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La economía y la cultura en el contexto contemporáneo


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. A modo de Introducción: El contexto de las complejas relaciones entre cultura y economía
  3. Definición de Cultura y de Economía. Economía de la Cultura
  4. La Economía de la Cultura
  5. Comportamiento del Mercado Internacional del Arte en los últimos años
  6. A modo de conclusiones
  7. Bibliografía

Resumen

Para argumentar como estos hechos revelan la estrecha relación entre cultura y economía el autor analiza los elementos distintivos de la crisis estructural del sistema capitalista en los ámbitos de la economía y las finanzas, la situación medioambiental y ecológica, la crisis social, la esfera energética y la situación con los alimentos. Se definen teóricamente las categorías o conceptos de economía y cultura y se argumenta la pertinencia de la extensión de las ciencias económicas al ámbito de los fenómenos de la cultura. Se valora brevemente las posiciones teóricas acerca de estos fenómenos y se expone, atendiendo al peso del mercado internacional del arte y de las industrias culturales en la vida contemporánea, la necesidad del desarrollo de la Economía de la Cultura como disciplina científica.

Palabras clave: Cultura, Economía, Crisis Estructural, Economía de la Cultura, Mercado Internacional del Arte, Industrias Culturales.

A modo de Introducción: El contexto de las complejas relaciones entre cultura y economía

Tan variados y complejos han sido los cambios registrados en el contexto de la economía mundial en las últimas tres décadas que resulta una tarea imposible abarcar el tratamiento de todos aquellos aspectos que en este sentido resultan significativos.

Cabe aquí la primera digresión de naturaleza axiológica, por sentar bases para el ulterior análisis: Abarcar el tratamiento de aquellos aspectos que resulten significativos… pero significativos ¿para quién?

Para quienes profesamos una fe profunda en la necesidad de la supervivencia del género humano, la significación de cualquier aspecto tiene como sujeto al ser humano. De ahí que el análisis de los cambios registrados en la economía mundial que interesa realizar son aquellos que repercuten en el común destino de la especie humana.

Una vista apresurada a la situación internacional revela la importancia de la economía en el decursar contemporáneo de los acontecimientos y procesos que ocurren a diario, realidad que se afirma como tendencia creciente en las últimas tres décadas.

Durante el período acotado, conjuntamente con el avance sin precedentes del conocimiento científico y del dominio tecnológico, han confluido cambios de gran envergadura en la economía, en la política internacional, y a la vez se escucha con más fuerza la presencia de la multiculturalidad en el acontecer internacional.

La cultura se ha convertido también en protagonista y condicionante de una realidad que condensa procesos en los cuales la crisis del modelo cultural "civilizatorio" impuesto desde el siglo XIX, es condición para conculcar el peligro de la crisis estructural – económica, financiera, energética, alimentaria medioambiental ecológica- que caracteriza el orden mundial contemporáneo.

Un vistazo a la realidad internacional nos revela las múltiples caras de la crisis estructural que vive la humanidad, gracias al predominio de un sistema capitalista en plena decadencia, pero que en su decadencia amenaza con arrasar con la vida en el planeta.

En el orden económico: caída generalizada del PIB, disminución del comercio mundial en más de un 20 %, volatilidad de los precios, sobre todo de los productos básicos, contracción de las inversiones productivas, depreciación de las monedas, disminución de las reservas internacionales, entre otras.

En el orden económico-social: más desempleo [este año 2010 se sumarán 50 millones más según pronósticos de la Organización internacional del Trabajo (OIT)], pérdida de las viviendas (varios millones de vivienda embargadas en EE. UU. y en Europa, en virtud de la ejecución de las hipotecas no pagadas), menos acceso y más baja calidad en la salud y la educación, congelamiento de los créditos personales y empresariales, contracción de la demanda solvente de la población, sobre todo de la de menos ingresos, lo cual conduce a la contracción del consumo y la reducción de las ventas, lo que amplifica la crisis, entre otras consecuencias.

En el orden político: inestabilidad de los gobiernos, pugnas entre las diferentes fuerzas políticas por el acceso a los espacios del poder y el control y manejo de los recursos, aparición de nuevos actores, generación de agudos conflictos político-sociales entre otros.

En los aspectos medioambientales: mayor desequilibrio de los ecosistemas, mayor contaminación ambiental, agudización de los problemas relacionados con el calentamiento global debidos a la emisión de los GEI[1]el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales no renovables, entre otros.

