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Estrategias de aprendizaje en el aula (página 4)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

  • a)  Sueles hablar contigo mismo cuando estás haciendo algún trabajo

  • b) Cuando escuchas al profesor te gusta hacer garabatos en un papel

  • c) Te gusta tocar las cosas y tiendes a acercarte mucho a la gente cuando hablas con alguien

  • 4. Cuando te dan instrucciones:

  • a) te pones en movimiento antes de que acaben de hablar y explicar lo que hay que hacer

  • b) te cuesta recordar las instrucciones orales, pero no hay problema si te las dan por escrito

  • c) recuerdas con facilidad las palabras exactas de lo que te dijeron

  • 5. Cuando tienes que aprender algo de memoria:

  • a) memorizas lo que ves y recuerdas la imagen (por ejemplo, la página del libro)

  • b) memorizas mejor si repites rítmicamente y recuerdas paso a paso

  • c) memorizas mejor si escuchas la clase grabada

  • 6. En clase lo que más te gusta es que:

  • a) se organicen debates y que haya dialogo

  • b) que se organicen actividades en que los alumnos tengan que hacer cosas y puedan moverse

  • c) que te den el material escrito y con fotos y diagramas

  • 7. Marca la frase que más corresponde a tu manera de ser:

  • a) Eres visceral e intuitivo, muchas veces te gusta/disgusta la gente sin saber bien porqué

  • b) Tus cuadernos y libretas están ordenados y bien presentados, te molestan los tachones y las correcciones

  • c) Prefieres los chistes a los cómics

  • Registro de las respuestas: rodea con un círculo la respuesta correspondiente.

    Pregunta

    Respuesta A

    Respuesta

    B

    Respuesta

    C

    1

    auditivo

    visual

    kinestésico

    2

    visual

    auditivo

    kinestésico

    3

    auditivo

    visual

    kinestésico

    4

    kinestésico

    visual

    auditivo

    5

    visual

    kinestésico

    auditivo

    6

    auditivo

    kinestésico

    visual

    7

    kinestésico

    visual

    auditivo

    Resultado:

    Cantidad de respuestas Visual =

    Cantidad de respuestas Auditivo =

    Cantidad de respuestas Kinestésico =

    Estilos y procesos de enseñanza

    • INVESTIGACIÓN DE LOS ESTILOS DE ENSEÑANZA

    El tema de los estilos de enseñanza como enfoque de investigación arranca de la tipificación de la enseñanza en progresista y tradicional. En los años 20 se producen duros ataques surgidos de sectores cercanos a Dwey – que ya había afirmado que el sistema de enseñanza apoyado sólo en la exposición del profesor y en el libro de texto adolecía de serias carencias – que propugnan un enfoque activo, basado en el descubrimiento y en la acción, adscribiendo al profesor el papel de un guía u orientador educativo. Como se ve, la polémica es ya antigua y a lo largo de los años ha tenido momentos de predominio de uno u otro enfoque. La enseñanza tradicional o convencional se plantea como finalidad enseñar a los alumnos conocimientos, a partir de los textos y asignaturas y de las explicaciones del profesor, que es el que sabe. La enseñanza progresista entiende que la escuela no debe enseñar sólo conocimientos, sino valores y actitudes, ha de enseñar a los niños a vivir como niños, pone especial énfasis en el descubrimiento, en la experiencia, recomienda el trabajo en grupo y la utilización de los centros de interés y critica la división de las materias de estudio en los compartimentos estancos a que se reducen las asignaturas. En todo caso, este planteamiento no deja de ser maniqueo y reduccionista, y los estudios de Bennett se encargarán de explicitarlo.

    Bennett tiene diversos precedentes. Así, los estudios de Anderson y Brewer (1945) que categorizaron las conductas del profesor en dos polos: el del profesor dominante y el del profesor integrador. El primero crea un clima de clase en que los alumnos se muestran distraídos, sumisos y enfrentados a su actitud dominante. El segundo crea un clima en que domina la espontaneidad y un mayor compromiso y participación social de los alumnos. Son más conocidos los trabajos de Lewin y Lippitt (1938), que establecen tres tipologías de liderazgo: autocrático, laissez- faire y democrático y analizan su influencia en dos clubs infantiles. El líder autoritario o autocrático es directivo y controlador; el líder laissez – faire deja que el grupo funcione a su aire sin implicarse ni animar u orientar y el líder democrático alienta la participación del grupo, propone alternativas para su elección y promueve la libertad de elección. Los estudiantes que trabajan con un líder laissez – faire experimentan mayor cantidad de estrés, producen poco trabajo y desarrollan sentimientos de desengaño y frustración. Los alumnos de líder autocrático producen cuantitativamente más pero los del líder democrático tienen una producción cualitativamente superior. La diferencia entre el grupo dirigido por uno u otro de los últimos no se halla, pues, en la productividad sino en la calidad – mayor originalidad y espíritu crítico – y en las relaciones interpersonales del líder con los alumnos y de éstos entre sí. En el grupo autocrático las relaciones se caracterizan por la hostilidad, competitividad y alta dependencia y en el democrático por la apertura, cooperación, comunicación amistosa e independencia. Es mayor también la motivación. Sin embargo, los intentos de replicación del estudio de Lewin y Lippit, que pretendían estudiar las diferencias en las conductas de los alumnos sometidos a los tres estilos de liderazgo en diversos colegios, no obtuvieron los frutos esperados. La falta de una definición operativa del estilo de enseñanza junto con la frecuente confusión entre el estilo democrático y el laissez – faire explican los pobres resultados hallados. Esta pobreza de resultados condujo a un cambio de perspectiva y a abordar el estudio de los métodos y el análisis de la interacción, a los que nos hemos referido antes.

    Bennett, después de analizar los diversos estudios previos sobre estilos de enseñanza, llega a la conclusión de que las tipologías elaboradas eran parciales, ambiguas, dicotómicas – ignoraban la existencia de múltiples estilos intermedios – y basadas en muestras poco representativas. Para evitar los problemas detectados realiza un estudio con profesores británicos de 3º y 4º de Primaria dirigiendo un cuestionario elaborado al efecto a 871 directores y logrando respuestas del 80% de los maestros. Su estudio demuestra que el debate del estilo progresista y el estilo tradicional, planteado de manera excluyente, no guarda relación con la realidad educativa. Así encuentra hasta doce estilos de enseñar, cuyas características son las que siguen (Bennett, N. (1976):

    Tipo 1: Integración de materias, elección del trabajo por parte de los alumnos, elección del asiento, no se reprime el movimiento ni la conversación, se está en contra de la comprobación del rendimiento, deberes y calificaciones no se valoran ni se usan y se opta por la motivación intrínseca.

     Tipo 2: El control del profesor es bajo, se da integración de materias, menor posibilidad de elección del trabajo por parte de los alumnos, elección del asiento, poca representación del movimiento y la conversación y pocos exámenes.

    Tipo 3: Integración de materias, método expositivo y trabajo en grupo, bastante representación del movimiento y la conversación, mayor número de exámenes pero frecuencia de calificaciones inferior a la media.

    Tipo 4: Separación de materias, libre elección del trabajo tanto individual como grupal por parte del alumno, bastantes exámenes.

    Tipo 5: Mezcla de integración y separación de materias, trabajo en grupo que se elige libremente sobre temas indicados por el profesor, alto control sobre el movimiento pero no sobre la conversación, exámenes semanales.

    Tipo 6: Separación de materias, trabajo en grupo con tareas impuestas, trabajo individual en menor proporción, control suave del profesor y poca motivación extrínseca.

    Tipo 7: Separación de materias, metodología expositiva con trabajo individual, control estricto, no se permite el movimiento ni la conversación, castigo por las faltas, poca frecuencias de evaluación.

    Tipo 8: Separación de materias, metodología expositiva y trabajo individual, restricción del movimiento y la conversación, utilización del castigo y exámenes frecuentes.

    Tipo 9: Separación de materias, trabajo individual con tareas impuestas por el profesor, represión del movimiento y la conversación, colocación en clase según las aptitudes de los alumnos, pruebas frecuentes pero calificaciones poco frecuentes.

    Tipo 10: Separación de materias, metodología expositiva, trabajo en grupo con tareas impuestas por el profesor, calificaciones frecuentes, se premia el buen trabajo.

