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Relación de la comunidad de jóvenes q`om con su cultura de origen (página 4)

Enviado por Fabián G. Amarillo


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En la parte más baja de la pirámide, tan pobres y desesperados como los aborígenes, los criollos, que representan el 30 % de la población van sumando envidia ante la ola de dádivas que cierta "moda indigenista" traduce en ayuda para los pueblos originarios.

Lo que también florece en esta tierra olvidada son los vicios importados. "Hasta paco tuvimos en Bermejito", cuenta María desde su puesto sanitario. La droga que hace estragos en las grandes ciudades es importada por los mismos tobas que fueron a probar suerte a las capitales y no cosecharon más que vicios urbanos. "Recién estamos entendiendo qué hacer. Mientras, cargamos con el drama de decenas de muertes evitables", lamenta Sobko. Genocidio étnico, desastre humanitario, exterminio sistemático. Palabras grandilocuentes, pequeñas frente al rostro de Tomasa. El apartheid del Impenetrable

Les venden el pan del día anterior. En el hospital, deben hacer fila aparte. El Registro Civil no los inscribe con los nombres propios de la comunidad. Página/12 estuvo con ellos, los wichis y toba de la selva chaqueña, y escuchó la larga lista de reclamos y denuncias que exhiben. Aquí, la crónica de un pueblo originario que se debate entre el miedo y el abandono.

Desde El Impenetrable, Chaco

"Bienvenido a Nueva Pompeya. Corazón de El Impenetrable", recibe el prolijo cartel después de tres horas de tránsito por interminables y maltrechos caminos de tierra. Tres horas de soledad absoluta, sin un rancho a la vista y sólo monte y más monte que amenaza avanzar sobre el propio camino. Lo único que suplanta a los centenarios árboles son las plantaciones de soja, que arrasan sobre miles de hectáreas de bosque. La zona urbana parece una isla en el medio de un océano verde. Son unas diez manzanas donde viven mil personas en humildes casas de material aún sin terminar. Todas las calles son de tierra. Le dicen arenilla, pero es una capa de varios centímetros de polvo. El aire caliente lo inunda todo, amenaza cocinar hasta el alma. Es el contexto para el infierno de los vivos, como le dicen, pobladores originarios de esta tierra, al apartheid chaqueño que padecen..El pan de hoy es para los criollos y blancos. El pan duro para nosotros.–Por una borrachera, aquél (el blanco o criollo) va un día preso, nosotros tres días de pan, agua y palizas a cada rato. Usté capá que no crea, pero e" así, eh.–Son peor que los españoles. ¡De verdad, eh!

Poco más de media hora en pleno bosque chaqueño y no paran de hablar.

Desconfianza y confesión

Al ingresar al pueblo, todos miran el vehículo con blancos foráneos. Adultos que matean en las veredas, chicos que juegan en las calles y perros flacos que, con ladridos desganados, también detectan la visita. Todos miran las caras ajenas. "En un rato todos van a saber que hay gente de afuera", había advertido, sonriendo, Francisco, anfitrión wichi y maestro bilingüe, bajo un algarrobo que protege del sol.

El ambiente caliente, pesado, aunque seco, obliga a hacer lento cualquier acción. Nadie parece enterarse que está próximo el invierno.–Hoy está fresco, ¡eh!

Dice Pablo, un wichi de treinta y tantos de voz suave y cara redonda.–Hace tres días llovió y bajó un poco (el calor). ¡No sabe lo que era la semana pasada eh!

En el medio de El Impenetrable, un joven con una gorrita Nike hace surreal cualquier crónica de viaje. Y la gaseosa más famosa es un lujo por el precio. También se consiguen los cigarrillos de las grandes marcas. En la plaza, bajo un viejo árbol, hay un chico con la camiseta roja y el número 23, de Michel Jordan, de los Chicago Bulls. También una vieja y derruida camiseta de Boca grita presente en un picado, en una calle lateral, donde se mezclan chicos que recién aprenden a caminar con adolescentes cercanos a la adultez. A un costado, a pocas cuadras del más inmenso monte y donde la energía eléctrica parece un lujo, una pequeña habitación con el único teléfono del pueblo y unas viejas computadoras con acceso a Internet acentúan los contrastes. Un joven de gorra con visera llega a caballo, lo ata a un poste, entra y se sienta en una de las máquinas.

Como advirtió Francisco, los visitantes caminan por el pueblo y no pasan desapercibidos. Muchos miran con recelo. Entre los motivos, según contarán más tarde, figura en primer lugar el temor a represalias. El segundo argumento, el protegerse de otro desengaño: hace unos meses pasó un programa de turismo, filmó las injusticias del lugar, pero en la pantalla mostraron al lugar como el reino de felicidad. Igual, algunos se animan.–En la mesa de la carnicería hay dos carnes, una para blancos y la más negra para nosotros.

–En el hospital se forman dos filas, una para blancos y criollos y otra para aborígenes –dice José con voz tímida y, como con vergüenza, baja la mirada.

Así aclara a quiénes atienden primero.

Afirman que a la hora del trabajo no importa la capacidad ni el conocimiento, sino las raíces. Como un problema menor, aseguran que el registro civil les niega el derecho a que sus hijos lleven nombres aborígenes, como dice la Constitución Nacional.

–Dos mandan aquí, señor: el comisario y el intendente. Ellos son Dios, de ellos son nuestras vidas, eh.

Todos asienten. Es el atardecer en El Impenetrable y,

en una suerte de espontánea asamblea, a cada minuto se suman más wichis que hablan de su realidad.