En la esfera energética: volatilidad de los precios de los combustibles debido a muchos factores, restricción en el consumo de los portadores energéticos, búsqueda de fuentes alternativas de energía, cambios en la industria automotriz hacia tecnologías combinadas entre lo tradicional y lo moderno, búsqueda de medios para el logro de la adaptación y la mitigación de los efectos de los cambios, entre otros.

En lo relacionado con los alimentos: Incremento de los precios de los alimentos básicos, contracción del consumo de los sectores de menos ingreso, extensión del agronegocio, utilización de tierras fértiles para producir biocombustibles, y por todo lo anterior empeoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones de menos recursos principalmente, entre otras.

En la actualidad además se aprecian cambios esenciales como la declinación de Estados Unidos, que como potencia mundial alcanza un nuevo nivel y se convierte en víctima de sus propias contradicciones económicas fruto de la dominación del capital financiero, que usó contra el mundo y ahora contribuye a generar la crisis en la mayor economía del mundo, su propio país. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) ven paulatinamente erosionada su autoridad para imponer sus recetas y en consecuencia surgen nuevos regionalismos en Asia, América Latina así como también economías emergentes como las BRIC[2]quedan desacreditadas las políticas de privatización; el Estado, repudiado a tenor de las políticas neoliberales aplicadas hasta ahora, regresa como parte de la solución a los problemas, y se producen cambios en los movimientos sociales, como el Foro Social Mundial, y otros movimientos alternativos opuestos a la globalización neoliberal.

La paralización del crédito más la disminución de la demanda solvente implican la deflación (deceso generalizado de los precios en una espiral depresiva) Esta situación actúa como desestimulo a la producción y no mejorará el consumo de la población, porque los salarios también se deprecian por vía del aumento desmedido del desempleo, prácticamente en todas las regiones geográficas, como ya demuestran las estadísticas.

Definición de Cultura y de Economía. Economía de la Cultura

En este contexto contemporáneo complejo, que se refleja en el campo de la teoría por una múltiple producción conceptual donde predomina la interpretación postmoderna de los procesos sociales, se interrelacionan como nunca Cultura y Economía.

Cualquier definición teórica del concepto de cultura tropieza con el obstáculo de la extrema diversidad de significados con que se aborda este término. La diversidad de puntos de vista y ópticas y la diversidad de ciencias desde la cual se aborda, así como de posiciones cosmovisivas de sus autores, dificulta conferir rigor a la labor de conceptualización teórica, exigiendo constancia del investigador al abordarlo, lo que confiere lentitud a la revisión crítica y demanda realizar esta con sumo cuidado.

Sin dudas para analizar el concepto de cultura debemos comenzar, por abarcador, por el concepto de cultura que expresó en el siglo XIX Edgard Burnett Taylor al afirmar "La cultura o civilización, en sentido etnográfico amplio es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad."[3](Bohanan y Glaser, 2003, 61)

En este concepto se expresan elementos sustanciales al valorar la cultura como un todo que engloba una serie de aspectos del fenómeno cultural, sin dejar a un lado la sociedad como ente colectivo y social, y como resultado del proceso histórico. Este concepto, abarcador, concluye precisamente con la palabra sociedad y desde nuestra interpretación, ello señala de forma explícita, la relación que existe con el hombre como portador de cultura.

El concepto dado por el alemán naturalizado norteamericano Franz Boas es pertinente al incluir en su contenido a la comunidad y las reacciones del individuo como parte de ella, al ser afectadas por las costumbres de ese grupo donde vive, es entonces un aporte significativo al respecto el concepto según el cual … "La cultura incluye todas las manifestaciones de los hábitos sociales de una comunidad, las reacciones por las costumbres del grupo en que vive, y los productos de las actividades humanas en la medida en que se ven determinadas por dichas costumbres."[4] (Bohanan y Glaser, 2003, 85)

Marvin Harris siguió allanándonos el camino al expresar "Cuando los antropólogos hablan de una cultura humana normalmente se refieren al estilo de vida total, socialmente adquirido, de un grupo de personas, que incluyen los modos pautados y recurrentes de pensar, sentir y actuar." [5]Bohanan y Glaser, 2003, 393)

Otros elementos importantes en el terreno cultural expresa Giddens cuando afirma: "Cultura se refiere a los valores que comparten los miembros de un grupo dado, a las normas que pactan y a los bienes materiales que producen. Los valores son ideales abstractos mientras que las normas son principios definidos o reglas que las personas deben cumplir." (Ritzer, George, 2002, 492) [6]Aquí se tiene en cuenta valores y normas como preceptos que debe cumplir el hombre.

