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La política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe en la administración Obama

Enviado por ferve_2001


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Características de la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe
  4. La Política Exterior de la Administración Bush (2001-2009) hacia América Latina y el Caribe
  5. Características de la política exterior de la Administración Obama, en particular hacia América Latina y el Caribe
  6. La Administración Obama, entre la retórica del discurso y la verdadera práctica de la política exterior de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, en los años 2009 y 2010
  7. Conclusiones

Resumen

Estados Unidos es, sin duda, uno de los actores más importantes en el actual contexto internacional, ya que no solo cuenta con la fuerza militar más poderosa y tecnificada del mundo, sino que además tiene una influencia política muy fuerte. Y es tanto así que no se podría hablar del actual sistema internacional sin nombrarlo reiteradamente. Gracias a la historia se puede observar que su política exterior cambia constantemente y siempre responde a sus propios intereses.

Es fácil ver que bajo las proclamas discursivas de libertad y democracia, de defensa y seguridad, los estadounidenses, pese a sus diferentes matices, siempre han buscado implantar sus valores y estilo de vida como único camino hacia la paz y el progreso. En este escenario, América Latina no ha sido un actor privilegiado de la política exterior de Estados Unidos.

La historia nos indica que las relaciones interamericanas han estado caracterizadas, por un lado, por la intervención militar directa mediante en envío de tropas a nuestros países, o a través de una masiva intervención clandestina, mediante organismos multilaterales como el FMI, el BM, la OMC, y de otros como USAID.

Así, desde que la Administración Bush (2001-2008) promulgó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional el 20/09/2002, luego de los atentados sufridos el 11 de septiembre de 2001, el mundo ya no sería el mismo, puesto que Estados Unidos desplegó la llamada guerra contra el terrorismo.

Es en este escenario mundial que América Latina y el Caribe no consta como un actor privilegiado de la política externa estadounidense. Frente a esta realidad, la elección de Barack Obama como presidente de EE.UU. ha generado muchas expectativas entre los pueblos y gobiernos de ALC.

De ahí que nos parece relevante abordar una cuestión que es de importancia para los países de esta región: La política exterior de Estados Unidos hacia Latinoamericana y el Caribe en la Administración Obama, 2009 – 2010 ¿Continuidad o cambios?.

Para ello proponemos realizar un análisis comparativo entre el discurso de Obama en torno a las relaciones EE.UU.-ALC y la práctica de la política exterior de Norteamérica hacia la ALC en los dos últimos años (2009-2010).

Es decir, efectuaremos una evaluación de las evidencias del funcionamiento de las relaciones EE.UU-ALC, contrastadas con la retórica de la política exterior norteamericana hacia la región, en la teoría y en la práctica; en la cual nos atrevemos a creer que, si bien habrá cambios, lo más probable es que la política exterior estadounidense hacia Latinoamérica y el Caribe continúe como en los inicios de la gran nación norteamericana.

Introducción

Es necesario indicar que cualquier estudio en relaciones internacionales es una labor bastante compleja pues estas no son estáticas ni unidireccionales, al contrario, los actores que entran en juego están en un permanente proceso de construcción. Es claro que existen corrientes o posiciones más influyentes que otras, sin embargo en cierto momento muchas de ellas se anudan o se desatan de acuerdo a los intereses de los actores más poderosos, llegando incluso a cambiar el propio sistema internacional.

Estados Unidos de Norteamérica es uno de los países más importantes en el actual contexto internacional ya que todavía cuenta con la supremacía militar, es la primera economía mundial y posee una influencia política fuerte. Es decir, no se podría hablar del actual sistema internacional sin nombrarlo de forma preferencial.

Analizando la historia, se puede observar que su política exterior se transforma constantemente y siempre responde a sus propios intereses. Se puede deducir que bajo las proclamas discursivas de libertad y democracia, de defensa y seguridad, los estadounidenses, pese a sus diferentes matices, siempre han buscado implantar sus valores y estilo de vida como único camino hacia la paz y el progreso.

En este contexto, la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe ha estado caracterizada por tendencias históricas de largo alcance, que van de una política exterior aislacionista desde inicios de la nación estadounidense, a una política exterior que propugna el multilateralismo, como principio rector de la política mundial.

