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Comentario al evangelio de nuestro señor Jesucristo (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Es en Galilea, cuando el Evangelio del Reino es anunciado, que el pueblo comienza a glorificar al Mesías. Anunciada en Galilea la presencia del Reino de Dios en la tierra, presencia que podía ser palpada por todos aquellos que cambiaran su forma de obrar para con Dios, y tuvieran fe en sus promesas.

Agotado todo su itinerario, fue a Cana, donde el agua la había convertido en vino, donde su fama ya era reconocida por todos, y un oficial de Herodes Ántipas fue a pedirle que curara a su hijo. Curado a distancia este niño, ganó para el reino a este oficial y toda su familia.

En Nazaret y Capernaum

Mateo: 4:13-16, Lucas: 4:16-31;

En su Ministerio, llega Jesús por primera vez a Nazaret, la ciudad donde se había criado; Lucas nos dice que como era Sábado, entró en la sinagoga, porque era su costumbre ir los Sábados a la sinagoga a oír la palabra del Eterno.

Es en esta sinagoga de Nazaret, donde nos dice Willand H. Taylor que Jesús hizo su manifiesto, su "declaración publica de los planes e intenciones", en consecuencia a los pobres, oprimidos y quebrantados.

Todos en la sinagoga estaban sentados, pues las enseñanza de la Ley los y Profetas, al igual que la tradición de los ancianos se hacia sentado; pero la lectura se tenia que hacer de pie, firme, como aprestado para caminar. Era de justicia, que si un personaje importante estaba presente, se le diera el rollo de vitelas, que leyera la lección del día. Es Seguro que antes del culto, Jesús saludo a los presentes, pues el era conocido por todos en la ciudad, ya que era su costumbre estar los Sábados en el lugar de culto.

Cuando el encargado de la sinagoga tomo el rollo del profeta Isaías, se lo entrego a Jesús, quien de pie leyó:

"El espíritu del Señor es sobre mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos liberta, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados: para predicar el año agradable del Señor".

Terminada la lectura, rollando los pergaminos, se lo dio al jefe de la sinagoga y el se sentó. Toda la concurrencia tenia los ojos fijos en el, como invitándoles a que explicara lo que acababa de decir el Profeta.

Y esta fue la explicación que Jesús dio de la profecía: "Hoy se ha cumplido esta escritura entre vosotros".

Es este el manifiesto público de la obra del Mesías, es por eso que los corazones de los nazarenos se alegraron y estaban maravillados; pero la duda penetra rápidamente en ellos, y quien se había atribuido a si, el cumplimiento de la profecía de Isaías, contestando los pensamientos de ellos dice: "Sin duda me diréis este refrán: Medico, cúrate a ti mismo".

Y era preciso que también se cumpliera: "No hay profeta acepto en su tierra." Y le recordó el caso de Elías y Eliseo, ya que ellos querían que el hiciera manifestaciones de su poder curando las dolencias de ellos.

Dispuestos sus compatriotas a no dejarse convencer y al ser descubierto lo que anidaba en lo mas recóndito de sus corazones, se sintieron rápidamente desenmascarados. Sintieron ira, y quisieron despeñarle, pero la gloria de Dios le cubrió; y pudo pasar por el medio de todos sin que le hicieran ningún mal, o pudieran tocar un solo pelo de su cabeza.

A los suyos vino y los suyos no le recibieron, dice el discípulo amado, por eso abandono su tierra y vino a Capernaum, para que se cumpliera lo dicho de Isaías: "La tierra de Zabulón, y la tierra de Nephtali, camino de la mar, de la otra parte del Jordán, Galilea de los Gentiles; El pueblo asentado en tinieblas, vio gran luz; y a los asentados en regiones y sombras de muerte, Luz les esclareció."

Llamado de Pedro, Andrés, Santiago, Juan y la pesca milagrosa

Mateo: 4:18-22, Marcos: 1:16-20. Lucas: 5:1-11;

Los Evangelistas no son biógrafos que se propusieron un plan determinado para escribir la vida del Maestro. Tampoco fueron periodistas, que libretas de apuntes en mano, seguían las campañas evangelísticas del Mesías, para que los lectores de las grandes ciudades leyeran sus reportajes. Son simplemente hombres, que tenían un gran tema y una comunidad deseosa de que se le comunicara la gran verdad de que ellos eran portadores, y con la guía del Espíritu Santo, cada uno, de acuerdo a las necesidades, vertió por escrito el gran tema que contenía la importante verdad que su comunidad necesita. Es por eso que uniendo los pasajes paralelos, encontramos al Divino Maestro en Capernaum, en la orilla del mar de Genezaret.

Es en esta hermosa región, teniendo como telón las aguas cristalinas de este lago, que al ser tocado por el sol, las rocas que le sirven de límite, sus transparentes y ricas aguas le hacían parecer de oro. Los rabinos afirmaban que Dios había dicho: "Siete mares he creado, mas ninguno escogí sino el mar de Galilea". Fue en la orilla de este mar que Jesús escogió a Pedro, Andrés, Santiago, y a Juan, para que fueran pescadores de hombres.

En las arenas de sus playas la multitud se apiñaba para oír la palabra de Dios de labios del mismo Salvador. Y en las aguas del mismo mar, se produjo una milagrosa pesca que confirmo la fe de sus seguidores.

CURA DE UN ENDEMONIADO

Marcos: 1:21-28, Lucas: 4:31-37;

Es en la hermosa Capernaum, un día de Sábado, en medio de las autoridades civiles y religiosas del pueblo, que el mismo Satanás, que había huido del Mesías en el desierto, a solas, en medio de un cruento combate librado entre el cuerpo y la carne, que no puede tenerse delante del Cristo, y a voz en cuello vocifera:"Se quien eres, el Santo de Dios." El mismo que quería que Jesús, con sus propias palabras se autoproclamara Hijo de Dios, es quien le llama el Santo de Dios, El ungido de Dios.

Pero ese santo no se mostró orgulloso, sino que sin discusión ninguna le ordena a que se sujete a sus palabras y salga del hombre que tenía poseído. ¡Que asombroso! Cuantas maravillas, con que autoridad este nuevo maestro desataba las cadenas de los prisioneros de Satanás.

Por medio de este hecho su fama, cual sonido agradable se expandió por todas las comarcas vecinas.

CURACION DE LA SUEGRA DE PEDRO Y OTROS MUCHOS

Mateo: 8:14-17, Marcos: 1:29-34, Lucas: 4:38-41;

Cuando el culto del Sábado hubo terminado, y cada uno se dirigió a su casa, Marcos nos dice que a Jesús le hablaron de la suegra de Pedro que estaba en cama. Jesús no se hizo de rogar, la mando a llamar y tomando la mano de ella, la fiebre le abandono en seguida. Ya todos en Capernaum sabían que Jesús estaba en la casa de Pedro; y como la tradición de los ancianos no le permitía cargar con el lecho de un enfermo, o caminar a pie mas de una milla, ese mismo día, tan pronto el sol se puso, nos sigue relatando Marcos: "Toda la ciudad se junto a la puerta, cada uno con su enfermo y dolencia".

El compasivo Salvador curo a muchos de ellos, y muchos endemoniados fueron recibiendo alivio; y determinante mente le impidió a los demonios que dijeran que el era el Santo de Dios". Satanás no tiene porque predicar lo que los siervos de Dios predican. La verdad en sus labios puede ser desvirtuada, aunque nada se pueda en contra de la verdad.

SALIDA DE CAPERNAUM PARA GALILEA

Mateo: 4:23-25, Marcos: 1:35-39, Lucas: 4:42-44;

Después de haber trabajado toda la noche con los enfermos de Capernaum, antes que el sol saliera para iluminar la comarca, y cuando los hombres dormían, salió Jesús fuera de la casa, nos dice Marcos para orar. En el lugar desierto se comunico con el Padre Celestial para que guiara su obra Redentora.

En medio se su comunicación con el Invisible, fue Pedro a sacarle de su meditación, para decirle que el pueblo le buscaba. Todo parece indicar que los de Capernaum ya comprendían que Jesús era el Mesías; pero no era así, el pueblo veía en Él a un Medico Fabuloso, a una persona que podía librarle de todas sus dolencias y males, y tal ves librarle del yugo opresor a que estaban sometidos.

Lucas nos dice que: "y le detenían para que no se apartase de ellos". No era que la palabra de Dios había llegado a ellos y querían retenerla, sino que tenían más en cuenta las cosas de la tierra que las cosas eternas que no perecen jamás.

Fue entonces cuando conociendo el egoísmo del corazón de esos hombres, que Jesús dijo: "A otras ciudades es necesario que anuncie el Evangelio del Reino de Dios; porque para esto soy enviado". Fue entonces cuando empezó a recorrer sin apresuramiento toda la Galilea.

Según Flavio Josefo, que vivió en la época de Jesús, nos dice que en Galilea había más de doscientas aldeas, donde podemos imaginarnos la multitud de necesitados y de ovejas descarriadas que había. Su fama iba en aumento, ya que se hablaba de el en Sidón, Jerusalén y Judea, Decápolis y en la otra parte del Jordán.

CURACIONDE UN LEPROSO

Mateo: 8:1-4, Marcos: 1:40-45, Lucas: 5:12-16;

En una de las ciudades de Galilea se encontraba Jesús, cuando fue a El un leproso, que había oído de Él, y sabía que tenía poder para curarlo. Este hombre no le importo lo que la ley establecía, que todo leproso debía estar solo, apartado del contacto con los demás. Tenia que andar con una campanilla, debía gritar por el monte donde vagaba: "Inmundo! Inmundo".

Este enfermo sabia que Jesús, a quien no conocía, si podía sanarlo. Por eso se presento donde estaba Jesús, al igual que Moisés cuando sintió la presencia del Eterno en el Sinaí postrado, con su rostro en la tierra hizo esta petición: "Señor si quieres puedes limpiarme".

