Descargar

Eliminación de todo tipo de prejuicios para conseguir la unidad orgánica de toda la Humanidad (página 2)

Enviado por jesus gonzalez garcia


Partes: 1, 2

Con respecto al prejuicio económico, es evidente que cuando quiera que se fortalezcan los vínculos entre las naciones y se acelere el intercambio de mercancías, y que en algún país se establezca algún principio económico, ello finalmente afectará a los demás países y se obtendrán beneficios universales. Luego, ¿por qué este prejuicio?

En cuanto a los prejuicios políticos, debe seguirse la política de Dios, y es indiscutible que la política de Dios es más grande que la política humana. Debemos seguir la política divina, y ello es aplicable por igual a todos los individuos. Él trata a todos los individuos del mismo modo; no hace distinción, y este es el basamento de las Religiones Divinas. (Selección de los Escritos de Abdul-Bahá).

Las Revelaciones de Dios no difieren una de otra en ningún aspecto esencial, aunque las necesidades cambiantes de las que se ocupan, de época en época, han exigido de cada una de ellas respuestas especiales para cada caso.

Todos los Profetas de Dios, Sus favorecidos, Sus santos y escogidos Mensajeros, son sin excepción los portadores de Sus nombres y las personificaciones de Sus atributos. Sólo difieren en la intensidad de Su revelación y en la potencia relativa de Su luz.

Se advierte a los que estudian la religión que no permitan que los dogmas teológicos u otros prejuicios les lleven a hacer discriminaciones entre aquellos a quienes Dios ha utilizado como canales de Su luz:

Cuidado, OH creyentes en la Unidad de Dios, no seáis tentados a hacer distinción alguna entre las Manifestaciones de Su Causa o menospreciar los signos que han acompañado y proclamado Su Revelación. Éste es ciertamente el verdadero significado de la Unidad Divina; ojala seáis de los que comprenden esta verdad y creen en ella. Además, estad seguros de que las obras y hechos de todas y cada una de estas Manifestaciones de Dios, más aún, todo lo que a Ellas atañe y todo lo que manifiesten en el futuro está ordenado por Dios y es un reflejo de Su Voluntad y Propósito.(Baháulláh).

La insistencia en los prejuicios de cualquier tipo no sólo está dañando los intereses de la humanidad, sino que también es una violación de la Voluntad de Dios para esta época:

¡OH pueblos y razas contendientes de la Tierra! Dirigid vuestros rostros hacia la unidad y dejad que el fulgor de su luz brille sobre vosotros. Reuníos y, por amor a Dios, decidíos a extirpar todo lo que sea fuente de discordia entre vosotros. No puede haber duda alguna de que los pueblos del mundo, de cualquier raza o religión, derivan su inspiración de una única Fuente celestial y son los súbditos de un solo Dios. La diferencia entre las ordenanzas a las que están sometidos debe ser atribuida a los requisitos y exigencias variables de la época en la que fueron reveladas. Todas ellas, excepto unas pocas que son producto de la perversidad humana, fueron ordenadas por Dios y son el reflejo de Su Voluntad y Propósito. Levantaos y, armados con el poder de la fe, despedazad los dioses de vuestras vanas imaginaciones, los sembradores de disensión entre vosotros.

LA BÚSQUEDA INDEPENDIENTE DE LA VERDAD

Cuando un niño nace de una familia cristiana, él es automáticamente un cristiano, cuando los padres son musulmanes, los niños serán musulmanes; si son hindúes, los hijos serán hindúes. ¿Por qué? Porque la mayoría de la gente continúa imitando a sus antepasados, y ciertamente si esta ciega imitación continúa, la gente nunca podrá unirse. Todos pelean sobre sus imitaciones. Todos dicen que ellos son los que conocen la verdad y que los otros están errados. La gente muy rara vez se detiene a pensar que si hubiera nacido dentro de una familia diferente, con diferentes creencias, habría pensado en forma muy diferente de lo que ahora cree ser el único camino a la verdad.

Bahá'u'lláh nos enseña que la Verdad es Una. Si la gente del mundo dejara de imitar a sus padres y buscara la verdad por ella misma, llegarían todos a una sola conclusión y se unirían. Las distintas clases de gentes son como niños que viven en casas diferentes y miran al sol bajo vidrios de colores. Así como el color de los vidrios difiere, según la casa por la que se mire, así un niño al mirar al sol a través de un vidrio verde, creerá que el sol es verde, mientras que aquel que mire al sol a través de un vidrio de color rojo creerá naturalmente que el sol es rojo; y otro que mire al sol, a través de un vidrio azul creerá que el sol es azul. Estos niños pueden discutir el color del sol, cada uno creyendo que lo que ve es el color verdadero. Pero si ellos dejasen de ver a través de sus diferentes vidrios de colores, y salieran afuera, entonces todos verían el verdadero color del sol y dejarían de discutir.

Bahá'u'lláh está haciendo un llamado a los hijos del hombre para que salgan de sus casas; las casas que han heredado ellos de sus antepasados, y dejen de mirar al sol a través de distintos vidrios de colores, porque el sol al que miramos es el mismo sol, y una vez que nos quitemos el lente de colores de nuestros ojos, entonces veremos al sol en su verdadero color.

Dios espera que nosotros pensemos en lo que creemos en vez de seguir ciegamente nuestras creencias solamente por el hecho de que nuestros antepasados han creído de esa manera durante muchas generaciones. Si es que buscamos la verdad por nosotros mismos, veremos que la verdad es única, y que nos puede unir y hacernos olvidar las diferencias que hayan existido en el pasado.

'Abdu'l-Bahá dice:

". . Las religiones divinas de las Manifestaciones de Dios son realmente una sola aunque difieren en nombre y nomenclatura. El hombre debe amar la luz sin importarle en qué día ella aparezca. Debe amar la rosa sin importarle en que tierra crezca. Debe buscar la verdad, sin importarle de que fuente provenga. Sentir apego a la linterna no es amar la luz, sentir apego a la tierra no es propio, pero disfrutar de la rosa que crece en la tierra eso sí vale la pena. Sentir devoción hacia un árbol es infructuoso pero participar de sus frutos es beneficioso. Los frutos deliciosos de donde quiera que ellos provengan o de donde se los haya recogido deben ser apreciados. La palabra de la verdad, no importa la lengua que la pronuncie, debe ser escuchada. Las verdades absolutas, no importa el libro en que se hallen escritas, deben ser aceptadas. Si es que amparamos el prejuicio este será la causa de depravación e ignorancia. La contienda entre religiones, entre naciones y razas se debe al malentendido. Si investigamos las religiones y descubrimos sus principios básicos, veremos que todas encierran no varios, sino un solo fundamento y que todas se hallar de acuerdo. Por este medio todos las religiones del mundo entero llegarán a comprenderse y alcanzarán la unidad y la reconciliación. . ."

En otro lugar 'Abdu'l-Bahá dice:

"¡Ay! la humanidad está totalmente sumergida en imitaciones y en falsedades; sin embargo, la verdad de la religión divina siempre ha permanecido igual. Supersticiones han oscurecido la realidad fundamental, el mundo se halla en tinieblas y la luz de la religión no se hace aparente.

Esta oscuridad conduce a crear diferencias y desacuerdos; se hallan por miles los dogmas y los ritos; por lo tanto el desacuerdo se ha levantado entre los sistemas religiosos a pesar de que la religión tiene por objeto la unificación de la humanidad. La verdadera religión es la fuente de amor y acuerdo entre los hombres, la causa principal del desarrollo de cualidades elevadas; pero la gente está acostumbrada a lo falso y a las imitaciones, y descuida la realidad que unifica; así son despojados y privados de la luz de la religión. Siguen las supersticiones heredadas de sus padres y antepasados. Esto ha prevalecido hasta tal grado que han opacado la luz celestial de la verdad divina y se sumergen en la oscuridad de la imitación y de las imaginaciones. Lo que fue el motivo de la vida ha sido causa de la muerte; lo que debería ser una evidencia de sabiduría, se convierte en una prueba de ignorancia; aquello que fue factor en la sublimidad de la naturaleza humana se ha convertido en degradación. Por lo tanto, la esfera del religionario se ha ido cerrando y oscureciendo gradualmente y el círculo del materialismo se ha ido ensanchando y avanzando; porque el religionario se ha adherido a la imitación y lo espurio, descuidando y descartando la santidad y la sagrada realidad de la religión. Es cuando el sol se pone que los murciélagos empiezan a volar. Ellos aparecen porque son criaturas de la oscuridad. Cuando la luz de la religión se oscurece, los materialistas aparecen. Ellos son los murciélagos de la noche Es en la declinación de la religión cuando ellos se vuelven más activos; buscan la sombra cuando el mundo se halla a oscuras y las nubes se han esparcido sobre él.