Empezamos el ensayo analizando la Administración de George W. Bush, quien promulgó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional el (20/09/2002), luego de los atentados sufridos el 11 de septiembre de 2001, con el propósito de que Estados Unidos tuviese las herramientas necesarias para enfrentar nuevos tipos de amenazas emergentes, es decir, combatir el terrorismo en cualquier parte del mundo en que este se encuentre.

Por tanto, podemos indicar que en este escenario América Latina no ha sido un actor privilegiado de la política exterior de Estados Unidos durante el periodo presidencial de Bush hijo, continuando una tendencia histórica de largo alcance, que se agudiza significativamente luego del fin de la Guerra Fría y, sobre todo, después del 11 de septiembre de 2001.

Así, la elección de Barack Obama como Presidente de Estados Unidos ha generado muchas expectativas entre los pueblos y gobiernos de Latinoamérica y el Caribe. Por ello, nos parece relevante abordar una cuestión que creemos es de suma importancia para los países de América Latina y el Caribe, es decir, examinar los hechos desde un punto de vista teórico, que nos permita deducir si habrá continuidad o cambios en la política exterior de Estados Unidos hacia Latinoamérica y el Caribe en la Administración Obama, 2009 – 2010, y sus efectos y/o consecuencias en la política interna.

Por tanto, en esta primera parte pretendemos examinar el poder y la influencia de los Estados Unidos en sus relaciones con los países de América Latina y el Caribe, a través de políticas que incluyen, la intervención militar, ya sea a través de terceros o directamente mediante el envío de tropas a suelo latinoamericano y caribeño, o mediante una masiva intervención clandestina (económica, política, social y cultural); y determinar la huella dejada por la llamada Doctrina Bush en la política exterior de los países latinoamericanos y caribeños.

Sin embargo, creemos que antes de entrar de lleno al análisis propuesto, debemos realizar un rápido recorrido por las principales doctrinas que han caracterizado la política exterior de Estados Unidos, desde la aislacionista, presente desde los inicios de la nación norteamericana, hasta el multilateralismo, implementado por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, en la época denominada de la Guerra Fría.

De igual manera, tenemos la intención de discutir, analizar e identificar determinadas características de la política exterior de Estados Unidos hacia los países de América Latina y el Caribe (ALC) en la Administración Obama, 2009 – 2010.

Lo que pretendemos es indagar sobre los principales elementos de la política exterior que Barack Hussein Obama ha implementado desde que asumió el poder en enero de 2009, teniendo en cuenta que los principales participantes en la formulación e implementación de la política exterior hacia América Latina son el Presidente y el Congreso de los Estados Unidos.

Por tanto, es probable que independientemente de quién ocupe la Oficina Oval en la Casa Blanca, sean republicanos o demócratas, en la política exterior de Estados Unidos no habrá cambios dramáticos, solo variaciones de matices o tonos.

Por lo descrito, aspiramos a demostrar que existe una gran distancia, una brecha difícil de salvar, entre el discurso que mantienen los diferentes estamentos de la Administración de Barack Hussein Obama, y la verdadera práctica de la política exterior de Estados Unidos hacia la región latinoamericana y caribeña en los años 2009 y 2010.

Por esto, la pregunta central del ensayo es: ¿Cambio o continuidad en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe en la Administración Obama, en el 2009 y 2010?.

Características de la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe

En esta primera parte pretendemos examinar el poder y la influencia de los Estados Unidos en sus relaciones con los países de América Latina y el Caribe, a través de políticas que incluyen: la intervención militar, ya sea a través de terceros o directamente mediante el envío de tropas a suelo latinoamericano y caribeño, o mediante una masiva intervención clandestina (económica, política, social y cultural); y determinar la huella dejada por la llamada Doctrina Bush en la política exterior de los países latinoamericanos y caribeños.

Sin embargo, antes de entrar de lleno al análisis propuesto, debemos realizar un rápido recorrido por las principales doctrinas que han caracterizado la política exterior de Estados Unidos, desde una política internacional Aislacionista, hacia un nuevo multilateralismo, característico de la Era Obama.

  • a. La política exterior norteamericana y sus principales doctrinas: del Aislacionismo al Multilateralismo.

