El tabaquismo: Teoría, repercusión para la salud y para el deportista fumador. Apuntes para su análisis
Enviado por dislayne
- Resumen
- Desarrollo
- Referentes Teóricos
- El tabaco y los efectos para la salud
- Importancia del deporte en la salud y para el deportista fumador
- Que podemos hacer educativamente
- Conclusiones y Recomendaciones
- Bibliografía
El presente trabajo es una revisión teórica sobre el tabaquismo y su repercusión en el deportista fumador. Para el mismo se realizó el análisis de documentos y material bibliográfico así como entrevista a especialista del tema en la Educación para la salud, además de el criterio de deportista y entrenadores sobre el mismo. Se profundiza sobre todo en la adolescencia por ser esta etapa decisiva en la formación de actitudes y valores y por la representación social que de ella se tiene y por la importancia del grupo en la etapa trabajada y la tendencia imitadora del mismo así como por el aumento del índice en la comunidad internacional de fumadores en esta etapa.
Palabras clave: Deporte. Salud. Tabaco. Adolescente.
El tabaco es una de las drogas más consumida por los escolares constituyendo, por tanto, uno de los problemas prioritarios de Salud Pública en la preadolescencia y adolescencia. (Villalbí, y cols., 1995). En la práctica, el consumo entre los jóvenes sigue siendo muy elevado y la incorporación a este hábito se produce entre los 12 y los 14 años (Pérula de Torres y cols., 1998; Llave Gomero y cols., 2001; Sala Felis y cols., 1994). Incluso algunos estudios la edad de inicio alarmantemente entre los 9 y 11 años (Pascual Lledó y cols., 1996 y Sala Felis y cols., 1988).
Dentro del ámbito relacionado con otro tipo de drogas distintas al tabaco, Duque Alcuña y cols., (1995) indican que los adolescentes entre 12 y 16 años que han probado el alcohol, supera el 70% y más de un 30% bebe alcohol habitualmente.
Estos datos indican que la educación para la salud es fundamental en el tratamiento este problema. Además el objetivo final de alcanzar calidad de vida pasa por aquí, por hacer que la población, más específicamente, los jóvenes, participen activamente, modificando sus comportamientos insanos, eliminando factores de riesgo y procurando alternativas preventivas, como la realización de práctica deportiva de forma habitual.
Los efectos nocivos que sobre la salud tiene el cigarrillo, son conocidos por la población general debido a las campañas de prevención lideradas por organismos de salud; pese a esto, el hábito de fumar persiste y cada vez es menor la edad (11 a 13 años) en que los niños lo adquieren, por lo que se calcula que hoy menores de 18 años, pueden llegar a morir en un futuro por enfermedades asociadas con el tabaquismo.
Es por esto que es interés nuestro acercarnos teóricamente a este flagelo que día a día cobra más fuerza en nuestro país, por lo que es objetivo de nuestro trabajo:
- Referentes Teóricos.
- Relacionar el tabaco y los efectos sobre la salud.
- Declarar la importancia del no fumar para el deporte y los daños sobre el deportista fumador.
- Fomentar el trabajo educativo extensivo.
Para darle cumplimientos a estos objetivos nos hemos propuestos realizar diferentes tareas:
- Análisis de documentos sobre la temática.
- Proyectar la temática sobre los programas nacionales anti-tabaco.
- Recoger información sobre el tema en otros documentos que traten la temática.
Exclusivamente, este trabajo aborda uno de los fenómenos que mayor incidencia tiene en las sociedades actuales, desde el punto de vista social y sanitario, como es el TABACO. No se trata de una elección casual. El uso y abuso que del tabaco hacen hombres y mujeres, y muy especialmente los más jóvenes y adolescentes, así como la política de lucro que sigue la industria tabaquera por encima de cualquier consideración hacia la salud, y los efectos que a medio y largo plazo provoca el tabaco en los fumadores así como en el resto de la sociedad, justifican sobradamente su presencia aquí.
La evidencia médica sobre los riesgos asociados al consumo de cigarrillo crece cada día; el daño del humo y la nicotina (además de otros compuestos del cigarrillo) sobre los pulmones y el corazón, es algo reconocido por la mayoría de las personas, pero pocos tienen conocimiento del perjuicio de fumar sobre otros órganos, como nariz, senos paranasales y laringe. Según afirman especialistas, el humo del cigarrillo es una de las principales causas de enfermedad a nivel de los senos paranasales, ya que provoca inflamación constante en los tejidos al interior de la nariz. Cuando esto ocurre, hay serias alteraciones con la respiración; en forma adicional, la nicotina es nociva para la membrana que recubre el interior nasal. El humo no afecta tan sólo a la persona fumadora, sino a niños y adultos alrededor ("fumadores pasivos"). Diferentes estudios han comprobado ya la relación existente entre madres fumadoras y posterior desarrollo de asma en sus hijos; en este sentido, es alentador el informe presentado ante la Conferencia Internacional sobre el Tabaco y la Salud, realizada en fecha reciente, donde se afirma que las mujeres embarazadas son más receptivas a mensajes educativos para dejar de fumar. Debido a que el embarazo es un acontecimiento muy significativo para la mujer, 4 de cada 10 embarazadas fumadoras, decide dejar el cigarrillo durante este período; lo anterior se aplica principalmente a mujeres con alto nivel educativo. Sin embargo, otros datos no son tan alentadores; el consumo de cigarrillo ha aumentado en importante porcentaje en las mujeres en general, haciendo que el cáncer de seno haya sido desplazado por el de pulmón como primera causa de muerte por cáncer en mujeres (SaludHoy noticias, noviembre 5 de 1999). Pese a inversiones millonarias en campañas educativas, el número de fumadores continúa en aumento, pasando de 25 por cada 100 adultos entre los 18 y 24 años en 1990, a 29 por cada 100 en 1997. Información anterior había demostrado el lazo existente entre cigarrillo y enfermedad del corazón, sin embargo, según afirman los autores del reciente estudio, el cigarro es igualmente nocivo, y personas que lo consumen en forma usual, tienen un riesgo incrementado de morir por problemas cardiovasculares.
Se cree que los elementos tóxicos presentes en el tabaco aumentan la unión entre células encargadas de la coagulación en la sangre (plaquetas) y contribuyen a la formación de placas de ateroesclerosis (placas de lípidos o grasa en el interior de las arterias).
Referentes TeóricosLa planta del tabaco pertenece al género nicotiana, familia botánica de las solanáceas; es la única en la naturaleza capaz de sintetizar el potente alcaloide nicotina, que conserva aún en sus hojas secas. Es originaria de América y conocida en Europa después del descubrimiento en 1492. Fueron Rodrigo de Jeréz y Luis de Torres los primeros en contar como los nativos de Cuba lo consumian, enrollando las hojas en forma de mosquete e inhalaban su humo.
