Se ocupó fundamentalmente de la ideología sionista, incidiendo en las distintas tendencias y poniendo de manifiesto el núcleo intransigente común, que proscribía de manera determinante una forma de vida común con los árabes de Palestina[4]en opinión de Tania Reinhart y Catalina Martínez.
El sionismo surge en la segunda mitad del siglo XIX como respuesta a los ataques contra grupos judíos por parte de los nuevos Estados nacionales, emergentes dentro del imperio zarista, otomano y austrohúngaro.
El movimiento toma su nombre de Sión, emblemática colina de Jerusalén. El proyecto consistía en dar a los judíos del mundo un centro espiritual y un estado territorial. La primera organización fue denominada Amantes de Sión, que definió a partir de 1881 la primera gran oleada migratoria moderna hacia Palestina, reuniendo hacia 1903 de 20000 a 30000 emigrantes judíos en la región.
Garny definió el proyecto sionista delimitando un consenso común, que servía como marco para la mayoría de las variantes de este tipo de pensamiento. En su estudio demostró que el principal obstáculo para la reconciliación con el pueblo árabe, estaba intrínseco en el germen de su ideología, el hecho de que en Palestina debía establecerse algún día la mayoría judía.
En ese consenso ideológico coexistían tres tendencias diferenciadas; el sionismo político, laborista y la rama cultural.
El movimiento político surgió de la reacción posterior a la Revolución Francesa, contra el racionalismo y el liberalismo de la Ilustración, calificada por autores como Arthur Hertzberg[5]como una supuesta quiebra de la idea democrática.
Gorny sostiene al respecto que "cualquier versión de la teoría sionista debe implicar necesariamente cierta pérdida de esperanza, en la aceptación total del futuro por parte de la mayoría social del judío como individuo". (GORNY, J. p.33.)
Los pioneros en la creación de la identidad nacional judía, se basaban en los estudios de Hans Kohn, argumentando que había lazos más profundos que vinculaban naturalmente a determinados individuos y excluían naturalmente a otros, por lo que concluían que cada una de esas comunidades orgánicamente vinculadas debían dotarse idealmente de un Estado independiente (REINHART, T. p.60)
Theodor Herlz es considerado como el fundador del sionismo moderno, y sitúa sus pensamientos en referencia a Kohn. Este periodista nacido en Budapest, publicó en 1896 "El estado de los judíos", en el que sostenía que los judíos formaban un pueblo y, por tanto, un Estado, que llegó a situarse en lugares como Uganda o Argentina.
Su razonamiento de la cuestión judía constituía una réplica del razonamiento antisemita, que utilizaba el mismo argumento para justificar el odio a los judíos, basado en un impulso natural de una totalidad orgánica "infectada" por un cuerpo "ajeno".
El sionismo se proponía resolver la cuestión judía estableciendo un territorio que le perteneciera. Gorny sintetizó el pensamiento del líder Vladimir Jobotinsky, ejemplo del consenso ideológico político sionista, anterior a la II Guerra Mundial. Afirmaba que "la creación de una mayoría judía…es el objetivo fundamental del sionismo, ya que la expresión "Estado judío"…significa una mayoría judía. Palestina se convertirá en un país judío en el momento en que la mayoría de habitantes sean judíos".
Para el sionismo laborista, la cuestión judía no aludía sólo a la carencia de un estado propio, sino a la estructura de clase de la nación judía, que se habría descompensado y deformado en el transcurso de su larga dispersión. Parte de la misión del sionismo consistía en establecer las bases para "sanear" el Estado, con el objeto de proceder a la reconstrucción de la clase obrera judía. Ben Gurion, uno de los mentores del pensamiento sionista, sostenía que la lucha de clases y el desarrollo económico se desplegarían, idealmente, en un campo purificado de elementos ajenos. Argumentaba que "el derecho a la existencia nacional independiente, a la autonomía nacional, que ninguna persona podría considerar en conflicto con la solidaridad entre los pueblos, significa sobre todo: existencia nacional independiente sobre la base de una economía nacional independiente"[6].
Esto implicaba que las organizaciones obreras debían segregarse según las distintas líneas nacionales. Norman G. Finkelstein sostiene que fueron pocas las ocasiones en que el sionismo laborista colaboró para una cooperación común entre trabajadores árabes y judíos de Palestina. Asegura que casi siempre se dio el sobreentendido que los sindicatos propuestos debían organizarse separadamente según las nacionalidades.
El sionismo laborista pretendía alcanzar una mayoría judía con un doble significado. En primer lugar ratificaría el derecho de lo judíos a reclamar para sí un Estado, y en segundo lugar demostraría su derecho a alterar radicalmente la distribución demográfica de Palestina, posibilitando con ello la concentración territorial de la nación judía.
El sionismo cultural, por otra parte, no negaba la viabilidad y conveniencia de una entidad política democrática. Su aspiración a una mayoría judía no representaba un rechazo al liberalismo, y se basaba en la idea de la amenaza de la supervivencia del judaísmo, en peligro por una sociedad cada vez más laica. La tarea más relevante consistía en la elaboración de un nuevo compendio que recogiese el legado cultural judío.
El movimiento se centró en un principio en los judíos residentes en el este de Europa, que compartían rasgos culturales como el idioma, el yidish, y la religión.
Sin embargo el sionismo encontró distintas oposiciones. Por una parte la mayoría de los religiosos rechazaban el movimiento, puesto que justificaban que "un estado judío sólo podía renacer y el Templo de Sión sólo podía reconstruirse con la llegada del Mesías". Por otra parte en 1897 se creó el Bund, la unión general de los obreros judíos en Lituania, Polonia y Rusia. Esta organización competirá hasta 1930 con el sionismo, manifestando una oposición abierta al sistema que planteaba.
