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El resurgimiento de las etnias en Bolivia y su influencia en la integración

Enviado por Wilson Mercado


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Bolivia como testimonio internacional
  3. Resurgimientos indígenas
  4. Conclusiones

Introducción

La pregunta fundamental de todo ensayo, queda resumida a la necesidad del beneficio inmediato y a futuro del criterio que se plantee para que pueda tener consenso en la evolución de nuestro Estado.

El valor real e intrínseco del presente trabajo estará reflejado en sus resultados y efectos reales sobre los individuos y sus estructuras sociales, desde mi punto de vista, una alarmante situación de crisis, respecto al resurgimiento de las etnias en Bolivia durante los últimos tiempos, haciendo necesario el reparto equitativo de la tecnología industrial, pero sobre todo la economía global de competenciaeconomía de mercado– es una maquina sin freno, ni control. Su causalidad destructiva debe ser analizada, y si es posible neutralizada a tiempo, porque las características de nuestro país requieren particular atención.

Las tecnologías mas avanzadas de hoy, deben ser vistas con otra perspectiva, por ello se hace necesario realizar un estudio integrado que no solo profundice una especialidad sino que conforme, estructure y vea el problema Geopolítico desde la vida y el entorno de la sociedad boliviana, sin una estructuración premeditada. Para crear, modelos de integración en forma proporcionada bajo leyes sociales y naturales dentro de los aspectos de causa, relación y efecto.

Una realidad latinoamericana es la pobreza, hambre, falta de empleo y generalizada impotencia política. Con su crisis Bolivia configura un caso paradigmático de la realidad latinoamericana, la propia existencia de la democracia, refleja el callejón en que se halla el país, no pueden objetar el crecimiento del país ni contener el descontento masivo. El partido de la revolución de 1952, el MNR. como todas las expresiones del populismo que condujeron a las masas durante el siglo ha agotado absolutamente su capacidad para persuadir el apoyo activo de las mayorías y no se diferencia en nada sustantivo de otros partidos tradicionales.

Sin embargo la gravedad de la situación gravita en la fractura social y la confusión ideológica de las organizaciones que canalizan los sentimientos de los desposeídos y acosados por la crisis. Esa ausencia ha dado lugar a un corte vertical en el campesinado, con la derivación de una fracción hacia un indigenismo francamente reaccionario encarnado en el dirigente Felipe Quispe –Mallcu-, quien no sólo propone echar de Bolivia a todos quienes no sean indígenas, sino que opone la nacionalidad aymara a las demás etnias aborígenes. Esa fractura logró que el gobierno actual pudiera imponerse en noviembre del año pasado y fue el propio Felipe Quispe quien acordó por separado un cese de contrariedades. Desde entonces, el gobierno, respaldado por los Estados Unidos, continuó con la erradicación de plantaciones de coca y los campesinos parecen haber dado cuerpo a la advertencia del otro líder con mayor notoriedad, Evo Morales, quien entonces advertía que no le dejaban otro camino que la lucha armada "como en Colombia".[1] Parece un discurso falsamente indigenista el que pueda encaminar la solución de esta gravísima crisis, cuyo origen puede remontarse al fracaso de la revolución de 1952.

Las estadísticas oficiales revelan que 42 por ciento de los ocho millones aproximadamente de bolivianos habita en el área rural y de ellos 80% vive en condiciones de extrema pobreza, la producción de Bolivia ha ido creciendo, pero la distribución no ha sido equitativa, el ingreso Per cápita agropecuario es de unos 2.680 bolivianos anuales, pero si desagregamos los productos campesinos veremos que su ingreso se ha mantenido en niveles bajos.[2]

Ahora bien el Censo Indígena de Tierras Bajas -Oriente, Chaco y Amazonia- realizado en 1994 utilizó criterios de lengua, territorio y auto identidad para identificar a los grupos indígenas, entre los cuales identifico a tres grandes grupos lingüísticos:

  • Armaras

  • Quechuas

  • Guaraníes

Quienes estaban integrados a su vez por 35 grupos étnicos con identidad cultural propia, en la actualidad, se estima que se han extinguido nueve etnias.

  • El grupo aymará representa 23,5 % de la población que comprende los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí.

  • El grupo quechua representa 34% de la población y sus niveles de salud son los más precarios: 9 de las 10 provincias más pobres son quechuas.

  • El grupo guaraní, con 33 etnias, comprende pueblos indígenas del Chaco y Oriente y su población asciende a 150.483 habitantes.

