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La poesía remediana del siglo XIX (página 2)


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Siempre que el hombre domina sus condiciones de existencia lo hace de forma específica y en una situación espacio-temporal dada. En tanto no se conozcan estas circunstancias y no sean valoradas por otros hombres, tal anonimato no le permite participar de forma adecuada en la universalidad. La historia se encarga después de ir depurando aquellos elementos que no son dignos de ser asimilados y «eternizados». (2)

La identidad cultural es la producción de respuestas y valores que, como heredero y trasmisor, actor y autor de su cultura el hombre realiza en un contexto histórico como consecuencia del principio socio psicológico de diferenciación e identificación con otros grupos o sujetos culturalmente definidos. (3)

Fundada en las primeras décadas del siglo XVI y considerada la octava de las villas constituidas por los colonizadores españoles, San Juan de los Remedios siempre ha estado caracterizada por su desarrollo cultural que marca con fuerza sus códigos identitarios.

En el florecimiento económico y social de la villa tiene un papel destacado el siglo XIX en el que se propician las condiciones para que se produzca el boom de la industria azucarera. Este auge económico favorece las actividades de esparcimiento y recreación: fundación de instituciones como teatros, academias de música, bandas de conciertos, periódicos, las que, junto a festividades como carnavales, fiestas de San Juan, parrandas, fiestas de la Cruz de Mayo dieron al territorio matices que lo distinguen.

Acceder a textos que caracterizan la literatura del siglo XIX constituye un reto para los investigadores porque muchas obras de interés se encuentran publicadas en periódicos y revistas de la época. La importancia de acercarse a las mismas, develar, estudiar y socializar los resultados constituye objeto de análisis de Cintio Vitier que plantea al respecto:

La historia literaria concebida como un incesante devenir tanto del pasado como del presente, vive y se nutre de esas pequeñas o grandes revelaciones, de esas modestas o gloriosas resurrecciones que hacen de su estudio, no una didáctica repetición de criterios y valores estables, sino un tenaz, apasionado replanteo y una perenne aventura.(4)

Virgilio López Lemus señala que no se puede (o no se debería) estudiar el proceso identitario de la cultura nacional cubana, sin advertir que poesía e identidad están intensamente vinculadas, que la historia de la nación cubana puede seguirse en sus versos, pero no sólo en lo factual, sino en la evolución del espíritu cubano, el cual, por supuesto, como el propio concepto de identidad, implica cambios, evolución, no estatismos. (5)

Inspirados por esta consideración las autoras desarrollaron este trabajo investigativo con el interés de poner al alcance de todos los estudios relacionados con la lírica en esa etapa como parte intrínseca de la cultura del remediano. Este estudio incluye el análisis de las condiciones económicas, políticas y sociales de la villa de San Juan de los Remedios, de los periódicos en cuyas páginas se dan a conocer los poetas, la valoración de las obras y su inserción en las tendencias nacionales e internacionales del periodo. Esta labor solo pudo concluirse luego de una paciente búsqueda y revisión de la prensa que se encuentra en el archivo José Andrés Martínez Fortún y Foyo de la ciudad.

Al consultar diferentes textos bibliográficos relacionados con este tipo de análisis se pudo cotejar un grupo de constantes que posibilitaron una guía para el estudio de la poesía publicada en la prensa remediana del siglo XIX.

Los poetas del siglo XIX iniciaron el camino de la poesía actual, recordarlos es un acto de justicia que honra a las actuales generaciones.

Desarrollo.

En toda época, las corrientes artísticas y literarias responden, por su orientación e incluso por su servicio, a las clases dominantes. La historia de las artes no se desliga del régimen social imperante. Incluso oponiéndose al sistema, es el propio sistema quien determina el tipo de arte y literatura. La historia a la larga impone las condiciones bajo las cuales ha de desarrollarse cualquier escuela. Nada es, por tanto, reproducción exacta de nada y, cuando esto se ha intentado, el fracaso ha demostrado el axioma.

El romanticismo es hijo de las condiciones que llevaron a la revolución francesa. Es la respuesta de los escritores ante la nueva situación imperante. Los románticos expresan el sentimiento de una época marcada por la incertidumbre y la lucha entre señores feudales- burguesía- poder militar- poder de la iglesia.

Numerosos investigadores han analizado el movimiento romántico desde su surgimiento; estos estudios han incluido no solo las características fundamentales de las obras sino las del creador, lo que hace concluir que: ser romántico es una condición, primero en el hombre y después en la obra que lega.

El romanticismo es un término que, a pesar de ser tan familiar, resulta uno de los menos precisos conceptual, temática, cronológica y estilísticamente. No obstante lo anterior es innegable que tanto en las artes como en las letras ha habido una especie de moda que, con sus distintas particularidades, se ha manifestado en casi todos los países aunque en momentos diferentes.

