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Drogas: Enemigas del ser humano

Enviado por claramariaromero


    1. ¿Qué es una droga y que efectos causa su consumo?
    2. ¿Qué tipos de drogas existen y cuales son las de uso más común?
    3. ¿Cuáles son las sustancias que más consumen los jóvenes? ¿Producen adicción? ¿Cómo se produce la misma?
    4. ¿Qué es el tráfico de drogas?
    5. ¿Qué riesgo tiene el consumo de sustancias psicoactivas en los jóvenes?
    6. ¿Qué es el síndrome de abstinencia?
    7. Marihuana: ¿Qué es y que efectos causa su consumo?
    8. ¿Qué son los inhalantes y que efectos causan?
    9. ¿Cuál es la mejor manera de luchar contra las drogas?
    10. ¿Qué motivaciones tiene un drogadicto? ¿Qué tratamientos hay para curarlo?
    11. Reflexiones sobre la familia
    12. Testimonios

    1. ¿Qué es una droga y que efectos causa su consumo?

    Con el nombre de droga se designa en sentido genérico a toda sustancia mineral, vegetal o animal que se utiliza en la industria o en la medicina y que posee efectos estimulantes, depresores o narcóticos o, como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), a cualquier sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o varias de sus funciones. A efectos penales, el concepto de droga (a pesar de las diferentes formas de actuación en el organismo) engloba también las sustancias estupefacientes y psicotrópicas, naturales o sintéticas, cuyo consumo reiterado provoca la dependencia física u orgánica, así como el deseo irrefrenable de seguir consumiéndolas en mayores dosis a fin de evitar el síndrome de abstinencia. La OMS menciona entre los estupefacientes el Cannabis y sus resinas, las hojas de coca y cocaína, heroína, metadona, morfina, opio y codeína; y como psicotrópicos, los barbitúricos, las anfetaminas y los ampliadores de la conciencia, como el ácido lisérgico, la mescalina o la psilocibina.

    Las características propias de las drogas hacen de ellas sustancias sumamente peligrosas. Los efectos que producen en el organismo no son siempre iguales y cambian según la clase de droga, por ejemplo, unas son estimulantes y otras, depresoras. También varían de acuerdo con la dosis pues la misma droga puede causar efectos diferentes según sea la cantidad consumida.

    Dichos efectos se relacionan con las características psicofísicas de cada persona y con las particularidades del medio en que se produce el consumo. Por estas razones, nunca existe certeza sino probabilidad de que la droga produzca el efecto buscado.

    Adicción es la necesidad imperiosa de consumir droga regularmente (no ser capaz de moderar el consumo o suprimirlo). Viene determinada por fenómenos psíquicos y físicos.

    Taquifilaxia es la necesidad de consumir dosis cada vez mayores para conseguir los mismos efectos. La presentan muchos fármacos porque el organismo potencia sus mecanismos de degradación de la sustancia, pero a las drogas se añade un fenómeno de ‘tolerancia’ psicológica.

    Los cuadros de abstinencia siempre son psicológicos y, en el caso de algunas drogas, son además síndromes físicos que pueden resultar mortales. Pueden controlarse con medidas terapéuticas sintomáticas o substitutivas (sustancias menos nocivas, de efectos parecidos, que se retiran progresivamente).

    2. ¿Qué tipos de drogas existen y cuales son las de uso más común?

    Existen diferentes clasificaciones para los tipos de droga, la que mejor las agrupa es la siguiente:

    Depresoras del Sistema Nervioso Central (SNC)

    • Alcohol
    • Sedantes: Benzodiazepinas (Valium, Emotival)
    • Hipnóticos: Barbitúricos (Luminal, Seconal)
    • Tranquilizantes
    • Opiáceos: (Morfina, Heroína, Demerol, Codeína, Bromexina)

    Estimulantes del SNC (Psicoanalépticas)

    • Xantinas: (Cafeína, teína, mateína; Anfetaminas; Cocaína, Tabaco)

    Alucinógenos (Psicodislépticas)

    • THC: (Marihuana, Hashish, Bang)
    • LSD (ácido lisérgico)
    • PCP (polvo de ángel)
    • Mescalina

    Inhalantes o inhalables

    • Pegamentos
    • Colas
    • Solventes volátiles
    • Naftas
    • Pinturas
    • Aerosoles de uso doméstico

    Las de uso mas común son los inhalantes y estimulantes.

    3. ¿Cuáles son las sustancias que más consumen los jóvenes? ¿Producen adicción? ¿Cómo se produce la misma?

    La sustancia que más consumen los jóvenes es el alcohol, seguida de cerca por el tabaco y, en menor proporción, las sustancias ilegales (como marihuana o cocaína) y por ultimo se encuentran los medicamentos psicoactivos (anfetaminas, tranquilizantes e hipnóticos), que muchas veces sobrepasan en el nivel de consumo a las anteriores ya que se los puede conseguir sin prescripción medica, ni control alguno. Todas estas sustancias sin excepción, producen adicción y dependencia.

    La adicción no es un proceso que se da de la noche a la mañana, es un camino muy largo que comienza con el llamado de la droga, es decir cuando una persona que se siente muy presionada ya sea por sus familiares o por sus mismos pares, sumado a esto la oferta en todos los lugares, estimula al consumo y sobre todo la propia crisis de crecimiento; a esta etapa le sigue la llamada aprendiendo el cambio en la cual el joven experimenta, prueba de todo, logra los cambios buscados, se siente bien y cambia levemente su conducta, mintiendo a veces; luego viene la etapa de buscar el cambio, agrega pastillas, prueba sustancias cada vez más fuertes y aunque llega a la excitación siente excitación y culpa, compra directamente, no espera que le conviden, tiene amigos nuevos, cambia de humor y vestimenta o apariencia, aumenta la frecuencia de consumo; entra mas tarde en la etapa en la que se encuentra preocupado por el cambio, consume cocaína habitualmente, se inyecta, compra y vende, hay graves mentiras, delitos, hay mas sensaciones de culpa y vergüenza, deja a los viejos amigos, deja los estudios o el trabajo, consume diariamente y se encuentra solo; la ultima etapa se llama usando droga, el joven ya esta en la adicción, se droga con cualquier cosa, tiene una conducta asocial, es violento, sufre culpa, vergüenza o depresión, a veces se sobrepasa en las dosis, tiene problemas judiciales o policiales, pone en riesgo su salud, se droga varias veces al día, está solo.

    4. ¿Qué es el trafico de drogas?

    El tráfico de drogas es un delito consistente en facilitar o promocionar el consumo ilícito de determinadas sustancias estupefacientes y adictivas que atentan contra la salud pública con fines lucrativos, aunque esta definición puede variar según las distintas legislaciones penales de cada Estado.

    Por tráfico de drogas se entiende no sólo cualquier acto aislado de transmisión del producto estupefaciente, sino también el transporte e incluso toda tenencia que, aun no implicando transmisión, suponga una cantidad que exceda de forma considerable las necesidades del propio consumo, ya que entonces se entiende que la tenencia tiene como finalidad promover, favorecer o facilitar el consumo ilícito (entendiéndose como ilícito todo consumo ajeno). En algunas legislaciones se considera delito solamente el tráfico, pero no la tenencia de drogas en cantidades reducidas a las necesidades personales del consumidor, mientras que otras tipifican como conductas delictivas tanto el tráfico como la tenencia.

    5. ¿Qué riesgo tiene el consumo de sustancias psicoactivas en los jóvenes?

    El uso de drogas comprometen y vulneran las actividades y/o metas de una sociedad. El consumo de drogas amenaza el proyecto de vida y la salud física y mental del que la consume, y tremendas angustias e incertidumbres en sus familiares y amigos. El descubrimiento del uso de drogas toma desprevenidos a los padres o adultos de la familia y entre las primeras reacciones de desconsuelo, se encuentra la de preguntarse que fue lo que hicieron para que algo así ocurriese.

    En nuestros tiempos el contacto con la droga a edad temprana, es cada vez más usual o sea dejo ya de ser un acontecimiento raro. Esta posibilidad es hoy mas grande que hace 20 o 30 años atrás, esto se debe al gran cambio en la población de las costumbres, actitudes y comportamientos.

    6. ¿Qué es el síndrome de abstinencia?

    El síndrome de abstinencia es un conjunto de síntomas, malestares, dolores, trastornos mas o menos graves, que sufre un drogadicto si deja bruscamente de tomar la droga a la que esta habituado. El síndrome de abstinencia se presenta cuando la persona tiene dependencia física de la droga. La dependencia psíquica no causa malestares en el organismo.