"Su Santidad Bahá'u'lláh se ha levantado por el horizonte oriental. Como la gloria del sol, ha venido al mundo. Ha implantado la realidad de la religión divina, ha disipado la oscuridad de las imitaciones, ha sentado las bases de nuevas enseñanzas y ha resucitado al mundo.

"La primera enseñanza de Bahá'u'lláh es la investigación de la realidad. El hombre debe buscar la realidad por sí mismo, desechando las Imitaciones y las adherencias a meros formulismos hereditarios. Como las naciones del mundo se hallan tan apegadas a las imitaciones llamándolas verdades, y corno tales son variadas, las diferencias en el credo han producido las contiendas y las guerras. Mientras estas imitaciones continúen, la unidad del mundo es Imposible. Por lo tanto, debemos investigar la realidad para que, mediante su luz, las nubes y la oscuridad puedan disiparse. La realidad es una sola, no admite multiplicidad o división. Si las naciones del mundo investigaran la realidad, se pondrían de acuerdo y llegarían a unirse. Mucha gente ha buscado la realidad a través de las enseñanzas y de la guía de Bahá'u'lláh. Han llegado a unirse y ahora viven de acuerdo, amándose unos a otros; entre ellos no hay ya la más pequeña traza de enemistad o desunión".

Prejuicios raciales y patrióticos:

Ha llegado a ser objeto de una condena tan universal en principio que ningún grupo se permite identificarse con el impunemente.

No es que se le haya dado la espalda a un turbio pasado y que un mundo risueño ocupe súbitamente su lugar. Grandes sectores de la población continúan soportando los efectos de arraigados prejuicios de etnia, genero, nación, casta y clase. Todas las evidencias señalan que semejantes injusticias perduraran durante el largo periodo de lenta progresión en el que las instituciones y criterios que la humanidad esta gestando han de ir cobrando el cuerpo y la fuerza necesarios para construir un nuevo orden de relaciones y aportar alivio a los oprimidos. La cuestión es que hemos cruzado un umbral al que ya no cabe ninguna posibilidad creíble de retorno. Se ha identificado, articulado y difundido ampliamente toda una serie de principios fundamentales que de modo progresivo están cobrando cuerpo en instituciones capaces de imponerlos en la conducta ciudadana. No hay duda de que el efecto, por muy prolongado y doloroso que sea el esfuerzo, será el de revolucionar las relaciones entre todos los pueblos en las bases mismas de la sociedad.

(Casa Universal de Justicia, a las autoridades religiosas del mundo)

A la par que los pueblos del mundo se ven impulsados ineludiblemente hacia la formación de una sociedad planetaria, se les insta a que, desembarazados de limitaciones y prejuicios culturales, abracen el mensaje de Dios, pues éste es el único medio capaz de unir sus corazones y sus mentes.

(Casa Universal de Justicia, EL KITÁB-I-AQDAS – Su Lugar en la Literatura Bahá'í).

Shoghi Effendi nos dice que Bahá'u'lláh hace "referencia especial a 'los periódicos que están apareciendo rápidamente', los describe como 'el espejo del mundo' y como 'un fenómeno asombroso y potente', y prescribe a todos los que son responsables de su producción el deber de estar santificados de malicia, pasión y prejuicio, ser justos e imparciales, ser esmerados en sus investigaciones y averiguar los hechos ciertos de toda situación".

(Casa Universal de Justicia, La libertad de expresión).

El orden mundial puede fundarse solamente sobre la conciencia inquebrantable de la unidad de la humanidad, verdad espiritual que todas las ciencias del hombre confirman. La antropología, la fisiología y la psicología reconocen una sola especie humana, aun cuando sea ésta infinitamente variada en los aspectos secundarios de la vida. El reconocimiento de esta verdad requiere el abandono de los prejuicios -prejuicios de todo tipo- de clase, color, credo, nacionalidad, sexo, grado de civilización material, todo lo que pueda permitir a la gente considerarse superior a otros.

La aceptación de la unidad de la humanidad es el primer requisito fundamental para la reorganización y administración del mundo como un solo país, el hogar de la humanidad. La aceptación universal de este principio espiritual es esencial para cualquier intento efectivo de establecer la paz mundial.

La ignorancia es indiscutiblemente la razón principal de la caída de los pueblos y de la perpetuación de los prejuicios. Ninguna nación puede lograr el éxito si no educa a todos sus ciudadanos. La falta de recursos limita a un gran número de naciones para cumplir esta necesidad, imponiéndose cierto orden de prioridades. Los organismos decisorios correspondientes harían muy bien si consideraran dar prioridad a la educación de las mujeres y niñas, ya que por medio de madres educadas se difunden por la sociedad más eficaz y rápidamente los beneficios del conocimiento. Atendiendo a las necesidades de la época, se debe dar prioridad a enseñar el concepto de ciudadanía mundial como parte de la educación habitual de cada niño

(Casa Universal de Justicia, La Mujer)

Los adelantos científicos y tecnológicos logrados en este siglo extraordinario presagian un gran salto hacia adelante en la evolución social del planeta e indican los medios para resolver los problemas materiales de la humanidad. En realidad, estos adelantos constituyen los medios mismos para la administración de la compleja vida de un mundo unido. Pero los obstáculos todavía existen. Las dudas, los conceptos erróneos, los prejuicios, las sospechas y las mezquindades acosan a los pueblos y naciones en sus relaciones mutuas.

Un reconocimiento sincero de que el prejuicio, la guerra y la explotación han sido la expresión de etapas de inmadurez de un vasto proceso histórico, y que la humanidad experimenta hoy el inevitable tumulto que indica la llegada colectiva a su mayoría de edad, no es razón para desesperarse, sino un requisito previo para emprender la formidable tarea de construir un mundo pacífico. Que semejante empresa es posible, que existen las fuerzas constructivas que se necesitan para tal fin, que es posible levantar estructuras sociales unificadoras, si se hace un sereno examen de las verdaderas aseveraciones de los Fundadores de las grandes religiones, y de los medios sociales en que se vieron obligados a realizar sus misiones, no hay nada que apoye las contiendas y prejuicios que trastornan a las comunidades religiosas de la humanidad y, por lo tanto, a todos los asuntos humanos.

(Casa Universal de Justicia, La Promesa de la Paz mundial).

La causa de la educación universal, en la que ya presta sus servicios todo un ejército de personas abnegadas de todos los credos y países, merece el mayor apoyo que le puedan dar los Gobiernos del mundo, pues, indiscutiblemente, la ignorancia es la razón principal de la decadencia y caída de los pueblos y de la perpetuación de los prejuicios. Ninguna nación podrá alcanzar el éxito si no pone la educación al alcance de todos los ciudadanos. La falta de recursos limita la capacidad de muchas naciones para cumplir con esta necesidad, lo que impone un cierto orden de prioridades. Los estamentos responsables deberían considerar la necesidad de dar prioridad a la educación de las mujeres y niñas, puesto que es a través de madres formadas como se pueden transmitir, más efectiva y rápidamente a la sociedad, los beneficios del conocimiento. Para cumplir con los requisitos de nuestro tiempo, debe prestarse atención también a la enseñanza del concepto de ciudadanía mundial como parte del programa educativo de cada niño.

(Casa Universal de Justicia, La Promesa de la Paz mundial).

Estamos convencidos de que la eliminación de la discriminación y el prejuicio raciales es uno de los imperativos más urgentes de nuestro tiempo y de que la comunidad internacional debe adoptar ahora medidas concretes para tratar en forma urgente, directa y plena al problema mundial de la discriminación racial.

(Comunidad Internacional Baha'i, Combatiendo el Racismo).

El principio de la unidad racial

Los principios de igualdad racial y unidad racial son centrales en las enseñanzas bahá'ís. Los bahá'ís procuran establecer una civilización mundial orientada por los principios fundamentales de la unidad de la humanidad y del logro de la unidad en la diversidad. Por una parte, estos principios implican un reconocimiento del valor y la dignidad de todo ser humano y de su contribución a la sociedad, independientemente de su raza, color o antecedentes étnicos o culturales. Los bahá'ís consideran a todos los seres humanos iguales ante los ojos de Dios. Como consecuencia de esta creencia, los bahá'ís reconocen la igualdad de todas las razas y procuran eliminar todas las formas de prejuicio y discriminación raciales.

En las clases impartidas por las comunidades

bahá'ís' en más de 100 países se instruyen a los niños en los principios de la unidad y la igualdad raciales y se despierta su conciencia acerca de los problemas del prejuicio y la discriminación raciales. En las clases impartidas por las comunidades bahá'ís' en más de 100 países se instruyen a los niños en los principios de la unidad y la igualdad raciales y se despierta su conciencia acerca de los problemas del prejuicio y la discriminación raciales.

