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Inmigración a la Argentina: Españoles (hasta 1975) (página 3)


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Hay plateros de sangre inmigrante: "En 1804 llegó a Buenos Aires el primer Pallarols, procedente de su Barcelona natal, ciudad donde desde 1750 la familia, generación tras otra, se dedicó a la platería. En la actualidad, Juan Carlos Pallarols, en su local de Defensa donde antes funcionó una de las panaderías tradicionales del barrio de San Telmo, dirige el equipo de trabajo integrado por sus hijos Carlos Daniel y Adrián (séptima generación de plateros), y por Omar Ojeda, Luis Alonso, Alejandro Micheli, Angel Domínguez y Carlos Dijer. Meritxell, su nieta de cinco años, ya está aprendiendo a golpear. Ingresar en este taller es como descubrir un maravilloso mundo lleno de magia. Los artesanos trabajando, cada uno dejando su impronta personal en las piezas; las herramientas; el repiquetear de la fragua más el tañido de cinceles y martillos y el brillo cambiante de los metales generan un ambiente especial, resultando fácil imaginar que estamos en medio de una cofradía de artesanos medievales. La plata llega al taller en estado puro.

El proceso se inicia en el crisol de fragua (la aleación con el cobre le dará ductilidad y maleabilidad). A continuación se funden lingotes de un kilo, que Pallarols transforma en planchas o en alambres para permitir realizar las piezas deseadas. A partir de allí y luego de horas de cincelado, de batido a martillo y de una gran energía creadora, se llegará a lo buscado, un objeto único. Si bien los plateros trabajan generalmente por encargo, suelen dejar de todas maneras su estilo personal en los diseños. En el caso de Pallarols el barroco rioplatense está siempre presente. Entre algunas de las piezas realizadas por este artesano recordamos al mate que el presidente Raúl Alfonsín le encargó para obsequiarle a Felipe González, al que Pallarols le grabó el nombre Isidoro, como llamaban al estadista español de chico, y como se hacía llamar ya más grande, para esconderse de las persecuciones franquistas. También se destaca el cáliz realizado a pedido del presidente De la Rúa, para obsequiárselo al Papa Juan Pablo II. Hojas de malvón, y flores de cardo, "la verdadera flor nacional", una pluma realizada por su abuelo, un ángel tocando la trompeta, y las lunas, que para Pallarols tienen un interés que va más allá de la estética, al emparentarla con la alquimia y la magia que siempre tienen lugar a la luz de la luna.

No debemos olvidar que la familia realizó muchos de los bastones presidenciales. Junto a los elementos de trabajo de los plateros y de sus obras, el taller de la calle Defensa deja ver, además, una hermosa colección de máscaras que perteneció a Guilermo Magrassi, junto a instrumentos de música, cuadros y otros objetos".

Una Clínica de Muñecas fue fundada por un catalán: "Antonio Caro, está al frente de la clínica desde 1941, él mismo nació en una casa de muñecas, en un negocio fundado en 1896 por su padre; don Francisco, un escultor catalán, nacido en Tortosa; que quedaba en Lima e Independencia. Los Caro tuvieron dos negocios más, uno en Talcahuano al 800 y otro en Gaona al 3600, a cargo de la esposa de Francisco y mamá de Antonio, doña Herminia Dolz, también catalana.

En el año 1968 Antonio se instaló en el local que aún ocupa, a menos de dos cuadras del de Lima, siempre alrededor de la Casa de Ejercicios Espirituales. Al referirse a su tarea, don Antonio dice: "Una cosa es arreglar una muñeca de porcelana y otra muy distinta, una de plástico, mecánica. Tuve que ir perfeccionando el trabajo, hacer un poco de mecánico, de electricista, para poder arreglar este tipo de muñecas.. La época de oro de esta actividad fue en los años 30 y 40, imagínese que en la calle Tucumán, en una misma cuadra, al 1000, había dos clínicas de muñecas". Caro tiene en la trastienda todos los elementos y piezas para poder realizar con éxito su intervención. En esta suerte de depósito de cuerpecitos mutilados de goma, paño, porcelana, cerámica, yeso o papel maché, las numerosas cabezas de pasta alineadas en los estantes, parecen observar sonrientes nuestros movimientos, sin despegarnos la mirada, pese a algún que otro párpado caído. En una pequeña mesa de madera, Caro renueva ojos, cose cuerpos de género, hace implantes de cabello, maquilla, laquea las piezas y confecciona pelucas, que en muchos casos son de pelo natural que le llevan los clientes. Don Antonio, un verdadero cirujano plástico de "Gracielitas", "Marilús", "Pierangelis", "Peponas" y "Mal criados", recibe encargos desde Italia, Australia y Estados Unidos. Al salir desde la vidriera nos despide un busto de Florencio Parravicini, obra de don Francisco. "Para mí esta escultura de papá es un tesoro, – confiesa Antonio- pese a varias ofertas que recibí nunca lo vendí, jamás me desprendería de ella" (12).

Notas

  1. "Historia y vida de Fray Salvador Solá (Pedro Solá Vilalta)". Idea y realización: Directora Archivo, Lic. Arch. Inés I. Farías. Fray Daniel Sánchez Grgona, sobre documentos y fotografías del archivo Convento San Francisco Solano Río Cuarto. Fuentes: Bodas de Plata de la congregación de la Iglesia San Francisco Solano 1969 – 1994 ( publicación Gentileza: Fray J Rafael Colomer Barber, Archivo Histórico "Fray José Luis Padrós" (Convento San Francisco Solano) Fotos exterior nueva Iglesia: Gentileza Fotógrafa Sra. Teresa Scherrer. Trabajo Recopilación de datos y fotos: Eduardo. M. Tyrrell.
  2. Martínez, Tomás Eloy: "El sueño de un profeta", en La Nación, Buenos Aires, 4 de septiembre de 1999.
  3. ibídem
  4. Cruz, Alejandro: " ‘Nuestro’ teatro español", en La Maga, 1° de diciembre de 1997.
  5. Rocca, Edgardo J.: "Historias de la Ciudad – Una Revista de Buenos Aires" (N° 9 y 10, Mayo y Julio de 2001, respectivamente), que autorizó su reproducción a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. www.defensoria.org.ar.
  6. Ventura, Any: "Alfredo Alcón. A cara limpia", en La Nación Revista, Buenos Aires, 20 de marzo de 2005. Fotos: Mauro Rizzi.
  7. Aubele, Luis: "A boca de jarro. Arturo Puig ‘Ensayar es encontrarse con uno mismo’ ", en La Nación, Buenos Aires, 14 de diciembre de 2003.
  8. Yarroch, Gustavo: "Ana María Campoy ‘Yo sigo gozando de la vida’ ", en Clarín, Buenos Aires, 7 de abril de 2003.
  9. Guinzburg, Jorge: "Ana María Campoy ‘A mí los hombres me gustan con locura’ ", en Clarín Viva, 4 de agosto de 2002.
  10. Ceratto, Virginia: "Gris de ausencia. Volver a empezar en un mundo nuevo", en La Capital, Mar del Plata, 26 de noviembre de 2000.
  11. Madrazo,Cecilia: "Patricia Palmer 10 cosas que sé", en La Nación Revista, 13 de octubre de 2002.
  12. Spinetto, Horacio: "Los oficios. Entre el olvido y el rescate", en www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar.

Gallegos

El orensano Ramón Santamarina pierde, con pocas horas de diferencia, a su padre –que se suicidó- y a su madre, fallecida a causa de la trágica decisión de su marido. "Los tíos del niño Ramón –afirma Alberto Vilanova Rodríguez-, que no fueron capaces de acudir en su socorro, pero sí avergonzarse del inocente, pero pobre pariente, a pesar de que se había decidido a luchar por la vida, antes de lanzarse a la mendicidad, le agarraron y le depositaron en un orfanato, de donde muy pronto se fugó, ofreciéndose como grumete en un velero contrabandista que salía para Buenos Aires, con la decisión y energía que caracterizaron siempre su extraordinaria voluntad. En 1840, pues, ponía sus plantas en la Argentina, el país que con el correr de los años iba a ser testigo de sus virtudes y de su genio" (1).

