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Antropología sociocultural: Una visión general (página 2)


Partes: 1, 2, 3

Antropología y praxis social.

Las antropologías especiales y los campos temáticos: la religión, lo urbano, el turismo, la salud, la alimentación y el desarrollo.

Problemas centrales: raza y racismo, migraciones y transculturación, y pobreza, patrimonio, tradición y “cultura popular”, medicina tradicional y comidas populares.

Estudios antropológicos en Cuba. Problemas planteados. Teoría y método antropológico en la obra de sus representantes más significativos: Fernando Ortiz. Direcciones fundamentales de la investigación antropológica.

Tema 1 – La Antropologíacomo ciencia

Introducción (fragmento de la guía de estudio)

Desde la antigedad existen curiosidades y actividades humanas raras y/o diferentes que llamaron la atención de historiadores, filósofos, viajeros, comerciantes, militares y gobernantes. Estas se entienden hoy como problemas y preocupaciones antropológicas. Sin embargo, no es hasta mediados del siglo XIX que, tras las revoluciones científicas, industrial y política, se produce el agotamiento de la filosofía moral y de la economía política dando lugar a la incisión de diferentes programas científicos que constituyeron el campo de las ciencias sociales, uno de ellos fue llamado con el viejo nombre de Antropología. Así la ciencia antropológica definió como su objeto de estudio a las “gentes primitivas” o, en otras palabras, las pequeñas comunidades nativas. Desde entonces los antropólogos han ido redefiniendo su objeto de estudio y perfeccionando su modus operandi para convertir a su ciencia en empírica: del trabajo con fuentes secundarias a la producción de datos a partir del trabajo de campo. También, se han planteado las siguientes preguntas: ¿quiénes y cómo somos?, ¿por qué somos como somos, tan raros y distintos a tanta gente?, ¿qué es la condición humana? Las distintas estrategias para dar respuesta a esas interrogantes condujeron a la diferenciación externa e interna de la disciplina, a tendencias a veces encontradas, a complejas relaciones de poder con los estados colonialistas, a dualismos (objeto-sujeto, objetividad-subjetividad, particularismo-universalismo, homogeneidad-heterogeneidad, nomotética-ideográfica) y principios constitutivos (situacional, incertidumbre, relativista, funcionalista). La amplitud del proyecto antropológico lejos de empañar su pertinencia, la acentúa.

Un examen del grado de madurez de la ciencia antropológica debe partir de una propuesta de periodización que atienda al desarrollo de la práctica del oficio en relación con la necesidad de acción y la lógica histórica del poder, la metodología, los conceptos de hombre y cultura, así como las herencias fundamentales.

Sus conceptos fundamentales han sido los de evolución, símbolo, función y cultura y algunos campos temáticos significativos son el parentesco y la familia, la religión, la política, economía y la ecología. Toda esta historia de la antropología que demuestra su autonomía como área disciplinar debe tener en cuenta que antropología: no ha formado nunca un todo orgánico y que su desarrollo ha sido multilineal.

Toda ciencia tiene una discusión constitutiva alrededor del proceso de producción del conocimiento, de los datos con los que cuenta y del discurso que los hace inteligibles: su cientificidad, objetividad, validez y plausibilidad. ¿Cómo se trabaja en antropología? ¿Cuales son los fines de la Antropología? ¿Con qué recursos se puede acercarse al (los) fin(es)? ¿Por qué vías se logra el conocimiento antropológico? El proceso de investigación antropológico cuenta con dos ámbitos: el campo de trabajo y la mesa de trabajo. Los principales actos epistemológicos distinguibles analíticamente son: Describir, Explicar e Interpretar. La antropología puede ser entendida como un esfuerzo de traducción de la cultura en los propios términos del investigado (EMIC) y/o en los términos del investigador (ETIC). Números son los métodos y los instrumentos de investigación que ha desarrollado esta ciencia durante los trabajos de campo y el análisis de la información. Entre las más notables técnicas se encuentran la observación participante, las historias de vida y la entrevista. Los mismos deben ser discutidos a partir de una crítica epistemológica que vislumbre los posibles controles epistemológicos del conocimiento.

1. ¿Por qué se dice que la antropología nace con un compromiso ideológico con el colonialismo?

De los relatos de viajeros, misioneros y oficiales coloniales y de la práctica museística surgió el área nueva que fue bautizada con el viejo nombre de antropología (…) La antropología filosófica (…) y las crónicas de los pueblos no occidentales descubiertos por los europeos, fueron los antecedentes inmediatos del nuevo género discursivo (…) pero, para hacerlo, volvió la mirada a un tema específico que define hasta hoy la singularidad de la ciencia: lo que se llamó “gentes primitivas” [prehistóricas y contemporáneas] o, en otras palabras, las pequeñas comunidades nativas. Todos estos proyectos nacían de la común necesidad de encontrar respuestas a las crisis de la civilización occidental (…) La antropología definió una estrategia negativa porque su encargo sería el estudio de los otros como manera de entender mejor el mundo en que se actuaba para contextualizar dichas acciones. En este sentido, el correlato histórico que justificó la necesidad del discurso antropológico fue la existencia del mundo colonial, las relaciones colonialistas de dominación.

El periodo en el cual la disciplina adquirió gran auge y se desarrolló como ciencia en forma plena y autónoma, comprende la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX. Durante estos años la antropología se desarrolló junto a la colonización y a las luchas imperiales por el reparto del mundo colonial. Este correlato histórico definió una condición de posibilidad que impulsó a la necesidad de los estudios antropológicos: estudiar científicamente a los pueblos que se colonizan y colonizar científicamente.

La antropología surgió como una respuesta de las sociedades occidentales, inmersas en una profunda crisis, a la necesidad de entenderse a sí mismos y de identificar las especificidades históricas que las caracterizaba. Entonces, una situación de poder definió la hipótesis de seguridad del discurso antropológico durante el siglo XIX y la mayor parte del siglo XX: el colonialismo. Dicho discurso satisfizo cierta presunción narcisista de autocomplacencia de occidente, al tiempo que persiguió la mejor comprensión del lugar y las posibilidades de esas sociedades modernas en el escenario mundial en el que ejercía su hegemonía colonialista (…) Ese espacio de poder confiado a los antropólogos e identificado con la alteridad dominada fue objeto de asedio y protección de los intereses colonialistas. A partir de estas complicidades, la antropología adquirió un fuerte carácter ideológico.

En particular, la antropología definió una estrategia negativa porque su encargo sería el estudio de los otros como manera de entender mejor el mundo en que se actuaba para contextualizar dichas acciones. En este sentido, el correlato histórico que justificó la necesidad del discurso antropológico fue la existencia del mundo colonial, las relaciones colonialistas de dominación (Basail).

Los fragmentos antes citados nos indican que la antropología logra su legitimización, como ciencia, en los años que marcan la consolidación del sistema colonial, en especial de los colonialismos inglés y francés. El interés de hacer eficiente y eficaz la empresa colonial obligó a los colonizadores a conocer sobre los pueblos que dominaban, saber de sus costumbres, ideologías, maneras de hacer y de pensar, de vivir en sociedad. Este conocimiento era de gran utilidad para el diseño de la política colonial y el establecimiento de instituciones de dominación diversas en cada territorio colonizado.

