Renacimiento
En los últimos años del siglo XV y a lo largo de la totalidad del XVI se desencadenó un conjunto de procesos de todo orden que ha recibido el nombre de Renacimiento. Desde la perspectiva del hombre contemporáneo, este período se caracteriza por un cambio en la visión del mundo y en los sentimientos que en muchos sentidos puede ser interpretado como una anticipación inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por primera vez se nos presenta la posibilidad de conocer con una cierta profundidad el aspecto físico y el medio de vida de los hombres de un tiempo pasado: las técnicas realistas en la pintura y en la escritúranos han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la costumbre de escribir autobiografías y la invención de la imprenta han facilitado también la investigación posterior.
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por una ampliación de los horizontes históricos y geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo, resurrección de las antiguas civilizaciones de Grecia y de Roma. La lengua griega hacía tiempo que era enseñada en Italia y parecía como si la curiosidad y el espíritu de libre investigación que había caracterizado a la cultura ateniense resurgieran con el estudio del idioma.
El influjo de la cultura romana, por su parte, se hizo sentir también de una manera especial en Italia, el núcleo geográfico en el que la revolución cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia del derecho romano, la utilización del latín por parte de alguno grupos sociales y la conservación de un gran número de edificios antiguos.
Pero también el horizonte geográfico del hombre renacentista se había visto ensanchado: aventureros, comerciantes y misioneros habían descubierto tierras hasta entonces desconocidas, alcanzando al tiempo las costas orientales de Asia tras circunnavegar el continente africano.
El desarrollo de los conocimientos científicos había puesto en duda verdades que antaño se consideraban tan importantes como la forma de la Tierra o el lugar del hombre en el universo.
En este mismo contexto se produjeron importantes cambios en lo que a la vida se refiere. El principal de ellos fue provocado por la reforma protestante.
Un viaje a la historia
A fines del siglo XV y en la primera mitad del siglo XVI se produjo en Europa un extraordinario y completo desarrollo de las ciencias, las artes y las letras. Este fenómeno es conocido como el Renacimiento.
Este es uno de los momentos más brillantes y más importantes de la historia: de los brillantes, porque los artistas crearon entonces obras maestras, difícilmente superadas después, y de los más importantes, porque, así como los descubrimientos marítimos de Cristóbal Colón y otros ensancharon el campo de la actividad material, el Renacimiento ensanchó el campo del pensamiento y de la actividad intelectual.
Este período adoptó una visión nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y resultados fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una visión del mundo centrada en el hombre. Esta se orienta hacia los valores de la naturaleza y, así, indirectamente se fomenta el espíritu aventurero que había de fructífera en los descubrimientos. Se abandonan los sistemas filosóficos de la Edad media, reducidos en gran parte a comentarios de la obra del filósofo griego Aristóteles, y las ciencias avanzan por el camino de la experimentación, dejando de buscar su justificación, más que en la investigación, en lo que afirmaban los pensadores de la antigüedad: Ptolomeo, Platón y otros.
La literatura, como las artes plásticas, se ve invadida por el espíritu laico, dejando de estar bajo la tutela de la Iglesia. En el plano religioso, se abandonan formas de piedad externas y superficiales, retornando, a través de la lectura de los textos bíblicos (cosa que hizo posible la invención de la imprenta), a formas de pureza evangélica.
Individualismo renacentista
Quizás la transición más espectacular del hombre europeo en este período es el auge del individualismo. En el siglo XV triunfa la concepción individualista en todos los planos de la vida, en reemplazo de la concepción medieval, que hacía depender la seguridad del ser humano de su pertenencia a un grupo determinado: el gremio, la nobleza, la burguesía, el clero, etc.
Ante el empuje del individualismo, comerciantes de los Burgos o ciudades medievales, no solo sucumbieron los señores feudales, sino que también se derrumbó la familia medieval. Entre los medievales, la familia había sido una propiedad de exclusiva del padre. La patria potestad, o poder del padre sobre los hijos, había sido absoluta y abusiva en la mayoría de los casos. En el siglo XIII, en las ciudades, el padre perdió el derecho de castigo, aunque en los campos y feudos agrícolas se siguió practicando durante mucho tiempo.
La Europa del Renacimiento
Durante el Renacimiento, Europa Occidental adquirió aproximadamente la configuración política que tiene hoy. Francia, España, Portugal e Inglaterra definen sus fronteras, mas no así los países que son, precisamente, los núcleos fundamentales del Renacimiento. Italia, Flandes, la Alemania del Sacro Imperio, son un conjunto de pequeños dominios que cambian continuamente sus fronteras y los amos de que dependen. La vida de los pequeños principados que componen estas regiones está presidida por un factor común: la guerra.
Situación de Italia:
El divisionismo italiano es fomentado por el papado, que no desea el desarrollo de un poder fuerte cerca de las fronteras de los estados pontificios. Los partidarios del poder papal recibieron el nombre de güelfos, y los partidarios del poder de los emperadores, el de gibelinos. La historia italiana de este período está teñida por la sangreque ambos bandos vertieron en sus luchas enconadas. Pero pese a la debilidad que supone esta situación, es de Italia de donde salen las formas de pensamiento revolucionario que caracterizan la época, y que son acogidas ávidamente por las restantes cortes europeas.
Durante el siglo XIV, Florencia fue gobernada por una serie de brillantes cancilleres que, si bien no respetaban la vida ni la hacienda de ningún ciudadano, establecieron una gran libertad de pensamiento, convirtiéndola en la ciudad en que se podían desarrollar, con una inmunidad relativa, los estudios humanísticos.
El gobierno de Florencia quedó en manos de la familia Médici, primero Cosme de Médici, luego Piero y más tarde, Lorenzo, llamado el Magnífico. Este ha quedado como modelo del hombre del Renacimiento. Hábil, mecenas y político, buen poeta, pero mucho menos hábil banquero, la banca Médici estaba al borde de la bancarrota en 1494- siempre dijo de sí que no era más que un ciudadano particular. Sin embargo, era el verdadero amo de Florencia. El interés y la protección de Lorenzo se centraron fundamentalmente en los hombres de letras.
Los Papas de la época
A pesar del brillo de Florencia, Roma se convierte, desde mediados del siglo XV, en el verdadero centro cultural de Italia. En el papado se sucede una serie de grandes pontífices, en general consumados y ambiciosos políticos, además de hombres extraordinariamente cultos. La serie se inicia con Nicolás V (1447-1455) y se prolonga hasta Pablo III (1534-1549)
Nicolás V fue el fundador de la Biblioteca Vaticana. Pío II era un humanista que recibió tarde las órdenes sagradas. Continuó la tarea iniciada por Nicolás V, de reconstruir y fortalecer Roma. Su pontificado se critica por que se preocupó fundamentalmente de engrandecer a su familia, ejemplo que van a seguir otros papas renacentistas, en especial Sixto IV (1471-1484), Alejandro VI (1492- 1503) de la familia de los Borgia, padre de César y Lucrecia Borgia y los papas Médici: León X (1513-1521) y Clemente VII (1523-1534). Durante el pontificado de Sixto IV llegaron a Roma los más notables artistas de Italia: Boticelli, Perugino, Ghirlandaio, Signorelli, Pinturicchio. Pero frente al florecimiento cultural y artístico, se acentúa la relajación moral y política, especialmente entre el alto clero, y ello va a dar ocasión para las grandes crisis religiosas del siglo XVI y para que Roma sufra diversas invasiones, que culminarán con su saqueo.
Filosofía
Nace el humanismo:
Durante la Edad Media, la idea de cristiandad pesó sobre toda la cultura. Pero con el declinar de ésta, el hombre y sus creaciones pasaron a ser el centro. Con ello se produjo un cambio importante en el modo de pensar, de vivir y de ver el mundo. Se iniciaba una etapa nueva en la vida de los europeos, que recibió el nombre de humanismo.
El ser humano se revaloriza: se destaca su inteligencia, su creación artística, su libertad, inspirada en la civilización clásica, el mundo adquiere una fisonomía distinta y todo tiende a humanizarse.
Orígenes del humanismo:
El humanismo nació en Italia en el siglo XIV y los que le dieron vida fueron dos florentinos, ambos escritores, Petrarca y Boccaccio, que por esta razón se constituyeron en los precursores del Renacimiento. Ambos se dedicaron con entusiasmo al estudio de las obras de la antigüedad clásica. Obras olvidadas y desconocidas de esa época las dieron a conocer y resucitaron gran parte del pasado de la literatura grecorromana; pero esta pasión por lo antiguo no sólo se limitó a lo literario, sino que también abarcó a las artes plásticas, y a la forma de vida humana, en general.