    Tipo 11: Separación de materias, metodología expositiva, trabajo individual sobre el tema impuesto, elección del sitio por parte del alumno, restricción del movimiento y la conversación, castigo físico.

    Tipo 12: Separación de materias, metodología expositiva, trabajo individual con tarea impuesta, no hay libertad de elección de sitio, restricción del movimiento y la conversación, numerosos exámenes y motivación extrínseca.

    De cara a dar más rigor a los resultados de la investigación, la validez de la tipología fue corroborada utilizando informes del personal de investigación sobre datos del cuestionario después de haber estado dos días en la clase del profesor, informes del inspector de cada centro sobre datos del cuestionario después de visitar a cada profesor y descripciones de los alumnos sobre cómo era un día de clase.

    Con los datos encontrados Bennett constata una gran flexibilidad en el estilo de enseñanza de los profesores, lo que tira por tierra el planteamiento dicotómico tradicional- progresista.

    Un objetivo fundamental de su investigación era analizar cómo influían sobre los aprendizajes de los alumnos los estilos de enseñanza de los profesores, para lo cual redujo los doce estilos a 3: los tipos 1 y 2 los etiquetó de estilos liberales, los tipos 3 al 5 de estilos mixtos y los tipos 11 y 12 de estilos formales. Estudió la influencia de los estilos en el aprendizaje de las matemáticas, de lengua y de lectura comprensiva y encontró que existían diferencias significativas entre los tres tipos: en lengua – ortografía, puntuación, construcción de frases, etc. – eran superiores los alumnos sometidos a un estilo formal, en lectura era mayor el rendimiento de los alumnos cuyos profesores desarrollaban estilos formales y mixtos, y en las matemáticas lo era el de los profesores de estilos formales, a excepción de alumnos con un bajo nivel de logro. No se dieron diferencias significativas en creatividad ni autoestima, pero sí en motivación y nivel de ansiedad, que aumentaron solamente en los alumnos sometidos al estilo liberal.

    El trabajo de Bennett es realmente importante ya que sirve para comprobar que la metodología tradicional es más frecuente que la liberal, aunque la mayoría de los profesores utilizan elementos de ambas, que existe una gran relación entre objetivos y opiniones de los profesores y forma de enseñar y que ésta relación está modulada por factores externos. Así, la presencia de una prueba selectiva induce a la utilización de planteamientos tradicionales.

    Bennett concluye que los métodos tradicionales son más eficaces que los liberales en la enseñanza de materias instrumentales. Posteriormente justifica las diferencias por el mayor énfasis que éstos profesores ponen en el trabajo académico mientras que los profesores liberales atienden más a las relaciones interpersonales y sus alumnos también.

    •  LA PERSONALIDAD DEL PROFESOR COMO ELEMENTO ESENCIAL DE LA EFICACIA DOCENTE: LA IMAGEN TRADICIONAL DE LA ENSEÑANZA

    Para muchas personas, y espacialmente los padres, la garantía de que los niños reciban una enseñanza de calidad estriba en que los profesores tengan unas características personales más o menos próxima a la imagen estereotipada del profesor ideal. Según este punto de vista, los profesores deben poseer unas determinadas cualidades personales y un conocimiento idóneo del contenido de la materia; conocimiento que deberá transferir verbalmente a sus alumnos y que éstos aprenderán si poseen capacidad y voluntad para ello (Porlán, 1988).

    Este modelo excesivamente simplificador de los procesos de enseñanza- aprendizaje dominó durante bastantes años la investigación educativa. Según lowyck (1983, 1986) esta concepción presupone que la conducta de las personas es el resultado exclusivo de su personalidad. Por lo tanto, los investigadores pensaron que si llegaba a identificar en la práctica los tipos de personalidades que conseguían un buen rendimiento académico de los alumnos (excepción hecha de los poco dotados intelectualmente), se estaría en condiciones de seleccionar y formar adecuadamente a futuros profesores.

    Pérez Gómez (1983) destaca tres tipos de estudios correlacionales realizados desde esta perspectiva a partir de los años treinta: los que relacionan las aptitudes del profesor con el rendimiento académico de los alumnos, los que lo hacen con el juicio de éstos y aquellos otros que los relacionan con el juicio de expertos (inspectores, administradores, otros profesores, etc.).

    Lowyck cita una revisión de unos 1800 estudios como los descritos, realizada en 1963 por getzels y jackson, llegando a la conclusión de que no ofrecían resultados relevantes que confirmaran la suposición teórica inicial. Efectivamente, ligar de una manera exclusiva, por ejemplo, el resultado académico de los estudiantes a los rasgos personales del profesor, olvidando las variables contextuales y la influencia de los propios alumnos en la dinámica de la clase, es una opción conceptual radicalmente reduccionista y simplificadora de los procesos de enseñanza- aprendizaje. Muchos investigadores, a la luz de la inoperancia de este modelo para dar cuenta de la vida de las aulas y para prescribir una enseñanza de calidad, volvieron sus ojos a la práctica docente y centraron la problemática en los siguientes términos:

    "… qué conductas de enseñanza (variables del proceso educativo), son eficaces para producir mejoras en los aprendizajes de los alumnos (variables del producto educativo)" (1986).

    • LA CONDUCTA DEL PROFESOR COMO VARIABLE CENTRAL DEL INTERCAMBIÓ DIDÁCTICO: LA VISIÓN TÉCNICA DE LA ENSEÑANZA.

    Frente a la concepción estática del enfoque anterior, según la cual los rasgos estables del profesor (su forma de ser) son las variables determinantes de los procesos didácticos, este otro punto de vista reconoce el carácter situacional de la actuación del profesor en el aula y, por tanto, la necesidad de una observación sistemática y directa que facilite su comprensión (Flanders, 1970).

    Siguiendo a Elliott (1980) podemos considerar que la observación de la conducta pretende descubrir regularidades de actuación práctica del profesor y sus posibles relaciones causales con el rendimiento académico de los estudiantes (modelo proceso- producto). Y ello, con la finalidad de ir formulando técnicas de enseñanza susceptibles de ser aprendidas por el profesor en su formación inicial y permanente (Fenstermacher, 1978).

    No obstante, a pesar del avance que supone centrar la eficacia docente en la conducta del profesor en clase, el interés de Flanders por desarrollar una teoría de las leyes generales de la instrucción a partir de las regularidades supuestamente existentes entre la conducta del profesor y los éxitos de los alumnos no deja de responder a una visión reduccionista de los procesos complejos del aula.

    Muchos autores han analizado y critican los principios que subyacen a este modelo, resaltaremos aquí dos postulados críticos que señala Elliott (1980).

    En primer lugar, Elliott analiza la hipótesis de la causalidad docente según la cual la enseñanza causa el aprendizaje. Para los defensores de este modelo todo aquello que es bien enseñado ha de ser automáticamente aprendido por los alumnos de inteligencia y actitudes normales. Esto tiene tres implicaciones profesionales: si la enseñanza causa directamente el aprendizaje, los profesores son entonces los únicos responsables del aprendizaje de sus alumnos; la enseñanza vista así es una actividad tecnológica y el conocimiento didáctico generado en los estudios correlacionales proceso – producto es susceptible de reelaboración en forma de técnicas, métodos y objetivos; los investigadores producen conocimiento y los profesores lo aplican en el aula. La segunda hipótesis de Elliott es la hipótesis de la generalidad formal. Es decir, la vida del aula, de todas las aulas, está gobernada, según esta hipótesis, por leyes que están por descubrir.

    • EL PENSAMIENTO DEL PROFESOR COMO VARIABLE MEDIADORA DEL SISTEMA DEL AULA: UNA PERSPECTIVA COGNITIVA DE LOS PROCESOS DE ENSEÑANZA.

    Una visión de la enseñanza como la descrita hasta ahora, que concibe la vida en el aula como un conjunto de relaciones unidireccionales del profesor hacia los alumnos; donde aquél es la única causa destacable del aprendizaje de éstos y donde los procesos son susceptibles de un estudio analítico y parcializado para poder descubrir leyes generales sobre la intervención docente más eficaz, es un modelo que no responde a innumerables anomalías y problemas prácticos.

     Los estudios centrados en el pensamiento del profesor (Day, 1990) a pesar de su corta vida aportan ya un conjunto de elementos teóricos y empíricos fundamentales.