Este término se aplica a obras en las que se destaca la intensificación del sentimiento. El acento en la carga del sentimiento individual, de tipo desbordado, un sentimiento turgente y violento, constituyen rasgos y características del romanticismo.

La preferencia por la soledad y el aislamiento. El encerrarse en si mismo hace que el romántico acepte la teoría del arte por el arte como la verdad. El mundo aparte de los pocos placeres que les proporciona para al final negárselos, es un erial donde cada flor se deshoja no mas tocarla, sitio perverso al cual se fue arrojado por ese dios que por momentos se adora para después renegarlo, el diálogo con el cielo es contradictorio y asfixiante, al no encontrarse a gusto en el mundo que vive, -ni con los hombres que lo rodean- lo detesta e intenta encontrar en el pasado un mundo que lo satisfaga o de lo contrario clamar a la muerte como termino o solución a sus males. Se contraponen y se juntan sentimientos contradictorios- elogio- burla; ira- desden- amor– pasión; verso y prosa; blasfemia- adoración; sonrisa- llanto; exaltación- abulia. Para el romántico le ha tocado vivir en la peor época, con los peores amigos en una tierra perversa. El poeta es un ser maldito que como destino manifiesto debe dar la obra de arte. Es una planta maldita/ Con frutos de bendición. (Zorrilla)

Es como un ave rara que solo le queda el canto, -la creación- y a ella se da como amante que se entrega a la muerte.

Los cuatro nombres más significativos de la poesía del romanticismo español son: Angel de Saavedra. Duque de Rivas -1871-1865-; José de Espronceda -1808-1842-; José Zorrilla -1817-1893-; Gustavo Adolfo Bécquer -1836-1870-.

Entre las poetisas: Carolina Coronado y Rosalía de Castro.

El romanticismo español tiene características específicas que lo distinguen: triunfo tardío en comparación con Alemania, Inglaterra y Francia. Está más cerca de las tendencias liberales y progresistas del romanticismo británico que del alemán o francés. En España florece la oratoria política, la novela histórica, la poesía lírica, el teatro y la narrativa.

El teatro español de la época de oro constituyó fuente de inspiración para la escuela romántica. La combinación del verso y la prosa y el predominio de la polimetría en las obras es formalmente una de las innovaciones del teatro romántico.

Los viajes– no del cuerpo sino del espíritu- eran una de las pasiones del romanticismo. Inspirarse en mundos exóticos, distantes de la realidad palpable era encontrarse con su yo a escala celestial. América, más que el mundo conquistado era el mundo de la evasión. El romanticismo se vistió de polizón y arribó a América en medio de las luchas por la independencia en la mayoría de los países del continente bajo el dominio español.

Las influencias europeas en América mostrarían nombres frecuentes: de España, Larra, Espronceda, Bécquer, Zorrilla. De Francia, Hugo, Lamartinne. De Inglaterra, Byron, Scott. De Alemania Goethe, Shiller.

Los temas continuarán siendo el progreso, la patria, el porvenir, la libertad, el destino humano – ahora y a pesar de la vista vuelta al viejo continente- pasado por la experiencia cotidiana en un mundo que se expandía con tanteos de niño que deseaba caminar -o al menos lo intentaba- sin andador. Tal vez por ello el énfasis en el paisaje natural, los tipos humanos, con sus modos y costumbres, las maneras de vivir- o subsistir- en los diferentes entramados sociales. La idealización del indio en los lugares que signaron la etapa anterior a la conquista se hizo palpable.

Las composiciones son festivas, legendarias, civiles, sociales, amatorias, costumbristas, descriptivas, ligeras, graciosas, báquicas, epigramáticas. Es una poesía sencilla, centrada en el pasado, la naturaleza, los ríos, los lugares exóticos, la ternura hacia tipos regionales, el folklore.

Las formas preferidas son el soneto y el romance –este último en las regiones donde las minorías cultas se enorgullecían del pasado español-.

Tanto en España como en América se nota el empleo frecuente de adjetivos como lúgubre, lóbrego, vago, sombrío, melancólico, hórrido, fétido, fúnebre, fatídico, pálido, moribundo, agónico, fúlgido, vívido, mágico, lánguido con una marcada preferencia por la acentuación esdrújula.

Y sustantivos como frenesí, devaneo, vértigo, quimera, ilusión, suspiro, delirio.

Cuando en Remedios se funda la imprenta, en Cuba se transita por el romanticismo, lentamente fusionado con la realidad en la que vive el poeta. Si las escuelas poéticas arriban por los puertos desde la metrópoli; es en el espacio cubano, filtrado a través de los ojos del poeta que se va tiñendo de los colores nacionales, llenándose del canto de las aves y el murmullo de los ríos; desde Silvestre de Balboa la poesía nacida en la isla comienza a desligarse lentamente del barroco, el rococó y el clasicismo europeo. Es cierto que muchos siguieron apegados a las normas y métricas de Horacio, Virgilio, Góngora, Quevedo, López de Vega y afines, y que dentro de estos moldes acomodaron al nuevo mundo, pero el misterio y fascinación que causa la exhuberancia de la naturaleza y que hiciera pronunciar la célebre frase al Almirante no mas poner un pie en tierra se iría imponiendo sobre las náyades, las vestales, las vírgenes, la vid, y el coro de ángeles y arcángeles. Solo la esencia del paisaje, el sentimiento y el amor por la naturaleza, los hombres; la muerte siempre dispuesta, el olvido; en fin, la angustia existencial -tan consustanciales al hombre- se fueron expresando con el sabor de la tierra donde vivía el creador.

