Descargar

Parcial de formación laboral

Enviado por andrea_murina


    1. La educación y su relación con el trabajo.
    2. Marco legal.
    3. La adolescencia normal.
    4. El síndrome de la adolescencia normal.
    5. Adolescencia y psicopatía.duelo por el cuerpo, la identidad y los padres infantiles.
    6. Adolescencia y psicopatía.con especial referencia a las defensas.
    7. El pensamiento en el adolescente y en el adolescente psicopático.
    8. Dos aspectos del desarrollo adolescente: los rasgos afectivo emocionales y los cognitivos.
    9. Reflexión del trabajo realizado.
    10. Bibliografía

    LA EDUCACIÓN Y SU RELACIÓN CON EL TRABAJO.

    El trabajo es una actividad que dignifica al hombre en su dimensión personal-social, puesto que le permite desarrollarse como persona social y participar junto con otros en la vida productiva de su comunidad.

    El trabajo está ligado tanto al quehacer intelectual como al manual, por lo tanto, los saberes teóricos y prácticos interactúan permanentemente complementándose.

    Es a través de la educación que el hombre adquiere su desarrollo personal y social posibilitando su participación como miembro activo de la sociedad. Para ello es preciso desarrollar competencias que le permitan operar sobre la realidad utilizando adecuadamente todos los recursos a su disposición ( humanos, materiales, etc. )

    COMPETENCIAS.

    Es lo que está ubicado entre los saberes y las habilidades. Otra forma de decirlo… conjunto de propiedades que se modifican permanentemente, que tienen que ver con la aplicación de conocimientos en circunstancias básicas.

    Saberes que se ponen en manifiesto.

    Para ser competente no sólo hay que saber hacer, sino también poder fundamentar porqué lo hice, porqué lo hago.

    Estudios realizados por la Comisión SCANS ( Secretaría de Trabajo de Estados Unidos, 1992 ) detectaron que las competencias que son esenciales tanto para los jóvenes que deben incorporarse al mercado de trabajo como para quienes opten por seguir estudios superiores son:

    A éstas se suman otras demandas crecientes como:

    • La capacidad de autonomía en torno a decisiones.
    • La posibilidad de pensar estratégicamente, planificar y responder creativamente.
    • La capacidad de observación, interpretación y reacción con toma de decisión ante situaciones imprevistas.
    • La capacidad para identificar, definir y resolver problemas.
    • La capacidad para formular alternativas, soluciones y evaluar resultados.
    • Conciencia acerca de los criterios de calidad y desempeño.
    • Autodisciplina en el trabajo.

    Educar para el trabajo es formar personas que ejerzan la libertad, la responsabilidad, la solidaridad, la participación, la creatividad y el respeto por los otros y por las instituciones.

    MARCO LEGAL.

    La Ley Federal de Educación, en el Capítulo VII de los Regímenes Especiales establece para la Educación Especial:

    "Art. 28 – inciso b: Brindar una formación individualizada, normalizadora e integrada, orientada al desarrollo integral de la persona y a una capacitación laboral que le permita su incorporación al mundo del trabajo y la producción.

    • El principio de normalización: parte de que la vida de un individuo discapacitado debe ser la misma que la de cualquier ciudadano en cuanto a su ritmo, oportunidades y opciones, tanto en una institución como en la sociedad. Poner al alcance de las personas discapacitadas unos modos y condiciones de vida diarios lo más parecidos posible a las formas y condiciones del resto de la sociedad. Se puntualiza que no se trata de normalizar a las personas sino el entorno en que se desenvuelven, lo cual lleva implícito el que los medios y condiciones de vida se adecuan a las necesidades de la persona con discapacidad a través de los cambios profundos de actitudes en la sociedad que lleven a lograr la cultura de la integración.
    • La integración comprende toda la variedad de relaciones sociales en que se desenvuelve una persona y, por ende, posibilita una participación activa de las personas con NEE según sus posibilidades e intereses. Esto supone que la educación de los alumnos con NEE debe realizarse en el marco educativo común y con objetivos idénticos para todos los alumnos, que en su consecución pueden sufrir adaptaciones y apoyos.

    Funciones de los denominados Servicios de Formación Profesional:

    Tendrán a su cargo la evaluación, la orientación, la adaptación y la formación profesional de los alumnos con necesidades educativas especiales, que no puedan hacerlo en las instituciones de educación común.

    • Brindarán una amplia gama de posibilidades de formación que permitan su inserción posterior en los ámbitos laborales de la comunidad.
    • Evaluarán que tipo de competencias laborales podrán desarrollar los alumnos, teniendo en cuenta el contexto social y productivo, articulándose en redes que permitan la optimización del uso de las ofertas de formación e inserción laboral.
    • Evaluarán permanentemente las posibilidades de integrar sus alumnos a las instituciones que brindan formación profesional en la educación común.

    Las opciones de formación serán:

    • Formación en situaciones reales de trabajo.
    • Formación específica en un campo laboral.
    • Formación polivalente, donde los alumnos tengan una formación básica general en lo que hace a las competencias requeridas para distintos tipos de trabajo y manejo de los diferentes tipos de técnicas. Se prevé su ubicación en espacios laborales con la adecuada supervisión y apoyos.

    LA ADOLESCENCIA NORMAL.

    CAPÍTULO I

    " EL ADOLESCENTE Y LA LIBERTAD "

    Por ARMINDA ABERASTURY.

    Entrar en el mundo de los adultos, significa para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño.

    Los cambios psicológicos que se producen en este período junto a los cambios corporales, llevan a una nueva relación con los padres y con el mundo. Ello sólo es posible si se elabora lenta y dolorosamente el duelo por el cuerpo de niño, por la identidad infantil y por la relación con los padres de la infancia.

    Cuando el adolescente se incluye en el mundo con este cuerpo ya maduro, la imagen que tiene de su cuerpo ha cambiado, también su identidad y necesita entonces adquirir una ideología que le permita su adaptación al mundo y/o su acción sobre él para cambiarlo.

    Es un período de contradicciones, confuso, doloroso, ambivalente, caracterizado por fricciones con el medio familiar y social.

    Estos cambios, en los que pierde su identidad de niño, implican la búsqueda de una nueva identidad que se va construyendo en un plano consciente e inconsciente.

    La pérdida que debe aceptar el adolescente al hacer el duelo por el cuerpo es doble:

    • la de su cuerpo de niño cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen ante la evidencia de su nuevo status
    • y la aparición de la menstruación en la niña y el semen en el varón, que les imponen el testimonio de la definición sexual y del rol que tendrán que asumir, no sólo en la unión de pareja sino en la procreación.

    Sólo cuando el adolescente es capaz de aceptar simultáneamente sus aspectos de niño y de adulto, puede empezar a aceptar en forma fluctuante los cambios de su cuerpo y comienza a surgir su nueva identidad.

    El adolescente se presenta como varios personajes, ante diferentes personas, a veces ante los mismos padres, que nos podrían dar de él versiones totalmente contradictorias sobre su madurez, su bondad, su capacidad, su afectividad, su comportamiento, aspecto físico, etc. A sí mismo, las fluctuaciones de identidad se experimentan también en los cambios bruscos, en las notables variaciones producidas en pocas horas por el uso de diferentes vestimentas, más llamativas en la niña adolescente, pero igualmente notables en el varón.

    • Cuando el adolescente se presenta como varios personajes: es una combinación inestable de varios cuerpos e identidades. No puede renunciar a aspectos de sí mismo y no puede utilizar y sintetizar los que va adquiriendo y en esa dificultad de adquirir una identidad coherente reside el principal obstáculo para resolver su identidad sexual.
    • Los cambios en su cuerpo lo obligan al desprendimiento de su cuerpo infantil.
    • Los padres tienen que desprenderse del hijo niño y evolucionar hacia una relación con el hijo adulto, lo que impone muchas renuncias de su parte.

     Al mismo tiempo, la capacidad y los logros crecientes del hijo lo obligan a enfrentarse con sus propias capacidades y a evaluar sus logros y fracasos. " El hijo es el testigo mas implacable de lo realizado y de lo frustrado ".