La creación del Estado de Israel consagró finalmente la victoria del movimiento sionista, posibilitada por el antisemitismo y el genocidio en la Alemania nazi. La mentalidad sionista se basaba en el convencimiento último de que propulsaban la civilización frente a poblaciones salvajes. Como afirmaba Herzl, "mi programa es un programa colonial"[7]. La conquista del territorio y la expulsión de la población autóctona, confirma la dimensión del movimiento colonial sionista.
El apoyo británico al sionismo fue fundamental desde la implantación en el territorio. Las oleadas migratorias judías, la compra de tierras por judíos o la creación de estructuras estatales fueron posibles gracias al apoyo de Gran Bretaña.
Para Alain Gresh Israel "es un hecho colonial…el país ha nacido de una conquista, de la expropiación de los autóctonos…con un modelo distinto que no necesita a la población indígena para sobrevivir". (GRESH A. p. 71)
Hasta la II Guerra Mundial
Una vez analizado las motivaciones fundamentales de la mayoría judía para su implantación en el territorio, es conveniente estudiar los acontecimientos que dieron lugar a la conformación del Estado de Israel, así como sus relaciones iniciales con la población palestina y los distintos países musulmanes.
Como se ha mencionado, hasta 1939 la metrópoli británica favoreció la inmigración de judíos en el área palestina, fomentando una organización autónoma. A partir de la conquista de Jerusalén en 1917, se implantó una administración independiente de carácter sionista junto a la británica, el Yishuv, cuya misión principal era la de acelerar la inmigración judía.
Estos inmigrantes procedían principalmente de Rusia y Europa central, aunque entre 1917 y 1923 apenas sumaron unos 35000 individuos, ante la preferencia por zonas del continente americano.
La oposición al proyecto sionista por la población local se manifestó antes de la I Guerra Mundial, traducida en un rechazo a los invasores desde la década de 1880. El motivo principal era las compras de tierras a propietarios absentistas, despertando resistencias en la mayoría de los palestinos, puesto que se consideraba como una tentativa de desposesión de sus legítimos propietarios.
Tras la ocupación de Jerusalén por Gran Bretaña el 9 de diciembre de 1917, y la posterior instauración en 1922 del mandato británico sobre Palestina, fijando las fronteras del territorio, se lideró un combate interior entre mandatarios y el movimiento nacional palestino, que hasta la rebelión de 1936-1939, contaba con fuerzas armadas propias.
A través del Fondo Nacional judío, la compra de tierras fue uno de los principales objetivos del movimiento sionista. Se fomentaba el trabajo exclusivamente judío, creando colonias agrícolas e instaurando "kibbutz" desde 1910, en la zona de Degania[8]
En 1920 los británicos autorizaron la elección de un parlamento judío, dotado de su propio poder ejecutivo, denominado "Vaad Leumi" (Consejo Nacional). El apoyo colonial británico se contempla como un hecho definitivo para la inserción de las fuerzas sionistas en el proceso.
A mediados de los años de 1930 la corriente socialista consiguió obtener más del 40% de votos para el parlamento, y su dirigente, David Ben Gurión, se convirtió en presidente en 1935. La oposición estaba dirigida por Zeev Yabotinski, calificado como revisionista, porque había pedido la revisión del mandato para incluir las dos orillas del Jordán, por lo que los judíos tendrían derecho al dominio de Transjordania.
Entre la población palestina las protestas estaban condicionadas por la actuación británica, que fomentaba las disensiones entre las familias palestinas más importantes, especialmente los Nashashibi y los Hussein. Algunos autores sostienen que "estas contradicciones cristalizan en la fragmentación de las estructuras unitarias palestinas y en una parálisis estratégica" (GRESH A. p.40).
Las propuestas de la metrópoli de formar una asamblea que no reflejase los equilibrios demográficos o la creación de una Agencia árabe al modelo de la judía, quedaron rechazadas por las organizaciones palestinas, argumentando que significaría la legitimación del derecho político de los judíos sobre Palestina. El descontento de la población se manifestó en sucesivas revueltas, como las de agosto de 1929 en Jerusalén, motivadas por el control judío de los lugares santos. La rebelión se extendió por el país, particularmente en Hebrón, donde 80 judíos fueron asesinados.
El malestar de la mayoría palestina desembocaría finalmente en la rebelión de 1936-1939, donde se mezclarían nuevos elementos que intervinieron en el proceso.
La rebelión de 1936-1939
El desarrollo del movimiento nacional antibritánico y antifrancés en el mundo musulmán, coincidió con el ascenso de Hitler al poder en Alemania. En este contexto estalló la rebelión de 1936-1939, encabezada por Ezedine Al Qasam. De ascendencia campesina, era predicador en una mezquita de Haifa, y condenó las violencias de 1939. Sin embargo preparó la lucha armada a través de exequias religiosas a la población, siendo asesinado en 1935. Al año siguiente se creó el Alto Comité árabe, que por primera vez englobaba a un gran conjunto de tendencias y partidos palestinos, presididos por Amín El Hussein.
El 15 de abril de 1936 se produjo una huelga general, reivindicando especialmente el cese de la inmigración judía. Su duración fue de 170 días, caracterizada por la desobediencia civil, negativa al pago de impuestos, manifestaciones públicas de protesta y la multiplicación de la acciones de guerrilla. El movimiento se detuvo por el llamamiento común de los soberanos de Arabia Saudí, Transjordania e Irak.
La reacción de Gran Bretaña fue el envío de una comisión de una comisión de investigación, que el 7 de julio de 1937 entregó un documento al gobierno de la metrópoli, conocido como "informe Peel". Proponía la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro musulmán, y que ambos accedieran a la independencia, quedándose Jerusalén y su región sometidos a mandato británico. Aconsejó por primera vez un intercambio de población que permitiera la homogeneidad de cada una de las entidades, siendo unos 225000 árabes y 1250 judíos, manifestando una evidente desigualdad en el trato hacia el pueblo palestino.
