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Memoria: peluquería (página 2)


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Los íberos

En nuestras tierras los íberos habían seguido sus propios criterios. Hasta la fecha sólo nos han llegado testimonios a través de estatuillas de damitas, a partir de las cuales se ha podido descubrir la enorme influencia de la cultura griega. Así, se observa una deliciosa mezcla entre lo autóctono y lo importado que muestra, por ejemplo, objetos de tocado similares a ruedas, que algunos expertos han identificado con pelo trenzado, enroscado y cubierto de tela (véase la famosa ?Dama de Elche? que, a pesar de que su autenticidad haya sido puesta en duda, es un claro intento de reflejar un peinado de la época). Además de complementos como mantillas y peinetas, que tanto se identifican, todavía hoy, con la cultura hispánica, los íberos utilizaron también los elementos de peluquería propios de los griegos de la época: esto son cintas, redecillas y diademas a modo de corona.

Los pueblos bárbaros

Los pueblos a quienes los romanos denominaron ?bárbaros? fueron en cuestiones de peluquería, como en muchas otras, gente eminentemente práctica. Los cabellos largos y sucios podían llegar a ser realmente molestos y siendo pueblos humildes y poco dados a valorar y considerar criterios estéticos hicieron de las trenzas y las colas de caballo sus peinados insignia. Guerreros y cazadores, poco dados a cultivar las artes, no podían entretenerse en rizar, colorear o decorar sus cabellos. Así que en algo coincidieron los hunos que venían de Oriente con celtas y vikingos del Centro y Norte de Europa: el cabello largo y trenzado (negro en los primeros y rubio o pelirrojo en los otros).

Roma

Entre las múltiples adopciones culturales que los romanos tomaron de los griegos, se encuentran, como no, los criterios estéticos, y entre ellos el de mostrar cabellos lustrosos y peinados elaborados y con infinidad de detalles. El cabello era corto para los hombres y solía sujetarse con una cinta. Las mujeres podían dejar caer su cabello rizado, en forma de tirabuzón o ligeramente ondulado, o bien recogerlo en moños sobre la nuca, que envolvían con redecillas y cintas del mismo modo que anteriormente hicieron las griegas.

Pero el Imperio Romano no sólo tomó ejemplo de la cultura griega, sino que también se fijó en los hermosos cabellos rubios de los pueblos del norte a los que Julio César hizo cautivos. El impacto de ese nuevo tono causó un gran efecto en las mujeres y se empezaron a realizar pruebas para aclarar el cabello, entre las que se popularizó el compuesto de sebo de cabra, ceniza de haya y flor de manzanilla, pese a que resultaba nefasto para la salud de las ya castigadas melenas. Quizá por este motivo, o porque resultaba más práctico, se popularizaron las pelucas elaboradas con cabello de prisioneras. Los salones de peluquería eran ya un negocio, aunque en aquel entonces no existían de modo global como en la actualidad sino que se organizaban por especialidades. En unos se realizaban peinados, en otros se daba color, en otros se hacían pelucas o postizos… no fue hasta cientos de años más tarde en que se consideró el hecho de que, al tratar todos con una misma materia prima, el cabello, lo mejor era unirse para dar un servicio completo. Las barberías, existentes también en época helenística, se convirtieron en centros de encuentro y charla mientras auténticos profesionales se encargaban de arreglar cabellos y barbas.

El médico y egiptólogo Jonckheere, que dedicó toda su vida al estudio de la medicina en Egipto, describió algunas de las recetas cosméticas que utilizaban los antiguos habitantes del valle del Nilo. Entre ellas se encontraba un peeling para suavizar la piel o un machacado para aliviar la picazón de los pies. Pero nos fijaremos especialmente en aquella que trataba problemas capilares, más concretamente la caída del cabello.

Etapa II: Edad Media

El declive del Imperio Romano dio paso a dos periodos de la historia totalmente contrapuestos: la Edad Media, en que la pobreza y la austeridad caracterizaron una sociedad eminentemente rural, falta de todo tipo de recursos y muy controlada por una religión casi asfixiante a la que se tenía más miedo que respeto, y el Renacimiento, una etapa donde se encontró un espacio más abierto al pensamiento y las Artes, en que se empezó a recuperar parte de la riqueza económica y cultural perdida durante el largo paréntesis medieval. El entorno de estas dos épocas se vio, evidentemente, reflejado en la estética y la moda de la sociedad del momento.

La Edad Media (s. VII – s. XV)

Una vez retirados los romanos de todos los territorios que habían mantenido bajo su influencia dejaron tras de sí un panorama desolador. Sin una administración competente, las ciudades quedaron en manos de señores locales que imponían su ley en territorios limitados, preocupándose de su propia riqueza por encima del bienestar de los habitantes de sus tierras. Las zonas urbanas se convirtieron en focos de pobreza y epidemias y la única salida era una escapada al mundo rural. En un pueblo falto incluso de los recursos más básicos, la austeridad extrema triunfó sobre los afeites y la coquetería.

Sólo en la Corte y los pequeños entornos de los señores feudales se mantenía un nivel de vida que permitía unos mínimos retoques estéticos, que, eso sí, solían limitarse a recogidos en las melenas de las damas.

Una religión apremiante que prohibía todo tipo de frivolidad jugó también una mala pasada a aquellas más presumidas que pudiesen intentar arreglarse de un modo más original que el estrictamente permitido.

Teñirse el cabello dejó de ser material y moralmente posible. Sin embargo, las mujeres debían llevar el cabello largo y bien recogido, tal como marcaba la Iglesia, lo que, en una época en que disponer de jabón se consideraba un lujo, obligó a agudizar la imaginación para crear todo tipo de moños y trenzas. La única manera de proteger el cabello de la suciedad y los piojos era cubrirlo convenientemente, por lo que se generalizó el uso de capuchas, velos, gorros y sombreros, en invierno y en verano. Las mujeres intentaban arreglarse de la manera más coqueta posible sin salirse de los cánones estrictamente indicados. Las más humildes tejían en sus cabellos trenzas de todo tipo que generalmente nunca dejaban caer, sino que se enroscaban encima o alrededor de la cabeza formando originales recogidos. Sus únicos recursos para hacerlo eran peines de madera e hilos de lana.

A menudo, se usaban flores como ornamento, pues era lo único que tenían a su alcance. La raya en medio era lo más convencional y no solía haber tiempo ni ganas para hacer nada que se saliera de lo establecido. Para la gente del pueblo resultó una época oscura y demasiado dura para pensar en la belleza física.

Las clases más afortunadas disponían de joyas e incluso diademas, aunque la principal diferencia, única aportación de la época al sector de la peluquería, fue la aparición de los tirabuzones, que hasta ese momento no adquirieron consistencia como peinado, aunque no fue hasta mucho después, en el Barroco, cuando realmente se popularizaron. En palacio, también se seguían las normas sociales, pero los recogidos eran mucho más sofisticados, incluyendo a menudo cuentas y todo tipo de piedras para decorarlos.

Los velos de finas telas substituían las capuchas y gorras del pueblo llano y las damas de la corte tenían capacidad para permitirse algunas frivolidades, impensables en otros estratos de la sociedad de la época.

En unos tiempos en los que aún quedaba muy lejos la invención de la fotografía y en los que ni las clases de más rango se preocupaban por las artes figurativas, sólo a través de dibujos y escritos en libros y tratados se ha llegado a conocer el tratamiento que recibían los cabellos.

De Liebaart es un grupo de personas amantes de la Historia Medieval que nos hace llegar los modelos de peinado y ropas de la época, deducidos a través de sus estudios, transmitiéndolos de la manera más comprensible imaginable: mediante recreaciones en vivo.

Etapa III:Renacimiento

El Renacimiento (s. XVI? s. XVIII)

El culto a la belleza personal fue uno de los valores de la época clásica que se recuperaron durante el Renacimiento.

El afloramiento de una nueva economía y el interés y preocupación por volver a un modelo de sociedad más civilizado hizo restablecer el valor del aseo y el cuidado personal. En la Corte se crea moda y aparecen otra vez especialistas del peinado que evolucionan en formas e ideas intentando recuperar los antiguos tocados de las épocas griegas y romanas.

Los accesorios proliferan y aparecen los postizos, especialmente en forma de trenzas y moños muy elaborados.

Además redecillas, coronas y joyas entrelazadas se extienden no sólo por la Corte, sino entre las florecientes clases urbanas.

Italia vuelve a ser el centro de las miradas europeas e impone su gusto y sus ideas de tendencia decorativista y refinada a la mayor parte del mundo occidental de la época.

De esta manera se expanden los peinados de las casas venecianas y la moda de teñir el cabello en tonos rojizos, para lo que se empleaban mezclas de sulfuro negro, miel y alumbre con las que se embalsaban las cabelleras y posteriormente se exponían al sol para potenciar la acción de la fórmula.

Nació en estos momentos la pasión por cambiar el color natural de la melena de las mujeres, y se popularizaron también el rubio ceniza, el ?hilo de oro? y el color azafrán.