Tres intereses han determinado el contenido de la política exterior de Estados Unidos por más de 200 años: la necesidad de proteger la seguridad de la nación, las exigencias de la política interna y la unidad para promover el desarrollo económico de EE.UU. y, sobre todo, demuestra la actitud de superioridad de EE.UU. hacia América Latina, tanto manifiesta como encubierta, y cómo esta actitud debe cambiar si queremos lograr una alianza hemisférica constructiva[1]

Debemos indicar que los orígenes del aislacionismo norteamericano se sitúan en el discurso de despedida del Presidente George Washington en 1796 y en la Doctrina Monroe (1823), hasta nuestros días. Ahora bien, la política exterior norteamericana en la Primera y Segunda Guerras Mundiales, puesto que sería el siglo XX el que lanza a EE.UU. al intervencionismo con políticas de contención del comunismo mundial y de ayuda al desarrollo de Europa y Japón: El Corolario de Roosevelt; la Diplomacia del dólar; y la política del Buen Vecino.

Posteriormente surgen una serie de doctrinas que solo las vamos a mencionar: Doctrina MacNamara (1962), Doctrina Johnson (1965), Doctrina Nixon (1969), Doctrina Carter (1980), Doctrina Kitkpatrik (1981) y Doctrina Weinberger (1984), La Doctrina Reagan (1991).

  • b. Intervención militar directa norteamericana: mediante el envío de tropas o a través de acciones encubiertas en los países latinoamericanos y caribeños.

En este punto pretendemos realizar un análisis crítico de las políticas y doctrinas implementadas por Estados Unidos en su "patio trasero", los países de América Latina y el Caribe.

Según Michael Kryzanek, profesor de la Universidad de Massachusetts y especialista en política latinoamericana y en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina: La decisión del Presidente Monroe de reconocer a las nuevas naciones independientes de América Latina señaló a las potencias europeas que los Estados Unidos estaban interesados ahora en desempeñar un rol mayor en los asuntos de esta región[2]

Es importante señalar que Estados Unidos en el siglo XIX se movió de manera cautelosa, midiendo fuerza con los ingleses, pero ya en el siglo XX se lanzó abiertamente a la conquista de lo que consideraba su región. Mientras ocupan Puerto Rico (1899) colaboran con la sublevación interna contra los españoles en Cuba. Pero no bien los rebeldes cubanos triunfan, se enfrentan ahora a Estados Unidos que les impone sus reglas. Entre 1989 y 1902 Estados Unidos impone un gobierno militar que le permite garantizar ciertos acuerdos en su entero beneficio. El Congreso estadounidense se apresura a aprobar la Enmienda Platt[3]

El Corolario Roosevelt dio inicio al período al que se suele describir como la Era del Gran Palo, durante la cual la Administración Roosevelt empleó su nuevo rol de policía hemisférico interviniendo en las naciones del Caribe cuyos asuntos financieros y políticos estaban en desorden[4]El ascenso a la presidencia de Franklin D. Roosevelt (y su política de la Buena Vecindad) en 1933 significó cambios importantes para nuestra política latinoamericana. El primer signo tangible de este cambio se produjo en 1934, cuando se abrogó la Enmienda Platt y Cuba por primera vez desde 1901 pudo ejercer sus derechos soberanos como nación Estado[5]

En 1941 se constituye el Comando de Defensa del Caribe con sede en Panamá. Asimismo, la Escuela de las Américas, centro de entrenamiento de los militares latinoamericanos en labores de contrainsurgencia, se fundó también en Panamá en 1946. Estos son los antecedentes de la formación del Comando Sur en 1963, conducido por su brazo naval bajo el apelativo de IV Flota[6]ha tendido una nueva frontera en el mar: a manera de envoltura para los de adentro, a manera de escudo para los de afuera[7]

Las invasiones e intervenciones militares directas y otras veladas o encubiertas fueron la tónica de la política estadounidense a lo largo del siglo XX, en que construyeron su posición de potencia hegemónica mundial tratando de hacer realidad el sueño de Monroe.

