En el nombre de Dios, El Clemente y El Misericordioso (página 3)
Enviado por Paqid Yirmiyahu Cohen Hasson
Dios no es una Trinidad:
Y han caído en incredulidad los que dicen: Allah es el tercero de tres, cuando no hay sino un único Dios si no dejan de decir lo que dicen, ésos que han caído en la incredulidad tendrán un castigo doloroso. ¿Es que no van a volverse hacia Allah y Le van a pedir perdón? Allah es perdonador y Compasivo. El Ungido, hijo de Maria, no es más que un mensajero antes del cual ya hubo otros mensajeros… (Corán, 5:73-75)
El Islam niega que Dios descansó en el séptimo día de la Creación, que Él lucho con uno de Sus ángeles, que Él es un envidioso conspirador contra la raza humana o que Él se ha encarnado en algún ser humano. El Islam también rechaza la atribución de cualquier forma humana a Dios. Todas estas cosas son consideradas blasfemas. Dios es el Exaltado. Está muy lejos de cualquier imperfección. Nunca se fatiga y ni la somnolencia, ni el sueño le afectan.
La palabra árabe Allah significa Dios (El Dios Uno y Único que creó todo el Universo). Esta palabra 'Allah' es el nombre para Dios, utilizado por las personas que hablan árabe, tanto cristianos, como musulmanes. Esta palabra, la cual no tiene forma femenina ni plural, no puede ser utilizada para designar algo que no sea el Único Dios verdadero. La palabra árabe Allah aparece en el Corán cerca de 2.700 veces. En arameo, un idioma muy cercano y afín con el árabe, que era el idioma que Jesús habitualmente hablaba.
se es referido a Dios también como Allah.
La creencia en los Ángeles:
Los musulmanes creen en la existencia de los Ángeles y que estos son criaturas honorables. Los ángeles solo adoran a Dios, le obedecen y actúan sólo por órdenes suyas. Entre los ángeles está Gabriel, quien descendió el Corán al profeta Muhammad.
La creencia en los libros revelados Por Dios:
Los musulmanes creen que Dios reveló las escrituras a sus mensajeros como prueba para la humanidad y como una guía para la misma. Entre esos libros se encuentra el Corán que Dios reveló al profeta Muhammad. Dios ha garantizado la protección del Corán de cualquier corrupción o distorsión, Dios dijo:
Nosotros hemos hecho descender el Recuerdo (el Corán) y somos sus guardianes. (Corán, 15:9)
La creencia en los profetas y mensajeros de Dios:
Los musulmanes creen en los profetas y mensajeros de Dios, comenzando con Adán, incluyendo a Noé, Abraham, Ismael, Isaac, Jacob, Moisés y Jesús (La Paz sea sobre todos ellos). Pero el último mensaje de Dios para el hombre, una reconfirmación del eterno mensaje, le fue revelado al profeta Muhammad. Los musulmanes creen que Muhammad es el último profeta enviado por Dios, tal y como lo dice Dios:
Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres sino que es el Mensajero de Allah y el sello de los profetas… (Corán, 33:40)
Los musulmanes creen que todos los profetas y mensajeros fueron creados como seres humanos que no poseían ninguna de las cualidades y atributos divinos de Dios.
La creencia en el Día del Juicio:
El musulmán cree en el Día del Juicio (El Día de la Resurrección) cuando todas las personas serán resucitadas para ser juzgadas por Dios con relación a sus creencias y acciones.
La creencia en Al-Qadar:
Los musulmanes creen en el Al-Qadar que es la Divina Predestinación, pero esta creencia en la Divina Predestinación no significa que el ser humano no tiene libre albedrío. Al contrario los musulmanes creen que Dios ha dado a los seres humanos el libre albedrío. Esto significa que ellos pueden escoger entre el bien y el mal y que ellos son responsables por sus decisiones.
La creencia en la Divina Predestinación incluye la creencia en cuatro conceptos:
1) Dios sabe todas las cosas. Conoce lo que ha pasado y lo que va a pasar.
2) Dios ha registrado todo lo que ha pasado y todo lo que pasará hasta el Día del Juicio.
3) Cualquier cosa que Dios quiera que pase sucede, y cualquier cosa que Dios no quiera que suceda no pasa.
4) Dios es el creador de todo.
Sumisión a Dios, Creador del Universo.
Mahoma: Nombre mal utilizado para mencionar al nombre del Profeta Muhammad, la paz sea con El.
Mahometanos: Nombre incorrecto que dicen algunos judíos-y cristianos hacia los musulmanes, Los musulmanes no adoramos al Profeta, lo recordamos y no hacemos de El, lo que los cristianos hacen con Jesús elevarlo a divinidad, y decir que es hijo de.
Muhammad: El gran y ultimo profeta de Dios, para todo el mundo, hijo de Cedar, hijo de Ismael, Hijo de Abraham, Hijo de Adán.
Musulmanes: creyentes y no asociadores de Allah, eterno, uno y único Dios, es el que profesa la religión islámica, los Musulmanes no adoran a Muhammad, como los Cristianos consideran que Jesús hijo.
EL Islam que fue revelado al Profeta Muhammad es la continuación y la culminación de todos los mensajes dados y predicados por todos los Profetas, en todos los momentos de la historia y a cada pueblo, la paz sea con ellos, pero que por la contaminación política de los pueblos han tomado después de cada profeta el carácter de división y relevancia de unos profetas sobre otros, creando así el nombre de religiones, es por esto que el Islam es la culminación y corrección del antiguo y nuevo testamento encontrados en la Biblia, ningún musulmán niega lo que predicaron los profetas, negamos es la contaminación del hombre, sobre la Palabra de Dios, que en estos textos se encuentran con manipulaciones de parte de los judíos, y de los cristianos, que actualmente consideran una divinidad a Jesús, Dios, no puede permitir este extravió y envió El Sagrado Coran como confirmación de pureza en los textos de religiones anteriormente reveladas y, por ello, es para siempre para todos los pueblos. Esta condición del Islam está fundamentada en hechos deslumbrantes. En primer lugar, no hay otro libro revelado que se encuentre en la misma forma y contenido en que fue revelado. En segundo lugar ninguna otra de las religiones reveladas tiene argumentos convincentes que sirvan de guía para todos los cambios de la vida humana en todos los tiempos. El Islam dirige la humanidad en general y ofrece orientación básica respecto a los problemas humanos. Es más, ha soportado la prueba de mil cuatrocientos años y tiene todas las posibilidades de establecer una sociedad ideal tal Y como lo hizo bajo la dirección del último Profeta Muhammad (La paz y bendiciones de Allah sean con EI).
Fue un milagro que El Profeta Muhammad pudiera ganarse a sus acérrimos enemigos sin contar con los recursos materiales necesarios. Adoradores de ídolos, ciegos seguidores de los caminos de sus antepasados, promotores de feudos tribales, hombres que no respetaban la dignidad humana, se convirtieron en una nación disciplinada siguiendo las directrices del Islam y de su Profeta. El Islam abrió ante ellos la visión de altura espiritual y dignidad humana al declarar con razón como único criterio el mérito y el honor. El Islam reformó su vida socia), cultural, moral y comercial con leyes y principios básicos conformes con la naturaleza humana y por lo tanto aplicables en todos los tiempos porque la naturaleza humana no cambia.
Es de lamentar que el occidente cristiano en lugar de hacer un intento sincero por comprender el fenomenal éxito del Islam en sus primeros tiempos, optar por considerada religión rival.
Durante los siglos de las cruzadas, esta tendencia alcanzó gran fuerza e ímpetu y se produjo gran cantidad de literatura para empañar la imagen del Islam. Pero el Islam ha comenzado a desplegar su autenticidad ante los modernos estudiosos, Cuyas audaces y objetivas observaciones sobre el Islam desmienten todos los cargos que le imputaron los así llamados orientalistas imparciales.
A continuación algunas observaciones sobre el Islam hechas por reconocidas autoridades no musulmanas de los tiempos modernos. La verdad no necesita abogados que la defiendan. Pero la propaganda mal intencionada y prolongada contra el Islam pensadores libres y objetivos.
Esperamos que las observaciones siguientes contribuyan a iniciar una evaluación objetiva del Islam.
Dice: Canon Taylor, en su ponencia leída ante el congreso eclesial de Walverhamton, el 7 de octubre de 1887. Citado por Amold en: Preaching of Islam "La predicación del Islam", Págs. 71 y 72:
"El Islam sustituyó el espíritu del monje por el del hombre. Ofrece esperanza al esclavo, hermandad a la humanidad y reconoce los hechos fundamentales de la naturaleza humana".
Dice: Sarojini Naidu, en su conferencia sobre los ideales del Islam, véase: Speeches and Writihgs of Sarojini Naidu" Discursos escritos de Sarojini Naidu; Madras, 1918, Pag 167:
El sentido de justicia es uno de los magníficos ideales del Islam. Porque según leo el Corán encuentro esos principios dinámicos de la vida, no la mística sino la ética práctica para la conducta diaria de la vida adecuada para el mundo entero.
