- Entendiendo a las Pymes, las microempresas y la cooperación empresarial
- Las instituciones y las políticas de apoyo a la mipyme
- El Desarrollo productivo local
- Anexo
- Bibliografía
Los conceptos de competitividad y búsqueda de competitividad han adquirido una dimensión política y económica sin precedentes, casi como elementos de supervivencia en un país y en una sociedad que atraviesa una de las peores, sino la peor crisis estructural de su historia, socavando fundamentalmente la confianza publica, los lazos de solidaridad social y la visión de futuro.
A grandes rasgos, creemos que los profundos cambios estructurales que hemos atravesado desde comienzos de los `90, que comenzaron por lo económico, pero que impactaron transversalmente lo social, lo cultural, lo político, y lo institucional, aún no terminan de ser calibrados por su magnitud, y es poco seguramente, todo lo que ya se ha dicho y escrito al respecto, porque probablemente serán las próximas generaciones las que revisen el tema con mas objetividad.
Al mismo tiempo, desde los centros de poder, se ha instalado el tema de la globalización como un emergente y una síntesis superadora de todas las revoluciones industriales, tecnológicas y culturales acontecidas hasta el momento, en donde el planeta es una "gran aldea global" y todos somos ciudadanos de un mundo en supuesta igualdad de condiciones y oportunidades.
Sin embargo parece existir un hilo conductor, un elemento "coordinador" y se lo ha denominado "competitividad", que es en efecto un elemento nuevo y "disciplinador", y al que todos estamos sometidos por igual.
La competitividad es apreciada también como un elemento de supervivencia y dependerá de cada contexto en particular, ya sean países, regiones u organizaciones, la estrategia para enfrentar la cuestión. La pregunta que nos surge es entonces: ¿ Cómo enfrentar y como alcanzar esos "estándares" económicos o socialmente válidos, combinando en forma equilibrada crecimiento económico y desarrollo social? , sobre todo en un mundo con tantas y tan profundas asimetrías entre sociedades desarrolladas y sociedades emergentes.
En este documento de trabajo, se intenta analizar algunos aspectos específicos acerca de las importantes transformaciones acontecidas alrededor del mundo de la producción y del trabajo que no pueden ni deben ser ponderadas únicamente desde una perspectiva económica, fundamentalmente al nivel de los territorios, en donde prevalecen las confluencias históricas, políticas, culturales, económicas y sociales que constituyen idiosincrasias y culturas locales, generalmente no percibidas ni entendidas desde los centros de poder y de decisión.
Este material, aun en forma acotada, intenta desentrañar algunas de las claves que nos presenta la cuestión de la promoción de desarrollo, particularmente por parte de los operadores locales.
Asimismo tiene un carácter interdisciplinario por naturaleza, y pretende simplemente ser un disparador de discusiones dentro y fuera del marco de la Universidad y de la cátedra, fundamentalmente porque nos sentimos profundamente involucrados por el impacto de estos cambios, en particular en las carreras de Ciencias Sociales, en donde el individuo es protagonista principal individual o colectivamente de su momento histórico.
Nuestra pretensión es recorrer brevemente algunos conceptos vinculados a la problemática de las pymes y las microempresas, así como también abordar la cuestión del desarrollo local, a partir de presentar una experiencia institucional concreta.
Asimismo se dejara planteado el tema de los roles que asume o debe asumir el Estado y las organizaciones de apoyo, como re-articuladores del tejido productivo ante los nuevos desafíos tecnoproductivos.
Resulta oportuno decir aquí, que deseamos que éste material permita motivar la discusión dentro del ámbito de la Universidad Publica, y también en la comunidad en la que se encuentra inserta.
Es de nuestro interés proponer el debate y la reflexión sobre las políticas y las organizaciones de apoyo al desarrollo económico y productivo, fundamentalmente en los ámbitos locales, porque es allí donde se juega el enorme desafío de construir organizaciones capaces de evolucionar, madurar y generar aprendizajes, que permitan de cara al futuro, enfrentar contextos complejos tanto en el orden nacional como internacional, y consiguientemente operar en un mundo que nos muestra todo su progreso, pero también sus desigualdades y contradicciones.
Esta sistemátizacion de una experiencia institucional tiene su origen en el Seminario de Gestión Institucional de la Maestría en Economía y Desarrollo Industrial de la UNGS, que con sucesivos aportes y correcciones, describe un caso testigo de evolución institucional en un organismo de apoyo, o "agencia local de desarrollo" ubicada en el Conurbano Bonaerense, que ha contribuido con aciertos y con errores en la construcción y aprendizaje institucional.
El documento examinara en su primer parte la cuestión del sector de las pymes y las microempresas en el escenario mundial de los últimos años, tanto en las economías desarrolladas como en las denominadas emergentes. También se describirán las potencialidades que ofrece el desarrollo de las conductas asociativas.
En la segunda parte, serán descriptos brevemente los principales enfoques conceptuales, antecedentes y experiencias considerados por la literatura especializada, en materia de políticas específicas orientadas al desarrollo productivo. Asimismo se analizaran distintos enfoques acerca de las organizaciones de apoyo que han ido evolucionando en nuestro país, sus antecedentes, su grado de maduración y sus perspectivas futuras.
La tercer parte, nos introducirá a la cuestión del desarrollo local, describiendo en forma sistemática un caso testigo de evolución institucional en un organismo de apoyo, o "agencia local de desarrollo" ubicada en el Conurbano Bonaerense, que ha contribuido con aciertos y con errores en la construcción y aprendizaje institucional.
El documento contiene también dos anexos que describen experiencias exitosas de desarrollo asociativo.
I.1 Antecedentes.
Del artesano a la fábrica actual
El artesano fue el antecesor directo de la producción industrial en serie, y la calidad de sus productos estaba íntimamente ligada a sus habilidades en el oficio, debido a que su sistema de producción estaba organizado en unidades donde no existía la división del trabajo.
El artesano concentraba en su dominio las cuestiones elementales de la producción, tales como: diseñar, elegir las materias primas, confeccionar las herramientas y elementos de trabajo y dominar la técnica de esas herramientas. A lo sumo su familia y sus hijos participaban de sus secretos y sus técnicas de trabajo, que asumía así, una forma indivisa.
Los sistemas productivos fueron evolucionando y el hombre se encontro ante la necesidad de producir mas unidades y elevar la eficiencia, lo que llevó a efectuar una división del trabajo, se fueron constituyendo empresas, con un tamaño cada vez mayor y el trabajo se fue dividiendo en diferentes especialidades.
Esta división del trabajo produjo beneficios con respecto al sistema anterior, pero a su vez se produjo la primer ruptura, al perderse la unidad conceptual que tenía el artesano con respecto al producto.
Con la división del trabajo dentro de la empresa y la especialización en distintas áreas, el producto comienza a ser el resultante de un conjunto de ideas concebidas desde distintos sectores, en consecuencia la salida de un producto es el resultado de un conjunto de actividades fragmentadas tanto en responsabilidad como en ejecución.
En la actualidad, el análisis de la situación productiva de una empresa, su gestión de la producción y su entorno, nos permite conocer los factores que inciden en la calidad del producto, en la tecnología y en el mantenimiento de equipos e instalaciones.
Estos factores le permiten a las empresas mejorar su competitividad, mejorar la calidad de sus productos, tener flexibilidad, contar con mejores recursos humanos, producir mejoras constantes en los diseños y reducir los costos, que son en definitiva las actuales exigencias de los mercados.
En rigor, y apreciado en perspectiva histórica, la evolucion de los sistemas productivos y de las empresas, principalmente las industriales, tuvo en la segunda guerra mundial un elemento catalizador y promotor de cambios. En los EEUU, y en virtud de las exigencias del estado de guerra, los sistemas productivos debieron reorganizarce para cumplir con las demandas. Por ejemplo la utilización del control estadístico por parte de las empresas, permitió la producción de artículos militares de bajo costo y en gran cantidad, convirtiéndose en el país con mayor producción industrial, pero manteniendo la división del trabajo característica de la organización taylorista-fordista.
I.2 La empresa como sistema
Un sistema, en su concepción más simple es un conjunto de elementos vinculados entre sí, de manera tal, que un cambio en cualquiera de sus elementos afecta de alguna manera a los demás.
Un sistema es abierto cuando interactua con su entorno, por lo que "una empresa es un sistema abierto que intercambia con el medio en el aprovisionamiento de la materia prima, en su relación con el mercado, en su relación con el estado, en su relación con la comunidad que lo rodea", etc.
