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Desarrollo de la creatividad (página 12)


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cturales, organizativos, legales, pero sobre todo en los roles y modos de actuación docente. Una reforma que promueve el desarrollo de todas las potencialidades humanas, que promueve la autonomía, el autoaprendizaje, la iniciativa e inventiva de los alumnos, es una reforma progresista y creativa. La profesión docente requiere un entrenamiento que dura varios años de formación. Durante este tiempo se van adquiriendo rutinas y estrategias que les permiten dominar múltiples situaciones que van más allá del dominio de conocimientos. Se va afianzando un método, una forma de relación, una manera de entender y sentir la enseñanza, en suma, se va conformando el estilo docente creativo o reproductor. Por todo ello afirmamos que la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo en España (LOGSE) de 1990, exige un nivel de adaptación importante y representa un reto para la mayor parte del profesorado. El docente ya no es el transmisor de conocimientos como hasta ahora, sino el facilitador de aprendizajes. Estas adaptaciones serán más fáciles para quienes posean actitudes creativas. De ahí que la creatividad sea una cualidad tanto más necesaria cuanto mayores sean los cambios que propone la reforma. La reforma plantea, pues, un reto creativo para trasladar las ideas y teorías a la vida cotidiana del centro y del aula. Una vez más podemos afirmar que la verdadera creatividad no está en el texto sino en el contexto, en el ambiente y en la acción de todos los miembros comprometidos en la educación. La creatividad en la reforma ¿Qué cambios se proponen? Dadme un problema y os daré un motivo para innovar; dadme una persona creativa y os daré un proyecto innovador, dadme un grupo innovador y os cambiaré la cultura. Mirada retrospectiva Una lectura superficial de la LOGSE haría pensar a muchos lectores que hemos retrocedido en la consideración de la creatividad con respecto a la Ley de Educación de 1970. El término creatividad y creativo aparecían en el articulado de la Ley de 1970, al referirse a los objetivos y a la metodología. Se explicitaba de forma reiterada. El legislador tenía clara conciencia de que la creatividad debería formar parte de las intenciones educativas y de las formas de enseñar tanto en la educación infantil como en la Enseñanza General Básica (EGB). Sirvan los siguientes de ejemplos: "Los métodos serán predominantemente activos para lograr el desarrollo de la espontaneidad, la creatividad y la responsabilidad" (Artículo 14.2). Y al referirse a la Enseñanza General Básica: "…la formación se orientará… al ejercicio de las capacidad de imaginación, observación y reflexión" (Artículo 16). "Los métodos didácticos en la Educación General Básica habrán de fomentar la originalidad y creatividad de los escolares" (Artículo 18.1). ¿Qué cambios reales produjo en el profesorado dicha normativa? ¿En qué cambiaron los docentes? Una mirada retrospectiva evidencia que ni ésta ni otras novedosas aportaciones de la ley llegaron a interiorizarse. Es decir, cambiando las palabras o lenguaje no se cambia la realidad. Decir que he visto la foto no es lo mismo que ver y hablar con la persona. Es preciso algo más. Hay que cambiar primero la conciencia de que tales propuestas son necesarias y luego realizar una formación sistemática para su aplicación. Si falla la fase de concientización, surgirán las resistencias y el rechazo de las propuestas; si se descuida la fase de formación, nos quedaremos con cambios aparentes y superficiales.