Como el leproso creía, extendió Jesús la mano y lo sano.

Jesús le mando al templo, para que se presentara al sacerdote y cumpliera con la Ley de Moisés. La Ley, a la cual el había violado para alcanzar la mano misericordiosa del Dios de Moisés.

EL PARALITICO DE CAPERNAUM

Mateo: 9:2-8, Marcos: 2:1-12, Lucas: 5:17-26;

El tiempo que se pasó Jesús predicando en Galilea no lo sabemos; pero de su corto Ministerio, fue mucho lo que se pasó en Galilea, quizá más que en cualquier otro lugar. Como Capernaum era el lugar donde vivía Andrés, Pedro, y probablemente algunos mas, Jesús había hecho de ella su cuartel general. Esta es la razón por lo cual toda vez que tenía una oportunidad se dirigía a ella.

Marcos nos dice que: "otra vez en Capernaum después de algunos días, se oyó que estaba en casa". Es para este tiempo que su nombre a subido en la popularidad. Se puede decir que es un Evangelista de Éxitos, y un líder religioso que hay que tomar muy en cuenta.

Ya era necesario que se pusiera freno a estas enseñanzas, que se reunieran las autoridades, para ver la razón por la cual la gente le seguía, buscar en su vida y obra, algo que fuera en contra de la Ley de Moisés, la enseñanza de los profetas o la tradición de loa ancianos.

En ese día es que nos dice Marcos, que Jesús se encontraba en la casa del que narra. Mientras el se encontraba de pie, ocupando un lugar en la sala de Pedro presumiblemente, ya que por Eusebio de Cesarea sabemos que Pedro dictó su Evangelio a Marcos: "Los fariseos, y los doctores de la Ley estaban sentados."

Pero estos personajes no eran simplemente fariseos y doctores, sino que eran una elite muy especial, que se había congregado formando parte de un jurado examinador, que procedía de: "toda las aldeas de Galilea y de Judea y Jerusalén." En medio de esta platica teológica, con las puertas y las ventanas abarrotadas de público, que quería oír al Maestro y ser sanada de sus dolencias. Fue entonces cuando fue interrumpido, cuatro hombres quitaron las tejas del techo para bajar a un paralítico, que ellos tenían urgencias en que fuera sanado.

Interrumpiendo la plática, en la que presentaba su doctrina ante los doctores y fariseos, y sabiendo que solo la mano de la fe podía levantar el tejado, y señalando al paralítico, Jesús le invita a tener fe, ya que sus pecados le son perdonados. Los sabios de la Ley oral y escrita se miraron uno a otros y pensaban: "¿Quien puede perdonar sino solo Dios? ¿Este habla blasfemias?" y era verdad, solo Dios podía perdonar pecado. Y Dios que conoce los pensamientos de los hombres, conoció lo que ellos pensaban y públicamente lo expuso, a la vez que se proclamo Hijo Hombre.

El mismo que se negaba a que los demonios le llamaran el Santo de Dios, el que impedía que se le glorificara en publico, sino que mandaba al silencio cuando obraba un milagro, es el que en presencia de las escribas y de los fariseos y los doctores de la Ley se titula Hijo del Hombre. Se declara investido con el poder de Dios.

De esta manera los presentes lo comprendieron, ya que Lucas nos dice: "Y tomo espanto a todos, y glorificaban a Dios; y fueron llenos de temor, diciendo: Hemos visto maravillas hoy". Y no solo hoy, sino mañana y pasado. El Cristo, el Hijo de Dios, el que escudriña los corazones, también puede perdonar pecado.

Llamado de Levi Mateo

Mateo: 9:9, Marcos: 1:13-14, Lucas: 27-28

En esta parte de los Evangelios, nos encontramos que Jesús no tenía un equipo completo de ayudantes, sino unas cuantas personas que eran de sus incondicionales y otros que le servían en un trabajo de medio tiempo. Como no había un lugar donde pudieran caber las personas que le seguían, ya que las sinagogas eran muy pequeñas y no podían reunirse en la casa de Pedro, por el perjuicio que había sufrido, al quitarle las tejas al techo, Marcos nos dice que Jesús subió al mar.

Era en las húmedas arenas, en el fresco pasto, con la pureza de la brisa y la luz del sol, que el Creador de la Naturaleza podía hablar mas personalmente con las multitudes que se agrupaba para escucharlo. Fue camino a la playa, cuando Jesús vio a Leví Mateo, sentado en el banco de los públicos atributos, porque era publicano y le llamó. He aquí un hombre odioso.

Adam Clarke nos dice en su comentario al versículo 46 del Cáp.5 De San Mateo: "Estas personas eran detestadas entre los romanos, griegos y judíos, por su intolerable rapacidad y avaricia. Eran especialmente aborrecidos por los judíos, para quienes el gobierno romano era odioso. Por ayudar a cobrar el tributo romano, los publícanos eran considerado traidores a la libertades de su patria y cómplices de su operaciones."

De estos funcionarios existían dos categorías en Romas: Los superiores y los sub-colectores, que eran los que le se enviaban a las provincias romanas para tomar del pueblo los impuestos. Los superiores gozaban de gran fama y reputación, llegando a ser considerados por Cicerón como: "La flor de los caballeros romanos, gala de la ciudad, y la fuerza de la nación." Pero los que eran enviados a la provincia eran detestados y odiados, principalmente en Judea.

Tal era la reputación que tenían, que los judíos dicen de ellos, que en el mundo existían tres tipos de personas para los cuales el mentir era parte de ellos: El asesino, el ladrón y el publicano.

Un individuo de esta especie era Leví Mateo, el hijo de Alfeo, a quien Jesús llamo camino a la playa, y el mismo Mateo nos dice que cuando escuchó el llamado: "Levantándose, lo siguió"

BETHESDA

Juan: 5:1-47;

Por medio del relato de San Juan, nos enteramos de que Jesús, al principio de su ministerio, en la Pascuas, subió a Jerusalén; y es en esa oportunidad que purifico el templo. Ahora, después de su gira por toda Galilea, en la orilla del lago de ese mismo nombre, cuando cuenta entre sus discípulos a Leví-Mateo, es cuando encontramos a Jesús de nuevo en Jerusalén, con motivo de la fiesta de las Tabernáculos.

Era sábado, muy de mañana, antes del primer sacrificio, cuando Jesús se paseaba por la Puerta del Ganado, que penetro en los cobertizos del pozo de Bethesda. Cuanta miseria, y cuanta impotencia se veía en los rostros de los desgraciados que se encontraban tendidos en todo el lugar. Todas las enfermedades de la tierra se podían estudiar en estos pabellones, donde el pecado había plantado sus raíces.

Entre los judíos corría la creencia de que en cierto tiempo, un ángel descendía y revolvía las aguas, y el que primero penetraba en ellas quedaba sano de su enfermedad, no importaba cual fuera. Los arqueólogos también han descubierto, que en el lugar se había erigido un altar al dios Asclepios, el dios griego de la medicina. Entre todos los desgraciados, hubo uno que llamo la atención del Hijo de Dios; era un paralítico, que desde hacia treinta y ocho años estaba esperando que el ángel apareciera para que le devolviera la salud. Jesús, simpatizando con el, se le acerco.

Fijó en sus ojos, los ojos del amor y le dice: ¿Quieres ser salvo? El paralítico no midió su respuesta: Señor no tengo hombre que me meta en el estanque, fue lo que dio por respuesta.

Pero Jesús no estaba hablando de que el iba a mandarle un hombre que estuviera con el, para que le precipitara en el estanque. Jesús le estaba preguntado que dijera si quería ser o no sano. Es en este momento que Jesús le dice "Levántate, toma tu lecho y anda".

Y el hombre creyó en lo que Jesús le decía, y se levanto. Sus piernas tomaron fuerza, sintió una corriente nueva de sangre que llenaba su torrente sanguíneo, sus músculos atrofiados se tornaron fuertes y ágiles. El hombre se puso en pie, y sin saber como tomo su lecho, echo andar sin saber a donde iba. Su gozo fue tal, que olvidó dar las gracias; no es que fuera un malagradecido, fue que perdió la noción de todo. Ante los milagros personales, no sabemos como responder.

Los judíos entonces recriminaron al hombre, por cargar su lecho en Sábado. Si ellos y sus ancestros habían levantado una muralla de preceptos que impedía hasta respirar en ese día, esa pared de tabúes se vino al suelo. El gozo no debe confundirse con la exaltación, pero cuando uno se siente libre de un mal que le aqueja, solo Dios sabe lo que se siente. Dios le había ordenado que tomara su lecho y caminara, ¿Qué puede hacer el hombre ante una orden de Dios? El obedecer no tiene límite.

Fue en esta Pascua, cuando ya en el templo de Jerusalén, reafirmo delante todos los presentes que el había procedido de Dios, que era su Hijo. Es aquí cuando el Hijo del Hombre exige ser honrado, ya que el que no honre al Hijo, no honra al Padre.

Jesús ofrece a todo el que crea en sus palabras la vida eterna, y que esas palabras que el estaba diciendo delante de ellos, iban a ser oídas por todos los que están en las tumbas. Fue en Sábado que Jesús obro este milagro, porque es mas importante a los ojos de Dios, un hijo suyo que le este agradecido por su felicidad, que una escoria humana sujeta a los requerimientos de los falsos pastores, levantadores de ídolos y tergiversadores de la verdad.