La indignación dio paso a la reanudación del movimiento de protesta a partir de septiembre de 1937, transformado en un levantamiento popular armado. Centenares de grupos realizaron acciones coordinadas contra las fuerzas británicas y las colonias judías. Pese a la falta de una dirección centralizada, las divisiones internas y el armamento desfasado, la resistencia continuó hasta 1939, movilizando a miles de soldados de la metrópoli. El balance entre la población árabe concluyó con unos 3000 a 6000 muertos y unos 9000 detenidos y deportados. Entre 1936 y 1940 las autoridades británicas destruyeron 2000 hogares, práctica que imitará el gobierno de Israel a partir de 1967 en los territorios ocupados.
La revuelta intensificó la infraestructura de los colonos judíos, estrechando la colaboración entre la Agencia y los británicos, con el reclutamiento de miles de policías, la creación de nuevas unidades armadas o la apertura de fábricas de armamento clandestinas. La inmigración judía se incrementó de manera importante en los años del conflicto, y los grupos sionistas recurrieron por primera vez al terrorismo, haciendo explotar bombas en lugares públicos, como el 11 de noviembre de 1937 en Irgún o el 6 y el 25 de julio de 1938 en Haifa.
Para Pablo de Azkárate[9]el inicio de la II Guerra Mundial dio lugar a un cambio de estrategia por parte de Gran Bretaña, ante el giro de los acontecimientos bélicos.
Desde la II Guerra Mundial
Con el objeto de obtener el apoyo árabe en la guerra, el 17 de mayo de 1939 se definió la nueva política en la denominada "declaración Balfour", que establecía un Estado palestino independiente en un plazo de 5 años "en el cual los árabes y los judíos compartirán la autoridad del gobierno, de tal modo que se salvaguarden los intereses esenciales de ambos" (GRESH A. p. 45).
Sin embargo la población judía continuará incrementándose, fomentada por las instituciones sionistas, hasta formar una tercera parte de la población total del territorio.
El alto comisionado británico recibió los poderes para regular las transferencias de tierra, en el llamado Libro Blanco, limitando la adquisición por parte de los judíos, lo que desencadenó una protesta generalizada de las organizaciones sionistas, cuyos miembros más extremistas propugnaron la lucha armada contra el colonialismo británico, aunque la Agencia judía debiera verse obligada al apoyo a la metrópoli contra el fascismo.
El periodo de 1947-1949 significó la consecución del plan de partición de Palestina, votado por el organismo de Naciones Unidas. El nacimiento del Estado judío dio lugar a la trasformación de entre 700000 a 800000 palestinos en la condición de refugiados.
El Libro Blanco que restringía la inmigración y la compra de tierras por los judíos, produjo el descontento del movimiento sionista afincado en Estados Unidos. Uno de los líderes principales, David Ben Gurión, manifestó en Nueva York en 1942 por primera vez, un llamamiento explícito para la creación de un estado judío en Palestina.
Tras el final de la guerra se produjo el fenómeno del desplazamiento de cientos de miles de judíos, supervivientes de los campos de concentración europeos. Esto generaba un problema de rechazo en las posibles áreas de recepción, Estados Unidos y Europa. La política británica de restricción de la inmigración en Palestina chocaba con el objetivo sionista de modificar los equilibrios demográficos en el territorio, arribando entre el final de la guerra y mediados de mayo de 1948, unos 700000 judíos en condición de clandestinidad.
Las noticias de apresamientos de barcos cargados con fugitivos por las naves británicas, fueron difundidos por los medios de comunicación mundiales, dando un importante impulso al sector sionista de Ben Gurión.
El cambio de la postura británica se encuadra en la política de descolonización que desarrolló tras la II Guerra Mundial, especialmente el abandono de la India en 1947. A la caótica situación económica en la región, se sumó un fuerte desarrollo del movimiento nacionalista árabe en las monarquías aliadas de Irak, Transjordania y Egipto.
En este contexto se encuadra el reclamo abierto del sionismo por la creación de un estado judío, desafiando la autoridad británica. El enrolamiento militar de judíos en las filas inglesas, así como la creación de la primera fuerza armada judía en 1941, ante el temor de una invasión alemana, proporcionó una efectiva arma bélica al movimiento sionista. Los grupos armados disidentes, principalmente el Irgún el Lehi, justificados por el malestar de la opinión pública ante el rechazo de los refugiados del nazismo, atacaron primero a los británicos, respaldados por el conjunto de milicias judías a posteriori.
El 1 de febrero de 1944 el Irgún, dirigido por Menahem Begin, anunció el fin de la tregua con los británicos. El primer rechazo al movimiento laborista cambió en octubre de 1945, por el drama de los inmigrantes ilegales. Se sucedieron ocho meses de una férrea campaña militar que generó numerosas bajas. Sin embargo el historiador israelí Tom Segev afirma que "los británicos no actuaron nunca contra los judíos con la misma determinación y la misma dureza de que habían dado muestras para reprimir la insurrección árabe."[10]
La cesión del gobierno británico se plasmó el 18 de febrero de 1947, anunciando su decisión en asamblea de Naciones Unidas la cesión de Palestina. El ministro de Asuntos Exteriores, Ernes Beuin, declararía que "somos incapaces de aceptar las propuestas presentadas por los árabes o los judíos, o de imponer una solución a todos". La compleja situación colocaba al gobierno británico entre los intereses de Estados Unidos, favorables a las aspiraciones sionistas, y los objetivos de la Unión Soviética en la región.
La presión de los judíos norteamericanos se incrementaba, y en agosto de 1945 el nuevo presidente de Estados Unidos, Harry Truman, sucesor de Franflin D. Roosvelt, se declaró partidario de la concesión de cien mil visados más para los judíos de Palestina. En este contexto la ONU creó una nueva comisión para estudiar la cuestión, la UNSCOP –Unites Nations Special Comitee on Palestine-, que planteó en junio de 1947 un país en guerra, paralizado por los grupos armados extremistas judíos.