Los poemas de Manuel Zequeira y Arango (1764-1846) oda «A la piña»; de Manuel Justo de Rubalcava (1769-1805) «Silva cubana»; con los medios expresivos del neoclasicismo español y francés intentan un acercamiento a la naturaleza cubana. En este mismo plano están algunos poemas de Ignacio Valdés Machuca (1792-1851) poeta que junto a Plácido inician el movimiento del siboneísmo.

Lentamente la poesía- hecha en Cuba y desde lo cubano- se va despojando de lo foráneo en el contenido, aunque persista en la forma; y con Heredia, afloran los poemas de Gertrudis Gómez Avellaneda, Gabriel de la Concepción Valdés (1809-1844); Francisco Iturrondo (1800-1868) Federico García Copley, Ramón Zambrana, Federico y José Jacinto Milanés y es con ellos que el romanticismo viene a dar el impulso definitorio.

El romanticismo era el nuevo traje y ¡cuál mejor en ese momento! cuando comenzaba a nacer el sentimiento por lo autóctono y el concepto de patria comenzaba a tomar la justa dimensión liberadora. Patria e Independencia de la metrópoli comenzaba a ser una misma idea en muchos de los intelectuales.

Los que organizan el primer periódico remediano en 1852, – vivieron en La Habana durante la década del cuarenta, y fueron testigos de los acontecimientos del terrible año 1844- compartieron estudios, sueños y aspiraciones con jóvenes que después entrarían a formar parte de la historia de las letras en Cuba. En la capital estudiaron Francisco Javier Balmaseda, León Albernas, Teodosio Montalván. De estos estudios retornan a ejercer sus profesiones de abogados, farmacéuticos y médicos, sacerdotes y agrimensores en Remedios y llegan a ocupar cargos importantes en la administración colonial. Cargados de ideas renovadoras no tardan en enrolarse en la vida social y la política. Tienen pequeños enfrentamientos con las autoridades españolas por las reuniones de jóvenes que no solo hablaban de literatura y sus respectivas profesiones sino que comenzaban a cuestionarse la situación de la isla bajo el gobierno español. Grupo heterogéneo de intelectuales que lentamente van agrupándose en torno a las ideas preconizadas por Narciso López.

Paralelo a esta situación; en la década del cincuenta comienza el auge económico de Remedios y el arribo de hombres de negocio de distintos puntos de la Isla; Sancti Spíritus, Trinidad, Matanzas y Camaguey, de este último provienen Tomas de Rojas y Ramón E. de Carpegna, de ascendencia francesa y que se encarga, junto al remediano José de Caturla y Rojas, de traducir del francés la obra de Lamartinne y Hugo para la prensa local. Hasta este momento Francisco Javier Balmaseda era en único remediando con un libro publicado, Rimas cubanas en 1846, aunque varias publicaciones periódicas de la época como El Liceo de La Habana, y Faro Industrial habían acogido poetas de esta zona que utilizaron seudónimos que imposibilitan conocer el nombre hasta nuestros días; así tenemos que el 15 de enero 1839, en el Diario de la Habana, un remediano con el seudónimo "El ambulante" publica un soneto dedicado a Sebastián Saura, 2do Alcalde para 1839, muerto el 13 de diciembre de 1838.

Cuando Teodosio Montalván estudiaba en La Habana en 1849, colabora en La Prensa, de La Habana; en El Fanal, de Puerto Príncipe; El Fénix, de Sancti Spíritus y El Eco, de Villaclara. Tambien publica por esta época Ana Lorenza Díaz, primera poetiza remediana, su soneto «A Felicia» de 1845.

Con el surgimiento del periódico El Boletín es que se abre la posibilidad de que otros poetas vean publicadas sus composiciones y comienza la primera etapa de la prensa en Remedios que va de 1852 a 1869 y con ella la primera época de la poesía remediana. A los nombres de Teodosio Montalván, Francisco Javier Balmaseda y Ana Lorenza Díaz se suman Tomas de Rojas, José León Albernas, Francisco Riverón, Fernándo Ruíz, Ramón E. Capegna.