"Ya no sé si esto es discriminación, porque es lo que vivo desde que me acuerdo. Seguro que desde la panza de mi madre que me discriminan", dice un wichi de 40 largos, cara angulosa, ojos negros enormes. No quiere dar su nombre, asegura que puede tener problemas, y quiere ampliar la denuncia, pero un nudo en la garganta lo obliga a una pausa. Baja la cabeza, respira profundo y con lo que parece su último hilo de voz remata: "Acá no tenemos derechos. El mal no tiene límites".

La voz ya se corrió y "los porteños" –como bautizan a todos los llegados de Buenos Aires– están identificados. Dos hermanitos wichis descalzos, de no más de cinco o seis años, se arriman y ofrendan su trabajo: son rosarios de barro cocido que parece porcelana. No entienden castellano y tratan de explicar que cuestan un peso. Logran su cometido y se van con algunas monedas. A los diez minutos llegan otros chicos con nuevas artesanías y precio multiplicado. Julio García, abogado del equipo nacional de la Pastoral Aborigen (Endepa), revela:

–No suele venir gente de Buenos Aires y, cuando vienen, se les acercan a vender todo lo que pueden, no saben cuándo habrá otra oportunidad.

Lo omnipresente

Nueva Pompeya fue fundada en el 1900 por franciscanos. La eficacia de la evangelización se confirma en la gran cantidad de nombres bíblicos, tanto en blancos como aborígenes. Frente a la única plaza está la misión jesuita, lugar del nacimiento del pueblo. Fue construida a principios de siglo, abandonada y destruida algunas décadas más tarde y reconstruida en la era del menemismo. La iglesia, por su tamaño e impecable color rosado, parece una pequeña Casa de Gobierno en el medio del monte chaqueño. Pero como en la Capital Federal, el poder real está en otro lado. A dos cuadras está la comisaría y cruzando la plaza, la Intendencia. "Si tenemos suerte lo encuentra", invita Pedro y se ofrece de guía hasta la puerta del mandamás. Confía en que la presencia de periodistas de Buenos Aires pondrá en aprietos a Vicente "Tigre" González, el intendente radical. Pero el resto lo desanima, saben que los visitantes se irán y ellos quedarán a su merced.Los pobladores originarios remarcan que todas las instituciones blancas se ensañan con ellos: intendencia, policía, hospital, juzgado de paz y Registro Civil. "Es una realidad muy violenta, te deja sin palabras", resume Julio, que visita el lugar varias veces al año, pero cada vez que llega tiene otra sorpresa.

Un caso emblemático sucedió en agosto último, cuando dos criollos decidieron divertirse enlazando a un wichi y con una soga lo ataron a un caballo y lo arrastraron varias cuadras. "Fue terrible, estuvo meses internado, no murió de casualidad", recuerda Julio, que llevó el caso a la Justicia y que cuenta otros casos similares (ver aparte).

La Constitución Nacional garantiza la educación bilingüe e intercultural, pero en las escuelas de Nueva Pompeya, el wichi –lengua materna de la mayoría de los alumnos– es suplantado por el inglés. Los aborígenes lo asimilan como un problema menor, porque recuerdan cuando la enseñanza occidental y cristiana incluía golpes, escupitajos y penitencias eternas. Todos aseguran que los castigos corporales ya no son la regla, pero admiten que algunas excepciones sobreviven y afirman que, en la escuela actual, mientras los hijos de criollos y blancos aprenden los colores, a leer y escribir, los descendientes de los pobladores originarios están en un rincón con tareas monótonas y antipedagógicas: recortan figuritas o se pasan horas dibujando. Es que sólo hablan wichi y la comunicación con el docente blanco es imposible. Entonces no aprenden, se aburren y repiten, una y otra vez. Argumento para que los padres wichis, que muchas veces tienen resistencia a enviar a sus hijos a la escuela –suelen decir que "ahí los hacen blancos"– confirmen la "inutilidad" de la escolaridad. Además, la cosecha de algodón necesita manos y la de los niños siempre son bienvenidas. Otro argumento para que la deserción sea la condena lógica para los chicos aborígenes.

La ley también estipula la obligatoriedad de que todas las maestras tengan un auxiliar bilingüe aborigen –es una carrera terciaria con enorme matrícula–, pero en la práctica sólo hacen de traductor de los docentes blancos y, en la mayoría de los casos, ni siquiera están frente al grado.–Cortamos leña, cocinamos o servimos la merienda.

Cuenta Juan, docente bilingüe egresado del Centro de Investigaciones y Formación de la Modalidad Aborigen (Cifma).

La educación es un punto en el que no hay acuerdo entre los propios wichis. Por un lado admiten que deben aprender a leer y hablar castellano. Pero a la educación blanca también la responsabilizan por la pérdida de su cultura ancestral. "Sufrieron tanto la discriminación que es común que a los hijos no les enseñen las costumbres, el idioma, las raíces. Creen que así los protegen, que así no se ensañarán con ellos", explica Julio. La transculturación los despoja de las costumbres, las creencias religiosas milenarias, la alimentación autóctona y los obliga a negar su medicina tradicional para confiar sólo en los médicos blancos. Entonces, aparecen enfermedades como Chagas, leptosporosis, cólera.

Bajo el mismo algarrobo donde fue la primera charla y ante el asombro que delatan los rostros de los visitantes, Francisco vuelve a sonreír y resume la causa de tanto mal.

–El sistema está en todas partes.

Producción e informe: Darío Aranda.