Es así que, en este periodo, la antropología se califica de etnocéntrica y eurocéntrica, con un espíritu de autosuficiencia y superioridad narcisista con respecto a las comunidades “primitivas” y “bárbaras” exploradas. Los primeros antropólogos se hicieron cómplices del colonialismo, pues este se convirtió en condición necesaria para su desarrollo: se describía la cultura armoniosa de los primitivos que justificaba la necesidad de un progreso en el sentido de la civilización occidental.

2. ¿Es la antropología una ciencia o un arte?

Ambas cosas. Es una ciencia pues se encarga del estudio de cómo las diferentes sociedades dan sentido a los actos individuales y colectivos, apunta hacia un conocimiento global del hombre y abarca el objeto de estudio en toda su extensión geográfica e histórica. Según define Marc Augé, su objeto último de investigación es: “el estudio de los métodos de construcción del sentido en las distintas sociedades, que dependen, a la vez, de iniciativas individuales y de formas colectivas sociales”. La antropología estudia las sociedades como un todo e indaga en sus leyes de funcionamiento y de transformación.

A su vez la antropología es un arte. Al ser una ciencia que se nutre de muchos otros saberes, de la historia, la economía, la sociología, la biología, la antropología necesita tornarse en una combinación justa de conocimientos multidisciplinarios que demandan de la pericia y el talento de los antropólogos. El arte de investigar es sumamente importante en la antropología, ciencia que nos enfrenta a la difícil tarea de conocernos a nosotros mismos, empresa esta en que ciertas dosis de inspiración y creatividad, combinadas con el empleo de técnicas y metodologías de investigación son fundamentales. En este sentido toda ciencia puede ser considerada un arte, condición que resulta subrayada en el caso de la antropología pues esta, en los últimos años, ha practicado modalidades nuevas que la acercan incluso a la creación artístico-literaria. En este sentido, la antropología ha ensayado nuevas narrativas y técnicas de escritura que le permiten ampliar su potencial discursivo y comunicacional. En la actualidad la antropología es una ciencia interpretativa que incorpora la perspectiva subjetiva.

3. ¿Cuál es su objeto de estudio?

Objeto de estudio: Métodos de construcción de sentido en las distintas sociedades, que dependen, a la vez, de iniciativas individuales y de formas colectivas sociales (Marc Augé). Se encarga del estudio de cómo las diferentes sociedades dan sentido a los actos individuales y colectivos.

La antropología parte de esa necesidad humana de autointerpretación, de conocimiento de la condición humana, que se dirige hacia la identidad y la relación entre los hombres. La antropología es el empeño por construir el mundo sociocultural de los otros y de nosotros mismos.

La antropología se centra en el estudio de los seres humanos desde una perspectiva biológica, social y humanista. Se divide en dos grandes campos: la antropología física, que trata de la evolución biológica y la adaptación fisiológica de los seres humanos, y la antropología social o cultural, que se ocupa de las formas en que las personas viven en sociedad, es decir, las formas de evolución de su lengua, cultura y costumbres.

La disciplina antropológica estudia al hombre desde diversos aspectos: la etnia a que pertenece, la lengua como medio de comunicación, nacional, dialecto, lengua criolla o jerga y uno bien importante, su cultura. La antropología como ciencia se preocupa por todo lo humano, analizando situaciones, condiciones, modo de vida de una comunidad, tradiciones socioculturales; además de la relación establecida entre las personas.

La antropología social o cultural es la rama de la antropología que se ocupa de la descripción y análisis de las culturas. (…) la Antropología cultural sostiene que buena parte de las experiencias y conceptos considerados naturales son en realidad construcciones culturales que comprenden las reglas según las cuales se clasifica la experiencia, se reproduce esta clasificación en sistemas simbólicos y se conserva y difunde esta clasificación. Uno de los temas principales de la antropología cultural, por lo tanto es, la relación entre los rasgos universales de la naturaleza humana y la forma en que se plasma en culturas distintas. El estudio de las razones de las diferencias culturales —motivadas por razones ambientales o históricas—, y de la organización de estas en sistemas globales(Wikipedia).

En resumen, la antropología (se) refiere:

  • Estudio de los métodos de construcción del sentido de las sociedades.
  • Explica al hombre en su multiplicidad fenoménica
  • Enfrenta los problemas de la identidad y la alteridad
  • Trata lo que los hombres saben sobre sí mismos y sobre los otros hombres
  • Necesidad de autointerpretación del ser humano
  • Refleja la universal complejidad de los seres humanos y sus relaciones

4. ¿Qué importancia tienen los estudios antropológicos?

Su importancia se basa en el conocimiento que brindan para el entendimiento de los procesos de formación de las comunidades y sociedades humanas a lo largo de la historia y en distintas geografías.

Además de ayudarnos a comprender nuestras propias especificidades, la antropología es importante pues nos revela nuestra común condición humana. Al revelarnos la universal complejidad de los seres humanos y de sus relaciones (…) la antropología nos enseña (…) a convivir con la diferencia humana a partir de la comprensión e identificación de dramas comunes (Basail). La antropología nos permite separarnos de lógicas autoritarias y apostar por el reconocimiento de la diversidad humana.

La antropología conserva su importancia y vigencia pues la necesidad de conocimiento y exégesis sobre nosotros mismos es infinita. Esta razón justifica su carácter de proyecto a futuro, pues la construcción de sentido de las diferentes sociedades es un proceso en continuo devenir, (…) el hombre es plural y su diversidad fenoménica siempre se multiplica ante la reciprocidad de los vínculos sociales y (…) los riesgos del conocimiento que amenazan a todos son inevitables porque es el conocimiento mutuo una necesidad (Basail).

5. Indagar sobre el desarrollo de la antropología desde sus orígenes hasta la actualidad

Siglo XV: mundo salvaje (capitalismo mercantil). ANTECEDENTES, nuevo campo de conocimientos

Siglo XVIII:primitivo vs. civilizado (colonialismo/capitalismo industrial), pasión por lo exótico. Colonizar, conquistar, evangelizar

Antecedentes (hasta 1850)

Desde tiempos remotos, viajeros, historiadores y eruditos han estudiado y escrito sobre culturas de pueblos lejanos. Entre ellos destaca el historiador griego Herodoto, el historiador romano Tácito y, más tarde, en el siglo XIII, el aventurero italiano Marco Polo viajó a través de China y otras zonas de Asia, aportando con sus escritos una información muy amplia sobre los pueblos y costumbres del Lejano Oriente.

Durante el siglo XV se exploraron nuevos campos de conocimiento debido al descubrimiento por los exploradores europeos de los diferentes pueblos y culturas del Nuevo Mundo, África, el sur de Asia y los Mares del Sur, que dio como resultado la introducción de ideas revolucionarias acerca de la historia cultural y biológica de la humanidad.

Características:

  • carácter romántico y precientífico,
  • esnobismo por lo exótico y lo raro,
  • afirmación de la superioridad occidental, acercamiento a los otros desde Occidente
  • práctica cómplice con el colonialismo
  • atención a los aspectos geográfico, lingístico y racial
  • hombre culto vs. primitivo
  • representación de otras culturas como totalidad
  • cultura = sociedad homogénea, orden, educación, modo de vida de un pueblo

Surgimiento e institucionalización: Periodo clásico (desde 1850 a 1950)

La antropología surgió como campo diferenciado de estudio entre los años 1850 y 1880, en la fase imperialista de reparto del mundo, durante las conquistas coloniales. Como encargo tenía el estudio de los “otros”: la necesidad del discurso antropológico fue la existencia del mundo colonial.