Las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica y el Caribe han estado marcadas por intervenciones directas con el envío masivo de tropas norteamericanas. Así tenemos el caso de República Dominicana, que en 1965 desembarcó a más de 42.000 soldados para impedir la restitución del presidente Bosch, o el de Guatemala en 1954, que no requirió la presencia directa de tropas, efectivos civiles fueron los encargados de hacer el trabajo, abriendo la era de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

De acuerdo a Lars Schoultz, los militares argentinos dieron un golpe de estado en 1976 y en los años 80, Luis García Meza Tejada se tomó el poder por las armas en Bolivia. Los Estados Unidos, a través de la CIA, entrenaron a los "Contras" para derrocar al gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional, quien expulsó a Somoza y tomó el poder en Nicaragua, en 1979. Así también, para combatir a las guerrillas de Guatemala (Unión General Revolucionaria de Guatemala) y de El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional[8]

Poniendo sus propias acciones dentro de la doctrina de los E.E.U.U. de "Seguridad Nacional" en contra de la "subversión interna," los regímenes autoritarios que habían machacado la oposición izquierdista comenzaron una transición hacia las políticas económicas neoliberales. Chile se convirtió así en un ejemplo de la "terapia del choque", bajo supervisión de los llamados Chicago Boys, influenciados por las políticas monetaristas de Milton Friedman.

  • c. Masiva intervención clandestina: a través de los medios de comunicación, la Academia y los think thank.

El cine, la televisión y la música norteamericana ejercen una poderosa influencia, como también lo hacen las instituciones de educación superior e investigación[9]

Sobre este aspecto Michael J. Kryzanek[10]detalla el rol de los periódicos, la televisión y lo que él denomina los "tanques de pensamiento", y señala que, aunque a estas instituciones no se las puede considerar grupos de interés por sí mismas, no hay duda de que al presentar las noticias, transmitir programas y dedicarse a la investigación, los periódicos, la televisión y la Academia son poderosos agentes de influencia (no solo en Estados Unidos sino en el mundo).

En tanto, los académicos, sean de la universidad o de los think thank de carácter privado, se han interesado largamente en ALC y en la política latinoamericana de los Estados Unidos. Los especialistas latinoamericanos se encuentran en la mayoría de universidades importantes y en los colegios, pero en el área de la política, son los think thank los más activos en la búsqueda de la influencia en el proceso de toma de decisiones, mediante investigaciones, publicaciones, seminarios, foros públicos y otras empresas de la información.

Podemos decir que los think thank en Estados Unidos hacen contribuciones valiosas al análisis y el debate sobre la política actual, pero también son prueba viviente de lo especializado e intrincado que se ha vuelto el proceso de política exterior[11]

La Política Exterior de la Administración Bush (2001-2009) hacia América Latina y el Caribe

En este punto vamos a analizar lo que significó para los países de América Latina y el Caribe la administración Bush (hijo), que se movió entre el paternalismo y la indiferencia hacia nuestra región.

El fin de la Guerra Fría dio paso a un periodo de optimismo e incertidumbre. La caída del Muro de Berlín, la reunificación de Alemania, la liberación de Europa Oriental y la implosión de la Unión Soviética transformaron la esfera internacional y establecieron a Estados Unidos como la única superpotencia restante. La desaparición de la amenaza comunista a fines de los 80" e inicios de los 90" no significó el fin de la perspectiva irracional e ideológica de las relaciones de EE.UU hacia ALC.

El punto culminante fue la creación del Plan Colombia, bajo las administraciones de Bush (I) y Clinton –del lado estadounidense- y Pastrana y Uribe –del lado colombiano-. En el caso ecuatoriano la cúspide fue cuando se firmó el Acuerdo de la Base de Manta, mediante el cual se proporcionaba a las US Air Force una base desde la cual puedan realizar operaciones de vigilancia e intercepción antidrogas en la región andina[12]

Es en este escenario de las relaciones EE.UU. – ALC que la superpotencia mundial sufrió el ataque del 11 de septiembre de 2001, lo que significó que un nuevo régimen internacional surgiera y se transformaran las relaciones interamericanas. Este acontecimiento devastador tuvo un impacto significativo en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina y el Caribe[13]Según Inmanuel Wallerstein, los actos del 11 de septiembre de 2011 representaron un cambio radical en la percepción del mundo para Estados Unidos.

  • d. La Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de Estados Unidos en la Era Bush (II).