Puede ser consumido de diferentes formas: en polvo, en cigarro puro, en pipa y para mascar.
Inicialmente era usado con fines medicinales y fue introducido en Europa en 1570 por Jean Nicot (a quien debe su nombre la nicotina), que era embajador francés en Portugal.
La nicotina fue aislada por primera vez por Poseel y Reiman en el año 1828 y fue Orfila quien inició en 1843 las primeras experiencias farmacológicas con ella.
El uso del tabaco como placer comienza en Europa sólo a principio del siglo XVIII, e incialmente se consumía en pipas y en forma de rapé.
La producción industrial del cigarro se inició a mediados del siglo XIX y la primera fábrica estuvo en Sevilla, España.
Actualmente la producción industrial se hace cada vez más sofisticada, tratando de bajar los niveles de alquitrán y reducir el porciento de nicotina, sustituyendo su acción sobre el paladar con múltiples sustancias químicas (alrededor de 500) para conciliar las demandas de las productoras, la publicidad y los organismos internacionales de salud sobre la mención de advertencia de daño a la salud que deben llevar las cajetillas.
Hoy, es este un tema agudo y polémico, que llega hasta anunciar los llamados "cigarros sin humo" (smokeless), ya que como es conocido, es en el proceso combustivo que se produce la mayor cantidad de tóxicos al organismo. También son llamados "cigarrillos ecológicos" o "cigarrillos limpios" (incluye el tabaco mascado y el que se esnifa) y su consumo es cada vez mayor entre adolescentes en occidente, aunque dañan menos el ambiente, no dejan de ser igualmente dañinos a la salud; especialmente a la orofaringe.
Nos sentimos obligados a ser promotores activos en la lucha contra el tabaquismo mundialmente, ya que en gran medida somos responsables del origen de este dañino hábito y su difusión en el mundo.
Componentes del cigarrillo.
Hoy día el cigarrillo es el factor de riesgo a la salud más generalizado y con mayor suma de componentes irritantes tóxico y cancerígeno.
Los fumadores deben conocer que la temperatura del tabaco incandescente (quemándose) es de 300 grados centígrados y cuando se fuma alcanza de 900 a 1100 grados centígrados, mientras que la temperatura del humo que se respira es de 55 a 60 grados centígrados.
Las diferencias de la temperatura del humo respirado y del aire atmosférico actúan de modo destructivo sobre el organismo y ante todo, sobre el estado del esmalte dental, la mucosa, la cavidad bucal y nasofaringe, por lo que se crean así las llamadas "puertas de entrada" para innumerables microorganismos. Un cigarro encendido es una fábrica química única, que produce más de 4 mil compuestos diferentes, incluidas más de 40 sustancias generadoras directas de cáncer, y en menor grado, 12 sustancias que posibilitan el surgimiento del cáncer en determinadas condiciones. Los más importantes son la nicotina, el alquitrán y el monóxido de carbono y en general las sustancias irritantes.
La nicotina es una sustancia química alcaloide, que al actuar sobre receptores específicos provoca a nivel de la médula suprarrenal secreción de catecolaminas con los consiguientes efectos deletéreos sobre el aparato cardiovascular como son: elevación transitoria de la presión arterial, vasoconstricción periférica, aumento del automatismo de la célula cardiaca, depresión de la conducción y disminución del umbral de febrilación ventricular e incremento de la agregación plaquetaria.
Las acciones sobre el sistema parasimpático, fundamentalmente, determinan aumento de la secreción del ácido clorhídrico gástrico y disminución de la secreción pancreática de bicarbonato. Esta estimulación aumenta también la velocidad del tránsito intestinal, por lo que los alimentos están menos tiempo en el estómago y duodeno, provocando episodios diarreicos e incluso vómitos.
Asimismo, la nicotina actúa sobre el Sistema Nervioso Central como estimulante transitorio, lo que algunos perciben como mayor capacidad de concentración, seguido de depresión del mismo.
La nicotina tiene efecto local irritante sobre las papilas gustativas y la mucosa bucal, con aumentos transitorios de la secreción salival seguido de inhibición, produce a la vez aumento temporal de la glucemia, inhibición de los centros del hambre y sed en el hipotálamo.
Estas acciones farmacológicas de la nicotina la hacen responsable de los síntomas desagradables de abstinencia observadas, lo que la convierte en la sustancia crítica en la dependencia de esta droga socialmente aceptada: el cigarrillo.
El alquitrán es una sustancia untuosa, de color oscuro, olor fuerte y sabor amargo, componente del cigarrillo, que se desprende fundamentalmente de la combustión del papel del cigarrillo y en menor medida, del tabaco. En la composición del alquitrán del humo del tabaco intervienen 38 hidrocarburos aromáticos cíclicos que provocan cáncer, incluidas las nitrosaminas, alienos asomáticos, isoprenales, pisenos, benzopirenos, crisenos, antrasenos y otros. Además, contiene ácidos débiles, que actúan como cancerígenos, estimulando el crecimiento de los tumores a disímiles niveles.
Existen testimonios en cuanto a que en las condiciones de clima tórrido el fumador consume más alquitrán del tabaco, es decir, por regla general, fumar cigarrillos más fuertes, con frecuencia sin filtros, y en grandes cantidades. Por ejemplo, Cuba ocupa el tercer lugar en el mundo en cuanto a consumo de cigarros percápita, además, de que los cigarrillos de mayor consumo son los de tabaco negro, precisamente los de más contenido de alquitrán, aumentando la potencialidad de riesgo para la salud del tabaquismo.
El monóxido de carbono es un gas incoloro, muy tóxico (es el que se expele por los escapes de un auto), que se produce en la combustión del tabaco y el papel del cigarrillo. El monóxido de carbono desplaza al oxígeno de la hemoglobina, formando un componente nocivo: la carboxi-hemoglobina. Como resultado de esto se impide un adecuado abastecimiento de oxígeno a células, tejidos y órganos. El monóxido de carbono aumenta el contenido total de colesterol así como su captación por el endotelio vascular a la vez que disminuye la concentración de lipoproteínas de alta densidad (LDH-C) de conocida acción cardioprotectora. La exposición al monóxido de carbono, la duración de la misma y los niveles de colesterol son factores interdependientes en el desarrollo de aterogénesis. Este gas incide de forma más ocusada en el feto, responsable de su bajo peso al nacer y de diversas lesiones en hijos de madres fumadoras. Igualmente, es el factor de mayor responsabilidad en producir enfermedades respiratorias crónicas.
Las sustancias irritantes son aquellas que directamente dañan las vías respiratorias (tráquea, bronquios, pulmones), provocando hiperplasia e hipertrofia de las glándulas mucosas (lo que explica la tos y esputos abundantes en los fumadores); la inflamación y colapso de las vías aéreas, menores de 2 mm, y la destrucción de las paredes alveolares de la parte central del lóbulo pulmonar (enfisema centrolobulillar).