José Navarro y Humberto Sánchez fundaron la conocida tienda marplatense "Los gallegos". "Con poca mercadería y muchas ganas de ganar dinero, los dos gallegos dormirían muchas noches sobre los dos únicos mostradores de la tienda vencidos por el cansancio de largas horas de trabajo y temerosos que un desborde del arroyo se llevara rápidamente las ganancias del mes". A ellos se sumaron más tarde los empleados Enrique Martínez y José Vicario. "Recuerda doña ‘Conce’, la esposa de José Vicario que ‘cuando ellos (Vicario, Martínez y Navarro) iban al campo a hacer propaganda y vender, nosotras las mujeres, preparábamos las viandas. Es que estaban afuera varios días y debían llevar la comida. Sí, claro que con la señora de Martínez tratábamos de ayudar. Hubo épocas muy malas, como aquella de la crisis del 30… bueno, nosotras confeccionábamos ropa interior, camisetas y todas esas prendas para ser vendidas en la tienda…" (2).

A Entre Ríos se traslada el gallego Francisco Izquierdo, quien escribe en 1882: "Los primeros días que pisamos la playa de Colón formado en ese entonces por un verdadero bosque salvaje, sin más habitantes que los nativos de semejantes sitios, sin entrar en los detalles de las especies porque creemos que el lector se dará cuenta de la clase de habitantes, y puede imaginarse cuál sería la primera impresión después de un viaje terrible en el mar, y los trasbordos cuando se navegaba puramente en buques de vela, teniendo para calmar nuestra primera mala impresión que recurrir al librito o contrato lleno de ofertas por el General Urquiza, en vista de los cuales nos resignábamos en parte pues el tiempo pasaba y nos encontrábamos como tribus salvajes, apiñados bajo los árboles, con nuestros hijos, sin más techo que el de la naturaleza, y ni una visión de simples ranchos en una estancia de algunas leguas a nuestro alrededor, teniendo de voz solo cuando la visita de uno que otro poblador de los alejados contornos" (3).

Otros gallegos viajaban a Ushuaia. " ’El Gallego Penitenciario’ ocupó un rol tan destacado en la historia de los primeros penales que fue honrado días atrás con una estatua recordatoria, ubicada en un lugar central del Museo del S.P.F. ‘A principios de siglo los primeros guardias eran gallegos o yugoslavos, traídos a la Argentina para trabajar en las cárceles. Muchos llegaban al puerto de Buenos Aires y seguían viaje al penal de Ushuaia; otros paraban en el Hotel de Inmigrantes y eran destinados a unidades de acá’, recuerda el alcaide mayor retirado Horacio Benegas, asesor del museo y jefe de visitas de la Unidad 16 en los 60" (4).

Arturo Cuadrado Moure, quien llegó en el Massilia, evoca su exilio: "En el año 1936 sube Franco, aquella tremenda traición en donde los hombres tuvieron que matar a los hombres. Surge la famosa guerra civil que duró tres años y donde han muerto casi dos millones de españoles. Nosotros, el ejército republicano, que dominábamos Madrid, Valencia y Barcelona, no teníamos fuerzas, teníamos la canción y teníamos a América. Era nuestro guía espiritual, nuestro árbol intocable, profundo y alto, don Antonio Machado. (…) desde México a Buenos Aires realizamos todos nuestros sueños, todas nuestras esperanzas, todas nuestras ilusiones, con el convencimiento de que habíamos triunfado… Ortega y Gasset nos había enseñado el camino de amar más que luchar" (5).

Francisco Gil nació en Vilar, Pontevedra, en 1915 y llegó a la Argentina a los cinco años. Fue "un gallego que se sintió argentino y organizó durante décadas encuentros entre autores y lectores, que son el antecedente más cercano a la Feria del Libro". "En 1960, Don Francisco sintió nostalgias de su tierra natal y quiso visitarla. Sus amigos se ocuparon de cumplir su deseo. Agustín Pérez Pardella, escritor y capitán de navío, lo llevó en su barco hasta Pontevedra. El dinero para la estada provino de una rifa de una obra que donó Berni" (6).

En Mar del Plata, en noviembre de 2000, el diario La Capital publicó una nota de Esteban Turcatti titulada "El gaucho que conquistó el mundo". En ella leemos: "Bernaldo Souto, poeta gallego, había traducido el Martín Fierro a ese idioma en el año 1980. Establecido en la Argentina desde hace muchos años, regresó recientemente de su tierra natal, Galicia, donde es muy conocido por su obra literaria y periodística. Allá brindó una serie de conferencias y presentó tres libros de poesías bajo el título ‘Luz y sombras’. Pero su mayor satisfacción fue enterarse que en fecha próxima, su traducción gallega del Martín Fierro será publicada por la Xunta de Galicia, en una edición bilingüe de lujo" (7).

Francisco Lores, presidente de la Federación de las Asociaciones Gallegas de la República Argentina, recuerda: "Llegué en 1952 desde O Grove. Trabajé como mecánico, pasé los desarraigos al igual que muchos. Fui mecánico y ahora estoy jubilado, dedicado a esta pasión que es conservar nuestro patrimonio" (8). Lores y su esposa, "En 1952 hicieron 10.000 kilómetros juntos, desde Ogrove a Buenos Aires, pero no cruzaron palabra. Quizás fue el mareo o la diferencia de edad: cuando se bajaron del vapor Entre Ríos, en el puerto de Buenos Aires, él tenía 19 y ella 8. Siete años después, un par de gaitas en San Telmo cambiaron las cosas. Boas noites, bonita, le dijo Paco, y María del Carmen aceptó bailar un pasodoble en la Federación de Entidades Gallegas. Cuatro décadas después, Lorena, la hija de ambos, canta antiguas canciones celtas en el mismo salón" (9).

Darío Lamazares, representante legal del Instituto Santiago Apóstol, llegó a la Argentina a los catorce años: "Fui un autodidacta –dijo-, me formé en la calle, y como la mayoría de mis compatriotas sufrí la falta de instrucción. Este país nos dio todo, los mismos derechos que sus hijos, y la escuela es una forma de pagar esa deuda" (10).

Manuel Corral Vide nació en Lugo en 1952. "Gallego, de esos que no olvidan ni sus raíces ni sus tradiciones. El Manuel poeta, periodista, pintor y dibujante de trazo incisivo, hace un culto de la buena cocina y de la hospitalidad" (11). "En su condición de hombre de cultura ha publicado libros, realizado más de 40 exposiciones de pintura y dibujo, trabajó como escenógrafo y director de teatro, dirigió revistas y escribió muchísimos artículos periodísticos. Viajó mucho, pero nunca olvidó su origen gallego, promoviendo en cuanta ocasión se le presentó, su cultura y tradiciones" (12).

Llamó Morriña a su restorán, nombre que nos habla sin duda del sentimiento que aúna a chef y comensales: "A través de Morriña (palabra entrañable para nosotros) el nombre de Galicia llega a miles de personas que, sin ser gallegas, se interiorizaron de las características de nuestra cocina, lo peculiar de nuestras tradiciones y nuestra milenaria cultura. En cuanto a los paisanos, me consta que se enorgullecen de tanta difusión" (13). El publica sus recetas en Galicia en el mundo; en una de las entregas de "Cocina gallega", leemos: "En Buenos Aires, siempre que se podía en casa, nos agasajábamos con una buena paella en la que difícilmente faltaba el conejo (mi abuela los criaba en nuestros primeros años en la Argentina" (14).

José Cameán Parcero recuerda: "Yo también fui gallego de m… y también colorado’, porque así es mi color de cabello. Y más de una vez tuve que escuchar a mis compañeros decir que me habían cambiado por un cuero. Pero no me molestaba, quizás porque yo al venir a los cuatro años me sentía uno más. No sabía mi conciencia la diferencia de ser gallego o argentino". Cuenta que su padre "como buen gallego, era músico, tocaba la gaita y le enseñó a él a tocar la caja. Como esto resultó ser de su gusto tocó con Los Celtas de Vigo y con Los Chavales de España. En estos conjuntos tocaba la tumbadora. Estos instrumentos todavía los conserva en su taller de autos antiguos" (15).

Daniel Artola relata la vida de Salvador de la Calle, periodista del diario Crítica: "Es diciembre de 1923. Estefanía es una pasajera más del vapor Alba que viene de Vigo, España, rumbo a la Argentina. El barco está cargado de inmigrantes con sus esperanzas a cuestas. Ella sabe que el destino está cerca y le habla a su bebé, Salvador, que extiende las manos debajo de la manta que lo cubre. Tiene la convicción de que ésta será una gran tierra, donde el trabajo y la felicidad no serán una utopía. A su esposo Rafael lo espera el campo. Despúes de unos días en el Hotel de Inmigrantes marchan a El Socorro, un lugar intermedio entre San Nicolás y Pergamino. Allí necesitan brazos fuertes para sembrar la tierra: el futuro para ellos se cosechará recogiendo bolsas de maíz. (…). Salvador se ha dado el gusto de volver a la tierra que lo vio nacer. En 1989 visitó a una tía en su pueblo natal: ‘Estaba en la campña y me la pasaba comiendo sardina, quesos de cabra y trozos de jamón crudo, porque allí no lo cortan en fetas como acá’ " (16).

