Factores de Riesgo de las Enfermedades Cardiovasculares: Una Perspectiva desde la Bioética (página 2)
Enviado por Ireri Y. V�zquez
El trabajo terapéutico y la relación de ayuda, son la base del rol del psicólogo clínico, por lo que hace su estudio y mejoramiento de vital importancia, porque quien es el principal actor que se involucra en ella, es una persona vulnerable y susceptible a la ayuda que ha de entregársele. Por esto el psicólogo no puede tomar a la ligera su papel dentro de éste rubro y nunca olvidar que quién se encuentra frente a él, es una persona digna y muy valiosa, a quien ante todo, debe respetar.
El psicólogo se sirve de unos instrumentos de medición o evaluación que le permitirán establecer el diagnóstico del paciente y proponerle la solución adecuada a su caso. Cuando una persona acude a la consulta psicológica por primera vez, desconoce el procedimiento que va a seguir el psicólogo para poder decirle qué le pasa y ofrecerle las pertinentes soluciones a su problema, por lo que conocer el proceso que se va a seguir para poder ayudarle, le proporcionará mayor tranquilidad, disminuyendo la tensión o ansiedad que provoca el desconocimiento de lo que va a suceder.
Fernández-Ballesteros (citado en Moreno Rosset, 2002), expone las distintas herramientas o instrumentos de evaluación psicológica que utiliza el psicólogo:
Técnicas de observación, a través de las cuales se realiza una indagación intencionada, sistemática y estructurada del comportamiento del sujeto o sujetos de exploración.
Técnicas objetivas, instrumentos y aparatos que permiten la observación y registro objetivo del comportamiento manifiesto o encubierto de los sujetos a través de dispositivos mecánicos o eléctricos que amplifican tales conductas.
Técnicas de autoinforme por medio de los que el sujeto ha de realizar una autoobservación de sus comportamientos motores, cognitivos o fisiológicos producidos en el presente o recordar estos mismos eventos ocurridos en el pasado.
La entrevista, como técnica a través de la cual se recogen tanto los autoinformes del sujeto como otras informaciones de personas allegadas.
Técnicas proyectivas, o procedimientos de recogida de información que permiten, a través de materiales o instrucciones estándar, recoger muestras de la conducta verbal, gráfica o constructiva del sujeto con el fin de analizar su mundo cognitivo y afectivo.
Es importante mencionar que existen distintos modelos de evaluación psicológica derivados de los distintos paradigmas de la Psicología y en función de la teoría psicológica de la cual parte el psicólogo, éste formulará determinadas hipótesis, elegirá distintas técnicas de recogida de información y diferentes análisis de datos, a través de los cuales obtendrá resultados.
Fernández-Ballesteros (2000) indica que el marco referencial teórico del psicólogo le guiará hacia una determinada evaluación, por lo que, dependiendo del modelo teórico, él elegirá distintos tipos de variables (ambientales, cognitivas, fisiológicas, motoras, rasgos, dimensiones, estructura de personalidad), aplicará distintos tipos de métodos (estrategias correlacionales, experimentales, observación clínica) y distintos tipo de técnicas (autoinformes, técnicas proyectivas y/o de observación).
En definitiva, se puede decir que el psicólogo, al igual que cualquier otro profesional de la salud, utiliza un procedimiento científico, que no se reduce a la aplicación de test, siguiendo pautas de funcionamiento que permite ser replicado, como sucede en toda investigación científica.
En el área psicológica, la historia personal y familiar son importantes para que, aunado a los estudios médicos colaboren a realizar un trabajo terapéutico multidisciplinario.
Juárez (2007) menciona, que en México la tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares es de 16.4% y con lo que respecta a morbilidad, la hipertensión ocupa un 30%. Cabe mencionar que en una investigación realizada en la ciudad de Cuernavaca acerca de los factores psicosociales relacionados con la tensión arterial y síntomas cardiovasculares se encontró que los desórdenes cardiovasculares y circulatorios son una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en nuestro país.