Francisco Petrarca fue calificado como el padre del humanismo por el impulso que dio al redescubrimiento de las letras clásicas y fue, a la vez, un filólogo (estudioso de los idiomas y obras literarias, especialmente en su parte gramatical), que inició la búsqueda de los manuscritos clásicos descubriendo, entre otras cosas, las cartas de Cicerón, que hasta esa fecha eran desconocidas. También estudió las obras de Horacio y de Virgilio y escribió en un latín perfecto numerosos poemas y epístolas, en los que ensalzó a los literatos de la antigüedad.
Tanto los papas como los principales monarcas de la época admiraron la labor cultural de este hombre, por lo que el Senado de la República de Venecia lo nombró Ciudadano de Honor y tanto la ciudad de Roma como la Universidad de París lo premiaron con el estímulo máximo de ese entonces, la corona de laurel.
Juan Boccaccio, fue contemporáneo de Petrarca y también escribió numerosas obras en latín, idioma que dominaba a la perfección, pero no pudo incursionar en las obras de la antigüedad griega por desconocer el idioma heleno. Su obra más famosa es el Decamerón, colección de cien cuentos, en los que relata los vicios e inmoralidad de esa época. Esta obra se caracteriza por su estilo, que es la prosa clásica.
Influencia griega:
En el siglo XV, el humanismo adquiere real relevancia con la caída de Constantinopla, el último baluarte imperial. Luego del ataque de los turcos y la consiguiente destrucción del imperio bizantino, los eruditos helénicos abandonaron Constantinopla y buscaron refugio en las tierras occidentales, especialmente en Italia, país con el que habían mantenido cordiales relaciones durante toda la Edad Media. En este lugar dieron a conocer textos helénicos desconocidos hasta entonces y enseñaron el idioma griego, ignorado por completo en occidente.
Este paso es considerado como esencial en el desarrollo y penetración de la cultura bizantina en Italia. Se crearon escuelas de estudios griegos y una de la más importantes fue la de Miguel Crisoloras, quien junto con enseñar el idioma explicó diversas obras clásicas, poniendo especial énfasis en Homero. También sobresalió Basilio, dirigente de la Iglesia Ortodoxa, y que luego de radicarse en Roma abrazó la religión católica. Trajo desde Constantinopla más de 800 códices (manuscritos antiguos) griegos y latinos, que contenían obras de Tácito, de Sófocles y de Tito Livio. Todos querían leer estos textos y tener acceso al saber. Y exactamente en este mismo período, con la invención de la imprenta, se logra la difusión masiva de la cultura, con textos a bajo costo.
Maquiavelo:
Dentro de los grandes escritores del Renacimiento italiano, hay uno en especial que es imposible dejar de mencionar por la trascendencia de su obra. Es Nicolás Maquiavelo quien desempeñó importantes cargos en su ciudad natal de Florencia, siendo enviado a la vez en misiones diplomáticas a Francia, ante el Papa y el Emperador. Cuando se retiró de la vida activa escribió sus grandes obras. La más sobresaliente y que conserva su importancia hasta el día de hoy, es El Príncipe, libro que es un símbolo de la política sin escrúpulos. Maquiavelo tomó como modelo para escribir su obra a Cesar Borgia, quien según él hizo todo lo que un hombre listo y prudente ha de hacer para asentar sus estados.
En El Príncipe efectuó un minucioso análisis de los procedimientos del gobierno. El tratado mismo, que ha sido considerado como polémico, no es ni moral ni inmoral, sino un primer análisis objetivo y científico de los métodos que contribuyen a lograr y mantener el poder político. El detalle minucioso de estos métodos da al libro cierto aire de cinismo, pero contribuye también a hacerlo grande. Las tendencias personales de Maquiavelo, según da a entender en su obra, se inclinan hacia la forma de gobierno republicano.
Las expresiones maquiavelismo o maquiavélico que usamos hoy en día vienen precisamente de Maquiavelo, y se deben a los consejos que da a los gobernantes para dirigir sus países. Señala que no deben reparar en principios morales de ninguna especie, ni tienen por qué distinguir entre el bien y el mal o entre lo justo e injusto, porque todo cede frente al provecho del gobierno. Y precisamente de esto, nació el maquiavelismo.
Ciencia y tecnología
Los primeros pasos:
No existe una fecha precisa para determinar el inicio del Renacimiento. Sin embargo, ya a comienzos del siglo XV encontramos hombres como Fillippo Brunellschi, arquitecto que construyó la cúpula de la catedral de Florencia y la iglesia de San Lorenzo, en la misma ciudad. Lorenzo Ghiberti, por su parte, pasó a la historia, ya que realizó magníficos bajorrelieves en bronce en las puertas del baptisterio de Florencia. Su obra maestra fue bautizada por el propio Miguel Angel como la Puerta del Paraíso. Uno de los ayudantes de Ghiberti más tarde llegó a ser considerado también como un maestro de la escultura. Se trata de Donato Bardi, más conocido como Donatello. Este artista, también florentino, fue uno de los primeros en utilizar modelos vivos para sus esculturas, con lo que logró darles un gran realismo.
Un genio múltiple Leonardo da Vinci (1452-1519)
Es el arquetipo por excelencia del hombre integral del Renacimiento. Considerado como el genio más completo de todos los tiempos, su obra abarca no sólo el campo de las artes, sino también el de las ciencias físicas y naturales y el de la filosofía. Leonardo fue un personaje del futuro. Hace casi cinco siglos que murió, pero estuvo más despierto que la mayoría de los hombres y mujeres que hoy están a punto de cruzar la frontera del tercer milenio.
Científico y artista, supo combinar como nadie la razón con la intuición y la seriedad más rigurosa con el espíritu lúdico. Su figura no cabe en ningún molde ni admite etiquetas, porque con la misma pasión y maestría fue pintor, escritor, cocinero, ingeniero, biólogo, creador de acertijos y juegosde palabras, escultor, inventor, artesano, humorista, botánico, filósofo, arquitecto, físico… e investigador de los secretos últimos de la realidad. En él, los opuestos se integran y las paradojas se reconcilian. Leonardo da Vinci fue un hombre que despertó cuando todos los demás seguían durmiendo, como escribió Dimitri Merejovski. Aunque no muy conocida, existe en él una dimensión esotérica que emana de su figura e impregna toda su vida y su obra. El conocimientoque Leonardo tenía sobre lo oculto se trasluce en su pintura y, sobre todo, en sus abundantes escritos, plagados de pensamientos y observaciones que revelan su profundo saber sobre los enigmas de la existencia. Todo su monumental corpus de trabajo está teñido por este contacto con lo que está más allá de los niveles ordinarios de percepción.
Leonardo nació en Vinci, población cercana a Florencia el 15 de abril de 1452. Hombre singular, genio indiscutible, personaje del Renacimiento Italiano, escultor, ingeniero, inventor, dibujante y pintor.
Fue hijo ilegítimo, pero hasta los 24 años, único del notario ser Piero y de una campesina muy joven Caterina (su padre tuvo luego otros once hijos en terceras y cuartas nupcias). Por ese motivo así como por las costumbres de la burguesía toscana de la época, el joven Leonardo recibió una educación buena y heterogénea en el seno de la familia paterna. Pudo dedicarse sin trabas en los más distintos campos: en rudimentos literarios, pero sobre todo en la músicay en las artes figurativas. Esto hizo que a los quince años su padre lo colocara en el taller de Andrea de Verrocchio, cuyas enseñanzas compartió con Sandro Botiticelli y a los veinte pudiese inscribirse en la corporación de San Lucas. Estas breves noticiasya nos dan una idea y perfilan algunos de los trazos esenciales de la elevada y compleja talla universal de Leonardo y de su posición respecto a la civilización del Renacimiento de aquel entonces en uno de los centros clave: la Toscana florentina y de los Médicis.
Su vida artística se puede dividir en cuatro períodos: florentino (1452-82), milanés (1489-99), período de vida errante (1500-16) y el último que abarca tres años, el de su exilio voluntario en Francia, en la corte de Francisco I.
De su estancia en la corporación de San Lucas se tienen pocas noticias, pero "La Anunciación" (Ufizi) para San Bartolomé de Monteoliveto, donde la fusión de la luz y la sombra anuncia el "sfumato" leonardesco, tan encontrados en su obra pictórica más representativa. Como pintor, Leonardo sobresale por ser:
Un maestro del claroscuro, capaz de modelar con sutileza cualquier forma gracias a los juegos de luz y sombra.
Un especialista de la composición "clásica": logra simetría, triángulo y solidez sin cansar.