De Lacy O'Leary :Dice en: Islam at the Crossroads (El Islam en la encrucijada, 1923, Pag.8:
La historia en todo caso pone de manifiesto que la leyenda de los fanáticos musulmanes que arrasaban el mundo e Imponían el Islam con la punta de la espada en razas conquistadas es uno de los mitos absurdos más fantásticos que jamás hayan repetido los historiadores.
H. A. R. Gibb, Whlther Islam ¿A dónde va el Islam? Londres 1932, dice:
Pero el Islam tiene aún otro servicio que prestar a la causa de la humanidad. Después de todo está más cerca que Europa del oriente real, y posee una magnífica tradición de comprensión y colaboración interracial. Ninguna otra sociedad ha logrado tantos hitos uniendo en condiciones de igualdad de oportunidades y de esfuerzos a tantas y tan diversas razas de la humanidad. El Islam tiene aún poder de reconducción entre elementos de raza y tradición aparentemente irreconciliables. Si alguna vez se ha de sustituir la oposición entre las sociedades oriental y occidental por la colaboración, la mediación del Islam es una condición indispensable. Tienen en sus manos en gran medida la solución de los problemas con los que se enfrenta Europa en sus relaciones con oriente. SI se unen, las esperanzas de paz se reforzarán inconmensurablemente. Pero si Europa, rechazando la colaboración del Islam, la echa en brazos de sus rivales, los resultados no pueden dejar de ser desastrosos.
G. b. Shaw. En: the genuite Islam (el autentico Islam), Vol. 1, No. 81936, dice:
Siempre he tenido en gran estima por estudiar la religión y Muhammad, ha marcado la historia en lugares donde no se acepta la predicación del evangelio pero si la del Coran por su magnifica vitalidad. Es la única religión que a mi juicio posee esa capacidad de asimilación a las fases cambiantes de la existencia que puede hacerse atractiva para todas las edades. He estudiado a ese hombre extraordinario y en mi opinión lejos de ser un anticristo, debe ser denominado salvador de la humanidad. Creo que si un hombre como él tuviera que asumir la dictadura del mundo moderno, lograría resolver sus problemas de una manera que trajera consigo la tan necesaria paz y felicidad: He profetizado respecto a la fe del Profeta Muhammad, como ultimo enviado de Dios, es aceptado en la Europa de hoy, como está empezando a ser aceptable para la Europa del mañana.
A. J. Toynbee, 'Civilization on Tría'" La civilización a juicio, Nueva York. 1948, pag 205, dice:
Los valores morales y la conciencia como ocurre entre los musulmanes es uno de los logros mas notables del Islam y en el mundo contemporáneo existe, de hecho, una necesidad que tenemos que vivir en nuestro tiempo.
M. L. Stoddard, citado en: Islam -The religión of all prophets) (Islam; la religión de todos los profetas) .Begum Bawani Waqf, Karachi, Pakistán, Pag 56.
La ascensión del Islam es quizás el más asombroso acontecimiento de la historia de la humanidad. Surge de una tierra y un pueblo hasta entonces insignificante y se propaga en cuestión de un siglo por la mitad de la tierra sacudiendo grandes Imperios, destronando religiones sólidamente establecidas, remodelando las almas de razas, y construyendo un mundo nuevo -el mundo del Islam.
Cuando más de cerca examinamos estos acontecimientos más extraordinarios resultan. Las otras grandes religiones se abrieron camino lentamente, mediante penosos esfuerzos y finalmente triunfaron con la ayuda de poderosos monarcas convertidos a la nueva fe. El Cristianismo tuvo su Constantino, el Budismo tuvo su Asoka y el Zoroastrismo tuvo su Ciro, cada uno prestando su culto elegido a la poderosa fuerza de la autoridad secular. Pero no así el Islam, surgió de una tierra desértica apenas habitada por una raza nómada, anteriormente sin distinguir en los anales de la humanidad, el Islam se lanza a la gran aventura con el más frágil de los respaldos humanos y contra una superioridad fortísima. Pero el Islam triunfó con facilidad aparentemente milagrosa, y un par de generaciones vieron cómo la fogosa Media Luna paseaba victoriosa desde los Pirineos hasta el Himalaya, desde los desiertos del Asia Central hasta los Desiertos del África Central.
Edward Montent "La propande chretienne et ses adversaires musulmans" (La propaganda cristiana y sus adversarios musulmanes) París 1890. Citado por T. W. Amold en.the Preaching of Islam. Londres 1913, Pags. 413,414, dice:
El Islam es una religión esencialmente racionalista en el más amplio sentido de este término considerado etimológica e históricamente. Se le aplica con exactitud la definición de racionalismo como sistema que fundamenta las creencias religiosas en principios facilitados por la razón. No se puede negar que muchas doctrinas y sistemas teológicos así como muchas supersticiones, desde la adoración de los santos, no hacen parte del Monoteísmo puro en el tronco mismo del Islam., Pero a pesar de la rica evolución en todos los sentidos, de las enseñanzas del Profeta, El Corán ha mantenido invariablemente su lugar como punto de partida fundamental y el dogma de la unidad de Dios siempre ha sido proclamado con grandeza, majestad e invariable pureza y con un acento de la segura convicción que es difícil encontrar superado fuera del Islam. Esta fidelidad al dogma fundamental de la religión, la simplicidad elemental de la fórmula en la que está enunciado, la prueba que gana de la convicción fervorosa de los misioneros que lo propagan, son otras tantas causas que explican el éxito de los esfuerzos misioneros musulmanes. Un credo tan preciso, tan desprovisto de toda complejidad teológica y en consecuencia tan accesible a la comprensión ordinaria no podía menos que poseer, y de hecho posee, un poder maravilloso para abrirse camino en la conciencia del hombre.
W. Montgomery Watt, Islam and Christianity Today (El Islam y el Cristianismo hoy) Londres 1983, Pag IX.
No soy musulmán en sentido usual, aunque creo que sí lo soy en el sentido de "quien se rinde ante Dios", Pero a mi juicio el Corán y en otras expresiones de la visión islámica hay injertados grandes tesoros de verdades divinas de las que yo y otros occidentales tenemos mucho que aprender y el Islam es sin duda un poderoso contendiente en el establecimiento de un marco fundamental para la religión unidad del futuro.
El Sagrado Corán es la Revelación divina que recibió el Profeta Muhammad (saws) de Allah por intermedio del ángel de la revelación: Gabriel.
Comenzó en La Meca a partir del año 610 aproximadamente para terminar en Medina en el año 632.
El Sagrado Corán:
El Sagrado Corán es también un código completo que incluye diversas áreas de vida, espiritual, intelectual, político, social o económico. Es un código que no tiene ningún límite de tiempo, lugar o nación.
El Corán pide al hombre que mire los signos dentro de sí mismo y en el horizonte. Para alcanzar la comprensión un hombre tiene que usar sus ojos, su mente y su corazón. Todo camino de conocimiento exige un acto de fe. Pero no una fe ciega como se suele entender equivocadamente.
Los verdaderos buscadores de conocimiento esperan que sus ideas y su fe en tales ideas, se pongan a prueba constantemente. Como el Profeta era incapaz de leer o escribir, recurrió a sus compañeros letrados y les dictó, supervisando la trascripción y el registro fidedigno de las revelaciones. Estos fragmentos se reunieron más tarde como el Corán.
A los quince años de la muerte del Profeta quedó compilado un Corán final, autentificado por los compañeros del Profeta que estuvieron con él mientras se sucedieron las Revelaciones. Esto se hizo durante el Califato de Uzman, en la ciudad de Medina donde está enterrado el Profeta.
Los 114 capítulos o suras de esta Escritura Sagrada varían en extensión: desde tres Ayats (versículos) (las suras 103, 108 y 110) hasta 286 en la segunda sura, La Vaca. Las primeras revelaciones forman las suras más cortas. Éstas se encuentran al final de la Escritura y la mayor parte de ellas ocurre en la última Parte, o sea la núm. XXX.
El idioma del documento es el árabe clásico. la fushà, que sirvió y sigue sirviendo de modelo para el idioma literario, que se desarrolló durante los brillantes siglos del gran imperio o califato islámico.
Esta Escritura Sagrada reúne las creencias esenciales de la fe islámica, así como sus preceptos morales y sociales. Por medio de ella se han ido formando los conceptos básicos de nuestra religión de la Paz universal y, por ello, de la cultura y civilización de la vasta región islámica que acabamos de indicar.
Esta enorme región forma una parte sumamente importante de la sociedad contemporánea, que, tanto en su occidente cristiano como en su parte materialista y atea, necesita conocer aquélla con urgencia.El Sagrado Corán no es un libro en el sentido usual del término.