Del mismo modo, también Juárez (2007) menciona que el estrés laboral es uno de los principales factores psicosociales que contribuyen para que se desencadenen las enfermedades cardiovasculares, pero hasta la fecha ha sido una enfermedad que muy poco se ha relacionado con el trabajo y por el contrario se le ve como un ente separado, y más bien éste tipo de enfermedades se han visto relacionadas con diversos factores como la inseguridad en el empleo.
También se han realizado estudios en diferentes países, tal es el caso de Colombia, en donde se ha encontrado que los factores de riesgo comportamentales como el tabaquismo, el consumo de bebidas alcohólicas, la inactividad física y la dieta aterogénica ocupan un 12.5%, 58.3%, 56.3% Y 82.3% respectivamente dentro de las enfermedades cardiovasculares, así como los factores de riesgo biológicos: Hipertensión arterial, Sobrepeso, Diabetes, Dislipidemia, y antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares con un 11.5%, 45.8%, 1%, 61.5% y 58.3% respectivamente. (Díaz, Muñoz y Sierra, 2007).
Según (Díaz, Muñoz y Sierra, 2007), los factores de riesgo se han agrupado en dos grandes categorías: los modificables que son susceptibles de cambiar como el estilo de vida y los no modificables que son los que no se pueden cambiar como la edad y la herencia. También existen otros tipos de clasificaciones de los factores de riesgo, en los que se pueden encontrar los inherentes, los tradicionales y los emocionales; los inherentes son aquellos que como se había mencionado anteriormente, no son susceptibles de cambios ya que pertenecen al área de la genética y éstos son por ejemplo la edad, el sexo, la diabetes, y la historia familiar; los tradicionales son los que se encuentran relacionados con los físico/biológico como el colesterol, los triglicéridos y la hipertensión arterial; y los emocionales, en los cuales se van a encontrar la personalidad Tipo A, la ira, la hostilidad, la reactividad cardiovascular, la depresión, la ansiedad y la falta de apoyo social, (Fernández, Martín y Domínguez, 2003).
Programas de Prevención
Las Enfermedades Cardiovasculares (ECV) han emergido poco a poco como un importante problema de salud en el mundo en desarrollo. En la actualidad se conoce un número importante de comportamientos relacionados con ésta, aprehendidos a través de la investigación epistemológica. Oblitas, refiriéndose a Hashell, (2000, 2003, 2004, 2004ª) expone que se debe: 1) practicar ejercicio físico, de forma regular; siendo benéfico ya que previene y atenúa la intensidad de la enfermedad cuando ésta se presenta. Los principales beneficios tienen que ver con la prevención de problemas cardiovasculares, como la dolencia coronaria. También se puede hablar de los beneficios psicológicos, ya que al hacer ejercicio, el individuo reduce los sentimientos de estrés y ansiedad. 2) Tener una nutrición adecuada, en términos de los efectos en la salud, una nutrición correcta se hace indispensable, ya que proporciona la cantidad adecuada de todos los nutrientes que el cuerpo necesita para su salud. Las dos causas principales de morbilidad y mortalidad de la década de los 90´s fueron las enfermedades cardiovasculares entre otras y esto se debió en gran parte a comportamientos nutricionales inadecuados. 3) Adoptar comportamientos de seguridad, pensando que la mayoría de los accidentes de cualquier clase, pueden evitarse o reducirse mediante medidas generales de prevención. 4) Evitar el consumo de drogas, 5) Sexo seguro, para no contraer enfermedades sexuales o embarazos no deseados, 6) Desarrollo de un estilo de vida minimizador de emociones negativas, se sabe que este tipo de emociones influyen sobre la salud a través de diferentes mecanismos. El estrés, por ejemplo, hace a los sujetos muy vulnerables a padecer algún tipo de enfermedad cardiovascular, 7) Adherencia terapéutica, estar conscientes como pacientes que se deben llevar al pie de la letra las prescripciones médicas, para evitar recaídas o perjudicar a la salud. Hablando de hipertensión, las consecuencias de la falta de adhesión al tratamiento, acarrea consecuencias bastante negativas en las esferas psicológica, física y social, además del gasto económico que esto eroga.
