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Democracia y participación


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Fundamentos sociales y políticos de la participación
  3. La identidad
  4. La comunicación
  5. La responsabilidad ética
  6. En lo político
  7. Democracia vs participación
  8. La democracia en el mundo
  9. Índice de democracia según la región
  10. Análisis de la democracia
  11. Abstención electoral
  12. Análisis de la participación electoral en el país
  13. Elecciones parlamentarias
  14. Participación democrática en la cooperativa
  15. Bibliografia
  16. Consultas en internet

Introducción

Pareciera que hay una estrecha relación entre la participación y la democracia, como que es inexorablemente una relación recíproca y proporcional, a más democracia mayor participación, y viceversa, a menos participación menor democracia.

En un escenario sociopolítico es necesario establecer las necesidades, los requerimientos y los intereses; es decir se hace necesario revisar en estas tres dimensiones ¿Qué se busca con la participación? y ¿Qué se quiere de la participación?, interrogantes que permiten iniciar una reflexión personal y colectiva.

A manera de introducción, la norma obliga a las cooperativas (ley 79/88), y a las organizaciones de economía solidaria (Ley 454/98), a contribuir al perfeccionamiento de la democracia por medio de la participación.

El artículo 1° de la ley 79, lo perfila como objetivo: 4- contribuir al ejercicio y perfeccionamiento de la democracia mediante una activa participación. Es decir, desde la legislación se considera que se promulga la ley con un objetivo, entre otros, que es mejorar la participación democrática y lo caracteriza como un propósito del sector cooperativo para su desarrollo, pero así mismo es fundamental para el desarrollo de la economía nacional.

En la ley 454 de 1998 no se define como objetivo de la ley, sino que se precisa como uno de los fines de la economía solidaria (Artículo 5): 3- Contribuir al ejercicio y perfeccionamiento de la democracia participativa. Es decir, que el ejercicio de la economía solidaria se consuma, logra su máxima realización y desarrollo cuando se ha alcanzado la máxima participación de sus asociados en la democracia participativa del país.

Como se observa, la legislación impone como imperativo para las cooperativas y demás formas asociativas de propiedad, la contribución al mejoramiento y perfeccionamiento de la democracia mediante la participación de los ciudadanos; y en esa dirección se complementa con el fin 2- Generar prácticas que consoliden una corriente vivencial de pensamiento solidario, crítico, creativo y emprendedor como medio para alcanzar el desarrollo y la paz de los pueblos.

Desde la obligación que impone la ley, se abre un reto, un desafío para las organizaciones solidarias: ser una expresión de la democracia participativa, efectiva y real, y en esa dirección la necesidad de incrementar la participación, se convierte en un requerimiento normativo, pero a la vez, en un interés institucional, como expresión de una sociedad comprometida y organizada con su entorno.

Para tratar de resolver esta situación, se abordaran los siguientes temas:

1. Fundamentos sociales y políticos de la participación.

2. Democracia vs participación.

3. Análisis de la participación electoral en el país.

4. Participación democrática en las cooperativas.

Finalizando en un conversatorio, que permita recoger a manera de conclusiones, algunas reflexiones que contribuyan a construir una propuesta, para mejorar la participación y por ende la democracia en la cooperativa.

Fundamentos sociales y políticos de la participación

En lo social Si se parte de la consideración de Aristóteles que el ser humano es un animal político (Zoom politikon)1, es decir, "un ser que necesita de los otros, de su especie para sobrevivir; no es posible pensar que el individuo sea anterior a la sociedad, que la sociedad sea el resultado de una convención establecida entre individuos que vivían independientemente unos de otros en estado natural: La ciudad es asimismo por naturaleza anterior a la familia y a cada uno de nosotros"; se deduce que la función de la participación es a la vez una función social y política, se relaciona con la ciudad y el interés que por ella, se despierta en el individuo.

Así para los griegos, los individuos se dividían entre los hombres con plenos derechos políticos que se interesaban por los asuntos del Estado y participaban en los juicios, ocupando magistraturas o desempeñando cargos (los politikós) y los que se ocupaban sólo de sus intereses particulares o privados (los idiotikós)2. Bertolt Brecht los llamaría analfabetos políticos.

