Adaptación cinematográfica del cuento "El espectador" de Andrés Caicedo (página 2)
Enviado por Constanza Loaiza Meneses
Esperamos que la lectura de las siguientes páginas corresponda a las expectativas sugeridas anteriormente, pues hemos realizado nuestro mayor esfuerzo en la consecución de un guión que coincida con el valor simbólico y semántico propuesto por Andrés Caicedo en el texto original.
LUIS ANDRÉS CAICEDO ESTELA
Santiago de Cali
1951- 1977
1. SOBRE LA NARRATIVA DE ANDRÉS CAICEDO
"El artista se busca a sí mismo, se construye
a sí mismo a través de su obra"
Andrei Tarkovski.
Andrés Caicedo concede a la historia literaria, teatral y cinematográfica de nuestro país, una obra que si bien no es extensa dada la rapidez de su partida, e inacabada frente a las posibilidades estilísticas y temáticas que la madurez de los años le hubiera aportado a su carrera, representa un aporte de gran importancia en cuanto a la innovación en las formas, la implantación de nuevos referentes artísticos y su visión particular para explorar lo sombrío de la condición humana.
Desde temprana edad, Andrés establece un fuerte vínculo con la literatura, relación que le permite convertirse en un escritor precoz; además, fue crítico, guionista y director de cine, por vocación; hombre de teatro (actor, director y dramaturgo), gracias a esa relación con el arte que solo las personas de talento como él logran establecer; poeta en los pocos instantes en que los versos eclipsaron su prosa fragmentada y creativa; caricaturista y melómano, por afición. Un creador incansable consumido por sus propios fantasmas.
Su obra para la literatura está influenciada por el trabajo de los escritores del "boom" de la narrativa latinoamericana, aspecto que se hace evidente en el lenguaje urbano de sus relatos, el predominio de personajes adolescentes, la incorporación del punto de vista y narración fragmentada en algunos de sus cuentos. Sin embargo, la influencia más importante la recibe de los escritos de terror y suspenso de Howard Phillips Lovecraft y Edgar Allan Poe, a quienes leyó desde su infancia. Así es como lo macabro y lo grotesco se hace presente en la mayoría de sus historias, razón por la cual los personajes sucumben ante el horror, el crimen, el encierro y la fatalidad que les envuelve en un descenso progresivo hacia la perdición.
El centro del universo literario creado por Andrés Caicedo lo compone el cine y la ciudad. La ciudad de Cali como un ambiente marcado por la perversión, criminalidad y angustia que rodea a sus personajes en su mayoría adolescentes, quienes terminan atrapados por la droga, la locura, el canibalismo, la lucidez extrema que los envuelve en la desesperanza y la belleza femenina como símbolo de maldad. El cine, en la mayoría de los casos, surge como refugio frente a la soledad y el desarraigo producto de la exclusión al que los condena la sociedad, para otros es el mecanismo que los enfrenta con sus propios fantasmas. "Cuando yo iba a cine salía con un infierno adentro".
El trabajo narrativo de Andrés Caicedo ha sido clasificado por Sandro Romero y Luis Ospina, a quienes nombró en su testamento como albaceas de su obra, en tres momentos: el primero, su producción entre 1966 y 1968, donde se encuentran sus escritos de adolescencia publicados en los diarios El espectador y Occidente de Cali; a esta etapa pertenece el cuento: "Infección", relato de un joven atormentado por la soledad, quien con una profunda lucidez refleja la incomunicación y la agonía de vivir en la ciudad. "Sí, odio a Cali, una ciudad con unos habitantes que caminan y caminan…y piensan en todo y no saben sin son felices, porque no pueden asegurarlo".
La segunda etapa de su obra la componen los escritos realizados durante 1969, entre los que se incluyen las piezas para teatro: Las curiosas conciencias, El fin de las vacaciones, Recibiendo al nuevo alumno, El mar, Los imbéciles también son testigos y La piel de otro héroe. Los cuentos: Por eso yo regreso a mi ciudad, Vacío, Besacalles, De arriba abajo de izquierda a derecha, El espectador, Felices amistades y ¿Lulita que no quiere abrir la puerta? De este período analizaremos más adelante el cuento "El espectador", texto que da origen a nuestro trabajo de adaptación. Es importante anotar que en ese momento Andrés tenía tan solo dieciocho años de edad y una gran pasión por el arte, pues no solo escribía para el teatro y la literatura, sino que también incursionaba en la crítica cinematográfica, con sus primeras reseñas para la revistas Hablemos de cine de Perú.
El tercer momento en la carrera literaria de Caicedo incluye todos los relatos que se relacionan con la saga de Angélita y Miguel Ángel hasta la publicación de su obra más importante, la novela ¡Que viva la música! En esta etapa inaugura el cineclub de Cali, se afianza como crítico de cine, viaja a Estados Unidos con la intención de vender los guiones que ha escrito y consolida su trabajo narrativo. Lastimosamente, también es la etapa en donde la angustia y la sensación de fracaso comienzan a inundarle: Andrés no se repone de la fallida venta de sus guiones en Hollywood. "Es la conciencia del fracaso la que no me deja en paz. Digo, ¿Considero un fracaso haber venido acá y no haber vendido nada? Considero un fracaso no poder regresar ya, ahora…". Además, su tormentosa relación con Patricia Restrepo le va apagando el deseo de continuar.
Lo que he sentido hoy al menos por tres horas me hace pensar que tengo adentro un río de arena hirviendo que poco a poco se agota en un hoyo profundo y negro, y no tengo tiempo para probar en verdad el placer de la compañía, eso que intuyo, el placer de la celebración, del amor, de la música.
De este tercer momento en la vida literaria de Andrés Caicedo hablaremos de la trilogía de Angélita y Miguel Ángel editada bajo el nombre de Angelitos empantanados o historias para jovencitos, escrita entre 1971 y 1972. En estos relatos se describe el mundo de los adolescentes del segundo A del Colegio San Juan Berchmans – allí Andrés estudió algunos años de su bachillerato. En estos relatos se incluyen personajes como: Solano Patiño, Danielito Bang y Héctor Piedrahíta Lovecraft, quienes reaparecen en otros cuentos como personajes centrales. De esta manera, Andrés configura un mismo universo narrativo regido por el miedo, el encuentro con el horror, la derrota adolescente ante la vida, la marginalidad y fatalidad. Esto impulsa a los personajes a refugiarse en el encierro o la muerte como única alternativa frente a la angustia que les envuelve. "Y experimenté entonces una atormentadora angustia, una angustia sin fin a la que no le encuentro nombre, cada vez que hablo, cada vez que hablo, sabía, esa noche, una vez más, que todo lo que dijera serviría sólo para perderme".
Como señalamos previamente, el estilo narrativo de Andrés Caicedo no había alcanzado aún su madurez total, sin embargo, es posible reconocer ciertos rasgos particulares heredados de las lecturas que lo influenciaron. Entre ellos:
a) La discontinuidad entre tiempo interior y narración: el lector experimenta la sensación que los sucesos no avanzan, pues mientras el narrador presenta los eventos entra en divagaciones que desbordan el relato inicial. Esta característica es notoria en la primera parte de Angelitos empantanados o historias para jovencitos.
b) La permanente muda de narrador: generalmente se alterna entre un narrador en tercera persona omnisciente y primera persona protagónica. Como es el caso del cuento El espectador:
Entonces Ricardo González fue golpeado. Sintió aquello que se estrelló contra su nuca cuando todavía estaba descifrando la respuesta del gordo. Un golpe allí y después ese puño del gordo y su cara más atrás, algo que choca contra su espalda y los gritos alegres de esos niños, y si me pegan otra vez allí se me va a reventar todo pero no saldrá sangre, se reventará, dijo que no le había gustado pero no fue él, yo he venido para que hablemos de la película…
c) Presencia de un lenguaje ligado a la oralidad caleña: el lenguaje víncula las historias de Andrés dentro de una sociedad y tiempo específico y refleja las manifestaciones culturales caleñas, las cuales usa como referente para crear su universo narrativo. El cuento El Espectador vuelve a servirnos de referencia para ejemplificar esta característica, aunque las variantes lingüísticas propias de la ciudad de la época del autor se aprecian lo largo de su obra. "Buenas tardes- dijo Ricardo. Comencé mal. En esta ciudad se saludan diciendo hola o quiubo"
d) La creación de universos inconscientes: Los protagonistas de sus relatos, en su mayoría, son seres atormentados, así que la narración por momentos se presenta de manera discontinua entrecruzándose la realidad con deseos o pesadillas de los personajes.
Para cerrar este apartado dedicado al trabajo literario de Andrés Caicedo, es suficiente con reafirmar la vigencia de su obra dentro de la literatura nacional y señalar que aún la crítica no termina de explorar en profundidad las historias de este jovencito que con su partida nos negó la posibilidad de conocer la madurez de su carrera, la cual habría sido muy fructífera para el arte de nuestro país.