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El Impenetrable o la agonía Qom

Por Mempo Giardinelli

En estos tiempos el Chaco concita la atención de todo el mundo. Prensa y televisión global vienen a mirar los estragos de la desnutrición que afecta a miles de aborígenes en los bosques que se conocen –ya impropiamente– como El Impenetrable.

Mi colega y amiga Cristina Civale, autora del blog Civilización y Barbarie, del diario Clarín, me invita a acompañarla. No es la primera invitación que recibo, pero sí la primera que acepto. Rehusé viajar antes de las recientes elecciones, porque, obviamente, cualquier impresión escrita se habría interpretado como denuncia electoral. Y yo estoy convencido, desde hace mucho, de que la espantosa situación socioeconómica en que se encuentran los pueblos originarios del Chaco, y su vaciamiento sociocultural, no son mérito de un gobierno en particular de los últimos 30 o 40 años (los hubo civiles y militares; peronistas, procesistas y radicales) sino de todos ellos.Primero nos detenemos en Sáenz Peña, la segunda ciudad del Chaco (90 mil habitantes), para una visita clandestina –no pedida ni autorizada– al Hospital Ramón Carrillo, el segundo más importante de esta provincia. Civale toma notas y entrevista a pacientes indígenas en las salas de Tisiología, mientras yo recorro los pasillos mojados bajo las infinitas goteras de los techos, y miro las paredes rotas, despintadas y sucias, los patios roñosos y un pozo negro abierto y rebalsando junto a la cocina.

Aunque el frente del hospital está recién pintado, detrás hay un basural a cielo abierto en medio de dos pabellones. Vidrios y muebles rotos, escombros, radiografías, cascotes y deshechos quirúrgicos enmarcan las salas donde los pacientes son sólo cuerpos chupados por enfermedades como la tuberculosis o el Chagas. Me impresiona la mucha gente que hay tirada en los pisos, no sé si son pacientes o familiares, lo mismo da.

Una hora después, en el camino hasta Juan José Castelli –población de 30 mil habitantes que se autocalifica "Portal del Impenetrable"– la desazón y la rabia se perfeccionan al observar lo que queda del otrora Chaco boscoso. Lo que fue imperio de quebrachos centenarios y fauna maravillosa, ahora son campos quemados, de suelo arenoso y desértico, con raigones por doquier esperando las topadoras que prepararán esta tierra para el festival de soja transgénica que asuela nuestro país.

Entramos –nuevamente por atrás– al Hospital de Castelli, que se supone atiende al 90 o 95 por ciento de los aborígenes de todo el Impenetrable. Lo que veo allí me golpea el pecho, las sienes, los huevos: por lo menos dos docenas de seres en condiciones definitivamente inhumanas. Parecen ex personas, apenas piel sobre huesos, cuerpos como los de los campos de concentración nazis.

Una mujer de 37 años que pesa menos de 30 kilos parece tener más de 70. No puede alzar los brazos, no entiende lo que se le pregunta. Cinco metros más allá una anciana (o eso parece) es apenas un montoncito de huesos sobre una cama desvencijada. El olor rancio es insoportable, las moscas gordas parecen ser lo único saludable, no hay médicos a la vista e impera un silencio espeso, pesado y acusador como el de los familiares que esperan junto a las camas, o tirados en el piso del pasillo, también aquí, sobre mantas mugrientas, quietos como quien espera a la Muerte, esa condenada que encima, aquí, se demora en venir.Siento una furia nueva y creciente, una impotencia absoluta. Le pregunto a una joven enfermera que limpia un aparador vidriado si siempre es así. "Siempre", responde irguiéndose con un trapo sucio en la mano, "aunque últimamente han sacado muchos, desde que empezó a venir la tele".

Es flaquita y tiene cara de buena gente: se le ve más resignación que resentimiento. Son 44 enfermeros en todo el hospital pero no alcanzan para los tres turnos. Trabajan ocho horas diarias cinco días por semana y cobran alrededor de mil pesos los universitarios, y menos de 600 los contratados, como ella. Los días de lluvia los techos se llueven y esto es un infierno, dice y señala los machimbres podridos y los pozos negros saturados que revientan de mierda en baños y patios. Y todo se lava con agua, nomás, porque "no tenemos lavandina".

Camino por otro pasillo y llego a Obstetricia y Pediatría. Allí todos son tobas. Una chiquilla llora ante su hijo, un saquito de huesos morenos con dos ojos enormes que duele mirar. Otra joven dice que no sabe qué tiene su nena pero no quiere que muera, aunque es obvio que se está muriendo. Hay una veintena de camas en el sector y en todas lo mismo: desnutrición extrema, mugre en las sábanas, miles de moscas, desolación y miedo en las miradas.

Después viajamos otra hora y el cuadro se hace más y más grotesco. Paramos en Fortín Lavalle, Villa Río Bermejito, las tierras allende el Puente La Sirena, los parajes El Colchón, El Espinillo y varios más. Son decenas de ranchos de barro y paja, taperas infames donde se hacinan familias de la etnia Q´om (tobas). Todas, sin excepción, en condiciones infrahumanas.

Digan lo que digan, estas tierras –más de tres millones de hectáreas– fueron vendidas con los aborígenes dentro. Son varios miles y están ahí desde siempre, pero no tienen títulos, papeles, ni saben cómo conseguirlos. Los amigos del poder sí los tienen, y los hacen valer. El resultado es la devastación del Impenetrable: cuando el bosque se tala, las especies animales desaparecen, se extinguen. Los seres humanos también.

