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Desarrollo de la creatividad (página 4)


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ayuda técnica era enteramente posible. Se podía hacer autoanálisis”. “En los años siguientes el foco de mi interés pasó al papel de los conflictos en la neurosis. (..) Freud se dio cuenta del significado de los conflictos interiores, sin embargo los vio como una batalla entre las fuerzas reprimidas y represoras. Los conflictos que yo comenzaba a ver eran de clase diferente. Operaban entre grupos contradictorios de tendencias neuróticas. Mis pacientes expresaban una profunda aversión cuando los confrontaba a sus contradicciones interiores. Las reacciones de pánico en respuesta al brusco reconocimiento de un conflicto me demostraron que trabajaba con dinamita. Los pacientes tenían buena razón para evitar tales conflictos: temían su poder para despedazarlos. Descubrí la enorme energía puesta para negar la existencia de estos conflictos, y crear una armonía artificial. Vi cuatro tentativas principales de negación: eclipsar un componente del conflicto, dando predominio a su contrario; realizar un movimiento de alejamiento o desapego de la gente; creación de una imagen de sí mismo idealizada; y la exteriorización del conflicto o desplazamiento de éste como si ocurriera entre la persona y el mundo exterior. (…) De este modo se formó la teoría de una neurosis, cuyo centro dinámico es un conflicto básico entre las actitudes de “movimiento hacia”, “movimiento contra” y “movimiento de alejamiento” de la gente. Por causa de este miedo de verse desgarrado por una parte, y la necesidad de funcionar como una unidad por la otra, el neurótico hace desesperadas tentativas de solución. Mientras puede triunfar de esta manera, creando una especie de equilibrio artificial, engendra constantemente nuevos conflictos. Cada intento de lograr esta unidad artificial hace al neurótico más hostil, temeroso, apartado de sí y de los demás, con la resultante de que las dificultades causantes de los conflictos se hacen más agudas, y su resolución real cada vez más inaccesible. Llamo a esta teoría constructiva, porque permite resolver la impotencia neurótica, no sólo una temperación de los conflictos sino su resolución real, facilitando el camino hacia una integración verdadera de la personalidad. Dichos conflictos pueden ser resueltos variando las condiciones del interior de la personalidad que los ha ocasionado. Todo trabajo analítico bien

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50 realizado cambia dichas condiciones, contribuyendo a que la persona se sienta menos impotente, menos temerosa, menos hostil y menos separada de sí y de los demás. Freud declaró que el hombre estaba condenado al sufrimiento y la destrucción, porque los instintos que lo mueven sólo pueden ser dominados o a lo sumo sublimados. Mi creencia es que el hombre tiene la capacidad y el deseo de desarrollar sus potencialidades, y que dicha capacidad se deteriora si sus relaciones con el prójimo y por tanto consigo mismo se perturban. Yo creo que el hombre puede cambiar y seguir cambiando mientras viva. Y esta creencia se ha fortalecido con una comprensión más profunda”. Los mapas transpersonales Las escuelas de la psicología humanista aparecen en general después de la segunda guerra mundial bajo la influencia del existencialismo filosófico. Más adelante, y con especial énfasis en los años sesenta, la sicología humanista reciben influencias de las antiguas tradiciones espirituales, a través de sus múltiples representantes que viajaron a difundirlas en el mundo occidental. Con ello surge la cuarta corriente sicológica denominada transpersonal, donde el concepto es que el siquismo humano es más amplio y más profundo que la personalidad, que es el espacio en el que actúan las corrientes anteriores. Esta corriente introduce también la noción de que en el ser humano existe la posibilidad de adquirir estados superiores de conciencia que no los actualiza la persona encapsulada en su personalidad. Este planteamiento sobre otros estados de conciencia hace de puente con lo que postulan las tradiciones espirituales. La existencia de lo transpersonal plantea en síntesis la posibilidad para el ser humano de situarse por fuera de su personalidad, la que sería un dispositivo automático del ser humano producido por un aprendizaje repetitivo, de imitación de modelos y de memorización. En este sentido, y yendo al tema central de este libro, genera la posibilidad de salirnos del automatismo repetitivo y nos permite situarnos en un presente no condicionado, y generar la posibilidad desde allí de una acción o manifestación nueva, otorgándonos así un nivel superior de posibilidad creativa. Las dos grandes técnicas para acceder al espacio transpersonal son la atención o conciencia y la meditación. Claudio Naranjo, chileno, y uno de los principales exponentes mundiales de la sicología transpersonal afirma que “el acto de toma de conciencia es transpersonal”, y agrega, “pienso que un cambio de énfasis desde los contenidos mentales al percatarse (la atención o toma de conciencia) mismo, bien puede ser la característica más significativa de las terapias transpersonales de hoy en día”. La sicología transpersonal es aún en mayor medida que la sicología humanista, un viaje que hay que realizar experiencialmente para comprenderlo y para que surta efecto. Como mapa, nos presenta un dibujo del siquismo como ocupado por un espacio que es la personalidad –una suma de hábitos de pensamiento, emociones y motricidad o conducta; otro espacio síquico que es nuestro cuerpo, pensamiento y sentimiento no condicionado, y al que no tenemos acceso en nuestro estado actual; una función síquica que es la conciencia o atención –de las que se puede tener una idea si imaginamos a alguien que nos dice “a ver, préstenme su atención”, y en nosotros ocurre como si focalizáramos algo nuestro en esa dirección; y en ese momento, esa persona se nos hace visible, existente. Esta facultad de la atención se puede dirigir tanto al mundo exterior como al mundo interior: a nuestras sensaciones físicas, a nuestra respiración, al latido del corazón etc. Y con estos elementos la posibilidad de una práctica o entrenamiento, que consiste –en una de sus variantes- en colocar esta atención en la sensación física del cuerpo, con ello se busca simultáneamente silenciar la mente, y en la combinación de ambos logros, pasamos desde estar instalados en nuestro siquismo automático o personalidad, a estar instalados en nuestro siquismo no condicionado al que se suele llamar esencia. Este entrenamiento a través de la meditación nos permite acceder al espacio no condicionado de nuestro siquismo en situaciones de la vida cotidiana, y actuar desde allí no condicionadamente. Esto permite el acto más puro a nuestro alcance de creatividad. Por cierto que para aceptar esto hay que aceptar que somos seres condicionados, lo que no muchos están dispuestos a hacer. Epílogo: La creatividad y las utopías

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51 Si se ha hablado de la muerte de las utopías y del fin de la historia, es porque hay un miedo a las utopías y a la historia, a causa de los episodios traumáticos del siglo que recién concluyó. Las utopías desataron las pasiones humanas, y las pasiones humanas se volcaron en torbellinos de destrucción y autodestrucción.

La utopía es el lugar que no existe, en el sentido de que no hay ningún lugar donde se haya podido materializar lo que una mente humana concibió. En su propia concepción está la trampa, porque esa noción de utopía corresponde a la época racionalista donde se cree que la mente humana –con prescindencia de la realidad subjetiva de los seres concretos- puede construir una idea de lo deseable -una construcción puramente teórica- y llevar a la gente a luchar por ella, conquistar el poder para realizarla, y descubrir que no se es capaz de realizarla. ¿Y ello por qué? Porque el ser humano tal cual lo conocemos, no se comporta de acuerdo a sus ideas. Esto lo puede reconocer cualquiera cuando se propone sus metas de año nuevo.

Ahora bien, el pensamiento de vanguardia ha recuperado la noción de la subjetividad del conocimiento, esto es, que todo conocer está encarnado en el individuo que conoce, en su mirada y en su volición. Esto no significa dejar de pensar en futuros deseables, pero obliga desde el principio a que la idea de lo deseable deba ser de inmediato encarnada. En definitiva, hace que la propuesta de lo deseable se ponga a prueba en la pequeña escala en que todo lo nuevo puede nacer –en la semilla- y que de allí en adelante crezca por efecto de demostración. Por ello es que este período es de experiencias a nivel micro y no en la acumulación de fuerzas en espera a encarnarla “de una” a nivel macro. No es entonces que lo macro sea intransformable. Sólo que la transformación de lo macro sólo puede provenir desde la semilla realizada y de su crecimiento como efecto de demostración de su potencia real. En lo que se perdió la confianza es en luchar por un modelo teórico macro que no se pone a prueba en la práctica. Hoy la transformación se debe producir a través de lo experiencial, y no de lo teórico. En definitiva, cuando surge una utopía, es decir, una forma de vivir deseada que no se encuentra como experiencia real ocurriendo en ningún lugar, lo que cabe es realizarla a pequeña escala. Aquí la utopía se conecta con la creatividad. Se abre el campo para crear modos deseables de convivir a pequeña escala, y experimentarlos. Esto se conecta con lo que ha llamado un libro de la Universidad Bolivariana Las Utopías de la diversidad, lo deseable vuelve a ser posible; aunque en vez utopías de la diversidad lo formularía aquí como diversidad de utopías, para explorar a través de ellas cuáles deseos son posibles, es decir, cuándo el deseo de la mente es también deseo del corazón y realización de la conducta.