En Estados Unidos, el fundador de dicha disciplina fue Lewis Henry Morgan, quien investigó en profundidad la organización social de la confederación iroquesa. Morgan elaboró una teoría general de la evolución cultural como progresión gradual desde el estado salvaje hasta la barbarie (caracterizada por la simple domesticación de animales y plantas) y la civilización (iniciada con la invención del abecedario). En Europa, su fundador fue el erudito británico Edward Burnett Tylor, quien construyó una teoría sobre la evolución del hombre que prestaba especial atención a los orígenes de la religión. Tylor, Morgan y sus contemporáneos resaltaron la racionalidad de las culturas humanas y argumentaron que en todas las civilizaciones la cultura humana evoluciona hacia formas más complejas y desarrolladas. A estos dos grandes fundadores unimos el nombre de Herbert Spencer, pionero de la antropología.

En estos años ocurren importantes avances en la ciencia antropológica. Del evolucionismo y el difusionismo se pasa al relativismo cultural, se reconocen los vínculos importantes entre cultura y personalidad, los estudios lingísticos se tornan significativos para la investigación antropológica, surge y se consolida el trabajo de campo como principio básico de la práctica antropológica con Boas y Malinowski. Este último fue el fundador del funcionalismo, desarrollándose también en estos años el materialismo cultural, la ecología cultural y la antropología estructural. En este periodo, la influencia de pensadores como Marx y Freud fue de especial significación.

Los esquemas más bien simples de evolucionismo cultural propuestos durante el siglo XIX han sido objeto de discusiones elaboradas y modificadas a la luz de los nuevos datos arqueológicos y etnológicos. Destacados antropólogos de principios del siglo XX, como el germano-estadounidense Franz Boas y el estadounidense Alfred Louis Kroeber, adoptaron puntos de vista bastante antievolucionistas, ya que mantenían que los procesos culturales y sociales han sido tan dispares en todo el mundo que es difícil discernir algún proceso o tendencia general.

Gran parte de la investigación antropológica se basa en trabajos de campo llevados a cabo con diferentes culturas. Entre 1900 y 1950, aproximadamente, estos estudios estaban orientados a registrar cada uno de los diferentes estilos de vida antes de que determinadas culturas no occidentales experimentaran la influencia de los procesos de modernización y occidentalización. Los trabajos de campo que describen la producción de alimentos, la organización social, la religión, la vestimenta, la cultura material, el lenguaje y demás aspectos de las diversas culturas, engloban lo que hoy se conoce por etnografía. El análisis comparativo de estas descripciones etnográficas, que persigue generalizaciones más amplias de los esquemas culturales, las dinámicas y los principios universales, es el objeto de estudio de la etnología.(Encarta, 2008).

A comienzos del siglo XX, los trabajos de Bronislaw Malinowski supusieron una modificación radical en las estrategias de investigación de la antropología. Aún sin apartarse de una teoría científica positivista, Malinowski abordó el estudio directo de los pueblos investigados mediante el trabajo de campo (…)Vehementemente defendida por su autor y por Franz Boas, rápidamente se convirtió en el método estándar de la disciplina. Uno de los resultados más importantes obtenidos mediante el método de la observación participante fue la constatación de que hábitos o tradiciones de apariencia similar podían cumplir funciones radicalmente diferentes en culturas distintas, obligando a estudiar detalladamente el contexto y a prescindir de clasificaciones universales. (Wikipedia).

La antropología aplicada nació en el siglo XIX con organizaciones como la Sociedad Prote ctora de los Aborígenes (1837) y la Sociedad Etnológica de París (1838). Estas instituciones se preocuparon por despertar en Europa una conciencia contraria al tráfico de esclavos y a la matanza de pueblos indígenas americanos y australianos.

Características:

  • colonización e imperialismo
  • Unidad de análisis: comunidad nativa
  • Proceso de institucionalización, antropología como sistema delimitado y autosuficiente
  • Positivismo, rigor empírico, método comparativo
  • Etnocentrismo
  • Perspectiva objetivista, punto de vista pragmático
  • Redimensionamiento técnico desde 1890 (trabajo de campo)
  • Acercamiento cualitativo, interés por los valores y los símbolos, factibilidad subjetiva
  • Sobrestimación de conceptos que expresan totalidad y persistencia.
  • Representantes: Morgan, Tylor, Malinowski, Boas, Levi-Strauss y Mauss

Segunda posguerra y fin del siglo XX (desde 1950-60)

El fin del mundo colonial provocó una crisis en la ciencia antropológica, en su ideología y en los compromisos de la profesión. Es entonces que el discurso se recupera y se centra en su sentido humanista, en su empeño por construir el mundo simbólico de otros, sus lógicas y racionalidades. Ayuda al desarrollo de la imaginación y la práctica social. La antropología se ratifica entonces en su actitud de representación transcultural, a partir del problema del desconocimiento/reconocimiento en que vivimos.

Durante la segunda mitad del siglo XX, la etnología (que hoy se suele conocer como antropología cultural) comenzó a relacionar su campo de estudio con el de la antropología social, desarrollada por los científicos británicos y franceses. En un breve periodo se debatió intensamente si la antropología debía ocuparse del estudio de los sistemas sociales o del análisis comparativo de las culturas. Sin embargo, pronto se llegó a la conclusión de que la investigación de las formas de vida y de las culturas casi siempre están relacionadas, de donde procede el nombre actual de antropología sociocultural.(Encarta, 2008).

En años recientes, la antropología ha logrado nutrirse de ciencias, metodologías, enfoques y discursos variadísimos. Hoy se apuesta por la multiplicidad de maneras de hacer antropología, privilegiándose lo “cualitativo” y demeritándose la búsqueda de enfoques globales o totalizantes. Lo simbólico y los significados ocupan gran espacio, y se pone gran acento en los procesos comunicacionales. Estamos ante una antropología interpretativa, caracterizada por un análisis cultural que ahonda en cada texto literario interpretando su significado.

Ya en esta época el "otro cultural" se define como lo diferente de la “normalidad” (sectores sociales dominantes), y se estudia entonces las sociedades y grupos subalternos (adolescentes, enfermos mentales y marginados).

Características:

Supera la falsa totalidad

Cuestionamiento de los observable y lo empírico

Análisis de microsituaciones a partir de fuentes de primera mano

Se incorpora el reconocimiento de relaciones en contextos de dominación y resistencia, concentrados en los procesos culturales

Crítica a la autoridad de los textos clásicos

Antropología interpelativa

Considera los procesos de cambio cultural

Representantes: Geertz

6. Ejemplificar la importancia del concepto de cultura en la antropología.

El concepto de cultura siempre ha sido básico en la ciencia antropológica. Desde sus inicios, diferentes conceptualizaciones fueron formuladas y fue desde la antropología, entre otras contribuciones, que ese concepto más abarcador de cultura que hoy se acepta y utiliza corrientemente logró imponerse a la versión más restringida que la identificaba con la creación artística y literaria. Ya desde la definición de Tylor, quien entendía por cultura ese complejo tal que incluye conocimiento, ciencia, arte, moral, ley, costumbre y otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad, la cultura comenzó a asociarse a los modos de vida y costumbres de los grupos sociales, de las comunidades humanas. Es por ello que este concepto es central para la antropología, en tanto ciencia que estudia cómo las diferentes sociedades dan sentido a los actos individuales y colectivos –actos estos “culturales”, al ser expresión de las maneras de hacer y pensar de los hombres en sociedad. La cultura en antropología sería el conjunto complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otras producciones y maneras de vivir nacidas del hombre que vive en sociedad. A través de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.