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244 Veamos una situación bien diferente. Ni en la Ley General de 1970 ni en la actual de 1990 se impone la necesidad de incorporar la informática educativa como contenido formativo. Sin embargo la mayor parte de escuelas cuentan hoy con computadoras, con profesorado preparado y en muchas de ellas con proyecto educativo. ¿Por qué se ha dado este cambio sin normativa legal que lo imponga? Existe una conciencia generalizada de que la informática forma ya parte de la alfabetización de nuestros días. Algo así como desenvolverse en el lenguaje de la comunicación computacional. Cada vez son más los escolares que conocen el funcionamiento de una computadora, al menos en su uso lúdico. Veamos otro caso. El profesorado mantiene una relación con el alumnado más próxima y amigable que antes. Tan sólo hace una década, el profesorado mantenía una fría distancia con el alumnado y se limitaba a impartir su asignatura. Hoy podemos ver una mayor relación y confianza tanto dentro como fuera del aula. No existe el temor de otro tiempo a la hora de preguntar o hablar con el profesorado. ¿Qué le ha hecho cambiar? La conciencia de nuevos valores educativos, entre los que se encuentra el respeto al alumno como persona. Hago esta reflexión para concluir que más importante que el término es el espíritu que lo inspira y desarrolla. Es ese espíritu y cultura que escapan a un análisis positivista lo que produce cambios en ideas, creencias, actitudes y comportamientos. Por otra parte, si bien es verdad que el término creatividad no aflora en la Ley de 1990 de forma redundante, la reforma incorpora el espíritu de iniciativa y creatividad respecto al currículum, a los centros, al profesorado y al alumnado. También está presente en el nuevo lenguaje, reflejo de una nueva concepción educativa. Mirada prospectiva He aquí algunos de los conceptos que, a mi entender, reflejan actitudes, habilidades y actuaciones que tienen que ver con el espíritu creativo: iniciativa, autonomía, innovación, calidad, autoaprendizaje, aprendizaje constructivo, aprendizaje por descubrimiento, clima organizacional, colaboración, equipo de profesorado, cultura de centro, profesionalidad, adaptaciones curriculares, atención a la diversidad, estrategias cognitivas, estrategias colaborativas, diversidad del currículum, currículum abierto y flexible, etcétera. La puesta en práctica de estos conceptos requiere la capacitación profesional del profesorado, una conciencia de apertura al cambio y un espíritu de iniciativa y de constante adaptación. Enseñar ya no es transmitir contenidos culturales, sino conseguir que el alumno cambie en actitudes, habilidades, hábitos y conocimientos. El aprendizaje no se plantea en términos de adquisición de saberes sino de cambios en conocimientos, habilidades, actitudes, hábitos. Se ha ampliado, pues, el propio concepto de aprendizaje. ¿En qué cambia el currículum? Uno de los aspectos relevantes de la Reforma en España es la visión curricular de los contenidos formativos. Frente al concepto de programa en el que predomina el contenido cultural, el currículum hace hincapié en las intenciones o metas educativas al tiempo que proporciona orientaciones para su consecución y evaluación. El currículum no es una mera planificación de objetivos, contenidos y actividades. Es, sobre todo, un modo de concebir e integrar los diferentes componentes que intervienen en educación, desde el marco sociocultural e ideológico al organizacional y didáctico. Como afirma E. Roca (1997), los estudios del currículum han adoptado enfoques tan diversos como: facilitador de una estructura de los contenidos, plan de instrucción, estrategia eficaz de consecución de metas, experiencia escolar, análisis de la práctica, mediador de poderes, agente de reflexión crítica, etcétera. La práctica pedagógica de la reforma de 1965 se focaliza sobre las unidades didácticas, la de 1970 sobre la enseñanza personalizada, la de 1990 sobre el proyecto didáctico como síntesis teórico-práctica de la actuación docente. Para no extenderme en un tema que por sí solo desbordaría nuestro espacio, señalo, de modo indicativo, aquellos nuevos valores incorporados en el currículum de la reforma española, y que quedan reflejados en el articulado de la LOGSE:

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A estos conceptos cabe añadir otros, como comprensividad, diversificación gradual, atención psicopedagógica, agrupamientos flexibles, evaluación integradora, tensión diferencial en el aprendizaje, etcétera. Las teorías psicológicas que están sustentando el currículum son la teoría genética de Piaget, la construcción social del aprendizaje de Vygotski, la teoría de la instrucción de Bruner, el aprendizaje significativo de Ausubel, los esquemas de conocimiento de Norman y la teoría comunicativa, la teoría de la elaboración de Reigeluth y Merrill.

