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Construcción ético-social del campesinado con relación al uso de semillas tradicionales (Colombia) (página 3)

Enviado por Marisol Vásquez


Partes: 1, 2, 3, 4

El municipio de Santuario se caracteriza por poseer una organización territorial minifundista, que ha prevalecido desde la colonización de agricultores antioqueños en la zona, con tendencias católicas y conservadoras, los cuales se mezclaron con familias liberales, provenientes del Cauca y algunos descendientes de alemanes, quienes se destacaron en los asuntos político-administrativos, comerciales y el establecimiento de haciendas agropecuarias.

Esta integración de personas de tan diferente índole, dieron dinamismo al municipio, aportando con sus costumbres e intereses intelectuales, sin embargo, el fanatismo político que dio origen a la lucha entre conservadores y liberales, especialmente en la violencia desatada en 1948, generó un proceso desestabilizador, cambiando la economía del municipio, al cambiar la tenencia y el trabajo de la tierra de las familias campesinas, las cuales huyeron a la cabecera municipal y otros centros poblados aledaños para conservar sus vidas. Estos campesinos perdieron sus tierras, las cuales fueron ocupadas por conservadores provenientes principalmente de los municipios de Riosucio, Belén de Umbría y Pueblo Rico, todos estos con un origen predominantemente antioqueño, los cuales se establecieron como terratenientes, al apoderarse de las fincas de los santuareños.

Aquellos minifundistas propietarios que huyeron, pero lograron conservar sus predios, optaron por conseguir terceros que cuidaran de sus fincas bajo la figura de "agregados" o "caseros", con lo cual se cambia radicalmente la economía campesina y la tenencia de la tierra, pues pasa de ser el escenario familiar del propietario, en el cual se generaba la autosuficiencia en la producción, que garantiza la soberanía alimentaria con diversidad de cultivos de hortalizas y frutales, para convertirse en tierras con fines exclusivamente lucrativos, lo cual conlleva a que se cambien los cultivos de pancoger por cafetales, pues los propietarios al no vivir en sus tierras, no tienen mayor interés en conservar estos cultivos y exigen a sus caseros racionalizar el espacio para sembrar cultivos comerciales, principalmente café.

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16Ibídem

Según el censo nacional realizado en 1980, el municipio de Santuario posee para la fecha 6.144 hectáreas en café, mostrando un incremento del 74% con respecto al año 1970, en el cual la producción de café ocupaba 1.597 hectáreas. Este incremento de producción se debe a la sustitución de cultivos transitorios y pastos, por el monocultivo de café Caturra, el cual sustituyó también otras variedades de café, mediante el monocultivo con alta densidad de siembra y alto uso de fertilizantes sintéticos,

propuesta que iniciara en el municipio el cafetero Reinaldo Acosta Soto (Vásquez, 2007).

Grafico 2.

Distribución del área del Municipio de Santuario. 1980 y 200717

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El trabajo de la familia campesina propietaria se cambia por el trabajo del jornalero y el alimentador, que cumple la labor de cuidar y administrar, esto cambia completamente el contexto campesino, entre estos cambios se puede evidenciar la estructura familiar, la cual pasa de ser una familia extensa propietaria, en la que los miembros de la misma se encargaban de las labores productivas de la finca, a ser una familia encargada, por lo general de tipo nuclear, con aproximadamente cinco miembros, en el cual el hombre es quien se encarga de todo lo relacionado con la parte administrativa, y la mujer se encarga de la alimentación de los trabajadores, pues la finca deja de ser el escenario económico familiar para transformarse en un espacio netamente económico, donde las labores son realizadas por contratos a jornal de personas foráneas y un administrador que habita la finca con su familia.

Dada la reducción de la familia y los cambios en los títulos de propiedad, se reduce la siembra de cultivos de pancoger, ya que las fincas, al no ser trabajadas por sus dueños, se limitan a la producción de cultivos comerciales que por lo general se siembran en la forma de monocultivos.

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17 La información se obtiene de documentos del historiador Jaime Vásquez, el cual hace una conciliación de datos de Secretaria de Agricultura Departamental y Comité de Cafeteros.

Los cambios anteriormente mencionados hacen que la diversidad en la producción agrícola y pecuaria se vaya perdiendo, perdiéndose con ello la identidad cultural del campesino santuareño, el cual sufre una transformación contundente a obrero agrícola, especialmente con la implementación del monocultivo de café, que a la vez favorece la concentración de la tierra y el desplazamiento campesino.

La homogenización de la producción agrícola, limita la participación de los pequeños campesinos, pues se crea una gran demanda sobre la tierra y la necesidad de mayores recursos de capital para competir con los cultivos comerciales.

De esta manera, el campesino que opta por las formas tradicionales de producción ya no tiene cabida en las fincas, por los problemas de seguridad alimentaria, persecución política y marginación socioeconómica, motivos por los cuales deben trasladarse a los centros urbanos o buscar en otros municipios cercanos.

El proceso de desplazamiento de los campesinos, especialmente por los cambios en los modelos de producción, sigue significando hoy en día, una importante reducción de población tanto en el sector rural, como en el municipio en general.

Grafico 3. Usos del suelo en 1994

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Extraído de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER)

Tomando como referencia la estadística que maneja la alcaldía municipal y los archivos del historiador Jaime Vásquez Raigoza, se puede concluir que el municipio de Santuario sufrió una reducción poblacional del 74,4% entre los años 1951 a 1964, continuando con una tendencia descendente. En 1951 Santuario contaba con 21.756 habitantes (sin incluir el caserío de La Celia, que por aquellos años pertenencia a Santuario), 4.115 en el sector urbano y una fuerte mayoría en el sector rural, con 17.641 habitantes. Para 1964 había 16.198 habitantes censados, 5.971 en el sector urbano y 10.227 habitantes en el sector rural, mostrando un descenso del 58% en comparación al año 1951. Para el año 2006, Santuario cuenta con 14.736 habitantes, localizados 6.587 en el sector urbano y 8.147 en el sector rural, lo cual demuestra un descenso de población, principalmente en el campo, el cual, con respecto a 1951, se ve reducido en un 46.2% y un incremento en el sector urbano, el cual, con respecto al mismo año, asciende en un 62.5%.

En un periodo intercensal que va de 1985 a 1993 se registra un crecimiento negativo del -7.39% lo cual obedece al continuo desplazamiento hacia otras ciudades en procura de mejores condiciones económicas, causado por la concentración de la tenencia de la tierra, el desempleo local, mejores servicios públicos, en busca de más y mejor educación y capacitación, y en procura de mayor seguridad… la descampesinización del sector rural en los últimos 50 años ha desplazado alrededor de un 25% de pobladores hacia sectores urbanos. (Vásquez. 2007, p. 314)

Estos sucesos han generado un problema de desempleo, pues el café ocupa mano de obra, pero solo en la época de cosecha, que va del mes de septiembre a noviembre y en menor medida en mayo, quedando el resto del año con un alto grado de mano de obra desocupada, pues no hay otro sector importante en el municipio, como industria o manufacturas y las fincas dedicadas a la producción de alimentos son pocas y en su mayoría obedecen a una economía de autosubsistencia.

Estas condiciones dan cuenta de la importancia de un campo diversificado en producción y con una mayor democratización en la propiedad rural, pues los campesinos han perdido su tierra y con ella su autonomía alimentaria, se han visto en la necesidad de adoptar formas de vida paupérrimas, pasando de ser propietarios a obreros agrícolas, si puede utilizarse este término, ya que no alcanzan las condiciones de obreros, pues no ganan un salario mínimo legal, no tienen contrataciones formales a término fijo, tienen una jornada laboral extensa y la gran mayoría, por no decir el total, no gozan de prestaciones como afiliación a salud y pensión.

En parte esto se debe a que la producción en el campo santuareño se ha concentrado en el monocultivo del café, dejando perder otras variedades de cultivos con los cuales se alimentaban las familias, ha concentrado la tierra en menos manos, pues una producción de este tipo requiere de mayores insumos, ya que las formas tradicionales de abonar y el control natural de plagas y enfermedades mediante diversidad de plantas, ha sido cambiado por el uso de agentes externos, que resultan bastante costosos, lo cual conlleva a eliminar pequeños campesinos que no pueden competir bajo estos métodos de agricultura convencional.

A pesar de estas condiciones generales del municipio, aún quedan campesinos propietarios o arrendatarios que han optado por formas alternas de producción, y han logrado conservar semillas tradicionales y ecológicas que los liberan de los monopolios de empresas agrícolas, pues no tienen que comprar semillas transgénicas, ni limitarse a paquetes tecnológicos para cada producción. Además, garantizan la soberanía alimentaria diversificada y saludable, permite conservar y construir prácticas locales, renovando la cultura del campesinado santuareño y aportar a la protección del medio ambiente, entre otras muchas funciones.