Una de las constataciones más aceptadas últimamente, es que el límite al mejoramiento de las condiciones sociales está en los límites de la calidad de ser del ser humano. Entonces, la experimentación de proyectos utópicos a pequeña escala pone de inmediato en contraste la idea con la calidad de ser del ser humano concreto.

Ahora bien, para que esta exploración de semillas de utopías sea posible, es necesario que la cultura del orden macro, la cultura hegemónica -que ya no es amenazada en forma global por un orden teórico que se le contrapone- tenga la tolerancia para aceptar en su interior la exploración de proyectos utópicos a pequeña escala, como laboratorios para la vida buena, que podrán crecer en la medida de su propia eficacia empíricamente demostrada. De no hacerlo, el lograr que lo haga se convierte en una lucha política.

Pero creo que esta convivencia entre un orden macro estable, y gérmenes de experiencias de transformación con espacio para probarse y crecer, puede proveer el equilibrio entre lo que se conserva y lo que se cambia, y generar un flujo que no constituya amenaza de destrucción ni para los que sustentan el orden, ni para los que propician el cambio.

El que esto pueda darse es claramente utópico, pero a su vez bastante creativo, ¿verdad?

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52 Capítulo 4 Creatividad que estás en los cielos… Patricio Morcillo3 Mari Carmen Alcahud López4

Tras justificar la importancia que tiene la innovación para la competitividad empresarial, este trabajo pretende demostrar que en la sociedad del conocimiento en la que están inmersas todas las organizaciones, la innovación sólo puede surgir del desarrollo y uso que se haga de la capacidad creativa que atesoran las personas. Eso nos conduce a referirnos a la empresa de las personas y a incidir en determinados aspectos culturales. "Si se piensa como se ha pensado siempre, se conservará siempre lo que siempre se ha conservado, las mismas viejas ideas." Michael Michalko

"Cuanto más uno mira, más uno ve, y cuando más uno ve, mejor sabe hacia donde mirar" Teilhard de Chardin

1. Introducción

Hace ya bastantes años, gracias a trabajos seminales de autores como Smuts (1927), Osborn y Parnes (1953), Gordon y Prince (1956), Buzan (1974), De Bono (1967, 1986), Majaro (1988), entre otros, la creatividad empezó a calar en los modelos de dirección y administración de empresas por entender que se trataba de una importante fuente de resolución de los problemas. Pasada esa primera etapa de "concienciación", se observa un renovado y creciente interés por la creatividad dando lugar al inicio de una segunda etapa, esta vez de "sistematización" y de "dimensión estratégica" que relaciona la mencionada creatividad con el conocimiento y la innovación. Este último enfoque, que cabría denominar proactivo y no reactivo como el planteamiento anterior encaminado a la resolución de problemas, incide en que la creatividad permite usar de manera original el conocimiento disponible con el propósito de obtener unas innovaciones que mejorarán el posicionamiento competitivo de las compañías. Como ya lo decía Schumpeter (1939) al exponer su teoría de la destrucción creativa, "las empresas son innovadoras o no existen" pues aunque las estructuras constituyen unas restricciones a tomar, sin duda, en consideración, las organizaciones innovadoras acometen iniciativas rejuvenecedoras que fomentan su competitividad y su crecimiento. Sin innovación, las compañías terminarían por desaparecer siguiendo el ciclo fatal de sus productos.

Para Matussek (1974), la creatividad, del latín creatio = creación, se manifiesta mediante "la conexión nueva, original y explosiva de asociaciones diferentes" y, según Kraft (2005), la creatividad es, "la capacidad de pensar más allá de las ideas admitidas, combinando de forma inédita conocimientos ya adquiridos". En ambos casos, se hace especial hincapié en el carácter original de ciertas asociaciones de conocimientos que desembocarán en innovaciones. Habría que añadir que estos resultados no provienen de la improvisación sino que son fruto de un proceso de desarrollo reflexivo lógico y estructurado. Aquél que se inclina por afirmar, erróneamente, que la creatividad es un don está, de alguna forma, dando la espalda a la innovación y dejando dicha cualidad en manos de otros.

No debemos ignorar que la historia de la ciencia y del desarrollo evolutivo está sembrada de una sucesión de chispazos creativos de la mente humana, muchas veces provocados por el azar (Arquímedes descubrió sumergido en su bañera el principio que determinaba la densidad de los cuerpos tomando como unidad el agua; Fleming observó que ciertas bacterias no crecían alrededor del hongo "Penicillum" y descubrió el primer antibiótico; Kekulé soñó en serpientes que se mordían la cola, a la mañana siguiente, llegó a la conclusión de que la estructura del benceno debía ser anular; Pasteur constató que las gallinas que bebían agua que contenía residuos de las bacterias del cólera quedaban inmunizadas e inventó la primera 3 4 Catedrático de Organización de Empresas, Universidad Autónoma de Madrid Psicóloga

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vacuna; Newton vio caer una manzana de un árbol y enunció la ley de la gravedad llegando a la conclusión de que los planetas giraban alrededor del sol; etc.), pero para aceptar estas ideas revolucionarias la mente debe estar preparada para ello y lo que, justamente, se pretende a través del análisis de la creatividad es intentar descubrir ¿de dónde y cómo surgen las ideas? y ¿qué salida les damos a estas ideas para que las mismas acaben por tomar forma y convertirse en unos bienes y servicios que mejoren la vida de los seres humanos?

Antes de centrarnos en la creatividad puesta al servicio de la empresa, merecen especial atención los trabajos de Florida (2002) los cuales indican que la competitividad de las naciones se fundamenta en la creación de una "clase creativa" que comprende personas empleadas en sectores de la ciencia e ingeniería, investigación y desarrollo, industrias intensivas en tecnología y otras ramas relacionadas con las artes y basadas en conocimiento. Dicha "clase creativa" se constituiría en torno a lo que Florida denomina "las tres T del desarrollo económico": Tecnología, Talento y Tolerancia. Más tarde, Florida, junto con Tinagli (2004), crearon un índice de euro-creatividad[1] clasificando los países miembros de la Unión Europea en cuatro categorías de naciones en función de su grado de creatividad: los países líderes, los prometedores, los que pierden terreno y los rezagados. Como lo refleja el cuadro 1, países tradicionalmente considerados como motores económicos de Europa (Reino Unido, Alemania) se han convertido en países que pierden terreno en favor de los países nórdicos (Finlandia, Suecia, Dinamarca) y dentro de los "rezagados" se incluiría a España, Austria, Portugal, Grecia y, sorprendentemente, Francia. Aunque estos estudios de Florida no se adentren en los vericuetos de la creatividad, cosa que intentaremos hacer a continuación, sí que resultan muy ilustrativos en tanto en cuanto inciden en la importancia, cada vez mayor, que se le concede a la creatividad, no sólo a nivel empresa sino también a nivel país. Estas tesis de Florida son, por otra parte, muy criticadas porque no toma en consideración la experiencia y abunda en el estereotipo de que la creatividad y la innovación la generan personas "no-estándar".

Cuadro 1 Índice de Euro-creatividad Fuente: Florida y Tinagli (2004) 2. El pensamiento creativo

A la pregunta ¿De dónde surgen las ideas? sólo cabe una respuesta: del cerebro.

Como acabamos de escribir, la creatividad no es un don reservado a unos pocos elegidos sino una parte normal y necesaria del pensamiento de cada uno. Todo empezó con los trabajos de Guilford (1950, 1967), quién, en los años cuarenta, elaboró un modelo de la estructura de la inteligencia que marcó un antes y un después en el estudio de la creatividad. Este psicólogo americano distinguió entre el pensamiento convergente y el pensamiento divergente. El primer tipo de pensamiento, preconiza que sólo existe una solución correcta para cada problema. Los seres humanos nos basamos en nuestros conocimientos previos y ordenamos de manera lógica la información disponible para llegar a esa solución inequívoca que cierra el problema. El pensamiento divergente, en cambio, atisba y contempla varias opciones que desembocan en

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54 respuestas múltiples, pudiéndose ser, todas ellas, correctas, según el prisma con el que se mire. Este segundo tipo de pensamiento satisface criterios de originalidad, inventiva y flexibilidad.

Los estudios pioneros de Guilford se entroncan con los hallazgos de Sperry (1974). Según este neurólogo, que obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1981 por sus valiosos descubrimientos acerca de las funciones del cerebro, los hemisferios cerebrales no procesan las mismas informaciones sino que se reparten las tareas. El hemisferio izquierdo se encarga de los aspectos globales de la comunicación, analiza la información oída, así como la escrita y el lenguaje corporal. Esta parte del cerebro da cobijo al pensamiento convergente presentado por Guilford puesto que trabaja de forma lógica y racional pero fracasa, sin embargo, en las relaciones abstractas y complejas. En cuanto al hemisferio derecho, éste se ciñe al procesamiento de las informaciones no verbales. Se interesa por las imágenes, las sensaciones, las emociones y las informaciones espaciales. En él, habita el pensamiento divergente que procesa ocurrencias, fantasías e intuiciones (Cuadro 2).