    " En la adolescencia, una voluntad biológica va imponiendo un cambio y el niño y sus padres deben aceptar la prueba de realidad de que el cuerpo infantil está perdiéndose para siempre ".

    La problemática del adolescente comienza con los cambios corporales, y le sigue con cambios psicológicos.

    La inserción en el mundo social del adulto con sus modificaciones internas y su plan de reformas, es lo que va definiendo su personalidad y su ideología.

    Su nuevo plan de vida le exige plantearse el problema de los valores éticos, intelectuales y afectivos, implica el nacimiento de nuevos ideales y la adquisición de la capacidad de lucha para conseguirlos.

    Su hostilidad frente a los padres y al mundo en general se expresa en su desconfianza, en la idea de no ser comprendido, en su rechazo de la realidad, situaciones que pueden ser ratificadas o no por la realidad misma.

    Sufre crisis de susceptibilidad y de celos, exige y necesita vigilancia y dependencia, pero sin transición surge en él un rechazo al contacto con los padres y la necesidad de independencia y de huir de ellos.

    Son tres las exigencias básicas de libertad que plantea el adolescente de ambos sexos a sus padres:

    • la libertad en salidas y horario,
    • la libertad de defender una ideología
    • y la libertad de vivir un amor y un trabajo.

    De estas tres exigencias los padres parecen ocuparse en especial de la primera, pero más profundamente este control sobre las salidas y horarios significa el control sobre las otras libertades: la ideología, el amor y el trabajo.

    El adolescente percibe muy bien que cuando los padres comienzan a controlar el tiempo y los horario están controlando algo más: su mundo interno, su crecimiento y su desprendimiento.

    Es necesario dar libertad, y para ello hay dos caminos: dar una libertad sin límites, que es lo mismo que abandonar a un hijo, o dar una libertad con límites, que impone cuidados, cautela, observación, contacto afectivo permanente, diálogo, para ir siguiendo paso a paso la evolución de las necesidades y de los cambios en el hijo.

    Toda adolescencia lleva, además del sello individual, el sello del medio cultural, social e histórico desde el cual se manifiesta, y el mundo en que vivimos nos exige más que nunca la búsqueda del ejercicio de la libertad sin recurrir a la violencia para coartarla.

    Las necesidades y los límites útiles que permitan a un adolescente desarrollarse hasta un nivel adulto.

    Esto exige un clima de espera y comprensión para que el proceso no se retarde ni se acelere. Es un momento crucial en la vida del hombre y necesita una libertad adecuada con la seguridad de normas que le vayan ayudando a adaptarse a sus necesidades o a modificarlas, sin entrar en conflictos graves consigo mismo, con su ambiente y con la sociedad.

    CAPÍTULO II

    EL SÍNDROME DE LA ADOLESCENCIA NORMAL.

    Por MAURICIO KNOBEL.

    NORMALIDAD Y PATOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA.

    Este período de la vida, como todo fenómeno humano, tiene su exteriorización característica dentro del marco cultural – social en el cuál se desarrolla.

    El elemento sociocultural influye con un determinismo específico en las manifestaciones de la adolescencia, pero también tras esa expresión sociocultural existe un basamento psicobiológico que le da características universales.

    La experiencia psicoanalítica del tratamiento de adolescentes que concurren o son traídos a consultas, son por conductas consideradas como "anormal" dentro del marco familiar o social de nuestro medio.

    El problema de la adolescencia debe ser tomado como un proceso universal de cambio, de desprendimiento, pero que se teñirá con connotaciones externas o dificultarán, según las circunstancias.

    La adolescencia se la puede definir como: " la etapa de la vida durante la cual el individuo busca establecer su identidad adulta, apoyándose en las primeras relaciones objetales – parentales internalizadas y verificando la realidad que le medio social le ofrece, mediante el uso de elementos biofísicos en desarrollo a su disposición y que a su vez tienden a la estabilidad de la personalidad en un plano genital, lo que sólo es posible si se hace el duelo por la identidad infantil ".

    El proceso de duelo es básico y fundamental.

    Ana Freud dice: " en la adolescencia toda conmoción de este período de la vida debe ser estimada como normal, señalando además que sería anormal la presencia de un equilibrio estable durante el proceso adolescente ".

    Las luchas y rebeldías externas de adolescente no son más que reflejos de los conflictos de dependencia infantil que íntimamente aún persisten. Los procesos de duelo obligan a actuaciones que tienen características defensivas, de tipo psicopático, fóbico o contrafóbico, maníaco o esquizoparanoide, según el individuo y sus circunstancias.

     Es por ello que considera que se puede hablar de una verdadera "patología normal" del adolescente, en el sentido de que precisamente éste exterioriza sus conflictos de acuerdo con su estructura y sus experiencias.

    Para Erikson existe en la adolescencia un cambio que es fundamentalmente crítico. Este autor habla de tres estadios en el proceso evolutivo, que sintetiza en:

    • Niño
    • Adolescente
    • Adulto

    Basándose en conceptos de Piaget, y aceptando que uno no es un adulto – adulto ( ni fue un niño – niño, ni se convirtió en adolescente – adolescente ) sin lo que Piaget llama " conflicto " y que él prefiere llamar " crisis ". destaca además que para cada unidad de éstas etapas, corresponde una crisis mayor.

    El adolescente atraviesa por desequilibrios e inestabilidad extremas. En nuestro medio cultural, nos muestra períodos de elección, de ensimismamiento, alternando con audacia, timidez, incoordinación, urgencia, desinterés o apatía, que se suceden o son concomitantes con conflictos afectivos, crisis religiosas en las que se puede oscilar del ateísmo, conductas sexuales dirigidas hacia el heteroerotismo y hasta la homosexualidad ocasional.

    Todo esto es lo que ha llamado… un " Síndrome normal de la adolescencia ".

     La mayor o menor anormalidad de este síndrome normal al que acaba de referirse, se deberá, en gran parte a los procesos de identificación y de duelo que haya podido realizar el adolescente. En la medida en que haya elaborado los duelos, que son en última instancia los que llevan a la identificación, el adolescente verá su mundo interno mejor fortificado y, entonces, esta normal anormalidad será menos conflictiva y por lo tanto menos perturbadora.

    EL SINDROME NORMAL DE LA ADOLESCENCIA.

    Características de la adolescencia, " sintomatologías "que integrarían este síndrome:

    • Búsqueda de sí mismo y de la identidad.
    • Tendencia grupal.
    • Necesidad de intelectualizar y fantasear.
    • Crisis religiosas que pueden ir desde el ateísmo más intransigente hasta el misticismo más fervoroso.
    • Desubicación temporal, en donde el pensamiento adquiere las características de pensamiento primario.
    • Evolución sexual manifiesta que va desde el autoerotismo hasta la heterosexualidad genital adulta.
    • Actitud social reivindicatoria con tendencias anti o asociales de diversa intensidad.
    • Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta, dominada por la acción, que constituye la forma de expresión conceptual más típica de este período de la vida.
    • Una separación progresiva de los padres.
    • Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.

    BÚSQUEDA DE SÍ MISMO Y DE LA IDENTIDAD.

    El niño entra en la adolescencia con dificultades, conflictos e incertidumbres que se magnifican en este momento vital, para salir luego a la madurez estabilizada con determinado carácter y personalidad adultos. Se logra lo que Erikson ha definido como una entidad yoica, una entidad personal, y lo que Nixon ha denominado la autocognición es un fenómeno esencialmente biológico y se relaciona con el concepto de " sí mismo " ( self ) o sea, el símbolo que cada uno posee de su propio organismo.

    Esto se produce en realidad en todas las etapas del desarrollo pero adquiere especiales características en la adolescencia.

    La idea del sí mismo o del " self " implica algo mucho más amplio en todas las etapas del desarrollo. Es el conocimiento de la individualidad biológica y social, del ser psicofísico en su mundo circundante que tiene características especiales en cada edad evolutiva. La consecuencia final de la adolescencia sería un conocimiento del sí mismo como entidad biológica en el mundo.