Para comprender la historia Marx recalcó la importancia del papel de la lucha en el logro de la evolución y el progreso cultural. Toda la historia según Marx, era el resultado de la lucha entre las clases sociales por el control de los medios de producción. El aporte más significativo de Marx para entender el fenómeno de la cultura es la tesis básica de la concepción materialista de la historia, según la cual…"el ser social, determina la conciencia social".(Marx, Carlos, 1986, 234) Engels, sobre todo en los escritos bajo la influencia de las obras de Morgan, como es "El origen de la familia, la propiedad privada y el estado", usa la noción de "cultura global," ya enteramente moldeada por la etnología evolucionista y en los marcos de ella distinguía a la civilización como el más alto estadío evolutivo.

El tema de la cultura también fue tratado por Vladimir Ilich Lenin, quien se refirió a las dos culturas: la de las clases poderosas y la de los humildes. En cuanto a la proletaria destacó que "tiene que ser el desarrollo lógico del acervo de conocimientos conquistados por la humanidad bajo el yugo de la sociedad capitalista" (Lenin, V.I., 1986, 41).

Concepto global de cultura llaman los marxistas al que apunta a la totalidad de creación, transformación y actividad humana, al universo humanizado en su más amplia acepción. Sin embargo, en otro sentido pero con una significación muy práctica para los fines del presente trabajo, queremos referirnos a la definición de Gramsci, cuando expresa: "La cultura es cosa bien distinta. Es organización, disciplina, del yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia por la cual se llega a comprender el valor que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus deberes" (Portal y Recio, 2005, 10).

Para los investigadores autores del presente trabajo, este autor define que Cultura es el sistema imbricado interrelacionado y complejo de todos los elementos materiales y espirituales que caracterizan y definen la idiosincrasia particular de una sociedad dada, identifica dicha sociedad como colectividad humana y determina el curso hacia la profundización, concreción y afirmación de sus propios valores, lo cual le concede tangibilidad y permanencia.

En ese sentido a nivel internacional cada pueblo o nación puede se considerado una determinada cultura, y en el territorio de determinado país pueden coincidir más de una cultura.

El concepto o categoría dado anteriormente es útil porque permite a partir de él considerar las relaciones interculturales como relaciones internacionales o externas y valorar la significación de las complejas relaciones entre Cultura y Economía en este nivel de análisis.

Por otra parte la cultura es definida también "Conjunto de valores, modos de actividad y productos generales del grupo humano; logrados y establecidos a través de la historia, en la realización de objetivos y la labor común general". (Taquechell et al, 1986,15) al respecto en la obra "Apreciación de la cultura cubana" se plantea: "El hombre, principal factor de cultura, trasciende a la naturaleza, pero siendo parte de ella, conociendo y asimilando sus leyes, es imposible su relación sin que medie en ello un proceso cultural". También se ha sostenido que (…)"la cultura es todo lo que no es naturaleza", (Rodríguez, Carlos Rafael, 1984, 19), ello ha ofrecido profundas reflexiones sobre el contenido y las formas de la cultura, sobre todo como vida espiritual, sus funciones y proyección ideológica.

Estas últimas definiciones nos permiten concebir el fenómeno cultural, complejo y contradictorio como fruto y génesis a la vez de la producción material, y abarca también sus sueños y fracasos, sus tradiciones, hábitos y costumbres, sus sentimientos y aspiraciones que se comunican y enlazan a través de generaciones y que constituyen la raíz y esencia de su cohesión social.

En este contexto de análisis podremos reflexionar también sobre las profundas y complejas relaciones entre Economía y Cultura dentro del marco de una sociedad dada.

Tampoco escapa a la pluralidad de definiciones la categoría o concepto de Economía.

El economista británico Lionel Charles Robbins (1898 – 1984) propuso una de las primeras definiciones contemporáneas de economía: para Robbins la economía es la ciencia que analiza el comportamiento humano como la relación entre unos fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos.

La definición clásica de la corriente objetiva es de Federico Engels, quien señala: "La economía política es la ciencia que estudia las leyes que rigen la producción, la distribución, la circulación y el consumo de los bienes materiales que satisfacen necesidades humanas."(Marx y Engels, 1979, 234). Según otra de las definiciones más aceptadas, propia de las corrientes marginalistas o subjetivas[7]la ciencia económica analiza el comportamiento humano como una relación entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos.