Hasta principios del siglo veinte sólo se contemplaba la inteligencia como algo que podía medirse de manera objetiva mediante el Cociente de Inteligencia de las personas. A partir de entonces, se definió a la inteligencia como "la habilidad que permite resolver problemas". Sin embargo, esta definición ha evolucionado y cambiado puesto que, hoy en día, se identifican distintas clases de inteligencia. Al margen de esta última postura, Marina (2004), precisa que la verdadera inteligencia es la que termina en conducta, siendo una mezcla de conocimiento y afecto y que, por consiguiente, no se debe distinguir, por ejemplo, entre inteligencia cognitiva e inteligencia emocional, tal y como lo hacen Salovey et al. (1990, 1997) y Goleman (1995).

Si, consideramos que la creatividad es la capacidad de pensar más allá de las ideas admitidas, combinando de forma original conocimientos, es evidente que la misma se relaciona con el pensamiento divergente y el hemisferio derecho pero esta creatividad es útil en tanto en cuanto la inteligencia cultural entra en acción y dirige racionalmente el comportamiento, empleando la información captada, aprendida y elaborada (Sternberg, 1988). Es decir, que para que la creatividad se materialice en una solución práctica, es necesario convertir las sugerencias originales en unas innovaciones que satisfagan adecuadamente las necesidades de la sociedad y eso, sólo se logra con la intervención del pensamiento convergente dependiente del hemisferio izquierdo (Figura 1) que ordenará y estructurará las ideas originarias. De esta forma, los dos hemisferios cerebrales están especializados pero interconectados por el cuerpo calloso. Para simplificar, si del hemisferio derecho surge la invención producto de la capacidad creativa de las personas, del hemisferio izquierdo emerge la innovación fruto de un razonamiento estructurado y lógico encaminado a satisfacer una necesidad (ver Figura 1)

De hecho, está demostrado que las personas que obtienen elevadas calificaciones en las pruebas de inteligencia (CI) fundamentadas en el pensamiento convergente también tienden a ser más creativas -pensamiento divergente- que el promedio de la gente aunque, a veces, pueda darse el caso de que algunas de estas personas, con un elevado cociente intelectual, tengan ciertas dificultades a la hora de resolver problemas que requieren propiedades del pensamientos divergentes.

En esta misma línea, Buzan (1974) señala que no existen herramientas específicas divergentes o convergentes. Su propuesta de mapa mental es una actividad para todo el cerebro, estimula, simultáneamente, la lógica y la fantasía. Se viaja a través de un mapa mental siguiendo ocho pasos: centrarse; iluminarse; liberarse; pensar rápido; romper fronteras; no juzgar; continuar en movimiento; permitir la organización. Estas distintas fases del mapa mental reflejan como los dos hemisferios entran en acción para obtener resultados prácticos.

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55 Cuadro 2 Clases de pensamiento y funciones de los hemisferios cerebrales Fuente: Elaboración propia

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56 Figura 1. Las funciones de los hemisferios cerebrales En consecuencia, estos enfoques no provocan ninguna sombra de duda acerca del papel del hemisferio derecho que suscita las habilidades creativas para comprender, enriquecer y construir conocimiento aunque la fase de evaluación del proceso mental creativo deba estar regida por el hemisferio izquierdo que es el que, en definitiva, transformará, con criterio, las ideas creativas en innovaciones. En este sentido, la creatividad constituiría uno de los primeros eslabones del proceso de innovación de la empresa (Wang et al., 1999). Las innovaciones son las que realmente hacen posible que las sociedades avancen en la senda del progreso abriendo nuevos horizontes. Aunque las informaciones que llegan a un hemisferio del cerebro son desconocidas por el otro, se producen conexiones cerebrales mediante el cuerpo calloso para favorecer las asociaciones de ideas y dar nacimiento a innovaciones. Heap (1989), echando mano de los fundamentos sobre los que se asienta la inteligencia, traduce esta misma relación diciendo que se debe sintetizar ideas a partir de la integración y reestructuración de las ya existentes para que los resultados que se obtengan den lugar a innovaciones. 3. Las fuentes de creatividad Si ahora nos preguntamos ¿Cómo surgen las ideas? pensamos que es suscitando la observación y de la experiencia. De esta manera, opinamos que la creatividad y, por extensión, la innovación, en sus distintas manifestaciones, se originan a través de las dos principales leyes de las ciencias sociales como son la observación y la experiencia. Los individuos prestamos atención a lo que sucede a nuestro alrededor, escuchamos lo que se dice y conversamos e interactuamos con otros agentes involucrados en proyectos en los que participamos. De este modo, el conocimiento se va absorbiendo consciente o inconscientemente y genera posibles innovaciones. En cuanto a la experiencia, ésta se acumula a través de los procesos de aprendizaje. El aprendizaje no tiene límites, nunca se acaba porque nos mantiene en permanente estado de alerta respecto a lo que acontece en nuestro entorno y mejora nuestro bagaje intelectual y saber hacer. Dicho esto, no toda la producción de ideas, por muy originales que éstas sean, se puede aprovechar porque no todas las ideas son susceptibles de transformarse en innovaciones exitosas capaces de satisfacer necesidades patentes o latentes de las personas a las que van dirigidas. Acerca de las tasas fracaso de las ideas, medida en función de la utilidad que las mismas proporcionan, Gordon Gould, inventor del láser, señala que se debe descartar el noventa por ciento de nuestras ideas mientras que el matemático francés Henri Poincaré escribe: "Inventar consiste precisamente en no construir combinaciones inútiles sino en construir sólo las que pueden ser útiles, que no son más que una ínfima minoría. Inventar es discernir, es elegir". En esta misma línea, el cuadro 3 pone de relieve las importantes tasas de fracaso registradas por algunas clases de innovación.

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Por otra parte, junto a la producción de ideas, conviene que nos interroguemos sobre los factores que las motivan. Es evidente que tiene cabida la intuición y, de hecho, se habla, en ciertas ocasiones, de creatividad aleatoria que es la que emana de la intuición frente a las demás clases de creatividad como la normativa y la exploratoria que solucionan un problema detectado o descubren nuevas oportunidades y aplicaciones a productos, procesos, métodos ya existentes, respectivamente (Majaro, 1988). No obstante, resulta mucho más razonable pensar que la creatividad no se improvisa ni se decreta sino que es la resultante de un complicado proceso cognitivo, reflexivo y estructurado basado, como ya se ha dicho, en la observación y la experiencia. Recordemos, a este respecto, lo que contestó Thomas Alva Edison cuando le preguntaron por la creatividad: "Es uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración". Es evidente que la inspiración aflora trabajando y que el soplo de los ángeles es pura utopía.

Cuadro 3 Tasas de fracaso comercial de las innovaciones Fuente: López Mielgo (2004) y elaboración propia En la introducción de este artículo se hacia alusión al papel que podía desempeñar el azar siempre y cuando la mente estuviese preparada -capacidad de observación y experiencia en alerta- para captar una oportunidad. Pues si, en un primer momento, salta la chispa, a continuación, se inicia ese proceso de investigación y desarrollo que permite pasar de la fase de incubación, donde se supera el bloqueo mental, a la fase de gestión que ayuda a materializar la nueva idea en innovación.

Ante las múltiples informaciones que suscitan ideas creativas capaces de traducirse en innovaciones, queremos destacar una fuente por encima de todas las demás dado su carácter original: la biomimética. Más allá de la biónica que trata de estudiar las formas y sistemas vegetales y animales para imitarlos y crear formas y sistemas artificiales, la biomimética pretende analizar las "intimidades" de la naturaleza utilizándola como modelo, medida y causa de inspiración. La naturaleza es una fuente de sabiduría y quien aprende a leerla, encontrará