Estas poblaciones se encuentran particularmente expuestas a las enfermedades transmisibles y también son más vulnerables a ellas. La incidencia de tuberculosis en estos grupos es de 5 a 8 veces más alta que la nacional; el cólera tuvo una elevada letalidad entre los matacos y los guaraníes. Las enfermedades gastrointestinales, en especial la diarrea aguda, constituyen la primera causa de muerte en la infancia y en niños menores de 5 años. El tétanos neonatal y el sarampión, afectan con mayor rigor a los niños indígenas, cuyas coberturas de inmunización son más bajas que las de los niños de las zonas urbanas. Los embarazos a muy temprana edad y su elevado número, los espacios intergestacionales cortos, la condición de lactante durante gran parte de su vida reproductiva, la atención deficiente del parto y el escaso acceso a la planificación familiar incrementan significativamente el riesgo de muerte de la mujer indígena;[3] estos datos nos muestran claramente la marginalidad social y la exposición de enfermedades que se encuentra esta gran cantidad de habitantes de Bolivia, casi medio siglo después de la reforma agraria y a pesar de los miles de millones de dólares invertidos en el área rural desde 1953, los indígenas de Bolivia aun no han superado la situación de extrema pobreza, la marginalidad política y social.

A esto se suman los reclamos permanentes a los problemas suscitados que tienen relación con las viejas demandas nunca atendidas, de los indígenas y campesinos de nuestro país fueron: la polémica ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). Los reclamos de La Confederación Indígena del Oriente Boliviano, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia y la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia quienes unieron sus fuerzas fueron para exigir la atención del gobierno y reclamar el territorio, tierra, derechos políticos. Esas demandas son la titulación de tierras y territorios de los pueblos indígenas, campesinos y colonizadores, la incorporación de los trabajadores del campo a la Ley General del Trabajo, participación política sin intermediación de los partidos y entrega de cedulas de identidad en las comunidades, la creación de un fondo para el desarrollo de sus comunidades que los propios indígenas puedan gestionar y participación paralela en la administración de las funciones de desarrollo económico y social.

Los indígenas han pedido la designación como territorios para los pueblos originarios Siriono del Parque Nacional Isiboro-Secure, Chiman, Araona, Pillon, Moseten, Yuqui, Chiquitano y Weenhayek o Mataco, ubicados al este, en la región amazónica, para defender su identidad y su derecho de habitar los bosques, la situación del indígena boliviano varía según la zona. Mientras en las regiones amazónicas del norte, el gobierno les ha reconocido territorios propios, en el sur aun persisten sistemas casi feudales de producción con condiciones de semiesclavitud de grupos de Chiriguanos. ''Los campesinos e indígenas de esa regiones quedaron atrapados en una situación de islotes, en medio de las haciendas ganaderas y agrícolas del área, de manera que se vieron amenazados y privados de su principal medio de subsistencia, la tierra''. [4]

Según la Confederación Indígena del Oriente Boliviano, en Bolivia existen cinco territorios indígenas en los que habitan 36 pueblos olvidados y con una economía de subsistencia, basada en la agricultura básica y una ganadería limitada. Al margen de las comunidades andinas asentadas en el occidente (Aymaras, Quechuas, Chipayas y Urus), en Bolivia existen cerca de 40 pueblos indígenas que viven en las tierras bajas de oriente, el Chaco y la Amazonia.

En Santa Cruz, el mayor departamento del este del país, 90 por ciento de las tierras productivas están en manos de grandes empresarios, que representan cinco por ciento de la población, mientras que el restante 10 por ciento de la tierra es distribuido entre el 95 por ciento de pequeños propietarios. Entre esos ''pequeños propietarios'', difícilmente figuran los indígenas, señala un estudio académico sobre comunidades y territorios indígenas en Bolivia, tienen una agricultura precaria y por eso pelean por la supervivencia de las comunidades y el desarrollo de su economía. Paradójicamente los empresarios están en conflicto con el gobierno por el tema de la tierra, considerando que la ley del INRA discrepa con otras reformas, como las leyes de Capitalización, de Hidrocarburos y Forestal, concebidas para generar una economía de libre mercado.

DESARROLLO

Bolivia como testimonio internacional

La invasión y ocupación española de los territorios en "América latina", fue en comparación a la de los anglosajones en el norte menos violenta, pero a la larga, más fatal, en cuanto al logro de una identidad, y de allí la liberación y descolonización del continente.

Bolivia ubicada al centro del continente latinoamericano, es un país con una de las más grandes contradicciones de América Latina, con una población mayoritariamente indígena o mestiza se marca allí una jerarquía de "razas" a la inversa, originadas con la colonización y acentuadas por la presencia de extranjeros sobre nuestro continente, problema tan marcado que no necesita de especialistas para ser observado:

  • El colonizador más nuevo se siente superior al más antiguo, el descendiente de los europeos del norte o centro, se considera mejor que los venidos del mediterráneo o del sur.

