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Hypatia de Alejandría (página 2)


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Por lo pronto, nos conformamos con señalar esta vía de acercamiento al pensamiento de Hypatia; vía que consideramos "regia" en tanto que nos conduce a través de los mismos caminos recorridos por ella, esto es, los caminos mismos de la ciencia; así, vía regia será la que nos lleve a conocer lo que ella conoció, a leer lo que ella leyó, a acercarnos más a la ciencia -y concretamente a la ciencia de su tiempo – para tratar de reconstruir con mayor precisión su pensamiento y su obra. Así, este pequeño ejercicio que realizamos a través de Euclides y Tolomeo habrá que hacerlo también con las otras obras con las que tuvo contacto, obras como la Aritmética de Diofanto y las Secciones cónicas de Alejandro de Perga que, como han se-ñalado los estudiosos, también fueron objeto de análisis y comentarios por parte de Hypatia.

Por otro lado, hay que considerar también que, dado que la ciencia griega y helenística -según lo han hecho notar algunos autores – se mantuvo al margen de los prejuicios religiosos y de los dogmas filosóficos, pero que al mismo tiempo quiso asumir su propia identidad autónoma con respecto a la técnica, se ha deducido que la mentalidad tecnológica se halla en las antí-podas de la ciencia antigua, pues a pesar de que cambió el objeto de la indagación si se le compara con el de la filosofía, conservó sin embargo el espíritu de la antigua filosofía, es decir, que estaba animada por esa fuerza teórico-contemplativa que impulsa a considerar las cosas visibles como trasunto para acceder a las invisibles, fuerza que la mentalidad pragmático-tecnológica de nuestra época parece haber suprimido. Tal señalamiento nos orienta a otras ver tientes del pensamiento de Hypatia, que son la filosofía como tal y la tecnología práctica.

Digamos algo sobre esa tecnología. Se tienen noticias de que Hypatia dise-ñó varios instrumentos científicos, entre los cuales sobresalen algunos apa-ratos empleados para la destilación del agua y para medir su nivel, y un hidrómetro graduado de latón que determinaba la densidad de los líquidos. Este tipo de instrumentos nos hace pensar en Arquímedes, y dado que también se ha señalado que a nuestra científica le interesó la mecánica, seguramente estuvo familiarizada con su obra. Ahora bien, un acercamiento al trabajo de Arquímedes -que ha sido considerado por algunos especialis-tas como un espíritu verdaderamente moderno en el arte de combinar las matemáticas con la investigación experimental – nos puede ayudar a dar una idea del ejercicio práctico que llevó a efecto Hypatia en el campo de la investigación. Una mujer cuyos alcances teóricos no se confina a la sola reflexión, sino que a través de ella busca su aplicación, la que combina lo teórico y lo experimental, nos pone sobre la pista de una científica con cierto aire de modernidad. Nos explicamos: si Hypatia y Arquímedes son hijos de su tiempo – en el sentido de lo que señalamos anteriormente – y que seguían inspirados por el patrón del antiguo modelo de la ciencia (es decir, de su aspecto teórico puro), también es cierto que se interesaron por el ejercicio y la aplicación de los conocimientos en el ámbito de su utilización práctica. Quizá esta incipiente tecnología era sólo una especie de entrete- nimiento en el cual no se implicaba la importancia que tales cosas tendrían con el correr de los siglos para un espíritu estrictamente moderno, pero que no por ello dejaban de ser una manifestación de modernidad. Así, el propio Arquímedes aceptaba que su interés y preocupación fundamental se hallaba en la geometría pura, al tiempo que consideraba que mecanismos como la polea compuesta y el tornillo hidráulico eran simples divertimentos de geómetra.Sea lo que fuere, el caso es que Hypatia también se inscribe en este ámbito práctico de la ciencia.

El poeta alejandrino Palladas, coetáneo de Hypatia le dedicó alguno de sus epigramas:

"Buscando en el Zodíaco, mirando hacia Virgo,sabiendo que tu provincia es el firmamento,encontrando tu brillo en todo lo que veo,te rindo homenaje, reverenciada Hypatia,estrella brillante de la enseñanza, sin mácula".

"Oh, Hypatia, gran alma,

adepta del saber que vive en lo alto, en estos momentos en que tu voz grave y clara

nos demuestra los cielos y su divino movimiento,yo me maravillo, oh virgen sabia,

y creo ver brillando en el fondo de la noche

a la otra virgen, la estelar."

Anth. Pal.,IX, 400.

Durante mucho tiempo se sostuvo que estos epigramas de la Antología Palatina, atribuido al poeta Palladas, estaban dedicados a Hypatia por la relevancia con la que habla el poeta de la virginidad y de las preocupacio-nes astronómicas de una mujer que enseña la forma correcta de razonar. Sin embargo, Georg Luck, profesor emérito de la Universidad de Harvard argumentó con gran solidez que ni el poema era de Palladas ni tenía nada que ver con la filósofa. Para Luck no se trataría sino del epitafio que otro poeta, Panolbio,dedicó según la Suda, a Hypatia, hija de un alto funcionario impe-rial de la segunda mitad del siglo V, el prefecto del pretorio Eritrio y funda-dora de una iglesia en honor de la Virgen: el "hogar de la Virgen", una figura poética repetida en toda la poesía bizantina. Por consiguiente tenemos ciertas dudas sobre si estos epigramas se refieren a la Hypatia filóso- fa,como es el parecer de muchos historiadores y filósofos, o se refiere a una Hypatia que vivió décadas posteriores, como afirma Luck.

Hypatia se convirtió en una de las mejores científicas y filósofas de su época, erudita de un conocimiento que los cristianos identificaban con el paganismo y que por tanto perseguían. Al asesinar a Hypatia asesinaron a una mujer, a una matemática y filósofa, la primera en la historia y la más notable de su época; pero no pudieron asesinar el pensamiento filosófico y matemático griego.