Su objeto de estudio es la actividad humana y, por tanto, es una ciencia social. Las ciencias sociales se diferencian de las ciencias puras o naturales en que sus afirmaciones no pueden refutarse o convalidarse mediante un experimento en laboratorio y, por tanto, usan una diferente modalidad del método científico.

También conviene referirse a los conceptos de teoría positiva y teoría normativa. No todas las afirmaciones económicas son irrefutables, sino que ciertos postulados pueden verificarse, esto es, puede decirse que "son" y, cuando eso ocurre, se habla de economía positiva (véase por ejemplo positivismo). Por el contrario, aquellas afirmaciones basadas en juicios de valor, que tratan de lo que "debe ser", son propias de la economía normativa y, como tales, no pueden probarse. La economía se mueve constantemente entre ambos polos.

Carlos Marx a su vez señala que la economía es "la ciencia que estudia las relaciones sociales de producción". También se le llama "la ciencia de la recta administración". La corriente objetiva se basa en el materialismo histórico, se refiere al concepto del valor-trabajo, por el que el valor tiene su origen objetivo en la cantidad de trabajo requerido para la obtención de los bienes. Y es histórico porque concibe el capitalismo como una forma u organización social correspondiente a un determinado momento histórico. Esta definición ha engendrado una corriente de pensamiento económico que hoy día se le conoce como la Economía Política.

Desde otro punto de vista la economía puede ser observada como un ámbito de comunicación bien definido. Esto significa que la economía es el medio de comunicación en el cual se forman los sistemas económicos. En esta perspectiva los sistemas económicos son sistemas sociales en los cuales las comunicaciones que se reproducen son comunicaciones sobre compensaciones o pagos. Aquellas comunicaciones que tienen sentido económico, se reproducen en los sistemas económicos, aquellas que no tienen sentido, se rechazan.

Ara los fines del presente trabajo suscribimos la posición marxista y consideramos la economía como la ciencia social que estudia los procesos de producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios.

Por su valor metodológico recordamos aquí la célebre frase de Marx en su obra Contribución a la crítica de la economía política:

"…en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. (Marx y Engels, 1979, 519)

Esta definición dentro del marco de la categoría Formación Económico Social (FES) nos permite identificar determinada cultura como una FES particular y valorar la cultura como fenómeno espiritual dentro de una misma FES, y por tanto determinado "en última instancia" por la economía, concebida esta como el conjunto de la relaciones sociales de producción.

La Economía de la Cultura

La teoría económica no incluyó, en el pasado, a las actividades culturales. Para Adam Smith o David Ricardo, el gasto en las artes no contribuía a la riqueza de la nación. Smith veía la cultura como el dominio por esencia del trabajo no productivo, aunque no dejaba de reconocer -implícitamente- los efectos externos del gasto en cultura (Benhamou, F., 1996, 3). Este autor refiere que Alfred Marshall señalaba la imposibilidad de evaluar objetos que, como los artísticos, eran únicos en su género, no teniendo equivalente ni concurrente. (Benhamou, F., 1996, 5).

Pero, progresivamente, se fueron sentando las bases de una "economía de la cultura", gracias a los trabajos de diversos autores: William Baumol, William Bowen, Gary Becker, George J. Stigler, Alan Peacock, Peter J. Alexander, la Escuela de Elección Pública, entre otros.[8]

Al reconocimiento de la economía de la cultura, como ámbito específico de la ciencia, han contribuido tres factores, según Luis Stolovich en su artículo "Diversidad creativa y restricciones económicas. La perspectiva desde un pequeño país"[9]:

  • 1. la propensión de las actividades culturales a generar flujos de ingresos y de empleo,

  • 2. la necesidad de evaluar las decisiones culturales, que implican recursos económicos, y

  • 3. en el plano teórico, el desarrollo de la economía política hacia campos nuevos.[10]

Dado lo incipiente de la disciplina, en los estudios empíricos de Economía de la Cultura la perspectiva dominante ha sido la de evaluar los impactos económicos de la cultura; impactos directos e indirectos, sean de alcance global (incidencia en el PBI del valor agregado por el conjunto de las actividades culturales), sean de un alcance limitado a los efectos de una actividad específica (por ejemplo: un festival o un museo) sobre una determinada localización geográfica.