  • Los criollos "blancos" se sienten superiores a los morenos y claro, los mestizos superiores a los autóctonos.

Este ilógico sistema de jerarquías, como realidad vivida diariamente, ha hecho de Bolivia un país con contradicciones, muy desintegrado en sus intereses, un país imitativo, lleno de inseguridad, complejos y humillaciones, un país con dificultades en el plano psico-social, un pueblo que por todo lo sufrido debiera merecer un futuro mejor y definitivamente formado.

Y es solo cuando el nativo, representante natural y autóctono de la zona, actúe con la misma arrogancia que los más arrogantes de los invasores y como él más humilde con los humildes de su pueblo, entonces podremos decir que el proceso de descolonización ha empezado.

Para descolonizar e integrar Bolivia toda y con el contexto Internacional, debemos preocuparnos por reeducar al pueblo, devolver la identidad a los aborígenes, es la medicina correcta la cual no depende de políticas o economías sino de sentido común, consenso mayoritario y necesidad de supervivencia, los problemas de falta de integración de los nativos resaltan por que son víctimas diarias: Racismo, discriminación, explotación, abusos, torturas y genocidio, son el pan de cada día, Bolivia y todo boliviano debe estar conscientes de que somos el producto psicológico y social de la ocupación de gente venida de muy lejos, gente que llego y se apropio de lo ajeno, dentro de una interpretación diferente y oportunista diferente a la del continente de los autóctonos. Ellos, como "colonizadores" impusieron su institución enfermiza, propia de otra cultura al otro lado de los mares, más bárbaro, primitivo y materialista, no adecuado a la realidad social y sobre todo sumamente destructivo para la "América latina".[5]

Nuestra dependencia, cultural y económica fue y es una farsa que nos confundieron, con todos los medios, mediante la violencia directa, económica, estructural y cultural.

Esta corta descripción, constituye el costo causado sobre la naturaleza de un continente, quebrantado por una enajenación creciente venida desde lejos y establecida por la fuerza, constituye un saqueo continuo y un desastre ecológico-social con sus consecuencias actuales y venideras.

Junto al resto de los países latinoamericanos, Bolivia tiene la función de proveer recursos naturales a los países ricos, la geopolítica global, somete a todo el mundo a las reglas de libre mercado, lo cual quiere decir que un país más que un grupo de ellos y en nombre de la globalización, determina las reglas económicas por su cuenta.

Bolivia, es víctima de la especulación de los países desarrollados y existe la necesidad fundamental e inmediata de proteger e impedir que a partir de ese territorio se origine la ruina de todo el continente, nuestro país debe volver a retomar su identidad, porque sino se puede decir que se aproxima una catástrofe ecológica-social y las consecuencias se nos vienen encima pudiendo incidir en nuestra supervivencia futura.

Ahora bien nuestro país tiene que tener esperanzas ya que la existencia de una población autóctona, mestiza superviviente y mayoritaria en el territorio de Bolivia, es uno de los aspectos más importantes y esperanzadores dentro de un proyecto, no solo de recuperación sino saneamiento y de evolución cultural.

Los libertadores y la gente que quiere a su territorio, lucharon y aun luchan para dar la libertad a su patria, ese proceso fue iniciado, pero nunca consolidado, por el contrario, vivimos dentro de los contrastes inhumanos de una geopolítica mundial de hegemonía militar, étnica y económica sobre los humildes del mundo de hoy, por ello, la integración nacional y su conexión al mundo empieza con la descolonización, y se hace fundamental para la existencia de una nueva forma de pensar y actuar conductas sanas y conscientes propias de una nación con una identidad propia, y de ella lo necesario para liberar las fuerzas esclavizadas y los potenciales de evolución humana, que hasta hoy, se arrastran acusados, pidiendo prestamos y limosnas que en vez de levantar, hunden y degradan tanto naciones, como pueblos.

Bolivia, ubicada como un nudo en el centro del continente, busca una identidad propia, debe encontrarla cuanto antes, es dentro de esa perspectiva étnica, geográfica y cultural que se podrá dar dinámica al cambio necesario en el resto del continente y lograr de allí, lo que hasta hoy ha sido una larga pesadilla histórica sobre ese mundo de, zambos, mestizos e indios.