Uno de sus alumno llamado Hesiquio el Hebreo escribió unas obras que se conservan, en las que hace una descripción sobre las actividades de Hypatia y asegura que los magistrados acudían a ella para consultarle sobre asuntos de la administración. Dice también que fue una persona muy influyente en el aspecto político.

Hesiquio el Hebreo, escribió: "Vestida con el manto de los filósofos,abrién- dose paso en medio de la ciudad, explicaba públicamente los escritos de Platón, o de Aristóteles, o de cualquier filósofo, a todos los que quisieran escuchar […] Los magistrados solían consultarla en primer lugar para su administración de los asuntos de la ciudad."

Considerada Hypatia por algunos cristianos, no por todos, como pagana, partidaria del racionalismo científico griego y personaje político influyente, se encontraba en una situación muy peligrosa en una ciudad que iba siendo cada vez más cristiana ortodoxa. En 412 Cirilo, un cristiano fanático, se convirtió en patriarca de Alejandría, y se desarrolló una intensa hostilidad entre él y Orestes, prefecto romano de Egipto, antiguo alumno y viejo amigo de Hypatia. Poco después de asumir el poder, Cirilo empezó a perseguir a los judíos, a quienes echó de la ciudad a millares. Luego, a pe-sar de la vehemente oposición de Orestes, dedicó su atención a librar la ciudad de los Neoplatónicos.Haciendo caso omiso de los ruegos de Orestes, Hypatia se negó a traicionar sus ideales y convertirse al cristianismo, más que nada por ser forzada a ello y no poder hacer ejercicio de su propia libertad

Así el obispo de Nikiu en sus crónicas nos cuenta:

"Y en esos días apareció en Alejandría una filósofa, pagana de nombre Hypatia, consagrada a las magias, astrología y músicas, engaño a muchas personas a través de la superchería satánica. El prefecto de la ciudad la honró, ya que le había engañado a través de su magia, dejó de asistir a la iglesia como había sido su costumbre, aunque encontrándose en una situación de peligro, volvió a asistir. No solo arrastró al gobernador sino a muchos otros creyentes. Habiendo decretado el gobernador un edicto en relación con el desarrollo de los espectáculos teatrales, y los ciudadanos que asistiesen a ellos. En cuanto Cirilo fue nombrado patriarca, quiso conocer el sentido de este edicto. Había un hombre de nombre Hierax, un cristiano entendido e inteligente, seguidor del patriarca y obediente a sus deseos, y bien versado en el conocimiento de la fe cristiana, que acudió al teatro para conocer la naturaleza del decreto. Pero cuando los judíos le vieron en el teatro, clamaron "este hombre no viene con buenos propósitos, solo busca la provocación…"

Su muerte

A finales del S. IV la vida intelectual de Alejandría se encontraba sumida en una peligrosa confusión. Existía gran malestar social. Las masas oprimidas de esclavos y no ciudadanos se dejaban convertir al cristianismo. Hypatia no quiso convertirse a la nueva religión. Un día, Cirilo pasó por la casa de Hypatia y observó a una gran multitud de seguidores de la filósofa, que esperaban ser recibidos por ella. Envidioso, la acusó de ejercer sobre Orestes una influencia contraria a él y empezó a planear su asesinato.

Carlos García Gual, dice lo siguiente sobre este hecho: "No niego que también su prestigio en el terreno político atrajera el odio del clero y de Cirilo, pero la misma ferocidad del asesinato indica una violencia fanática mucho más desencadenada por un furor religioso que por un maquiavélico plan para eliminar a una competidora. De todos modos sería menos importante la inescrutable motivación interior de Cirilo que el fervor fanáti- co con el que actuaron esos cientos de monjes desenfrenados y sanguina- rios. Los escritores cristianos, gente de la iglesia de buena intención, que anotan el crimen y lo comentan con un claro disgusto, le echan gran parte de la culpa a la ambición del obispo, ciertamente. Pero sin disminuir la responsabilidad inherente a san Cirilo, me parece muy simplista tratar toda esta intriga como un mero plan para eliminar a una rival en la conquista de autoridad en la ciudad".

El Imperio romano se estaba convirtiendo al cristianismo, y era muy fre- cuente que los cristianos celosos sólo vieran herejía y maldad en las mate-máticas y la ciencia: "los matemáticos debían ser destrozados por las bes- tias salvajes, o bien quemados vivos". (McCabe, Josep). El poeta alejan- drino Palladas se queja y lamenta amargamente de estas persecuciones:

PROBABLEMENTE ESCRITO DURANTE LA PERSECUCIÓN DE LOS PAGANOS BAJO TEODOSIO.

Los dioses están cansados de nosotros,

de nosotros los griegos, y todo se hunde.

Cada día un poco más.Como es mujer y diosa,

la murmuración nos engaña. Cuando, al perturbar el alma,

algún ruido espantoso está en todas las bocas.

Es verdad. Espérate a ver los raros días que vienen,

pero el peor, el que viene, vendrá sin ser anunciado.

Anth. pal., X, 89.

En el año 412 Cirilo se convirtió en el patriarca de Alejandría. Sin embar-go, el prefecto romano de Alejandría fue Orestes. Ambos se transformaron en encarnizados rivales políticos, peleando por el control de la Iglesia y el Estado. Hypatia fue amiga de Orestes y esto, junto con los prejuicios en contra de su visión filosófica que fue vista por los cristianos como pagana, llegó a colocar a Hypatia en el foco de los disturbios entre los cristianos y los no-cristianos. Thomas Little Heath escribió de Hypatia:

" … por su elocuencia y autoridad Hypatia alcanzó tal influencia que el cristianismo fanático se consideró amenazado …"

Así pues,se produjo un desencuentro entre el prefecto de la ciudad, Orestes, y el obispo Cirilo, por las injerencias de éste último en cuestiones civiles y los enfrentamientos entre judíos y cristianos (aunque hay que recordar que Orestes era cristiano, como correspondía en esa época a un representante del emperador).