La Agencia judía trató de imponer su punto de vista, la creación de un Estado propio, mientras otros grupos minoritarios favorables a un Estado judeo-árabe se entrevistaban con la Comisión. Por un lado la Liga para el Acercamiento y la Cooperación Judeoárabes, sostenida por Hachomer Hatzair. Como partido de extrema izquierda planteaba la construcción de Palestina como patria común del pueblo judío que regresa a ella y del pueblo árabe que reside en ella, y que debe fundarse en una comprensión y un acuerdo mutuos duraderos. Por otro lado se situaban los grupos comunistas y antisionistas, que en 1943 se dividieron en una organización judía y la Liga de Liberación Nacional, con una alta actividad entre la población árabe. Rechazaban la partición y la denominación de un grupo sobre el otro, evidenciando corrientes que repulsaban la lógica de exclusión del otro.
Finalmente la UNSCOP se decidió por la opción de la división de Palestina y la creación de un Estado judío, motivada por la tragedia de los refugiados clandestinos, el éxito de la colonización judía y la visita a los campos de la muerte.
Las organizaciones árabes boicotearon la decisión de la Comisión, y los delegados internacionales oyeron básicamente las voces de la Agencia, sometidos a la presión desde Estados Unidos. La UNSCOP se dividió en cuanto a la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro palestino, con una unión económica entre ambos, con la región de Jerusalén y los lugares santos a cargo de la tutela internacional. Una minoría proponía un modelo federal independiente formado por dos entidades, representantes a cada pueblo.
Finalmente el plan fue sometido a votación en la Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de 1947, declarándose que el Estado judío debería ocupar el 55% del territorio de Palestina, con una población de 500000 judíos y 400000 musulmanes. El resto del territorio lo componían unos 700000 musulmanes y unos cuantos miles de judíos. La zona de Jerusalén sería habitada por 200000 personas, siendo la mitad de cada etnia. La decisión perjudicaba en sumo grado a la población autóctona palestina.[11]
La presión de Estados Unidos fue fundamental en la votación. La decisión de la ONU es relevante en la medida que otorgó legitimidad al proyecto sionista, estableciendo el principio de división entre ambos pueblos.
El inicio de la guerra étnica. 1948-1949
La abstención de Gran Bretaña en el plan de partición , y su decisión de poner fin a su mandato el 15 de mayo de 1948, sin permitir que la ONU tomase un relevo que garantizara una transición pacífica, dieron pie al desarrollo del conflicto armado entre judíos y musulmanes.
A partir de diciembre de 1947 ambos pueblos se enfrentaron en Palestina. El 14 de mayo de 1948 Ben Gurión anunció la creación del estado de Israel, y al día siguiente los ejércitos de cinco países musulmanes, Egipto, Irak, Siria, Líbano y Jordania, invadieron el país. La primera guerra abierta árabe-israelí se prolongó hasta julio de 1949, siendo Israel vencedor determinante en el plano militar.
El resultado fue la ampliación de sus fronteras más allá de lo que estipulaban los planes de reparto de la ONU. Además se había producido la expulsión de la mayoría de los palestinos que residían en su territorio, convirtiéndolos en refugiados. Ocupó asimismo la parte oeste de Jerusalén, transformándola en su capital.
Los palestinos, al igual que todos los países árabes, a excepción de Jordania, rechazaron la división del territorio. Declararon ilegítimo el proceso de reparto de tierras, cuestionando convertirse en una minoría de un Estado judío, y la concesión del 55% de las tierras a un tercio de la población, la judía.
El discurso del dirigente sionista, Ben Gurión, era claro, "después de formar un ejército importante en el marco del establecimiento del Estado, aboliremos la división y no extenderemos por la totalidad de Palestina". La conformidad con el principio de división era, por tanto, meramente táctica.
Los sionistas violaron abiertamente las cláusulas de la Resolución 181 de la ONU del 29 de noviembre de 1947. Ésta había propuesto un período de transición de dos años, hasta septiembre de 1949, para implantar una unidad económica común. Ben Gurión decidió entonces la proclamación del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, aniquilando esta posible vía conjunta.
Por su parte el Alto Comité árabe, bajo dirección de Hall Amín El Hussein, rechazó la resolución de la ONU, como la mayoría de la opinión pública musulmana.
Gresh señala que otras organizaciones influyentes, como la Liga de Liberación Nacional, de tendencia comunista, abogaban por una transacción distinta. Argumenta que "nadie puede decir si hubiese sido posible un acuerdo, pero en ningún momento Ben Gurión consideró seriamente esta alternativa." Una de las razones es que ya habían negociado una partición con el emir Abdallah de Jordania, incidiendo en la profunda división de los países musulmanes.
La guerra de 1948-1949 ocasionó que entre 700000 y 800000 palestinos abandonaran sus hogares y se transformasen en refugiados. La importancia de este enfrentamiento radica en la puesta en práctica de una política de expulsión sistemática, justificada por una concepción determinada del Estado judío como una esencia superior. Asimismo grupos sionistas y posteriormente el ejército israelí, perpetraron un gran número de masacres, como la de Deir Yassin, el 9 de abril de 1948, asesinando entre 100 y 110 palestinos por grupos disidentes del Irgún y del Lehi, apoyados por la Haganá.
Tras la votación del plan de partición estallaron los primeros enfrentamientos, y con ello una serie de emigraciones de las capas acomodadas palestinas hacia los países vecinos. Por el éxodo de población más relevante se produjo a partir de abril de 1947, motivado por el miedo a los combates y a las represalias. Sin embargo hay un acuerdo historiográfico sobre la expulsión deliberada de un alto porcentaje de palestinos por vía militar, como en las ciudades de Lydda y Lamleh, donde se expulsaron unas 70000 personales.
Por último, tras finalizar los combates se efectuaron numerosas operaciones de expulsión que afectaron como mínimo a 20000 personas, acompañado de la destrucción de 470 pueblos palestinos.
A partir de junio de 1948 el gobierno israelí decidió prohibir todo retorno a los refugiados, iniciando la utilización de una nueva herramienta de represión hacia el pueblo palestino.