Y aunque algunas buenas almas urbanas digan lo contrario, y se escandalicen ciertas dirigencias, en el ahora ex Impenetrable chaqueño palabras duras como exterminio o genocidio tienen vigencia.Desfilan ante nuestros ojos enfermos de tuberculosis, Chagas, lesmaniasis, niños empiojados que sólo han comido harina mojada en agua, rodeados de perros flacos, huesudos y ojerosos como sus dueños. Se llaman Margarita, Nazario, Abraham, María y lo mismo da. Casi todos dicen ser evangelistas, de la Asamblea de Dios, de la Iglesia Universal, de "los pentecostales" o "los anglicanos".

Involuntariamente irónico, evoco a Yupanqui: "Por aquí, Dios no pasó".

Al caer la tarde estoy quebrado, roto, y sólo atino a borronear estos apuntes, indignado, consciente de su inutilidad. Al partir de regreso veo en un caserío un cartel deshilachado por el sol: "Con la fuerza de Rozas, vote lista 651". Y en la pared de un rancho de barro, seguramente infestada de vinchucas, veo un corazón rojo como el de los pastores mediáticos brasileños de "Pare de sufrir".

Abajo dice: "Chaco merece más. Vote Capitanich".

A unos 400 kilómetros de aquí el escrutinio final de las elecciones avanza lenta, nerviosamente. En alguna oficina el ministro de Salud de esta provincia seguirá negando todo esto, mientras el gobernador se prepara para ser senador y vivir en Buenos Aires, bien lejos de aquí, como casi todos los legisladores.

Nunca antes el Chaco ni este país me había dolido tanto.

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Discriminación Social

"El sistema judicial argentino también discrimina a los aborígenes", afirma el coordinador nacional de Endepa, Germán Bournissen. Es que la falta de traductores en instancias legales es un elemento que puede transformar testigos en cómplices e inocentes en culpables. Un caso recordado entre las organizaciones indigenistas y de derechos humanos es el de una mujer wichi que sufrió un intento de violación hace dos años y cuando el abuso estaba por consumarse, alcanzó un cuchillo con el que se libró del hombre blanco, que por las heridas recibidas luego murió. La mujer estuvo ocho meses detenida, sin poder entenderse con el defensor oficial y camino a un juicio que la llevaba a una muy probable condena por homicidio. Cuando intervino el abogado de la organización, y con la ayuda de un intérprete, se pudo comprobar que actuó en legítima defensa y fue liberada de culpa y cargo.Todos los abogados que se especializan en la problemática indígena remarcan la existencia de infinidad de casos que ni se denuncian o que no trascienden y, por ende, que ellos no pueden asumir la defensa. Además, cuando se involucran en derecho indígena saben que las exigencias son muchas: largas distancias por recorrer, mucho tiempo en cada caso y gastos enormes que casi nunca los pobladores originarios pueden solventar, aún más notorias si no hay una organización que respalde las acciones legales.Julio García, abogado de Endepa en el norte argentino, también remarca que el sistema judicial argentino "no prioriza los derechos otorgadas por la Constitución Nacional de 1994, que debe ser considerada por encima de las demás leyes del país, y por eso motivo en casi todos los conflictos de tierras siempre los jueces fallan a favor de los terratenientes, de las grandes empresas, en lugar de las familias aborígenes que tienen posesión ancestral de las tierras reclamadas".

El apoyo de la Iglesia

El Equipo de Pastoral Aborigen (Endepa) trabaja desde hace viente años junto a los pueblos originarios en la defensa de sus derechos "a la vida, la identidad, la tierra y los recursos naturales". Cuenta con un equipo de abogados especializados en derecho aborigen y muchas de sus presentaciones se basan en el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional, que reconoce –entre otros puntos– el derecho ancestral y comunitario a la tierra, uno de los reclamos básicos de todos los pueblos. La organización tiene presencia en diez provincias, con áreas fuertes de trabajo en el NOA, NEA y Patagonia, impulsa programas para la defensa y el desarrollo de los derechos indígenas, entre ellos la educación bilingüe e intercultural, derecho básico aún hoy negado a todos los pueblos originarios.

Endepa tiene equipos de trabajo junto a las comunidades en El Impenetrable, en los poblados de Nueva Pompeya y Comandancia Frías, donde hace hincapié en la defensa de los derechos humanos de los pobladores originarios y el "desastre ambiental del monte chaqueño". En ambos temas, el coordinador nacional de Endepa, Germán Bournissen, no vacila: "La discriminación es una constante, se da en todos lados, en la calle y en las instituciones públicas; uno de los puntos muy preocupantes es el racismo de la policía, que directamente agrede a los indígenas o los culpa de cualquier ilícito que sucede. Encima, cuando los aborígenes son las víctimas, la policía no les toma la denuncia. En cuanto al bosque, se vive una emergencia ambiental, en pocos años será todo un desierto", aseguró.

Diversas organizaciones sociales conformaron el Foro Chaco Sustentable, que denuncia la situación crítica del bosque chaqueño por la tala indiscriminada y el avance de la soja transgénica. Bournissen señala como responsables del problema a la Subsecretaría de Recursos Naturales del Chaco y al Instituto de Colonización, organismo autárquico que tiene el poder de vender las tierras fiscales.