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58 en ella respuestas a muchas inquietudes que tienen que ver con la creación y la innovación. Es necesario acercarse a la naturaleza para estudiarla con humildad y sin prejuicio. El hombre, es un animal óptico y pensante que debe procurar entender la naturaleza para extraer de la misma unas enseñanzas que reviertan en el desarrollo de innovaciones. Pero, además, las innovaciones, como la propia naturaleza, son elementos vivos que nacen, crecen y se transforman. A través de sucesivas generaciones se incorporan mejoras que incrementan el nivel de eficacia de los productos y, por consiguiente, el grado de satisfacción de los usuarios. Cuentan que un día del año 105 un chino llamado Tsai-Lung observó cómo una avispa arrancaba fibras de bambú y, al mezclarlas con su saliva producía una papilla que, endurecida, le servía para fabricar los tabiques de su avispero. Tsai-Lung quiso imitarla: trituró pedazos de bambú y de morera, los mezcló con agua, filtró la pasta, la extendió y la dejó secar al sol. Así nació la primera hoja de papel. Su técnica se difundió por todo el territorio chino y, más tarde, vía Samarcanda, Bagdad y la España musulmana, llegó a Europa en el siglo XII. Cuando los chinos detectaron dicha fuente de inspiración las avispas acumulaban una experiencia de cuatrocientos millones de años. El sonar está basado en el mismo principio que el radar, si bien utiliza ultrasonidos en lugar de ondas electromagnéticas. La reflexión de las ondas ultrasonoras al chocar contra un obstáculo permite conocer la dirección de éste y su distancia, que es proporcional al intervalo de tiempo que media entre la emisión de los ultrasonidos y la recepción del eco. Esta innovación del sonar se cimentó tomando en consideración la táctica de los murciélagos para hallar insectos nocturnos y eludir los obstáculos. Los murciélagos emiten sonidos que rebotan en los objetos, vuelven a sus oídos y viajan hasta los pelos sensoriales de las cócleas, creando una imagen del objetivo. Los indígenas empezaron por embadurnarse los cuerpos de barro para proteger su piel de las agresiones del clima y de los insectos transmisores de enfermedades. Más tarde, el hecho de untarse el cuerpo con cremas de todo tipo para la higiene de la tez se convirtió en una práctica generalizada pero, al fin y al cabo, todo partió de la observación que llevaron a cabo los indígenas al examinar como los animales de la selva y de la sabana se restregaban en el barrizal para cubrir sus cuerpos de barro y así ponerse al abrigo de las infecciones producidas por las picaduras de mosquitos y otros insectos infecciosos. El cierre universal de marca Velcro es un diseño humano deliberadamente construido a imitación de una estructura natural. George de Mestral, un ingeniero suizo, allá por los años cuarenta, paseándose por el campo vio como los cardillos se le agarraban a los calcetines. Un examen al microscopio de los cardillos le permitió comprobar que éstos se componían de minúsculos ganchos capaces de adherirse a cualquier tela. Fue así como un cardillo dio la idea de fabricar un cierre universal que no fuese una cremallera. Las arañas hilan sus telas con filamentos que segregan unas glándulas. Son hilos de seda que, por otra parte, tienen varios espesores y calidades. La araña comienza su trabajo arrojando con fuerza un chorro de seda que, impulsado por el viento, encuentra donde adherirse y constituye el primer punto fijo de su estructura. Asegurando el primer punto fijo, camina sobre él desarrollando su tarea, pero de una manera bastante particular. Corta el hilo y va avanzando dejando tras de sí un nuevo cordón. Más tarde une los hilos radiales que forman el centro de la tela donde la araña espera a sus victimas. Muy pronto algunos arquitectos se apoderaron de esa técnica y trasladaron estos saberes a la construcción de enormes techos en forma de tela de araña de teatros y otros edificios emblemáticos. Se atribuye la velocidad del tiburón a una piel con escamas en forma de V denominadas "dentículos" que reducen la resistencia y las turbulencias alrededor de su cuerpo, permitiendo que el agua se deslice por el cuerpo del animal con mayor eficacia. Un estudio llevado a cabo por una empresa y el Museo de Historia Natural de Londres desembocó en la confección de un nuevo bañador "Speedo Fastskin FSII" que reducía la turbulencia y ayudaba al nadador a desplazarse con más soltura porque cortaba la resistencia del agua. El bañador tiene unas crestas de forma triangular alineadas en paralelo a la corriente con lo que el agua sólo toca los vértices y el contacto del nadador con el agua es menor.

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59 Con las ideas creativas ya a flote, debemos detenernos un instante en el plazo que transcurre entre el momento en que la imaginación brota y el momento en que alguien consigue dar vida a un nuevo conocimiento traducible en innovación. Estamos refiriéndonos a la fase de incubación.

4. La fase de incubación

Históricamente, lo que más ha podido frenar la conversión de ideas creativas en innovación ha sido la carencia de tecnología. El ejemplo, más significativo, es el de Leonardo Da Vinci que imaginó y concibió múltiples inventos que no llegaron a ver la luz porque no se disponía entonces de la tecnología y de las herramientas adecuadas para dar cuerpo y forma a estas ideas.

Al margen de esta traba de origen tecnológico, cabe señalar estas otras: •

• El desarrollo de ideas que dan nacimiento a innovaciones disruptivas que implican importantes inversiones y provocan cambios imposibles de asumir en la actualidad.

El llevar a cabo procesos de innovación complejos que exigen competencias empresariales aún no controladas.

La lenta y deficiente difusión de nuevos conocimientos que alargan la gestación y gestión de los procesos de innovación.

La no aceptación de nuevas ideas, aparentemente revolucionarias, por parte de agentes decisores poco atrevidos. Algunas de estas actitudes recalcitrantes se recogen en las frases grabadas en las lápidas de los nichos del cementerio de ideas (Figura 2). Y, desgraciadamente, detrás de cada una de estas lápidas selladas a cal y canto pueden quedar sepultadas oportunidades que se desaprovecharán por falta de ambición (Morcillo, 1997). Autores como Oech (1983), Moss Kanter (1983) y Gurteen (1998), entre otros, ya mencionaron algunas actitudes que perjudicaban la expresión y aceptación de sugerencias creativas. Mientras Oech enumera diez trabas mentales que se atrincheran tras el pensamiento convergente para frenar la creatividad, Moss Kanter enuncia otro decálogo basado en la desconfianza, el inquebrantable respeto a la jerarquía empresarial, la no asunción de riesgos y el secretismo que impiden la innovación. En cuanto a Gurteen, este se refiere, igualmente, a las limitaciones y barreras a la creatividad.

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60 Una vez mencionados algunos de los obstáculos más evidentes que bloquean la emergencia de innovaciones, veamos, en las líneas que siguen, algunos ejemplos característicos: •

• El Homo habilis, primo del Australopithecus, inventó los primeros utensilios líticos hace unos 2.000.000 años pero, hasta 1.500.000 años después, no se empezaron a fabricar los primeros artefactos complejos como los bifaces, las raederas, los cuchillos y las hachas, de las manos del Homo erectus. Igualmente, el Homo heidelbergensis fue el que descubrió el fuego y hasta que se extendió su uso pasaron 30.000 años

En 1738, aparecieron los primeros ferrocarriles arrastrados por caballos con rieles de hierro en Whitehaven (tramways). George Stephenson, ingeniero inglés, construyó en 1814 una locomotora de vapor para el transporte minero y dieciséis años después, en 1830, creó el modelo de locomotora Rocket para el transporte de pasajeros en el trayecto Liverpool-Manchester. La innovación fue el sabio resultado de la conexión entre la infraestructura de rieles de hierro y la máquina de vapor pero para que se produjera dicha conexión tuvieron que transcurrir casi cien años

La rueda, el telégrafo, la brújula, la pólvora, la imprenta, la calculadora, la olla a presión, por ejemplo, inclusive la fotocopiadora, son innovaciones que no surgieron de la noche a la mañana. Aunque las primeras ideas, los primeros bocetos, aparecieron en una determinada fecha, tuvieron que transcurrir, a veces, centenares de años, para que los mismos vieran la luz y se introdujeran las correspondientes innovaciones

El mismo teléfono móvil, que podemos considerar como una innovación gradual puesto que los usuarios ya utilizábamos el teléfono fijo, tardó diez años en convertirse en un producto de gran consumo. Plazo, relativamente largo, si consideramos que, según

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61 • dicen, vivimos en la sociedad de la información y del conocimiento y que esta innovación ofrece una ventaja nada baladí al poder comunicarnos con nuestros interlocutores mientras nos desplazamos

No siempre se acierta a la primera y algunas innovaciones son el resultado de un largo proceso de mejora continua. Así, transcurrieron veintidós años entre el momento en que el ejército norteamericano desarrolló Arpanet (1969), que permitía conectar todos los ordenadores del ejército al mismo tiempo y en diferentes puntos del país, y el día en que aparecieron las tres "W" (World Wide Web) que hicieron posible combinar texto, imagen y sonido en un mismo documento dando nacimiento a Internet

Las ocurrencias instantáneas y el encontrarse con una idea genial sin antes haberse ocupado del tema no es, como lo hemos podido comprobar, algo imposible pero sí sumamente improbable. Por regla general, los espíritus creativos son expertos que se desenvuelven muy bien en su disciplina (Kraft, 2005). Antes de su genial fórmula E = mc², Einstein se había interesado durante años en la teoría de la relatividad mientras que Edison[2], que registró 1093 patentes, dedicó toda su vida a la investigación. Todas estas innovaciones no nacieron por ciencia infusa que alumbró estas cabezas privilegiadas sino gracias a los muchos momentos que dispusieron para poder pensar.

Para ser creativo es imprescindible que se disfrute con lo que uno hace. Si sumamos a este interés e ilusión por lo que se emprende, la experiencia adquirida, es muy probable que, tarde o temprano, la creatividad apunte y dispare con agudeza. Como lo expresa la llamada "regla de los 10 años", es preciso que una persona se dedique a una actividad durante un largo periodo para que empiece a vislumbrar todo lo que puede extraer de su experiencia y aprendizaje continuo.