Aquellos campesinos que optaron por conservar la agricultura tradicional que usaban los abuelos del municipio fueron los escogidos para la presente investigación, con el animo de mostrar a otros sectores las formas de vida que estos desarrollan y cual es su percepción ante uno de los elementos indispensables para su supervivencia, esto es la semilla criolla, aquella que les permite reproducir su cultura y emanciparse de agentes agrícolas externos, que no corresponden a sus formas de siembra y pensamiento, como lo son, por mencionar algunos de ellos, los agrotóxicos, transgénicos, los impedimentos en nombre de la propiedad intelectual, monocultivos de alta densidad, entre otros.

CAPITULO IV.

Saberes y prácticas locales con relación al uso social de semillas tradicionales

Introducción:

Pese a que los campesinos actualmente son más vulnerables, dado la presión del mercado sobre la tierra, las leyes contra el campo y el cambio climático que hace cada vez mas impredecible los ciclos y resultados de siembra, muchos campesinos hacen lo posible por sobrellevar estas vicisitudes de manera natural, es decir, sin depender de insumos y técnicas ajenas a su finca y/o región, para esto se hace necesario renovar sus conocimientos y retomar aquellos que los abuelos dejaron y que actualmente representan un gran legado intelectual que debe defenderse, compartirse y aplicarse, por encima de las leyes de propiedad intelectual y usurpación biológica que anulan, expropian y limitan el ejercicio de la cultura campesina.

La agricultura tradicional no requiere de fertilizantes ni pesticidas químicos que destruyen los procesos naturales del suelo, bajo los cuales se genera la acumulación de carbono en materia orgánica, por ende es una agricultura sustentable, sin embargo, tampoco se exime de toda culpabilidad a los campesinos, pues los procesos antrópicos que implican el uso de tierra para sembrar, modifican los ecosistemas en los cuales se almacena el carbono, empero, su afectación no es comparable con la provocada por la agricultura industrial moderna que impone el uso de químicos a base de petróleo y la generalización de monocultivos que elimina la biodiversidad.

Los campesinos del municipio de Santuario evidencian prácticas ecológicas que permiten conservar el medio natural sobre el cual realizan sus labores cotidianas, pese a que su pensamiento no va dirigido tanto a un ecologismo sino a un arraigo cultural, bajo el cual aprendieron a sembrar, controlar plagas, tener un suelo fértil y poseer una diversidad en la agricultura que les permita alimentarse de acuerdo a gustos y disponibilidades de suelo y semillas.

Como complemento del ejercicio sociológico que se lleva a cabo, se presentan las prácticas y saberes campesinos, con un enfoque territorial, asumido desde la teoría de Luis Llambí (2007), que de cuenta de la realidad de los campesinos santuareños en su espacio geográfico, ya que estas acciones y las relaciones que se desarrollan en su entorno, son las que permiten definir un campesinado histórico, concreto, que se diferencia de otras estructuras rurales.

Las prácticas y conocimientos campesinos que se lograron abstraer a través de los ejercicios de observación y entrevista y que se presentan en los siguientes subcapítulos, no fueron objeto de un ejercicio para comprobar la veracidad de las mismas, en cuanto esta labor corresponde a un ingeniero agrónomo y no a un sociólogo, por ende se presentan al lector tal cual fue sustraída de la comunidad, ya que la importancia que se le da no está ligada a su veracidad ni aplicabilidad, sino en cuanto corresponde a un elemento cultural que define un tipo de organización social campesina.

Reconocimiento de la Naturaleza Como un Organismo Vivo, Vital Para la Subsistencia de Todos los Seres.

Mediante un proceso de observación continua y de análisis de entrevistas, se pudo concluir que los campesinos del municipio de Santuario Risaralda que hicieron parte de la presente investigación tienen una concepción mayoritariamente ecocentrista y en menor medida antropocentrista de la naturaleza. Los primeros en cuanto manifestaron que no sienten un dominio explicito sobre el medio natural sobre el cual realizan sus actividades, por el contrario, establecen una relación de igualdad e integración con todos los elementos que hacen parte de su finca, como animales, plantas, el bosque, etc. La otra parte de la población se enmarca de manera implícita en una corriente de tipo antropocéntrica, pues si bien se pudo observar prácticas de respeto y amor por la naturaleza, es el campesino quien tiene el dominio sobre el entorno y legitima sus acciones mediante la concepción de que la naturaleza es un medio de subsistencia para la vida humana. Dicha concepción va acompañada de preceptos teológicos, según los cuales fue Dios quien creo la naturaleza para que el hombre aprovechara todos sus beneficios, no obstante, también reconocen en ella un ente independiente, ya que no necesita del ser humano para existir y hasta le dotan de cualidades humanas.

Según el señor Echeverry, campesino encuestado, "la naturaleza es sabia y se autorregula, porque ella es abundante en todo; una agricultura en armonía con la naturaleza mantiene la fertilidad del suelo y hasta la mejora, es que uno puede tener buena productividad y mantenerla con el tiempo sin necesidad de recurrir a fertilizantes y químicos". (W. Echeverry, comunicación personal, 24 de agosto de 2014).

Este tipo de pensamientos está totalmente ligado al tipo de agricultura que desarrollan los campesinos, pues estos logran materializar su conocimiento e ideal de vida en sus fincas, haciendo uso de todo lo que brinda el medio natural, sin necesidad de recurrir a elementos artificiales como los agroquímicos, los cuales no han logrado apropiar, pues no corresponde a los elementos que se encuentran en su finca, no son parte de la cultura campesina de este tipo de estructura social.

Desde los planteamientos de Llambí

El enfoque de las estrategias de vida (livelihood approach, en ingles) postula que, dependiendo de los activos a los que tiene acceso, los hogares utilizan una variedad de actividades, agrícolas y no agrícolas, como parte de sus estrategias de vida con el objetivo de generar ingresos, seguridad alimentaria, y gastos de inversión. (2012)

De esta manera, los campesinos aprovechan todos los elementos del entorno natural, lo cual requiere un conocimiento amplio y compartido de los usos y beneficios de las plantas, características del suelo, influencias del clima, entre otros elementos indispensables para la agricultura tradicional, diferente a los sistemas agroindustriales, los cuales crean una perdida de saberes y relación con el entorno, pues se tiende a manipular la naturaleza con modificaciones genéticas y químicos, para que responda a las necesidades del hombre, ignorando los procesos orgánicos naturales de todos los elementos que la integran.

Otra concepción sumamente valiosa para conocer la construcción simbólica que los campesinos tienen referente a la vida del campo y la relación que establecen continuamente con la naturaleza, es el intentar relacionar todos los componentes de la finca en un solo sistema, en el cual confluyen sistemas productivos, culturales y biológicos que constituyen la vida rural.

Esta forma de pensamiento implica una posición diferente, pues el hombre es un elemento más del sistema y su acción deriva de una concepción axiológica del campo, en el cual la naturaleza no es vista solo como medio de producción, que se puede cosificar y manipular, por el contrario la concepción de finca que posee este grupo de campesinos santuareños, es entendida como un sistema, donde se integran otros subsistemas, en el cual el campesino está en medio y ejerce como dinamizador, buscando mejorar los procesos agrícolas, sin imponerse a la naturaleza, pues se procura por todos los medios no agotar la tierra al someterla a procesos de sobrexplotación.

Las personas que poseen este tipo de pensamiento son pocas y están altamente influenciados por principios religiosos provenientes de la iglesia Gnóstica, sin embargo, es importante resaltar sus prácticas, ya que éstas han conllevado a la conservación de semillas tradicionales y de la agricultura ecológica.

En la noción de ecosistema que plantea Llambí (2012) se puede observar como las funciones del entorno biofísico se convierten en bienes y servicios, ya que según éste, los resultados naturales de los procesos orgánicos pasan a ser para la comunidad humana, alimentos, medicina, materiales de construcción, energía, etc., además de la preservación de la biodiversidad, dada por el mismo sistema, pues cada componente de la naturaleza sirve para la subsistencia del conglomerado.

A través de encuesta el campesino Bustamante manifiesta: "la finca es un sistema donde se integra el hombre con la naturaleza, se tiene en cuenta no solo la familia campesina, sino también la comunidad, los animales, las plantas, etc., pues cada uno cumple una función especifica, que debe ser acompañada solidariamente por todo el conglomerado de la finca. Cada animalito es productivo y lo necesita la tierra, pues con su trabajo genera vida, proteger la vida de estos es garantizar la propia vida; de esta manera el hombre actúa como dinamizador, dirigiendo con respeto un territorio vivo… en la finca se produce para vivir y se vive para conservar". (N. Bustamante, comunicación personal, 8 septiembre de 2014).

Grafico 4. Significado de la naturaleza para los campesinos

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En el grafico 1 se puede observar que existe una población mayoritaria de 57.14% que entiende la naturaleza como un sistema en el cual convergen todos los elementos, incluido el ser humano, lo cual implica un posición de igualdad, un 35.71% la asume como medio de subsistencia, ya que al ser una población campesina están constantemente explotando el entorno, aunque se realice con prácticas de sostenibilidad ambiental en la mayoría de los casos.