Esta etapa está caracterizada por una poesía de búsquedas y tanteos; como se ha visto, los intelectuales remedianos tienen los conocimientos y la información necesarios para ser hombres de su tiempo. Conocen además de la poesía española, la francesa, que son capaces de traducir, así como la inglesa y la alemana. Los que estudiaron en la capital traen los materiales suficientes para compartirlos con los compatriotas y en el mismo local del periódico El Boletín, inauguran El Gabinete de Lectura en 1859, institución que posibilita junto a la Sociedad Filarmónica de Instrucción y Recreo de 1840, la divulgación de las obras literarias que arriban por distintas vías a Remedios. Son entonces fuente obligada de consultas las obras de Heredia, Francisco Pobeda, Ignacio Valdés Machuca y Francisco Iturrondo, Domingo del Monte.

Influidos por el siboneísmo de unos y el costumbrismo de otros, los temas de las composiciones comienzan a centrarse- tal y como en el romanticismo- en el porvenir de los remedianos, la libertad, el destino humano, la relación del hombre con Dios, el cuestionamiento del dogma católico, la incógnita que significa la muerte y a la cual invocan como remedio de los males terrenales. Afloran los personajes populares y el folclor.

En realidad es una poesía que brota espontánea, fresca y a la vez cargada de imperfecciones y ripios, con versos forzados y soluciones que resultan ingenuas.

Otras veces al poeta no le interesa seguir al pie de la letra las formalidades de una escuela y se desentiende, con toda intención, de estas. Toda prisión es una carga. Cualquier prisión nos limita. Por ello desde finales del XIX el arte iría – cada vez mas- en busca de la belleza librándose de la camisa de fuerza de las academias.

Francisco Javier Balmaseda – tal vez el sabio-poeta olvidado de la literatura cubana- había dado muestras de su imbricación en el romanticismo desde el libro publicado en 1846. Libro donde juega con la ortografía del español desdeñando la Y, y utilizando la i. En «La inconstancia de la suerte» glosa magistralmente una cuarteta de la tradición española. (Aprended flores de mí / Lo que va de ayer a hoi /Que ayer maravilla fui / Yo.sombra mía no soi.) Balmaseda es el más perfecto de los poetas imperfectos remedianos del siglo XIX.

Así hasta llegar a 1861 y publicar un libro de fábulas que durante muchos años fue recomendado por el Ministerio de Educación como texto para las escuelas primarias. Fabulas Morales es un título prestado pues Félix María Samaniego había publicado un libro con igual título en 1781 y este a su vez había seguido el camino de La Fontaine.

Por su parte la poetisa Dolores Montalván brinda en la mayoría de sus composiciones la descripción del entorno campestre, donde la naturaleza cubana es el centro de la emoción: Dulce son, Cuba, tus piñas/ Y majestuosos tus montes,/ Y con las flores aliñas,/ Tus olorosas campiñas/ Donde trinan los sinsontes.

Y Teodosio Montalván en «La cita» acerca al lector al entorno remediano al ubicar una historia de amor y desencuentro en Guajabana, término del municipio de Remedios. Poesía netamente bucólica. Un arroyuelo/ Por sobre peñas,/ Bejucos, breñas/ Miré saltar/ Y en su corriente/ Rosas, verbenas/ Y alba azucena/ Le vi llevar.

Aún con préstamos de la cultura grecolatina, en algunas de sus décimas en «La rosa vueltabajera» nos brinda momentos de rebosante cubanía, donde el paisaje sigue siendo el centro de la emoción al tiempo que es capaz de razonar sobre la situación de un personaje visto por las calles y del cual deja una imagen vívida y desoladora en el soneto; «El mendigo». Pálido, triste, con mirar cansado,/ De harapos lleno y de vigor escaso,/ Va caminando como el sol a ocaso,/ Extinguiendo sus fuerzas denudado.

Llegado de Camagüey en 1856, de profesión barbero y por afición pintor y poeta, Francisco Riverón, es un fiel colaborador de la incipiente prensa. Aferrado al dogma de la iglesia, ofrece una poesía de corte moralista, donde muestra la grandeza de dios y la aberración de los hombres; dios como centro y símbolo de la virtud. La relación con dios en el plano de la sumisión y con una marcada influencia de Quevedo, se burla de la ignorancia ante el intento de unos por descifrar la obra de arte buscándole oscuras interpretaciones y la envidia de otros ante la grandeza de un artista. Hizo el retrato de la envidia un día/ A inspiración del genio el gran Tiziano/ Y al ver al monstruo horripilante, hircano, / Puso por lema al pie: Mi fantasía.

El poeta remediano José León Albernas, cultivador del soneto clásico, y tambien con la impronta de Quevedo, se detiene en los efectos de la naturaleza sobre el hombre: ¿Hasta cuándo mosquito por mi oído/ Con zumbadora tromba que me aterra/ Provocarme querrás a cruda guerra/ Punzándome insolente y atrevido?

Desde el primer libro de poesía publicado por un remediano «Rimas cubanas», de 1846, pasando por la fundación de la imprenta en 1852 y los periódicos que aparecieron en años sucesivos hasta 1869- inicio de la guerra en la jurisdicción- cuando son capturados y deportados la mayoría de los intelectuales que colaboraban con la prensa, se cierra la primera etapa en el quehacer poético de Remedios.