Un refinado colorista, escoge cuidadosamente los colores en gamas y matices que contribuyen a la creación de una atmósfera que da unidad al cuadro.
Un perfecto dibujante: no se le escapa ningun detalle y el escorzo de la mano de la Virgen de las Rocas es digno de Mantegna.
Un cuidadoso analista de las expresiones del rostro, en particular un maravilloso intérprete de la dulzura femenina.
El creador de la misteriosa sonrisa de la Gioconda: este aspecto es parte de lo anterior. La sonrisa de la mujer nace en la comisura de sus labios y se encuentra en la mayoría de sus rostros femeninos, hasta inclusive en su San Juan.
En 1481 los monjes de San Donato de Scopeto, cerca de Florencia, le encargan la "Adoración de los Reyes Magos" y un "San Jerónimo" (1482 Pinacoteca Vaticana), en el que en un ambienteclaroscuro asocia la figura al ambiente de la caverna, anticipo del de la "Virgen de las Rocas". En este período la mentalidad de Leonardo se desarrolla en contacto con la cultura humanística florentina. Mientras se dedicaba a otros trabajos que emprendía, como fueron: hidráulica, ingeniería y escultura, pintó dos grandes obras: la "Virgen de las Rocas" (1483-93, Louvre), lo suave ambiguo de los tipos y la fusión pictórica entre la figura y el ambiente hacen de ellas una muestra de la poesíafigurativa de Leonardo. La segunda gran obra de su período milanés es la "Santa Cena" o "Ultima Cena" como también suele llamarse (1499, refectorio de Santa María delle Grazie), en la que abandona el esquema geométrico, supliéndolo por un nuevo ritmo, en una perspectiva arquitectónica casi maciza.
Permaneció en Milán hasta 1500, después se trasladó primero a Mantua, donde retrató a "Isabel de Este" (Louvre), más tarde a Venecia y finalmente volvió a Florencia. En la capitaltoscana, también dedicado a su búsqueda científica, inicia una nueva era y pinta dos obras capitales, "Santa Ana" (1501, Londres Royal Academy) y "La Gioconda" (1503, Louvre), acaso retrato de Mona Lisa, es el único de los realizados por LEONARDO cuya paternidad no ha sido discutida. Siempre fue considerada como la cima del arte del retrato de todos los tiempos. En ella alcanza perfección extraordinaria el "sfumato", del que ya anteriormente hemos hablado. No solo ha sido copiada infinidad de veces, sino además objeto de deformaciones y manipulaciones. Por su universalismo y naturalismo, Leonardo transforma el orden gótico. A la perspectiva lineal añade la perspectiva atmosférica. En sus escritos elaboró teorías científicas de la perspectiva, de la anatomía, del color y de las sombras.La obra científica de Leonardo, en especial sus originales contribuciones a la mecánica de los sólidos y de los fluidos, sus invenciones, quedó casi desconocida de sus contemporáneos. A Leonardo no le interesaba la gloria, ni las riquezas, ni el reconocimiento de sus contemporáneos. Dos años antes de morir, se instaló en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en el valle del Loira. Ocupó su tiempo en poner en orden sus manuscritos, en dibujar visiones cósmicas y en recrear amorosamente, pincelada a pincelada, su cuadro más amado: el retrato de la dama misteriosa que conocemos como La Gioconda. Junto con la inquietante figura de San Juan, fueron los dos únicos cuadros que conservó a su lado hasta el último momento.
En su testamento dejó una pequeña viña, un vestido, algunos ducados para sus sirvientes, y sus manuscritos, que legó a su fiel Menzi. Vivió como un "infiltrado" en la sociedad de su época, pero su cordura y su sentido común le ayudaron a sobrevivir sin crearse demasiados problemas. Tenía que ganarse la vida y fue cuidadoso con sus protectores.
Hasta cierto punto la iglesia fue su primer cliente, pero no resistió la tentación de cuajar sus pinturas religiosas de simbolismos heréticos. Murió en soledad y trabajando. Para muchos, su legado es el patrimonio artístico de valorincalculable que dejaba para la Humanidad. Para algunos pocos, su verdadero legado va más allá. Lo más importante de su herencia puede que haya estado protegido por un sistemade apertura retardada, que ahora mismo está a punto de activarse y desvelarnos su contenido. Justo en estos momentos de cambio global y de profunda transformación, es cuando se hace necesario ampliar las fronteras mentales para internarnos en otras dimensiones de la realidad. Algo en lo que Leonardo, sin duda, también fue un maestro.
A continuación nombraré y describiré características del artista que se relacionan directamente con su obra.
La Mirada del Niño
Leonardo fue un maestro en combinar la mirada del niño con la experiencia del adulto. Una de las claves de su genialidad reside en su forma de percibir la realidad, directamente relacionada con la activación de sus capacidades cerebrales. Ya se ha convertido en un tópico la afirmación de que los seres humanos sólo utilizan menos de un diez por ciento de su poder mental. Leonardo es un ejemplo de lo que puede conseguir una persona cuando se activa en ella parte de ese potencial dormido.
Su habilidad para integrar el pensamientoracional (que separa para comprender) con el pensamiento analógico (que une y relaciona cosas aparentemente diferentes) fue tan magistral que excede, con mucho, el marco histórico y cultural en el que vivió. Su luzinterna se proyecta hasta nuestros días, iluminando el camino de aquellos que comienzan a desarrollar sus potencialidades latentes. De hecho, es ahora cuando comienzan a revelarse las facetas ocultas de Leonardo, quizá porque hasta ahora el mundo no estaba preparado para comprenderlas.
Pionero de todo
Leonardo fue precursor de Bacon y de Galileo; antes de Copérnico escribió que "il sole no si mouve"; anticipó la teoría de la gravedad doscientos años antes de que se formulara y descubrió también lo que Newtonllamaría más tarde "el espectro solar". Pero en este caso, como en tantos otros, Leonardo no especula ni se pierde en divagaciones teóricas; simplemente aplica lo que descubre, y así plasma en los reflejos de una gota de agualos efectos de la descomposición de la luz por refracción en un prisma. No es de extrañar que la contemplación de sus obras subyugue e inspire de un modo tan intenso.
El pensamiento de Da Vinci revela también que su conciencia dio un salto cuántico. "La pittura è una cosa mentale" anotó. Esta cita resuena en la misma frecuencia que la afirmación de Eddington acerca de que la materia del Universoes materia mental. Ciertamente, como explica la nueva física, el Universo comienza a parecerse más a un gran pensamiento que a otra cosa. Para Leonardo, los límitesde la realidad los pone uno mismo. Las fronteras no están fuera, sino dentro de la propia mente, y por eso afirma que "todos nuestros conocimientos tienen su origen en nuestras percepciones".
Los trucos del Genio
Da Vinci trabajó activamente sobre su propia persona. Su primer campo de experimentación fue él mismo, su cuerpo y su mente. Y en sus manuscritos nos dejó información más que suficiente para saber cómo lo hacía. Veamos algunas de las técnicas personales que empleaba:
Equilibrio de los dos hemisferios cerebrales. El de la conciencia está ligado con los procesos bioquímicos del cerebro. Nuestro mundo está organizado de manera que el hemisferio izquierdo (lineal, ordenado, analítico, objetivo, lógico) tiene más actividad que el derecho (espacial, aleatorio, intuitivo, y creativo).
Una de las formas en que ambos tipos de ondas cerebrales pueden armonizarse es utilizando las dos manos y practicando la acción opuesta a la que se está acostumbrado. Es bien sabido que Leonardo utilizaba la escrituraespecular, que sólo puede leerse con la ayuda de un espejo. Siempre se ha dicho que lo hacía para ocultar el contenido de sus notas. Una explicación tanto más absurda cuanto que se sabe que Da Vinci preparaba sus cuadernos para que fueran publicados, y además muchos de ellos están escritos dirigiéndose de forma personalizada al lector. Resulta mucho más coherente con la personalidad de Leonardo pensar que su escritura especular era una de sus técnicas personales.Visualización y trabajo con imágenesinteriores. Leonardo afirma "mirar en su memoria" y recomienda practicarlo cuando se está tendido en la cama"Volver con la imaginación a lo que me interesa es un notable ejercicio", dice. Detallista y minucioso en sus descripciones, matiza que para él hay dos formas de trabajar con la imaginación conscientemente dirigida: "recrear internamente las cosas que ya han pasado, o imaginar las cosas que pasarán".