¿En qué cambian los centros?

El centro educativo, considerado durante muchos años como entidad burocrática, pasa a ser considerado como organización con cultura propia. El centro no es la dirección, sino el grupo humano con sus valores, intereses, creencias y peculiaridades dentro de una comunidad educativa y un entorno sociocultural. Es un grupo humano que va cambiando y que se ha de esforzar por conseguir una cultura propia. Ha de crecer y desarrollarse generando proyectos y actividades que le diferencian de otros centros. Esto me da pie para hablar de creatividad institucional.

Alguien observará, con razón, que en algunos centros predomina la rutina, la burocracia, el conflicto con la dirección, entre el profesorado o entre éste y los alumnos. En tales casos, estaríamos en el nivel más bajo de desarrollo cultural y por consiguiente de creatividad. Ello no impide la existencia de centros con un alto grado de colaboración entre sus miembros, en los que la convivencia predomina sobre la disciplina, la profesionalidad sobre el voluntarismo, la cooperación sobre el individualismo, el debate sobre la imposición. El centro es una organización viva, cambiante en su organización, relaciones y funciones. El centro tiene la competencia para realizar el segundo nivel de concreción, a partir del currículum prescrito por la Administración.

"El centro pasa a ser la unidad privilegiada de formación del profesorado", se afirma en el Diseño Curricular Base (DCB). Esta nueva función da un nuevo sentido a cuanto en él tiene lugar. No sólo contribuye a la educación de los alumnos sino que posibilita la formación continuada del profesorado. ¿Cómo? A través de la investigación, la reflexión sobre la propia práctica y la realización de proyectos de innovación, según muestra S. de la Torre (1994). La relación entre compañeros es una fuente inagotable de formación, una vez que estos van tomando conciencia de que son profesionales de la enseñanza. La creatividad institucional es uno de esos conceptos que rompe con el enfoque psicológico que ha dominado el estudio de la creatividad durante casi un siglo. Estoy apuntando, pues, a una nueva visión que obligará a revisar el propio concepto de creatividad. Los centros u organizaciones educativas que aprenden, que desarrollan cultura propia, que progresan, que impactan en su entorno, son sin duda organizaciones creativas.