Hypatia se puso del lado de Orestes y recordó a Cirilo el ejemplo de su an- tecesor, Teófilo, que, a pesar de su ambición y su campaña contra el paga- nismo, no era dictador y buscaba y conseguía el apoyo de las autoridades imperiales: había colaboración armoniosa entre autoridades civiles y eclesi- ásticas, ya desde el origen del cristianismo en Egipto.

De hecho, ella siempre se había relacionado libremente con las autoridades municipales y nunca nadie la había molestado;podía manifestar su indepen- dencia política en lugares públicos sin problema, y la gente sabía que los gobernantes buscaban sus consejos.

Ahora, en cambio, empieza a haber rumores de que ella es la causa de que obispo y prefecto no se reconcilien, que se acentúan cuando Orestes se muestra intransigente a una reconciliación con Cirilo. Además, empiezan a circular otros rumores calumniosos sobre Hypatia y su relación con supues- tas ceremonias mágicas, hechizos satánicos, etc.

Orestes, prefecto romano en Alejandría, inició con Hypatia una relación que algunos decían que iba más allá de la simple amistad. El obispo Cirilo, que se llevaba muy mal con el prefecto romano, culpó a Hypatia de las malas relaciones entre el obispado y la prefectura romana.También se decía que estaba celoso de su popularidad desde el día que vio a la multitud arre- molinada en torno a su casa para verla. Por envidia o miedo a la influencia de esta mujer,en círculos cristianos empezó a crecer el deseo de hacerla de- saparecer.

Entre los años de 414-415, Hypatia pasa de observadora a participante activa en política, ayudando a Orestes a crear una especie de partido polí- tico; en respuesta, surge otro que apoya a Cirilo. Los partidarios de este último se hallan preocupados por la influencia de Hypatia y las relaciones influyentes que posee (entre ellas, algunos cristianos).

Finalmente es Cirilo ( 4) quien alcanza el poder de la iglesia en Alejandría, lanzando sus tentáculos para controlar al máximo esta ciudad, intentando igualarse o superar al poder imperial. Las muestras de su desprecio hacia los paganos no tardan en aflorar y todo grupo ajeno a la ortodoxia cristiana es perseguido. Expulsó a todos los novicianos de la ciudad  y luego la emprendió contra los judíos, de los que también consiguió expulsar a un bueno número.

Orestes, que era cristiano pero contrario a estas causas advirtió al empe-rador de lo sucedido y en este punto, se desencadenó una lucha sin cuartel entre Prefecto y Obispo. El propio Orestes fue víctima del ataque de unos monjes en la vía pública que casi le cuesta la vida, en respuesta, torturó al monje que le había apedreado y éste murió a causa de dichas torturas. En respuesta por este hecho, el obispo Cirilo otorgó honores de mártir al monje ejecutado por el prefecto Orestes,dándole sepultura en una iglesia.Toda una declaración de guerra.

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Orestes se había convertido en asiduo a las conferencias de Hypatia, y ésta no tardó en mostrar su apoyo al prefecto imperial, viendo con desagrado el interés del obispo por aumentar su poder en la esfera política y pública de Alejandría.

Cirilo, que no podía atacar de forma pública a Hypatia, que mantenía relaciones muy dignas con las principales personalidades de la ciudad, y a la que todos tenían en gran estima y admiraban su prudencia y admiración, urdió un plan para acabar con ella.

Conocedor de la escasa influencia que Hypatia tenía entre las clases más populares, a las que nunca había dedicado su atención, el obispo hizo circular el rumor de que la filósofa practicaba la magia negra y de que sus conocimientos matemáticos y astronómicos se debían justamente a la práctica de dichas artes oscuras. Hypatia no tardó en ser considerada entre estas clases pobres como una auténtica bruja.

Hypatia, al tener conciencia del fin inmanente de su vida, confiesa: "Sigo creyendo en la filosofía". Cuando Orestes, con su cristianismo pragmático y cínico,y el obispo Sinesio, servil y pusilánime ante la jerarquía, presionan para que Hypatia se bautice y aparente ser cristiana, ella les dice: "Vosotros no cuestionais en lo que creeis. Yo debo".

No obstante, Hypatia, en una carta al arzobispo Cirilo reflexiona sobre Cristo, los apóstoles y, al final, piensa en bautizarse:

"Leyendo las crónicas, descubro que la presencia de Cristo se produjo hace 440 años.( 5) La verdad es que fueron sus discípulos, los que después fueron llamados apóstoles,quienes, tras su asunción a los cielos, predicaron la doctrina cristiana: los cuales, por cierto, con escasa curiosidad y simplicidad para todo, enseñaron esta acusadora doctrina, incierta de nombrar, de modo que la mayoría de los gentiles encontraron su sitio. Porque, como dijo el evangelista, "a Dios nadie lo vio jamás". Entonces ellos dicen: ¿Cómo puedes tú decir que Dios fue crucificado? Ellos dicen también:¿Cómo alguien que no ha sido visto ha sido fijado en la cruz? ¿Cómo pudo haber muerto y haber sido enterrado?.

Nestorio, que recientemente ha sido enviado al exilio, explicó las enseñanzas de los apóstoles. Ahora yo, que hace mucho tiempo que aprendí que aquel mismo había manifestado que en Cristo existen dos naturalezas, digo que dijo: " las cuestiones de los gentiles están resueltas". Sin embargo, mantengo que su santidad hizo mal al congregar el Sínodo con opiniones contrarias a él, preparándolo a sabiendas de que sería depuesto como resultado del conflicto.