Las sustancias irritantes alteran los procesos de purificación pulmonar, transforma el epitelio cilindrocelular de los bronquios en planocelular, contribuye a la aparición de células bronquiales atípicas, elevada secreción de flema, inflamación, hipertrofia de la musculatura lisa y alteraciones inmunológicas que reducen las funciones defensivas del organismo.
El tabaco como droga.
De forma similar, esta sustancia cumple con la definición de "adicción" que emite la Organización Mundial de la Salud, OMS, ya que el componente adictivo es cualquier sustancia que produzca dependencia física o psíquica y genere síndrome de abstinencia al dejarla.
El hábito del cigarrillo está determinado por factores fisiológicos y psicológicos. Debido a que las sustancias que lo componen tienen acción adictiva los efectos de la retirada como irritabilidad, inhabilidad para concentrarse, e insomnio se observan con frecuencia después de suspender el hábito y duran algunas semanas.
Sin embargo, cuando los síntomas agudos de retirada son importantes, otros factores psicosociales surgen en el mantenimiento de la abstinencia. Por lo anterior, algunas estrategias actuales para la suspensión del tabaquismo incluyen el uso del parche cutáneo o chicle de nicotina. La idea es impedir el descenso brusco de los niveles de nicotina y la aparición de síndrome de abstinencia y reducir en forma considerable el número de cigarrillos diarios, más tarde se va "destetando" de la nicotina al paciente. Es posible que el tabaquismo bajo la influencia de una amplia variedad de circunstancias y situaciones, que están relacionadas, con frecuencia lleve a reforzar el hábito de fumar. Esto se acentúa por la manipulación oral, manual y respiratoria involucrada en el encendido, bocanada, y manejo del cigarrillo. Lo anterior se asocia al placer y la relajación del uso concomitante del alcohol, el terminar una comida, tomar un café, o la disminución percibida de estados de ánimo no placenteros como la ansiedad, tensión, aburrimiento y fatiga. Romper con estos patrones no es fácil.
¿Cuándo hablamos de dependencia física?
De acuerdo con la OMS, se entiende por drogodependencia "un esquema de comportamiento en el cual se da prioridad al uso de una sustancia frente a otros comportamientos considerados antes como más importantes". Hablamos de dependencia física cuando el uso recurrente de una droga genera una adaptación fisiológica por la cual el funcionamiento orgánico del sujeto se ve alterado si no se administra la sustancia, o si la dosis consumida se reduce por debajo de cierto umbral.
Si una vez establecida esta dependencia, se interrumpe o reduce la administración de la droga, aparecerá un síndrome de abstinencia específico. La droga se ha incorporado al metabolismo del sujeto. El organismo se ha habituado a la presencia constante de la sustancia, de tal manera que necesita mantener un determinado nivel en sangre para funcionar con normalidad.
¿Que es la dependencia psicológica?
Se trata de aquel vinculo con una droga caracterizado por el deseo apremiante de experimentar sus efectos, sea porque favorece experiencias positivas [relajación, sensación de fuerza, inhibición del cansancio y el sueño, pérdida de apetito, etc.], sea porque permite rehuir reacciones negativas (aburrimiento, timidez, sensación de incapacidad, etc.). Además de su relación con los efectos farmacológicos de la sustancia, tiene que ver con el ajuste psicosocial que el sujeto establece con ella.
La fase más trabajosa a la hora de aprender a vivir sin el recurso compulsivo a las drogas se centra en desactivar esta dependencia psíquica, propiciar cambios en la conducta, las emociones y, en general, los estilos de vi- da del sujeto, que le permitan funcionar psíquicamente (obtener satisfacción, superar el aburrimiento, afrontar la ansiedad, tolerar la frustración, establecer relaciones sociales, mejorar su rendimiento deportivo, etc.) sin necesidad de recurrir a las drogas.
Ser fumador es el resultado de un proceso que tiene al menos dos momentos: iniciación y consolidación o uso regular, determinados por diferentes factores.
Factores que determinan la Iniciación:
Sociales:
– Imitación de conductas de aceptación social.
– Exigencias del grupo de pertenencia en la adolescencia.
– Modelo familiar (padres y abuelos).
– Aceptación social del consumo.
– Desarrollo de habilidades sociales de afrontamiento.
– Disponibilidad.
– Publicidad.
Personales:
– Sistema de necesidades, valores y actitudes.
– Efectos psicológicos y fisiológicos de los primeros cigarros.
– Extroversión.
– Creencias tabaco-salud.
– Edad.
– Sexo.
– Formación de la autoestima y el concepto de autoeficacia.
Factores implicados en el mantenimiento y consolidación del consumo:
Efectos psicofarmacológicos de la nicotina:
– Efectos bifásicos sobre el sistema nervioso central (sedante-estimulante).
– Poder reforzante de la nicotina, para reducir efectos negativos de la abstinencia y para facilitar efectos placenteros y estados positivos.
Sistema de condicionamientos asociados a la conducta de fumar:
– Hábitos y costumbres.
– Asociación a estímulos externos (café, alcohol, actividades sociales, fiestas, juegos, reuniones).
– Asociación a estímulos internos (sistema de creencias, necesidad de repetir un ritual).
– Estilo de vida.
– Aprendizaje social: Se refiere según explica Bandura (1982) a que la dependencia psicológica y física se produce no sólo por el efecto químico directo, producido por la sustancia en el individuo, sino que tiene determinantes culturales y sociales, dadas en las creencias aprendidas socialmente y que devienen en reforzadores directos y el aprendizaje inicial socialmente deformado se mantienen como problemático posteriormente.
Esto explica la diferencia entre adicción y dependencia. La segunda responde al mecanismo descrito, es condicionamiento y la primera aparece cuando el organismo habiendo sufrido cambios fisiológicos a causa de la droga, tiene necesidad de su acción para continuar funcionando.
Factores personológicos:
– Dificultades en el control de impulsos.
– Baja tolerancia a la frustración.
– Autorregulación determinantemente externa (deberías, tengo, culpabilidad vs responsabilidad).
– Pobre desarrollo de la autoestima.
– Necesidad infantil de placer y bienestar.
– Pensamiento dicotómico (reconocimiento cognitivo del daño a la salud) y necesidad de abandono vs. Privación incapacidad para lograrlo).
Fumar como herramienta psicológica:
– Estrategía de afrontamiento de situaciones estresantes y resolución de problemas.
– Pobre desarrollo de habilidades sociales y conductas asertivas.
– Control del peso corporal.
La conducta resultante, independientemente de sus determinantes es automática y suele iniciarse en la adolescencia, así podríamos preguntarnos: si las primeras experiencias con el cigarro son generalmente desagradables, ¿cómo se automatiza esta conducta?