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246 Estoy refiriéndome a la creatividad como cultura institucional. El enfoque de interacción sociocultural sustituiría a las teorías psicológicas clásicas. La creatividad no está en el individuo, sino en la interacción entre sus capacidades y el medio social y cultural en el que se desarrolla. De este modo, la institución educativa es el lugar de formación del profesorado al tiempo que organización potenciadora o inhibidora de la creatividad. La historia del pasado pone en evidencia lo segundo. Confiemos en que la escuela del futuro demuestre lo primero. ¿En qué cambia el profesorado? La reforma asigna al profesorado nuevos roles y funciones, algunas de las cuales están estrechamente ligadas a la creatividad. Pero es sobre todo su misión como profesional de la enseñanza, innovador y creativo. El profesor de la reforma educativa (de infantil a bachillerato) no es un mero transmisor de información, ni un técnico que aplica el programa emanado de la administración, ni un mero trabajador de la enseñanza (enseñante) que se dedica a instruir, sino un profesional de la formación. Afirmar que el profesor es un profesional comporta cambios importantes. De forma sucinta podemos caracterizar al profesional con rasgos como: a) autonomía profesional; b) toma de decisiones adecuadas y pertinentes; c) resolución de problemas específicos de su campo; d) disposición al autoaprendizaje y formación continuada; e) posesión de un código deontológico. La concreción curricular por niveles y cursos, las adaptaciones curriculares a las necesidades educativas, las actuaciones tutoriales, los grupos colaborativos, la planificación de actividades y creación de situaciones de aprendizaje, la toma de decisiones y resolución de conflictos, la evaluación continuada y diferenciada, los proyectos de innovación, etcétera, son algunas de las nuevas exigencias que requieren iniciativa, inventiva, apertura… en suma, creatividad. A mayor apertura e indeterminación curricular, mayor libertad recae en el profesorado en su desarrollo e implementación. La libertad es una condición necesaria, aunque no suficiente, para la creatividad. Lo que haga cada profesor con esa libertad dependerá de su formación y su creatividad. El profesorado de la reforma debiera ser, a tenor de los roles que se le asignan, un profesional de la enseñanza innovador y creativo. En educación hay pocos comportamientos predecibles. La incertidumbre y la indeterminación son cualidades diferenciales del hecho educativo. Los cambios suelen ser consecuencia de múltiples circunstancias e interacciones difícilmente predecibles. Es un terreno, pues, propicio a la creatividad, en el que el docente ha de recurrir con frecuencia a la propia iniciativa en la planificación y toma de decisiones. Si en alguna profesión cabe exigir mayor formación en creatividad es en la de formador, pues no hay caminos hechos, sino que se van haciendo al andar por ellos. Y es porque, a pesar de las investigaciones, el proceso educativo aún tiene mucho de artístico, de impredecible, de creativo, incluso en la planificación, pues ésta nunca ha de ser rígida y lineal, sino flexible y abierta a lo nuevo. La creatividad docente se manifiesta en la propuesta de objetivos didácticos, en las actividades de aprendizaje, en la evaluación, pero sobre todo en la metodología utilizada. La divergencia y pluralidad de ideas encuentran en el método un reto a su profesión de igual modo que el paisaje provoca al artista, los volúmenes al escultor, los espacios al arquitecto, o lo desconocido al investigador. El profesor creativo recurre con frecuencia a estrategias variadas y motivantes, participativas, implicativas, de autoaprendizaje. Transmite la imagen de que es el propio alumno el que aprende por sí mismo y en su relación con los compañeros. Pero donde entiendo que resulta más relevante el potencial creativo del profesorado de cualquier reforma, no es tanto en la docencia, cuanto en la generación de climas y entornos estimuladores de aprendizaje. La creatividad es un potencial que aflora fácilmente cuando se dan las condiciones ambientales adecuadas. Cuando un profesor(a) en el desarrollo de sus respectivas materias facilita la ideación, la libre expresión, la inventiva y el redescubrimiento del propio entorno, está facilitando actitudes y desarrollando habilidades creativas. La creatividad, en tanto que valor y actitud, se absorbe a través del ejemplo, del ambiente. La habilidad será consecuencia de la ejercitación y esta se facilita con la valoración positiva y el reconocimiento.