En cuanto a mí, después de abordar la explicación de este hombre hace unos días, y tras compararla con las enseñanzas de los apóstoles, pensando que sería bueno para mí hacerme cristiana, espero hacerme digna del Señor en el renacimiento del bautismo".

En el mes de 415,en plena Cuaresma,una multitud,al mando de un tal Pedro se abalanza sobre la litera de la filósofa cuando ésta volvía a casa tras un paseo por la ciudad. La golpean y la arrastran hasta el Cesarión, un antiguo templo de culto al emperador transformado en iglesia,donde la golpean de nuevo con tejas; a continuación, llevan sus restos hasta el Cinareo,donde los queman.

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El asesinato de Hypatia está descrito en la obra de un historiador cristiano del siglo V, Sócrates el Escolástico: 

"Hypatia se yergue como una diosa antigua –totalmente desnuda, para escándalo de algunos lectores puritanos– ante la imagen de Cristo, en el interior del templo donde los feroces monjes la han arrastrado.Hypatia se desprendió de sus atormentadores, y dando un salto hacia atrás, se irguió

por un segundo cuan alta era. Estaba desnuda, perfecta como la misma Palas, contrastando su blancura de nieve con las masas sombrías que la rodeaban… Veíase la vergüenza y la indignación brillar en sus grandes y claros ojos, pero ni una nubecilla de temor. Con una mano se envolvió en eus dorados cabellos y extendió el otro brazo hacia el Cristo, como apelando… ¡en vano, ay!, en vano… del hombre ante Dios. Sus labios se abrieron un intención de hablar, pero las palabras que debían salir de ellos sólo Dios pudo oírlas; pues en un instante Pedro (el monje que azuza a la turba) la derribó en tierra de un golpe, y la multitud se precipitó de nuevo sobre ella… Entonces no se oyeron ya más que alaridos prolongados y penetrantes, que repetían las bóvedas del techo, y que sonaron en los oídos de Filemón como la trompeta de los ángeles vengadores".

En otro momento de su obra, Historia eclesiástica, nos dice lo siguiente sobre la muerte de Hypatia:

"Todos los hombres la reverenciaban y admiraban por la singular modestia de su mente. Por lo cual había gran rencor y envidia en su contra, y porque conversaba a menudo con Orestes, y se contaba entre sus familiares, la gente la acusó de ser la causa de que Orestes y el obispo no se habían hecho amigos. Para decirlo en pocas palabras, algunos atolondrados, impetuosos y violentos cuyo capitán y guía era Pedro, un lector de esa iglesia, vieron a esa mujer cuando regresaba a su casa desde algún lado, la arrancaron de su carruaje; la arrastraron a la iglesia llamada Cesárea; la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo; descuartizan su cuerpo; llevan los pedazos a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en cenizas" (p. 308).

Otro documento dice que : "Hypatia de Alejandría siendo atacada por la turba iracunda, la arrastraron dentro de la iglesia y le desgarraron las vestiduras. La tiraron al piso, cerca del altar, y uno de los hombres, que se había levantado la sotana, se echó sobre ella y comenzó a acariciarla.Hypa-tia trató de defenderse, pero el otro le soltó una andanada de puñetazos en el rostro, le sujetó los brazos, atenazándole las muñecas, y utilizó las rodi- llas para obligarla a abrirse las piernas (…) A ese violador siguió otro y otro, en sucesión interminable (…) Sintió náuseas y se puso a vomitar.Y de nuevo los puñetazos en la cara y las garras que la atenazaban y le retorcían los brazos (…) Junto a la puerta de la sacristía había dos ánforas vacías. Los hombres las recogieron y las estrellaron con furia contra el suelo.Lue- go eligieron de entre los cacharros los que les parecieron más afilados y puntiagudos. Blandiéndolos, se abalanzaron sobre Hypatia y se pusieron a arrancarle las carnes de los huesos. Ocho de los hombres utilizaron las es- quirlas como cuchillos para cercenarle los miembros. Al fin, uno de ellos logró levantar en alto uno de los brazos de Hypatia, que mostró a los demás con un gesto de triunfo (…) Al percatarse de que estaba muerta, los monjes optaron por sus cuchillos para terminar de desmembrarla y trocearla (…) Recogieron ramas,astillas y maderos de vigas carcomidas, los apilaron y les prendieron fuego. Cuando las llamas se elevaron, arrojaron a la hoguera los restos de Hypatia".

Así describe Pedro Gálvez, en su obra "Hypatia, la mujer que amó la ciencia" (Lumen, 2004), el tormento y posterior asesinato sufridos por esta gran científica a mano de una turba de fanáticos cristianos, linchamiento instigado por el despiadado Arzobispo Cirilo (responsable de la matanza de 250.000 judíos), quien sostenía que la mujer "tiene que ser sumisa y obediente a Dios, dedicándose únicamente a alumbrar hijos".

Hypatia de Alejandría es un símbolo de libertad y de la lucha contra lo es- tablecido, así como de la razón frente a los dogmas religiosos y la "verdad revelada". "La civilización antigua no murió de muerte natural: Fue asesinada. Y sus asesinos tienen nombres. Uno de ellos fue Cirilo, la encar- nación de un movimiento oscurantista que sumió a Europa en uno de los períodos más funestos de su historia. Aquella cultura fue asesinada, al igual que lo fue Hypatia. Y si Hypatia se ha convertido en un símbolo dando nombre a una leyenda, es porque su muerte coincide precisamente con la muerte de aquella civilización", afirma Pedro Gálvez.

Los hechos ocurrieron en marzo de 415, justo un siglo después de que los paganos hubieran asesinado a Catalina, una erudita alejandrina cristiana. Los asesinos eran parabolanos, monjes fanáticos de la iglesia de San Cirilo de Jerusalén, quizá ayudados por monjes nitrianos. No se sabe si Cirilo ordenó directamente el asesinato, pero por lo menos creó el clima político que hizo posible tan atroces hechos. Más tarde Cirilo fue canonizado. 