En gran parte ha sido gracias a los grandísimos mecenas de las Artes de aquellos tiempos que hemos podido hacer una aproximación a los peinados de esa floreciente etapa de la Historia.

En pinturas hechas por los grandes maestros de la época se pueden apreciar con todo detalle los complicados peinados y recogidos que se estilaban, plasmados en tela con toda claridad, como si de una fotografía se tratara.

Otra vez, sin embargo, las mejores referencias de que se dispone son de las clases altas, pues pocos eran los pintores que se dedicaban a retratar a las gentes del pueblo, aún así, gracias a los pocos grabados que han perdurado y a escritos extraídos de textos sobre modas y costumbres se ha conseguido una idea bastante clara de como se lucían las melenas en esos siglos.

Trenzas anudadas encima de la cabeza o a los costados han perdurado desde la etapa medieval, y sin embargo, a diferencia de los años anteriores, ahora son decoradas con todo aquél complemento que se pueda imaginar. A pesar de esto, el buen gusto y la prudencia son muy bien considerados en la época, con lo que la elegancia prima por encima del recargamiento que será propio de etapas posteriores: el barroco y el rococó.

Etapa IV: La época del Barroco

Los siglos XVII y XVIII, fueron los de la riqueza decorativa, las exageraciones, la búsqueda del efectismo… Las clases privilegiadas se preocupaban más de aparentar que de ser y lo ostentoso equivalía a lo poderoso.

Fueron tiempos de intrigas políticas y sociales. En la Corte se dedicaban más a las fiestas, los bailes y la diversión en general que a la política, lo cual supuso una etapa de monarcas despreocupados por los asuntos de Estado pero sumamente interesados en su apariencia física y todo lo relacionado con la belleza y la estética en general.

La moda se desarrolló dando lugar a nuevas prendas como la casaca, el calzón que caía bajo la rodilla, esbeltos zapatos, sombreros adornados con plumas y exagerados cuellos con encaje (que posteriormente decaerían para dar paso a cuellos lisos, pequeños y rígidos). Las mujeres gustaban de ostentar grandes escotes e incorporaron a su atuendo los miriñaques (esa especie de armadura de alambre destinada a ahuecar las faldas).

Pero sin lugar a dudas si algo caracteriza el look de la época son las pelucas, mediante las cuales se diferenciaban las clases sociales. Su aparición fue fomentada por Luis XIV de Francia, que deseaba ocultar al precio que fuera su incipiente calva, pero rápidamente se extendieron por la Europa continental y, posteriormente por Gran Bretaña; a pesar de que en un primer momento se vieron como una más de las excentricidades de la Corte.

En pelucas y peinados se reflejaron los gustos estéticos del momento, por lo que, aunque parezca increíble, en ellos se puede observar monumentalidad, espectacular y recargada riqueza decorativa, expresividad, etc.

Así se mezclaban con el cabello joyas, gasas, plumas, flores, cintas y elementos inimaginables, de manera que una peluca podía llegar a ser la maqueta de un castillo o de un barco. A más espectacularidad, mayor prestigio se ganaba socialmente, de manera que esta suerte de peinados llegó a obligar a las damas a agacharse para entrar en las carrozas.

Burguesía y nobleza empleaban todos sus recursos a dar la mejor imagen social, puesto que, unos y otros, tenían en realidad menos capacidad económica que la que querían aparentar y buscaban siempre alianzas adecuadas o matrimonios de conveniencia. Sin embargo, se suponen tiempos en que la higiene no se consideraba una facultad indispensable y la idea de que la limpieza evitaba enfermedades aún no se había extendido, por lo que los recargados peinados y las voluminosas pelucas se suponen llenas de piojos, o, como mínimo, verdaderamente grasientas. Curiosa característica para unas gentes que se consideraban refinadas.

El rizo durante el barroco, y los tirabuzones, que triunfaron definitivamente en la época del rococó, empezaron, por primera vez, a crearse de manera artificial, mediante palos cilíndricos que luego se sometían al calor de hornos de panadería o incluso, fraguas. La técnica perduró y, siglos más tarde, en ella se basaron las primeras permanentes en caliente.

Con la llegada de la Revolución Francesa, en 1789, finalizó la ostentación de estos siglos, y la sencillez y la comodidad a las que las clases bajas nunca habían renunciado, se impusieron por encima de las costumbres sofisticadas, que fueron despreciadas por los revolucionarios. Las pelucas desaparecieron por completo y volvió el gusto por el pelo natural. Y es que, como todo, la peluquería también se rige por ciclos.

Etapa V: El Siglo XIX. época de cambios

La Revolución Francesa y la Revolución Industrial marcaron, en todos los sentidos, el devenir de la Historia del mundo occidental.

En la sociedad, ambas tuvieron una consecuencia clara: la sencillez era la línea a seguir en todos los sentidos para señalar la amplia distancia que separaba las nuevas costumbres de los antiguos excesos de la Corte.

Así, las grandes pelucas y los abalorios de fantasía quedaron relegados por un largo periodo de tiempo.

El siglo XIX marca con claridad el triunfo del capitalismo, el aumento de la población y las mejoras higiénicas, lo cual condujo a la creación de nuevas profesiones que jamás antes habían existido lejos de palacio.

Aparecieron así los peluqueros, que trabajaban sobretodo a domicilio cuando lo hacían con la burguesía, desplazándose a trabajar al hogar de las clientas. Se asentó definitivamente el oficio, el de expertos en cabello que lavaban y sobretodo peinaban a grupos de clientas a cambio de una remuneración económica; a diferencia de los antiguos peluqueros de la Corte que solían ser doncellas u otros sirvientes que aprendieron la profesión o bien artesanos o sastres que confeccionaban pelucas.

Los caballeros sin embargo, cortaban su cabello en el barbero, sin decidirse todavía a ponerse en manos de los estilistas que trataban a las señoras.

Las mujeres de las clases sociales más humildes empezaron a trabajar en fábricas y en algunos oficios artesanales, buscando lo más sencillo y práctico sujetaban sus cabellos, sobretodo en moños, que empezó a considerarse el peinado más decoroso del momento.

También las burguesas adoptaron este peinado, que reflejaba el espíritu de sencillez que predominaba en el momento. Cubrirlo con el sombrero adecuado al salir a la calle se convirtió en el máximo adorno para estos moños sujetos en la nuca y a menudo cubiertos por redecillas.

Pero la auténtica revolución de la peluquería en esta época la provocó la aparición del agua oxigenada en 1867. Lo que hasta entonces habían sido recetas auténticamente peligrosas para la salud del pelo y el cuero cabelludo pasó a convertirse en un proceso de decoloración mucho más sencillo y seguro. La coloración vivió otro avance espectacular casi a las puertas del S.XX cuando aparecieron los primeros colorantes sintéticos. Y aunque sólo las clases más favorecidas hacían uso de ellos y que tampoco fueron recibidos con gran entusiasmo, significaron la primera semilla de un producto que sin duda ha evolucionado en 100 años más que ningún otro de los utilizados en esta profesión.

Etapa VI: El Siglo XX-I (1900-1930)

El pasado siglo fue el que dio el empujón definitivo a la peluquería profesional. A pesar de que ya había hecho sus primeros pinitos unas décadas antes, fue en el siglo XX cuando surgieron los salones de belleza dedicados exclusivamente al cabello, cuando estos se acercaron al pueblo, cuando los productos específicos dejaron de ser artesanales y aparecieron las grandes firmas, cuando hombres y mujeres decidieron dedicar parte de su presupuesto familiar a arreglar su peinado y cuando surgieron las escuelas y los estudios de peluquería.

Pero si hay un hecho verdaderamente destacable fue el acontecido en los años veinte: las mujeres se cortaron el pelo corto. Con la incorporación de las mujeres al trabajo, éstas habían dejado de peinarse solamente para arreglarse y habían empezado a buscar la comodidad. La evolución lógica de la búsqueda de lo práctico fue cortarse el pelo como un hombre: surgió el estilo garçon. En ese momento cortarse el cabello se convirtió en todo un símbolo de la mujer moderna. Inicialmente hubo quien consideró que el pelo corto femenino sería una moda pasajera, pero realmente se convirtió en una opción más, y una opción que siempre ha seguido ligada a las mujeres emprendedoras, atrevidas, independientes y modernas.

Pocos años después empezaron a surgir en Europa y Estados Unidos los primeros sindicatos y asociaciones de peluqueros, sentando otra de las bases de lo que es la peluquería hoy en día.

En estos emocionantes años de principios de siglo otro invento revolucionó la peluquería: de la mano de Carlos Nessler apareció la permanente en caliente, y los rizos ?artificiales? causaron furor durante décadas y en diversas formas y estilos.

Nos encontramos pues ante el nacimiento de la peluquería tal como la entendemos hoy.