Adela Cortina3, por su parte dice: «no es sólo ciudadano aquél que tiene una cédula de identidad o un pasaporte, sino el que participa en las deliberaciones y decisiones que se toman en torno a las cuestiones públicas. El auténtico ciudadano es el que toma parte activa en lo público, en aquello que a todos afecta, y no se conforma con ser un "idiotés", un idota separado de las cuestiones comunes», y añade «antes" que miembro de una comunidad política, "antes" que productor de riqueza material, "antes" que participante del mercado, "antes" que componente de una nación, es miembro de una sociedad civil, en la que se ha socializado convirtiéndose en persona. Las ideologías que reducen a la persona a ser parte de la comunidad política (cierto republicanismo), del proceso productivo (marxismo), del mercado (capitalismo), de la nación (nacionalismo), han olvidado la dimensión originaria de esa persona, por la que forma parte de esa sociedad civil, que es "el reino de la fragmentación y la lucha, pero también de solidaridades concretas y auténticas». El peor analfabeto es el analfabeto político No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales. Bertolt Brecht Para estos autores, la participación identifica al ciudadano, el cual por definición debe tomar parte directa de las decisiones que afectan los intereses comunes. Es así como en la mayoría de los países democráticos, se busca la manera de generar compromiso social, ese sentimiento de pertenencia que se ha perdido, que se ha quedado confundido en el ritmo ciudadano de la búsqueda del confort, hoy la ciudad no nos pertenece porque la hemos vendido de a pocos. La dinámica económica imperante ha reducido el papel del estado, promoviendo la privatización, y favoreciendo el monopolio, que al decir de Cortina, frenan la iniciativa, matan la creatividad, reducen las posibilidades vitales, destruyen la vida.

El involucramiento de los particulares en los asuntos públicos debe enmarcarse dentro de una regulación que se construya bajo los principios de la solidaridad con los grupos sociales, las regiones y las etnias puestas en posición de desventaja ante la competencia. Es preciso reconocernos en la diferencia, para empezar a ganar en interlocución, escucharnos Esta es la ciudad (…) y yo soy uno de los ciudadanos. Todo lo que interesa a los demás me interesa… política, iglesias, diarios, escuelas, las sociedades de beneficencia, mejoras, bancos, tarifas, barcos de vapor, fábricas, mercados, surtidos, tiendas, bienes reales y bienes personales. (…) El más débil y el más superficial es inmortal conmigo, lo que hago y digo ellos lo harán también, cada pensamiento que se agita en mí, idéntico se agita en ellos. Conozco perfectamente mi propio egoísmo y conozco mis palabras omnívoras, y no puedo dejar de decirlas, y quisiera llevarte, quien quieras que seas, siempre conmigo mismo.* Walt Whitman El gigantismo urbano, nos está llevando a ciudades hostiles, donde se desconoce la pluriculturalidad y cada cual quiere vivirla a su manera, de tal suerte que se deben ocupar para identificarnos, vernos para conocernos, sabernos para comprometernos.

La participación nace en la decisión, decidir conlleva una praxis participativa, se dispone la persona a formar parte de… por motivaciones diversas, que en la mayoría de las veces, son razones de tipo instrumental, resolver una necesidad que en principio es individual, pero que una vez se ha tomado la decisión de vincularse a una organización, se convierte en necesidad colectiva, es decir, se entiende que esa necesidad no es propia, no es individual, se percibe que muchas personas sienten la misma necesidad, y allí está el impulso para que la intención (deseo de vinculación) se convierta en acción (formar parte de…), es decir se decide a participar.

La identidad

Ahora bien, la decisión es motivada por un aparente reconocimiento, el individuo identifica en la acción participativa, la posibilidad de… la persona logra identificar e identificarse en la colectividad, percibe que desde la decisión de participar puede alcanzar sus ideales personales, en conjunto y con el apoyo de los otros; pero no necesariamente debe ser protagonista, pero si sentirse coprotagonista, es decir, sentir la utilidad de la participación.

En ese sentido Habermas J, plantea que "La nación de ciudadanos encuentra su identidad no en rasgos comunes de tipo étnico-cultural, sino en la praxis de ciudadanos que ejercen activamente sus derechos democráticos de participación y comunicación".