En una entrevista realizada por Ana Da Costa en 2000, Juan Flloy evoca a sus padres: "Mi madre fue una francesa que vino en una de las promociones de inmigración del siglo pasado, en una inmigración de labriegos franceses que se afincaron en Pigüé, en la provincia de Buenos Aires. (…) se casó aquí, en la Argentina, con un español nativo de Galicia y formaron un hogar en el cual fuimos cuatro hermanos. Pero mi madre había tenido primero relaciones matrimoniales con un belga que la abandonó con tres hijos, los cuales fueron acogidos por mi padre. Los siete crecimos y fuimos educados aquí, en la ciudad de Córdoba. Papá y mamá se conocieron en Tandil, cerca de la Piedra Movediza, que es una figura que se hizo sumamente popular en casa, porque mi padre tuvo dos hijos en las proximidades de la Piedra Movediza" (17).

Adolfo Pérez Esquivel "parte para Galicia en breve a dejar él también su huella escultórica. ‘Voy a hacer un monumento a la memoria en Combarro, el pueblo donde nació mi padre, en un parque al que le van a poner mi nombre", comentó" (18).

Rodolfo Alonso dice que nunca olvidará el "legítimo entusiasmo" con que su padre gallego les relataba "anécdotas para él imborrables de su infancia. Anécdotas que no eran sólo de hombres y de hechos, como las inefables ocurrencias de Novás, el cantero de su pueblo, cachaciento y mordaz, sino también el reiterado recuerdo de ese ruiseñor cantando en lo alto de un pino o la nutria cazada a escondidas, de noche, sobre el lomo del río" (19).

Antonio Pérez-Prado expresó: "Yo también soy gallego, nacido en Buenos Aires –en Monserrat- porque Galicia es una nación histórica (las otras dos son Euzkadi y Cataluña, que también tienen idioma propio y son mucho más antiguas que la España consolidada en un Estado)" (20).

Manuel Castro, descendiente de gallegos, "es fanático de la música celta. En sus viajes por Europa aprendió la historia y las costumbres de este pueblo europeo y ahora difunde sus conocimientos en la Argentina. (…) Fiel a las tradiciones, Manuel se calza la pollerita kilt y el zaragüelle –vestuario típico que usaban los gallegos en el siglo XVIII- para interpretar los temas musicales. (…) ‘Soy un coleccionista de gaitas’, dice Castro y cuenta orgulloso que tiene siete de esos instrumentos. ‘La primera gaita me la compré en un viaje que hice a Londres. Aprendí a tocar con parientes y gaiteros escoceses. La cultura celta me fascina" (21).

Victor Hugo Ghitta evoca el carnaval de la colectividad gallega. Recuerda "las largas mesas familiares del Centro Lucense, en una Buenos Aires cuyos esplendores y apego por las fiestas populares irían menguando con los años, en bulliciosas noches de carnaval en las que nos peleábamos por una falda con fervor e inocencia mientras nuestros padres batían palmas y meneaban caderas al ritmo del pasodoble o la muñeira, después de haberse atragantado con las sardinas españolas y las morcillas vascas y las batatas asadas al carbón y los jamones tan perfumados como las señoras que atiborraban la pista, atraídas por una estridencia de trompetas y por las toreras de luces y las fabulosas charreteras y los zapatos y los pantalones blancos de los Gavilanes de España, que era el conjunto musical que animaba las tertulias y las verbenas" (22).

Ruben Servia recuerda el viaje a la tierra de sus mayores: "en 10 minutos llegamos a A Coruña…….Noia..Lousame…..baje del auto……….y lo que camine desde ese auto hasta los brazos de mi tía…..no puedo explicarte no podré expresarte, que me pasaba, era como caminar volando……liviano….sin nada adentro……ahogado…..alegría………La abrace, llore como hacia mucho no lo había hecho recordé a mi papá, a mis abuelos estaban ahí, en medio de nosotros dos….." (23).

Alberto Cortez es el autor de la letra y música de la canción "El abuelo". El cuenta la historia de ese tema: "De alguna manera esta canción que viene es una historia de ida y vuelta. ¿Por qué?, pues simplemente porque mi abuelo se fue de emigrante y después de casi una vida yo, su nieto mayor recorrí el camino de regreso, ese camino que él no pudo realizar a lo largo de su larga vida, a pesar de su inmensa nostalgia. Murió a los ochenta y algunos años. (…) La Argentina en aquellos años de principio de siglo era una esperanza que ofrecía amplios horizontes para los jóvenes con ganas de trabajar y hacer fortuna. Los hermanos García habían dejado España y especialmente Galicia ya que esta "sua terriña" natal no podía ofrecerles más que una vida azarosa bastante cercana a la miseria. Germán, Eladio y David, los tres hermanos García, se embarcaron en Vigo, como todos los gallegos emigrantes con destino a Buenos Aires (…)" (24).

De su abuela dijo el periodista Vicente Muleiro: "Como decía Gila, mi abuela era una solterona… Tan solterona era doña Francisca Muleiro que a sus hijos les puso su apellido.(…) Murió cuando yo era un adolescente y se llevó el secreto de su infancia gallega y la íntima épica de su inmigración" (25).

Guadalupe Henestrosa afirmó: "Desde hacía años venía pensando en el tema del desarraigo. Me interesaba especialmente el caso de las mujeres jóvenes, el testimonio personal, los sentimientos que se tejen en un apuesta vital tan fuerte. En parte se vincula con la experiencia de mis propias abuelas, ambas inmigrantes españolas. Una de ellas, Carmen Oliveros, cuyo nombre usé como seudónimo para el Premio, llegó a los 19 años, sola, en el año 20. Hoy suena sencillo pero en esa época cruzar el mar implicaba casi irse a otro planeta, no volver a ver a la familia, vivir a una carta por año, en un contexto de gente prácticamente analfabeta. Y tener que cargar además con la gran pregunta: irse para qué. Al sentarme a escribir, todo eso estaba sobre la mesa. (…) María Cruz, mi otra abuela, llegó a la Argentina con sus hermanas. Ese recuerdo fue el puntapié inicial." (26).

Daniel Yarmolinski y Graciela Pesce relatan una anécdota que tiene como personajes a Discépolo, Tania y un gallego: "Nos cuenta Francisco García Giménez que alguna vez escuchó junto con otras oersonas, el siguiente relato de boca de don Enrique Santos Discépolo (Discepolín): En los días que nos llegaban mal barajados por la suerte contraria, un 24 de diciembre estábamos en casa solos, secos y amargados. De repente, llamaron a la puerta. Tania, mi mujer, fue a abrir… ¡Era el gallego del almacén de enfrente con una canasta repleta!… Desde la avellana al turrón, desde las pasas de uva a la sidra: ‘como ustedes no me hicieron ningún pedido, me atreví a traerles esto. No se preocupen me lo pagarán cuando puedan’. ¡Lo machuqué de un abrazo! Tania, emocionada se puso a llorar" (27).

Algunos descendientes de inmigrantes se dedicaron al tango. No es muy amable la impresión que tenía Carlos Gardel sobre el tango ejecutado por españoles, ya que le dijo a Astor Piazzolla: "Mirá pibe, el ‘fueye’ lo tocás fenómeno, pero al tango lo tocás como un gallego" (28).

John Argerich se refiere a algunos inmigrantes: "recordé una copla que cantaban los mozos gallegos del Munich que hay frente al Rosedal: ‘De Cádiz a Vigo/ de un salto llegué…/ Tan sólo por verte/ La punta del pie’ " (29).

"A partir del año 1918 don José Loureiro, un simpático gallego, trabajó en la Costanera Sur, con la fuente de Lola Mora como fondo. ‘Los domingos con buen tiempo hacía hasta cincuenta fotos a cuarenta centavos, las tres postales con la misma pose, las coloreadas a mano, cincuenta’ " (30).

José Luis Baltar Pumar, presidente de la diputación de Orense, se refirió en 1998 al sentimiento de los gallegos emigrantes: "Los gallegos han colaborado en la realización de la Argentina, pero nunca se han olvidado de su madre patria, cuando podría existir un sentimiento de rencor por no haberles dado la posibilidad de progresar en su lugar de nacimiento. Ellos saben que si Galicia no les ha dado oportunidades es porque no ha podido" (31).