Combatiendo el Racismo

Declaración presentada a la Segunda Conferencia Mundial para Combatir el

Racismo y la Discriminación Racial.

Ginebra, Suiza

1­12 de agosto de 1983

La Comunidad Internacional Bahá'í se complace en participar en esta

Segunda Conferencia Mundial para Combatir el Racismo y la Discriminación

Racial. Estamos convencidos de que la eliminación de la discriminación y el prejuicio raciales es uno de los imperativos más urgentes de nuestro tiempo y de que la comunidad internacional debe adoptar ahora medidas concretas para tratar en forma urgente, directa y plena al problema mundial de la discriminación racial. Movidos por esas convicciones nos proponemos bosquejar en esta declaración el punto de vista bahá'í acerca de la discriminación y la igualdad raciales, resumir las múltiples medidas que ya han adoptado los bahá'ís de todo el mundo para eliminar la discriminación racial y, finalmente, proponer un programa práctico para la eliminación de la discriminación racial que los gobiernos puedan aprobar y aplicar ahora.

El principio de la unidad racial

Los principios de igualdad racial y unidad racial son centrales en las enseñanzas bahá'ís. Los bahá'ís procuran establecer una civilización mundial orientada por los principios fundamentales de la unidad de la humanidad y del logro de la unidad en la diversidad. Por una parte, estos principios implican un reconocimiento del valor y la dignidad do todo ser humano y de su contribución a la sociedad, independientemente de su raza, color o antecedentes étnicos o culturales. Los bahá'ís consideran a todos los seres humanos iguales ante los ojos de Dios. Como consecuencia de esta creencia, los bahá'ís reconocen la igualdad de todas las razas y procuran eliminar todas las formas de prejuicio y discriminación raciales. Los bahá'ís creen en que:

«Discriminar en contra de cualquier raza en razón de ser socialmente atrasada, políticamente inmadura y numéricamente una minoría, constituye una violación flagrante del espíritu que anima la Fe de Bahá'u'lláh…si se ha de tolerar discriminación alguna debe ser una discriminación no contra, sino más bien a favor de la minoría, sea ésta racial o de otro orden».

(De los Escritos Bahá'ís)

Los principios de la unidad de la humanidad y de la unidad en la diversidad requieren, por otra parte, que se haga hincapié en el desarrollo de la unidad entre los seres humanos de todas las razas, colores y orígenes étnicos. Los Escritos Bahá'ís aconsejan:

«Cierra tus ojos a las diferencias raciales y acoge a todos con la luz de la unidad».

Como los bahá'ís asignan tan gran importancia al estímulo de la unidad, todos los bahá'ís, si bien se enorgullecen de su herencia racial, étnica o cultural única, procuran por sobre todas las cosas reconocer y alentar los lazos humanos y espirituales comunes que unen a la familia humana, una familia rica en la diversidad de las razas y culturas que la componen.

Esfuerzos realizados por los bahá'ís para promover la unidad racial

En todo el mundo los bahá'ís y las comunidades bahá'ís procuran poner estos principios en práctica. En las clases impartidas por las comunidades

bahá'ís' en más de 100 países se instruyen a los niños en los principios de la unidad y la igualdad raciales y se despierta su conciencia acerca de los problemas del prejuicio y la discriminación raciales. Las comunidades bahá'ís de todo el mundo han colaborado con los programas de las Naciones Unidas en la esfera de la erradicación de la discriminación racial. Han participado en conferencias y seminarios de derechos humanos y han patrocinado activamente las conmemoraciones del Día de Los Derechos

Humanos y del Día de la Unidad de la Raza en sus localidades.

Los principios cotidianos que orientan la vida de los bahá'ís y de las comunidades bahá'ís constituyen un nuevo testimonio del profundo compromiso que sienten los bahá'ís con el principio de la unidad racial.

En las comunidades bahá'ís en los planos local y nacional los individuos de todas las razas se asocian periódica y libremente, en total amistad y concordia. En Las elecciones bahá'ís no se hace campaña y se exhorta a todos los bahá'ís a votar en secreto por los individuos mejor calificados, independientemente de su raza; como consecuencia, los órganos rectores de las comunidades bahá'ís manifiestan una composición racial diversa.

Además, el principio bahá'í de consulta asegura que se oiga la voz de cada individuo y que se tome seriamente en consideración. Finalmente, la variada composición racial y cultural de la Comunidad Internacional Bahá'í, que incluye a representantes de muchas poblaciones autóctonas demuestra la realización práctica del principio de la igualdad y la unidad raciales dentro de la comunidad bahá'í a escala mundial. Hoy en día hay más de 2.000 tribus y grupos étnicos representados en más de 100.000 comunidades locales bahá'ís en los 165 países independientes en que residen bahá'ís.

En suma, los bahá'ís han dado grandes pasos hacia la meta, enunciada en el Programa de 1973 para el Decenio de la Lucha Contra el Racismo y la Discriminación Racial, de promover «los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin distinción alguna de raza, color, linaje u origen nacional o étnico, especialmente por medio de la erradicación del racismo, la discriminación racial y los prejuicios raciales…». Además, han hecho una contribución a esa «enérgica campaña mundial de información destinada a hacer desaparecer los prejuicios raciales» que se solicitó al comienzo del decenio.

La importancia de la educación espiritual

Todas las numerosas actividades bahá'ís' en favor de la igualdad y la unidad raciales son manifestaciones de un objetivo fundamental: la promoción de la unidad racial por medio de la eliminación del prejuicio racial. Los bahá'ís reconocen que la discriminación racial se puede eliminar sólo eliminando el prejuicio racial y, además, aboliendo el prejuicio en su fuente, el corazón humano. Los bahá'ís consideran que el prejuicio es un problema espiritual y que, por consiguiente, requiere una solución espiritual. El prejuicio sólo puede erradicarse mediante un despertar espiritual, un despertar nutrido, por una parte, por la investigación independiente de la verdad y, por la otra, por la orientación y la dirección apropiadas. En consecuencia, lo que se requiere para eliminar el prejuicio racial es una educación espiritual apropiada, educación cuyo objetivo es fomentar ese espíritu de investigación libre, que es el único que puede romper los estereotipos raciales inculcando a la vez en los corazones y mentes humanas el principio fundamental y la verdad de la unidad orgánica de la humanidad. Esta educación espiritual debe iniciarse desde los más tempranos años de la formación de la personalidad del niño, antes de iniciarse la enseñanza formal; además, el desarrollo de una conciencia espiritual debe estimularse fuera de la sala de clases, en la familia, en el hogar y en la comunidad.

Un programa modelo sobre la unidad de la humanidad

La Comunidad Internacional Bahá'í considera que constituiría un primer paso importante para el establecimiento de la educación espiritual universal la elaboración y aplicación en todos los países de un programa de estudios universal, aunque adaptable en lo cultural, acerca de la unidad orgánica de la humanidad. Dicho programa de estudios debe inspirarse en un reconocimiento de que el prejuicio racial no se eliminará únicamente estudiando el problema de la discriminación racial; más bien la erradicación del prejuicio racial requiere el desarrollo a una edad temprana de una conciencia de los lazos humanos y espirituales fundamentales que unen a los pueblos de diferentes razas, colores y orígenes étnicos. Lo que hace que un programa de estudios de este tipo sea práctico es que estos lazos no son meramente idealistas, son reales, y en dicho programa de estudios puede recurrirse a los más recientes conocimientos que las ciencias biológicas, sociales, antropológicas, económicas y políticas pueden brindar como testimonio de la realidad de la unidad y la interdependencia humanas.

Proponemos concretamente que en tal programa modelo de estudios se incluyan los siguientes temas: la unidad biológica de la raza humana como una especie humana, con diferencias entre las características físicas e intelectuales de las razas que son el resultado de factores evolucionarios, históricos y ambientales, poseyendo todas las razas las mismas características biológicas humanas fundamentales y la misma capacidad intrínseca para los logros intelectuales; las necesidades, deseos y emociones humanas fundamentales compartidos por todos los seres humanos; la búsqueda universal por cada individuo de su identidad propia; la institución universal de la familia como unidad básica de la sociedad; la necesidad universal de pertenecer a una comunidad mayor y participar en su vida y de desarrollar un sentido de identidad cultural; la interdependencia social, económica, cultural y política de todos los pueblos; la necesidad universal que el hombre experimenta de una finalidad espiritual y su búsqueda mediante la religión.