Cortada de raíz la prensa – sobrevivieron durante la guerra los periódicos de la burguesía española o cubana que preferían mantener el estatus de colonia- es innegable que se abre un paréntesis hasta después del Pacto del Zanjón.

Tres poetas de esta primera etapa reflejan el desgarramiento por la separación de sus seres queridos al ser condenados al destierro en la Isla de Fernando Po, lo que resulta- misterios de la existencia- la despedida de la creación poética hasta el cese de la contienda bélica.

José de los Ángeles Rodríguez, maestro de primera enseñanza y colaborador de El Heraldo de José León Albernas se despide con este «Adios a Cuba» que dedica a su hijo desde la fragata "Polar" en medio del Atlántico. No prosigas, Polar, cese tu quilla/ De hender las aguas de la mar furiosa;/ Cese la chusma de gritar ansiosa/ Que en mi trova sencilla, / En lastimado acento, gemebundo/ Quiero decir ¡Adiós!…al nuevo mundo.

Andrés del Rio y Rodríguez; colaborador de La Razón, El Porvenir y El Heraldo. Deportado el 21 de marzo de 1869, escribe desde el San Francisco de Borgia el soneto «Adios, a la patria» Detén ¡Oh nave! la veloz carrera/ Por piedad, un momento, un solo instante, / Y deja contemplar a su hijo amante,/ Aquellos campos por la vez postrera.

En ambos poemas se trasluce la influencia de «El Himno del desterrado» de Heredia, y «Al Partir» de la Avellaneda.

La prensa toma nuevos aires en 1878 y surge El Criterio Popular, periódico que responde a las ideas liberales; aún no ha concluido la contienda bélica y en sus páginas se refleja la separación que comienza a establecerse entre la política de España y la cubana.

Mas de treinta periódicos locales- de corta o larga permanencia- ven la luz en el período comprendido de 1878 a 1900. Y en todos, la sección dedicada a las letras se prestigiaba con la poesía de los remedianos.

Nuevos nombres se agregan a la lista de los iniciadores sin apartar a los primeros; varios de los cuales, al regreso a la patria continúan colaborando con la prensa desde cualquier sitio donde residan.

Octavio Irio y Bausá. (1862- 22 de marzo 1887) resalta, por la brevedad e intensidad de su vida -murió a los veinticinco años- y la calidad de sus obras de teatros. Romántico con influencias de Zorrilla y José Echegaray.

Juan Jorge Sobrado (1845- 1905) Publica «Cantares campestres» 1879, «Ramillete remediano» 1880 y «Recuerdos de la guerra» 1898.

Francisco Javier Balmaseda continúa su labor literaria y científica desde Colombia donde reside. Publica en Colombia en 1874 «Obras» con versos, fabulas y notas biográficas de cubanos ilustres. «El miscelánico» recopilación de producciones científicas y literarias. «Tesoro del Agricultor Cubano» (3 tomos), «El libro de los labradores» (1891) «Parnitología de las aves» (Científico)

Sin libros publicados pero con una amplia colaboración en la prensa se destacan entre muchos; Eduardo Ruiz García, Guillermo y Arturo Foyo del Portal, José Vidal y Caro, José Manuel Valdés y Facundo Ramos y Ramos, este último, medico español residente en Remedios desde 1873, fundador de varios periódicos y que pese a no compartir las ideas de independencia de los cubanos, supo captar- tal vez como ninguno nacido en la Isla- lo cubano, para reflejarlo en su obra. Los poetas de esta segunda promoción – para darle un calificativo- ya se desligaron de cualquier influencia que no sea del romanticismo. Pudiera pensarse en una poesía «del interior» «de villa pequeña» distante de las capitales donde se supone se escriba la mejor poesía de la época.

Se impone entonces un análisis de las composiciones de los poetas que publicaron en Remedios en busca de su inserción en el panorama de las letras cubanas.

Temas como la naturaleza, su identificación con las aves y la vegetación, los ríos y la aceptación de los tipos populares de la zona, se ven reflejados en la obra de los poetas remedianos.

Juan Jorge Sobrado, es un versificador, un improvisador y canta en los cumpleaños, en las muertes, los nacimientos, las funciones de teatro, lo que lo convierte en un cronista de su tiempo; improvisador sin maldad, sus versos son festivos, repletos de la sátira y la ironía más inocente.