1.1. CONSTRUCCIÓN DE MUNDO: CIUDAD Y VÉRTIGO VITAL
"Anda en busca de una ciudad que se llama Cali,
que todavía debe existir porque cuando
se acabe Cali se acaba el mundo entero".
Andrés Caicedo.
.
1.1.1. A propósito de literatura y ciudad.
Cali es el escenario único de las historias creadas por Andrés Caicedo para la literatura. Sus cuentos y novelas surgen y se desarrollan en su ciudad, a la que convierte en protagonista de su obra al imprimirle su visión particular y presentarla como centro de las relaciones sociales y culturales de sus personajes.
De acuerdo con lo anterior, surge la necesidad de pensar la obra de Andrés Caicedo desde una perspectiva de literatura urbana. Para ello, es importante precisar cuál es nuestro concepto de literatura de ciudad y clarificar que la simple referencia a lugares de Cali en los relatos de Andrés, no es suficiente para incluir su trabajo dentro de este género.
Entendemos como literatura urbana al tipo de historias que además de ubicarse espacialmente en la ciudad, logran narrar la forma particular de socialización de los individuos frente a la urbe que habitan y su universo interior. Es decir, la representación ficcional de las relaciones sujeto-ciudad y ciudad-comunidad narradas en el texto a partir de la apreciación simbólica que los personajes logran establecer con los referentes culturales, sociales, y religiosos que cada ciudad establece.
En cuanto a esto diremos que, al contrario de lo que podría pensarse, la literatura urbana no aparece con el nacimiento de las grandes metrópolis y megalópolis postmodernas, donde sus habitantes se desenvuelven entre la velocidad y el anonimato, la multitud de sus calles y la soledad interior. Su originen proviene del momento en el cual la humanidad establece la consolidación de la razón como centro de su desarrollo, lo que se traduce en la aparición de la industrialización y el capitalismo. Es decir, el pensamiento y las formas de vida del hombre se transforman de una concepción provinciana estrechamente ligada a la religión, en la proyección de un individuo letrado abierto a nuevas formas de concebir lo moral y lo social.
Por lo anterior, la literatura urbana aparece con la novela realista del siglo XIX, aunque la ciudad ha sido incluida en las obras más importantes de la literatura de los pueblos antiguos, es con la novela realista europea donde se hacen evidentes los nuevos modos de vivir y de pensar. Así que, las ciudades de la época se proyectan como escenario de desarrollo de un nuevo modelo social, la burguesía.
En la década en la que Andrés Caicedo da vida a su obra, en nuestro país no se contaba con un número significativo de producciones literarias que pudiéramos enmarcar dentro de la categoría de relatos urbanos, entre otros aspectos porque la ciudad se estaba consolidando como proyecto modernizador. En el caso específico de Cali, la construcción del Ferrocarril del Pacífico en los años treinta, la industrialización producto del crecimiento de los ingenios azucareros e instalación de fábricas y compañías trasnacionales, permitieron a la ciudad convertirse en el principal centro urbano y comercial de la región. De esta forma, se fueron incorporando nuevos modelos culturales producto de la migración de habitantes de diversos lugares y la transformación en las costumbres, creencias y comportamientos que exige la vida urbana.
Lo interesante en el trabajo de Andrés Caicedo reside precisamente en el hecho de convertirse en uno de los escritores colombianos pioneros en narrar dichas transformaciones y convertir a la ciudad en tema, escenario y personaje de sus historias.
Andrés Caicedo adopta a Cali como fondo citadino de su novela y recrea los nuevos valores urbanos para presentar a sus personajes inmersos en una ciudad en crecimiento, donde ambos, ciudad y personajes, sufren las consecuencias de la modernización y la transformación de la ciudad.
Ahora bien, la ciudad narrada por Andrés es producto de su representación subjetiva y de su particular forma de sentir, pensar y soñar la Sultana del Valle de su época. Cali es evocada, capturada, evidenciada, a través de la oralidad, la música, el cine, los mitos construidos por los personajes y el costumbrismo de sus habitantes. Lo anterior, permite concebir a Santiago de Cali como "Calicalabozo", un lugar que espera pero no le abre la puerta a los desesperados y como "Caliwood", una ciudad en donde todo existe y significa a partir de la relación que sus habitantes establecen con el cine.
El proceso de modernización produce una ciudad culturalmente diversa, que Andrés presenta en su obra a partir del contraste en las posiciones asumidas por los personajes y las temáticas desarrolladas en sus historias. De esta manera, surge la oposición entre: rumba y angustia, alegría y desencanto, norte y sur, salsa y rock and roll, las galladas y la soledad, el amor y la muerte.
La ciudad narrada se opone a la ciudad real en tanto aparece como un ambiente oscurecido por el encierro y la fatalidad que rodea a los personajes en oposición a la idea de La Sultana del Valle como la sucursal del cielo o la capital mundial de la salsa, espacio caracterizado por el civismo y la alegría de sus habitantes. Sin embargo, el trabajo de Andrés Caicedo adquiere relevancia dentro del marco de la literatura urbana por el predominio que le otorga a Cali como escenario de su obra y por la percepción especial con la que logra configurar su ficción de ciudad.
1.1.2. La ciudad narrada por Andrés Caicedo
La ciudad narrada por Andrés se presenta como una sociedad provinciana estructurada claramente en su división espacial, en donde sus habitantes se reconocen con facilidad en sus calles y en los lugares que frecuentan. Se evidencia también, las costumbres de la clase alta y los patrones que caracterizan a las clases bajas; es posible además, reconocer los rasgos propios del lenguaje a partir de la oralidad caleña presentes en la configuración narrativa de la mayoría de su obra.
En algunos de sus relatos Cali aparece como un espacio que excede los límites entre ficción y realidad, pues se mencionan lugares de la ciudad real que en la narración se perciben como ambientes marcados por la fatalidad, donde los personajes generalmente atrapados en su universo interior, encuentran la perdición. El miedo de enfrentar la ciudad los invade, así que se refugian en el encierro, los excesos y la muerte.
En el cuento Infección, Cali se describe como un ambiente repudiado por el narrador, quien critica la estupidez e hipocresía de sus habitantes y sus formas frívolas de asumir la existencia. "Darse cuenta de que todo lo que hace no sirve para nada". En el cuento "Vacío" y algunos pasajes de "Noche sin fortuna", la ciudad aparece como un espacio deshabitado. Característica que podría entenderse a partir de la interpretación interior de los personajes respecto a su relación con la vida urbana y las dinámicas que la componen, pues, si nada significa para ellos nada existe realmente. "Han debido pasar como quince minutos y no pasó nadie. Ni siquiera un taxi. Nada y esa luna llena… me paré del muro y caminé por la Avenida Sexta hasta llegar a mi casa. Vacía la fuente, vacía la Bomba, vacío Oasis, allí donde yo conocí a Angélita"…
"De arriba abajo, de izquierda derecha" narra la historia de una pareja de adolescentes borrachos en busca de un lugar donde tener relaciones sexuales. La pareja es arrojada de todos los apartamentos y fiestas a los que van. Su recorrido por Cali es una deriva que revela una ciudad que rechaza a sus habitantes. "Caminaron mucho tiempo por todo el centro de Cali buscando sitios donde meterse, pero nada…"
En sus novelas El atravesado y ¡Que viva la música!, los personajes exploran todos los ambientes de la ciudad. Las calles se convierten en el punto de encuentro con el tropel, la rumba, la droga, lo decadente de la sociedad, la intolerancia y la muerte. Las clases sociales y la composición cultural de la ciudad se delimitan entre el norte y el sur. El norte de la burguesía, el sur de la marginalidad a donde se van aproximando poco a poco los protagonistas. "En ¡Que viva la música! el espacio estructura el desarrollo de las acciones de la obra, refleja el estado de cosas de esa realidad, los tipos de cultura, las relaciones entre las clases sociales, el modo de vida, la actitud ante la historia y el progreso"
Podría pensarse que la diversión y el entretenimiento nocturno nacen con la modernización, al menos en los términos impuestos por los adelantos tecnológicos, por ello, su aparición en los relatos literarios refleja la conducta del hombre citadino. En este aspecto la producción de Caicedo describe la vida nocturna en la ciudad de la época, compuesta básicamente de rumbas y cine en los teatros de barrio, eventos que permiten a los jóvenes protagonistas de sus historias relacionarse con el resto de los habitantes de la ciudad y enfrentarse a un ambiente diferente al del colegio y la familia. Experiencias que llevan a gran parte de los personajes de los cuentos de Calicalabozo y los protagonistas de sus novelas ¡Que viva la música! y El atravesado a perderse en los excesos.