Al parecer la ciudad de hoy no alcanza a conjugar las identidades individuales para construir la identidad ciudadana, hay una especie de olvido del sentir comunitario y el individuo busca en la sociedad sustituir sus responsabilidades, o enajenarlas. espacios a la fuerza, u ocultarse a los ojos de la ciudad, donde las leyes se hacen a la medida de los gobernantes y no de los ciudadanos. Maquillamos las ciudades para esconder los indigentes, o indeseables, se marginalizan los pobres, se privatizan los espacios públicos, se exacerba la segregación (racial, social, religiosa) se alimenta la exclusión con el discurso de la inclusión.

Éste es el tipo de sociedad en la que Hegel considera que "cada uno es fin para sí mismo y todos los demás no son nada para él", de suerte que los ciudadanos aceptan algunos organismos universales, pero por defender sus intereses egoístas.

En la medida que el individuo construya colectivamente la ciudadanía, podrá sentirse identificado con la ciudad, al decir de Weber ?la identidad individual es aquella que el individuo construye mediante la percepción de sí mismo para cimentar el sentido y límite de su acción. Dicha construcción está determinada por la manera que pensamos que nos perciben los otros?.

Vencer la apatía es el primer obstáculo, pues la apatía nace de la indiferencia y esta del individualismo. Dando el reconocimiento y el valor al individuo, en el entendido de organizaciones humanistas, la vivencia de los principios de la economía solidaria y del cooperativismo, cobran vida. 1- El ser humano, su trabajo y mecanismos de cooperación, tienen primacía sobre los medios de producción. 2- Espíritu de solidaridad, cooperación, participación y ayuda mutua. Se exalta el valor del individuo, se le reconocen sus capacidades pero se le exige la disposición de las mismas al servicio de la organización.

La identidad conlleva al servicio, al reconocimiento de la retribución y la contribución como parte esencial de la construcción colectiva, y este desde luego es un ejercicio práctico de la participación que deriva en involucrarse, tomar partido, disponerse a la toma de decisiones, en el entendido de la construcción conjunta de ciudad o de organización.

La Comunicación

Si el eje para determinar el sentido de todas las funciones es precisamente el hombre en sociedad, entonces se puede comprender la ciudad más que como una morada o como una máquina maravillosa, como un organismo para la comunicación. Esto es lo que permite destacar "la función" protagónica de la ciudadanía: "como el ejercicio de los derechos y responsabilidades de los habitantes que hace que la calidad de una ciudad, sea grande o pequeña, se defina por la forma como sus ciudadanos se tratan entre sí, lo que implica el marco institucional y cultural en el cual se dan las relaciones de los ciudadanos con el Estado, con las formas -ancestrales y presentes- de producción y de expresión, con la naturaleza y con el medio ambiente construido"4

En el mundo de la informática, de las tecnologías de la comunicación, nos sentimos más informados, pero a la vez más incomunicados. Se desconoce la función social del ser humano y el ser humano así mismo se desconoce en su función social. Nos desconocemos unos a otros porque no nos identificamos, o porque nos identificamos como superiores o inferiores, lo que no nos permite encontrarnos con el otro.

Propiciar espacios de encuentro, parece ser la consigna. A nivel mundial se proponen escenarios donde la diferencia se encuentra, con el fin de dialogar y llegar aparentemente a acuerdos en torno a las preocupaciones mundiales del crecimiento y el desarrollo. Foro Social Mundial, Movimiento Global de Ciudadanos, entre otros.

Este espacio, debería permitirnos desde el encuentro la formulación de propuestas y acciones concretas para mejorar la comunicación y con ella la identidad, el compromiso, el reconocimiento del otro y la participación.

La responsabilidad ética

Hablar de responsabilidad ética implica la revisión de los valores, los principios y las virtudes. Es un tema difícil, por cuanto este estudio se ha dejado a la axiología y ya poco se enseña en las escuelas o en la familia.

Es necesaria esta revisión, porque la práctica de la ética conlleva una responsabilidad en sí misma, es decir trae consigo el compromiso, la coherencia y la consecuencia de los actos. La ética no es solo el comportamiento moral de la sociedad, ni tampoco debe confundirse con la estética.

La ética debe conllevar al estudio de las virtudes, aquellas que Aristóteles definiera como de necesario cultivo para alcanzar la felicidad, fin último del hombre. Las mismas que adoptó y amplió la iglesia católica para identificar un buen creyente, que se exige con algún rigor, pero poca conciencia, en sectas religiosas y partidos políticos.