Si bien en la grafica se observa una población minoritaria del 7.14% que asume la naturaleza como un elemento religioso, mediante observación y análisis del componente oral suministrado por la comunidad, se puede deducir que la gran mayoría asumen la naturaleza como creación divina, solo que las respuestas obtenidas se enfocaban a saber si la naturaleza fue dada para bienestar del hombre, o el hombre es un elemento mas del medio, y solo este grupo minoritario manifestó explícitamente que era un elemento divino, independientemente del uso que el ser humano le haya asignado.

Cómo Conservar un Suelo Fértil Para Garantizar Cosechas Libres de Agrotóxicos.

Como se pudo observar durante el proceso de observación y las visitas realizadas a las fincas, el monocultivo de café impera en la mayoría de veredas del municipio, lo cual ha conllevado a una perdida de diversidad agrologica en la cual se evita sembrar otros cultivos dada la ocupación del suelo y se hace uso indiscriminado de agrotóxicos que inhiben el crecimiento de plantas. Sin embargo en las fincas donde aun se conserva diversidad de cultivos se acostumbra tener un suelo protegido con cubierta vegetal, lo cual trae diferentes beneficios, entre ellos, se previene la erosión, se conserva la humedad, se aumenta el equilibrio en la autorregulación de plagas y enfermedades, se evita la lixiviación de nutrientes y se mejora la fertilidad.

Esta protección del suelo se realiza con el manejo de malezas nobles, las cuales permiten que existan mayores microorganismos, mejorando factores de eficiencia en el reciclaje de materias orgánicas e inorgánicas. Para la agricultura es muy importante el suelo, porque de él toman las plantas casi todos sus nutrientes, un suelo con buena vida y sano es más productivo no solo en cantidad sino también en calidad. Según los campesinos de la región, la cobertura protectora se incrementa esparciendo restos de cosechas y del desmalezado, aplicando abonos orgánicos, sembrando cultivos de cobertura, intercalando cultivos, dejando las piedras esparcidas y no amontonadas, aumentando la densidad de siembra usando varios cultivos; también sembrando árboles entre los cultivos y sembrando cultivos en contorno o en curvas a nivel.

Estas practicas demuestran la importancia que los campesinos dan al suelo, pues de él extraen su alimento, además deben garantizar su fertilidad para la subsistencia futura, lo que implica realizar algunas actividades para poder explotarlo de manera sostenible, estas practicas son el resultado de un proceso de observación y actividad campesina continua, que se ha transmitido por siglos. Los sistemas agrícolas, como lo anuncia Llambí "son ecosistemas que, en gran medida, han sido modificados por los agentes humanos, con el objetivo de convertir algunas de funciones en bienes y servicios que pueden ser consumidos directamente o comercializados" (2012).

Las prácticas anteriormente mencionadas para conservar la fertilidad del suelo, son muestra de esas modificaciones que realiza el hombre con el fin de obtener ciertos benéficos de la naturaleza, sin embargo, el papel que cumplen los campesinos en estos cambios son el de dinamizadores de los procesos orgánicos, pues lo que se busca es favorecer la capa vegetal del suelo y contribuir en el proceso de reciclaje y suministro de nutrientes, por lo que la acción antrópica en este caso, no altera de manera negativa el ciclo natural, diferente a las modificaciones de los sistemas de siembra con monocultivos y uso excesivo de químicos y maquinaria.

Según la teoría de Luis Llambí, "desde una perspectiva dinámica, los agroecosistemas experimentan procesos de transformación que son determinados tanto por las decisiones de los agricultores en el tiempo, como por los proceso biofísicos". (2012)

La protección de la capa vegetal se realiza con el fin de disminuir las afectaciones que genera el hombre con la explotación del suelo, mediante los sistemas de siembra, integrando así la transformación orgánica con las acciones humanas, por el ejemplo con el uso de biopreparados para esparcir alrededor de las cosechas.

De la población encuestada el 85.71% usan biopreparados, sin embargo, estos resultados no significan que los procesos agrícolas que desarrollan los campesinos, sean ecológicos, ya que también usan agentes sintéticos como abonos en un 71.43%, pesticidas en un 42.86% y fertilizantes en un 14.29% de la población.

Grafico 5. Uso de biopreparados

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A la hora de utilizar las semillas criollas bajo un modo de agricultura tradicional, los campesinos procuran no remover el suelo y hacer labranza mínima, esto es, no romper todo el terreno a sembrar, sino romper únicamente donde va a quedar la planta a cultivar o el surco de cultivo dejando el resto cubierto de vegetación baja, situación muy diferente a la observada en las otras fincas, donde imperan los monocultivos, en las cuales se podía ver desde lo lejos grandes cantidades de terreno con quemas controladas y un uso excesivo de azadón.

Según lo manifestado por los campesinos en la aplicación de la encuesta y la entrevista, el uso de las semillas criollas es eficiente en cuanto no requiere del uso de agrotóxicos, sin embargo, los campesino también ayudan a la planta con prácticas heredadas de los abuelos, que no son comunes en fincas con monocultivos, por ejemplo, para el control de plagas se establecen franjas o barreras trampa, como surcos de rosamarilla, se aplican preparados biológicos, y se hace uso de la sinergia (cooperación) entre especies vegetales, y la alelopatía (competencia o rechazo), estos factores están muy presentes a la hora de sembrar cultivos asociados, sin embargo, son practicas que se limitan a ciertas condiciones culturales, como manejo de agricultura tradicional, policultivos, uso de semillas criollas y principalmente conservación de saberes ancestrales.

Para evitar la erosión causada por el agua, el viento, el sol, la temperatura, u otros factores se observo una práctica general, que consiste en cubrir el suelo con residuos orgánicos como ramas, paja, rastrojo, residuos de plátano, hojarasca de guamo, chachafruto, todos estos comunes en la región; o con cubierta viva que consiste en establecer cultivos rastreros o muy bajos que por su densidad cubren el suelo, como fríjoles, coneja, besito, masequía, maní forrajero. Los beneficios que traen consigo estos cultivos, son el motivo principal por el cual los campesinos con mayor conocimiento y que practican la agricultura ecológica, no realizan quemas de rastrojos.

Este tipo de prácticas permite evidenciar que existe un conocimiento profundo sobre el campo, el cual se encuentra en riesgo por los procesos económicos donde impera el uso de monocultivos e insumos agrícolas ajenos a la cultura campesina, los cuales encarecen la producción. Los campesinos que han optado por conservar la agricultura tradicional tienen un conocimiento amplio del entorno que les rodea, ya que reconocen el valor intrínseco de cada ente biológico, pues cumple una función importante en el ciclo de producción, diferente a la agricultura convencional moderna, en la cual cualquier necesidad de la planta es suplida por agentes sintéticos externos, como abonos, pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos, impidiendo cumplir un ciclo natural, por ende, no solo generan una perdida de biodiversidad, sino también de conocimiento campesino y crean mayor dependencia del mercado.

Rotación y Combinación de Cultivos

En las distintas visitas realizadas a las fincas objeto de la investigación se pudo evidenciar cultivos de arboles de distintas alturas, los cuales, según los campesinos aportan biomasa, pues de ellos se reciclan los nutrientes, con el fin de contribuir a la fertilidad, también se pudo observar que acostumbran tener cultivos asociados y realizar rotaciones; este tipo de prácticas mas allá de los beneficios que según los pobladores rurales suministran, también genera condiciones humanas de trabajo rural, pues tener diferentes tipos de cultivos, principalmente comida, les permite garantizar la satisfacción de las necesidades alimentarias de la familia, obteniendo alimentos variados y acordes a los patrones culturales que imperan en la región; a nivel laboral, es más fácil para los trabajadores rurales, cumplir con la jornada si se tienen arboles que den sombrío, impidiendo una exposición directa a los rayos solares. Por estos motivos el 71.43% de los campesinos prefieren conservar el sistema de sombrío, a pesar de las recomendaciones del comité de cafeteros de eliminarlo.

En una conversación con López, morero del municipio manifiesta: "manejo sombrío porque es muy duro a la intemperie, no me gusta tumbar palos, el sol da muy duro al hombre" (A. López, comunicación personal, 24 de agosto de 2014)

Otro de los beneficios de sembrar distintos tipos de cultivos, que informaba una de las campesinas de mayor edad, es el control sobre las plagas, pues según ésta, al tener variedad vegetal se incrementa la biodiversidad principalmente en los organismos del suelo, los cuales generan un control natural, impidiendo que la plaga se concentre en un solo tipo de alimento y se propague por todo el cultivo. (F. Henao, comunicación personal, 13 de agosto de 2014).

Según Llambí

En un agroecosistema de producción vegetal, la rotación de cultivos interactúa dinámicamente con eventos climáticos, lo que determina importantes condiciones del proceso productivo como la humedad del suelo y las poblaciones indeseadas por los agentes humanos (pestes). (2012)

La rotación y combinación de cultivos demuestra la relación existente entre los procesos biofísicos, sistemas de producción y cultura campesina, los cuales se encuentran integrados en la agricultura tradicional, pues ésta no se limita solo a factores económicos de producción de alimentos y materias primas, sino que combina una serie de elementos estructurales que define la heterogeneidad de formas de vida en la que están inmersos los pobladores rurales.