Leonardo Da Vinci – de " El Tratado de la Pintura":
Reglas del pintor "Aquel que no ama, en igual manera, todas las cosas que están contenidas en la pintura, no será universal; como uno al cual no le gustan los paisajes; y considera que son cosas de breve y simple investigación. Como dijo nuestro Boticelli, que este estudio era inútil, porque es suficiente lanzar una esponja, llena de diversos colores, en un muro, para dejar en él una mancha donde se puede ver un bello paisaje. Si bien es cierto, que en esta mancha se ven varias invenciones, de aquello que el hombrequiere buscar en ella, es decir, cabezas de hombres, animalesdiversos, batallas, escollos, mares, nubes, bosques y otras cosas similares; y hace como el sónido de las campanas, en los cuales, se puede entender lo que tú quieres. Pero, aunque estas manchas te dan invenciones, ellas te enseñan que no terminan en ningún particular. Y este pintor hizo paisajes muy tristes…"
Modo de aumentar y despertar el ingenio a varias invenciones
"No dejaré de colocar entre estas reglas, una nueva invención de investigación para el conocimiento, la cual, aunque parezca pequeña, es casi digna de risa, sin embargo, es de gran utilidad, para despertar el ingenio a varias invenciones. Esta es si tú vuelves a mirar en algunos muros sucios de varias manchas o en piedras de varios tipos. Si tendrás que inventar algunos lugares, podrás ver allí de diversas maneras, semejanzas entre diversos paisajes, adornados por montañas, ríos, piedras, árboles, grandes llanuras, valles y colinas; aún Uds. podrán ver diversas batallas y accionespreparadas de figuras extrañas, aires de rostros y vestimentas e infinitas cosas, las cuales, podrás transformar en una forma completa y buena; que interviene en muros y piedras similares, como del sónido de las campanas, que en los repiques de ellas, tú escucharás cada nombre y vocablo que tú te imaginarás. No menospreciar este parecer mío, el cual te recuerda que no sea demasiado esfuerzo, detenerte algunas veces a ver, en las manchas de los muros o en las cenizas del fuego, o nubes, o fangos, o en otros lugares parecidos, en los cuales, si estarán bien considerados por ti, encontrarás invenciones maravillosas, que despiertan el ingenio del pintor a nuevas invenciones como composiciones de batallas, de animales y de hombres, como de varios composiciones de paisajes y de cosas monstruosas, como diablos y cosas parecidas, porque te harán honor, porque el ingenio se despierta con las cosas confusas. Pero, antes debes saber bien hacer todos los miembros de aquellas cosas que deseas representar, o sea, los miembros de los animales, así como, los miembros de países, es decir, piedras, plantas y cosas similares …".
En este fragmento se observa uno de los escritos de Leonardo, en el cual el da consejos y técnicas a los jóvenes pintores o recién iniciados.
Este gran maestro, nacido en Vinci (Italia) el año 1452, se interesó en prácticamente todo lo que podía abarcar sus ojos y su mente. Y logró sobresalir en todas la áreas a las que se dedicó. Las ciencias, por ejemplo, le deben grandes estudios. Pero dejemos eso para más adelante. Por ahora, no referimos principalmente a su genio artístico.
Para Leonardo, la misión del artista era explorar el mundo visible con la mayor rigurosidad. En 1469 se trasladó a Florencia, y fue aprendiz del pintor y escultor Andrea del Verrocchio. Con miles de ideas dándole vueltas continuamente en la cabeza, no es de extrañar que este hombre múltiple nos legara muchas obras pictóricas acabadas. Se dice que el maestro no quería que cualquiera pensara que podía ir a encargarle un cuadro, sin más. Incluso muchas veces dejó en el aire a sus clientes, sin cumplir sus encargos.
Pero en arte, como en muchas otras cosas, lo importante no es la cantidad, sino la calidad. Y en este aspecto, da Vinci fue un ejemplo para sus contemporáneos y para los creadores posteriores. Uno de los cuadros más famosos de este maestro es, sin duda, la Mona Lisa o, dicho en castellano, Señora Lisa. Es más, muchos consideran que este es el cuadro más famoso del mundo. Y, en realidad, el rostro de esta dama florentina ha recorrido la tierra entera en cientos de afiches, tarjetas postales e incluso anuncios publicitarios.
Mucho se ha hablado de la enigmática expresión de este rostro, que a veces parece sonreír y otras refleja cierta amargura. En realidad, da Vinci dejó un campo a la imaginación de los espectadores. Él utilizó brillantemente la técnica de esfumar y suavizar los colores, quitando rigidez a los contornos. Y este es el secreto de la Mona Lisa, cuyos ojos y comisuras de los labios, fundidos con suaves sombras, adquieren nuevos matices cada vez que los miramos.
Otra de las grandes creaciones de Leonardo es la Ultima Cena que, lamentablemente, sufrió Gran deterioro con el paso de los años. La armonía de esta obra y la profundidad de la escena fueron producto de un arduo trabajo. Según se cuenta, en ocasiones Leonardo pasaba todo un día meditando con el pincel en la mano, sin decidirse a dar un trazo. Y es que, aparte de la excelencia técnica, el espíritu plasmado es el que da grandeza a las obras cumbres del arte.
Para Aristóteles había diversidad de ciencias, y cada una de ellas se diferenciaba de las demás por un objeto formal propio y un método específico; esto originaba distintos géneros del saber que, según Aristóteles eran incomunicables. Por ejemplo: la aritmética y la geometría; la primera tiene por objeto formal propio lo discontinuo; y la segunda, lo continuo; ambas eran incomunicables.
Sin embargo, Descartes rechaza tal principio de incomunicabilidad de los géneros, por considerar que el saber humano no se diversifica por la distinción de objetos formales, pues siendo la razón una, el saber del hombre es uno sin admitir límites interiores. En el caso de la aritmética y la geometría, la comunicación que genialmente estableció Descartes, por medio de la geometría analítica, hizo posible la liberación de la matemática del sometimiento a los sentidos motivado por los planteamientos intuicionistas de Aristóteles.
La comunicación de todos los saberes, fundamentados todos en los mismos principios, supuso el surgir de toda una forma nueva de hacer ciencia, la ciencia moderna, y de un método único.
Además, la comunicación de los saberes permitió que algunos ámbitos del saber estancados por su sometimiento al método de observación sensorial (como la física), fuesen fecundados por procedimientos más exactos y rigurosos. Así, la geometría analítica sustituye una concepción empírica del espacio, por una concepción algebraica, es decir, meramente intelectual, que propicia la liberación del pensamiento de su vinculación con lo concreto y particular. Esta es la esencia del racionalismo cartesiano, el pensamiento separado e independiente de lo corpóreo. Para Aristóteles hubiera sido absurdo hablar de un espacio real no observable por los sentidos, o, al menos, no imaginable.
Una de las premisas del pensamiento de Descartes es la sumisión a un método cuidadosamente elegido, aunque esto no es original, pues ya en Platón hay una gran preocupación por los asuntos de método. En Descartes nos encontramos con 3 momentos del método:
El método como camino de búsqueda de la verdad: la duda metódica.
En primer lugar hemos de decir que Descartes no es un escéptico, no considera la duda como un estadodefinitivo sino como una situación transitoria para alcanzar la verdad: es una duda metódica y constructiva, es decir, como instrumento para superar la duda misma. Naturalmente no se propone dudar de cada una de las ideas, algo imposible, sino que cuestiona cada uno de los fundamentos de estas ideas.
Para Descartes solamente podremos llegar a la verdad cuando se llegue a una realidad de la que no podamos dudar, algo de lo que tengamos absoluta certeza.
Descartes comienza dudando de los sentidos, por un hecho patente: éstos me engañan alguna vez, luego he de pensar que pueden engañarme siempre.
Cuando sueño siento la existencia de las cosas igual que en la vigilia y, sin embargo, no existen. La dificultad para distinguir el sueño de la vigilia presta la posibilidad de dudar también de la existencia de las cosas. Sin embargo es cierto que, aún fuera del estado de vigilia, hay verdades que prevalecen, las matemáticas: "Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá más que cuatro lados".
Descartes introduce un nuevo motivo de duda: la hipótesis de que puede que Dios haya puesto en mi mente estas ideas con la intención de engañarme. Pero existiría una posible objeción a esta hipó tesis: podría repugnar a la voluntad divina el querer engañarme. Para evitar equívocos con la fe, Descartes sustituye la denominación de Dios engañador por Genio maligno, un ser todopoderoso que tiene la voluntad de engañarme en todo lo que pienso. Con esta hipótesis ahora parece que no puedo tener nada por cierto sin correr el riesgo de ser engañado; incluso con las verdades matemáticas puede ocurrir que "haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres, o cuando enumero los lados de un cuadrado".
Con todo este proceso de duda , desarrollado en la 1ª Meditación Metafísica, Descartes persigue, como hemos dicho, llegar a una verdad absoluta, eliminando los prejuicios (algo parecido a la ironía socrática).