De la misma forma que el sol, movido por la ley que Dios le a creado para haga su recorrido por todo el universo, el trabaja cumpliendo la ley del amor que guía todos sus actuaciones. Todo el que cree en lo que escribió Moisés, cree en Jesús, porque del Mesías escribió Moisés, cuando en el libro de la creación dice: "No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloé. " Gen 49:10. Y también dijo: Profeta les levantara de en medio de sus hermanos como tú, y pondré mis palabras en su boca". Deut.18:18. Por esa razón lo mas recomendable era: "Escudriña las escrituras".

LOS ESPIGAN EN SABADO

Mateo: 12:1-8, Marcos: 2:23-28, Lucas: 6:1-5;

Después de haber abandonado a Jerusalén, donde Jesús se proclamo el Hijo de Dios, es cuando comienza los conciliábulos, con el fin de poner fin al Ministerio de Jesús. Ya que se le hacia una doble acusación, cual de la dos mas graves: violación del sábado y hacerse igual a Dios.

Con este relato de Marcos y los pasajes paralelos, y el del relato siguiente, se eslabonan tres relatos, donde el centro de los mismo es la observancia del Sábado, el día de reposo; los cuales aprovecha Jesús para llamarse creador con Dios, Señor del Sábado y misericordioso sanador, al restituir el espíritu de la Ley.

Es en el camino a Galilea, después de las fiestas, cuando encontramos a los discípulos, amparados en la enseñanza de Moisés, quien dijo: "Cuando entrares en la mies de tu prójimo, podrás cortar espigas con tus manos". Deut.23:25. Pero no estaban solos, habían fiscalizadores que vigilaban su marcha y que se apresuraron a levantar la acusación: "He aquí tus discípulos hacen lo que no es licito hacer en sábado."

Esto que los discípulos estaban realizando, es lo que en nuestro derecho se llama ser sorprendido en flagrante delito. La acusación de violación del Sábado, era procedente, pues los discípulos están siendo señalados, y es casi seguro que hay mas de dos testigos que estén dispuestos de declarar lo visto.

A la vista se tiene una acusación bien fundada, ya que con el hecho de los discípulos arrancar el grano estaban cosechando trigo, al friccionarlo para quitarle los hollejos y las cáscaras era trillar, y el soplar para que las cáscaras y los hollejos volaran era aventar; y es mas el tener el trigo en la mano para comérselo, era cocinarlo.

Era tal el celo de los rabinos por mantener el cuarto mandamiento, que se había levantado una serie de barreras que hacían del centro del Decálogo un mandamiento insoportable, gravoso y difícil de guardar. Treinta y nueve trabajos diferentes, tenían los rabinos prohibidos, que no se podían realizar en el día de sábado.

No le estaba permitido fuera de los cuatro enunciados, labrar, sembrar, amarrar un nudo, soltar un nudo, cambiar de sitio un objeto, llevar un pañuelo en la mano, verse en un espejo una mujer, porque le entrarían tentación de arrancarse una cana, que equivalía a pelarse, y estaba prohibido; no podía escribir dos letras, ni construir, no se podía encender el fuego, no se podía cocinar un huevo en la arena caliente, ni caminar mas una de una milla.

En tales circunstancias, los discípulos no tenían calidad para intervenir, sino que era un duelo de Maestros, por lo cual Jesús se vio en la obligación de refutar a todos este andamiaje seudo legal: "¿No habéis leído que hizo David, teniendo el hambre?"

Claro que ellos lo habían leído y también alabado la intrepidez del Santo Rey. También algo que no era de las escritura, sino de la vida practica del sacerdocio, porque los Sábados era el día de mas trabajo en el templo. El gran trabajo de los sacerdotes y de los levitas, se hacia justamente en este sagrado día, y eran sin culpa.

Pues si David hizo bien al hacer a un lado la Ley, el que era el Mesías también podía hacerlo, y en lo relativo al Templo a los sacerdotes, quien había instruido para que se construyera el templo era el que estaba entre ellos. Porque si entendieran lo que Óseas dijo: "Misericordia quiero y no sacrificio" no juzgarían a unos inocentes que no han violado el mandamiento.

Es entonces cuando de nuevo Jesús se eleva por sobre todos los mortales y para que no olviden lo que dijo en el Templo, lo ratifica ahora en lo concerniente al cuarto mandamiento: "El Hijo del Hombre es Señor aun del Sábado". Porque Él obra con el padre en ese día y lo seguirá haciendo cuantas veces se necesario hacer otro acto de misericordia. El amor no tiene límites, y en el amor se resume el cumplimiento de la Ley.

EL HOMBRE CON LA MANO SECA

Mateo: 12:9-14, Marcos: 3:1-6, Lucas: 6:6-11;

Seria para el Sábado siguiente, después de la agria disputa sostenida en el campo de trigo, que los fariseos y escribas estaban vigilando a Jesús de una manera maliciosa, y como sabían que el acostumbraba a ir a la sinagoga puntualmente, allí se apersonaron temprano para vigilarlo. En la sinagoga había un hombre que tenia una mano seca, y como ellos estaban allí para tentarlo, fueron inmediatamente al asunto:" ¿Es licito curar en Sábado?

Los fariseos no veían con buenos ojos que se curara a un hombre en el sábado, a menos que la vida de ese hombre peligrara. Para ellos, que no estaba permitido tomar un buche de vinagre y hacer gárgara, para aliviarse un malestar de la garganta, mucho menos podían ver bien que se curara una persona Los Essenios, en el día de Sábado no hacían sus necesidades fisiológicas, porque era en contra de las reglas.

El doctor Raymond B. Brown, nos dice sobre este aspecto en su obra Marcos Presenta al Salvador: "Si una mujer estaba dando a luz a un niño, podía recibir ayuda. Si una pared caía sobre una persona, podían sacarla de debajo de los escombros. Una cortada en un dedo podía ser vendada. La actitud hacia la observancia del sábado puede ser expresada de la manera siguiente: Se podía evitar que una persona se pusiera peor; pero no se le podía ayudar para que mejorara. El castigo para violación del sábado era la muerte."

Entonces Jesús manda a este hombre que se ponga en pie en medio de todos, para que pueda ser visto mejor la condición de su mano. San Jerónimo nos dice que seguramente este hombre era un albañil, y que necesitaba de su mano para poder comer él y su familia. Y es cuando el hombre estuvo en el medio, a la pregunta que le hicieron para tentarle, le dirigió cuatro pregunta que eran el sosteniente de su religión.

¿Que hombre que tenga una oveja, y si cayere en una fosa en sábado, no le echa mano, y la levanta? Pues claro que se podía sacar del foso a la oveja o al asno que cayera en el. Esta primera pregunta proporciono el terreno para otra más fuerte:

¿Cuanto mas vale un hombre que una oveja? Utilizando de esta forma el método socrático, los presentes hicieron una afirmación con la cabeza, ya que los rabinos decían: "El descuidar de salvar una vida, era matar".

Luego formula dos preguntas en una: ¿Es lícito en sábado hacer bien o hacer mal? ¿Salvar la vida o quitarla? Era la tradición de una religión muerta que chocaba con las necesidades de un pueblo que sufría por la indiferencia de los líderes que no tenían amor. A estas preguntas no hubo respuesta pública; por lo cual el Salvador mando a poner al hombre en pie y extendiendo la mano, la encontró sana, fuerte y llena de vigor.

La envida estaba en el corazón de los escriba y fariseos, los cuales abandonaron la sinagoga y fueron en busca de los miembros del partido de Herodes Antipaz, para buscar la forma de matarlo. ¿Qué tendrá la verdad y los predicadores de la misma, que hace que las personas le odien o amen con tanta virulencia?

En el mar de Galilea

Mateo: 12:15-21; Marcos: 3:7-12;

Los escribas, fariseos y herodianos se habían unido de tal forma, que su único objeto era terminar con la vida del Maestro de Galilea. Sabiendo esto, que hombres desalmados, instrumentos de Satanás, querían asesinarlo, y sabiendo Jesús que mientras mas grandes fueran sus manifestaciones mesiánicas, la dureza del corazón y ceguera espiritual de sus contrarios iba en aumento cada día que más grande fueran sus maravillas, procura salir de este teatro de acción.

Es por esa razón que se aparta de ellos y se retira al lado de Galilea, donde en sus tranquilas aguas iba a respirar el aire puro. Busca la tranquilidad apartada para instruir a sus discípulos. Jesús no podía permitir que su Ministerio fuera agraviado, y obrando con prudencia, se aparto, donde encontró una multitud de seres sencillos que deseaban de sus cuidados y servicios.

Una muchedumbre de todo Israel y de los reinos vecinos, seguían detrás de el, con tanto deseo de verle y tocarle que tuvo que ordenar a sus discípulos que le tuvieran preparado un bote, para de esa manera evitar que le apretaran, ya que todos los que tenían dolencia, querían tocar las orlas de su manto, esperando ser curado con esto. La obra de Dios tiene que ser llevada a cabo por Dios y sus ministros, no por Satanás. Por eso es que encontramos que Jesús persevera negándoles a los espíritus inmundos que prediquen en su favor. El demonio no tiene que dar testimonio de la obra de Dios, Satanás cree en Dios y tiembla, pero no obra para arrepentimiento, no obra para bien. Los frutos de labios son recibidos, cuando vienen de un corazón agradecido.

El no tenia necesidad de que los moradores de las tinieblas proclamaran su nombre, que alabaran su ministerio, pues el tenia un testimonio mas grande que el de ellos. El mismo Dios el Padre decía de el: "He aquí mi siervo, al cual he escogido; mi Amado, en el cual se agrada mi alma: Pondré mi Espíritu sobre él, y a los gentiles anunciara juicio.".

Elección de los doce

Mateo: 10:1-4, Marcos: 3:13-19, Lucas: 6:12-19;

Es cuando la persecución y la envidia se hacen sentir con mas violencia, que Lucas nos dice:"Jesús subió al monte a orar, y paso la noche orando. De nuevo se presenta en la soledad del monte, en la quietud de la noche a conversar con su Padre Celestial.