Resurgimientos indígenas

Uno de los fenómenos sociales de mayor relieve en la América Latina de finales del siglo XX es la emergencia de los pueblos indios. En los últimos años se ha producido un crecimiento rápido y dinámico de las numerosas organizaciones indígenas que, desde un amplio abanico de posiciones ideológicas y de modo cada vez más coordinado, han confluido en un amplio movimiento de dimensiones generales, exigen la autodeterminación de los pueblos y la redefinición del Estado como Estado multiétnico y pluricultural.

La impetuosa irrupción del movimiento indio en el escenario social boliviano parece desmentir las hipótesis que en torno a la década de los sesenta, en plena euforia desarrollista, formularon algunos antropólogos (como Adams, 1964), sobre progresivo e irreversible proceso de transformación cultural, de los indios a medida que se moderniza la sociedad. Los actuales movimientos de reivindicación étnica aparecen en el momento en que la cultura y sociedad de los pueblos indios se ven más amenazadas. Para compensar su debilidad las comunidades han iniciado un proceso de reconstrucción de su identidad étnica que revierta las acciones que les redujo la dominación colonial y de una identidad que les permita articular sus luchas a nivel nacional.

 La cuestión indígena ha cambiado de modo significativo, desde los años sesenta numerosos investigadores dieron la alarma sobre la destrucción de la civilización, particularmente la cultura de las sociedades de la selva amazónica. Este cambio puede apreciarse en las diferencias de énfasis entre la primera reunión de Barbados en 1971 a la que acudieron antropólogos deseosos de concientizar a la opinión internacional acerca de la muerte física y cultural de las sociedades indígenas, tuvo como tema central el etnocidio y la segunda en 1977, a la que asistieron más líderes e intelectuales indios que antropólogos, centrándose en "los movimientos de liberación indígena de América Latina" y planteando como gran objetivo para superar la situación de "dominación física y cultural" a la que están sujetos los indios de América.[6]

A. Las nuevas organizaciones políticas indias.

La creciente organización de los pueblos indios en Bolivia va desde el nivel de comunidad, pasando por los niveles local y regional, hasta nacional y niveles hemisféricos.

Al nivel regional, parece existir al menos una organización india militante en casi todas las regiones del país con población aborigen. En muchos de ellos, defienden sus derechos o buscan preservar las culturas nativas, pudiendo identificar tres tipos de organizaciones:

  • Las organizaciones sindicales que movilizan comunidades en base a reivindicaciones étnicas, pero que funcionan principalmente como grupos de presión para conseguir mejores condiciones económicas y laborales.

  • Los grupos indígenas centrados estrictamente en promover intereses étnicos o que movilizan a las comunidades apelando a un programa de desarrollo integral que incluye aspectos culturales, económicos, sociales políticos, basados en la autodeterminación étnica.

  • Los movimientos ideológicos que ensalzan las virtudes de la cultura y sociedad indígenas.

Los movimientos indios más desarrollados en la actualidad son los que se organizan a nivel nacional e integran en frentes comunes a pueblos del altiplano y de la selva.

Las organizaciones indígenas en el altiplano, donde se concentra más el ochenta por ciento de toda la población nativa, han sido tradicionalmente fuertes, con una larga experiencia en luchas agrarias, el altiplano boliviano es el área de mayor concentración de población india en Bolivia y donde ha surgido con mayor vigor la movilización política actual de la población india.

El surgimiento de organizaciones indígenas en el Chapare y los Yungas y otras tierras bajas es muy dinámico e innovador en sus formas y plataformas. En los grupos tribales las movilizaciones han mantenido su carácter étnico, marcado frecuentemente por la voluntad explícita de reforzar la propia identidad y recuperar sus tradiciones, y se han orientado de modo especial a la defensa de sus territorios, acosados en forma sistemática, incluso los ataques de otras etnias indígenas, a la conquista de la soberanía territorial, y a la autonomía.

A pesar de los ingentes obstáculos que han tenido que superar, los pueblos indios de la Cuenca Amazónica consiguieron formar una de las organizaciones indias regionales más influyentes de América Latina: la Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica (COICA). Fundada en 1984, la COICA aglutina a las diferentes organizaciones regionales de los pueblos amazónicos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, con aproximadamente 1.2 millones habitantes: de los diferentes países amazónicos.[7]

También han sido acontecimientos de gran trascendencia para el movimiento indio a nivel continental los encuentros mantenidos con motivo del Quinto Centenario y las dos primeras cumbres mundiales de los pueblos indígenas celebradas en Guatemala (1993) y México (1994), presididas ambas por la maya quiché Rigoberta Menchú, Premio Novel de la Paz 1992, en representación del Secretario General de la ONU.

