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Eliminación de todo tipo de prejuicios para conseguir la unidad orgánica de toda la Humanidad

Enviado por jesus gonzalez garcia


Partes: 1, 2

    1. Definición de prejuicio
    2. Prejuicios un obstáculo para la paz en el mundo
    3. La búsqueda independiente de la verdad
    4. Prejuicios religiosos, de credo
    5. Prejuicios de sexo
    6. Educación universal para la eliminación de los prejuicios
    7. El Gran anuncio a la Humanidad

    Definición de prejuicio:

    Juicio u opinión que se forma inmotivadamente de antemano y sin el conocimiento necesario.

    Un prejuicio es una creencia, una forma de saber o conocer en algo que no es cierto. Es una atracción emocional o adhesión a una falsedad o error. En un nivel personal, el prejuicio representa un determinado bloqueo en la exteriorización del potencial humano, porque la capacidad de amar ha sido utilizada para impedir y bloquear la capacidad de conocer.

    A menudo el ser humano ignora tener prejuicios. De la misma razón el fanatismo ignora que es ignorante.

    Prejuicios un obstáculo para la paz en el mundo:

    Parece sumamente pertinente: «Como las guerras comienzan en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres que han de construirse las defensas de la paz». Por lo tanto, parecería que ninguno de nosotros puede evadir la responsabilidad de por lo menos«desarmar» nuestros prejuicios, que suelen hallarse en la raíz de nuestra incapacidad de llevarnos bien los unos con los otros en las familias, las comunidades o en los planos nacional e internacional. La otra cara de la moneda, desde luego, está constituida por las medidas que los gobiernos pueden adoptar para promover el desarme general y completo y lograr una paz duradera en este planeta.

    (Comunidad Internacional Baha'i, El Desarme y la Paz)

    Asimismo a medida que los prejuicios de sexo, así como los de credo, raza, clase y nacionalidad, sean abandonados en un espíritu de dedicación a la unidad de la humanidad, podrá producirse en ambos, hombres y mujeres, la motivación necesaria para el establecimiento de la paz.

    Entre las enseñanzas de Bahá'u'lláh está la que dice que los prejuicios religiosos, raciales, políticos, económicos y patrióticos destruyen el edificio de la humanidad. Mientras prevalezcan estos prejuicios, el mundo de la humanidad no tendrá descanso. Durante un período de seis mil años la historia nos informa acerca del mundo de la humanidad. Durante estos seis mil años el mundo de la humanidad no ha estado libre de guerras, de luchas, de homicidios y sed de sangre. En toda época se ha hecho la guerra en un país o en otro, y esa guerra se ha debido ya sea al prejuicio religioso, al prejuicio racial, al prejuicio político, o al prejuicio patriótico. Por tanto, se ha determinado y probado que todos los prejuicios son destructivos para el edificio humano. Mientras estos prejuicios persistan, la lucha por la existencia debe permanecer dominante, y debe continuar la sed de venganza y rapacidad. Por consiguiente, lo mismo que en el pasado, el mundo de la humanidad no puede ser salvado de la oscuridad de la naturaleza, y no puede alcanzar la iluminación si no es por medio del abandono de los prejuicios y la adquisición de la conducta del Reino.

    Si este prejuicio y esta enemistad son por cuenta de la religión, considerad que la religión debe ser la causa de camaradería, de lo contrario es infructuosa. Y si este prejuicio es el prejuicio de la nacionalidad, considerad que todo el género humano es de una única nación; todos han brotado del árbol de Adán, y Adán es la raíz del árbol. Ese árbol es tan solo uno, y todas estas naciones son como las ramas, en tanto que los individuos de la humanidad son como hojas, como flores y frutos del mismo. Luego, el establecimiento de las diferentes naciones y el consecuente derramamiento de sangre y destrucción del edificio de la humanidad, son el resultado de la ignorancia humana y de los motivos egoístas.

    En cuanto al prejuicio patriótico, esto también es debido a la absoluta ignorancia, pues la superficie de la tierra es un solo país natal. Todos pueden vivir en cualquier punto del globo terráqueo. Por tanto, todo el mundo es el lugar de nacimiento del hombre. Estas fronteras y sus pasos han sido ideados por el hombre. En la creación no han sido asignados tales límites y pasos fronterizos. Europa es un solo continente, Asia es un solo continente, África es un solo continente, Australia es un solo continente, pero algunas almas, por motivos personales e intereses egoístas, han dividido a cada uno de estos continentes y han considerado a cierta parte como su propio país. Dios no ha establecido frontera entre Francia y Alemania; ellas son continuas. En efecto, en las primeras centurias, almas egoístas, por la promoción de sus propios intereses, han señalado límites y pasos y, día a día, han asignado más importancia a los mismos, hasta que ello condujo a intensa enemistad, derramamiento de sangre y rapacidad en los siguientes siglos. De la misma manera, esto continuará indefinidamente, y si esta concepción del patriotismo permanece limitada dentro de un cierto círculo, ello será la causa principal de la destrucción del mundo. Ninguna persona sabia y justa reconoce estas distinciones imaginarias. Cada área limitada a la cual llamamos nuestro país natal la consideramos como nuestra patria, mientras que el globo terráqueo es la patria de todos, y no algún área restringida. En resumen, vivimos en esta tierra durante unos pocos días, y finalmente somos sepultados en ella, ella, nuestro sepulcro eterno. ¿Vale la pena que nos preocupemos en derramar sangre y en hacernos pedazos unos a otros por este sepulcro eterno? No, nada de eso, ni Dios es complacido por tal conducta, ni ningún hombre en su sano juicio lo aprobaría.

    Considerad: los animales benditos no se ocupan en disputas patrióticas. Están en la mayor camaradería unos con otros y viven juntos en armonía. Por ejemplo, si una paloma del este y una paloma del oeste, una paloma del norte y una del sur llegan al mismo tiempo a un mismo lugar, inmediatamente se asocian en armonía. Así ocurre con todos los animales y las aves benditas. Pero los animales feroces, tan pronto como se encuentran, se atacan y luchan unos con otros, se despedazan mutuamente y les es imposible vivir en forma pacífica en un mismo sitio. Son todos huraños y fieros, salvajes y combativos luchadores.

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