1950-1980. El desarrollo del proceso de colonización israelí
Entre 1948 y 1951 Israel había expandido sus fronteras y adherido a la ONU, siendo reconocido internacionalmente. Palestina, por su parte, había desaparecido del panorama geográfico y político, con una población dividida, inmersa en Israel, Jordania o en los campos de refugiados.
El contexto del derrumbamiento colonial europeo en los países árabes, contribuyó a fundamentar las nuevas bases del pueblo palestino. La I Cumbre de Jefes de Estado árabes, reunida en El Cairo en enero de 1964, decidió dejar fijado una entidad palestina.
El 28 de mayo comenzó en Jerusalén el I Congreso Palestino, que definió la creación de la Organización de Liberación de Palestina (OLP). Esta organización estaba bajo la tutela de países musulmanes, en especial Egipto.
Paralelamente emergieron pequeñas organizaciones autónomas. Arafat fundó en octubre de 1959 Al Fatah, basada en la liberación por los propios palestinos, y no de otros países árabes. Desde enero de 1965 emprendió acciones armadas contra Israel, y vería incrementar ostensiblemente su influencia tras la guerra de junio de 1967.
Este nuevo enfrentamiento originó una nueva victoria militar por parte israelí, que detuvo a los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania en seis días.
El conjunto global del territorio histórico de Palestina pasó a ser controlado por Israel. Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este se convirtieron en territorios ocupados, al igual que el Golán sirio y el Sinaí egipcio.
La derrota de Nasser en Egipto puso fin a las esperanzas de una unidad árabe, al mismo tiempo que Al Fatah afianzó su hegemonía y su control sobre la OLP. Entre otras organizaciones palestinas relevantes figuraban el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) de Goeorge Habache, y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), de Nayaf Hawatmt. Consideraban a la guerra de guerrillas como la única vía posible hacia la liberación de Palestina.
Estas organizaciones se conocerían como "fedajin" (los que se sacrifican) y se refugiarían en Jordania.
Ante las amenazas de inestabilidad en la zona, y el consiguiente peligro para los intereses económicos de Estados Unidos en la región, principalmente relaciones con el petróleo, se intensificaron los ataques contra estas organizaciones palestinas, que fueron diezmadas en septiembre de 1970, por orden del rey Hussein de Jordania. La resistencia principal se refugió entonces en Líbano, iniciando una nueva estrategia de terrorismo internacional, representado por la organización Septiembre Negro, mientras se ampliaba la lucha política y diplomática.
En 1973 acabaron abandonando las operaciones exteriores contra objetivos israelíes en el extranjero, y en 1974 los países árabes reconocieron a la OLP como único representante de la población palestina. Arafat sería recibido por la ONU, abriendo representaciones de carácter diplomático un una gran cantidad de países.
A partir de 1969 Al Fatah varía su discurso de expulsión de los colonos judíos, para reivindicar la "edificación de un Estado democrático en el que coexistieran musulmanes, cristianos y judíos" (GRESH p. 126). Por primera vez desde 1948 los palestinos reconocían que la presencia judía en Palestina era irreversible. A partir de 1974 la OLP propuso la construcción de un Estado en Cisjordania y Gaza, a pesar de la oposición de grupos como FPLP.
Este nuevo objetivo se basaba en la coexistencia de los dos estados, aunque la negociación permaneció bloqueada debido al rechazo del gobierno israelí por entablar conversaciones con organizaciones terroristas.
El periodo entre la ocupación de 1967, la conferencia de Madrid en octubre de 1991, y los acuerdos de Oslo de 1993, constituye para Mashala la paulatina aceptación por el pueblo palestino del hecho israelí.
En octubre de 1973 se experimentó un nuevo enfrentamiento bélico entre el mundo musulmán e Israel. Egipto y Siria, por su parte, intentaron la recuperación de los territorios ocupados en 1967, pero tras algunos éxitos iniciales, la victoria judía fue evidente. Sin embargo el conflicto daría lugar a los acuerdos separados entre Egipto e Israel. El Sadat obtuvo la evacuación israelí del Sinaí a cambio del abandono del apoyo a los palestinos.
Esta operación permitió una nueva estrategia militar judía, formalizada en la invasión del Líbano en junio de 1982, dirigida por Ariel Sharon. La OLP fue expulsada del país y se refugió en Túnez, "mientras la guerrilla derechista libanesa, bajo la mirada indiferente o cómplice del ejército israelí, perpetran una carnicería entre los habitantes de los campos de Sabra y Chatila" (GRESH, p. 128).
El modelo de colonización israelí
La estrategia israelí de posesión del territorio presenta unas singularidades únicas, diferenciadas de otros procesos de asentamiento y control. La primera colonia en Cisjordania se formó en septiembre de 1967, en la región del Hebrón. Al mismo tiempo el gobierno laborista de Levy Eshkol emprendía la judaización de Jerusalén, anexionada y unificada al Estado de Israel.
Esta estrategia desembocó en una nueva desposesión y confiscación de las tierras a los palestinos, continuada por los sucesivos gobiernos israelíes, que se apropiaron del 65% de las tierras de Cisjordania y el 40% de las de Gaza, lo que permitió un mayor control y vigilancia de la población musulmana.
Los colonos armados actuaban en este caso como tropas de ocupación y policía, labor que se desarrolla en la actualidad. En 2001 configuraban un total de 200000 colonos en Jerusalén, al que igual que en Cisjordania, y unos 60000 en Gaza.[12]
Años 80 y 90
La coyuntura internacional en este periodo dio lugar a un cambio en las relaciones. El hundimiento de la Unión Soviética a finales de la década de 1980, y la victoria de Estados Unidos contra Irak, dieron lugar a una práctica de aislacionismo a países musulmanes como Egipto, Arabia Saudí o Siria. Con objeto de liberar Kuwait y satisfacer los intereses económicos y el control estratégico en la zona, entre otros motivos, Estado Unidos puso en funcionamiento su sistema de derecho internacional en Naciones Unidas, que le obligaban a respetar los acuerdos firmados en Palestina.