No obstante un sistema es mas que un conjunto de elementos vinculados, mas bien los elementos constituyen sus propios mecanismos que absorben insumos tanto del interior como del exterior, transformándolos y generando rendimientos determinados.
(Por ejemplo, una planta industrial esta formada por elementos relacionados entre sí: departamentos, puestos de trabajo, tecnologías, insumos, materia prima etc.)
Si analizamos su evolución histórica, las organizaciones de producción se remontan a dos corrientes desarrolladas hace aproximadamente un siglo, por un lado, Frederick Taylor desarrolló un modelo, conocido como "Administración científica", sobre la base de la tecnología que le proveyó la revolución industrial. Taylor, en su amplio análisis del sistema laboral, desarrollo este modelo, cuyo núcleo central contenía conceptos como la especialización de los puestos de trabajo, la detallada descripción de las tareas, la repetición de las actividades con muy poca o ninguna variación y la supresión del trabajo intelectual entre los operarios.
Por la misma época, el sociólogo alemán Max Weber desarrollo el modelo que se conoció como "burocracia", que contenía principios de organización, tales como: sistemas de "relaciones jerárquicas" y "cadena de mando" como mecanismos fundamentales de coordinación.
Para Weber las organizaciones deben ser gobernadas por un sistema claro y consistente de reglas escritas y procedimientos, que deben cubrir todos los puestos, tanto los operativos como los directivos. A su vez los operarios deben estar capacitados para cumplir con sus tareas y por lo tanto la competencia técnica debe ser la base para la asignación de los puestos y la promoción.
Este tremendo salto que significaron estas ideas en comparación con las formas de organización anteriores se dieron en llamar "la burocracia mecánica" que surgió emergente de la fusión de las corrientes descriptas, con las que se alcanzaron niveles de rendimiento nunca antes obtenidos, mejorando a la vez el desempeño individual y la coordinación entre unidades de las organizaciones.
Este modelo de organización industrial, que llega hasta nuestros días, ha permitido un enorme incremento de la producción industrial a lo largo del siglo XX, con indicadores altísimos de productividad, pero a su vez, se necesitaron grandes esfuerzos para mantener la motivación y la creatividad de la gente, que no ha podido ser suficientemente aprovechada a causa de la limitación y monotonía del trabajo.
No obstante, como este modelo se desarrolló en buena parte del siglo en contextos estables y situaciones previsibles, se apelo casi exclusivamente a las motivaciones económicas.
El presente encuentra a los sistemas productivos con contextos de alta incertidumbre, particularmente en las economías menos desarrolladas, y las palabras como globalización, regionalización y desarrollo local implican nuevos desafíos de competencia, de incesante desarrollo tecnológico, de comunicaciones cada vez más ágiles y con señales del mercado altamente inestables y complejas.
Por lo visto, somos testigos de numerosos y trascendentales cambios en los escenarios, en el orden tecnológico, en el orden social y cultural que afectan el comportamiento de las sociedades, y estos cambios a su vez repercuten en el quehacer de los sistemas productivos, citemos algunos de ellos:
- Los productos tienen ciclo de vida más cortos.
- Los clientes son más exigentes, con tendencia a demandar mercancías con cero defecto y dispuestos a cambiar de proveedor.
- El avance tecnológico a nivel mundial, es cada vez mas acelerado.
- La competencia internacional es muy dinámica e impacta en nuestros potenciales mercados.
- Los productos deben expandirse más allá de las fronteras, con la consecuente exigencia de adaptabilidad y riesgo.
En estas circunstancias, se hace necesaria la adopción de políticas y medidas de carácter permanente que propicien el fortalecimiento de los sistemas productivos alrededor de la cuestión de la competitividad, la calidad y la productividad.
El sector de las pymes, no es ajeno a estos cambios de escenario y lo ha venido demostrando con distintas estrategias a lo largo de los últimos años, algunas de carácter defensivo y otras de carácter proactivo, mediante la adopción de tecnologías apropiadas, con la adopción de políticas comerciales específicas y con modelos de gestión de la producción que dan cuenta de esta nueva realidad.
I.3 El cambio de paradigma
Debemos entender el concepto de cambio de paradigma, como el resultante del resquebrajamiento del paradigma vigente (viejo), en el cual se originan los elementos constitutivos del nuevo paradigma, que surge y se instala definitivamente cuando el viejo paradigma entra totalmente en crisis. El cambio implica asumir nuevos códigos, modelos, formas de actuación, valores, reglas, leyes, etc. vigentes hasta un determinado momento histórico.
Una mirada al pasado nos permite observar que entre los fenómenos sociales de posguerra, el de mayor relevancia e impacto fue el de la "masificación del consumo", que fue un disparador revolucionario desde el punto de vista de cómo abordar la producción, hasta entonces concebida en términos taylorista- fordista", o modo de producción industrial basado en las economías de escala, que permitía producir en serie y reducir los costos.
Boyer (1989) destaca como rasgos más representativos del fordismo: "Alta división del trabajo, aplicable en industrias de producción continua, especialmente bienes de consumo semiduradero, de gran escala, que posibilita la caída del costo unitario y por lo tanto precios menores para el consumidor, para productos estandarizados que exigen una alta inversión en equipos especializados posibilitando el empleo de obreros de baja calificación que se especializan en tareas rutinarias". Las industrias fordistas son altamente jerarquizadas y con tendencia hacia la integración vertical, basadas en que los beneficios obtenidos por la escala de producción y de comercialización absorben los extracostos de producción, buscando minimizar los costos de transacción (Williamson O. 1991). Estas industrias requieren de mercados crecientes, producen para almacenar y realizan más desarrollo de producto que investigación. La innovación se hace con base en la diferenciación, apoyada en fuertes presupuestos de publicidad.(OECD 1992)
La forma de organización taylorista-fordista se basa en el predominio de tecnologías en las cuales se concibe al hombre como una prolongación de la máquina, todo en función de lograr un proceso más eficiente.
El paradigma fordista-taylorista ha entrado en la segunda mitad del siglo XX en un proceso de crisis, a pesar de mantenerse en los pliegues del sistema industrial. Este cambio esta relacionado con el cambio de las necesidades sociales, donde la individualidad, en oposición a la masividad, ha generado demandas más específicas, con requerimientos propios, y en un marco donde la globalidad de los mercados a acercado a las sociedades por intermedio de la comunicación y también por la enorme velocidad de cambio tecnológico. De hecho, las empresas deben enfrentar consumidores mas informados y exigentes, que de acuerdo con su posición económica requieren productos y servicios diferenciados o personalizados.
Esta nueva concepción se concentra en torno a nuevos conceptos de gestión, tales como especialización flexible, capacidad de innovación y capacidad de aprendizaje.
Las variables "no precio" juegan en este nuevo marco un rol trascendente, y la calidad, el diseño, el tiempo de entrega, el empaque, la armonización de los sistemas productivos con el medio ambiente y la información comienzan a ser factores claves en la producción de bienes y servicios, que influyen decisivamente en la competitividad empresarial.
Asimismo, la organización de la producción trasciende las fronteras de la empresa individual, son los sistemas productivos los que aparecen como competitivos, y los conglomerados de empresas o clusters, adquieren ventajas competitivas por sobre los sectores industriales tradicionales. Estos conglomerados representan concentraciones industriales complementarias e interdependientes, que atraviesan sectores industriales y empresas de distinto tamaño, y que además incluyen proveedores de componentes, servicios, productores de bienes finales, etc. El sistema de distritos industriales que existe en el centro y norte de Italia, es un ejemplo claro de las ventajas que se obtienen, y regiones como el Véneto y toda Italia central, hoy en día viven con niveles de pleno empleo y hace no mas de veinticinco años eran pobres y carecían de industrias. (Saba, 1997)
Un punto central en este paradigma es que sus ventajas competitivas no son estáticas y no dependen por ejemplo de la cantidad o calidad de los recursos naturales, sino que son dinámicas y juegan un rol importante la calidad, el diseño y los servicios de pre y post venta, (Alavi,1990).
En este sentido podemos decir que una determinada localidad o región no esta sujeta a una determinada capacidad competitiva, sino que puede crear y desarrollar sus propias ventajas competitivas, tomando como base de sustentación la cooperación y articulación de sus actores.
II. Entendiendo a las pymes, las microempresas y la cooperación empresarial.
En casi todas las economías desarrolladas, el resurgimiento de las pymes tiene rasgos característicos que tienen que ver básicamente con las grandes transformaciones en el escenario mundial, como el incremento de los flujos financieros internacionales, la constitución de bloques regionales, el crecimiento de la competitividad de los países emergentes, el colapso de los estados como planificadores de la economía y la difusión de la información tecnológica entre otros (Bianchi,1996). Por cierto en el "resurgimiento de la pymes" en los países industrializados, la literatura económica viene señalando una convergencia de factores tecnológicos y de mercado de tipo estructural.