    El pensamiento de los profesores orienta y dirige, aunque no de manera exclusiva, su práctica profesional. Esta relación, sin embargo, no es lineal, ya que entre el pensamiento y la conducta existe un cierto grado de indeterminación que escapa, por ahora, al análisis científico (Pérez Gómez, 1984). Dicho pensamiento se organiza en torno a esquemas de conocimiento (Anderson, 1984 y Shavelson, 1986) que abarcan tanto el campo de las creencias y teorías personales, como el de las estrategias y procedimientos para la planificación, intervención y evaluación de la enseñanza.

    Los esquemas suelen tener con frecuencia un carácter tácito (Polanyi, 1967), de tal manera que el profesor actúa guiado por ellos, pero sin analizarlos y construirlos conscientemente. Esto explica, en parte, que a veces puedan presentar contradicciones de tipo externo (entre los esquemas y la conducta) o interno (de los esquemas entre sí). Por ejemplo, parece bastante frecuente que los profesores noveles y los estudiantes de profesores en prácticas, debido al impacto que reciben en sus primeras experiencias educativas, tengan conflictos entre sus creencias pedagógicas conscientes y las que proceden de su práctica en el aula (Porlán, 1988).

    Los esquemas de conocimiento suelen representarse, en el lenguaje y en la mente del profesor, a través de imágenes, metáforas, principios prácticos, reglas y hábitos (Bromme, 1983).

     Ciertos esquemas de los profesores poseen un alto grado de inmutabilidad, de tal manera que se configuran como el sustrato más profundo, oculto e influyente del edificio cognitivo. De alguna manera configuran una auténtica epistemología personal (Pope y Scott, 1983; Ballenill, 1992). Suelen tener su origen en el proceso de interiorización de prototipos, prejuicios y normas sociales que todo profesor ha sufrido en su larga etapa de alumno, respecto a cuestiones tales como: la manera de enseñar, el papel de los profesores, el cómo se aprende, la naturaleza del conocimiento, etc.

     Por otro lado, la planificación de la enseñanza es una actividad mental que realizan de una u otra manera todos los profesores. La planificación es una actividad mediadora entre el pensamiento y la acción.

     Durante la clase, el profesor suele actuar guiado por los planes previamente establecidos. Esto le permite simplificar la compleja realidad del aula y aislar de manera selectiva los posibles espacios problemáticos (Calderhead, 1986). Sus esquemas de conocimiento y las rutinas generales en la planificación funcionan a modo de filtro cognitivo sobre la realidad. En este contexto, el profesor, de manera espontánea, reflexiona durante la acción, regulando su intervención para adecuar la marcha de la clase al guión es establecido o, por el contrario, adaptar éste, con mayor o menor flexibilidad, a los acontecimientos disonantes del aula (Schön, 1983; Pérez Gómez, 1987).

     En determinados momentos, el profesor detecta problemas o situaciones conflictivas, irresolubles desde el plan mental trazado. En este contexto, y dependiendo de la naturaleza del problema, de la experiencia acumulada por el profesor y de otros factores, tenderá a utilizar una rutinas que tuvieron éxito en situaciones similares, o bien a reaccionar de manera imprevisible: con criterios difíciles de analizar y conectados a sus esquemas más inconscientes y profundos.

    En algunos casos, probablemente los más productivos, el profesor no pretende resolver mecánicamente los problemas, más bien tiende a dirigirlos, adecuando y adaptando inteligentemente los guiones y planes mentales a los acontecimientos ricos y naturales de la práctica. Aprender a funcionar con la dialéctica que se establece entre la planificación del profesor y la complejidad del aula es un rasgo imprescindible para desarrollar un tipo de profesionalidad coherente con el modelo ecológico del sistema aula.

    Estrategias educativas de manejo de la clase

    Las recomendaciones que se presenta a continuación se ubican en el contexto del grupo de clase y de la Institución educativa y benefician tanto el funcionamiento de los niños con problemas como el de los otros niños.

    • 1. DISPOSICIÓN DEL ENTORNO FÍSICO DEL AULA

    Los profesores suelen manifestar que es preferible el uso de filas individuales o, como mucho, filas de a dos, para minimizar las distracciones de los niños. En el caso de utilizar agrupaciones, lo mejor es colocar los pupitres en forma de herradura, que permite la interacción, el trabajo independiente y el fácil acceso del profesor a todos los alumnos de la clase.

    Aquellos estudiantes que presenten mayores dificultades (discapacitados, "alumnos nerviosos", etc.) deben estar ubicados cerca del profesor, sin que ello se interprete como un castigo, y lejos de la entrada o las ventanas, para evitar distracciones. Es conveniente situar a su lado niños que sean buenos modelos, compañeros que trabajan bien, que sean atentos cuidadosos y ordenados.

    En los pupitres deben aparecer sólo los materiales imprescindibles para llevar a cabo el trabajo asignado en cada momento. Hay que evitar que estén a la vista objetos interesantes no necesarios que inviten a su manipulación y a descentrarse de la tarea.

    Ciertos autores manifiestan la necesidad de establecer un espacio en el colegio y un rincón en la clase para que los niños "conflictivos" puedan ser separados de sus compañeros cuando sea necesario, pero estas medidas son extremas, que deberían limitarse únicamente a casos muy graves.

    • 2. MANEJO DE CLASE. DISCIPLINA, NORMAS Y EXPECTATIVAS

    Los niños necesitan disciplina, normas de funcionamiento y límites claros a su comportamiento. Para mayor eficacia, el maestro debe lograr una buena relación afectiva y ser paciente y comprensivo. Debe ser consciente de que el niño no desea engañar ni fastidiar a nadie y de que, a menudo, no sabe cómo controlar y regular su propia conducta.

    En general, los profesores creen que los niños saben cuáles son las normas de funcionamiento en el aula. Diversos estudios empíricos confirman que esto no es cierto. Algunas claves para evitarlo son:

    • Recordar periódicamente las normas de clase a los alumnos, clarificarlas y ejemplificar su cumplimiento en alumnos que las sigan.

    • Exponer las normas fundamentales en la clase en lugar bien visible.

    • Circular con frecuencia por la clase controlando la conducta de los alumnos y proporcionándoles el conveniente feedback sin importunar a los demás.

    • Asegurarse de que las actividades y las rutinas de funcionamiento han sido entendidas por los alumnos.

    • Alabar conductas específicas y evitar referencias generales. Es mejor decir "Me gusta cómo has hecho estos ejercicios" que "Has sido bueno".

    • Cuando sea preciso castigar al niño será preferible hacerlo en privado, en tono positivo, dando alternativas y proporcionando pautas claras de acción. No conviene quitarle tiempo de recreo.

    • Evitar castigos o consecuencias negativas para toda la clase que se basen en la conducta del niño conflictivo.

    • Para lograr la generalización de la buena conducta el tutor debe establecer comunicación constante con los demás profesores del aula y con los que atienden al niño en el comedor y en el patio, y recompensar las conductas pertinentes.

    • Hay que comenzar a tratar los problemas cuanto antes. Además en la adolescencia las exigencias de autocontrol, autodirección, planes a largo plazo y toma de decisiones plantean graves conflictos a los adolescentes que no han sido tratados.

    Organización.

    • Hay que enfatizar la importancia de la propia organización, se deben ofertar modelos para ello y se debe establecer un programa y rutina diarios de funcionamiento en clase.

    • Se puede mostrar cómo el profesor valora la organización estableciendo cada día 5 minutos para que los alumnos ordenen sus pupitres, carpetas, etc.

    • Se puede premiar la organización recompensando cada día de alguna forma a la fila de pupitres que mejor tenga organizadas sus cosas.

    • Hay que utilizar sistemáticamente la "agenda escolar" que el niño deberá llevar a casa como medio de comunicación diario con las familias.

    • También hay que establecer un horario sistemático de trabajo para cada día de cara a crear hábitos pertinentes, tanto en casa como en el colegio.

    • 3. PLANTEAMIENTO DIDÁCTICO

    • Los trabajos deben ser secuenciados de modo que se eviten grandes saltos, como, por ejemplo, presentar problemas fáciles y, a continuación, problemas mucho más complicados. También hay que evitar los cambios repentinos de una actividad mental a otra.

    • El ritmo de clase debe ser activo y controlado por el profesor, que debe manejar las transiciones de una actividad a otra con brevedad y de modo organizado.

    • Hay que evitar las tareas repetitivas, que induzcan al aburrimiento, por la menor capacidad atencional y de concentración del niño.

