposición por algunos segundos en el cerebro, descendiéndolas en seguida, en pases largos , muy lentos en la extensión de los brazos, hasta las extremidades de de los dedos.

Repítanse pases semejantes, en frente al tronco, hasta la altura del epigastrio, donde se hace una pausa y a la vez con los dedos extendidos.; también se aplican pases imponiendo las manos sobre el cerebro y descansándolas por detrás de las orejas y de las espaldas, volteándolas por los brazos, de manera completamente envolvente al paciente con pases de gran corriente.

Y la mejor manera de actuar para producir normalmente el estado sonambúlico, es desenvolver subsecuentemente la lucidez. Poniendo toda la incitación directa y violenta sobre el cerebro, acarreará inconvenientes. El desequilibrio nervioso, es perjudicial a los sonámbulos.

Después de haber operado de este modo, durante algunos momentos, se interroga delicadamente al paciente sobre su actual estado: — "¿Está durmiendo?""

Si el estuviere apenas en un estado de somnolencia, despertará, se suspende entonces la operación, dispersase los fluidos, trasfiriendo para otra ocasión una tentativa que, en beneficio del propio enfermo nunca debe ser llevada al extremo.

El sueño puede ser tan profundo que ningún ruido, ninguna sensación venga a perturbar el paciente; interrógasele, y el no responde; se le toca, y ni siquiera pestañea. Este es el primer paso para el estado sonambúlico.

Poco a poco, este estado se acentúa sobre el impulso de la acción magnética prolongada; el paciente acaba por percibir el sonido de la voz; en ese momento entretanto, no lo instigue a hablar; le es necesario tiempo para habituarse a su nueva situación: se conserva en un sopor, en un aniquilamiento corporal en el que se complace; de ahí a pocos instantes la voz responderá por una señal de cabeza o de la mano, e indicará el momento en que desea ser despertado. Por veces pregunta – Dormis? y o como fuerza eléctrica, el le responde. Es una señal manifiesta de que el paciente se halla en estado sonambúlico completo.

Luego de que se tenga certeza del estado sonambúlico del paciente, cumple evitar tratarlo con soberbia a base de preguntas.

Deleuze (243) recomienda que las preguntas sean circunscritas a lo siguiente:

Duerme?

–Podéis ver — cómo se sientes?

-¿ves vuestro mal?

— ¿los procesos que empleo para vos son convenientes?

–¿sabes cuál es el remedio para la auto cura?

–¿continuaras a ser sonámbulo?

–¿cuánto tiempo deseas dormir?

–¿queréis ser magnetizado aún?

–¿Tienes algunos consejos para darme?

¿Podéis ver si hasta la próxima sesión ocurrirá alguna modificación en vuestro estado y a cuyo respecto debéis instruirme?

–"¿Despertareis sin ninguna intervención, o será necesario que vos despiertes?"

Es este último caso, para despertar el paciente, debe el operador emplear los procesos que ya fueran explicados en páginas anteriores, utilizando las dispersiones, las insuflaciones frías a distancia, sobre la frente y sobre los ojos, tocando vivamente las cejas, desde su origen hasta las sienes. Es importante dispersar bien, a fin de evitar el peso de la cabeza y el adormecimiento de las piernas que pudieran persistir.

Todos los autores advierten que, no obstante el empleo riguroso de los procesos dispersivos, ocurre a veces que los enfermos puestos en estado sonambúlico, en pocos minutos, no pueden ser despertados al cabo de muchas horas. Du Potet (244) confirma que, en casos semejantes, cuanto mayor era el esfuerzo de su voluntad para despertar al paciente, tanto mayor parecía la intensidad del sueño.

Lafontaine (245) a su vez cita diversos casos ocurridos con magnetizadores de sus relaciones, siendo que en alguno de ellos, hubo necesidad de su intervención personal para hacer cesar el estado de sonambulismo.

Discuten los autores sobre la intensidad del sueño magnético, clasificándolo en grados. Sobre ese aspecto es curioso señalar que, en cuanto todos los hipnotizadores usan las expresiones— estado de hipnosis— clasificándolos en grados más, o menos profundos y más o menos superficiales, los magnetizadores hablan en grados de sonambulismo o del sueño magnético.

Es que la palabra hipnosis es creación de los hipnotizadores y no puede servir para el magnetismo, cuyos principios se asientan en otras bases, como quiera que sea la palabra ya está consagrada por el uso.