La ciudad creada en el imaginario literario de este escritor caleño la habitan en su mayoría jóvenes de todas las clases sociales. Su obra se ha mantenido vigente en las décadas siguientes dentro del público joven debido a la habilidad con la que aborda el sexo, la rebeldía, la oposición a las concepciones morales establecidas, las adicciones, los miedos, la búsqueda de referentes e ideologías que les permitan entender la sociedad en donde se desenvuelven y las frustraciones que implica la vida escolar. Todos estos temas abordados con la contundencia del lenguaje de su generación y la composición narrativa de imágenes visuales que describen de manera particular el ambiente juvenil.
Siguieron caminando cogidos de la mano, y en cada esquina paraban para besarse nuevamente, y en una desas mientras recordábamos a los galanes encorbatados yo arme el cachirifo y metimos la yerba de un tirón, y en todas esas llegaron a un parque y se pusieron a calcular con pasos bien largos la mitad del parque para besarse allí con calma, sin apresuramiento, calculando hasta el ultimo detalle, acomodando los cuerpos con lentitud, haciendo girar uno en torno al otro sin despegarse un centímetro.
La literatura urbana surge, también, como un medio para preservar la historia de las ciudades. Al respecto, el escritor colombiano, Oscar Collazos señala en su artículo "Memoria de las ciudades" lo siguiente: "La literatura ocupa el lugar que la memoria ha borrado". Frase que nos permite reflexionar, treinta y un años después de la desaparición del escritor caleño, sobre el aporte de su obra en relación con la representación del momento histórico en el que tuvo lugar. Al respecto, la literatura de Andrés evoca los teatros de barrio y su valor para la cultura y el entretenimiento de los caleños de la época, espacios hoy desaparecidos casi por completo y donde los pocos que subsisten ya no tienen la significación que se evidencia en las narraciones de Andrés o en los recuerdos de los caleños de entonces.
Para concluir, la ciudad narrada por Andrés Caicedo es el resultado de su experiencia frente a los referentes que encuentra en la ciudad real, por ello toman lugar elementos macabros heredados del cine y la literatura de horror, se evidencia un espacio geográfico apenas abierto a la modernidad en el que sus habitantes deben confirmar su rol de citadinos y se hace presente la violencia como producto de la desigualdad social y la rebeldía juvenil. Es decir, Andrés traslada a la ficción su apreciación frente a cada uno de los referentes culturales y dramas sociales presentes en la ciudad real. Y es que cada escritor imprime su visión sobre la ciudad que narra, pues aunque se trate del mismo lugar, la Cali de Caicedo no es la misma que la de Valverde.
Cada uno, habitante o autor, la elabora por su cuenta según su geografía personal, su historia familiar, social, cultural, ideológica o laboral, o según lo anónimo y desasosegado del espíritu transeúnte de sus calles y de su tiempo. Su perspectiva en el tiempo literario depende también de cómo sea transmitido su momento histórico en las distintas épocas.
1. 2. ANDRÉS CAICEDO Y EL CINE
"En él somos todo ojos, para quienes
el descubrimiento del cine ha sido lo más
importante de esta pobre vida"
Andrés Caicedo
Quizá el referente que más influenció la vida y obra de Andrés Caicedo fue el cine, en él se inspiró para producir algunos de sus escritos para la literatura y es sin duda, el medio en el que refugió su soledad y dio vida a sus ilusiones interiores. Su predilección por el séptimo arte inició desde muy niño, a los doce años ya asiste varias veces por semana al teatro. Desde entonces, encontró en cada imagen proyectada en la pantalla la posibilidad de concebir un mundo alejado del suyo, en donde los personajes de ficción dan vida a diversas historias que le permitieron evadir el tedio de su existencia y olvidar los miedos que le rodearon desde siempre. "Pensé que ninguno de esos rumbos que ahora veía a medias importaba realmente, que la vida era la ilusión y la realidad el cine…"
Ese rápido encuentro de Andrés con el séptimo arte lo impulsó a tratar de conocer todos los misterios que desde el punto de visto técnico y narrativo cada película contiene. Su inteligencia le impedía conformarse con lo simple y su inquietud progresiva por el arte lo llevó a examinar con minuciosidad gran número de piezas cinematográficas. Por esta razón, Andrés, se encerró en los teatros durante largos períodos de su vida para escudriñar lo artístico, lo irreverente, lo verdaderamente importante de cada filme. La revista Ojo al cine y El Cine Club de Cali son el producto de esta pasión desbordada por el cine y el medio por el cual logró expresar su visión particular en relación con la estética de este arte.
Los western y las películas de horror fueron sus géneros preferidos. Pero es el horror el que consiguió fascinarlo; dan cuenta de ello dos de los tres guiones para largometraje que escribió con la fallida intención de vender en Hollywood y su cortometraje: "Un hombre bueno es difícil de encontrar". Al respecto, Andrés definió el cine de horror como el equilibrio entre la verosimilitud de la historia, el ambiente que el director crea para otorgar dicho realismo y la fuerza de las imágenes para transmitir las emociones; de tal forma, que el espectador logre dar cabida en su mundo, al mundo que la película plantea. Los directores de la época que se ganaron su admiración por los trabajos realizados para estos géneros fueron: Jerry Lewis, Igman Bergman, Alfred Hitchcock y Roman Polanski.
1.2.1. El papel del crítico y sus artículos en Ojo al cine
Desde 1969, Andrés Caicedo empezó a escribir comentarios sobre cine en diversos diarios de la ciudad. En ese mismo año escribió guiones para teatro y progresó en la escritura de sus relatos para la literatura.
Estos primeros escritos se conservan en los archivos de los diarios: El espectador de Bogotá, El diario Occidente, El pueblo y El país de Cali; en la revistas: Vivencias de Colombia y Hablemos de cine de Perú. En ellos se muestra su visión particular respecto a las impresiones que cada película le generaba. Los textos iban acompañados de una reflexión crítica sobre los componentes estructurales y estéticos de cada filme. Generalmente, comparaba la cinta con trabajos anteriores del director dando a conocer un balance sobre el progreso del cineasta y la consolidación de su estilo. Además, contextualizaba las temáticas de las películas en relación con las tendencias de Hollywood y las virtudes o desaciertos de las obras respecto a su género.
Ojo al cine nace a partir del trabajo que Andrés y sus amigos más cercanos realizaban en el Cine club de Cali, en donde antes de cada proyección entregaban un folleto presentando información y comentarios críticos sobre la película. En los folletos aparecían, también, noticias relacionadas con el Cine Club de Cali y se comentaba la situación del cine en Colombia. Salía a reducir la condición de los teatros y la censura a la que era expuesto gran parte del material cinematográfico que llegaba al país.
Con el tiempo, la idea de crear una revista fue madurando y en 1974 aparece el primer ejemplar, el cual llevaba el mismo título de los folletines, Ojo al cine. En él colaboraron: Luis Ospina, Carlos Mayolo y Ramiro Arbelaez. El propósito inicial de la publicación era difundir los primeros trabajos cinematográficos que se producían con gran esfuerzo en el país, entre los que se incluía el documental sobre los VI juegos Panamericanos, "Oiga mire vea" realizado por Mayolo y Ospina.
La aparición de la revista confirmó el papel de Andrés Caicedo como uno de los pioneros de la crítica cinematográfica en el país. Desde la primera publicación juzgó el cine como un colectivo en donde las imágenes cobran vida a partir de la visión particular de cada espectador, por ello en sus escritos no esconde sus impresiones respecto a las obras que analizó. De la misma forma, era conciente de que el crítico debía ser objetivo en el momento de apreciar cada trabajo, por lo que debía alejarse de los condicionamientos enajenantes que la mayoría del cine propone. En consecuencia, su tarea fundamental debía consistir en decodificar los elementos visuales y narrativos que componen el filme, con el propósito de interpretar la película en su conjunto, alejándose de la emotividad que los trucos cinematográficos producen en el espectador. "…El resultado de esta relación entre la pantalla y mi persona no puede ser de alienación".
Luego, la tarea del crítico debía enfocarse en la estrategia correcta para exponer sus argumentos a favor o en contra del trabajo fílmico, sin descuidar el tono ameno, divertido y claro que debe contener un texto de referencia cinematográfica.
Amar el cine hasta el punto de concebir a partir de él lo bello e importante de la existencia, le permitió a Andrés tomar una posición contundente en su actividad como crítico y su responsabilidad frente a los espectadores, por ello no dudó en asumir lo que él consideró una "actitud terrorista" frente a la obra cinematográfica, actitud que se hace evidente en sus escritos al poner en entre dicho la calidad de los filmes enfocados a ganar oscares y entretener a las masas con producciones que respondían a intereses económicos y no artístico.