    • Se debe posibilitar que obtengan pequeños éxitos, para favorecer la motivación y el esfuerzo.

    Recomendaciones para la presentación y desarrollo de la lección:

    • Establecer conexiones entre los temas estudiados y los nuevos. Recapitular lo ya trabajado para "enganchar" con el tema nuevo.

    • Proporcionar un pequeño resumen, conceptos clave o vocabulario al inicio de la lección.

    • Incluir variedad de actividades durante la lección.

    • Hacer las lecciones cortas o, cuando sean largas, trocearlas en segmentos más pequeños.

    • Involucrar a los alumnos durante la lección: animarlos a intervenir activamente, interactuar con frecuencia con él, etc.

    • Utilizar la tutoría de iguales empleando un compañero aplicado para ayudar al estudiante conflictivo a revisar conceptos.

    • Cuando se presente mucha información en la pizarra, utilizar tizas de colores para enfatizar las palabras y conceptos clave de la información.

    Recomendaciones para pruebas y exámenes:

    • Utilizar letra amplia y claramente legible.

    • Emplear un formato sencillo en las páginas excluyendo elementos distractores no relacionados con la tarea e incluir sólo una o dos actividades por página con espacio en blanco en cada página.

    • Utilizar instrucciones claras y simples.

    • Subrayar las palabras clave de las instrucciones o pedirles que las subraye el niño al tiempo que se leen las instrucciones con él.

    • Es preferible utilizar pruebas cortas con frecuencia que largas más de tarde en tarde.

    • 4. TUTORÍA DE IGUALES

    Hay datos que revelan que la tutoría de iguales puede ser una excelente metodología para incrementar la atención y la implicación en la tarea, para reducir la impulsividad y mejorar el rendimiento de los alumnos (DuPaul y North, 1993). Como este tratamiento es relativamente simple puede plantearse como una cierta alternativa a los programas conductuales en el caso de profesores que sean reticentes a su utilización, que tengan clases demasiado numerosas o que afirmen no disponer de tiempo para ello. En otros casos puede ser un excelente método complementario de los métodos conductuales y cognitivo- conductuales.

    El procedimiento consiste en emparejar al azar a todos los alumnos de la clase para una materia, por ejemplo, Matemáticas, cada vez que se vaya a realizar la tutoría. El alumno tutor y el alumno tutorizado se sientan en pupitres adyacentes durante las sesiones de tutoría. El tutor dispone de un escrito de material académico (por ejemplo, 30 problemas de Matemáticas, 10 tiempos verbales, etc.) relacionados con el contenido que se está trabajando en clase. El tutor dicta las cuestiones al tutorizado. Éste responde oralmente a cada ítem, utilizando un papel en blanco cuando sea necesario (por ejemplo, para hacer los ejercicios o las sumas de Matemáticas). El tutor da dos puntos al tutorizado por cada primera respuesta que sea correcta. El tutorizado tiene la oportunidad de conseguir un punto en tres intentos posteriores después de reflexionar. Si es incapaz de acertar en esas tres veces no consigue ningún punto. Los items de la lista se presentan tantas veces como sea posible en diez minutos. Acabado ese tiempo los alumnos intercambian los papeles durante otros diez minutos. Este es un ejemplo de tutoría de iguales.

    Durante las sesiones de tutoría el profesor controla la conducta de las parejas a través de la clase y proporciona ayuda cuando sea preciso. Las parejas obtienen puntos adicionales si utilizan adecuadamente el procedimiento y la conducta es correcta. Al final de cada sesión de 20 minutos de tutoría cada pareja de estudiantes da a conocer oralmente el número de puntos conseguidos durante la sesión. El profesor recuerda el número de puntos conseguidos por cada pareja y elogia su esfuerzo. Los puntos se recuerdan porque se van acumulando a lo largo de toda la semana. Para aumentar la motivación, la clase se puede dividir en dos equipos y los puntos que obtiene cad aindividuo se suman a los de su equipo. Al acabar la semana los vencedores son elogiados por lo bien que lo han hecho.

    Este procedimiento puede utilizarse en diferentes asignaturas tanto en primaria como en secundaria y favorece la integración, la cooperación y el desarrollo de su autoestima.

    • ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE

    • 1. APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE

    Las estrategias de aprendizaje según Nisbet y Shuckersimith (1987) son procesos ejecutivos mediante los cuales se eligen, coordinan y aplican las habilidades. Se vinculan con el aprendizaje significativo y con el "aprender a aprender".

    Los estudios realizados por diferentes investigadores en el campo de los procesos cognitivos y del aprendizaje ponen de manifiesto la implicación en la enseñanza de los diferentes tipos de pensamiento y estrategias metacognitivas (Genovard, 1990). Los alumnos que poseen conciencia de sus estrategias metacognitivas las aplican a situaciones de aprendizaje, resolución de problemas y memorización (Melot, 1990). Asimismo se han puesto de manifiesto diferencias entre las estrategias de aprendizaje empleadas por alumnos reflexivos o impulsivos (Clariana, 1990), y se han tratado de establecer relaciones entre las estrategias de aprendizaje y el rendimiento académico.

    La aproximación de los estilos de enseñanza al estilo de aprendizaje requiere como señala Bernard (1990) que los profesores comprendan la gramática mental de sus alumnos derivada de los conocimientos previos y del conjunto de estrategias, guiones o planes utilizados por los sujetos en la ejecución de las tareas.

    El conocimiento de las estrategias de aprendizaje empleadas por los alumnos y la medida en que favorecen el rendimiento en las diferentes disciplinas permitirá también el entrenamiento en las estrategias a aquellos sujetos que no las desarrollan o que no las aplican de forma efectiva, mejorando así sus posibilidades de trabajo y estudio.

    En la actualidad existen programas de entrenamiento de las funciones cognitivas deficientes (PEI, de Feuerstein, PAR de Pérez y Díez), o de lenguaje interno (Meichembaum), para guiar las propias acciones según un plan y tener un control sobre ellas. Estos programas se han aplicado principalmente a la mejora de la inteligencia de discapacitados. Los resultados de las investigaciones en dicho campo parecen indicar que hay una mejora en los alumnos cuando se les entrena en estrategias metacognitivas más que cuando sólo se incide en funciones cognitivas deficientes.

    Ámbitos de aplicación y prospectiva

    • Investigaciones recientes han puesto de manifiesto la mejora con la edad de la atención selectiva y el conocimiento de los procesos mnemotécnicos empleados (Sánchez, 1990). Es preciso contrastar y ampliar estas investigaciones incluyendo más estrategias y su repercusión en aprendizajes básicos y superiores.

    • Conocer si existe relación entre el rendimiento académico en las diferentes disciplinas y el uso de estrategias cognitivas y metacognitivas. A partir de los resultados que se obtengan se pueden proporcionar a los profesores indicadores de estudio y aprendizaje útiles para desarrollar en el marco de su propia disciplina, así como el diseño y elaboración de programas de estudio basados en estrategias de aprendizaje y que superen el marco tradicional de habilidades específicas en que se han venido desarrollando.

    • Profundizar el autoconcepto académico de los estudiantes y ver en qué medida está vinculado con los resultados académicos y con las estrategias metacognitivas, puede ayudar a la confección de programas que incidan en la mejora del autoconcepto académico a partir del entrenamiento en estas estrategias.

    • Conocer si existe o no relación entre la motivación para el estudio y el empleo de estrategias metacognitivas en el aprendizaje y resolución de problemas.

    • 2. TIPOLOGIAS DE LAS ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE

    • A. Estrategias disposicionales y de apoyo. Estas estrategias son las que ponen la marcha del proceso y ayudan a sostener el esfuerzo. Aquí se incluyen dos tipos de estrategias:

    • Estrategias afectivas – emotivas y de automanejo: que integran procesos motivacionales, actitudes adecuadas, autoconcepto- autoestima, sentimiento de competencia, relajación, control de la ansiedad, reducción del estrés, etc.

    • Estrategias de control del contexto: se refieren a la creación de condiciones ambientales adecuadas, control del espacio, del tiempo, del material, etc. 

    • B. Estrategias de búsqueda, recogida y selección de información: Integran todo lo referente a la localización, recogida y selección de información. El sujeto debe aprender, para ser aprendiz estratégico, cuáles son las fuentes de información y cómo acceder a ellas para disponer de la misma. debe aprender, también, mecanismos y criterios para seleccionar la información pertinente.