No tiene una ilación del principio al fin como una obra de origen humano, sino que por el contrario cada parte es como una unidad en si misma coherente con el todo. Se puede ingresar a el en cualquier sitio y, leyendo unos pocos versículos, es como si Dios nos estuviera hablando directamente.
El Corán contiene profecías sobre hechos que posteriormente se verificaron. Anunció el triunfo y la gloria del Islam cuando los seguidores del Profeta eran solo un puñado de hombres sin poder contra miles de idólatras poderosos y opresores.
Anunció también el triunfo en un plazo definido de los bizantinos sobre los persas después de un triunfo de estos últimos y cuando nada hacia suponerlo. (Corán, sura 30:2 a 4] además el Sagrado Corán contiene numerosas referencias a la naturaleza y la creación, y encierra verdades de orden científico que no se comprobaron sino siglos mas tarde, como la creación de toda vida del agua, el régimen de vientos y Lluvias, las etapas del desarrollo embriológico humano, el origen del cosmos y los astros, la esfericidad de la tierra, las huellas dactiloscópicas, etc.
Es un único libro con un autor supremo, un mensaje eterno y una relevancia universal.
Sus volúmenes no se confinan a un tema particular o llaman, pero contiene las fundaciones para un sistema entero de vida, mientras cubriendo un espectro entero de problemas que van de los artículos específicos de fe y mandos a las enseñanzas morales generales, derechos y obligaciones, crimen y castigo, ley personal y pública, y un organizador de otras preocupaciones privadas y sociales.
La primera revelación de Dios a través del ángel Gabriel a Muhammad (BPD) fue la palabra 'Iqra' que quiere decir 'Lee,' en la Surah 96:1-5. Como él era analfabeto contestó: 'No puedo leer.' Esta primera revelación fue profetizada en Isaías 29:12:
Y si se dará el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto, él dirá: No se leer.'
No cabe duda que este libro es el Corán y quien lo recibe diciendo "No sé leer" es el Profeta Muhammad (BPD), conocido como "el Profeta iletrado" ("An nabi al ummi"). Esta categoría especial propia del Profeta Muhammad (BPD), es un distintivo que resalta el valor del Corán y su carácter milagroso, el mayor de los milagros expuestos jamás por un Profeta (P) : un milagro que aún se mantiene frente a nosotros, para que lo podamos poner a prueba, examinar y corroborar su naturaleza Divina.
El orden de las revelaciones no es el mismo orden que lleva la escritura del Corán. En otras palabras, la primera parte revelada no está en la primera página y la última parte revelada no está en la última página. Los motivos de esto son largos de explicar y no vienen a colación en este trabajo. Mencionamos esto porque el hecho de que estas revelaciones vinieran por etapas y fueran ordenadas de esta manera según las instrucciones de Dios, fue mencionado también en Isaías 28: 10-11:
'Porque es precepto sobre precepto, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá: Porque con gente de labios extraños, y en extraña lengua se hablará a este pueblo.'
Otra lengua quiere aquí decir no en hebreo o arameo sino en árabe. Los musulmanes de todo el mundo usan una lengua, el árabe, para invocar a Dios, en sus plegarias, peregrinaje y en sus salutaciones entre ellos. Esta unidad lingüística también fue profetizada, en Sofonías 3:9:
'Por entonces volveré yo a los pueblos un lenguaje puro, para que todos invoquen el nombre del eterno, para que de un solo consentimiento le sirvan.'
Los musulmanes invocamos a Dios en un lenguaje puro, el árabe, que se conserva vivo y vigente, usando los mismos vocablos en que fue revelado el Sagrado Corán. No debemos recurrir a ninguna lengua muerta o en desuso, ni a adaptaciones locales, aunque esto no significa que no se pueda rezar e invocar a Dios en el idioma que cada uno habla en el lugar donde reside. Pero el lenguaje puro enseñado por Dios para que los creyentes Lo invoquen sin duda que es el árabe, el lenguaje de la última revelación, el Corán, el Libro transmitido por el último de los Enviados Celestiales, El gran Mensajero del Islam, El ultimo Profeta de Dios.
Profecías Bíblicas del Profeta Muhammad
http://www.islamicbulletin.com/spanish/spanish-%20Muhammad2.htm
http://www.iad.org/Spanish/Bro_sp/sp_Muh_Biblia.html
http://www.islam-guide.com/es/ch1-3.htm
http://www.webislam.com/bei/Profeta/Indice_Profeta.htm
Muhammad es Imâm (es decir, modelo, guía) para los atqiyâ, los que buscan sinceramente a Allah, los rectos. Imâm es un nombre que se da al que conquista la consideración y el respeto de los demás -no debemos confundir esta palabra con Îmân, la sensibilidad espiritual del corazón humano-. Atqiyâ es el plural de la palabra taqí con la que se designa a la persona que intuye la grandeza de su Señor y se sobrecoge ante la inmensidad albergada en su propio corazón. Eso es a lo que se llama en árabe taqwà, la inquietud que moviliza al hombre tras el Absoluto y lo desconcierta y rinde ante Él. Pues bien, Muhammad (s.a.s.) fue investido por Allah como Imâm para todos los que buscan a su Señor Verdadero, los atqiyâ. En el Corán, Allah ordena a Muhammad (s.a.s.) que diga a las gentes: "Si amáis a Allah, seguidme y Allah os amará", instaurando el imamato de Muhammad (s.a.s.), su carácter de modelo a imitar en todo. De ahí la importancia de la Sunna, su Tradición. El Corán también califica a Muhammad (s.a.s.) de antorcha que ilumina, de misericordia para los mundos,…
EL Libro del Génesis nos cuenta que Abraham no tenía hijos, ni esperanza de descendencia, y que una noche Dios lo llamó fuera de su tienda y le dijo: "Mira al cielo y cuenta, si puedes, las estrellas." Y mientras Abraham contemplaba las estrellas oyó que la voz decía: "Así de numerosa será tu descendencia." (15:5).
La esposa de Abraham, Sara, tenía entonces setenta y seis anos, habiendo sobrepasado hacía ya tiempo la edad de tener hijos, mientras que él contaba ochenta y cinco; ella le dio, pues, su esclava egipcia Agar para que pudiera tomarla como segunda esposa. Pero surgió el resentimiento entre la señora y la esclava, y Agar huyó de la cólera de Sara y clamó a Dios en su aflicción. Y Dios le envió un ángel con el mensaje: "Yo multiplicaré tu descendencia, que por lo numerosa no podrá contarse." El ángel también le dijo: "Mira, has concebido y parirás un hijo, y lo llamarás Ismael; porque ha escuchado Dios tu aflicción." (16:10-11>. Entonces Agar regresó con Abraham y Sara y les contó lo que había dicho el ángel y, cuando tuvo lugar el parto, Abraham puso por nombre a su hijo Ismael, que significa "Dios oirá".
Cuando el muchacho alcanzó la edad de trece años, Abraham estaba en su centésimo año y Sara tenía noventa años; entonces Dios habló de nuevo con Abraham y le prometió que Sara también le daría un hijo que se debería llamar Isaac. Temiendo que su hijo primogénito pudiese perder por ello el favor a los ojos de Dios, Abraham suplicó: "Ojalá que viva a tus ojos Ismael". Y Dios le dijo: "También te he escuchado en cuanto a Ismael. Yo /0 bendigo y lo convertiré en una gran nación pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el que te parirá Sara el año que viene por este tiempo." (17:20-21).
Sara dio a luz a Isaac y ella misma lo amamantó, y cuando fue destetado, ella le dijo a Abraham que Agar y su hijo no debían permanecer por más tiempo en su casa. Abraham se afligió profundamente por esto, debido a su amor por Ismael; pero de nuevo Dios le habló y le dijo que siguiese el consejo de Sara, que no se acongojase, y de nuevo le prometió que Ismael sería bendito.
No una sino dos grandes naciones habrían de mirar a Abraham como a su padre; dos grandes naciones, esto es, dos poderes guiados, dos instrumentos con los que opera la Voluntad del Cielo, porque Dios no promete como bendición lo que es profano, ni hay ante Dios más grandeza que la grandeza en el espíritu. Abraham fue así la fuente de dos corrientes espirituales, que no tenían que fluir juntas, sino cada una en su propio cauce; confió a Agar e Ismael a la bendición de Dios y al cuidado de sus ángeles con la certeza de que todo les iría bien.