En los inicios, en las tesis evolucionistas, la cultura se asumía como un todo homogéneo, era sinónimo de orden y educación. La oposición salvaje – hombre culto, identificaba la existencia de una cultura superior en la civilización “occidental” y establecía la existencia de etapas de progreso, etapas “culturales”, que cada sociedad se suponía habría de superar, de manera lineal, hasta alcanzar la “modernidad” y el desarrollo pleno (capitalista).

Más tarde, con la llegada del relativismo cultural esta visión se transforma. Se reconoce la existencia de culturas varias, todas válidas en su condición de expresión de la multiplicidad humana, ninguna superior o mejor que otra. El relativismo cultural condena el racismo, ratifica que la cultura no se conecta con determinados tipos físicos humanos y se interesa por los modelos culturales y por cómo la cultura influía en la conformación y desarrollo de la personalidad, así como en la determinación de las conductas individuales.

Por su parte, el funcionalismo de Malinowski, afirmaba que las organizaciones humanas debían ser examinadas en el contexto de su cultura. Otras aproximaciones interesantes a la cultura desde la antropología se relacionan con el surgimiento y desarrollo de la ecología cultural, que enfatiza en la necesidad de estudiar la relación cultura – entorno físico, siendo esta en gran medida un resultado de la adaptación de los hombres a las condiciones naturales que le rodean, para después volverse en un modo específico de transformación de la naturaleza. Tenemos también el materialismo cultural, que se interesa por descifrar rasgos culturales específicos y asume la centralidad de los procesos de reproducción de la vida material en la conformación de la cultura. Más recientes son las conceptualizaciones de la cultura en sus vínculos con la semiótica y con las narrativas particulares, siendo la cultura relativizada in extremis y defendida en su multiplicidad y continua modificación. Otros enfoques más recientes identifican la cultura con mecanismos de control que permiten la vida en sociedad, como en el caso de Geertz.

Es así que la cultura, en tanto conceptualización, evoluciona a la par de la antropología, transformaciones que nutren a ambas y nos ayudan a esa comprensión del hombre y los hombres. A la antropología importa tanto reconocer aquello que nos reconoce iguales como subrayar las diferencias que nos singularizan y nos aseguran en nuestra condición humana.

Es interesante destacar que los grandes antropólogos siempre han prestado gran atención al concepto de cultura, aunque no lo hayan mencionado expresamente. Es el caso de Spencer, que prefirió referirse a lo “superorgánico”, Durkheim que hablaba de la “conciencia colectiva” y Radcliff-Brown propone el concepto de sistema social como sucedáneo del de cultura, aunque para él, ésta sea la conducta estandarizada.

Para el funcionalista Malinowski y para Radcliff-Brown, quien desarrolló la teoría de los sistemas sociales, la cultura es la conducta tipificada, siendo la conducta su respuesta para la satisfacción de sus necesidades. La satisfacción es el fin, y la cultura (conducta) son los medios materiales, cognitivos y sociales para alcanzarlo. Es así que la respuesta materializada en esos medios, es una respuesta cultural.

Por su parte, Lévi-Strauss sostenía que: La cultura puede considerarse como un conjunto de sistemas simbólicos que tienen situados en primer término el lenguaje, las reglas matrimoniales, las relaciones económicas, el arte, la ciencia y la religión. Estos sistemas tienen como finalidad expresar determinados aspectos de la realidad social, e incluso las relaciones de estos dos tipos de realidad entre sí, y las que estos sistemas simbólicos guardan los unos frente a los otros.

(a continuación fragmentos de Leony Ramírez Pérez)

Cuando intentamos definir y comparar cualquier cultura es fundamental tener muy en cuenta las siguientes características:

La cultura se transmite de generación en generación.

La cultura es simbólica:White nos dice que el origen de la cultura se produjo en el momento que el hombre adquirió la capacidad de simbolizar o "de originar libre y arbitrariamente y dotar a la vez de significado una cosa o hecho, y, correspondientemente, (…) captar y apreciar tal significado". Entendemos como símbolo algo verbal o no verbal, inmerso dentro de una determinada cultura o lenguaje.

La cultura es compartida: se transmite a través de los grupos a los que se pertenece que son los encargados del proceso de enculturación. El sentimiento de pertenecer a un grupo está claramente marcado dentro del ámbito comunitario.

¿Qué lugar ocupa el concepto de cultura en el desarrollo de la antropología?

El concepto de cultura en la antropología ha tenido una importancia crucial a todo lo largo de su camino teórico y metodológico. Desde la época del evolucionismo del siglo XIX en Europa, la "cultura occidental" aparece como sinónimo de civilización, tomando como punto de referencia la experiencia civilizatoria occidental, que se oponía paradójicamente a la cultura primitiva que le daba sentido de autoafirmación como centro de otras culturas. Bajo esta visión, el concepto de "cultura" era entendido como sinónimo de civilización, siendo las culturas primitivas las que deberían aspirar a transformarse bajo los lineamientos del modelo occidental.

Desde el siglo XVIII en Francia, Condorcet y Turgot, ya tenían planteamientos muy cercanos al concepto de cultura como conocimientos transmitidos y heredados socialmente; sin embargo, la génesis del concepto de cultura es múltiple, no pudiéndola reducir a un solo pensador.

Al igual que otras categorías de la interpretación social, como dialéctica, multiculturalismo, simbolismo, cambio social, estructura o función, el concepto de cultura ha atravesado por un enorme trabajo teórico de reflexión resumido, reformulando concepciones filosóficas y antropológicas anteriores, teniendo como consecuencia nuevas nociones que nos ayudan a interpretar la realidad social de manera más convincente.

La palabra cultura, culture en francés, se utiliza desde el siglo XVIII en Francia asociada al "cultivo de la tierra" y por metáfora refiere posteriormente el cultivo espiritual. Marvin Harris, en su desarrollo de la teoría antropológica, señala que uno de los antecedentes sobre lo cultural está dado en la obra de John Locke. Este filósofo refiere que en el momento de nacer nuestro cerebro es una suerte de gabinete vacío que se llena paulatinamente con nuestra propia experiencia social. La definición de cultura más socorrida en el paradigma antropológico fue la del evolucionista Edward B. Tylor en la segunda mitad del siglo XIX, apareciendo paralelamente con la antropología académica. La definición de Tylor señala que la cultura es: "el todo complejo que incluye costumbres, conocimientos, creencias, capacidades, y hábitos adquiridos"

A partir de entonces los antropólogos han repetido de una u otra manera la misma fórmula, con algunas especificidades; considerando que las sociedades no occidentales poseen una cultura acorde con la transformación de su entorno incluyendo los recursos naturales, ideológicos, religiosos y/o artísticos.

Después que los antropólogos de diversas disciplinas han discutido durante más de cien años sobre la cultura, podemos resumir que dicho concepto ha tenido tantas facetas de interpretación como escuelas que lo reivindican.