B. Evidencia con que resurgen las estructuras indígenas.

Las protestas de los pueblos indígenas de América contra su situación de opresión no son nuevas. Las rebeliones son una constante desde los inicios del período colonial, esta escrito en las páginas de la historia.

Lo que sí es nuevo es el grado de articulación de las organizaciones indígenas actuales, la formulación explícita de sus demandas y el desarrollo de una ideología. Estos cambios en las características y dimensiones de su organización no se pueden entender al margen de los intensos cambios que han experimentado las sociedades latinoamericanas en la segunda mitad del siglo veinte, los cuales han contribuido a romper el tradicional aislamiento geográfico de las comunidades indias, a generar un proceso de diferenciación socioeconómica dentro de las mismas comunidades, y a aumentar la heterogeneidad de las situaciones de los pueblos indios en su relación con sus respectivas sociedades nacionales.

El intenso proceso de modernización de las diferentes esferas de las sociedades latinoamericanas que acompañó al período de expansión

económica suscitó grandes expectativas en muchas comunidades. Pero pronto se mostró la incapacidad del sistema que administran los partidos políticos para dar respuesta a esas expectativas crecientes. La frustración que produjo la experiencia de exclusión y cierre social de carácter étnico-racial, contribuyó a activar el potencial político de la identidad étnica precisamente en el momento en que ésta se sentía más amenazada. Desengañadas, una vez más, de las promesas del mundo occidental y capitalista, muchas comunidades volvieron a buscar alternativas a su situación de marginación y opresión en el marco de su propia matriz interna. En muchos casos, los mismos indígenas educados por el sistema para liderar la integración en él de las poblaciones indias se convirtieron, tras un proceso de crisis y redefinición de su identidad, en los principales defensores de la autodeterminación de sus pueblos.

El pensamiento político y la ideología del sector indígena, está siendo construido por personas con experiencia y capacidad de liderazgo –Evo, Mallcu, Alejo Veliz, dirigentes sindicales y otros que aparecen en la arena política durante los últimos tiempos– quienes en circunstancias ajenas a la vida comunal se organizan, para defender la identidad del pueblo indígena, asimismo intelectuales y políticos convencidos de que no hay posibilidad de transformar la sociedad a la que pertenecen si no se reconoce el papel fundamental que deben desempeñar estos pueblos indios en ese proceso revolucionario. [8]

Con el surgimiento indígena en los últimos tiempos, favorecidos por la ampliación de los sistemas educativos nacionales, se empieza a revertir el proceso que supuso la destrucción de las comunidades mayores de los pueblos precolombinos a raíz de la conquista y colonización. El resurgimiento de las organizaciones indias en América Latina no es un fenómeno aislado, sino que tiene lugar en el contexto de un resurgimiento a escala mundial de las aspiraciones y demandas de las minorías étnicas y los grupos marginados. En nuestro país las pequeñas y grandes etnias afirman su identidad y reclaman su autonomía. Por otra parte hay un creciente interés por revalorizar la tecnología y ciencia tradicionales, tanto como modo de contrarrestar el despojo de recursos naturales y la contaminación ambiental, como de aprovechar los conocimientos y prácticas desfavorecidas durante el período de vigencia de un modelo económico que se ha mostrado incapaz de resolver los problemas de los países como el nuestro en vías de desarrollo.

Los pueblos indígenas de nuestro país, en base a los hechos que se observan y se conocen durante los últimos tiempos se pueden captar los siguientes aspectos:

  • Su presencia en el territorio nacional, incluyendo en las capitales de departamento.

  • El desarrollo de organizaciones para encausar sus reclamos y organizar su participación.

  • La formulación de plataformas de lucha, que demanda derechos.

  • Una creciente inserción en los mercados.

  • Capacidad de formular y conducir proyectos de carácter étnico.

  • Una manera compleja, de relacionarse con la sociedad

Los movimientos y organizaciones que convergen en lo que venimos expresando presenta una variedad de posiciones ideológicas, uno de los rasgos más característicos de la movilización política indígena de los últimos tiempos es su ideología. La categoría de "indio", producto de la acción e ideología colonial, es asumida por el movimiento con un contenido político que pretende invertir su sentido original, utilizando como símbolo de una identidad que sitúe en primer plano la contradicción colonizador colonizado.

Fausto Reinaga (1969), uno de los intelectuales que más ha influido en las fases iniciales del movimiento indio actual, reivindicaba la identidad india en los siguientes términos: "Somos indios. Una gran raza; raza virgen; una gran cultura, cultura milenaria; un gran pueblo, una gran Nación. Tenemos derecho a la libertad. El problema del indio no es asunto de asimilación o integración a la sociedad "civilizada"; el problema del indio es problema de liberación.