La virtud es un arte, por medio del cual, según Aristóteles, el hombre se hace bueno, es decir le permite identificar entre el bien y el mal y discernir, permite el equilibrio entre las bajas pasiones y las altas pasiones y acorde a ello, logra un comportamiento ejemplar y edificante.

En la cultura griega el cultivo de los valores, se tenía por obligación entre los ciudadanos, pues para poder participar de la vida en sociedad se debían practicar y enseñar de padres a hijos.

La práctica de las virtudes, nos permite identificar los principios rectores por los cuales nos vamos a guiar, y a partir de allí se promueven los valores éticos y morales que guiarán nuestras acciones, los cuales de alguna manera, en esta sociedad tan desolada, nos debería permitir el acercamiento a la responsabilidad ciudadana, del individuo socialmente activo.

Es decir, la práctica de las virtudes, obligará, por responsabilidad ética, la participación en la vida social, política y económica del país, de la región, de la ciudad, de la vereda, del barrio.

El cultivo de las virtudes, permitirán la identificación con el otro, reconociéndolo diferente, pero con intereses comunes que promueven la interacción, la fraternización entenderse y comprenderse; igualmente permite, gracias a ese reconocimiento, discernir en forma racional, juiciosa y crítica lo que mejor conviene al colectivo, alcanzando el altruismo y la solidaridad en las decisiones sociales.

Platón define, cómo un individuo puede lograr estas virtudes: la prudencia viene del ejercicio de la razón, la fortaleza de ejercer las emociones o el espíritu, la templanza de dejar que la razón anule los deseos, y desde estas la justicia viene, un estado en que cada elemento de la mente está de acuerdo con los otros.

La construcción de ciudadanía pasa por hacer hombres rectos, para el logro de ciudades armónicas.

En lo político

Constitución Política El preámbulo de la constitución alienta al pueblo, soberano del país, a ejercer el derecho a participar, «…dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo…», el artículo segundo lo define como un fin esencial del estado, «…facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación…» «Una Constitución no vive sino en el afecto de su pueblo y en el empeño cotidiano de activarla y defenderla» Abraham Lincoln. En este sentido, la Corte Constitucional en Sentencia C-1338/00 del 4 de octubre de 2000 señala que «la participación ciudadana es un principio fundamental que ilumina todo el actuar social y colectivo en el Estado social de derecho, y que, (…) persigue un incremento histórico cuantitativo y cualitativo de las oportunidades de los ciudadanos de tomar parte en los asuntos que comprometen los intereses generales. Por ello mismo, mirada desde el punto de vista del ciudadano, la participación democrática es un derecho-deber, toda vez que le concede la facultad y a la vez la responsabilidad de hacerse presente en la dinámica social que involucra intereses colectivos»5

Artículo 103 CP- Define las herramientas para la participación política se pueden enumerar como sigue: 1-El Voto, 2- El Plebiscito 3- El Referendo, 4- La Consulta Popular, 5- El Cabildo Abierto, 6-La iniciativa Legislativa y 7- La Revocatoria del Mandato.

Sin embargo es también un ejercicio de participación Acceder a cargos públicos, o Interponer acciones públicas en defensa de la constitución y de la ley, o, como lo define la Procuraduría general de la nación en su guía de participación ciudadana, siendo esta última tal vez, la de mayor uso, entendida como derechos de petición, acciones de tutela, acciones de cumplimiento, toda vez que la dinámica social nos empuja a ello, ejemplo el servicio de seguridad social integral.

Entonces, conforme a la Constitución (artículo 207), el principio de la participación democrática consiste en: vigilar la gestión pública en los diversos niveles administrativos, así como los resultados y el de conformar asociaciones profesionales, cívicas, sindicales, comunitarias, juveniles, benéficas o de utilidad común no gubernamentales con el objeto de llevar a cabo dicho control y vigilancia.

La procuraduría general de la nación describe diferentes formas de participación6, así:

1- En la vida social, cívica y territorial 2- En la vida económica y ambiental 3- En la Vida Administrativa 4- En la Solución Amigable del Conflicto.