    El cuerpo y el esquema corporal, con dos variables íntimamente interrelacionadas que no deben desconocerse en la ecuación del proceso de definición del sí mismo y de la identidad.

    El esquema corporal es la representación mental que el sujeto tiene de su propio cuerpo como consecuencia de sus experiencias en continua evolución.

    Aquí son de fundamental importancia los procesos de duelo con respecto al cuerpo infantil perdido, que obligan a una modificación del esquema corporal y del conocimiento físico de ‘si mismo en una forma muy característica para este período.

    El logro de un " autoconcepto " es lo que también llaman el yo y se va desarrollando a medida que el sujeto va cambiando y se va integrando con las concepciones que acerca de él mismo tienen muchas persona, grupos e instituciones, y va asimilando todos los valores que constituyen el ambiente social.

    El problema clave de la identidad consiste en la capacidad del yo de mantener la mismidad y la continuidad frente a un destino cambiante.

    La identidad es la creación de un sentimiento interno, que es el " saber quién soy ".

    El sentimiento de identidad " implica la noción de un yo ".

    En esta búsqueda de identidad, el adolescente recurre a las situaciones que se presentan como más favorables en el momento.

    Una identidad negativa, basada en identificaciones con figuras negativas pero reales, son tomadas como única solución ante, es preferible ser alguien, perverso, indeseable, a no ser nada. Esto constituye una de las bases del problema de las pandillas de delincuentes, los adictos, las drogas, etc.

    La realidad suele ser mezquina en proporcionar figuras con las que se pueden hacer identificaciones positivas y entonces, en la necesidad de tener una identidad, se recurre a ese tipo de identificación.

    Grinberg, destaca la posibilidad de la disconformidad con la personalidad adquirida y el deseo de lograr otra por medio de la identificación proyectiva. Esta puede ser movilizada por la envidia, uno de los sentimientos más importantes que entran en juego en las relaciones de objeto.

    Existen también problemas de seudoidentidad, expresiones manifiestas de lo que se quisiera o pudiera ser y que ocultan la identidad latente, la verdadera.

    Todo lo antedicho es lo que puede llevar al adolescente a adoptar distintas identidades. Las identidades transitorias son las adoptadas durante un cierto período, como por ejemplo el lapso de machismo en el varón o de la precoz seducción histeroide en la niña.

    Las identidades ocasionales son las que se dan frente a situaciones nuevas, como por ejemplo en el primer encuentro con una pareja, el primer baile, etc.

    Y las identidades circunstanciales son las que conducen a identificaciones parciales transitorias que suelen confundir al adulto, sorprendido a veces ante los cambios en la conducta de un mismo adolescente que recurre a este tipo de identidad.

    Este tipo de " identidades " son adoptadas sucesiva o simultáneamente por los adolescentes según las circunstancias. Son aspectos de la identidad adolescente.

    La situación cambiante que significa la adolescencia obliga a reestructuraciones permanentes externas e internas que son vividas como intrusiones dentro del equilibrio logrado en la infancia y que obligan al adolescente, en el proceso para lograr su identidad, a tratar de refugiarse férreamente en su pasado mientras trata también de proyectarse intensamente en el futuro.

    Realiza un verdadero proceso de duelo por el cual al principio niega la pérdida de sus condiciones infantiles y tiene dificultades en aceptar las realidades más adultas que se le van imponiendo, entre las que, por supuesto, se encuentran fundamentalmente las modificaciones biológicas y morfológicas de su propio cuerpo.

    Todos estos cambios que se van sucediendo crean gran preocupación. A veces la ansiedad es tan grande que surge lo que ya se ha señalado como disconformidad con la propia identidad, que se proyecta entonces al organismo. Un grupo de varones y niñas, interrogados acerca de sí desearían un cambio de su aspecto físico, contestó en su gran mayoría que sí, lo que demuestra cómo el adolescente vive estos cambios corporales como perturbadores.

    " El proceso de duelo que se efectúa, como todo proceso de duelo, necesita tiempo para ser realmente elaborado ".

    En la adolescencia el individuo da un nuevo paso para estructurarse en la preparación para la adultéz. Dentro del contínuum de su identidad los elementos biológicos introducen una modificación irreversible. Ya no se volverá a tener jamás el cuerpo infantil. Aunque todo el proceso evolutivo está jalonado de microduelo, aquí se inicia un duelo mucho más evidente y significativo, al cual acompañara los duelos por el rol y la identidad infantiles ( junto con el duelo por la bisexualidad ) y por esos padres de la infancia a quienes tanto se los necesitaba y de los cuales se podía depender.

    La presencia externa, concreta, de los padres empieza a hacerse innecesaria. Ahora la separación de éstos no sólo es posible, sino ya necesaria. Las figuras parentales están internalizadas, incorporadas a la personalidad del sujeto, y éste puede iniciar su proceso de individualización. El volumen, la configuración y la calidad de las figuras parentales internalizadas adecuadamente, enriquecieron al yo, estructuraron al superyo, y lo dotaron de las necesarias características encauzadoras de la vida sexual que comienza a poder exteriorizarse en la satisfacción genital, ahora biológicamente posible.

    Esa es otra de las situaciones de cambio que se produce en la adolescencia, y que influyen en las características de cómo es en ese entonces la búsqueda de sí mismo y de la identidad.

    LA TENDENCIA GRUPAL.

    En su búsqueda de la identidad adolescente, el individuo, en esa etapa de la vida, recurre como comportamiento defensivo a la búsqueda de uniformidad, que puede brindar seguridad y estima personal. Allí surge el espíritu de grupo al que tan afecto se muestra el adolescente. Hay un proceso de sobreidentificación masiva, en donde todos se identifican con cada uno. A veces el proceso es tan intenso que la separación del grupo parece casi imposible y el individuo pertenece más al grupo de coetáneos que al grupo familiar.

    Se inclina a los dictados del grupo, en cuanto a modas, vestimenta, costumbres, preferencias de distinto tipo, etc.

    Las actuaciones del grupo y de sus integrantes representan la oposición a las figuras parentales y una manera activa de determinar una identidad distinta de la del medio familiar.

    El fenómeno grupal adquiere una importancia trascendental ya que se transfiere al grupo gran parte de la dependencia que anteriormente se mantenía con la estructura familiar y con los padres en especial.

    En el fenómeno grupal el adolescente busca un líder al cual someterse, o si no se erige él en líder para ejercer el poder del padre o de la madre.

    El grupo viene a solucionar entonces gran parte de sus conflictos.

    NECESIDAD DE INTELECTUALIZAR Y FANTASEAR.

    Una de las formas típicas del pensamiento del adolescente es la de intelectualizar y fantasear.

    La intelectualización y el ascetismo han sido señalados por Ana Freud como manifestaciones defensivas típicas de la adolescencia.

    La incesante fluctuación de la identidad adolescente, que se proyecta como identidad adulta en un futuro muy próximo, adquiere caracteres que suelen ser angustiantes y que obligan a un refugio interior que es muy característicos.

    Tal huida en el mundo interior permite una especie de reajuste emocional, un autismo positivo en el que se da un "incremento de la intelectualización".

    También es entonces cuando el adolescente comienza a escribir versos, novelas, cuentos y se dedica a actividades literarias, artísticas, etc.

    LA CRISIS RELIGIOSAS.

    La adolescencia puede manifestarse como un ateo exacerbado o como un místico muy fervoroso.

    Es común observar que un mismo adolescente pasa incluso por períodos místicos o por períodos de un ateísmo absoluto. Esto concuerda con toda la situación cambiante y fluctuante de su mundo interno.

    El adolescente " quiere dudar, cavitar, quiere buscar, no decidirse…," "y cuando entra en esta edad difícil se pregunta quién es, qué es, para luego intentar una respuesta más o menos adecuada a esta pregunta, interrogarse acerca de qué hacer con él, con lo que él supone que es" .

    Además comienza a enfrentar la separación definitiva de los padres y también la aceptación de la posible muerte de los mismos.