"Desde hace décadas que se da la deforestación, pero se agudizó en los últimos cinco años, por eso pedimos que se declare la emergencia ambiental, que se paralice inmediatamente la tala, que se detenga el avance de la frontera agrícola, que el Instituto de Colonización suspenda las adjudicaciones de tierras y que se revisen todas las entregas de tierras y permisos de explotación forestal de los últimos cinco años", destacó Bournissen. También exigen un estudio "serio" sobre la situación actual de El Impenetrable y la participación de todos los actores afectados.

"Somos un Santiago chiquito"

En Nueva Pompeya, la mayor parte de la población es wichi, etnia que en todo el Chaco ronda las 8 mil personas. Algunos viven en el pueblo, la mayoría en y del bosque. También hacen artesanías, changas varias, siempre trabajos manuales, sobre todo construcción y todo tipo de trabajo de campo. Todos saben que el único empleo estable es el municipal y también todos saben que cualquier crítica al patrón es el prólogo para la desocupación. Pablo asegura que lo mismo sucede con los planes sociales, desde el Jefas y Jefes de Hogar hasta los alimentarios. Pero anticipa que no son las únicas formas de control.

El agua de toda la región está vedada al consumo humano por el alto contenido de arsénico y sulfatos, elección de la naturaleza o mandato divino, según la creencia. Camiones cisternas de la Municipalidad recorren las calles y proveen de agua a casi todos: para los disidentes no hay servicio. Entonces, los que levantan la voz deben recurrir al agua mineral de los almacenes, pero en un paisaje de pobreza absoluta es un lujo imposible de alcanzar. Para burlar la dependencia, muchos intentan aprovechar el agua de lluvia, pero aunque los rezos sean diarios la respuesta divina sólo llega cada tres meses y en escasa cantidad.

"Cuando logramos que llegue electo algún concejal opositor, no tardan en comprarlo con plata o alejarlo con amenazas de muerte", lamenta Marisa Pizzi, que no es concejal, pero sí opositora y por eso tiene una colección de amenazas.

La Marisa, como todos la conocen, es una porteña de nacimiento, norteña por elección desde que –con el título de ingeniera agrónoma recién estrenado– se largó a trabajar con comunidades aborígenes, primero de Bolivia y desde hace cinco años en Nueva Pompeya. Es una mujer joven, delgada y de cabello castaño. Habla suave, mira siempre a los ojos. Expone sus pensamientos en voz baja, con humildad y simpleza, pero con una tenacidad que parece la clave para ser inmune al miedo. "Me la tienen jurada, hay lugares donde no puedo pasar, tengo que dar toda una vuelta más larga, porque ya me avisaron que si me ven, me matan", cuenta con naturalidad Marisa y, con sólo hablar, se explica por qué tiene enemigos: "No me voy a callar, los denuncio por corruptos, les grito, me llego a sus reuniones y les boicoteo sus cosas. Yo no dependo de ellos para vivir. No me quieren y yo tampoco los quiero a ellos, pero bueno… acá seguimos… no me voy a ir, no se las voy hacer fácil".

A Marisa le juegan en contra otros ingredientes: vive en una sociedad con el patriarcado blanco llevado a extremos, donde todas las reglas parecen escribirlas los hombres y tener que obedecerlas las mujeres. Sin pensarlo, en eso también es una rebelde. La amenazan, y mucho, pero Marisa promete no callarse: "¿Y qué me van hacer? ¡Más que matarme!", dice con franqueza mientras da otra sorbida al mate que la acompaña a todos lados.Nueva Pompeya es tan pequeña que todo se sabe. Y aún más lo sabe El Tigre González, el intendente radical, que –según los wichis afirman, aunque siempre en voz baja– es una especie de señor feudal del lugar.

Empieza a oscurecer e insectos varios parecen reír el repelente inservible. Sapos, ranas y otros bichos saltarines inundan el pueblo. Al ver un grupo de personas en ronda, siguen acercándose hombres. Muchos sólo escuchan, pero ninguno es indiferente. Advierten que el intendente y el comisario ya saben a esa altura que los visitantes llevan horas con el censo de injusticias. A los cinco minutos, llega otro wichi y confirma la sospecha: "El comisario convocó rápido a reunión de seguridad. Dice que es muy importante, que tenemos que ir todos. Es en quince minutos", informa Martín con mezcla de bronca y temor. Se produce un incómodo segundo de silencio, pero Julio rompe la mudez y denuncia sin dudar: "Es otro apriete". Aún quedan unos minutos y los wichis no piensan desaprovecharlo. Explican que en las votaciones el radicalismo siempre es imbatible. José delata la clave del éxito:

– Pagan 50 pesos, pero si negocia bien le pueden dar hasta 150. – La democracia tiene sus pequeñitas fallas – ironiza David y compara –. Es como Santiago del Estero, pero en chiquito.

Francisco resume: "Somos Santiaguito".

En las últimas elecciones, la radio del Obispado –por donde pasan algunas voces de denuncia– repetía que dentro del cuarto oscuro se podía optar por cualquier candidato. Por la insolencia, a la radio llegó una amenaza. Luego llegó otra y, como la radio no se calló, la amenaza se materializó: incendiaron la escuela bilingüe e intercultural –la única de toda la región– creada por la Congregación de Hermanos Maristas.

Las elecciones las ganó el radicalismo.

Domingo, 20 de junio de 2004.

Tobas, Chaco, Argentina.