Dicho esto, y aunque sólo sea de puntillas, no podemos dejar de señalar que, en ocasiones muy precisas, la fase de incubación se acorta sensiblemente. Esto ocurre cuando la necesidad apremia y los recursos escasean, ¿no dicen que la ausencia de medios agudiza el ingenio? Comentan que una empresa que quiso poner a prueba la ocurrencia de algunos de sus directivos los distribuyó por varias ciudades europeas y les dio a cada uno de ellos mil de las antiguas pesetas para regresar "a casa". En menos de veinticuatro horas casi todos habían vuelto a su punto de partida y habían superado la prueba con éxito.

5. ¿Cuándo y en qué contexto emergen con mayor fuerza y facilidad las ideas?

Con relación a la primera parte de la pregunta, es bien sabido, que todos los cerebros humanos están programados para buscar discontinuidades. Derrochamos creatividad por naturaleza pero para que estas predisposiciones innatas se potencien adecuadamente y no se queden, en buena medida, inéditas, resulta imprescindible crear unas condiciones capaces de fomentarlas. De hecho, observamos como durante la infancia, cuando aún los hemisferios cerebrales de los niños han registrado escasos desarrollos, las habilidades creativas asoman con mayor fuerza y sin límites.

A este respecto, la figura 3 no representa una obra de un artista plástico de estilo abstracto sino un dibujo de un niño de cuatro años. Cuando su padre le preguntó qué representaba su dibujo, el niño le contestó: "Todo vientres". Daba la casualidad de que su madre se encontraba en estado de buena esperanza y así es como el niño visualizaba e interpretaba el acontecimiento.

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Figura 3. "Todo vientres" En cuanto a la segunda parte de la pregunta anterior -¿En qué contexto emergen con mayor fuerza y facilidad las ideas?- conviene subrayar que el clima sociocultural interviene directamente en el desarrollo de las personas y que, a través del mismo, se puede ayudar a estimular o a inhibir la creatividad. Pero antes de detenernos un poco más en el contexto, veamos algunos de los principales facilitadores y barreras a la creatividad consultando el cuadro 4.

Cuadro 4 Principales facilitadores y barreras a la creatividad Fuente: Elaboración propia. Las aptitudes de las personas se definen, fundamentalmente, durante la primera infancia y eso supone que la búsqueda, identificación y reconocimiento de los pensamientos sea básico para la transformación de nuestra realidad. En este sentido, Saint-Exupéry intento traducir a través de su obra maestra "El Principito" como el sistema educativo que el conoció y que, según todos

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los indicios, sigue vigente o con escasos retoques, no ha dejado de colocar cortapisas al desarrollo de la creatividad que se manifiesta naturalmente en los niños.

Cuando tenía seis años, Saint-Exupéry hizo el siguiente dibujo número 1: Y escribe:

"Mostré mi obra maestra a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les asustaba. Me contestaron: ¿Por qué habrá de asustar un sombrero? Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un elefante. Dibuje entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudiesen comprender. Siempre necesitan explicaciones. Mi dibujo número 2 era así": "Las personas mayores me aconsejaron que dejara a un lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas y que me interesara un poco más en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. Así fue como, a la edad de seis años, abandoné una magnífica carrera de pintor".

Es evidente que Saint-Exupéry estaba desalentado por la actitud de rechazo que habían provocado sus dos dibujos y llegó a la conclusión de que las personas mayores nunca comprendían nada por sí solas y que resultaba agotador para los niños el tener que dar siempre explicaciones a los adultos. Más tarde, pilotando un avión, tuvo una avería mientras sobrevolaba el Sahara y realizó un aterrizaje de emergencia. A la mañana siguiente, se le acercó "El Principito" y éste le pidió que le dibujara un cordero. Recordó entonces que había estudiado geografía, historia, cálculo y gramática, y contestó al hombrecito, con cierto disgusto, que no sabía dibujar.

¡Qué alegato a favor de la creatividad! Queda claro que nuestro sistema educativo refuta todo aquello que no se ajusta a sus principios y reglas. Estas actitudes son las que han potenciado el hemisferio izquierdo en detrimento del hemisferio derecho. De esta manera, cuando, ya adultos, nos enfrentamos, en nuestra vida diaria, a problemas reaccionamos de forma lógica saliendo a la busca y captura de la solución ideal.

Ahora, no podemos ser tan rotundos porque si, por una parte, las empresas no sentían, tradicionalmente, la imperiosa necesidad de suscitar la creatividad de sus empleados para alimentar una cartera de ideas de cara a obtener posibles innovaciones y enviaban con alegría todas las sugerencias que no venían avaladas por ciertas garantías de éxito al cementerio de las ideas, hemos de reconocer, por otra parte, que cada vez son más numerosas las empresas que van cayendo en la cuenta de que hoy se compite a través de esa creatividad capaz de derivar en innovación. Ante este imperativo, se intenta buscar remedio implantando iniciativas que favorezcan la expresión y eclosión de esas predisposiciones que atesoran aquellos miembros de la organización dispuestos a reverdecer sus facultades innatas que tienen en

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64 estado de hibernación, aunque eso sea una tarea ardua ya que, a medida que entramos en edad, nuestra capacidad creativa va mermando y tiene difícil arreglo.

Ante este dilema, y por no tirar la toalla, por la cuenta que les tiene, las compañías empezaron a adoptar, hace ya algunos años, herramientas que pudieran impulsar la creatividad. Dichas herramientas se pueden clasificar atendiendo a sus objetivos prioritarios: por una parte, cabe tomar en consideración aquellas herramientas "solucionadoras de problemas" y que, por tanto, obedecen a planteamientos reactivos o defensivos (creatividad normativa), y, por otra, las herramientas orientadas más directamente al fomento de la innovación y que, en consecuencia responden a un enfoque proactivo u ofensivo (creatividad exploratoria y creatividad aleatoria). Entre las herramientas más empleadas destacamos las que recoge el cuadro 5.

Cuadro 5 Herramientas para el fomento de la creatividad

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66 Fuente: Elaboración propia Además de estas técnicas, existen otros métodos como, por ejemplo, la lista de atributos (Crawford, 1954), el Sinapsis (Aznar, 1974), el Lotus Blossom (Matsumura in Jones, 1997) o el método PO (De Bono, 1967) cuyo acrónimo deriva de (P)rovoking y de (O)peration (Operación Provocada). Acerca del "Lego Serious Play", no cabe duda de que se aprende experimentando e interactuando entre jugadores pero no es menos cierto que hemos perdido esa frescura que guía las iniciativas de los niños. Además, la teoría de enculturación de Sutton-Smith y Roberts (1964, 1981) plantea la relación existente entre el tipo de valores inculcados por una determinada cultura y la clase de juegos que, con el propósito de garantizar la transmisión de dichos valores, son promovidos por cada cultura. Es decir, que los juegos practicados por los

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67 niños responderían al marco sociocultural en el que surgen y, en este sentido, reproducirían los sesgos introducidos en los sistemas educativos concebidos. En resumen, constatamos que todas las herramientas que figuran en el cuadro 4 alternan técnicas duras basadas en la tecnología (modelos, métodos, procedimientos, procesos, etc.) con técnicas blandas mucho más relacionadas con el trato personal y poniendo en práctica principios de la inteligencia colectiva (favorecer la interacción de las personas para enriquecer el conocimiento y suscitar el ingenio, recurrir a la empatía, fomentar la motivación, establecer un ambiente de confianza, etc.). De todas formas, mientras que para los incrédulos el empleo de éstas técnicas responde a prácticas más propias del curanderismo porque no hay iniciativas lo suficientemente eficaz para recuperar capacidades que se nos han quedado atrofiadas por el sistema educativo que hemos padecido, para lo optimistas, en cambio, todos estos esfuerzos realizados por las empresas pretenden liberarnos de nuestra condición de discapacitados y se trata de una terapia que rehabilitará esas facultades que hemos dejado en el camino. 6. La empresa de las personas Ante la necesidad que tienen las empresas de tratar de manera original las informaciones y conocimientos que les llegan a diario para poder generar unas innovaciones que les diferencien de sus competidores, la creatividad se ha convertido en el nudo gordiano de los tiempos modernos. Sin pretender emular a Alejandro Magno que en lugar de intentar desatar el nudo que unía el carro y la lanza de un antiguo rey de Frigia lo corto sin titubear con su espada atajando la complejidad y proponiendo una nueva solución al problema planteado[3], cabría preguntarse si no convendría reflexionar globalmente en torno a la empresa en lugar de introducir, de manera aislada, unas determinadas herramientas. Las herramientas analizadas para el fomento de la creatividad (Cuadro 5) vienen a ser como unas llaves que abren nuevas expectativas tras aportar soluciones a exigencias presentes pero, frente a esta opción que implica juntar cada vez más llaves para poder responder a necesidades crecientes de gestión, opinamos que resulta mucho más eficaz invertir en la adquisición y control de una llave maestra capaz de abrir todo lo que se le ponga por medio. Esta llave no es otra cosa, metafóricamente hablando, que creer, de una vez por todas, en la empresa de las personas. En lugar de referirse hasta la saciedad a la importancia estratégica que tienen los recursos humanos que, por cierto nunca se ha despedido tanto desde que se hace este tipo de afirmación, conviene empezar a confiar en la empresa de las personas sabiendo que detrás de cada persona hay culturas, conocimientos, destrezas, comportamientos que, bien aprovechados, pueden y deben garantizar el desarrollo de la organización, en general, y el impulso de la creatividad, en particular. Los chinos inventaron la brújula (IV a. C.), la fundición de hierro (IV a. C.), la Pólvora (III a. C.), el paracaídas (II a. C.), el telar y la rueca (II a. C.), el timón (I d. C.), la noria (I d. C.), el papel (II d. C.), el sismógrafo (II d. C.), las bengalas (X d. C.), la imprenta de tipos móviles (XI d. C.), el cañón (X d. C.) etc. Este protagonismo en la historia de las innovaciones se debe a que en la civilización china los artesanos eran pieza fundamental y ocupaban un rango muy alto en la escala social, por encima del negociante, de los servidores y de los militares. La posición del artesano era comparable a la que tuvo en Europa durante la Edad Media y el Renacimiento y que, también, supuso una época muy floreciente para las innovaciones y el progreso (el arado de vertedera, la vela latina para navegar, el molino eólico, el reloj mecánico, la destilación, la manivela para hacer girar la rueda, la rueca sajona accionada por medio de un pedal, las cañerías, los tornillos y las tuercas, el telescopio, el termómetro, el microscopio, el torno mecánico, etc.). El antiguo sistema social se edificaba sobre el dominio de un oficio por parte de las persona empleadas en las empresas. Entonces se exigía a los trabajadores que tuvieran un elevado nivel de cualificación profesional. Era la época en la que los aprendices, tras seguir un proceso de formación, adquirían una sólida experiencia. Con el oficio bien aprendido, estos aprendices alcanzaban el status de maestro lo que era sinónimo de conciencia profesional, trabajo individual y preocupación por la perfección. Este aprendizaje permitía formar parte de un gremio de reconocido prestigio y el trabajador artesano constituía el factor de producción más valioso y cotizado.