En el estudio de cada una de estas esferas pueden examinarse y reconocerse las diferencias culturales como diferentes expresiones y manifestaciones de esas mismas características y necesidades humanas universales. Además de dichos temas básicos podrían incluirse los siguientes: comprensión de la forma en que el prejuicio racial se deriva de la falta de comprensión de los lazos que unen a todos los pueblos; la importancia del contacto con la gente de otras razas como medio de romper con los prejuicios y de percibir los lazos humanos compartidos; las diferentes formas y manifestaciones del prejuicio racial en nuestra vida cotidiana; y las acciones de las Naciones Unidas en el ámbito de los derechos humanos y las normas relativas a los derechos humanos ya establecidas por las Naciones Unidas.

La Comunidad Internacional Bahá'í considera que la formulación y aplicación de un programa de estudios acerca de la unidad de la raza humana, orientada hacia las etapas más tempranas del desarrollo de la personalidad del niño, brinda una esperanza realista de eliminación del prejuicio racial y de progresos reales hacia los objetivos del Primer

Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, objetivos que deben revivirse y enfrentarse con espíritu fresco y renovada decisión. Sobre la base de sus principios y la experiencia que han acumulado en la promoción práctica de la unidad racial, los bahá'ís están convencidos de que las actitudes humanas pueden cambiar; de que, mediante el reconocimiento de la unidad orgánica de los pueblos de todas las razas y colores, pueden abolirse el prejuicio racial y el mal social consiguiente de la discriminación racial. Expresamos la sincera esperanza de que esta Conferencia comparta ese optimismo y determinación.

Grandes sectores de la población continúan soportando los efectos de arraigados prejuicios de etnia, genero, nación, casta y clase. Todas las evidencias señalan que semejantes injusticias perduraran durante el largo periodo de lenta progresión en el que las instituciones y criterios que la humanidad esta gestando han de ir cobrando el cuerpo y la fuerza necesarios para construir un nuevo orden de relaciones y aportar alivio a los oprimidos. La cuestión es que hemos cruzado un umbral al que ya no cabe ninguna posibilidad creíble de retorno. Se ha identificado, articulado y difundido ampliamente toda una serie de principios fundamentales que de modo progresivo están cobrando cuerpo en instituciones capaces de imponerlos en la conducta ciudadana. No hay duda de que el efecto, por muy prolongado y doloroso que sea el esfuerzo, será el de revolucionar las relaciones entre todos los pueblos en las bases mismas de la sociedad. (Casa Universal de Justicia, a las autoridades religiosas del mundo).

La doctrina bahá'í de unidad del género humano ataca directamente la raíz de otra de las causas de guerra: el prejuicio racial. Ciertas razas presumen de ser superiores a otras y han presupuesto, en base al principio de "supervivencia del más apto", que esa superioridad les da el derecho de explotar y aun de exterminar a las razas más débiles. Gran número de las más negras páginas de la historia son ejemplo de la cruel aplicación de este principio. De acuerdo con el punto de vista bahá'í, las gentes de todas las razas son iguales ante Dios. Todos tienen maravillosas capacidades innatas que sólo requieren una buena educación para su desarrollo, y cada uno puede desempeñar un papel que, en vez de empobrecer, enriquecería y completaría la vida de los demás miembros del cuerpo de la humanidad. 'Abdu'l-Bahá dice:

Tocante al prejuicio de raza: ¡es una ilusión, una pura y simple superstición! Porque Dios nos creó a todos de una sola raza… En el principio tampoco hubo límites ni fronteras entre las diferentes tierras; ninguna parte de la Tierra perteneció más a unos pueblos que a otros. A los ojos de Dios no hay diferencia entre las razas. ¿Por qué ha de inventar el hombre tal prejuicio? ¿Cómo podemos sostener una guerra basada en una ilusión?

Dios no creó a los hombres para que se destruyeran entre sí. Todas las razas, tribus, sectas y clases disfrutan por igual de las bondades de su Padre celestial.

La única diferencia real radica en los grados de fidelidad y de obediencia a las leyes de Dios. Hay algunos que son como antorchas encendidas, otros que brillan como estrellas en el cielo de la humanidad. Los amantes del género humano, éstos son los hombres superiores, cualquiera que sea la nacionalidad, credo o color que tengan.

El racismo se origina no en la piel, sino en la conciencia de las personas. En consecuencia, los remedios dirigidos a atajar los prejuicios raciales, la xenofobia y la intolerancia han de abordar primero y ante todo las ilusiones mentales que durante tantos milenios han dado lugar entre los pueblos a los falsos conceptos de superioridad e inferioridad.

(Comunidad Internacional Baha'i, Una misma sustancia Crear conscientemente una cultura mundial de unidad).

Tan dañino como el prejuicio racial es el prejuicio político o patriótico. Ha llegado el tiempo en que los estrechos patriotismos nacionales deben sumergirse en un amplio patriotismo cuya patria es el mundo. Bahá'u'lláh dice:

Anteriormente se decía: "Amar a la patria es un elemento de la Fe de Dios…" La Lengua de Grandeza ha dicho en el día de Su Manifestación: "Gloria no es de aquel que ama a su patria, sino de aquel que ama a sus semejantes". Por medio de estas palabras Él dio un nuevo impulso y estableció una nueva dirección a las aves de los corazones de los hombres y borró del Libro Sagrado de Dios toda restricción y limitación.

Ambiciones Territoriales:

Son muchas las guerras en que se ha combatido por un pedazo de territorio cuya posición era deseada por dos o más naciones rivales. La codicia de posesión ha sido una causa de lucha tan fértil entre naciones como entre individuos. De acuerdo con el punto de vista bahá'í, las tierras pertenecen, en justicia, no a personas o naciones individuales, sino a toda la humanidad. Es más, ellas pertenecen a Dios solamente, y los hombres no son sino inquilinos.

Las novedades sobre la batalla de Benghasi atormentan mi corazón. Me asombro del salvajismo humano que aún existe en el mundo. ¿Cómo es posible que los hombres combatan de la mañana a la noche, matándose los unos a los otros, derramando la sangre de sus hermanos? ¿Con qué objeto? ¡Para ganar la posesión de un pedazo de tierra! Hasta los animales, cuando se pelean, tienen una razón más inmediata para sus ataques. ¡Cuán terrible es para los hombres, pertenecientes al reino más elevado, el descender tan bajo, matando a sus semejantes por la posesión de un pedazo de tierra! ¡El ser más elevado de la creación peleando para obtener la materia más baja, la tierra!

La tierra no pertenece a un pueblo, sino a todos los pueblos. Esta tierra no es el hogar del hombre, es su tumba. ¡Y es por sus tumbas por lo que los hombres pelean!

Por grande que sea el conquistador, por muchas que sean las naciones reducidas a su esclavitud, él no puede conservar más que una parte insignificante de tierra, ¡su tumba! Si es necesario adquirir mayor extensión de terreno para el mejoramiento de sus habitantes, para el crecimiento de la civilización… seguramente podría conseguirse pacíficamente la necesaria extensión de territorio. Pero ¡la guerra se hace para satisfacer la ambición de los hombres, por un motivo de ganancia material para unos pocos, causando la miseria a innumerables hogares, destrozando los corazones de centenares de hombres y mujeres!…(Abdul-Bahá).

Prejuicios Religiosos, de credo:

Las religiones divinas deben ser la causa de unión entre los hombres, y el instrumento de amor y unidad; deben promulgar la paz universal, liberar al hombre de todo prejuicio, conferir alegría y felicidad, practicar la bondad hacia todos los hombres, y suprimir toda diferencia y distinción. Tal como dice Bahá'u'lláh dirigiéndose al mundo de la humanidad: "¡OH pueblo! Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una misma rama". A lo sumo se trata de que algunas almas sean ignorantes y deben ser educadas; algunos están enfermos y deben ser sanados; algunos son todavía de tierna edad, y se les debe ayudar a alcanzar la madurez, y debe mostrárseles la mayor bondad. Esta es la conducta del pueblo de Bahá.

Vosotros quienes sois siervos de la raza humana, esforzaos con todo vuestro corazón por rescatar a la humanidad de esta oscuridad y de estos prejuicios, los cuales pertenecen a la condición humana y al mundo de la naturaleza, para que la humanidad encuentre el camino hacia la luz del mundo de Dios (Abdul-Bahá, Selección de los escritos).

Para que podamos ver claramente cómo puede establecerse la Más Grande Paz, examinaremos primero las principales causas que en el pasado han provocado guerras, y veamos cómo Bahá'u'lláh propone tratar cada una de ellas.

Una de las más prolíficas causas de guerra han sido los prejuicios religiosos. Con respecto a este punto, las enseñanzas bahá'ís muestran claramente que la enemistad y conflicto entre los adeptos de las diferentes religiones y sectas han sido siempre causados, no por la verdadera religión, sino por la falta de ella, y por su sustitución por falsos prejuicios, imitaciones y falsedades.