    • C. Estrategias de procesamiento y uso de la información adquirida, propiamente dichas. Incluyen:

    •  Estrategias atencionales, dirigidas al control de la atención y a centrarse en la tarea.

    • Estrategias de codificación, elaboración y organización de la información: controlan los procesos de reestructuración y personalización de la información, para integrarla mejor en la estructura cognitiva, a través de tácticas como el subrayado, epigrafiado, resumen, esquema, mapas conceptuales, cuadros sinópticos, etc.

    • Estrategias de repetición y almacenamiento, que controlan los procesos de retención y memoria a corto y largo plazo, a través de tácticas como la copia, repetición, recursos mnemotécnicos, establecimiento de conexiones significativas, etc.

    • Estrategias de personalización y creatividad: incluyen el pensamiento crítico, la reelaboración de la información, las propuestas personales creativas, etc.

    • Estrategias de recuperación de la información, que controlan los procesos de recuerdo y recuperación, a través de tácticas como ejercicios de recuerdo, de recuperación de la información siguiendo la ruta de conceptos relacionados.

    • Estrategias de comunicación y uso de la información adquirida, que permiten utilizar eficazmente la información adquirida para tareas académicas y de la vida cotidiana, a través de tácticas como la elaboración de informes, la realización de síntesis de lo aprendido, la simulación de exámenes, autopreguntas, ejercicios de aplicación y transferencia, etc.

    • D. Estrategias metacognitivas, de regulación y control: se refieren al conocimiento, evaluación y control de las diversas estrategias y procesos cognitivos, de acuerdo con los objetivos de la tarea y en función del contexto. Integran:

    • Conocimiento: de la propia persona, de las estrategias disponibles, de las destrezas y limitaciones, de los objetivos de la tarea y del contexto de aplicación.

    • Control: 

    • Estrategias de planificación: del trabajo, estudio, exámenes, etc.

    • Estrategias de evaluación, control y regulación: implican verificación y valoración del propio desempeño, control de la tarea, corrección de errores y distracciones, reconducción del esfuerzo, rectificaciones, autorrefuerzo, desarrollo del sentimiento de autoeficacia, etc.

    • 3. MARCO TEORICO REFERENCIAL PARA APRENDER A APRENDER

    • MODELOS PSICOPEDAGÓGICOS DE REFERENCIA.

    • Evolución histórica en el tratamiento de las estrategias de aprendizaje.

    El actual interés por el tema de las Estrategias de aprendizaje, es en parte promovido por las nuevas orientaciones psicopedagógicas que genera la Reforma Educativa. Pero, este tema no es realmente nuevo. A lo largo de las décadas se han hecho aportaciones significativas desde diferentes concepciones y modelos que han matizado el actual estado sobre la cuestión.

    • Concepción constructivista.

    El constructivismo mantiene que la actividad (física y mental), que por naturaleza desarrolla la persona, es justamente lo que le permite desarrollarse progresivamente, sentir y conocerse a sí mismo y a la realidad externa. Ahora bien, este proceso de constructivismo progresivo que tiene lugar como resultado de la actividad no tiene lugar en la nada, sino en base al medio que envuelve a la persona.

    La diversidad humana se basa en la concepción interaccionista de las diferencias individuales. Desde esta perspectiva se reconoce la exigencia de características intrínsecas a la propia persona (determinadas posiblemente por su carga genética) y de reconocer así mismo el papel que juega el medio (con sus mediadores –familia, profesores, medios de comunicación…) en las diferentes situaciones en que se encuentra la persona. Las diferencias individuales son el fruto de la interacción entre las características internas y las características del medio externo, por ello la diversidad humana solo se puede entender y tratar adecuadamente si se consideran ambos factores en interacción.

    La opción básica que asume la concepción constructivista es la enseñanza guiada y adaptada que propone hacer frente a la diversidad mediante la utilización de métodos de enseñanza diferentes en función de las características individuales de los alumnos. Propone métodos de enseñanza diferenciados para la totalidad del alumnado dentro del currículum común.

    Algunas ideas básicas de esta concepción, como la necesidad de partir del nivel inicial del alumno (conocimientos previos), conceptos como el de la ayuda contingente, plasticidad o adaptación de la intervención pedagógica a la actividad del alumno, el grado de desarrollo o capacidad general del alumno, la motivación para aprender (significativamente), así como sus intereses personales son, entre otros, coincidentes con el planteamiento de la enseñanza adaptada.

    • Diversidad y enseñanza guiada adaptativa.

    En el caso de la Educación hay muchas posibilidades de diversificación de recursos y estrategias organizativas para facilitar aprendizajes individualizados:

    • Diversificación de métodos en el proceso de enseñanza-aprendizaje y de evaluación,

    • Diversificación de las actividades de aprendizaje,

    • Utilización de instrumentos y recursos diversos,

    • Flexibilización en la organización de los grupos, del tiempo y del espacio.

    Con relación a la metodología, la enseñanza adaptativa mantiene que no existe en abstracto métodos o intervenciones mejores, dado que la eficacia de una metodología nada más puede valorarse en relación a las características concretas de los alumnos a los que va destinada.

    Un aspecto importante que hay que considerar es la relación inversa que existe entre el nivel de conocimiento previo del alumno y la cantidad y calidad de la ayuda educativa necesaria para asimilar los objetivos educativos. De acuerdo con esta idea los alumnos con un bajo nivel de conocimientos previos requerirán métodos de enseñanza que impliquen un alto grado de ayuda, mientras que los alumnos con un elevado nivel de conocimientos previos se beneficiarán de planteamientos metodológicos que impliquen una mayor autonomía y una menor ayuda por parte del profesor. Se trata de ayudar al alumno a establecer un puente entre los conocimientos que ya tiene y los nuevos.

    • Estrategias de aprendizaje versus técnicas de estudio.

    Desde una concepción constructivista de la educación, es importante considerar dentro del acto didáctico los procesos de enseñar a pensar y de enseñar a aprender, que en definitiva son mecanismos que favorecen el conocimiento de uno mismo, ayudan al aprendiz a identificarse y a diferenciarse de los demás. Los estudiantes llegarían así a ser conscientes de sus motivos e intenciones, de sus propias capacidades cognitivas y de las demandas de las faenas académicas, llegando a ser capaces de controlar sus recursos y regular su actuación posterior. (Trabajo importante de tutoría).

    Querríamos incidir, también, en algunos términos implicados en este concepto:

    • De un lado se habla a menudo de técnicas de estudio y de su falta, como un factor negativo en el proceso educativo. Es muy cierto que tradicionalmente el acto didáctico se ha caracterizado por una transmisión casi unívoca de los conocimientos (con mucha frecuencia solamente conceptuales), sin pararse en los procesos cognitivos que el alumno desarrolla en este momento. También se ha abordado el dominio de ciertas técnicas como el aprendizaje de métodos para aprobar.

    • Y es que en realidad el conocimiento de unas determinadas técnicas no es sinónimo de éxito, pero ayuda a la realización y concreción de trabajos educativos. No podemos pretender nada más enseñar y aprender técnicas y los procedimientos algorítmicos de su uso. Hemos de procurar razonar y determinar la conveniencia de su utilización en función de diferentes factores personales, ambientales, de la demanda del trabajo, etc.

    • Esta actitud de análisis previa de las condiciones que envuelven un hecho didáctico supone un nivel superior de procedimientos de aprendizaje. Nos referimos, evidentemente, a una actitud estratégica hacia las cosas. Es aquello que haría un experto delante de un tema de su dominio… Primero planificaría la acción y sus posibles consecuencias. Más tarde desarrollaría y regularía el procedimiento escogido, para acabar evaluando todo el proceso.

    • La práctica estratégica genera inferencia y transferencia de los contenidos a otros ámbitos semejantes, y por consiguiente, esta negociación intra-inter psicológica (Metacognición) hace crecer la zona de desarrollo próximo (ZDP) del individuo.

    • La metacognición.