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Fallecieron 11 tobas en la región de El impenetrable en el último mes por diversas causas, todas igualmente nefastas: desnutrición, tuberculosis y el mal de Chagas. 30.000 aborígenes se encuentran en situación desesperante y representan el 70% de la población total. Denuncian "genocidio étnico" contra comunidades Toba del Impenetrable. Mientras el gobierno nacional anunciaba el récord de reservas en el Banco Central de 40 mil millones de dólares, organismos de derechos humanos "pesaron" a aborígenes abandonados por el Estado frente a la Casa de Gobierno. Mabel pesa 26 kilos y está grave, Juan sufre de desnutrición extrema y tuberculosis.

¿África? No, Argentina 2007.

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El Instituto del Aborigen Chaqueño (IDACH) y el Centro Nelson Mandela de Chaco denunciaron hoy un "genocidio étnico" contra de comunidades Toba del Impenetrable, donde hay víctimas de desnutrición grado 3, chagas, tuberculosis y escabiosis entre otros males. Rolando Núñez, titular del Centro Mandela, hizo hincapié en el caso de otra mujer que, tras conseguir que un hospital la aceptara, le detectaron "diabetes derivada de la desnutrición, algo que no existe en Argentina, sólo en África o Asia se ve algo así".

Además, "no hay en todo el país casos de esta magnitud", y lo atribuyó a que "se vendieron todas las tierras. Ellos no pueden sembrar, les quitaron las hectáreas de tierra, así que apenas tienen espacio para vivir aunque en realidad se van muriendo de hambre". En el Chaco unas 400 mil personas viven en forma exclusiva de los programas sociales del Gobierno nacional.La balanza no miente.

Una de las mujeres fue Mabel Pino Fernández, de 45 años, con 26 kilogramos de peso (ver foto) y residente en El Espinillo, una comunidad cercana a Villa Río Bermejito, a 350 kilómetros de Resistencia. "Lo más indignante es que los centros de salud no nos atienden porque somos indígenas y nadie llega a nuestros lugares, estamos totalmente abandonados", dijo a Télam desde Castelli -la puerta del mítico impenetrable- Bashe Nuhem, comunicadora Toba de la Red de Comunicación Indígena (RCI).

Núñez definió la situación como un "desastre socio sanitario", porque se trata de enfermedades de la pobreza, y remarcó que el sistema sanitario "no los contiene, no los rescata, porque excluye a los indígenas".

Según el informe de esta organización no gubernamental, que con un equipo médico evaluó en 2006 a 171 personas de ocho comunidades de las cercanías de Villa Río Bermejito, detectaron "pocos pacientes evaluados y muy pocos previamente medicados", en su mayoría chagásicos y con tuberculosis.

Núñez hizo un pedido de ayuda solidaria para que el caso "se haga visible y que tomemos acción en la medida de lo que podamos".Fuente: Télam

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Así que hoy, cuando recarguen su celular o cuando vean a Cristina con una cartera de 3000 dólares, recuerden. Por favor, recordemos.

Antes de ver las fotos, aviso que algunas tomas pueden ser crudas.

Espero que les llegue, esa es la idea, lo que vivimos tres fotógrafos junto a 20 personas mas de distintas profesiones y oficios de Mar del Plata es algo único e indescriptible.

El chaco "impenetrable" cuanta con extremos de vida. Un clima insoportable, con temperatura de 50 grados. Cuenta con poca agua, y contaminada con Arsénico.

Las comunidades aborígenes, viven hace decenas y decenas de años discriminados por "los criollos". Su presencia en la región no es bienvenida. Su pobreza es tal, que hace poco un periodista americano que los visitó, aseguró que Los Tobas en argentina, están peor que los refugiados en Irak.

La comunidad aborigen que recorrimos enviándole ayuda fue en "Misión Nueva Pompeya". Se encuentra a casi 200km de JJ Castelli, una de las ciudades más grandes del Chaco. Para llegar, hay que hacer unos 140km de tierra, partiendo el monte impenetrable, en caminos peligrosos e intransitables por cualquier 4 x 4 si es día de lluvia.

La gente que vive en los montes, solo tiene agua si tienen lluvia y la juntan en pozos. El mal de chagas, tuberculosis, infecciones de cualquier índole y la falta de comida está haciendo estragos.

No he visto un solo perro, que los hay y muchos con peso normal, todos, pero todos, estaban así.

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Toda piel en el impenetrable es curtida, maltratada, además, no tiene asistencia médica, es discriminada…

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La falta de agua hace que la higiene personal queda a segundo plano. Los niños están continuamente al borde de infecciones. Esta nena, luego de que fue lavado su cabello para sacarles los piojos, se trató de limpiar su cuello….no se pudo, quedo eso que ven…

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Pedro. Este abuelo de 71 es ciego hace 1 y medio. Tiene Cataratas, que es curable con una simple operación. Es jubilado hace 8 años, pero hace solo un mes que empezó a cobrar….Le pudimos llevar un colchón, nunca había tenido uno, siempre duermen en el piso….Además de no tener visión, su estado de salud se agrava día a día por su evidente desnutrición.

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Esta bebita, tiene aunque su peso y tamaño lo nieguen, tres meses de vida, si se le puede decir vida a una criatura que nació al 8 mes de embarazo con tan solo 1 kg porque su madre nunca estuvo ni está bien alimentada. Hace dos días pesaba 2.5 aprox. Ya tiene hongos en la piel y parásitos. Si su condición no cambia hasta los 8 meses, su estado será irreparable para toda la vida aunque tenga que comer correctamente el resto de sus días.