En uno de Sus discursos en París, 'Abdu'l-Bahá dijo:

La religión debe unir todos los corazones para borrar de la faz de la tierra las guerras y las disputas, dar nacimiento a la espiritualidad, confiriendo vida y luz a cada corazón. Si la religión se convierte en causa de aversión, odio y división, sería mejor no tener ninguna, y separarse de tal religión sería un verdadero acto religioso. Pues es claro que el propósito de una medicina es curar, pero si la medicina sólo sirve para agravar la enfermedad, mejor es no usarla. Cualquier religión que no sea causa de amor y unidad no puede ser religión.

De nuevo repite:

Desde el comienzo de la historia de la humanidad hasta nuestros días, varias religiones del mundo se han anatematizado entre sí y se han acusado unas a otras de falsedad. Se han despreciado entre ellas severamente, ejerciendo mutua aversión y rencor. Consideremos la historia de las guerras religiosas. Una de las mayores de ellas, la de las Cruzadas, se extendió durante un período de doscientos años. Algunas veces los cruzados eran los victoriosos, matando, saqueando y haciendo cautivos a los musulmanes; otras veces los musulmanes eran los victoriosos, infligiendo, en su turno, matanzas y ruina sobre los invasores.

Así continuaron durante dos siglos, alternativamente luchando con furia o cediendo en su debilidad hasta que los religiosos europeos se retiraron del Oriente, dejando tras de ellos las cenizas de la desolación y encontrando sus propios países en una condición de turbulencia y rebelión. Y ésta fue solamente una de las "Guerras Santas".

Las guerras religiosas han sido muchas. Novecientos mil mártires de la causa protestante fue el precio del conflicto entre esta secta del cristianismo y los católicos. ¡Cuántos se consumieron en las prisiones! ¡Qué despiadado el tratamiento a los cautivos! ¡Y todo en nombre de la religión!

Los cristianos y los musulmanes consideraban a los judíos como satánicos y como enemigos de Dios. Por lo tanto, los maldijeron y persiguieron. Gran número de judíos fueron muertos, sus casas incendiadas y saqueadas, sus hijos llevados al cautiverio. Los judíos por su parte consideraban a los cristianos como infieles y a los musulmanes como enemigos y destructores de las leyes de Moisés; por lo tanto, clamaban venganza contra ellos y los maldicen aún hoy día.

Cuando la luz de Bahá'u'lláh apareció en el Oriente, Él proclamó la promesa de la unidad de la humanidad. Se dirigió a todo el género humano diciendo: "Vosotros todos sois frutos de un solo árbol. No hay dos árboles, uno de la divina misericordia y otro de Satanás". Debemos, pues, tener el más grande amor los unos por los otros. No debemos considerar a ningún grupo como la gente de Satanás, sino considerar a todos como siervos de un solo Dios. A lo sumo es esto: algunos no saben y deben ser guiados y enseñados. Otros son ignorantes y deben ser informados. Algunos son como niños y deben ser ayudados para que alcancen madurez. Otros están dolientes, su condición moral es mala, y éstos deben ser tratados hasta que su moral sea purificada. Pero el hombre enfermo no debe ser odiado a causa de su enfermedad; el niño no debe ser apartado porque es un niño; el ignorante no debe ser despreciado por su falta de conocimiento. Todos deben ser curados, educados y ayudados con amor. Debe hacerse todo con el objeto de que la humanidad entera viva bajo la sombra de Dios, en la más grande seguridad, en la más elevada felicidad.

Cuando la religión ha sido fiel al espíritu y al ejemplo de las Figuras trascendentales que dieron al mundo los grandes sistemas de creencias, ha despertado en pueblos enteros las capacidades de amar, de perdonar y de crear al tiempo que los ha impulsado a mostrar arrojo, a superar los prejuicios, a sacrificarse por el bien común y a disciplinar los impulsos del instinto animal. Es incuestionable que la fuerza seminal en la civilización del ser humano la ha aportado la sucesión de estas Manifestaciones de lo Divino y que esta fuerza se remonta al alba de la historia. (Casa universal de justicia, a las autoridades religiosas del mundo).

No pasa un solo día sin que aumente el peligro de que las hogueras del prejuicio religioso prendan una conflagración mundial de consecuencias inimaginables. Las autoridades civiles no pueden, por si solas, conjurar semejante riesgo. Tampoco deberíamos engañarnos creyendo que los llamamientos a la tolerancia mutua puedan extinguir por si solos animosidades que se arrogan el refrendo Divino. La crisis exige de los dirigentes religiosos una ruptura con el pasado tan resuelta como las que permitieron que la sociedad se zafase de los prejuicios igualmente corrosivos de raza, genero y nación. Toda justificación para ejercer influencia en asuntos de conciencia yace en el servicio al bien de la humanidad. En este momento, el más decisivo en la historia de la civilización, las exigencias de tal servicio no pueden ser mas claras. Inalcanzables así reza el encarecimiento de Bahá'u'lláh hasta que su unidad este firmemente establecida.

Así pues, es evidente si la religión ha de hacer frente a los múltiples desafíos que la apremian, ella misma debe estar limpia de ignorancia, prejuicios y animosidades.

Tras abandonar toda tendencia a promover una salvación puramente personal o limitada al grupo, la religión debiera recalcar que el bienestar y la realización espiritual de la persona están estrechamente ligados al progreso de la comunidad mundial entera. Los valores de servicio y compromiso activo con la justicia y la unidad hacen que la religión pueda convertirse en una fuerza enormemente positiva en cuestiones de desarrollo social.

Por consiguiente, la Comunidad Internacional Bahá'í insta a que la

Declaración y el Programa de Acción planteen de forma cabal el papel constructivo que le cumple desempeñar a la religión en materia de desarrollo social.

El sistema administrativo Bahá'í provee los medios para la consecución de las enseñanzas bahá'ís y para la abolición de todos los prejuicios, ya sean estos basados en raza, religión, clase social, nacionalidad o sexo y está orientado hacia el establecimiento de un orden mundial, en el cual la contribución de todos es valorada y recibida como la contribución hacia el desarrollo de una civilización mundial.

El Papel de la religión en el desarrollo social:

En algunas áreas de África, cuando se les explica a los habitantes bahá'ís de los pueblos que ambos mujeres y hombres son elegidos en nuestras Asambleas dado que no tenemos prejuicio, muy a menudo mujeres son elegidas a su nueva Asamblea Local aun cuando ellos puedan ser todos bahá'ís muy nuevos.

Promoción de la unidad de la humanidad. La paz y el bienestar de la humanidad dependen del establecimiento de la unidad, incluso la igualdad racial y la eliminación de todas las formas de prejuicio. Durante más de 140 años, los Bahá'ís han estado construyendo comunidades caracterizadas por su diversidad y por su compromiso por la causa de la unidad. La creación de comunidades unificadas y diversificadas exige el abandono de los prejuicios de todo tipo y estimula a los seguidores a aprender a trabajar juntos por el bien de todos. Los consejos dirigentes elegidos localmente favorecen la cooperación entre los distintos elementos de la comunidad al fomentar, gracias a la consulta, una gran participación en la toma de decisiones.

Prejuicios de sexo:

Igualdad entre hombres y mujeres:

La Fe Bahá í enseña que los hombres y las mujeres son iguales:

Al nacer una criatura lo primero que todos preguntan es su sexo. En los primeros días de su vida la diferencia puede ser puramente anatómica pero a medida que el niño crece comienza a comportarse como varón o hembra .Este comportamiento no se debe a razones biológicas si no que se aprenden; las diferencias de comportamiento son aprendidas y dejando de lado las obvias discrepancias fisiológicas los hombres y las mujeres son iguales."Sabe; OH sierva ,que a los ojos de Baha las mujeres se consideran igual que los hombres, y DIOS ha creado a toda la humanidad a su propia imagen y semejanza, Esto significa que los hombres y las mujeres revelan igualmente sus nombres y atributos. Y desde un punto de vista espiritual no hay diferencia entre ellos. Quien se acerque mas a DIOS es el más favorecido, sea hombre o mujer. (Abdu ´ l-Bahá). Desde el momento en que nace un bebe, le hacemos saber, de mil maneras sutiles y no verbales, que es un niño o una niña. La mayoría de las personas sostienen en brazos a los niños y las niñas de forma diferente. En nuestra sociedad y aun a muy tierna edad, los niños suelen estar sujetos a un trato más brusco que las niñas. Cada vez que un niño o una niña actúa en la forma que concuerda con nuestra convicciones sobre como debe proceder un varón o una hembra reforzamos su comportamiento. Ese refuerzo puede ser algo tan sutil como la inflexión del tono de voz o una fugaz expresión de aprobación en el rostro,"a sin deben hacer los niños o las niñas, aunque suele ser mas tajante y duro para los niños Podremos en pocas ocasiones no reñir a los niños por querer jugar a las muñecas, muñecos(educando hacia la paternidad)o ser sensibles hacia la naturaleza, gustarle las flores, la no violencia las artes o cualquier otra cualidad mal llamada femenina, pero rara vez los alentamos a que lo hagan ,tal vez la total ausencia de respuesta, la falta de vibraciones positivas le hagan saber al niño que esta haciendo algo que los varones no deben hacer .(del libro la comunicación no verbal-Flora Davis).