El malestar inicial es rápidamente superado si continua el uso de la sustancia productora de dependencia, por establecerse cambios fisiológicos en el organismo, todo lo cual se refuerza por su asociación a situaciones sociales agradables y gratificantes. El análisis conductual del hábito de fumar explica que el aprendizaje se produce por condicionamiento operante (Manual de estudio en tecnología educativa. 1993), esto significa en términos del paradigma conductual Skinneriano, que la repetición de consecuencias gratificantes (C) del estímulo, (E) que es fumar, se convierten, además en nuevos estímulos y reforzadores de la conducta de fumar, simplificando la cadena conductual, es decir, las consecuencias (C) pasan a ser estímulos discriminativos (ED). Así las consecuencias de una respuesta se constituyen en un estímulo que produce dicha respuesta.
E—–R—–C—–ED—–R—–C
(E) Significa estímulos antecedentes, que en el caso del fumador pueden ser los cigarros propiamente, ante cuya presencia existe una alta probabilidad de que el sujeto fume.
(R) Es respuesta que se asocia a consecuencias.
(C) Efectos sedativos y estimulantes de la nicotina, valores asignados socialmente al cigarrillo. Siendo gratificantes esas consecuencias, como generalmente ocurre, se convierten en estímulos discriminativos (ED) y de esa forma el recuerdo de estas consecuencias (C) activa nuevamente la cadena conductual y el individuo vuelve a fumar (Aguilar,R. 1992).
La conducta de fumar está multideterminada y multimotivada. Russell, describe 7 tipos de motivos de fumar que tipifican estilos de fumar, que son:
- Psicosocial: Predominio de factores psicológicos y sociales asociados al hábito de fumar. Ej: búsqueda de aceptación. Anticipación de la adultez.
- Sensorio-motriz: Predominan los rituales asociados al cigarro, tales como: la manipulación de la cajetilla, darle golpes, inhalar de una manera, pasarlo de mano, etc.
- Indulgente: En este caso fumar se asocia a momentos agradables, sobremesa, después del café, etc. Se fuma muy poco, sólo en esos momentos.
- Sedante: Fumar se emplea como mecanismo para la reducción de la tensión.
- Estimulante: Fumar aporta mayor cantidad de energía cuando el sujeto está cansado o requiere concentrarse en algún trabajo.
- Adictivo: Aquí se encuentran los fumadores moderados y grandes fumadores, hay dependencia de la nicotina, fuman cada 30 ó 45 minutos y en menos tiempo.
- Automático: Se refiere a fumadores que lo hacen automáticamente, ante cualquier señal externa, a veces como imitación. Citada por Zaldívar, D. (1988).
Dentro de esta multicausalidad tiene un importante rol el pensamiento. Los estímulos discriminativos en la secuencia conductual devienen estímulos internos, dados por el pensamiento elicitador poderoso del deseo de fumar. Cuando le preguntamos al fumador ¿qué es el deseo?, ¿cómo es?, lo describen como una urgencia imperativa, incontrolable e inaplazable; de repetir esta conducta, ¿de dónde surge entonces el deseo?. El deseo designa una necesidad, la necesidad de un objeto capaz de asociarla, pero la existencia de un deseo no lleva necesaria ni obligatoriamente a la actuación de manera automática, ni mucho menos el deseo significa ya un acto volitivo.
El acto volitivo en sí mismo implica no sólo una intención, sino una finalidad y una ejecución, precisamente, entre estos dos aspectos, se debate un complicado proceso de lucha interna, de pugna de motivos, o de "deseos" diferentes en el fumador que quiere dejar de fumar, existe la intención de hacerlo, pero el obstáculo para la ejecución de la decisión está justamente en que el abandono no es "deseado", y sí lo es el objeto de gratificación, el cigarro.
El deseo muchas veces es fantaseado por la actividad imaginativa, y se le adjudican, cualidades inexistentes realmente en el objeto deseado. El deseo es un verdadero acto volitivo cuando se convierte en "querer" y cuando se tiene el conocimiento y el convencimiento de una postura respecto a la realización, la convicción de llegar a dominar los medios correspondientes que conducen a su realización. Justamente aquí se produce la disonancia en los fumadores, en que disminuye la autoimagén de eficacia y se crea una relación de ambilavencia respecto al objeto.
Cuando la decisión de dejar de fumar es una acción volitiva y no intencionada, es decir, construida a partir del reconocimiento cognitivo del daño a la salud o de problemas económicos, etc. No expresa una real intención de abandono porque excluye la responsabilidad con la conducta conciente y esto obtura la ejecución. La intención no se convierte en actuación porque queda paralizada por la lucha de motivos en pugna -deseo de abandono-vs experiencias placenteras-necesidad de continuar fumando. Por eso afirmamos que la decisión de la cesación es un acto conciente, responsable y que además de cualidades volitivas, necesita de una clara y argumentada motivación interna que le dé a la actuación real carácter de intención y permita elaborar la lucha motivacional entre deseos en pugna.
El trabajo con fumadores nos demuestra que el acto de fumar resulta de un ritual conductual aprendido, practicado, repetido y reforzante en sí mismo, y de una disposición actitudinal interna, resultado de una evaluación que despoja al pensamiento de su condición reflexiva, tornándolo deformado, automático e irracional.
El pensamiento adictivo está descrito como una creencia irracional (Ellis, 1988). Las creencias pueden ser cogniciones, valoraciones, evaluaciones o juicios y son los determinantes primarios de las emociones. No son los sucesos propiamente los que causan nuestras reacciones emocionales, sino, la manera en que los evaluamos y percibimos (como amenaza, demanda, agresión, etc).
Este sistema de juicios y valores deformados se estabiliza en el desarrollo histórico del individuo durante el aprendizaje social y actúa como un sistema de condicionamientos que activa otro sistema de respuestas o conductas (fumar, beber en exceso, comer compulsivamente, reaccionar con ansiedad ante las demandas del medio, etc) que se automatizan.
Las creencias son irracionales cuando son absolutistas y carentes de evidencias empíricas de apoyo o están en contradicción con los datos existentes.
En el caso del tabaquismo, el trabajo con fumadores nos ha permitido generalizar las siguientes creencias irracionales como las más frecuentes entre ellas:
- Para poder dejar de fumar se necesita fuerza de voluntad o contar con algo más grande y más fuerte que uno mismo, que te ayude a controlarte.
- El autocontrol se logra por la acción externa de sustancias químicas, medicamentos, agujas.
- Es necesario que te den algo que te produzca rechazo al cigarro.
- No puedo abstenerme de fumar porque es insoportable hacerlo.
- No voy a tener suficiente voluntad para controlarme siempre.
- Los deseos de fumar me dominan, no puedo hacer otra cosa que ceder, o creo que me vuelvo loco.
- No sé enfrentarme a los problemas si antes no fumo para calmarme.