En función de este elemento se postula la existencia en Bolivia y América de una sola civilización de la que participan todos los pueblos con su diversidad de culturas y lenguas. La filosofía, desarrollada principalmente por las organizaciones más próximas al nacionalismo indio, se fundamenta en una concepción, regida por leyes y principios comunitarios, entre los distintos elementos de la naturaleza, de la que forma parte integrante el hombre y la sociedad, es decir se identifica con el pasado histórico.

Uno de los rasgos básicos es su oposición explícita a la civilización occidental. Este antagonismo no se concibe como un solo aspecto negativo, sino más bien como una alternativa positiva. La contraposición que establecen algunos movimientos, lleva a la negación de las "culturas nacionales" como algo híbrido. Otro aspecto importante del movimiento indígena es la crítica a la dominación que padecen los pueblos son conceptualizados como colonialismo, capitalismo e imperialismo, y tiene muy claro que la explotación y marginación que padecen hoy estas comunidades son producto de los sistemas coloniales que aún persisten en todos los países de América Latina.

En relación con el futuro de nuestra sociedad en la que vemos la lucha del movimiento indio vemos que carece una visión homogénea, visualizando dos objetivos que parecen comunes a las actitudes del movimiento: la persistencia de la propia identidad cultural y la destrucción de la dominación. Por otro lado existen diferentes posiciones que desde una óptica propia pueden agruparse en:

  • La reconstrucción del pasado, de la Gran Nación Aymara, pretendiendo indicar que esta sociedad era perfecta, esto se observa en actitudes y en documentos del Movimiento Indio Tupac Katari (MITKA).

  • La demanda de cambios en la relación con el Estado.

  • Crear un tipo de sociedad igualitaria y justa, inspirada en formas de organización como los ayllus y no en modelos occidentales.

  • Transformación revolucionaria, como posición de las organizaciones vinculadas a los movimientos populares y revolucionarios.

C. Bolivia escenario de conflictos.

Mucha referencia hacen a la hoja de coca como sagrada, para identificar su movimiento y crear desintegración con la sociedad, a partir de que se la consideraba un regalo de los dioses que mediante ellas se comunicaban los aymaras para anunciar el futuro, para curar enfermedades y ahuyentar maleficios. La usaban como ofrendas para solicitar la protección divina al iniciar cualquier actividad diaria y como una garantía de acuerdos. Por ejemplo si los padres de la novia recibían el regalo de coca y la masticaban con la otra familia, significaba la aceptación del novio, así fue hasta el siglo XVI, cuando los españoles llegaron y utilizaron la misma para otros fines.

A mediados del siglo XVI llegó como enviado del rey Felipe II, don Francisco de Toledo, quien estaba encargado de optimizar la explotación de las minas de plata de Potosí, llegó acompañado de científicos, lingüistas, asesores en todas las ramas, secretarios y otros que se adentraron en estas tierras, el mismo virrey emprendió un largo viaje de inspección y llegó hasta el cerro de Potosí. Dictó muchas ordenanzas, que beneficiaban al Rey y perjudicaban notablemente a los originarios. Entre ellas, la imposición de un tributo a todos los originarios y la mita, o un turno obligatorio de trabajo en las minas de Potosí (las personas que cumplían la mita, eran todos los varones entre las edades de 18 a 62 años, que vivían en las sierras peruanas y los hoy departamentos bolivianos de La Paz, Oruro, Potosí, Chuquisaca y tierras altas de Cochabamba).

Asimismo, los científicos acompañantes del virrey Toledo estudiaron las características de las hojas de coca, comprobaron que su consumo consuetudinario aumentaba la resistencia física a cambio de la reducción de las expectativas de vida y que el consumo de coca también reducía la necesidad aparente de alimento y de sueño.[9]

Por lo tanto, la coca era ideal para sus anhelos de conquista ideológica, porque si los viejos morían, se acababa con ellos la memoria colectiva. Eran ideales para lograr el mayor rendimiento del trabajo en las minas, por lo que se dispuso doblar los turnos, o sea que un día a la semana doblaban su turno, trabajando día y noche, mascando coca. Como se les pagaba poco, tenían que suplir su alimentación con hojas de coca y se habituaron a su consumo diario. Los productores y comerciantes de hojas de coca, muchos de ellos indígenas, sin percatarse del daño que ocasionaban a su raza, ganaron mucho dinero. Otros españoles se instalaron en haciendas y se convirtieron en terratenientes.