Esta es la razón de la decisiva contribución de Estados Unidos en el intento de hallar una negociación ente ambos el pueblo palestino e israelí.
El giro en la política norteamericana se plasmó en la conferencia de paz de Madrid, en octubre de 1991. Por primera vez delegaciones de diversos países árabes, de palestinos y de Israel se reunían en una negociación pública.
La larga duración del enfrentamiento árabe-israelí, sumado a un nuevo movimiento para la paz en Israel, contribuyó al inicio del dialogo para encontrar una resolución.
El siguiente paso serían las posturas adoptadas en Oslo, una Declaración de principios, en la que el gobierno Israelí y la OLP afirmaban que "ya es hora de poner fin a decenios de conflicto, de reconocer nuestros derechos legítimos y políticos recíprocos, de esforzarse en vivir en la coexistencia pacífica y la dignidad y la seguridad mutuas, y de alcanzar un arreglo de paz justo, duradero y global, así como una reconciliación histórica."
El 13 de septiembre de 1993 en Washington, bajo la mediación de Bill Clinton, Yasser Arafat e Isaac Rabin anunciaban un nuevo cambio. Los acuerdos de Oslo preveían un periodo de autonomía de cinco años en Gaza, durante el cual una Autoridad Palestina administraría el proceso.
El asesinato de Isaak Rabin por un extremista israelí, así como la victoria de la derecha judía en las elecciones de 1996, aceleraron el fracaso de las negociaciones. El nuevo gobierno israelí se negó a reconocer al otro bando como un igual, imponiendo su criterio en la decena de acuerdos firmados entre 1993 y 2000, violando cláusulas estipuladas, como la no liberación de todos los presos políticos palestinos, la no construcción del puerto de Gaza, o la apertura de un paso seguro entre Cisjordania y Gaza con cinco años de retraso, entre otros muchos puntos no cumplidos.
El gobierno israelí había impuesto una separación de Cisjordania de tres zonas, divididas en aquellas de control político palestino (las grandes ciudades), otra sometida bajo la autoridad administrativa palestina pero con el control del ejército israelí, responsable de la seguridad, en la que se agrupa la mayoría palestina, y otra ocupada por colonos judíos. Desde principios de 1993 el acceso a Jerusalén se halla prohibido a los palestinos de Cisjordania.
Sin embargo la restitución de la autoridad y el regreso de Yasser Arafat a Gaza, dieron lugar a la celebración de lecciones en 1996, con una participación masiva en Israel. La sucesión de Rabin tras su asesinato, por Simón Pérez, al mismo tiempo que una serie de atentados suicidas, lanzados por el movimiento islamista Hamás en la primavera de 1996, dieron lugar a la victoria de la derecha y de Benjamín Netanyahu en las elecciones.
El movimiento Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica) surgió de la organización de los Hermanos Musulmanes, respaldada en las décadas de 1960 y 1970 por los servicios secretos israelíes, para luchar contra la OLP. Para Reinhart, cuando esta organización manifestó públicamente su hostilidad hacia los acuerdos de Oslo de 1993, controlaba fundaciones de ayuda para la población más humilde, gestionadas por una red de mezquitas. Hamás creó una red clandestina, las Brigadas Ezedine Al Qasam, que han realizado campañas de atentados contra objetivos civiles israelíes, especialmente en la primavera de 1996.
La integran numerosas asociaciones independientes, siendo "Cambio y Reforma" la que consiga una mayoría absoluta en las elecciones palestinas de 2006, liderando el gobierno Ismail Haniye.
La respuesta israelí al terrorismo consistió en frenar las negociaciones ante los ataques, lo que otorgaba a Hamás un derecho de veto sobre el proceso de paz. Asimismo ha multiplicado las represalias colectivas, contrarias al derecho internacional, como el "acordonamiento", manteniendo a los habitantes de aldeas enteras prisioneros durante días.
El nivel de vida se desplomó en la década de 1990, incrementándose ostensiblemente el paro y la miseria. En 1999 la desconfianza general hacia una autoridad palestina aumentó, con acusaciones internas de corrupción y autoritarismo. En mayo del mismo año el partido laborista, liderado por Ehud Barak, ganó las elecciones generales, y relegó el problema palestino a un segundo plano, dictando órdenes como la decisión de retirar el ejército israelí de Líbano, lo que aumentó aún más la desprotección de los refugiados palestinos.
La etapa actual
El fracaso final de la estrategia de negociación tutelada por Estados Unidos, se consolidó en Camp David, en julio del año 2000. La clase intelectual israelí se adhirió al manifiesto de Barak, en el que los palestinos rechazaban una "oferta generosa".
Para autores como Reinhart o M. Vidal, esta posición omitía la violación sistemática de los acuerdos internacionales por parte de Israel, como la devolución de los territorios anexionados en 1967, o el desmantelamiento de todas las colonias, ilegales según el derecho internacional. Asimismo las zonas de residencia del pueblo palestino disponen de una soberanía limitada. El 9.5% de la superficie de Cisjordania fue anexionada y entorno al 10% de la zona a lo largo del Jordán[13]alquilado a Israel a perpetuidad. El Estado judío controlaba las zonas exteriores del Estado palestino, pero sin hallar una solución para los refugiados.
El 28 de septiembre de 2000 Ariel Sharon impuso su presencia de manera provocadora en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, provocando disturbios que se saldaron con 30 muertos y 500 heridos por parte del ejército israelí. El 6 de febrero de 2001 los israelíes eligieron a Sharon como Primer Ministro. Perteneciente al sector político más belicista, fue uno de los responsables de las matanzas de Sabra y Chatila. El primer año de legislatura Sharon dio paso a un incremento de la represión, ejecutando las prácticas de acordonamientos colectivos en los territorios ocupados, asesinatos selectivos o la destrucción de infraestructuras civiles.