Llegado a este punto, en la 2ª Meditación Metafísica, Descartes aplica la duda a la propia duda. Y es entonces cuando encuentra un elemento que prevalece a la duda. Si dudo es indudable que sigo dudando. El hecho de dudar, aunque me esté engañando, siempre puedo tener la certeza de que estoy dudando. Y dudar o engañarse implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es indudable que estoy existiendo. Por tanto estamos ante la primera verdad indubitable, la de mi propia existencia como verdad pensante, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento:
Pienso, luego existo (Cogito, ergo sum)
Ya en su tiempo Descartes recibió la objeción de que el cogito era la conclusión de un silogismo -a los que precisamente Descartes quiere evitar en su intento de ruptura con la filosofía medieval- cuya premisa mayor (sobreentendida) sería "todo lo que piensa existe", la premisa menor "yo pienso", y la conclusión "yo existo". Pero Descartes no aceptó este planteamiento, ya que, según él, "cuando alguien dice pienso, luego existo, no infiere su existencia del pensamiento como si fuese la conclusión de un silogismo, sino como algo notorio por sí mismo, contemplado por simple inspección de espíritu. Ello es evidente, pues, si la dedujese mediante un silogismo, tendría que haber establecido antes esta premisa mayor: todo lo que piensa es o existe. Y, muy al contrario, a esto último llega por sentir él mismo en su interior que es imposible que piense si no existe." Conviene resaltar como aquí Descartes señala que la idea de existencia es verdadera porque se le manifiesta al espíritu "como algo notorio por sí mismo". Este va a ser, como veremos en el siguiente apartado, el criterio de verdad defendido por Descartes.
El método como criterio de verdad: la evidencia (claridad y distinción)
Es en la 2ª parte del discurso del método donde Descartes establece su criterio de certeza.
Una vez establecida una verdad indubitable, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento, Descartes realiza una profunda meditación analítica del cógito: por él la duda desemboca en la evidencia de la realidad del pensamiento. El contenido inmediato del cógito es la realidad existencial del sujeto pensante: la duda puede afectar a todos los contenidos del pensamiento, pero no puede afectar al yo donde estos contenidos están. Intuimos la existencia de un yo cuya esencia es ser pensamiento. En esto precisamente consiste intuir, en percibir conexiones necesarias, evidentes. Para poder intuir conexiones necesarias entre ideas, es preciso que éstas sean simples, pues sólo la relación entre ideas simples puede ser también simple. Y sólo de lo simple hay verdadera intuición. El resto del conocimiento es deducción.
Por tanto, se tiene certeza de toda verdad que se obtenga por medio de una intuición clara y, además, distinta.
Precisemos las nociones de claro y distinto para Descartes:
Una idea clara es aquella que se presenta de forma manifiesta a un espíritu atento.
Una idea distinta es aquella tan precisa y diferente a todas la demás que sólo comprende lo que manifiestamente aparece al que la considera como es debido.
Nos encontramos con que Descartes realiza la siguiente división de las ideas:
Según su complejidad: – Simples: claras y distintas
– Compuestas: deducción a partir de varias ideas simples.
Según su origen: – Adventicias: provienen del exterior
– Facticias: provienen como resultado de otras ideas
– Innatas: pertenecen propiamente a la mente humana.
Para Descartes las ideas constituyen los elementos básicos del conocimiento: no conocemos sino ideas. Y al considerarlas como dotadas de realidad, puede plantearse la cuestión de la causa de tal realidad, planteamiento que permitirá, como veremos resolver la cuestión de la existencia de Dios.
El método como crecimiento orgánico de la verdad: reglas de crecimiento de la razón.
Las reglas del método de crecimiento de la razón las compendia Descartes en sus famosos cuatro preceptos del correcto pensar, expuestos en el Discurso del Método. El primero expresa la necesidad de precaución, de decir, partir de intuiciones claras y distintas para efectuar las posteriores deducciones, para garantizar así la fiabilidad del conocimiento. El segundo y el cuarto representan lo más genuino del método matemático, pues indican la necesidad de proceder por análisis y síntesis; para tener garantía de la verdad de nuestras síntesis, hemos de asegurarnos que la unión de una naturaleza simple con otra sea necesaria. El tercer precepto es una apelación a la necesidad de proceder ordenadamente, un orden desde lo simple a lo compuesto.
La novedad de Descartes y su época está en la entronización del método matemático. No es que la filosofía extrapole para sí el método matemático, sino que la metafísica tiene el derecho a hacer propio el método más apto para el conocimiento humano. Y este método es, precisamente, el matemático. Pero entendiendo la matemática no reducida a meros problemas matemáticos, sino la matemática como aplicación a la razón (Mathesis Universalis, como dijo Descartes) y no al revés. Pero, ¿en qué estriba la superioridad del método matemático? La superioridad proviene de la simplicidad de su objeto, dado que para Descartes el fundamento de evidencia y certeza, está, en que el conocimiento intuitivo es absoluto -pues de lo simple, que es conocido por sí en su totalidad, no puede obtenerse falsedad alguna, pues el error proviene de la composición, es decir, del juicio-.
A partir de la intuición de lo simple, se induce-deduce todo lo demás. Está patente pues la renuncia de Descartes a la lógica clásica (silogismos aristotélicos), por considerarla como meramente explicativa de lo sabido, no inventiva.
Estructura de la realidad. Teoría de las 3 sustancias
Descartes comparte la misma definición de sustancia de otros racionalistas: la sustancia es aquello que existe por sí mismo y no necesita de otra realidad para existir.
Para él existen 3 tipos de sustancias:
Sustancia pensante -Res Cogitam-: YO
Sustancia infinita -Res Infinita-: DIOS
Sustancia extensa -Res Extensa-: CUERPO
1.- Sustancia Pensante
El mecanismo de demostración de la sustancia pensante lo hemos visto ya con el análisis del cogito. Todas las características que podamos atribuir al yo (cuerpo, alma, …) sólo nos queda, después de la duda, el pensamiento: el yo es res cogitam, sustancia pensante.
"…hallo que el pensamiento es un atributo que me pertenece, siendo el único que no puede separarse de mí. Yo soy, yo existo; eso es cierto, pero ¿cuánto tiempo? Todo el tiempo que estoy pensando: pues quizá ocurriese que, si yo cesara de pensar, cesaría al mismo tiempo de existir. No admito ahora nada que no sea necesariamente verdadero: así, pues, hablando con precisión, no soy más que una cosa que piensa."
2.- Sustancia Infinita
La demostración de la existencia de Dios la realiza Descartes en su 3ª Meditación Metafísica. Descartes recurre a Dios como garantía de verdad, puesto que hasta ahora su filosofía se había quedado circunscrita a la idea del cogito, sin posibilidad de avance.
Descartes utiliza dos pruebaspara demostrar la existencia de Dios:
Prueba de la casualidad aplicada a la idea de Dios o infinito. Todos tenemos en nuestra mente la idea de infinito, o Dios, que para él es innata. Esta idea no la puede haber generado el propio hombre puesto que es un ser finito, imperfecto. Por tanto, debe existir una causa que sea proporcional a la naturaleza de la idea: Dios.
A continuación, Descartes se anticipa a posibles objeciones hacia este argumento y les pasa revista ofreciendo su refutación.
La primera objeción vendría a sostener que la idea de infinito se podría formar a partir de la negación de la de finito. Pero para Descartes esto no es válido, puesto que la idea de infinito es mucho más perfecta que la idea de finito, al ser clara, distinta e innata.
Una segunda objeción podría ser que la idea de Dios podría ser materialmente falsa, entendiendo por materialmente falsas a aquellas ideas que representan como siendo, algo que no es realmente. Descartes rechaza esta objeción aduciendo que la idea de Dios es clara y distinta, y por tanto, verdadera.