Dos corrientes espirituales, dos religiones, dos mundos para Dios; dos círculos, por lo tanto dos centros. Un lugar nunca es sagrado por la elección del hombre, sino porque ha sido elegido en el Cielo. Había dos centros sagrados dentro de la órbita de Abraham: uno de ellos estaba cerca, el otro posiblemente todavía no lo conocía; y fue a este otro al que Agar e Ismael fueron guiados, en un valle yermo de Arabia a unos cuarenta días de camello al sur de Canaán. El valle se llamaba Becca, dicen. Algunos que a causa de su angostura; se halla circundado de colinas por todas partes excepto por tres pasos, uno al norte, otro al sur y un tercero que se abre hacia el Mar Rojo, que se encuentra a cincuenta millas al oeste. Los libros no nos cuentan cómo Agar y su hijo alcanzaron Becca; quizás algunos viajeros los recogieron. El valle se encontraba en una de las grandes rutas de caravanas, llamada, generalmente, "la ruta del incienso", pues el perfume, el incienso y otras mercancías semejantes del Sur de Arabia llegaban al Mediterráneo por este camino. Sin duda, Agar fue guiada para que abandonase la caravana, tan pronto como llegaron al lugar. No transcurrió mucho tiempo antes de que madre e hijo fueran vencidos por la sed, hasta el extremo de que Agar temió que Ismael se estuviese muriendo. Según las tradiciones de sus descendientes, Ismael clamó a Dios desde donde yacía en la arena, y su madre se colocó sobre una roca al pie de un promontorio cercano para ver si se divisaba alguna ayuda. Al no ver nada, se apresuró hacia otra atalaya, pero desde allí tampoco se veía ni un alma. Medio enajenada, pasó en total siete veces de un punto al otro, hasta que al final de la séptima carrera, cuando se sentaba para descansar sobre la roca más distante, el Ángel le habló. En palabras del Génesis:
Y oyó Dios la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde los cielos, diciendo: "¿Qué tienes, Agar? No temas, que ha escuchado Dios la voz del niño que aquí está. Levántate, toma al niño y cógele de la mano, pues he de hacerle un gran pueblo." Y abrió Dios los ojosa Agar, y ella vio un pozo. (21:17-20)
El agua era un manantial que Dios hizo brotar de la arena al toque del talón de Ismael; a partir de entonces, el valle se convirtió pronto en un alto de caravanas, a causa de la excelencia y abundancia del agua, y a la fuente se la llamó Zamzam.
En cuanto al Génesis, es el libro de Isaac y sus descendientes, no de la otra línea de Abraham. De Ismael nos dice: Fue Dios con el niño, y creció y habitó en el desierto, y de mayor fue arquero. (21-20). Después de eso apenas menciona su nombre, excepto para informarnos de que los dos hermanos, Isaac e Ismael, juntos enterraron a su padre en Hebrón y que, algunos años más tarde, Esaú se casó con su prima, la hija de Ismael. Podemos encontrar un elogio indirecto de Ismael y de su madre en el Salmo que comienza ¡Cuán amables son Tus moradas, oh Señor de las Huestes!, en el que se explica el milagro de Zamzam como consecuencia del paso de Ismael y su madre por el valle: Bienaventurado el hombre que tiene en ti su fortaleza y anhela frecuentar tus subidas. Aun pasando por el árido valle de Beca, se le hace todo fuentes. (Salmo 84: 5-6)
Cuando Agar e Ismael llegaron a su destino, a Abraham todavía le quedaban setenta y cinco años de vida, y visitó a su hijo en el lugar sagrado hacia el que Agar había sido guiada. El Corán nos cuenta que Dios le mostró el sitio exacto, cerca de la fuente de Zamzam, sobre el cual Ismael y él tenían que levantar un santuario (Corán, XII, 26) y se les dijo cómo tenía que construirse. Su nombre, Kaabah, cubo, se debe a su forma, que es aproximadamente cúbica, y sus cuatro esquinas apuntan a los cuatro puntos cardinales. Pero el objeto más sacro de ese lugar sagrado es una piedra celestial que, se dice, un ángel trajo a Abraham desde la cercana colina de Abu Qubays, donde había sido conservada desde que llegó a la tierra. "Descendió del Paraíso más blanca que la leche, pero los pecados de los hijos de Adán la hicieron negra." (Dicho del Profeta, Tir. VII, 49. Véase la clave de referencias, p. 395). Colocaron esta piedra negra en la esquina oriental de la Kaabah y, cuando el santuario estuvo terminado, Dios habló nuevamente a Abraham y le ordenó instituir el rito de la Peregrinación a Becca o la Meca, como más tarde vino a llamarse: ¡Purifica mi casa para los que la circunvalan y para los que están de pie, y para los que se inclinan y prosternan! ¡Y proclama a los hombres la peregrinación para que vengan a ti, a pie o montados en flacos camellos, venidos de pasos anchos y profundos. (Corán, XXII, 26~27).
Ahora bien, Agar había contado a Abraham cómo buscó ayuda. Abraham entonces, como parte del rito de la Peregrinación, estableció que los peregrinos recorrieran siete veces la distancia entre Safá y Marwah, como habían pasado a llamarse los dos promontorios entre los que ella había corrido.
Más tarde, Abraham hizo la siguiente plegaria, quizás estando en Canaán, mirando en torno suyo hacia los ricos pastos y los campos de cereales y trigo: ¡Señor! He establecido a una parte de mi descendencia en un valle sin cultivar, junto a tu Casa Sagrada…! ¡Inclina hacia ellos los corazones de los hombres! ¡Provéelos de frutos! Quizás, así, sean agradecidos. (XIV, 37).
La plegaria de Abraham tuvo respuesta, y presentes llegaban constantemente a la Meca traídos por los peregrinos que en número cada vez mayor venían de todas las partes de Arabia, e incluso de más allá, para visitar la Casa Sagrada. La Peregrinación Mayor se hacía una vez al año, pero la Kaabah también podía ser honrada en cualquier momento mediante una peregrinación menor; estos ritos continuaron cumpliéndose con fervor y devoción según las normas establecidas por Abraham e Ismael. Los descendientes de Isaac también veneraban la Kaabah como un templo que había sido erigido por Abraham. Lo consideraban como uno de los remotos tabernáculos del Señor; pero a medida que pasaron los signos se contaminó la pureza de la adoración al Dios Uno. Los descendientes de Ismael llegaron a ser demasiado numerosos para vivir todos en el valle de la Meca, y los que se marcharon para asentarse en otros lugares se llevaron consigo piedras del recinto sagrado y cumplían ritos en su honor. Más adelante, por influencia de las tribus paganas vecinas, se añadieron ídolos a las piedras y, finalmente, los peregrinos comenzaron a traer ídolos a la Meca. Fueron colocados cerca de la Kaabah, y fue entonces cuando los judíos dejaron de visitar el templo de Abraham. (1.1., 15).
Los idólatras afirmaban que sus ídolos eran poderes que actuaban como mediadores entre Dios y los hombres. Como consecuencia, su aproximación a Dios fue cada vez menos directa, y, cuanto más distante les parecía El, más se debilitaba su sentido de la realidad del Más Allá, hasta que muchos de ellos dejaron de creer en la vida después de la muerte. Pero en medio de ellos, para quien supiera interpretarlo, había una señal evidente de que se habían ido alejando de la verdad: ya no tenían acceso a la fuente de Zamzam, e incluso habían olvidado dónde estaba. Los yurhumíes, que habían venido del Yemen, eran los responsables directos. Se habían hecho con el control de la Meca, y los descendientes de Abraham lo habían tolerado porque la segunda esposa de Ismael era una parienta de Yurhum; pero llegó el tiempo en que los yurhumíes comenzaron a cometer toda clase de injusticias, por lo que finalmente fueron expulsados, y antes de marcharse enterraron la Fuente de Zamzam. Indudablemente lo hicieron para vengarse, pero también es probable que abrigasen la esperanza de volver y enriquecerse con ello, porque la llenaron con parte del tesoro del santuario, con las ofrendas de los peregrinos que se habían acumulado en la Kaabah a lo largo de los años, y luego la cubrieron de arena.
Su puesto como Señores de la Meca fue asumido por Juzaah, una tribu árabe descendiente de Ismael que había emigrado al Yemen y luego había regresado al norte. Pero los juzaahíes no hicieron ningún intento para encontrar las aguas que le habían sido otorgadas milagrosamente a su antepasado. Desde aquel día se habían hecho brotar otros pozos en la Meca, el don de Dios ya no era una necesidad, y la Fuente Sagrada se convirtió en un recuerdo medio olvidado.
Juzaah compartió de esta forma la culpa de Yurhum. Deberían ser culpados también en otros aspectos; un jefe suyo, en su camino de regreso de un viaje a Siria, había pedido a los moabíes que le diesen uno de sus ídolos. Le dieron a Hubal y se lo llevó al Santuario, e instalado dentro de la misma Kaabah, se convirtió en el ídolo principal de la Meca.