Cuando condicionamos a una persona a un determinado rol o papel marcado por lo que hasta ahora mal se ha creído en llamar injustamente y en desigualdad cualidades femeninas y masculinas, estamos limitando enormemente el desarrollo del potencial humano, tanto intelectual como espiritual. Tenemos que tener muy en cuenta que no existen ni cualidades masculinas ni femeninas si no potencialidades a desarrollar (de Jesús R.G.G), como ejemplo podemos ver la vida de Abdu ´ l-Bahá, su ternura, amabilidad, comprensión, sensibilidad, delicadeza, amor. Los hombres han podido desarrollar, debido a su mala, limitada y prejuiciosa educación, su parte intelectual mas que la humana-espiritual, referente a sentimientos tales como, delicadeza sensibilidad, ternura amor ,etc. Al varón se le ha prohibido llorar, expresar sus sentimientos y desarrollar su espíritu. Las mujeres al contrario habiendo tenido una educación mas emocional ha podido desarrollar mas su parte humana-espiritual(mal llamada cualidad femenina), que son y están tan innatas tanto en la mujer como en el hombre y a la mujer le ha sido negado en su educación su desarrollo intelectual. Por lo cual no vamos a decir que unos son superiores a otros; cuando debido a la educación y la cultura lo que se le ha negado en la educación al hombre se le ha afirmado a la mujer y lo que le ha sido negado a la mujer se le ha afirmado al hombre, por ello hay desigualdad por parte de ambos.

Aunque hay que reconocer que el dominio, el poder la violencia; del hombre hacia la mujer ha sido y sigue siendo, desgraciadamente, un mal que no se puede justificar y que hay que eliminar, para que nadie domine a nadie y halla un respecto e entendimiento mutuo, y colaboración entre ambos sin ningún tipo de rol.(Jesús. R. G. G-(del artículo: no femenino no masculino si no potencialidades a desarrollar).

Normas Culturales: Lo que es femenino en unas culturas en otras es masculino y al revés. Esto demuestra que la persona es condicionada según el sitio donde nazca y se eduque .Lo que llamamos masculinidad y feminidad esta sujeto con la asociación de un determinado papel de comportamiento en función del molde Socio-Cultural." En Nueva Guinea tanto los hombres como las mujeres de la tribu Arapesh, tienen características emocionales que en nuestra sociedad caen más bien dentro del patrón femenino: ambos son cooperadores, no agresivos, gentiles y no competitivos. En la tribu Munduyumur; por el contrario, tanto las mujeres como los hombres son violentos, agresivos, rudos y competitivos. En la tribu de los Tchambulli, las mujeres son prácticas, activas, dominantes; nada sensibles. En cambio los hombres se dedican a actividades artísticas o no utilitarias; danzar esculpir, pintar y son delicados tímidos y muy sensibles y susceptibles"(Margaret Mead antropóloga).Las cualidades humanas no están marcadas por la biología, sino por la cultura y la educación y se aprenden en la niñez. La madre es la primera maestra del bebe, a medida que el bebe crece y se vuelve mas independiente, la naturaleza relativa de su relación con su padre y madre cambia y el padre puede desempeñar un papel mas importante.

El padre en la religión bahái tiene el deber y la responsabilidad de educar junto a la madre a sus hijos. "En un futuro la educación comenzara con el primer parpadeo de vida en el vientre de la mujer. Esta será la señal para el esposo y la esposa de empezar a orar por el embrión para exponer la nueva vida a la belleza y a hombres y mujeres atentos y de ideas nobles. La etapa del embarazo en el desarrollo humano requerirá la atención amorosa de ambos padres. Los padres continuaran orando por el; cubriéndole de amor, pero también trataran de observar en el los signos de sus potencialidades particulares. La educación contemplara también el ayudar a los jóvenes a descubrir, liberar y desarrollar sus atributos divinos cualidades como el amor la compasión un carácter reflexivo, la humildad. Los atributos divinos están latentes en todas las almas. A partir de esta experiencia; el, la, joven desarrolla una conciencia moral y aprende a conocer y amar a DIOS, que es según el descubre, el propósito de la vida. Educado en la Revelación Divina: Krishna. Abraham. Moisés. Zoroastro. Buda. Jesucristo. Muhammad. El BAB. y BAHAULLAH. (Revelación progresiva). Los varones se sentirán liberados de tener que desplegar la imagen de "macho" y habrán desarrollado muchas de las cualidades propias de un corazón tierno, que normalmente se asocian a las mujeres (como dijimos anterior mente lo han podido desarrollar y el hombre no).como la compasión, la paciencia y fiarse de la intuición. Las mujeres a cambio se habrán escapado de la jaula del estereotipo manifestando algunas de las cualidades mas enérgicas que suelen identificarse con los hombres" (Nathan ruststein. Al Buscador). Es difícil ser uno mismo, es difícil ser hombre, ser mujer (ser un ser humano). Por miedo al rechazo al ridículo, a las criticas , pero si no actuamos de acuerdo a nuestra personalidad no podremos desarrollarnos como personas y siempre aunque no nos demos cuenta inconscientemente seremos infelices y seremos los primeros, debido a nuestra insatisfacciones, en criticar, murmurar y no ser tolerantes , comprensivos y justos con los demás como sucede en nuestra sociedad que no se admite al que piense distinto a nosotros ,tenga diferente religión ,raza, manera de pensar o actual etc.

Una de las terapias de la superación de la mística masculinidad , pasa, en primer lugar por moderar aquellos valores de dureza, dominio, represión y competitividad, realzando en cambio los de cooperación , servicio, amor, ternura, responsabilidad social, empatía, socializar a los hombres , espiritualizarlos, educándolos en valores y atributos DIVINOS.

Dándoles responsabilidad, en la práctica del cuidado, empezando por sus propios hijos, porque la participación de los padres en la crianza es un freno en el uso de la violencia, primero en ellos mismos, y después en sus hijos.

Se trata en definitiva de introducir la expresión del cariño en la vida de los hombres y de que no repriman la empatía, para a si aumentar su responsabilidad sobre el coste humano y social de sus actos tanto en la vida familiar, como en la sociedad en general

Educación universal para la eliminación de los prejuicios:(obligatoria y gratuita):

Ya que la ignorancia es la causa principal para la caída y decadencia de los pueblos y de la perpetuación de los prejuicios, no hay nación que pueda llegar el éxito a menos que todos sus habitantes reciban una educación, tanto mujeres como hombres. La educación debe promover la unidad esencial de la ciencia y la religión. Un idioma auxiliar internacional. A medida que el mundo se haga cada vez más interdependiente, debe adoptarse y enseñarse en las escuelas del mundo entero un idioma y escritura universal auxiliar acordado universalmente como complemento al idioma, o idiomas, de cada país. La adopción de tal idioma mejorará la comunicación entre las naciones, reducirá los costos administrativos y promoverá la unidad entre los pueblos y las naciones. En nuestra opinión, como se cita en los Escritos Bahá'ís, «la religión es verdaderamente el principal instrumento para el establecimiento del orden en el mundo y de la tranquilidad entre sus pueblos», hay desde luego en la búsqueda de la paz y de la comprensión de su interrelación con el desarrollo, la necesidad de reconsiderar, sin los prejuicios que inspire una sociedad secular, la naturaleza de la religión y de los valores religiosos. (Comunidad Internacional Baha'i, La Paz y el Desarrollo).

Los verdaderos enemigos no son otros estados naciones, sino la ignorancia, el prejuicio, la codicia, la pobreza y la enfermedad.

(Comunidad Internacional Baha'i, la Relación Entre el Desarme y el Desarrollo)

Creemos que despojar al ser humano de sus identidades accidentales de raza, nacionalidad, religión, clase o sexo y hallar en cada persona las necesidades y las potencialidades intelectuales, emocionales y físicos básicos es un proceso necesario que lleva a la erradicación de todos los prejuicios que impiden que los seres humanos trabajen juntos para construir una paz mundial.