    Esto explica cómo el adolescente puede llegar a tener tanta necesidad de hacer identificaciones proyectivas con imágenes muy idealizada, que le aseguran la continuidad de la existencia de sí mismo y de sus padres infantiles. La figura de una divinidad, de cualquier tipo de religión, puede representar para él una salida mágica de este tipo.

    LA DESUBICACIÓN TEMPORAL.

    El adolescente vive con una cierta desubicación temporal, convierte el tiempo en presente y activo como un intento de manejarlo.

    Un ejemplo de conducta adolescente que desconciertan a los padres podría ser cuando se les recrimina que estudien porque tiene un examen …y el hijo responde … "pero sí tengo tiempo…si el examen es recién … mañana!

    Cuando se niega el pasaje del tiempo, puede conservarse al niño adentro del adolescente como un objeto muerto – vivo. Esto está relacionado con el sentimiento de soledad tan típico de los adolescentes, que presentan esos período en que se encierran en sus cuartos, se aíslan y retraen. Estos momentos de soledad suelen ser necesarios para que " afuera " pueda quedar el tiempo pasado, el futuro y el presente, convertidos así en objetos manejables.

    Mientras esto ocurre, la noción temporal del adolescente es de características fundamentalmente corporales o rítmicas, o sea, basadas en el tiempo de comer, el de defecar, el de jugar, el de ir a dormir, el de estudiar, etc.

    Ese es el que se denomina tiempo vivencial o experimental.

    A medida que se van elaborando los duelos típicos de la adolescencia, la dimensión temporal adquiere otra características. Aquí es cuando surge la conceptualización del tiempo, que implica la noción discriminada de pasado, presente y futuro, con la aceptación de la muerte de los padres y la pérdida definitiva de su vínculo con ellos, y la propia muerte.

    Los primeros intentos discriminativos temporales se efectúan a nivel corporal, por ejemplo, el adolescente afirma, refiriéndose a su pasado: " cuando era chico " , refiriéndose al futuro: " cuando sea grande "…

    Manteniéndose únicamente en el tiempo experiencial, es una forma de intentar paralizar el tiempo y los cambios, denegar una perspectiva presente y un pasado y un futuro.

    LA EVOLUCIÓN SEXUAL DESDE EL AUTOEROTISMO HASTA LA HETEROSEXUALIDAD.

    En la evolución del autoerotismo a la heterosexualidad que se observa en el adolescente, se puede describir una actividad de tipo masturbatoria y los comienzos del ejercicio genital, que tiene características especiales en esta fase del desarrollo, donde hay más un contacto genital de tipo exploratorio y preparatorio, que la verdadera genitalidad procreativa, que sólo se da, con la correspondiente capacidad de asumir el rol parental, recién en la adultez.

    Al ir aceptando su genitalidad, el adolescente inicia la búsqueda de la pareja en forma tímida pero intensa.

    La masturbación, como fenómeno normas de la adolescencia, le permite al individuo en esta etapa de su vida, considerar a sus genitales como ajenos a sí mismo, tratar de recuperarlos e integrarlos, y finalmente realizar el proceso depresivo a través de una angustia, primero persecutoria y luego depresiva, e integrar sus genitales a todo el concepto de sí mismo, formando realmente una identidad genital adulta con capacidad procreativa, independencia real y capacidad de formar una pareja estable en su propio espacio y en su propio mundo.

    Es decir, habrá llegado el individuo a la genitalidad procreativa.

    Definir la genitalidad adulta como el pleno ejercicio de la capacidad libidinal de un sujeto, mediante la puesta en juego de los elementos remanentes de todas las etapas de maduración psicosexual, con la culminación en el nivel genital, con otro sujeto de sexo opuesto y con la aceptación implícita de la capacidad de procrear, siempre que las condiciones socioeconómicas de la realidad externa permitan, integrando así una constelación familiar, con los roles adultos correspondientes.

    ACTITUD SOCIAL REIVINDICATORIA.

    El individuo se exterioriza de diferentes maneras de acuerdo con los patrones culturales.

    No hay duda alguna de que la constelación familiar es la primera expresión de la sociedad que influye y determina gran parte de la conducta de los adolescentes.

    Las primeras identificaciones son las que se hacen con las figuras parentales, pero no hay duda alguna de que el medio en que se vive determina nuevas posibilidades de identificación.

    La ulterior aceptación de la identidad está forzosamente determinada por un condicionamiento entre individuo y medio que es preciso reconocer.

    CONTRADICCIONES SUCESIVAS EN TODAS LAS MANIFESTACIONES DE LA CONDUCTA.

    La conducta del adolescente está dominada por la acción, que constituye la forma de expresión más típica en estos momentos de la vida.

    El adolescente no puede mantener una línea de conducta rígida, permanente y absoluta, aunque muchas veces la intenta y la busca.

    SEPARACIÓN PROGRESIVA DE LOS PADRES.

    Uno de los duelos fundamentales que tiene que elaborar el adolescente es el duelo por los padres de la infancia.

    Una de las tareas básicas concomitantes a la identidad del adolescente, es la de ir separándose de los padres.

    La evolución de la sexualidad depende en gran parte de cómo los mismos padres acepten los conflictos y el desprendimiento que los hijos de una manera u otra pueden expresar.

    CONSTANTES FLUCTUACIONES DEL HUMOR Y DEL ESTADO DE ÁNIMO.

    Un sentimiento básico de ansiedad y depresión acompañarán permanentemente como substrato a la adolescencia.

    La cantidad y la calidad de la elaboración de los duelos de la adolescencia determinarán la mayor o menor intensidad de esta expresión y de estos sentimientos.

    Los cambios de humor son típicos de la adolescencia y es preciso entenderlos sobre la base de los mecanismos de proyección y de duelo por la pérdida de objetos.

    Poder aceptar la anormalidad habitual en el adolescente, permitirá un acercamiento más productivo a este período de la vida. Podrá determinar el entender al adolescente desde el punto de vista adulto, facilitándole su proceso evolutivo hacia la identidad que busca y necesita. Solamente sí el mundo adulto lo comprende adecuadamente y facilita su tarea evolutiva, el adolescente podrá desempeñarse correcta y satisfactoriamente, gozar de su identidad, de todas sus situaciones, aún de las que aparentemente tienen raíces patológicas, para elaborar una personalidad, más sana y feliz.

    De lo contrario, siempre se proyectarán en el adolescente las ansiedades y la patología del adulto y se producirá ese colapso o crisis de enfrentamiento generacional, que dificulta el proceso evolutivo y no permite el goce real de la personalidad

    CAPÍTULO III

    ADOLESCENCIA Y PSICOPATIA.

    DUELO POR EL CUERPO, LA IDENTIDAD Y LOS PADRES INFANTILES.

    Tanto las modificaciones corporales incontrolables como los imperativos del mundo externo que exigen al adolescente nuevas pautas de convivencia, son vividos al principio como una invasión.

    Esto lo lleva como defensa a retener muchos de sus logros infantiles, aunque también coexiste el placer y el afán de alcanzar su nuevo status. También lo conduce a un refugio en su mundo interno para poder reconectarse con su pasado y desde allí enfrentar el futuro.

    Estos cambios en los que pierde su identidad de niño, implican la búsqueda de una nueva identidad que se va construyendo en un plano consciente e inconsciente.

    El adolescente se va modificando, pues como toda elaboración de duelo exige tiempo para ser una verdadera elaboración y no tomar las características de una negación maníaca.

    La patología de estos duelos emparienta la adolescencia con la psicopatía y en ambas la conducta de los padres puede favorece o no estas negaciones.

    La pérdida que debe aceptar el adolescente al hacer el duelo por el cuerpo es doble: la de su cuerpo de niño, cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen ante la evidencia de su nuevo status y la aparición de la menstruación en la niña y del semen en el varón, que les imponen el testimonio de la definición sexual y del rol que tendrán que asumir, no sólo en la unión con la pareja sino en la procreación.

    Se produce también es esa época una actividad masturbatoria intensa, que surge no sólo como un intento de descargar las tensiones genitales, sino también para negar omnipotentemente que se dispone de un solo sexo y que para la unión se necesita de la otra parte.