Sin embargo los atentados sangrientos contra civiles israelíes continuaban sucediéndose.
Los acuerdos de Taba en enero de 2001, formalizaron los principios que defiende la comunidad internacional respecto al conflicto en Palestina, anunciado con frecuencia por Naciones Unidas.
En primer lugar se reclama la evacuación por parte de Israel de los territorios ocupados en junio de 1967. Asimismo se exige la creación de un Estado palestino, con capital en Jerusalén Este.
Se garantiza el derecho de Israel de vivir en paz y seguridad, dentro de unas fronteras seguras y reconocidas. A cambio se pretende una solución justa del problema de los refugiados palestinos.
Desde entonces el conflicto ha ido incrementándose. Cisjordania quedó cortada en tres grandes zonas por dos bloques de colonias judías, y en octubre de 2004, el Parlamento de Israel aprobó "el plan de desconexión de Gaza", que en agosto del año siguiente llevó a cabo unilateralmente.
Ante la imposibilidad militar y económica de sostener a una población de 9000 colonos en un enclave con un millón y medio de palestinos, se construyó un muro de hormigón armado, de nueve metros de alto, que separa la franja de Gaza de Israel y encierra la mayor densidad de población por kilómetro cuadrado del mundo.
El triunfo de Hamás en las elecciones legislativas de enero de 2006 y en las generales de junio de 2007, apartó del poder al Gobierno de ficticia unidad nacional de la Autoridad Nacional Palestina. Desde entonces la comunidad internacional se aprestó a endurecer su actitud hacia Hamás como organización terrorista, a pesar de la escrupulosa supervisión de observadores internacionales en los procesos democráticos.
El 19 de septiembre de 2007 Israel declaraba a Gaza como entidad hostil, lo que ha incrementado las precarias condiciones de la población palestina. Las operaciones militares israelíes de ofensiva se han sucedido de forma intermitente, respaldadas por el castigo hacia los atentados de Hamás.
El bloqueo del tránsito de personas y bienes de primera necesidad afecta al menos a un 62% de la población[14]que dependen exclusivamente del reparto de alimentos y de los servicios básicos a cargo de la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados palestinos.
La Organización Internacional del Trabajo, en su memoria de 2007, menciona una "economía de estado de sitio" en Gaza y Cisjordania, y en la de 2008 constata el aislamiento casi total que ha llevado casi a la situación de crisis humanitaria.
El resultado según Issam Younis, perteneciente a Al Mezan Center for Human Rights, es el descalabro de los índices de empleo y producción nacional bruta, descomposición del sector público, desaparición de la economía productiva, regresión en los derechos de los trabajadores, un debilitamiento institucional y el deterioro del tejido social.
El triunfo electoral de Hamás se debió a la parálisis política y el derrumbe económico, que culminaron en la Segunda Intifada entre 2000 y 2005. Para Gómez García "la interiorización del aislamiento y la "rutinización" del bloqueo no hacen sino asentar la frustración entre los gazauies. El clientelismo…se alimenta de este ambiente falto de expectativas y experiencias… y flaquea la actuación de las ONGs y las agencias de ayuda humanitaria, que se sienten impelidas a tomar partido entre los actores políticos…"
Sin embargo la sociedad palestina ha desarrollado fórmulas propias de relación exterior, basados en las redes de intercambio que se insertan en la globalización tecnológica, desde una perspectiva plural y descentralizada. En la actualidad se da el fenómeno de la aparición de asociaciones independientes, que llevan a cabo actividades Gaza en materia de derechos humanos, salud o cultura, con modélicos sistemas de toma de decisiones colegiada, elaboración de un discurso crítico y autocrítico, financiación y sustentos locales y colaboración en red con otros centros palestinos e internacionales.
Conclusiones
El estudio de los acontecimientos desarrollados en Palestina, desde la época de control colonial británico hasta la actualidad, se contempla como un complejo proceso de larga duración.
El período se entiende desde la perspectiva histórica actual como el desarrollo y el triunfo del movimiento sionista, en todas sus variantes, a través de su influencia política y económica en la esfera internacional.
El análisis de los acontecimientos más relevantes en cuanto a su significación, en base a las distintas fuentes consultadas, nos permiten comprender el paulatino control judío en la zona, respaldados principalmente por Estados Unidos y sus organizaciones internacionales, fundamentalmente Naciones Unidas.
La gravedad del conflicto en la actualidad se entiende como la consecución de unos objetivos coloniales, utilizando un modelo particular para someter a una población que profesa una cultura distinta. Para Eric Hobsbawn[15]el conflicto árabe-israelí se inserta dentro del modelo de "guerra de religión", típicas del siglo XX, caracterizada por la eliminación sistemática del otro bando. Si el autor acierta en su análisis, la situación de Gaza y Cisjordania a finales de la primera década del siglo XXI, pronostica una consecución de estos enfrentamientos fatales entre culturas.
En la actualidad una mayoría de la sociedad palestina insiste en la importancia simbólica y psicológica de romper el aislamiento. Para los investigadores del conflicto, la sociedad palestina ha asumido definitivamente el hecho judío, diezmada por la guerra, el terrorismo de Estado, las carencias de las necesidades básicas o las torturas colectivas, pretendiendo la consecución de una autonomía que pusiera en práctica una coexistencia mutua entre ambos pueblos.
La negación de la validez democrática palestina por el gobierno de Israel, en unas elecciones limpias reconocidas internacionalmente, se contempla como uno de los obstáculos más serios para la estabilidad en la zona.
Gaza materializa el proyecto israelí para Palestina, dividir y fragmentar el territorio, creando nuevos guetos identitarios que propicien la disolución de la unidad histórica, social, cultural y política de Palestina. Según el historiador israelí Amnon Raz-Krakotzkin, dos son sus armas principales, negar toda responsabilidad histórica e inculpar a las víctimas de su suerte.