"Todos estos estudios pretenden medir el efecto económico que se desprende del gasto interior en consumo e inversión, así como el gasto exterior en bienes y servicios del sector cultural, y su impacto directo, indirecto e inducido sobre la producción, el valor añadido, el empleo, la demanda de importaciones o cualquier otra magnitud económica relevante para el propio sector y el resto de ramas de actividad de una economía" (Bonet, Luis, 2000, 13).

Gran parte de los estudios de impacto económico de la cultura han tenido, y tienen, una finalidad instrumentalista: fundamentar la necesidad de incrementar los aportes económicos, públicos y privados, necesarios para financiar las actividades culturales.

Más allá de la importancia de estos estudios económicos, y de lo discutible de si los apoyos a la cultura deben fundamentarse en los impactos económico-sociales de las actividades culturales o en los valores intrínsecos de la cultura, queremos enfatizar en otro enfoque de las relaciones entre Economía y Cultura.

La Cultura no es simplemente un factor de dinamización del crecimiento económico (PBI, empleo, comercio exterior, etc.) en el mundo contemporáneo, aunque este argumento sea fundamental para algunos políticos cuyas decisiones afectan los presupuestos de cultura.

Es también un gran desafío para la Ciencia Económica –y para los diferentes marcos teóricos de la Economía. La Cultura, con sus innovaciones y con sus especificidades, no sólo exige elaborar un instrumental teórico y metodológico específico, lo cual ya de por sí es un desafío. Exige crecientemente un replanteamiento del pensamiento económico. Si estamos transitando hacia una "economía de la información" o hacia "una economía de la creatividad", desplazando al viejo mundo industrial de bienes tangibles por la producción de intangibles ¿no habrá que replantearse muchas de las teorías y enfoques del pensamiento económico? En tal sentido, la Cultura es un desafío para la Economía. Más aún, cabe plantearse si la Economía como ciencia es capaz, por sí misma, de responder a estos desafíos.

La interpretación que prima en la producción académica sobre los fenómenos generalizados que constituyen evidencias de la crisis general y sistémica del mundo contemporáneo es esencialmente postmoderna. Diversas posiciones filosóficas sociológico-antropológicas y también desde las ciencias económicas desarrollan el discurso siguiendo en lo fundamental la línea subjetiva en el desarrollo de la economía como ciencia que analiza el comportamiento humano como una relación entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos. La valoración crítica de estas visiones es necesidad de primer orden[Aunque este análisis no sea el objetivo central del presente trabajo] por el servicio que le hacen al sistema capitalista, o como brillantemente expone François Houtart:

"Aparece claramente que esta visión del postmodernismo es una reacción contra un pensamiento moderno rígido, dogmático, imponiendo esquemas de pensamiento sin tener en cuenta el carácter relativo de sus construcciones. Sin embargo, al mismo tiempo destruye la posibilidad de analizar los procesos sociales y peor todavía, llega a la incoherencia de la acción sobre las bases del sistema económico-político dominante:"(Houtart, F., 2006, 26).

Asimismo, este pensador manifiesta: "La crítica principal que se puede hacer a esta corriente es que se trata del mejor conjunto ideológico para el triunfo del capitalismo neoliberal. Es precisamente cundo este último se globaliza como sistema-mundo, que se desarrolla una teoría de la negación de todo sistema, el relativismo cultural del abandono de la coherencia. Nada puede ser mejor para legitimar la realidad política de un mundo dominado por un sistema económico preciso." (Houtart, F., 2006, 26).

Algunos objetos de estudio de la economía de la cultura en el mundo contemporáneo. El mercado Internacional del Arte y las industrias culturales.

Concebimos al Mercado Internacional del Arte

"…como un componente del sistema económico internacional que relaciona a todos los actores del sector de la producción, distribución y consumo de las obras de arte como mercancías. La valoración de determinado artista en el mercado del arte se realiza entre las instituciones culturales (el museo, la bienal, la entidad institucional coleccionista), los profesionales de esta particular esfera (el curador, el crítico, el académico) y las esferas en que se distribuye ese arte, ya sean públicas (subastas) o privadas (galerías, ferias, etc.).[11]

El conocido académico, sociólogo y politólogo Michael Parenti en su ensayo "La batalla de la cultura" expresa: "Como la economía de mercado corporativa ha crecido en influencia y poder, penetrando en tantos aspectos de la vida social en este país[12]y en todas partes, la propia cultura se convierte en un articulo de consumo, algo para ser comercializado y obtener beneficios. La gente dice cuando se queja "la única cosa que importa en estos días el dinero". Así que, creamos menos nuestra cultura y la compramos más, hasta que realmente deja de ser nuestra cultura."[13]

Se analiza aquí un fenómeno en la contemporaneidad complejo de las relaciones económicas internacionales que como quizás ningún otro muestre la irracionalidad de estas relaciones y su carácter monopolista, viviendo la paradoja de que el mercado internacional del arte, seguido por los medios masivos de comunicación y "vendiendo" la imagen de la verdadera cultura, es expresión del carácter dominador, exclusivo y globalizador de los países poderosos, reproduciendo y afianzando el modelo de dominio sobre los países pobres.