Etapa VII: El Siglo XX-XXI (1930-1960)

La época dorada de Hollywood, la de lo que hoy son los clásicos del cine, influirá en todos los aspectos de la moda. En peluquería, las grandes ondas en el más puro estilo Vivien Leigh, Maureen O?Hara o Rita Hayworth se convirtieron en el máximo exponente de la elegancia. Sin embargo, si un peinado creó escuela fue el llamado ?Peek-a-boo-bang? consistente en una abundante masa de cabello rubio platino ondulado que tapaba un ojo, popularizado por uno de los grandes mitos del celuloide: Veronica Lake. Tal fue el éxito de su look que el Departamento de Guerra de los EEUU exigió a la Paramount la prohibición del célebre peinado de la diva, puesto que, según ellos, las chicas que trabajaban en las fábricas de armamento lo estaban imitando y, al llevar un ojo tapado, se estaban produciendo numerosos accidentes.

Pero si hubo una actriz que determinó el tipo de trabajo que se realizaba en peluquería ésa fue Marilyn Monroe. La rubia más sexy de la historia podría considerarse un fraude, puesto que es bien conocido que su color natural de cabello era castaño. Aún así, fue tal el éxito que consiguió tiñéndose de rubio platino, que miles de mujeres de todo el mundo no dudaron en emularla, intentando acercarse a la imagen de la seductora actriz.

Fueron tiempos de melenas rubias y onduladas, aunque no todo eran cascadas de cabello cayendo encima de los hombros. Los grandes crepados eran habituales en las calles, y las peluquerías tenían mucho más trabajo peinando que cortando o tiñendo.

En lo que a productos se refiere fueron los años de mayor auge de lacas y ?plis? que debían mantener intacto el laborioso trabajo de los peluqueros.

Cualquier mujer que se prestara debía acudir al salón como mínimo una vez por semana, aunque en la alta sociedad no resultaba extraño hacerse peinar a diario por un especialista.

Las medias melenas con puntas graciosamente inclinadas hacia fuera o las melenitas cortas con mucho volumen triunfaron también, siempre gracias a abundantes cantidades de fijación.

Entre los hombres fue más la música que el cine lo que popularizó determinados peinados, así en los ?50 se extendió por todo el mundo el mítico tupé de Elvis, sostenido gracias a fuerte gomina (entonces brillantina).

Anteriormente, sin embargo, era el pelo corto de estilo militar lo que más se había llevado, cómodo y práctico, el look se popularizó especialmente durante la guerra y la posguerra. En las grandes ciudades se completaba gracias también a la brillantina, usada en este caso para que ningún pelo se despegara de la posición exacta en la que el peine lo dejaba.

Los medios de comunicación (revistas gráficas, cine y televisión) han sido claves pues desde ese momento para la internacionalización de determinados looks. Nace la auténtica pasión por la moda y el culto a la imagen vigente aún en nuestros días.

En Europa y Estados Unidos nacen algunas de las revistas de moda que todavía hoy pueden encontrarse en el kiosco, y en 1956 aparece en España el primer número de TOCADO, que con el paso del tiempo se convertirá en la revista que hoy tienes en las manos.

Etapa VIII: El Siglo XX-XXI (1960-1980)

En los años ?60 y ?70 se vive una auténtica revolución en lo referente a la moda del cabello. El peinado se convierte en una de las más características señas de identidad de cada persona, y especialmente los jóvenes lo convierten en el santo y seña de su grupo o ?tribu urbana?, de manera que les identifique con unos determinados ideales o convicciones, o les encuadre como seguidores de unas tendencias concretas.

Así, los ?rockabilies? que habían surgido en la década anterior se peinarán con un tupé al más puro estilo Elvis y lo perpetuarán hasta los años ?90 (como puede verse en España con los fans de grupos como Rebeldes o Loquillo y los Trogloditas. Los seguidores del movimiento ?beat? imitarán a ?The Beatles? con sus melenitas y flequillos escandalizando a propios y extraños con lo que entonces se consideraba una melenita demasiado larga para el público masculino. Pero en los ?70 llegó la auténtica revolución de forma y color: el glam, con David Bowie en cabeza, propulsó el mullet (flequillo muy corto y pelo más largo en la nuca) que llegó a evolucionar hasta límites insospechados con el movimiento punk que construyó altas crestas de colores estridentes sobre una base de mullet. También en los ?70 escandalizaban los rastas, que siguiendo los dreadlocks de Bob Marley triunfaron inicialmente entre el público afro-americano, aunque en los ?90 se popularizaron a todo tipo de público joven, incluyendo a las chicas que en un primer momento se habían mostrado más reticentes a adoptar este peinado.

Por su parte el movimiento hippie y posteriormente el grunge, propulsaron una moda ?anti-peluquería? en la que lo que se priorizaba era un pelo descuidado, largo y caído de la manera más natural posible. Para los pseudo-seguidores de estas tendencias fue necesario sin embargo un buen trabajo de salón, para conseguir un aspecto descuidado en lo que realmente era un cabello bien tratado.

Sin embargo si hay dos peinados a resaltar de la moda cabello de los años ?60 y ?70 que se popularizaron de manera desorbitada, estos fueron la permanente y el bob. Los rizos exagerados a lo ?Jackson Five? y el peinado de ?corte de paje? que presentó inicialmente Vidal Sassoon, supusieron dos de las grandes fuentes de ingresos de los salones en esas dos décadas y la mayor parte de la posterior.

Ambos buscaban algo que ha caracterizado la moda cabello de la edad contemporánea: la comodidad, no sólo al llevarlo, sino al peinarlo. La mujer trabajadora del S.XX necesitaba levantarse, ducharse y estar arreglada en el mínimo tiempo posible, y estos dos peinados le suponían esta ventaja.

Etapa IX: Siglo XX- XXI (1980-2000)

En los años ?80 empezó, sobre todo en nuestro país, donde se gozaba de una recién estrenada democracia, el mundo tal y como lo conocemos hoy en día. Las dos últimas décadas del S.XX supusieron una introducción perfecta a la dinámica del siguiente milenio, y, en palabras de? la obsesión estética se compagina con la victoria femenina sobre las grandes batallas sociales, políticas y personales?

 

 

 

 

 

 

 

 

En el mundo occidental la mujer ha conseguido emanciparse, y al contrario de lo que se podía pensar en un principio, esto supone el empujón final a la cultura del culto al cuerpo. Las mujeres quieren demostrar más que nunca que su profesionalidad no está reñida en ningún caso con su belleza y los cuidados que esta necesita. A su vez, el hombre no querrá ser menos, y empieza también a preocuparse cada vez más por su físico, a utilizar productos cosméticos, a seguir las tendencias de la moda y a no avergonzarse de dedicarse a los cuidados personales.

A partir de este momento, en peluquería se empiezan a crear ?tendencias?, es decir que los estilistas ?proponen? determinadas pautas de moda, pero sin ?imponerlas? Las tendencias forman corrientes a seguir que permiten que cada cual adapte a su gusto las propuestas de cada temporada. Color, textura, medida del cabello… quedan al gusto del consumidor. Así en los ochenta se llevaban los cabellos ondulados ligeramente, y en los noventa triunfaron los desfilados, los escalados y finalmente las extensiones, pero cada cual dio a estas ideas su toque personal.

Etapa X: El S. XX-XXI. Los inicios del nuevo milenio

Los pocos años de este nuevo milenio marcan un camino en el mundo de la peluquería que ya había empezado a ser trazado en la última década del S.XX. La mezcla de culturas, de estilos, el cambio constante, el atrevimiento ante formas y colores ha abandonado las pasarelas y las páginas de las revistas y ha invadido las calles.

Los grandes ídolos estéticos masculinos suelen surgir del mundo del deporte, por lo que los looks que lucen futbolistas o jugadores de baloncesto son imitados por miles de chicos de todo el planeta. Entre ellas siguen triunfando como ejemplos a seguir cantantes, actrices y top-models, los estilistas de las cuales cogen sus ideas de la calle para aplicarlas en pantallas y pasarelas, popularizarlas y finalmente extenderlas por los diferentes países de todo el mundo.

Todas las barreras geográficas han quedado destruidas y la comunicación circula a gran velocidad, provocando que modas y tendencias no duren más de una temporada.

Las extensiones fijas o de quita y pon, los baños de color, los postizos, los tintes de alta calidad que no dañan el cabello, las ceras, geles y espumas que texturizan y dan formas, los accesorios y complementos, los protectores solares y todos y cada uno de los productos que pueden encontrarse en el mercado formulados y/o diseñados para el cabello han convertido lo que era un lujo en una necesidad, y la industria de la belleza se ha entrado en la mayoría de hogares.

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Jóvenes y no tan jóvenes reservan una parte de su presupuesto mensual a cuidar su cabello, a hacerlo cambiar, a colorearlo o darle forma… Empieza el milenio de la peluquería, el tiempo en que las barreras han sido derrocadas y cualquiera de los estilos que a lo largo de los siglos anteriores han triunfado ahora se puede ver en las cabezas de los/las más atrevidos y vanguardistas

Desarrollo

Unidad I

COSMETOLOGÍA

HISTORIA DE LA COSMETOLOGÍA

Cosmetología: es la ciencia y arte de embellecer la piel sana. Cosmeto: kosmeti"c: embellecer Logía: estudio o tratado

La palabra cosmética deriva del griego Kósmetikos que significa adornar, siendo el arte de preservar y aumentar la belleza. Cosmetología es la parte de la medicina que trata especialmente de los cuidados, del aseo y belleza de la piel.