Respecto a la muerte de Hypatia, la filósofa Amalia González advierte de que "se produce durante el auge del pensamiento cristiano, pero no se puede culpar al cristianismo, ya que existe entonces en Alejandría un con- flicto más de clase y político que religioso". Sí es cierto que "sus asesinos directos son los denominados Parabolanos, el grupo cristiano más próximo a Cirilo,del que se duda si estuvo presente durante el asesinato de Hypatia".

Igualmente, María Dzielska la sitúa en el contexto político de las disputas entre dos facciones cristianas, la del patriarca Cirilo y la del prefecto Orestes. Hypatia, contraria a la influencia de la Iglesia en asuntos seculares, apoya al prefecto y será acusada de brujería. Esa será la causa de su muerte. "Personas al servicio de Cirilo despedazaron a Hypatia". Como demuestra la autora, Hypatia no fue asesinada en razón de su paganismo, porque no era una "pagana activa ni devota". El paganismo, así como el Neoplatonis-mo, perduraron tras su muerte.

El de Hypatia parece, pues, más un asesinato político, no religioso,provoca-do por viejos conflictos. Tras este hecho, Orestes renunció a la lucha y se fue de Alejandría para siempre, de modo que las únicas protestas que hubo, más bien tímidas, vinieron de los ediles. Finalmente la ciudad se pacificó.

Orestes informó del asesinato de Hypatia y solicitó a Roma que se iniciara una investigación. Luego renunció a su puesto y huyó de Alejandría. La investigación se pospuso repetidas veces por "falta de testigos" y más tarde Cirilo proclamó que estaba viva en Atenas. Según Alicia Delibes "Nunca se supo la verdad sobre la influencia que tuvo el obispo Cirilo en tan ho-rroroso crimen. El emperador Teodosio II quiso vengar la muerte de Hypa-tía y castigar a los culpables pero los sobornos y otros manejos eclesiás-ticos de quienes habían planeado el asesinato consiguieron que recayera la culpa sobre la propia familia de Hypatía".

En este mismo sentido se pronuncia el catedrático Emérito de Historia An- tigua J.M. Blázquez: "Los sobornos del patriarca de Alejandría, Cirilo (370/444), es el caso conocido más descarado y cínico de sobornos. Llegó a sobornar, no sólo a la corte imperial de Constantinopla, sino hasta al mismo emperador (…)".

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Icono que representa al obispo Cirilo.(370/444).

El brutal asesinato de Hypatia marcó el final de la enseñanza platónica en Alejandría y en todo el Imperio romano. 

¿Cuáles pudieron ser las causas de la muerte de Hypatia? La situación era muy compleja pero hay varios factores que debieron contribuir a la misma. El primero de ellos la amistad e influencia de la filósofa sobre el prefecto imperial Orestes, que hicieron que Cirilo estuviera celoso de su popula-ridad. Por otro lado había una hostilidad de Hypatia hacia el obispo por la destrucción y el saqueo de la biblioteca de Alejandría en el año 391, del cual ella lo hacía en cierto modo responsable. Esto pudo llevarla a azuzar el enfrentamiento entre el prefecto imperial y el patriarca. Por último, la muerte de alguien cercano a él como Hypatia, era una clara advertencia a Orestes para que no continuara enfrentándose con el poder de la Iglesia. Los culpables del asesinato de Hypatia nunca fueron castigados. La Iglesia cristiana se afianzó en el poder, relegó a las mujeres a papeles secundarios y las apartó de todos los centros del saber. La ciudad comenzó su declive intelectual.

El carácter exaltado de los alejandrinos pudo influir decisivamente en el lamentable episodio de la muerte de la filósofa. Dicho carácter se muestra en el hecho de que en aquella época hubo otros crueles asesinatos, como los de dos obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial de Constantinopla: Jorge de Capadocia, que en el año 361 fue atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y arrojado al fuego.

Según Hubert Jedin, historiador de la Iglesia, "el suceso más deplorable en el enfrentamiento entre el paganismo y el cristianismo en Egipto fue la muerte de la filósofa pagana Hypatia, que en 415 fue atrozmente asesinada, tras haber sufrido graves injurias, por una chusma fanatizada".

El poeta Palladas los refleja en el siguiente epigrama:

CONTRA LOS MONJES DEL DESIERTO.

¿Qué es esa banda? —Pues bien, solitarios. ¿Cómo? ¿Por millares? Buenos dioses, las palabras se alteran.

Anth. pal., XI, 384.

Para Voltaire, Hypatia fue víctima del conflicto entre el poder civil de Orestes y el eclesiástico del obispo Cirilo, más que una confrontación entre paganismo y cristianismo.

Igualmente, pocos años después del asesinato de Hypatia, en el 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto. De hecho, el propio obispo Cirilo reprochó al pueblo su carácter levantisco y pendenciero, en su homilía pascual del año 419.

Con la difusión del cristianismo, la aparición de numerosos cultos y el caos religioso generalizado, el interés en la astrología y el misticismo sustituyó a la investigación científica. En 640 los árabes invadieron Alejandría y destruyeron lo que quedaba del Museo. Pero aunque Europa ya había entrado en la era del oscurantismo, la ciencia griega sobrevivió en Bizancio y floreció en el mundo árabe. 

Aunque la vida de Hypatía acabó trágicamente, su obra permaneció y después Descartes, Newton y Leibniz extendieron su trabajo. Hypatia alcanzó logros extraordinarios para una mujer de su época. Los filósofos la consideraron una mujer de gran conocimiento y una maestra excelente. 