Razones suficientes y necesarias para que los pueblos andinos, sin la guía de los consejos de ancianos a los que estaban acostumbrados, se sometieran por siglos a los conquistadores, observando como sus expectativas de vida se volvían limitadas, mientras que los conquistadores hicieron fortunas. De ahí que podemos ver que las hojas de coca ya no podían ser llamadas hojas sagradas, siendo deshonradas por su uso comercial, ya en la actualidad a partir de diversos escritores, estudiosos e historiadores, despierta el sentimiento tradicionalista cultural de los mismos, creando incertidumbre y siendo un caldo de cultivo para intentar desintegrar un pueblo que tiene muchas contradicciones como es nuestra querida patria Bolivia. .

Ahora bien otra situación que nos permite reflexionar como en las clásicas épocas antiguas en pugnas por derechos inexistentes y argumentos no válidos es la situación desarrollada por Carlos Valverde Barbery quién ha intentado ejecutar una actitud carente de toda medida de mesura y de contacto con cualquier realidad. Cuando el país vivía las horas de tensión, y cuando la población pedía prudencia y moderación, algunos sectores radicalizados parecían dispuestos a elevar sus demandas hasta más allá, siempre hay alguien dispuesto a ser aun más radical. Podía haber ocurrido Valverde Barbery y sus fusileros, a no dudarlo, hubieran salido a matar campesinos e indígenas bloqueadores. Y de allí en adelante, quién frenaba una guerra civil y un baño de sangre como el que se veía inminente.

Y la integración de nuestro país, que?, alguien dijo algo porqué entre bolivianos?, son reflexiones y hechos que la historia nos deben guiar a buscar soluciones geopolíticas de integración, por increíble que parezca, existe inoperancia, imprevisión y una total falta de atención a los reclamos por parte de nuestros gobernantes de los derechos de los indígenas, larga y repetidamente demostrada.

D. Principales reivindicaciones.

Las demandas del movimiento indio han partido en muchos casos de problemas concretos que de modo repetido aparecen en la mayoría de los documentos de las organizaciones indias, pero a medida que el movimiento se va articulando mejor, las reivindicaciones concretas han perdido su carácter aislado y local y se ha ido situando cada vez más en el marco de la reivindicación de los derechos de los pueblos.

Esta lucha es cada vez menos aislada y más organizada, vemos que pueden expresarse como pleno ejercicio de su autodeterminación y que su unidad se basa en este derecho; los factores de interpretación que podemos establecer son:

Factor económico, en lo económico las organizaciones indias reivindican el derecho a un desarrollo económico integral que parta de sus propios valores culturales, a la propiedad y tenencia de la tierra en forma comunitaria, a la participación equitativa y no discriminatoria en la provisión de servicios públicos, y a la explotación, en su propio beneficio, de las riquezas naturales existentes en sus territorios.

El derecho a la tierra, el control de significativas extensiones de tierra lo consideran vital para su supervivencia física y cultural. Sin embargo, las tierras o territorios de estos pueblos se han visto reducidas y amenazadas por agentes externos, especialmente durante los ciclos económicos expansivos que periódicamente se han sucedido desde los comienzos del período colonial, y por las leyes que limitan la tenencia comunal de la tierra. El problema agrario es el más urgente, pero su solución no se puede hallar en reformas agrarias que promuevan la propiedad individual en contraposición a la propiedad comunitaria.

Los pueblos no sólo exigen tener derecho a la tierra, sino derechos territoriales, con el consiguiente derecho al control de los recursos naturales que se hallen en el suelo y subsuelo. Recientemente, los pueblos indios de América Latina han vinculado el tema de sus derechos territoriales con la protección del medio ambiente. Argumentan que la rápida expansión económica en los territorios indios ha degradado el medio ambiente y la base natural de recursos, lo que supone una amenaza no sólo para el estilo de vida indio que depende de la tierra, sino también para el equilibrio ecológico regional y global.

Factor cultural, la reivindicación de la propia identidad étnica y del derecho a la autodeterminación cultural es una constante en todas las organizaciones y movimientos indígenas, todas las organizaciones exigen el derecho, a que se reconozca su origen étnico y cultural, durante varios siglos se han aferrado a su cultura para hacer frente a la penetración occidental y a las políticas integracionistas, exigen condiciones para su recuperación y desarrollo plenos en el marco de estado multiétnico. Consideran que su cultura forma parte del patrimonio cultural de la humanidad y puede constituir un factor importante para el desarrollo integral de los países de que forman parte.