Estos vínculos biofísicos, económicos y sociales, están mediados por un elemento más, que corresponde las instituciones –estatales, del mercado y de la sociedad civil– pues en el municipio de Santuario existen organizaciones que afectan de manera directa los sistemas agrícolas de los campesinos, tal es el caso del Comité de Cafeteros, institución que se ha encargado de orientar los sistemas agrícolas, convirtiendo las fincas en unidades económicas de monocultivos de café. Los otros sistemas que no realizaron esta conversión poseen estructuras diferentes, como la de la finca tradicional campesina, sin embargo, ésta también se ve afectada por las instituciones que regulan los precios del mercado, controlan las semillas y reglamentan el uso de los entes biológicos.

Lo que se busca explicar con la relación de estos fenómenos es, en palabras de Llambí (2012), "los procesos territoriales como resultado de la compleja interrelación entre tres tipos de procesos de cambio "institucional": en las reglas de juego que rigen las transacciones económicas entre los actores (las instituciones de mercado); en las reglas de juego que rigen el funcionamiento de los entes de gobierno y/o híbridos (las instituciones estatales y paraestatales); y, por ultimo, en las reglas de juego de los actores de la sociedad civil y sus organizaciones

Esta complejidad de los cambios institucionales ha modificado la manera como los agentes se relacionan con su medio natural y social, pues las reglas de juego han cambiado y la agricultura tradicional ya no puede comprenderse como un sistema aislado de los procesos globales que afectan al campesinado.

En la actualidad la combinación de cultivos significa mucho más que diversidad en los patrones alimenticios, pues esto permite construcción de soberanía, protección a las semillas locales, conservar biodiversidad, regular plagas y enfermedades sin necesidad de recurrir a agentes sintéticos, entre otras.

En la grafica numero 3 se observa la cantidad de cultivos que siembran los campesinos santuareños, arrojando como resultado que un 78.59% de la población cultiva entre 5 y

15 productos para el autoconsumo y el 21.41% siembran alrededor de 16 y 20 productos. Para el caso de los cultivos comerciales el 35.71% de la población siembra un solo cultivo comercial, que por lo general esta representado en café, el 21.43% tienen alrededor de 2 cultivos, el 7.14% no tienen ningún cultivo para la venta, solo para el autoconsumo, el resto de población, siembran de 3 a 12 cultivos comerciales. Aquellos campesinos que tienen alta cantidad de cultivos comerciales, por lo general siembran varios productos en pequeñas extensiones de tierra, de la cual sacan para el consumo familiar y para el mercado.

Grafica 6. Cultivos comerciales y de autoconsumo

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Todo esto son factores humanizan la producción en el campo y permiten construir valores sobre los cuales se rige la vida campesina, ya que la labor de un campesino le permite reconocerse en su trabajo, pues él es parte integral del mimo, a diferencia de los sistemas productivos de agricultura convencional moderna, en la cual las personas son un simple objeto o instrumento de producción, hasta la alimentación depende del jornal, pues no existen alimentos en la finca que suplan las necesidades de sus miembros; se da una carencia de bienes necesarios para la subsistencia de quienes habitan las fincas, los cuales en su mayoría son jornaleros y agregados, pues en la agricultura convencional moderna se da una desvinculación por parte de los propietarios del entrono rural, diferente a la agricultura tradicional, la cual se caracteriza por ser un sistema familiar, en el cual los miembros están en constante relación con la tierra.

Ciclos Lunares

Los campesinos han logrado preservar un conocimiento ancestral, el cual les permite reconocer el entorno sobre el cual realizan sus actividades diarias y los factores de influencia que recaen sobre el mismo.

El tipo de agricultura que se desarrolla en Santuario comprende producción, religión, cosmovisión y en menor medida conocimientos técnicos impartidos por la federación de cafeteros, los cuales se han difundido a fincas no cafeteras. Entre los conocimientos más populares para la cultura campesina tradicional, se encuentra el de las fases lunares.

Mediante la ejecución de las entrevistas y en charlas extras que surgieron con la aplicación de las encuestas, se indago sobre la importancia de las fases lunares y de que manera estas influyen en los sistemas de cultivo, ante esto se encontró una información valiosísima, que si bien no fue constatada científicamente ya que la presente investigación no pretendía determinar la verdad y eficiencia de estos conocimientos, sino su importancia en la expresión cultural campesina. Ante esto se encontró que en el municipio de Santuario se conserva conocimientos y practicas ancestrales que comparten con comunidades indígenas milenarias, como lo son el uso de las fases lunares en la agricultura.

La luna actúa sobre el movimiento de la savia en los vegetales y los líquidos del suelo, en la germinación de las semillas, en la maduración de los frutos y en la floración. La continua observación del hombre le permitió conocer estos factores y saber identificar que actividades son propicias según cada luna.

En luna llena, los campesinos de Santuario que conservar formas de producción tradicional, aprovechan para esparcir sus semillas criollas, ya que es el periodo en que se desarrolla al máximo la capacidad de germinación de la semilla y de crecimiento de las plantas, aunque algunos campesinos, como Jaime y Florente, manifiestan que prefieren hacerlo desde tres días antes hasta siete días después, ya que según estos, es mejor para la siembra, menos el día de la luna llena.

En la entrevista realizada a Vásquez, éste manifestó: "si se siembra el repollo tres días antes de la luna llena no le da gusano, por lo tanto no hay necesidad de fumigarlo" (J. Vásquez, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

Para las semillas transgénicas no se requiere de estos conocimientos, pues dado que tienen una modificación genética, su desarrollo depende esencialmente de los insumos sintéticos utilizados para su producción.

Según manifiesta Montoya en entrevista "en luna llena, es buena época para sembrar semilleros, café, cosechar caña, sembrar árboles, cosechar maíz para el consumo, cosechar tubérculos, recoger los frutos que se consumen inmediatamente, recoger plantas medicinales. No se debe podar, trasplantar, cortar maderas, remover ni trabajar la tierra" (F. Montoya, comunicación personal, 5 de agosto de 2014).

Cuando la luna está en menguante los campesinos manifiestan que es favorable para trasplantar, sembrar tubérculos, maíz, fríjol, repollo, col y lechuga, podar tallos, abonar, regar, desmalezar, cortar madera y guadua, época de cosechar el maíz para evitar el ataque de gorgojo y se debe colgar en trojas con algo de capacho, cosechar frutas para guardar. En la región es muy común el cultivo de plátano, según los campesinos, se debe aprovechar las menguantes de mayo y de octubre para sacar y sembrar el colino de plátano para que el cultivo dure y sea de buena producción.

En luna nueva o perdida es época de preparar el terreno para la siembra, tratar y podar plantas enfermas, sembrar tubérculos, sacar semilla de plátano, podar árboles y plantas, controlar plagas terrestres, cortar madera, preparar abono, trasplantar, cosechar plantas medicinales para guardar.

Según Henao, campesina de 74 años, con un gran conocimiento de practicas tradicionales, "para que la caña no espigue prematuramente se debe sembrar en los tres primeros días de la luna nueva, igual para que el frijol bote la hoja cuando inicie la maduración y el secado sea uniforme; también es bueno para arrancar malezas pero sin lastimar las raíces de las plantas de cultivo". (F. Henao, comunicación personal, 13 de agosto de 2014)

Al concertar la información obtenida mediante entrevista y observación se deduce que en luna creciente, los campesinos consideran que es buen tiempo para cosechar y sembrar cultivos medicinales, hortalizas, maíz, café, caña y plátano; para abonar raíces superficiales, aplicar biopreparados, podar hojas y sembrar árboles; también es buen tiempo para descompactar el suelo y hacer compost; no se debe cortar madera, podar tallos, regar, abonar plantas de raíz profunda o media, realizar control de plagas, y desyerbar arrancando las malezas.

Grafica 7. Fases Lunares18

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18 Imagen extraída de http://jardineroprofesional.weebly.com/blog/las-fases-lunares-y-las-plantas

CAPITULO V.

Relación campesino-naturaleza y su derivación ético-social

Introducción:

La relación que los campesinos establecen con la naturaleza no se limita a una relación económica de producción de alimentos y materias primas, ya que existen diferentes formas de campesinado y por ende una variedad de sistemas agrícolas condicionados por factores ético-sociales que define la manera en que los agentes apropian su medio natural y social y se construyen a si mismos como campesinos.

En esta relación es esencial analizar la importancia de las semillas y la finca como elementos de identidad campesina, ya que para el campesino santuareño su finca representa el escenario en que desarrolla la mayoría de sus experiencias, además es el medio de subsistencia para él y su familia. Dentro de la finca se tiene un elemento de vital importancia, el cual es la semilla criolla, pues ésta representa cierto grado de libertad para la comunidad, al no estar sujeta a condicionantes de propiedad intelectual o patentes empresariales, permitiéndose así una distribución y utilización libre por parte de los campesinos, además de la aplicación de técnicas de cultivos heredadas por sus ancestros, que les permite mantener vigente la cultura campesina del municipio.