Dentro de la prevención, existen varios programas de los cuales se puede hacer uso para disminuir la probabilidad de presentar ECV, de tal modo que dentro de ésta se tienen que llevar a cabo una serie de modificaciones conductuales tales como: dejar de fumar, realizar actividad física, cambios en la alimentación, en los que se incluya por lo menos limitar el consumo de sal, ingerir fibra dietética e ingerir cinco raciones de frutas y vegetales al día, además de llevar un control de peso y de masa corporal; y en cuanto a lo psicológico es necesario aprender a controlar el estrés (Antepara, 2005).
Con respecto a la prevención Fernández-Abascal, Martín y Domínguez (2003), basados en otras investigaciones, proponen la implementación de "un componente educacional, estrategias de afrontamiento y ensayo conductual" (p. 624). La intervención conductual-cognitiva aunada a la modificación de hábitos alimenticios, a la práctica de ejercicio físico y de la relajación resultan ser eficaces para la atención de las enfermedades cardiovasculares.
Del mismo modo estos autores hacen referencia a lo que Cunnane en 1993 plantea como prevención de aplicaciones tempranas desde la infancia, con modificaciones en los estilos de vida, modificación dietética y práctica de ejercicio en otros.
En México el Instituto Nacional de Cardiología (INC) (Ilarraza, 2003), lleva a cabo un programa de rehabilitación y prevención cardiovascular que aunado con la intervención del cardiólogo ayudan a que el paciente que presenta cualquier tipo de cardiopatía pueda reintegrarse a su actividad normal.
Ilarrarza (2003), quién fue jefe de departamento de Rehabilitación Cardiaca y Medicina en el INC, considera "en muchas ocasiones el efecto psicológico y conductual que provoca la cardiopatía en el paciente es mucho más dañino de lo que el propio paciente y el médico hubiera creído" (p.247)
El programa que se lleva a cabo en el INC con fines de rehabilitación y prevención se adapto en base a los alcances logrados por países desarrollados como Suiza, Alemania, Francia, Canadá y E.U.A. y se sustenta en la importancia de realizar una intervención interdisciplinaria, donde el psicólogo se encuentra involucrado en un trabajo coordinado con el área médica y social del instituto.
El ejercicio físico, la intervención psicológica, la información e intervención del estilo de vida del paciente son incorporados en el programa del INC. El ejercicio es considerado como un medicamento en este programa por los efectos que tiene sobre el organismo. IIarraza (2003) considera que los beneficios del ejercicio junto con los fármacos tiene beneficios "a nivel muscular, miocárdico, vascular, hematológico, metabólico, gastrointestinal, sistema nervioso, etcétera" (p. 249).
Aunque IIarraza (2003) menciona la importancia de la intervención psicológica en el programa del INC, por que se ha notado que se incrementa la calidad de vida y sensación de bienestar en el paciente, no especifica en que consiste ni describe su impacto de manera detallada como lo hace con los beneficios alcanzados con el ejercicio físico.
A pesar de que la mayoría de las enfermedades pueden ser prevenidas, como menciona Piña (2004) "es fundamental el papel que el comportamiento humano juega, tanto en lo que hace a su dimensión psicológica como social", (p. 197), en el Sector Salud de México se le ha dado poca trascendencia a la intervención psicológica en los problemas de salud graves como los trastornos cardiovasculares.
Es importante considerar que dentro del área de psicología se ha dado importancia a la actualización de los profesionales de la psicología y en base a ello en la Universidad Iberoamericana (UIA) de la ciudad de México se imparte un curso coordinado por Gerardo Leija Alva, llamado "Introducción a la psicocardiología: la relación entre el cerebro y el corazón".