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Lo niños sufren la intolerancia de los grandes grupos que solo quieren poder para tener mas dinero. El que recorre las calles de Nueva Pompeya-Chaco, y se anima a ir a los diversos parajes que lo rodean, se puede dar cuenta que esto no parece Argentina, no es un villa miseria como hay en las ciudades, no es un basural y se tiran abajo de los camiones recolectores para juntar comida descompuesta. No tienen que juntar, no hay basura, No tienen agua, asistencia médica, su educación esta más que limitada. Esta gente son argentinos, pero los están exterminando. En chaco mueren 5 niños por día….por día!

El país que puede alimentar a 160 millones de personas…

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Esta niña vive con 4 hermanitos en el medio de la nada y en medio de todo. La nada es civilización, el todo es la naturaleza que está siendo exterminada.

Esa muñeca, la regaló una señora de edad, y casi con lágrimas en los ojos la entregó junto a otra aduciendo que la tenia desde que era bebita y tenía un fuerte aprecio por ellas. Nos pidió por favor que la entreguemos.

En Mar del Plata y zona se juntaron 2 camiones con aclopados completos con ropa, comida y agua entre otras cosas. Todo donado por la comunidad, no se acepto ayuda religiosa ni política.

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En Pompeya, los aborígenes que nos ayudaron a repartirlo, nos aseguraron que nunca un grupo de ayuda les llevó tanto. Y también nos agradecieron, porque algunos les llevan ayuda pero los discriminan o los tratan de inferiores.

Ellos estaban contentos que los tratemos por igual.

Este nene tiene 7 años, lo vimos jugando con otros. Le pedimos a la madre que la traiga, que la asistencia médica era gratis. Por suerte se le pudo curar esa pequeña herida. Le podría costar la pierna si seguía caminando así.

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Los grandes y chicos nos tenia miedo al principio…Por suerte con pocos minutos se daban cuenta que no les pedíamos votos a cambio de ayuda.

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Cualquier pregunta que quieran hacer, con gusto las respondo. Mi viaje no fue por un "placer" fotográfico. Fue para sacarme la bronca por esto mediante las imágenes, y la única forma de que esta bronca se borre es que se tome conciencia de que tenemos una de las zonas más pobres y desesperantes del mundo y nadie se entera.

Historias heroicas y solidarias en medio del drama aborigen

Los primeros médicos tobas y los voluntarios de siempre dan batalla en El Impenetrable chaqueño.

Por: Horacio Bilbao

"Pese a toda la ayuda, la situación sigue siendo de emergencia", dijo Patricia Sosa a Clarín.com (Ver anexo V)

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EJEMPLO. JULIO ARGENTINO GONZALEZ, EL MEDICO TOBA QUE SE RECIBIO EN CUBA, HACE ESCUELA ENTRE LOS SUYOS…

Hace unos días se olfateaba muerte en lo de Melitona Enrique. Ahora hay fiesta. Rayando los 108 años esta viejita que es toda una institución para el pueblo toba tuvo un raro privilegio, uno más en su historial de salvaciones. Ella es la única sobreviviente de la masacre de Napalpí, carnicería de medio millar de tobas ocurrida allá por 1926. Pero esa es otra historia. Ahora, en estos tiempos en que sus congéneres con mucho viento a favor pasan de los 40 años de vida golpeados por la desnutrición, el Chagas o la tuberculosis, ella vuelve a respirar, y lo hace de la mano de uno de los dos médicos tobas, el chaqueño Julio Argentino González. Su flamante título obtenido en Cuba, todavía tramita equivalencias en la lejana Buenos Aires. Pero él ya piensa en voz alta cómo mitigar los males de El Impenetrable. Claro que para Julio el privilegio es todo suyo. Habla en lengua Q´om con Melitona y entiende al instante cuando ella le explica que a la comida del hospital no la aguanta y que en su situación, sólo quiere alimentos naturales. Entiende todo Julio, que de niño revolvía la basura buscando comida. "Es un orgullo para mí poder atender a Melitona, una persona tan importante para nuestra historia", dijo desde Machagai, Chaco. Acompañado por su madre y por una flamante enfermera toba que también acaba de recibirse en Cuba, no oculta la emoción. Y sufre cuando relata el panorama trágico que extingue a su gente. En los últimos años recrudecieron las muertes en el Impenetrable y la situación sanitaria, descontrolada desde hace rato, mató a más de 20 tobas el año pasado y a otros 10 en lo que va de este 2008 sólo en Villa Río Bermejito. "En Bermejito recién tenemos dos médicos, nos cuesta radicarlos, siempre nos faltan recursos humanos y por eso es tan importante lo que hacen estos chicos", grafica Roberto Sobko, director de Medicina Indígena de Chaco. Por ahora los agujeros se tapan con médicos itinerantes. Entre ellos están Daniela Recalde y Ramón Dotto, una pareja de cordobeses recién llegada al Impenetrable, pero que a fuerza de humanismo, no para de ganar confianza. Vienen de Neuquén y de Venezuela los cordobeses, donde trabajaron duro siempre con las comunidades aborígenes. Y hay casos aislados que dan el ejemplo. Como el del oftalmólogo marplatense Eduardo Gaspari, que por una semana trasladó su consultorio al corazón del Impenetrable. Ya son varios los Tobas con anteojos. Y un hombre que se creía ciego lloró largo y tendido cuando comprobó que un buen aumento le devolvía la visión.