Cuando el día aclaró, llamó a la multitud de sus seguidores y escogió de ellos doce, que serian su comitiva especial, sus heraldos, los designados a ocupar el lugar de Juan, que estaba en prisión. A estos le llamo Apóstoles, o enviados, porque irían delante de Él preparando el camino en los lugares donde Él iba a visitar. Estos doce tenia un poder firmado con el poder del cielo para que pudieran luchar: "Contra los espíritus, para que los echasen fuera y sanasen toda enfermedad y toda dolencia."

Del grupo que Jesús había llamado desde los inicios de su ministerio, de entre ellos escogió a; SIMON, a quien Jesús puso por nombre Pedro, que era un hombre emprendedor, ya que al primer llamado de Jesús, lo dejo todo. Era impulsivo, pues era el primero del grupo en tomar la palabra, poco calculador y carente de carácter, ya que en los momentos de más necesidad comprometió al Maestro agrediendo a un siervo del Sumo Sacerdote y luego negando conocer a Jesús.

ANDRES: Hermano de Pedro, hombre con un alto concepto de la responsabilidad, pues tan pronto supo del Mesías, llevo a su hermano Simón para que compartiera la que el tenía. Era observador, pues noto la presencia del niño con los peces.

JACOBO: El hijo de Zebedeo: Hombre extremadamente celoso y con un alto concepto del mensaje que tenía.

JUAN: El hermano de Jacobo: Casi un niño, capaz de dormirse en una reunión. Se ha llegado a creer que estaba muy bien relacionado en Jerusalén. El y su hermano eran pariente de Jesús. Tenía un carácter firme para seguir al Maestro cuando todos los abandonaron, junto con su hermano mereció el nombre de Hijo del Trueno, que le puso su maestro. El y su hermano eran sumamente celosos. Pero dispuesto a crecer en la sombra, cuando valiéndose de su madre le piden a Jesús que les nombre ministro en el Reino que Jesús, según ellos va a plantar.

FELIPE: era un hombre espontáneo, pues sin preguntar, siguió a Jesús, era un buen relacionador publico, pues trajo a Jesús a Natanael y en comunicación con el se pusieron los griegos para hablar con el Maestro. Tenía una concepción muy elevada de la práctica, aunque hacia preguntas no entraba en discusión. Era apegado a lo material, pues no discernía el Ministerio de Jesús, ya que llego a preguntar por el Padre.

BARTOLOME O NATANAEL: que era muy sincero, no se puede dudar, pues el mismo Jesús dice de el que en el no había engaño.

TOMAS: era externadamente pesimista, frío, calculador, cauteloso. Tenia momentos de decisiones trascendentales, cuando sabiendo que los judíos querían matar a Jesús, propuso ir también para morir con el, cuando supo lo de la muerte de Lázaro, pues era necesario acompañarlo en ese momento. Era tan escéptico y pesimista, que en cada oportunidad presagiaba un nuevo fracaso, ya que cree que se va a perder en el camino a la verdad ya que niega saber a donde Cristo iba. Su temperamento sanguíneo lo hace parecer impulsivo, colérico, hombre de arranques.

JACOBO el hijo de Alfeo, que pasó desapercibido, por lo cual deducimos que era tímido, reservado y frío.

JUDAS, llamado Lebeo a quien Jesús apellido Tadeo, era hermano de Jacobo el hijo de Alfeo, también retraído como su hermano.

MATEO: el publicano, hombre sin ningún concepto de la patria, de la libertad, avariento; aunque desprendido al conocer a Jesús, era hospedador.

SIMON CANANITA: hombre patriota, celoso de las cosas de Dios, por lo cual era capaz de cometer los crímenes mas horrible.

JUDAS EL DE QUERIOT: De bajos sentimientos, traidor, ladrón, tacaño, buen administrador, hipócrita. Era infame.

Con este equipo de hombres, uno por cada tribu de Israel, daba a entender que el era el Mesías, el que había de venir, el que estaba entre ellos. Los escogió así, porque era así era que convenía que fuera.

"Dios toma a los hombres tales como son, con los elementos humanos de su carácter, y los prepara para su servicio, si quieren ser disciplinados y aprender de el. No son elegidos porque sean perfectos, sino a pesar de sus imperfecciones, para que mediante el conocimiento y la practica de la verdad, y por la gracia de Cristo, puedan ser transformados a su imagen." Nos dice Elena de White.

Sermón del Monte

Mateo: 5 hasta el 7:29, Lucas: 6:20-49,

Después de haber hecho la elección de sus apóstoles, y con una multitud por delante de Él como el número de las arenas del lago de Galilea, entre los que se encontraban representantes de Judea, y de Jerusalén, de Tiro y de Sidón, que habían venido para escuchar sus palabras y recibir alivio de sus males. Con la multitud por delante, teniendo de fondo las cristalinas aguas del lago, y los rayos del sol naciente, levantándose débiles y trémulos, que venia a ser completado por el gorjeo de las aves que contemplaban azorado lo que a su vista se presentaba, a la ves que el olor del pasto y las flores silvestres llenaba el recinto; sentándose sobre el manto verde de la ladera, el Maestro empezó su discurso de ordenación, el cual no es mas que epitome de lo que ellos habían visto de el, desde el principio de su ministerio publico.

No había que apresurarse, todo tenía que ser dicho despacio, en orden y de una manera sistemática. Como todas sus enseñanzas, estas solamente no tenían que ser oídas, tenían que ser retenidas en el corazón, para que pudieran llenar los objetivos generales y específicos que con ella el Maestro se proponía. Tomó asiento de cara a sus discípulos y a la multitud, se dirigió a los primeros señalándolos, y de tal forma que se voz fue llevada por la brisa de la mañana, y cual gotas de rocío que resbala por los pétalos aterciopelado de las cándidas flores, penetró en el oído de sus oyentes. Con una franca salutación, mas épica que los cantos de Píndaro, a la ves que sobrepujaba en frescura y belleza a Demóstenes y a Cicerón en las Catilinas. Llamó a los que había elegido, felices. Y conociendo el tipo de hombres que eran le expuso la naturaleza y forma de pensar de los que serán habitantes del Reino que el como Mesías ha venido a plantar.

Era limpieza de pensamiento y de espíritu lo que se exigía para poder penetrar al Reino por venir. Fue entonces cuando procedió a compararlos a ellos con la sal de tierra y la luz del mundo. Después procedió a darle su sentido espiritual a la Ley, a la vez que refuta lo que sobre Él se decía que quería destruir la Ley de Moisés y la enseñanza de los profetas. No había venido a quitar la ley, pero si a higienizar y a exponer los principios profilácticos que debían ser aplicados para que la Ley fuera un gozo y un descanso para los que Vivian según la voluntad de Dios.

Como los escribas y fariseos querían que el expresara sus conceptos sobre la Ley del Sinaí; el aprovecha para que sus discípulos también queden claro sobre su manera de pensar. Quería que sus discípulos no tuvieran duda de que en su oposición a la hipocresía y el formalismo, se pudiera creer que Él quería echar por tierra los santos principios… mientras existiera el cielo y la tierra, esos mandamientos iban a permanecer inmutables, ya que son el vivo espejo del carácter del Creador.

Estos mandamientos hay que tenerlo muy presente y no olvidarlo, ya que el quebrantamiento de uno de ellos nos inhabilitaría para poder vivir en el Reino de Dios. Pero de estos mandamientos hay que cuidarse, no es que por mantener un apego a la Ley, nos vamos a olvidar de los pequeños actos de misericordia. Dios solamente no es justo, sino que también ama la justicia, y sus hijos no se protegen contra la apariencia de espiritualidad no podrán ver el Reino que Él les esta preparando.

Jesús que hasta el presente está ilustrando sus palabras con ejemplos de la naturaleza, de la vida cotidiana, es por eso que la emprende contra los fariseos y escribas. No le bastaba a sus seguidores ser religiosos a la manera de estas esfinges, era preciso sobrepujar en justicia a estos hombres, que olvidaban lo principal, por seguir tras lo accesorios.

No hay razón para que uno se enoje contra su hermano, porque esto equivale a matarlo; y era mas todavía, el pecado estaba en el corazón no solamente en las obras externas. Jesús establece que el principio de ejecución de un hecho pecaminoso, no hay que empezarlo a contar desde el momento en que se empieza, sino desde que en el corazón se anida el ánimo de pecar.

Establece Jesús el principio jurídico de que es preferible un mal trance, que un buen pleito. La prudencia es madre de la vida tranquila, es lo que Cristo nos aconseja. La sumisión puede mas que la fuerza y que la violencia. La razón por la cual el sol ganó en la disputa de la leyenda, fue por que fue paciente y sumiso, hizo grandes esfuerzos para hacer que el viajero se despojara de su manto.

El amor debe ser la base de toda religión en la que Jesús sea el centro, y amor es lo que el Maestro aconseja. ¿Que gracia tiene el amor a los que nos aman? Acaso no es eso lo que hacen los simuladores de religiosidad y no la tienen.

Si las cosas fueran en realidad como hasta ahora lo vienen haciendo los escribas y los fariseos, ¿como vamos nosotros a ser Hijos de Dios? Como el Hijo es el vivo retrato de su padre, nosotros como hijo de Dios, debemos luchar por la perfección, ya que Dios lo es.

Recordando lo que paso en el desierto de la tentación, conseja a sus seguidores a cuidarse del exhibicionismo, y nos manda a observar la discreción que tantos pecados cubre, al igual que la caridad, ya que la falta de la misma hace que buenas obras parezcan aborrecibles ante los ojos de Dios.