Notas

  1. Vilanova Rodríguez, Alberto: Los gallegos en la Argentina. Buenos Aires, Ediciones Galicia, 1966. Tomo II. Pág. 760. Premio de Historia en el Concurso Extraordinario de 1957, celebrado para conmemorar el cincuentenario de la fundación del Centro Gallego de Buenos Aires. Prólogo de Claudio Sánchez-Albornoz.
  2. S/F: "El baratillo", en La Capital, Mar del Plata, 25 de mayo de 2000.
  3. Izquierdo, Francisco: en Vernaz, Celia: La Colonia San José. Santa Fe, Colmegna, 1991.
  4. Messi, Virginia: "Los últimos días de la vieja cárcel de Caseros", en Clarín, Buenos Aires, 8 de noviembre de 2000.
  5. S/F: "Esa magnífica legión de viejos", en Revista Mayores, Año II, N° 11, 1994.
  6. Marabotto, Eva: "La esquina del librero, barro y pampa", en Clarín, 5 de noviembre de 2000.
  7. Turcatti, Esteban "El gaucho que conquistó el mundo", en La Capital, Mar del Plata, 5 de noviembre de 2000.
  8. Urfeig, Vivian: "Un nuevo museo rescata la historia de inmigrantes gallegos", en Clarín, Buenos Aires, 13 de diciembre de 2005.
  9. Peralta, Elena: "Clubes españoles", en Clarín, Buenos Aires, 3 de julio de 2005.
  10. Beltrán, Mónica: "La primera escuela gallega que enseña a chicos argentinos", en Clarín, Buenos Aires, 25 de abril de 1999.
  11. S/F: "BIENVENIDOS A VIDES, TAPAS Y VINO La sencilla calidez de una tasca", en www.videstapas.com.
  12. S/F: "Cocina Celta de Manuel Corral Vide", en www.labasicaonline.com.ar.
  13. Corral Vide, Manuel: "Cocina gallega", en Galicia en el mundo, Edición Mercosur. Buenos Aires, 3-9 de septiembre de 2001.
  14. Corral Vide, Manuel: "Cocina gallega", en Galicia en el mundo, Edición Mercosur. Buenos Aires, 14-20 de febrero de 2000.
  15. S/F: "José Cameán Parcero. Un vecino de Bembibre, Parroquia de Buxán", en El mensajero gallego, N° 2, Abril de 1998.
  16. Artola, Daniel: "Salvador de la Calle lleva tres cuartos de siglo residiendo en Saavedra ‘En 1929 el barrio estaba lleno de quintas’ ", en El Barrio Periódico de Noticias, Buenos Aires, Año 6, N° 67, Octubre de 2004.
  17. Da Costa, Ana: "Entrevista a Juan Filloy", en www.bibnal.edu.ar, 2 de marzo de 2000.
  18. Zacharias, María Paula (texto); Roll, Mauro (fotos): "La vidriera cultural", en La Nación Revista, 22 de agosto de 2004.
  19. Alonso, Rodolfo: Entrevista en Historia de la Literatura Argentina. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
  20. Pérez-Prado, Antonio: "Recuerdos de la América pródiga", en Clarín, 19 de noviembre de 2000.
  21. S/F: "Un periodista loco por la gaita", en Clarín, 26 de septiembre de 1997.
  22. Ghitta, Víctor Hugo: "Elegía a Paco Rabal dormido en Aguilas", en La Nación, Buenos Aires, 2 de septiembre de 2001.
  23. Servia, Rubén: e-mail enviado a M. G. R.
  24. Cortez, Alberto: "El abuelo", en www.albertocortez.com. Reproducido en www.galespa.com.ar.
  25. Muleiro, Vicente: "El mirador", en Clarín, Buenos Aires, 27 de septiembre de 1998.
  26. Garzón, Raquel: "ENTREVISTA CON MARIA G. HENESTROSA Bajo el signo del folletín". (Foto: David Fernández), en Clarín, Buenos Aires, 19 de noviembre de 2002.
  27. Yarmolinski, Daniel y Pesce, Graciela: Bulebú con soda: tangos para chicos. Con prólogo de Horacio Ferrer. Buenos Aires, Corregidor, 2005. 256 pp.
  28. S/F: "Astor Piazzolla. Alma de bandoneón", en La Capital, Mar del Plata, 25 de mayo de 2000.
  29. Argerich, John: "El amasijo ARRIBA Y ABAJO (Donde se habla de lo que dijo el finado Pestolini en cierta oportunidad), en Argentina Universal, Wahington D. C., Septiembre de 2005.
  30. Spinetto, Horacio: "Los Oficios – Entre el Olvido y el Rescate – El fotógrafo de plaza", en www.dgpatrimonio.buienosaires. gov.ar.
  31. Estévez, Paula: "Buenos Aires es nuestra 5° provincia de ultramar", en La Prensa, 7 de noviembre de 1998.

Madrileños

Era madrileño Ramón Gómez de la Serna. Alvaro Abós incluye en uno de sus libros un relato de David Alfaro Siqueiros acerca de la participación del español en una discusión, durante una fiesta en casa de los Rojas Paz: "Los asistentes habían ya bebido copiosamente y ‘en la euforia de la conversación y en respuesta extraña a una de mis anécdotas de bravura mexicana en la Revolución Méxicana, Gómez de la Serna hizo la alusión siguiente: ‘En la Revolución Mexicana como en todas las revoluciones de México, no murieron más que aquellos a quienes agarró de sorpresa la muerte natural. Nadie ignora –agregó- que las revoluciones de los mexicanos son invariablemente incruentas’. (…) me pareció muy normal decir: ‘¡Gómez de la Serna, en las familias hay siempre dos tipos de hijos: aquellos que no se despegan jamás de las faldas de sus madres y esos otros que, despegándose de esas faldas, van a aventurarse valientemente por el mundo! Ustedes, los españoles de España, son hijos del primero, y nosotros somos hijos del segundo, del aventurero, de Hernán Cortés, de Pizarro, de Alvarado, de Ponce de León. Y quizás de ahí provenga nuestro temperamento belicoso’. (…) ‘El autior de Greguerías, dada la gran cantidad de alcohol que había ingerido y profundamente lastimado por aquello de la ‘pollera’ de las mamás de los que se habían quedado en España, creyó conveniente responder con una blasfemia, ya no sólo contra México sino también contra todos los pintores de América latina. Una blasfemia tal que el violento Lino Eneas (sic) Spilimbergo no pudo resistir y replicó lanzándole la bebida de una copa a la cara. Así llegaron las cosas a un grado de violenta pelea a botellazos y sillazos entre pintores y escritores y el alarde mío de empujar el piano contra un grupo de los opositores literatos" (1).

María Luisa Robledo nació en 1912; falleció en 2005. La española expresó en una entrevista: "He tenido una carrera muy hermosa, no me puedo quejar. Con todos los altos y bajos que tiene esta profesión, pero estoy muy satisfecha de ser actriz. La vocación me nació de siempre; ya desde chica cantaba. Fue la maestra del colegio quien advirtió a mi madre que yo estaba predestinada para todo lo que fuera arte. Entonces, mi mamá me apoyó para que yo estudiara, sin importarle los prejuicios de la época para con los artistas. Y así llevo 68 años de teatro y 81 de vida’. Esta madrileña que llegó a Buenos Aires en 1935, siente devoción por la poetisa Alfonsina Storni y por el gran Federico García Lorca, y se lamenta de no haber podido conocerlos personalmente (…) ‘Le debo mucho a este país. Tengo más años de argentina que de española y en todo este tiempo no he hecho más que recibir elogios, premios, diplomas… Me siento plena’, concluye" (2).

Norma Aleandro, una de sus hijas, relata: "Estaban en la compañía de De Rosas en España, se conocieron, se enamoraron. Tuvieron a mi hermana y con la guerra se vinieron para acá. Con mi abuela, la madre de mi madre, de manera que yo nací en Buenos Aires. Comparada con su marido, Robledo "era más realista, pero también amaba su profesión como un sacerdocio. Si había que hacer algo para ganar plata en un escenario con algo que no fuera digno, no lo hacían. (…) Vivíamos muy humildemente. Nací en la Avenida de Mayo, en el Palacio Vero. Luego el departamento, chico, donde no faltaba la comida, pero un guardapolvo para todo el año, y al siguiente el mismo, alargado. Sin vacaciones. Mis padres hacían muchas giras para mantener la casa. Nosotras, con mi abuela. Estar un año afuera haciendo teatro era bastante común" (3).