    Entendemos por Metacognición la capacidad que tenemos de autorregular el propio aprendizaje, es decir de planificar qué estrategias se han de utilizar en cada situación, aplicarlas, controlar el proceso, evaluarlo para detectar posibles fallos, y como consecuencia… transferir todo ello a una nueva actuación. Esto implica dos dimensiones muy relacionadas:

    • a. El conocimiento sobre la propia cognición implica ser capaz de tomar conciencia del funcionamiento de nuestra manera de aprender y comprender los factores que explican que los resultados de una actividad, sean positivos o negativos. Por ejemplo: cuando un alumno sabe que extraer las ideas principales de un texto favorece su recuerdo o que organizar la información en un mapa conceptual favorece la recuperación de una manera significativa. De esta manera puede utilizar estas estrategias para mejorar su memoria. Pero el conocimiento del propio conocimiento no siempre implica resultados positivos en la actividad intelectual, ya que es necesario recuperarlo y aplicarlo en actividades concretas y utilizar las estrategias idóneas para cada situación de aprendizaje.

    • b. La regulación y control de las actividades que el alumno realiza durante su aprendizaje. Esta dimensión incluye la planificación de las actividades cognitivas, el control del proceso intelectual y la evaluación de los resultados.

    Aunque estos dos aspectos están muy relacionados; el primero, el conocimiento del propio conocimiento, surge más tarde en el niño que la regulación y el control ejecutivo, ya que este último depende más de la situación y la actividad concreta.

    Relación de la metacognición con las estrategias, habilidades de estudio y otros procesos cognitivos y no cognitivos.

    El rol de la metacognición se podría comprender si analizamos las estrategias y habilidades que se utilizan en un deporte de equipo: la velocidad, la coordinación y el estilo son propios de cada jugador, sin que éste necesite ser consciente en cada momento de los movimientos que hace. En cambio el entrenador hace que cada uno de los deportistas sean conscientes de sus movimientos y estrategias y de esta manera puedan llegar al autocontrol y coordinación. En nuestro caso, es el aprendiz el que ha de hacer las dos funciones de entrenador y deportista. Primero ha de desarrollar y perfeccionar los procesos básicos (capacidades cognitivas básicas) con la ayuda de las técnicas de aprendizaje. En segundo lugar, el alumno ha de tener unos conocimientos específicos del contenido a aprender.

    El saber planificar, regular y evaluar… qué técnicas, cuándo y cómo, por qué y para qué, se han de aplicar a unos contenidos determinados con el objetivo de aprenderlos hace que el aprendiz se vuelva estratégico.

    • IDEAS BÁSICAS.

    • 1. En el proceso de enseñanza-aprendizaje hay que tener en cuenta lo que un alumno es capaz de hacer y aprender en un momento determinado, dependiendo del estadio de desarrollo operatorio en que se encuentre (según las teorías de J. Piaget). La concreción curricular que se haga ha de tener en cuenta estas posibilidades, no tan sólo en referencia a la selección de los objetivos y de los contenidos, sino, también en la manera de planificar las actividades de aprendizaje, de forma que se ajusten a les peculiaridades de funcionamiento de la organización mental del alumno.

    • 2. Además de su estadio de desarrollo habrá que tener en cuenta en el proceso de enseñanza-aprendizaje el conjunto de conocimientos previos que ha construido el alumno en sus experiencias educativas anteriores – escolares o no- o de aprendizajes espontáneos. El alumno que inicia un nuevo aprendizaje escolar lo hace a partir de los conceptos, concepciones, representaciones y conocimientos que ha construido en su experiencia previa, y los utilizará como instrumentos de lectura e interpretación que condicionan el resultado del aprendizaje. Este principio ha de tenerse especialmente en cuenta en el establecimiento de secuencias de aprendizaje y también tiene implicaciones para la metodología de enseñanza y para la evaluación.

    • 3. Se ha de establecer una diferencia entre lo que el alumno es capaz de hacer y aprender sólo y lo que es capaz de hacer y aprender con ayuda de otras personas, observándolas, imitándolas, siguiendo sus instrucciones o colaborando con ellas. La distancia entre estos dos puntos, que Vigotsky llama Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) porque se sitúa entre el nivel de desarrollo efectivo y el nivel de desarrollo potencial, delimita el margen de incidencia de la acción educativa. En efecto, lo que un alumno en principio únicamente es capaz de hacer o aprender con la ayuda de otros, podrá hacerlo o aprenderlo posteriormente él mismo. La enseñanza eficaz es pues, la que parte del nivel de desarrollo efectivo del alumno, pero no para acomodarse, sino par hacerle progresar a través de la zona de desarrollo próximo, para ampliar y para generar, eventualmente, nuevas zonas de desarrollo efectivo.

    • 4. La clave no se encuentra en si el aprendizaje escolar ha de conceder prioridad a los contenidos o a los procesos, contrariamente a lo que sugiere la polémica usual, sino en asegurarse que sea significativo. La distinción entre aprendizaje significativo y aprendizaje repetitivo, afecta al vínculo entre el nuevo material de aprendizaje y los conocimientos previos del alumno: si el nuevo material de aprendizaje se relaciona de manera sustantiva y no aleatoria con lo que el alumno ya sabe, es decir, si es asimilado a su estructura cognitiva, nos encontramos en presencia de un aprendizaje significativo; si , por el contrario, el alumno se limita a memorizarlo sin establecer relaciones con sus conocimientos previos, nos encontraremos en presencia de un aprendizaje repetitivo, memorístico o mecánico.

    La repercusión del aprendizaje escolar sobre el crecimiento personal del alumno es más grande cuanto más significativo es, cuanto más significados permite construir. Así pues, lo realmente importante es que el aprendizaje escolar – de conceptos, de procesos, de valores- sea significativo.

    • 5. Para que el aprendizaje sea significativo, han de cumplirse dos condiciones.

    • En primer lugar, el contenido ha de ser potencialmente significativo, tanto desde el punto de vista de su estructura interna (significatividad lógica: no ha de ser arbitrario ni confuso), como desde el punto de vista de su asimilación (significatividad psicológica: ha de haber en la estructura psicológica del alumno, elementos pertinentes y relacionables).

    • En segundo lugar se ha de tener una actitud favorable para aprender significativamente, es decir, el alumno ha de estar motivado por relacionar lo que aprende con lo que sabe.

    • 6. La significatividad del aprendizaje está muy directamente vinculada a su funcionalidad. Que los conocimientos adquiridos -conceptos, destrezas, valores, normas, etc.- sean funcionales, es decir, que puedan ser efectivamente utilizados cuando las circunstancias en que se encuentra el alumno lo exijan, ha de ser una preocupación constante de la educación escolar, Cuanto más numerosas y complejas sean las relaciones establecidas entre el nuevo contenido de aprendizaje y los elementos de la estructura cognitiva, cuanto más profunda sea su asimilación, en una palabra, cuanto más grande sea su grado de significatividad del aprendizaje realizado, más grande será también su funcionalidad, ya que podrá relacionarse con un abanico más amplio de nuevas situaciones y de nuevos contenidos.

    • 7. El proceso mediante el que se produce el aprendizaje significativo necesita una intensa actividad por parte del alumno, que ha de establecer relaciones entre el nuevo contenido y los elementos ya disponibles en su estructura cognitiva. Esta actividad, es de naturaleza fundamentalmente interna y no ha de identificarse con la simple manipulación o exploración de objetos o situaciones; este último tipo de actividades es un medio que puede utilizarse en la educación escolar para estimular la actividad cognitiva interna directamente implicada en el aprendizaje significativo. No ha de identificarse, consecuentemente aprendizaje por descubrimiento con aprendizaje significativo.

    • 8. Es necesario proceder a una reconsideración del papel que se atribuye habitualmente a la memoria en el aprendizaje escolar. Se ha de distinguir la memorización mecánica y repetitiva, que tiene poco o nada de interés para el aprendizaje significativo, de la memorización comprensiva, que es, contrariamente, un ingrediente fundamental de éste. La memoria no es tan sólo, el recuerdo de lo que se ha aprendido, sino la base a partir de la que se inician nuevos aprendizajes. Cuanto más rica sea la estructura cognitiva del alumno, más grande será la posibilidad que pueda construir significados nuevos, es decir, más grande será la capacidad de aprendizaje significativo. Memorización comprensiva, funcionalidad del conocimiento y aprendizaje significativo son los tres vértices de un mismo triángulo.

    • 9. Aprender a aprender, sin duda, el objetivo más ambicioso y al mismo tiempo irrenunciable de la educación escolar, equivale a ser capaz de realizar aprendizajes significativos por uno mismo en una amplia gama de situaciones y circunstancias. Este objetivo recuerda la importancia que ha de darse en el aprendizaje escolar a la adquisición de estrategias cognitivas de exploración y de descubrimiento, de elaboración y organización de la información, así como al proceso interno de planificación, ejecución y evaluación de la propia actividad.