En muchos países las grandes empresas históricamente amenazaron la existencia de las pymes, pero su presencia también constituyó para las empresas locales un "desafío" de supervivencia y en muchas ocasiones un estimulo para la aparición de nuevas formas de identidad cultural y pertenencia a su comunidad.
Pero a partir de la segunda mitad del siglo en las grandes firmas internacionales, la tendencia es de una reorganizacion productiva muy profunda , donde se preserva un nucleo central de competencias, con trabajadores cualificados y estables, rodeados de una amplia oferta de proveedores perifericos y externos, que dependen de las fluctuaciones de la demanda (Morgenstern, 2000)
Así es que por ejemplo la experiencia europea nos muestra la existencia de firmas especializadas organizadas en redes, pymes medianas que operan en procesos de Internacionalización, subcontratación etc.
Particularmente, podemos mencionar que en los últimos veinticinco años las pymes europeas comienzan a ser mas protagonistas como consecuencia de la ruptura de los modelos empresarios centralizados dejando espacios en esta fragmentación para su aparición. También surgen simultáneamente los espacios regionales de gobierno, y crecientemente los territorios dejan de ser considerados un mero soporte físico de radicación, para pasar a ser agentes transformadores de la economía local.
Otro rasgo que explica este resurgimiento lo brinda una corriente teórica denominada "teoría de los nichos", que sugiere que la economía genera un numero de espacios de mercado que no son favorables para la producción a gran escala ( E. Penrose, 1959)
Si nos ocupamos de relacionar estos conceptos con lo mencionado precedentemente en cuanto a la revalorización de los espacios locales, se nos presentan evidencias mas que contundentes de la existencia de pequeños mercados que no son atractivos para las grandes empresas, por su singularidad, por su ubicación geográfica etc.
Otra de las enormes transformaciones en las economías desarrolladas que ha influido en este surgimiento de las pymes, tuvo que ver con el comportamiento de los mercados, con una demanda crecientemente selectiva, producto de un aumento generalizado del nivel de vida de las sociedades mas desarrolladas, modificando su comportamiento como consumidores, que exigen calidad, variedad, satisfacción como clientes etc. En este sentido, no podemos omitir realizar una referencia al rol que le cabe a los medios de comunicación, a través de la publicidad, que de algún modo también se "globalizo", generando exigencias de producto y de servicios, convirtiendo a la gente en consumidores pasivos. ( N. Chomsky 1998)
II.1 Las pymes en las economías emergentes
1. En los países menos desarrollados o "economías emergentes" los factores que explican la creación y evolución de las microempresas y las pymes no necesariamente son los mismos, y se requiere una contextualizacion o ponderación particular. Es indudable que casi todos los fundamentos que la literatura brinda para explicar la reemergencia de la pymes en las economías desarrolladas, de algún modo tienen validez y pueden explicar el comportamiento de las pymes en las economías de los países en desarrollo. No obstante, para quienes hemos transitado este proceso de aprendizaje y comprensión de la cuestión del desarrollo productivo partiendo desde las experiencias y evidencias concretas combinadas con el estudio sistemático de la cuestión teórica, este análisis nos permite involucrar los aspectos relativos a la evolución histórica, las cuestiones relativas al comportamiento de los actores sociales y los rasgos idiosincrásicos propios y específicos de cada contexto, y así explicar algunos comportamientos en particular.
En primer lugar debemos señalar el enorme impacto de las políticas de ajuste estructural (macroeconomicas y regulatorias), surgidas desde el llamado "Consenso de Washington" a comienzos de los ‘90, aplicadas en nuestra economía, y muy similarmente en casi todas las economías latinoamericanas, modificando substantivamente las condiciones imperantes hasta entonces, particularmente en los niveles locales, verificándose que la mayoría de los sistemas productivos existentes (pymes, microempresas, infraestructura, comercios, etc.), no estaban preparados para un cambio tan abrupto de escenario.
2. En segundo lugar es preciso comentar la cuestión del concepto usualmente utilizado para definir a la pyme, particularmente, el empleado para definirla desde los organismos gubernamentales centralizados, porque ha sido de una utilidad relativa, sobre todo en los primeros años del proceso de ajuste estructural, debido a que, por ejemplo el carácter que se pudo apreciar como mayoritario en las coronas industrializadas del Gran Buenos Aires (GBA), se asemeja mas a una configuración de micro, pequeña y mediana empresa, (mipyme) especialmente en el área metropolitana sur. Este mismo proceso es semejante en los otros conglomerados industriales que circundan a otras grandes ciudades del país.
Además, es conveniente precisar que todo ese tejido industrial se caracteriza por haber tenido un crecimiento mas bien aleatorio, particularmente en las décadas de economía cerrada y de sustitución de importaciones y no han tenido un patrón único de desarrollo, sino que más bien responde a circunstancias sesgadas por las distintas coyunturas políticas y económicas del país.
Como señala Jorge Kats, "la evolución del sector manufacturero argentino tiene un componente local idiosincrásico fuerte, que le otorga ciertas particularidades, no correspondiéndose claramente con el modelo fordista periférico" (Kats,1983)
Adolfo Dorfman, aporta una descripción que permite comprender algunas de las influencias que operaron como disparadores del fenómeno de creación de empresas desde principios del siglo "En primer lugar cabe observar que, a pesar de tener algunos elementos comunes, la influencia de la guerra de 1914 fue marcadamente diferente de la que cupo a la gran crisis en el desenvolvimiento industrial argentino. Mientras durante aquella los establecimientos industriales surgían sin plan ni método, desapareciendo en buena medida pocos años mas tarde, la crisis posibilitó la aparición de industrias de otro tipo, apoyadas en general sobre responsabilidad técnica y capital suficiente, las empresas industriales entonces fundadas o ampliadas, lo fueron de acuerdo a normas preestablecidas basadas en un conocimiento mas intimo de las condiciones del mercado interno; enraizadas mas sólidamente en la realidad del momento económico argentino, supieron aprovechar y propiciar medidas de diversa índole, sobre cuyo respaldo perduraron"
Las características que adopta la creación y evolución de una pyme pueden ser explicadas, por las determinadas particularidades idiosincrásicas que adoptó nuestra industria nacional a lo largo del siglo, enmarcadas en determinadas condiciones del contexto en cada etapa, con lo que podríamos pensar que sin un contexto protegido, muchas de ellas no hubieran surgido como lo hicieron, al calor de mercados cautivos, en ciertos casos prebendarios, como lo fueron los proveedores del estado. De todos modos, aun con estas particularidades de creación y evolución, es indudable que el desarrollo de las pymes es un emergente de una "cierta cultura del trabajo industrial" que en otras economías del subcontinente no se presentaron, pero que aquí se forjo en las últimas décadas del siglo pasado, con todas sus implicancias socioculturales y fue heredado por las siguientes generaciones.
Desde los años ’60, fue generendose una profunda transformación de las características de las pequeñas y medianas empresas, el cambio generacional, la presión competitiva y la mayor facilidad para acceder a nuevas tecnologías han sido señalados como factores motorizantes de este cambio en las conductas empresariales.
3. Este conjunto de factores fue promoviendo a su vez "procesos de aprendizaje no convencionales" constituyendo un sendero madurativo propio y desarrollando capacidades especificas.
De todas maneras, las micro, pequeñas y medianas empresas que fueron conformando las concentraciones industriales, en términos territoriales, no rompieron con la lógica fordista y propiciaron los aprendizajes tecnológicos necesarios en orden a la atención que fue demandando la actividad industrial.
Para describir estos efectos del aprendizaje, Nooteboom define a la percepción, la interpretación y la evaluación como categorías que condicionan el conocimiento en un doble sentido, que interactuan en un medio natural y social, dándole un carácter "tácito". Es lógico pensar, que nuestras pymes tuvieron recorridos idiosincrásicos en sus procesos de maduración y aprendizaje, prevaleciendo cierto "aislamiento", aunque perteneciendo a un mismo sistema de industrias, (por ejemplo las localizadas en el GBA, o en otros conglomerados industriales del país), con muy poco intercambio de información y escasa cultura de red, con actitudes de "autosuficiencia", sin preocuparse demasiado por el tamaño del mercado, la escala con la que operaban, los costos de transacción etc. Este comportamiento fue funcional con un contexto de economía cerrada, provocando que los procesos de aprendizaje, aún los del tipo adaptativo, se desarrollaran muy lentamente.