    En la pubertad, la aparición de una intensa actividad masturbatoria tiene nuevamente el significado de una negación maníaca y se acompaña, como en el primer caso, de fantasías de unión.

    La elaboración del duelo conduce a al aceptación del rol que la pubertad le marca. Durante la labor de duelo surgen defensas cuyo fin es negar la pérdida de la infancia.

    La angustia y los estados de despersonalización que suelen acompañar a la menstruación como también a la aparición del semen, tienen el significado defensivo de no aceptar que es en el propio cuerpo en el que se están produciendo estos cambios.

    Sólo cuando el adolescente es capaz de aceptar simultáneamente los dos aspectos, el de niño y el de adulto, puede empezar a aceptar en forma fluctuante los cambios de su cuerpo, y comienza a surgir su nueva identidad.

    La búsqueda de identidad cuando aparecen patologías que pueden llevar a confundir habitualmente una crisis con un cuadro psicopático.

    El psicópata – como muchos neuróticos o psicóticos, fracasa en la elaboración del duelo y no llega a la identidad adulta manifestando muchos de estos síntomas sin modificación.

    En el adolescente y en el psicópata lo que traba la decisión no es la falta de capacidades sino la dificultad de renunciar, porque elegir toma el significado, no de adquirir algo, sino de perder lo otro.

    Cuando el adolescente adquiere una identidad, acepta su cuerpo, y decide habitarlo, se enfrenta con el mundo y lo usa de acuerdo con su sexo.

    En el adolescente, las modificaciones en su cuerpo lo llevan a la estructuración de un nuevo yo corporal, a la búsqueda de su identidad y al cumplimiento de nuevos roles: " quién soy yo hoy, quién soy yo"…

    El adolescente tiene que dejar de ser a través de los padres para llegar a ser él mismo.

    El adolescente se presenta como varios personajes, a veces ante los mismos padres, pero con más frecuencia ante diferentes personas del mundo externo, que nos podrían dar de él versiones totalmente contradictorias sobre sus madurez, su bondad, su capacidad, su afectividad, su comportamiento, etc.

    Los padres tienen dificultades para aceptar el crecimiento a consecuencia del sentimiento de rechazo que experimentan frente a la genitalidad y a la libre expansión de la personalidad que surge de ella.

    El adolescente siente la amenaza inminente de perder la dependencia infantil, en momentos en que esa dependencia es aún necesaria. Cuando la conducta de los padres implica una incomprensión de las llamativamente polares fluctuaciones entre dependencia – independencia se dificulta la labor del duelo, en la que son necesarios permanentes ensayos y pruebas de pérdida y recuperación.

    Existe una marcada disociación entre la actitud frente a los padres y a los sustitutos. Vinculada con este fenómeno se encuentra muchas veces la búsqueda de ideologías a través de figuras sustitutivas paternas.

    La identidad lograda al final de la adolescencia, si bien tiene su relación con las identificaciones del pasado, incluye todas las del presente y también los ideales hacia los cuales tiende.

    El destino de las identificaciones de la infancia dependerá no sólo de la elaboración interna que realiza el niño sino también de las pautas de conducta de la familia y de la sociedad.

    La elaboración del duelo por el cuerpo infantil y por la fantasía del doble sexo conduce a la identidad sexual adulta. Cambia así la relación con los padres adquiriendo ésta las características de las relaciones de objeto adultas.

    El psicópata, por un fracaso en la elaboración de esos duelos, no alcanza la verdadera identidad y la ideología que le permitirían alcanzar este nivel de adaptación creativa.

    CAPÍTULO IV

    ADOLESCENCIA Y PSICOPATIA.

    CON ESPECIAL REFERENCIA A LAS DEFENSAS.

    En el psicópata hay un daño en las funciones del yo, puede traer como consecuencia una compulsión a hablar, en este caso el lenguaje es más acción que comunicación. Un especial trastorno del pensamiento – cuando el lenguaje pierde su valor de comunicación y adaptación a la realidad – es la compulsión a actuar que puede invadir el campo del trabajo y del aprendizaje.

    En el psicópata el aprendizaje no se logra a través de la acción, porque ésta es usada como defensa.

    Mecanismos de proyección, negación y represión condicionan trastornos en la memoria y en la relación con los objetos.

    Lo que habitualmente se señala en los psicópatas como incapacidad de tolerar tensiones, se explica quizás y es la expresión del fracaso del uso de defensas que, al estar concentradas en el logro de un aparente equilibrio, descuidan el manejo más útil de las mismas para el dominio de la ansiedad. Este equilibrio aparente está muy relacionado con la impostura, la mentira y la mala fe, modalidades todas del fracaso en la consecución de la identidad.

    Tanto en el adolescente como en el psicópata la acción puede ser una defensa contra la paralización, el aburrimiento y el deseo de muerte.

    El yo del psicópata no sabe esperar, ignora los límites de la acción y sus consecuencias y se produce un trastorno en el pasaje del pensamiento a la acción.

    En el adolescente, en cambio, el pensamiento es una preparación para el actuar.

    Después de cada acción le queda como residuo una experiencia que enriquece el aprendizaje y de la que se siente responsable.

    Si en el psicópata existe una dificultad para llegar a la identidad sexual y una fijación a la imagen de los padres en coito, la iniciación del complejo de Edipo y la génesis del pensamiento estarían dificultados ya desde el principio. Incluimos también la duplicidad real de figuras maternas o paternas cuando ambas realizan roles intercambiables o semejantes en la educación del niño, porque dificultan la integración de la imago de la madre y en consecuencia de la del padre.

    En las psicopatías la identidad sexual está en conflicto porque no se ha resuelto en el curso del desarrollo: el psicópata no ha elaborado adecuadamente el duelo por el otro sexo.

    La definición sexual impuesta por la pubertad trae como consecuencia una negación defensiva de la diferenciación como intento de negar el necesario duelo por la otra parte.

    En el psicópata y en el adolescente una defensa contra la intimidad sexual es poner distancia ( interna – externa ) frente al sexo opuesto mediante un control fóbico. Pero el miedo y la desconfianza iniciales llevan al adolescente a prepararse para la intimidad sexual mediante pruebas de pérdida y recuperación de esa distancia, lo que en el psicópata es imposible porque la acción no enriquece, ni siquiera mínimamente, este aprendizaje.

    También en la adolescencia, ante la inminencia y posibilidad del logro de unión genital, surgen defensas propias para ese momento y para la ansiedad que provoca. Una de ellas es la omnipotencia de las ideas. Mediante ella puede realizarse todo sin experimentar el peligro de la prueba de realidad por la acción.

    La necesidad de experiencias amorosas y el temor a tenerlas pueden conducir al adolescente a utilizar como defensa la compulsión a "devorar novelas, o películas" , intentando de esta manera aprender a través de personajes lo que no logra realizar en la vida real.

    Frente a la angustia que trae la difusión de la identidad en el adolescente y en el psicópata, puede surgir la búsqueda de una identidad totalitaria, como si el definitivo hecho de se alguien y alguien malo o incluso morirse en forma total y por elección libre fuera mejor que se "más o menos alguien…"

    Esta misma angustia vinculada con el trastorno en la percepción del decurso del tiempo es la que impulsa a un adolescente a iniciar precozmente su vida genital antes de haber elaborado su identidad sexual, como si no pudiera esperar a que ésta llegue.

    En la búsqueda de la identidad total puede conducir a la adquisición de ideologías que son sólo defensivas o, en muchos de los casos, prestadas por el adulto, pero no auténticamente incorporadas al yo. Tanto la ideología como la identidad son necesidades del yo adolescente para poder integrarse en el mundo del adulto.

    Una ideología – según Erikson – debe ser un sistema coherente de imágenes, ideas e ideales compartidos que proveen a sus participantes de una orientación total, coherente, sistemáticamente simplificada en el espacio, en el tiempo, en los medios y en los fines.

    La adolescencia necesita basar sus rechazos y sus aprobaciones en alternativas ideológicas relacionadas en forma vital con los límites existentes en la formación de la identidad.