"Mi abuela fue una gran narradora de cuentos, una mujer con una gracia muy especial, una castellana con el gracejo de los andaluces en su manera de narrar historias y en la que su tierra tomaba giros místicos. A mi hermana y a mí no dejaba de sorprendernos que aquella mujer hubiera sido testigo de tantas maravillas –recuerda con cariño y admiración Norma Aleandro-. Fue la persona que más influyó en mi vida. Ella me crió y me abrazó en esas noches de miedo, hasta que me quedaba dormida. Porque de chica era muy miedosa. (…) Aleandro confiesa que sigue con la tradición de narradora de cuentos, esa que la formó y que le permitió hoy vivir de lo que ama y seguir soñando" (4).

El guitarrista Manolo Yglesias "nació en Madrid, comenzó siendo bailarín de Danzas Españolas. Empieza a tocar la guitarra. A los quince años es contratado por la Compañía de Angel Pericet como tercer guitarrista. En 1967 pasa a ser el primer guitarrista de esa Compañía. Compone, escribe, dicta clases de guitarra. Recorrió gran parte de América y Europa dando conciertos y seminarios. En 1995 graba su primer CD, en Estocolmo (Suecia) y en Buenos Aires recibe el Premio Manuel de Falla ’95 a la trayectoria musical".

En una entrevista, contó: "Primero vino mi padre solo a buscar trabajo en 1948, como inmigrante, escapado de la guerra civil en España. Al año siguiente vinimos mi madre y yo. Yo contaba sólo con dos años de edad cuando llegamos. (…) yo me crié aquí, llegué desde muy chico, tengo mi casa, mi familia, mi padre murió aquí, vivo con mi madre" (5).

Relata Carlos Prebble: "mi abuelo materno llegò, a principios del siglo XX, al puerto de Buenos Aires; viajaban con èl muchos parientes. Cuando el empleado de Migraciones le preguntò su nombre, èl dijo "Moisès Josè Almendra". El empleado le contestò: "¿Còmo se van a apellidar Almendra, si son tantos?". En el documento argentino que recibieron, todos ellos se apellidaban Almendros. Y asì se llaman sus descendientes argentinos (6).

Notas

  1. Abós, Alvaro: Cautivo. Buenos Aires, El Zorzal, 2004.
  2. S/F: "María Luisa Robledo a 68 años de su debut: ‘Me siento plena’" , en La Maga, 1° de abril de 1994.
  3. Mactas, Mario: "Norma Aleandro. Estados del corazón", en La Nación Revista, Buenos Aires, 8 de diciembre de 2002.
  4. Scherer, Fabiana (texto); Lucesole, Martín (fotos): "Norma Aleandro Señora de la escena", en La Nación Revista, Buenos Aires, 5 de junio de 2005.
  5. S/F: "Manolo Yglesias", en Contratiempo 1° Magazine del Flamenco y la Danza Española. Año 1 N° 6. Buenos Aires, Mayo de 1998.
  6. González Rouco, María: "La inmigración judía: El viaje", en Recreando la cultura judeoargentina/2 Literatura y artes plásticas. Buenos Aires, Editorial Milá, 2004. Tomo I. 334 pp.

Murcianos

Joaquin Vicente nació en Murcia. "Creador de ‘Los Iberia’ hoy Joaquín Vicente sigue viviendo de su guitarra y de su arte. Aunque se dedica más a tocar Rumbas por cuestiones económicas de vez en cuando se hace un espacio y se lo escucha interpretar buen flamenco. Fue uno de los primeros fundadores de ‘FAMA’ el tradicional tablao porteño. Los Iberia grabaron dos CD y de próxima aparición el 3°. Esta familia de artistas compuesta por su esposa Norma (baile), su hija Noelia (baile), su hijo Gonzalo (percusión), un bajista y dos bailarinas invitadas conforman este grupo dispuesto a deleitar y divertir a los amantes del género" (1).

Miguel Sánchez Romera, "nacido en la Córdoba argentina de padres inmigrantes españoles, y residente en Barcelona" (2), evocó en un reportaje a su madre murciana (3).

En "Algunas opiniones de autores sobre el humor o el humorismo", Grand Jovialiste (Eduardo Brieux) se refiere a Jordán de la Cazuela: "Tato Bores dijo que un humorista como su guionista Jordán de la Cazuela es ‘ese profesional cuyo talento permitirá que otros hagan reír o llorar al público’ El guionista fue un hombre muy eficaz en su oficio que trabajó también en la administración pública, autor de los célebres y buenos monólogos del actor Tato Bores, los que eran dichos una vez por semana en la pantalla de televisión" (4).

Notas

  1. S/F: "Joaquín Vicente ‘Un poquito de compás", en Contratiempo 1° Magazine del Flamenco y la Danza Española. Año 1 N° 9. Buenos Aires, Agosto de 1998.
  2. EFE: "Sánchez Romera da lecciones de Gastronomía en Japón", en www.noticiasdenavarra.com, 11 de febrero de 2003, Núm. 2407.
  3. S/F: "Encefalograma de la gastronomía", en La Prensa, 14 de mayo de 2000.
  4. Gran Jovialiste (Eduardo Brieux): "Algunas opiniones de autores sobre el humor o el humorismo", en www.personales.ciudad.com.ar.

Valencianos

Los valencianos y sus descendientes honraban con su "falla" a San José, en Buenos Aires. Escribe Jorge Bucay que en Valencia, "A la medianoche del 19 de marzo, festejando el último día del invierno y según me cuentan en honor a San José, patrono de todos los artesanos carpinteros, las obras de arte callejeras se encienden al unísono en cada rincón de la aldea. La gente, por miles, valencianos y visitantes, festejan y aplauden lo que en minutos pasa a pertenecer al pasado. La tradición popular nos invita a arrojar a la falla papelitos que contienen palabras o dibujos que representan a aquello que quisiéramos dejar atrás, purificado por la pira de la quema. (…) Yo, en medio de unas 100 mil personas, ensordecido por el estruendo de los fuegos artificiales, lloré emocionado. Seguramente lloraba muchas cosas de mi pasado, pero también recordando con nostalgia que en pleno centro de Buenos Aires, cuando yo era pequeño, también había fallas valencianas. Los inmigrantes recordaban sus tradiciones y las compartían con nosotros, que disfrutábamos sin comprender del todo (1).

En Mar del Plata, este festejo se sigue realizando. Una noticia publicada en el diario La Capital en marzo de 2004 informa: "Desde ayer y hasta el sábado próximo se desarrolla en la ciudad de Mar del Plata la 50º edición de la Semana Fallera. La celebración es organizada por la Unión Regional Valenciana y se realiza en la céntrica plaza Colón. Todas las noches se ofrecen delicias gastronómicas y suben al escenario agrupaciones de música y baile de distintos puntos del país. (…) La celebración, con epicentro en la ciudad española de Valencia, alcanzará el máximo esplendor el sábado próximo cuando a partir de las 21 se realice un espectáculo de fuegos artificiales y luego, desde las 22, se proceda a la crema del monumento principal de la Falla 2004. La asistencia se estima entre 80 y 100 mil personas. (…) Este año la estructura del monumento principal instalado en la plaza Colón consiste en enormes castillos que simbolizan al Fondo Monetario Internacional y un galeón, que representa a nuestro país, que intenta alejarse del lugar.

Entre los muñecos que forman parte de la escena se destaca la réplica del presidente Néstor Kirchner. La instalación tiene una altura de 31 metros y está confeccionada con madera y cartón. Precisamente el ritual de la "crema" consiste en prender fuego la obra de arte, que por lo general está inspirada en algún hecho saliente de la escena nacional o internacional. Los valencianos atribuyen el origen de esta fiesta a los carpinteros. Ellos trabajaban durante todo el invierno e iluminaban sus talleres con grandes candiles de aceite, utilizando un artefacto de madera llamado parot.

En la víspera de San José, su patrono, los aprendices se encargaban de hacer limpieza general y en la puerta de sus talleres formaban montañas con virutas, restos de madera y el tradicional parot, que convertían en monigote, con caretas sobrantes del carnaval, sombreros y guantes. Luego quemaban los desperdicios y así nacieron las fallas" (2).

Notas

  1. Bucay, Jorge: "El encanto de empezar de nuevo", en Clarín Viva, Buenos Aires, 4 de abril de 2004.

  2. S/F: "Mar del Plata: Fallas criollas", en La Capital, Mar del Plata, 21 de marzo de 2004, www.lacapital.com.ar.

Partes: 1, , 3, 4, 5, 6

Vascos

Baldomero Fernández Moreno incluyó en Guía caprichosa de Buenos Aires la página "El vasco lechero en el café", en la que dice: "he aquí que al hilo del mostrador aparece un vasco lechero, la cara rosada, con dos parches más rojos pegados en las mejillas, la boina encasquetada, la blusa rizada, que no todo ha de ser fortaleza y agresividad; las piernas combadas, las alpargatas silenciosas, y el tarro en la mano como si blandiera un arma o un guijarro listo para ser proyectado en la cara lisa y cosmopolita del ‘barman’. Y con el vasco lechero entra también el campo, un aire duro y frío y un trébol. Un trébol precisamente que se labra un espacio verde en el ambiente gris y que yo veo con toda nitidez" (1).