Importancia de la Participación Ciudadana7

1. La presencia de los ciudadanos en los asuntos públicos es una condición necesaria para alcanzar la gobernabilidad democrática.

2. Puede decirse que la realización progresiva de los derechos humanos, está en relación directamente proporcional al aumento de la calidad de la participación ciudadana, sin embargo, prevalece en nuestra sociedad una marcada exclusión de la mayoría poblacional respecto a la toma de decisiones sobre los asuntos públicos; de manera que, el consenso se reduce a minorías no representativas de la pluralidad de intereses societarios.

3. Una de las causas generantes de tal marginamiento, es la deficiente información a la que la ciudadanía tiene efectivo acceso y por otro lado, la ausencia de conciencia que se tiene acerca de las posibilidades ofrecidas por nuestro marco jurídico en cuanto al reconocimiento formal de espacios de participación.

4. La presencia del ciudadano en las decisiones que le afectan, tanto individual como colectivamente, precisa de una adecuación funcional que permita el acceso y la conformación no excluyente de centros de decisión a nivel local, que en última instancia, también sean capaces de incidir en la formación de voluntad sobre las decisiones que exceden el ámbito del Estado-Nación.

5. No basta con desear participar, es indispensable saber cómo hacerlo y sobre todo, organizarse para ello, ya que la sociedad desorganizada en vez de participar lo que hace es obstaculizar. De ahí la importancia de la participación ciudadana, a la cual el abogado costarricense Rafael González Ballar define como: " un proceso gradual mediante el cual se integra al ciudadano en forma individual o participando en forma colectiva, en la toma de decisiones, la fiscalización, control y ejecución de las acciones en los asuntos públicos y privados, que lo afectan en lo político, económico, social y ambiental para permitirle su pleno desarrollo como ser humano y el de la comunidad en que se desenvuelve."

6. Participar es hacer el ejercicio legítimo como ciudadanos de nuestro deber de construir nuestro propósito como nación y ejercer el control y la vigilancia de la gestión pública.

7. El objeto de la participación ciudadana es promover la eficiencia en la gestión pública, orientar la gestión de la administración a la obtención de resultados conforme a las necesidades sociales, establecer esquemas de responsabilidad, de rendición de cuentas, intentando desmontar la cultura de corrupción.

Democracia vs participación

La participación da origen a la democracia, no al contrario. Al revisar la historia de la democracia se puede observar que son los ciudadanos los que buscan la manera de tener mayor participación en la toma de decisiones que afectan al pueblo, así mismo la revolución francesa permitió al pueblo francés acceder a la democracia, o la guerra de independencia, fue promovida pensando en la necesidad de ser partícipes directos de las decisiones políticas. Es la ciudadanía la que muestra el interés en participar; y por medio de la participación se va ganando el derecho. La participación es siempre, a un tiempo, un acto social, colectivo, y el producto de una decisión personal. Y no podría entenderse, en consecuencia, sin tomar en cuenta esos dos elementos complementarios: la influencia de la sociedad sobre el individuo, pero sobre todo la voluntad personal de influir en la sociedad8.

De hecho con la participación se ganó en libertad. La construcción de la democracia le costó a Grecia más de dos siglos, y aún en el mundo no se alcanza la democracia como un ejercicio pleno de derechos, es más, de los 194 países existentes, 165 son democráticos y de estos apenas 25 se consideran que tienen democracia plena9.

La participación es el inicio de la construcción de ciudadanía, pero así mismo es el comienzo para alcanzar las libertades y derechos individuales, es a partir de la participación que se identifican enarbolan los derechos del hombre, el reconocimiento de la igualdad de los seres humanos se logra a partir de la participación, que enarbola la democracia, y de manera paulatina, muy lentamente se ha ido alcanzando la igualdad democrática, es decir, el derecho a elegir y ser elegido. El derecho al voto a la mujer se empezó a popularizar después de la segunda guerra mundial10.

Aunque la participación está ligada a la democracia y fue la participación la que alcanzó la conquista de la democracia, hoy en día, se estudia la manera de mejorar y ampliar la participación en la acción democrática.

Es probable que una de las dificultades que se presenta en la actualidad, sea las posibilidades de alcanzar los derechos, lo hiciera notar Estanislao Zuleta en su artículo Democracia y participación en Colombia. De nada sirven los derechos si no tenemos posibilidades dice el maestro Zuleta. Para Zuleta la Democracia va en tres direcciones: La Posibilidad, la igualdad y la racionalidad.