Una oración modelo es pronunciada por Jesús, la cual nos hace parecer una relación familiar, ya que Dios es el Padre a quien se dirige. No es necesario parecer floripondioso, no hay que multiplicar palabras o utilizar formulas sacramentales para poder tener derecho a penetrar a la presencia de Dios. Es Dios que pone en nosotros los deseos y las necesidades; pero El quiere que nosotros se lo pidamos, para que sepamos que nosotros dependamos de El para podernos mantener con vida.

Sobre todo debemos estar seguro de parte de quien estamos en el combate de esta vida, y recodarle las palabras de Josué:"Escogeos hoy a quien sirváis", porque no es fácil repartir la adoración entre dos dioses. En el culto a Dios no hay términos medios, se es o no se es, se adora a Dios o a Satanás. No hay términos neutrales, lo que no es frío ni caliente es tibio. El color resultante del negro y el blanco es gris; lo que no es dulce ni salado es insípido. Los seguidores de Cristo tienen que estar bien definido.

No hay lugar a ambivalencia, a dobleces del culto. Cristo quiere que sus seguidores estén identificado, que se sepa bajo que pabellón están luchando, que su hablar sea si, si, no, no.

Una persona que se te entregue a Cristo y que hace de Cristo su centro, su vida, su principio y su fin, no tiene que preocuparse por nada; Dios que es proveedor le dará de todo. ¿No mantiene Dios a los pajarillos que pueblan el aire? Si los pájaros que fueron creados para morir no tienen que preocuparse por su alimento, ya que Dios es que le alimenta y ellos no se afanan para nada, ¿Por qué lo han de hacer sus hijos amados? ¿El que cuenta las estrellas, y cura a la oveja de pierna quebrada, no socorrerá a sus hijos amados?

¿Y que lo del vestido? Que mas ejemplo que los vestidos policromados de las flores, las cuales quiso Salomón imitar y no pudo.

Luego la regla de oro, mandamiento de buena convivencia, aseguradora de la armonía entre los hombres: "no juzgue para que sea Juzgado." Lo que tu quieras que los hombres te hagan, hazlo tú por ellos.

Aunque vosotros hayáis elegido el servir a Cristo por sobre todo en la tierra, no debéis descuidar la oración, y pedirle al Padre como hijos perseverantes, pidiéndole fe y amor para no caer en las redes de los falsos profetas, que disfrazados como seguidores de la verdad, son desparramadores del rebaño. De la misma manera que entre ellos habían espías de los escribas y de los fariseos, se iban a mezclar con la congregación para hacerle salid de la verdad.

Pero no basta con decir que se es de Cristo, es necesario hacer la voluntad del Padre, de la misma manera que el como hijo ha venido a enseñarlo, a obsederle el que está dando el discurso. La vida cristianan es practica. No sólo palabra, es necesario que la palabra que el ha hablado debían ser el fundamento de todos lo que habían escuchado, de la misma manera que el cimiento o zapata es el sostenimiento del edificio, eran esas palabras las piedras angular de la vida cristiana. La fe que ellos habían escogido y el carácter de los moradores del Reino por venir se debían manifestar en acción.

La obediencia es el corazón de este Sermón de ordenación a sus Apóstoles. Es por sumisión a Jesús que nosotros podemos recibir el Espíritu de Dios y luchar contra las aflicciones de este mundo que se multiplicaran como las gotas de la lluvia en una tormenta. Los deseos de la carne que hinchen nuestros corazones y la rebosan como ríos que se han salido del lecho que le contiene; y finalmente las tentaciones del Príncipe de la tiniebla, que como un torbellino fabuloso nos lleno los ojos de las cosas que están llenas los reinos de la tierra.

Es la fe en Cristo y la obediencia a su palabra, lo único que nos puedes hacer mantener firme como un sólido edificio que tiene sus fundamentos en la roca firme. Jesús es la roca, y con la ayuda del Espíritu Santo, podemos mantenernos en sólida unida con el Padre. Nosotros estamos invitados a ser parte de la Familia de Dios, y se nos ha dotado de la carta de filiación para formar parte de la misma.

El siervo de Centurión

Mateo: 8:5-13, Lucas: 7:1-10;

Humildad y adulación se podría llamar este relato. Cuando Jesús terminó de sus palabras, de la misma manera que Moisés descendió del monte lleno de gloria, se levantó de la prominencia donde se había sentado para amonestar a sus discípulos, se dirigió con su Estado Mayor a su Cuartel General en Capernanum. Sus palabras, revestidas con la coraza de la Verdad, eran con poder. El que habla la verdad está poseído por la elocuencia, y el espíritu de convencimiento.

Entrando a la ciudad fue recibido por una embajada de ancianos de los judíos, que le enviaba al Mesías el jefe de la guarnición romana que estaba de puesto en la ciudad.

A nosotros nos resulta este incidente altamente significativo; pues encontramos a un Centurión romano, que quien sabe había sido descendiente de los legionarios de Julio Cesar en Bretaña y pacificador de las Galias. Cuando este Centurión era un infante, o que su padre o abuelo lucharía en Germania al lado de Varrón, o quizás seria descendiente de los hombres que fueron a la región con Pompeyo, cuando este tomó Jerusalén y los contornos. ¿Qué hombre era este que tenía en estima a un siervo? ¿Qué importancia tenia una propiedad que costaba treinta piezas de plata?

Este Centurión, que era romano, conocía sin duda la filosofía de los griegos y por su condición de militar tenia amplios conocimientos del Derecho romano, en los cuales, según Aristóteles, la esclavitud era un hecho natural y hasta legítimo; y por lo que sabemos, Cicerón parece admitirlos como una necesidad para la vida. Por lo que nos enseña Ulpiano, el propietario de un esclavo tenía derecho de vida y de muerte sobre sus esclavos.

En lo que concierne a la vida civil, el esclavo, según se lee en las "Instituciones Jurídicas" de Gayo, en el comentario Primero, el acápite 52, el esclavo estaba bajo la potestad del dueño y era del dueño las cosas que el esclavo podía tener. Ser esclavo en los días de este relato equivalía a estar muerto en vida, pues era tan grave su Interdicción que no podían actuar en justicia, contratar, casarse civilmente, no tenia derecho político, etc.

Después de conocer todo esto, este Centurión, pudo de haber exigido los servicios del medico de la legión; de consultar otros médicos en Capernaum, quien sabe si lo mandaría a Roma o Alejandría para que le curaran; pero todo era en vano. Es por eso que se decide a pedirles a los ancianos de la ciudad, que le pidan ellos a Jesús que por favor interceda.

Los ancianos no querían ir, es muy probable, pues ya Jesús había tenido fricción con los escribas y fariseos, y es más probable que a los ancianos se les había comunicado desde Jerusalén que ningún trato con Jesús se podía tener, y mucho menos admitirle en las sinagogas o pedir sus servicios. Estos hombres, porque no, de malas ganas, y con las cosas de la tierra en su mente, creyendo que enumerándole las obras de este hijo del Latió, convencerían a Jesús. Es por eso que dicen:"Mira Jesús, este Centurión se merece de ti ese favor, ama a nuestra nación, y prueba de su religiosidad, nos ha construido un sinagoga".

Lo que estos ancianos le decían a Jesús, es lo que nosotros decimos que se llama Derechos Adquiridos. En otra palabra, seria injusto que Jesús no le concediera esa simpleza. Que le podía costar ir a su casa y curar el siervo de ese hombre que desde hacia mucho tiempo tenia merecido todo lo que el pudiera pedir.

Jesús sabía que un alma piadosa lo necesitaba y por eso se fue a la casa de esa oveja descarriada de la casa de Israel, sabedor de los acontecimientos que muy pronto se iban a desarrollar. Nos dice el Evangelio que aquel que los ancianos judíos creía merecedor de todo, comprendió su propia miseria, y por medio de un amigo le mando a pedir formales excusas, porque el no era digno de que Jesús entrara en su casa.

El estaba convencido de que las enfermedades y dolencia estaban sujeta a las palabras del Señor, que solamente el tenia que dar, a distancia la orden y el siervo se iba a curar. Si el que era un hombre sujeto a debilidades, le decía a un soldado o a uno de sus siervos que hagan algo y lo hacían; y si sus superiores le ordenaban alguna cosa, el tenia que obedecer, porque a el le estaban sujetos, el también estaba sujeto. Cuanto más Jesús, que sin necesidad de ver a su siervo, podía ordenar al mal que saliera del cuerpo de su esclavo, esta tenia que obedecer, abandonarlo.

Jesús aprovecho esto, para decirles a los ancianos, que en Israel no se encontraba un hombre que estuviera tan fuertemente unido a Dios por medio de la fe como este. Vio Jesús su Evangelio predicado por todo el mundo, vio el reino de Dios poblado de gentiles, sentado en compañía de Abraham, Isaac y Jacob. Una fe tan grande, tuvo respuesta y Jesús sano al muchacho, nos dice Lucas que era medico. Porque nadie puede ir a los pies del Misericordioso y Compasivo Padre, y no recibir lo que pide. ¿El que le dio el oído al hombre, no oirá a sus hijos que claman a Él?

EL HIJO DE LA VIUDA DE NAIN

Lucas: 7:11-17

Todo parece indicar que el Ministerio mesiánico de Jesús estaba llegando a su final. Había reprendido duramente a los altos dirigentes de la nación, y es en esta la ultima ves que los encontramos, y nos hablo de llamar al banquete del Reino de Dios a gentiles, echando fuera a los que fueron convidados originales.

Después de este incidente, abandonó la ciudad, y por el relato de Lucas lo encontramos a unos 30 kilómetros de Capernaum, al suroeste del monte Tabor, donde se encontraba anclada la ciudad de Naín, en las alturas del valle de Esdraelon, y hasta aquí lo siguieron una gran multitud.