En esto sienta sus bases la antropología del siglo veinte, concibiendo de entrada que cultura no se opone ni es continuidad de lo primitivo hacia lo civilizado, como decían los evolucionistas. Los antropólogos articulaban así la definición de cultura al estudio de las "sociedades primitivas" anteponiendo, al mismo tiempo, la relación dialéctica que mantiene el género humano con su medio natural. Esto dio pie a que, posteriormente, se planteara la dicotomía naturaleza cultura.

7. Evaluación de la importancia del trabajo de campo para el antropólogo.

No siempre la antropología reconoció ni utilizó el trabajo de campo. Esta técnica, convertida después en herramienta imprescindible para el análisis antropológico, fue desarrollada por Boas y Malinowski y defendía la necesidad del trabajo sobre el terreno para producir conocimientos. Desde entonces los antropólogos han ido redefiniendo su objeto de estudio y perfeccionando su modus operandi para convertir a su ciencia en empírica: del trabajo con fuentes secundarias a la producción de datos a partir del trabajo de campo.

Se conforma entonces un modelo de ciencia empírica sobre la base de estancias más o menos largas en las comunidades a estudiar. El trabajo de campo pasa, necesariamente, por la aplicación de la técnica de la observación participante que implica estar operando con una pequeña unidad de análisis. Su importancia para la antropología radica en que esta práctica permitiría “captar el punto de vista del nativo”, siendo la experiencia y la convivencia del antropólogo claves para la comprensión de otras culturas y para desentrañar cómo las distintas sociedades dotan de sentido sus diversas prácticas sociales.

Los antropólogos consideran primordial realizar trabajos de campo y dan especial importancia a las experiencias de primera mano, participando en las actividades, costumbres y tradiciones de la sociedad a estudiar.

Gracias a la observación de campo se desmontaron los paradigmas dominantes del evolucionismo en la antropología y ya hoy se acepta como cierto que las culturas evolucionan sin jerarquización alguna.

En la antropología social y cultural, la investigación se ampara en la idea fundamental de la observación participante dentro del seno de una comunidad o sistema social. El antropólogo se introduce primero en la vida de la comunidad y, a través de los contactos y las observaciones cotidianas, es aceptado por ella. Esta primera fase de la investigación de campo requiere semanas, incluso meses, sobre todo si hay que aprender la lengua local. Los primeros etnógrafos obtenían los datos a partir de entrevistas en profundidad con algunos informantes clave, personas expertas en la cultura y en el sistema social local. Estos datos se verificaban y cruzaban con los de otros informantes y con las observaciones directas del propio trabajador de campo.

Sin embargo, la investigación de las distintas sociedades y pueblos exige hoy otras herramientas metodológicas. Las entrevistas estructuradas (con muestreo) se utilizan de forma rutinaria para la obtención de una información; por ejemplo, el consumo de alimentos, el comportamiento sanitario, los recursos económicos, los movimientos migratorios laborales, el tiempo libre y otros aspectos. Para analizar la conducta económica hay que registrar con minuciosidad las transacciones en el mercado, las horas de trabajo, las capturas de peces y animales de caza, así como los rendimientos de las cosechas. Cuando se tratan de estudiar los aspectos de la personalidad se utilizan pruebas psicológicas. También se someten a análisis los posibles datos de los registros parroquiales, los textos locales, los informes gubernamentales y otras fuentes escritas.

A medida que los datos son más complejos e intrincados, y se hace necesario el tratamiento rutinario de miles o incluso cientos de miles de fragmentos de información, los arqueólogos han recurrido a las computadoras y equipos informáticos para dibujar las secuencias temporales, las relaciones espaciales y demás esquemas. Las tendencias del cambio cultural, la interacción entre las actividades económicas y sociales, las interrelaciones étnicas y otros patrones complejos se comprueban hoy mediante avanzados métodos estadísticos.

Estos métodos técnicos y cuantitativos en la investigación no han sustituido a los estilos tradicionales de investigación de campo. Al contrario, las entrevistas en profundidad a los informantes clave, así como el complejo análisis cualitativo de los sistemas simbólicos, las ceremonias y otras prácticas culturales, constituyen todavía una parte esencial de la metodología holística (doctrina epistemológica que hace hincapié en el estudio de los elementos desde su totalidad)(Encarta, 2008).

Para el trabajo de campo antropológico resulta muy útil el uso de las guías de campo para orientar la observación y clasificar los datos obtenidos. La intención de las guías es proporcionar una serie de categorías que permitan abordar con el supuesto de objetividad el estudio de los fenómenos sociales en cualquier sociedad. Para la antropología, el trabajo de campo es su marca de identidad y la observación participante, su esencia.

8. Mencione los principios epistemológicos básicos de la antropología.

Principios

Referidos a:

Consiste en:

Cualidades a las que remiten

situacional

métodos

La ruptura con la cultura propia para convivir con la “primitiva” o distante.

negación

incertidumbre

El encuentro con lo nuevo, lo diferente

sorpresa

relativista

mirada del antropólogo

Reconocer la legitimidad y la persistencia de la diferencia

variedad

funcionalista

Correlacionar todos los elementos de la actividad humana dentro del conjunto social/cultural

integración

traducción

discursivo

Ejercicio de representación de la cultura estudiada en términos de la propia

representación narrativa

interpretativo

La atribución de la significación

poética

Tema 2 –Matrices teóricas y desarrollos conceptuales

Introducción (fragmento de la guía de estudio)

El siglo XIX fue el contexto histórico donde las ciencias naturales y, sobre todo, biológicas alcanzaron un gran desarrollo a partir de la formulación de leyes evolutivas del mundo animal (Lamark, Darwin). En ese debate de ideas participaron los defensores de la ilustración, del romanticismo y de las ideas conservadoras. El evolucionismo decimonónico tuvo como exponentes más significativos a Spencer, Morgan y Tylor. Las ideas de progreso, la búsqueda de leyes evolutivas (unilineales) y el afán de explicar la naturaleza humana como tal, caracterizaron a este pensamiento. Pretendieron construir una ciencia a la manera positiva, objetiva y universal siguiendo, básicamente, el método comparativo. Sus presupuestos teóricos fueron: la unidad síquica de la humanidad, la unidad histórica y la unidad de la cultura. Sus limitaciones fundamentales fueron el etnocentrismo y la explicación de las diferencias culturales.

En el siglo XIX en los EEUU Lewis Morgan escribía acerca de la sociedad antigua, haciendo aportaciones considerables en los estudios de parentesco, en particular a los sistemas complejos de parentesco incluyendo sistemas omaha, iroques, polinesio e indio, de entre un centenar de culturas de todo el planeta. Pese a los grandes avances que Morgan había hecho en los estudios antropológicos y, sobre todo, en su reconocida tríada evolutiva Salvajismo-Barbarie-Civilización, no logró instaurar una cátedra y así fortalecer el paradigma antropológico que le permitiera consolidar y organizar el trabajo académico profesional como lo había hecho Tylor en Inglaterra. El concepto de sobre vivencia, por ejemplo, señalaba que las sociedades primitivas, concebidas así en ese entonces, no eran más que sobreviviencias de los grupos que existieron alguna vez en la edad de piedra. Por lo que su existencia se concebía como resabios de algo que no pudo cambiar, y que se le debía observar como fósiles sociales. El objetivo que subyace en la reflexión del concepto de cultura de Morgan y Tylor en la antropología académica era el de situar a la cultura occidental como el último eslabón de la cadena evolutiva. (Ramírez).