Albert Ellis establece categorías de creencias irracionales que nos explican estas ideas tan arraigadas entre los fumadores y que comentamos a continuación: Apremio de la Exigencia: Se refiere a plantearse demandas rígidas, inaplazables y absolutistas respecto a sí mismo, los demás y el futuro. Presente en perfeccionistas y competitivos.
Catastrofismo: Tendencia a evaluar las demandas externas como insuperables, exageradas, como retos, ante los cuales se carece de recursos para cubrirlas.
Baja tolerancia a la frustración: Se desencadena ante la presencia de claves de estímulos que elicitan el deseo del comportamiento adictivo, generándose molestias emocionales y disminuyendo la autoimagén como abstinente. La frustración se atribuye a insuficiencias internas que aplastan la autoestima, la cual es necesaria recuperarla y la manera más inmediata es retomar la adicción. Frecuente entre las personas con dificultades en el control de impulsos.
Evaluaciones del "yo" y de los "otros": Pensamiento autocensurante o autocompasivo en exceso, activador de la culpabilidad y la atribución de la causalidad de la conducta a las contingencias externas. Aparece la dicotomía autoevaluación-valoración de los demás. Frecuente entre personas con necesidad de autoafirmación y aprobación constante.
Generalizaciones sobre el futuro: Se refiere a generalizar fracasos del presente, generando incertidumbre e inseguridad en el futuro. Las necesidades y preocupaciones se piensan en futuro, escapando del momento actual, del aquí y ahora, y obstaculizando las decisiones en el presente, por temor al fracaso en el futuro.
Asimismo, el citado autor, utiliza el término "pensamiento adictivo", para referirse al sistema de creencias, autoafirmaciones y/o atribuciones que tiene el individuo dependiente, respecto a su problema de abuso del consumo de la sustancia con la cual tiene problemas, a las emociones perturbadoras que éste engendra y a las emociones resultantes del intento de cambio. Resumiendo las características del "pensamiento adictivo" afirmamos que son creencias emocionales automáticas, irreflexivas, rígidas, dicatómicas, compulsivas, generalizadas en exceso, absolutistas y elicitadoras directas de la llamada "ansiedad por el malestar".
La ansiedad por el malestar es la expresión emocional de la dinámica cognitiva de las adicciones. Es un estado emocional que se siente como resultado de la anticipación subjetiva de dolor, malestar o desagrado; cuando la ansiedad actual es producto de fantasías sobre molestias futuras percibidas como amenazantes, desestabilizadoras y como sufrimiento insoportable, que hacen mucho más doloroso y resistente el proceso de cambio, actuando en el caso de la adicción al tabaco como obstaculizadora del proceso de cambio porque eleva la resistencia y hace más doloroso el síndrome de retirada. Está directamente relacionada con la generalización hacia el futuro como creencia irracional, es su traducción afectiva.
La ansiedad por el malestar, también descrita por Ellis actúa como coadyuvante directo de la recaída; cuando durante el proceso de abstinencia no puede ser elaborado debidamente y por lo tanto no puede ser contenida eficazmente, ya que ningún proceso de intervención cognitivo-conductual reduce tan rápidamente el malestar, ni con menos esfuerzo que las sustancias químicas. De ahí la importancia de trabajar el problema de la responsabilidad individual en la modificación conductual, cuando este problema es abordado terapéuticamente.
También en el orden afectivo los fumadores frecuentan la depresión que se convierte en duelo y fuerte sensación de pérdida durante la abstinencia y la ira que se comporta como hostilidad y agresividad verbal mediante la represión como intento fallido de elaboración.
En cuanto a los factores personales presentes en la adicción nicotínica, en la literatura en general, se destacan: Problemas en el autocontrol efectivo de la impulsividad como expresión de trastorno de la actuación volitiva y genera un bajo nivel de tolerancia al fracaso, dificultades en la subordinación y aceptación de la autoridad, y todo este malestar intenta ser reducido fumando como herramienta de afrontamiento, ya que el efecto farmacológico de la sustancia adictiva permite bajarlo a niveles "soportables", desbloquea emocionalmente al pensamiento y eleva las expectativas de autoeficacia percibida. Bandura (1987), define a ésta como "juicios de cada individuo sobre sus capacidades, en base a los cuales organizará y ejecutará sus actos, de modo que le permitan alcanzar el rendimiento deseado. Este juicio se forma también sobre la base de la autoestima, que disminuye paralelamente el descenso en la autoeficacia, mediada por sentimientos internos de minusvalía y culpabilidad, desplazando la responsabilidad personal en el éxito o fracaso de la conducta, al fatalismo de las circunstancias externas como responsable de nuestra conducta, la conducta es subordinada y se hace depender de lo exterior, se sustituye la autorregulación por "extra-regulación" o "regulación externa".
Finalmente, otro de los factores personales descrito como predisponente y reforzador de las adicciones en general llamadas socializadas (tabaco-alcohol-comida) es la extroversión como expresión del ejercicio de los vínculos sociales y la comunicación.
Quisiéramos dejar bien sentado que no existen perfiles psicológicos únicos, ni definidos para los fumadores, sino toda una serie de elementos psicológicos que permiten que reflexionemos y generalicemos sobre las adicciones de modo general, amén de la sustancia productora de dependencia. En este caso hemos tratado de particularizar la dramática psicológica del tabaquismo.
En resumen podemos concluir que las determinantes de la conducta de fumar son tres básicamente: 1. Los procesos farmacológicos y de condicionamiento (aprendizaje social).
2. Los procesos cognitivos-emocionales.
3. Los factores personales y de autorregulación.
Detenemos el análisis seguidamente en la recaída, ya que el mismo sería incompleto sino particularizamos también en sus determinantes.
El proceso de abandono del hábito de fumar es también como la iniciación, eso, un proceso, es intermitente y finalmente resulta de varios ensayos de abstinencia-recaída.
La recaída suele ser consecuencia directa de la no elaboración o elaboración insuficiente de la ansiedad por el malestar y del estado que Marlatt y Gordon (1983) llamaran "efecto de violación de la abstinencia" (EVA). Según estos autores, el EVA es una reacción cognitiva-afectiva que sigue al acto de transgredir la abstinencia y tiene dos componentes primarios:
1. La disonancia cognitiva (conflicto autoimagén abstinente vs actual autoimagén como fumador que emerge nuevamente).
2. Una atribución personal, en la cual el individuo atribuye la causa de la transgresión a una debilidad interna o a un fallo personal.
Más que atribuir el primer "resbalón" a una carencia de eficacia de enfrentamiento a una situación de alto riesgo el individuo puede suponer que su conducta es debida a deficiencias personales, como por ejemplo: una falta de voluntad o un control insuficiente de las tentaciones y urgencias que emergen a su lado. Aumentando con esto las probabilidades de una recaída definitiva. También facilitada por la activación fisiológica que la droga produce.
En nuestra experiencia con fumadores hemos constatado que la recaída producida después de 3 ó 6 meses de abstinencia es resultado fundamentalmente de:
– Falta de asertividad para enfrentar las presiones sociales.
– La reactualización de condicionamientos pasados ante la presencia de estímulos poderosos.
– Modificación incompleta del estilo de vida y la autopercepción como exfumador.
– Fallos o pérdida de la motivación inicial para la abstinencia.
– Dificultades en la dinámica cognitiva-emocional que elicitan el deseo de fumar latente ante situaciones de estrés, amenaza, conflictos inter o intrapersonales, emociones positivas o negativas y frustración.
– Disminución de la autoeficacia y el autoconcepto como exfumador ante la violación temporal de la abstinencia, no pudiendo separar recaída de transgresión de la abstinencia.
– Necesidad de poner a prueba la capacidad personal de control y cuando se produce antes de los 3 meses la causa es fundamentalmente la insuficiente elaboración de la ansiedad por el malestar.
¿Cuáles son los riesgos asociados al uso de drogas?
Hasta hace poco tiempo, al hablar de los riesgos del uso de drogas tendía a acentuarse de manera casi exclusiva la dependencia. Así, se hacia referencia al potencial adictívo de una sustancia, a su capacidad para generar dependencia, para involucrarse en el metabolismo y en el funcionamiento psíquico de un sujeto y hacerse imprescindible en su vida. La búsqueda compulsiva de las drogas se convierte en el centro de la vida del drogodependiente, provocando, incluso, comportamientos antisociales.
Sin embargo, es preciso mencionar; además, los efectos no esperados que el consumo de toda sustancia conlíeva, diferentes al proceso de generación de una de- pendencia. Se trata de disfunciones y afecciones de los distintos sistemas orgánicos, que según el tipo de sustancia consumida se ven afectados, en muchos casos, de forma irreparable. No puede obviarse el riesgo provocado por las "sustancias de corte" o adulterantes con los que suelen mezcíarse algunas drogas ilegales.
Otro de los riesgos asociados al consumo de drogas consiste en la adquisición de un esquema de funcionamiento conductual relacionado con la satisfacción inmediata de las necesidades percibidas. Dicho esquema es manifiestamente incompatible con la posibilidad de afrontar con garantías de éxito las situaciones y problemas de la vida cotidiana. Se trata de un modo de proceder que no considera comportamientos y actitudes que tienen que ver con la "tolerancia a la frustración", el aprendizaje de la "toma de decisiones de forma razonada", el ejercicio de la "responsabilidad" o la valoración del "esfuerzo personal" en la consecución de logros a medio y largo plazo.
¿Existen distintos tipos de consumo de drogas?
Podríamos distinguir los siguientes:
- Experimental: seria el caso de aquella persona que, guiada por la curiosidad, se anima a probar una droga, pudiendo posteriormente continuar el consumo o interrumpirlo.
- Ocasional: uso espaciado de drogas, con una frecuencia reducida. Generalmente se trata de personas que se limitan a aceptar de forma más o menos pasiva las invitaciones que reciben, sin tomar la iniciativa de buscar las drogas.
- Recreativo/utilitario: consumo de drogas en momentos de diversión y búsqueda de placer; o en una tentativa de obtener alguna utilidad específica [estimulantes para poder estudiar; para evitar la sensación de cansancio, incrementar el rendimiento, etc.] Puede convertirse en problemática cuando la frecuencia de las "celebraciones" aumenta, o cuando se hace necesario recurrir a la sustancia como condición sine que non para mantener la actividad.
- Compulsivo: forma de consumo característica de las personas que llamamos drogodependientes, quienes varias veces al día recurren a la droga o drogas de que se trate. Su vida se va estrechando hasta girar obsesivamente en torno a las drogas, mientras cualquier otra actividad va progresivamente perdiendo importancia.
¿Se conocen las causas del consumo de drogas?
Más que de causas, preferimos hablar de condiciones [diversas] e itinerarios (múltiples) de inicio. Algunas cuestiones respecto al origen y desarrollo de este fenómeno:
- El consumo de drogas es cada vez menos una cuestión marginal, aunque en condiciones sociales desfavorecidas puede adquirir unas connotaciones particulares.
- Más que de causas especificas tenemos que hablar de conjuntos individualizados de causas, de redes, que en cada sujeto responden a una combinatoria singular.
- No cabe solamente una lectura en clave de patología. Para un pequeño grupo de consumidores problemáticos, su relación con las drogas deriva en diversas alteraciones psicológicas y/o familiares y/o sociales. Para la mayoría de los usuarios de drogas, sus consumos están relacionados con sus particulares estilos de vida (la fiesta como valor supremo, exigencias deportivas desmedidas, etc.).
Por todo ello, más que hablar de factores de riesgo, parece conveniente hacer referencia a las condiciones que favorecen este proceso, tales como la presión de grupo, la disponibilidad de drogas, la publicidad, la exigencia irracional de resultados deportivos, o ciertas actitudes inherentes a un determinado proceso evolutivo, como la curiosidad, la experimentación, etc.
El tabaco y los efectos para la salud
Tabaco y enfermedades.
Hace cerca de 40 años, la comunidad científica mundial estableció la relación entre ciertas enfermedades cardiopulmonares y otras entidades con el hábito de fumar. En 1950, Wynder y Graham publicaron suficiente evidencia acerca de la relación entre el tabaquismo y el cáncer pulmonar. Años más tarde, hacia la década de los 60, las investigaciones y publicaciones del Doctor Auerbach alertaron a la comunidad científica sobre los riesgos clínicos asociados al tabaquismo. En la actualidad este concepto no ha cambiado y numerosos estudios han demostrado que el tabaquismo es un factor de riesgo de enfermedad coronaria y otras. De la misma manera, el fumador pasivo quien no tiene el hábito de fumar pero respira el aire contaminado de los fumadores que están a su alrededor tienen documentado de manera clara el riesgo y desarrollo de las mismas enfermedades que el fumador activo.
A pesar de estas advertencias, son innumerables las personas que continúan fumando. Sin embargo, en los últimos decenios se ha notado una marcada disminución de este hábito, producto de campañas muy intensas y nuevas políticas en los sistemas de salud alrededor del mundo
Aunque la relación causal entre el cigarrillo y las enfermedades cardiopulmonares está muy sustentada, hay considerable variabilidad en la respuesta al cigarrillo. Se considera que solo un 10% de las personas que hoy en día fuman desarrollarán con el tiempo algunas de las enfermedades asociadas al tabaquismo.
Investigadores de los Centros Nacionales para Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, informan en la edición del 9 de marzo de la Revista Médica de Nueva Inglaterra (New England Journal of Medicine) que los fumadores y aún las personas que no fuman, pero que pasan tiempo en lugares donde otras personas están fumando, presentan mayor tendencia a desarrollar infecciones invasivas por neumococo, la bacteria que causa neumonía. El neumococo es una bacteria que habitualmente infecta las vías respiratorias o los pulmones pero que en forma ocasional puede invadir otros lugares como la sangre o provocar meningitis (inflamación de las membranas del cerebro), produciendo complicaciones graves. En el estudio, los científicos encontraron que más del 50% de los pacientes que presentaron la infección fueron fumadores. Esto implica que el tabaquismo aumenta la posibilidad de que una persona sufra la enfermedad casi 5 veces en comparación con los no fumadores. Además, el riesgo de presentar la infección fue mayor en sujetos que habían fumado por mucho tiempo y en gran cantidad, viéndose que éste disminuía cuando el paciente dejaba de fumar, volviendo a sus valores normales 13 años después de abandonar el habito.
No es clara la razón por la cual el tabaquismo aumenta la probabilidad de presentar la infección, pero puede ser porque produce deterioro de los mecanismos de limpieza de las vías respiratorias o por que daña el recubrimiento de las vías respiratorias, permitiendo que pueda entrar la bacteria (SaludHoy, Fumar sí cuesta). De cualquier manera es claro que el cigarrillo posee muchos efectos negativos, sumándose el ya mencionado a mayor riesgo de presentar varios tipos de cánceres (siendo más frecuente el de pulmón), infarto cardíaco, tensión arterial alta, entre otros, datos que han sido similares para los fumadores de cigarro o habano. De aquí la importancia de aumentar las medidas que prohíban fumar en espacios públicos y de la información dada por el médico al paciente del peligro potencial que conlleva el cigarrillo para motivarlo a dejar el hábito.
Enfermedades en que el hábito de fumar aumenta los riesgos
I- Enfermedades cardiovasculares:
– Coronomopatía
– Enfermedad vascular periférica
– Enfermedad cerebrovascular
– Aneurisma de la aorta
– Hipertensión arterial
II- Enfermedades pulmonares:
– Enfisema pulmonar
– Bronquitis crónica
– Neumonía
– Insuficiencia respiratoria crónica
III- Cáncer:
– Pulmón, tráquea, bronquios
– Labio, cavidad oral, laringue
– Esófago
– Vejiga, riñón
– Cérvix uterino
IV- Enfermedades gastrointestinales:
– Ulcera péptica
– Gastritis crónica
– Reflujo gastroesofágico
V- Afectaciones al embarazo:
– Bajo peso al nacer
– Alta mortalidad perinatal
– Placenta previa
– Parto prematuro
Después de conocer todos los efectos negativos que origina el tabaquismo, sólo existe la opción de salirle al paso a esta epidemia, que constituye una forma lenta de suicidio masivo ante una escopeta de perdigones, cuyos proyectiles pueden tocar cualquier sitio de nuestro organismo.
Importancia del deporte en la salud y para el deportista fumador
Relación de la práctica de ejercicio físico con la salud
Los estudios en población general indican que la práctica de una actividad física regular, estable y moderada ayuda a mejorar tanto la salud física como la psicológica, incrementando así la calidad de vida. La práctica de ejercicio regular contribuye a instaurar estilos de vida más saludables y a reducir o eliminar factores de riesgo asociados al sedentarismo. (Dishman, y cols., 1985).
Estudios recientes señalan un 54% de actividad en la práctica deportiva (Ariza, y cols., 2001), y un 57,2% (Cantera-Garde, y Devís-Devís, 2000) en los jóvenes. Otros estudios muestran un porcentaje de población inactiva superior al de la población activa adolescente (Aarón y cols., 1993; García Ferrando, 1993 y Mendoza y cols., 1994).
El tipo de deporte practicado según el sistema energético a utilizar tiene diferentes efectos sobre la salud. Así podemos diferenciar entre deportes aeróbico, anaeróbicos o mixtos. (Tabla I)
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El ejercicio aeróbico es una actividad física que incrementa la acción de los sistemas pulmonar y cardiovascular. Durante el ejercicio aeróbico el organismo utiliza y transporta oxígeno a los músculos para mantener la actividad. El ejercicio aeróbico incluye actividades como paseos rápidos, carreras, natación, subir y bajar escaleras, ciclismo, danza aeróbica, esquí de montaña y remo.
En contraste con ello el ejercicio anaeróbico es de corta duración y generalmente de una alta intensidad, por lo que la demanda de energía a los músculos se produce mediante el sistema ATP-PC o la glucólisis, con la consiguiente acumulación de ácido láctico.
El ejercicio físico mejora el rendimiento cardiovascular debido a cambios hormonales, metabólicos, neurológicos y de la función respiratoria. La perfusión de los pulmones se intensifica gracias a las adaptaciones inducidas por el ejercicio, y se facilita el paso de oxígeno de los alvéolos a los capilares pulmonares (F.I.M.S., 1989). Las adaptaciones inducidas por el ejercicio contrarrestan las modificaciones del sistema respiratorio típicas de la persona fumadora. Interviene en la modificación de los factores de riesgo cardiovascular y, en consecuencia, desempeña un papel relevante en la prevención primaria y secundaria de la cardiopatía isquémica.
Prevención del hábito tabáquico mediante el ejercicio físico
El ejercicio físico contribuye al abandono de los hábitos tóxicos (especialmente el tabaco), al mantenimiento de dietas equilibradas y al menor consumo de alcohol. En un estudio efectuado por Hartley (1985) en individuos aparentemente sanos, se observó que muy pocos participantes con nivel de actividad física alto eran fumadores y tenían sobrepeso. En la misma línea Hickey y cols. (1975) comprobaron que los hombres físicamente activos en tiempo de ocio eran menos fumadores y con menores índices de obesidad.
Por consiguiente, la actividad física regular promueve cambios generalmente muy importantes en el estilo de vida, caracterizados por una mejoría espontánea en los hábitos higiénico-dietéticos. El efecto inmediato es la sensación subjetiva de bienestar, que a largo plazo se traduce en un estado de salud y condición física superiores.
Diferentes estudios han demostrado una reducida incidencia de enfermedades arteriales coronarias, hipertensión arterial, diabetes y otras enfermedades prevalentes entre personas físicamente activas frente a las inactivas (Berlin y Goldtiz, 1990; Gordon y cols., 1990; Hagberg, 1990; Morris y cols., 1990; Schneider y Ruderman, 1990; Schwartz, 1990) citados por Aztaráin y De Luis 1994.
Como se puede comprobar en estos estudios el ejercicio físico realizado con unas determinadas condiciones es beneficioso para prevenir numerosas enfermedades, ayuda en la mejora de la condición física de los sujetos practicantes y ofrece una ayuda más favorable.