Estas prácticas frente al uso de semillas criollas generan un proceso de construcción de soberanía alimentaria, ya que la protección de los entes biológicos, mediante su no contaminación química, no modificación genética y libertad jurídica, permite su reproducción futura por parte de las comunidades campesinas, afros e indígenas, quienes han asumido un rol indispensable en la sociedad, en cuanto productoras de alimentos, con técnicas culturalmente apropiadas.

La Semilla y La Finca Como Elementos de Identidad Campesina

Mediante un proceso de concertación analítica de los datos obtenidos por observación y manifestación oral de los agentes investigados, se concluyó que el campesino santuareño desarrolla la mayoría de sus actividades dentro de la finca, entendiendo ésta no solo como un espacio físico definido por límites territoriales o parcelas, sino como unidad que agrupa el entorno físico, cultural, natural y social en el cual el campesino materializa su conocimiento e ideal de vida, y se posiciona ya sea como un agente más del entorno en términos ecocéntricos o como agente dominante en términos antropocéntricos.

Esta unidad, llamada finca, representa un escenario de vida, no solo por los modos existenciales que van construyendo los campesinos que allí habitan, sino también por el potencial biológico que allí se fecunda, del cual depende inevitablemente la vida humana, es por estos motivos, que diferentes culturas rechazan la concepción de finca y de campesinado, limitada al factor productivo en términos netamente económicos, pues el contexto campesino está ligado a relaciones y concepciones del ser humano frente a la naturaleza que definen su modo de vida y de habitar el campo.

Desde la teoría de Llambí (2007) hacer referencia a una empresa agrícola en una economía de mercado, realizando la diferenciación entre campesinado y capitalista, como conceptos totalizantes y abstractos, puede resultar poco riguroso, ya que el concepto de finca campesina que ha sido usualmente utilizado para hacer referencia a una empresa administrada por un hogar rural y trabajada por los miembros de la familia, puede contener elementos comunes con el concepto de finca capitalista, concepto que se ha utilizado para hacer referencia a una empresa de capital privado trabajada con mano de obra asalariada, ya que en las fincas familiares se puede generar producción tanto para la subsistencia como para el mercado, con sistemas modernos de tecnología o sin ellos, y también se puede trabajar con mano de obra asalariada, por lo tanto la definición de finca debe darse desde una realidad concreta, teniendo en cuenta el tipo de relación que desarrollan los agentes.

En el municipio de Santuario es muy común encontrar fincas cuya producción está destinada al autoconsumo, entrando a la competencia del mercado, solo aquellos cultivos que exceden la capacidad de consumo de la familia. Para el caso de Santuario Risaralda, lo común en las fincas tradicionales, es tener una división de cultivos de pancoger para el autoconsumo y cultivos comerciales, con el fin de garantizar la soberanía alimentaria y a la vez gozar de otras comodidades mediante entradas de capital monetario.

Los habitantes rurales de Santuario tienen una concepción propia de lo que es la finca y los demás elementos que la conforman, entre estos elementos se encuentra el campesino, cuya definición no está sujeta a conceptos académicos, sino que es construida desde la realidad y percepción propia de los agentes, los cuales manifestaron mediante la encuesta realizada para la presente investigación, que ser campesino "es conocer cómo se desarrolla la vida en la finca, o sea, no es ser dueño de un pedazo de tierra, sino conocer lo que sucede en el suelo, como nace una mata y como se desarrolla y reproduce" (J. Vásquez, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

Esta definición demuestra como la concepción de campesino no está ligada exclusivamente a la tenencia de la tierra, por el contrario se presenta una heterogeneidad de formas de relación con el campo, que enriquecen el concepto de campesino, en esta definición se resalta la importancia del conocimiento como forma de apropiación subjetiva, sobre el entorno en el cual se desarrollan las actividades rurales, las cuales son complejas y diversas e implican una relación con la naturaleza en la cual el ser humano se manifiesta como sujeto activo, que no solo contempla sino que participa en los procesos de producción de material biológico.

Desde la teoría de Luis Llambí (2007) se puede entender mejor el anterior postulado. Según éste la noción de campesinado no equivale a una categoría social homogénea, tampoco limita su existencia a un proceso histórico o espacial, en el cual se desarrolla una cultura y economía campesina, sino a las relaciones que se forjan entre los distintos actores rurales, bajo las cuales se construye una identidad que los define como campesinos, independientemente de las diferencias que se puedan presentar entre los actores.

Cuando se pregunta en las fincas tradicionales por lo que es ser campesino, es común encontrar respuestas como esta:

-"Es trabajar el campo y sentirlo, ¿qué se gana uno con trabajar obligado? eso no es ser campesino, serlo es amar la tierra y cultivarla" (J. Osorio, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

-"Tener identidad y amor por la tierra" (E. Ramos, comunicación personal, 9 de agosto de 2014)

-"Es muy duro ser campesino, pero es lo mejor, no hay como el campo, el campo da todo, no se necesita dinero porque el campo da la comida, la estadía, se vive tranquilo, se trabaja, se descansa" (N. Bustamante, comunicación personal, 8 de agosto de 2014).

Grafico 8. Significado del campesinado

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Una gran limitación para cualquier institución o grupo académico es entender al campesino como simple proveedor de alimentos, pues se invisibiliza la subjetividad y cultura campesina bajo la cual se guía el comportamiento de los habitantes del campo, los cuales están guiados no solo por un ideal económico, sino por una forma de vida que implica una relación axiológica con el medio rural.

La naturaleza intrínseca del campesinado es la que lo define, no su producción económica. Entre las concepciones más generales e interiorizadas por los campesinos que viven bajo formas de producción tradicional, se tiene la valoración del trabajo como una actividad de expresión y relación con el medio rural, pues no es entendido como un medio para lograr un fin económico, ya que no se percibe la labor y capacidad humana como instrumento de explotación, por el contrario, el trabajo es entendido como un fin en sí mismo, que libera y construye al sujeto.

-"La motivación más grande es ser labrador de lo que Dios hizo, es lo que fortalece al hombre con fuerza, vigor y regeneración de personalidad. Un refortalecimiento también económico" (G. Valle, comunicación personal, 13 de agosto de 2014)

-"Es muy bueno el trabajo, es importante, lo mantiene lleno, respira aire puro y mantiene buen físico" (F. Montoya, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

-"Es un honor, porque producimos pa" Santuario y otros pueblos" (H. Blandón, comunicación personal, 10 de septiembre de 2014)

Estas son algunas de las concepciones de los campesinos cuando se les preguntó por su trabajo en el campo, mediante dichas expresiones denotan satisfacción frente a las labores que realizan diariamente, generando así un juicio diferente, frente a la percepción de ser un ejercicio de explotación, pobreza y marginalidad, pues el campesino que conserva formas de vida tradicional, en la mayoría de los casos maneja un sistema laboral diferente al sistema de producción agroindustrial y de monocultivos, no por rechazo explícito a estos, sino por preferencia del estilo de vida que se maneja en la finca tradicional., ya que, como lo manifiesta Llambí (2012), los activos que poseen las personas, en este caso los campesinos, les permite establecer una estrategia de vida, acorde a sus necesidades y capacidades, dadas por los medios que les ofrece la naturaleza.

También se pudo evidenciar que la finca tradicional no es un sistema cerrado ni limitada a sí misma, pues la pretensión de conservar esta estructura, está en poder servir a los demás tanto como a si mismos, con sistemas de alimentación saludable, algunos campesinos manifestaron lo importante de conservar el sistema tradicional pues allí se producen alimentos sin químicos que protegen la vida de las personas que los consumen.

Como lo manifiesta don José, el trabajo en el campo "es un orgullo, sirve a todos, la ciudad, los animales, los demás, que lindo que todos amaran el campo. En la ciudad está uno encarcelado, no se puede uno bañar al aire libre con agua pura". (J. Trujillo, comunicación personal, 9 de agosto de 2014).

Para conservar estas formas de existencia, donde se articula el componente natural con el socio-cultural se tiene un elemento central, indispensable para hablar de agricultura tradicional, éste es la semilla criolla, la cual representa no solo el ente biológico por el cual se fecundan los organismos vegetales, sino también un elemento de identidad, bajo el cual los campesinos han desarrollado de manera colectiva, pautas de significados, los cuales se han construido de manera histórica mediante legados ancestrales de mejoramiento filogenético y apropiación de sistemas alimenticios y productivos acorde a factores culturales y de disponibilidad biológica.

Grafico 9. Importancia de preservar semillas criollas

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El uso social de la semilla criolla permite articular los diferentes intereses individuales de los actores para generar un proyecto común de conservación de los sistemas tradicionales de agricultura, orientado por la identidad o imaginario colectivo sobre la importancia de este tipo de producción.

Según Llambí (2007) lo que puede generar la integración del interés colectivo en una población es el compartir un territorio común, la etnicidad asociada al lenguaje, la ocupación, la religión, la clase social o el género, elementos comunes en la población campesina santuareña. Sin embargo lo que permite construir cierto tipo de control y lealtad entre estos agentes, es la importancia de la preservación de los sistemas tradicionales entre vecinos, ya que del manejo agrícola de una finca, depende la subsistencia de la otra, pues ambas partes deben velar por el mantenimiento del recurso hídrico, regulación de venenos y colaboración para almacenar y difundir semillas criollas.