Con respecto a la relación entre trastornos cardiacos y nutrición Castillo (2006) destaca que la dieta es un factor implicado en la prevención cardiovascular ya que se ha visto que desde la infancia el consumo de alimentos de alto contenido en grasa, sodio y carbohidratos simples, aunado al sedentarismo, incrementa la posibilidad de presentar una enfermedad de este tipo.
Por otro lado el estrés en la vida adulta y el sobrepeso debido a la ingesta de alimentos con alto contenido de conservantes y grasa aumentan los riesgos de enfermedades cardiovasculares.
Por eso Castillo (2006) propone como medida preventiva la orientación sobre las formas de alimentarse adecuadamente reduciendo el consumo de calorías y grasas así como en porciones de alimentos de acuerdo con las necesidades de cada edad.
Intervención
El gran reto de la psicología en general y de la psicología de la salud, según Oblitas (2006), es promover estilos de vida saludables, motivo por el cual es imprescindible se haga un cambio de conducta en los pacientes y de ahí que la psicología y sus técnicas, deban de ser efectivas para que se dé este cambio, pudiendo reducir la morbilidad y mortalidad de las enfermedades más importantes de los países desarrollados.
Las ECV se reconocen, cada vez más, como un importante problema de salud pública en muchos países en desarrollo. Reddy (2004) reconoce que el incremento de las tasas de mortalidad y la prevalencia de factores de riesgo observados en Asia, África y América Latina, son los más importantes indicadores de la magnitud de la epidemia que está por venir. Por otra parte, la rápida y continua disminución en las ECV en la mayoría de los países industrializados, es una buena evidencia de la efectividad de las actuales estrategias diseñadas para su prevención y control. A pesar de ello, aún existe la pregunta de que ¿si podrán ser aplicadas tales estrategias en los países en desarrollo con igual efectividad que en los países ricos?, siendo la posible respuesta a esta pregunta es que aún se requiere de nuevas y más consistentes investigaciones. El proceso de adaptación de estas estrategias representa un inmenso desafío, que incluye, un adecuado balance entre prevención primaria y la calidad de la asistencia médica que se le brindará a los que sufren tales enfermedades.
Dentro de la intervención, Antepara (2005) menciona que la rehabilitación se tiene que llevar a cabo con el fin de que el paciente cardíaco tenga una mejor calidad de vida y eso incluye el disminuir los síntomas, el que el paciente sea útil y se sienta satisfecho con su papel tanto personal como en la sociedad. Gracias a la rehabilitación, los pacientes logran un cambio en sus hábitos de vida, y esto se da por medio de la intervención médica, fisioterapéutica, terapia ocupacional, nutricional, psicológica y/o psiquiátrica, de enfermería y social. (Antepara, 2005).
Uno de los programas de intervención es la Rehabilitación Cardíaca, que consiste en un trabajo multidisciplinario que está enfocado a lograr un cambio en el estilo de vida de los pacientes, tratando en lo posible de que estos cambios sean para toda la vida. Dentro de éste tipo de programas se encuentran: los intrahospitalarios, los domiciliarios supervisados y sin supervisión y los residenciales (Ilarraza, 2005).
Otro tipo de programa de intervención es el relacionado con el ejercicio físico, ya que éste tiene efectos positivos en el organismo como la adaptación periférica para la utilización del oxígeno, disminución de la impedancia al vaciamiento miocárdico, aumento en el número, tamaño y densidad de las mitocondrias, cambio de la fisiología cardíaca, el corazón disminuye su frecuencia cardíaca y tensión arterial sistólica (Ilarraza, 2005).
En Salamanca, España; se llevó a cabo un estudio cuasiexperimental con pacientes hipertensos, en el que la intervención iba dirigida a mejorar la calidad de vida de los pacientes y consistió en un programa combinado de audit, feedback, sesiones de formación e implementación de guías clínicas y se esperaría que el resultado fuera un descenso del riesgo cardiovascular (García, et. al., 2004).