En esta materia de clasificaciones y grados de sonambulismo o de hipnosis, es interminable el debate. Los magnetizadores no están lejos de un acuerdo general, lo mismo porque juzgan tratarse de la cuestión de interés más de orden taxonómica más propiamente fisiológica, al paso que los hipnotizadores salvo algunas excepciones se pierden en la complejidad de precisión, presentando las más arbitrarias clasificaciones.

En la realidad, dice Bué, solo las distinciones siguientes deben y pueden ser establecidas: "El sonámbulo duerme, mas no habla— primera fase. Habla; sin embargo, concentrado en si mismo, no siente la voluntad del magnetizador es el clarividente — tercera fase. Si el sonámbulo llega a ver su molestia a preverle la crisis, y puede indicar la mejor marcha a seguir para obtener prontamente la cura, ¿desde el punto de vista curativo no es esto todo cuanto se debe esperar del sonambulismo?"

Y mas adelante completa su pensamiento:

"Si el estado sonambúlico solo comporta tres fases, y si esas tres fases realmente no son mas que grados ascendentes de un todo indivisible, no es menos verdad que el fenómeno se nos presente sobre apariencias complejas, muy propias para nosotros engañarnos. Son tan diferentes los sonámbulos, en cuanto las variaciones que ellos presentan. Del mismo modo que ningún ser es igual en su naturaleza, así también sonámbulo alguno es igual a otro sonámbulo. Cada individuo, inversamente influenciado en la razón de su idiosincrasia y temperamento, ve surgir en si, en ese estad mixto, toda la interrumpida sujeción de las relaciones que, sobre la influencia de condiciones especiales de tiempo, medios o incitaciones diversas, pueden, incesantemente, producirse entre las influencias internas y externas.

" Y , como en el calidoscopio, una diversidad infinita de combinaciones y de gradaciones que se manifiestan durante la producción del fenómeno; y delante de tal variedad de manifestaciones, no es de admirar que los experimentadores, se engañan en cuanto al origen de los hechos, tengan atributo al propio fenómeno aquello que en la realidad es apenas simple reflejo de la idiosincrasia de los sonámbulos sobre los cuales se experimenta; de ahí esas agrupaciones artificiales y esas clasificaciones que, luego de esclarecer el problema, apenas conseguirán dificultarlo.

Importa precipitadamente, por tanto, la observación apurada de los hechos y de los fenómenos. El estudio de cada caso, con atención y criterio, es todo cuanto se puede recomendar, en todas las fases del sonambulismo, sean ellas dos o treinta.

"El sonambulismo natural y artificial, el éxtasis y la doble vista son efectos variados, o de modalidades diversas de una misma cosa. Esos fenómenos, como los sueños, están en el orden de la Naturaleza. La razón por la cual han existido en todos los tiempos. La Historia muestra que fueron siempre conocidos y hasta explorados desde la más remota antigüedad y en ellos se nos depara la explicación de una inmensidad de hechos que los preconceptos fijaran y fuesen considerados como sobrenaturales[9]

Verificamos que la tendencia de los magnetizadores es en el sentido de reconocer la existencia de tres grados en el estado sonambúlico, conforme la clasificación de Charcot: la letargia, la catalepsia y el sonambulismo.

Esa igualmente es la clasificación aceptada por Kardec (253)

El estado letárgico es el más profundo. El paciente nada escucha, nada siente, no ve el mundo exterior, tornándose incapaz de toda vida consciente. El más completo aniquilamiento de la personalidad humana, dice Luys (254), es el que se verifica en ese estado.

Para despertar el paciente es necesario hacerlo pasar para el estado cataléptico, lo que se consigue casi instantáneamente por el erguimiento de los párpados.

No hay aún opinión definitiva sobre el período de duración del estado letárgico. Casos hay en que el paciente, entregue la propia suerte, puede así permanecer durante treinta o más días, o hasta sucumbir.

La catalepsia se caracteriza por la inmovilidad de los músculos y por la fijación de las actitudes en que el paciente es colocado por el experimentador. Así, si le fuere erguido un brazo, en esta posición quedará indefinidamente.

En ese estado, los ojos permanecerán grandemente abiertos, fijos, con el semblante inmovilizado, presentando el paciente una fisonomía indiferente, sin emoción y sin fatiga.

El operador, por medio de sugestiones, puede hacer al paciente expresar las más diversas emociones, sin la menor resistencia. Así, puede provocar en el, la mímica del éxtasis religioso, de la cólera, de la alegría, del disgusto, de la aflicción, de la repulsión etc.