Por su parte, el difusionismo alemán (Leo Frobenius, Guillermo Schmidt, Friedrich Ratzel, Graebner, Mengin, Rivers, Elliot-Smith) explicaba la difusión de pautas culturales en base al principio de la trasmisión de esos rasgos desde un punto y hacia su entorno. Su empeñó principal fue reconstruir las líneas en las cuales los diferentes rasgos culturales se habían difundido.El difusionismo antropológico se instala en la antropología como una rama inspirada en el evolucionismo. El principio general consideraba que el hombre no era capaz de inventar su cultura, razón por la cual debía de importarla mediante la metamorfosis por contacto, estableciendo así un foco de dispersión cultural, donde el centro se convertía en la cultura hegemónica que nutría las culturas periféricas. Sin embargo, en Alemania los difusionistas no fueron tan caóticos y fantasiosos como en Inglaterra; Ratzel y Graebner, que trabajaron en el museo de antropología de Berlín, se dieron a la tarea de clasificar algunas regiones del planeta. El primero propone la noción de Kulturkreis que genera, a su vez, el concepto de área cultural, concepto que será retomado posteriormente por Kroeber y Wissler(Ramírez).

El relativismo cultural o el particularismo histórico, como también se le conoce, fue un movimiento que dominó toda la primera mitad del siglo XX en la antropología practicada en los Estados Unidos de América. En base a la estrategia definida por Franz Boas —el “fundador”— se constituyó un programa que evitó las síntesis teóricas, rechazó las generalizaciones y reconstrucciones en abstracto y, en oposición, postuló la necesidad de la observación directa y la recolección sistemática de datos empíricos como paso para sustentar construcciones teóricas. De acuerdo con los principios del relativismo cultural, todas las culturas son particulares y comparables; no hay culturas inferiores y superiores. Para Boas un principio teórico básico consistía en el enfoque histórico no evolucionista de la cultura ya que cada cultura era un conjunto coherente de rasgos conductuales e ideacionales, cualitativamente diferente e históricamente particular. Otro principio básico era la premisa metodológica de entender la cultura “desde adentro”, en sus propios términos. Un tópico importante de su teoría de la cultura se refiere a la relación individuo-sociedad por ello le confirió gran importancia a la socialización y al lenguaje. Todos estos aspectos fueron desarrollados por un conjunto amplísimo de discípulos de Boas: Kroeber, Lowie, Sapir, Lee Whorf, Benedict, Linton, Kardiner, Mead. Estos siguieron básicamente interesados por el principio de integración cultural de la personalidad en la cultura, la interrelación de fenómenos culturales (desde la perspectiva de la sicología y la lingística) y por cómo los diferentes contextos espacio-temporales daban sentido a las culturas (acercándose a lecturas ecologistas).

La escuela funcionalista se consolida en Inglaterra alrededor de 1920. Esta ha persistido hasta nuestros días a partir de la revisión de sus postulados básicos o revitalizándolos, como cuando sucede por ejemplo con el trabajo de campo según la forma que le dio su creador B. Malinowski. Este intento empirista pretendió convertir a la antropología en una disciplina científica, a fin de establecer un corte con la antropología conjetural decimonónica. La llamada revolución funcionalista fue la que inició el camino de la antropología científica, dentro del marco y el auge del imperialismo británico, a través de sus más importantes creadores: Malinowski y sus discípulos: E.E. Evans-Pritchard, Raymond Firth, Meyer Fortes, Ian Hogbin, Phyllis Kaberry, Hilda Kuper, Hortense Powdermaker, Audriey Richards e Isaac Shapera. Tras una orientación biológica y psicológicamente, pretendieron “conocer” a las sociedades nativas, saber cómo “funcionaban”. Su punto de partida era el individuo y la transformación de sus necesidades en necesidades sociales que son satisfechas por las instituciones culturales y sociales que tiene esa función. La cultura se constituye como un todo funcional, integrado y coherente, que no se opone a la naturaleza, sino que la continúa. Son centrales los conceptos de función, institución y cambio cultural.

El concepto de necesidad es fundamental para el funcionalismo y la teoría de la cultura de Malinowski, en virtud de que las necesidades, son determinantes de la conducta, y por ende, de la cultura. Sin organización, los hombres no pueden alcanzar sus fines, así que se organizan mediante estructuras definidas que poseen rasgos universales, puesto que se reconocen en todos los grupos humanos organizados. A tales unidades, Malinowski propone darles el nombre de instituciones.

Por su parte, el estructuralismo constituyó una verdadera revolución en las ciencias sociales y humanísticas. Su representante más excelso fue C. Levi-Strauss. La idea de estructura tiene hondas raíces en la historia de las ciencias sociales y, en particular, en Francia a partir de la obra de E. Durkheim y de F. Saussure. Los principales presupuestos del estructuralismo consisten en: primero, el lugar central del concepto de estructura entendido como pauta o configuración teórica constituida por principios universalmente válidos y, segundo, la insistencia en penetrar más allá de lo dado, de la superficie o apariencia de los fenómenos sociales, hasta una estructura “oculta” o “profunda” de la mente humana. Sus definiciones de mito y de cultura, como proceso de comunicación y sistema de signos compartidos, son trascendentales.

Una de las perspectivas antropológicas que más claramente sigue la idea de un orden cultural es la estructuralista. Desde sus primeros trabajos, Levi-Strauss (1949) se preocupa por distinguir el orden simbólico de la cultura, respecto de la organización inmanente de la naturaleza.

Fijándose más en las relaciones existentes entre los elementos, que en la descripción de los objetos en sí, el estructuralismo ha estudiado cómo tales relaciones simbólicas constituyen un orden determinante que afecta tanto al todo como a las partes de cada sociedad. En ese sentido el estructuralismo aspira a la modelización de un orden simbólico “universal” capaz de aplicar un mismo logaritmo antropológico a la lógica de organización social de cualquier pueblo. Para Levi-Strauss las sociedades deben ser estudiadas a través de sus sistemas simbólicos, integrables a un sistema general (universal). Allí, las transformaciones particulares de un sistema a otro responden a las “permutaciones” que operan los elementos de la estructura social, en tanto atrapados en un sistema de signos que los trasciende.

De este modo, al privilegiar la organización de un orden cultural en base a un sistema simbólico de signos, Levi-Strauss construye un visión antropológica que evidencia su separación tajante de cualquier forma de naturalismo.

Así, por ejemplo, las reglas, las costumbres, los ritos y valores morales que regulan la vida matrimonial y familiar, están determinados por el sistema de signos que rige las estructuras elementales del parentesco.

Al ser concebida como una ciencia semiológica, la antropología estructural nos permite apreciar en sumo grado el desarrollo de la idea de un “orden cultural”, en tanto sistema de valores, determinados simbólicamente dentro de un conjunto de elementos.(Ramírez).