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247 El Diseño Curricular Base insiste en la investigación educativa como medio para reflexionar sobre la propia práctica y tomar decisiones curriculares. "Esta reflexión y revisión del proceso de enseñanza y aprendizaje, se afirma, pone de manifiesto la necesidad de que los profesores sean investigadores en sus aulas… De forma más directa, la investigación permite el desarrollo de modelos de actividad educativa, materiales didácticos y enfoques curriculares que sirven de soporte para la renovación efectiva y concreta de la enseñanza… Considerar al profesor responsable de la concreción del diseño curricular supone atribuirle la responsabilidad de tomar una serie de decisiones a partir de la reflexión sobre lo que su experiencia y su formación le van indicando". Estas y otras muchas afirmaciones están pidiendo, a mi entender, un profesional innovador y creativo. ¿En qué cambia la consideración del alumnado? La reforma educativa también incorpora novedades en la consideración del alumno. Si en la Ley de 1970 se insistía en una enseñanza personalizada, en ésta se parte de concepciones constructivistas y se insiste en el aprendizaje significativo. Se pasa, pues, de un modelo centrado en el profesor a otro centrado en el alumno. "La educación escolar pretende la construcción por parte del alumno de significados culturales". ¿Dónde podemos ver la creatividad? En la diferente forma de considerar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Mientras que en el sistema tradicional el alumno es receptor pasivo de la cultura, en el diseño curricular se insiste en el aprendizaje significativo para asegurar la funcionalidad de lo aprendido; en el aprendizaje activo por parte del alumno, estableciendo relaciones ricas entre el nuevo contenido y los esquemas de conocimientos previos. Estamos ante un aprendizaje que no es mecánico ni receptivo, sino que se va construyendo, generando, recreando, con la ayuda del docente, de los compañeros y de nuevos recursos. Por otra parte, la evaluación no tiene la finalidad exclusiva de la promoción académica y la calificación, sino que se pretende que sea formativa y orientadora; el concepto de evaluación se extiende a los diferentes elementos del sistema educativo, tanto referidos al currículum como al centro, gestión, administración y al sistema educativo en general. Estos son algunos cambios conceptuales promovidos por la reforma y que tras ellos advertimos cierta creatividad encubierta. El temor que nos invade, sin embargo, es que se quede en mera filosofía para satisfacción de algunos teóricos, en mera declaración de principios para la galería, en utopía carente de los recursos necesarios para convertirla en realidad. Que se defienda en simposios internacionales, en congresos y seminarios, en publicaciones , pero que se siga enseñando y aprendiendo como hasta ahora. Los cambios por decreto son útiles a nivel estructural y organizativo, pero poco efectivos a nivel personal. "Las reformas en educación — escribe I. Cantón (1995)— representan un universo tan complejo y problemático que podemos movernos en el mero dominio de las jergas, lemas y simbologías como pura fachada para perpetuar lo que existe, camuflado bajo grandes declaraciones, mientras que proyectos y dinámicas realmente transformadoras pasan desapercibidas". No le falta razón. Para que una propuesta renovadora alcance sus metas es preciso que sea viable, asumida por quienes han de aplicarla, progresiva, acompañada de formación, ejemplificada con nuevos materiales. Esto es, que llegue a formar parte de la cultura profesional del docente. Ninguna idea, comportamiento o actuación está plenamente asumida hasta que no forma parte de la cultura de las personas e instituciones. De ahí que la cultura sea ese nuevo concepto integrador de inquietudes, expectativas, creencias, pautas, etcétera, compartidas por la comunidad educativa. De las ideas a las acciones Cuando amor y creatividad trabajan juntos es fácil esperar un impacto esencial, una huella indeleble, una obra maestra.