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68 Sin menospreciar otras dimensiones de carácter práctico (saberes tecnológicos), social (comunicación) y organizativo (resolver los problemas que surgen en un contexto determinado) que requiere el desarrollo económico actual, conviene devolver el protagonismo a los individuos y, por consiguiente, creer en la empresa de las personas. No podemos borrar de un plumazo los modelos culturales y las estructuras de poder que han prevalecido y han quedado incrustados desde hace muchísimos lustros en las organizaciones que hoy conocemos pero sí que cabe tomarse mucho más en serio el papel de las personas. Éstas no deben considerarse como objetos que se pueden manipular sino, como sujetos que son, dotados de razón y deseo con su propio proyecto portador de representaciones, de valores, capaz de expresar y movilizar, en un contexto propicio, sus recursos que habrán ido creando a lo largo de sus historias. En este sentido, las compañías están obligadas a realizar esfuerzos para convertir a cada persona en autor y actor de su aventura personal y de la aventura de la empresa (Sérieyx, 1993). De cara a la gestión de los recursos humanos, tras las teorías de la motivación, que tanta aceptación tuvieron en los años sesenta y setenta, aparecieron otros enfoques como, por ejemplo, el marketing social y el desarrollo organizativo. El marketing social se basa en la ejecución de una función de comunicación interna encaminada a mejorar la imagen que tienen los empleados de la empresa mientras que el desarrollo organizativo se define como "una estrategia compleja, concebida para cambiar las creencias, las actitudes, los valores y la estructura de las organizaciones para que se puedan adaptar a las tecnologías, mercados y retos que evolucionan vertiginosamente" (Bennis, 1969). Si bien, este último planteamiento, muy en boga durante los ochenta, se relaciona con temas como la definición del proyecto empresarial (visión de la compañía), la dirección participativa, la calidad total. creemos que el enfoque de competencias es el que, realmente, logra, con la colaboración de la organización, que el individuo se busque, se reconozca y se realice a través del ejercicio profesional. Para entendernos, digamos que el concepto de "competencias" revela la eficacia real o esperada de una persona enfrentada a una o varias situaciones, actividades o problemas. Se trata, en definitiva, de centrarse en lo que uno sabe o puede hacer especialmente bien. Más que una herramienta, el modelo de competencias constituye una nueva filosofía de dirección y gestión empresarial y posee la gran virtud de centrarse en la persona y no en la actividad a realizar. Se vuelve a dar el protagonismo a la persona, como ya lo hicieran en la China antigua y en Europa durante la Edad Media y el Renacimiento, para estimular la innovación. Todas las personas reúnen una colección de "saberes" (el saber hacer, el saber estar, el saber ser, el saber actuar) y de "haceres" (el deber hacer, el querer hacer, el saber hacer, el poder hacer, el esperar hacer) que pueden dar lugar a la creación de conocimientos pero la posesión de competencias implica que éstos conocimientos se utilicen de manera original. El mero hecho de acumular conocimientos no garantiza, por sí solo, la detención de facultades singulares pues es necesario asociar a estos conocimientos cualidades como la habilidad, la destreza, la actitud y la creatividad de las personas para innovar. Desde esta perspectiva, se coloca a cada persona en "su sitio" y lo único que les faltará a los individuos para dar salida a todo su potencial será más libertad y más confianza. Las anteriores técnicas citadas y que desarrollan las empresas para fomentar la creatividad son papel mojado si no se llevan a cabo en un contexto social y profesional determinado. El reto consistirá en conseguir sustituir la creatividad innata de los niños por una creatividad emanada de la experiencia y libre expresión de las personas. El ser humano está hecho de libertad y si la puede disfrutar, seguro que obtendrá grandes logros pero, como se la coarten, entonces sentirá frustración y no dará más de sí. Además, la confianza es un elemento clave de las organizaciones orientadas al aprendizaje y basadas en la creación y valorización del conocimiento para la innovación. Libertad y confianza son dos caras de una misma moneda. Por un lado, las personas necesitan su espacio, su margen de maniobra para dar vida a su imaginación y, por otro, los procesos de aprendizaje colectivos requieren importantes dosis de compenetración y aliento para que se compartan los conocimientos y se agregue valor en beneficio de todos. Entre las limitaciones que podemos encontrar al enfoque de competencias es que los directivos que seleccionan el personal tienen la posibilidad de elegir personas con unas competencias muy específicas pero también heredan otras competencias no definidas por ellos. De todas

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69 formas, como se trata de una libre elección, siempre predominarán las actitudes y aptitudes personales prefijadas sobre las recibidas.

También, puede ocurrir, que, una vez detectadas, esas competencias que tanto interesan a la empresa se encuentren en estado embrionario en algunas personas y que, entonces, convenga desarrollarlas para dar los resultados esperados. En este caso, las anteriores técnicas darán plena satisfacción y se alcanzarán los resultados esperados, teniendo en cuenta, por otra parte, que el carácter dinámico del enfoque de competencias, a través de la formación y aprendizaje, favorece la evolución de las personas.

Pero en este entorno ya no cabe hablar de métodos o modelos de gestión sustentados en el empleo de técnicas para el fomento de la creatividad sino de una nueva filosofía, de una nueva cultura empresarial. Basándonos en los trabajos de Smircich (1983), se puede analizar la cultura corporativa como variable o como metáfora. Si el primer planteamiento se reduce a concebir a la cultura como un factor de éxito, el segundo, que es el que aquí nos interesa, propugna considerar a las organizaciones como una forma particular de expresión humana y no como un instrumento que permite conseguir determinados objetivos. Hablamos de una perspectiva integradora que contempla a la empresa como un lugar de encuentro donde se crean unas condiciones para acercar posturas personales en torno a una idea como puede ser la innovación.

Si la empresa es cultura, dado el marco en el que nos situamos, estaríamos abogando por un modelo de cultura de innovación. Quinn y McGrath (1985) introdujeron el modelo de cultura adhocrática que es "la ideología implantada por un líder carismático, dinámico, innovador e intuitivo orientado hacia el crecimiento" pero, más tarde, Cameron y Quinn (1999) señalaron que la cultura de innovación se caracteriza por su nivel de adaptabilidad, flexibilidad, creatividad, convivencia con la incertidumbre y ambigüedad de la información, ausencia de poder centralizado y cadenas de mando bien establecidas, énfasis en la individualidad, riesgo y anticipación. Aunque esta propuesta sea esclarecedora, en aras de la simplicidad, podríamos afirmar que una cultura de innovación se fundamenta en tres principios básicos: el desarrollo de la capacidad de liderazgo, el diseño de procesos de innovación integrados y flexibles y la confianza en el ser humano. El siguiente cuadro 6, presenta estos tres principios con las principales pautas de actuación asociadas a cada uno de ellos.