La configuración que asumió el desarrollo industrial argentino, tiene su costado positivo y su costado negativo, ya que al no haber seguido un patrón madurativo "ortodoxo", tal como en las economías desarrolladas, se incrementó la brecha tecnológica en todo ese período, pero a su vez se evidencia que esta configuración alumbró una "cultura industrialista" cuyos rasgos idiosincrásicos se consolidaron aún con todos los riesgos que esto implica, con el deseo implícito de mantener estas condiciones protegidas, con cierto consenso y complicidad, aunque en forma "tácita, al interior del sistema industrial, que se manifestaba cooperativamente (podemos recordar que en ocasión del primer intento de apertura, hacia finales de los ’70, los productos importados eran descalificados por su supuesta "baja calidad"), asumiendo un mecanismo de defensa y autoconvencimiento de que la producción nacional era mejor.
"Acaban así juntándose lo peor de varios mundos: una tecnología suboptima de producción y una ingeniería domestica dedicada a resolver los problemas intrínsecos de una escala inadecuada y una división social del trabajo inmadura"
(Kats y Kosacoff, 1988)
Otro aspecto rescatable del desarrollo de esta "atmósfera industrial heterodoxa" (o a la argentina), podemos distinguirlo no solo en el aprendizaje tecnológico de las organizaciones productivas, sino también en los entornos socioeconómicos y culturales que generaron, como por ejemplo la valorización por parte de las familias de la educación técnica para sus hijos, fundamentalmente los de la clase trabajadora.
Esta conformación de la concentración industrial que describe a la mayoría de los conglomerados del país parece no responder a la definición clásica ofrecida por Alfred Marshall de un distrito industrial: "como una concentración de empresas de pequeña dimensión, localizadas en un espacio limitado, que conviven la misma "industrial atmophery" y que están especializadas en un sector predominante".
De todas maneras, una mirada más atenta de la literatura nos indica que no hay "modelos standard", mas bien existen sistemas socio-productivos con diferentes características adoptadas en orden a evoluciones histórico-económicas y socialmente diferentes. (Dini, 1992)
II.2 La microempresa como creación de cultura y valor
1. Explicar el fenómeno microempresarial nos introduce en la cuestión de preguntamos cuales fueron los factores que operaron en la decisión de creación empresas en un contexto como el que hemos intentado describir precedentemente, a su vez, al guiarnos por los enfoques teóricos, advertimos que existen conceptos mas que precisos para definir la cuestión de la empresarialidad: "Un empresario es una persona que detecta una oportunidad en el mercado, reúne los recursos necesarios para desarrollar la iniciativa y percibe la demanda del medio" (Mason, 1999)
En esta línea, Colin Mason explica que la constitución de una empresa no es necesariamente sinónimo de un "acontecimiento empresarial", pero si lo es la innovación.
Los diferentes factores que operan en el proceso de decisión de emprender pueden ser económicos, culturales, psicológicos, creativos, por necesidad de aprender, por satisfacción personal etc. La empresarialidad no nace, se desarrolla a partir de una gran cantidad de experiencias combinadas.
En este sentido, debemos reconocer dos formas de concepción: un tipo de emprendimiento que genera empleo pero no riqueza, con el espíritu del "empresariado social". Y otro tipo de emprendimiento que genera riqueza pero no empleo, (en el sentido masivo), pero que su paulatina inserción en el sistema económico formal, agrega valor y consecuentemente impulsa la creación de empleos en su entorno (proveedores, clientes, etc.)
La caracterización del sector microempresarial puede hecerse en forma paradigmática: "es un agente económico de pequeña dimensión cuya organización de la producción, y su relación con el mercado es de carácter formal, no obstante lo cual posee un perfil específico signado por la información imperfecta, el escaso desarrollo tecnológico, la falta de tecnologías de gestión, las limitadas redes de comercialización, y las escasas posibilidades de acceso al crédito".
Dentro de esta caracterización, su tamaño es otro componente a ponderar, si bien la relación facturación – personal ocupado, aunque legítima, nos remite a una simplificación, por cuanto existen empresas de pequeño tamaño pero con un contenido tecnológico de punta (capital intensivo), que las habilita para desarrollarse exitosamente en contextos altamente competitivos.
Otro de los aspectos a considerar respecto de la caracterización de la microempresa es su relacionamiento con otros agentes y su "cultura de red" (instituciones no gubernamentales, educativas, programas de fomento, agentes municipales, etc.). En este sentido deben tenerse en cuenta las diferencias que pueden existir entre regiones donde se desarrollan, haciéndolo desde una perspectiva dinámica, de modo que se interpreten determinados condicionantes históricos, socioculturales e institucionales, que pueden inducir o inhibir las conductas emprendedoras.
Esta percepción de las distintas formas que puede asumir el desarrollo de la microempresa debe involucrar el impacto sobre el hombre concreto y su entorno, la trascendencia de la pequeña dimensión como agente económico en el espacio local, y la incidencia social y cultural que rescata valores un tanto perdidos, tales como la cooperación, la solidaridad, las redes económicas locales y el trabajo asociado.
2. La constitución de espacios tendientes a estimular y facilitar el fenómeno emprendedor y el funcionamiento de microempresas debe realizarse con suma responsabilidad, porque lo cierto es que no todas las actividades que surgen y se desarrollan tienen potencial real de crecimiento. Solo es posible establecerlo a partir de un diagnóstico particularizado donde se puedan fijar las posibilidades concretas de expansión, la mejora de la calidad, de la competitividad y la consecuente generación de empleo. Se debe trabajar en la identificación adecuada del potencial individual o grupal de crear una microempresa, sobre todo en aquellos segmentos menos informados y procurar su transformación en sujetos dinámicos, impulsando su gradual "nivelación" y su paulatina inserción o reinserción socioeconómica.
El apoyo institucional debe estar orientado a ayudar a identificar oportunidades, motivar su realización, validar los proyectos en el medio y procurar los recursos necesarios.
Para alcanzar este tipo de objetivos, deben articularse la mayor cantidad de sistemas institucionales posibles tendientes a la formación de sujetos capaces de operar adaptándose a los diferentes sistemas socioculturales que existen dentro de nuestro país. Estos sistemas institucionales tendrán la responsabilidad de identificar los potenciales proyectos individuales, y articular todos los mecanismos de apoyo posibles para que una microempresa en cualquier punto de nuestra geografía, crezca, se fortalezca y aporte a una cultura del trabajo que le devuelva dignidad y multiplique la riqueza.
Actualmente se plantea otra discusión acerca del rol de la micro y la pequeña empresa y el lugar que ocupa en la dimensión local como factor determinante de generación de empleo. A tal punto que es objeto de debate de los organismos internacionales, de las Naciones Unidas, de organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales y de los organismos de crédito. Asimismo se incluye en las agendas de los gobiernos, tanto en los países centrales como en las economías emergentes.
3. La capacitación y la formación permanente constituyen un factor dinámico y determinante para alcanzar en mejores condiciones el éxito de los emprendimientos productivos, especialmente en el fortalecimiento de las capacidades innovativas de los individuos. Se puede observar que el sistema educativo formal aun no provee adecuadamente los elementos que sostienen la relación escuela – mundo del trabajo, y recién ahora están apareciendo en forma programatica las propuestas que signifiquen para los alumnos reconocer en la conducta emprendedora una opción laboral. Asimismo, la lentitud para adaptar sus estructuras y sus programas a los cambios en el sistema económico y productivo, tanto para el nivel medio como para la educación de los adultos, no permite promover con fuerza el estimulo al desarrollo de las capacidades emprendedoras.
En este sentido, un desafío significativo en el campo del diseño de las políticas gubernamentales es fortalecer la articulación escuela – mundo del trabajo, asociando la promoción de las conductas empresariales con el progreso de una región determinada, como sistema virtuoso inclusión social.
Además, el aumento de las capacidades emprendedoras como instrumento del desarrollo local, genera procesos de aprendizaje que desbordan la dimensión estrictamente pedagógica e interactúan en forma muy rica y diversa promoviendo individual y colectivamente "ambientes" proactivos que operan eficazmente en orden a las necesidades de movilización del potencial humano.
La promoción exitosa de la microempresa y las capacidades emprendedoras ira en aumento en función de contextos con externalidades más favorables, es decir con un ambiente institucional, un ámbito sociocultural y un marco de consenso adecuado. A lo que debe sumarse un adecuado manejo de los instrumentos técnicos de apoyo, el conocimiento de las categorías socioeconómicas existentes, la máxima capacidad de divulgación y la gestión participativa.