    Su adquisición exige un largo proceso, en el cuál se va elaborando el duelo de las ideologías sustitutivas de la relación con los padres.

    La propia ideología surge a la par de la identidad adulta. El logro de esta identidad es una meta a la que debe llegarse asumiendo la creatividad en forma de paternidad o de maternidad tanto como de creatividad en el mundo, y se logra a través de los duelo mencionados. Cuando el adolescente comienza a sentirse cómodo en su propio cuerpo, adquiere una cierta conciencia tranquila de ese crecimiento y disminuye la intensidad de las defensas. En el psicópata el fracaso en la elaboración del duelo de la infancia, le impide el logro de una identidad coherente y de una ideología verdadera, lo que le imposibilita incluirse en el mundo y actuar en él adecuadamente. El psicópata actúa como si tuviese dos sexos, en consecuencia la elección de pareja pierde importancia y se refuerza el interés por la pareja de los padres, y la confusión en su identidad lo lleva a no poder formarse una ideología propia.

    CAPÍTULO V

    EL PENSAMIENTO EN EL ADOLESCENTE Y EN EL ADOLESCENTE PSICOPÁTICO.

    En la adolescencia se puede observar la elaboración de tres duelos fundamentales:

    1. Duelo por el cuerpo infantil.
    2. Duelo por la identidad y el rol infantil.
    3. Duelo por los padres de la infancia.
    • DUELO POR EL CUERPO INFANTIL.

    En la adolescencia, en esta etapa del desarrollo, se ve obligado a asistir pasivamente a toda una serie de modificaciones que se operan en su propia estructura, creando un sentimiento de impotencia frente a esta realidad concreta, que lo lleva a desplazar su rebeldía hacia la esfera del pensamiento. Esta se caracteriza, por una tendencia al manejo omnipotente de las ideas frente al fracaso en el manejo de la realidad externa. La pérdida de su cuerpo infantil, con un cuerpo que se va haciendo adulto.

    Esta contradicción produce un verdadero fenómeno de despersonalización que domina el pensamiento del adolescente en los comienzos de esta etapa.

    La pérdida de los objetos reales se va sustituyendo pro símbolos verbales que son las palabras.

    En el adolescente normal este manejo de ideas le sirve también para sustituir la pérdida de sus cuerpo infantil.

    La despersonalización del adolescente explica la relación lábil con objetos reales a los que rápidamente pierde, como pierde paulatinamente y progresivamente su cuerpo infantil.

    Este proceso de despersonalización fluctuante en el adolescente normal puede por exageración en su intensidad o por fijación evolutiva adquirir las características observadas en la psicopatía.

    • DUELO POR LA IDENTIDAD Y POR EL ROL INFANTIL.

    En la adolescencia hay una confusión de roles, ya que al no poder mantener la dependencia infantil y al no poder asumir la independencia adulta, el sujeto sufre un fracaso de personificación, y así, el adolescente delega en el grupo gran parte de sus atributos y en los padres, la mayoría de las obligaciones y responsabilidades. Recurre a este mecanismo esquizoideo quedando su propia personalidad fuera de todo el proceso de pensamiento.

    Una característica típica de la adolescencia, la "falta de carácter", surgida de este fracaso de personalización, que a su vez lo lleva a confrontaciones reverberantes con la realidad y un continuo comprobar y experimentar con objetos del mundo real y de la fantasía.

    Los mecanismos de negación del duelo y de identificación proyectiva con sus coetáneos y con sus padres, pasa por períodos de confusión de identidad. El pensamiento comienza a funcionar de acuerdo con las características grupales, que le permiten una mayor estabilidad a través del apoyo y del agrandamiento que significa el yo de los demás, con el que el sujeto se identifica.

    Esta sería una de las bases del fenómeno de las "barras", en donde el adolescente se siente aparentemente tan seguro, adoptando roles cambiantes y participando de la actuación, responsabilidad y culpas grupales. Estas experiencias grupales son trasladadas a su propio proceso de pensamiento, en el cual los afectos y los objetos depositarios de los mismo son también fragmentados y tratados con prescindencia de una responsabilidad personal.

    La exageración o fijación de este proceso por la no elaboración del duelo por la identidad y por el rol infantil explica las conductas psicopáticas de desafecto y crueldad con el objeto e induce a la actuación y falta de responsabilidad.

    El psicópata maneja a las personas como objetos, con desconsideración y sin culpa, en forma permanente e intensa, así como el adolescente lo hace transitoriamente en su evolución y con capacidad de rectificación.

    El adolescente normal puede, en estas circunstancias, seguir los propósitos del psicópata, y sucumbir en la acción, ya que participa intensa y honestamente de la misma. Es así que el conflicto de identidad en el adolescente normal adquiere en el psicópata la modalidad de una mala fe consciente, que lo lleva a expresiones de pensamiento cruel, como mecanismos de defensa frente a la culpa y al duelo por la infancia perdida, que no pueden ser elaborados.

    El adolescente va aceptando las pérdidas de su cuerpo infantil y de su rol infantil al mismo tiempo que va cambiando la imagen de sus padres infantiles, sustituyéndola por la de sus padres actuales, en un tercer proceso de duelo.

    • DUELO POR LOS PADRES DE LA INFANCIA.

    La relación infantil de dependencia se va abandonando paulatina y dificultosamente. Los padres no quedan al margen de esto, ya que también tendrán que elaborar la pérdida de la relación de sometimiento infantil de sus hijos, produciéndose entonces una interacción de un doble duelo, que dificulta aún mas este aspecto de la adolescencia.

    Se pretende no sólo tener a los padres protectores y controladores, sino que periódicamente se idealiza la relación con ellos, buscando un suministro continuo que en forma imperiosa y urgente debe satisfacer las tendencias inmediatas, que aparentemente facilitarían el logro de la independencia.

    En el psicópata, los padres infantiles tienen vigencia real y permanente.

    • EL TIEMPO EN EL ADOLESCENTE.

    El adolescente entra en una crisis de temporalidad.

    El niño tiene un concepto fenomenológico de la limitación del espacio y le falta el concepto de tiempo, que es limitado para él. El adulto tiene la noción de lo infinito espacial y la temporalidad del existir. En el adolescente esto se confunde, presentando entonces el pensamiento del adolescente las contradicciones de inmediatez o de relegación infinita frente a cualquier tipo de posibilidades de realización, a las que pueden seguir sentimientos de impotencia absoluta.

    En el psicópata la atemporalidad se establece rígidamente en su pensamiento, posterga y exige sin discriminación frente a la realidad, y actúa sin noción limitante, que permite la ubicación del individuo en el mundo.

    • EL SEXO EN EL ADOLESCENTE.

    Los cambios biológicos de la pubertad imponen la sexualidad genital al individuo e intensifican la urgencia del duelo por el cuerpo infantil perdido, que implica también el duelo por el sexo perdido.

    En la segunda mitad del primer año de vida, el niño verifica su identidad sexual y a través del juego trata de elaborar la situación traumática que significa la pérdida del otro sexo, recuperándolo de un modo simbólico a través de objetos.

    En la adolescencia se intenta recuperar infructuosamente el sexo perdido, mediante la masturbación, que es una negación omnipotente de esta pérdida. El psicópata, en cambio permanece en una bisexualidad fantaseada que tiene para él todo el significado de la realidad psíquica y que le impide relaciones amorosas de objeto y el logro de la pareja que busca, y que en cambio si puede obtener el adolescente normal.

    DOS ASPECTOS DEL DESARROLLO ADOLESCENTE: LOS RASGOS AFECTIVO EMOCIONALES Y LOS COGNITIVOS.

    La adolescencia momento especialmente afectado por cambios: biológicos, cognitivos y afectivos.

    • La adolescencia es una etapa específica del desarrollo humano, época de tránsito hacia la vida adulta.
    • El conflicto generacional no es una categoría social universal. No en todas las familias ni en todos los sectores sociales se vive de la misma forma.