Este mercado en la contemporaneidad muestra una tendencia vertiginosa a su crecimiento y expansión por diferentes razones. Al respecto Oscar Llanes Gómez en su original artículo "Cuba en el mercado del Arte" expone:

"Al revisar las estadísticas ofrecidas por la UNESCO descubrimos que el negocio ha crecido en un mil porciento en los últimos 50 años y la rentabilidad está muy lejos de ser alcanzada por cualquier otra inversión o modalidad financiera conocida. El mercado del arte funciona como un muro de contención contra inflaciones, crisis, desplomes de valores industriales, guerras, estafas, atracos y robos. A su alrededor crecen las agencias culturales, financieras y de seguros, los gobiernos locales y nacionales y la mayor parte de los delitos de evasión fiscal." [14]

La crisis demostró que el fin de la llamada Era Industrial estaba cerca. Se alentó un proceso especulativo sin precedentes, causa medular de la crisis estructural que en las finanzas se expresa en los años 2008 hasta la actualidad. Las nuevas inversiones entonces, buscaron refugio en valores imperecederos y más dados a la especulación. Una parte tomó el camino de las drogas, el mercado negro y la economía sumergida y la otra se convirtió en colecciones de arte. La industria cultural había nacido. En unos años la pujanza del negocio del arte abrió los caminos a la música, el espectáculo y el cine. La globalización como fenómeno económico tiene como una de sus bases la internacionalización de los capitales limpios que el libre comercio del arte proporcionó durante la década de los "80. El crecimiento de los precios por género, desde 1986 hasta el 2000 demuestra la solidez del mercado en estos momentos., tendencia que se ha mantenido en ascenso en los últimos años.

Comportamiento del Mercado Internacional del Arte en los últimos años[15]

  • En 2009, el mundo vivió la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Más de80 países permanecían en recesión hasta el verano de 2009. Mientras tanto, el mercado del arte mundial se enfrentaba al estallido de una burbuja especulativa sin precedentes. Veamos el despliegue de hitos que confirman, no obstante las coyunturales dificultades, que nos encontramos en presencia de un mercado en franca expansión:

  • 2007: 28,9% – Competición millonaria. La plenitud: el mercado del arte alcanza los 9.000 millones de dólares en volumen, los precios aumentan un 28,9% durante el año. El 15 de mayo, Sotheby"s vende una obra de Bacon tras otra por 47 millones de dólares y una obra de Rothko por 65 millones de dólares, y al día siguiente Christie"s adjudica un Warhol por 64 millones de dólares

  • 2008: 171,6 millones de dólares – El caso de Damien Hirst. Es la suma de las adjudicaciones de Damien Hirst en dos días, en el momento de la venta de Beautiful Inside My Head Forever en Londres el 15 y 16 de septiembre. Horas antes de la venta, el banco Lehman Brothers se declara en quiebra. Un mes más tarde, el índice de confianza del mercado del arte de Artprice (AMCI) pierde20 puntos y en 4 meses, el índice de los precios del arte pierde un 25%.

  • El año 2009 fue testigo de las nuevas estrategias implementadas por las casas de subastas de todo el mundo para mitigar los efectos adversos de la crisis económica en el mercado del arte. Ésta firmó el declive del arte contemporáneo de alto nivel, en particular los mercados considerados emergentes al principio del milenio.

La crisis cambió profundamente la psicología del mercado, haciendo hincapié en el discernimiento contra el entusiasmo, la prudencia contra la urgencia de adquisición, la reflexión contra la actitud servil. Permitió apartar a muchos especuladores atraídos por las ganancias fáciles y volver a centrar a las casas de ventas y a los coleccionistas sobre la calidad contra la cantidad y los valores más asentados. Contra todo pronóstico, China siguió estando en el tercer lugar y progresó incluso la diferencia del resto del mundo. EE.UU. y, sobre todo, Inglaterra quedaron profundamente tocados. En cuanto a Francia (con exclusión de la subasta Pierre Berge/Yves Saint Laurent, lo que representa un cuarto de los ingresos de sus ventas anuales para las Bellas Artes), su pérdida de competitividad año tras año la convirtieron en el farolillo rojo del mercado del arte mundial, principalmente por el retraso en la reforma de las ventas públicas exigida por la Directiva

Europea del 28/12/2009.