La estancia Acelaín, en Tandil, provincia de Buenos Aires, "Fue inaugurada en 1924 por su dueño, Enrique Larreta, que confió su diseño al arquitecto Martín Noel y bautizó así sus campos en honor al pueblo vasco de dónde son oriundos los Larreta. En la casa, de estilo morisco-español, el escritor volcó su amor por España" (2).

Manuel Mujica Láinez visita en Villafranca de Oria, pueblo cercano a San Sebastiàn, la casa de sus mayores, en una "peregrinaciòn a las fuentes": "Con Armendàriz tornè a entrar en la iglesia. Me enseñò, en los registros parroquiales, las anotaciones que consignan los bautismos, matrimonios y muertes, de gente remota vinculada a mì. Y, saliendo del templo neblinoso, me mostrò junto a èl la que fue casa de mis mayores y que, desde 1890, màs o menos, està destinada a escuela, correo, dependencias municipales y què sè yo què. Sobre la puerta sigue intacto el blasòn, como en tantas y tantas casas de Guipùzcoa" (3).

Relata María José Pérez Arango: "En el año 57 mis padres y yo llegamos desde España para reunirnos con mi hermano que se había venido a la Argentina. Los años pasaron y me convertí en una mujer que cada día deseaba y soñaba más con volver a su tierra. La idea era llegar y por lo menos llorar dos días seguidos, para luego poder recorrer los lugares que en mi memoria se mantenían nítidos. (…) Una vez en Madrid, después de una hora y media de viaje en el primer asiento de un micro atravesando los montes Cantábricos por extensos túneles y la campiña vasca a través de una fantástica autopista, llegamos a Bilbao. Traté de reconocer algo, pero todo era nuevo para mí" (4).

El madrileño José Luis Alvarez Fermosel cuenta: "un día la mujer de Bonasso padre, una vasca de Bilbao, me dijo: ‘Mira, no te quedes aquí mucho tiempo porque vas a estar en dos sillas mal sentado. Yo estoy allá y a los 20 días me da la impresión de que nunca me he ido; cae la tarde y miro el reloj y digo: Ahora estaría yo en Buenos Aires tomando el té con mis amigas. Y vuelvo a Buenos Aires y pienso que podría estar allí conmis hermanas". Cuenta, además, que Rolando Hanglin le dijo: "Mira, te voy a poner el apelativo de Caballero español, porque conocí a un vasco que estaba loco por mi tía y que cuando iba a casa decía, juntando los talones a la prusiana: ‘¡Mujica, caballero español!’ " (5).

Ángeles de Dios de Martina "nació en Comodoro Rivadavia y desde hace más de cuatro décadas vive en Resistencia, Chaco. Es hija y nieta de inmigrantes españoles- andaluces y vascos. Escribe sobre temas inmigratorios mediante los testimonios orales de sus protagonistas, el uso de la historia oral, la descripción de fotografías y la investigación histórica" (6). Es la autora de Vascos en el Chaco: historias de vida (7).

A Eibar llegaron los hermanos Sarasqueta, a conocer a sus parientes vascos, de los que no tenían noticias desde 1902. El encuentro fue posible gracias a la Asociación para la Cooperación Mundial entre Vascos, que ayudó a localizarlos. "Regresaron la semana última, con las valijas llenas de fotografías, comidas típicas y libros sobre el lugar. ‘El primer encuentro con Pedro, primo segundo, de 65 años, fue impactante por el parecido con mi padre. Nos recibieron como una verdadera familia. Valió la pena el esfuerzo’, contó Marcelo" (8).

Sebastián Batista escribe, en "Periodistas de Mar del Plata" acerca de Félix de Ayesa, quien "nació el 18 de mayo en Olite (España). Llegó a nuestra ciudad en 1910 y con su familia se radicó en Mar del Plata. Vecino del barrio "La Estación" de trenes desde temprano tuvo apego por la lectura y la historia. Egresado del Instituto Peralta Ramos, Don Félix fue durante su vida hombre de campo, obrero, periodista,, librero, funcionario público, docente y en sus últimos años de vida, historiador. Félix de Ayesa Arismendi y Rubio, como era su nombre completo, defendió con énfasis los momentos históricos de la ciudad, principalmente el Oratorio del Instituto Unzué. Fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad por el Honorable Consejo Deliberante en 1989 y falleció el 7 de abril de 1996" (9).

Sobre Juan Manuel García Salazar escribe Roxana Badaloni, en "El coleccionista": "Con minuciosidad histórica, este inmigrante vasco radicado en Mendoza fue reuniendo valiosos sellos postales hasta alcanzar 250 estampillas y 70 sobres que en agosto se expuso como patrimonio histórico cultural de Mendoza" (10).

Notas

  1. Fernández Moreno, Baldomero: Poesía y Prosa. Prólogo de Jorge Lafforgue, selección de Nora Dottori y Jorge Lafforgue. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
  2. S/F: "Aldo Sessa. País de estancias", Fotos: Aldo Sessa, en La Nación Revista, 12 de diciembre de 2004.
  3. Mujica Làinez, Manuel: Placeres y fatigas de los viajes. Crònicas andariegas. Buenos Aires, Sudamericana, 1993.
  4. Pérez Arango, María José: en "Tendencias. La vuelta al origen", en Clarín, Buenos Aires, 17 de octubre de 1999.
  5. Flores, Daniel: "A boca de jarro. José Luis Alvarez Fermosel ‘La caballerosidad no tiene que ver con la geografía’ ", en La Nación, Buenos Aires, 21 de septiembre de 2003.
  6. S/F: en www.dunken.com.ar
  7. Martina, Angeles de Dios de: Vascos en el Chaco: historias de vida. Buenos Aires, Dunken, 1999.
  8. Linares Calvo, Ximena: "Los hermanos que encontraron sus raíces", en La Nación, Buenos Aires, 29 de septiembre de 2002.
  9. Batista, Sebastián: "Periodistas de Mar del Plata", 20 de septiembre de 2001, www.deporteaedu.com.ar.
  10. Badaloni, Roxana (texto) y Yañez, Jorge (fotos): "El coleccionista", en Clarín Viva, Buenos Aires, 14 de noviembre de 2004.

Sin mención de origen

L. A. Truchero Onís escribe una carta al diario La Nación, en la que manifiesta: "soy colega del Perito Moreno, español, topógrafo… Hace 25 años que llegué a este país. He entregado mi vida profesional útil relevando los ríos La Leona, Santa Cruz, Neuquén, Limay… infinidad de lagos, montañas y caminos" (1).

Recuerda Roberto Arlt: ‘Siendo reporter policial del diario Crítica en el año 1927, tuve una mañana del mes de setiembre que hacer una crónica del suicidio de una sirvienta española, soltera, de veinte años de edad que se mató arrojándose bajo las ruedas de un tranvía que pasaba frente a la puerta de la casa donde trabajaba, a las cinco de la madrugada. Llegué al lugar del hecho cuando el cuerpo despedazado había sido retirado de allí. Posiblemente no le hubiera dado ninguna importancia al suceso (en aquella época veía cadáveres casi todos los días) si investigaciones que efectué posteriormente en la casa de la suicida no me hubieran proporcionado dos detalles singulares. Me manifestó la dueña de casa que la noche en que la sirvienta maduró su suicidio, la criada no durmió. Un examen ocular de la cama de la criada permitió establecer que la sirvienta no se había acostado, suponiéndose con todo fundamento que ella pasó la noche sentada en su baúl de inmigrante (hacía un año que había llegado de España). Al salir la criada a la calle para arrojarse bajo el tranvía se olvidó de apagar la luz. La suma de estos detalles me produjo una impresión profunda. Durante meses y meses caminé teniendo ante los ojos el espectáculo de una muchacha triste, que sentada a la orilla de un baúl, en un cuartujo de paredes encaladas, piensa en su destino sin esperanza, al amarillo resplandor de una lamparita de veinticinco bujías" (2).