    CONCEPCIONES SOBRE LA ADOLESCENCIA:

    Tres posturas:

    1. La constituye una explicación con base psicoanalítica que tiende a presentar la adolescencia como un momento de desajustes y desequilibrios.
    2. Una explicación del desarrollo cognitivo que enfatiza en la adquisición del pensamiento formal.
    3. De carácter psicosocial que la define como una época de adaptación a ciertas pautas y valores sociales de la vida adulta.

    EXPLICACIÓN CON BASE PSICOANALÍTICA.

    • Según esta concepción son características de esta época la angustia y la tensión.
    • La causa está centrada en el desarrollo de la fisiología sexual, erotismo genital, que lleva a un proceso de regresión, en la medida que se reviven los conflictos edípicos infantiles.
    • Cambios de la actitud hacia los progenitores y de los lazos afectivos, ocurre un desplazamiento de la relación con los padres a nuevos objetos amorosos como los compañeros e incluso hacia otros adultos, que no es más que la forma de enfrentarse e intentar resolver esta involución.
    • Aparece el temor de los padres frente a lo que consideran el alejamiento de sus hijos quienes comienzan a salir al mundo sin la tutela de sus padres y que se encontrarán con la influencia de otras personas.
    • Conflictos derivados por la necesidad de independencia y de rebeldía frente a las normas establecidas.

     Todo esto es consecuencia de la necesidad de reafirmar el propio yo y crear un sistema de valores y normas acordes a una imagen personal que se encuentra en construcción.

    La adolescencia ha sido identificada como etapa de configuración de la personalidad. La cuál no se consigue sin confrontación y desequilibrios con el exterior y con uno mismo.

    Para Erikson, psicólogo Norteamericano, la identidad constituye la diferenciación personal inconfundible, la autodefinición de la persona ante otras, siendo la adolescencia el período clave, y también crítico de la formación de la identidad.

    La pertenencia a grupos de pandillas es el resultado de la búsqueda y reafirmación de la identidad.

    Identidad que se construye entre la búsqueda de señales personales y aquellas que provienen del grupo.

    Este proceso de búsqueda y creación de la propia identidad explica también los momentos de desestabilidad y las contradicciones de los adolescentes.

     Por último la adolescencia es también una etapa de adquisición de independencia en al que se produce una separación sobre toda ideológica y afectiva respecto a la familia y en la que se establecen nuevos lazos de grupo, de amistad y relación sexual.

    DESARROLLO COGNITIVO.

    Inhelder y Piaget: según estos autores la adolescencia es el período de acceso al estadio de las operaciones formales. En este período el pensamiento se caracteriza por una serie de avances en las estrategias y habilidades referidas a la capacidad de razonar, tanto de forma inductiva como deductiva, la habilidad para plantear y comprobar hipótesis y para formular teorías y sistemas de creencias por sí mismo.

    Es muy frecuente que los adolescentes crean que lo que les pasa a ellos es lo único importante.

    Para Piaget el egocentrismo lo define como cierta incapacidad para ponerse en el punto de vista del otro.

    Dos aspectos, intentan vincular al egocentrismo con el comportamiento adolescente:

    • La audiencia imaginaria
    • La fábula personal

    La primera hace referencia a la preocupación de los adolescentes por la imagen que los demás poseen de él. La fábula personal se refiere a la tendencia adolescente a considerar que sus expectativas son únicas e incomprensible por los demás.

    Piaget configura la adolescencia como el resultado de la relación que se produce entre los cambios cognitivos y afectivos.

    Las representaciones del mundo más o menos seguras de la niñez se desmoronan.

    Los sistemas de normas y valores de los adultos aparecen con todas sus contradicciones y mentiras.

    Se descubren que las acciones humanas tienen significados y explicaciones diferentes y que muchas veces hay una diferencia entre lo que dicen y piden que se haga y sus propias actuaciones.

    PROFESORES Y ALUMNOS FRENTE A FRENTE.

    En la escuela se produce una serie de interacciones en relación con la situación de aprendizaje. Un proceso complejo de comunicación entre el estudiante y el docente y el sistema de valores que cada uno representa.

    El profesor es una persona adulta que tiene puntos de vista más o menos estables sobre la realidad, una concepción del mundo configurada por años de vida y experiencias. Ha ido evolucionando, cambiando sus opiniones y sus valores.

    En cambio el adolescente se caracteriza, más bien por todo lo contrario. Es un sujeto en proceso de cambio, que no se entiende a sí mismo. Progresa en sus conocimientos no en forma lineal sino que está repleta de saltos.

    Está pendiente de los demás, en los que se refleja. Duda sobre lo que aprende. Todo esto repercute en el proceso de aprendizaje. El docente suele dar gran importancia al dominio de la palabra y a la reproducción oral o escrita de los conocimientos que poseen los adolescentes.

    EXPLICACIÓN CON BASE PSICOSOCIAL.

    Lo que esta postura toma en consideración es que los adolescentes necesitan tiempo para ir adecuando los efectos de sus propias transformaciones físicas psicológicas en una personalidad que requiere nuevas estrategias de interiorización de normas para ir asumiendo la imagen de sí mismo y su contacto con la realidad.

    El adolescente aparece como alguien que transcurre por un tiempo de transición entre la infancia y la vida adulta. Es biológicamente adulto pero socialmente no es considerado como tal.

    QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?

    La adolescencia es el período de pasaje que separa a la infancia de la edad adulta, tiene como centro la pubertad.

    Se parece al nacimiento. En el nacimiento nos separan de nuestra madre, cortando nuestro cordón umbilical, pero se olvida a menudo que entre la madre y el hijo hay un órgano de vinculación extraordinario la placenta. La placenta nos daba todo lo que era necesario para nuestra supervivencia. Sin ella, no habría ninguna vida posible antes del nacimiento.

    La adolescencia es como un Segundo Nacimiento. Hay que quitar poco a poco la protección familiar, como se ha quitado la placenta protectora. quitar la infancia hacer desaparecer el niño que hay en nosotros y uno no siempre está listo.

    Por ejemplo el cambio de voz en los varones es doloroso. Es duro, hacer duelo por la propia voz, la que uno se conocía desde años atrás. Hay inseguridad, falta de confianza en sí mismo.

    Las langostas, cuando cambian de caparazón, pierden primero el viejo y quedan sin defensa por un tiempo, hasta fabricar uno nuevo. Durante ese tiempo se hallan en gran peligro. Para los adolescentes viene a ser la misma cosa.

    En las langostas siempre hay un congrio que acecha listo para devorarlas , nuestro congrio propio es todo lo que nos amenaza, en el interior de nosotros mismos y en ese exterior.

    El congrio es quizás, el bebé que uno ha sido, que no quiere desaparecer y que teme perder la protección de los padres. Nos retiene en nuestra infancia e impide que nazca el adulto que uno será.

    No hay adolescencia sin problemas, sin sufrimientos, este es quizá el período más doloroso de la vida. Es simultáneamente el período de las alegrías más intensas.

    El adolescente siempre es difícil, pero si padres e hijos tienen confianza en la vida, las cosas siempre se arreglan.

    REFLEXIÓN DEL TRABAJO REALIZADO.

    ALUMNA: CARLA BOTTI.

    ADOLESCENCIA.

    La adolescencia es una etapa de desprendimiento y de temores por la pérdida de lo conocido. Durante la cuál se va a ir construyendo la identidad.

    Este período está caracterizado por la modificación corporal y psíquica del adolescente donde cambiará su posición frente al mundo y lo comprometerá en la relación con el entorno.

    El adolescente busca refugio en su mundo interior, producirá un juego entre lo interno y la realidad externa lo que va a determinar la duración de su inestabilidad emocional, donde deberá el mismo adaptar la realidad a sus necesidades.

    Esto lo podemos ver relacionado con el modelo de la langosta de mar ( Francoise Doltto ) en donde en un momento de su proceso pierde su concha y se oculta bajo la roca mientras se forma una nueva.

    Los cambios psicológicos que se producen son debidos a las modificaciones corporales donde los llevará a una nueva relación con el mundo. La aparición de estos llevan a graves trastornos en tanto a él en relación a su cuerpo y con los de los demás.

