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El agua corriente desde el cooperativismo en Río Tercero (1930-1955) (página 3)

Enviado por Veronica


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Ahora bien, aunque ya estaba instalada oficialmente, la idea no prosperó por el momento pese a los avances de la política de intervención estatal en el sector eléctrico. Por decreto de la intervención federal de octubre de 1944 se estableció la condición de servicio público y se definió la política de Estado para la industria eléctrica y en 1946, también por decreto, se dispuso su estatización -provincialización, en este caso- pero nada se legisló respecto a las cooperativas eléctricas, las que por lo tanto continuaron funcionando sin que se definiera su posición dentro de la política eléctrica provincial pero con la aceptación implícita de las autoridades que nunca entorpecieron su accionar. No obstante, esa definición no tarda en llegar y aparece de la mano de dos hechos de gran significación en el proceso de estatización del sector eléctrico: la creación de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC)[78] y la formulación e implementación, por primera vez en la provincia, de una política energética integral.[79]

En la nueva política eléctrica la función del cooperativismo eléctrico era preferentemente la de distribuir la energía generada por el propio Estado con sus centrales hidroeléctricas y térmicas, o sea se aspiraba a que las cooperativas, en su totalidad, fueran solamente entes distribuidores de energía. Pero para alcanzar tal meta primero era necesario que el Estado creara la infraestructura eléctrica, apta para tal fin y hasta tanto eso sucediera no hubo otra alternativa que tolerar la existencia de cooperativas independientes que generaban su propia energía.

La clave para alcanzar ese objetivo básico fue, sin lugar a dudas, la política de fomento del cooperativismo eléctrico, que el Estado llevó adelante por intermedio de la EPEC y que quedó claramente explicitada en el Art. 2° Inc. c) de la ley 4358, ver anexo, en virtud del cual la empresa provincial fomentó de una manera decidida la constitución de ese tipo de sociedades a las que además les brindó información y asesoramiento, interesando a los vecinos de las comunidades afectadas sobre los beneficios que de ese modo obtendrían.[80]

4.3. Ante los abusos del trust llega el cooperativismo a Río Tercero.

La hoy denominada Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Limitada de Río Tercero, nació oficialmente el 1° de julio de 1933 con el nombre de Cooperativa de Luz y Fuerza de Río Tercero, y a partir de entonces su evolución estuvo acompañada por una permanente ampliación del abanico de servicios y obras que necesitaba la población donde tiene su sede y, consecuentemente cambiando su denominación hasta llegar a la actual. Una década después de su constitución y en respuesta a la demanda de esa población, comenzó a trabajar en el proyecto de provisión de agua corriente y una vez realizadas las obras correspondientes inauguró ese servicio en 1953, produciéndose entonces el primer cambio de denominación pasando a llamarse Cooperativa de Luz y Fuerza y Agua Potable de Río Tercero Limitada (1953). Por último, en diciembre de 1960 se aprueba una reforma de los estatutos y la entidad adopta la designación que detenta en la actualidad.[81]

Desde el momento de su nacimiento esta institución fue logrando un sólido prestigio, demostrado en el momento mismo en que consiguió brindar el servicio de energía eléctrica, que fue el fruto del trabajo, el esfuerzo propio y la ayuda mutua del cooperativismo.[82]

Corría el año 1932 cuando algunas personas, en especial gente trabajadora esclarecida, empezaron a conversar acerca de la posibilidad de constituir una cooperativa eléctrica. Claro que esto no fue casual, esta gente conocía lo ocurrido en Punta Alta[83], [84]población que había dado el primer grito de emancipación liberándose del Trust Eléctrico formando su propia Cooperativa[85]Sobradas razones hubo para que los habitantes de Río Tercero se movilizaran. Es verdad que la localidad contaba con servicio eléctrico, pero ese servicio era deficiente y escaso (debido a que eran pocas las horas de alumbrado que la empresa extranjera proporcionaba), pero por sobre todo caro, puesto que la empresa concesionaria cobraba un peso mensual en concepto de alquiler del medidor, elemento que servía para controlar y facturar el servicio correspondiente. La concesión originaria, que había sido otorgada por ley provincial 3.040 del 26 de agosto de 1921 a Salomón Rosemberg, era por 20 años y permitió la instalación de una usina térmica que gozó de la exoneración de impuestos y que estuvo destinada a proveer de electricidad a la población de Río Tercero. Cuando hacia fines de la década de 1920 se inicia el proceso de concentración monopólica de la industria eléctrica argentina, en 1928 Rosemberg transfirió sus derechos a la Compañía Anglo-Argentina S. A. la que muy poco tiempo después la transfirió a su vez a la Compañía Central Argentina de Electricidad S.A., empresa que continuó operando la pequeña usina con motor a explosión, instalada en el edificio que se levantaba en la calle Mitre casi esquina Vélez Sarsfield de la localidad de Río Tercero.