Poeta que se inspira en las tradiciones y que sin rubor prefiere el campo, y la poesía que brota espontánea del pecho del campesino a las gargantas de la docta ciudad. La negación de la confusión que ofrece la civilización y la necesidad de la paz en medio del esplendor de la naturaleza; esto no le impide detenerse a componer poemas de excelente factura. En « La tojosa» se siente conmovido por el canto-lamento del ave, y se pregunta cómo un ave de apariencia dulce puede tener tanto dolor, tanta amargura, al punto de llenar el espacio de angustia y responde, intentando encontrar la explicación, enumerando las posibles causas – siempre humanas- que llevarían al dolor. Interesante poema que define como romance y sin embargo, resultan versos alejandrinos, que al dividir para formar dos versos heptasílabos, da como resultado una octavilla. Dulcísima tojosa que llenas a los vientos/ De tétricos lamentos, preludios de dolor,/ ¿Por qué no vuelas leda, lo mismo que otras aves,

Y lanzas trinos suaves de paz, dicha y amor?

Juan Jorge Sobrado –como la mayoría de los poetas remedianos y en general de la poesía cubana- siente predilección por las esdrújulas las que asume como un estilo. En « A Brígida» da muestras de la intencionalidad de esto desde el mismo título, y un poco remite a la poesía del Cucalambé.

Sobrado es un hombre de mundo, asiduo a todas las actividades que incluyan el arte de versificar. Es un poeta con el ojo puesto en las cosas cotidianas y la mayoría de las veces se siente conmovido por aquello que no puede cambiar, por ello no escapan de su creación los tipos populares y su implicación social y moral. En las décimas «Al dinero» insiste en lo social. Por ti pasa la existencia/ Entre penas el mendigo:/ Por ti se llega el amigo/ En enemigo a tornar./ Por ti millones de seres/ Dejan la patria querida,/ ¡Y cuántos pierden la vida/ Entre las olas del mar!

La muerte, un misterio, ese lamentarse por la soledad en que quedan los muertos, resulta una incógnita insalvable. Para el que la tenga como remedio, sea bienvenida y es en estos estados de ánimo donde se regodea el alma atribulada de los románticos. El poeta es una victima doble de la muerte. Morir para alcanzar la paz unas veces y en otras no querer tan definitiva solución pues se es medianamente feliz; en la primera se le ruega su presencia, en la otra se le increpa y maldice. Guillermo Foyo del Portal en varias de sus poesías aborda el tema; aprovecha la aparición del cometa en 1884 para cuestionarse la vida esclava. Es la mirada del poeta puesta en la situación de millares de seres humanos sometidos a la esclavitud, en un período histórico en que se acabó de librar una guerra contra la condición de colonia y en Remedios aún no se ha apagado la llama libertadora. ¿Qué te importa morir? Avanza, avanza,/ Ostentando tu hermosa cabellera!/ ¡Y si es preciso para verte libre, / Que horrendo choque con la tierra tengas/ No temas avanzar; rásgala y húndela,/ Para que libres eternamente seas. (El cometa; 1884)

Eduardo Ruíz y García, poeta nacido en Cádiz, era profesor de matemáticas cuando viene a Cuba como soldado del Ejército español. Al poco tiempo se une al Ejercito Libertador bajo las órdenes de Francisco Carrillo hasta el fin de la guerra del 68. Los estudios cursados en España le permiten hacer una poesía de corte filosófico y al estilo y forma de la poesía española. Desde Remedios participa en diversos certámenes de poesía en la capital y obtiene el Primer Premio en los Juegos Florales del Casino Español de la Habana por su Oda a Santa Teresa. Colabora también con publicaciones en España pues en su juventud funda un periódico -El Cantoral- .en su ciudad natal.

Para este poeta todo es ilusión que se desvanece, todo es nada, el mundo actual en su totalidad es un miserable antro de perdición, entonces clama tener el poder de cambiar las cosas, ser como dios para iniciar un nuevo mundo. Nacer, vivir, morir, breve tarea/ Que apenas se principia, ya se acaba. / Placer que vilipendia o que fastidia,/ Sabios de relumbrón, mujeres vanas.

Su poesía a ratos denuncia la hipocresía de la apariencia, es un intento de poesía social.

El poema «Gibraltar» es un canto a la independencia, al derecho del pueblo español sobre este pedazo de tierra ocupado por los británicos. Poema patriótico que demuestra que su incorporación al Ejercito Libertador no es una decepción de su condición de español, sino que entiende y asume la posición de los cubanos a ser dueños de su país. Poema polimétrico que combina serventesio con la octava italiana, es el lamento del hijo de la patria española ante la bandera inglesa impunemente izada en un pedazo de su país y donde se clama a la historia para levantar el honor mancillado y se le prefiere hundida en el mar a seguir deshonrada.

Años después un poeta cubano, Bonifacio Byrne, sufriría la misma indignación al ver una bandera extranjera izada en su patria.