Las teorías de Marx habían sido excluidas de las principales corrientes antropológicas. Sin embargo, en el cambiante y conflictivo contexto de los años 60 del siglo pasado, Marx cobró actualidad y, sobre todo, sus principios de la historicidad, su concepción del sujeto y su teoría del cambio social. Así se extendió el discurso marxista al campo de la sociedad primitiva con las obras del llamado marxismo estructural —o antropología “dinamistas” francesa— y con la Escuela de la Economía Política de Manchester. La antropología económica recupero la discusión sobre la producción y reproducción de la vida real y la antropología política actualizó las discusiones sobre el poder y las relaciones entre la base material y la ideología, así como entre las estructuras políticas y económicas y el parentesco, la descendencia y el intercambio. Se destaca la obra de G. Balandier, M. Godolier, E. Terray, M. Sahlins, P.P. Rey, S.C. Meillassoux, así como la de M. Fortes, A. Southall y M. Gluckman.

A partir de los años 60 la antropología presentó un complejo desarrollo que acentuó su carácter multiparadigmático. A partir de una fuerte crítica ideológica, el fin de la situación colonial y la liquidación del “mundo primitivo”, la antropología se replegó sobre sí misma y sobre las realidades específicas del mundo moderno. La nueva “antropología de lo cercano” tomó como dirección central lo simbólico y la significación (antropología simbólica, fenomenológica, interpretativa y postmoderna). Dentro de la antropología simbólica desarrollada en Inglaterra se destacaron V. Turner, M. Douglas y M. Sahlins. A pesar de la gran importancia de esta escuela, el punto de inflexión lo marcó la obra del antropólogo norteamericano C. Geertz quien abrazó definitivamente una concepción semiótica de la cultura y defendió el conocimiento de lo social a través de la hermenéutica, la fenomenología, la semiótica y la crítica literaria. A partir de esta contribución muchos antropólogos se volvieron hacia la producción metaetnografía, hacia la teoría social o experimentaron nuevos temas o campos cercanos a otras ciencias sociales y humanísticas.

El neoevolucionismo es una tendencia dirigida hacia enfoques ecologistas, biologicistas, materialistas o psicologistas del desarrollo de la humanidad (ecología cultural, sociobiología, neoevolucionismo, materialismo cultural y la nueva etnografía: J. Steward, E. Wilson, L. White, M. Harris, G. Goodenough).

Existen dos posturas radicalmente diferentes para explicar la evolución cultural. Los evolucionistas del siglo pasado defendían que en las distintas sociedades se producen procesos muy similares de desarrollo cultural debido a la unidad psíquica fundamental de toda la humanidad. Así, los procesos paralelos hacia la estratificación social y las minorías gobernantes se explican como efectos de las cualidades psíquicas y mentales de los individuos. Claude Lévi-Strauss fue un defensor tardío de este enfoque, sin hacer hincapié en el carácter evolucionista.

La postura contraria encuentra la clave en las condiciones materiales de vida: en las fuentes de energía, las tecnologías y los sistemas de producción de los grupos humanos; además, resalta las influencias ambientales en el desarrollo de los complejos sistemas culturales, ya que se han visto favorecidos por determinadas características geográficas y climáticas. Por ejemplo, el Oriente Próximo prehistórico era rico en animales de caza y plantas silvestres que resultaron especialmente aptos para su domesticación y aclimatación. (Encarta, 2008).

TABLA RESUMEN

Matriz Teórica

Contenido

Exponente

Propuestas

Evolucionismo

(EEUU y UK)

Si bien aparece antes de Darwin, en último término deriva del evolucionismo biológico que surgió a finales del siglo XIX.

Propone que las sociedades ‘deben’ pasar por sucesivos estadios de desarrollo y sostiene que la evolución de la humanidad pasa por tres fases (evolución multilineal):

1-Salvajismo: desde el Paleolítico, primer período de la Edad de Piedra. Los hombres se dedicaban fundamentalmente a la caza, la recolección y la pesca.

2-Barbarie: desde el Neolítico, último período de la Edad de Piedra, los hombres ya se dedican a la cerámica y domestican animales.

3-Civilización: Edad de los Metales, aparece la escritura

Por lo tanto, los pueblos llamados ‘primitivos’ son anteriores e inferiores a los de cultura europea.

Sus presupuestos teóricos fueron: la unidad síquica de la humanidad, la unidad histórica y la unidad de la cultura. Sus limitaciones fueron el etnocentrismo y la atomización de la realidad al tratar los hechos separados de su contexto global. Creen en el método comparativo.

Herbert Spencer

Explica la naturaleza como un sistema materialista sincronizado, ve en el progreso una necesidad. Fue el primero en utilizar términos tales como superorgánico, función, estructura y sistema. Toma como modelo el organismo biológico para entender la sociedad. Cree en una teoría de la evolución que pueda abarcar todos los fenómenos de la naturaleza.

Lewis Henry Morgan

Fue un gran estudioso de la Revolución Industrial y aportó un enfoque materialista a la evolución. Defendía la comprensión de la sociedad mediante la tecnología y los procesos económicos. Cada etapa de la evolución se corresponde con ciertos tipos de tecnología y modos de subsistencia: los inventos tecnológicos alteran la homeostasis social de maneta que se necesitan nuevos rasgos socioculturales para sobrevivir. (Vs. Occidente).

Edward Burnett Tylor

(el esquema de tránsito social aquí presentado fue desarrollado por Tylor)

Estudio amplísimo sobre las diversas maneras de hacer fuego, visitó Cuba y fue de los pocos en ver la relación entre biología y cultura. Creía que era posible reconstruir las culturas antiguas a partir de “supervivencias” que se mantenían y que el animismo era la idea religiosa fundamental. Su definición de cultura aún sobrevive y extendió la teoría de la evolución al campo de la religión: animismo, politeísmo, monoteísmo (evolución cognitiva). Fue pionero en el uso de análisis estadístico en los estudios comparativos y creía en la similitud básica de todas las mentes humanas (unidad psíquica de la humanidad).

Difusionismo

(Alemania)

Explicaba la difusión de pautas culturales en base al principio de la transmisión de esos rasgos desde un punto y hacia su entorno. Su empeño principal fue reconstruir las líneas en las cuales los diferentes rasgos culturales se habían difundido.

Leo Frobenius, Guillermo Schmidt, Friedrich Ratzel, Graebner, Mengin, Rivers, Elliot-Smith

Robert H. Lowie

Discípulo de Boas, sus intereses descansaban en problemas generales de cultura y la psicología.

Relativismo cultural

(EEUU)

Cultura y personalidad

Movimiento que dominó toda la primera mitad del siglo XX en la antropología practicada en los Estados Unidos de América. En base a la estrategia definida por Franz Boas —el “fundador”— se constituyó un programa que evitó las síntesis teóricas, rechazó las generalizaciones y reconstrucciones en abstracto y, en oposición, postuló la necesidad de la observación directa y la recolección sistemática de datos empíricos como paso para sustentar construcciones teóricas. De acuerdo con los principios del relativismo cultural, todas las culturas son particulares y comparables; no hay culturas inferiores y superiores. Para Boas un principio teórico básico consistía en el enfoque histórico no evolucionista de la cultura ya que cada cultura era un conjunto coherente de rasgos conductuales e ideacionales, cualitativamente diferente e históricamente particular. Otro principio básico era la premisa metodológica de entender la cultura “desde adentro”, en sus propios términos (enfoque EMIC). Un tópico importante de su teoría de la cultura se refiere a la relación individuo-sociedad por ello le confirió gran importancia a la socialización y al lenguaje. El relativismo cultural sostiene que todas las culturas son igualmente válidas. Por esta razón, no se juzgan a los individuos de otras culturas, permisibilidad peligrosa al aceptar como válidas cualquier práctica social incluso si atenta contra la dignidad humana.