El Señor me dijo (Moisés): Está bien lo que dicen. Suscitaré por ellos un Profeta como tú entre sus hermanos, pondré en su boca mis palabras y él les comunicará todo lo que yo le mande. Si alguien no escucha Mis palabras que él dirá en Mi Nombre, yo Mismo le pediré cuantas. (Deuteronomio, 18:17-9)
La frase un Profeta como tú entre sus hermanos se refiere a un Profeta que vendrá de la rama de Ismael, el hermano de Isaac, que es el antepasado del pueblo de Moisés, los Hijos de Israel. El único Profeta que vino de la rama de Ismael después de Moisés y se parecía a él en muchos aspectos (por ejemplo, en traer una nueva ley y luchar contra sus enemigos, es el Profeta Muhammad. También, el siguiente verso de la Biblia en Deuteronomio, 34:12 declara claramente que ningún Profeta como Moisés jamás apareció entre los Israelitas: -Con respecto a sus virtudes y acciones imponentes- no apareció en Israel ningún Profeta semejante a Moisés, con quien el Señor cara a cara tratase.
El Corán señala el mismo hecho: Os hemos enviado un Mensajero como testigo sobre vosotros, exactamente como le hemos enviado un Mensajero a Faraón (73:15).
La frase pondré en su boca mis palabras y él les comunicará todo lo que yo le mande en el verso en cuestión, significa que el Profeta prometido sería iletrado y transmitiría lo que le sería revelado. Allah consigna esto en el Corán: Él no habla por (su propio) deseo. No es sino una Revelación inspirada. (53:3-4).
El siguiente verso: El Señor vino del Sinaí y amaneció sobre Seir. Resplandeció desde la montaña de Farán (Deuteronomio, 33:2) se refiere a la Misión Profética de Moisés, Jesús y Muhammad respectivamente. Sinaí es el lugar en donde el Profeta Moisés habló con Allah y recibió la Torá. Seir, un lugar en Palestina, es donde el Profeta Jesús recibió la Revelación Divina.Y Allah se manifestó a la humanidad por última vez a través de Su Revelación al Profeta Muhammad en Farán, una cordillera cerca de La Meca. Es mencionada en la Torá (Génesis, 21:19-21) como el área desértica donde Abraham dejó a Hayar y a su hijo Ismael. El pozo de Zamzam se encuentra ahí. Como se declara explícitamente en el Corán (14:35-7), Abraham dejó a Hayar e Ismael en el valle de La Meca, que entonces era un lugar deshabitado dentro de las cadenas de montañas de Farán.
El verso en Deuteronomio continúa: Llegó con miríadas de santos; a su lado derecho se les apareció el fuego del Shari´a. Este verso se refiere al Profeta prometido, Muhammad que tendría numerosos Compañeros del grado más elevado de santidad. El fuego del Shari´a alude al hecho de que al Profeta prometido le sería permitido, e incluso ordenado, luchar contra los enemigos.
En el Evangelio según San Mateo nos encontramos con un versículo interesante en el que Jesús dijo:
No habéis leído alguna vez en las Escrituras: «La piedra que los constructores han rechazado se ha convertido en la piedra angular; el Señor ha hecho esto y es admirable a nuestros ojos. Por eso os digo que os será quitado el reino de Allah y será entregado a un pueblo que rinda sus frutos. Y el que caiga sobre esta piedra se hará trizas, y aquel sobre quien caiga será triturado» (San Mateo, 21:42-4).
Esta piedra angular mencionada en los versos no puede ser el Profeta Jesús porque los versos se refieren a las victorias obtenidas por los seguidores de este pilar sustentador. Ningún pueblo fue aplastado por haber resistido al Cristianismo. El Cristianismo se extendió en el Imperio Romano sólo después de sufrir algunos cambios y reconciliarse con las religiones romanas. El dominio occidental del mundo llegó a través del triunfo de los pensamientos científicos sobre la IglesiaMedievaly tomó la forma de un implacable colonialismo.
Por otro lado, el Islam gobernó casi la mitad del «Viejo Mundo» durante muchos siglos. Su pureza original nunca fue atenuada, sus enemigos fueron derrotados varias veces y se defendió con éxito frente al Cristianismo. Actualmente, el Islam se está levantando una vez más como una religión pura y auténtica, como un estilo de vida y esperanza para la salvación de la humanidad. Además, el mismo Profeta Jesús alude a este hecho declarando explícitamente que «será quitado el reino de Allah de sus seguidores y entregado a un pueblo que produzca sus frutos».
En un detalle registrado en el Sahih de al-Bujari y Muslim, el Profeta Muhammad se describe a sí mismo como la «piedra angular» que completa la construcción de la Profecía.
Otra referencia al Profeta se encuentra en el Evangelio de San Juan, Jesús promete el advenimiento del Último Profeta usando una variedad de nombres:
Pero os digo la verdad: os conviene que yo me vaya. Porque, si no me fuere, el Abogado no vendrá a vosotros; pero, si me fuere, os lo enviaré. Y al venir este, amonestará al mundo sobre el pecado, la justicia y el juicio. (16:7-8)
En estos versos, se refiere al Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones estén con él, como un Paraklit. Paraklit es una palabra Griega que significa el Distinguidor entre la Verdady la Falsedad. Aunquelos traductores cristianos le han dado a esta palabra diferentes sentidos como Consejero (la Internacional de los Gideones) o Ayudante (La Sociedad de la Biblia Americana) o Confortador (La Compañía de la Sagrada Biblia), y reclamaron que esta se refiere al Espíritu Santo, es imposible incluso para los Cristianos establecer si el Espíritu Santo ha bajado después de Jesús y ha hecho lo que Jesús predijo que haría.
Si, según los cristianos, el Espíritu Santo es el Arcángel Gabriel, se mostró muchas veces ante el Profeta Muhammad para traerle las Divinas Revelaciones. Además, Jesús mencionó y predijo al Paraklit con otros nombres diferentes, pero siempre con la misma función, como se ve en los siguientes versos:
Cuando venga el Abogado, que yo os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí (San Juan, 15-26).
Muchas cosas tengo aún que deciros, más no podéis acarrearlas ahora; pero cuando viniere Aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad completa, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere y os comunicará las cosas venideras. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo dará a conocer. Todo cuanto tiene el Padre es mío (San Juan, 16:12-4).
Muhammad su Vida:
Entre los profetas que Dios ha enviado a la humanidad, el único que tiene una biografía que ha sido conservada es el profeta Muhammad, la suya es un relato completo de su vida, de sus palabras y sus instrucciones.
El profeta Muhammad nació en la Meca en el año 570 de la era cristiana, a las 9 AM. Un lunes 12 de Rabi I, 29 de abril. Su padre, Abdulah, murió poco antes de su nacimiento; su madre, Amina, por ser muy pobre, buscó ayuda y refugio con Abdul Muttalib, abuelo de Muhammad, quien era muy generoso, pero estaba arruinado. La situación era muy difícil para la madre y su hijo.
Amina no pudo alimentar a su hijo más que unas pocas semanas, pues su pecho se secó y tuvo que buscar una nodriza beduina de nombre Halima bint Zu´aib, quien era muy pobre y vivía en un valle del desierto; pero desde el momento en que tomó al niño, les llegó la lluvia y crecieron los pastos trayéndoles bienestar. Los beduinos decían que Muhammad tenía Baraka, bendición.
Al cumplir los cinco años de edad, Amina, la madre de Muhammad lo reclama, añorando a su hijo; y Halima, aunque triste, comprende y lo entrega a su madre. Al poco tiempo su madre Amina cae enferma y muere, quedando Muhammad huérfano de padre y madre a los seis años. Su abuelo, Abdulmutta-lib, se queda con el niño, pero al cumplir Muhammad los ocho años, su abuelo y primer tutor también fallece, quedando el niño nuevamente solo.
Su tío, Abu Tálib, le recibió en su casa, pero también era muy pobre y tenía una familia muy numerosa. Muhammad tuvo que trabajar para ayudar al mantenimiento de la familia, como pastor, dependiente de comercio, aguador, recadero y ayudante en las caravanas.
Muhammad no mintió nunca. Su gente era testigo de su lealtad; incluso sus peores enemigos no le acusan de haber proferido una mentira en toda su vida. Habló cortésmente, nunca empleo un lenguaje obsceno. Su personalidad y modales eran encantadores; en sus relaciones con sus semejantes siempre siguió los preceptos de justicia. Nunca engañó a nadie en el comercio; la comunidad entera le llamaban Amín (el sincero y digno de confianza); incluso sus enemigos le depositaban sus bienes para tenerlos en seguridad.
La vida del Profeta prueba su misión profética y predice su Profecía. Considerar los hechos siguientes:
• Los extraordinarios acontecimientos que sucedieron la noche en la que nació, el carácter diferente que demostró durante su niñez y las señales significativas que observaron los hombres de perspicacia en él, todo esto significaba que emprendería una gran misión en el futuro
• Antes de su Misión Profética se oponía a la injusticia y participaba en las organizaciones como Hilf al-Fudul que fue establecida para defender a los desamparados y recuperar sus derechos usurpados.
• A pesar de su noble descendencia, nunca vivió con lujo sino creció como un huérfano bajo la protección de su abuelo y después de su tío. Aunque pudo haber ganado algo de dinero por los negocios comerciales que hizo antes de su matrimonio, solía gastar lo que tenía para mantener a los huérfanos, viudas y pobres y por lo tanto nunca vivió una vida rica y no tuvo partidarios poderosos.