    …" estos cambios, en lo que pierde su esquema corporal y su identidad de niño, implican la búsqueda de una nueva identidad que se va a ir construyendo en un plano consciente e inconsciente y la necesidad de incluir los genitales adultos en el esquema corporal…"

    …" la relación del niño con su cuerpo es uno de los indicios para medir la integridad de su yo"…

    estos cambios van generando vivencias de extrañamiento y desorientación que con el tiempo llevan a la apropiación de ese cuerpo que creían que estaba perdido. Al mismo tiempo se produce un cambio en lo familiar sobre todo con los padres que también viven los duelos de los hijos, éstos suelen tener dificultades para aceptar el crecimiento y sobre todo el desprendimiento del hijo niño. Esto lo llevará a la apropiación de lo "social" donde aparecerán los amigos, los amores, etc.

    En cuanto a la vida social el adolescente parece totalmente asocial, continuamente condena a la sociedad a la cuál quiere reformar a la que él le interesa.

    Durante este período en el que se prepara para entrar al mundo del adulto se producen algunos cambios en el pensamiento, durante el proceso el adolescente va teniendo cambios internos que Piaget llama estructura del pensamiento. Estas estructuras más la madurez biológica acompañada de una madurez afectiva e intelectual le permitirá su entrada al mundo adulto.

    REFLEXIÓN DEL TRABAJO REALIZADO.

    ALUMNA: MURINA ANDREA.

    ADOLESCENCIA.

    La adolescencia es una etapa del desarrollo humano, la cual se caracteriza por profundos cambios del desarrollo biológico, psicológico y social.

    La adolescencia se divide, arbitrariamente, en tres etapas:

    Pubertad: entre 12 y 14 años.

    Adolescencia media: entre 15 y 16 años

    Adolescencia tardía: entre 17 y 20 años

    Las características de cada etapa pueden variar de un sujeto a otro.

    La adolescencia es un período primordialmente de duelos. Se produce la pérdida del cuerpo infantil, de los roles infantiles y de la identidad. Durante esta etapa el adolescente lucha por la construcción de su realidad psíquica, por la reconstrucción de sus vínculos con el mundo exterior, y por su identidad.

    En la pubertad se produce la pérdida por el cuerpo infantil. El duelo por el mismo se da mediante un enfrentamiento entre el esquema corporal infantil y el cuerpo físico real de la persona. El púber empieza a sentir como su cuerpo adulto comienza a surgir. ( acotar sobre la no aceptación de ese cuerpo que está surgiendo ) En la adolescencia se produce el duelo de la identidad lo que provoca una lucha por la misma.

    Se entiende la identidad como el ser uno mismo en tiempo y espacio, en relación con los demás y con uno mismo. Es el sentimiento de seguridad sobre sí mismo.

    La confusión de la identidad, lo cual es característica de la adolescencia, se refiere a la imposibilidad de desarrollar una idea de sí mismo coherente. Parte de la resolución de la crisis de identidad consiste en pasar de ser dependiente a ser independiente. Es frecuente que los padres y sus hijos adolescentes discutan sobre la elección de amigos, pandillas, planes de estudio y temas relacionados con la filosofía, modo en que los adolescentes van afianzando su propia identidad.

    Durante la adolescencia también se producen cambios a nivel del pensamiento. Es el momento donde empieza a existir un pensamiento lógico formal, el cual les permite pensar en ideas y no sólo en objetos reales (característico de la infancia). Este tipo de pensamiento permite al sujeto la capacidad de reflexionar. En un primer momento el adolescente reemplaza los objetos por ideas. Las ideas se manejan como antes hacía con los juguetes. Las palabras y la acción son reemplazadas por el pensar. El intelectualismo es un mecanismo de defensa que el adolescente utiliza asiduamente. Esto se manifiesta en el interés de las ideas, la lectura, siendo normal que discuta ideas e ideologías con su grupo de pares.

    A partir de este nuevo tipo de pensamiento formal el adolescente se incorpora al mundo adulto, liberando su pensamiento infantil subordinado, programando su futuro y reformando el mundo donde va a vivir. También le permite incorporarse en la sociedad y un mayor dominio de sus impulsos.

    En este momento muchos adolescentes muestran una destacada creatividad, que expresan por medio de la música, el arte y la poesía. La creatividad también puede expresarse en el deporte, y en el mundo de las ideas, discutiendo, reflexionando, por ejemplo, sobre moral, religión, ética, labores humanitarias. El escribir en un diario personal es otra manifestación de la creatividad en éste periodo.

    Otra característica que explica el comportamiento adolescente es el ascetismo, el cuál se manifiesta en la captación de grandes ideales y la renuncia a los placeres corporales. Esta es una forma en que el adolescente controla y elabora las pérdidas de ésta etapa.

    El grupo de compañeros entre los adolescentes es un fenómeno esperable. Permite al adolescente sentirse contenidos dentro de una zona intermedia, que ya no es la familia ni la sociedad. Le permite al adolescente mantener la ilusión que pertenece a una sistema que lo protege de la responsabilidad social. Le da al individuo la ilusión de un cierto manejo omnipotente sobre los objetos.

    El grupo es el contexto de descubrimiento más favorable del adolescente, y los tranquiliza durante el período de cambio. Durante la adolescencia se cuestiona el núcleo de pertenencia familiar por la necesidad de buscar nuevos núcleos de pertenencia que defina su identidad. El grupo de pares le permite al adolescente la apertura hacia lo no- familiar, dándose el espacio para el duelo por el rol infantil. Es un momento donde el adolescente intenta ser libre, pero todavía depende de sus padres y se siente muy ligado a ellos. Suelen verse a través de los ojos de sus compañeros, y su autoestima puede sentirse disminuida ante cualquier desviación en su apariencia física, en el código de la ropa o de conducta.

    En la adolescencia media, el desarrollo físico ha concluido, y falta realizar la integración con la sociedad. En éste momento los adolescentes tiene fuerza personal y no sólo grupal.

    A medida que va pasando el tiempo, el adolescente comienza a mezclar valores de fuentes diversas con sus propios valores personales. A comienzo de la edad adulta, se ha establecido una nueva consciencia o superyo que debe ser capaz de cambiar y crecer para acomodarse a las nuevas situaciones de la vida. Cuando el adolescente comienza a sentirse independiente de su familia, y ésta lo apoya, empiezan a encontrase repuestas a preguntas como "¿Quien soy?" y "¿a dónde voy?".

    Ser padres de adolescentes, implica además de tener que enfrentarse a la tormenta que acompaña el desarrollo del adolescente, verse obligados a realizar adaptaciones en el trabajo, en su matrimonio y en relación a sus propios padres, ya que suelen estar atravesando por la adultez tardía. Esta necesidad de independencia de la familia por parte del adolescente, genera en los padres mucha ansiedad, comportándose éstos de manera controladora. Además, la fuerte sexualidad de sus hijos genera ansiedad en los padres.

    En la adolescencia tardía, se produce la elección de la profesión, la cuál es consecuencia de la pregunta de "¿Hacia donde voy?". Los adolescentes tiene que tratar con la influencia de sus compañeros, padres, profesores y sus propios deseo, para decidir su vocación.

    El final de la adolescencia se produce cuando el sujeto empieza a desarrollar y asumir tareas propias del adulto joven, como por ejemplo, la elección y responsabilidad de un trabajo, el desarrollo del sentido de intimidad ( que más tarde va a conducir a la constitución del matrimonio y la paternidad ). Se produce el reconocimiento del sí mismo como un ser adulto.

    BIBLIOGRAFÍA:

    • Ley Federal de Educación. Art. 28 – Inciso b.
    • Documento de la provincia de Santa Fe. " La Formación Laboral de los Alumnos con Necesidades Educativas Especiales".
    • La causa de los adolescentes "Francoise Dolttó".
    • Palabras para adolescentes o el complejo de la Langosta. "Francoise Dolttó".
    • El adolescente y la libertad. "Arminda Aberastury".

      

    Botti Carla – Murina Andrea.