Desde lo más profundo de la historia nos llegan noticias de que la mujer siempre trato de ser más bella. Desde la mujer del paleolítico que se embadurnaba con la grasa de los animales que cazaban los hombres hasta la mujer actual que es capaz de gastar una fortuna en cosméticos.

5.000 años antes de nuestra era, en las ruinas arqueológicas de Ur, se encontraron en la tumba de la reina Shub-ad, de la civilización sumeria, gran cantidad de utensilios de belleza. Las tablillas sumerias no nos descubren antiguas fórmulas para preparar ungüentos y afeites, siendo médicos los que las preparaban. En Babilonia florece el comercio de perfumes y esencias aromáticas. La civilización egipcia da suma importancia a la cosmética. En la tumba de la reina Mir-hotep se hallaron numerosos envases con preparaciones cosmetológicas. Entre los papiros de ebers se halla uno llamado" kosmetikon" escrito durante la dinastía Ptolomeica y que habla de diversos preparados cosmetológicos.

Los médicos egipcios escribían largos tratados sobre la belleza y maquillajes. En Grecia, luego de las conquistas de Alejandro Magno hubo una floreciente industria de los productos de belleza y perfumes. Los romanos dieron gran auge e importancia a la cosmetología. De los más apartados rincones del imperio iban a Roma los más sofisticados productos para aumentar y preservar la belleza de las patricias romanas.

Criton, en la época del Emperador Trajano, escribió un tratado sobre Cosmética en 4 tomos. Ovidio también escribe sobre belleza. Son famosos los baños de leche de la Emperatriz Popea, esposa de Nerón.

En el Antiguo Testamento Bíblico encontramos en Jeremías, Ezequiel, Cantar de los Cantares y otros libros claras referencias a los cosméticos usados por los israelitas.

Durante la edad media el ascetismo se impone y se dejan de lado las preparaciones cosméticas, considerándolas pecaminosas. Con el Renacimiento vuelven nuevamente éstas prácticas. En 1370 hizo furor en Europa un agua perfumada compuesta por tintura de romero, cedro, trementina y alcohol llamada Agua Húngara. Venecianos y genoveses fueron activos comerciantes en cosméticos. Catalana de Médicis, al casarse con Enrique II de Francia, introduce en Francia las técnicas de fabricación cosmetológicas. En el siglo XVIII se expande la cosmética. En 1770 el Parlamento Inglés promulgó un curioso decreto prohibiendo el uso de afeites y declarando nulo cualquier matrimonio dónde la mujer hubiese usado tinturas, pomadas, afeites o cualquier otro artificio para mejorar su rostro. Josefina, esposa de Napoleón, gastó fabulosas sumas en pomadas, cremas y perfumes que le conseguía Monsieur Lubin, su proveedor. En el siglo XX los franceses y luego los americanos crean toda una industria farmacológica apoyada por los descubrimientos científicos. Nuevos productos invaden el mercado continuamente. Los productos de belleza dejan de ser productos de lujo para llegar a las más amplias capas de la población.

Los orígenes de la estética se remontan a la prehistoria. Los productos de que disponía la mujer de ese tiempo se limitaban, prácticamente, a la arcilla, tierras de distintos pigmentos colorantes o toscos productos elaborados a partir de grasas animales. El afeite más antiguo que se conoce estaba compuesto de sulfuro de antimonio.

En la Biblia encontramos las primeras referencias escritas de la belleza en la antigüedad. Dice así: "Jezabel adornó su cutis con afeites para seducir a Jehú y para hablarle con mayores poderes de seducción". Otro ejemplo es el de Ester, reina de Babilonia quien embellecía con afeites sus maravillosos ojos, hasta ser considerada la mujer con los ojos más bellos que nunca existió.

En Egipto la belleza era casi un culto, los ritos funerarios incluían el dejar junto al difunto una serie de objetos entre los que se encontraban peines de marfil, cremas, negro para los ojos, polvo, etc., dentro de pequeños recipientes en los que estaban grabadas las instrucciones para su uso.

Especial Atención merecía el cabello, la piel y los ojos. El cabello se teñía con henna, o bien se rasuraba completamente para facilitar los continuos cambios de pelucas, sumamente sofisticadas. Con ungüentos, afeites y baños perfumados o de leche cuidaban de mantener una piel tersa y extremadamente suave. Los ojos se remarcaban en negro, engrandeciendo y suavizando su forma natural. El carmín de los labios, el blanco para restar viveza a la cara, el rojo-naranja para las mejillas, eran productos extraídos de plantas y arbustos. Usaban antimonio para cambiar el color de los párpados en azul y verde, realzando así más las pestañas.

Grecia fue la civilización de la belleza, es así como Apolonio, en uno de sus libros, explica que "en Atenas no hay mujeres viejas ni feas". La mayor atención la prestaban al cuidado del cuerpo. Los cánones de belleza griega no toleraban ni la grasa ni los senos voluminosos. Eran fanáticos de los baños, siempre realizaban ejercicios antes y usaban agua fría. También los masajes tenían un papel importante ya que lograban que en el cuerpo no hubiera rastro alguno de grasa y que se mantuviera la figura grácil y la piel tersa. Usaban todo tipo de aceites, que se extraían de flores distintas, el cabello se cuidaba con tintes de extractos naturales. El maquillaje se basaba en el color negro y azul para los ojos, coloreaban sus mejillas con carmín y los labios y las uñas se pintaban de un único tono. Se consideraba que el color de la piel de la cara debía ser pálido, ya que era reflejo inequívoco de pasión.

En el imperio romano la estética constituyó una auténtica obsesión. Tanto hombres como mujeres se depilaban, peinaban y maquillaban por igual, debido a las conquistas territoriales romanas la belleza siempre estuvo bajo diversas influencias, como por ejemplo, cuando Julio Cesar conquisto tierras germanas, las esclavas eran blancas y rubias, esto desato una locura de las romanas por ser también rubias y blancas. Los baños termales eran muy populares llegando a 900 solo en Roma. Durante los primeros siglos de la Edad Media los nobles no descuidaban la higiene personal. En las ciudades los baños públicos eran visitados con frecuencia por éstos, mientras que en los castillos las damas se bañaban en agua fría perfumada con hierbas aromáticas. Pero a medida que la Edad Media avanza, estas costumbres se van olvidando. Los perfumes de fuerte olor sustituirán poco a poco a la más mínima higiene corporal.

En el Renacimiento se crea el primer gran laboratorio de productos cosméticos y medicinales. El ideal de belleza consistía en tener un cuerpo de formas muy curvadas, la frente alta y despejada, sin apenas cejas y la piel blanquecina. Se escribieron los primeros tratados de belleza y se instalo el primer instituto de belleza, a pesar de todo esto, la higiene dejaba mucho que desear, solo lavaban sus manos una vez por semana y se peinaban a lo lejos.

El siglo XVIII, los labios tenían forma de corazón pequeño, se usaban pelucas extravagantes y empolvadas, mejillas enrojecidas con exceso de colorete, polvos en cuello y hombros, con lunares en cara y espalda. La época dorada de la cosmética se inicia en este siglo con las más sofisticadas cremas, esencias y aguas. A pesar que la higiene personal va aumentando poco a poco, los perfumes continúan siendo imprescindibles para disimular los malos olores.

Llega luego el Romanticismo y con él la languidez, los aires desvalidos, los talles ceñidos y las minúsculas cinturas. Las pelucas desaparecen temporalmente para dar paso a bucles realizados en las peluquerías.

En la India hasta el día de hoy los niños se pintan los ojos con kohol por sus poderes desinfectantes y también se usan las flores y el azafrán en diferentes productos de belleza y en ritos religiosos.

En China los cánones estéticos se basaban en una mujer delicadamente maquillada y con un cutis cuidado al máximo. El maquillaje consistía en finos polvos de color rozado, rojo o anaranjado y los ojos se subrayaban con bastoncillos untados en tinta china. Se usaban cremas elaboradas con pulpas de frutas, aceites de té o grasas animales, los perfumes provenían de flores.

En Japón se recogieron muchas de las costumbres chinas para el cuidado de la piel y el cabello.

Actualmente la estética tiene carácter científico y desde la limpieza de cutis con aplicaciones de rayos ultravioleta o vapores de ozono, la incorporación del rayo láser para muchos tratamientos, o los tratamientos anticelulíticos con alta tecnología, vemos cómo en la Estética actual y prácticamente en todos los terrenos se hace imprescindible la aplicación de técnicas científicas de primer orden.

Maquillaje

HISTORIA DEL MAQUILLAJE I

Desde siempre la gente ha hecho uso del maquillaje para potenciar su atractivo y disimular defectos. Siempre ha tenido el mismo fin, aunque a lo largo de la Historia se han usado diferentes utensilios y cosméticos para ello.

A continuación podemos ver cómo ha sido esa evolución y cómo se las ingeniaban antiguamente para conseguir esos productos que hoy en día encontramos sin ningún tipo de dificultad en cualquier establecimiento apropiado.

·   ANTIGUO EGIPTO

Seguro que los grandes maquilladores de hoy en día han echado un vistazo a la historia del maquillaje para buscar métodos y trucos que aplicar en la actualidad. Por ejemplo, es curioso cómo en Egipto obtenían los colores de sus cosméticos mezclando tierras, cenizas y tintas. ;

Era muy típico que los egipcios realzasen sus ojos con colores fuertes y vivos. Y fueron ellos los primeros en pintar sus labios, con ocre rojo y óxido de hierro natural, extendiendo el mejunge con un cepillo o palito por sus labios.

No hace mucho que se descubrieron restos de maquillaje en las tumbas de los faraones, y curiosamente esos productos cosméticos tienen un gran parecido con los que se usan en la actualidad.

En esta civilización utilizaban el antimonio rojo para colorear los labios, mediante la pulverización de piedras y minerales sacaban los tonos turquesa que aplicaban en párpados junto con el khöl que usaban para delinear los ojos en forma de cola de pez y remarcar las cejas. Usaban pinzas de depilar para dar forma a las cejas.

Sé tenia muy en cuenta el uso de adornos corporales, tanto en hombres como en mujeres. El aseo corporal era un ritual de varias horas que consistía en baños, masajes y rasurado de cabeza por motivos de higiene, religiosos y climáticos.

Elaboraban sus propias cremas a base de aceites y plantas y depilaban el vello superfluo.

·   GRECIA Y ROMA

En la edad Antigua, griegos y romanos perfeccionan las técnicas del maquillaje. Gana peso la piel, la cual comienzan a maquillar para conseguir blanquearla mediante una mezcla hecha a base de yeso, harina de habas, tiza y albayalde (carbonato clásico de plomo), que al final obtenía resultados totalmente contrarios a los pretendidos, ya que al contacto con el sol oscurecía el rostro.

Es en esta etapa donde encontramos la creación del famoso y actual rimel. Es curioso descubrir como era en sus inicios, pues conseguían ennegrecer sus pestañas utilizando una mezcla de huevos de hormigas y moscas machacadas.

La tendencia es tener la piel muy blanca como signo de apasionamiento, para ello ingerían gran cantidad de cominos y blanqueaban la piel con cerusa y albayalde. En los ojos utilizaban el khöl, maquillándolos en negro y azul. Las cejas se perfilaban sin alargarlas y se depilaban con pinzas y los labios y pómulos se coloreaban en tonos rojos vivos.

Además del khöl, de los egipcios heredaron muchos cuidados estéticos como los baños y masajes.

La figura masculina se riza el cabello y la barba y llevan las piernas depiladas.

·   MESOPOTAMIA

Al igual que en Grecia llevaban la piel blanqueada y los pómulos enrojecidos, en los ojos lapislázuli y las cejas teñidas en negro.

Las mujeres lucían el pelo suelto y rizado sobre los hombros y los hombres rizaban la barba y el cabello dejando al final geométricos tirabuzones. La abundancia de pelo significaba fuerza y valor y se espolvoreaba con oro en polvo tanto la barba como el cabello.

·   ROMA

La piel era blanquecina, los ojos y cejas llevaban khöl y los párpados iban muy marcados con antimonio y turquesa. Los labios y mejillas marcadas en rojo vivo.

Influidos por las costumbres refinadas de Egipto y Grecia empiezan a funcionar los baños públicos y masajes. Utilizaban cremas para el cuidado del cuerpo. Las mujeres de la época (llamadas patricias) disponían de criadas que eran quienes se dedicaban a hacer estas labores estéticas.

Dedicaban mucho tiempo a los peinados, eran muy laboriosos, teñían los cabellos con preparados de color rubio y los exponían al sol para transformar el color. También se elaboraban pestañas tejiéndolas con seda o con pelo natural.

·   ARABIA

Las mujeres dedicaban largas horas al embellecimiento, vivían recluidas en harenes donde se cuidaban con baños perfumados, aceites y masajes. Se aplicaban Khöl en los ojos para agrandarlos y usaban colorete y cantidad de perfumes. Llevaban la cara tapada con velo y el pelo cubierto con sedas.

Tantos cuidados se debían a la inferioridad que tenían con el varón, era una forma de seducirlo.

·   EDAD MEDIA

Tras la caída del Imperio, en las primeras décadas hay una ausencia total tanto del cuidado estético como del aseo personal. La mujer llevaba la cabeza cubierta con tocados en señal de sumisión.

Pasado algún tiempo empezó de nuevo el interés por la cosmética debido a la influencia árabe. Los trajes se fueron modificando con generosos escotes y se hacían largos trenzados en el pelo que llegaban a ser verdaderas obras de arte.

·   RENACIMIENTO

Las cejas se dejan muy finas y en algunos casos desaparecen. Incluso la frente se depila para dejar más dimensión en el rostro. Los ojos se maquillan con khöl y el colorete tiende a gránate.

Es el resurgir de una nueva época, hay un cambio ideológico en todos los aspectos que llega de Italia.

Se sigue usando gran cantidad de perfumes para paliar el olor corporal ya que la higiene sigue siendo muy escasa, en cuanto al pelo se tiñe de rubio debido a la influencia que llega de Venecia, un tinte rubio que causa furor y que denota prestigio. Los tocados van excesivamente adornados.

Existe una obsesión por el maquillaje y los perfumes, no así por las cremas de belleza. Al igual que la mujer el hombre va maquillado, ofreciendo así un aspecto afeminado. La mujer lleva la tez con una blancura excelente, empolvándose con unos polvos de arroz o harina. Los ojos van delineados en negro, en el párpado aplican azul o verde y los labios dibujados en forma de corazón con tonos rojos oscuros. Adquieren mucha importancia los lunares, se consideraban muy estéticos e incluso se hacían de terciopelo o bien se pintaban. Se colocaban en rostro o escote dependiendo del significado que se le quisiera dar, llegan a tener un lenguaje propio.

En cuanto al cabello los peinados eran monumentales, a finales del siglo XVII los hombres empiezan a utilizar pelucas y las mujeres postizos de gran tamaño con tocados también grandes. El pelo va retirado de la cara y se lleva con tirabuzones y rizos. Toda esta moda viene impuesta por la Corte.

La higiene corporal sigue en el olvido, por lo que siguen utilizando cantidad de perfumes para el mal olor.

Se consolida en este siglo la Edad de Oro de la cosmética. Francia se convierte en el centro de la cultura, creando la nueva moda de la ropa, peinado y cosmética.

·   SIGLO XIX

Se sigue llevando la cara pálida pero de manera exagerada, el ideal es parecer enfermo y ya no es suficiente empolvar con polvos de arroz. Se pone de moda ingerir vinagre y limones para aclarar la piel, incluso se ingieren sustancias que contenían plomo o arsénico con el consiguiente riesgo de en algunos casos llegar a provocar la muerte. La ojera se marca de azul al igual que las venas. La idea es mostrar la sensibilidad cutánea. Los pómulos se sonrosan levemente con un rosa palo y los labios se maquillan en color carmesí en forma de corazón.

Se siguen usando perfumes, los más recomendados son los de lavanda ya que denotan frescura y limpieza. Las uñas van en un aspecto muy natural y abrillantadas con cremas.

El canon de belleza no solo marca una piel extremadamente translúcida sino que también exige una cintura muy estrecha. Para esto utilizan corsés ajustados hasta los extremos suponiendo también un riesgo por la deformación de órganos internos e incluso problemas intestinales y enfermedades.

La moda de belleza la sigue marcando Francia, aunque las tendencias ya no las impone la corte sino la burguesía.

En la última década aparece un peluquero francés llamado Marcel que revoluciona el concepto del peinado con un nuevo método de ondulación que le hizo famoso a nivel mundial y se extiende bien entrado el siglo actual.

·   SIGLO XX

Surgen distintas décadas que van a marcar modas por fenómenos sociales: los medios de comunicación, el cine, la televisión y la publicidad idealizaran un prototipo de mujer que acaba marcando una moda en una determinada época.

La industria cosmética sufre un boom, ofreciendo un gran abanico de posibilidades en productos de peluquería y cosmética.

En los primeros años del siglo XX las ideas y costumbres del pasado siguen estando vigentes como el tono de la piel que sigue siendo distintivo social ya que una piel blanca denota no estar expuesta al sol ni a la intemperie que están sometidas las pieles de las clases menos favorecidas.

La elaboración de los polvos de arroz para blanquear el rostro es cada vez mas refinada. En 1904 surgen los primeros polvos perfumados elaborados por un perfumista llamado Caron que olían a una de sus fragancias llamada " Tabac Blonde" .

En Estados Unidos comienza la creciente industria del cine y con él el maquillaje es una pieza indispensable para el éxito de las películas.

Un antiguo maquillador del Ballet Imperial Ruso llamado Max Factor abre una tienda en Los Ángeles donde vende perfumes, cosméticos y maquillajes que él mismo fabrica y empieza a maquillar actores. A partir de ese momento irá creando maquillajes adaptados a las necesidades de las películas.

·   1910 – 1919

Durante estos primeros diez años la mujer quiere encarnar tres ideales muy distintos: la mujer cariñosa, la madonna dispuesta a cualquier sacrificio y la vampiresa exótica.

Hacia 1910 el maquillaje ya esta muy extendido y se tiende a llevarlo de manera natural. Se usan polvos de Helena Rubinstein para quitar artificialidad blanca de los rostros de épocas anteriores. Se abre un nuevo salón de belleza de Elizabeth Arden, rival de la norteamericana Rubinstein. Las dos firmas rivalizaran por sacar nuevos productos al mercado y someter a las damas de la alta sociedad a tratamientos faciales periódicos.

Durante la guerra el maquillaje estuvo fuera de lugar y lo único que se utilizaba era un poco de rojo en los labios y un toque de vaselina brillante en los párpados. El cabello que iba ondulado se empezó a peinar sobriamente con raya.

Entre 1914 y 1918 el ideal para hombres y mujeres era la enfermera dispuesta a cualquier sacrificio. Las damas de la alta sociedad se vestían de monjas o enfermeras y enviaban los retratos a sus esposos que estaban en el frente.

El maquillador Max Factor crea un maquillaje especial para cine que poco a poco irá perfeccionando.

Al final de la guerra el prototipo de mujer cambió y todas querían parecer peligrosas y enigmáticas. El pelo se llevaba corto como los chicos y los ojos se destacaban en khöl, los párpados oscuros y los labios en rojo intenso dibujados en boca de piñón. Era un estereotipo de mujer que podía representar a la vez a un ángel y a un demonio. Este tipo de mujer se mostraba enfundada en fetiches eróticos como ropa interior de satén, pieles lujosas, kimonos de seda, etc.

·   No se hacen correcciones ni claras ni oscuras.

·   Aplicaremos uno o dos tonos más claros del color real de la persona para que nos dé aspecto de porcelana. Los polvos serán claros.

·   Rellenamos la tonalidad del párpado móvil con un lapicero negro y lo difuminamos con un pincel invadiendo el párpado superior aunque sin invadir por completo el arco de la ceja.

·   Dibujamos la delineación inferior interna y externa mediante una línea muy gruesa, uniéndola en los extremos con la delineación superior. La difuminamos con pincel hacia abajo llevándola a la ojera. Fijamos todo con polvos.

·   Reforzamos el ojo con sombra negra dándole un acabado en forma redondeada.

·   Máscara de pestañas arriba y abajo abundante.

·   Ceja redonda, caída y estrecha (muy negra).

·   La boca se dibuja pequeña, perdiéndola en los centros para luego volver a salir. Colores oscuros siendo él granate él más característico.

·   Colorete en círculo tipo rubor, muy próximo a los ojos y en tonos rosas bastante marcados.

·   1920 – 1929

Los locos años veinte fueron la época del jazz, el Charleston, las faldas cortas, el amor libre…..

Los descubrimientos y a avances científicos favorecen al maquillaje. El descubrimiento de los estearatos colorantes revoluciona la fabricación de barras de labios pudiendo obtener con ellos nuevas tonalidades.

Los ojos se llevaban con raya negra y muy difuminada y en la cuenca del ojo sombra en rojo o morado. Los labios en rojo oscuro en forma de boca de piñón y las cejas cuidadosamente depiladas y se maquillan para darles una forma circular. El colorete en forma de mancha redondeada. El objetivo principal era la provocación, no importaba que se fuera muy recargada. Las rubias se maquillaban con tonos verdes y azules muy intensos mientras que las morenas optaban por negros y marrones. Se quería conseguir el efecto de tener unos ojos muy grandes y almendrados, para ello utilizaban mucho el khöl difuminado.

En 1924 se lanza la laca de uñas con color y a partir de ese momento se termina con la moda de llevar las uñas naturales.

Una gran revolución fue la máscara de pestañas resistente al agua que creó Elizabeth Arden.

En 1927 los productos de Max Factor que hasta entonces sólo se utilizaban en cine empezaron a comercializarse por Estados Unidos con un éxito absoluto. También en el 27 surge una nueva barra de labios que se emulsiona al entrar en contacto con la saliva, la llamada Rouge Baiser, creada por el químico francés Paul Baudecroux. Era un tanto seca y opaca pero fue la barra líder del mercado hasta la época de los sesenta.

En 1928 el proceso de elaboración de polvos se revoluciona con un nuevo método, la " micronización" , que permite que la textura del polvo tenga un acabado muy fino y ligero.

El corte de pelo se convirtió en patrimonio común, el corte de pelo a lo chico ya fuera con cinta o sin cinta de pelo en la frente y en liso u ondulado.

·   No se hacen correcciones ni claras ni oscuras.

·   Base de maquillaje y polvos claros.

·   Media luna extendida en negro y en forma redondeada uniéndola en los extremos con la delineación inferior que se marcará ancha y ligeramente difuminada hacia abajo.

·   Marcamos un arco por encima de la cuenca en color rojo o morado y lo difuminamos hacia arriba sin llegar a invadir el arco de la ceja.

·   Integramos bien el color negro con el rojo o morado de la cuenca y lo fijamos con polvos. A continuación podemos reforzarlos con sombra.

·   La delineación inferior interna puede ir dibujada en blanco. La externa irá en negro unido en los extremos con la superior y difuminada hacia abajo.

·   Máscara de pestañas abundante.

·   Dibujamos la ceja en negro, alargada, abierta y ligeramente caída.

·   Boca pequeña y estrecha en color rojo vivo, marcando mucho la parte central y omitiendo las comisuras " boca de corazón" .

·   Colorete tipo rubor en rosa.

·   1930 – 1939

El maquillaje se democratiza y accede a todas las capas sociales cuyas mujeres intentan imitar a sus actrices favoritas y a los grandes mitos de la época: Marlene Dietrich, Greta Garbo….

La tendencia artificial de los años veinte se consideraba vulgar y prima una apariencia más individual y natural. El rostro debía tener una limpieza transparente como el de las estrellas de cine. Se usa lápiz para perfilar las cejas cuidadosamente depiladas en semicírculo; sombras de ojos dorada, plateada, en ocasiones combinada con marrón, azul o violeta; rimel o pestaña postiza si era necesario, el colorete ya no es redondeado sino que se difumina y la boca va perfilada dando forma de " arco de Cupido" y con carmín marrón o gránate.

En cuanto al cabello se deja más largo, como mínimo media melena con ondas que partían desde la raíz y teñido de rubio o rubio platino ya que era el color que estaba de moda y que combinaba con los brillantes trajes de noche que lucían en perla y champán.

En 1932 los hermanos Charles y Joseph Revson se asocian con el químico Charles Lachman y crean la marca Revlon que entrara en el mercado con una innovadora laca de uñas que años más tarde se combinará con el mismo tono de la barra de labios.

En 1935 la recién nacida marca Lancôme lanza una nueva barra de labios llamada " Rose de France" , muy brillante y untuosa, hecha de una fina pasta y perfumada a rosas y de escasa perdurabilidad y con tendencia a manchar los dientes.

En 1937 Max Factor lanza " Pan-cake Make-up" , un fondo de maquillaje que revolucionó la técnica del maquillaje cinematográfico ya que era impermeable al agua, inalterable bajo los focos y tenia una cobertura total y un acabado mate. Este producto todavía hoy se comercializa manteniendo su fórmula original.

·   Base clara sin correcciones. Fijamos con polvos.

·   Marcamos la delineación superior del ojo en marrón o en negro ensanchándola ligeramente en la parte central del ojo y dibujando un pequeño triángulo en la parte exterior. Este vértice descendente a la vez agranda el ojo le dará una sensación triste y caído.

·   Delineación inferior interna en blanco y externa en marrón.

·   Banana abierta y descendente en marrón, muy discreta.

·   Máscara de pestañas sin recargar arriba y abajo.

·   Cejas finas y redondas, con tendencia a la caída pero no demasiada oscuras.

·   Boca fina en forma de arco de cupido, dibujado curvo por dentro de la línea natural como si la boca estuviera fruncida a punto de besar. En tonos oscuros: marrones, granates.

·   El colorete es un toquecito marrón muy suave por debajo del pómulo.

·   1940 – 1949

La Segunda Guerra Mundial supuso un paréntesis en los avances del maquillaje y continúa en los años de austeridad y de la posguerra. A pesar de esto las francesas estaban dispuestas a mantener su reputación de ser las mujeres mejor vestidas del mundo. Si el resto de las mujeres del mundo creían que debían vestir con modestia y sobriedad, las francesas desarrollaron un estilo extravagante para demostrar su independencia. Los labios de rojo oscuro, vestidos de colores vivos (azul, blanco, rojo) y sombreros y zapatos que crecían a lo alto con cuña. Tocados en la cabeza realizados con cualquier tipo de material (velo, flores, terciopelo, plumas….) utilizaban mucho el ingenio e incluso llegaban a ser de mal gusto en algunos casos.