La tercera objeción considerada por Descartes sostiene que la idea de infinito se podría formar partiendo de una progresión infinita de la idea de finito. La respuesta de Descartes es clara: la idea que formaríamos de ese modo sería la de un infinito en potencia, pues cualquiera que fuese el grado de conocimiento que consideráramos siempre se podría pensar un grado más alto; pero la idea de Dios designa un infinito en acto, sin que pueda añadirse nada a su perfección; En cuarto lugar, Descartes se plantea, como posible objeción, la posibilidad de que mi propia existencia, que es evidente por el cogito, no implique otra existencia divina, como parece exigir la idea de infinito. Habrá, entonces, que preguntarse ¿de donde proviene mi existencia?. Sin recurrir a la divinidad caben 3 posibilidades: 1) de mí mismo; 2) de mis padres, 3) de otra cosas menos perfectas que la divinidad. De mí mismo no podría ser pues, entonces me habría otorgado todas las perfecciones que conozco, es decir, sería Dios. De mis padres tampoco podría ser, porque en tal caso habría que preguntarse de nuevo de donde toman estos la idea de infinito, si a su vez de sus padres, y así infinitamente, lo que para Descartes no es lícito ("..no puede procederse al infinito, pues no se trata tanto de la causa que en otro tiempo me produjo, como de la que en el presente me conserva"). Desechados el yo y los padres como posible causa de mi idea de infinito y de mi yo mismo, queda por analizar si podría ser una concurrencia de causas, de manera que cada una de las perfecciones que se atribuyen a Dios fuese representada en mí por una causa distinta, y de la confluencia de todas esas causas distintas yo formaría la idea de Dios. Descartes declara imposible esta opción porque lo principal que concibo en Dios es su unidad y su simplicidad, noción que no puedo formar a partir de la pluralidad.
Argumento ontológico. Realizada ya anteriormente por S. Anselmo, es retomada por Descartes en su 5ª Meditación Metafísica. La idea de Dios es la de un ser perfecto, es decir, de un ser mayor del cual no puede ser concebido otro. La existencia es una cualidad de la perfección; por tanto, si Dios es perfecto tiene que existir.
Recordemos que Descartes decía que las verdades matemáticas eran siempre ciertas independientemente de que estemos en estado onírico o no, al menos de que existiera un Genio Maligno que las hubiese puesto en nuestra mente con la intención de confundirnos. Logrado demostrar la existencia de un Dios Omnipotente, queda eliminada la hipótesis del Genio Maligno, por contradictoria con la existencia un Dios Omnipotente. Del mismo modo, tal Dios no podría engañar al hombre, puesto que el engaño, el error, son un defecto, un no-ser, que no pueden ser el resultado de la acción de un ser Omnipotente.
Por tanto, si Dios va a ser garantía de verdad, toda idea matemática, clara, simple, innata o evidente es verdadera.
Sustancia extensa.
La demostración de la existencia de la res extensa la realiza Descartes en la 6ª meditación metafísica. Su demostración es más difícil porque la información de éstas nos proviene de los sentidos y ya vimos como Descartes destaca en éstos su facultad de engañar.
Partimos de que ya se ha demostrado la existencia de Dios y que cualquier idea clara y distinta es verdadera.
Descartes realiza los siguientes pasos para llegar a la demostración de la sustancia extensa:
Bastaría concebir clara y distintamente una cosa sin otra para estar seguros de que la una es diferente a la otra.
Yo sé que mi esencia es ser una sustancia pensante
Pero yo tengo una idea clara y distinta de mí mismo como una sustancia pensante que no incluye la extensión; y por otra parte tengo una idea distinta del cuerpo, ya que éste es sólo una cosa extensa y no pensante. Por tanto, mi alma (espíritu) es distinta a mi cuerpo y puede existir si él.
Sin embargo, encuentro en mí mismo ciertas facultades como las de sentir e imaginar sin las cuales puedo concebirme clara y distintamente pero ellas no pueden concebirse sin mí.
Pero estas facultades (sentir, imaginar, …) que no tienen su origen o causa en mí deben estar en una sustancia corpórea o extensa y no en una sustancia pensante, ya que cuando imagino algo me refiero al cuerpo y considero éste por sí mismo o bien a una idea que he percibido por los sentidos, pero yo solamente soy una sustancia que piensa: el origen de esta facultad no puede estar en mí.
Su causa de origen ha de estar en una existencia distinta de mí mismo porque las ideas que produce la imaginación, la sensación se me presenta en ocasiones sin que intervenga mi voluntad. Por lo tanto, esta sustancia será o un cuerpo o Dios.
Pero como ya hemos demostrado que Dios no puede engañar y Dios ha puesto en mi mente como idea clara y distinta que la causa de las ideas que provienen de la imaginación y la sensación son enviadas por las cosas corpóreas, queda demostrado que existen cuerpos extensos o corpóreos
Un Ángel artista Miguel Ángel Buonarotti:
"Nada puede el artista concebir, ni puede con la mente imaginar, que en un mármol no pueda inscribir, la mano que obedece a mi pensar…", son palabras atribuidas a Miguel Ángel Buonarotti, una de las figuras cumbres del Renacimiento italiano.
Nacido por el año 1475 en Caprese (Toscana), Miguel Angel quiso desde muy joven dedicarse a la creación artística. De nada valieron los discursos, enojos y hasta golpes que le propinaron para hacerle cambiar de opinión, él había decidido su camino. Con un carácter nada angelical y mucha determinación, se salió con la suya. Su maestría llamó la atención de los Médici, que lo acogieron en su palacio, donde pudo desarrollar su talento y descubrió su pasión por la escultura.
Se cuenta que su nombre se cubrió de fama en Roma, debido a un episodio bastante particular: aplicando toda su maestría, imitó una figura de un Cupido dormido y se la entregó a Baldasare Milanesso. Este señor cayó en la tentación de hacer una tremenda pillería. Enterró la figura durante un tiempo y luego la vendió como si fuera una pieza antigua, a un precio exorbitante. Claro que, al poco tiempo, el fraudese descubrió y, aunque suponemos que al burlado comprador no le hizo ninguna gracia, toda la gente quedó admirada de la perfección con que la obra había sido realizada.
Miguel Angel llegó a Roma en 1496. De inmediato puso manos a la obra, con un vigor impresionante. Fruto de esta época es el hermoso David que, para muchos, es el máximo de la perfección. Con algo más de 5 metros de altura (incluyendo la base), este joven de mármol es el mejor himno de admiración a la belleza del ser humano. Por ese mismo tiempo, dio forma a La Piedad, escultura que representa a la Virgen con el cuerpo de Jesús en sus brazos.
El artista, a esas alturas, ya era sumamente famoso en Italia. Naturalmente no tardó en convertirse en el favorito de los papas. Pero, junto a los aplausos también recibió un peso que muchas veces lo sacó de sus cabales: encargos y más encargos. El Papa Julio II, le encomendó realizar una tumba monumental en la Basílica de San Pedro, que por aquel entonces estaba remodelando el arquitecto Bramante. Aunque el artista estaba de lo más entusiasmado, la obra se fue postergando una y otra vez. Dicen que en esto tuvo que ver el propio arquitecto que, molesto por la admiración que el papa sentía hacia Miguel Angel, convenció al pontífice que construirse una tumba en vida era como tentar al destino. El caso es que Julio II, le encargó entonces decorar la bóveda de la Capilla Sixtina, del Vaticano. Esta vez, la idea no le pareció nada genial a Buonarotti. Él quería seguir dedicado a la escultura y no le tentaba para nada ponerse a pintar… y menos en las incómodas condiciones que imponía la tarea de pintar frescos en el cielo de una bóveda, sobre un andamio. Esta vez, el papa fue más testarudo que el propio Miguel Ángel, quien tuvo que aceptar. A pesar de haber emprendido la tarea a regañadientes, el resultado fue prodigioso.
Una vez finalizada la obra, el artista volvió a trabajar en las esculturas para la tumba del pontífice. Por esas cosas del destino, sólo una de ellas ocupó el lugar para el que fue concebida. Se trata de la solemne estatua de Moisés, famosa por la expresión de su rostro.
Entre 1536 y 1531, encontramos a Miguel Angel trabajando nuevamente en la Capilla Sixtina. Esta vez le tocó hacer un imponente fresco en la pared tras el altar mayor, en el cual representó magistralmente El Juicio Final. La expresividad y el estudio de los cuerpos, patentes en esta obra, han maravillado a la gente por siglos. Sin embargo, los desnudos que primitivamente había en la pintura, causaron polémica entre algunos puritanos. Se relata que un maestro de ceremonias que visitó la capilla se escandalizó mucho. En respuesta, Miguel Angel no encontró nada mejor que incluir a este personaje en la parte dedicada al infierno.
Miguel Ángel, pintor y arquitecto, pero ante todo escultor apasionado, murió en 1564 legando "su alma a Dios, su cuerpo a la tierra y su ropa a los parientes más próximos".