Hypatia y la biblioteca de Alejandría

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Alejandria era la mayor ciudad que el mundo occidental había visto jamás.Tenía un plano de forma elíptico que ocupaba unas 15 millas. Gente de todas las naciones llegaban allí para vivir, comerciar, aprender. En un día cualquiera sus puertos estaban atiborrados de mercaderes, estudiosos y turistas. Era una ciudad donde griegos, egipcios, árabes, sirios, hebreos, persas, nubios, fenicios, italianos, galos e íberos intercambiaban mercancías e ideas. Fue probablemente allí donde la palabra cosmopolita consiguió tener un sentido auténtico. No obstante la vasta población de la ciudad de Alejandría que superaba los 600.000 habitantes, no tenía la menor idea de los grandes descubrimientos que tenían lugar dentro de la Biblioteca.

Los nuevos descubrimientos no fueron explicados ni popularizados.

La escuela Neoplatónica de Alejandría era un centro de investigación de las ciencias especiales, así como de estudio de las obras de Platón y Aristó-teles. Hypatia, maestra de esta escuela, daba clases de matemáticas y astronomía y enseñaba las doctrinas de Platón y Aristóteles, y ya sabemos que en ambos filósofos se hallan los planteamientos y derroteros que ha de explorar la ciencia antigua ya que en sus doctrinas quedan formuladas las dos teorías sobre la relación entre las matemáticas y la naturaleza, las que han de convertirse -como alguien ha señalado – en "los polos entre los cuales los científicos naturales han oscilado desde la antigüedad hasta el presente". En este trasfondo filosófico se mueve la ciencia antigua en general. Podemos entonces preguntarnos qué posturas asumiría Hypatia en relación con estos dos filósofos.

 El carácter de la escuela de Alejandría, era más científico que metafísico, más lógico que religioso-místico, y también más interesado en las ciencias naturales, lo que nos acerca al perfil del Aristóteles que la escuela recupera y que enseña Hypatia. Y eso nos pone también en camino para pensar que, dado el interés de la escuela por la matemática, Hypatia perfila al Platón que en aquélla se enseñaba y que con toda seguridad le era más afín, es decir, el matemático y no el metafísico-místico, no el de la contemplación de las ideas, sino seguramente el de la derivación matemática del universo. Sí, tal vez Hypatia enseñara y comentara al Platón del Timeo.

En esa época Egipto y, en concreto Alejandría, era el centro cultural del mundo conocido superando incluso a la propia Atenas. Sinesio, en la Carta 136 dirigida a su hermano, relata sus impresiones filosóficas entre la escue- la de Alejandría (Egipto), en donde la autoridad es Hypatia respecto a la de Atenas:

"…Sin duda, hoy en día, en nuestro tiempo, es Egipto el que ha acogido y hace germinar la sabiduría de Hypatia. Atenas, por su parte, la ciudad que antaño era hogar de sabios, en la actualidad sólo merece la admiración de los apicultores…"

La maravilla mayor de Alejandría era su biblioteca y su correspondiente Museo palabra griega que significa "lugar donde habitan las musas". En su interior había una gran cantidad de libros, anaqueles y papiros, en torno a unos 700.000 manuscritos que podían ser consultados por sabios y académicos y otra biblioteca más pequeña que podía ser consultada por cualquier ciudadano que tenía 43.000 ejemplares. Dice Ateneo al respecto:

"En lo que respecta al número de libros, los anaqueles, y la colección en el Salón de las Musas, no necesito decir nada, porque ellos están en la memoria de todos los hombres."  

El núcleo de la biblioteca era, pues, su colección de libros. Los organizadores escudriñaron todas las culturas y lenguajes del mundo. Enviaban agentes al exterior para comprar bibliotecas. Los buques de comercio que arribaban a Alejandría eran registrados por la policía, y no en busca de contrabando, sino de libros. Los rollos eran confiscados, copiados y devueltos luego a sus propietarios.

Había en la biblioteca una comunidad de eruditos compuesto por más de cien profesores residentes a los que se añadían profesores visitantes que venían de todas partes del mundo que exploraban la física, la literatura,la medicina, la astronomía, la geografía, la filosofía, las matemáticas, la biología y la ingeniería. La ciencia y la erudición habían llegado a su edad adulta. El genio florecía en aquellas salas. La Biblioteca de Alejan- dría es el lugar donde los hombres reunieron por primera vez de modo serio y sistemático el conocimiento del mundo. (6)

Tenía, además, un centro de historia natural con especies disecadas, un zoológico para el estudio de animales vivos, salas de disección, un jardín botánico, un observatorio, talleres en los que se diseñaban y construían aparatos e instrumentos para facilitar la investigación en astronomía y en geografía patios, salones de estudio, salas de música y cuartos donde los académicos estudiaban, convivían y en algunos casos vivían.

De esta biblioteca legendaria lo máximo que sobrevive hoy en día es un sótano húmedo y olvidado del Serapeo, el anexo de la biblioteca, primiti-vamente un templo que fue reconsagrado al conocimiento. Unos pocos estantes enmohecidos pueden ser sus únicos restos físicos. Sin embargo, este lugar fue en su época el cerebro y la gloria de la mayor ciudad del planeta, el primer auténtico instituto de investigación de la historia del mundo. Los eruditos de la biblioteca estudiaban el Cosmos entero,(Cos-mos es una palabra griega que significa el orden del universo). Es en cierto modo lo opuesto a Caos. Presupone el carácter profundamente interrela-cionado de todas las cosas. Inspira admiración ante la intrincada y sutil construcción del universo. 

La Alejandría de la época de Hypatia —bajo dominio romano desde hacía ya tiempo— era una ciudad que sufría graves tensiones. La esclavitud había agotado la vitalidad de la civilización clásica. La creciente Iglesia cristiana estaba consolidando su poder e intentando extirpar la influencia y la cultura paganas. Hypatia estaba sobre el epicentro de estas poderosas fuerzas sociales. Los cristianos persiguieron a todos los académicos del Museo obligándolos a convertirse al cristianismo si no querían morir. Hipatia se negó; se negó a convertirse al cristianismo, se negó a renunciar al conocimiento griego, a la filosofía y a la ciencia que por más de veinte años había aprendido y enseñado en el Museo.