Debido a la falta de recursos la calidad del maquillaje dejaba mucho que desear y tuvieron que agudizar el ingenio con trucos como maquillar las pestañas con betún de botas y las cejas con betún de zapatos, en el caso de las inglesas, o sustituir el colorete con pétalos de rosa bañados en vino tinto.

Las melenas se llevaban recogidas en moños altos, lo cual alargaba y estilizaba más la cabeza. En el cine triunfo la figura de Verónica Lake, lucía una melena larga y rubia ligeramente ondulada que tuvo que cortar obligada por el gobierno debido a que las mujeres de la época sufrían accidentes en las fábricas de trabajo al imitar su larga cabellera…

Al finalizar la guerra dejaron de acentuarse la boca con tonos tan oscuros y le dieron más importancia a los ojos. El ideal lo encarnaría Brigitte Bardot, un rostro infantil con un cuerpo plenamente desarrollado.

·   Base de maquillaje clara con corrección de ojeras muy marcada y correcciones oscuras más naturales. Fijamos con polvos.

·   Media luna cerrada en marrón, bien difuminada hacia arriba y reforzada a continuación con sombra marrón. En párpado móvil sombra marfil.

·   Delineación superior en negro. En algunas ocasiones se repasa con eyeliner.

·   Delineación inferior en marrón hasta la mitad o tres cuartos del ojo, muy discreta.

·   Máscara de pestañas sin recargar.

·   Boca de asco en color gránate. Esta boca consiste en situar el punto más elevado del labio próximo a las comisuras y dándole una forma completamente arqueada, sin picos.

·   Colorete muy suave, en marrón.

·   1950 – 1959

Después de pasar el duro periodo de la Segunda Guerra Mundial el look que vuelve es más dulce y suavizado. En 1953 aparece el primer fondo de maquillaje en emulsión fluida llamado " Fluid Make-up" , haciendo que los fondos de maquillaje cubrientes y espesos tipo pan-cake empezaran a tambalearse.

La industria de la moda francesa va adquiriendo mayor importancia y su influencia en el maquillaje cada vez es mas patente. El diseñador Christian Dior impone el " Total Look" con faldas anchas y cinturas muy estrechas que consistía en la conjunción de ropa, accesorios y maquillaje dentro del mismo estilo. Dior se inicia en el mundo del maquillaje y en 1955 lanza 8 barras de labios en armonía con los colores de su colección de alta costura. Era muy importante llevar acorde el maquillaje con la ropa y complementos.;

Otras marcas de costura como Chanel y más tarde Rochas irrumpen en el mundo del maquillaje e implantan la costumbre de lanzar dos coloridos de temporada acordes con sus colecciones de moda. Combinaciones como sombra de ojos verde claro con delineador verde musgo y marcara de pestañas cobre, o bien sombra azul plateado con delineador azul oscuro y máscara violeta. La combinación párpados turquesa y labios naranja tuvieron mucho éxito. Las cejas se llevaban más claras y anchas como Audrey Hepburn que daban un toque elegante a la par que dramático o bien podían ir un poco más curvadas al estilo Marilyn Monroe o Elizabeth Taylor que daban un aire más sensual.

A parte de la imagen sexy, aniñada y más suavizada por otro lado había quienes querían proyectar una imagen más seria renunciando así al color: desde los cabellos hasta el amplio contorno de ojos, pasando por la ropa, todo era negro. Podían llevar el pelo largo o corto, pero siempre desgreñado, normalmente con flequillo deshilachado.

Dos complementos muy importantes fueron los pañuelos en la cabeza que usaban mucho las mujeres que conducían descapotables y los cinturones anchos. También tuvieron mucho éxito los zapatos tipo bailarinas que resultaban perfectos para bailar rock and roll. Por otro lado se invento el tacón de aguja que popularizaron ídolos de esta época como

Anita Eckberg, Sofía Loren, Evita Perón, Marilyn Monroe, Liz Taylor y Grace Kelly.

·   Correcciones claras y oscuras.

·   Base de maquillaje igualado al tono de la piel o un tono por debajo (ya no se lleva la mujer pálida).

·   Delineación superior terminada en forma abierta ligeramente ascendente y repasada con eyeliner.

·   Párpado móvil con sombras claras muy recargadas: azules, verdes, rosas, etc.

·   Delineación inferior interna en blanco y externa en castaño hasta la mitad o tres cuartos del ojo.

·   Máscara de pestañas muy abundante.

·   Cejas anchas y un poco curvadas pero no caídas y bien marcadas.

·   Boca grande con tendencia a la forma de la mitad. Esta forma consiste en trazar un arco desde las comisuras hasta la parte central de la boca de modo que los puntos mas elevados estarán situados aproximadamente en la parte de la mitad del labio. El color más característico de la época es el rojo.

·   Colorete no muy marcado en tonos marrones.

·   1960 – 1969

La década de los 60 es la más importante en el siglo XX, para unos una época dorada de nuevas libertades y para otros una década tenebrosa de poca moral, autoridad y disciplina. El caso es que todo lo que supuso y tuvo lugar (moda, música, filosofía, forma de vida….) actualmente sigue teniendo consecuencias sociales, políticas y culturales.

Las corrientes feministas de los años 60 destacan la idea de la emancipación suponiendo un gran cambio en la actitud de las mujeres y en su idea de la belleza. Por primera vez se asocian las ideas de feminismo y feminidad y de ahí surgen dos tendencias: las partidarias de la sofisticación y las que defienden la naturalidad.

El maquillaje se convierte en un distintivo haciéndose notar. Esta seña de identidad llega a su clímax con los maquillajes psicodélicos de las comunidades hippies.

A finales de los 60, Dior y Lancôme lanzan unos brillos de labios consistentes en unas barras grasas, brillantes y menos coloreadas que las existentes hasta el momento.

El prototipo de mujer lo encarna la modelo Twiggy, grandes ojos, delgada, representa la ternura y un estilo transparente. Sombras de ojos de distintos colores, línea oscura en los párpados superior e inferior, varias capas de máscara e incluso pestañas postizas, cejas falsas y pétalos de flores pegados o pintados.

Por otro lado hay otra modelo Jean Shrimpton que aporta una imagen totalmente distinta, en este caso es un tipo de mujer de aspecto depravado, con ojeras que indican varias noches sin dormir y el pelo largo y liso a veces crepado. También triunfan el estilo Jackie Kennedy con el pelo muy ahuecado y sus numerosas pelucas o la voluminosa cabellera de Fara Diva. En contraposición tenemos también el estilo de los hippies, tanto hombres como mujeres con cabellos largos rizados o lisos y aspecto greñoso.

La minifalda fue la gran invención en cuanto a vestuario, los vestidos de corte recto, los estampados de flores, sandalias de pescador, vaqueros, chaquetas bordadas de piel de cordero, cueros indios, chales…

En 1968 Veruschka de Lehndorff, descendiente de la nobleza prusiana y una de las modelos de la época puso de moda el maquillaje corporal haciendo de ello un puro arte.

·   Correcciones claras y oscuras bien marcadas.

·   Comienzan a estar de moda las pieles con más color, ligeramente bronceadas.

·   Polvos translúcidos.

·   Marcamos la delineación superior e inferior en negro terminándolas en forma abierta en la parte exterior y uniéndolas en la parte interna exagerando u poco el triángulo del lagrimal. Repasamos con eyeliner.

·   Dibujamos una banana abierta bien marcada alargándola hacia la nariz en la parte interna y curvándola hacia la sien en la parte externa. La reforzamos con sombra. Se llevaban mucho los tríos de sombras en colores vivos de modo que podemos aplicar un azul oscuro encima de la banana, un azul más claro en el párpado móvil y él más claro de todos pudiendo ser incluso blanco en el arco de la ceja.

·   Pestañas postizas acompañadas de la máscara abundante.

·   Cejas extremadamente finas ya que se pone muy de moda el depilado (parcial o incluso total lo que obligaba a dibujarlas con un lapicero).

·   Bocas grandes en color rosa chicle.

·   Colorete rosa en pómulos, bien definido.

·   1970 – 1979

Un gran adelanto fueron los micatitanios, unas minúsculas pepitas de mica recubiertas de una fina capa de dióxido de titanio totalmente inofensivas que permitieron multiplicar los colores y desterrar para siempre las eosinas, colorante utilizado hasta entonces que producía problemas de tolerancia. Nace una nueva marca americana llamada Clinique que ofrece por primera vez una línea sobria en la que el envase pasa a un segundo plano y la idea es tratar problemas específicos de la piel a la vez que embellecer.