La denominada Doctrina Bush no es más que el resultado de la influencia que ejercen los neoconservadores (política que nace en los años 80 del siglo anterior) en dicha administración. Esta nueva doctrina, articulada explícitamente el 20 de septiembre de 2002 en la Estrategia de Seguridad de Estados Unidos, establece en su parte medular que:

Defender a nuestra nación de sus enemigos es el primer compromiso fundamental del gobierno federal. Hoy, ese cometido ha cambiado drásticamente. En el pasado, nuestros enemigos necesitaban tener grandes ejércitos y grandes capacidades industriales para poner en peligro a Norteamérica. Ahora, redes oscuras de individuos pueden traer gran caos y sufrimiento a nuestras costas por menos de lo que cuesta comprar un solo tanque[14]

Así, es importante señalar que la Estrategia de Seguridad Nacional de la Era Bush privilegia el concepto de anticipación en sus acciones, pues consideran que para evitar que el terrorismo ataque nuevamente el suelo norteamericano es fundamental derrotar a quien lo ejerce y a quien lo patrocina. Al respecto G. John Ikenberry[15]sostiene que debido a que los grupos de terroristas no pueden ser disuadidos, Estados Unidos debe ser capaz de intervenir en cualquier parte del mundo y en cualquier momento para que la amenaza pueda ser destruida con anticipación. Es así que la anticipación o denominada guerra preventiva se vuelve una pieza clave en el combate al terrorismo para la Administración Bush[16]

Características de la política exterior de la Administración Obama, en particular hacia América Latina y el Caribe

Partimos a identificar determinadas características de la política exterior de Estados Unidos hacia los países de América Latina y el Caribe (ALC) en la Administración Obama, 2009 – 2010.

Por tanto, lo que pretendemos es indagar sobre los principales elementos de política exterior que Barack H. Obama ha implementado desde que asumió el poder en enero de 2009, teniendo en cuenta que los principales participantes en la formulación de la política exterior hacia América Latina son el Presidente y el Congreso de los Estados Unidos[17]Por eso, es probable que independientemente de quién ocupe la Oficina Oval en la Casa Blanca, sean republicanos o demócratas, en la política exterior de Estados Unidos no habrá cambios dramáticos, solo variaciones de matices o tonos.

Por lo descrito, aspiramos a demostrar que existe una gran distancia, una brecha difícil de salvar, entre el discurso que mantienen los diferentes estamentos de la administración de Barack Hussein Obama, y la práctica en la política exterior de Estados Unidos hacia la región latinoamericana y caribeña en los años 2009 y 2010.

Sin embargo, debemos anotar que la magnitud y la complejidad de los temas involucrados en esta temática son muy amplias; por tanto, lo que nos proponemos hacer es solo sintetizar un conjunto de reflexiones, con respecto a las características de la política exterior de la Administración Obama, en particular hacia los países del Caribe, Centro y Sudamérica y, principalmente, pretendemos realizar un análisis comparativo entre el discurso y la práctica de la política exterior de la administración Obama en ALC, en la perspectiva de inferir si existen cambios importantes en las relaciones hemisférica o simplemente es más de lo mismo.

Según Eduardo Pastrana la cercanía geográfica de América Latina y el Caribe con Estados Unidos hizo que nuestros pueblos fueran directamente influidos – y afectados- por estas ideas. Los renovados manuales de doctrina de seguridad y defensa de Estados Unidos establecían que -ahora- los enemigos eran el narcotráfico y las migraciones de indocumentados, las cuales amenazaban con crear ingobernabilidad en el sistema político y desestabilizar la composición blanca, anglosajona y protestante de su sociedad.[18]

Según el autor, los cambios en el entorno político tienen repercusiones en sus relaciones con ALC. De hecho, el triunfo demócrata en las elecciones legislativas de 2008 y la llegada de Obama a la Casa Blanca en enero de 2009 produjeron una nueva constelación política, que se expresa en la mayoría de ese partido en ambas cámaras. Con Obama ha cambiado la agenda y con ello las prioridades de la política exterior norteamericana (Ver cuadro No. 1).

Cuadro No. 1

PRIORIDADES DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE LA ADMINISTRACIÓN OBAMA

Afganistán y Pakistán

Reasignarán recursos a la amenaza más grande para la seguridad como el resurgimiento de Al Qaeda y los Talibanes en Afganistán y Paquistán.

Armas Nucleares

El peligro más grave para la población es la amenaza de un ataque terrorista con un arma nuclear y la proliferación de armas nucleares a regímenes peligrosos (Irán, Corea del Norte).

Irán

Apoyó el ejercicio de un diálogo directo con Irán sin condiciones previas.

Lograr la Seguridad Energética.