Bouchard establece un modelo donde se concibe la mejora de la salud gracias a las relaciones entre la práctica física y la mejora de la condición física. La salud se traduce en mejorar del funcionamiento de los sistemas orgánicos (cardiorrespiratorio, locomotor, nervioso, endocrino) en relación con la prevención de determinadas enfermedades, algunas de ellas relacionadas con los estilos de vida sedentarios. La salud es una finalidad alcanzable a través de la actividad física y este modelo trata de determinar la dosis de aplicación apropiada de dicha actividad física en función de algunos parámetros como la frecuencia, la intensidad, la cantidad de trabajo, el tiempo, el tipo de actividad. (Bouchard y cols., 1990; Devis y Peiró, 1992) en Pérez Samaniego (2001).
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Los programas de ejercicio supervisados se recomiendan ya desde la infancia con el objetivo de estimular el hábito hacia el deporte, una de las medidas más adecuadas para ocupar el tiempo de ocio y, paralelamente, mejorar el estado de salud.
La evidencia de los beneficios del ejercicio físico a través de revisiones de efectos fisiológicos, ensayos epidemiológicos y documentación clínica ha promovido numerosas iniciativas de ámbito público y privado con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la conveniencia de cambiar el estilo de vida hacia costumbres más saludables. La modificación de los hábitos dietéticos y la eliminación del tabaquismo constituyen dos de las piezas fundamentales en la mejora y promoción de la salud. El ejercicio físico constituye el tercer elemento sobre el que recae una parte importante de la responsabilidad en alcanzar ese objetivo.
En nuestro contexto l, la investigación en materia de actividad física relacionada con la salud no es limitada pero no suele centrarse específicamente en la infancia y la adolescencia.
¿Se prohíbe el uso del tabaco en el deporte?
No se prohíbe expresamente, pero lo mismo para el deportista que para el que no lo es, la OMS advierte que su uso puede dañar seriamente la salud. De sobra conocidos son los efectos nocivos del consumo de tabaco para el organismo. La disminución de la capacidad pulmonar en un fumador habitual es obviamente constatable. Aparece la fatiga, mayor riesgo de afecciones respiratorias, tos, expectoraciones, pérdida de apetito, arritmias cardíacas, afecciones cardiovasculares. Los fumadores, además, tienen una tasa de mortalidad superior en un 70% a los no fumadores como consecuencia del desarrollo de distintas patologías.
Que podemos hacer educativamente
¿Que se entiende por prevención?
Llamamos así al conjunto de estrategias (recursos, servicios, programas) que una comunidad ensaya para promover la salud de sus miembros y reducir a mínimos socialmente aceptables la probabilidad de que aparezcan problemas relacionados con los consumos de drogas.
No es la prevención asunto que competa únicamente a especialistas, sino responsabilidad compartida por toda la comunidad en su quehacer cotidiano (los padres, los maestros, los políticos, los monitores deportivos, las asociaciones de padres, los técnicos municipales, los policías, etc.). Canalizar el esfuerzo de todos en un proyecto común es el objetivo último de quienes dedican su tiempo (profesional y/o voluntario) a la tarea preventiva, con la doble estrategia de controlar la oferta y disponibilidad de drogas en el escenario social, y reducir la demanda que de las mismas realice la población.
¿Qué persigue la educación para la salud?
Se trata de una estrategia educativa orientada a favorecer estilos de vida saludables, a través de la promoción de actitudes y hábitos de responsabilización con la salud propia y la de la comunidad en la que se vive. Constituye el marco idóneo de la prevención de las drogodependencias, en el sentido de que no resulta tan importante que los niños y adolescentes dispongan de información acerca de las distintas sustancias, sus usos y su nocividad, como que desarrollen una actitud favorable hacia el cuidado de la salud. Una actitud que les lleve a desentenderse de conductas de riesgo, y a tomar decisiones responsables ante las invitaciones a consumir unas u otras drogas.
Desde que comienza la escolarización hasta la entrada en la preadolescencia (en torno a los 11 ó 1 2 años), se instalan de una manera genérica las conductas y actitudes que conforman un estilo de vida saludable, y aquellas que lo amenazan, como por ejemplo el consumo de alcohol y tabaco. Es a partir de la adolescencia cuando, continuando con criterios amplios de promoción de la salud, se puede empezar a hacer un mayor énfasis en las demás drogas. Las drogas, en cualquier caso, como pretexto para entrenarnos en procesos de toma de decisiones racionales, resolución de problemas, habilidades sociales, etc.
Los entrenadores pueden ayudar |
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a) Recuerda el problema, el tabaco…
b) No olvides las consecuencias, la nicotina crea adicción…
c) Toma la iniciativa, reconoce tu influencia…
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¿Quiere ayudar a sus hijos? |
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a) Aprenda a reconocer los síntomas. Los jóvenes que fuman:
b) Tome la iniciativa. Hable con sus hijos, cuanto antes mejor:
c) Dedique tiempo a sus hijos. Observe y pregunte:
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– El hábito de fumar es resultado de un proceso con diferentes fases: iniciación-mantenimiento- abandono-recaída-abstinencia, condicionado por factores farmacológicos, psicológicos y sociales.
– Dentro de los factores psicológicos que determinan el tabaquismo merecen especial atención los conductuales y cognitivo-afectivos.
- La recaída es el reto de cualquier programa de intervención de la deshabituación y debe ser su más importante objetivo de trabajo y por lo tanto exige un conocimiento profundo de sus mecanismos psicológicos, dados en un pensamiento dicotómico del adicto como abstemio y como adicto, y en un sentimiento de atribución de la violación de la abstinencia a fallas internas, personales e involuntarias que disminuyen su autoeficacia y sitúan la autorregulación a expensas de las contingencias ambientales.
- El deporte constituye un ejercicio físico que estimula la deshabituación tabáquica.
- El deportista fumador puede contribuir junto a sus entrenadores y la familia a disminuir la actividad y también hacer labor educativa y de promoción junto con trabajadores de salud especialistas en el tema.
- El Tabaquismo constituye una droga legal que causa innumerables riesgos para la salud y disminuye en alguna medida el rendimiento deportivo óptimo en el deportista fumador y e l que no lo es constituye un riesgo para su salud.
- Es en la adolescencia donde mayor incidencia existe en el consumo del tabaco.
- Fomentar el trabajo interdisciplinario para optimizar la calidad del deportista y lograr mayores resultados en la disciplina correspondiente.
- Que se le de continuidad a este trabajo mediante las estrategias educativas a entrenadores, alumnos y personal no docente en vínculo con los mismos.
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Lic. DISLAYNE GONZALEZ MORALES
Lic. YOEL MICHAEL DIAZ ALFONSO
CENTRO DE PROMOCION Y EDUCACION PARA LA SALUD
CENTRO UNIVERSITARIO JOSE MARTI PEREZ
2004-2005