Entrevistada por Cristina Pizarro, María Esther de Miguel contó: "por parte de madre era más bien de las colonias que rodeaban a Basabilbaso, las moscas (…) mi papá tenía la usina de Larroque, la usina eléctrica. Yo me acuerdo de que en mi casa había un gran diploma que decía ‘A Victoriano De Miguel, (así se llamaba) benefactor del progreso argentino’ porque él había dado esa fuente. A mí y a mi hermana nos decían en Larroque "las chicas de la luz", cosa que nos divertía mucho. Éramos las chicas de la luz. A mi casa le decían ‘El palacio de colores y de luces’ porque teníamos mucha luz y porque ‘Como no pagan la luz, tiene encendido todo’ (…) mi casa era un barco porque al caer la tarde se oía chuc chuc chuc que era el ruido de los motores, como tenía muchos vidrios de colores, desde el jardín miraba. Yo en mi casa de la infancia era muy muy feliz. Porque era un espacio muy alegre" (3).

Entrevistada por Alejandra Correa, recordó: "En mi casa se hablaba mucho de historia porque mi padre que era un inmigrante español, era muy curioso e inteligente. Siempre quería saber la historia del lugar y se preguntaba sobre Urquiza y yo escuchaba" (4).

En Un dandy en la corte del rey Alfonso, María Esther de Miguel refiere a propósito de unas monedas, el motivo que llevó a su padre a emigrar y la situación económica en la que debió hacerlo: "todas habían pertenecido a mi papá, quien vino de España por no hacer la conscripción en Marruecos. Llegó con una mano atrás y otra adelante, en su maleta un mantón de mi abuela y… Y nada más. ¡Ah, sí: las monedas!" (5).

Sobre Imperio Argentina escribe Xavier Quiñones: "Magdalena Nile del Río nace el 26 de diciembre de 1906 en Buenos Aires, en el barrio de San Telmo. Hija de padres españoles y de ascendencia inglesa debuta en el teatro de la Comedia de aquella ciudad con el nombre artístico de Petit Imperio, apadrinada por la bailarina y cupletista española Pastora Imperio. Estudia danza en España donde adoptará el nombre artístico de Imperio Argentina y debutará en el teatro Romea de Madrid en 1924" (6). En una entrevista, la bailarina recordó su formación: "En Argentina hay unos profesores estupendos, y en España, no le digo más. Joaquina Ortiz al piano, Juanita Castelao, que era una verdadera maravilla, y Anna Pavlova, con la que estuve bailando clásico un par de años, cuando enseñaba en el Teatro Colón de Buenos Aires" (7).

Eladia Blázquez agradece que sus padres españoles hayan sido tan amplios de criterio, aunque su formación terminó siendo autodidacta: "En mi casa aprendí a ser libre. Mis padres eran españoles, él obrero y ella ama de casa. Podían haber sido muy cerrados pero no. Vieron pronto que tenían una hija artista, desde que me dieron el primer juguete musical: tuve mis xilofones, mis pianitos, que venían con la escala completa y afinada. Y no me obligaban a sentarme a comer si prefería encerrarme a hacer música. (…) Mis padres, dentro de sus humildes medios, me pusieron profesores de música que al poco tiempo aconsejaban: ‘Déjenla, déjenla cantar y tocar sola, tiene algo innato’ " (8).

En Río Grande, Patagonia, Sulko Romero Roberts relata que "cuando su padre llegó a estas lejanísimas tierras para trabajar en un aserradero jamás pensó que se quedaría para siempre. Era un español que, claro, pensaba ‘hacerse la América’. Y se la ‘hizo’ " (9).

Carlos Szwarcer cuenta que una familia española había aprendido de los turcos una receta: "Pepe cuenta que su ‘hermano trabajaba en la pollería de la calle Gurruchaga, pelaba pollos y mi mamá me mandaba a comprar allá. Los huevos rotos los vendían más baratos y yo iba con una ‘lechera’ y le decía a Gallizy – el dueño del local – ‘Hola, don Juan, dice mi mamá si me puede dar una docena de huevos rotos’. Y él me contestaba ‘Sí, claro, andá, decile al Cholo’. Y yo le decía a mi hermano, que se iba al fondo, agarraba los huevos sanos, los golpeaba y los tiraba a la lechera, pero en vez de 12 tiraba como 50 huevos y cuando salía yo le decía ‘Dice mi hermano que ya está don Juan’. ‘A ver, qué te voy a cobrar si están todos rotos’ y no me cobraba nada’. Con el rostro encendido y nostálgico por el recuerdo de esa artimaña Don Pepe continúa: ‘Y mi mamá pisaba todo, con cáscara y los colaba y hacía una masita que le enseñaron los turcos (sefaradíes), que le llamaban ‘pan esponyado’, pan de España, después con lo que le quedaba le agregaba un poco de harina y estiraba la masa con una cuchara y se hacía como un huevo frito y hacía unas masitas: ‘Mulupitas’ y llevaba la fuente a la panadería para que se la hornearan. Aprendimos de los turcos… comíamos a cuturadas’.(3). Ríe a carcajadas" (10).

Trincado, un inmigrante que llega de España en 1910, construye su casa en Villa Pueyrredón: "Aquella casa era una pieza de madera y forrada por afuera de zinc, sobre una plataforma a 40 cm del piso, ya que estaba cerca del arroyo Medrano y se inundaba con frecuencia. La cocina estaba separada y el baño al fondo. Sin necesidad de televisión o radio para acostarse a dormir, bastaba con que las gallinas comenzaran a discutir dormidas desde el fondo o que, cuando empezaba a llover, las ranas se convirtieran en una orquesta sensacional para entretener a todos los ‘oyentes’. (…) Era una zona de quintas y los chicos jugaban en la calle. Aquel Pueyrredón era un gran campo con lagunas donde se cazaban ranas. Había casas bajas, con calles de tierra, cuna de tantas travesuras" (11).

Dora Schwarsztein escribe que el 5 de noviembre de 1939, a bordo del Massilia, llegaron exiliados con destino a Chile, Paraguay y Bolivia: " ‘No permiten ni asomarse a los ojos de buey a los intelectuales españoles en trànsito’, titulaba el diario local Noticias Gráficas la noticia del arribo del Massilia al puerto de Buenos Aires, ‘Las medidas adoptadas contra el grupo de intelectuales y artistas españoles son de un rigorismo que sólo tratándose de peligrosos confinados se hubieran aceptado…. Un marinero nos informó que los españoles refugiados tenían orden de que nadie se aproximara a ellos y menos que se asomaran por los ojos de buey. Es lamentable lo que ha ocurrido. No sabemos ni nos interesa saber quién ha dado la orden terminante de que ese grupo de gente que representa de modos distintos a la cultura y el cerebro de España permanezca en la sombría situación de los delincuentes incomunicados’ " (12).

Dora Schwarsztein presenta el testimonio de una española que llegó al Hotel. Dice la mujer: "Nos metieron en el Hotel de Inmigrantes. Salas muy limpias, pero, claro, una tristeza enorme. Nos agolpamos todas las mujeres españolas por un lado. Yo recuerdo las señoras más mayores que había, todas estaban tristes. Allí por primera vez vi un mate" (13).

José Arias expresó sus vivencias en el hotel de Puerto Madero, al que llegó en el 30: "Quiero dejar aquí constancia del trato y de la atención que las autoridades tenían con los inmigrantes. Nos daban comidas sanas y abundantes; para dormir, camas limpias y cómodas; en mi caso han pasado sesenta y ocho años, yo entonces tenía trece, pero nunca podré olvidar mi paso por el Hotel de Inmigrantes. Y como si esto fuera poco las autoridades de inmigración le sacaban el pasaje a destino y se lo pagaban, y hasta lo acompañaban hasta las estaciones, por lo menos en mi caso" (14).

Escribe Horacio Spinetto: "Todos los barrios tuvieron, y todavía quedan algunos, su taller de compostura de calzados, el "zapatero remendón" como se lo llamó popular y cariñosamente. Me acuerdo de uno que había en Villa del Parque; cuando yo era chico, allá por fines de los 50 y principio de los 60; que tenía su pequeño taller en la calle Pedro Lozano casi Nazca, Don Alfonso, un español muy agradable y de muy pocas palabras, siempre tenía en su boca un cigarrito del tipo de los "Avanti". Su esposa, doña María, también española, simpática y muy locuaz lo ayudaba en las tareas, se ocupaba de poner los zapatos en la horma. Hace ya varios años que el local cerró, las planchas brillantes de cuero para las suelas desaparecieron, hoy en su lugar atiende un kiosco" (15).

Notas

  1. Truchero Onís, L. A.: "Por error ajeno", en La Nación Revista, Buenos Aires, 12 de diciembre de 1999.
  2. Arlt, Roberto, citado por Orgambide, Pedro: "Roberto Arlt, cronista de 1930", en Arlt, Roberto: Nuevas aguafuertes porteñas. Buenos Aires, Librería Hachette S. A. 1960. (El pasado argentino, dirigida por Gregorio Weimberg).
  3. Pizarro, Cristina: "Con María Esther de Miguel", en El Tiempo, Azul, 14 y 21 de septiembre de 2003.
  4. Correa, Alejandra: "María Esther de Miguel: la novela histórica", en Magazine Actual, Año 2 N° 8, Diciembre de 1997.
  5. Miguel, María Esther de: Un dandy en la corte del rey Alfonso. Buenos Aires, Planeta, 1999.
  6. Quiñones, Xavier: "Imperio Argentina", Extraído del CD BMCD 7601, sello Blue Moon, serie "Cancionero de Oro", editado en España, en www.todotango.com.
  7. Mediavilla, Manu (texto); Marina del Mar (fotos): "Imperio Argentina – Cantante y actriz", 5 de noviembre de 2001, en www.canales.laverdad.es.
  8. Madrazo, Cecilia: "Eladia Blázquez: 10 cosas que sé", en La Nación Revista, 15 de septiembre de 2002.
  9. González Toro, Alberto (texto) y González, Ricardo (fotos): "La Patagonia de Kirchner", en Clarín Viva, Buenos Aires, 2 de noviembre de 2003.
  10. Szwarcer, Carlos: "Hechizo Sefaradí", en SEFARaires, Nº18, 2003.
  11. Quirney Aguirre, Carla: "Don Elías Trincado", en El Barrio Villa Pueyrredón, Buenos Aires, Septiembre de 2003.
  12. Schwarsztein, Dora: "La llegada de los republicanos españoles a la Argentina", en Estudios Migratorios Latinoamericanos, Nº 37, CEMLA, Buenos Aires, 1997.
  13. Schwarsztein, Dora: Entre Franco y Perón. Memoria e identidad del exilio republicano español en la Argentina. Crítica, 2001.
  14. Arias, José: "Disqueprensa", en La Prensa, Buenos Aires, 1998.
  15. Spinetto, Horacio: "El zapatero remendón. Los oficios. Entre el olvido y el rescate", en wwww.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar.

Varios

Lolita Torres manifestó: "No puedo explicar el por qué del acento español. No sé, me viene de adentro, y eso que mis padres eran argentinos. Mis abuelos paternos eran navarros y los de mamá eran gallegos. Por un tiempo, todos creyeron que yo era española y eso provocó el estallido en la comunidad hispana. Cuando se enteraron de que era argentina no tuvieron el menor prejuicio y me siguieron apoyando" (1).

Un sombrerero es hijo de españoles: "En Gaona al 1200, se encuentra la tradicional sombrerería "Winter", que funciona allí desde hace 63 años bajo la batuta de don José "Pepe" Ferro, porteño de casi "90 pirulines", hijo de padre gallego, de Lugo, y de madre leonesa. Eduardo, su hijo se da una vuelta todos los días para ayudar en todo lo que haga falta. "Aquí de los 40 hasta el 60, había un trabajo bárbaro, los sábados la gente hacía cola en la puerta del local, es que los muchachos tenían que ir a bailar al vecino Club Buenos Aires (y sin sombrero era una vergüenza). También tenía una importante clientela de la colectividad israelita. Pero hoy la actividad está muerta, a lo sumo se vende alguna que otra gorra". En las vitrinas los elegantes orión lucen junto a los chambergos de fieltro "de primera calidad", negros, marrones y grises, "los negros siempre con forro, los de otro color no". Junto a ellos vemos la horma, con la que se tomaban las medidas de la cabeza del cliente y así poder hacerle su sombrero. "En verano se usaba panamá, y también ranchos", recuerda don José, y agrega: "Muchas veces los muchachos que iban al hipódromo, a las carreras, y acertaban una fija, revoleaban su sombrero por el aire". Esto situación de euforia, le venía muy bien al negocio, porque los apostadores volvían a comprar nuevos sombreros. Ferro conoció el oficio siendo joven, desde los 18 años hasta los 23 trabajó en la fábrica de sombreros "Dominoni", que quedaba en Monroe 1683/ 87, entre Montañeses y Arribeños, con salida también por Blanco Encalada. "Recuerdo una casa que continúa, como yo en esta lucha tan despareja, "Maidana", en Rivadavia al 1900. En fin, cosas de la vida, -murmura mientras acaricia a su perro Colita-. Pasa todo tan rápido…" (2).

El actor Alberto de Mendoza "nació en enero del 21, en el barrio de Belgrano, hijo de un andaluz y una vasca. No tuvo lo que se dice una infancia idílica: cuando tenía cinco años, se quedó huérfano y fue llevado a España, donde lo crió su abuela Isidra. (…) ‘Mi nona murió a poco de empezar la Guerra Civil, donde perdimos todo –dice a Diego Heller-. Fue ahí cuando empecé a laburar y a conocer la calle, a los 15 años empecé a gastar suelas’. Un buque –el Tucumán- lo devolvió al Río de la Plata en 1939, junto a un grupo de refugiados cansados de tanta guerra" (3).

Cecilia Figaredo "Habla con voz fuerte y remite a sus orígenes: ‘Figaredo es español; mi abuelo era de Oviedo y mi abuela, de Galicia. Por parte de mamá son italianos, así que en mi casa cada vez que nos reunimos es hablar a los gritos, todos juntos. Es un bardo y nadie se escucha’ " (4).

"En 1936, cuando en España comenzaba la Guerra Civil –relata Miguel Schapire-, mi padre creó la Editorial Schapire, (…) Mi padre solía decir que los exiliados eran hombres que habían perdido el barco, y ese barco era la República, es decir, la patria, sus ideales y esperanzas, y que él trataba de ayudarlos como podía, editando sus obras. Con casi todos ellos nos encontrábamos los veranos, en un hotelucho de la vieja Punta del Este, en la Punta punta, donde al anochecer se cantaba, se recitaba, se dibujaba, se interpretaban fragmentos de piezas teatrales a medida que se iban escribiendo. Era una especie de taller fabuloso. Yo era muy chico, pero todo eso me marcó" (5).

Notas

  1. Freire, Susana: "Lolita Torres. Una voz que le cantó a los corazones", en La Nación, Buenos Aires, 15 de septiembre de 2002.
  2. Spinetto, Horacio: "El sombrerero", en "Los oficios. Entre el olvido y el rescate", en www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar.
  3. Heller, Diego: "Alberto de Mendoza. El último dandy", en Clarín Viva, 5 de junio de 2005. Fotos: Alejandra López.
  4. Demare, Silvina: "Cecilia Figaredo METIDA EN EL BAILE", Fotos: Alejandra López, en Clarín Viva, Buenos Aires, 18 de diciembre de 2005.
  5. Aubele, Luis: "A boca de jarro Miguel Schapire ‘Los porteños nos parecemos a los griegos’ ", en La Nación, Buenos Aires, 31 de julio de 2005.

En conjunto

En febrero de 2005, el Presidente de España, Don José Luis Rodríguez Zapatero, escribió al Centro Gallego de Azul. En esa misiva expresó: " (…) Estuve encantado de visitar el país hermano que ha acogido a tantos ciudadanos españoles, que en muchas ocasiones y por las dolorosas circunstancias que todos conocemos, no tuvieron más remedio que dejar España para refugiarse en otros países, de entre los que cabe destacar muy especialmente la República Argentina, en donde fueron recibidos con tanta solidaridad y cariño. (…) " (1).

Notas

1 S/F: "El Centro Gallego de Azul recibió el agradecimiento del Presidente de España", en El Tiempo, Azul, 27 de febrero de 2005.

Españoles y otros

Según lo que comían, Santiago de Estrada podía reconocer la procedencia de los habitantes de los conventillos: "Encienden carbón en la puerta de sus celdillas los que comen pucheros: esos son americanos. Algunos comen legumbres crudas, queso y pan: esos son los piamonteses y genoveses. Otros comen tocino y pan: esos son los asturianos y gallegos. El conventillo es el reino de la ensalada cruda" (1).

Los inmigrantes trabajaron en el adoquinado de las calles. Lo recuerda José Luis Corsetti, quien afirma: "De las canteras de Tandil salió gran parte del empedrado de las calles de nuestro país. Los picapedreros españoles, italianos, montenegrinos y yugoslavos fueron, desde 1870, personajes entrañables que dejaron cuerpo y alma, cuando no la vida, en cada cincelada" (2).

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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