Es muy conocida la experiencia que se hace con las personas en estado cataléptico, que son colocadas en posición horizontal entre dos asientos, teniendo sobre ellos el cuerpo apenas apoyado por la cabeza y los pies. En esa situación, la contracción de los músculos es de tal orden, que el cuerpo puede resistir a los mayores pesos. Esa contracción muscular tan, extraordinaria es que ninguno en estado normal pudiera presentarse prolongado por varios minutos, en una completa rigidez.

El cataléptico es verdaderamente un autómata en las manos del magnetizador, perdiendo toda la libertad de acción y de movimientos; no anda, no habla, no escucha, no piensa, si no por determinación del experimentador, que podrá hacerlo reír, llorar, cantar, gritar, sentir calor o frío. Etc.

Si el magnetizador dice, al cataléptico:– ¡Ah que linda música! Veréis que él pasa inmediatamente a la actitud de quien busca escuchar para enseguida responder: — ¡Oh! ¡Es verdad! ¡Nunca he escuchado música tan bonita! Y en su semblante presenta desde luego una expresión de contento. (255).

Precisamente porque el cataléptico no ofrece la menor resistencia a las determinaciones del operador. Prestándose así de esta manera a las situaciones cómicas o ridículas que le son impuestas, es el estado preferido para las representaciones públicas, para deleitar a los auditorios, que en vía de regla, ignoran los graves peligros de esos espectáculos para los pobres sujetos, que son atraídos para la experimentación. Puede ocurrir un desequilibrio nervioso como puede sobrevenir una contractura generalizada, que es siempre difícil de vencer.

Mas allá de los tres casos señalados – letargia, catalepsia y sonambulismo—, algunos autores estudian separadamente el éxtasis, que penetra en un mundo desconocido, y de los Espíritus etéreos con los cuales entra en comunicación, sin que todavía, le sea lícito ultrapasar ciertos límites, porque, si los transpusiese, totalmente se partirían los lazos que lo prenden al cuerpo, lo cercan entonces resplandeciente y desusado fulgor, le embriagaban armonías que en la tierra se desconocen indefinible bienestar lo invade, gozando anticipadamente de la beatitud celeste, y bien se puede decir que posee un pie en el limite de la eternidad.

En ese estado, desaparecen todos los pensamientos terrestres, cediendo lugar al sentimiento apurado, que constituye la esencia misma de nuestro ser inmaterial enteramente entregado a tan sublime contemplación, el extático considera la vida apenas como paraje momentáneo.

Se da con los extáticos lo que se da con los sonámbulos: mas, o menos perfecta podrán tener la lucidez, el Espíritu mas, o menos está apto a conocer y a comprender las cosas, de acuerdo sea mas o menos elevado. Muchas veces, por eso haya en ellos exaltación que verdaderamente muchas veces la exaltación les perjudica la lucidez. De ahí y serán frecuentemente, sus revelaciones un combinado de verdades y errores, de cosas grandiosas y cosas absurdas, y hasta ridículas. De esa exaltación, que es siempre una causa de debilidad, cuando el individuo no sabe reprimirla, Espíritus inferiores acostumbran aprovecharse para dominar el extático, tomando con tal intuición, sus ojos, apariencias que mas lo aferran a las ideas que nutre en el estado de vigilia. Haya en esto un escollo, mas no todos son así.

Trataremos ahora de la clarividencia sonambúlica y del fenómeno de la lucidez.

Todos los autores estudian el asunto con mayor o menor amplitud, no habiendo uniformidad en el modo de apreciarlo. Dentro de nuestro punto de vista, de situar nuestro estudio sobre su aspecto predominante espiritualista, abandonamos aquí la opinión de los autores profanos para nosotros apoyarnos en la lección magnífica de Kardec (257), que nos explica la causa y la naturaleza de la clarividencia sonambúlica y el fenómeno de la lucidez. Es la siguiente:

Siendo de naturaleza diversa de las que ocurren en el estado de vigilia, las percepciones que se verifican en el estado sonambúlico no pueden ser transmitidas por los mismos órganos. Es sabido que en este caso la visión no se efectúa por medio de los ojos que, mas allá se conservan, por lo general cerrados y que entonces pueden ser favorecidos de los rayaos luminosos, de manera a apartar todo motivo de sospecha.

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