    El síndrome de abstinencia no tiene los mismos síntomas en todas las drogas que producen dependencia física. Los trastornos producidos en una persona alcoholizada al dejar de consumir alcohol, son gravísimos. Este síndrome puede causar el "delirium tremens": este trastorno esta determinado por los ataques que suelen durar por lo general de tres a seis días y se caracterizan por alucinaciones terroríficas y temblores violentos. El paciente está desorientado y por lo general incoherente. Desde el punto de vista físico los temblores son tan extenuantes que este estado puede ser mortal, incluso con tratamiento.

    7. Marihuana: ¿Qué es y que efectos causa su consumo?

    La marihuana es una mezcla de hojas, tallos y flores de la planta del cáñamo, Cannabis sativa. Esta droga se fuma o se mastica. El ingrediente psicoactivo de la marihuana, el THC, se concentra en el centro de las flores. Ésta crece en las regiones templadas, obteniéndose las mejores variedades en las zonas secas, altas y calientes. El cultivo de la marihuana es ilegal en la mayoría de los países.

    La marihuana se conocía en Asia Central y en China desde el año 3000 a.C., donde se utilizaba en la medicina. En 1900 comenzó su consumo como droga. En las décadas de 1960 y 1970 se extendió su uso entre la juventud de la época. La marihuana no produce adicción física y su abandono no produce síndrome de abstinencia, pero produce dependencia psicológica. Sus consumidores describen dos fases en los efectos: primero estimulación, mareo y euforia, y después sedación y tranquilidad placentera. Los cambios de humor a menudo se acompañan de alteración en las percepciones de tiempo, espacio y dimensiones del propio cuerpo. Muchos consumidores refieren aumento del apetito, aumento de la percepción sensorial y sensación de placer. Los efectos negativos incluyen confusión, ataques de ansiedad, miedo, sensación de desamparo y pérdida de autocontrol. Se ha ensayado el uso de la droga como tratamiento sintomático del glaucoma y de las náuseas producidas por la radioterapia. Un cigarrillo de marihuana se fabrica con las partículas secas de la planta, siendo la cantidad de THC la que determina la intensidad de sus efectos.

    Entre las consecuencias inmediatas del consumo de marihuana figuran siguientes: aceleración de los latidos del corazón, y el pulso, enrojecimiento de los ojos, y sequedad en boca y garganta. La marihuana provoca alteraciones en los espermatozoides y es 7 veces más cancerígena que el tabaco.

    8. ¿Qué son los inhalantes y que efectos causan?

    Los inhalantes son, por lo general, sustancias químicas utilizadas industrialmente, que al inhalarse llegan rápidamente al torrente sanguíneo y al cerebro, provocando estados de intoxicación que se traducen en momentánea euforia.

    Dentro de la categoría de los inhalantes se encuentran ciertas sustancias que también son consideradas drogas aunque básicamente no lo sean, como el pegamento, los disolventes y los aerosoles (productos de limpieza, por ejemplo). La mayoría de las sustancias inhaladas (esnifadas) con intención de conseguir un efecto psicológico tienen una acción depresora sobre el sistema nervioso central. En dosis bajas pueden tener un leve efecto euforizante, pero en dosis superiores el consumidor pierde el control o la conciencia.

    Los efectos aparecen en el acto y pueden permanecer hasta 45 minutos. El dolor de cabeza, náuseas y mareo vienen a continuación. La inhalación de estas sustancias es nociva para la visión, el pensamiento y el control de los músculos y de los reflejos. A veces se producen lesiones permanentes y algunos aerosoles concentrados pueden producir la muerte. Aunque no es probable que se desarrolle dependencia física, sí aparece tolerancia en ocasiones. La inhalación prolongada de estas sustancias puede lesionar el sistema circulatorio y tener efectos nocivos relacionados con ese sistema.

    9. ¿Cuál es la mejor manera de luchar contra las drogas?

    La mejor manera de luchar contra las drogas seria legalizarlas, ya que de esa manera les seria más difícil a los traficantes vender las drogas a un precio elevado, es decir que el negocio de la droga habría perdido la rentabilidad.

    Pero para acabar con la droga deberían iniciarse campañas exhaustivas de prevención informando a los padres de su responsabilidad en la vida de sus hijos.

    10. ¿Qué es la drogadependencia?

    Hay un grupo especial de drogas que causan dependencia o adicción, son aquellas que pueden producir al organismo un estado de dependencia física, psíquica o de ambos tipos, por esta razón se utiliza el termino drogadependencia para designar al problema; depender es estar al servicio de algo (en este caso de la droga).

    La drogadependencia es conocida también con el nombre de drogadicción.

    En otro tiempo se utilizo el termino toxicomanía que es incorrecto porque la "manía de los tóxicos" que se mencionaba a principios de siglo, no tiene hoy ningún fundamento.

    11. ¿Qué motivaciones tiene un drogadicto? ¿Qué tratamientos hay para curarlo?

    Las motivaciones son varias: curiosidad, aceptación por parte de los pares, búsqueda de placer, desafío de autoridad, para sentirse más seguro o para "ser más hombre" o "más mujer".

    Es normal que frente a un dolor físico, la angustia de una situación difícil o a un estado de temor o inseguridad se apele a algún recurso para eliminarlos, pero muchas veces ese recurso suele estar dado por medicamentos que se consumen por decisión propia, sin prescripción medica. Influyen en esta conducta diversos factores: el consejo de familiares o amigos, la costumbre de probar remedios, la inseguridad ante los problemas de la vida.

    Para curar a un drogadicto se procede a desintoxicarlo con un procedimiento terapéutico destinado a eliminar los efectos de una intoxicación aguda o crónica.

    Dos principios básicos deben preceder cualquier programa de desintoxicación. Primero, el paciente debe estar convencido realmente de lo pernicioso de la adicción y debe querer rehabilitarse y estar dispuesto a esforzarse y sacrificarse para conseguirlo; el médico y el entorno familiar y social deben influirle en este sentido, pero la decisión firme y constante es estrictamente personal. Segundo, las toxicomanías son problemas crónicos, recidivantes, en los que la experiencia de millones de casos en todo el mundo ha demostrado la elevada frecuencia de la recaída y la necesidad de volver a iniciar la terapia; lo menos frecuente es la curación definitiva, por lo que se debe evitar desánimos, rechazos y decepciones en el entorno del toxicómano o alcohólico.

    Existen muchas modalidades terapéuticas, con importantes similitudes para las distintas sustancias. Siempre deben incluir dos facetas: el rechazo a la sustancia y el apoyo personal y al entorno. Se debe conseguir y mantener un potente rechazo y aversión hacia la sustancia nociva mediante estímulos psicológicos de muy distinta índole, tanto en el caso del paciente ambulatorio como el ingresado, y utilizando a veces sustancias de apoyo (antagonistas, como el disulfiram para el alcohol y la naltrexona para los opiáceos, o agonistas, como la metadona para los opiáceos). El apoyo para desarrollar una vida nueva, totalmente desligada de los anteriores círculos y costumbres, debe incluir las facetas personal (existencial), laboral, familiar, sexual y social (amistades).

    12. Reflexiones sobre la familia

    La única garantía para una vida digna, útil y feliz, es conservar la salud física y mental y aferrarse a la realidad, aunque esta no siempre sea como uno desea.

    El primer ambiente de un individuo, es la familia, esta le proporciona el afecto, la seguridad, los valores y los límites para que pueda desarrollarse como persona. Esta obra es continuada por el colegio, que trata de que los niños y adolescentes desarrollen sus posibilidades y descubran su vocación.

    La influencia de los amigos también es importante, a través de ellos aprende a relacionarse con otras personas ajenas a la familia.

    Finalmente tenemos a la sociedad en la cual cada individuo desarrolla su actividad y contribuye al bien común y solidario.

    Los factores que integran el contexto, pueden actuar negativamente y contribuir a la aparición de la drogadependencia.

    Si en el hogar falta afecto, generosidad, dialogo y respeto, si no brinda la oportunidad de ejercitar la responsabilidad y permitir la toma de decisiones, si no existen en el la firmeza y los limites, si no enseña a enfrentar la realidad ya tolerar y superar las dificultades, el contexto familiar no es el apropiado para el desarrollo psicofísico y espiritual de un joven. Se agrega a esto una sociedad que tiende a fomentar el facilismo, a estimular la búsqueda de la felicidad en el hecho de querer tenerlo todo a cualquier precio, por lo cual el contexto social es el elemento que se agrega a la personalidad de riesgo y a la droga, dando origen al problema de la drogadependencia.

    QUÉ HACER FRENTE A UNA SITUACIÓN DE CONSUMO DE DROGAS EN LA FAMILIA

    Es muy importante tomar en cuenta que el consumo de drogas se puede producir por muy diferentes causas y motivaciones. El deseo de evadir un problema, de experimentar nuevas sensaciones, de sentirse aceptado por otros, de sobresalir, de ser distinto, como manifestación de rebeldía, etc.

    Son múltiples las formas en que se manifiestan los problemas relacionados con el consumo de drogas. Más importante que saber cómo detectarlos es saber cómo nos estamos relacionando con nuestros seres queridos, expresando y demostrando cariño, física y verbalmente, prestándole atención, mostrando interés por sus preocupaciones, no ridiculizándolos, ni descalificándolos, no comparándolos con otros, valorándolos, reconociendo lo que hacen y lo que son, diciéndoles abiertamente lo que nos gusta de ellos, enfatizando lo positivo sobre lo negativo, respetándolos, tomando en cuenta sus opiniones y gustos, guardando sus secretos, haciéndoles sentirse seguros, dando apoyo incondicional, siendo consistentes en las normas y límites.

    QUÉ HACER SI UN AMIGO, UN FAMILIAR O CUALQUIER PERSONA QUERIDA TIENE PROBLEMAS CON LAS DROGAS

    Éstas son algunas orientaciones para enfrentar situaciones de consumo de drogas en un ser querido:

    1. Ante un problema de consumo de drogas lo importante es enfrentar y averiguar la gravedad del asunto. Recuerde que el iniciarse en el consumo de drogas constituye un riesgo y es importante actuar a tiempo.

    1. No buscar culpables o reprochar, ello sólo contribuye a que la persona se cierre y no quiera comunicar cuál es su situación.
    2. Es importante no compadecer, sino demostrar comprensión, apoyo, escuchar y saber cuánto es el compromiso con el problema.

    QUÉ HACER SI UN AMIGO O FAMILIAR ES ADICTO

    Las siguientes son algunas recomendaciones y cosas que debe tener presente, si se requiere ayuda especializada:

    • Es importante apoyar y hacer todo lo posible para que el afectado recurra a ayuda especializada.
    • Se debe conversar tranquilamente del asunto y dar espacio para que el otro se abra a la comunicación.
    • Ayudarlo a reconocer qué problemas ha tenido producto del uso de drogas (si ha bajado su rendimiento escolar o laboral, si ha dejado de hacer cosas importantes por consumir, si ha tenido problemas con la familia u otros seres queridos)
    • Es importante estimularlo o ayudarlo a buscar orientación especializada:

    1. Es indispensable el compromiso tanto del consumidor como de la familia en cualquier proceso de tratamiento que se intente, ya que el problema no involucra sólo a la persona, sino también a su entorno.

    2. Antes de acudir a cualquier centro de tratamiento, es recomendable tomar un primer contacto telefónico, de manera de asegurar la atención.

    3. Existen dos modalidades de tratamiento: residencial (o con internación) y ambulatorio (o sin internación)

    4. Hay muchos centros que realizan tratamiento por consumo de drogas, están los consultorios municipales, comunidades terapéuticas, programas especiales de las municipalidades, clínicas privadas, etc.

    5. Algunos centros son pagados, otros solicitan una colaboración por parte del usuario y otros son gratuitos.

    6. Es necesario que, mediante una evaluación, se determine en conjunto con los especialistas el mejor método de intervención para la persona: no todos requieren internación, muchas veces es recomendable un tratamiento de tipo ambulatorio.

    7. No existe una fórmula única: para cada persona existe un tratamiento útil.

    8. No todos los consumidores de drogas requieren tratamiento en un centro especializado, muchas veces un buen manejo de la situación al interior de la familia puede resultar mejor que cualquier tratamiento, lo importante es saber determinar cuándo es necesaria la ayuda externa.

    9. Si a los en primeros intentos se falla. Como es un problema complejo es probable que algunos adictos presenten deserciones, resistencia y recaídas durante el tratamiento.

    ¿CÓMO SABER SI UN AMIGO O FAMILIAR ESTÁ CONSUMIENDO DROGAS DE UNA MANERA PROBLEMÁTICA?

    Responda estas preguntas:

    1. ¿Pasa mucho tiempo encerrado en su pieza, baño u otro lugar, aparentemente haciendo nada?

    2. ¿Ha tendido últimamente a aislarse de la familia?

    3. ¿Ha cambiado bruscamente sus gustos o intereses?

    4. ¿Ha decaído su interés o dedicación en el colegio, trabajo, por sus amigos o la casa?

    5. ¿Ha bajado notoriamente su rendimiento en el colegio o tenido problemas en el trabajo?

    6. ¿Ha tenido frecuentes problemas de conducta durante el último tiempo?

    7. ¿Ha notado cambios bruscos en su estado de ánimo, más irritable, más impulsivo o aislado?

    8. ¿Parece estar menos contento o feliz en comparación a como era antes?

    9. ¿Se ha puesto más egoísta, menos preocupado por los demás o más peleador con sus familiares y amigos cercanos?

    10. ¿Se ha visto excesivamente confundido o distraído?

    11. ¿Lo ha notado más descuidado con sus responsabilidades en la casa o en el colegio?

    12. ¿Ha desaparecido últimamente en la casa algún objeto valioso, ropa o dinero?

    13. ¿Ha cambiado repentinamente sus antiguos amigos por otros mayores?

    14. ¿Evitan sus actuales amigos visitarlo en su casa?

    15. ¿Ha cambiado su presentación personal o forma de vestir, se ve más descuidado o desaseado?

    16. ¿Ha inventado con cierta frecuencia coartadas o excusas por no estar donde debiera haber estado?

    17. ¿Siente que ha perdido la comunicación con esta persona?

    18. ¿Ha mentido para encubrir pérdidas de dinero o cosas?

    Una respuesta "SI" a cualquiera de estas preguntas puede no indicar mucho, pero varias podrían ser una alerta. Es preciso poner atención a cualquiera de estas señales, ya que, aunque no signifiquen necesariamente problemas por consumo de drogas, pueden estar reflejando algún otro conflicto o molestia.

    Lo principal, es mantener una buena comunicación dentro de la familia y entre los amigos, promover la conversación, afrontar juntos los conflictos y crear un ambiente de confianza, de manera que si se presenta un problema de este tipo, todos se sientan con la libertad y el apoyo suficiente para expresarlo.

    ¿POR QUÉ DECIR QUE NO PARA UN ADULTO?

    · Todas las drogas tienen efectos secundarios;

    · Porque no la necesitas para pasarlo bien o para evitar tus problemas;

    · Puede afectar las relaciones con tus familiares y amigos;

    · Puede dañar tu salud;

    · Afecta tus capacidades físicas e intelectuales;

    · Disminuye tu rendimiento;

    · Disminuye tu capacidad de sentir y disfrutar;

    · Puede ser difícil controlar el consumo;

    · No puedes estar seguro de la toxicidad de lo que consumes;

    · Todas las drogas implican riesgo de adicción.

    TESTIMONIOS

    Rodrigo Abortiz: ex integrante de "la ley"

    Rodrigo Ignacio Abortiz Domínguez, 35 años, casado, dos hijos. Pertenece al signo Piscis. Es músico y ex tecladista del grupo La Ley. Le gusta el color negro y los porotos. Su frustración reconocida es no haber sido piloto y su sueño, sentirse tranquilo. Realizó su proceso de rehabilitación en la Clínica ADC Cantu, en Cuernavaca, México, y ahora en Chile participa en grupos de autoayuda. Tiempo de limpieza: dos años.

    TESTIMONIO

    Cuando empiezo a tener uso de razón, yo era un niño bien apegado a mi mamá. Fui el quinto de seis hermanos y me sentía muy distinto a ellos. Era un niño hipersensible, como muy pa'dentro, y todavía lo soy.

    Esto contrastaba con la personalidad de mi papá y de algunos de mis hermanos que eran requete sociables. Existe una diferencia muy grande de edad en la familia: había cuatro hermanos mayores seguidos con un año de diferencia y después venimos los dos menores, con tres años de diferencia.

    Eso marcó mucho el mundo entre los grandes y los chicos. Cuando pendejo, la relación con mi padre era distante, no lo veía nunca porque trabajaba mucho. Con mi mamá, la relación era amplia, y yo era como su apéndice, estaba siempre apegado a ella. Pero esta diferencia, entre grandes y chicos, hizo que a los menores se nos tomara menos en cuenta.

    A los diez años probé por primera vez el alcohol. Mi familia es de sangre española, vasca. Existía una marcada cultura etílica y yo me lo tomé todo. Una vez con un tío que venía de España fuimos a Curacaví, tomamos chicha y me emborraché como loco.

    El alcohol me gustó al tiro, esa sensación de irme, de no estar y ponerme una máscara frente a toda una realidad que me molestaba porque no me sentía conforme. Me sentía distinto, ¿cachai?

    Tres años después, probé la marihuana y me puse a fumar harto. Luego probé la cocaína y el ácido. Me quedé pegado con el alcohol y la cocaína, básicamente porque era un niño con déficit atencional, situación que no he superado como adulto.

    La cocaína me ayudaba mucho en esa huevada, me ayudaba a concentrarme y a estar despierto. La cocaína fue mi droga de elección.

    En un principio fue la raja, porque con las drogas me sentía muy bien, podía evadirme y estar en el mundo que siempre había soñado. Creía pertenecer a un mundo en el que no tenía ninguna responsabilidad, podía pasarlo bien con tan solo estar ahí.

    Fueron 20 años de consumo al chancho. Igual estudié música y clases de piano con un profesor particular. Mis estudios eran un año muy buenos y otro año, pésimos. Los años buenos tenían lugar cuando dejaba de consumir drogas, y gracias a eso sé lo que sé de música. De lo que me arrepiento y me siento frustrado es de no haber aprendido más. Hay una época para aprender, después puedes seguir aprendiendo, pero no tienes la misma capacidad, el mismo tiempo. Empecé a los 18 años en un grupo de jazz rock llamado Ojo de Orus, y tocábamos en "El Jardín", un local famoso entonces.

    Al comienzo nos fue bien. Con los mismos integrantes del grupo fundamos después la banda Aparato Raro y nos fue bastante mejor, como que firmamos contrato con un productor y un distribuidor. Nuestras canciones empezaron a salir en la radio e hicimos dos discos. Luego, apareció el grupo La Ley y fui su tecladista. Mi consumo de drogas en esa época fue cada vez mayor, estaba muy metido.

    Mi madre murió y emocionalmente me quedó la cagada. Me puse a consumir como huevón, dejé cagada tras cagada. Tuve muchas pérdidas y mi papá no sabía qué hacer conmigo. Me metió a trabajar a una de sus empresas, aunque al fin y al cabo nunca dio lucro mi cero aporte en el laburo. Llegar tarde, drogado y con tufo a alcohol, determinó que perdiera la pega. Fue todo un desastre.

    Volví nuevamente al grupo La Ley, cuando tras la muerte en un accidente de moto de Andrés, uno de los músicos, me invitaron a integrarme. Nos fuimos de gira.

    Yo había parado de consumir durante tres años por susto, porque en un momento me pillaron por contrabando de cocaína. Yo no estaba contrabandeando, pero me pillaron en la casa de un traficante de gran nivel que sí estaba vendiendo. Quedé libre de pura cueva, y del susto que me llevé paré en seco el consumo de droga. Sólo continué chupando.

    Cuando nos fuimos con La Ley de gira a México, donde triunfamos en el mercado musical, la cosa fue cada vez más fuerte. Conseguía droga en cualquier lado y consumía todos los días, sufriendo siempre grandes depresiones. Comencé a desaparecerme de la casa y del trabajo. Empecé a darme cuenta de que tenía una cagada en la vida, pero siempre pensando falsamente en que yo mismo la podía solucionar.

    Decidí acudir a un siquiatra y tomar una pastilla mágica, como si fuera posible quitar la adicción con un remedio; lógicamente eso era una mentira. En ese entonces yo no cachaba el proceso adictivo. El siquiatra hacía lo que podía, pero yo estaba en un nivel de adicción muy avanzado. Seguía consumiendo y prometiendo que iba a parar. Manipulaba como loco a todo el mundo, incluido el siquiatra.

    Llegó un momento en que la huevada estalló. Con La Ley tuvimos que ir a New York a grabar en un estudio. Me desaparecí una semana y no hice mi trabajo. Cuando aparecí en el hotel, ya nadie me quería ver. Hablé con mi mujer y con mi manager, y ellos me ayudaron a decidir a internarme en un centro de rehabilitación. Estuve internado un mes y medio en la clínica ADC Cantu, en Cuernavaca, fuera de Ciudad de México. Luego asistí ambulatoriamente a terapias de seguimiento y a grupos de autoayuda.

    Ese fue mi hogar, mi casa, ahí nací yo nuevamente. Tuve mi proceso de conciencia, descubrí que era enfermo y que tengo una enfermedad que debo acarrear toda mi vida: la adicción. Aprendí que el único remedio son los grupos de autoayuda para dejar de consumir y crecer como persona. La enfermedad no es el consumo, porque el consumo es sólo un síntoma. Ahora trabajo todos los días por mi recuperación. Llevo dos años limpio.

    ENTREVISTA

    -¿Cómo define la adicción?

    -Es una enfermedad que se manifiesta en el consumo y que se origina por una disfunción en el sistema límbico. Es un problema cerebral de comunicación con nuestras emociones.

    -¿Qué perdió con las drogas?

    -Trabajo, salud, respeto, perdí claridad y auto aceptación.

    -¿Qué ha ganado con la rehabilitación?

    -He ganado claridad y tranquilidad. He ganado el respeto a mí mismo y he empezado a quererme como nunca antes.

    -¿Cómo logra su equilibrio?

    -Siguiendo las reglas y siendo obediente. Debo ir a un médico cada cierto tiempo y asistir a mis grupos de autoayuda el máximo posible. Tengo que tener ganas de cambiar.

    -¿Cuáles son las herramientas para no recaer?

    -Seguir las indicaciones, asistir a las reuniones de los grupos y tener constancia.

    -¿Cuál es el gran dolor que le produjo la droga?

    -El gran dolor fue haberme creado un mundo falso, que yo creía que existía, pero que no existe. La huevada más penca que me hizo la droga fue sacarme de la realidad e impedir que me diera cuenta de que debía cambiar.

    -¿Cuál es hoy su mayor felicidad?

    -Tener esperanza.

    -¿Cómo se logra ser feliz sin droga?

    -Aprendiendo a ver la felicidad en millones de cosas: los hijos, la mujer, el trabajo, el esfuerzo, el respeto por los demás y hacia uno mismo. Así, la realidad dura mucho más. Son tantas las huevadas que a uno lo hacen feliz…

    -¿A qué le tiene miedo?

    -A la droga. Todos los adictos rehabilitados sabemos que no estamos libres de recaer, porque nos puede venir el "piensa chueco", que es la manifestación de la enfermedad misma.

    -¿Cuáles son los defectos de carácter de un adicto?

    -El adicto es impulsivo, prepotente, lujurioso, etc..

    -¿Y las virtudes de un rehabilitado?

    -La paciencia, la humildad y la fe.

    -¿Qué les diría hoy a los integrantes de La Ley?

    -Les diría que puedo entender por lo que ellos también pasaron. Uno hace sufrir a mucha gente con esta huevada. Si tomaron en ese momento la decisión de echarme, era porque yo estaba muy mal. Ahora los puedo entender.

    -¿Hay resentimiento hacia ellos?

    -Sí. Hay resentimiento porque los entiendo, pero, por otra parte, igual me sentí solo, y me dejaron solo. Nunca más me fueron a ver, nunca más supe de ellos. Esa huevada sí la tengo resentida. Quizás las cosas se pudieron haber hecho de otra manera, aunque igual los vi y me reconcilié.

    -¿Tiene un mensaje para los adictos que están arriba de la pelota?.

    -Lo primero que les diría es que se bajen de la pelota, sabiendo que sí cuesta bajarse. Les diría que, cuando uno está empezando en la huevada, se produce una situación como que no vemos las pérdidas. Las pérdidas son el signo para darte cuenta de cuán enfermo estás. No hay pérdidas más grandes o más chicas, son todas iguales: las pérdidas son pérdidas. Uno minimiza tanto las pérdidas que, cuando está a punto de morirse, trata de cambiar. Les diría que no esperen estar a punto de la muerte para internarse en una clínica o entrar a grupos de autoayuda. ¡Huevones, dense una oportunidad para ser felices!

    Anatolio Muñoz: médico adictólogo

    Editorial Grijalbo.

    Anatolio Muñoz Jofré, 58 años, casado, dos hijos, médico adictólogo. Signo Leo, le gusta el verde y el tenis. Admite que su frustración es trabajar mucho y que su sueño es tener una clínica de adicciones más grande y con mejores recursos. Es propietario de la Clínica Flor de Maipo, en Buin, y un destacado siquiatra especializado en el tratamiento de la adicción. Tiempo de limpieza: toda la vida.

    TESTIMONIO

    Sin ser adicto ni alcohólico, desde que comencé a trabajar en alcoholismo y drogadicción, estoy abstemio completo hace 17 años: no bebo ni fumo. Viví en Estados Unidos y tuve clínicas de rehabilitación. He viajado mucho a México, dando asesorías, charlas y participando en congresos sobre adicciones. Actualmente, dirijo en Buin la clínica Flor de Maipo, realizando terapias con adictos. Soy especialista en el tratamiento de enfermedades adictivas, certificado por "American Board" de Medicina Interna y Sociedad Americana del Alcoholismo, Cocainismo y otras Adicciones.

    Decidí dedicarme a la rehabilitación por un designio del destino, pero también por un interés social. Yo tengo una historia de alcoholismo familiar muy grande: el 70 u 80 por ciento de mis parientes son alcohólicos. Por otra parte, cuando yo tenía seis años, recuerdo que mi padre hablaba maravillas de unos médicos que trabajaban en alcoholismo, de modo que probablemente eso influyó para que siempre pensara en ser médico en adicciones. Al comienzo no me atrevía, hasta que finalmente me atreví, en una época en que la adicción era mal mirada. Me puse a trabajar en esto y me gustó hasta el día de hoy.

    Considero que un Centro Integral de Rehabilitación debe atender dos aspectos, porque existen formas de tratamiento secuencial, es decir, primero, la parte siquiátrica y después la parte físico-adictiva. En esto debe trabajar gente que entienda el aspecto psiquiátrico de la adicción.

    La diferencia de mi centro de rehabilitación con otros que existen en Chile es que seguimos la filosofía de los Doce Pasos, que es el corazón del tratamiento, aunque está mal traducido al español, porque en realidad se llama los Doce Peldaños. Hacemos hincapié en la participación intensa de la familia, del perro y del gato. Lo importante es que todos se involucren para salir adelante y crecer interiormente. Buscamos lo mejor de cada modalidad de tratamiento para hacer un todo efectivo.

    No creo que la rehabilitación sea un negocio rentable. Yo tengo invertido bastante dinero, pero si trabajara en Santiago exclusivamente en una oficina, ganaría más, y más todavía si trabajara como internista. Lo que sí sé es que darle alegría a la gente que se está recuperando no tiene precio. Así soy feliz.

    Si se lograra descubrir un medicamento que curara la adicción, la mayoría de los adictos y alcohólicos que se han recuperado bien no lo tomaría. El problema no es sólo tomar un medicamento y ya, sino lograr un cambio en el estilo de vida, cambiar los defectos de carácter. El tratamiento no es una píldora, nunca va a ser una píldora.

    ENTREVISTA

    -¿Qué es la adicción para usted?

    -Para mí es una enfermedad que tiene muchos componentes, uno de los cuales es el genético, aunque no todos los adictos y alcohólicos son genéticos. Las adicciones se

    originan por herencia y por factores de ambiente familiar.

    -¿Qué se pierde con la droga?

    -La espiritualidad y la identificación.

    -¿Qué se gana con la rehabilitación?

    -Fundamentalmente: espiritualidad, que es la relación que tenemos con nosotros mismos, con otros seres humanos y con un Poder Superior, que algunos llaman Dios.

    -¿Cómo se logra el equilibrio en sanidad?

    -El equilibrio comienza con la abstinencia de drogas y de ahí viene un crecimiento espiritual. Creo a ojos cerrados en las fases de los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos (AA). Esto cubre todos los aspectos sicológicos y psiquiátricos que han sido afectados por la adicción.

    -¿Cuáles son las herramientas para no recaer?

    -Las herramientas básicas son una vida familiar, espiritual, intensa, conocer su adicción bien, saber qué son las recaídas y cómo evitarlas.

    -¿Cuál es el gran dolor de un drogadicto?

    -Me gustaría decir la autoestima, pero muchos comenzaron con poca autoestima. El dolor es saber que algo los controla, no poder evitarlo y haber perdido la relación consigo mismo, el amor por la vida. La vida de los adictos se transforma en un desastre.

    -¿A qué le tiene miedo un adicto usando?

    -No le tiene miedo a casi nada. Sólo tiene miedo de perder lo poco que le queda.

    -¿Cuáles son los rasgos de carácter de un adicto?

    -Falta de espiritualidad, deshonestidad, ira más que rabia, soledad, falta de empatía, poca comunicación o ninguna.

    -¿Y las virtudes de un rehabilitado?

    -Las virtudes son enormes, comienza por rendirse y por un contacto gigantesco con él mismo. Las virtudes de un rehabilitado son mucho mayores que las de una persona que nunca ha estado en tratamiento.

    -¿Qué hay que hacer para paliar el problema de la droga en el mundo?

    -Existen muchos aspectos: el legal, la prohibición, meter preso al que trafique. Todos son problemas serios, pero debería comenzarse con la educación en las escuelas, con los niños y con los hijos de los adictos o de matrimonios disfuncionales.

    -¿Está de acuerdo con legalizar las drogas?

    -Completamente en desacuerdo, porque sería peor.

    -¿Qué es más importante: prevención, control o rehabilitación?

    -Es difícil responder. Hay prevención primaria, secundaria, terciaria. La terciaria es la rehabilitación. Las tres tienen que ir de la mano, pero ojalá fuera suficiente sólo con la prevención.

    -¿Quiénes son más eficaces como terapeutas, los adictos rehabilitados o los profesionales puros?

    -La experiencia de Estados Unidos dice que se debe tener mitad y mitad. El rehabilitado, aun cuando tenga muchos conocimientos sicológicos y científicos, es incapaz de mantener al adicto sin usar. Ahí debe entrar entonces gente que tiene mayores conocimientos: los médicos y los siquiatras.

    -¿Cuál es el error del Estado en el tema de las drogas?

    -Creo que se les pasó el tiempo. Hubo un momento en que pudieron haber hecho algo. En Chile tenemos un problema serio, porque este es un país de alcohólicos, de gente que toma tranquilizantes, pepas, y fuma marihuana en cantidades enormes. Están todas las condiciones para ser un país con serios problemas y los tenemos. En Chile se consume quetamina y la heroína ya llegó, aunque por suerte el consumo no ha cundido mucho. Debiéramos habernos dado cuenta hace 50 años del problema que venía. La verdad es que no sé como parar el problema de la droga.

    -En esta materia, ¿qué tipo de cultura tenemos en Chile?

    -Aquí tenemos una cultura etílica, una cultura de Valium, de pastillas para adelgazar o para engordar.

    -¿Qué importancia le atribuye a los padres en el proceso de rehabilitación de los adictos?

    -Un papel fundamental. Nosotros hicimos un estudio en Estados Unidos en que tratamos primero a los padres que a sus hijos adictos durante un mes. Un 40 por ciento de los pacientes adolescentes dejó de ir a las terapias, pero, al cambiar los padres, cambiaron los hijos y se estabilizó la convivencia familiar. La familia, el entorno, es lo más importante para salir adelante

    -Despídase con un mensaje para los adictos que están sufriendo.

    -El mejor mensaje para ellos es: un día a la vez. Que se levanten en la mañana y hagan un propósito para el día: no usar, no beber. A pesar de que ese día puede ser horrible, será maravilloso porque no han bebido, ni se han drogado. No habrán días peores que los del pasado, pero minuto a minuto, hora a hora, lograrán crecer y ser felices.

    María Cristina Navarrete: 19 años, en rehabilitación

    María Cristina Navarrete Suárez, 19 años, cursó hasta Tercero Medio. Es del signo Virgo y su color favorito es el rojo. Le gustan los tomates rellenos y escribir. Frustración reconocida: haber perdido de los 15 a los 18 años de edad en tonterías. Su sueño es capacitarse como terapeuta y ayudar a quienes buscan salir de las drogas. Sigue su proceso de rehabilitación en Hogares Crem y ha logrado permanecer 18 meses sin consumir sustancias.

    TESTIMONIO

    En mi familia somos cuatro: papá, mamá, mi hermana menor y yo. Mis familiares por parte de mamá viven en Chillán y tenemos muy poco contacto, mientras que con la familia de mi papá hay cero contacto. Mi papá es obrero y fue el único que salió del hoyo de la pobreza. De chica fui muy introvertida, y me gustó siempre escribir cuentos, pintar, dibujar. Me gustaba todo lo que tiene que ver con el arte, el cine, etc. A los siete años, mi mamá llevó a una colega y a su hijo a vivir a nuestra casa. El hijo tenía trastornos mentales y abusaba sexualmente de mí. Yo era muy tímida y nunca hablé de los ultrajes. Mi mamá parece que no se daba cuenta…

    Mi papá estuvo siempre ausente -trabajaba fuera de Santiago- lo que me afectó bastante, porque yo sentía mucho la necesidad de tenerlo; no tengo ahora una relación física con él, pero la relación emocional es muy fuerte.

    Las drogas las probé por curiosidad a los 12 años. Mi primera experiencia fue con la marihuana, en el colegio, que era muy alternativo y al que incluso se podía ir con ropa de calle. Me pillaron, pero me dejaron condicional, sólo porque era excelente alumna; ellos no le dieron mucha importancia, y yo tampoco. A los 15 años probé el alcohol. Ahí me fui a pique. Consumía cualquier cosa que viniera y que me hiciera salir de la realidad: tonariles, neoprén, jarabes, cualquier cosa que me dejara en un estado que no me importara nada. A los 16 años tuve una gran depresión y cambios severos de personalidad.

    Por mi timidez, me refugié en las drogas. Yo era muy testaruda y mi mamá no sabía cómo controlarme. Luego me metí a punk. Estuve dos años viviendo en la calle, y a veces llegaba a mi casa solamente a comer y ducharme. Mi mamá estaba histérica yendo al siquiatra, mientras mi hermana menor aperraba sola. Yo estaba en mi mundo de Bilz y Pap.

    Ser punk tiene mucho que ver con ir contra la sociedad. Me junté con gente que asaltaba, que tenían lugares específicos donde se juntaban. En ese mundo comencé a conocer más drogas. Me identifiqué mucho con los punk, porque estaba como rebelada, tenía mucha rabia por muchas cosas. Siempre había sido la niña perfecta y me aburrí de eso, de esa pantalla. Con las drogas me liberé y fue como un castigo para mi familia. Les dije: "Déjenme tranquila, soy lo que soy". Tenía ganas de morirme, de desaparecer.

    A los 16 años conocí a un amigo, que después fue mi pololo, y llegué a estar más reventada que él. La onda punk es súper absorbente. Se maneja toda una imagen: bototos de milico, pelos de colores, chaquetas de cuero, escuchando música agresiva. En las tocatas, lo único que hacíamos era pegarnos: "pegar, pegar, que el mundo se va a acabar".

    Pero ya me sentía súper mal. Sentía que la gente con la que estaba no me apoyaba en nada, aunque siempre dentro de todas mis voladas tuve algún momento de lucidez en que me decía que ese trajín no era lo mío. Me metí en un mundo del cual no podía salir. Para un Año Nuevo me desaparecí cuatro días. Anduve por todos lados, y mi mamá, desesperada, salió a buscarme con los pacos. Una noche, en que incluso me habían pegado en la calle, llegué de madrugada a mi casa, entré por la ventana de mi pieza y me acosté en mi cama, como si nada. Entró mi mamá a la pieza, me vio y dijo: ¡Basta, esto no puede seguir!. De inmediato ella hizo contactos con comunidades terapéuticas y clínicas, que no podíamos pagar.

    Un día, a las nueve de la mañana, mi mamá me despertó y me dijo que íbamos a ir a un lugar donde me ayudarían a salir de la droga. Fui para no hacer más atado, porque igual no estaba ni ahí con ir. Me llevó a Hogares CREM, donde me dijeron que, si seguía así, terminaría en la cárcel, en un hospital o muerta. Lo pensé y dije: ¡Tienen razón, yo quiero seguir viviendo!. En el fondo de mi corazón quería salvarme, y me quedé.

    Al día siguiente no hubiera vuelto: era ¡ahora o nunca!. Tenía una angustia terrible, pensé que no iba poder. Ahora llevo 18 meses limpia y deseo ser terapeuta.

    ENTREVISTA

    -¿Qué es la adicción para ti?

    -Esencialmente es un escape para poder aliviar problemas. Es lo más fácil y se supone que lo pasai la raja. No se toma en cuenta que después viene el bajón, la depresión. La droga es el escape más fácil.

    -¿Qué perdiste con las drogas?

    -Perdí a mi familia. Yo afortunadamente no perdí tantas cosas exteriores. Lo que más perdí fue mi dignidad, las ganas de vivir, el valor de la vida. Eso fue lo que más me atormentaba.

    -¿Qué ganaste con la rehabilitación?

    -Gané todo lo que había perdido, gané a mi familia. Ahora me siento orgullosa de lo que soy. Me siento con la frente en alto y nadie me puede venir a decir ¡eres una drogadicta tal por cual!.

    -¿Qué hay que hacer para abandonar la droga?

    -Un tratamiento. De este hoyo cuesta mucho salir sola.

    -¿Se puede ser feliz sin drogas?

    -Sí, de hecho una es mucho más feliz sin drogas. Igual pasas por problemas, pero somos capaces de resolverlos. Ahora me siento feliz, porque conozco gente que nunca pensé que conocería, y los adoro, los quiero. Son mi segunda familia.

    -¿Cuál sería tu mensaje para los adictos activos?

    -¡Qué difícil! Creo que el primer paso es darse cuenta de que estás enfermo, que estás mal. Lo penca es que el drogadicto dice: "No, yo lo dejo cuando quiero", "No, sólo son unos años de carrete y luego lo voy a dejar". Pero uno sabe que eso no funciona. Hay que ser perseverante y sacarse la cresta para cumplir las normas. La voluntad es lo más importante, y el drogadicto carece de voluntad. El adicto se refugia, se esconde, se escapa, y por eso yo le preguntaría al adicto: ¿hasta cuándo vas a escapar?, ¿quieres morirte a los 25 o a los 30 años, siendo infeliz? Piénsalo. Con droga somos la última mierda del mundo.

    Norma Butcher: madre de un adicto rehabilitado

    Testimonio extraído del libro "Cuerpos Limpios" de León Pascal.

    Editorial Grijalbo.

    Norma Butcher Skármeta, 54 años, tiene tres hijos y un nieto. Estudió cinco años de sicología. Pertenece al signo Sagitario y le gusta el color verde, comer guisos, los trabajos manuales y la decoración. Es dueña de la Corporación Terapéutica Internacional Procambio (Curacaví). Su mayor frustración derivó de la adicción que padeció su hijo Alejandro. Sueña con instalar un Centro Abierto de acogida para adictos enfermos de Sida y adictas adolescentes con embarazo precoz.

    TESTIMONIO

    Viví lo que le sucede a muchas mamás, esa tendencia innata a confiar. Si una no confía en sus hijos, ¿en quién puede confiar? Cuando se piensa que la libertad de los hijos es importante para su desarrollo, simplemente les damos oportunidades. A veces, las mamás somos poco objetivas, no sabemos que los hijos tienen problemas y somos ciegas por el lazo afectivo. El mundo exterior -fuera de la casa, de las amistades conocidas y del entorno familiar- es muy frío, indiferente. Si un muchacho empieza a incursionar en la droga nadie va a pensar que se puede dañar, cambiar su realidad y dañar a su familia. El joven sabe que eso es indebido, que está haciendo algo escondido, pero uno no lo alcanza a identificar.

    Se ven cambios, pero como son jóvenes, como madre lo atribuyes a cosas de la edad, que es flojito por la adolescencia, que come más por el crecimiento, que no está siendo ordenado porque se identifica con ídolos desordenados, etc. El muchacho es social, conoce a tanta gente, por aquí y por allá. Uno peca de ingenuidad, hasta que comienzan a aparecer los llamados condoritos, la farra, el mal rendimiento en el colegio, las mentiritas cuando dice que va a un lado y no va. Todo es ambiguo.

    Empiezas a darte cuenta de que tu hijo está cambiando mucho, que ya no es el mismo, que la comunicación espontánea, de persona a persona, comienza a dañarse. Hay como un velo entre medio que no deja que eso sea expedito, cercano, tibio.

    En el caso nuestro, llegó un momento en que Alejandro empezó con el trago, la marihuana, una especie de espiral sin fin. Cuando nosotros nos dimos cuenta fue como un chancacazo. Un día encontramos en el escritorio del papá una carta en la que nos decía que se iba por dos o tres días con una niña fuera de la ciudad. Era algo que nunca había hecho, y menos en esa forma, y que podía haberlo comunicado personalmente. Nos dimos cuenta de que algo no funcionaba, que algo no encajaba. Era inaudito que nos hiciera eso e inmediatamente me puse en movimiento. Llamé a fulanito y menganito. Descubrí que todos lo tapaban, lo encubrían, pero un amigo fue más blando, me vio desesperada y yo fui incluso amenazante con él. Me dio un teléfono. Llamé y casualmente contestó mi hijo Alejandro en muy mal estado. Le dije que se viniera inmediatamente a la casa.

    Llegó en condiciones deplorables, muy mal, e inmediatamente hice lo que los padres estiman correcto. Con mi marido consultamos a un siquiatra, quien nos dijo que había un problema de comunicación. Nunca habíamos tenido problemas de comunicación, porque, como familia, somos espontáneos, muy de compartir. Yo le dije: ¡Doctor, ese no es el problema: el problema es la droga. Mi hijo ha cambiado por la droga!. Con todo el dolor de mi alma, le dije también: "Es posible que mi hijo haya hecho una adicción con la droga".

    Apenas salimos de la oficina del siquiatra llamó a un reeducado, un ex adicto, quien a los cinco minutos estaba en la casa. Habló a solas con Alejandro y bastaron 20 minutos para que mi hijo decidiera someterse a tratamiento. Estuvo dos años en rehabilitación y ha cumplido ya tres años y medio limpio, sin consumir drogas.

    Me entregué absolutamente a él, al saber que mi hijo tenía problemas de poli-abuso: marihuana, alcohol, pepas, etc. Durante el tratamiento observé un cambio tajante, claro, enternecedor. Alejandro empezó a crecer como persona, a tener talento y estabilidad. Maduró emocionalmente.

    Por mi parte, viví un proceso personal muy interesante. Comencé a descubrir un mundo desconocido. Empecé a preocuparme del problema, a saber más, a no quedarme solamente con lo que sentía. Fui más allá y me involucré mucho en la comunidad.

    Fueron dos años de un proceso personal muy lindo. Me fui transformando poco a poco en una terapeuta. Venían mamás nuevas y yo las acogía, las ayudaba a hacer este doloroso camino. Me puse la camiseta y adquirí un compromiso muy grande: rehabilitar. Así, instalé este centro, Procambio. Sigo creciendo, sigo trabajando con los padres que llegan angustiados, frustrados, desesperados. porque no saben cómo manejar esto y no soportan lo que sienten internamente. En ese diálogo de padre a padre, yo les trato de dar paz. Trato de abrirles una puerta y darles un poquito de optimismo dentro de todo ese desastre que sienten. Les muestro que yo pasé por eso y que tengo a mi hijo sano. Alejandro trabaja ahora conmigo y ha llegado a convertirse en modelo para los hijos de muchos padres. He fundado otras comunidades pequeñas, he asesorado clínicas, hasta que hicimos realidad esta comunidad, muy grande, muy digna, muy integral.

    ENTREVISTA

    -¿Cómo definiría la adicción? ¿Cómo se manifiesta?

    -La adicción es una enfermedad crónica, muy difícil de manejar. La persona que la padece tiene que armarse de nuevo y construir mecanismos o herramientas para ser preventivo consigo mismo el resto de su vida. Es una enfermedad que se manifiesta de muchas maneras. Lo primero que ataca es la estructura de personalidad, porque la droga desorganiza las estructuras internas y externas. Potencia todo lo malo. Los síntomas son infinitos: la inmediatez, la impulsividad, la irreflexión, la frialdad, la callosidad afectiva, etc.

    -¿Qué se pierde con la droga?

    -Principalmente, la identidad. No hay un enlace entre como Žramos antes y como somos ahora. Existe pérdida de transparencia, de humildad, de la capacidad de sentir y amar. Se pierde la capacidad de experimentar sensaciones naturales y no químicas.

    -¿Qué ha significado para usted tener un hijo drogadicto?

    -Un dolor y un desafío muy grandes. Mi primer sentimiento fue preguntar ¿por qué a mí? Después de hacer este largo camino, puedo decir que amo más que nunca a mi hijo. Él ha crecido como persona, porque quien ha sufrido tiene después una capacidad de generosidad muy grande. La gente crece a través del dolor. Los adictos son pioneros generosos.

    -¿Qué es lo más importante durante la rehabilitación?

    -Creo que aparte de la abstinencia, saber trabajar con uno mismo, interiorizarse, saber identificar por qué se siente eso y poder modificarlo. Así se logra la estabilización y se evita la descompensación.

    -¿Cómo es posible salir de la droga? ¿Con dinero?

    -No, no. Se puede salir de la droga en una choza o en una infraestructura esplendorosa. Importante es el proceso que tiene que vivir la persona que padece la enfermedad, para encararla y lograr descubrir lo que no quiere descubrir. La droga daña terriblemente la autoestima.

    -¿Cuánto tiempo piensa que estará limpio su hijo?

    -Como es una enfermedad crónica, va a estar limpio todo el tiempo que él esté en sintonía, renueve su compromiso todos los días y cada día sea capaz de quererse, de cuidarse. Él mismo debe ser el preventivo.

    -¿Qué es más importante, prevención o rehabilitación?

    -Ambas cosas son importantes. Si no hay prevención, debe haber m'as rehabilitación.

    -¿Qué les diría a sus madres?

    -Que sean fuertes y consistentes.

    -¿Qué perdió usted con la drogadicción de su hijo?

    -¿Qué perdí yo? Importante pregunta. Perdí la ingenuidad.

    -¿Qué ha ganado con el proceso de sanidad de su hijo?

    -Fortaleza.

    -¿Qué papel puede cumplir la madre para sacar adelante a un hijo adicto?

    -Un papel incomparable, muy grande. Somos manos amigas que sacamos a nuestros hijos del pantano para que crucen por un puente al valle fructífero de la vida.

    -¿También tocan fondos los familiares de adictos?

    -Sí, tocan fondo emocional, afectivo, porque es como un terremoto interno, pero cuando se logra reconstruir, puedes hacer las cosas mejor que antes. Se puede construir más sólido, más bonito, más permanente y consistente.

    -¿Qué efectividad ofrece este centro de rehabilitación?

    -Somos muy buenos. Siempre existe un porcentaje de personas que no termina la rehabilitación, pero los que sí continúan el tratamiento y hacen el seguimiento salen adelante. Somos un centro integral de primera. Las personas quedan preparadas para enfrentar la vida afuera.

    -¿Qué pasará con el consumo de drogas en el próximo milenio?

    -Esto crece y crece, lamentablemente.

    -¿A qué le tiene miedo?

    -Tengo miedo de que la humanidad no tenga conciencia de todo el daño que se puede hacer la gente a sí misma.

    -Despídase con un mensaje para los adictos activos.

    -Sean fuertes, humildes. Entréguense. Sean capaces de pedir ayuda. Al adicto no se le rechaza como persona, se le rechaza por sus actitudes y si esas actitudes cambian, a través del tiempo, siempre van a ser queridos y aceptados.

    Raimundo García: publicista

    Raimundo García Mujica, 44 años, tres hijas. Publicista. Es un Libra. Su hobbie preferido es ver televisión. Le gusta la carne y el color azul. Tiene dos años y medio limpio.

    TESTIMONIO

    -Soy el menor de cuatro hermanos. Con mi hermana tengo ocho años de diferencia y tuve una infancia grata hasta los diez años. Después comenzaron los quiebres familiares, las crisis económicas. Mi hermano mayor desarrolló esquizofrenia, y eso produjo un descalabro familiar.

    Cuando mi padre anciano dejó de ser proveedor, mi mamá, con 22 años de diferencia con él, tomó las riendas monetarias del hogar. Ella, a los 40 años, floreció como ama de casa, periodista, pintora. Participó en el primer programa literario de la televisión chilena. Hubo un giro interno en todo el quehacer hogareño.

    Mi primer contacto con la droga fue con el alcohol. A los siete años, en una reunión social que hubo en la casa, me tomé los conchos de los vasos de los invitados y me emborraché como piojo. Siempre contaban la anécdota como algo divertido. A los diez años bebía con un vecino amigo, y en una oportunidad entre los dos nos tomamon una botella de whisky. Me saqué la cresta, me rompí el hocico y se produjo un gran escándalo con mis papás. "¡Este niñito no tiene arreglo!", dijo mi padre.

    A los 15 años me dí cuenta del efecto que me producía el alcohol: se me ponían las patas como lana, sentía un gran relajo y una gran soltura de personalidad. En público me sentía muy participativo. Comencé a excederme en los consumos. Con un amigo mayor tomaba cerveza después de almuerzo en una fuente de soda, era una picada que teníamos.

    En el colegio, en el Liceo 11, tuve mi primera patota de amigos y experimenté una realidad nueva. Antes había estudiado en un colegio privado, que era una cúpula de cristal. En el liceo, en cambio, descubrí el mundo, la realidad de la calle, tenía amigos de todos los estratos sociales. Tuve una vida tremendamente liberal, pasábamos en paro, sin clases. Eran los años 70 con Salvador Allende como Presidente.

    Con un amigo que bailaba en "Música Libre" probé mi primer cigarrillo de marihuana, me volé y me dio mucha rabia. Boté el paquetito al canal San Carlos. "¡Huevón, esta huevada no puede ser, nos vamos a destruir la cabeza!", le dije a mi amigo. Pasó un buen tiempo antes de volver a fumar pitos. Con la patota nos juntábamos los sábados después de almuerzo. Ahí nos conseguíamos los ritalines, el pisco y la marihuana. Cada uno llegaba con los datos de las fiestas. Al principio, establecimos la regla de oro: siempre uno del grupo se tenía que mantener sano para manejar el auto y llevar al resto. Eso funcionó un poco al comienzo, porque después estábamos todos arriba de la pelota. Empezó a ser un consumo frecuente, entre semana y fines de semana, en el colegio, en el patio, en el parque, en todos lados. Fumábamos "zepelines". Andaba muy entretenido, a doble filo, me desconectaba del mundo y me cagaba de la risa.

    En 1973, a lo 17 años, yo no tenía plata. A través de mi hermana me contacté con un periodista, un corresponsal extranjero, y comencé a trabajar como camarógrafo. Las filmaciones eran súper estresantes. Me contacté con otra realidad fuerte: las manifestaciones, los tiroteos, las tomas de terreno, Patria y Libertad y sus amenazas. Me asusté mucho. Ganaba buen billete, en dólares, y me sentí grande con tanta plata. Ayudaba a la familia de un amigo y daba plata en mi casa. Ahí empezó un consumo fuerte de alcohol. Después de trabajar, nos íbamos a chupar al "Chancho con Chaleco".

    Vino el golpe de Estado. Tenía 18 años y decidí irme a vivir a Argentina, arrancarme por seguridad, aunque no pertenecía a ningún partido político. En el avión lo primero que hice fue tomarme un copete. Sentía una sensación de desolación. ¿Por qué tenía que irme del país? Yo no tenía nada que ver con lo que pasaba, sólo era un testigo que registraba hechos con mi cámara. Llegué a Argentina. Compartíamos una casa con una prostituta, pero nunca me acosté con ella; éramos sólo amigos y algunas veces salimos a beber. Pude volver a Chile gracias a una movida familiar. Fui al Diego Portales a pedir mi credencial de corresponsal extranjero, pero me dijeron que estaba en una lista negra y que nunca me darían autorización para trabajar. Eso duró hasta el último día de la dictadura. Trabajé clandestinamente con unos alemanes, a quienes vendí imágenes de los presos en el Estadio Nacional, imágenes exclusivas: fui de los primeros camarógrafos en filmar hechos como esos.

    A los 23 años me casé. Tuve tres hijas preciosas. Mi mujer comenzó a llamarme la atención de que tomaba mucho, que tenía tufo, y no deseaba tener relaciones sexuales. Una etapa muy dolorosa y sufrida fue, por otra parte, la muerte de mi hermano mayor que padecía de esquizofrenia. Un viernes llegó a mi casa, reclamando por su situación de enfermo y diciendo que lo marginaba la sociedad. Había dejado de tomar sus remedios. Le dije en broma que, si no era capaz de integrarse en la sociedad, que mejor se matara. Nos tomamos una botella de pisco juntos. El domingo siguiente se suicidó, tirándose desde un cuarto piso. Eso me generó un complejo de culpabilidad, me sentí responsable de su suicidio, aunque yo no era culpable de su locura.

    Al mes, mi hermana se realizó una operación muy simple; le dio un paro respiratorio, quedó en estado de coma y a los tres días murió. Con todo esto, mi madre se descompuso, y cayó con un cáncer fulminante; se entregó a la muerte y falleció. A los cuatro meses, mi padre, ya viejito, murió de pena. En un año perdí cuatro familiares. Esto me dejó una huella muy grande. Yo no lloré nunca a mis muertos. La situación emocional me condujo a un mayor consumo de cocaína y alcohol.

    ¡A la mierda con todo, voy a dedicarme a morir!, me propuse.

    Vino el caos. Una de mis tocadas de fondo fue obligar a mi mujer a tener relaciones sexuales, lo que de hecho fue una violación. Seguí consumiendo y consumiendo. La drogadicción ya era un hábito; empecé a engordar. Pasaron varios años, gané más plata, tuve poder y mucha inmadurez. Todos los días tomaba: en la casa, en la oficina, en los bares.

    Comenzó la crisis matrimonial, no existía comunicación. La relación con mi mujer se puso negra. Ella me dijo "¡No quiero más guerra, separémonos!". Me echaron de la casa. Lloré como loco. Tomé la decisión de fuga geográfica. En Chile me estaba muriendo. Terminé viviendo durante cuatro años en Colombia. A los dos años de vivir allá me dí cuenta de que empezaba a chupar a las 10 de la mañana, acostado en la cama. Estaba en un estado de locura, pensaba en cómo suicidarme y dejar un seguro de vida para mis hijas. Tenía un estado sicótico profundo. Existía cero contacto con la realidad. Vivía encerrado en el departamento con mucha paranoia. Me emparejé con una mina. Juntos consumíamos éxtasis y ácidos. Cada vez tenía un dolor más grande. Dolor, dolor, dolor. Me dí cuenta de que estaba loco y le dije a mi pareja que pensaba meterme a los grupos de Narcóticos Anónimos. Ella se subió al carro, y me dijo que también necesitaba ayuda. Así llegamos, un lunes a las seis de la mañana, a un grupo de N.A. que se llamaba "Pájaros Madrugadores". Luego volvimos a Chile y actualmente continuamos asistiendo a reuniones de Narcóticos Anónimos.

    ENTREVISTA

    -¿Cómo enfrenta cotidianamente su enfermedad?

    -Mirándome al espejo, recordándome que soy adicto.

    -¿Qué hace para no llegar a consumir drogas en casos de ansiedad extrema?

    -Al declararme y aceptarme adicto, ya tengo la rendición final. Se produjo una sensación de libertad tan grande, que hasta el día de hoy no siento compulsión por consumir drogas ni alcohol.

    -¿Teme que sus hijas caigan en lo mismo? ¿Qué hace para evitarlo?

    -Las llevé a conocer el programa de Narcóticos Anónimos. Pensé que eso era una vacuna suficiente de conciencia y que mis hijas iban a quedar liberadas de este cuento. Sin embargo, luego de mi ausencia de tantos años, me dí cuenta de que ya habían probado la marihuana, el cigarrillo y el alcohol. Una de mis hijas tiene actualmente problemas con drogas y está internada. Me costó aceptar que tengo una hija adicta, igual que yo. Estoy pegado al lado de ella, ayudándola a salir adelante, y sé que la voy a sacar de este rollo.

    -No se recomienda la relación entre adictos. ¿Cómo es su relación de pareja, siendo ambos adictos en rehabilitación?

    -Compleja. La relación entre personas no adictas es normal, pero entre adictos todo es anormal, se magnifican los problemas. Es muy difícil romper los códigos de la manipulación que usaba en la época de adicción activa.

    -¿Cuál fue el sentimiento durante su peor tocada de fondo?

    -Mucha pena. Un dolor enorme y un sentimiento de injusticia muy grande. No quería seguir sufriendo, pero ya no podía salir adelante. Andaba duro como ladrillo.

    -¿Cuáles son sus mayores defectos?

    -Mi genio.

    -¿Y sus virtudes?

    -Mi sabiduría de la vida luego de todo lo que me ha pasado. Tengo un conocimiento del género humano bastante bueno, amplio y asertivo.

    -¿Qué le diría al adicto que sufre?

    -Que siga sufriendo hasta que llegue el momento en que tome la decisión de salir adelante. El adicto que sufre es porque tiene la opción de la muerte, y yo le diría que elija la opción de la vida y se llene de esperanza.

    -¿Cómo solucionaría el problema de la drogadicción?

    -Principalmente con prevención. Como Estado no gastaría ni un puto peso en rehabilitación. Invertiría todo el presupuesto en educación. Las próximas generaciones deberían venir con el lavado de cabeza de que la droga es mala y mata.

    -¿Es realmente feliz?

    -Tengo momentos de felicidad, gracias a la lucidez que he logrado.

    -¿Cuándo fue la última vez que lloró y por qué?

    -Hace un mes. Salí con mis tres hijas y mi ex mujer a la playa. En el camino, cuando iba manejando el auto, me llené de pena, rabia y alegría.

    -¿Tiene un lema espiritual?

    -La respuesta la tiene uno.

    Clara María Romero