Dentro de los programas de intervención de las ECV se encuentran las medidas de rehabilitación y las de prevención las cuales se encuentran ligadas. Por un lado la rehabilitación esta encaminada a recuperar la funcionalidad del paciente que ha padecido un ataque cardiaco y por otro lado prevenir que reincida este problema.
Anteriormente el manejo de la rehabilitación estaba dirigida a evitar que el paciente realizará ejercicio y como lo menciona Vázquez "los enfermos con infarto agudo del miocardio, permanecían en cama de seis a ocho semanas, en un sillón durante seis meses y a estos no se les permitía subir ni pequeños tramos de escalera durante su primer año de convalecencia" (s.f. p. 2). A mediados del siglo pasado empezó a cambiar esta postura y es entonces que en 1963, "la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, Suiza recomendó la realización de programas de actividad física para pacientes cardiópatas" (Vázquez, s. f. p.4)
Las investigaciones que se fueron realizando sobre el tema, dieron como resultado que por la década de los noventa se estipularon nuevos protocolos para la intervención con los pacientes para tener un mayor control sobre los factores de riesgo. Entonces se contemplo la importancia del ejercicio, la dieta, la educación y la intervención psicológica en el proceso de rehabilitación y prevención de enfermedades cardiovasculares.
Estos programas no solo se aplican a personas que han padecido un infarto, sino también en aquellas que por su sistema de vida y por su personalidad se encuentren en riesgo de presentar un evento de este tipo.
Según Vázquez (s. f.), los países europeos han llevado la delantera en cuanto a investigación y aplicación de programas integrales de intervención. Este autor considera que: "en estos países han tomado tanto auge, que ha pasado a integrarse y consolidarse, en una sola área, lo que se conoce como Prevención Cardiovascular y Rehabilitación Cardiaca, impartiéndose en unidades conjuntas mediante tres tipos de programas: El Hospitalario, el Domiciliario y el Comunitario, (p.6)
Sin embargo por la limitación de recursos económicos, tecnológicos y humanos los países en vías de desarrollo no han logrado un eficaz manejo de las ECV, razón por la cual en el año 2002 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el informe "Innovative care for chronic conditions.Building blocks for action" (Balaguer, 2004, p. 492) dirigido a la prevención y el control de enfermedades crónicas donde la enseñanza, la detección precoz, el incremento en la actividad física, la evitación del tabaco y de alimentos no nutritivos marcan la pauta a seguir en los programas de salud.
En países de habla hispana también se han realizado actualizaciones en la prevención y rehabilitación de los problemas cardiovasculares, como es el trabajo que ha venido realizando Laham en Argentina y que ha brindado importantes aportes sobre el tema. Para la autora es relevante que el abordaje que se le dé a las intervenciones de las enfermedades coronarias, se realice desde una perspectiva psicológica ya que "la intervención psicocardiológica se dirige a la corrección de hábitos de comportamiento de riesgo cardiovascular y al entrenamiento de estrategias de enfrentamiento y control de estrés" (Laham, 2008, p. 157)
Dentro del programa de intervención que realiza Laham se encuentran los siguientes componentes:
Modificación de las conductas riesgo.
Cambio en condiciones de vida
Información al paciente sobre los factores de riesgo en su estilo de vida.
Manejo del estrés
Control de emociones negativas
Realización de ejercicios controlados
Dieta adecuada
Abstinencia al tabaco
En Cuba las ECV han sido la principal causa de muerte como lo reportan Cooper et. al. (2005). En este país se ha aplicado la prevención primaria para cambiar los patrones de dieta y de tabaquismo aunado a una asistencia médica de alta calidad.
Cabe mencionar que en dicho país Rodríguez, Castro, Navarro y Bernal (2008) aplicaron técnicas de relajación en pacientes con infarto agudo con el fin de lograr un control de sus emociones y encontró que con esta aplicación existía "un aumento de la capacidad de relajación y modificación del afrontamiento a situaciones estresantes y favoreció modificaciones en algunos parámetros fisiológicos en pacientes infartados graves" (p. 6).