El Divino Rafael Sanzio:
Por la misma época en que Leonardo y Miguel Angel competían en fama y maestría en Florencia, un joven pintor, llamado Rafael Sanzio comenzaba a dar que hablar en la región de Umbría (al centro de Italia). Desde joven llamó la atención como un artista promisorio en el taller del maestro Pietro Perugino. Más tarde se trasladó a Florencia, donde no era nada fácil triunfar, ya que había que conquistar un lugar en el campo donde reinaban dos gigantes del arte. De hecho muchos artistas jóvenes se descorazonaban de entrada, sabiendo que sus obras serían comparadas con las del gran Leonardo. Pero aunque Rafael no poseía los hondos conocimientos de éste, ni la fuerza de Miguel Angel, llevaba en la manga su propio as de triunfo: la dulzura de su carácter, tan diferente a la personalidad temperamental de los grandes, le hizo ganar la simpatía de mucha gente… y también la de los mecenas.
Sus grandes obras son tan dulces y apacibles, que parecen haber sido pintadas sin ningún esfuerzo. Pero la aparente sencillez es fruto de un pensamiento profundo y gran esmero. Ejemplo de esto son sus famosas madonas, muy admiradas.
Tras su estadía en Florencia, Rafael fue llamado a Roma, por la misma época en que Miguel Ángel trabajaba en la Capilla Sixtina. Julio II encontró de inmediato una tarea para el joven Rafael, y lo puso a decorar las paredes de varias salas del Vaticano. Entre los frescos de estas estancias figura, por ejemplo, la Escuela de Atenas, que resume la escuela de la filosofía magistralmente.
Fue tal la admiración que despertó Rafael con sus obras, que recibió el apodo de El Divino. Bajo el papado de León X llegó a ser el verdadero director de artes en la corte del Vaticano. Pero esta idea llena de bellezas y triunfos fue bastante breve. En la primavera de 1520, los 37 años de edad, Rafael murió. El cardenal Bembo, un erudito de la época, inscribió en su epitafio el sentir de sus admiradores. "Esta es la tumba de Rafael, en cuya vida la Madre Naturaleza temió ser vencida por él y a, cuya muerte, ella también murió".
Con Rafael queda completo el trío de los mayores exponentes del Renacimiento italiano. Pero eso no significa que hayan sido los únicos artistas realmente talentosos que han dejado importantes herencias a la humanidad. En Italia, y también en otros lugares de Europa, el auge renacentista hizo florecer tal cantidad de inspirados creadores, que es prácticamente imposible mencionarlos a todos. Como botón de muestra diremos que, entre los pintores flamencos, merece un sitial de honor Pedro Pablo Rubens. El holandés Rembrandt van Rijn fue, por su parte, un genio el dominio de la luz, cuyos efectos manejó a su antojo en sus pinturas.
En España, finalmente, surgió la magnífica figura de Domingo Theotocopuli. Aunque este nombre no diga mucho para algunos, la cosa cambia al mencionar su seudónimo de El Greco. Este pintor, inconfundible por sus expresivas figuras alargadas, nació en Creta pero desarrolló su obra en suelo español. Fue también en esa tierra donde el pincel de Diego de Velázquez dio vida a muchas obras que siguen maravillando al mundo. Este pintor, aparte de manejar extraordinariamente las luces y el color, tuvo el mérito de dar cabida a los rasgos "feos" de los seres humanos en sus pinturas. Es así como en sus retratos prima la sinceridad y el realismo… y queda demostrado que un rostro poco agraciado no quita belleza a una obra de arte.
La ciencia moderna:
La ciencia moderna como hoy la conocemos produjo sus primeras manifestaciones en la Italia del Renacimiento. Era un mundo práctico en el cual financieros, mercaderes y artesanos tenían gran influencia. Entonces no existían grandes diferencias entre el artista y el artesano y los problemas técnicos que se presentaban eran de interés para todos. El artista estudiaba anatomíay discutía con el médico en su mismo nivel, esta manera inteligente de afrontar las limitaciones humanas era un buen camino para vencer las dificultades. La ciencia aplicada a fines útiles y la fabricación de aparatos por artesanos bien adiestrados iniciaron la revolución cultural.
Las universidades italianas se desarrollaron mucho, y a ella acudían jóvenes de toda Europa, Copérnico vino del área del Báltico, Harvey de Inglaterray Vesalio de Bélgica. De estos tres hombres, Copérnico varió la mentalidad de la edad Mediaal establecer que al Tierra gira alrededor del Sol; la Tierra no era pues el centro del universo.
Una nueva cosmología:
Poco antes de su muerte, Copérnico publicó su gran obra En tornoa la revolución de las esferas celestes, no solo descubrió que la posición del Sol y de la Tierra eran totalmente opuestas a lo que se pensaba, sino hizo hincapié en que las estrellas fijas están a gran distancia. De repente el universo apareció inmenso y el hombre y su viejo mundo quedaron muy pequeños. Ahora el antiguo mundo de la Astrología y de la fe ciega estaban condenados. Después del invento holandés del telescopio, los astrónomos que siguieron, continuaron el trabajode observación hasta que se llegó a una conclusión con Newton.
Tanto Leonardo como Miguel Angel llevaron a cabo disecciones para estudiar más a fondo la anatomía humana. El resultado de estos estudios puede verse en los dibujoshechos con gran exactitud en los cuadernos de Leonardo. Más tarde apareció un trabajo médico escrito por André Vesalio, ilustrado con bellos dibujos que ofrecían testimonio del funcionamiento del cuerpo, y se llamo La textura del cuerpo humano. Este libro desterró a Galeno como autoridad absoluta y preparó el camino del trabajo posterior de Harvey sobre la circulación de la sangre.
Harvey reunió todo lo que sabía de la circulación sanguínea, y se dio cuenta de que el corazón era semejante a una bomba; la sangre salía del corazón por las arterias y volvía a él a través de las venas. Aunque sin la ayuda de un microscopio este sistemano podía observarse. Harvey inyectó colorante en la circulación para descubrir su sentido. Su libro En torno al movimientodel corazón fue la base del progreso futuro en este terreno.
Arquitectura
La arquitectura renacentista brotó del mismo movimiento que llevó a los estudioso, especialmente florentinos, a buscar por doquier escritos de antiguos griegos y romanos.
En Italia nunca se aceptó con entusiasmo el estilo de construccióngótico. Se adoptó, sin duda, el arco punteado y los métodosestructurales góticos, pero los constructores italianos seguían fieles a los ideales del viejo clásico. Por consiguiente Italia no tardó en abandonar el gótico e introducir de nuevo el ideal y forma clásicos en le arte arquitectónico.
Entre los escritos antiguos que descubrieron y publicaron en este periodo se hallaban los de un arquitecto romano que vivió en el siglo I d. C. Vitruvio era su nombre, había escrito un manual De architectura en el que defendía la necesidad de proporción ideal. Creyó que la perfección se podía conseguir y enseñar, y creó reglas para guiar a los arquitectos y a los artistas en esta búsqueda. Vitruvio enseñó que el círculo y el cuadrado eran dos formas perfectas que habían de servir de base a todo diseño aceptable. Por lo tanto los arquitectos renacentistas adoptaron la cúpula, símbolo además del orden universal, y recuperaron elementos como los órdenes griegos clásicos y el frontón.
Las edificaciones del Renacimiento se caracterizan por construir un conjunto racional, cuyos elementos se hallan dispuestos según rigurosas normas de proporción. En lo referente a las iglesias los elementos formales característicos son la construcción circular coronada por una cúpula, las ventanas pequeñas rematadas a veces por un tímpano o rodeadas de pequeñas pilastras y la división armónica de la superficie de los muros.
Estos nuevos elementos se encontraron reunidos por primera vez en las obras de Brunelleschi, autor de la primera gran cúpula del Renacimiento (catedral de Florencia). En Florencia hizo también su aparición por vez primera el palazzo, vivienda particular de un rico burgués, que expresaba de manera impresionante el orgullo y la fuerza interior del hombre renacentista.
Brunelleschi:
Uno de los primeros y más notables arquitectos renacentistas fue Filippo Brunelleschi, (1377-1446). Tras un período de estudio en Roma, retorno Florencia, adoptó las viejas formas clásicas y con ellas expresó el nuevo espíritu del Renacimiento. Otorgó nueva vida y carácter de serena simplicidad a las formas de la antigua arquitectura romana.
Aunque no llegó a establecer un sistema teórico, su obra fue motivo de inspiración para todos los arquitectos posteriores. Entre sus mayores logros se encuentran las iglesias de Santa María de la Flores y la del Santo Espíritu, ambas en Florencia.
Albertí:
León bautista Albertí (1404- 1472) llevó cabo una labor inteligente tanto en el campo arquitectónico como en el teórico. Su obra magna, la iglesia de San Andrés de Matua, fue un modelo para la arquitectura religiosa posterior.