En el artículo Zuleta nos dice que la igualdad es una búsqueda, así como la democracia es una conquista del pueblo. La conquista de la democracia supone la organización del pueblo en muchos niveles, se puede hacer en los barrios, en una junta de acción comunal, en las comunidades indígenas, etcétera. Y esta organización es esencial porque es la manera que tiene el pueblo de producir su propia cultura, no sólo de recibirla. Hace mucho tiempo que el pueblo dejo de crear cultura. Nosotros ya no tenemos un folclor. Lo hubo en la Edad Media cuando el pueblo creaba verdaderas maravillas culturales: el cancionero español, los cuentos de hadas, las catedrales góticas. Era creador de cultura.

Para que pueda ser el pueblo creador de la cultura, es necesario que tenga una vida común. Cuando se dispersa, se atomiza, cuando cada uno vive su miseria en su propio rincón, sin colaboración, sin una empresa y sin un trabajo común, entonces pierde la posibilidad de crear cultura. Ahora puede que la reciba por medio del transistor, de la televisión o por cualquier otro medio, pero como consumidor no como creador.

Es necesario que el pueblo vuelva a crear cultura. Esto es esencial en una definición moderna de la democracia. Ahora ni crea ni recibe, y no estaría mal que por lo menos recibiera, pero no es suficiente. Es necesario que el pueblo se organice en comunidades de barrios, de campesinos, es decir, comunidades de cualquier tipo porque mientras esté disperso, está perdido; no solamente porque hay tanta miseria, sino porque no tiene una cultura y creatividad propia11.

Complementa Zuleta diciendo que la democracia exige racionalidad, lo cual es la búsqueda de una comunidad, de un pueblo que exija, que piense, que reclame, que produzca. Ahora bien, esa comunidad está igualmente en función de la racionalidad, y Zuleta explica la racionalidad desde los tres principios kantianos: 1) Pensar por sí mismo, 2) Pensar en el lugar del otro y 3) Actuar en consecuencia.

En la conferencia Participación democrática12 y su relación con la educación, Zuleta plantea:

1- En la democracia como no podemos imponer una autoridad intocable, tenemos que aprender a discutir y a demostrar. La necesidad de discutir genera la lógica que termina por ser la matriz de todas las ciencias.

2- La Democracia es Frágil. Su fragilidad procede de que es difícil aceptar el grado de angustia que significa pensar por sí mismo, decidir por sí mismo y reconocer el conflicto.

3- La democracia es modestia, disposición a cambiar, disposición a la reflexión autocrítica, disposición a oír al otro seriamente. Implica reconocer que la pluralidad de pensamientos, opiniones, convicciones y visiones del mundo es enriquecedora; que la propia visión del mundo no es definitiva ni segura, porque la confrontación con otras podría obligarme a cambiarla o a enriquecerla; que la verdad no es la que yo propongo sino la que resulta del debate, del conflicto; que el pluralismo no hay que aceptarlo resignadamente sino como resultado de reconocer el hecho de que los hombres, no marchan al unísono como los relojes; que la existencia de diferentes puntos de vista, partidos o convicciones debe llevar a la aceptación del pluralismo con alegría, con la esperanza de que la confrontación de opiniones mejorará nuestros puntos de vista.

4- La democracia implica la exigencia del respeto. Respeto significa, tomar en serio el pensamiento del otro; discutir con él sin agredirlo, sin violentarlo, sin ofenderlo, sin intimidarlo, sin desacreditar su punto de vista, sin aprovechar los errores que cometa o los malos ejemplos que presente, tratando de saber qué grado de verdad tiene; pero al mismo tiempo significa defender el pensamiento propio sin caer en el pequeño pacto de respeto de nuestras diferencias.

5- La democracia es maduración. Debemos reconocer que en el hombre existen profundas tendencias arcaicas contra la democracia y, si queremos defenderla realmente, comencemos por reconocer una de sus mayores dificultades: nuestros orígenes no fueron democráticos. En este sentido la democracia es maduración, superación de nuestros orígenes y afirmación contra nuestras tendencias a regresar a lo arcaico, que están siempre presentes.