Nuestro proceso de desarrollo, con indicadores débiles de integración productiva y participación ciudadana, nos ha llevado a padecer el proceso de desindustrialización y la paulatina pérdida y desaparición de competencias laborales, con escasas respuestas institucionales, limitando las posibilidades de reinserción de los individuos que fueron siendo excluidos del modelo. Es por ello que las estrategias de desarrollo de capacidades emprendedoras deben realizarce en forma constante y sistemática, de modo que tengan un impacto real en el medio y no se transformen en instrumentos con escasa o nula influencia en la actividad económica y con el riesgo de seguir engrosando ese "ejercito de reserva" que es el microemprendimiento de subsistencia que no incorpora aprendizajes ni genera nuevas capacidades.
II.3 La cooperación empresaria, la asociatividad y las alianzas estratégicas.
En nuestro país las experiencias de la cooperación empresaria parecen haber surgido como una estrategia de respuesta frente a los nuevos escenarios y la adopción de diferentes formas de cooperación, en muchos casos espontaneas e intuitivas se constituyeron principalmente a partir de la dinámica que fueron adoptando los mercados, cuya expresión más evidente, aunque no única, fueron los procesos de internacionalización del sistema económico.
Si observamos con atención lo ocurrido en las pymes de los países desarrollados como respuesta a la globalización de los mercados, es decir la eliminación paulatina de barreras internacionales al comercio, la irrupción masiva de las tecnologías de la información, y la volatilidad de la demanda entre otros, advertimos que las empresas pymes, a modo de respuesta "defensiva" redefinieron radicalmente las interacciones existentes con el resto de los agentes económicos e institucionales ( Bessant,1991)
En este sentido, estas mismas señales en los países en desarrollo han significado que muchas pymes, aunque con distinto grado de percepción, fueron advirtiendo que su propia subsistencia dependía tanto de las tareas a emprender en el campo de la reconversión productiva, como de una profunda transformación cultural que implica en un sentido shumpeteriano, innovar y tomar riesgos, pero a su vez desarrollarse en un nuevo espacio de consenso, es decir producir una saludable articulación, individualidad – competidores , sin apartarse de los rasgos centrales de la organización capitalista.
El nuevo concepto de cooperación fue ganando adeptos, en parte por una sistemática difusión del tema, pero también fue surgiendo la necesidad de conocer cada vez mas acerca de esta practica organizacional, sobre sus beneficios y también sobre los riesgos que implica "asociarce para emprender". La cooperación como estrategia empresarial fue tomando forma, como un proceso en el cual, las relaciones interempresarias permiten alcanzar mejoras en la competitividad, más alta rentabilidad, disminución de riesgos y de costos de coordinación, entre otros.
En términos técnicos "los acuerdos de cooperación entre empresas constituyen un fenómeno de relevancia creciente que responde a una nueva estrategia empresarial frente a los cambios en la organización industrial. Dichos acuerdos implican, por un lado el mantenimiento de la personalidad jurídica independiente de las empresas, quedando por tanto excluidas las fusiones y, por otro, el establecimiento de formulas de colaboración en proyectos, nacionales o transnacionales, de investigación, producción y comercialización" ( Costa Campi, Teresa. 1989)
Las tendencias en materia de cooperación, no obstante tardan en madurar en nuestro medio, aun demostrando ser una metodología importante para desarrollar estrategias defensivas frente a la internacionalización de la economía, pero también para crecer en condiciones más que difíciles. Entre las formas de cooperación que se han adoptado, tal vez imprecisamente, se encuentran las modalidades mas conocidas como el outsourcing, las redes, la tercerización o el benchmaking.
Veamos para una mejor comprensión una tipología que fundamenta la importancia de los acuerdos empresariales construida por Mariti y Smiley, (1982) Se orientan a:
- Mejorar la competitividad a partir de un aumento de la flexibilidad y del uso de un patrimonio colectivo de tecnología e información.
- Producir conocimientos en un sentido amplio (investigación precompetitiva común, actividades comunes de ingeniería y de desarrollo), efectuar las adaptaciones de los desarrollos a escala industrial.
- Participar en un circuito de transferencia de tecnología y de innovación de productos.
- Penetrar en mercados externos aprovechando la red de comercialización del socio.
- Aumentar la especialización productiva.
- Producir bienes a partir del uso de licencias, subcontratación, empresas comunes etc.
Asimismo, otro factor al que se le debe asignar suma importancia para el establecimiento de relaciones de cooperación es la "confianza entre los actores", siendo el proceso de socialización local y la mirada en el medio global lo que permite al empresario crear nuevos vínculos. (Johanisson,1999)
Las relaciones de confianza permiten la aproximación de variados recursos que no se limitan al ámbito empresarial exclusivamente, sino que involucran relaciones implícitas o explícitas entre diversos agentes económicos, como las empresas manufactureras y de servicio, las instituciones gubernamentales, las universidades, las ong’s, etc. En este sentido, resulta ilustrativo comentar que una de las fortalezas del modelo italiano del Norte, es precisamente las relaciones de confianza que existe entre los empresarios en los ámbitos locales, permitiéndoles potenciar las acciones empresariales, realizando la mayoría de sus acuerdos en variados ambientes "informales" (club, bares, restaurantes, etc.)
Los acuerdos de colaboración/cooperación que las empresas pueden realizar, se corporizan a través de la adopción de prácticas comunes concertadas entre dos o más empresas independientes a lo largo del tiempo, que apuntan a llevar a cabo proyectos comunes de distinto tipo. "Son instrumentos utilizados por las firmas para crear nuevas competencias y recursos en un proceso que implica aceptar un riesgo común en vistas a compartir una ganancia esperada." (Bourgeois y Monateri,1994)
Los obstáculos
Si bien es cierto que siempre existieron diversas formas de relaciones interempresariales, debe admitirse que en nuestro país, el contexto empresarial forjado a partir de una economía cerrada durante tantos años, ha inhibido la conformación de una la "cultura de red", influyendo en el proceso de aprendizaje de las empresas, particularmente las pymes. Es por ello que las nuevas relaciones que surgen a la luz de un escenario más abierto y competitivo produce en las firmas impactos increméntales positivos sin demasiado riesgo para su tradicional individualidad involucrándolas en un proceso de "transición de su cultura empresarial" para llegar a otras formas de cooperación más complejas.
El principal problema, se sustenta en lo profundo y arraigado en la cultura no cooperativa de la gran mayoría de los pequeños y medianos empresarios, que como señalábamos precedentemente, en algún momento adoptaron complicidades regresivas, frente a la evidencia de los cambios tecnológicos, pero siempre manteniendo un comportamiento individualistas en relación al mercado, a sus competidores, a sus clientes, etc.
Indudablemente, este sendero no cooperativo que caracterizo el aprendizaje de las empresas en general y de las pymes en particular durante décadas, ha impactado de diversas formas y los nuevos desafíos que se plantean, a partir de los turbulentos cambios de escenario, inevitablemente va configurando un nuevo orden con la consecuente construcción de nuevas respuestas estratégicas y nuevas pautas culturales y de conducta.
A modo de ejemplo, podemos citar que en un relevamiento realizado en un distrito del área metropolitana sur del GBA, (Lomas de Zamora), uno de sus indicadores, permitió apreciar que a partir de 1990, un alto porcentaje de las pymes encuestadas, realizó inversiones en tecnología, (Nacional, Importada o por Desarrollo propio), en donde el proceso de decisión, de búsqueda de información y de análisis de viabilidad técnico-económico se produjo a partir de sus propios indicadores y necesidades, su propio "termómetro" o intuición de las nuevas señales de competitividad, confirmando que nuevamente reprodujeron sus prácticas aisladas, propias de los ambientes no-cooperativos de las décadas pasadas.
Las estrategias
Las posibilidades de generar respuestas empresarias tanto individual como en forma asociativa para enfrentar la nueva situación, pueden asumir diversas formas, individualmente poniendo en marcha la reestructuración de los procesos productivos, promoviendo el mejoramiento continuo de la calidad, incrementando la capacitación de sus recursos humanos, profesionalizando la gestión, mejorando los mecanismos de control, etc.
Asimismo las estrategias asociativas permiten realizar acuerdos con otras empresas, por ejemplo de comercialización, de manufactura, de uso de licencias, de investigación y desarrollo tecnológico o de subcontratación.