El investigador de la historia tiene la misión de mantener viva la memoria histórica, realizando una labor social fundamental, la explicación del presente en base al estudio de nuestro pasado. En el caso del enfrentamiento cultural de judíos y musulmanes, este trabajo resulta fundamental para poder comprender los hechos de la manera más objetiva posible, recurriendo a distintas fuentes reconocidas en el estudio del tema.
En nuestra opinión, el análisis de la Historia en base al rigor que impone la comunidad científica, puede ser un punto de partida para establecer canales de dialogo para la resolución de conflictos de este tipo de conflictos de extrema gravedad.
Anexos
a) Mapa I. Situación política actual de los territorios de Israel y el pueblo palestino.
b) Mapa II. Plano físico del territorio.
c) Mapa III. Porcentaje de territorio palestino e israelí[16]
En el mapa se observa la transformación política del territorio de Palestina, desde 1946 hasta 2000. Se halla dividido en cuatro etapas de especial relevancia en el proceso de formación del estado de Israel. La primera corresponde al inicio de la llegada masiva de emigrantes clandestinos tras la II Guerra Mundial, donde el porcentaje del territorio corresponde de forma abrumadora a la población palestina.
La segunda etapa hace referencia al plan de partición de la zona por la ONU, que determinó que el 55% del territorio correspondía a la población judía, aunque representaban una minoría clara respecto a los palestinos musulmanes.
La tercera etapa hace referencia a los territorios ocupados por Israel desde el primer enfrentamiento bélico abierto árabe-israelí en 1948-1949, en la que se expulsó a la mayoría de palestinos residentes en la zona, hasta la anexión de tierras en la guerra de 1967.
Por último se muestra la situación actual, con la mayor superficie de la tierra ocupada por el gobierno de Israel. La población palestina se reduce a las áreas de Gaza principalmente, y parte de Cisjordania
d) Gráfico I. Inmigraciones de judíos a Israel.[17]
El gráfico muestra distintas fases de la inmigración de judíos a Israel desde 1949 hasta el año 2006, en base a los datos proporcionados por la Agencia Judía. Destaca las principales zonas de procedencia, especialmente la inmigración de judíos rusos desde 1990.
En la parte inferior hace referencia al porcentaje de comunidades judías existentes en el mundo a finales de 1996, siendo Estados Unidos el principal tras Israel, con más de 5200000 judíos sobre un total de 7796000.
e) Gráfico II. Evolución de la población en Israel desde 1961 a 2003.[18]
En el presente gráfico podemos establecer la evolución de la población en Israel desde 1961 a 2003. La columna de la izquierda nos muestra el número de individuos, en millones de habitantes. La fila inferior señala los años, dividiendo cada dos una etapa.
Podemos observar un crecimiento evidente desde el inicio del periodo, que se mantendrá sostenido hasta 1993-1994, donde repuntará con más fuerza hasta 2003.
Bibliografía
a) Libros y catálogos.
– AZKÁRATE, P. Misión en Palestina. Nacimiento del Estado de Israel, Tecnos, Madrid, 1983, 229p.
– GORNY, J. Zionism and the Arabs. 1882-1948. A study of ideology, Oxford, 1987, en REINHART T. y MARTÍNEZ C. Israel-Palestina, cómo acabar con el conflicto, RBA, Barcelona, 2004, 269p.
– GRESH A. Israel, Palestina: verdades sobre un conflicto, Anagrama, Barcelona, 2002, 177p.
– HERTZBER A. Judaism: The Key Spiritual Writings of the Jewish Tradition, Touchstone Books, 331p.
– HOBSBAWN E. Historia del siglo XX: 1914-1991, Crítica, Barcelona, 1995, 614p.
– Rebeldes primitivos: estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX, Crítica, Barcelona, 2003, 328p.
– Naciones y nacionalismo desde 1780, Crítica, Barcelona, 2000, 213p.
– MASALHA, N. y VIDAL, M (trad.) Israel: teoría de la expansión territorial, Bellaterra, Barcelona, 2002, 312p.
b) Publicaciones virtuales.
– GÓMEZ GARCÍA, L. La soledad de Gaza, en El País, edición digital, 31-12-2008, http://www.elpais.es
– MUÑOZ, J.M. Jerusalén, en El País, edición digital, 24-03-2007, http://www.elpais.es
– SOLAR, D. El nacimiento de Israel (I), en http://www.libreria-mundoarabe.com
Autor:
Martín Han Stutz Lucca
[1] HOBSBAWM, E. Historia del siglo XX: 1914-1991.
[2] GRESH, A. Israel, Palestina: verdades sobre un conflicto. pp. 29-30.
[3] GORNY, J. Zionism and the Arabs. 1882-1948. A study of ideology.
[4] REINHART T. y MARTÍNEZ C. Israel-Palestina, cómo acabar con el conflicto. p.59.
[5] HERTZBER A. Judaism: The Key Spiritual Writings of the Jewish Tradition.
[6] MASALHA, N. y VIDAL, M (trad.) Israel: teoría de la expansión territorial. p. 61.
[7] GRESH, A. Israel, Palestina: verdades sobre un conflicto. p. 67
[8] Ver Mapa I. p. 19.
[9] AZKÁRATE P. Misión en Palestina. Nacimiento del Estado de Israel.
[10] SEGEV, T. C´etait en Palestine ou temps des coquelicots,Liana Levi, 2000, en GRESH A. p.78
[11] Ver Mapa III. Porcentaje de territorio palestino e israelí, p. 20.
[12] Ver Gráfico I. Inmigraciones de judíos a Israel, p. 21.
[13] Ver Mapa III. Porcentaje de territorio palestino e israelí, p. 20
[14] GÓMEZ GARCÍA, L. La soledad de Gaza.
[15] HOBSBAWN, E. Historia del siglo XX: 1914-1991.
[16] SOLAR D. El nacimiento del Estado de Israel.
[17] MUÑOZ, J.M. Jerusalén
[18] http://www.atlasescolar.com.ar/mapas/israel.gif
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