Los campesinos han usado por milenios las semillas naturales, es decir sin modificaciones por parte de laboratorios, los cuales combinan genes de animales con organismos vegetales, para lograr resistencia a plagas y enfermedades, esto con un fin comercial. Esta labor, como se ha explicado anteriormente, modifica la estructura campesina tradicional, y en algunos casos, como el de Santuario Risaralda, genera desconocimiento de los procesos de producción, selección y mejoramiento de germoplasma, pues el productor se distancia de estos procesos al no tener que realizarlos, ya que las semillas las consigue en almacenes agrícolas; caso contrario sucede con los campesinos tradicionales, los cuales desconocen lo que es un transgénico u OMG.

De los campesinos que hicieron parte de este trabajo investigativo el 57% desconocen lo que es una semilla transgénica, quienes tienen algún conocimiento sobre éstas, las asocian con semillas certificadas por el ICA o distribuidas por empresas, manifestando que tienen químicos y que se les reconoce por el empaque. Solo uno de los campesinos manifestó que la semilla que consigue en el almacén agrícola le parece de mejor calidad, pues aun aquellos campesinos que usan semillas diferentes a las tradicionales, tienen la percepción de que son mejores las tradicionales, por su calidad y manejo, argumentando que las certificadas no se reproducen si no tienen ayuda de agentes sintéticos como fertilizantes, abonos y plaguicidas, pero que las usan porque les parece que se desarrollan en menor tiempo y por falta de disponibilidad de semilla criolla.

Cuando se les pregunto a los campesinos por el significado de semilla tradicional, mediante la aplicación de la encuesta, se obtuvieron respuestas como las siguientes:

-"Es algo de nuestra cultura que dejaron los antiguos como el maíz criollo y el frijol palicero, dan sin abono". (H. Blandón, comunicación personal, 10 de septiembre de 2014)

-"La que siempre sembraban los abuelos". (I. Mena, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

-"La que los ancestros dejaron en nuestras dotaciones. Sembraron una cultura que no es hibrida, sino silvestre. Semillas naturales, que son climatizadas". (G. Valle, comunicación personal, 13 de agosto de 2014)

-"Las que uno puede recolectar y volver a sembrar, porque la hibrida, uno recoge y tiene que volver a comprar, la tradicional no". (W. Echeverry, comunicación personal, 24 de agosto de 2014)

-"Lo primero, lo que estuvo primero sin transformación, fue creada en si misma" (N. Bustamante, comunicación personal, 8 de septiembre de 2014)

La semilla tradicional permite que el campesino se identifique con su labor, pues conoce profundamente los procesos naturales que suceden en la finca, ya que existe un legado de conocimiento, transmitido por una observación continua que permite mejorar los sistemas de producción, respetando los ciclos naturales; si bien cualquier sistema de producción agrícola representa una modificación del sistema natural, ya que el ser humano transforma el escenario sobre el cual realiza sus actividades para beneficio propio, existen grandes diferencias de la agricultura tradicional y la agricultura ecológica, frente a la convencional moderna, principalmente los sistemas agroindustriales con producciones intensivas de monocultivos, pues en la agricultura tradicional se busca una forma de vida en la cual se pueda convivir con otras especies animales, buscando conservar los medios naturales, evitando uso de químicos y monocultivos que degradan la biodiversidad, lo cual no sucede en el otro sistema.

Cuando se les pregunta a los campesinos por las semillas certificadas que venden los almacenes agrícolas, ofrecen respuestas como estas:

-"Es un negocio de empresa, de certificado no tiene nada, unas ni siquiera germinan, la mayoría no permiten que se vuelvan a sembrar, salen malas, eso es negocio". (J. Vásquez, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

-"Moderna, no sirve". (F. Montoya, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

-"Que ya vienen con químicos". (F. Henao, comunicación personal, 13 de agosto de 2014)

-"Semillas que las multinacionales se propusieron hacer embriones para acabar con las nativas, dicen que (las criollas) son menos resistentes a las plagas, en cambio, esas (certificadas) dicen que son más resistentes, pero mentiras, es mas resistente la nativa. Son negociaciones de los gobiernos americanos". (G. Valle, comunicación personal, 13 de agosto de 2014)

-"Violadas, cruzan dos semillas. La naturaleza que es perfecta, Dios hizo todo muy perfecto, sin necesidad de que el hombre la manipulara, pero nosotros violamos la naturaleza con eso de hacer de que un animal sea gestado por animal de otra raza". (J. Trujillo, comunicación personal, 9 de agosto de 2014)

Existen diferentes concepciones sobre el uso de organismos genéticos, pudiéndose evidenciar aceptación de los mismos, preferentemente en sistemas de producción modernos, empero, como la presente investigación esta encaminada al uso de semillas criollas, la mayoría de informantes fueron pequeños campesinos con fincas tradicionales, lo cual puede fundamentar el constante rechazo a las semillas transgénicas.

Este rechazo generalizado de los transgénicos en los sistemas tradicionales se fundamenta en la no aceptación de modificar los organismos naturales, lo cual es asumido como una violación en la naturaleza, en otros casos, los cuales representan la posición de la mayoría, el rechazo a los OMG esta fundamentado en la ineficiencia para la germinación de las plantas, los sobrecostos de dicha producción y la eliminación de practicas campesinas que han sido estructuradas mediante legado ancestral, lo cual hace parte de la cultura campesina de los pobladores rurales santuareños.

Grafico 10.

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Por el contrario, la semilla criolla permite la construcción de conocimiento local y apropiación cultural, pues su manejo depende de factores ambientales y de las practicas campesinas utilizadas para poder reproducirlas, diferente a las semillas transgénicas, las cuales carecen de un legado y un conocimiento ancestral, pues su manejo y modificación se realiza en laboratorios, lo cual impide que el campesino conozca sus características, origen y formas de manejo, pues por lo general, el tratamiento de esta semillas está atado a agentes sintéticos, sin los cuales se dificulta el éxito de la siembra, además, la gran mayoría tienen la característica de ser semillas infértiles, en cuanto no se puede sacar nueva semilla de sus frutos para continuar el ciclo de reproducción, pues son semillas cuyo principal fin es económico, por lo tanto se espera que el campesino tenga que comprar continuamente esta semilla a las empresas productoras, las cuales están respaldadas por leyes de patentes para obtentores de propiedad vegetal.

Cuando la semilla pierde su fertilidad por la manipulación genética y el monopolio de las empresas semilleras, se pierde también el conocimiento y trabajo ancestral de mejoramiento, selección y manejo de las semillas, se pierde la diversidad cultural de las distintas formas de siembra y diversidad biológica, al tiempo se desata un conflicto ecológico y de justicia social, pues se vulnera el derecho de los campesinos, indígenas y afros de garantizar la supervivencia de sus comunidades, elegir su alimentación y garantizar a las futuras generaciones un entorno ecológicamente saludable.

El uso de las semillas tradicionales genera una estructura de relación social distinta a la que se genera con la agricultura convencional moderna, pues crea una identidad diferente, en cuanto reconocimiento y representación del escenario rural, el trabajo y la construcción de campesinado, lo cual constituye la cultura campesina de la agricultura familiar, del pequeño productor, el cual se diferencia en su sistema productivo, formas de comportamiento y representación colectiva.

La identidad que se genera con relación a un tipo específico de producción y relación con el entorno rural debe rescatarse en los análisis académicos, ya que el uso de semillas criollas ha sido analizado en la mayoría de estudios por formas objetivas de comportamiento, donde se observa solamente las prácticas campesinas. Esto ha conllevado a que se homogenice y limite las distintas formas de construcción social, buscando siempre una relación de la agricultura tradicional con formas de producción ecológica, sin embargo falta mayor investigación en el ámbito subjetivo, es decir, investigar cuáles son las representaciones del campesinado que lo lleva a materializar su pensamiento en este tipo de agricultura y que otras existen, pues como se pudo observar en el trabajo de campo, no todos los campesinos que usan semillas tradicionales tienen un sistema y principios ecológicos.

En la presente investigación se pudo observar que el uso de semillas criollas no esta limitado a la producción ecológica, pues existen campesinos que siembran éstas adoptando formas de producción convencional, con uso de químicos, monocultivos, quemas, etc., a la vez que combinan formas de producción tradicional con uso de biopreparados, en la misma finca, también se pudo evidenciar que no existe una conciencia propiamente ecológica, termino que es desconocido por la mayoría de campesinos, sino que su accionar esta dado por una conciencia practica, donde se actúa por un conocimiento empírico adquirido y un legado cultural.

Grafico 11. Definición de los tipos de producción agrícola

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  • La Soberanía Alimentaria Como Construcción de Vida

El concepto de soberanía alimentaria fue adoptado en 1996 con ocasión de la Cumbre Mundial de la Alimentación, por La Vía Campesina, uno de los mayores movimientos internacionales que agrupa organizaciones de campesinos, pequeños productores rurales, mujeres del campo, trabajadores agrícolas y comunidades agrarias indígenas.