"Hay que alertar al espectador, darle conciencia del peligro que significa el acto aparentemente trivial de ir a cine, convencerlo que la mayoría de las veces detrás del producto se encuentra una ideología dirigida en forma vertical contra el consumidor"
Ahora bien, para Andrés era válido que un filme expresara una ideología y ésta estuviera enfocada en transmitir un mensaje a la sociedad por medio del entretenimiento. Por lo tanto, el crítico no debía dejar de lado el análisis de la película a partir de la relación de ésta con el trabajo previo del director, el género donde se instala y la sociedad a la que pertenece. De esta manera podría transmitir a sus lectores una interpretación apropiada de la obra y otorgar los elementos de recepción necesarios para que el público logre comprehender realmente el filme.
Al respecto, el trabajo de Andrés resulta realmente interesante pues la mayoría de sus comentarios sobre las películas más importantes de la época estuvieron acompañados de una profundidad y contextualización sorprendente, dado la dificultad de difusión de muchas de ellas en el país y de la poca información que sobre el cine norteamericano, europeo y aún latinoamericano se podía acceder en la ciudad. Barreras que solo la pasión de un verdadero cinéfilo, como lo fue él, pudo derribar. Trabajo que sorprendió a su generación y le permitió escribir interesantes comentarios críticos sobre la obra de directores como: Jerry Lewis, Roger Corman, Arthur Penn, Robert Wise, Federico Fellini, Ingmar Bergman, Francois Truffaut, Sam Peckinpah, el italiano Sergio Leone, entre otros grandes del cine, a quienes les vaticinó la gloria o el olvido. Con algunos se equivocó, con otros la historia le daría la razón, pero decidió no quedarse para verlo, abandonó la función demasiado pronto.
Uno de los artículos más interesantes publicados en Ojo al cine, es "El genio de Jerry Lewis", un pequeño texto en donde el caleño hace un interesante comentario sobre la figura del cineasta norteamericano y la importancia de su trabajo dentro del género de la comedia, al que calificó como un homenaje audaz y original a la torpeza. Andrés definía la torpeza como la importancia demasiado exagerada que otorgamos a las personas y al mundo que habitamos, al punto de creernos menos perfectos de lo que realmente somos, ajenos al afecto o el reconocimiento, producto de la incapacidad de aprovechar hasta la mínima parte correcta de nuestra existencia. "Las joyas de la familia" y "El doctor chiflado" encuentran el éxito, según Andrés, precisamente en la capacidad de burlarse de la torpeza y es allí donde se encuentra su grandeza.
Cinco ejemplares de la revista Ojo al cine alcanzaron a ser publicados, el sexto quedó inconcluso, pues Andrés se suicidó poco antes de que la edición saliera a circulación. Gran parte del material publicado en las ediciones de la revista sigue vigente gracias al trabajo de Sandro Romero Rey y Luís Ospina. Artículos importantes para la historia cultural de Cali, pues contienen los comentarios más completos sobre crítica cinematográfica de las décadas del sesenta y setenta que se han publicado en la ciudad.
1.2.2. Andrés Caicedo y el festival de cine de Cartagena
El Festival de cine de Cartagena es el evento del celuloide más importante realizado en el país y uno de los festivales destacados en el continente. Pese a las dificultades y los altibajos que ha tenido en sus años de celebración, continúa gozando de cierta credibilidad entre cineastas, críticos y prensa especializada del continente y Europa que cada año asisten esperando ser testigos del crecimiento de la industria en este lado del mundo.
Durante las ediciones de 1974,1975 y 1976, Andrés Caicedo se hizo presente como corresponsal de su revista Ojo al cine y después para el periódico caleño El Pueblo, experiencia que le permitió tener contacto con personalidades del cine internacional, entre los que se incluye el director de cine italiano Sergio Leone, quien Andrés conoció en uno de sus viajes a Estados Unidos y a quien tuvo la oportunidad de entrevistar durante el marco del festival de 1975. Andrés dialogó con él sobre su relación con el cine western, a partir de su película: "Por un puñado de dólares" y sobre la idea que el director italiano tenía en relación con la esencia del arte cinematográfico. Además, dialogaron sobre el futuro que se vislumbraba para la industria del cine en Norteamérica y su opinión respecto al trabajo de directores de gran importancia en ese entonces y que hoy son ampliamente reconocidos, entre los que se incluyen: Luis Buñuel y Federico Fellini. En la entrevista que apareció publicada por completo en la revista "Ojo al cine", se hace evidente el amplio conocimiento que Andrés tenía sobre el momento que el cine atravesaba y la destreza para interrogar acerca de los componentes de las piezas cinematográficas mencionadas, al igual que su habilidad para exponer sus opiniones e impresiones respecto al trabajo de directores y actores de gran importancia en ese momento.
Aunque sin duda el festival le permitió crecer en su oficio de crítico de cine y tener acceso a películas que difícilmente llegarían a Cali, también constituyó una decepción pues los artículos que escribió para la prensa caleña nunca fueron publicados como él los envió, debido a que las noticias de farándula y las frivolidades propias de este evento interesaron más al público que los escritos especializados de Andrés.
1.2.3. El cine club de Cali
La amplia influencia de la que fue objeto la juventud caleña en la década del setenta de fenómenos como: La Revolución Cubana, los ideales socialistas, el movimiento hippie, la música rock, el "boom" de la narrativa latinoamericana, los ecos de la filosofía existencialista de la posguerra, entre otros eventos históricos e ideologías culturales, producirían el despertar intelectual que sirvió como contexto a la aparición del Cine Club de Cali. La ciudad y el mundo estaban cambiando y con ellos la forma como la juventud concebía su existencia, por ello, los jóvenes más inquietos mostraron sus inquietudes frente a su sociedad a través de manifestaciones artísticas como el teatro, la música, la literatura y el cine.
Hacia 1970 Andrés hacia parte del Teatro Experimental de Cali (T.E.C); con su colaboración comenzó la proyección cada martes de películas en 35 milímetros en la sede del grupo teatral y posteriormente lo hizo los sábados en el teatro Alameda. Al año siguiente se independizó del T.E.C e inició lo que sería el ritual obligado de muchos de los jóvenes caleños durante seis años, asistir cada sábado al teatro San Fernando a disfrutar de lo mejor del cine mundial.
En este proyecto lo acompañaron: Oscar Campo, Carlos Mayolo, Luis Ospina, Ramiro Albeláez y Hernando Guerrero, sus más cercanos colaboradores con quienes entabló una profunda amistad motivada por el interés por las artes, el fervor por revolucionar la cultura de su ciudad y la necesidad de generar alternativas que les permitiera escapar del aburrimiento. Fue este último, Hernando Guerrero, quien fundó "Ciudad solar", una especie de casa cultural, donde organizaron gran parte de las actividades realizadas para la revista Ojo al cine y el Cine club de Cali. Tiempo después, asumió la dirección de la casa Luis Ospina y el lugar se convirtió en el centro de todas las actividades del grupo entre los que se incluyó "Cine subterráneo", una extensión en 16 milímetros del cine club de Cali.
Al teatro San Fernando asistió todos los sábados un público heterogéneo en el que se incluían artistas, intelectuales, estudiantes, hippies, amas de casa, parejas de enamorados y toda clase de espectadores ocasionales quienes por curiosidad o aburrimiento acudían a la cita del medio día con el séptimo arte. Actividad que se mantuvo por un año más luego de la desaparición de Andrés Caicedo.
1.2.4. Los espectadores según Andrés Caicedo
El trabajo de Andrés en el Cine Club y la revista Ojo al cine respondía a un deleite personal hacia el arte cinematográfico, pero también a su deseo de consolidar en la ciudad un público con el criterio necesario para calificar una película por la propuesta artística y narrativa, más que por la espectacularidad de elementos carentes de sentido artístico. Dicho interés se hace evidente en la siguiente clasificación donde expone su concepción respecto al rol de los espectadores:
- El espectador medio, pequeño burgués, que va dos veces por semana al cine, después del trabajo y siempre acompañado.
- El espectador intelectual, de formación universitaria que reconoce en el cine una poderosa forma de expresión y penetración ideológica, y que prefiere, llegado el momento de escoger, films de directores de calidad reconocida …
- El lumpen, que cubre íntegra la programación de cada día de las salas de barrio o sectores en donde cunde la delincuencia. Se refugia en el cine para huirle al trabajo. Entra a las dos de la tarde se repite el programa dos veces, duerme, y sale ya de noche, a dormir.
Esta visión sobre los espectadores se refleja en algunos de sus personajes de ficción, quienes estuvieron marcados por una relación profunda con el cine. Es el caso de Ricardo González, protagonista del cuento: "El espectador", para quien la búsqueda de un "espectador intelectual" con quien hablar de cine refleja el deseo de Andrés por ser comprendido en cuanto a su producción como crítico y escritor. En este sentido, a Andrés le produjo un interés particular la apreciación que respecto al cine poseía el Espectador lumpen, por ello, siempre estuvo atento a la programación de los teatros de barrio e incluye este tipo de público en relatos como el "Tiempo de la ciega", cuento del que hablaremos más adelante.
Andrés en su rol de espectador encarna lo que él denominó "Un espectador total". Alguien capaz de comprender todo en cuanto la construcción y significación de la obra fílmica, intento que lo llevó a refugiarse por largas temporadas en los teatros, intentando alcanzar el proyecto de "conocerlo todo" en relación con el séptimo arte. Idea que contribuyó en su enorme conocimiento sobre la obra de muchos realizadores y le aportó temáticas y personajes que terminaron dando origen o invadiendo sus textos de ficción. Lamentablemente, también ayudó a su inestabilidad emocional e inconformidad con la realidad. "… Y me entraba al teatro a mi cita con la oscuridad, para salir a eso de las once o doce de la noche o ya de mañana; y fue allí donde probé por primera vez la anfetaminas"
Para Andrés la idea de un lector total era imposible dado la cantidad de libros dignos leer que a su concepto habían sido publicados. En el cine, invento más reciente y en donde el material de calidad que se puede encontrar es muy inferior, la idea de saberlo todo, al menos en cuanto a producciones de calidad, para él era perfectamente posible.
1.2.5. Sus relatos sobre cine
Ya hemos mencionado la amplia influencia del cine sobre el trabajo artístico de Andrés Caicedo, pero no por ello se puede hablar de una literatura cinematográfica en su obra, pues si bien en su estilo narrativo se aprecian algunas imágenes visuales que podrían relacionarse con el séptimo arte, no podemos asegurar que su forma de narrar esté marcada por amplias descripciones de orden visual o por la presencia permanente de múltiples puntos de vista. No obstante, el cine se hace presente en los argumentos de varios de los cuentos incluidos en "Calicalabozo", todos ellos abordan de manera especial la relación cine- espectadores- espacio real (Cali). Aunque presentaremos una aproximación analítica respecto al cuento "El espectador", eje central de este trabajo, creemos importante incluir la visión que acerca del cine arrojan los cuentos: Calibalismo, Los mensajeros, Destinitos fatales y El tiempo de la ciega.
"Calibalismo" es un relato de 1971, en el que a través de un narrador en primera persona se configura el universo del personaje quien describe ampliamente su relación con el cine. Relación que se establece en dos sentidos:
El primero, entendido como el acto de ver cine y que se relaciona con la apreciación e interpretación del personaje respecto a las películas mencionadas en el texto. En el cuento predominan las referencias a los filmes que a partir de la obra del escritor Edgar Allan Poe, realizaron los directores: Roger Corman, Federico Fellini y Robert Wise, trabajos que de acuerdo al narrador partían de la temática de horror y misterio propios de Poe, más no de su narrativa. " Esas películas que no tienen nada que ver con Poe, pero que perduran allí y si uno se las repite por quinta vez, pues dice por quinta vez son una belleza". Además, se vislumbra la apreciación del personaje respecto a la configuración de la obra del escritor norteamericano y la relación que establece entre el trabajo fílmico y la pieza literaria. Asunto evidente debido al cambio que el cine produjo en la recepción de las historias. "Como hubiera escrito Poe si hubiera conocido el cine"
El segundo, se refiere al acto de ir a cine. En este sentido se aprecia la relación con la sociedad y la cultura que establece el narrador a partir de lo que podría denominarse el ritual de ir al cine, al respecto asegura:
Entrado a una sala a la que después de una señal se apagan las luces y entonces uno entra en ese sueño, en ese viaje colectivo de búsqueda de recuerdos que es el cine… si alguien habla todo el mundo dice chito y si la persona no obedece el chito todo el mundo se le va encima.
El protagonista de la historia vive su despertar sexual en el teatro, al involucrarse con María una chiquilla que vive en la calle, quien se para junto a la taquilla cada función y con un ¿Papito me entra?, logra que algún joven solitario pague su boleto. Se produce así, un intercambio de intereses entre el personaje protagonista y la chica, expresado en la satisfacción que alcanzan durante el tiempo de proyección de la película…"Dígame que más se puede pedir, tener una pelada al lado mientras se ve cine. No hay nada mejor, eso es lo único"
"Destinitos fatales" es un cuento construido en tres actos, donde se rompe la continuidad en la historia y el personaje protagonista a quien se le denomina como "el hombrecito", bien podría ser sólo uno o tratarse de uno diferente en cada acto, aparece como un individuo altamente influenciado por el cine y la literatura de horror, tema recurrente en los tres actos y en gran parte de la obra de Andrés Caicedo.
"Los mensajeros", cuento escrito en 1969, narra la historia de la decadencia de la ciudad de Cali, luego de haber sido en un pasado no muy lejano al tiempo de la narración, el centro del cine mundial. De acuerdo al relato, la ciudad alcanza dicho esplendor cinematográfico debido a la llegada de productores y grandes estrellas del séptimo arte quienes fundan "Los estudios del Río", productora encargada de filmar gran cantidad de películas que tuvieron como escenario a Cali y en la cual los habitantes centraron su vida y sus sueños. Por esta razón, cuando la productora cierra y los cineastas se marchan (debido a una causa no establecida en la historia, pero que podría tratarse de la violencia que hace décadas vive el país), el tiempo se detiene para los personajes quienes encerrados en su fracaso quedan sumidos en una larga espera, convencidos que sólo cuando el cine regrese renacerá la ciudad.
El cine aparece como medio de evasión de gran parte de los personajes creados por Andrés Caicedo dentro de su literatura. Es el caso de Angelita y Miguel Ángel en el relato "El tiempo de la ciega", para quienes el cine se convierte en un mecanismo que les permite alejarse de la cotidianidad de la ciudad y un medio de relación con las formas de vida e ideologías de vanguardia. "Nos aficionamos a ver cine, íbamos todos los días a las tres y media…y de tanto ver cine nos fuimos volviendo muy progresistas."
En esa búsqueda, de referentes culturales y entretenimientos diferentes a los acostumbrados por los jovencitos de clase alta a la que pertenecen, Angelita y Miguel Ángel chocan con la fatalidad al internarse en un barrio del sureste para ver la película: "Más corazón que odio", en el teatro Libia. "Me sorprendió encontrar un teatro tan elegante en un barrio así de pobre, la entrada costaba cinco pesos…". Allí conocen al Mico, Marucaco y el Indio, jóvenes de clase baja con quienes van recorriendo la ciudad, en lo que se podría catalogar como el descenso a los infiernos de los protagonistas. Al final Angelita muere a mano de uno de ellos y Miguel Ángel huye hasta su casa y se encierra hasta que los asesinos, decididos a borrar cualquier rastro de su crimen, entran y lo matan. Los tres bandidos siguen delinquiendo y yendo a cine a ver las películas de Charles Bronson, historias que los identifican con su realidad de violencia y destrucción. Estos personajes representan los "Espectadores lumpen", catalogados por Andrés como el tipo de público de los teatros populares para quienes la calidad de un filme estaba relacionada con el grado de identificación que proyectaba con su realidad y la simplicidad de las historias que proponía. "…Juzga las películas según coincidan con la práctica de su realidad, que es cruel y peligrosa. De allí el saboteo y la rechifla a películas fantásticas".
1.2.6. Angelita y Miguel Ángel, el largometraje
Luego del intento fallido de vender en Hoolywood los dos guiones para largometraje que escribió, Andrés inicia, junto a Carlos Mayolo, el rodaje de Angelita y Miguel. El guión de la película fue realizado por Andrés. Esto significó ver cumplido su sueño de llevar uno de sus escritos a la pantalla grande, además constituía un gran desafío pues aunque Mayolo ya tenía experiencia como director con el mediometraje "Oiga mire vea" realizado junto a Luis Ospina, la producción de largometrajes en Colombia era mucho más difícil que en la actualidad.
El proyecto, que además permitió ver a Andrés Caicedo actuando, quedó inconcluso debido a desacuerdos entre Mayolo y Caicedo. Nueve años después de la desaparición de Andrés, Luis Ospina usó gran parte de las imágenes de la película para realizar el documental "Andrés Caicedo: unos pocos buenos amigos" convertido hoy en el material audiovisual más completo sobre la vida y obra del autor caleño.
1.3. APROXIMACIÓN ANALÍTICA AL CUENTO "EL ESPECTADOR" DE ANDRÉS CAICEDO
1.3.1. La historia
El espectador narra la historia de Ricardo González, un jovencito caleño que va regularmente a cine para entretenerse y alejarse del tedio que le produce la ciudad. Después de ver la película "Ya eres un hombre", Ricardo siente la necesidad de verla de nuevo para comprobar que no se equivoca al catalogarla como una producción excelente. Asiste a todas las proyecciones de la cinta y se sorprende con la reacción inconforme del público frente al final de la historia, así que en una de las funciones intenta explicar a los espectadores el sentido de dicho final, razón por la que es expulsado del teatro.
Ricardo vaga por las calles de la ciudad intentando entender por qué a los espectadores no les ha gustado la película; mientras lo hace añora encontrar a alguien con quien comentar la historia y comprobar que en realidad se trata de un filme de calidad.
Ricardo regresa al teatro para ver una nueva función de la película y comprueba que cada vez disfruta más la producción. Al final de la proyección, el público enfurecido lanza todo tipo de objetos a la pantalla y se aglomera frente a la taquilla exigiendo la devolución del dinero de la entrada. Un joven gordo interrumpe los insultos que la multitud lanza hacia la película, asegurándoles que es una de las mejores producciones del año. Ricardo siente gran admiración y se alegra al pensar que ha encontrado un individuo con quien relacionarse en una ciudad que no comparte sus preferencias cinematográficas. La multitud se lanza a golpear al Gordo, pero él logra escabullirse.
Ricardo sigue al Gordo por varias calles de la ciudad, mientras lo hace imagina que entabla una conversación con él sobre cine. Ricardo pierde de vista al joven por unos instantes. Segundos después, ve salir al Gordo de una casa amarilla junto a otros jóvenes, con quienes le propina una golpiza a Ricardo, al catalogar su persecución como un asedio homosexual.
Al final de la historia, Ricardo continúa yendo a cine e imagina haber encontrado muchos amigos en la ciudad que recorre una y otra vez, comparando las calles y los transeúntes con las escenas observadas en la pantalla.
1.3.2. La temática que aborda la historia
El cine, la soledad, la incomunicación y Cali como una ciudad frívola constituyen los temas abordados por Andrés Caicedo en "El espectador". Intentaremos analizarlos a la luz del relato y de su significación respecto al trabajo del autor caleño.
Con la primera frase: "Ricardo González iba a cine", hasta la frase final: "Porque Ricardo González sigue yendo a cine" se abre y se cierra la estructura narrativa cíclica de la historia en la que el núcleo temático del relato es el cine. El cine como motivador en la búsqueda de referentes sociales, simbólicos y artísticos en la vida del personaje protagonista, centro de las relaciones formales y ocasionales que establecen los asistentes al teatro y es el detonante de la confrontación estética que supone la apreciación del filme. De esta manera, el cuento El espectador puede ser catalogado como el relato sobre cine mejor elaborado por el escritor caleño.
Le gustaría decirle a cualquier persona lo bello de esa película, pero se calla, sabe que tiene que callarse, y cuando sale de cine recorre esta ciudad, hablando solo y mirando al suelo, conociendo de memoria los andenes y repitiéndose colores, caricias y palabras que ha visto en la pantalla.
Para Ricardo González su visión de ciudad está directamente ligada a su relación con el cine. La fuerte filiación establecida con el mundo de la ficción le obliga a buscar referentes similares en la ciudad, lugar que en su imaginario se configura a partir del cine, más no de la realidad debido a que ésta no le aporta elementos de identificación. Así que su existencia se convierte en una experiencia desprovista de significación que intenta superar a través de una ilusión, el cine. "Pero si no voy a cine, ¿Qué otra cosa me pongo a hacer…?
Por lo anterior, el protagonista choca con el resto de los habitantes, pues al carecer de una conexión ideológica y simbólica con la ciudad, queda sumido en la soledad y la incomunicación. "Es triste estar aquí sentado sin nadie alrededor". Entonces, Ricardo vuelca su interés en encontrar un ser igual a él con quien logre entablar una relación estética semejante frente al cine. Por ello, su dinámica consiste en ir al teatro y deambular por la ciudad. "Pero si yo tuviera una persona amiga que le gustara el cine, las cosas serian mucho más fáciles. Si, yendo a cine todos los días, sin importar que estuviera vacío y conversaríamos después caminando por esta ciudad."
Pero la ciudad que Ricardo encuentra es una ciudad frívola respecto al arte que aún no se abre del todo al progreso y la modernidad, similar a las ciudades categorizadas por Manuel Delgado en "El animal público" como ciudades ortogéneticas: "Asociados a los modelos de la ciudad antigua oriental, fuertemente centralizada, ceremonial, aferrada a sus tradiciones". De hecho, los espectadores rechazan el final de la película porque altera su concepción tradicional de justicia, dado que, los bandidos tendrían que entregarse a la policía y pagar por su culpa. En contraposición a la apreciación de Ricardo, modelo de una postura contracultural en la que se asume una visión de vanguardia, que el común de los espectadores no comparte.
En la secuencia donde Ricardo se levanta de su silla para gritarle al público la explicación del final del filme, intenta que los espectadores comprendan el sentido de la trama. Pero, la apreciación del arte es una experiencia subjetiva en la que los campos de referencia y el universo particular de significación de cada receptor son fundamentales. Por esta razón, el público no establece una visión más amplia en relación con el cine y rechaza la película, en oposición a Ricardo cuando señala: "Llevo tanto tiempo yendo a cine que hasta conozco el olor de las personas que presentan en la pantalla."
1.3.3. Los personajes
- Ricardo González
Este personaje es la representación de la búsqueda del autor por encontrar en Cali sensibilidad hacia el arte, especialmente por el cine. Así como el cuento "Los mensajeros" narra el ocaso del sueño de Caliwood, en El Espectador el deambular de Ricardo por las calles y los teatros se identifica con el deseo de Andrés de reunir en su universo literario dos de los referentes que más lo influyeron: Cali y el cine.
Ricardo es un individuo ajeno a la ciudad, por ello se refugia en el cine, donde encuentra el placer y la identificación que su realidad le niega. Usa la ficción como un mecanismo de evasión, dado que el universo proyectado en la pantalla hace real sus sueños inconcientes. Linda Serger explica esta conducta de los espectadores de la siguiente manera:
El cine aparece como espacio mítico capaz de identificaciones y proyecciones del sujeto que encuentra en los tipos cinematográficos modelos de héroes o de deidades que satisfagan deseos más o menos subconscientes, lugar de evasión frente a una realidad provinciana y triste o una situación personal insoportable.
Andrés Caicedo también hace referencia a dicha tendencia. En su texto Especificidad del cine expone la fuerte influencia que la ficción puede llegar a ejercer:
Ante una discusión cinematográfica, nuestro cineasta opta por el silencio, luego por la lejanía, después por algo más grave que es la soledad. Se va convirtiendo en lo que llaman un cinéfilo. Ya no entiende a las personas, ya no necesita enamorarse de mujeres reales: para qué si en la pantalla las tiene mejores y más inteligentes; se aparta de las actividades colectivas y va todos lo días a cine; repite películas y empalidece; llega a extremos tales como autoconverserce que sólo respira bien en la soledad del cine y que afuera lo persiguen; busca, instintivamente, el sitio de la sala que corresponde al sitio del cual sueña; se va volviendo huraño y tosco y torpe; tartamudea; ya no le hace caso sino a su propio juicio. Si las circunstancias no le son del todo adversas puede encontrar a otro sujeto tan enfermo como él, y en ese caso un deambular de ojeras y de soledad compartidas, lo que significa al menos un progreso.
Por eso, ante la imposibilidad de encontrar ese otro sujeto con el cual pueda hablar de cine, Ricardo se refugia en el plano de la imaginación en donde logra satisfacer sus deseos.
- El Gordo
Este personaje adquiere gran relevancia en el cuento debido a su identificación con la juventud de la época en la que Andrés da vida a sus historias. El Gordo que usa jeans americanos representa el fenómeno de las pandillas y los tropeles propios de la década de 1970 en la ciudad. El personaje muestra su frustración frente al modelo de sociedad en la que vive, involucrándose en confrontaciones violentas en todos los lugares donde asiste. Esa es su razón para defender la película frente a la multitud, pues no hay en él ninguna identificación con el filme, como si ocurre con el protagonista.
El Gordo manifiesta su exclusión frente a la cultura y sociedad en la que vive, tomando una actitud de choque frente al medio que no puede afrontar sino a través de la violencia, pues ella le permite esconder sus miedos y frustraciones. Esta conducta es evidente en su incapacidad de enfrentar a la multitud y a Ricardo cuando su gallada no le acompaña. Gabriel Tarde, define dicho comportamiento como: "Ese yo no se qué, que es todo el yo individual, tiene necesidad de ocuparse de lo exterior para tomar conciencia de sí mismo y fortalecerse, se nutre de lo que le altera"
- El público
Los espectadores a los que hace referencia el relato representan al común de los habitantes de las ciudades. Individuos que deambulan de un lugar a otro sin tomar una posición definida frente al contexto histórico y cultural en el que se desenvuelven. Es ejemplo de ello la joven que asiste con su novio a cine, cuya única posición es sonreír ante lo que sucede. Se trata de la visión conocida como el hombre masa, o tipo de individuos que adoptan el punto de vista defendido por la gran mayoría sin preocuparse por asumir o defender su opinión: "Los seres del universo urbano no son auténticos, pero en cambio pueden vivir en estados parecidos al de la libertad, puesto que no ser nada les constituye en pura potencia, disposición permanentemente activada a convertirse en cualquier cosa"
2. BITÁCORA CREATIVA
2.1. SOBRE EL ARTE DE LA ADAPTACIÓN
Cine y literatura comparten como medio expresivo más similitudes que diferencias. Si bien para algunos el cine ha desplazado a la literatura de su papel difusor de cultura y entretenimiento en el que se situó con la novela y el folletín en el siglo XIX, este arte mantiene su papel fundamental en la creación de historias que por su originalidad, creatividad, profundidad temática y riqueza estilística no le han permitido a la narración escrita perder importancia frente al encanto producido en los espectadores por las imágenes cinematográficas. Por ello, desde sus inicios, el cine ha buscado en la literatura gran parte de las historias llevadas a la pantalla. Tendencia que se mantiene hasta hoy en Hollywood y que también se hace presente en Colombia, donde se puede apreciar en el número creciente de largometrajes realizados a partir de adaptaciones de novelas pertenecientes a escritores de gran éxito en el país.
El acto de representar una historia presente en un texto literario o dramático en una película es lo que se conoce como ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA, técnica que, como mencionamos anteriormente, nace con el cine y cuya definición ha sido objeto de análisis y controversia por parte de estudiosos y críticos de ambos géneros. Para la mayoría de estos críticos lo fundamental en cuanto a su definición tiene que ver con el ARTE de adaptar, cambiar, convertir, transformar, repensar, la estructura y contenido de una obra, con el propósito de que su historia se presente a través de un medio artístico diferente. El resultado de este proceso es un nuevo material que debe poseer autonomía estética y solidez en su trama para que adquiera su propio valor artístico.
Ahora bien, enfatizamos en la palabra Arte debido a la complejidad y cuidado estético que supone dichas transformaciones, donde se hace necesario una lectura y análisis cuidadoso por parte del guionista del material a adaptar, así como un norte claro en el enfoque y finalidad artística que tendrá la obra audiovisual.
Lo interesante en todo este proceso es entender que con las adaptaciones, el cine y la literatura encuentran el vínculo que une su discurso narrativo, el uno compuesto esencialmente de imágenes, el otro de palabras. Discursos similares en la presentación del relato de unos sucesos, encadenados de acuerdo con una estructura lógica y protagonizada por personajes ubicados en un espacio y tiempo específicos. La concepción anterior de relato y discurso debe entenderse de acuerdo con la definición propuesta por Sánchez Noriega en su libro De la literatura al cine: "La historia hace referencia al qué, el discurso al cómo. El discurso es diferente según el medio de expresión y los códigos que ese medio emplee…"
Para expresar con mayor claridad la idea, diremos que una misma historia puede contarse de diversas formas, pero siempre va estar ligada al medio expresivo y discurso donde se cuenta. Este principio es clave en el arte de la adaptación, pues implica que las características y la estructura del relato literario funcionen en el discurso fílmico; de no ser así, se pasará a suprimir, cambiar, añadir o sustituir elementos en la historia (el qué), para dar lugar a una adaptación coherente con el nuevo discurso (el cómo) en el que se cuenta. Linda Seger nos lo explica en los siguientes términos: "El adaptador eliminará todo lo que no es drama, de forma que al final permanezca la esencia del drama que está en el interior del otro material."
No es nuestro propósito agotar la reflexión en torno al significado del proceso de adaptación de un texto literario, proceso en el que deben tenerse en cuenta un sin número de variables. Sólo mencionaremos más adelante los elementos presentes en la realización de nuestra adaptación, así que nos limitaremos a recomendar la lectura de la biografía que sobre el particular incluimos al final de este trabajo.
Retomamos nuestra idea inicial sobre la relación entre literatura y cine, para clarificar que si bien el cine se nutre de la literatura en la concepción de historias, existe una correlación entre los dos géneros, pues con las adaptaciones la literatura consigue difusión masiva de obras que no alcanzan a llegar a todos los públicos o, en el peor de los casos, han sido olvidadas o rechazadas por los lectores. Esto hace significativo el reconocimiento económico y publicitario que obtienen los escritores cuando la adaptación de su obra a la pantalla alcanza éxito y calidad.
2.2. PROCESO DE ADAPTACIÓN AL CINE DEL CUENTO "EL ESPECTADOR "DE ANDRÉS CAICEDO".
La adaptación que hemos realizado puede catalogarse como: Adaptación como transposición, la cual define el tipo de adaptaciones en donde se pretende ser fiel al espíritu de la obra. Así que en el caso particular de "El espectador", nuestra intención es presentar un guión que guarde coherencia con la trama y significado simbólico del texto original escrito por Andrés Caicedo hace treinta y nueve años.
Nuestro primer paso en el proceso de adaptación fue escoger el cuento y considerar la pertinencia del relato como posible material de adaptación. Luego escribimos un primer modelo de sinopsis que fue descartado por alejarse del sentido propuesto en la trama original y presentar una estructura narrativa sin fuerza suficiente para conceder verosimilitud a la historia.
Ante esto, replanteamos nuestro trabajo y decidimos enfocarnos en la comprensión e interpretación de "El espectador", en su trama y temática. Para ello consultamos trabajos teóricos sobre cuento, material que nos permitió retomar la conceptualización sobre la estructura básica de un relato y enfatizar en las características que debe poseer una buena historia. Gracias a trabajos consultados profundizamos en los siguientes conceptos:
- Núcleo del suceso: define la unidad, originalidad, intensidad y estilo depurado que debe poseer el argumento de la historia.
- El imperativo de la intensidad: Propone la eliminación de todos los rellenos o situaciones que alejen a los protagonistas del horizonte trazado en el argumento.
- Necesidad de la tensión: advierte sobre la necesidad de generar a lo largo del relato la tensión suficiente a fin de mantener el interés del lector para que éste no abandone la historia.
- La estructura: Propone la idea que en la estructura narrativa de un cuento moderno siempre se presentan dos historias. Ricardo Pligia lo explica de la siguiente forma: Un relato visible esconde un relato secreto, narrado de un modo elíptico y fragmentario. El efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en la superficie".
La idea anterior nos permitió determinar los niveles de la historia presente en el cuento El espectador:
HISTORIA 1: "La búsqueda de Ricardo por encontrar un amigo con quien hablar de cine"
HISTORIA 2: "La frialdad de la ciudad en la que habita Ricardo"
Cuando pensamos en realizar la adaptación del cuento teníamos la idea de que el protagonista Ricardo González entraría a hacer parte de la historia de "Ya eres un hombre", con la intención de mostrar la obsesión de Ricardo por la película y porque teníamos la concepción errónea de que si lo convertíamos en un observador de los sucesos ocurridos dentro de ella, reafirmaríamos su condición de espectador; idea que nos traería grandes dificultades desde el punto de vista de transición del personaje entre los mundos posibles.
El concepto de mundos posibles nos permitió comprender la trama y entender su composición en el cuento "El Espectador":
Mundo1: Mundo donde vive Ricardo y el Gordo.
Mundo2: Mundo narrado en la película "Ya eres un hombre".
Mundo3: El mundo de los pensamientos e imaginación de Ricardo.
Así que la idea de mostrar a Ricardo como parte de la película "Ya eres un hombre" implicaba la concepción de un Mundo4.
Sin embargo, no renunciamos a nuestra idea original y realizamos la construcción de una primera escaleta, en la que efectivamente Ricardo continuaba moviéndose entre los mundos en varias de las escenas.
Efectivamente, con el tiempo tuvimos que revisar la construcción de la transición entre los mundos y precisar la información sobre el personaje principal que aún no estaba suficientemente construida. Además, la redacción era bastante literaria, lo que se convertía en un verdadero problema en un trabajo de adaptación para cine, en donde lo fundamental es narrar visualmente.
Escribimos una nueva escaleta en la que incluimos las correcciones de estilo, precisamos la información que no era del todo clara y decidimos mantener la transición del protagonista hacia Mundo4. (Ricardo en el mundo de la película). Con esta escaleta superamos el problema de dimensionalidad de la historia, es decir, terminamos la construcción de la trama de la adaptación. Aspecto que significó un avance significativo en el desarrollo de nuestro proyecto y nos permitió iniciar la escritura del libreto.
Comenzamos Inmediatamente la construcción de las escenas con la claridad de que cada una debía narrar, describir y contener diálogos desde una perspectiva básicamente audiovisual, trabajo que no es fácil para quienes estudiamos literatura, pues presentamos un estilo de escritura marcado por nuestra disciplina. Terminamos el primer borrador del guión y descubrimos que varios sucesos no funcionaban aún dentro de la construcción dramática del filme. De igual forma, la organización estructural de frases y párrafos necesitaba ser corregida con la intención de dar mayor claridad a la redacción de los acontecimientos y descripciones de cada escena.