Cirilo, el arzobispo de Alejandría, la despreciaba por la estrecha amistad que ella mantenía con el gobernador romano y porque era un símbolo de cultura y de ciencia, (7) que la primitiva Iglesia identificaba en gran parte con el paganismo. A pesar del grave riesgo personal que ello suponía, continuó enseñando y publicando, hasta que en el año 415, cuando iba a trabajar, cayó en manos de una turba fanática de feligreses de Cirilo. La arrancaron del carruaje, rompieron sus vestidos y, armados con conchas marinas, la desollaron arrancándole la carne de los huesos. Sus restos fueron quemados, sus obras destruidas, su nombre olvidado. Cirilo fue proclamado santo.

Todos los cargos públicos de aquella época estaban reservados para hombres (aquí es preciso señalar que cuando nos referimos a hombres que- remos decir siempre "hombres libres" pues no se nos debe olvidar que la esclavitud estaba permitida), las mujeres estaban excluidas. Hubo, no obs- tante, mujeres como Melania, Paola, Eustochia y Macrina o Hypatia que llegaron a ejercer algún puesto de autoridad pública, pero todas ellas tuvieron serios enfrentamientos con los obispos católicos.

El único lugar en donde la cultura siguió creciendo fue precisamente en el Museo de Alejandría, pues se había hecho ya famoso en muchos lugares y sabios de todo el mundo venían a trabajar en él, fue quizás por eso que durante algunos años los cristianos no se atrevieron a tocarlo aunque los que ahí vivían e investigaban sabían que estaban viviendo los últimos años de ese gran centro de conocimiento.

Hypatia, matemática y astrónoma, fue la última lumbrera de la biblioteca, cuyo martirio estuvo ligado a la destrucción de la biblioteca siete siglos después de su fundación. La gloria de la Biblioteca de Alejandría es un recuerdo lejano que está vinculada a la famosa filósofa de Alejandría Hypatia: "…un símbolo de cultura y de ciencia…cuyo martirio estuvo ligado a la destrucción de la biblioteca". (Carl Sagan). Sus últimos restos fueron destruidos poco después de la muerte de Hypatia. En 416, el teólogo e historiador hispanorromano Paulo Osorio vio con mucha tristeza los restos de la biblioteca del Serapeo, afirmando que: " sus armarios vacíos de libros fueron saqueados por hombres de nuestro tiempo".

La ciencia no fascinó nunca la imaginación de la multitud. No hubo contrapeso al estancamiento, al pesimismo, a la entrega más abyecta al misticismo. Cuando al final de todo, la chusma se presentó para quemar la Biblioteca no había nadie capaz de detenerla. Era como si toda la civilización hubiese sufrido una operación cerebral infligida por propia mano, de modo que quedaron extinguidos irrevocablemente la mayoría de sus memo- rias, descubrimientos, ideas y pasiones. La pérdida fue incalculable. La biblioteca de Alejandría unida al Museion fue incendiada poco después de la muerte de Hypatia. Desaparecieron miles de ejemplares de una de las más grandes bibliotecas que jamás hayan existido. En algunos casos sólo conocemos los atormentadores títulos de las obras que quedaron destruidas. En la mayoría de los casos no conocemos ni los títulos ni los autores. Sabemos que de las 123 obras teatrales de Sófocles existentes en la Biblio- teca sólo sobrevivieron siete. Una de las siete es Edipo rey. Cifras similares son válidas para las obras de Esquilo y de Eurípides.

Desaparecieron también los animales vivos y disecados, los aparatos, los instrumentos de medición, los instrumentos musicales, los grandes salones, las fuentes, los patios. Los académicos que allí trabajaban e investigaban fueron perseguidos y en algunos casos asesinados.

Este epigrama de Palladas (8) refleja la decadencia y ruida de la cultura griega:

LOS ÚLTIMOS GRIEGOS.

¿Estamos muertos, nosotros los griegos,

en una sombra profunda nos arrastramos,

creyendo vivir y flotando en un sueño?¿O bien somos los únicos que están vivos,

cuando todo se hunde, en el abismo

y la vida está muerta y muerto el mundo? Anth. pal., X, 82.

Hypatia fue la última estrella que brilló en Alejandría, pero nos legó su ejemplo de una vida entregada a una causa noble.Ella supo mantener viva la llama de la sabiduría, impulsando a los hombres y mujeres de su época a conocer el sentido profundo de sus vidas. Aunque los vientos soplaron en contra, ella se mantuvo firme en su puesto, cumpliendo con la sagrada misión que le fue encomendada; y así supo transmitir esa tradición que, inspirada desde el fondo de los tiempos y por lo más alto, van recogiendo los filósofos, aquellos que reconocen a Dios en los más pequeños detalles y aquellos que, indagando en esos pequeños detalles, van descubriendo poco a poco las respuestas a las grandes preguntas, aquellas que nos llevan a conocer la raíz última de toda forma de vida.

Hypatia dejó una huella de fuego en cada uno de los corazones que palpitan con la fuerza del destino; y esa huella se imprimió con el calor del entusias- mo para avivar la llama de la filosofía.

Posterioprmente, a mediados del S. XVIII, la Ilustración se encargó de recuperar la figura de Hypatia. Toland y Voltaire definieron su asesinato como expresión de la irracionalidad del fanatismo religioso. "El interés por las ciencias fue debilitándose y la Historia entró en el oscurantismo. Pudo sobrevivir en Bizancio y sólo floreció de nuevo en el mundo árabe musul-mán", escribió Voltaire.