    • 10. La estructura cognitiva del alumno, puede concebirse como un conjunto de esquemas de conocimientos. Los esquemas son un conjunto organizado de conocimiento, pueden incluir tanto conocimiento como reglas para utilizarlo, pueden estar compuestos de referencias a otros esquemas, pueden ser específicos o generales. "Los esquemas son estructuras de datos para representar conceptos genéricos almacenados en la memoria, aplicables a objetos, situaciones, acontecimientos, secuencias de hechos, acciones y secuencias de acciones". El primer paso para conseguir que el alumno realice un aprendizaje significativo consiste en romper el equilibrio inicial de sus esquemas respecto al nuevo contenido de aprendizaje. Además de conseguir que el alumno se desequilibre, se conciencie y esté motivado para superar el estado de desequilibrio, a fin de que el aprendizaje sea significativo. Es necesario también que pueda reequilibrarse modificando adecuadamente sus esquemas o construyendo unos nuevos.

    • 11. Estos principios e ideas configuran la concepción constructivista del aprendizaje y de la enseñanza. El constructivismo no es una teoría psicológica en sentido estricto, ni tampoco una teoría psicopedagógica que nos dé una explicación completa, precisa y contrastada empíricamente de como aprenden los alumnos y de la que pueda resultar prescripciones infalibles sobre como se ha de proceder para enseñarlos mejor.

    Hay, no obstante, diversas teorías, tanto en el ámbito del estudio de los procesos psíquicos como en el ámbito del estudio de los procesos escolares de enseñanza y aprendizaje, que comparten principios o postulados constructivistas y que coinciden en señalar que el desarrollo y el aprendizaje humanos son básicamente el resultado de un proceso de construcción, que el hecho humano no se puede entender como el desplegamiento de un programa inscrito en el código genético ni tampoco como el resultado de una acumulación y absorción de experiencias. Somos una cosa y la otra, y somos mucho más, ya que aquello que nos convierte en personas son, precisamente las construcciones que somos capaces de hacer a partir de estos ingredientes básicos.

    Así, no obstante, estas teorías a menudo proporcionan explicaciones e incluso, descripciones, sensiblemente diferentes y a veces contrapuestas del qué y el cómo de los procesos de construcción. Y no solamente esto, sino que, además son teorías parciales que centran la atención en determinados aspectos o factores del desarrollo y del aprendizaje, en detrimento de otras. Algunos ejemplos bien conocidos, las explicaciones del desarrollo y el aprendizaje de Wallon, Piaget, Vigotsky, Ausubel, Bruner y de una buena parte de teóricos del procesamiento de la información pueden calificarse, en muchos aspectos, de constructivistas.

    Hay que tener bien claro, que la diferencia entre contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales tal como se introduce en el curriculum es una distinción de tipo pedagógico.

    Resulta útil establecer estos tipos porque son contenidos de naturaleza diversa, y porque los procedimientos mediante los cuales se enseñan y se aprenden conceptos, procedimientos, y valores y actitudes son diferentes entre sí, como lo son también las estrategias y los instrumentos de evaluación más adecuados en cada caso. Estructurar el curriculum alrededor de estos tres tipos de contenido ha de ayudar al profesorado a la hora de organizar su práctica docente, orientándola con el enfoque más acertado en cada momento.

    La organización de los contenidos en los proyectos curriculares de centro y, consecuentemente en las unidades didácticas, han de tener un enfoque o una perspectiva globalizadora, es decir, que los contenidos de aprendizaje se inserten en un marco más amplio o dependan de él.

    Metacognición y estrategias de aprendizaje

    La metacognición se puede definir como las representaciones internas de la tarea que el aprendiz utiliza para construir su propio entendimiento del texto. Según Baker y Brown, las estrategias metacognoscitivas básicas son:

    • Comprender las demandas de la tarea;

    • Identificar y atender selectivamente a las partes importantes del texto;

    • Controlar la comprensión y los progresos en el logro de las metas;

    • Ejecutar acciones correctivas cuando sea necesario.

    En un estudio diseñado a identificar los procesos metacognoscitivos empleados por un grupo de estudiantes universitarios en Argentina, los investigadores les pusieron a los estudiantes a estudiar un texto y hacer un resumen de otro, y una semana después, les pidieron a los estudiantes a explicar en forma oral cómo habían estudiado los textos, y cuáles procedimientos y controles habían empleado para hacerlo.

    Los estudiantes por lo general identificaron las ideas más importantes del texto (aunque Rinaudo nota que algunos estudiantes suprimieron 50% de las ideas importantes del texto), y muchos de ellos lo hicieron por subrayarlas. Además, muchos de los estudiantes ensayaron a integrar las ideas, es decir que buscaron las relaciones entre las ideas que habían identificados en el texto y trataron de construir un resumen coherente de esas ideas. Unos de los estudiantes mencionaron que reformularon el texto en términos propios. Tomaron lo que habían leído y lo recrearon en sus mentes, en sus propias palabras. Más aún, un atributo de los estudiantes más exitosos fue que estos hicieron conexiones entre las ideas y los datos del texto, y sus conocimientos ya existentes. Los estudiantes capaces de traducir se consideraban a sí mismos de haber entendido el texto bien.

    Rinaudo descubrió que pocos de los estudiantes mencionaron el uso de estrategias de control o autorregulación durante el proceso de crear sus resúmenes, ni parecían reconocer que el elaborar de un resumen de un texto es, de hecho, una estrategia metacognoscitiva de aprendizaje. Afirma que el estudiante eficaz esté consciente de la tarea, las estrategias que podría usar para entender el contenido, estrategias de autorregulación para controlar su aprendizaje, y métodos de corregir problemas.

    Con el fin de mostrar en otro estudio la importancia de las estrategias metacognoscitivas en la comprensión de la lectura, se dividió el aula en grupos, y se les entregó para leer un artículo anticuado y fuera de contexto. A cada grupo les permitieron utilizar solamente una o dos de las estrategias precitadas para estudiar y entender el artículo. Un grupo pudo subrayar las ideas importantes, otro lo discutió, otro grupo pudo leer y escuchar el artículo. En otro grupo, solamente se les dejó leer el artículo una vez, luego se les entregó un examen sobre los contenidos del artículo. No tuvieron mucho éxito, obviamente. Los grupos que usaron una o dos de las estrategias mencionadas en artículo tuvieron más éxito en el examen, y un mejor entendimiento del artículo. Este es un ejemplo del efecto que la falta de unas de las estrategias metacognoscitivas puede tener en la comprensión de los textos.

    La metacognición, entonces, es un diálogo interno. Es el proceso de conectar, por autointerrogación y reflexión, información nueva con la que uno ya posea, y construir de las dos un texto nuevo y único.

    • METACOGNICIÓN Y TRES TIPOS DE CONOCIMIENTO

    Para aumentar sus habilidades metacognitivas, los estudiantes deben poseer y ser conscientes de los tres tipos de conocimiento de los contenidos: declarativo, procedimental y condicional. Declarativo conocimiento es la información que se sabe; Puede ser declarado, escritas o habladas. Un ejemplo de ello es conocer la fórmula para calcular el impulso en una clase de física (impulso = masa veces la velocidad). Procedimiento conocimiento es el conocimiento de cómo hacer algo, de cómo llevar a cabo los pasos de un proceso; Por ejemplo, a sabiendas de la masa de un objeto Y su tasa de velocidad y la forma de hacer el cálculo. Condicional conocimiento es el conocimiento acerca de cuándo utilizar un procedimiento, habilidad, o una estrategia, y cuando no lo utilice; Por qué un procedimiento de las obras y en qué condiciones; Un procedimiento y por qué es mejor que Otro. Por ejemplo, los estudiantes tienen que reconocer que un examen palabra problema requiere el cálculo de impulso, como parte de su solución.