  • 2009: 230 millones de dólares por la venta de Pierre Bergé – Yves Saint Laurent. El 23 de febrero de 2009, bajo los techos del Grand Palais de París, Christie"s vende la colección de Bellas Artes del diseñador Yves Saint Laurent y de su compañero Pierre Berge por más de 230 millones de dólares. Veinticinco piezas se esfuman por más de 1 millón de dólares y cuatro de los diez récords del año se obtienen en la venta.

Las industrias culturales.

Se llama industria cultural al conjunto de empresas e instituciones cuya principal actividad económica es la producción de cultura con fines lucrativos. En el sistema de producción cultural pueden considerarse: la televisión, la radio, los diarios y revistas, el cine, la música, las editoriales, el teatro, la danza, etc., que son elaborados buscando a la vez aumentar el consumo de sus productos, modificar los hábitos sociales, educar, informar y, finalmente, transformar a la sociedad.

Es difícil encontrar datos fiables del peso económico de las industrias culturales en la economía internacional, o en las economías nacionales, no obstante la sola enumeración de estas industrias basta ara tener una idea del papel creciente de las mismas en la vida moderna y por tanto de su peso económico, que en los países líderes de la economía mundial es altamente significativo. A lo anterior se une la constatación de su eficacia probada de instrumentos de dominación de unas culturas por otras. Para ilustrar esto a continuación se refieren algunas de estas industrias culturales.

El cine es el arte que consiste la técnica de proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, mostrando algún vídeo (o película, o film, o filme). Como forma de narrar historias o acontecimientos, el cine es un arte, y comúnmente, considerando las seis artes del mundo clásico, se le denomina séptimo arte. No obstante, debido a la diversidad de películas y a la libertad de creación, es difícil definir lo que es el cine hoy. Por otra parte, a la creación documental o periodística se le clasifica según su género.

A pesar de esto, y por la participación en documentales y filmes periodísticos de personal con visión propia, única y posiblemente artística (directores, fotógrafos y camarógrafos, entre otros), es muy difícil delimitar la calidad artística de una producción cinematográfica. La industria cinematográfica se ha convertido en un negocio importante en lugares como Hollywood y Bombay (el denominado "Bollywood"; ver, en http://www.cineasia.net/general/glosario.html, un vocabulario básico de términos relacionados con el cine asiático. El inmenso movimiento económico del cine como industria cultural no sólo es bien conocido, sino que ha sido motivo de innumerables estudios.

En el ámbito de la música la actividad comercial corre a cargo de las compañías discográficas. Una compañía discográfica, también conocida como sello discográfico, discográfica o disquera, es una empresa que se dedica a realizar grabaciones de música, así como la comercialización y distribución de las mismas. Algunas de estas compañías tienen sus propios estudios de grabación y profesionales para buscar el mejor sonido en la grabación de un disco como productores discográficos

Además se encarga de producir artistas de cualquier género musical, lanzar nuevos cantantes, proporcionar lo necesario como la producción de videoclips, CDs, la promoción en la radio, recientemente descargas de canciones, realizar conciertos, entre otras cosas más Los contratos firmados con los intérpretes generalmente son para producir 5 discos, si éste tiene un buen desempeño en la venta de sus álbumes y singles entonces el contrato se renueva, siempre y cuando estén de acuerdo ambas partes. Si por alguna razón no quiere seguir y decide cambiar de discográfica sin que haya caducado su anterior contrato, entonces la discográfica procede a poner una demanda alegando Incumplimiento de Contrato, lo cual se arregla generalmente con el pago de una cierta cantidad de dinero, obligando al cantante a que siga con la discográfica, o la anulación del contrato.

La Industria de los videojuegos, por otra parte es el sector económico involucrado en el desarrollo, la mercadotecnia y la venta de videojuegos. Engloba a docenas de disciplinas de trabajo y emplea a miles de personas alrededor del mundo.

Los videojuegos cuentan con una muy exitosa industria, que en los últimos años ha estado generando más dinero que la del cine. La industria de videojuegos representó un valor de 27.000 millones de dólares mundialmente en el año 2005.