Se ha encontrado que existen variables conductuales, fisiológicas, socioculturales y ambientales involucradas en los trastornos cardiovasculares, razón por la cual Fernández, Martín y Domínguez (2003), mencionan que es importante modificar preventivamente los siguientes factores: Dieta, perfil de personalidad de tipo A y hábitos de vida.
En esta publicación Fernández, Martín y Domínguez (2003), reportan que para actuar sobre la hipertensión existen estrategias como la respiración diafragmática, la evocación de pensamientos y sentimientos positivos así como la hipnosis clínica que contribuyen a que el paciente experimente "estados de profunda y duradera serenidad" (p. 2).
Los factores socioculturales y psicobiológicos se encuentran inmersos dentro de la hipertensión arterial y para Alcocer (2003) la intervención del psicólogo en esta área es de importancia, debido a los factores emocionales implicados en la personalidad del hipertenso. El autor reconoce el beneficio del biofeedback, la relajación y la terapia cognitivo conductual en la reducción de la presión arterial.
Aspectos Bioéticos
El Diccionario de la Real Academia Española, da la siguiente definición: "disciplina científica que estudia los aspectos éticos de la medicina y de la biología en general, así como de las relaciones del hombre con los restantes seres vivos". Es la rama de la ética que provee principios orientadores de la conducta humana en el campo biomédico y proviene del griego bios (vida) y ethos (ética).
Sgreccia (2002), menciona que la bioética no es una ciencia en sí, por lo que no se le concede un estatuto epistemológico autónomo completamente distinto de la ética clásica. Es una disciplina con el objeto de regular los actos humanos (animal y vegetal), que suponen una intervención sobre la vida, para considerarlos bajo el punto de vista formal de la ética y conocer si son buenos o malos encauzando su actuar. Quien mantiene que es mejor hacer lo justo que sufrir injusticias, respeta a los otros, no solo como personas humanas, sino por la bondad de la actitud y rectitud moral de ese comportamiento.
El término Bioética, corresponde al oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter, utilizando el término por primera vez en 1970 en un artículo publicado en la revista de la Universidad de Wisconsin "Perspectives in Biology and Medicine" y cuyo título ostentaba por primera vez dicho término: "Bioética: la ciencia de la supervivencia". Posteriormente, en 1971 Potter publica un libro con el título de "Bioética: Puente hacia el futuro" ("Bioethics: Bridge to the future"). Guillén (1989), mencionando a Beauchamp sostiene que, los principales pilares de la Bioética, tienen como supuesto, detallar que las decisiones éticas deben ser tomadas mirando tres principios: 1. Autonomía, 2. Beneficencia /no maleficencia y 3. Justicia.
La diferencia entre "lo bueno" de la ética clásica y un "principio" bioético, es que la Ética se ha abierto siempre a la posibilidad de reconocer un origen transubjetivo de la normatividad moral, el que permite hablar de "objetividad moral", con todas las reservas que se quieran. El "principio" bioético en cambio, tal como se entiende hoy, privilegia la instancia subjetiva, de ahí que el origen último de su normatividad, es el que surge del consenso o del procedimiento seguido para llegar a ese consenso y en esta búsqueda de "principios bioéticos", los aspectos consensuales han alcanzado una inusual importancia.
Los principios bioéticos no tienen el carácter de lo que la ética clásica entiende como "principios", esto es, de verdades tan manifiestas que eximen de toda necesidad consensual, sino más bien de postulados, ya que para que exista el consenso debe haber una instancia no consensual, que es a la cual la moral clásica llama principios. (Di Pietrantonio, s. f.).