Estas estrategias, que generalmente son las recomendadas como respuestas empresarias frente a los cambios, implican para los empresarios asumir determinados riesgos y enfrentar nuevas situaciones que indudablemente los alejan del paradigma y la "cultura" en la que se han desempeñado tradicionalmente, y es esperable encontrar conductas reacias y cierta desconfianza, pero a la vez los pone frente a una oportunidad que no solo compromete lo mas importante para un empresario: su capital y sus activos específicos, sino que los involucra en aspectos concernientes a sus relaciones en el ámbito de la producción.
Una de las claves para romper esa cultura del aislamiento, probablemente sea la generación de ambientes proactivos a la cooperación, e inducir nuevos espacios para el aprendizaje acerca de los beneficios de adoptar estrategias asociativas como forma de enfrentar el desafío competitivo. Johannisson, (1997)
"En un contexto de mercado abierto las pymes solo pueden ser competitivas si operan en relaciones de cooperación, es decir si están seguras de encontrar otras firmas poseedoras de una especialización complementaria" (Bianchi, 1996)
En nuestro país aún son escasas las experiencias que se registran en materia de cooperación empresarial, no obstante, resulta útil mencionar que estas van adoptando diversas formas, aunque incipientes, que dejan entrever efectivamente un cambio de actitud en muchas empresas pymes, respecto de realizar este tipo de acuerdos, que en todo caso no siempre asumen características de "manual", sobre todo al principio, pero que a medida que los protagonistas van "confiándose recíprocamente", (y esto conlleva la sintonía personal también), aparecen en escena más fuertemente las herramientas formales para la construcción de un proyecto común.
Por cierto, existen variadas formas de cooperación: de recursos financieros, humanos o tecnológicos con un fin determinado, que se pueden plasmar a través de organizaciones independientes, estableciendo conexiones estables o simplemente, consistir en el intercambio de servicios o personas.
2da Parte.
1.1 Los estímulos a las políticas de competitividad, sobre todo en el ámbito de las economías emergentes aparecen casi como un desafío hacia la teoría dominante, señalando a la vez el ocaso de las políticas industriales tradicionales.
Las recomendaciones orientadas a "nivelar el campo de juego" mediante la corrección de las fallas de mercado claramente identificadas y el apoyo a las actividades productivas en general, a través de la mejora de la operación de los mercados, plantean sin lugar a dudas que "las instituciones están llamadas a tener un rol significativo". ( W. Perez, 1997)
Esto implica vincular muy íntimamente las propuestas de políticas e instrumentos con las demandas de las empresas y con las necesidades dinámicas de mejoramiento competitivo en un territorio determinado, asumiendo que es necesario darle un carácter acumulativo en cuanto a la articulación y vinculación operativa de los instrumentos, con un horizonte de aplicación de mediano y largo plazo y privilegiando el desarrollo de acciones colectivas o grupales empresariales. (Gatto, F. 1997)
Las Instancias territoriales y locales mixtas o privadas que se hacen cargo de las funciones de apoyo al desarrollo económico constituyen un conjunto de temáticas y problemáticas que podríamos en principio ubicar alrededor de las cuestiones de estrategia institucional de los gobiernos locales, pero sin dudas, dichas instancias no son independientes de la dinámica local y de la estructura productiva que se desarrolla en particular.
En los países en desarrollo en general y en el nuestro en particular, los gobiernos locales tienen el enorme desafío de ser cuidadosos con la compatibilidad de los incentivos y con sus propias limitaciones administrativas, ya que en general el estado, el mercado y la comunidad local plantean mecanismos de coordinación altamente imperfectos. El estado puede jugar un papel clave en la coordinación que permita el paso al desarrollo económico y productivo, y la clave puede ser descifrar cuales factores pueden potencialmente predisponer al estado a implicarse en el desempeño económico de los actores. Entre estos factores hemos encontrado que los fallos institucionales mas frecuentes están dados por la incapacidad para forjar compromisos creíbles, que garanticen los derechos de propiedad, que atenúen los conflictos distributivos entre los diferentes grupos sociales, que equilibren las desigualdades en la distribución del poder, y que coordinen la gestión de los bienes públicos y los recursos comunes, como forma de conducir al un desarrollo económico equitativo.
En su mayoría, las teorías sobre desarrollo institucional nos plantean que en los países en desarrollo, las instituciones no son maduras como para garantizar un desarrollo coherente con su entorno y su evolución es parcial, pero sin embargo, la mayor deficiencia institucional que limita el desarrollo económico se relaciona con el mercado financiero, pues es en el mercado financiero donde se consiguen los fondos necesarios para pasar de una visión de corto plazo a una de largo plazo. Un deficiente desempeño institucional limitaría entonces este desarrollo.
Las instituciones actúan como garantía de transparencia económica, y en otros casos el gobierno actúa como catalizador que genera apoyo al sector privado. La experiencia en los países en desarrollo es acotada, por cuanto el papel del estado y sus instrumentos de apoyo, como por ejemplo el financiamiento, esta generalmente sujeto a intereses políticos o a orientaciones no rentables.
Para Douglas North, esta persistencia de instituciones disfuncionales a través del tiempo, tiene que ver con una interacción generada entre modelos mentales de los miembros de la sociedad y los incentivos estructurales, así como también esta trayectoria de desarrollo institucional tiene que ver con los acuerdos políticos a los que la sociedad llega. En los países en desarrollo, esta barrera política a una mejor institucionalidad esta directamente vinculada con los conflictos de distribución y con las asimetrías en las negociaciones de poder. (North, D. 1990).
En consecuencia la coordinación colectiva y la heterogeneidad social son elementos clave para limitar o no el desarrollo institucional, mas aun si se da la existencia de ganadores y perdedores entre grupos sociales.
Si tomamos por caso a los municipios, podemos comenzar a plantear la cuestión diciendo que para los gobiernos locales, los conflictos de distribución se ahondan si la estrategia institucional es deficiente, así como también esa misma debilidad institucional perjudica cualquier tipo de acción conjunta entre los niveles del gobierno central, los gobiernos locales y las organizaciones de la sociedad civil.
En parte, la heterogeneidad social y su reflejo en la heterogeneidad de los diferentes grupos de poder que operan en el nivel local obstruyen o directamente eliminan gran parte de las posibilidades de acuerdos.
El problema de la distribución también se puede palpar a partir de los escasos o nulos procesos de descentralización que existen y las fallas institucionales son mas graves a nivel local, aun cuando en general en los debates acerca del rol del Estado versus el Mercado, la cuestión en general se ignora o pasa a segundo plano. Aquí es preciso señalar que la ubicación relativa de un territorio, es decir, si forma parte de un conglomerado o si se encuentra en una zona rural, va a constituir a la provisión de bienes públicos como algo crucial, (los caminos, la electricidad, el riego, la educación, la salud publica, la higiene etc.) y entonces la gestión eficiente de los recursos de propiedad común estará vinculada en forma directa a la estrategia institucional.
El problema es entonces que no existen instituciones locales con suficiente capacidad de gestión o como sucede generalmente, los programas de desarrollo son débiles, mal diseñados o mal administrados por una burocracia central, descoordinada respecto de las instancias locales o en ocasiones poco transparente, y por lo tanto no puede ser responsable o sensible a las necesidades de una comunidad local determinada.
El mismo problema para la gestión de los recursos locales de propiedad común lo tienen las organizaciones comunitarias locales, (ong's, asociaciones de la sociedad civil, etc.), debido generalmente a una importante fragmentación social, que en Argentina en los últimos tiempos se ha profundizado, con lo que se que inhiben o retrasan las distintas formas de cooperación para el desarrollo de instituciones comunitarias, sobre todo si la sociedad local es heterogénea (por caso los grandes aglomerados urbanos) o con acervos histórico-culturales particulares.
No obstante, existen evidencias respecto de que las instituciones a nivel local refuerzan mejor los acuerdos y las normas de cooperación cuando el régimen de propiedad subyacente no es demasiado desigual y por lo tanto los beneficios generados se comparten mas igualitariamente entre los actores. Los estudios sobre el caso de las regiones italianas permiten establecer que las relaciones de confianza y las normas de reciprocidad son más efectivas cuando las redes sociales son más horizontales, es decir, cuando comprenden personas con similar estatus y poder. (Bardham, P, 1999). En nuestro país, estas situaciones son mas factibles en algunas comunidades del interior.
Entonces, si gran parte de la teoría de la nueva economía institucional se centra en los fallos del gobierno, en particular en su incapacidad garantizar los derechos de propiedad, también deben plantearse otro tipo de fallos institucionales, no menos importantes, como son los conflictos de distribución entre los distintos grupos sociales y las desigualdades en la distribución del poder y los recursos. Estas fallas, pueden evidentemente retrasar o directamente bloquear el funcionamiento institucional que permita un desarrollo más equitativo, que resalta mas aun al nivel de los gobiernos locales con una gestión de los bienes públicos por lo general, altamente ineficiente.