Cuando Jesús y su comitiva iban a penetrar por la entrada de la ciudad, un cortejo fúnebre abandonaba la misma con dirección a la necrópolis. Al preguntar lo que estaba sucediendo, le contaron que el muerto era el hijo único de una pobre mujer viuda.

La escena era tétrica, el dolor de la madre desgarraba el ánimo de los presentes, todos lo vecinos se esforzaban por consolar a la triste mujer. Jesús se compadeció de esta mujer en su agonía. La puerta a la tumba no podía abrirse para recibir en su frío seno a un hijo que pronto iba a ser la causa de la muerte de la anciana desvalida. Con la misma bondad que al paralítico en Bethesda, le pregunto que si quería ser sano, le dijo a la madre: "No llores".

El cortejo fúnebre se detuvo, cesaron de llorarlas plañideras, los tocadores de flautas dejaron de herir el aire con sus fúnebres acentos, y dirigiéndose al difunto le ordena: "Mancebo, a ti te digo, levántate."

Y la sombra de la muerte salió del cuerpo sin vida, el color pálido de su rostro le abandono y el joven se incorporo, y pregunto que había sucedido. Había escuchado la misma voz que ordenó en el principio que las cosas sucedieran. La enemiga de la humanidad, la intrusa muerte, tuvo que salir del cuerpo ya sin vida, porque uno mas grande que ella había ordenado al joven yaciente que se levantara.

Jesús tomo al joven de la mano y se lo entrego a su madre. El milagro estaba realizado. El poder de Dios retraía las leyes de la naturaleza, porque así convenía al propósito Divino.

Con esta señal de su poder, Jesús se revelaba como el que había de venir, y todos los que le vieron tuvieron miedo, y glorificaron el nombre de Dios.

El Hombre-Dios se ponía por sobre, encima de las leyes naturales, estableciéndole limites, sujetándola debajo de sus pies y mostrando que aun la muerte estaba controlada por su poder. Era un anticipo de los que están en los sepulcros, los cuales han de oír la voz de aquel, que fue declarado Hijo de Dios con poder, mediante la resurrección de entre los muertos. Su voz dulce, fue la misma voz de trompeta que despertará a los que duerme en Él, porque la muerte no es tan fuerte, que pueda sujetar a los que Él llame. Al resucitar al hijo de la viuda de Naín, Jesús marco el precedente de que los que están en la tumba pueden también oír su voz y obedecerle.

Los mensajeros de Juan

Mateo: 11:2-19, Lucas: 7:18-35;

La última ves que supimos de Juan el Bautista, lo dejamos en prisión por haber condenado la lascivia y concupiscencia de una mujer deshonesta y vulgar. Hacia mas de una año que el Bautista estaba en Macaerus, la fortaleza del risco, en el sur de Galilea, por el oriente del mar Muerto.

Como muchos de los discípulos de Juan se habían unido a Jesús, desde que la orilla del Jordán, el Precursor lo había identificado como el Cordero de Dios. Pero no todos los discípulos de Juan le habían seguido, sino que preso Juan, ellos andaban detrás de Jesús y no pocos estuvieron presentes durante los milagros de Capernaum, la gira de Galilea y Jerusalén.

Estos seguidores de Juan, fueron a la cárcel y le contaron todos los milagros y palabras que el Mesías había anunciado; pero Juan no quería que sus discípulos estuvieran apegados a él. Ya su ocaso estaba predicho por él mismo, y aprovechando sus últimos recursos, envió a los mismos que le habían llevado la nueva, para que Jesús mismo le dijera que el era el Mesías.

Juan comisiono a sus discípulos para que le preguntaran si El era ese de quien hablo Jacob a su hijo Judá, cuando le hablo de Siloh, el que había de venir. Si El era el Deseado de todas las Gentes, que iba a honrar el segundo Templo. Apresuradamente salieron los mensajeros, y es probable que encontraran al que buscaban entre Naín y Capernaum. Fieles discípulos dijeron: "Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: ¿eres tu aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

Jesús no dijo nada. ¿Por qué hablar cuando los hechos son más elocuentes? Lucas nos dice:"Y en la misma hora sano a muchos de enfermedades".

No había que decir a Juan las palabras que el había dicho, si el que iba a venir se iba a manifestar con grandes señales y milagros. No era que el confesara yo soy el Cristo, el Mesías, sino que con sus obras estaba proclamando a los cuatro vientos quien era.

Jesús no se reunió en privado con los embajadores de Juan, sino que públicamente mostró el poder de Dios por medio de los milagros. Los embajadores tenían ellos que convencerse por medio de lo que sus ojos veían, que Juan era fiel al decir que Jesús era el Cordero de Dios; y la profecía se cumplía en Juan cuando lo señalaba como el que preparaba la venida del Señor.

Jesús no se detuvo con los emisarios a explicarle las Escrituras; sino que obró. Las obras que el Mesías tenía que realizar, estaban siendo realizadas. Por los milagros que dicen los Evangelistas, o este encuentro sucedió en las Puertas de Naín, o era común que Jesús resucitara a los muertos, pues el Mesías despacha a los enviados con estas palabras: "Id, y ha saber a Juan las cosas que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos son limpiados y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio. Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mi".

No era la aparatosidad de ejércitos enormes, con sofisticadas maquinas de guerra, con la estrategia y la poliorcética de las academias militares, los campos de martes y patios de entrenamientos, que el Reino del Mesías se iba a establecer en la tierra. No iba el Mesías a proclamarlo en las plazas, mercados y callejuelas de la ciudad, que su Reino ya estaba a la puerta. El poder sanador de Dios estaba obrando para dar testimonio, que el que estaba operando esos milagros, era el mismo Ungido del Señor. Era predicando la liberación del corazón encarcelado en el pecado, sacando del lago cenagoso a los inválidos que estaban estancados en el, llamando a la vida a los que estaban muertos en sus pecados, aliviando a los que en realidad necesitaban ser aliviados.

Era un hombre bendito el que no encontraba dificultad en seguir las palabras e instrucciones del nuevo Maestro. Cuando estos dos hombres partieron a rendir su informe a aquel que le había enviado, tomo Jesús la palabra para hacer la apología de Juan:

¿Quién creen ustedes que era Juan? ¿Una caña que agitaba el viento? ¿Un hombre cubierto de delicados vestidos? ¿Qué vieron un profeta?

Una caña no era, pues el viento sacude fácilmente a las gramíneas y ciperáceas, y sus cuerpos cilíndricos seden ante la primera presión y son ensuciadas por el lodo pestilente donde crecen. Juan no era un hombre vacilante, pusilánime, destemplado ni de ánimo anémico, sino todo lo contrario. Juan era un hombre nacido para la lucha, y hecho con el material que con se construyen los grandes hombres. Su verbo era solo un reflejo de sus sentimientos. El coraje y el valor, eran dos prendas que engalanaban su persona.

No era el Bautista un hombre de vestiduras delicadas. Es seguro que eso le hacia afeminado, petimetre, con aire de mundano. Juan vino a reprender los vicios y las costumbres deshonestas de su tiempo. El que quiera ver un figurín tiene que ir a los palacios de los reyes, donde los bichos palaciegos pululan, infectado todo lo que es tocado por su sombra. La molicie no se avenía con la personalidad de este hijo del desierto.

¿Qué creen que era, un profeta? Tampoco. La misión de un profeta era pequeña comparada con la misión de Juan, aunque su función era profética, era mas grande que la de un profeta, pues era de Juan que la escritura decía: "He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz" Todos los profetas, comenzando desde Enoc, hasta el ultimo, anunciaron el Mesías que había de venir a convertir al erial de este mundo en un jardín placido y tranquilo; y cupo a Juan el ser el pregonero, que con la unción del Espíritu Santo vio con sus propios ojos al rey Mesías que iba a poner fin a la miseria del mundo.

Entre los hombres nacidos de mujer, era Juan el mas grande, por ser el designado por Dios desde antes de su nacimiento para anunciar la llegada del Rey. Pero los discípulos de Cristo estaban llamados a ser mas importantes que Juan con todo lo que los profetas decían de Él, pues si es cierto que el iba delante del Mesías, los seguidores del Mesías, al trabajar junto con Él, tenían un privilegio mucho mayor, mas claro y distinguido.

Juan fue mensajero que anunció la venida del Cordero; los discípulos de Cristo fueron testigos oculares que dicen lo que ven. Juan allano la senda por donde el Mesías iba a transitar; los seguidores del Cristo son los invitados a ollar con sus pies el camino que Cristo abrió a través de la avenida de su carne. Juan anuncio al Mesías que había de venir; los discípulos de Cristo comparten con el en medio de los sinsabores y goces de la vida.

Para merecer este galardón en necesario luchar, combatir como soldado esforzado contra las insolentadas tropas de Satanás que obstruyen el camino al Cielo. Juan tiene su lugar en la Historia de la Salvación, él como heraldo de la primera venida del Mesías, también le corresponde su lugar junto a los seres redimidos de todas las edades.

Es por eso que el reino de los cielos es para los valientes. ¿No rechazan a los publicanos y pecadores por que comen y beben, los maestros de la ley? Y eso mismo a los que ellos llamaron pecadores, oyeron de buen gusto a Juan y se bautizaron.

¿No acusan a Juan porque no come ni bebe los dirigentes religiosos? ¿Si se como y bebe es malo y si no se come y bebe también?

No hay quien entienda a esta generación: si le tocamos para que ellos bailen y canten no lo hacen; y si nos lamentamos y gritamos no se sientan en ceniza ni se golpean el pecho como símbolo de luto y constreñimiento. Si ellos y sus doctrinas son la medida de todas las cosas, esa medida no da la talla que Dios requiere para entrar por la puerta estrecha y transitar el camino angosto.