Un discípulo de Labertí, Giuliano de Sangallo, significa, con la construcción de Santa María de las Cárceles, un momento de transición hacía el Alto Renacimiento. Ese mismo arquitecto es el autor de la Villa de los Médici, ejemplo clásico de villa renacentista, sobria belleza y conjunción en el paisaje.
Escuela Manierista:
La característica principal del manierismo, que se desarrolla a finales del siglo, es la introducción de la tensión dramática en las, y la supeditación de la medida a al liberta creativa del autor.
El principal representante de esta etapa es sin duda el propio Miguel Ángel, aunque su obra escapa a al clasificación. La capilla Sixtina, muestra la diversidad de su genio.
Entre los arquitectos de esta época destaca también la llamada escuela de Venecia, cuyos representantes son Giacomo Della Porta y Andrea Palladio. El estilo de Palladio escapa el manierismo y supone una elegante combinación de formas clásicas y elementos decorativos.
Aparte de su obra propia, la importancia de Palladio radica en su influencia en Europa a través de su obra Cuatro libos de arquitectura, que dio origen a un estilo llamado Palladiano.
Arquitectura renacentista europea
Francia es el país que antes recibe la influencia del Renacimiento italiano, y el único que crea un estilo propio sin injerencias góticas, caracterizado por su manierismo de formas suaves. El más conocido de los arquitectos es Philibert Delorme constructor de la s Tullerias.
En Alemaniae Inglaterra la supervivencia del gótico hace difícil que se acepte la arquitectura italiana; la mayor influencia se revela en los edificios civiles y en los elemento decorativos. En los países bajos, pese al desarrollo de su pintura, la arquitectura mantiene también durante largo tiempo las reminiscencias góticas.
Escultura:
Florencia fue también parte de la nueva escultura renacentista, en la que se funden el estilo naturalista gótico y las normas estrictas del clasicismo. Los modelos grecolatinos proporcionan también un interés por los motivos majestuosos, y favorecen la vuelta a la valoración al desnudo. El primer gran escultor de esta época es Lorenzo Ghiberti, autor de las puertas del Baptisterio de Florencia, que pese a todo no llega a superar por completo las convenciones del gótico.
Donatello:
La verdadera ruptura del período medieval con el Renacimientose produjo a principio del siglo XV, y se debe al escultor Donatello y al pintor Masaccio. Donatello fue uno de los más grandes artistas de todos los tiempos, su obra, de múltiples aspectos y su vigor y entusiasmo tan inmensos, le hicieron penetrar en nuevos terrenos artísticos. En su David de bronce fue el primero, desde los tiempos clásicos, en elegir un desnudo para expresar un profundo significado intelectual. Su escultura ecuestre el Gattamelata, constituye un triunfo del bronce fundido. La importancia de Donattello no solo radica en sus solucionestécnicas, sino en la naturalidad de que dotó a sus modelos. En sus últimas obras se trasluce una velada melancolía.
Pintura del Renacimiento en Alemania y los Países Bajos:
Mientras ocurrían grandes cambios del Renacimiento, centrados en Florencia y Roma, el noroeste de Europa no había permanecido inactivo. Su centro más importante fue Flandes (Bélgica actual). Al igual que Florencia en el sur, las ciudades de Gante y Brujas eran importantes centros comerciales, en que se reunían mercaderes y los artistas con mente en los negocios estaban dispuestos a sacar provecho de los ricos que, como suele suceder en el Sur, eran los mejores postores.
Los hermanos Van Eyck, Hubert y Jan representaron en Flandes el mismo papel que Masaccio en Italia. Su obra más importante fue un retablo, cuyo tema central se basa en la adoración del cordero místico, en que el cordero es símbolo de Jesús. Existen datos de que Hubert empezó la pintura y a su muerte Jan la terminó.
Quizá el más sorprendente y famoso pintor del norte fue Hyeronimus Bosch, llamado el Bosco cuya fantasía repleta de las más delirantes e inverosímiles imágenes se adelantó a las pinturas surrealistas de nuestros tiempos. De intención inminentemente moralista, la obra de este creador se halla poblada de seres oníricos cuya interpretación simbólica ha sido muy discutida. Un ejemplo característico es el tríptico de El jardín de as delicias.
Pieter Brueghel fue otro pintor flamenco capaz de inventar las fantasías más grotescas y aterradoras, aunque en sus mejores cuadros plasma a las gentes de su tiempo en el trabajo o divirtiéndose. Registró la tosca crudeza de su vida con tal mezcla de sátira y compasión, de un modo tan poderosos, que las escenas más cotidianas se hacen extrañamente memorables.
El pintor alemán más destacado de este período y también el mejor grabador de madera fue Albrecht Durero. Se le ha llamado El Leonardo del Norte ya que al igual que Leonardo estudió todas las técnicas más representativas.
Conclusión
El Renacimiento, es la consecuencia de un interés por el pasado grecorromano, con el cual se buscaba volver a dar vida a los ideales que habían inspirado a aquellos pueblos. De este movimiento surgieron las grandes figuras.
Es el tiempo de Leonardo de Vinci, el de la multifacética musa; de Cristóbal Colón y Magallanes. Es la victoria de Copérnico y de su mirada sobre la naturaleza. Cimabue, Giotto, Dante, Petrarca, Rafael, Miguel Angel, Bruneleschi, Jan Van Eyck, Bramante, Giordano Bruno y Galileo, Telesio, Pomponazzi, Campanella, Paracelso, Jacob Boehme, Francis Bacon, Kepler, Newton, Grocio, Bodino y Hobbes.
Es la manifestación ideológica y literaria del Renacimiento. Los hombres del Renacimiento trabajaron con mucho entusiasmo en estudiar metódicamente las obras de la antigüedad, explorando ruinas, exhumando manuscritos y salvando de su destrucción valiosos documentos. Para ello recibieron la protección de príncipes y Pontífices, que les estimularon en sus investigaciones.
Primeramente se sintió interés tan solo por los autores y el arte latina, pero pronto se llego a su fuente, o sea al arte y la cultura griega. Así se desarrollo una mentalidad erudita, critica y apasionada por las ciencias y las artes, que se centro en el hombre y sobrestimo los valores humanos, de ahí el nombre de Humanismo.
La conquista del mundo, de la naturaleza, realiza rápidos progresos, la vida presente apasiona a los hombres. (Ortega y Gasset, al hablar de la reconquista española contra los moros y describir los templos almenados que edificaban los hombres de Fernando e Isabel, comenta: " querían ganar el cielo sin perder la Tierra"), el más allá palidece y esto ocasiona una inversión de valores. Bloch concluye:
la filosofía del Renacimiento ha servido, con frecuencia, como simple introducción al capítulo principal (de la filosofía burguesa) consagrado a Descartes, cuyo cogito ergo sum era presentado como la primera piedra de una filosofía nueva. Esta manera de ver las cosas es, empero, completamente falsa. Descartes tuvo predecesores que fueron mucha más que predecesores.
Bibliografía
· Historia de las civilizaciones y del arte. Occidente. A. Fernández, M. Llorens, R. Ortega, J. Roig. Ed. Vicens-Vives. Barcelona 1995.
· Historia del Arte. Bachillerato 2º curso. Martínez Buenaga, Martínez Prades, Martínez Verón. Ed. Ecir. Valencia 1999.
· Diccionario universal del Arte. Pierre Cabanne. Ed. Argos-Vergara. Barcelona 1981.
· Historia universal del Arte: El Renacimiento. Isabel Mateo, Mª Concepción García, Joan Sureda. Ed. Espasa-Calpe.
· Historia universal del Arte: Renacimiento (I). José Milicra, dirigida por. Ed. Planeta.
· Diccionario enciclopédico Salvat. Ed. Salvat. Barcelona 1964.
· Clásicos del Arte: La obra pictórica de Botticelli. Carlo Bo, Gabriele Mandel. Ed. Planeta. Barcelona 1988.
· Genios de la pintura. Ed Dolmen. 1999.
· Enciclopedia MicrosoftEncarta 98. Ed. Microsoft Corporation. 1993-1997.
Resumen: Alberti, el gran arquitecto. Ghiberti, el espléndido escultor.Botticelli, el genial pintor. Tres genios del Renacimiento italiano. Sumundo. Los artistas. Sus obras.
DEDICATORIA
Dedicado a mi profesor por abrirme los ojos, porque gracias a él y a sus extensos conocimientos, se por qué me está tocando vivir este momento…………..porque si quieres saber tu presente, debes conocer tú historia!.
y por supuesto…….. Gracias a "MIS PADRES" por bendecirme con la comprensión y la razón puesta en mi, ya que la necesito para darme cuenta que la vida no tiene principio ni fin, porque son el principio y el final.
Autor:
María Carmen Nolivos Retamozo
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