6- Hay que comenzar por reconocer que la adhesión a la democracia sólo la lograremos en lucha contra nosotros mismos: contra nuestra formación arcaica, contra nuestros anhelos de seguridad o de dogma, contra el afán de idealizar a alguien de tal manera que no nos quepan más dudas contra nuestra tendencia a despojarnos de la responsabilidad de la decisión y de la dificultad que implica el pensar por nosotros mismos.

Por otra parte, Merino13 en su texto plantea otras dificultades de la democracia:

1- Hay un difícil equilibrio entre las razones que animan a la gente a participar y las posibilidades reales de hacerlo. Influyen el ambiente que les rodea y su voluntad de intervenir de manera activa en ciertos asuntos públicos. Así como el "ciudadano total" es una utopía, también es prácticamente imposible la participación idéntica de todos los individuos que forman las sociedades de nuestros días. Aunque el entorno político sea el más estimulante posible, y aunque haya un propósito compartido por la gran mayoría de la sociedad en un momento preciso, habrá siempre quienes encuentren razones más poderosas para abstenerse que para participar. Y aun en medio de la participación puesta en marcha, algunos aportarán más esfuerzo, más tiempo o más recursos que los demás. De modo que a pesar de las buenas credenciales del término, la participación tampoco está a salvo de los defectos humanos: del egoísmo, del cinismo, de la enajenación de los individuos. De aquí el primer dilema que plantea el término: no todos quieren participar aunque puedan, y no todos pueden hacerlo aunque quieran.

2- La participación no puede darse sin una distribución desigual de aportaciones individuales, ni puede producir, invariablemente, los mismos resultados para quienes deciden "formar parte" de un propósito compartido. No se puede participar para obtener, siempre, todo lo que cada individuo desea. Lo que quiere decir que los propósitos de la organización colectiva sólo excepcionalmente coinciden a plenitud con los objetivos particulares de los individuos que la conforman: entre las razones que animan a cada persona a participar, y las que produce una organización de seres humanos, hay un puente tendido de pequeñas renuncias individuales.

3- Representación y participación forman un matrimonio indisoluble en el hogar de la democracia. Ambos términos se requieren inexorablemente. Sin embargo no se puede olvidar que la participación no existe de manera perfecta, para todos los individuos y para todos los casos posibles; y que la verdadera representación no puede existir, en la democracia, sin el auxilio de la forma más elemental de la participación ciudadana: los votos del pueblo.

4- La participación ciudadana no se agota en las elecciones, pero tampoco puede haber democracia sin un cuadro básico de representantes políticos. La participación que realmente puede tener cabida en las sociedades modernas es la que comienza por la selección de representantes a través de los partidos políticos, y que sólo más tarde atraviesa también por las instituciones, las organizaciones políticas y sociales, y los ciudadanos que están dispuestos a defender sus intereses frente a los demás. Dicho de otra manera: la participación entendida como una forma de controlar y moderar el poder inevitablemente otorgado a los representantes políticos.

"Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos y más que imitadores de los demás somos un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia. En lo que concierne a los asuntos privados, la igualdad, conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo, mientras que en la elección de los cargos públicos, no anteponemos las razones de clase al mérito personal, conforme al prestigio de que goza cada ciudadano en su actividad; y tampoco nadie en razón de su pobreza, encuentra obstáculos, debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar un servicio a la ciudad". Oración fúnebre de Pericles

La democracia en el mundo

Con base en el ranking de la calidad de democracia al 2013, en el estudio realizado por la organización global democracy y publicado en 201414, Colombia ocupa el puesto 51 para el periodo 2012-2013 mejorando en 6 puestos en relación con el periodo 2009-2010 cuando ocupó el puesto 57. Este estudio se realiza en 112 países. Colombia se ubica en un rango de democracia medio, con 58 puntos.

Los factores medidos por Global Democracy (GD) para identificar la calidad de la democracia son:

Ranking de la Calidad de la Democracia clasificación anual de todas las democracias basadas en la Calidad de la Democracia de 112 países del mundo valorando la libertad y otras características del sistema político y el rendimiento de las dimensiones no políticas, a saber: el género, la economía, el conocimiento, la salud y el medio ambiente.