Jesús predice juicios al ser rechazado

Mateo: 11:20-30;

El Ministerio de Jesucristo que había tenido su inicio en la ribera del Jordán, después del encarcelamiento de Juan se apresuro a Galilea, en la zona donde Herodes Ántipas era monarca. Fue Galilea el teatro de la predicación y manifestaciones los prodigios que el poder de Dios se hacia por mediación a Jesús. La gracia y el poder de Dios se habían manifestado de tal forma que el pueblo se maravillaba y temblaba de temor ante lo que los ojos de ellos contemplaban.

La vos de Elías había anunciado la venida del Mesías, y este mismo, ante la congregación había dicho que en el reloj del cielo la hora ya estaba cumplida. ¡Cuántos milagros a favor de los pobres! ¡Cuantas palabras de aliento y alivio a favor del necesitado!

Lo que parecía ser un Ministerio, revelaba el fracaso. Donde se había sembrado trigo, se estaba recogiendo cizaña; habiéndose sembrado uvas, se cosechaban uvas silvestres. Los que se habían beneficiado de los favores eran los más males agradecidos.

La campaña que los maestros de Israel habían desplegado en contra de Jesús estaban cimentado en el animo del pueblo. Los que notaban la gran diferencia entre la enseñanza de Jesús y la de los fariseos, no estaban en disposición de cerrar fila debajo del estandarte de la verdad. Sabían que enseñaba con poder, pero sus voluntadas se mantenían anquilosadas en el pasado. Como una rémora pesaba la tradición y el formalismo. La tradición de los ancianos podía más que la palabra viva de Dios. Sus vidas se resistían al cambio.

Con gran pesar, contemplo Jesús que el corazón de los hombres era mas propenso a los afanes de este mundo que a las cosas imperecederas del Reino de los Cielos. Con el corazón quejumbroso fue que reconvino a las ciudades de Corazín y Bethsaida, por haber sido testigo de sus hechos y no querer aceptar la verdad. A mayor manifestación de la luz, estas ciudades se empeñaban en oculta el sol que le alumbraba. Los ciudadanos que tantas pruebas del amor de Dios, tanto socorro recibido, habían encallecido sus conciencias y cauterizado las fibras de su corazones, para no recibir la verdad.

Que comparación más disímil hizo el Señor. Tiro y Sidón, las dos ciudades fenicias. Los ciegos adoradores del Baal y Astaret, dioses aborrecibles y detestable, se hubieran arrepentido con la mas contrita humillación y vestir sus cuerpos del rudo saco de los penitentes y acostado en ceniza para implorar perdón.

También Capernaum, la ciudad que el había escogido como capital de su estadía, la que se podía sentir orgullosa, porque en ella descanso, la testigo de todo su amor no podía quedar impune. Si bien era cierto que su prosperidad era grande, su belleza y bonanza económica, si ellos habían alcanzado el pináculo de la gloria, iba a ser bajada hasta las profundidades de la muerte y convertidas en depósito de inmundicias y suciedad.

Si las ciudades malditas del valle de Pentápolis, hubieran tenido la oportunidad de ella, de ver la gloria de Dios, estuvieran todavía como testimonio para todo el mundo. Cristo nos invita a que vayamos a El, y que hagamos parejas con Él, que nos enyuguemos, para que con su carga podamos nosotros descansar. Para que sintamos alivios en su fatiga, frescura en su sudor. La carga del Maestro no pesa, el dice que es fácil de llevar, así como su yugo. El amor es el mejor aliciente, cuando la fatiga y la extenuación se apoderan de un cuerpo cansado. Más que llevar la carga de Jesús, debemos llevar a Él las nuestras.

JESUS ES UNGIDO

Lucas: 7:36-50

Este relato es confundido con el de Mateo: 26:6, Marcos: 14:3, Juan: 12:3. Pero a la verdad son dos relatos muy distintos, de lo cual nos ocuparemos mas adelante, cuando nos toque llegar hasta él. El relato de Mateo, Marcos y Juan es paralelo, pero este de Lucas, es un relato distinto.

Es un líder religioso el que le pide a Jesús que vaya a su casa y le honre compartiendo con él la mesa. Sentado Jesús en la mesa, una mujer, quien sabe que vulgar prostituta, trajo un frasco de ungüento y lo derramo completo sobre los pies de Jesús. Lucas nos dice que la mujer era bien conocida en la ciudad por su vida de pecado.

Después que la mujer hubo realizado esta acción, no pudo soportar más tiempo los impulsos de agradecimiento, respeto y veneración que sentía el convidado del fariseo e irrumpió a llorar. Postrada, de hinojos, todas sus lágrimas la vertía en los pies de aquel que apartaba sus pasos para no herir a las margaritas silvestres, a los cardos y espinos que nacían a la vera del camino.

El torrente de sus lagrimas, al mezclarse con los empolvados pies del Nazareno, tomaban la apariencia de estar enlodados y cenagosos, y fue entonces cuando la mujer, con sus largos cabellos, orgullo de las hijas de Sem, lo uso como toalla para secarlo. Tan compungida estaba, que daba besos en los pies, al reconocer que eran los pies más benditos que habían hoyado la tierra.

Simón, que ese era el nombre del fariseo, al ver como Jesús recibía los honores de esta mujer, como si fuera el presente de una dama honrada, se molestó. El, que en un principio habría albergado algún concepto sobre Jesús, que quizás le creyera el Mesías o por lo menos un profeta, pensó en su corazón: "Este, si fuera profeta, conocería quien y cual es la mujer que le toca." ¡Qué paradoja! Solo cuando se equivoca Simón, es que está en lo cierto. Jesús, que era el Mesías, también conocía los corazones y los pensamientos, y por eso recibe el homenaje de la mujer, y procede a dar satisfacción al que le había convidado.

Quien conoció el pensamiento del fariseo, como también conocía el pensamiento de la mujer y por eso había recibido su honra fúnebre; y no queriendo que Simón albergara dudas, y a las ves para manifestar su poder mesiánico le dijo: "Simón, una cosa tengo que decirte".

Simón espero a que Jesús le dijera lo que tenia que decirle. Entonces Jesús procedió con su parábola. A este respecto, Elena G. White nos dice de manera muy aceptado: "Como Natán con David, Cristo oculto el objeto de su ataque bajo el velo de una parábola. Cargo a su huésped con la responsabilidad de pronunciar sentencia contra sí mismo. Simón había arrastrado al pecado a la mujer a quien ahora despreciaba. Ella había sido muy perjudicada por él. Por los dos deudores de la parábola estaban representados Simón y la mujer. Jesús no se propuso enseñar que grado de obligación debían sentir las dos personas, porque cada una tenía una deuda de gratitud que nunca podría pagar. Pero Simón se sentía mas justo que María, y Jesús deseaba que viese cuan grande era realmente su culpa. Deseaba mostrarle que su pecado superaba al de María en la medida en que la deuda de quinientos denarios excedía a la de cincuenta."

En la parábola estaban representado los dos deudores: la mujer y Simón. Simón era doctor de la Ley, conocía muy bien la enseñanza de Moisés, los dichos de los profetas; la mujer era una prostituta, no tenía freno para sus paciones. Tanto Simón con la Mujer tenían una deuda con el Señor. Tanto la prostituta como el grave fariseo eran deudores, no tenían con que pagar, podían ser sometidos por la Ley judía, pues Moisés había dicho que cuando alguno de los hijos de Israel empobreciera, iba a ser tenido como un criado o como un extranjero y los hijos de el también, para que pudieran aminorar la deuda, Lev.25:39-41

En el derecho Francés se conocía una figura jurídica muy parecida a esta en la que el amo podía emplear, y era el CONTRAINTE PAR CORPS, que aunque muy variada, la conocemos como un apremio corporal.

El fariseo fue quien dio la sentencia y Jesús hizo la aplicación. El mismo Simón propuso el terreno para lo que Jesús le iba a echar en cara por su falta de hospitalidad y mal trato. El que se consideraba justo, el que había hecho la estipulación de su deuda en cincuenta denarios, no iba alcanzar el perdón; pero quien mas debía, era perdonado, porque obro para pedir y alcanzar perdón.

La fe salva, y es por eso que Jesús le delata delante de los presentes al igual que al paralítico, en Marcos le dice: Tus pecados te son perdonados.

Y de nuevo los presentes murmuraron. Es entonces, y para que no importune más a la mujer, la despacha en paz, ya que su fe había sido el vehículo por el cual ella había llegado hasta el conocimiento de la salvación. Sea poco o mucho, todos hemos pecados. La gracia de Dios es tan grande, que Cristo murió por todo el mundo; pero esa muerte solo le es provechosa, al que pide perdón de sus pecados y se arrepiente. El justo cae siete veces, y se levanta, pero los impíos solo caen una vez, y no hacen esfuerzo por levantarse.

LOS DOCE EN GALILEA

Lucas: 8:1-3

La vida de Jesús era un continuo anunciar el Reino de Dios. Su vida era el servicio a los demás. Aunque rechazado en Galilea, la visita de nuevo para darle una nueva oportunidad. Este viaje no se ve detrás de el la gran multitud, sino que es un grupo mas selecto: los doce y un grupo de mujeres que le asistían en la mesa, como una prueba de agradecimiento por los favores recibidos de manos de Jesús.

María, que era de Magdala, la cual tenía demonios y Jesús había curado, y los cuales no la dejaban en paz, manteniéndola en estado de locura. Esta era una sierva fiel y solicita, dispuesta a servir a su bienhechor por sobre todas las cosas.

Hoy día se dice que esta Maria de Magdala era una prostituta; pero creemos que no hay bases escritúrales para lanzar contra ella tan terrible acusación. Unas de la razones por la cual a esta seguidora de Jesús se le colgado este san benito, es el siguiente. Los judíos decían que sobre las personas se posesionan siete demonios, y que el primero era el demonio de la lascivia. Al decir el Evangelio, que Jesús había expulsado de ella estos demonios, se entendía que en su lascivia y promiscuidad, había sido una prostituta. El argumento de prostitución, es infundado.