Porque es convicción de la Comunidad Internacional Bahá'í, como se expresa en los Escritos Bahá'ís, que: «la gloria del hombre se basa en sus conocimientos, su recta conducta, su carácter encomendable, su sabiduría, y no en su nacionalidad o su rango».

Y, además, que: «quienes estén dotados de sinceridad y fidelidad deben asociarse con todos los pueblos y personas afines de la tierra con alegría y esplendor en la medida en que relacionarse con personas ha promovido y seguirá promoviendo la unidad y la armonía, que a su vez son conducentes al mantenimiento del orden en el mundo y a la regeneración las naciones.»

La Comunidad Internacional Bahá'í opina que la lucha de un grupo, clase o raza por el control o la ventaja sobre otros a fin de obtener un beneficio económico sirve sólo para aumentar la división, profundizar los prejuicios y fomentar el aspecto competitivo de la naturaleza humana. Valiéndose del espíritu creativo de la participación de las bases, los bahá'ís de cierto número de países han establecido comités de unidad racial, compuestos por personas de diferentes razas, gracias a los cuales se han desarrollado programas destinados a combatir el prejuicio racial y a crear lazos de respeto mutuo entre los pueblos de diferentes razas de entre sus comunidades locales.

(Comunidad Internacional Baha'i, Una misma sustancia Crear conscientemente una cultura mundial de unidad).

Los antiguos principios de materialismo y egoísmo, los antiguos prejuicios sectarios y patrióticos y sus hostilidades, están desacreditados y pereciendo entre las ruinas que han causado en todos los países; vemos los signos de un nuevo espíritu de fe, de fraternidad y de internacionalismo que está rompiendo las viejas ligaduras y traspasando las antiguas fronteras.

La búsqueda de la verdad, la unidad del género humano, de las religiones, de las razas, de las naciones, de Oriente y Occidente, la reconciliación de la religión y la ciencia; la eliminación de prejuicios y supersticiones; la igualdad del hombre y la mujer; el establecimiento de la justicia y la rectitud; la organización de un Tribunal Supremo Internacional; la unificación de idiomas; la difusión obligatoria del conocimiento; éstas, y muchas otras enseñanzas similares, fueron reveladas por la pluma de Bahá'u'lláh durante la segunda mitad del siglo XIX, en innumerables libros y epístolas, varias de las cuales fueron dirigidas a los soberanos y gobernantes del mundo.

(Libros Baha'is, Baha'u'llah y la Nueva Era JE Esslemont).

Todos deben abandonar prejuicios y aun visitar las iglesias y mezquitas de unos y otros, pues en todos estos sitios de veneración el Nombre de Dios es mencionado. Si todos se reúnen para adorar a Dios, ¿qué diferencia puede existir? Ninguno de ellos adora a Satanás. Los musulmanes deben ir a las iglesias de los cristianos y a las sinagogas de los judíos, y, viceversa, los otros deben ir a las mezquitas de los musulmanes. Se separan los unos de los otros sin más causa que infundados prejuicios y dogmas.(Abdul-Bahá).

Ocurre cien mil veces, ¡ay!, que los ignorantes prejuicios, las diferencias no naturales y los principios antagónicos son aún desplegados por las naciones del mundo, unas en contra de otras, causando así el atraso del progreso general. Este retroceso ocurre porque los principios de la civilización divina están completamente abandonados y las enseñanzas de los Profetas olvidadas.

(Libros Baha'is, Baha'u'llah y la Nueva Era)

Prejuicio:

Si algún hombre meditare sobre lo que han revelado las Escrituras enviadas desde el cielo de la santa Voluntad de Dios, reconocerá fácilmente que el propósito de ella es que todos los hombres sean considerados como un alma

Bahá'u'lláh.

La causa fundamental del prejuicio es la ciega imitación del pasado, imitación en religión, en actitudes raciales, en tendencias nacionalistas, en intereses políticos.

'Abdu'l-Bahá.

Dios no mira a las diferencias… Él observa a los corazones. Aquel cuya moral y virtudes son dignos de alabanza es preferido en la presencia de Dios; quien tiene devoción hacia el Reino es el más amado…

'Abdu'l-Bahá.

No permitáis que la diferencia de opinión, o la diversidad de pensamiento os separen de vuestros semejantes…

'Abdu'l-Bahá.

El hombre debe liberarse de todo prejuicio y de los resultados de su propia imaginación, para que pueda investigar la verdad sin obstáculos.

'Abdu'l-Bahá.

Para encontrar la verdad debemos abandonar todos nuestros prejuicios, todos nuestros conceptos triviales; una mente abierta y receptiva, es esencial.

'Abdu'l-Bahá.

A menos que hagamos en nuestra mente una distinción entre dogma, superstición y prejuicio, por un lado, y verdad, por el otro, no podremos triunfar.

'Abdu'l-Bahá.

Seamos…humildes, sin prejuicios, prefiriendo el bien de nuestro prójimo antes que nuestro propio bien.

'Abdu'l-Bahá.

Mi esperanza radica en que durante este siglo iluminado, la Divina Luz del amor difunda su resplandor sobre el mundo entero, buscando la sensibilidad inteligente del corazón de cada ser humano…para que se despojen de todas las cadenas del prejuicio y de la superstición…

'Abdu'l-Bahá.

No consideren a nadie como a un enemigo, o como deseosos de su mal, sino piensen que toda la humanidad es como sus amigos, contemplando al forastero como a un allegado, al extraño como a un compañero, permaneciendo libres de todo prejuicio, sin hacer distinciones.

'Abdu'l-Bahá.

El mundo está, en este momento, en una condición espiritual sumamente oscura; odio y prejuicio de cada clase están literalmente despedazándolo. Nosotros, en cambio, somos los portadores de las fuerzas opuestas, las fuerzas de amor, de unidad, de paz e integración, y debemos constantemente estar alertas, ya sea como individuos, como Asambleas o como comunidades, para que estas fuerzas negativas y destructivas no entren en medio de nosotros a través nuestro… El amor entre nosotros y el sentido profundo de que somos un nuevo organismo, los Rompedores del Alba de un Nuevo Orden Mundial, debe constantemente animar nuestras vidas bahá'ís, y debemos orar para ser protegidos de la contaminación de una sociedad que está tan enferma con prejuicios.

Shoghi Efendi.

(Libro: La Fuente de Todo Bien).

No debemos permitimos olvidar la continua y espantosa carga de sufrimientos bajo la cual millones de seres humanos están gimiendo siempre, carga que han soportado siglo tras siglo, la que es misión de Bahá'u'lláh eliminar al fin. La causa principal de este sufrimiento, que se puede contemplar a cualquier lado que mire, es la corrupción de la moral humana y el predominio del prejuicio, la sospecha, el odio, la desconfianza, el egoísmo y la tiranía entre los hombres. No sólo es el bienestar material lo que la gente necesita. Lo que necesitan desesperadamente es saber cómo vivir sus vidas, necesitan saber quiénes son, cuál es el propósito de sus existencias, y cómo deberían actuar el uno con el otro; y, una vez que sepan las respuestas a estas preguntas, necesitarán ayuda para aplicar gradualmente estas respuestas al comportamiento cotidiano. Es hacia la solución de este problema básico de la humanidad que debemos dirigir la mayor parte de nuestras energías y recursos…»

(Casa Universal de Justicia; de una carta escrita a la Asamblea Espiritual Nacional de Italia, 19/11/1974)

(Libro: Luces de Guía).

Eliminar todo prejuicio

«Bahá'u'lláh nos dice que los prejuicios, en sus diferentes formas, destruyen el edificio de la humanidad. El Mensajero Divino nos ordena eliminar toda clase de prejuicios de nuestras vidas. Nuestra vida externa debe reflejar nuestras creencias. El mundo debe ver que, a pesar de cualquier capricho pasajero o de la moda en uso entre la generalidad de la humanidad, el bahá'í vive su vida de acuerdo con las ordenanzas de su Fe. No debemos permitir que el temor al rechazo de parte de nuestros amigos y vecinos nos desvíe de nuestra meta de vivir la vida bahá'í. Esforcémonos por borrar de nuestras vidas toda huella de prejuicios, sean éstos raciales, religiosos, políticos, económicos, nacionales, culturales, de tribu o clase, y los que se basan en las diferencias de educación o edad. Nos distinguiremos de nuestras relaciones no bahá'ís si nuestras vidas están embellecidas por este principio.» (Casa Universal de Justicia).

Un espíritu libre de prejuicios, de amorosa camaradería hacia los demás, será lo que abra los ojos de la gente más que muchas palabras.»

(Shoghi Effendi.

Las palabras, los hechos, las actitudes, la carencia de prejuicios, la nobleza del carácter, el elevado sentido de servicio hacia los demás; en resumen, las cualidades y acciones que distinguen a un bahá'í deben sin falta caracterizar su vida interior y su conducta exterior y su interacción con amigos y enemigos. Shogui effendi.