Si observamos el comportamiento de las estructuras institucionales en las sociedades mas desarrolladas, advertimos la existencia de instituciones de tipo legal y corporativa, con el fin de reducir las incertidumbres en la interacción social y disminuir los costos de transacción, para que los actores puedan obtener beneficios a partir de las mejoras de productividad. Estas instituciones incluyen derechos de propiedad minuciosamente definidos, garantías y contratos formales, marcas, responsabilidad limitada, leyes de bancarrota, y estructuras de gobierno que limiten los problemas de oportunismo ex-post (Williamsom, 1985).
En cambio en los países menos desarrollados, estructuras como las anteriormente descriptas, no existen o han sido mal o débilmente desarrolladas, y los estados son débiles para actuar como garante de estos derechos e instituciones. Asimismo, nos muestra por ejemplo que el progreso del Sudeste asiático, se produjo bajo formas de liderazgo de familias empresariales chinas, es decir con un contexto socio histórico particular que ha facilitado el progreso industrial, alrededor de organizaciones más colectivistas, o de redes basadas en clanes, que con sus particulares formas pueden a veces proveer de una alternativa viable a las leyes y los contratos y a los derechos de propiedad.
Un estudio sobre empresarios chinos en Hong Kong, Taiwan, Singapur e Indonesia, ha demostrado como a través de redes sociales especificas o clanes, construyen un sistema dependiente del control patrimonial de los individuos clave, bonos de obligación personal y directrices vinculantes. (Redding,1990)
En las organizaciones basadas en los clanes, la congruencia de los objetivos, y por lo tanto el menor oportunismo, se logra mediante procesos de socialización, y la evaluación de desempeño tiene lugar a través de la apreciación de señales sutiles, que solo pueden ser observadas por otros miembros del clan. Es decir que en determinados contextos socio históricos la evaluación de desempeño puede parecer ambigua respecto de las organizaciones burocráticas o de las relaciones de mercado, y no parece verificable por una tercera parte que ejerza la autoridad.
La necesidad de la existencia de instituciones locales que sean capaces de reducir los costos de transacción, y no trabar el desempeño de los distintos agentes económicos constituyen ciertamente un desafío y mas aun en los países menos desarrollados, donde en general, estas instituciones funcionan de manera ineficiente o son inexistentes y por ende los conflictos de distribución del ingreso antes mencionados son producto de impedimentos institucionales.
Así como la eficiencia y la equidad de un orden social dependen en gran medida de su sistema institucional y subordinadamente, de la calidad de sus organizaciones, también lo son porque van a influir en la estructura de la producción, incluso negativamente, tendiendo a perpetuar el subdesarrollo a causa de las incertidumbres de largo plazo, y de la evolución de los conocimientos y habilidades del conjunto de la sociedad.
Esto se explica porque las organizaciones son entidades diseñadas por sus creadores para alcanzar objetivos, dentro de un marco de oportunidades que existen en el entorno y la interacción entre todos los actores, va a delimitar el potencial de oportunidades, ya sean económicas o políticas. Ciertamente son tareas que implican grados de incertidumbre, por lo que se debe invertir en información, y esta cuestión va a depender del particular contexto institucional, convirtiéndose en un factor decisivo para generar propuestas de desarrollo a largo plazo en una sociedad determinada.
Las señales que brinda todo marco institucional no son unívocas, y contienen elementos contradictorios, es decir en economías muy productivas podemos encontrar instituciones que generan comportamientos ineficientes. Y cuando comparamos países desarrollados y países en vías de desarrollo la cuestión pasa por cierta dinámica, orientación o punto de equilibrio dado. Lo importante va a ser saber si el tipo de conocimiento disponible juega como un elemento dinamizador o como un obstaculizador del desarrollo. Y dado que el cambio social es altamente dependiente de las representaciones mentales o modelos subjetivos de los actores, si se incentiva un modelo inadecuado de conocimientos, sé tendera a perpetuar el statu quo institucional.
1.2. Perfil y caracteristicas de las organizaciones de apoyo
Las politicas para las pymes reconocen distintos enfoques entre los que podemos mencionar el denominado de "política industrial activa" cuyo carácter principal es la selección de ramas de actividad buscando una especialización productiva, en donde las pequeñas empresas forman parte de una red de producción. Este esquema ha sido el seguido por los países del sudeste asiático y resulta de una combinacion de políticas macroeconómicas de incentivos generales a la inversión con políticas sectoriales de promoción industrial, sin inclinarse por un determinado segmento de empresas, pequeñas, medianas o grandes. Este modelo permite diseñar instrumentos de política para apoyar a las empresas de menor escala productiva, en orden a su tamaño, buscando eliminar barreras de entrada para el surgimiento de nuevas empresas y para modernizar y mejorar la gestión de las existentes. (Berry, A. 1995)
En el caso de Japon en donde tambien se implementaron acciones de política industrial activa en cuatro grandes área: la modernización y el mejoramiento estructural, la rectificación de desventajas de las actividades empresariales, la ayuda a empresas unipersonales de escala reducida y la adecuación de instrumentos de política económica para los pequeños negocios. Para ello se diseñaron diferentes tipos de instituciones tales como la Corporación de Pequeños Negocios, Centros Regionales de Apoyo a la Pequeña Empresa, la Oficina de Asesoría Especial para la Prevención de Quiebras, el Sistema de Mutualidades de Prevención de Quiebras y la Corporación Japonesa de la Pequeña Empresa, combinando en todas ellas la prestación de servicios de apoyo y el correspondiente acceso a recursos financieros, con base en la ley básica para la pequeña y mediana empresa, que entró en vigencia en 1963. (Berry, 1995).
Otro enfoque lo constituye el denominado "de apoyo a las empresas de menor escala" sin tener en cuenta consideraciones de especialización productiva. Se diseñan políticas complementarias creando programas de financiamiento, construyendo parques industriales, suministrando capacitación, transfiriendo tecnología, regulando las relaciones laborales, todas acciones que tienden a promover y mejorar el desempeño de la pequeña empresa. En Estados Unidos se utiliza esta politica de apoyos específicos a la pyme sin que se busque una especialización productiva o sectorial y se basa principalmente en las acciones del Small Business Administration, (SBA), una agencia federal que reporta directamente de la presidencia de los Estados Unidos, cuyo objetivo principal es la financiación de los pequeños negocios, mediante diferentes líneas de crédito para capital de trabajo e inversión en activos a largo plazo y tasa de interés de mercado. Los créditos los otorga unan entidad financiera local con una garantia del SBA, brindando apoyo al empresario que solicita el préstamo. La SBA otorga también préstamos en montos inferiores para solicitantes que no están en capacidad de asegurar un préstamo garantizado.
Existe también un programa de asistencia administrativa y técnica, de carácter no financiero, que brinda asesoría y capacitación, prestado por una red conformada por el Cuerpo de Ejecutivos Retirados, Pequeños Institutos de Empresa y Pequeños Centros de Desarrollo de Empresas, combinando el apoyo de la SBA con los las entidades educativas y los esfuerzos de los gobiernos estatales y locales.
Las Agencias Locales de Desarrollo, presentes en casi todas las comunidades, promueven los pequeños negocios, canalizando recursos de las ciudades, condados y departamentos. Organizan eventos de capacitación, proveen apoyo financiero y ayudan a identificar fuentes de apoyo técnico. Los directores de estas agencias provienen del sector empresarial privado, de manera que la organización interna responde a las necesidades de los usuarios. Además existe un programa de ayuda a la mujer empresaria, brindando asesoría en el establecimiento de un nuevo negocio, en la identificación de fuentes de crédito y en los trámites necesarios para acceder al capital. (Berry, 1995)
1.3. La promoción del desarrollo a nivel microeconómico de sistemas de carácter genérico que apoyen la transformación productiva de la economía y la transición hacia nuevas tecnologías y nuevas formas de inserción en los mercados tanto nacionales como internacionales, necesita contar con actores institucionales que estén en condiciones de ejecutar programas y proyectos, pero que a su vez sean capaces de reconocer necesidades específicas, con una adecuada percepción de los acervos culturales e idiosincrásicos, principalmente a nivel de los territorios.
No obstante, es común encontrarse con la ausencia de una adecuada "decodificación" entre los organismos promotores de desarrollo y los agentes económicos individuales que inevitablemente se constituye en un cuello de botella, que impide acercar en tiempo y forma conceptos y herramientas que fortalezcan el desarrollo de capacidades para enfrentar y entender entornos cambiantes y dotarlos de flexibilidad suficiente para adaptarse.