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248 En cualquier reforma educativa suele prevalecer el discurso legal, el ideológico, el pedagógico y en el mejor de los casos el curricular, sobre el lenguaje metodológico y de la praxis. La formación del profesorado ha consistido muchas veces en instruirle de las características formales y psicopedagógicas de la nueva ley, sin descender a la práctica del aula. Se instruye al profesorado en el nuevo lenguaje y sus procedimientos y éste será capaz de utilizarlo, pero ello no quiere decir que se produzcan cambios fundamentales en su estilo docente. El control se realiza sobre informes, programas y conductas externas, porque son los indicadores más fáciles de comprobar, pero ¿qué cambios de concepción pedagógica, de creencias, de actitudes, de roles, de estilos, de relaciones, se consolidan? Estos son los cambios verdaderamente importantes en una reforma y en una innovación. La creatividad de los formadores facilita tales cambios. Cuando el formador utiliza estrategias creativas, sintoniza más fácilmente con aquel que está formando; sobre todo porque dichas estrategias implican al discente en su propio aprendizaje. Ni el formador de formadores, ni el profesor respecto a sus alumnos producirán cambios importantes si no pasan de la información a la reflexión, aplicación e implicación. La mera información no genera cambios importantes en las personas, pero sí la aplicación y la implicación afectiva. El estudio diagnóstico llevado a cabo por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (ince) sobre la implantación de la reforma (Ver en la bibliografía los siete informes incie publicados en 1998) pone de manifiesto que si bien existen reticencias y rechazo por parte del profesorado de secundaria hacia la reforma, se aprecia una mayor conciencia con respecto a los nuevos valores traducidos en objetivos de procedimiento y actitud. Se tienen en cuenta a los alumnos con necesidades educativas especiales y utilizan materiales de elaboración propia. Se incorporan nuevas alternativas docentes como son metodologías innovadoras y participativas, trabajos de investigación, talleres y otras formas implicativas y de autoaprendizaje (Diagnóstico General, 1998: 62). Se incorpora la observación como estrategia evaluativa, las dinámicas y los trabajos realizados en equipo. La colaboración se pone de manifiesto en las reuniones periódicas del profesorado. Los tres organismos más valorados por el profesorado son: la dirección del centro, los departamentos didácticos y los departamentos de orientación. Percibimos en esta opinión un cambio de carácter profesionalizador. El profesorado de primaria parece estar mayoritariamente de acuerdo en la superioridad del "aprender a aprender" sobre el aprendizaje memorístico, en el tratamiento global de los contenidos más que por áreas, en tener en cuenta el pensamiento divergente y creativo más que circunscribirse a los conceptos y su memorización, en adaptar los contenidos a las características de los alumnos, en el material elaborado por el profesorado más que el de las editoriales (incie, p. 140). Se aprecia una buena disposición para usar metodologías innovadoras y creativas, como es el trabajo globalizado y por grupos, talleres y otros procedimientos activos. El Informe Global (incie, 1998) sobre la enseñanza secundaria obligatoria pone de manifiesto una alta consonancia entre la valoración y utilización (superior a 3 sobre 5) de documentos e instrumentos de programación tales como materiales, guías, libros de texto, notas, programación de aula, etcétera. Sin embargo, los materiales más utilizados son los de elaboración propia seguidos de los libros de texto, de la prensa escrita, video y computadoras. Coexisten en la ESO la metodología innovadora y participativa con la convencional y la exposición magistral (p. 74) "con importancia relativamente similar". Sin embargo, lo que se plantea como problema es atender a la diversidad del alumnado sin contar con medios y procesos adecuados, problema agravado con el aumento de la indisciplina y con los alumnos denominados "objetores escolares", por rechazar la escolarización. Es por ello que si bien es mayor la aceptación que el rechazo no encuentran la forma operativa de llevarlo a la práctica. Opinan que las tutorías no garantizan la diversificación. Los procesos de cambio de una reforma requieren ilusión y tiempo. Veamos en el siguiente ejemplo la importancia de la implicación del profesorado en la solución creativa de problemas. El individualismo y el aislamiento del profesor en su aula han sido rasgos habituales en la enseñanza tradicional. La reforma actual trata de impulsar el grupo colaborativo entre los profesores frente al "celulismo" anterior. Un reto nada fácil de conseguir.