Juana, la mujer de Chuza que era supervisor o mayordomo en la casa del rey Herodes Ántipas. También Susana: de la cual no sabemos más de lo que nos dice Lucas.

Junto a estas mujeres, estaban, María la madre de Juan y Jacobo, la suegra de Pedro, Salome, y tal ves las dos hermanas de Lázaro. Todas estas mujeres proveían a Jesús y a sus discípulos de lo necesario para que ellos continuaran en la predicación del Evangelio.

LA FAMILIA DE JESUS LE BUSCA. CURA DE UN ENDEMONIADO. LA BLASFEMIA DE LOS FARISEOS Y ESCRIBAS

Mateo: 12:22-37, Marcos: 3:19-30, Lucas: 11:14-15 y 17-23

Desde la elección de los doce, no habíamos vuelto a ver el relato de Marcos, pues en este relato nos encontramos en la casa del narrador del Evangelio de Marcos.[1] Tenemos que hacer una aclaración, y es la siguiente: la antigua versión de Reina-Valera, que es la que hemos estado siguiendo para estas notas, termina el versículo 19 del Cáp.3, con la expresión:" y vinieron a casa", esto lo dice después de enumerar la lista de los que Jesús escogió como apóstoles.

San Jerónimo en la Vulgata latina no hace esta consignación, tampoco el texto griego que tenemos por delante. Es por eso que este relato de la familia de Jesús buscándolo se debe iniciar con las palabras de Marcos.

Los evangelios o mejor dicho los comentaristas que dicen que Jesús tenia su Cuartel General en casa de Pedro en Capernaum, hecho que es constatado por el mismo Marcos, pero en este caso encontramos que Marcos nos dice que Jesús le dispenso una visita a su casa, a la casa del narrador. Ahora debemos entender, que esa primera persona que narra en este Evangelio, era Pedro. Y es en casa de Pedro, hecho que el esta presenciando con sus propios ojos, que le es traído a Jesús un endemoniado, con la agravante de ser ciego y mudo.

Al ver esto, los presentes recuerdan la prohibición de los rabinos, de no creer en lo que Jesús hiciera. ¿Pero, si este no era el Mesías, quien iba a serlo? ¿Haría el Cristo más señales que este? Partes de los concurrentes fueron a consultar con los fariseos para que le digan si en realidad era este el Hijo de David.

¿Pues no le dicen los fariseos, todo esto lo hace el, porque es por Belcebú, el dios de las moscas, el dios del estierco que Jesús hacia todo esto?

Jesús le dice que no, que no es por Satanás que los espíritus son echados, sino por el poder de Dios para librar a los prisioneros de Satanás. Nadie puede debilitarse a si mismo, y mucho menos para enfrentarse con el enemigo, por lo cual, si los demonios son echados fuera, por el poder de Dios, ¿no esta ya presente el Reino de Dios? ¿No son esos milagros los que testifican que el es el Hijo de David?

Si no es por el poder de Dios que se echan fuera los demonios, sino que es el príncipe de la tinieblas el que se destruye a si mismo o que obra en El, los exorcismo que realizan los discípulos de ellos, los fariseos ¿Con que poder es que lo realizan?

Puede que la dureza de su corazón para no recibir el Evangelio sea quebrantada un día, que dirijan sus criticas contra Él, no tenían ninguna dificultad, porque El le va a perdonar; pero decir que la obra del Espíritu Santo es obra de Satanás era demasiado. Si el Espíritu Santo es el encargado de convencernos de pecados, para que vayamos a Jesús, si nos enemistamos con Él, ¿Cómo vamos a ser perdonado?

Es cuando Jesús esta en medio de esta acalorada discusión en casa de Pedro, que se presentan a la puerta Jacob, José, Judas, Simón, sus hermanas y su madre María que querían llevárselo porque todos estaban convencidos de que estaba loco, fuera de su juicio cabal. María que guardaba tantas cosas en su corazón, no quería que su hijo amado fuera tenido por lunático y por eso le busca.

Jesús les recordó a los presentes, que en la lucha por la vida no hay términos medios, el que no esta por Dios, esta con Satanás, el que no recoge desparrama, el que no salva mata. Todo el mundo tiene que saber claramente en que lugar se encuentra. Pero no basta con decir que se esta de un lado o de otro, son las obras que realice los que los van a identificar, y que tuvieran mucho cuidado con dejarse llevar por el impulso de hablar, porque las palabras son las que condenan.

LOS FARISEOS PIDEN SEÑALES

Mateo: 12:38-45, Lucas: 11:15 y 24-30

Jesús continuo hablando, no hizo ningún caso a lo que le habían dicho que su familia le buscaba. Todo el que se oponga a la palabra de Dios debe ser tenido en poco. Las almas tiene que ser traída al Reino ante que cualquier otra cosa. Si Jesús había descuidado la alimentación material, era porque el consideraba que primero estaba darle nutrición a las almas hambrientas que necesitaban del alimento espiritual sin ninguna adulteración.

Es por eso que el que ha estado de parte de Cristo, cuando este llega al corazón de los hombres, habita en el alma del que le abre la puerta. En cambio, nuestro yo egoísta anda sin paz y sin sosiego. Pero al constreñir el espíritu de Dios que mora en todo aquel que acepta a Jesús como su salvador personal, el Espíritu Santo se aloja de esa alma, y el lugar que deja el Espíritu de Dios viene a ser ocupado por espíritus impuros. Renace nuestro yo, con sus bajezas y debilidades, siempre tendiente al mal.

Cuando nuestro yo, al ver que todo esta en orden, todo limpio y arreglado, sale y busca siete compañeros, para que todos juntos celebren la recepción como nunca ante la habían celebrado. El yo egoísta tenia convidado al Orgullo, ricamente vestido. El Orgullo se presentó arrogante y repugnante, haciendo alarde de su altanería y como siempre presuntuoso; la Ira, llegaría como siempre, emberrinchada, con los ojos arqueados y llena de enojo, llegaba afanosa y colérica, por no haber podido cometer un homicidio, y es por eso que esta maldiciente. La Envidia llega a regañadientes, celosa, siempre irritada con deseos de echarlo todo a perder, se tortura, por eso se quiere alejar del grupo, no quiere nada para nadie. Vino porque quiere estar. La Impureza quiere estar en todas partes también, infectarlo todo, que su veneno y su miasma lo llene todo; la Glotonería, tiene puesta su servilleta, el cuchillo en la mano y su tenedor, una enorme cuchara sopera para el postre, un tanque par el jugo de limonada las ensaladas y la carne azada, solo habla de comer, beber, su gran estomago tiene pintado una calavera roída por los gusanos. La Pereza llego a acompañada de Negligencias, el Tedio y el Descuido, después que Inercia, la Flojedad la Torpeza, junto con la Tardanza bostezaron mucho para en inclinarla, mientras ella roncaba plácidamente sobre el Desinterés. Por ultimo llego la Avaricia, era miserable, mentía, estafaba, todo lo quería tener sujeto y al igual que las demás invitadas, su aspecto inspiraba temor.

Pero la ceguera espiritual de los escribas y fariseos era insaciable. De la misma manera que el sepulcro no se harta, sus ojos pedían señales. ¿No eran las señales las pruebas de legitimidad del Mesías? ¿Por qué no hacer una señal? Si ellos no podían comprender las señales que el en sus propios ojos estaba manifestando, por medio del poder de Dios, entonces, el Mesías tenia que dar una señal y que las escrituras no dijeran que el iba a cumplir. Por primera vez, Jesús predice su muerte: "Como estuvo Jonás en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra".

Pero no olviden una cosa, los habitantes de la antigua Nínive se levantaran en el juicio contra ustedes, porque ante la predicación de Jonás se convirtieron a Dios y ustedes ante la predicación de Dios tornan sus corazones más duros que los ninivitas. Si tuvieran sus ojos limpios, vieran las revelaciones de Dios; pero como no tienen ojos limpios andan en tinieblas.

La madre y los hermanos de Jesús

Mateo: 12:46-50, Marcos: 3:31-35, Lucas: 8:19-21

La multitud parece que había crecido tanto que no podían los parientes de Jesús llegar hasta donde el se encontraba. Debían haber venido no de muy lejos; pero no sabemos que tiempo habían pasado buscándolo. De Nazaret cruzando por Tiberiades, Migdoc y Cinneret, fue en Capernaum donde lo pudieron localizar, en casa de Pedro. Al enterarse los familiares de Jesús de que este pasaba la noche entera en el monte orando, de que por todo lado se declara el Mesías, que desafiaba con sus enseñanzas a los escribas y fariseos, lo tuvieron por loco.

En Israel, se creía que el que estaba loco tenia espíritu satánico y en más de una ocasión los fariseos acusaron a Jesús de tener espíritus. Los hermanos de Jesús se hicieron eco de lo que los fariseos decían en torno a Jesús, y es por esta la razón que le encontramos buscando a su hermano para llevárselo con ellos a su casa de Nazaret. Dependiendo la versión que usemos, los hermanos y parientes decían que Jesús estaba frenético, fuera de sí. También sus propios hermanos estaban enceguecidos, y le atribuían sus milagros a la obra de Satanás.

Cuando se le comunico a Jesús que sus parientes le quieren ver, Él lanza una interrogante, a feliz decir de Marcos: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Era como si alguien dijera: los que están fuera y se preocupan por ti; pero fue el mismo quien dio la respuesta, señalando a los que estaban alrededor de Él, a los doce discípulos, a María la de Magdala, a Juana y a Susana, dijo: Estos son mis hermanos, hermanas y madre.

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