    Esta noción de tres tipos de conocimiento se aplica a las estrategias de aprendizaje, así como el contenido de los cursosCuando el estudio, los estudiantes tienen conocimiento de que la declarativa (1) todas las tareas de lectura no son iguales; Por ejemplo, que un libro de texto de historia en el capítulo de hechos información difiere de uno de los principales documento histórico, que es diferente de la interpretación de un artículo o el análisis de ese documento. Ellos necesitan saber que los cuentos y novelas de diferentes argumentos. Además, hay que saber que existen diferentes tipos de estrategias teniendo en cuenta las anotaciones útil para los diferentes tipos de textos. Y (2) los estudiantes necesitan saber realmente escribir distintos tipos de notas (procedimiento conocimiento), y (3) que hay que saber cuándo se aplican a este tipo de notas al estudio (conocimiento condicional). Conocimiento de las estrategias de estudio es uno de los tipos de conocimiento metacognitivo, y también requiere el conocimiento de los tres tipos de conocimiento.

    • METACOGNICIÓN Y APRENDIZAJE

    En el campo de la Psicología se ha producido un cambio paradigmático en cuanto a la concepción del aprendizaje; en efecto, afirma Pozo (1990), las teorías psicológicas del aprendizaje han ido abandonando progresivamente los modelos según los cuales el conocimiento del sujeto era una simple réplica de la realidad, basada en la mera práctica, acercándose a posiciones de acuerdo con las cuales el conocimiento alcanzado por una persona es producto de la interacción entre la información presentada y los conocimientos anteriores que posee, incluyendo estos últimos tanto los conocimientos específicos correspondientes al área donde se ubica la información, como los conocimientos acerca de la cognición humana, abarcándose aquí la conciencia de sus características idiosincráticas como pensador y de los modos generales de pensamiento (v. g. analógico, inductivo, deductivo); de este modo, se tiene que "las teorías psicológicas del aprendizaje se orientan cada vez más al análisis de la interacción entre la información que se ha de aprender y los procesos psicológicos mediante los cuales dicha información es procesada por el sujeto" (Pozo, 1990; p. 201).

    Las teorías psicológicas que se adscriben al Paradigma del Procesamiento de Información han hecho posible el reconocimiento del aprendiz como un activo solucionador de problemas y procesador de información; esto, según Haller, et. al. (1988), ha permitido que las investigaciones acerca del aprendizaje humano dirijan su atención hacia las actividades mentales que tienen que ver con la conciencia, el monitoreo y la regulación de los procesos cognitivos, las cuales son, precisamente, las dimensiones constitutivas de la metacognición. Lo anterior ha permitido concebir los problemas de aprendizaje como deficiencias en el funcionamiento metacognoscitivo.

    También, concebir el aprender como un proceso de solucionar problemas posibilita un abordaje metacognoscitivo del aprendizaje, ya que éste último podría ser estudiado desde la perspectiva del propio sujeto que aprende, quien es capaz de observar sus propios procesos cognitivos y de reflexionar sobre ellos (García y La Casa, 1990).

    • METACOGNICIÓN Y RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS

    De acuerdo con García y La Casa (1990), la metacognición en la resolución de problemas se expresa en la capacidad que tiene el sujeto que resuelve el problema de observar los procesos de pensamientos propios que él implica en la realización de la tarea, y de reflexionar sobre ellos.

    Para Martín y Marchesi (1990), los procesos metacognoscitivos en la resolución de problemas cumplen una función autorregulatoria la cual permite a la persona: (a) planificar la estrategia de acuerdo con la cual desarrollará el proceso de búsqueda de la solución del problema; (b) aplicar la estrategia y controlar su proceso de desarrollo o ejecución; (c) evaluar el desarrollo del plan, es decir, de la estrategia diseñada, a fin de detectar posibles errores que se hayan cometido; y (d) modificar el curso de la acción cognitiva en función de los resultados de la evaluación.

    • METACOGNICIÓN Y DIFERENCIAS EXPERTO-NOVATO

    De acuerdo con Nickerson (1984) una diferencia importante entre los expertos solucionadores de problemas y los novatos es que la ejecución de los expertos tiene más aspectos metacognitivos que la de los novatos. Los expertos planean más efectivamente, monitorean (vigilan, supervisan) más cuidadosamente, y tienen un mayor sentido de sus propias capacidades y limitaciones como solucionadores de problemas.

    Por su parte, Kagan y Lang (1978), han señalado que los expertos solucionadores de problemas, en un dominio de contenido específico, se diferencian de los novatos, no tanto en la cantidad de información (conceptos, reglas, principios) que manejan, sino en su habilidad para reconocer y activar, entre la información que poseen, aquella que resulta pertinente al problema. Por ello, las diferencias en su ejecución que dos personas con igual conocimiento, exhiben frente a un mismo problema podrían deberse a las diferencias que entre ellos haya en cuanto a sus procesos metacognoscitivos, es decir, aquellos que dan cuenta, por ejemplo, de cómo está organizado el conocimiento en la memoria y, en consecuencia, permiten ubicar el conocimiento que es pertinente para la búsqueda de la solución del problema que se está enfrentando.

    Lo anterior significa que el conocimiento per se no garantiza su aplicación en aquellas situaciones donde su uso resulta pertinente y necesario; esto quiere decir que, aun cuando se tenga cierto conocimiento, si no se poseen habilidades metacognoscitivas, frecuentemente se falla en utilizarlo, o no se es capaz de resolver un problema aunque se posea el conocimiento que resulta adecuado para su correspondiente solución.

    También para Campione, et. al. (1989), las diferencias en cuanto a destrezas metacognoscitivas pueden constituir un buen criterio para distinguir de los novatos a los expertos solucionadores de problemas; en efecto, los expertos: (a) pueden reflexionar sobre sus propias actividades de resolución de problemas; (b) disponen de estrategias para abordar problemas nuevos; y (c) supervisan y regulan dichas estrategias efectiva y eficientemente. En cambio los novatos: (a) están menos conscientes de las estrategias que poseen y de la utilidad de las mismas; (b) disponen de menos estrategias para solucionar problemas; y (c) no usan flexiblemente las estrategias que poseen.

    • METACOGNICIÓN Y EJECUCIÓN ACADÉMICA

    Se entiende por ejecución académica las acciones desplegadas por una persona como consecuencia de las obligaciones o tareas que corresponden a su rol de aprendiz, sea dicha acción ejecutada en un ambiente académico propiamente dicho (aula, laboratorio, biblioteca u otro ambiente similar) o en otros sitios donde dicha persona se instale para cumplir con las mencionadas tareas.

    Indriago (1988) señala que se ha encontrado que la ejecución académica es afectada por el docente y el proceso instruccional en la medida en que activan los procesos de pensamiento del estudiante. Esto quiere decir que el aprendizaje no ocurre automáticamente sino que se debe principalmente al procesamiento activo de la información por parte de los estudiantes. Lo anterior significa que los procesos cognoscitivos del estudiante constituyen factores mediadores de su aprendizaje; en otras palabras, los efectos de la enseñanza sobre la ejecución están mediados por los procesos cognoscitivos del estudiante.

    En su conjunto, las acciones que conforman la ejecución académica, teóricamente, tienen como propósito el logro de alguna meta; ésta puede ser de tipo psicológico (es decir, generada por fuerzas internas al individuo); o, de tipo normativo (es decir, generada por fuerzas que le son externas). El logro exitoso de la meta está vinculado con la calidad de la ejecución intelectual la cual, a su vez, está condicionada por un conjunto de factores relacionados con el individuo, con el medio en el cual éste está inserto y con la propia meta.

    En el caso específico de las acciones de tipo académico que tienen como meta la adquisición y/o aplicación del conocimiento correspondiente a determinada rama del saber, pueden ser identificadas dos clases de acciones cognitivas que, según Fuenmayor y Mantilla (1988) cumplen sendas funciones específicas: (a) acciones cognoscitivas que sirven para facilitar el procesamiento de la información que se recibe; y (b) acciones de automanejo que sirven para mantener y enriquecer la atención, el esfuerzo y el tiempo que se dedica al aprendizaje; esta últimas son algunas de las funciones cumplidas por los procesos metacognoscitivos que tiene potencial incidencia sobre la ejecución académica de una persona.

    Esto refuerza lo que ya se ha dicho en torno a que las diferencias en cuanto ejecución académica, observables entre dos sujetos con igual conocimiento previo, podrían ser explicadas en términos de las diferencias que ellos presentan en cuanto al manejo de dicho conocimiento; ello es así porque la competencia en la solución de problemas y en otras tareas académicas que demandan algún esfuerzo intelectual, deriva no sólo del conjunto de conocimientos, conceptos y reglas, que previamente haya adquirido una persona sino, además, de su habilidad para reconocerlos y activarlos cuando se tiene necesidad de ello.

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