Notas

(1)Los neoplatónicos fueron la última de las grandes escuelas de filosofía de la Antigua Grecia. La escuela fue fundada por Plotino en el siglo III. Plotino y sus discípulos se consideraban a sí mismos platónicos pero su filosofía contenía también ideas aristotélicas y estoicas.

(2)El retrato de Hypatia pintado por Elbert Hubbard era fantasioso y sarcástico. Siguiendo la Crónica de Juan de Nikiu, un obispo copto que reescribió la historia según sus prejuicios cristianos, Hubbard aseguró que Hypatia hipnotizaba a sus estudiantes con artes satánicas (véase Parsons, p. 379). Otros autores la identifican como alquimista. Charles Kingsley, el popular novelista del siglo XIX, también escribió una vida ficticia de Hypatia. La mata a los 25 años en vez de a los 45, y la imagina como una fanática neoplatónica atrapada en las redes de la intriga política. Hypatia nunca se casó, y los historiadores discutieron durante siglos la cuestión de su castidad. 

"The star lovers", de Richardson, ilustra el tratamiento que se daba a las mujeres de ciencia en las historias, en aquellos casos en que por lo menos se las menciona. Aunque tiene un capítulo sobre mujeres astrónomas, no hace caso de algunas de las más importantes, y en general ridiculiza a las que menciona. Gran parte del capítulo se dedica a los cráteres lunares que llevan los nombres de las astrónomas. A la cabeza de la lista se encuentra Hypatia: "Una mujer erudita que murió defendiendo a los cristianos [sic]." Le sigue Catalina: "una joven extremadamente sabia, de noble familia, que murió en 307 D.C.. defendiendo a los cristianos" (p. 173). 

(3)Más tarde la hija de Asclepigenia, Asclepigenia la Joven, se hizo cargo de la escuela de Atenas. En esta rama oriental del neoplatonismo también participaban otras mujeres, como Sosipatra, esposa del prefecto de Capado-cia. La creencia general es que Hypatia era una neoplatónica dentro de la tradición de Plotino, pero Rist da pruebas de que la filosofía de Plotino no se estableció firmemente en Alejandría hasta fines del siglo V, y de que ni Hypatia ni Sinesio se interesaban especialmente en sus doctrinas. 

(4)Cirilo de Alejandría, sucesor de su tío Teófilo en el patriarcado de Ale- jandría. Un hombre ambicioso que además de reprimir a judíos y paganos se enfrentó con los patriarcas de Constantinopla por la primacía en la iglesia del Imperio Romano de Oriente. Escribió en una de sus obras: Nosotros  por la fe de Cristo estamos dispuestos a padecerlo todo: Las cadenas, la cárcel, todas las incomodidades de la vida y la misma muerte"  aunque no sería él quien padeciera la muerte ni las cadenas, ya que al final de su vida era una de las personalidades más importantes de la Iglesia y luego sería canonizado. En el siglo XIX, en 1882, el papa León XIII le proclamaría Doctor de la Iglesia.

(5)Se supone que el autor de la carta hace sus cálculos antes del establecimiento de la era cristiana por Dionisio el Exiguo en 525; por tanto, si el propio Dionisio se equivocó en 6 ó 7 años, cabe la posibilidadde que nuestro autor también lo hiciese, pues, de no ser así, es incomprensible que atribuyese a Hypatia la escritura de la carta en 440 cuando había sido asesinada en 415.

(6)Fue Demetrio de Falera quien sugirió a Tolomeo I Sóter la idea de esta- blecer un gran centro de investigación en Alejandría con una biblioteca importante ligada a él, al que se debía llamar "Museo". La fecha precisa de la fundación de estas dos instituciones no es conocida pero es probable que Sóter iniciara la obra en 290 a.C. y que luego la tarea fuera completada por Tolemeo II Filadelfo, porque es bien sabido que la Biblioteca y el Museo alcanzaron su máximo esplendor durante el reinado de Filadelfo. La prime-

ra mención de la Biblioteca que ha quedado registrada se encuentra en la Carta de Aristeas (180-145 a.C.), estudioso judío que escribió crónicas sobre la traducción del Viejo Testemento al griego por setenta y dos rabinos. Según él, "este trabajo había sido encargado por el ateniense desterrado Demetrio de Falera, a quien patrocinaba Tolemeo Sóter". 

(7)Edward Gibbon (II, 816) sugiere que Cirilo estaba tan celoso de la influencia y de la popularidad de Hypatía que "alentó, o aceptó, el sacrificio de una virgen, que profesaba la religión de los griegos". Rist (p. 223) sugiere que la turba estaba enloquecida por el ayuno de la cuaresma. 

(8)Palladas, nacido en Alejandría a fines del S. IV, fue una curiosa figura de esta época crepuscular y su transición, de ese interregno que asistió al fin del mundo antiguo y el triunfo del cristianismo. De los ciento cincuenta epigramas que de él se conservan en la Antología palatina las tres cuartas partes revisten poco interés.

Palladas enseña letras en Alejandría, y fue coetáneo de Hypatia. Tuvo cier- to éxito en su oficio, recibiendo el agradecimiento del gramático Dositheos, quien le dio empleo. Falto de pecunio se ve obligado a "vender calímacos y píndaros" para dar de comer a su mujer a la que no quería.

Este griego que asistió a la persecución de los paganos por Teodosio,luego a la prohibición del culto pagano por Arcadio, registra esos cambios de régimen del mismo modo que la mayoría de sus contemporáneos ven los hechos, a través de su pequeño lado anecdótico y de anotaciones aparente-mente útiles, alternando en su caso con ellas, breves poemas inquietantes.

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Una biografía más larga en DivulgaMAT: Portal de la Real Sociedad Matemática Española.

 

 

Autor:

Benedicto Cuervo Álvarez.

 

Partes: 1, 2
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