Estados Unidos debe ser un líder en el esfuerzo global por combatir el cambio

Climático liderando una nueva asociación internacional sobre calentamiento.

Israel

Afianzar una Alianza Fuerte entre Estados Unidos e Israel y ayudar en el derecho de autodefensa de Israel.

Luchar contra la pobreza.

Realizar los Objetivos del Milenio (ODM) en el 2015.

Promover el Bipartidismo y la transparencia en el ejercicio de la diplomacia.

Dialogar con amigos y enemigos.

Eliminar la política en la inteligencia.

Se aislará al Director de la Inteligencia Nacional de la presión política al otorgar al DNI un período fijo.

Elaborado por: el autor

Fuente: Eduardo Pastrana.- La política exterior colombiana en materia de integración, 2010.

Como podemos observar, la región latinoamericana y caribeña no es parte de las prioridades en política exterior de la Administración Obama[19]sin embargo podemos deducir que países como Brasil, México y Colombia serán los principales interlocutores para el gobierno demócrata de Barack Obama y, por encima de matices, diferencias, pugnas ideológicas, el actual mandatario tiene el seguro e inevitable reto de impulsar relaciones cordiales en tres grandes áreas: energía, migración y lucha contra el terrorismo.

Así, tiene gran significación el hecho de que Obama se dirija en una dirección fundamentalmente diferente a la de Bush, en los hechos y las palabras. Pero, independientemente de lo que se piense de Obama como individuo[20]las políticas de su administración, tanto en lo doméstico como en lo internacional, han sido y seguirán siendo modeladas no solamente por preferencias, sino por desarrollos objetivos, modificación en la correlación de fuerzas mundiales, la correlación de fuerzas políticas dentro del país y el resultado de la lucha entre las fuerzas que se enfrentan en el seno mismo de la administración[21]

En este sentido, el estudioso de la economía mundial Wim Dierckxsens, del grupo Observatorio Internacional de la Crisis, manifiesta:

Hay algo inevitable. Los EE.UU. compartirán por siempre con América Latina y el Caribe este continente, y lo sensato sería que aprenda a hacerlo sobre una base de respeto mutuo e intereses compartidos (…). Esta fue la esencia del mensaje del Presidente Obama a la región en Trinidad Tobago. Si el gobierno estadounidense con Barack Obama y Hillary Clinton plantean un cambio, cabe hablar en un contexto hemisférico de esos "intereses compartidos" con independencia de las discrepancias que existan, y pensamos que se debe construir este dialogo hemisférico[22]

Por supuesto, Obama y su mensaje de esperanza representaron una visión alternativa y convincente de cambio. Sin embargo, el Presidente heredó una situación terrible. No solo dos guerras y la credibilidad de los Estados Unidos en sus niveles históricamente más bajos en el mundo, sino además una crisis económica que corría el riesgo de convertirse en otra Gran Depresión. El colapso del mercado de la vivienda fue particularmente devastador para muchos, cuyo principal capital estaba en su casa, por mucho tiempo considerada una inversión segura para el futuro.

En todos estos casos, Obama quedó atrapado en una posición muy difícil. Por un lado, ha tenido que ser contundente en criticar a Washington, Wall Street y Brithis Petroleum, pero, al mismo tiempo, necesitaba trabajar con todos ellos para resolver los problemas de los que eran responsables. Si él no era lo suficientemente contundente, se alejaría de su base demócrata; pero si era demasiado duro, antagonizaría con algunos pilares fundamentales del establishment, cuya cooperación le es crucial para llevar a cabo su agenda con éxito[23]

El principal desafío para el gobierno de Obama en su trato con América Latina será el de perseguir intereses comunes y lograr un balance moderado, un término medio que evite tanto el paternalismo como la indiferencia que, alternativamente, caracterizaron la política de Estados Unidos. Será un enorme test para el Gobierno, en un contexto en el que Estados Unidos ha disminuido su capacidad de incidencia en el mundo mientras que América Latina se vio fundamentalmente transformada[24]

En las pasadas elecciones de noviembre de 2010, la Administración Obama y los demócratas sufrieron un serio revés, los republicanos obtuvieron una cómoda mayoría en la Cámara de Representantes y en la correlación de fuerzas en el Senado, si bien todavía favorece a los demócratas, la diferencia no es sustancial. Muestra de lo que va a suceder son las declaraciones de la nueva presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU., la republicana Ileana Ros-Lehtinen, quien manifestó que en 2011 propondrá recortes a la ayuda al exterior, el aislamiento de Cuba y mano dura contra "regímenes irresponsables"[25].