La soberanía alimentaria se presenta como propuesta alterna a los modelos de producción agrícola promovidos por la Organización Mundial del Comercio (OMC) la cual da prioridad a las exportaciones por encima del fortalecimiento a los mercados locales, permitiendo el dumping, es decir una competencia desigual en la cual las importaciones a precios demasiado bajos de productos agrícolas, generan el dominio del mercado sobre el cual recae la importación.

Ante esta situación, Vía Campesina desde su nacimiento viene promoviendo prácticas locales que conlleva a los campesinos a superar las contrariedades del libre mercado y el sistema capitalista, desde propuestas regionales que permiten mejorar la forma de vida de los campesinos, entre estas propuestas se encuentra el fomento de la soberanía alimentaria, en contraste con el concepto de "seguridad alimentaria" defendido por la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El concepto de seguridad alimentaria de la FAO se refiere a la disponibilidad de alimentos que puedan garantizar la supervivencia de una población al suplir sus necesidades alimenticias. La Vía Campesina logra vislumbrar las dificultades de la seguridad alimentaria y opta por la propuesta de soberanía alimentaria, la cual tiene en cuenta no solo la disponibilidad de los alimentos sino también su pertinencia cultural, el modo de producción y el origen de los mismos, pues la liberación de los mercados ha ocasionado que comunidades campesinas estén consumiendo alimentos importados, desconociendo su origen y poniendo en riesgo las practicas y saberes locales, las cuales se van olvidando al dejar de producir, ya que los productos locales no encuentran cabida en el mercado por lo que se reduce su producción. La soberanía alimentaria no rechaza el comercio internacional, por el contario busca el intercambio, pero con competencia justa, es decir limitando importaciones demasiado baratas y priorizando la producción local.

La soberanía alimentaria es el DERECHO de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas, pesqueras, alimentarias y de tierra que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias únicas. Esto incluye el verdadero derecho a la alimentación y a producir los alimentos, lo que significa que todos los pueblos tienen el derecho a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada, y a la capacidad para mantenerse a sí mismos y a sus sociedades. (Vía campesina, 2002)

La soberanía alimentaria es un grito de esperanza que se hace necesario para enfrentar los problemas de hambruna y la alta dependencia económica que empobrece al campesino. Nuestra región no es ajena a este problema, pues está inmersa en un contexto amplio de economía campesina en la cual se puede observar distintos modelos tanto modernos como tradicionales.

Para dar solución a los problemas de hambruna y a la creciente interdependencia global, se gestaron distintos proyectos de desarrollo y sistemas agroalimentarios, sin embargo, estos generaron una gran diferenciación social entre los países del norte y los países del sur, pues en estos últimos se aplicaron los mismos proyectos de desarrollo del norte, sin tener en cuenta las diferencias estructurales de una región con la otra.

El modelo de crecimiento agrícola se baso en dos supuestos principales: uno de tipo tecnológico, el otro organizativo. El primero suponía que era factible lograr en los países tropicales de América Latina rendimientos físicos similares o superiores a los logrados a los países templados del norte mediante la aplicación del mismo paquete tecnológico capital- intensivo (semillas certificadas, alta dosis de fertilizantes y agroquímicos, y maquinaria agrícola) y a partir de los mismos materiales genéticos. El supuesto institucional es que era posible trasplantar a América Latina el

modelo organizativo del sistema agroalimentario productor de alimentos durables: a) la granja familiar capitalizada; b) empresas productoras de insumos y procesadoras de alimentos y fibras; c) instituciones de investigación agrícola orientada a la producción de materiales genéticos y tecnologías. (Llambí, 2000a).

Este proyecto de desarrollo agrícola fracaso para el sistema campesino tradicional, el cual quedo aislado de la competencia del mercado global y tuvo que enfrentarse con los mercados locales, los cuales se minaban de productos de importación a precios bajos, al tiempo que se iba incrementando la dependencia alimentaria.

Para el caso de Santuario Risaralda se pudo observar la necesidad de retomar la producción agrícola local para alimentar su propia población, ya que los alimentos del municipio son traídos en su gran mayoría de la capital departamental, Pereira, la cual a su vez recibe alimentos traídos de Bogotá DC y otras partes del país, el cual además recibe productos importados.

Si bien estos factores afectan la población santuareña, se pudo evidenciar una dificultad mayor de tipo productivo y comercial a nivel local, que representa un alto riesgo para la soberanía alimentaria y subsistencia del pequeño campesino.

Desde antes del reconocimiento administrativo del municipio en 1886, Julián Ortiz, el primer colono de Santuario, dona el terreno para construir la plaza publica en 1885, la cual ha funcionado desde la época como escenario de mercadeo, en el cual los campesinos el día sábado, día de mercado, vendían a cielo abierto lo producido en sus fincas, permitiendo esto conocer la procedencia de los alimentos e incentivar la producción local, estas prácticas se fueron perdiendo, en cuanto los campesinos dejaron de producir cultivos de pancoger para limitarse a la producción de café, ante esta situación, el mercado fue suplido por comerciantes, los cuales compran las verduras en la capital. No solo esta situación, en el año 2011 por disposición de las autoridades municipales y argumentando normas del nivel nacional sobre salubridad y espacio público, deciden prohibir la venta de alimentos en la plaza municipal, limitando ésta a un edificio cerrado en el cual pocas personas tienen acceso para vender allí, ya que el costo de los locales y la administración son demasiado caros para los pequeños comerciantes y campesinos, además, estos últimos no pueden pagar un local todo el mes, para ocuparlo solo el día de mercado, pues entre semana cumplen sus funciones normales en la finca.

El mercado cerrado se presentó como una propuesta necesaria para garantizar la calidad y sanidad de los productos cárnicos, sin embargo, dicho proyecto arrastro consigo el mercado de frutas y verduras, que de manera histórica había sido desarrollado en la plaza publica, lo cual genero todo tipo de criticas a favor y en contra, entre todos los argumentos presentados por la administración municipal, se hace evidente la ausencia del factor histórico-cultural y la pertinencia para la comunidad campesina, ya que el mercado se limita a los intermediarios mayoristas, que hacen la función de comerciantes.

Si bien los campesinos desde antes de la construcción de la galería, se habían apartado de la labor de mercadeo, el mercado a cielo abierto, permitía mayor número de comerciantes y por ende mayor diversidad de alimentos, además, los pequeños productores, en ocasiones traían productos específicos de sus fincas, en la actualidad esto no sucede y los productos agrícolas son traídos de la mayorista de alimentos de Pereira "MERCASA".

Estos hechos generaron una perdida de tradiciones y gran limitación para poder garantizar la soberanía alimentaria del pueblo, sumándose a esto las afectaciones que genera el hecho de que la mayoría de campesinos han dejado de producir alimentos, concentrándose solamente en el monocultivo de café, siendo éste el único producto que tiene garantizada su compra en el mercado, sin embargo, aun se producen todo tipo de alimentos en algunas fincas, principalmente las que conservan semillas criollas y no se limitan a la producción de café, esta producción se da en menor medida y es para el consumo de las fincas, con algunas excepciones de productores que logran vender su producción a tiendas de frutas y hortalizas o por fuera del municipio, aunque estos también tienen que luchar para logar precios agrícolas que dejen un margen optimo de ganancia frente a los costes de producción

En el municipio se debe fomentar los derechos de los campesinos a producir alimentos y poder venderlos en un espacio publico de manera organizada y el derecho de los consumidores a conocer lo que consumen y poder elegir el origen de los productos, garantizando así mayor salubridad, pues no se sabe de donde son, si son transgénicos o productos naturales.

Si bien en la región no existen grandes producciones de transgénicos, si se tiene un alto riesgo de consumirlos, ya que los alimentos provienen de las grandes capitales, las cuales reciben productos agrícolas de Tolima, Huila, Córdoba, Cesar, Meta, Cundinamarca, Sucre, Valle, Antioquia y Santander, siendo estos los departamentos en los cuales se tiene grandes plantaciones de transgénicos, principalmente maíz y algodón.

Colombia cerró el año 2009 con un área de 35.700 hectáreas sembradas con semillas genéticamente modificadas (transgénicas) en diez departamentos del país, reportó la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola (Agro-Bio), encargada de la promoción de este insumo agrícola. (Grupo semillas, 2010b).

En el municipio de Santuario no es tan evidente la producción de transgénicos, tampoco se da un control estricto de salubridad sobre las semillas, lo cual si sucede sobre los productos cárnicos, sin embargo la limitación para acceder al mercado de productos agrícolas a precios justos sí representa un gran riesgo, pues no tiene sentido que al campesino siembre si no se le garantiza un mercado libre y en condiciones de igualdad frente a los grandes mayoristas e intermediarios agrícolas, frente a los cuales se le dificulta competir.

El mayor riesgo que se presenta en el municipio para la preservación de biodiversidad y la soberanía alimentaria, a través de las semillas criollas, es el no tener un mercado para los alimentos producidos en el pueblo, lo cual ha llevado al exterminio de los entes biológicos, los cuales son remplazados por café.