Como era de esperar, este intento asociativo de los habitantes de Río Tercero sufrió los embates de esa empresa particular que venía prestando el servicio de electricidad, motivo por el cual se produjeron algunas deserciones en el grupo de vecinos que estaban dando comienzo al nuevo emprendimiento. A pesar de ello, la mayoría se mantuvo firme logrando por fin dar inicio en 1933 a la cooperativa cuyo primer consejo de administración estuvo compuesto por destacados miembros de la comunidad encabezados por Pedro Marín Maroto, como presidente; Gabriel Tagliaferro, vice-presidente; Antonio J. Rubiolo, secretario; Enrique Córdoba, pro-secretario; Francisco de Buono, tesorero; Bautista Bongioanni, pro-tesorero; Juan Lopez Perez, síndico; Juan B. Maurino (hijo), síndico suplente y Arturo Bracalenti, Alfredo Carranza, Federico Osta, Otto Hurter y Agustín Carricaburu, vocales.

Será esa la piedra basal que originará la cooperativa en Río Tercero y, con ella, el inicio de un nuevo ciclo histórico de dicha localidad.

Capítulo n° 3

Las obras de captación y distribución de agua

Las obras de captación y distribución de agua

El contenido de este capítulo abarca los siguientes temas: la forma en que fueron financiadas las obras, las gestiones relacionadas con la contratación de material y mano de obra, los actos con los que se procedió a la colocación de la piedra fundamental y la ejecución de la obra. El desarrollo de éstos posibilita dimensionar el transcurrir de la obra proyectada, con sus avances y retrocesos, por la institución cooperativa local para arribar a la meta fijada.

  • 1. Financiación de las obras

Según lo autorizado por la asamblea general extraordinaria del 30 de noviembre de 1947, sin dilación el consejo de administración -de inmediato- se ocupó de reunir el capital que hacía falta para llevar a cabo las obras necesarias para poder prestar el servicio de agua corriente, y lo hizo, primero, a través de la suscripción de acciones. Esa suscripción fue bastante exitosa y, un año después, los consejeros pudieron informar que ya se había suscripto la suma de $ 300.000 m/n y cobrado a cuenta $ 144.255 m/n. Además, los responsables de la cooperativa estimaban que era posible que esas sumas se acrecentaran hasta llegar a superar los $ 600.000 m/n, lo cual se consideraba como muy alentador, a pesar de la demora sufrida en la confección del proyecto y en la tramitación de la concesión.[86]

Al mismo tiempo esas autoridades aseguraron que el capital que pudiera llegar a faltar para cubrir el valor total de la obra, se lograría mediante un préstamo bancario, un empréstito público, o bien sería financiado directamente con las casas proveedoras de materiales y las empresas constructoras, que era el medio al que por lo general debían recurrir las entidades cooperativas ante la falta de auxilio financiero oficial.

Los consejeros sabían ya que la obra demandaría una elevada suma de capital y que no sería posible afrontar su costo sin la ayuda de las entidades bancarias que otorgaran los créditos necesarios. Por lo tanto, las solicitudes de crédito fueron varias a lo largo del desarrollo de la obra, sobre todo porque el presupuesto original muy pronto se vio acrecentado debido a las modificaciones que fue necesario introducir sobre la marcha en el proyecto inicial.

Fueron dos las instituciones financieras a las que se recurrió ya desde un primer momento, el Banco de la Nación Argentina y el Banco de Crédito Industrial Argentino, porque siempre se hubo de luchar en contra del tiempo y la incertidumbre de la rapidez o tardanza con que cada banco respondería otorgando o no el préstamo solicitado en cada caso.

El primer préstamo se pidió al Banco de la Nación Argentina el 20 de octubre de 1948, por el monto de $ 500.000 m/n. La modalidad de ese préstamo fue la siguiente: el crédito se solicitó por el término de 18 meses, con la obligación de pagar únicamente los intereses correspondientes a las sumas parciales que se utilizarían en distintas fechas, dentro de ese plazo, durante el cual no se haría efectiva la amortización del capital. Al término de ese plazo y una vez satisfechos los intereses devengados, se reunirían las operaciones efectuadas en una sola cuenta, y pasaría a constituir un crédito prendario amortizable a un plazo no menor de 15 años, con un interés del 4% anual. Las amortizaciones se harían en las siguientes proporciones: el 4% durante el primer año de vigencia, el 5% durante el 2º año y el 7% durante los trece años restantes.[87] Pero esta solicitud fue derivada del Banco de la Nación Argentina al Banco de Crédito Industrial Argentino,[88] por encuadrarse, dadas las características del destino del dinero, dentro de la órbita de operaciones dependientes de esa institución, que tenía como finalidad el fomento industrial.[89]

En la Argentina, existieron intereses sectoriales y políticos preocupados por promover la actividad industrial por medio de una óptima orientación del crédito bancario desde fines del siglo pasado.