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249 De cualquier modo, los cambios de roles y actitudes se consiguen mejor con la realización de proyectos de innovación que con cursos y seminarios. El tomar conciencia colectiva de un problema es un buen inicio. En el colegio X el ‘absentismo’ no es del profesorado sino del alumnado. Está situado en una barriada periférica de una gran ciudad y en él acuden niños de diferente procedencia cultural. El profesorado asume el hecho diferencial, pero no consigue reducir el ‘absentismo’ escolar, tanto más grave cuanto que afectaba a escolares de primeros cursos de EGB. En una de las reuniones de profesores de ciclo inicial alguien planteó si podrían hacer algo para evitar tanta falta de asistencia, ya que durante unos días de gripe una profesora quedó prácticamente sola en clase. Este hecho, ocasional, resonó como un timbre de alarma. Estaban conviviendo con el problema, pero no lo percibían como tal. Tras tomar conciencia del mismo e identificar sus causas realizaron una revisión del currículum que estaban desarrollando. Lo importante ahora no era desarrollar el programa, sino atraer a los alumnos. Dicho de otro modo, crear tales estímulos que pudiera más la atracción del colegio que las sugerencias familiares. Los profesores y profesoras de ciclo inicial elaboraron un proyecto innovador consistente en organizar los contenidos del currículum en forma de talleres distribuidos por la clase. De este modo, el aula dejaba de ser el lugar aburrido y de trabajo tedioso, para convertirse en un espacio de distracción y de superación de los propios límites. Cada uno podía ver cómo progresaba en las diferentes actividades. El alumno iba pasando de un taller a otro según su propio ritmo. Tanto interés despertó que alguno de los que antes faltaba llegaba a decir: —"Seño, déjeme un poco más, que lo prefiero al recreo". Una expresión que por sí sola evidencia los cambios conseguidos. El profesorado había captado el espíritu innovador y creativo de la reforma. Tal vez convenga remarcar que lo más intrínseco de la creatividad no está en las leyes ni en las reformas, sino en la actitud de las personas. Resulta alentador que la normativa legal y la administración favorezcan el estudio y desarrollo de la creatividad, pero lo más importante es tomar conciencia de su valor humano y social. La creatividad no es una cualidad más sino el atributo que más contribuye al desarrollo y enriquecimiento de los pueblos. Sin creatividad no hay progreso. Estamos en la era de las reformas educativas, ha escrito R. Marín (1996). "El término creatividad —afirma dicho autor— también ha sido empleado, pero generalmente más que a reformas o innovaciones en el sistema educativo, se ha referido a alguno de los objetivos que querían conseguirse con él, o a nuevas metodologías. En las leyes de educación de esta segunda mitad del siglo XX es raro que no se haga mención a la creatividad" (p. 11). En resumen, la reforma educativa española promueve la creatividad, no tanto con referencias terminológicas cuanto con propuestas abiertas al cambio, a las innovaciones, al desarrollo personal e institucional, a la profesionalidad docente, a la formación continuada, al aprendizaje significativo, a la calidad de la enseñanza, al currículum flexible, al aprendizaje significativo, a las metodologías activas, al desarrollo de estrategias cognitivas. La reforma es un nido de innovaciones y cambios de diferente complejidad y alcance. Pero lo más relevante es que hemos aprendido a ver la creatividad como una cualidad que trasciende al individuo. La creatividad no es sólo la aptitud personal a la que nos ha acostumbrado la psicología de mediados de siglo, sino que es ante todo una actitud, un estilo de vida, un clima, una cultura, un valor, una forma de afrontar y resolver problemas; en suma, un bien social que es preciso fomentar para asegurar el crecimiento de los pueblos. Por eso, educación y creatividad han de estar inseparablemente unidas si queremos construir el futuro. La práctica concreta, sin embargo muchas veces está lejos del ideal al que aspiramos. Pero es precisamente esta tensión diferencial entre la realidad y la utopía la que promueve el cambio y

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250 nos hace avanzar hacia adelante. A veces he dicho que lo mejor de la reforma educativa española es aquello que no se llega a aplicar por su carácter ideal y utópico, pues es lo que promueve el diálogo, la discusión, la reflexión, la formación, el sentipensar. Porque hemos de caminar hacia formas nuevas en las que el pensar y el sentir se fusionen en la acción. Pensamiento y sentimiento están unidos en la creatividad. Por lo tanto, educar en la creatividad es hacer patente todas las posibilidades ocultas de la persona y entre ellas su sensibilidad, afectividad, capacidad de emocionarse y de comprometerse. Por eso, me atrevo a afirmar con toda rotundidad,

cuando amor y creatividad trabajan juntos, es fácil esperar un impacto esencia, una huella indeleble, una obra maestra.

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