• A pesar de la corrupción moral de su comunidad, vivió una vida extraordinariamente casta y perfectamente disciplinada. Durante su niñez, sólo dos veces intentó asistir a una pero en ambas ocasiones fue vencido por el sueño (Así no vio ninguna práctica impropia al que el Islam prohibiría después). Cuando tenía 25 años, se casó con Jadiya, una viuda respetada quince años mayor que él y nunca se volvió a casar hasta su muerte.
• La infancia y la juventud de Muhammad fueron un preludio de su misión profética. Hasta sus enemigos lo llamaban el «digno de confianza», porque todo el mundo aceptaba que era completamente veraz y honesto. La gente decía: «Si vas a viajar, puedes encomendar tu familia y tus bienes a Muhammad sin ninguna vacilación». Nunca mintió, nunca engañó ni rompió su palabra.
• La Kaba había sido en parte arruinada por la lluvia y las inundaciones resultantes. El Quraysh la restauró. Llegó el momento cuando la Piedra Negra tuvo que ser puesta otra vez en su lugar. Era un honor hacerlo para el individuo o clan ya que la Piedra Negra era reverenciada por su santidad. Para evitar un choque entre los clanes por conseguir ese honor, se pusieron todos de acuerdo en que arbitrara Muhammad. Les pidió que fueran a buscar un pedazo de tela, y que lo tendieran en el piso. Poniendo la Piedra Negra sobre él, les dijo a los jefes de los clanes que tomaran cada punta de la tela. De esta manera la Piedra fue levantada a la altura necesaria y luego él mismo la llevó y la puso en su lugar. Gracias a su sabiduría, el peligro de una guerra entre los clanes fue prevenido.
• Muhammad era iletrado. Durante toda su vida nadie lo instruyó y nunca fue influenciado por la cultura escrita de la época. Hacia sus cuarenta años, solía retirarse a la cueva de Hira. Un día salió de la cueva con un mensaje nuevo y completamente autntico para curar todas las heridas de la humanidad y retó a todos los genios literarios para que escriban algo semejante a su mensaje.
• Sus enemigos nunca lo acusaron de mentir o de engañar. Para evitar la difusión de su Mensaje, le llamaban poeta, hechicero o mago y algunas veces decían que estaba loco. A veces trataban de justificar su rechazo por algunos pretextos como: «¡Ojala este Corán hubiese sido enviado a uno de los grandes hombres de las dos ciudades (La Meca y Taif)!»
• Es inconcebible que un hombre de cuarenta años aceptado hasta entonces como veraz y honorable por una sociedad que carecía de la moral y de la imperfección intelectual, de repente empezara a mentir y engañar a su gente sin ser descubierto. Después de muchos años de guerra librada por motivos básicos, hasta sus enemigos más acérrimos como Safwan ibn Umayya, Abu Sufyan ibn Harb, Amr ibn al-As e Ikrima ibn Abi Yahl finalmente acabaron aceptando la verdad de su Mensaje.
El pueblo donde vivía consideraba la embriaguez y el juego como virtudes, pero Muhammad no bebió jamás, ni jugó juegos de azar. Aunque su pueblo era idólatra, Muhammad siempre tuvo un alma pura sabiendo que nada en los cielos y la tierra es digno de adoración salvo el único y verdadero Dios, y que ninguna imagen puede ser el Dios Omnisapiente y Omnipotente. Así pues, Muhammad no se inclinaba ante ninguna criatura y no participaba de las ofrendas hechas a los ídolos.
En el año 595, era cristiana, Muhammad , de 25 años de edad, se casa con Jadiya, quien tenía 40 años y le dió seis hijos.
La Kaaba
En la Meca se encuentra la Kaaba, el altar que el profeta Abraham (PBSE) y su hijo Ismael (PBSE) levantaron para adorar a Dios. En la época del profeta Muhammad llegaban a la Kaaba muchas tribus y cada una traía un dios diferente, un ídolo diferente, que era colocado en la Kaaba para ser adorado, llegando a más de 360 dioses e imágenes. Esto hacía de la Meca una ciudad con mucho peregrinaje y comercio, que eran explotados por los gobernantes de la ciudad.
La primera Revelación
La revelación de Dios llegó a Muhammad cuando éste tenía 40 años de edad. Estando en uno de sus frecuentes retiros y me-ditaciones en la cueva de Hirá, le sucedió algo que cambiaría la historia de la humanidad.
Una de las últimas noches del mes de Ramadán, Muhammad ve como una luz intensa penetra la cueva y escucha una voz que le dice: "Lee", Muhammad responde: "No se leer". La aparición le ordena: "Lee", Muhammad responde nuevamente: "No se leer", y la luz le dice: "Lee en el nombre de tu Señor, el que creó; creó al hombre de un espermatozoide. ¡Lee! tu Señor es el más Generoso, que ha enseñado al hombre lo que no sabía." (Corán 96:1-5) Después de esto, Muhammad siente que el mensaje le queda grabado en el corazón y la memoria.
Cuando salía de la cueva oyó una voz procedente del cielo que le dijo: "Oh Muhammad, tu eres el profeta de Dios, yo soy el ángel Gabriel." Muhammad levantó los ojos y vio la figura del ángel, que, radiante, le seguía donde quiera que fijaba la vista.
Las revelaciones llegan al profeta a través del Arcángel Gabriel y descienden en los momentos más inesperados: cuando Dios lo dispone. Durante los siguientes 23 años, Dios revela a Muhammad los mensajes que contienen las enseñanzas del Islam y se encuentran en el Sagrado Corán.
La característica principal del Islam es que no admite separación alguna entre los asuntos de la vida terrena y los asuntos de la vida espiritual. No se limita sólo a purificar la parte espiritual del hombre sino que su dominio se extiende al orden social, político, moral, económico, etc. Sin que nada se escape al veredicto de Dios en la forma de vida islámica.
¡En el nombre de Alláh, El Compasivo, El Misericordioso!
1. Lee ¡Recita en el nombre de tu Señor, Que ha creado,
2. ha creado al hombre!
3. Lee ¡Recita! Tu Señor es el Magnifico,
4. que ha enseñado el uso del cálamo,
5. ha enseñado al hombre lo que no sabía.
6. ¡No! El hombre, en verdad, se rebela,
7. ya que cree bastarse a sí mismo.
8. Pero todo vuelve a tu Señor.
9. ¿Has visto a quien prohíbe
10. A un siervo orar?
11. ¿Te parece que sigue la Dirección
12. O que ordena el temor de Dios?
13. ¿No te parece que desmiente y se desvía?
14. ¿No sabe que Dios ve?
15. ¡No! Si no cesa, hemos de arrastrarle por el copete,
16. copete que miente, que peca.
17. Y ¡que llame a sus secuaces,
18. que Nosotros llamaremos a los que precipitan!
19. ¡No! ¡No le obedezcas, sino prostérnate y acércate!
La prédica del Islam en la Meca
Cuando Dios el Todopoderoso ordena a Muhammad que divulgue el Islam, éste congrega a su gente en la colina de Safa y les dice: "¿Os gustaría vencer a vuestro mayor enemigo?" La multitud preguntó: "¿Quién es y donde está ese enemigo?". Muhammad contestó: "El enemigo sois vosotros mismos y se esconde en vuestro corazón, boca y mente…está en vuestro corazón, pues adoráis a falsos dioses; y en vuestras mentes, pues sois idólatras, y en vuestras palabras, porque alabáis a fetiches, imágenes y objetos inanimados. Dios es único y no tiene intermediarios, mediadores ni copartícipes. Si Les adoráis y cumplís con Sus ritos y creencias, yo os ofrezco en Su nombre las bendiciones de este mundo y las delicias del paraíso. Volved al camino recto. Glorificad a Dios, Creador de los Mundos, Señor del Día del Juicio Final".
La gente se sorprendió mucho al oír estas palabras, pues creían en muchos dioses y adoraban a los más de 360 dioses e imágenes en la Kaaba. Adorar a un solo Dios Omnipotente y Omnipresente significaba acabar con sus dioses y cambiar su forma de vida. Si se sometían a Dios tenían que dejar sus pasiones, vicios y corrupción, que los gobernantes de La Meca explotaban. Abu Sufián lidera la oposición al profeta y llama a Abu Tálib para que acalle a su sobrino, porque pretendió "prohibir el culto de los dioses que nuestros padres adoraban" y añade: "Le declararemos la guerra si no le haces callar. Dile que le daremos riqueza, poder y oro; lo que pida." Abu Tálib cuenta esto a su sobrino Muhammad y este responde: "¡Oh tío mío! ¡Cuán grato sería complacerte! Pero, por Dios, aunque me pongan el sol en mi derecha y la luna en mi izquierda para que deje el mensaje de Dios no lo dejaré, aunque me cueste la vida".