Franz Boas

Interés en los estudios sobre el agua, desarrolló la investigación de campo así como nuevos métodos estatigráficos. Atacó al racismo al establecer que no existía relación alguna entre la cultura y los tipos físicos humanos. Decía que no había razas superiores ni inferiores y creía entonces en las diferencias culturales. Para él, la antropología primero estudia las sociedades individuales mientras que las generalizaciones comparativas necesitan de datos acumulados.

Alfred Louis Kroeber

Estableció la relación entre ecología, cultura y civilización y recuperó el concepto de lo superorgánico. Defendía la existencia de modelos culturales, los que consideraba reconocibles y persistentes.

Edward Sapir

Interés en la antropología lingística y la semántica. Insistía en la importancia del individuo, en su lugar en la cultura. Fue el fundador de la lingística descriptiva formal y creía que todos los lenguajes están completamente desarrollados dentro de sus propias metas culturales. El lenguaje es la guía simbólica hacia la cultura.

Benjamin Lee Whorf

Estudió la relación entre lenguaje y pensamiento, y defendía la importancia del “significado”, cuyas categorías cambian de una tradición cultural a la otra. Creía en el relativismo lingístico al establecer que se piensa en términos del lenguaje propio, por lo que las categorías del pensamiento son las categorías de una cultura en particular.

Ruth Fulton Benedict

Trabajo la relación de la configuración cultural con la conducta habitual. Para ella, cada cultura era un todo integrado con su propia configuración y cada individuo se comporta de acuerdo a ese modelo. Su interés radicaba en entender la conducta de los individuos en la sociedad, pensaba entender la conducta humana sobre la base de la integración cultural. También utilizó los modelos culturales, entendiendo las culturas como una personalidad a gran escala.

Ralph Linton

Desarrolló los conceptos de status (conjunto de los derechos y deberes de un individuo) y rol (aspectos conductistas del status), y también manifestó interés en los estudios de cultura y personalidad. Para él, la “función” se refería a la interrelación entre los individuos, dependiendo el funcionamiento de la sociedad de la existencia de configuraciones de reciprocidad entre sus miembros.

Abram Kardiner

Estudió las interrelaciones entre personalidad y cultura y la perpetuación de las instituciones culturales. Tuvo gran influencia de Freud y analizó la estructura de la personalidad básica y las características de las instituciones primarias y secundarias. Decía que cada sociedad extiende a sus miembros las herramientas normales de adaptación a través de la cultura.

Funcionalismo

(UK)

La revolución funcionalista inició el camino de la antropología científica, dentro del marco y el auge del imperialismo británico, a través de sus más importantes creadores: Malinowski y sus discípulos: E. E. Evans-Pritchard, Raymond Firth, Meyer Fortes, Ian Hogbin, Phyllis Kaberry, Hilda Kuper, Hortense Powdermaker, Audriey Richards e Isaac Shapera. Tras una orientación biológica y psicológicamente, pretendieron “conocer” a las sociedades nativas, saber cómo “funcionaban”. Su punto de partida era el individuo y la transformación de sus necesidades en necesidades sociales que son satisfechas por las instituciones culturales y sociales que tiene esa función. La cultura se constituye como un todo funcional, integrado y coherente, que no se opone a la naturaleza, sino que la continúa. Son centrales los conceptos de función, institución y cambio cultural.

Bronislaw Malinowski

Desarrolló el trabajo de campo y creó el funcionalismo. Consideraba que las necesidades del individuo se transformaban en necesidades de toda la sociedad, y estableció 7 necesidades básicas: nutrición, reproducción, comodidades físicas, seguridad, relajación, movimiento y crecimiento. Estas se satisfacen a través de las instituciones sociales y mediante la cultura.

Por “institución” entendía a un grupo de gente unida para un propósito, con determinados estatutos y técnicas.

Radcliffe – Brown

Sus temas favoritos de investigación eran los grupos locales en Australia, la ley primitiva, el linaje. Creía en la generalización social por sobre los individuos y consideraba como significativo solo al sistema social. Se basó en analogías orgánicas para desarrollar sus conceptos de proceso, función y estructura. Su enfoque estructural-funcional descansaba en la teoría de los sistemas sociales y en las funciones desde la sociedad y no desde el individuo.

E. E. Evans-Pritchard

No cree que la religión surja a partir de la estructura social ni que sea limitada por ella. Las gentes se explican entre sí las complejidades del universo en que viven.

Estructura, función y reciprocidad

Emile Durkheim

Trabajó el concepto de solidaridad social, no tuvo ningún concepto de cultura. Para él, la sociedad era un sistema moral y veía en la religión un reflejo de la sociedad. Desarrolló el concepto de la “conciencia colectiva” y creía que la especialización era clave para una mayor solidaridad social (solidaridad orgánica >solidaridad mecánica).

Marcel Mauss

Impulsó la antropología económica con su importante estudio sobre los “dones” (obligaciones dentro de la estructura social).Analizó, juntó a Durkheim, las clasificaciones primitivas.

Estructuralismo

El estructuralismo constituyó una verdadera revolución en las ciencias sociales y humanísticas. Su representante más excelso fue C. Levi-Strauss. La idea de estructura tiene hondas raíces en la historia de las ciencias sociales y, en particular, en Francia a partir de la obra de E. Durkheim y de F. Saussure. Los principales presupuestos del estructuralismo consisten en: primero, el lugar central del concepto de estructura entendido como pauta o configuración teórica constituida por principios universalmente válidos y, segundo, la insistencia en penetrar más allá de lo dado, de la superficie o apariencia de los fenómenos sociales, hasta una estructura “oculta” o “profunda” de la mente humana. Sus definiciones de mito y de cultura, como proceso de comunicación y sistema de signos compartidos, son trascendentales

Claude Levi-Strauss

Considera que las estructuras son los universales de la cultura. Las “estructuras” son el modelo cognitivo de la realidad, son modelos mentales que permiten la comprensión del universo y orientan la conducta. Cree en la unidad de los procesos mentales a partir del cerebro humano, lo que estos asumen manifestaciones diferentes.

Neoevolucionismo

El neoevolucionismo es una tendencia dirigida hacia enfoques ecologistas, biologicistas, materialistas o psicologistas del desarrollo de la humanidad (ecología cultural, sociobiología, neoevolucionismo, materialismo cultural y la nueva etnografía: J. Steward, E. Wilson, L. White, M .Harris, G. Goodenough)

En un sentido más actual, se elimina la obligatoriedad del tránsito por etapas pero se mantiene contradictoriamente la existencia de alguna clase de diferenciación.

Julian Steward

Estudió el papel del entorno físico en la cultura y recreó el evolucionismo hablando de varias culturas y no de una sola (evolución multilineal). Creía en las regularidades del cambio social y en la existencia de “tipos culturales”, ej: grupo patrilineal, que surgen a partir de determinadas adaptaciones culturales al entorno. La clave para la adaptación cultural es la tecnología y estableció como método de la ecología cultural el análisis de los métodos de producción y la relación entre las técnicas de producción y la cultura.

Leslie A. White

Defensor de la teoría evolutiva, postula que los tipos de comportamiento son resultado de las tradiciones culturales. Dice que los que hace humano al comportamiento humano es la función del uso de los símbolos (comportamiento simbólico).

Partes: 1, 2, 3
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