Son pocas las personas que han logrado cierto grado de soberanía alimentaria, las cuales tienen pequeñas producciones, principalmente para el consumo familiar. Entre los alimentos más comunes que producen este minoritario grupo de personas y que constituyen su dieta, sin tener en cuenta los alimentos que se consiguen en el mercado, se encuentra:

Frutas como plátano, naranja, limón, mora, lulo, granadilla, curuba, chachafruto, victoria, chirimoya, fresas, aguacate, guayaba, banano, mandarina, granadilla, brevas, café, entre otras.

Tubérculos y hortalizas como cebolla, zanahoria, yuca, cilantro, arracacha, tomate, lechuga, maíz, frijol, repollo, alverja, papa criolla, papa San Félix, caña, cidra, remolacha, col, habichuela, pepino, ají y apio.

Otros alimentos de origen animal como leche, huevos, miel de monte, carne de conejo, peces, gallinas, palomos, cerdos y vacas. También se tienen plantas medicinales y para condimentos, entre otros alimentos que producen campesinos que no hicieron parte de la presente investigación.

La producción de los alimentos anteriormente mencionados es principalmente para consumo dentro de la misma finca, con algunas excepciones que son comercializados, sin embargo, es de resaltar la diversidad alimentaria que aun conservan los pequeños campesinos del municipio, los cuales han optado por la agricultura tradicional familiar, como forma de vida que permite garantizar el bienestar de la comunidad en lo referente a la alimentación, superando el contexto regional y mundial, en el cual los altos índices de desnutrición permite evidenciar las desigualdades del sistema económico.

En la Declaración de Roma que se realizó en 1996, con motivo de la Cumbre Mundial Sobre la Alimentación, se exige a los distintos gobiernos, para el año 2015, reducir a la mitad el número de personas que padecen desnutrición crónica, abogando al derecho a la vida y por ende a la alimentación. Sin embargo, esta pretensión se ve obstruida dada la continua disminución de material biológico que constituye el sistema alimentario mundial.

Según la FAO se están extinguiendo las razas de animales domésticos, llegando a una perdida del 80% durante el siglo XX y 75% de agrobiodiversidad, ante esta situación los pequeños campesinos constituyen una fortaleza para superar estas dificultades, pues según la misma organización, son quienes conservan la mayor variedad de especies.

En el mundo actual el número de especies vegetales en uso como base de nuestra alimentación se reduce continuamente. Si en la antigüedad la alimentación estaba compuesta por más de 1.500 especies de plantas, en la actualidad cada vez una mayor cantidad de personas se alimentan de menos especies vegetales y animales.

De acuerdo con la FAO, durante el siglo XX se perdió más del 75% de la agrobiodiversidad originaria y más del 80% de las razas de animales domésticos, que conservaban principalmente los pequeños agricultores en todo el mundo. Actualmente, nuestra alimentación se basa principalmente entre 150 y 200 especies y el 95% de la población mundial se alimenta de no más de treinta plantas; seis de ellas (maíz, trigo, arroz, papa, caña de azúcar, soya) se constituyen en las ¾ partes de la alimentación de la población humana (Grupo Semillas, 2008).

En el municipio de Santuario, los campesinos que han optado por la producción campesina tradicional logran superar estos indicadores, pues solamente la alimentación proveniente de sus propias parcelas esta por encima de 48 alimentos; si se tuviera en cuenta los alimentos comprados en el mercado, este numero ascendería, denotando esto una alimentación variada, la cual hace parte de la dieta habitual de las familias campesinas santuareñas.

Como se puede observar en la siguiente grafica, la mayoría de campesinos están satisfechos con lo que consumen ya que conocen su procedencia y el manejo que se les ha dado en términos de uso de agroquímicos. Estos factores permiten que se conserve las dietas locales y los sistemas de producción que culturalmente han sido adoptados y aceptados por la comunidad.

Grafico 12. Soberanía alimentaria

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En el municipio la perdida de soberanía alimentaria es evidente en las fincas con monocultivos, las cuales por lo regular ocupan grandes porciones de tierra dada la extensión de la frontera agrícola, la cual va acompañada de destrucción de los bosques y homogenización de la agricultura, ya que el espacio es ocupado por café, con variedades de cultivo de alto rendimiento, esta producción es continua, por lo que no se hace rotación de cultivos, lo cual agota el suelo, necesitando este mayor cantidad de agentes sintéticos como fertilizantes y abonos.

En santuario no existe ningún programa que promueva los sistemas de producción campesinos locales, ni siquiera las entidades de medio ambiente tienen un plan de acción para la conservación de la agrobiodiversidad de las especies nativas y criollas, ya que su accionar se ha limitado al Parque Nacional Natural Tatamá.

Todos estos factores conlleva cambios en la alimentación, pues se pasa del consumo de productos locales, ecológicos y conocidos, por alimentos foráneos, ajenos a nuestra cultura, de los cuales desconocemos su origen, valor nutritivo y condición, pues se ignora el hecho de estar consumiendo transgénicos o productos naturales, además, se pensaría que con los procesos de economía global se tendría acceso a mayor cantidad de alimentos provenientes de todo el mundo, pero como lo ha demostrado la FAO, durante el siglo XX se ha generado una gran perdida de diversidad vegetal y animal que ha conllevado a reducir el número de alimentos que consume la población humana a nivel mundial (Grupo Semillas, 2008).

La percepción de los campesinos entrevistados fue negativa en cuanto a la pérdida de diversidad vegetal. Ya que la mayoría de personas entrevistadas superan los 49 años, se deduce que pudieron conocer el proceso de transformación de la finca tradicional a la actual producción intensiva de café, el 100% de los campesinos manifestaron su rechazo a la perdida de cultivos tradicionales mediante los siguientes comentarios:

-"Muy grave, eso merma la disponibilidad de alimentos y nos hace vulnerables frente a cualquier problema, como un paro o el taponamiento de la vía" (J. Vásquez, comunicación personal, 5 de agosto de 2014)

-"Preocupante de que se esté perdiendo la tradición de producir nuestros propios alimentos y ahí el problema del relevo generacional, los jóvenes no tienen amor por el campo" (E. Ramos, comunicación personal, 9 de agosto de 2014)

-"Es un error muy grande, estamos acabando con nuestra cultura, lo elemental. Si no extermináramos la cultura, tendríamos vida, larga vida, si seguimos así tendremos destrucción" (G. Valle, comunicación personal, 13 de agosto de 2014)

-"Yo recuerdo de niño se sembraba de todo, hoy en día ya no hay eso ¡malo! Las fincas peladas, mero café" (W. Echeverry, comunicación personal, 24 de agosto de 2014)

Estas son manifestaciones que denotan más que un problema productivo, un cambio del sistema cultural y las formas de vida que se habían establecido de manera regional, adoptando dietas con productos ajenos a la región y formas de producción limitadas por el mercado, con alta dependencia de agentes sintéticos que remplazan los conocimientos campesinos tradicionales por el conocimiento científico de las empresas agrícolas, ya que para la siembra de las semillas transgénicas no se requiere un conocimiento amplio de la finca y sus componentes, sino de la aplicación de fertilizantes y pesticidas, que son suministrados por las mismas empresas.

Otra de las limitaciones que se pudo evidenciar durante el proceso investigativo, para garantizar la soberanía alimentaria, es la no propiedad de la tierra, pues aquellas fincas ocupadas por personas encargadas y no por sus propietarios, se han limitado a la producción de cultivos comerciales, lo cuales son trabajados en forma de monocultivos, ya que el dueño, al no habitar la finca no tiene la necesidad de sembrar cultivos de pancoger, sino que aprovecha el espacio con cultivos rentables económicamente. Una situación totalmente diferente se presenta en aquellas fincas que son habitadas por sus dueños, los cuales, no solo buscan un bienestar económico, sino también humano, garantizando primero la alimentación familiar.

Ante esta situación se logró evidenciar la estrecha relación que existe entre soberanía alimentaria y propiedad de los predios ocupados por los campesinos. Las personas que demostraron mayor preferencia y a la vez capacidad para sembrar su propia comida, con cultivos variados que garanticen la alimentación familiar, fueron aquellas cuyas tierras ocupadas estaban respaldadas con títulos de propiedad, lo cual les da la libertad de elegir qué sembrar en sus tierras, la cantidad y forma de hacerlo.

La propiedad de la tierra en el municipio de Santuario Risaralda esta en manos de los caficultores, los cuáles generan una gran demanda para extender sus producciones, limitando el acceso de los pequeños campesinos que optan por cultivos diversificados.

La tendencia hacia la concentración de la propiedad territorial, no es un factor que se limite a este municipio, por el contrario es una realidad nacional que ha generado todo tipo de disputas, acompañado de violencia por parte de terratenientes y grupos armados, que por medio de la tierra obtienen poder y control sobre la población, pues también se apropian del agua y los recursos naturales.

Las dificultades que tiene el pequeño campesino para acceder a la tierra genera un gran problema para garantizar la soberanía alimentaria de un pueblo, puesto que es el pequeño productor quien provee todo el tiempo alimentos frescos, variados y acordes culturalmente con el tipo de producción y dietas locales, abasteciendo así continuamente los mercados de la región.

Partes: 1, 2, 3, 4
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