"En dos meses junté seis camiones con sus respectivos semis", le dijo a Clarín la cantante y actriz Patricia Sosa, que desde enero de este año ya viajó tres veces al Impenetrable con donaciones de todo tipo. Historias, misiones de vida en algunos casos, que contrastan con las de otros médicos huidizos que no tocan a sus pacientes ni con un palo. Sobran denuncias de este tipo en el Impenetrable. Allí mismo, el último informe de la Defensoría destaca la queja de un asistente sanitario toba cuya jefa en el puesto le dijo que no formara a sus parientes porque su tarea "no es educar al enemigo". También llueven denuncias contra la Policía. "Mucha de la gente que viene a trabajar aquí lo hace por el sueldo (zona desfavorable) o porque está castigada", retrata la obstetra de un puesto sanitario. Despersonalizados, tobas, wichís y mocovíes ceden terreno. Se ven casos de aborígenes que prefieren hijos mestizos, porque así tienen más oportunidades. Se vuelven evangelistas y católicos sin mayor resistencia y cada vez más, dejan de lado su filosofía, su religión y sus costumbres.

Un dato impactante revela este fenómeno, en la zona ya hay 84 templos evangélicos contra uno católico. Cualquier parecido con la época de la colonia, es pura coincidencia. También crecen las disputas de pobres contra pobres y hasta un intendente denunciado por racismo hay. Lorenzo Heffner, al frente del municipio de Río Bermejito, fue denunciado por los propios tobas por xenófobo.

A esto suma una causa penal y otra denuncia por acoso sexual contra la toba Susana Ocampo. Y sin embargo, lo eligen. Claroscuros de una región que tiene indicadores sociales y económicos más parecidos al África que al promedio argentino. "La solidaridad es mucha, para que no se nos sigan muriendo necesitamos coordinación", dijo Sobko. El primer parte del primer médico toba dice que Melitona está fuerte y que quiere vivir. Entre quienes la ayudan, ya hay uno de los suyos.

Clarín. 13-10-2008

Anexo V

Sra. Patricia Sosa: Somos un grupo de adultos que estamos terminando el secundario y debemos presentar una tesis final a libre elección. Es así que cinco meses atrás decidimos hacer una investigación sobre la opinión de los jóvenes y adolescentes Tobas en relación a sus orígenes y su cultura ancestral. Por tal motivo nos acercamos a la comunidad, sabiendo que están en condiciones infrahumanas… La comunidad esta asentada en la ciudad de La Plata ,en las calles 140 entre 525 y 526, en las orillas del arroyo "El Gato", el cual esta totalmente contaminado y es allí que desembocan todos fluidos químicos de distintas fabricas.

Encontrándonos con una población e aproximadamente 34 familias las cuales viven en condiciones extremas, marginadas por la sociedad y sobre todo por los entes gubernamentales que hasta le ponen trabas para darle el titulo de propiedad del terreno que les fue donado por su dueño.

Sabemos de su sensibilidad y del trabajo que esta realizando, en especial con la comunidad Toba, por eso nos atrevimos a escribirle para interiorizarle de esta situación, a fin de brindarle a nuestros hermanos la ayuda mínima e indispensable.

Desde ya agradecemos su colaboración y estamos a su disposición para colaborar con usted si lo requiere.

Somos alumnos de la escuela educación media Nº

25 de la ciudad de La Plata, sita en las calles 54 n 355. TEL 02214216686.

De: porlostobas[arroba]patriciasosa.com

Enviado miércoles 25 de agosto de 2008, 12:23:55 AM

Para: raquelmenno2008[arroba]hotmail.com

Hola Analia, yo soy Débora, una de las colaboradoras de Patricia en esta cursada, lamentablemente sabemos que hay muchas comunidades y poblaciones marginales en nuestro país, agrademos que confíen en nosotros, sobre todo en la sensibilidad de Patricia, pero por el momento y muy a pensar de nuestro no podemos agregar mas comunidades a las cuales brindarles su ayuda, ya que en este momento estamos asistiendo a 5 comunidades que están viviendo en condiciones extremas, quienes necesitan absolutamente todo. Esperamos sepan entender, pero sinceramente ya estamos desbordados.

Nuevamente les digo gracias por confiar en nosotros y Dios quiera que alguien pueda ayudar a esta gente.

Para: porlostobas[arroba]patriciasosa.com

Enviado miércoles 27 de agosto de 2008, 2323:55 PM

De: raquelmenno2008[arroba]hotmail.com

Nosotros no queremos que ustedes se comprometan de lleno, si no que quizás se pueda hacer algún tipo de publicidad para llegar a alguna recolección, como ropa o comida. La misma no será entregada a nosotros si no, a ellos mismos. La ayuda tiene que ser ya, nosotros juntamos algo, pero no da abasto. No seria humano esperar la ayudar de Dios para hacer algo.

Desde ya muchas gracias

Hasta el día de hoy, no tuvimos respuesta…

Agradecimientos

  • Agradecemos especialmente a los integrantes de la comunidad:

  • Clarita Escobilla, su marido Mario Gonzáles, Faustino Lencina, Agustina Sanchez. Y a toda la comunidad por su gran afecto.

  • Especialmente a nuestros familiares que nos supieron "bancar": Carina, Flopy, Jero, Andrea, Neli, Romi, Vane, Victor, Max, Fede, Nico, Eze "el gordo", Sabri, Doris, Laura "el ñandú", Susana, Ernesto, Jezi, Dieguito, Alfonsa, Axl, Ana Álvarez, Sebastián Menno por estar presentes y hacernos sentir que podemos contar siempre con ellos.

  • A todos los docentes de la carrera porque desde distintos aportes han contribuido con nuestra formación.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Fabián G. Amarillo

Javier Cabrera

Analia Menno

Lidia Videla

Partes: 1, 2, 3, 4
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