Algunas de las empresas más importantes del sector son: Nintendo, Sega, Electronic Arts, Sony, Activision, Microsoft Games, Ubisoft, Konami, Capcom, Rockstar, Blizzard, etc. Estas empresas se dedican a la producción del hardware de las consolas, la comercialización de los mismos, o bien al desarrollo de videojuegos.

La industria de videojuegos ha experimentado en los últimos años altas tasas de crecimiento, debido al desarrollo de la computación, capacidad de procesamiento, imágenes más reales y la estrecha relación entre películas de cine y los videojuegos, con lo cual los consumidores (preferentemente preadolescentes) reconocen los títulos más inmediatamente

Las Artes Aplicadas se refieren a las actividades humanas que se valen del conocimiento artístico para desarrollar objetos, espacios y ambientes para el día a día del ser humano. En contraste con las Bellas Artes, su objeto no es la Belleza, sino el bienestar.

Entre las Artes aplicadas encontramos las disciplinas del Diseño Industrial, Diseño Gráfico, Diseño de interiores, Diseño de Modas y Artes Decorativas. La fotografía y la arquitectura pueden considerarse también como Artes Aplicadas. El peso específico de la comercialización de las artes aplicadas en cada país y en el mercado internacional es altamente significativo, y si a ello le agregamos la artesanía, se podrá imaginar que constituyen un volumen económico abrumador.

A modo de conclusiones

Los elementos anteriores bastan para apreciar que Hoy el sector económico cultural posee un peso fundamental en el PIB, tanto mayor cuanto más importante es el grado de desarrollo económico del país. Así, en los Estados Unidos, el sector cultural -eso sí, un sector cuyo concepto se ensancha hasta la duda al incluir el entertainment– aparece hoy como el primer sector de exportación por delante de la industria pesada, de la industria militar o del sector aeronáutico.

El desarrollo de las industrias culturales resulta hoy impresionante. Ya hemos señalado su dimensión económica, como fuente de producción de riqueza con su significada aportación al PIB. Pero dicho desarrollo no es menos clave en términos culturales. Aunque este otro aspecto que vamos a señalar es difícil de cuantificar, hoy el peso de las industrias culturales en la experiencia cultural de los individuos es muy elevado.

Una visión acorde con la realidad exige superar esa dicotomía. Qué duda cabe que una parte importante de la personalidad la moldean hoy los mensajes y contenidos culturales que vehiculan el cine, el libro, el audiovisual, el disco…; y, por otra parte, cómo se podría negar la importancia decisiva, en la conformación de la personalidad, de los medios formales e informales de transmisión de la cultura popular (folclore, costumbres, prácticas sociales…), de las tradiciones presentes en los ambientes y contextos sociales y comunitarios en los que los individuos viven.

Sin embargo, no creemos que exista la oposición que a menudo se quiere ver, ya que tradiciones e industrias culturales se imbrican recíprocamente en una compleja urdimbre. Precisamente, es aquí donde descubrimos la raíz del problema actual de unas industrias culturales cuyos contenidos, a resultas de un proceso de producción y de circulación comercial desequilibrado y entregado a la exclusiva lógica del mercado, están ignorando gran parte de valores y tradiciones culturales de la humanidad. La consecuencia de ese desequilibrio es una grave mutilación de la diversidad cultural y el desenraizamiento y desterritorialización de los contenidos, que se manifiesta con diferente intensidad en unas y otras industrias culturales.

En efecto, por su diferente naturaleza productiva y empresarial, unas industrias son más propensas al equilibrio, al enraizamiento local y a reflejar la diversidad que otras. La radio, el disco o el libro favorecen una producción y difusión de contenidos más diversos y equilibrados; mientras que el cine y el audiovisual propenden a la concentración en un número escaso de grandes grupos de empresas de producción y de distribución que extrañan y alejan los contenidos de los públicos destinatarios.

Bibliografía

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  • 2. Bonet Agustí, Lluis (2000) Opciones de política cultural e instrumentos de análisis económico ante la globalización de la producción y los mercados culturales. Barcelona, Universidad de Barcelona.

  • 3. Colectivo de Autores. Economía mundial. Los últimos 20 años. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002.

  • 4. Colectivo de Autores. Las teorías acerca del subdesarrollo y el desarrollo. Una visión crítica. Editorial Félix Varela, La Habana, 2006.

  • Partes: 1, 2
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