La cultura, la lengua y las instituciones de cada pueblo, se entienden como razón de ser y de luchar en tanto unidad sociohistórica diferenciada. La defensa del idioma propio, que va desde su reconocimiento oficial hasta su incorporación a un sistema educativo bilingüe y multicultural, la valoración de sus prácticas tecnológicas y sociales, la vigencia de sus sistemas ideológicos, la reivindicación de su historia, todo lo que constituye la especificidad étnica, es motivo de planteamientos políticos concretos.

Factor político, el motivo de sus reivindicaciones, es la autodeterminación política, ya que vienen reclamando de forma cada vez más insistente e inequívoca que de una vez por todas se les reconozca un espacio político en las estructuras del Estado.  Aunque existe unanimidad en la reivindicación de la autodeterminación política, el modo concreto de entender en qué consiste esta varía mucho. La mayoría de las organizaciones indígenas, especialmente las vinculadas al movimiento popular o las que representan pueblos minoritarios, reivindican la autonomía que implica el derecho de los pueblos al control y manejo de todos los recursos naturales del suelo, subsuelo y espacio aéreo.

Factores humanos, los obstáculos que hallan los pueblos indígenas en el camino hacia su autodeterminación en las esferas económica, política y cultural, tienen una de sus principales escenificaciones empezando por el derecho a la vida. Este derecho fundamental lo ponen de manifiesto para que cesen las justas demandas y defensa de sus derechos legítimos, pero también se denuncian actitudes como la persistencia de la discriminación racial aunque de modo más sofisticado que en tiempos pasados.

E. Reacciones de la clase política.

Ante las expresiones de su pensamiento político, la sociedad política ha reaccionado, al menos inicialmente, con la violencia, el silencio o la incomprensión, ha actuado frente a los intentos de organización política indígena según su propia representación y la coyuntura del momento.

La relación entre los pueblos indígenas y el Estado, parece haber comenzado a experimentar cambios importantes, el primer gran logro de la reciente lucha política de los pueblos indios es el hecho de que varios gobiernos hayan comenzado a reconocer y aceptar su legitimidad étnica en el seno de las sociedades nacionales, llegando en algunos casos a valorar la diversidad étnica y cultural como un recurso potencial de enorme valía para superar la crisis actual.

Los partidos de izquierda han mostrado muchas dificultades para aceptar teórica y prácticamente el hecho "movilización política india". Su discurso en los últimos años puede apreciarse cierto cambio hacia una valoración más positiva respecto a las reivindicaciones de los pueblos indios por parte de algunos intelectuales y partidos de izquierdas.

Los antropólogos, que tradicionalmente se han ocupado de la problemática indígena, han reaccionado lentamente y en pequeña medida al reto que representa la movilización política étnica, sin embargo, la contribución de los antropólogos críticos al despegue de las nuevas organizaciones indias no carece de relevancia

La prensa y los demás medios de comunicación masiva tampoco han dado el debido relieve al surgimiento de las organizaciones indias, tendiendo a tratar este fenómeno como un hecho folclórico, no obstante, el avance de los movimientos y la revitalización de las etnias no ha dejado de tener cierto grado de reconocimiento en la sociedad civil como pone de manifiesto el acercamiento entre el movimiento indio y el movimiento campesino u obrero, la presencia india en los sectores populares, el desarrollo de nuevas estrategias de base étnica para organizarse y sobrevivir en las ciudades, esto no impide que haya en casos en los cuales el etnocentrismo e incluso el racismo continúen profundamente arraigados.

La opinión pública internacional también ha comenzado mostrar una actitud más positiva hacia el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas al considerarlos convergentes con la sensibilidad actual hacia democracia, el desarrollo integral y la conservación medioambiental. Algunos organismos internacionales han elaborado y dado a conocer importantes documentos que sirven de sustento a una opinión pública cada vez más favorables a los derechos de los pueblos indios, entre ellos cabe destacar: el informe de la ONU sobre la Discriminación de los Pueblos Indígenas (5 vols, 1986-1987); el Convenio 169 de la OIT (1989); y el borrador de la ONU sobre la Declaración Universal de los Derechos Universales de los Pueblos Indígenas (1989).

  F. Tendencias de los resurgimientos indígenas.

La movilización política indígena de las últimas décadas apunta en una dirección distinta de la que señalan quienes pretendían reducir la cuestión indígena a la cuestión campesina y vinculaban la solución de este problema a la solución del problema agrario y/o a la modernización de los países latinoamericanos con amplios porcentajes de población indígena. Si algo está claro en el movimiento es que su lucha no se agota, es decir no se puede abordar adecuadamente esta temática sin introducir en el análisis la dimensión nacional.

Partes: 1, 2
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