Estructura y pesos de dimensiones

%

Política

(50% )

Género

(10% )

Economía

(10% )

El conocimiento

(10% )

Salud

(10% )

Medio Ambiente

(10% )

Por su parte The Economist15 a través de la unidad de inteligencia (EIU) realiza un estudio en el cual busca identificar el rango de democracia entre 167 países, de los cuales 166 son estados soberanos y 165 son estados miembros de las Naciones Unidas.

Este estudio publicado por primera vez en el año 2006 y ha tenido posteriores actualizaciones en 2008 y 2010. La unidad de inteligencia del índice de democracia de The Economist basa los resultados en 60 indicadores que se agrupan en cinco diferentes categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política. En lo que respecta a la clasificación que se le hace a los países de acuerdo a su puntaje, esta se divide de la siguiente manera: países con democracia plena, países con democracia defectuosa, países con regímenes híbridos y países con regímenes autoritarios.

Finalmente, el índice de democracia resultante, redondeado a un decimal, decide la ubicación del país en la pequeña tabla que se muestra a continuación:

1.

Democracias plenas

Entre 8 y 10 puntos.

2.

Democracias defectuosas

Entre 6 y 7,9 puntos.

3.

Regímenes híbridos

Entre 4 y 5,9 puntos.

4.

Regímenes autoritarios

Menos de 4 puntos.

La siguiente tabla brinda la clasificación de 167 países del mundo según su grado de desarrollo democrático, según el informe al respecto de 2012 realizada por The Economist.

Tipo de régimen

Países

% de países

% de la población mundial

Democracias plenas

25

15

11,3

Democracias imperfectas

54

32,3

37,2

Regímenes híbridos

37

22,2

14,4

Regímenes autoritarios

51

30,5

37,1

Índice de democracia según la región

La siguiente tabla contiene el promedio de índice de democracia en cada región para los años 2006, 2008, 2010, 2011 y 2012.2 3 4

Posición

Región

2006

2008

2010

2011

2012

1

América del Norte

8.64

8.64

8.63

8.59

8.59

2

Europa Occidental

8.60

8.61

8.45

8.40

8.44

3

América Latina y las Antillas

6.37

6.43

6.37

6.35

6.36

4

Asia y Australasia

5.44

5.58

5.53

5.51

5.56

5

Europa Central y Europa Oriental

5.76

5.67

5.55

5.50

5.51

6

África negra

4.24

4.28

4.23

4.32

4.32

7

Oriente Medio y Norte de África

3.54

3.48

3.52

3.68

3.73

Total

5.52

5.55

5.46

5.49

5.52

En este estudio, Colombia se ubica en el puesto 57 con un puntaje de 6,63 y se identifica como una democracia defectuosa, para el 2012.

Los únicos países de Latinoamérica que se ubican en un rango de Democracia Plena para el 2012 son: Uruguay puesto 18 y Costa Rica puesto 22, después de EUA en el puesto 21.

Los 10 países con mayor índice de democracia plena son: Noruega (9,93), Suecia (9,73), Islandia (9,65), Dinamarca (9,52), Nueva Zelanda (9,26), Australia (9,22), Suiza (9,09), Canadá (9,08), Finlandia (9,06) y Países Bajos (8,99).

Análisis de la democracia

Con base en el estudio realizado por la unidad de investigación de The Economist16, se establece que la democracia en la mayoría de los países del mundo se considera como un valor estimable, pero desconfían de los partidos políticos y de los políticos. Se produce una pérdida de autoridad de los cargos públicos y de las instituciones, que se evidencia en las sucesivas encuestas del World Values Survey. Este cambio se relaciona con el individualismo creciente de la población y con el incremento de valores post-materialistas. Pero otros procesos como la globalización y la expansión de la educación superior refuerzan los valores democráticos.

Se debate en el mundo sobre el impacto que tiene el proceso de globalización en las desigualdades —entre países y dentro de los países— ante la sorpresa de que las sociedades avanzadas tienden ahora a ser más desiguales, y lo mismo pasa en los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) o economías emergentes, cuando lo contrario suele suceder en los países en desarrollo (como analiza Joseph E. Stiglitz en 2012). El tema de la desigualdad en las democracias es quizás el que más llama la atención, dado que en muchos países la crisis económica, unida a la globalización, incrementa notablemente esas desigualdades.

Partes: 1, 2
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