El poeta Vidal y Caro, asume la identificación de su alma con la naturaleza y la comparación se hace más evidente. En este caso existe una suerte de parábola, un arbol solitario es victima de las tempestades, un palmar resiste los más fuertes vientos sin ser destruido. El poeta, al final, afirma ser como el arbol y el palmar. Sin la mujer amada es como el arbol, con ella como el imbatible palmar. Yo soy el árbol triste y silencioso/ De a orillas del camino, / Y aquel palmar alegre y rumoroso / De altos nombres y glorioso torbellino. («A mí amiga Marianita» 1881)

Facundo Ramos y Ramos, es el más cubano de los poetas remedianos sin dejar de ser español, idea que se sustenta sobre su producción literaria. Si en la prosa capta el modo y costumbres de sus coterráneos, en la poesía se desborda el ritmo y color de lo cubano. Evidente es la influencia de la poesía costumbrista de Domingo del Monte, las décimas del Cucalambé e incluso Fornaris, junto a Plácido, Zenea y Francisco Iturroldo. Ramos bebe sin reparos en la poesía de los bardos cubanos para ofrecer su poesía tal como un cubano de su época. Yo quisiera habitar en un bohío/ De yaguas y cobija hecha de güano/ A la sombra de un jobo, junto a un río/ En un rústico valle remediano. (Mi ambición, 1896)

En esta otra composición hay poco empleo de los adjetivos. Desprovista de imágenes como no sean las que proporciona el campo cubano y trasladadas a la poesía de forma natural, sin búsquedas formales y que resulta simple enumeración de las cosas que se poseen y que ofrece a la mujer amada. Tengo una fresca casa de güano,/ De seca yagua sus muros son,/ Cosí sus bordes con la majagua/ Como guajiro cobijador.

No resulta descabellado citar los versos de Plácido: Si aceptas mi petición,/ Cortaré cedros en Sagua,/ Y haré para nuestra unión/ La más bella habitación/ Que tenga Manicaragua.

Y los aún anteriores de Pobeda. Enyugar los tardos bueyes,/ Tumbar el erguido monte,/ Oír los trinos del sinsonte/ Entre áridos yamaqueyes:/ Ver sembrado los bateyes/ De nísperos y de anones;/ Escuchar dulces canciones/ Cuando por los campos vas, / Responde, ¿no vale más/ Que fútiles tradiciones?

Ramos y Ramos en «Consejos que da un guajiro de cayayues a un carbonero de seborucal» va mucho mas allá de Pobeda; se apropia del español hablado en la zona y muestra, mediante un diálogo, las incorrecciones en el habla, guardando el respeto necesario por el tipo popular. Se evidencia más que una crítica, el interés por reflejar una época. Décimas de tono festivo que dibujan de manera sabia el ambiente en que se mueve el remediano. -Ascucha Goyo/ -Ya escucho./ -Yo voy a darte un concejo,/ Pa que libres el pellejo/ Pues soy en amores ducho./ -Todo soy orejas Chucho./ -Pues aguaita mí selmón./ -Aguro que el corazón/ Me ha sarcochao esa endina/ Y voy a darte trinina./ -Oye; y no seas melón:

Es necesario tornar al poeta Juan Jorge Sobrado, denominado «El vate de la guerra», pues es el que con mayor vocación asume la poesía para ponerla al servicio de la patria aunque su condición de clase media no le impida coquetear y moverse entre la burguesía española a la cual le dedicaba sus composiciones, y cantó por igual a los reyes de España, que a un militar español destacado en la zona- cuando la hidalguía y el honor eran sus cualidades- . No obstante a todas estas incongruencias ideológicas bastan los sonetos cuyo tema es la reconcentración de Weyler, para encumbrar su poesía de corte patriótico.

La antigua Jurisdicción de Remedios, que incluía a San Antonio de las Vueltas, y Guanijibe, el primero al oeste de la villa y el segundo al sur, fue testigo de la etapa más cruel del gobierno español en la isla, pues en estos lugares se concentraron a los campesinos de la zona de Las Villas.

La reconcentración de Valeriano Weyler, comparada con los campos de concentración nazi a mediados del siglo XX, hizo estremecer a Juan Jorge Sobrado que la pudo observar, palpar y padecer y su reacción fue escribir. Cual si fueran temibles delincuentes/ Hace a los campesinos prisioneros, / Los atropella con sus bandos fieros/ Y les procura males diferentes. («Concentrados, 1897)

Entre los sonetos del libro «Recuerdos de la guerra» de 1898, destacan «Al generalísimo Máximo Gómez», «Al Mayor general Francisco Carrillo» «Al brigadier González Planas» «A Remedios mi ciudad querida»; sin embargo es en el soneto «El vapor Monserrat» de octubre, 1897; donde el odio y el desprecio que se siente por un criminal alcanzan la categoría de excelente poesía. El Monserrat es el vapor en donde regresa Valeriano Weyler a España; y el poeta describe – en el primer cuarteto del soneto homónimo- el surcar del barco por las aguas del océano, en el segundo, la noche, el reflejo de la luna y, la «sombra pavorosa de un camarote» llena el ambiente de terror, entonces en un giro poético de incalculable belleza y desgarramiento,- en los tercetos- asegura que si por un momento aquella máquina de vapor supiera reconocer- como un humano- la carga de muertes que lleva encima, preferiría hundirse contra las rocas. ¡El desprecio de lo inanimado por el criminal!