Las primeras declaraciones de bioética surgen con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo se escandaliza con el descubrimiento de los experimentos médicos llevados a cabo por los facultativos del régimen hitleriano sobre los prisioneros en los campos de concentración. Esta situación, a la que se suma el dilema planteado por el invento de la fístula para diálisis renal de Scribner (Seattle, 1960), las prácticas del Hospital Judío de Enfermedades Crónicas (Brooklyn, 1963) o la Escuela de Willowbrook (Nueva York, 1963), van configurando un panorama donde se hace necesaria la regulación, o al menos, la declaración de principios a favor de las víctimas de estos experimentos. Ello determina la publicación de diversas declaraciones y documentos bioéticos. (Oblitas, 2009)
Declaración de Derechos de Los Pacientes
En lo que al Psicólogo refiere:
Solicitar y recibir información sobre la capacidad profesional del psicólogo, incluyendo la condición de su Cédula Profesional para ejercer, su educación, capacitación, experiencia, participación en asociaciones profesionales, especialización y otros.
Recibir información sobre el plan de tratamiento.
Disfrutar de un ambiente seguro, libre de abuso sexual, físico o emocional mientras esté bajo el cuidado de un psicólogo.
Esperar que su psicólogo no lo involucre en ninguna relación social o comercial aparte de su relación de terapia.
Hacer preguntas sobre su terapia o evaluación psicológica.
Pedir que el psicólogo le diga cómo está progresando.
Rehusar cualquier tipo de tratamiento o suspender el tratamiento en cualquier momento sin obligación u hostilidad.
Solicitar y (en la mayoría de los casos) recibir un resumen de su historial, incluyendo el diagnóstico, el plan de tratamiento, su progreso y el tipo de tratamiento.
Denunciar conducta no profesional por parte del psicólogo.
Recibir una segunda opinión en cualquier momento sobre su terapia o sobre los métodos usados por su psicólogo.
Discusión
La intervención de la psicocardiología necesita realizarse desde una prevención temprana, de manera multidisciplinaria, para establecer desde la infancia hábitos saludables de vida y de alimentación. En el manejo de emociones, pueden implementarse programas con niños y padres de familia, sobre la permisividad y limites de las manifestaciones de emociones displacenteras como lo es la ira, la tristeza y el miedo.
Estos mismos programas se pueden establecer en la población que se encuentra en riesgo de padecer un trastorno cardiaco, aunado con ejercicios de respiración y relajación para disminuir la presión arterial.
En la prevención secundaria la psicocardiología estaría encaminada a que el paciente identifique los síntomas de alarma que anteceden a una crisis cardiaca; y el biofeedback junto con la terapia cognitivo-conductual pueden contribuir a evitar y disminuir estos riesgos.
Conclusiones
Las enfermedades cardiovasculares y sus componentes hereditarios y presiones sociales, reviste gran importancia el tema de bioética y psicología.
El papel del psicólogo es relevante en cuanto al tratamiento se refiere y conocer el tema dentro del enfoque de la medicina, le facilita hacer empatía con el enfermo que la padece, pero siempre teniendo en cuenta que el conocer del padecimiento, no lo autoriza abundar con el interesado sobre su mal, esto es únicamente competencia del cardiólogo.
En cuanto al campo de la bioética, se concluye que toda persona, tiene derecho al alivio del dolor, por lo que se han de buscar métodos efectivos y económicos para mitigarlo. Los Gobiernos deben disponer de conocimientos sobre los factores psicosociales de riesgo de manera racional para el establecimiento de políticas sanitarias claras, la implementación de servicios específicos en cardiología y obviamente la correcta educación de profesionales de la salud, en cualquier servicio a nivel local, regional y/o nacional.
El psicólogo contribuye esencialmente en la promoción de la autotomía y la dignidad del afectado, en cuanto a control de síntomas a nivel de apoyo emocional y estando consciente que se trabaja en un equipo interdisciplinario. De no darse lo anteriormente investigado, éstas serán causas de fracaso para los pacientes en su tratamiento, pudiendo deberse a la falta de continuidad en el tratamiento, no reconocer en el individuo sus necesidades, no considerar parte normal del tratamiento el soporte psicosocial y la falta de trabajo en equipo.
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Autor:
María I. Morales
Virginia M. Sierra
Ireri Y. Vázquez
Iván M. Vega
Universidad de Morelia
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