Ante la negativa del profeta, se inició una fiera persecución en contra de los musulmanes; fueron torturados, asesinados y desterrados; se emplearon los medios más radicales y más violentos. Abu Sufián afirmaba: "Cualquier medio es lícito, ante la imperiosa necesidad de acallar a quien habla mal de los dioses de nuestros antepasados…"
Los habitantes de la Meca, idólatras y materialistas, no podían admitir las prédicas del profeta, que cambiarían un sistema de vida al cual no quieren renunciar. Las ideas de Muhammad les eran inadmisibles por dos razones. Una moral: aceptar que sus padres y antepasados adoraban a dioses falsos, ídolos e imágenes; esto implicaba una censura y un castigo eterno, lo que destruiría la gloriosa imagen de sus antepasados. Otra de tipo económico: La Meca no tiene industrias ni zonas agrícolas, ni minerales ni artesanías; toda la economía se basa en los peregrinos y las caravanas, trayendo los vicios, la bebida alcohólica, la prostitución y la usura, que eran bien explotados y beneficiaban a los gobernantes de la Meca.
Cuando Muhammad intentaba predicar, una turba de asalariados de Abu Sufián cubría su voz con gritos y cantos obscenos; por las noches dejaban basura y restos de carroña en su puerta. No le podían matar por temor a la venganza de su tribu, que era muy influyente.
Una tarde, cuando el profeta rezaba, Abu Yahl, cubre su cabeza con el estómago de un camello, lleno de sangre y excrementos; Ruqaiya, la hija de Muhammad, corta las ataduras salva a su padre de la asfixia. Lleno de sangre e inmundicias, el profeta dijo: "Vamos a casa, debo cumplir con la oración, el más sagrado y reconfortante de los deberes."
Muhammad envía un grupo de musulmanes a refugiarse en Abisinia, gobernada por el Negus, un rey cristiano. Este los recibe fraternalmente, porque los fundamentos de la religión islámica no varían mucho de la religión cristiana monoteísta. Los enemigos del profeta en la Meca enviaron emisarios y presentes valiosos para que se les entregue los "rebeldes fugitivos", pero el rey, conocedor de la religión islámica, que tanto respeto muestra por Jesús y María, les dijo después de trazar una línea en el suelo: "La diferencia entre su religión y la nuestra es menor que esta línea, recoged vuestros presentes, los musulmanes son mis huéspedes y se pueden quedar el tiempo que quieran".
Los musulmanes que quedaron en la Meca, fueron torturados o muertos, casi todos perdieron sus bienes, como Suhaib Arrumi. Los camellos de sus caravanas se contaban en centenares y poseía una de las villas más suntuosas en Taif, aún así prefirió renunciar a sus bienes antes que abandonar la fe islámica.
Primera Mezquita del Islam
Los musulmanes emigraron finalmente a Medina, donde fueron acogidos por sus nuevos hermanos de fe; el profeta fue el último en dejar la Meca, a pesar del gran riesgo que le significaba. Una vez llegado a Medina empezó la construcción de la primera mezquita del Islam. El profeta trabaja como albañil durante varias horas al día, y ya no es joven, pues ya pasó de los cincuenta años. Piensa que cualquier trabajo es digno, pero la construcción de una casa para adorar a Dios es algo realmente meritorio y se siente muy feliz de hacerlo. Para llamar a la oración se elige la voz humana; el muecín llama a los creyentes a la oración, a la felicidad, la recompensa y el éxito en ésta vida y en la otra por venir.
En Medina se forma el primer Estado Islámico, y Muhammad hace las veces de gobernante y juez, además de Jefe militar en las campañas, la situación fue bastante difícil al principio, pero, con mucha paciencia y devoción , los musulmanes soportan los ataques de los idólatras de la Meca y las intrigas de los hipócritas y judíos de Medina.
El profeta se dirigía a los musulmanes de pie, recitándoles las suras del Corán, que hablan de la unicidad de Dios, de Su magnificencia, Su justicia y misericordia. El profeta ordena a los musulmanes practicar la caridad , la cual tiene matices muy variados – La sonrisa frente a un hermano desconsolado es caridad – Dar agua al sediento es caridad – Orientar al que anda perdido es caridad – guiar a un ciego es caridad – Hacer compañía al solitario es caridad – Hospedar al viajero es caridad. También enseña que no es un creyente quien se acuesta con el estómago lleno mientras sus vecinos pasan hambre.
El último mensaje
Después de varias batallas y la entrada de multitud de pueblos en el Islam, los musulmanes lograron entrar en la Meca victoriosos, y sin derramar sangre. Limpiaron la Kaaba de todos los ídolos a los que se rendía culto y entonces rezaron al Dios Único, el Clemente, el Misericordioso, Dueño y Creador de los mundos.
El profeta se siente muy feliz de volver a su ciudad natal, pero su lugar está ahora junto a los musulmanes en Medina, la capital del primer Estado Islámico, fundado con la premisa de practicar el bien y prohibir el mal, adorar solo a Dios, el Único.
El profeta volvería a la Meca un poco antes de morir, en la llamada "Peregrinación de la Despedida". Allí, ante alrededor de cien mil personas, recuerda a los fieles el cumplimiento de los preceptos islámicos: Queda prohibido el adulterio, la prostitución y las obscenidades – Queda prohibido el asesinato, el falso testimonio, el robo, la usurpación, el pillaje – Queda prohibida la usura y la calumnia. todos los asuntos de la nueva nación quedan reglamentados: La tenencia de tierra, el uso del agua, la propiedad privada, el tráfico comercial, los tributos legales y las relaciones internacionales. El profeta les dice: "Sed testigos que cumplí con la misión y os hice llegar el mensaje, sed testigos." les recomienda: Cuidar de los bienes de los huérfanos, ser considerados con las viudas y los ancianos, generosos con los necesitados, respetuosos con las mujeres; ser recatados en el lenguaje y la forma de vestir, ser justos ante todo y no olvidar que los creyentes son hermanos. Todos los hombres son iguales, excepto en el temor y la adoración de Dios. Todos los musulmanes integran, en igualdad de derechos, la Umma (Comunidad Islámica) .
Después de esto retorna a Medina y empieza a debilitarse. Ya se había completado la revelación divina y él cumplió con la divulgación de su mensaje, la historia no sería igual después de él, el Sello que cerró la larga lista de profetas de Dios. Se iba dejando una generación de creyentes que llevarían el mensaje de la adoración de Dios, el Único,(el Monoteísmo) por todo el mundo, trayendo luz y salvación para la humanidad. "Procurad la ciencia, aunque sea en la China" les dijo. Había nacido la civilización islámica.
A los 63 años de edad, el 12 de Rabi I del año 11 de la Hégira (632 EC), murió el Profeta – La Paz y Bendiciones de Dios sean con él – Mientras le sobrevenía la muerte no dejaba de aconsejar a su gente: "No hagáis de mi tumba objeto de adoración, como lo hicieron las gentes anteriores con sus profetas… Sed asiduos a la oración." Desde ese día, este hombre extraordinario que, como mínimo, estuvo a la altura de los más grandes profetas, estadistas, guerreros, teólogos, legisladores, oradores y filósofos, reposa en Medina, en el lugar donde le sobrevino la muerte. Solo cien años después de su deceso, el mensaje del Islam llegaba a Francia y España en Occidente y a China en el Oriente. (Hoy, sus seguidores suman más de mil cuatrocientos millones de personas en todos los países del mundo y el Islam es la religión de más crecimiento en la tierra.)
Los musulmanes no adoran a ningún profeta, sino que siguen a todos los mensajeros y profetas en la adoración exclusiva de Dios, el Único, el Todopoderoso.
Musulmán: Es quien se somete a Dios y cumple con Sus leyes, puede ser de cualquier nacionalidad.
Árabe: No es igual que Musulmán, el árabe se refiere a un idioma y una raza, la raza árabe profesa diferentes religiónes, aunque en su mayoría son musulmanes.
wa sáyidu l-mursalîn*
El señor de los mensajeros,…
Muhammad, dijo: "Soy el señor de los hijos de Adán, y no es vanagloria". Al decirse en esta ‘Aqîda que es el señor (sáyid) de los profetas-enviados (mursalîn) se presupone su preeminencia sobre el resto de la humanidad. Los profetas son los ‘mejores’ entre los seres humanos, es decir, son el fruto de la iniciativa de Allah, los escogidos, mientras que los auliyâ (los que han intimado con Allah, plural de la palabra walí) son quienes se han propuesto a Allah y se han acercado a Él. Los mensajeros han sido descontaminados por el acto radical de Allah, pero los auliyâ han crecido espiritualmente en un proceso que no es perfecto y arrastran consigo restos de apegos. Por ello, los anbiyâ siempre están en cumbres absolutas mientras los auliyâ se acercan más o menos a ellas. Esa superioridad de los profetas los convierte en maestros inauguradores de civilizaciones, mientras que los auliyâ están sujetos a esa maestría, de la que son herederos.