Cuadro 6 Principios y pautas de actuación de una cultura de innovación

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70 nos dirigimos • Potenciar las actitudes proactivas • Impulsar la motivación de las personas • Optimizar y enriquecer el capital humano de la empresa • Explotar la experiencia, destrezas y habilidades de las personas • Fomentar la creatividad • Compartir los conocimientos pasando de la inteligencia individual a la inteligencia colectiva Fuente: Elaboración propia El carácter desestabilizador de las innovaciones está sujeto al carácter adaptante o mal adaptante de los modelos de cultura, por ello preconizamos una cultura abierta donde las personas no sean agentes pasivos receptores de innovaciones que implican cambios inesperados con las consiguientes actitudes de resistencia y de rechazo a lo nuevo. Definimos una cultura para y por las personas que redundará en beneficio del conjunto de la organización. En el momento en que las personas pasan a ser agentes activos, que se sienten partícipes y protagonistas porque las innovaciones no les vienen impuestas sino que son fruto de sus competencias, en general, y de sus dotes creativas, en particular, las cosas cambian totalmente. Pasó a la historia el concentrar la actividad innovadora de una empresa en su departamento de I+D, la torre de marfil saltó por los aires y se presta cada vez más atención a la capacidad de imaginación de todas las personas pudiendo, las mismas, participar en los procesos de innovación cuando, por mínima que sea, su contribución pueda ser útil. 7. A modo de conclusiones El principal caballo de batalla de las empresas debe ser la innovación porque es fuente de competitividad, bien a través de la introducción de nuevos productos o bien a través de la mejora de los procesos. Atendiendo a este imperativo, el fomento de la innovación no sólo debe contemplarse, como se ha venido haciendo tradicionalmente, desde el incremento de la inversión financiera en I+D que, al fin y al cabo, sólo consigue que las empresas dispongan de mayores recursos materiales. Mucho más efectivo, por la capacidad de resolución de los problemas derivados de las posibles carencias procedentes de la escasa predisposición al cambio de las personas que componen una organización, es la definición e implantación de un modelo de cultura adaptante que suscite, entre otras cualidades, la vena creativa de las personas. Todo este trabajo ha gravitado en torno a la importancia e implicaciones de la creatividad. Pues cuando hoy se habla tanto de creación y gestión del conocimiento y se intenta valorizar a los mismos mediante técnicas de capital intelectual para agregar valor a la organización, resulta mucho más acertado que, ante la profusión de unos mismos conocimientos compartidos por una multitud de empresas, se recurra a la capacidad creativa de las personas y, por extensión, a la de las compañías para explotar de manera original esos conocimientos y diferenciarse de los competidores. Si el objetivo de cualquier organización es innovar para diferenciarse de los competidores y asegurar su futuro, y observamos que, a medida que va pasando el tiempo, todas las empresas tienen una mayor facilidad de acceso a todas las fuentes de información y conocimiento, la eficiencia dependerá, entonces, de cómo se utilice este abundante recurso. Cuanto más original sea el tratamiento que se le de al conocimiento mayores posibilidades tendrá la empresa de generar innovaciones y más firme será su posicionamiento competitivo. Por consiguiente, la creatividad será el eslabón que permitirá que se produzca una conexión perfecta entre la cadena del conocimiento y la cadena de la innovación. Creatividad, sin ti no somos nada. Bibliografía ALTSHULLER, G. (1946) The innovation algorithm. Technical Innovation Center

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Notas :

[1] Este índice es una mezcla de cuatro factores: la capacidad creativa de las personas, la naturaleza de las industrias, el esfuerzo innovador -patentes registradas- y la diversidad cultural.

[2] Según Wiener (1993), la mayor invención de Edison no fue de carácter científico sino económico. Creó un laboratorio industrial en el que una amplia plantilla de técnicos trabajaba sobre nuevos inventos con una orientación comercial. Se cuido mucho de que las innovaciones llevasen su nombre sin mención alguna a los científicos que habían podido participar en la concepción y desarrollo de la idea. Fue un maestro de los negocios y de la promoción personal. [3] Siguiendo a Simon (1978), la complejidad es sólo una máscara de la simplicidad aunque implique revolución puesto que, una vez superada, nacerá una nueva forma de ver las cosas.

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73 Capítulo 5 Crear individualmente y en grupos: Reto del siglo XXI Felipe Chibas Ortitz Introducción Desde aquellos remotos tiempos en que nuestro antepasado convirtió la simple rama de un árbol en un instrumento de trabajo; dedicándose, además, a pintar los animales que cazaba en el hueco de las cuevas, a la luz de una antorcha, hasta nuestros días, el misterio de la creación ha sido una perenne interrogante para el hombre. Sin embargo, hasta hace poco no se había estudiado esta esfera de manera verdaderamente científica. Término ampliamente utilizado por diferentes profesionales y con muy diversas acepciones, la creatividad tiende a identificarse en muchos casos sin un sólido basamento científico experimental, con palabras tales como "descubrimiento", "Invención", "imaginación", "Novedoso", y "Original". A cada minuto su estudio y análisis cobra mayor significación, dados los constantes cambios que se introducen en la cotidianeidad de los agitados tiempos en que nos ha tocado vivir. La alta frecuencia de estos cambios y la magnitud de los mismos, hace que sencillamente no baste con adaptarse de manera pasiva a las transformaciones que a diario ocurren en nuestra realidad más cercana. Es preciso no sólo afrontar el cambio, sino, además, prepararse para participar activamente en el proceso de su gestación. Ellos sólo se logra desplegando la creatividad. Si se dominan las leyes y regularidades que rigen este fenómeno, se podrá no sólo administrar y dirigir el cambio sino también provocarlo en aquellos casos en que pueda proporcionar nuevas oportunidades y ventajas. En el transcurso de las páginas siguientes se intenta responder algunas de las interrogantes y preguntas cotidianas sobre este complejo fenómeno, a la luz de los conocimientos que hasta la actualidad posee la ciencia psicológica. Definición de creatividad Existe un significativo número de definiciones que se pueden clasificar en cuatro categorías, según ahonden: 1. La personalidad creadora, destacando los aspectos de su temperamento, sus rasgos, valores y actitudes. 2. El proceso de creación, profundizando en el rol desempeñado por el pensamiento divergente, la imaginación y la motivación. 3. El nuevo producto creado, analizando las invenciones, obras de arte o descubrimientos científicos que deja como resultado. 4. Las influencias sociales, es decir, los múltiples condicionamientos educativos y culturales que rodean todo el proceso (Novaes,1985). A fin de dar una definición clara y precisa al respecto y que el lector comprenda a qué nos referimos cuando se hace alusión al término, llamamos creatividad a aquel proceso o facultad que permite hallar relaciones y soluciones novedosas partiendo de informaciones ya conocidas. Abarca no sólo la posibilidad de solucionar un problema ya conocido, sino también implica la posibilidad de descubrir un problema allí donde el resto de las personas no lo ven. Ejemplo clásico en este sentido es el descubrimiento de la Ley de la Relatividad. En el momento en que a: Einstein realiza sus formulaciones, todos los físicos de su tiempo opinaban que la mecánica de Newton era la máxima perfección a que podía aspirar la física y que por ende sólo restaba hacerle determinados ajustes a esa teoría. Einstein no sólo halló una nueva área problémica donde muchos creían que ya todo estaba resulto, sino que además arribó a hipótesis y conclusiones que removieron los cimientos de la física como ciencia, sin realizar experimento alguno, ni reunir nuevos elementos sobre el hecho que investigaba. Realmente lo

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74 que hizo fue analizar y resumir la información que hasta ese momento había estado disponible también para los demás, bajo un nuevo enfoque. A continuación, sin pretender ser exhaustivo, se abordarán algunos aspectos básicos de este tópico. Es preciso aclarar que aunque los términos "novedoso" u "original" siempre están entre los elementos esenciales de las definiciones que se hacen de creatividad, no todos los autores le otorgan el mismo peso. Unos lo admiten en un sentido individual, otros grupal y muchos más sólo en un sentido social. Grados de la creatividad En este sentido, según el criterio de Barron (1969) existen tres niveles de creatividad: 1. A nivel Individual: Es propia de las personas que crea algo novedoso para sí, no para la sociedad y los distintos grupos sociales a los que pertenece. Este tipo de creatividad puede ser propia de un niño. Este nivel está muy vinculado a la espontaneidad del individuo y puede que la persona no tome conciencia de que está realizando algo creativo. 2. A nivel de la sociedad en que vive el sujeto: El individuo creador traspone los marcos sociales en que le tocó vivir, haciendo propuestas novedosas para la época en que vive. 3. A nivel de toda la humanidad: es la creatividad propia de los genios y permite la obtención de principios y leyes que pueden revolucionar toda una rama del saber humano, lo que representa conquistas imperecederas de la humanidad. La existencia de estos niveles de creatividad evidencia que todo producto creativo, sobre todo considerando los niveles B y C, no es creativo en sí mismo, sino en tanto es considerado como tal por los demás. Este criterio evaluativo, tiende a variar mucho de una sociedad a otra y de un periodo histórico a otro. Dado que se rompen esquemas y se derriban barreras, sobre todo en los niveles B y C, el despliegue de la creatividad trae como consecuencia en ocasiones, la duda; y en otras, la incomprensión que puede llegar a convertirse en agresividad manifiesta por parte de los contemporáneos hacia el sujeto que crea o hacia el resultado obtenido. Muestra de ello es el rechazo que inicialmente sintieron los franceses por la Torre Eiffel a la cual denominaban de forma despectiva "bola de hierro" y sin embargo hoy constituye uno de los símbolos de ese país. Algo similar ocurrió más recientemente en esa misma nación cuando se propuso construir una gigantesca pirámide de cristal en los jardines del palacio de Versalles. Hasta tanto el proyecto no estuvo culminado, el escepitcismo no dejó de hacer su aparición. La historia está llena de anécdotas acerca de grandes creadores que fueron tratados como orates, no se les escuchó o simplemente fueron conminados a llevarse sus ideas estrafalarias bajo el brazo a otra parte. Ejemplo clásico de ello es la despedida que sufrió G.Bell, cuando probaba en el despacho de un banquero, el tan conocido teléfono. Sin embargo, en aquel instante crucial el banquero le dijo al inventor: "llévese ese juguete de mi despacho". Es también un error percibir el producto creativo solamente como algo no convencional y distinto. Hay que tomar en cuanta, además, al valorar cuán creativo es un producto, el valor económico que aporta, su utilidad, así como la importancia de las funciones sociales que cumple. Fases o etapas de la creatividad Mucho se ha polemizado respecto a sí la creatividad se produce en una o más fases, si es un producto de la laboriosidad y tesón constantes o más bien una "iluminación divina" o acto de inspiración. No obstante, existe cierto consenso respecto a que posee cuatro etapas, que son: 1. Preparación: Esta es la fase de identificación del problema, acumulándose información al respecto. En dependencia de la cantidad, y sobre todo de la calidad de la información recopilada, será mayor o menor la productividad del resto de las etapas. 2. Incubación: En esta fase ocurre un distanciamiento del problema. Aparentemente el pensamiento no está trabajando en la solución del mismo sin embargo, de manera inconsciente se realizan conexiones y relaciones relevantes. Aquí entra en función el conocimiento acumulado en la fase anterior y el resto de las experiencias almacenadas por el individuo en le

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75 transcurso de su vida. 3. Visión o Iluminación: De forma súbita, la persona toma conciencia de la idea solucionadora que conecta elementos y aspectos, los que antes parecían totalmente inconexos en las etapas anteriores. La claridad de la idea puede sorprendernos mientras pelamos papas, viajamos en un ómnibus o estamos bajo un árbol, tal como aquel gran día en que Newton descubrió la Ley de Gravitación Universal. 4. Verificación: Consiste en la comprobación, examen y posterior configuración de una nueva visión del problema, a la luz del entorno. Aquí ocurre la elaboración de la idea de modo que pueda ser transmisible y comunicable a los demás. Hare (1985), Landau (1989), Rodríguez (1988). Relaciones entre creatividad e inteligencia Se ha demostrado en numerosas investigaciones que no son conceptos coincidentes, pues se ha comprobado que sujetos con un elevado coeficiente de inteligencia (C.I) no eran creativos y por lo contrario individuos muy creativos no tenían un elevado C.I (Guilford, 1959), dado que las personas con un lato C.I. por lo general pueden con facilidad el algoritmo o principio de funcionamiento de algo; sin embargo, el sujeto creativo es alguien que quizá no tenga esa gran facilidad para captar esos principios, por cuanto genera otros nuevos. Por otro lado, las pruebas de inteligencia que sirven de base para obtener el C.I. sólo miden aspectos intelectuales, cuando hoy día se sabe que muchas de las apittudes que contribuyen a la manifestación del proceso creador no son de procedencia intelectual. Además, los test de inteligencia se basan en el principio de que para cada ítem o pregunta existe una sola respuesta correcta, mientras que la creatividad se basa en el criterio de que para cada ítem o problema existen más de una solución adecuada. Si bien lo antes expuesto apunta a que la creatividad e inteligencia no son conceptos sinónimos, también se ha comprobado que un nivel mínimo de inteligencia es imprescindible para ser creativo (Anastasi, 1971). Este problema avanza de manera casi paralela con otro: ¿Sólo los genios crean? De Da Vinci a nuestros tiempos, pasando por la existencia de genios de la talla de un Picasso, en las artes y de un Einstein, en las ciencias, mucho se ha escrito tratando de dar una certera respuesta a esta preocupación. Está muy extendido el criterio según el cual la creatividad es un terreno exclusivo para pocas personas poseedoras de un talento especial. Algunas de éstas hacen todo lo posible (y también lo imposible) por difundir dicha creencia. De esta forma, quienes no tienen este "don" o "poder" tienden a sobrevalorar la capacidad creadora, magnificándola, viéndola como un tributo inalcanzable o minimizándola y descartándola como si se tratara de una extravagancia o lujo. En las últimas décadas se han realizado trabajos de investigación que demuestran que todos poseemos una potencialidad creadora fuerte y poderosa, que se va debilitando progresivamente a medida que se van recibiendo en la escuela y en le hogar experiencias que están organizadas de forma no creativa, que poco a poco van inhibiendo tal potencialidad. Paralelo a ello, existen múltiples investigaciones que demuestran que la creatividad puede restablecerse en aquellos que parecían haberla perdido, si se ejercita adecuadamente (Lowenfeld, 1957). A partir de la aparición del Brainsstorming, técnica desarrollada por Osborn en década del 30, se produce una explosión de técnicas y métodos para detectar y fomentar el potencial creativo, los que han demostrado que es posible fortalecer, mejorar y contribuir que funcionen eficazmente las capacidades creativas que potencialmente poseemos. La creatividad se debe en gran por ciento a que se conservan intactas la curiosidad y capacidad de asombrarse que tienen los niños a flor de piel (Melik-Pasharv, 1987). Las influencias sociales que día a día recibimos van condicionando y coartando la imaginación, convirtiéndonos en seres excesivamente evaluativos, prestos siempre a aplastar y atacar las nuevas ideas, incluso antes de haber sido formuladas. Por suerte la creatividad latente que poseemos nunca se pierde del todo, sino que queda sepultada o aletargada. Con la realización de ejercicios y técnicas creativas, unido a la

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76 adopción de una actitud más flexible y abierta ante los fenómenos de la vida, es posible recuperarla. No resulta ocioso precisar que la creatividad se encuentra de modo potencial en cada uno de nosotros y no está necesariamente vinculada a procederes o conductas enfermizas, tales como vivir aislado, no atacar las normas sociales, no tener una adecuada higiene personal o el vestir de modo peculiar. Cómo se puede cultivar la creatividad Todos no pueden llegar a ser genios, pero al menos podrán ser más creativos si cultivan y aprovechan sus facultades personales. A ese fin se ofrecen algunas recomendaciones prácticas, que según nuestra experiencia y la literatura científica revisada (Raudespp, 1989), pueden ser de gran utilidad: 1. Reserve tiempo para leer y pensar sobre otros temas que no sean el objeto central de su interés. 2. Colecciones y archive recortes, notas e ideas que le parezcan interesantes. 3. Busque todas las fuentes de información posibles. 4. Busque los factores claves de un problema y procure aislarlos. 5. Cuestione todas las suposiciones planteadas respecto al problema que se plantee. 6. No se apresure en descartar ideas poco ortodoxas y desusadas. 7. Pregúntese una y otra vez cuáles son los límites verdaderos de su problema. 8. Halle las variables del problema mediante análisis. 9. Anote las ideas y diversos métodos que podrían resolver el problema. 10. Niéguese a permitir que los fracasos iniciales lo desanimen. 11. Cuídese de los peligros de aferrarse demasiado pronto a una idea o estrategia. 12. Suspenda su pensamiento crítico. 13. Impóngase cuotas de ideas. Esto es, proponerse tener más de 3 , 4 ó 5 ideas, según sea el caso sobre un problema. 14. Si no está usted avanzando, deje momentáneamente el problema y haga algo deferente. 15. Cuando esté buscando soluciones a un problema o cuando aún no haya madurado ninguna lo suficientemente, evite las discusiones e intromisiones. 16. Una vez formulada la idea, elimine todo orgullo y prepárese para recibir la crítica cuando vaya a exponerla. 17. Reflexione y analice toda crítica, tanto la proveniente de especialistas, como la que realicen neófitos o desconocedores del tema. Estas recomendaciones se basan en el supuesto de que se pueden utilizar de forma definida y liberada los recursos de la mente. Como se puede apreciar la observar detenidamente estas recomendaciones las mismas se basan en el conocimiento acumulado respeto a las diferentes etapas que comprenden el proceso creativo, así como en lo que hasta hoy se conoce de las barreras y límites que desde la infancia temprana imponen a nuestra creatividad, determinadas condiciones externas y modos de realizar el proceso de ideación. Barreras que frenan la creatividad.

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77 Diariamente acuden a las consultas de orientación psicológicas, decenas de personas que no ven alternativas de solución a sus conflictos, dado que su pensamiento y el conjunto de sus experiencias y potencialidades están como "encartonados" o demasiado "encasillados"; asimismo, el cúmulo de conocimientos y vivencias que poseen están guardados en "gavetas" o categorías que no tienen una relación adecuada entre sí; por eso, ante una situación problema, no aprovechan todos los conocimientos y recursos psicológicos (afectivos y cognitivos), negándose a

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