El Gran anuncio a la humanidad:

La proclamación de Baháulláh.

En 1864. Bahá'u'lláh, Fundador de la Fe Bahá'í, anunció, en lenguaje claro e inequívoco, a los reyes y gobernantes del mundo, a sus dirigentes religiosos y a la humanidad en general que, por fin, la era de paz y hermandad, prometida desde hace tanto tiempo, había llegado, y que Él Mismo era el Portador del nuevo mensaje y del poder de Dios, que habrían de transformar el sistema vigente de antagonismo y enemistad entre los hombres y crear el espíritu y la forma del orden mundial predestinado.

En aquel tiempo, el esplendor y la pompa de los monarcas reflejaban el amplio poder que ejercían, en su mayoría de forma autocrática, sobre la mayor parte de la Tierra. Bahá'u'lláh, exiliado de Persia, su país natal, por sus enseñanzas religiosas, estaba prisionero del tiránico y todopoderoso Sultán del Imperio Otomano. En esas circunstancias se dirigió Él a los gobernantes del mundo. Sus Tablas dirigidas a determinados reyes y al Papa, aun habiéndoles sido entregadas, fueron ignoradas o rechazadas, no se prestó atención a sus sabios consejos y sus sombríos avisos, y en una ocasión su portador fue torturado y muerto.

Bahá'u'lláh, viendo aquel mundo ya viejo "a merced de gobernantes tan embriagados de orgullo que no pueden discernir claramente lo que más les beneficia a ellos mismos", declaró que "…la disensión que divide y aflige a la raza humana crece día a día. Los signos de convulsiones y caos inminentes pueden ya distinguirse, por cuanto el orden prevaleciente demuestra ser deplorablemente defectuoso." Aun cuando describió en tono sombrío el "castigo divino" que sobrevendría a la mayoría de aquellos gobernantes y sumiría en la ruina a los pueblos del mundo, sin embargo Él no dejó duda alguna acerca de su resultado. "Pronto -declaró Él-, el orden actual será enrollado y uno nuevo desplegado en su lugar." Desde la ascensión de Bahá'u'lláh en Tierra Santa en 1892, el enrollamiento del orden viejo se ha convertido en la experiencia diaria de la humanidad, y no se percibe merma alguna en este proceso. La esencia del Orden Mundial de Bahá'u'lláh es la unidad de la raza humana. "OH vosotros, hijos de los hombres", escribe Él, "el propósito fundamental que anima a la Fe de Dios y a Su Religión es salvaguardar los intereses de la raza humana y promover su unidad…" Y advierte: "El bienestar de la humanidad, su paz y seguridad, son inalcanzables a menos que su unidad sea firmemente establecida." El logro de esta unidad es la misión declarada por Bahá'u'lláh y el objetivo de toda actividad bahá'í. En el siguiente pasaje de los escritos de Shoghi Effendi, bisnieto de Bahá'u'lláh y Guardián de la Fe Bahá'í, se hace un esbozo de esa unidad y se delinea su estructura:

"La unidad de la raza humana, tal como la concibe Bahá'u'lláh, implica el establecimiento de una mancomunidad mundial en la que todas las naciones, razas, credos y clases estén estrecha y permanentemente unidos, en que se salvaguarden completa y definitivamente la autonomía de sus estados miembros, la libertad personal y la iniciativa de los individuos que la componen. Por lo que podemos captar de ella, esta mancomunidad tiene que contar con una asamblea legislativa mundial, cuyos miembros, en calidad de albaceas de toda la humanidad, controlarán definitiva y enteramente los recursos de todas las naciones que la compongan y promulgarán aquellas leyes que sean necesarias para regular la vida, satisfacer las necesidades y ordenar las relaciones de todas las razas y pueblos. Un ejecutivo mundial, respaldado por una fuerza internacional, llevará a la práctica las decisiones que se tomen, aplicará las leyes aprobadas por esta asamblea legislativa mundial y salvaguardará la unidad orgánica de toda la mancomunidad. Un tribunal mundial juzgará y dictará sentencia firme y vinculante en todas y cada una de las disputas que surjan entre los diversos elementos que componen este sistema universal. Se ideará un mecanismo de intercomunicación mundial, que abarcará todo el planeta, estará libre de las trabas y restricciones nacionales y funcionará con maravillosa rapidez y perfecta regularidad. Una metrópolis mundial actuará como centro nervioso de una civilización mundial, como foco hacia el que convergerán las fuerzas unificadoras de la vida y del que irradiarán las influencias energizantes. Se inventará o se elegirá entre los idiomas existentes un idioma mundial y se enseñará en las escuelas de todas las naciones federadas como auxiliar del idioma materno. Una escritura mundial, una literatura mundial, un sistema monetario, de pesas y medidas uniforme y universal simplificará y facilitará el intercambio y el entendimiento entre las naciones y razas de la humanidad. En una sociedad mundial así, la ciencia y la religión, las dos fuerzas más poderosas de la vida humana, se reconciliarán, cooperarán y se desarrollarán armoniosamente. Bajo tal sistema, la prensa, al mismo tiempo que dará plena libertad a la expresión de los diversos puntos de vista y convicciones de la humanidad, dejará de ser maliciosamente manipulada por intereses creados, sean éstos privados o públicos, y se liberará de la influencia de los gobiernos y pueblos contendientes. Se organizarán los recursos económicos del mundo, se explotarán y utilizarán al completo sus fuentes de materias primas, se coordinarán y desarrollarán sus mercados y se regulará equitativamente la distribución de sus productos.

Las rivalidades, los odios y las intrigas nacionales cesarán, y la animosidad y el prejuicio raciales serán reemplazados por la amistad, el entendimiento y la cooperación interraciales. Las causas de la lucha religiosa serán definitivamente eliminadas, las barreras y restricciones económicas serán completamente abolidas y la excesiva diferencia entre las clases será suprimida. Desaparecerán la pobreza extrema, por una parte, y la exagerada acumulación de bienes por la otra. La enorme energía disipada y derrochada en la guerra, ya sea económica o política, se dedicará a aquellos fines que amplíen el alcance de las invenciones y el desarrollo técnico humano, al aumento de la productividad de la humanidad, al exterminio de las enfermedades, a la extensión de la investigación científica, a la elevación del nivel de salud física, a la agudización y refinamiento del cerebro humano, a la explotación de recursos no utilizados e insospechados del planeta, a la prolongación de la vida humana y al fomento de cualquier otro medio que pueda estimular la vida intelectual, moral y espiritual de toda la raza humana.

Un sistema federal mundial, que gobierne toda la Tierra y que ejerza una autoridad incuestionable sobre sus recursos inimaginablemente vastos y que combine y encarne los ideales de Oriente y Occidente, liberado de la maldición de la guerra y sus miserias y dedicado a la explotación de todos los recursos energéticos disponibles sobre la superficie del planeta; un sistema en el que la Fuerza se transforme en sierva de la Justicia, un sistema cuya vida se base en el reconocimiento universal de un solo Dios y por su lealtad hacia una Revelación común; ésta es la meta hacia la cual avanza la humanidad, impulsada por las fuerzas unificadoras de la vida."

El mensaje de Bahá'u'lláh es un mensaje de esperanza, de amor, de reconstrucción práctica. Hoy cosechamos las pavorosas consecuencias del rechazo de Su llamamiento divino por parte de nuestros antepasados. Pero hoy día hay nuevos gobernantes, nuevas gentes, que quizás oigan y eviten o mitiguen la severidad de una catástrofe inminente. Con esta esperanza, y considerando que es su deber sagrado, la Casa Universal de Justicia, la institución internacional que gobierna la Fe Bahá'í, proclama nuevamente, mediante la publicación de estos pasajes seleccionados, la esencia de aquel poderoso llamamiento hecho hace un siglo. Con la misma esperanza y la misma fe, los bahá'ís de todo el mundo harán todo lo posible, durante este período centenario, para llamar la atención de sus semejantes hacia la característica redentora de esta nueva efusión de guía y amor divinos. Creemos que no se esforzarán en vano.

A la par que los pueblos del mundo se ven impulsados ineludiblemente hacia la formación de una sociedad planetaria, se les insta a que, desembarazados de limitaciones y prejuicios culturales, abracen el mensaje de Dios, pues éste es el único medio capaz de unir sus corazones y sus mentes.

LA TIERRA ES UN SOLO PAIS Y LA HUMANIDAD SON SUS CIUDADANOS (BAHÁULLÁH).

 

Jesús Rafael González García

http://www.bic-un.bahai.org/espanol/i-s.htm

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente