La evidencia convincente, que subyace la razón por la cual el fundador de la Teoría de la Evolución — hoy, en su primer sesquicentenario — escribiera esta tesis, fue para cimentar su posición de, que aún en la expresión de los afectos más básicos, todos descendemos de un antecesor común — lo que, en su libro, no fuera capaz de lograr de manera convincente, aunque mucho pusiera en juego. Puesto que escribir un libro asimismo satisface una tendencia fálica narcisista en quien lo escribe.
La comida y sus influencias psicodinámicas, aplicadas al entendimiento del abuso de las drogas
Para lograr entender el uso y abuso de las drogas tenemos que ser capaces de comprender la diferencia entre las descargas de nuestros instintos para el propósito natural de cumplir una función de supervivencia y cuando los usamos como otra forma de placer y nada más.
La comida, la actividad de comer, sus rituales, estilos característicos, estrategias regionales, y sus permutas culturales — amén de adaptivas — son asuntos de importancia socio-biológicas que trascienden los límites impuestos por la racionalidad y sentidos éticos característicos de nuestra especie.
Porque es aparente, que comer como función, no siempre significa procurar alimento para medrar.
Inuit
En mi artículo Comer y Saber Comer, publicado en monografías.com, hago una exégesis de este acto natural y de cómo, cuando se descarrila, interfiere con nuestro equilibrio emocional.
Comer, como solemos hacer cuando se trata de cualquier actividad de naturaleza sensual, se acompaña de rituales elaborados para estimular los sentidos en toda la amplificación posible.
Comer de esa manera, entonces, deja de ser satisfacción de una función que garantiza nuestra permanencia, para transformarse en un ritual orgiástico — A continuación damos la etimología de este último vocablo.
Orgiástico (1698): Del griego orgiastikos, de orgiastes "uno que celebra orgías", de orgiazein. Orgía (1561) Ritos secretos para celebrar la adoración de ciertos dioses de la mitología grecorromana, especialmente Dionisio.
La elaboración de estos ritos que utilizamos para demostrar nuestra devoción a los "dioses" del placer, a menudo, involucra estimulación sensual multisensorial. Lo que los hace aún más apetecibles.
Acerca de nuestros hábitos, estilos, e instrumentos usados para comer, como forma de goce, existen modificaciones propias que son distintivos a todos nuestros diversos grupos étnicos — como asimismo se observan, crudamente, en grupos animales — en los primates, en algunos insectos, y en vertebrados pertenecientes a diversas especies.
Sin embargo, hay que clarificar que las modificaciones en la actividad de comer, que algunas subespecies aplican a su dieta, responden a factores de adaptación que son requeridos, para prosperar, en el entorno en que se desempeñan.
Entre muchas de las aves conocidas, los ejemplos más salientes de estos comportamientos los encontró Darwin (aunque no los entendiera) en los pinzones de las Islas Galápagos, y en los piqueros (boobies), los que de igual forma observara durante su memorable — aunque breve — visita a ese archipiélago.
Piquero pata azul. Islas galápagos
Entre miembros de nuestro género, un ejemplo clásico de este polimorfismo adaptivo en lo que respecta al comer, lo constituyen los Inuit de las regiones árticas, cuyas estrategias alimenticias difieren enormemente de las de los aborígenes del Amazonas, de las de los habitantes del desierto sub-sahárico y de las de los grupos que viven, de modo casi exclusivo, del usufructo derivado de la pesca — estos últimos, que asimismo, difieren entre sí, de manera considerable.
La comida, hito etnográfico
La comida y su manejo delimitan fronteras y establecen perímetros étnicos entre grupos humanos. Para su obtención, protección y preservación, el hombre arriesga su vida, porque tenerla significa sobrevivir.
Pero, la comida, o el petróleo, como expresiones del poder, también son muy importantes políticamente, siéndolos tanto, que toda nación civilizada, incorpora en sus sistemas de gobierno, alguna forma de legislación, o procedimiento, para salvaguardar la salud, la seguridad de sus reservas combustibles, y la nutrición adecuada de sus sujetos — aunque los resultados de tales diligencias, en una sorprendente mayoría de los casos, resulten ser deficientes.
Las religiones
Las religiones, sistemas, por la mayor parte autoritarios y de poder incalculable sobre sus prosélitos apasionados, a su vez, no escatimarían recursos para afirmar la potestad que se auto-arrogan de influir y controlar las dietas que fueran prescritas, y proscritas, por el dogma que ellos instituyen y resguardan.
Operan desde una simple premisa. Si logran enjaezar todos nuestros instintos lograrán controlar nuestras mentes de manera absoluta. Lo que parece, que por siempre ha sido, su último gol.
Bacanal por Tiziano (1518)
Para todos resultan familiares, las prohibiciones dietéticas del kosher judío, el halal musulmán, o las reglas contra la ingestión de carne en los viernes, de la Iglesia Católica. Prohibición esta última, que se extiende durante todo el año, pero, que especialmente aplica durante la duración de la cuaresma y que, por medio de una bula papal, exonera del deber de comer pescado — soslayando la carne los días de observación — a la descendencia de los súbditos de los países que participaron en la Primera Cruzada.
En el 1145 el Papa Eugenio III en la Bulla Cruciata, exhortó a Francia a que restaurara la Tierra Santa a la Cristiandad. En esa misma bula, el Papa derogó, para los cruzados solamente, la regla de evitar comer carne en los días de obligación, porque, viajando lejos de la mar, los guerreros no podían obedecer su mandato pontifical.
De la necesidad nace el derecho, dicen algunos.
La importancia de los festines, de las actividades gastronómicas y de las bacanales: Comer, beber y fornicar, polimorfismo traslapado lujurioso…
Para todo existiría un dios representativo en la mitología grecorromana. Tenemos a Baco y a Dionisio en directa, aunque no injusta, competencia por el hedonismo licencioso.
Para comer, hoy gozamos de los iconos reconocibles de McDonald, Wendy"s, Red Lobster, Burger King, Olive Garden, representantes simbólicos de una verdadera caterva de establecimientos donde sirven más calorías, a quienes se arriesgan a comer de sus comidas, que las que consume un jardinero haitiano en las pitanzas risibles que le suministran sus patronos para completar sus labores en la República Dominicana.
No obstante, de cómo abastecen las vasijillas de los haitianos, comer y comer por placer, parece ser el plan acostumbrado para nuestras clases medias.
Por esa razón, tantos engordan…
Comer por placer, y no por necesidad, es donde el peligro de enviciarse con la comida reside.
Ricitos de Oro
La comida (y, ocasionalmente, las drogas): Huéspedes indispensables para cualquier ocasión
No existe una festividad o celebración en nuestro mundo que no se caracterice por alguna manifestación de la gastronomía local. Práctica, que esencialmente consiste en una exhibición de los menjunjes más extravagantes, presentados de la manera más elaborada, y repletos de calorías dañinas y adictivas, en exceso.
Estas actividades, casi siempre, se acompañan de algún vino, espíritu alcohólico o brebaje local — cuando no se hace con la presentación discreta de drogas controladas.
Esa manera de comer era típica de las sociedades pudientes medievales, y, antes de que éstas existieran, de la clase aristocrática del imperio romano. El Decamerón de Boccaccio hace referencia a algunas de las comelonas opíparas que consumieran los carácteres de su relato procaz.
Cueva de Lascaux
La iniciación en la libido oral gustativa, de antaño, comenzaba con los cuentos para niños. Hoy empieza con la televisión y sus comerciales. Sustituto paradójico y mercantilizado para los cuentos que nuestros mayores nos narraban y que aprendiéramos para, algún día, en el momento propicio, poder relatar a nuestros hijos, esperando que la moral de ellos derivada les prepararía a vivir vidas mejores y más gratificantes.
Los cuentos de hadas: reminiscencias tiernas de un pasado borrado
Es que, aún en los cuentos de niños, la comida adquiere significados excepcionales, como vemos en la historia de Alicia en el País de las Maravillas — durante el banquete que ofrece el Mad Hatter — en las tribulaciones de la incauta Caperucita Roja, que le sirve de almuerzo al lobo, en lo penoso del destino de Hansel y Gretel y en las indiscreciones impulsivas de Ricitos de Oro y los Tres Osos. (De este último — Paul Wender, campeón norteamericano, defensor de la "causa" de que el ADHD — en los niños, todo lo explica — con mucha probabilidad hubiese reflexionado en que esta categoría diagnóstica aplica en este caso, porque en el mismo se expresa, de manera elocuente, la falta de inhibiciones sociales, que Ricitos exhibiera durante su excursión, impulsiva, y por nadie autorizada, dentro de la morada de la familia de los tres osos). Para Wender: ¡Ritalina al rescate!
Es que aún existen otros simbolismos, relacionados con la comida
Con los niños, en algunas culturas, la comida la asocian con el amor — que se retiene o se ofrece — en gesto de aceptación o de reproche. Por esta razón la comida afecta la autoestima y controla nuestros sentimientos.
Al mismo tiempo, la historia de nuestros antepasados nos ilustra en detalle los excesos desenfrenados que, en las edades medias, cometiéramos al comer, para halagar a los reyes, aplacar los cardenales, ensalzar los Papas y celebrar a todos los dignatarios que precedieran a nuestros políticos, banqueros, economistas, y gobernantes modernos.
Margaret Visser, Much Depends on Dinner, M. F. K. Fisher, Here Let Us Feast, y Reay Tannahill, Food in History, son algunos de los ejemplos abundantes de reseñas escritas acerca de nuestra afición por lo opíparo, lo cargado, y lo de comer, cuando se ofrece en extraordinaria abundancia.
El arte rupestre
Nos indica que el hombre primitivo consideraba sus alimentos algo de tanta importancia, que consagró sus escenas famosas — en las cuevas descubiertas en suelo francés y español — a representar animales que les sirvieran de alimento y soporte.
Cuando este antepasado nuestro, del período paleolítico, empezara a enterrar a sus muertos, a veces los inhumaba acompañado de provisiones alimenticias para que no padecieran hambre en el trayecto ignoto e infinito que les aguardaba.
El Banquete de Baltasar (1635) por Rembrandt van Rijn. Captura la escena del pavor entre los comensales. La escritura está hecha de arriba abajo en lugar de derecha a izquierda. Ofreciendo una razón ingeniosa por la que no pudo ser descifrada.
En los dos legados bíblicos que nuestro mundo occidental, de tradición judeocristiana, reconoce como dogmas: El Viejo, y, el Nuevo Testamento, la comida y los banquetes reciben su consideración debida desde que comenzáramos por el consumo icástico del fruto del Jardín del Edén, seguidos por los tantos sacrificios de animales consagrados al Señor, y por el maná que del cielo proviniera — como mucho más adelante repetiría, en el Berlín Occidental, con otro maná que desde el cielo llegara, esta vez, provisto por los aliados. Sin que olvidemos La Última Cena, la Boda en Caná o el episodio bíblico, que, de manera epónima, figura en el título de esta lección.
La escritura en la pared (The handwriting on the wall): Mene Mene Tekel u-Pharsin
The handwriting on the wall es locución de uso común en el idioma inglés que se utiliza cuando algo azaroso está a punto de suceder, para advertir, a quienes serán los afectados, que ya pueden "leer la escritura — de la mano del destino — en la pared" de la vida.
En el Libro de Daniel, el Rey Baltasar de Babilonia durante una orgía disoluta (Dan 5:25), toma las vasijas sagradas de plata y oro, que fueran removidas del Templo de Salomón por su predecesor Nabucodonosor. Usando esos objetos sagrados, el rey y sus cortesanos, veneran "los dioses del oro y la plata, del bronce, del hierro, de la madera, y de la piedra" — lo que sería claramente, anatema.
Todo procedía de una manera famosa, cuando, súbitamente, en medio de la algazara, los dedos incorpóreos de una mano humana emergen procedentes de la nada, escribiendo en la pared del palacio las palabras: ???, ???, ???, ?????? (Mene, Mene, Tekel u-Pharsin). Vocablos que, para todos, carecieran de significado alguno.
Los astrólogos caldeos, los hombres sabios, y los magos fueron convocados para interpretar lo escrito. Lo que no lograrían hacer.
Daniel, un judío en exilio, capturado en Jerusalén, y amigo del monarca, fue llamado de inmediato, quien interpretó la inscripción de la manera siguiente (Dan 5:25-28):
Mene Mene "Dios ha contado y contado el número de los días que restan para que tu reino termine".
Tekel "Tú has sido pesado en la balanza, y el Señor te ha encontrado deficiente".
Parsin "Tu reino ha sido dividido y repartido entre los Medos y los Persas".
Lo que indicaba, claramente, que Dios estaba a punto de poner fin a la dinastía caldea.
Y así fue. Esa misma noche Baltasar fue asesinado — como prueba de que ni Dios ni la Muerte, llegan nunca tarde o nos hacen esperar (Dan 5:30).
La expresión ha sobrevivido en el léxico moderno para expresar augurio de la mala fortuna, gozando de mucha solvencia en el lenguaje, en el arte, y en la literatura.
El cerebro adicto
Lo que las neurociencias han contribuido a nuestro entendimiento del comportamiento humano es verdaderamente extraordinario y portentoso. Hoy nos resulta familiar el espectáculo de seres humanos yaciendo cómodamente en el laboratorio, mientras electrodos en sus cabezas, conectados a escáneres, registran las actividades eléctricas de sus pensamientos más íntimos, revelando con precisión las áreas del cerebro que median la acción.
Cerebro adicto
Las contribuciones de los neurocientíficos adquirieron su mayor impulso durante la última década del siglo pasado y principios de éste, expandiendo su campo de interés a la investigación de fenómenos para los cuales, a veces, no estarían ni preparados para entenderlos, ni suficientemente equipados para sondearlos.
Podemos tomar como un ejemplo, el más conspicuo de todos los enigmas que nos inquietan, la definición de la consciencia y la localización del sitio específico donde los mecanismos responsables por este fenómeno residen.
Al respecto, hay más que nos queda por entender. Especialmente, las actividades neurotransmisoras que — presentes en toda actividad cerebral — acompañan, especialmente, a este fenómeno inédito.
Por su fallo a responder a esta cuestión y muchas otras que abundan, un gran número de científicos están descontentos con el status quo de auto-suficiencia que por algún tiempo se ha arraigado en el campo de las ciencias del cerebro
¿Status quo? ¿Cuál status quo?
Muchos intelectuales — como es el caso con James Le Fanu y Oliver Sacks — creen que, a pesar de haberse descifrado el genoma humano y de todos haber sido testigos de los avances y logros de la neurociencia contemporánea, estos avances aún fallan en suministrar explicaciones sólidas acerca de lo que constituye en esencia la naturaleza humana.
Porque, aun siendo cierto que el Proyecto del Genoma Humano y los avances recientes de la neurociencia han transformado de manera vasta nuestro propio entendimiento, lo que no han logrado es, necesariamente, hacerlo del modo anticipado.
El relojero ciego: Producto de la imaginación creativa
Expresándolo de una manera más profunda, nuestro sentido de quiénes somos y la experiencia — tan íntima y personal — de vivir nuestras vidas, como experiencia privada, son más que la suma de nuestros genes o de lo que puede ser trazado — como si fuera un mapa — en un MRI escáner.
Hasta ahora, los filósofos de las neurociencias y de la mente, encabezados por Daniel C. Dennett creen habernos suministrado explicaciones satisfactorias acerca de la naturaleza de la consciencia, por medio de la aplicación de una modalidad materialista y científica. Metodología, esta última, que falla en todos sus propósitos, ya que no explica cómo la acción, eléctrica y monótona, de circuitos neurales activados puede dar nacimiento a las diferentes experiencias cualitativas que resultan de oler una rosa o de escuchar una fuga de Bach.
Dennett nos diría que el progreso incontenible de la marcha de la ciencia descifrará el código secreto que resolverá este enigma, y que, todo, a su tiempo debido, resultará claro. Pero, otro filósofo de la neurociencia, autor del Nuevo Misterianismo, Colin McGinn — no estando del todo de acuerdo con estas ideas — respondería que la naturaleza misma de la consciencia, impide que la ciencia — en principio y para siempre — pueda explicarla, ya que descripciones objetivas no pueden encapsular estados subjetivos.
Entonces, ¿qué es? ¿Es el alma, o es el Diseño Inteligente?
Nosotros no titubeamos ante el uso de la palabra "A" — traducida como "el alma". Nuestros argumentos en este respecto no se basan en una forma adulterada de un teísmo filosófico. Porque, mientras que objetamos a la existencia de un Diseñador empeñado en el bosquejo de varios miles de especies de escarabajos, no tememos admitir que el orden y la amplia evidencia de organización minuciosa, que es característica de la Naturaleza, concede la posibilidad de un Arquitecto o Creador — aunque éste sea "ciego" como muchos lo conciben.
La Forza del Destino, producto de la imaginación creativa de Giuseppe Verdi, en la Ópera Metropolitana de NY, bajo la batuta del Maestro Zubin Mehta.
La imaginación y su importancia crucial
Si tenemos un vacío de mucha consecuencia en los aspectos filosóficos/científicos del entendimiento de la consciencia, es el de acordar apreciación debida a los milagros maravillosos de la imaginación.
En el entendimiento del concepto de la imaginación nuestras ciencias del cerebro son parecidas al psicoanálisis y a otras "religiones" de antaño, decidiendo que asunto espinoso que todos prefieren ignorar…
Para definirla, seguiremos la senda provista por la Navaja de Occham, escogiendo la proposición que resulte más concisa:
Ésta consiste en la habilidad de crear imágenes mentales que no existen literalmente en la Realidad.
Es como si constituyese un nóumeno, algo que resulta perceptible, aunque no tangible.
El uso de discreto de esta facultad es ubicuo en todas las ramas del conocimiento. Algunos, en las disciplinas de las ciencias físicas y matemáticas la llaman "desarrollar una hipótesis", otros, en las ciencias del comportamiento, dicen que es "urdir explicaciones" — aunque inciertas — a problemas que los confrontan, mientras que otros, en los estudios filosóficos, la usan para la proposición de sistemas y paradigmas.
Antes de proseguir, veamos en breve el uso de esta facultad durante el apogeo del psicoanálisis cum religión, período antes de que este último sucumbiera a las fuerzas del "destino". (La Forza del Destino).
Neurociencia moderna…
En sus principios el psicoanálisis tomó al mundo intelectual por sorpresa, como una tendencia, la más irreprimible de todas las que lo precedieran. Muy pronto, todos los departamentos de psiquiatría en los Estados Unidos asignaron como su cabeza a un psicoanalista entrenado. Freud, en el 1909 hizo su histórica — aunque controversial — visita a Clark University, como invitado de G. Stanley Hall. Unos veinte años después (en 1930-32), asistido por William C. Bullitt, Freud publicó su extraño, y poco popular estudio, en la vida del vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos, bajo el titulo de Woodrow Wilson: A Psychological Study. Lo que lo alienaría dentro de un grupo influyente y prestigioso de intelectuales de la psicología y las humanidades en ambos lados del Atlántico.
Pero, nada impediría que por muchos años los analistas se convirtieran en árbitros de todo asunto de naturaleza humana, aunque fuera distante a sus propósitos establecidos. Hoy, este hubris, u orgullo desmedido ha cesado — aunque no del todo…
La neurociencia y su embrujo "natural" para explicar todos los fenómenos que se localizan dentro de la bóveda craneal…
La neurociencia, sin darse cuenta, y de manera imperceptible, se ha apropiado el rol de arbitrar todo lo que significa comportamiento humano, aunque, a veces, carezca de los métodos e instrumentos requeridos para lograrlo.
Esperemos que este campo del saber no se convierta en religión, como sucediera, por mucho tiempo, con el psicoanálisis. Al cual, en una comunicación personal, durante una visita en Saint Louis, Sir Michael Rutter, se refiriera como siendo "ambas cosas, religión y ciencia, además de ser sistema de terapia".
Prosiguiendo con nuestra tesis
Como sucede con la consciencia, la imaginación se muestra muy resoluta, en sus empecinadas resistencias, a la investigación científica para esclarecer en lo que constituyen su naturaleza y esencia. Pero, aún así, nos consiente el lujo de trascender la tiranía del materialismo y del determinismo. Porque la imaginación inspira y establece conexiones entre la ciencia, la religión y el arte. Algo que los escáneres del cerebro no han logrado establecer.
Flauta de la cueva Divje Babe. Considerada instrumento musical usado por los hombres Neanderthal
Finalmente la mera existencia de "Dios", nos elude, ya que habiendo resistido el reduccionismo genético, permanece un misterio. Como asimismo parece evadir el entendimiento de las tendencias mentales que permiten, que algunos miembros de nuestra especie engañen a todos quienes en ellos confían, exhibiendo mientras lo hacen, una actitud inescrupulosa y narcisista. Todos éstos, son fenómenos que permanecen inexplicables e inaccesibles a las neurociencias — pero, que a pesar de ello, algunos neurocientíficos tratan, en vano, de explicar.
Para concluir, no ignoremos, el misterio de la música, la risa y el humor — en todos sus aspectos y permutas — que son temas que también han resistido todo análisis formal por estas disciplinas — aunque tantos han atentado descifrarlo sin lograrlo. Así siéndolo, porque no saben dónde comenzar a estructurarlo.
Pausa
Habiendo expuesto las debilidades y los puntos fuertes de nuestras ciencias, creemos estar en una posición sólida para progresar en esta tesis, finalmente estudiando el "cerebro adicto".
La adicción y el cerebro
Comenzaremos por la premisa establecida de que aún no se entiende el proceso — o los procesos — de cómo las drogas, sean de consumo ilícito, o "recreacional", nos afectan. Y de cómo, asimismo, algunos comportamientos considerados perjudiciales, o comidas, tan inocentes, como son el azúcar y el chocolate producen los cambios cerebrales que nos ocupan en este espacio de nuestra ponencia.
Investigaciones, conducidas en diferentes universidades norteamericanas, sugieren claramente que la adicción — o adicciones — se originan en las respuestas del cerebro ante la presencia de ciertas sustancias que, hemos acordado designar como "drogas".
Tenemos que enfatizar en este momento, de que cuando aquí hablamos de "cambios en el cerebro" no nos referimos necesariamente, a cambios morfológicos detectables en la estructura anatómica de ese órgano, sino que solamente nos referimos a cambios en las actividades de sus sistemas neurales. Cambios, que si persisten, como resultados del efecto sostenido o crónico, de la acción de algunas drogas de abuso, pueden eventualmente, resultar en cambios estructurales — lo que todavía no se ha logrado confirmar.
Chocohólica…
En una reciente publicación titulada: Gastroplastía y Lobotomía: La Conexión entre el Estómago y el Cerebro — La Serotonina Reexaminada, suministro una descripción detallada del metabolismo de algunos neurotransmisores, esencialmente el de la serotonina. En otro artículo asimismo publicado: La Autoconsciencia, la Glándula Pineal: El Encuentro de las Aguas y La Última Frontera de las Neurociencias, ofrezco una descripción adicional de las vías de acción de otros mecanismos neurales que, en esta tesis, se reconocerán. Pero, desde ahora, para ahorrar espacio y evitar redundancias innecesarias, referimos al lector interesado a que examinen los artículos mencionados.
Prosiguiendo
Nuestra tesis, para su desarrollo, ha tomado un derrotero tan singular, como extraordinario.
Hemos partido por el examen de la relación entre nuestras actividades emocionales, sociales, las funciones del cerebro y la comida. La última como vector patógeno de una condición terca en su respuesta al tratamiento: la obesidad. Modelo, ésta última condición, del mismo placer hedonista que a algunos orienta hacia las drogas prohibidas.
Tampoco seleccionamos para nuestro estudio las llamadas, adicciones sexuales, o las menos convencionales como son la ludopatía, la adicción al Internet, a la pornografía, a las relaciones, y otras de similar naturaleza, porque el modelo provisto por las actividades del comer nos proporciona elementos en abundancia para nuestros propósitos. Además de ello, es el asunto especial de que la obesidad es la única "dependencia" que goza del privilegio extraordinario, de jactarse de que una cirugía — que afecta la integridad de un órgano esencialmente intacto — pretende remediarla.
Hablemos, entonces, del atractivo cautivante que, las sustancias adictivas ejercen en nuestro cerebro, trastornando nuestro destino, cuando logran afectarlo corrompiéndolo.
Demos un vistazo muy breve, a nuestra vida intrauterina
Porque, muy a menudo, nuestros problemas tienen sus orígenes durante nuestra existencia oscura y acuática del período de la gestación materna, solemos olvidar que nuestro destino depende de la coalescencia de muchos factores que nos afectan a todos de manera individuales, muchas veces antes de que hagamos nuestra irrupción disonante en este mundo.
Pensemos en un caso que describiera en un artículo que apareció hace un tiempo en monografías.com. Se trataba de Daniel, joven víctima del Síndrome de Asperger, que, además, resultara ser adicto a la lactosa. (Véase Guerra Contra las Drogas).
La lactosa, como sabemos, es el "azúcar de la leche materna". Daniel sufrió de traumas severos durante su nacimiento y asimismo nació víctima del síndrome de Asperger. Su apego al azúcar — a todos los azúcares — incluyó su afección a la leche que procedía de su afición persistente a ese alimento primordial para todos los recién nacidos— fuera ésta, proveniente o no, de la mama materna.
Lo recuerdo para enfatizar aquí uno de los factores que entran en la adicción modelo a la "bebida de los dioses", el chocolate.
Veamos la razón
La variedad de chocolate que la mayoría de la gente prefiere no es el chocolate amargo, con su mayor contenido en alcaloides, sino el chocolate preparado en leche y endulzado con sucrosa cristalina. Esta forma de bebida está repleta de una sustancia que actúa como un endo-canabinol, la anandamida, que se comporta en el cerebro como si fuera marihuana, a la que se relaciona químicamente. Como si esto no fuera lo suficiente para hacernos adictos a esta golosina, este mismo chocolate, además contiene grasas y una clase de sustancias narcóticas, las casomorfinas.
Neurotransmisores
Las casomorfinas son péptidos derivados de la digestión de las proteínas de la leche, cuyas características distintivas son la de que poseen efectos opiáceos.
Al fin y al cabo, las preferencias de comer de los adictos — que ansían lo dulce — deberían de hacernos reconsiderar la frágil distinción que existe entre la adicción a las drogas y la premura de consumir dulce, típica entre ellos. (Véase aquí, La Obesidad Como Comportamiento Adictivo, en monografías.com, que, acompañado de otros artículos, relacionados al tema, disponibles en el mismo portal, pueden suministrar información adicional al respecto).
Las endorfinas, la adicción, y el placer
Hacen más de veinte años se descubrió que el núcleo accumbens, la parte del cerebro vinculada a las adicciones, produce endorfinas — sustancias de actividades y efectos similares a los de la morfina — en respuesta a la introducción en la sangre del alcohol, la cocaína, las anfetaminas y otras sustancias similares.
Estas endorfinas, producidas por este núcleo, desencadenan la reacción biológica que condiciona al cuerpo a anhelar el uso iterativo de esas sustancias.
Los cambios bioquímicos que ocurren en el cerebro son responsables por las compulsiones observables en las víctimas del abuso de drogas, como es el sustrato de los trastornos cognitivos propios de las adicciones.
El rol de los neurotransmisores
Éstos son compuestos químicos naturales que existen, por todo el SNC y especialmente en el cerebro — aunque abundan en otras regiones anatómicas. En sus funciones especializadas son responsables, como mensajeros, de casi todas de las actividades de este último órgano y del resto del sistema nervioso.
Las funciones más importantes que dependen de las actividades de los neurotransmisores son: la regulación de las emociones, la de las pulsiones instintivas y las de la motivación.
Los neurotransmisores, esencialmente, determinan nuestros estados de ánimo y controlan nuestros comportamientos involuntarios.
Las sustancias psicotrópicas, los estados de ansiedad, el estrés, ciertas comidas, y todo aquello que afecta o desequilibra nuestro balance emocional, tienen su impacto en las actividades de estos mensajeros químicos.
Los agentes más importantes en sus acciones dentro de la respuesta adictiva son:
La dopamina
Esta sustancia se asocia con los sistemas de placer del cerebro, proveyendo sensaciones de goce que refuerzan la motivación de las personas a envolverse en ciertas actividades placenteras.
Fórmula química de la serotonina de acuerdo a http://blogs.discovermagazine.com/loom/
La dopamina es secretada por el núcleo accumbens y algunas regiones de la corteza pre-frontal, como resultado de experiencias naturales que son gratificantes, como son la comida, el sexo y, como también lo estimulan algunas drogas — como la cocaína, la nicotina y las anfetaminas — que actúan promoviendo el incremento del nivel de la dopamina en las áreas envueltas.
Las endorfinas
Son sustancias péptidas encontradas en el cerebro, el intestino y en la glándula pituitaria. Las endorfinas, como las encefalinas, se consideran opiatos endógenos. En su acción éstas pueden ligar los receptores de la morfina imitando los efectos analgésicos de la misma.
La descarga de las endorfinas se cree que aumenta cuando un atleta llega a su segundo estado de "high" en el que logra su segundo aliento. Las endorfinas pueden ser responsables por los sentimientos de placer que se asocian con el ejercicio y, paradójicamente, con el hambre de las anoréxicas.
GABA (ácido gamma amino butírico)
Este es un aminoácido que funciona como un neurotransmisor y cuyo papel en los mecanismos de las adicciones no está adecuadamente establecido. Se secreta por algunas neuronas en el cerebelo y la médula espinal, área en la que sus efectos son principalmente inhibitorios. GABA actúa como un relajante muscular y en algunas de las drogas ansiolíticas, como son las benzodiacepinas, se cree que sus acciones son mediadas por esta sustancia. En general, GABA reduce la ansiedad. Todavía se cuestiona si posee la habilidad de atravesar la barrera entre la sangre y el cerebro.
La serotonina (enteramina, 5-hydroxitriptamina)
Es una sustancia química derivada del aminoácido triptófano. Juega un papel esencial en un número de reacciones en el encéfalo y otros órganos. Las concentraciones cerebrales están afectadas por la dieta de una manera muy compleja, dependiendo en la habilidad del triptófano para atravesar la barrera que existe entre el órgano y la sangre.
Cerebro del adicto
Generalmente, las dietas ricas en carbohidratos aumentan los niveles del triptófano, acelerando la producción de la serotonina. Asimismo, algunas dietas repletas en proteínas – las que abundan en tirosina, fenilalanina, leucina, isoleucina y valina — compiten con la absorción del triptófano en el cerebro, reduciendo el nivel de la serotonina.
Cambios en los niveles de la serotonina pueden alterar las respuestas afectivas de la siguiente manera: Incrementos de serotonina poseen un efecto calmante, eliminan el estado depresivo, mejoran el insomnio y disminuyen la irritabilidad. Decrementos, se asocian con estados de desvelo y mayor sensibilidad al dolor.
La adicción a las drogas como situación especial
La adicción a las drogas ha sido un problema que nos ha preocupado, en una u otra forma, por miles de años. Pero es muy reciente que los científicos han podido comenzar a entender claramente una de las razones por qué existe y aún persiste:
La razón que los científicos actualmente invocan para explicar las adicciones, es que las sustancias que las producen, causan cambios en las funciones cerebrales que son difíciles de revertir.
Esto significa que en el mundo existen muchos cerebros adictos, alterados por las drogas, como, en seguida, veremos.
En los Estados Unidos, solamente, podemos contar, casi 2 millones de adictos a la cocaína y a la heroína, quizás 15 millones de alcohólicos, y decenas de millones de fumadores de cigarrillos — sin esperanza de soluciones tempranas. Porque aún no entendemos, con precisión o certidumbre, los mecanismos cerebrales de la adicción.
Nos preguntamos, ¿por qué el cerebro prefiere el opio a las comidas puras y simples?
La respuesta a esta cuestión no es tan simple, ya que involucra las actividades del núcleo accumbens, ese manojo de células nerviosas que está localizado debajo de los dos hemisferios cerebrales.
Adicto al tabaco
Veamos
Cuando un ser humano u otro animal ejecutan una acción que satisface una necesidad o sacia un deseo, el neurotransmisor, dopamina, se descarga dentro de este núcleo, produciendo una sensación de placer. Esta descarga actúa como señal de que la actividad que la desencadenó promueve la supervivencia y la reproducción, directa o indirectamente. El grupo celular que la produce se llama el sistema del placer. Cuando nosotros activamos este sistema, el cerebro hace un récord de la experiencia y almacena esta nueva memoria para procurarla de nuevo.
En la Naturaleza, las recompensas usualmente, nos llegan luego de mucho esfuerzo y con alguna dilación. Las drogas adictivas nos proporcionan un atajo para lograr el placer. Cada una de ellas, a su manera, desencadena los mecanismos biológicos que inundan el núcleo accumbens con dopamina. Esta acción no sirve los propósitos de reproducción o supervivencia, por ello la evolución no había programado para esta responder a esta imprevista inundación — como tampoco lo había hecho para manejar las "jarturas" que abarrotan el cuerpo con calorías que engordan.
En la persona que se vuelve adicta, el uso repetido de las drogas requiere una cesación del "ataque" químico que estas sustancias representan. La capacidad natural de producir dopamina dentro del sistema de recompensa, se atenúa, mientras que el deseo persiste, la droga siendo la única manera de satisfacerlo. Para lograrlo los adictos requerirán constantemente dosis mayores de la substancia y medios de envío más rápidos para que éstas lleguen al cerebro.
Serotonina y cerebro
Ellos desean más drogas, aún si, a veces, las mismas no proporcionan el placer que al principio proporcionaran.
Los cambios en los circuitos cerebrales del sistema de recompensa no pueden, por sí solos, explicar las razones por las que las adicciones persisten. Los adictos también pueden ser víctimas de condicionamiento en sus comportamientos. El uso de las drogas se asocia con circunstancias accesorias que pueden reactivar los reflejos dormidos. Personas, lugares, situaciones especiales, o la droga misma pueden actuar como detonadores de la recidiva.
"Es el primer trago el que te emborracha" como dicen en AA.
Los estreses, tanto internos como internos, participan activamente en este mecanismo. Cuando tensiones se acumulan, el núcleo accumbens envía señales a la amígdala y al hipocampo cerebral, los que registran y consolidan memorias que evocan sentimientos poderosos. Los niveles de la hormona liberadora de la corticotropina (CRH), la sustancia cerebral que regula la actividad del sistema endocrino del estrés, a menudo se eleva en los adictos, inmediatamente antes del relapso, cuando la amígdala se vuelve más activa.
¿Por qué, entonces, no todos somos adictos?
La susceptibilidad a la adicción no nos afecta a todos de igual manera. Existen personas que son más vulnerables que otras. Lo que se cree que responda a algún factor hereditario. Estudios de gemelos tienden a soportar esta última especulación.
Alimentos ricos en carbohidratos
Los individuos tienden a diferir entre sí en la capacidad de aplicar el uso del buen juicio para inhibir los impulsos, cuando esta respuesta resultaría ser la más conveniente — como no pudo hacerlo Ricitos de Oro. Parece ser que en este respecto la actividad de los lóbulos prefrontales son factores de importancia.
Ronald K. Siegel en su substancial contribución al campo de las adicciones, en su libro Intoxication: Life in Pursuit of the Artificial Paradise, nos aconseja, el uso y la adicción a las drogas componen lo que él denomina la "cuarta pulsión" que acompaña a las recompensas de la comida, la sed y el sexo. Pulsión que existe tanto en las aves y los insectos, como en algunos vertebrados superiores.
Las investigaciones recientes nos iluminan con el conocimiento de que el cerebro de quienes caen víctimas de las adicciones — cualesquiera que estas sean — son víctimas de un serio problema que, afectando de manera profunda la fisiología de este órgano, representa algo más que una simple metáfora.
Unas palabras acerca de la genética
El papel que la herencia posee en el origen de las adicciones, aunque controversial y no bien establecido, tiene su lugar esperado en el futuro entendimiento de estas condiciones.
Adicción a la comida merendando: en la serotonina. La neurobiología del anhelo por los carbohidratos
Hacen unos veinte años que los investigadores de MIT, Judith y Richard Wurtman reportaron (en Scientific American) el hallazgo que sigue:
"Nosotros nos preguntamos si el consumo de cantidades excesivas de carbohidratos presentes en las comidas que habitualmente consumimos, conduciendo a la obesidad severa, no son en efecto, equivalentes químicos al abuso de las drogas. Ya que muchos los consumen por sus efectos calmantes y antidepresivos — a un costo sustancial para quienes los abusan".
Precursores de la serotonina que engordan
En el caso de ciertas personas que anhelaban los carbohidratos, como si éstos fueran drogas, ellos descubrieron que el triptófano dietario estaba convirtiéndose en serotonina en cantidades concentradas, actuando como adyuvante afectivo, actuando como si fuera una medicina.
Los esposos investigadores, habían detectado algo de gran importancia. Las personas que tienden a las comelonas nocturnas, repletas de carbohidratos, especialmente azúcares simples, como el helado, experimentaban una estimulación energética y del afecto que actuaba como droga en su capacidad estimulante. En la situación experimental, estas personas, específicamente, seleccionaban las comidas más ricas en los compuestos que proporcionaban más serotonina al organismo.
Para los Wurtman, estos efectos pueden proveer la explicación por la razón por la cual los adictos durante la fase de recuperación, los que anhelan carbohidratos y los que sufren del síndrome pre-menstrual, tienden a ingerir excesivas cantidades de comidas azucaradas. Quizás algunos adictos descubren, temprano en la vida, que las comidas ricas en carbohidratos simples, como el azúcar refinado, son su droga preferida.
Pastillas de dieta
La dopamina, asimismo, puede estar involucrada en comportamientos de comer. Los investigadores determinaron que las anfetaminas y la cocaína aumentan el nivel de la dopamina por medio de un mecanismo que normalmente se activa durante la ingestión de alimento. Actuando de esta manera, la descarga de la dopamina durante esta acción, puede ser un factor en la adicción a la comida.
La idea de una conexión entre las adicciones y el control del apetito no es nueva. La controversia del azúcar como "droga" adictiva es muy vieja. Los adictos a la heroína, los alcohólicos, los fumadores de tabaco, cuando los privan de su droga favorita, a menudo consumen grandes cantidades de azúcar, lo que sugiere una adicción sustitutiva. La expresión vernácula de referir a las ansias por droga como "hambre por las drogas" puede que no esté muy lejos de la realidad.
Es necesario, aquí considerar que no todos quienes comen en exceso son adictos en abstinencia. La obesidad, como adicción, se presenta en una variedad de guisas, y es asimismo, afectada por factores genéticos y del entorno.
Pero, si engordar constituye, o no, una adicción, es algo que aún no se ha determinado.
Lo que, sí es cierto, es que el obeso, impulsado por fuerzas que no puede controlar, desafía los factores que gravitan en contra de su condición, mientras que continúa comiendo, a pesar de los peligros envueltos.
La serotonina, como hemos visto, es la responsable por mucho de este estado tan desdichado como poco placentero.
Como ya hemos visto, la ingestión de sustancias que elevan la serotonina, poseen el efecto de elevar las depresiones. Un bono inestimable para quienes lo necesitan.
Volviendo al asunto polemizado del desayuno
La producción de la serotonina, está asimismo bajo el control de la luz solar, por medio de las actividades de la glándula pineal (como ya hemos visto). La que se activa al anochecer y mengua en sus actividades con la alboreada.
Icono moderno
Esta elevación fisiológica de la serotonina, persistiendo durante horas de la mañana, hace que para muchos les resulte difícil apetecer el desayuno. Lo que está de acuerdo al plan de la Naturaleza para el ser humano. A medida que pasa el día, la serotonina disminuye, y deseamos comer la comida que procuráramos en nuestras exploraciones cotidianas cuando fuéramos esencialmente un ser primitivo tribal.
Pero, cuando la comida se nos presenta a todas horas, sin tener que trabajar para buscarla, y ésta, además, sabe muy rica, cargada de carbohidratos en exceso, el deseo se vuelve incontenible, con la resultante gordura.
Pero, antes de proseguir, veamos la razón por qué al cerebro no sólo le "deleitan" los dulces…
Parece ser que el sabor dulce del azúcar no es el único factor que entra en acción durante el proceso metabólico de la dopamina en los centros de la recompensa cerebrales.
Síndrome de la Eosinofilia-mialgia
Un artículo reciente en la revista Neuron, demuestra que ratas privadas de la capacidad de percibir el dulzor de la comida, aún preferían las comidas azucaradas a otras que habían sido adulteradas, para saber dulce, por medio de sustitutos del azúcar utilizando productos comerciales sin contenido calórico.
Los investigadores determinaron que es la densidad calórica, que siendo mayor en las comidas azucaradas, la que resulta siendo el factor determinante por la selección de éstas, con la elevación concomitante de la dopamina.
Esta hipótesis, aun en sus fases de ser confirmada añade un elemento de certidumbre al asunto de la posición que hemos mantenido por muchos años, de que las dietas engordan — porque el cerebro, bajo la dirección de su director de orquesta — el hipotálamo — es así como lo decreta.
¿Decadencia o deporte?
El caso de Scott
Scott era obeso. Hijo único, que a los dieciséis años se había destacado con mucha simpleza, por haber ganado un torneo de comer el mayor número de hamburguesas en su colegio — este logro se justificó porque con el dinero acumulado su clase pensaba hacer "algo" para combatir la diabetes juvenil. Acerca de esto último, un proverbio que data desde hace unos mil años antes del nacimiento de Cristo nos dice: "El camino al infierno está empedrado con buenas intenciones". Además de comer en exceso, para combatir una enfermedad debida al comer en exceso, Scott también gozaría del dudoso honor de haber sido seleccionado todas las pascuas para ser Santa Claus en la velada tradicional, y de haber sido votado, anual y unánimemente, como "la persona más gorda de la comarca".
Como es de imaginarse, sus padres devotos no escatimaron dinero para que Scott tratara todas las dietas y spas disponibles en los Estados Unidos, y en algunos países europeos para que fuera delgado, algo que el joven opusiera enfáticamente, replicando "a mí ser gordo no me molesta para nada". Los resultados serían frustrantes, ya que Scott, con su actitud, continuaba ganado de peso progresiva e inconteniblemente.
Sus problemas adquirieron un turno casi fatal cuando una dietista decidiría que lo que Scott necesitaba era algo que le "regulara la serotonina" recetándole suplementos de L-triptófano.
Lo que comenzó con síntomas de una gripe inocente evolucionó a presentar el cuadro diagnóstico del Síndrome de la Eosinofilia-Mialgia, una condición neurológica, en este caso, iatrogénica, que puede tener desenlace fatal. (Véase mi artículo: Los dietistas, quienes los siguen y el pensamiento del satírico romano Juvenal, en monografías.com).
En resumen
En esta tesis hemos revisado el cerebro como el órgano donde se negocian todas las operaciones neurales que subyacen el problema de todas las adicciones.
Sin haberlo explícitamente establecido, para conducir nuestras reflexiones al respecto, hemos optado por adoptar y seguir el modelo reconocido y heurístico que utiliza el sistema tripartito para explicar el arraigo de los problemas emocionales.
Partimos desde el campo fértil del entendimiento de la comida, utilizando para hacerlo, un análisis sistemático de sus muchas metamorfosis, en todos los aspectos de nuestra existencia, en los que este importante instrumento de nuestro bienestar y supervivencia impacta.
Hemos analizado los aspectos hedónicos de las sustancias y actividades que estimulan el placer, siguiendo los senderos neurales que los neurotransmisores recorren en sus actividades para lograr sus efectos fisiológicos y patológicos.
Hemos revisado literaturas pertinentes al tema que nos hacen accesibles los cambios característicos del "cerebro adicto".
Hemos asimismo adaptado muchos de los conocimientos derivados en nuestras búsquedas por materiales relevantes a nuestros propósitos, concluyendo de la siguiente manera:
Las adicciones, aunque todavía no hayan sido explicadas en su totalidad, se comportan como reacciones a sustancias químicas que producen en el cerebro, de quienes son sus víctimas, reacciones placenteras, que deben de ser repetidas
Que la repetición de estas experiencias de goce, necesitan gradualmente mayor número de estímulos y mayor cantidad de la sustancia adictiva para lograr sus efectos.
Que ciertas actividades placenteras, sin el uso de sustancias químicas, pueden evocar las respuestas debidas de los centros del placer para que puedan considerarse como adicciones verdaderas.
Que la comida, en una gran parte de los casos, juega un importante papel en el desarrollo, mantenimiento y evolución de los problemas de adicción.
Que la dopamina y la serotonina, neurotransmisores que son altamente susceptibles a ser afectados por nuestra dieta, por el efecto que ejercen sobre nuestros estados de ánimo y autoestima, son de importancia mayor para las investigaciones futuras en lo que respecta a causalidad y terapia.
Que los parámetros de los efectos del entorno asimismo afectan las funciones y respuestas cerebrales, como asimismo lo hacen los factores genéticos y epigenéticos.
Que la constitución individual actuando como si fue una forma de conformidad somática, determinará quiénes serán adictos y quiénes no.
Que sería gesto de la mayor sensibilidad técnica, aplicar todos los conocimientos que hemos adquirido acerca de las adicciones a las personas que son sus víctimas, considerando cada caso de manera individualizada y no como una etiqueta diagnostica para la que una cura pre-establecida ya existe.
Que la obesidad, en muchos casos, aunque no aparente, puede comportarse como una verdadera adicción en su resistencia a ser curada y en su tendencia a las recidivas.
Finalmente, y ya que vivimos en sociedades que se conducen como sistemas esencialmente moralistas, que evitemos seguir el sendero señalado desde tiempos inmemorables por personas que deciden arbitrariamente – y sin suficiente fondo moral para hacerlo — quiénes son los "pecadores impíos" y quiénes no.
Yo no sé lo que es el hambre, ya que nunca la he sentido…
Censurar a quienes usan ciertas "drogas" como si cometieran actos criminales contra los demás, mientras que permiten el uso, claramente impune, de otras sustancias cuyos potenciales nocivos, son iguales o aún peores que las criminalizadas, sólo confunde al inocente y fomenta la disrupción socioeconómica que promueven los carteles, que operan sus imperios por medio de la coerción y la violencia.
Criminalizar la ingestión de una hamburguesa, con todas sus guarniciones, a todos, nos parecería insólito, aunque claramente justificable, si es que hemos entendido los conceptos esenciales contenidos este trabajo.
"Las estadísticas demuestran que de entre aquellos quienes contraen el hábito de comer, muy pocos sobreviven…" George Bernard Shaw
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Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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