Y de todo ello da testimonio Muhammad (s.a.s.), que integra en su experiencia a todos los profetas anteriores y a todos sus seguidores, dejando una herencia magnífica a su Nación (Umma), continuadora en él de la inquietud que busca la reconciliación con la Verdad Creadora. Su rango es el de dar fe de la humanidad y de cada hombre (la Shafâ‘a). Él dijo: "Soy el señor de los hijos de Adán, y no es vanagloria. Seré el primero ante el que se abra la tumba, y el primero en dar fe y del primero del que se de fe". En esto se cifra su interrelación con los miembros de su comunidad: del mismo modo en que los musulmanes ahora damos fe de él diciendo Muhammadun rasûlullâh, Muhammad es el Mensajero de Allah, y lo bendecimos y saludamos cada vez que mencionamos su nombre, esperamos que él nos incluya entre los suyos ante Allah el Día Terrible en que todos los seres humanos se congreguen ante el Señor de los Mundos…
wa habîbu rábbi l-‘âlamîn*
y el amado del Señor de los Mundos,…
Se llama amado (habîb) al invitado a intimar. El Corán enseña que Allah ama a los excelentes, a los sobrecogidos por la intuición que tienen de Él, a los que se vuelven en su dirección, a los que desean purificarse,… a todos ellos los ama, es decir, los invita a intimar con Él. Muhammad (s.a.s.) realizó esas virtudes en su grado máximo, orientando su excelencia, su sobrecogimiento, su deseo de purificación,… hacia el Señor de los Mundos (Rabb al-‘Âlamîn), y no hacia un ídolo, un concepto o un mito. Y en todos sus pasos, fue consciente de que era Allah el que tomaba la iniciativa, no él. Por ello se le llama con propiedad ‘el amado del Señor de los Mundos’. El Profeta (s.a.s.) dijo: "Allah me ha hecho su íntimo (jalîl) como lo hizo con Abraham". Y él (s.a.s.) habló de Allah desde esa intimidad absoluta.
wa kúllu da‘wà n-nubúwati bá‘dahu fa-gáyun wa hawà*
Toda pretensión de profecía después de él es mal camino y frivolidad…
Puesto que sabemos de modo cierto que él enseñó que sería el último de los mensajeros, toda pretensión (da‘wà) de otro posterior a él debe ser rechazada, y sus enseñanzas no serán más que mal camino (gay) y frivolidad (hawà). Tras él sólo puede haber auliyâ, es decir, herederos de sus enseñanzas y experiencias espirituales.
wa huwa l-mab‘ûzu ilà ‘âmmati l-ÿínni wa kâffati l-warà* bil-háqqi wa l-hudà* wa bin-nûri wa d-diyâ*
Él es el enviado a la generalidad de los genios y a toda la humanidad, para transmitir la verdad y el buen camino, con luz y resplandor…
Muhammad (s.a.s.) se presentó a sí mismo como enviado (mab‘ûz) a todas las criaturas dotadas de entendimiento y receptividad sin excepción, tanto a los seres humanos (warà) como a los genios (ÿinn) -criaturas que pueblan espacios más allá de la percepción directa de los hombres-. Esto es importante: la universalidad de la misión de Muhammad (s.a.s.) no es exclusiva de un determinado grupo, sino que abarca a todos aquellos que sean capaces de comprender, sean lo que sean.
Los genios son criaturas extraordinarias y misteriosas a las que otros pueblos llaman ‘demonios’. Dentro del Islam personifican las causas espirituales e invisibles de ciertos fenómenos, pero no son entes autónomos, ni semidioses, ni nada por el estilo. Son seres creados por Allah y sujetos a su imperio. Sean lo que sean, no tienen un rango superior, y son apelados al igual que los seres humanos, y pueden reconocer la sinceridad y la autoridad de un profeta. El Corán relata cómo un grupo de ÿinn escuchó las palabras de Muhammad -sin que éste notara su presencia- y se hicieron musulmanes.
Esta referencia a los genios subraya la universalidad del mensaje muhammadiano, que va dirigido a todos los mundos capaces de intuir a Allah: todos esos seres son interpelados por el Corán.
Muhammad (s.a.s.) aporta a esos universos -conocidos y desconocidos- una verdad absoluta (haqq), es decir, que no es particular para ninguna especie, raza, sexo, edad,… y les muestra a todos ellos una dirección (hudà), es decir, una forma de enfocar la vida hacia el Uno-Único, Creador de todos y de cada uno de los seres, sea cual sea su condición y características, y todo ello es luz (nûr) que se intensifica hasta convertirse en resplandor (diyâ).
Muhammad (s.a.s.) es Mensajero de Allah y Maestro para la humanidad. Su rango exige cortesía (ádab). El desdén hacia él es desdén hacia lo que representa. Los musulmanes no hemos necesitado divinizarlo para que nos inspire respeto, teniéndole una consideración que no deja de hacérnoslo familiar y próximo. El Profeta (s.a.s.) contuvo un secreto profundo dentro de su humanidad, en la que lo reconocemos y nos reconocemos.
wa ínna l-qur-âna kalâmu llâhi minhu badâ* bilâ kaifíyatin qáula* wa ánçalahu ‘alà rasûlihi wáhya* wa sáddaqahu l-mûminîna ‘alà dzâlika háqqa* wa aiqanû ánnahu kalâmu llâhi ta‘âlà bil-haqîqa* láisa bi-majlûqin ka-kalâmi l-baría*
Ciertamente, el Corán es Palabra de Allah que desde Él aparece -sin modo- como discurso. Lo hizo descender sobre su Mensajero como revelación. Y los mûminîn lo confirmaron en ello verdaderamente, y tuvieron la certeza de que era la Palabra de Allah en su realidad. No es creado como sucede con la palabra de los seres humanos…
Nos encontramos aquí con la definición de lo que es el Corán. El Corán es la Palabra de Allah (Kalâmullâh) comunicada a Muhammad (s.a.s.): Allah lo hizo descender sobre Muhammad, es decir, apoderándose de él. Allah se expresa, y en este sentido todo cuanto existe es signo con el que Él nos habla. Con el universo, Allah se sugiere a nuestro entendimiento instintivo, y también ofrece claves a nuestra capacidad para reflexionar. Pero el Corán nos interpela de un modo directo, con imperativos, con fuerza. Tiene, por tanto, un carácter especial y va dirigido además a la voluntad, a la capacidad del hombre de elegir y actuar.
El Corán es una irrupción poderosa de la expresividad de Allah en el corazón de un hombre (el Mensajero), y éste lo transmite a la humanidad. Esto es a lo que denominamos Revelación (Wahy). El Wahy no admite resistencias: el Profeta -que ha sido previamente purificado por su Señor- se ve obligado a comunicar aquello que tiene en él una fuerza descomunal, que tiene tal intensidad que no le deja márgenes. El Profeta no interviene en aquello que se le dicta en las profundidades de su corazón. Por tanto, lo que enuncia como Palabra de Allah al resto de los mortales es realmente la Palabra de Allah: no pertenece al Profeta.
La Revelación es inspiración (ilhâm): el Profeta era inspirado en su vida (lo que nos permite recoger su Tradición -Sunna- y encontrar en ella su valor modélico), pero el Corán pertenece a otra categoría de certeza mucho más profunda y radical.
Lo anterior nos ayudará a comprender el auténtico alcance del Corán para los musulmanes, que preferentemente lo recitan. Recitar es una actividad distinta a la de leer. Al entonar el texto, el musulmán se sumerge en la esencia real (haqîqa) del Corán, y ahí disfruta del sonido revelado que lo reconduce a la Fuente de la que emana la Palabra. La recitación del Corán es una práctica cotidiana que permite al musulman vislumbrar esos orígenes eternos del Libro, y por ello puede decirse que el Corán es algo increado (gáir majlûq): el Corán saca a su recitador fuera del espacio y del tiempo y lo comunica con Allah, que es Quien se le está expresando. Cada uno de sus sonidos está revestido de esa atemporalidad.
En el Islam se abrieron debates sobre el carácter increado del Corán. La sensatez dice que cada ejemplar del Corán es un volumen concreto compuesto de hojas y tinta, de palabras y sonidos, todo ello revelado en un momento histórico determinado. Pero el mûmin, el que cuenta con sensibilidad espiritual, sabe que la cuestión no es tan simple. El que recitando el Corán siente la emoción que es capaz de desatar, sabe que no se encuentra ante un libro común: el papel, la tinta, las palabras,… todo ello pasa a un segundo plano y ante él se despliega el secreto contenido bajo su forma, y vislumbra en sus adentros correspondencias con algo eterno e indefinible que también subyace en él mismo. La recitación del Corán es la puerta a la experiencia que tuvo el Profeta, a quien el Corán asomó al universo del Uno-Único, al lado del cual todo lo demás es secundario, transitorio, nada…
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