En todo caso, en sus primeros meses, la Administración Obama ha reorientado la política exterior de EE.UU. en América Latina y el Caribe, de la "guerra contra el terror" a los retos más sobresalientes de la región, incluidos el crecimiento económico, la creación de empleo, la energía, la migración y la gobernabilidad democrática.

Existen motivos para pensar que el gobierno de Obama seguirá adelante con las relaciones interamericanas. Así mismo, podría reforzarse por la coincidencia entre las visiones de las políticas sobre América Latina y las prioridades internas del Gobierno, por la composición del nuevo Congreso y por el prestigio y el poder político con que cuenta el Presidente[26]

Bajo distintas etiquetas, los nuevos gobiernos norteamericanos, casi sin excepción, anunciaron nuevas medidas para la región, en muchos casos con "bombos y platillos". Pero la mayoría de las veces estas nuevas iniciativas se malograron o simplemente no produjeron grandes cambios. Este juego de tendencias define las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, independientemente de quién se encuentre en la Casa Blanca.

Así, si bien el carácter interno de América Latina y el Caribe ha cambiado con los años, los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos no han sufrido transformación importante. Este país sigue manteniendo la creencia de que su relación con ALC debe fundarse en principios de estabilidad política, de defensa contra la intervención extranjera y en vínculos de cooperación económica[27]

La Administración Obama, entre la retórica del discurso y la verdadera práctica de la política exterior de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, en los años 2009 y 2010

Ahora bien, proponemos realizar un análisis comparativo entre la retórica del discurso y la verdadera realidad de la política exterior de Estados Unidos hacia ALC durante los dos primeros años de la Administración del presidente Obama.

Iniciamos con lo señalado por James Petras, profesor en la Universidad del Estado de Nueva York en Binghamton, quien ya en el 2008 advertía que los medios de comunicación y los intelectuales de Estados Unidos:

En lugar de denunciar las políticas domésticas e internacionales reaccionarias del candidato Obama, han preferido apoyarlo (…). Sus asesores sobre América Latina proponen cambios cosméticos de estilo y diplomacia, pero apoyo implacable de la hegemonía. Por tanto, el triunfo presidencial ha generado una gran expectativa en medios políticos, económicos, militares, tanto en los propios Estados Unidos, como en la comunidad mundial, y en nuestro caso en América Latina y el Caribe[28]

Pero como todos conocemos y, pese a los pronósticos en contra, el senador Barack Obama ganó las elecciones presidenciales y se convirtió en el 44avo. Presidente de los Estados Unidos, asumiendo la Presidencia el 20 de enero de 2009.

Así, Fander Falconí, docente de la FLACSO y ex canciller del Ecuador, afirma: Que hay signos esperanzadores, aún ambiguos y ambivalentes en la política norteamericana, es un hecho: la elección de Obama, antes impensable, lo prueba. Obama encarnó la reforma que el ciudadano quería: ser un imperio ya es demasiado costoso y acaso inútil, si se consume más de lo que se produce y hasta sus bancos más grandes quiebran. Con esa promesa triunfó Obama. Pero el ejercicio del poder es otra cosa.

En este contexto, la elección de Barack Obama resultó de los anhelos de cambio de una sociedad (…), en la búsqueda de un proyecto basado en la mayor igualdad y justicia, la vuelta al Estado de bienestar, la asistencia sanitaria universal y la lucha contra el cambio climático. "¡El cambio ha llegado a América!", dijo Obama en el día de su triunfo electoral[29]

La elección de Barack Obama significó el rechazo del pueblo norteamericano a las políticas interna e internacional de Bush. Esa victoria y, de hecho, la facilidad de la misma en buena medida fue debido al creciente sentimiento contra la guerra en Irak[30]y, en general, contra la política exterior de Bush.