Las formas preferidas, al igual que en el romanticismo europeo, son el romance y el soneto, sobre todo por la migración de los españoles hacia Remedios a principio y mediados del XIX y por el orgullo de seguir siéndolo, aunque en el caso de los poetas de la segunda etapa -Eduardo Ruiz, Menéndez de la Peña, Guillermo Foyo, Juan Jorge Sobrado- comienza a operarse una toma de conciencia hacia lo nacional cubano, el primero llama "la tierra donde nací" a España y a Cuba la nombra "Patria". El último termina combatiendo en la guerra del 95 y deja testimonio de la misma en el libro "Recuerdos de la guerra" de 1898.

Desde 1839, año en que se tiene noticia de la primera composición remediana publicada por la prensa habanera, hasta el 1990 los poetas remedianos, o residentes en Remedios se mueven en todos los tipos de métricas que caracterizan al romanticismo; la octava real e italiana, la polimetría; hasta llegar a Facundo Ramos y Ramos quien asume la décima para dejar testimonio de nuestra identidad.

De las ciento sesenta poesías encontradas:

Endechas, redondillas, serventesios (27), Romances (32), Estrofa mixta (6), Pareados (1), Octava Real, italiana, octavilla (11), Sonetos (49), Quintilla (12), Décima (14), Letrilla (3), Sextina (3), Elegía (1), Silva (1), Epigramas (132)

Conclusiones.

Condicionantes geográficas, económicas, políticas y socioculturales favorecen el desarrollo de la poesía en Remedios durante el siglo XIX. Su ascenso definitivo se produce en la década del 50 con la inauguración de la imprenta donde ven la luz periódicos y libros que brindan su espacio a la difusión de los valores locales.

Entre los iniciadores de la poesía remediana se encuentran Tomás de Rojas, Francisco Riverón, Dolores Montalván, Teodosio Montalván, José de León Albernas, Rodolfo Menéndez de la Peña, Andrés del Río, Francisco Javier Balmaseda. hasta alcanzar el número de veintiocho.

Para su estudio se determinaron dos etapas: la primera incluye los poetas hasta 1869 con una obra menos comprometida socialmente y más apegada a Dios, a la naturaleza, la soledad y con gran influencia del neoclasicismo español; la segunda se inicia en 1879 con la rehabilitación de la prensa y la asimilación de lo cubano identificado con patria; se hace una poesía netamente romántica. Los temas ubican al poeta en el centro de las emociones. Las composiciones incorporan la aceptación de los tipos populares de la zona en que viven. Los adjetivos prefieren la acentuación esdrújula. Las formas preferidas, al igual que en el romanticismo europeo son el romance, el soneto, la cuarteta, la octava real e italiana, la quintilla y en último plano la décima; este periodo culmina con el libro de Juan Jorge Sobrado «Recuerdos de la Guerra» en 1898 y la poesía de Facundo Ramos que asume el habla del campesino y se nutre de la flora y fauna cubana para verterlas en sus composiciones.

.Muchas obras tienen defectos, existen imprecisiones del pensamiento y descuido en el escribir, algunas tienen rimas fáciles y soluciones ingenuas pero todas reflejan una época, un período necesario en el desarrollo de la literatura en el territorio.

Se logró compilar un total de ciento sesenta obras publicadas en periódicos como: El Boletín, El Porvenir, La Razón, El Criterio Popular, entre otros.

Por la calidad de sus obras algunos de los poetas estudiados debieran ser incorporados a antologías de la poesía cubana como Eduardo Ruiz y García, Juan Jorge Sobrado y Guillermo Foyo.

Referencias bibliográficas.

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(2)- Pablo Guadarrama. Presupuestos para una posible filosofía de la cultura, pág. 22

(3)- Cristina Baeza y Maritza García. Modelo teórico para la identidad cultural. En Cultura Cubana. Parte I, pág.51

(4)- Cintio Vitier. La literatura en el Papel Periódico de la Havana. En Cultura Cubana. Parte II, pág.55

(5)- Virgilio López Lemus. Doscientos años de poesía cubana. Pág. 30

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La Atalaya de 1864, 1867 y 1868

El Porvenir de 1864

El Heraldo de 1866 y 1867

El Criterio Popular de 1878 a 1896 y el 1898

El León Español de 1880

La Constitución de 1884 a 1886

El Sinsonte de 1894 a 1895

El Remediano de 1896 a 1897

La Paloma de 1896 a 1897

Las Villas de 1897 a 1902

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– Vitier, Cintio. (1998) Lo cubano en la poesía. Editorial Letras Cubanas, La Habana.

 

 

Autoras:

Lic. María Aleyda Hernández Suárez.

Lic. Marcia María Guerra González.

SUM Remedios. UCLV.

Enviado por:

Asnety Chinea Franco

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