En esta década empieza a introducirse la idea de tratamiento en los productos de maquillaje. Aparece la primera crema hidratante y protectora con color llamada " Bienfait du Matin" de Lancôme. Hay una vuelta al glamour de los años pasados, vuelven las modas de los años veinte y treinta pero con un toque de disco y lentejuelas. Labios con brillos transparentes, purpurinas, texturas extra grasas y colores tropicales.

Las pestañas postizas están en auge y hay una verdadera obsesión por el cutis moreno, tanto en verano como en invierno. Las cremas autobronceadoras y los polvos y tierras de sol se convierten en un éxito de ventas.

A partir de 1973 se vuelve a la estética de la naturaleza con colores neutros, caqui, arena, azul grisáceo, oliva, beige…tonos que combinaban a la perfección entre ellos y facilitaba la forma de vestir.

En 1976 se implanta la estética " punk" , no cree en modas de lujo e implanta los colores sin ton ni son. Aunque no fue una moda de grandes masas dejará como patente en nuestros tiempos la mezcla por el color sin ningún tipo de rigidez.

Más tarde la moda llegaría con ojos muy oscurecidos, labios rojo sangre y cara muy pálida recordando los locos años veinte.

En lo referente al peinado, triunfaban las permanentes ya que conseguían mucho volumen en el pelo, y el estilo Farrah Fawcett (actriz de la serie Los Ángeles de Charlie) cabellera con cortes muy escalonados, puntas hacia fuera, melena revuelta y voluminosa con mechas.

La década de los setenta es conocida como la década del mal gusto, se probaban y mezclaban todo tipo de vestimentas; mini shorts con plataformas, pantalones con pata de elefanta y camisas de poliéster, ropa brillante discotequera con moda punk….Detrás de toda esta mezcla se escondía una gran fuerza creativa y liberadora que ha seguido viva hasta nuestros días. Una pequeña parte de toda la moda de los setenta ha revivido poco antes del final del siglo XX. Algunos ídolos de la década: Liza Minnelli, Olivia Newton-John y John Travolta, Lauren Hutton, los Ángeles de Charlie…

·   Correcciones claras y oscuras.

·   Pieles con color (la moda del bronceado ya se ha implantado definitivamente).

·   Marcamos delineación superior muy ancha y la alargamos en la parte exterior.

·   La delineación inferior termina también en forma abierta, dibujando a partir de ella pequeñas líneas escalonadas simulando pestañas. Se repasa todo con eyeliner.

·   Dibujamos una banana en negro alargándola hacia la sien y uniéndola con la delineación superior.

·   Con sombras en crema reforzamos el ojo aplicando color negro en la banana y blanco en el párpado móvil y arco supraciliar (también se admiten colores vivos como en los " 60" ).

·   Máscara de pestañas muy abundante (incluso pestaña postiza).

·   Cejas finas.

·   Bocas en colores claros y con mucho brillo remarcando bien el perfilado.

·   El colorete en tonos rosados aplicándolo en pómulos, barbilla, frente, sienes, nariz…

·   1980 – 1989

Todas las marcas de cosmética empiezan a concebir el maquillaje como un conjunto armonioso que no omite ningún detalle y las mujeres han pasado a considerarlo como un elemento indispensable en sus vidas. El concepto de estilo yuppi reflejaba que tanto el maquillaje como el peinado y los complementos los mantenía la propia mujer con su trabajo.

El maquillaje permanente ofrece una solución definitiva para maquillarse cejas, líneas de ojos y labios y pestañas.

En los primeros años se da preferencia a los tonos fuertes aunque la mayoría sólo se atreve a llevarlos por la noche. Durante el día la mujer trabajadora usa tonos más naturales que lucen la belleza de un cutis cuidado y en tono mate. Es muy importante la fusión entre el maquillaje, sombra y coloretes, han de ir muy bien difuminados y sin marcar trazos visibles entre unos y otros. No se notan los cortes entre la cara y el cuello y el tono es más natural, se toma conciencia de que el sol envejece.

En los últimos años de la década se busca los tonos mates y se destierran los brillos. Las cejas se llevan anchas y oscurecidas. Los ojos se maquillan con el khöl difuminado y el eyeliner cae en el olvido.

Hay varias tendencias para el cabello: cortes lisos y asimétricos, cortes con pelo pincho (influencia del punk), cortes con puntas disparadas y realzadas con lacas y gominas y por ultimo el uso de las planchas calientes que alisaban o creaban rizos mínimos. El cabello en los ochenta se lleva cuidado y con volumen; corto a lo chico como la modelo Linda Evangelista o casi al cero como Annie Lennox. Destacan también entre los ídolos de esta época Madona, Chern o Brooke Shield.

En cuanto a la moda se busca sobre todo la comodidad y el estilo personal. Los grandes modistos se pasan al pret a porter.

Los vaqueros o jeans se imponen de una manera abrumadora.

·   Correcciones claras y oscuras más naturales que en décadas pasadas.

·   Pieles bronceadas (adecuado al color de la persona).

·   Polvos translúcidos.

·   Delineación superior en negro con eyeliner.

·   Uve en negro degradada sin exagerarla.

·   Se marca la cuenca en el lado del lagrimal pero sin llegar a unirla con la uve y con un pincel la degradamos hacia arriba y hacia la derecha para aproximarla a la uve.

·   Delineación inferior interna y externa uniéndola en el lagrimal dejándola abierta en la parte exterior.

·   Sombra fucsia en la uve, rosa más claro en párpado móvil y blanco en arco supraciliar.

·   Máscara de pestañas.

·   Las cejas se llevan más anchas.

·   Boca grande en color fucsia.

·   Colorete rosa en pómulo.

·   1990 – 1999

En los primeros años de la década se lleva la estética neohippy, poco preocupada por la belleza física y el atuendo… El look de las pasarelas de París, Milán o Nueva York son modelos extremadamente delgadas y ojerosas como la top Kate Moss.

Ante el poco cuidado por la estética la industria de la cosmética lanza al mercado productos que prometen un aspecto natural: brillos translúcidos, mascaras transparentes, hidratantes que unifican el color, etc. Los productos que más éxito tienen son los multiuso que sirven para maquillar ojos, labios y pómulos.

A mediados de los noventa vuelve un pequeño revival de los colores de los setenta y durante un par de temporadas las cejas vuelven a llevarse muy depiladas y los párpados en tonalidades pastel irisadas. Se utilizan recursos étnicos en el maquillaje como la henna y el piercing se convierte casi en una forma de cosmética. Las caras se siguen manteniendo en tono natural ya que la conciencia por los efectos nocivos del sol cada vez esta más latente.

En cuanto al cabello seguimos con las largas melenas de los ochenta, sueltas y poco peinadas. Uno de los cortes más imitados es el de la actriz Jennifer Aniston, de la serie televisiva Friends. Corte ahuecado y escalado con algunos mechones que enmarcan el rostro. Vuelve la influencia punk con colores de pelo en tonos extremos y radicales. Algunos ejemplos de cabellos imitados son Julia Roberts, Spice Girls…

·   Correcciones claras y oscuras.

·   Base en tono lo mas parecido al del color natural de la piel, se puede subir el tono con polvo bronceador.

·   Polvos translúcidos.

·   Delineación superior e inferior del ojo desde la mitad hacia el exterior y difuminadas.

·   Sombras pastel nacaradas en forma de arco.

·   Máscara de pestañas.

·   Cejas anchas y peinadas.

·   Boca brillo transparente.

·   Coloretes rosas, anaranjados y tierras muy bien difuminados.

·   ACTUALIDAD

Hoy por hoy, el mundo de la cosmética ha evolucionado hasta el punto de ser un negocio que emplea más de quince mil empleos directos. Generando una industria que en muchos países…Francia e Italia, por ejemplo… son parte importante dentro de su economía.

La industria de la cosmética pinta bastante bien, sigue atenta

Nuestros datos y lo podrás comprobar: – Genera 15.079 empleos directos. – Contribuye con el 2,82 % del empleo y el 4,23 % de la producción industrial, el 4,85 % del valor agregado por la industria y el 3,17 % de los sueldos y salarios.

– Exporta, principalmente, preparaciones de maquillaje, incluidos antisolares y bronceadores (20 %); jabones de tocador (18 %); champú, (13 %); capilares (13 %); perfumes (8 %). Fuente: Dañe

La belleza en general, es una ciencia que se reinventa sin cesar. Activos exclusivos, texturas extraordinarias, acordes inéditos de colores. El maquillaje lleva constantemente aún más lejos los límites de la ciencia, de la tecnología y de la creación.

Porque todas las mujeres son diferentes. Porque una mujer se siente bien cuando se siente escuchada, comprendida y respetada. Estudios e investigaciones avanzadas que se han llevado a cabo en todo el mundo, han permitido siempre conocer las necesidades de las mujeres. Así cada una puede disponer de un ritual de belleza personalizado para cada etapa de su vida. Ya que no todas tenemos el mismo tipo o color de piel, de ojos, forma de la cara, el maquillaje y todos sus productos se han creado para adaptarse a cada mujer.

  • FACTORES QUE INFLUYEN EN UN MAQUILLAJE
Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
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