Continuamos trabajando en la lectura minuciosa de guiones originales y adaptaciones que nos permitieron familiarizarnos con la escritura cinematográfica. Días después, terminamos la escritura de un nuevo borrador del libreto. Luego de leerlo detenidamente resolvimos que El gancho o catalizador, el cual Linda Serger define como: "El elemento que pone en marcha tu historia: ese primer acontecimiento con el que arranca la espina dorsal de la historia", no era lo suficientemente sólido para atrapar a los espectadores y se presentaba casi seis minutos después de iniciada la película, muy tarde para un cortometraje. De la misma forma, la escena de transición de Ricardo entre Mundo1 y Mundo4 era demasiado confusa y le restaba verosimilitud al relato, así que por fin aceptamos que no funcionaba en el guión y que además no correspondía a la trama planteada en el cuento original.
Detectar los inconvenientes anteriores nos hizo comprender que necesitábamos depurar la trama, es decir, suprimir las escenas que prolongaban la aparición del gancho y desechar de una vez por todas, el tránsito de Ricardo hacia Mundo4. Hecho lo anterior, dimos por concluido el trabajo creativo. Pero, en una nueva lectura se nos ocurrió que los diálogos correspondientes a las escenas de la película "Ya eres un hombre" debían ir en inglés para agregar mayor verosimilitud a las acciones. Realizamos la traducción de los diálogos y una semana después el guión adaptado de "El espectador" estaba terminado.
2.2.1. Esquema de análisis comparativo de la adaptación
A continuación presentamos un análisis comparativo entre el cuento original y el guión adaptado de acuerdo con el esquema propuesto por Sánchez Noriega en el libro De la literatura al cine. Es importante anotar que sólo incluimos los aspectos relacionados con el relato corto que hemos adaptado.
- Título
La adaptación conserva el título original del cuento.
- Transformaciones en la estructura temporal
Ubicación temporal: Se mantiene la época (década del setenta) y el espacio (la ciudad de Cali). Aspectos importantes para la configuración de la trama y que además decidimos mantener como una forma de representar la época del autor.
Hemos conservado en esencia la estructura dramática del cuento. Para ello organizamos los eventos que en el texto literario se narraban de forma discontinua para obtener la direccionalidad que la historia requería en el filme. También, por tratarse de la adaptación de un cuento corto (ocho páginas) extendendimos las secuencias que en el original aparecían implícitas o tan sólo mencionadas, con el fin de desarrollar visualmente la historia que en la adaptación tiene una duración de veintidós minutos.
Orden: En la adaptación cerramos la historia con el episodio donde Ricardo interrumpe una de las funciones a las que asiste para explicar la película, situación que se narra en la mitad del cuento, pero a nuestro criterio funciona mejor en el texto audiovisual como cierre de la historia.
- Supresiones
Personajes: En la adaptación decidimos focalizar la atención de Mundo2 en sólo dos personajes: el jefe y la chica. Suprimimos los acompañantes de los bandidos que aunque no se describen en el cuento aparecen implícitos en la narración. "Al final todo les sale mal a los hombres y la muchacha". De igual forma, la mujer de vestido morado mencionada en el cuento como una espectadora, en lo que sería la última secuencia de la adaptación (escena 14), fue cambiada por varios asistentes anónimos, con el fin de evitar ser reiterativos en la presentación de espectadores luego de la confrontación del público en el teatro (escena 9). El portero era un personaje clave en los dos primeros borradores del guión, pues pretendíamos que fuera él quien comunicara la preferencia de Ricardo hacia la película, pero al final, por razones de ritmo en la narración, decidimos suprimirlo y es el mismo Ricardo quien en un diálogo con El Gordo menciona haber visto ocho veces la cinta. (Escena 11).
De acciones: La secuencia mencionada en el relato donde uno de los bandidos empuña la mano para quitarle el arma a un guardia que aparentemente ésta muerto no se tiene en cuenta, porque decidimos iniciar el relato de Mundo2 en la persecución y no desde el robo del auto, con el fin de otorgar mayor fluidez a la historia.
La parte final del cuento en el que Ricardo deambula por la ciudad y va una y otra vez a cine se suprimió en la adaptación, así como la secuencia en donde nuevamente imagina tener muchos amigos para hablar de cine, focalizándonos únicamente en el episodio del Gordo.
Descripciones: Las descripciones que el narrador hace de los espectadores en el teatro y a la gente en la calle se suprimieron de la adaptación pero su función en la historia se mantiene con la reacción del público en el teatro (escena 9) y la ambientación de la calle en las escenas 11- 12.
Diálogos: La mayoría de los diálogos fueron creados por la guionista a partir de las reacciones de los personajes descritas en el texto literario. Sólo se conservaron parte de los diálogos del cuento en la escena en la que El Gordo golpea a Ricardo.
-"No me toqués, marica. Ni te acerqués si quiera"
-"Qué te pasó no encontraste a ningún amiguito en el teatro o qué maricón". (Escena 13).
- Traslaciones
De espacios: No hay grandes transformaciones, con ecepción de la escena 9 que en el texto original ocurre en las afueras del teatro y en la adaptación se desarrolla en la sala donde fue proyectada la película, así como la persecución de la escena 3 ocurrida en una ciudad norteamericana inexistente en el cuento.
- Transformaciones en personajes y en historias
De narraciones en diálogos: El diálogo que imagina Ricardo en la escena 11, corresponde en el cuento al narrador. Esta parte hace alusión a la posible conversación entre Ricardo y el Gordo; si éste logra alcanzarlo y entablar relación con él. Los parlamentos creados en la adaptación son menos extensos con relación al fragmento equivalente en el cuento, pues lo esencial para nosotros en esa escena era mostrar los conocimientos que Ricardo posee sobre cine.
De acciones: La secuencia de persecución que ocurre en Mundo2 está implícita en la historia "Siguiendo paso a paso las operaciones de los bandidos, huyendo de la policía", así que añadimos el espacio de la ciudad en la escena 3 y los diálogos de los Bandidos en las escenas 4 a la 7. Además desarrollamos las acciones y parlamentos de los personajes del Sheriff y los policías que tan sólo son mencionados en el relato original.
- Añadidos
Secuencias dramáticas completas: No añadimos ninguna secuencia, lo que hicimos fue desarrollar visualmente las acciones implícitas o tan solo mencionadas en el cuento original.
- Desarrollos
Desarrollos completos de acciones implícitas o sugeridas: La secuencia de la persecución en Mundo2 explicada anteriormente (Escenas 4-7). Además, la escena 9 que ocurre en el teatro fue ampliada con el fin de construir diálogos para caracterizar los personajes de tal forma que su reacción fuera creíble en la trama de la película.
EL ESPECTADOR
Un cuento original de:
Andrés Caicedo
Guión adaptado por:
Constanza Loaiza Meneses
3.1 STORY LINE
RICARDO GONZÁLEZ, joven caleño, solitario y apasionado por el cine, asiste reiteradamente a ver "Ya eres un hombre", se convence que ésta es una gran película. Busca desesperadamente alguien con quien comentar la trama de la historia y hablar de cine, que es todo para él. Al final de una de las funciones de la película es testigo de la defensa que un joven GORDO, hace de la película frente a los enfurecidos ESPECTADORES que piden la devolución de su dinero. RICARDO sigue al joven por las calles para tratar de abordarlo. Pero el GORDO confunde esta actitud con un asedio homosexual, y le propina junto con su pandilla una paliza.
3.2. SINOPSIS ARGUMENTAL
RICARDO GONZÁLEZ es un joven caleño de veinticinco años de edad, solitario e introvertido, para quien el cine se ha convertido en lo más importante de su vida. Luego de ver la película "Ya eres un hombre", se interesa en observar repetidamente la historia para determinar por qué al resto de la audiencia no le gusta un filme que en su concepto es excelente.
Una tarde de sábado, RICARDO asiste a la función vespertina de la película "Ya eres un hombre". Emocionado ocupa una silla en la segunda hilera frente a la pantalla y se pierde en la trama de la película.
En la película: DOS PATRULLAS de policía persiguen un camión de valores por la calles de una ciudad norteamericana, en los años sesenta. Los policías disparan al camión de valores sin causarle ningún daño. La cabina del camión la ocupan los BANDIDOS: una CHICA rubia de hermosa apariencia y EL CONDUCTOR (El jefe de la banda un hombre blanco de mediana edad). LA CHICA le señala a su compañero un atajo y el camión toma esa dirección a gran velocidad. Minutos después, al camión se le pincha la llanta trasera. Desesperados LOS BANDIDOS deciden explotar la puerta del camión, para sacar el dinero, pero no logran destruirla. Escuchan las sirenas de las patrullas acercarse. Abandonan el auto y huyen hacia la montaña que está frente a ellos.
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