"la creación y el fortalecimiento de organismos de apoyo son condición indispensable para lograr un proceso dinámico de cambio tecnológico y modernización y para consolidar nuevos patrones de inserción en los mercados mundiales de bienes y servicios. ( J. Katz, 1993)
Asimismo, resulta útil rescatar el concepto de partnership local, que representa las operaciones de los gobiernos locales a favor de la creación de un ambiente más favorable para el desarrollo productivo, demostrando que las acciones en el territorio no pueden individualizarse a partir de simples actos administrativos, y deben ser consideradas las características, los valores y las diversidades locales. (Bianchi, 1997)
En este punto seguramente aparecen algunas controversias, puesto que también se implementan políticas de apoyo a cargo de organismos centralizados de gobierno (nacionales y provinciales), que a nuestro juicio no desarrollan suficientemente una ingeniería institucional capaz de reconocer las lógicas territoriales, ni tampoco las características de los entornos institucionales, políticos y culturales específicos, y finalmente no garantizan el impacto adecuado de las acciones. (Véase la experiencia del IDEB)
En el diseño de estrategias de apoyo para mejorar el desempeño de la micro, pequeña y mediana empresa se deben apreciar en principio dos planos, el de las condiciones internas y el de las condiciones de entorno.
Respecto de las condiciones internas, deben estimularse cambios positivos en la gestión de la pyme, desarrollando nuevas capacidades en sus recursos humanos y en las habilidades de dirección, introduciendo mejoras en los procesos y rutinas de trabajo, reordenando la organización interna de los recursos para alcanzar niveles superiores de productividad y de competitividad.
Las condiciones de entorno, por tratarse de condicionamientos exogenos deben partir de ayudar a reconocer las principales tendencias en la economia, como la apertura y la desregulación ocurrida en la decada pasada, el proceso de privatizaciones y los procesos de integración que se han dado a partir de la configuracion de bloques económicos. Estos fenómenos deben ser comprendidos y asimilados por las pyme, pues constituyen un marco de referencia obligado en el cual se desarrollan los negocios.
Entendemos que las politicas orientadas a la asistencia deben tener especialmente en cuenta que no todas las empresas están en igualdad de condiciones y que el acceso a la información y a los recursos es desigual, debido a la existencia de fallas de mercado, asi como tambien de fallas institucionales. (Williamson 1991).
Otra cuestion importante es que dada la diversidad de empresas, se observa en general la coexistencia de firmas con distintas trayectorias empresariales, capacidades organizativas, tecnológicas y estrategicas, (Nelson, R. 1991). Este conjunto de factores anteriormente señalados, conducen a respuestas heterogéneas entre las empresas, y deben ser estudiadas y comprendidas para el diseño de estrategias de apoyo a la pyme, de manera que se puedan evitar distorsiones y se proteja a la pyme no solo en sus etapas iniciales, sino de cambios bruscos en la economía, tales como las crisis financieras internacionales o las devaluaciones, como ha ocurrido en nuestro pais y en países vecinos (La crisis de Mexico, la crisis brasileña, la crisis rusa, etc.)
Las politicas de apoyo al sector deben propiciar las condiciones para que se puedan articular las pyme con las grandes empresas, nacionales e internacionales, especialmente a través de redes de subcontratación o como proveedores de bienes y servicios, o bien asociándolas para expandir más el comercio intrarregional y poder incursionar con éxito los mercados extrarregionales.
La posibilidad de propiciar un entorno favorable para el desarrollo exitoso de negocios exigira a los hacedores de politica, ya sea en el ambito local, provincial o nacional implementar un conjunto de reglas de juego equilibradas, de manera que el ambiente en que se desenvuelven dichos negocios no sea discriminatorio para las pymes. En este sentido el marco regulatorio debe ser revisado y modificado cuando las cirscunstancias asi lo requieran. Además deben orientarse acciones proactivas para lograr el desarrollo de mercados específicos, como por ejemplo el de servicios no financieros, en los cuales no se ha alcanzado un funcionamiento adecuado.
La propuesta efectuada por el BID para corregir este tipo de situaciones requiere actuar en los siguientes aspectos básicos: Marco macroeconómico, regulatorio y de políticas e incentivos, sistema financiero, sistema de innovación y tecnología; recursos humanos; sistemas de apoyo técnico, gestión empresarial y cooperación entre las firmas; infraestructuras físicas y territorio. (Llisterri J. J. y Gatto F. 1997)
El diseño institucional de entidades de apoyo a pyme tiene como principal desafío lograr un funcionamiento de tipo empresarial, con eficiencia y rapidez en sus respuestas, en contacto con las necesidades de sus clientes, (las empresas pyme) y con capacidad para responder a las demandas diferenciadas de distintos entornos locales, y para desarrollar contactos y redes con otras instituciones y empresas de servicios privadas y publicas, que complementen su oferta de servicios (Gibb, 1998).
En este punto se observa que el éxito institucional puede estar en el conocimiento de personas e instituciones expertos en la solución de diferentes problemas, o sea que la construcción de diferentes redes eficientes a nivel local será requisito indispensable, más no suficiente para brindar programas de apoyo exitosos en el futuro. Se resalta la importancia del conocimiento de la realidad local pues no tenerlo en cuenta puede llevar a visiones reduccionistas que ignoran las dificultades y potencialidades de las empresas en un determinado entorno.
La cuestión del aprendizaje institucional
Es otro aspecto que cobra relevancia en el desarrollo de organizaciones de apoyo, y debe ser considerado como un factor clave en la implementación de las políticas especificas. Es preciso adoptar aquí el concepto que Lall denomina el elemento "tácito" o firm especific, como algo que no se puede comprar en el mercado, pero que constituye un elemento diferenciador.
Si bien es cierto que la definición de Lall esta planteada en el sentido de creación de ventajas competitivas de la firma, se tomará el concepto en su aproximación al desarrollo de procesos de aprendizaje en las instituciones, como un elemento dinámico que permite a la organización operar a partir de saberes no codificados pero con capacidad de resolución de problemas, de vincular situaciones, de interacción con otros recursos humanos, es decir, este conocimiento tácito permite efectuar una representación mental compleja del proceso de trabajo (Novick,1997). Esta definición de carácter conceptual nos ayuda a comprender que una "combinación de elementos codificados y tácitos en el desarrollo institucional van a incidir decisivamente sobre la eficiencia en la implementación de las acciones".
Esta característica, es decir "los elementos tácitos del aprendizaje institucional" conforma una serie de activos intangibles, difíciles de transferir y por lo tanto limitan la capacidad de acción de las instituciones que intentan abordar la implementación de políticas, porque no logran "decodificar" la trama productiva donde pretenden actuar y los resultados son escasos. Es así que el perfil institucional de este tipo de operadores se ira constituyendo en un elemento clave, porque debe poseer ciertos atributos que le permitirán percibir distintas señales, tanto las provenientes del entorno como las de la firma individual y así propiciar una aceleración en la evolución y aprendizaje de la firma respecto de la adopción de mejores prácticas.
Es por esto que las experiencias exitosas de diseño de políticas no siempre pueden extenderse en forma automática como modelos de desarrollo institucional, de lo contrario bastaría con copiar la experiencia de Rafaela.
"Aunque sea posible copiar una política exitosa, es imposible copiar el aprendizaje institucional que permite llevarla adelante"
Los actores
Otro aspecto importante es la interrelacion necesaria entre el plano gubernamental y el privado para implementar políticas de apoyo, complementados con la participación de múltiples actores (organismos locales, universidades, cámaras empresarias, etc.). Esta cuestión resulta decisiva para alcanzar los objetivos, pero a la vez, una escasa madurez del dialogo puede complicar el proceso de construcción del consenso necesario.
El consenso es una instancia de confluencia social, política y cultural con especificidades en cada caso y a pesar de la variada y abundante cantidad de argumentos en favor de la construcción institucional para estimular el desarrollo de ventajas competitivas dinámicas a nivel local, es preciso advertir que en mas de una oportunidad de diluyen muchos recursos del estado, muchos esfuerzos de concertación y se provoca un inevitable desgaste de los actores si no se tiene en cuenta la necesidad de continuidad en las políticas, independientemente de la coyuntura política. Pero sin dudas, lo más difícil de reconstruir es ese "esfuerzo institucional, aprendizaje y maduración colectiva", que propicia el espacio asociativo en los ámbitos locales.
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