Nuevamente Fander Falconí dice: Pero la expectativa que el mundo puso en la victoria de Obama se desvanece de a poco. Los hechos acaecidos tras el primer año de mandato (enero, 2009 – enero, 2010) demuestran que hay dos Obama. El primero, el que ganó las elecciones y enfrentó el status quo norteamericano y el segundo, el que aceptó el peligroso juego del imperio[31]

Continua el autor explicándonos que en el mandato del presidente Barack Obama no han mejorado las relaciones entre nuestra América y los Estados Unidos. No ha sido capaz de cerrar el capítulo del bloqueo a Cuba; es más, la volvió a incluir dentro de una "lista negra" de países "patrocinadores del terrorismo". Así, el autor nos dice que en el primer año de la administración de Barack Obama ha quedado claro lo difícil que será cambiar de forma significativa la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica. En el mejor de los casos, serán necesarios años y modificaciones importantes en las políticas y actitudes, tanto de EE.UU. como de la región.

Concluye que el debut del presidente Obama en el divisivo mundo de la política continental fue en la Cumbre de las Américas (abril, 2009) celebrada en Trinidad y Tobago. Y fue un buen comienzo. Obama aprovechó al máximo la reunión para demostrar sus aptitudes políticas y personales, así como su intención de cambiar la dinámica de los lazos de EE UU con América Latina.

A continuación revisemos el documento "Palabras oficiales del Presidente de Estados Unidos Barack Obama, en la ceremonia de apertura de la V Cumbre de las Américas", el 17 de abril de 2009[32]

Creo que todo el mundo reconoce que nos reunimos en un momento crítico para el pueblo de las Américas (…). Todos nosotros debemos renovar el interés común que tenemos uno en el otro. Sé que las promesas de asociación no se han cumplido en el pasado, y que la confianza debe ser ganada a través del tiempo (…). Así que estoy aquí para lanzar un nuevo capítulo de compromiso que se mantendrá a lo largo de mi administración.

Más adelante, el Presidente de Estados Unidos, en su discurso, plantea varias áreas donde Estados Unidos se ha comprometido ya a fortalecer la acción colectiva en nombre de los objetivos compartidos. En primer lugar, manifestó que es necesario "…estimular el crecimiento y reiniciar el flujo de crédito que ayudarán a crear puestos de trabajo y la prosperidad dentro de nuestras fronteras y dentro de la suya". Luego dijo: "También estamos comprometidos con la lucha contra la desigualdad y por la creación de prosperidad desde abajo hacia arriba". Expresó igualmente algunas ideas sobre el cambio climático y las energías alternativas. Al finalizar su disertación, Obama concluyó: "Los Estados Unidos busca un nuevo comienzo con Cuba. Sé que hay un largo camino que debe recorrerse para superar décadas de desconfianza, pero hay pasos críticos que podemos tomar hacia un nuevo día"[33].

Sobre la presencia e intervenciones de Obama en la V Cumbre de las Américas, el grupo Observatorio Internacional de la Crisis, coordinado por el sociólogo y economista holandés Wim Dierckxsens, refiere que:

Con los EE.UU. de nuevo en crisis, en abril de 2009 Obama se dirigió a la región en la quinta cumbre de las Américas con una retórica cordial y conciliadora llamando a la unidad, al progreso común a la alianza hemisférica. Hoy, el Pentágono debe haber percibido con preocupación el reciente periplo de una flota rusa en el mar Caribe, y la creciente presencia de Europa y Asia en la región (…). La Cuarta Flota enviada en 2008 y la referida retórica de Obama en Trinidad y Tobago, nos recuerdan la política de la "Zanahoria y el garrote"[34]

Peter Hakim, quien es actualmente Presidente de Diálogo Interamericano, el principal centro para el análisis de políticas e intercambio para asuntos del Hemisferio Occidental, plantea que: Sin embargo, después de la Cumbre, Obama se dio de bruces con las muchas barreras que han frustrado el cambio en las relaciones hemisféricas. El partidismo de Washington retrasó dos de los nombramientos diplomáticos cruciales de Obama: el del responsable de la política hacia Latinoamérica, Arturo Valenzuela, y el de Tom Shannon como embajador en Brasil. Y también paralizaron los esfuerzos de la administración por una respuesta coherente para la crisis hondureña (…)[35].

Por ello, podemos atrevernos a decir que no es tarea fácil determinar en este momento las diferencias entre la retórica del discurso de Obama y la realidad tangible de la política exterior en América Latina y el Caribe. Para ello, revisemos el Cuadro No. 2:

Partes: 1, 2
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