Antes de 1930 y por la preeminencia que detentaba la economía agroexportadora, la actividad industrial era considerada como algo marginal. Luego de ese momento histórico, caracterizado como cambio de etapa estructural y el proceso de sustitución de importación, se tomaron algunas medidas proteccionistas y de promoción hacia la industria lo que posibilitó la creación del Banco de Crédito Industrial en 1944, entidad autárquica, que tenía como objetivo otorgar créditos a mediano y largo plazo.[90]

Con posterioridad, el Banco de Crédito Industrial Argentino, por resolución nº 2056 del 27 de abril de 1950 de su sucursal en Córdoba, otorgó a la Cooperativa de Luz y Fuerza Limitada de Río Tercero, el préstamo que originariamente se había solicitado al Banco de la Nación Argentina y que como se explicó en el párrafo anterior fue derivado a esta institución que autorizo un préstamo de fomento industrial. La entidad obtuvo así $ 500.000 m/n, los que fueron destinados a la instalación de una planta extractora y distribuidora de agua corriente. Ahora bien, como el monto total de esa fase de la obra ascendía a $ 1.000.000 m/n, la institución cooperativa planificó afrontar la mitad restante de esa suma con fondos provenientes de la suscripción de acciones. El plazo por el que se concertó el crédito fue por 10 años, con una amortización del 5% semestral y un interés del 4% anual, pagadero por período anticipado.

El que la entidad cooperativa fuera beneficiada con el préstamo del Banco de Crédito Industrial Argentino se debió al apoyo que el peronismo le otorgo a este movimiento, situación manifestada en el segundo plan quinquenal, sustentado por la idea de darle especial relevancia a la enseñanza de la cooperación. En el plan se señalaba "la difusión de los principios del cooperativismo y la constitución de cooperativas escolares y estudiantiles, a fin de contribuir a la formación de la conciencia nacional cooperativa y prestar servicios útiles a los alumnos".[91] La garantía exigida por el banco fue una hipoteca de primer grado sobre los siguientes inmuebles: a) un solar de aproximadamente 900 m2 de superficie, b) una fracción de terreno de unos 25 m2 de superficie, c) otra fracción de terreno de unos 50 m2 de superficie, d) un lote de terreno cuya superficie era de 130,50 m2, e) una fracción de terreno de 30 m2 y f) dos fracciones de terreno que en conjunto sumaban 3.185 m2 de superficie, todos ellos ubicados en la localidad de Río Tercero o sus inmediaciones.[92] Además, se realizó también un refuerzo de garantía que fue prenda fija con registro en primer grado por contrato privado, sobre los bienes propios y los por adquirir; es decir, en otras cláusulas del contrato la cooperativa se obligaba a demostrar que la modificación del proyecto original para extracción del agua había sido aprobado por la Dirección General de Hidráulica y a suscribir e integrar acciones hasta un monto de $ 500.000, equivalente al préstamo que se le otorgaba, de modo que así se reunía la suma de $ 1.000.000 m/n que se invertirían en las obras proyectadas.

Al aceptar el préstamo, la cooperativa se comprometió además a: 1) remitir anualmente al banco el inventario y balance general correspondiente al ejercicio aprobado por la asamblea general de socios; 2) comunicar cualquier alteración de su activo fijo; 3) aplicar el importe de esa operación exclusivamente para el destino y en la forma establecida por la entidad crediticia; 4) no proceder, sin previa conformidad del banco, a modificar el objeto de su constitución, a fusionarse con otra u otras sociedades, a celebrar nuevos contratos de concesión, ni a disponer de las utilidades realizadas y líquidas, con excepción del porcentaje mínimo que legalmente debía destinarse al fondo de reservas si estuviera en mora en el pago de los intereses y cuotas de amortización del préstamo; 5) presentar, antes de la iniciación de cada ejercicio, el respectivo presupuesto de gastos y cálculos del resultado probable de la explotación; 6) aceptar el asesoramiento técnico, económico y jurídico del banco y acatar las indicaciones que éste le formulase; 7) comunicar la convocatoria de sus asambleas con quince días de anticipación, acompañando copia de los documentos relativos a los asuntos por tratarse y aceptar el representante que el banco designase.[93]

Todas las condiciones que se acaban de mencionar fueron aceptadas por unanimidad en una asamblea general extraordinaria, en la que el único planteo que se hizo estuvo relacionado con la amortización del préstamo. En remplazo de la cláusula de la propuesta del banco que establecía el pago corrido del 5% semestral, la cooperativa había presentado el 5 de diciembre de 1949 un plan de amortización que preveía el pago de sumas menores al comienzo del plazo, que era cuando la cooperativa tenía mayor necesidad de fondos para construir y poner en funcionamiento la obra.[94] De esa manera la entidad podría encarar las obras con más desahogo.

La finalidad que se persigue al detallar en estos párrafos las condiciones impuestas por el Banco de Crédito Industrial Argentino, intenta contribuir a la explicación de la razón que llevo a la creación del mismo.

El crédito industrial cuenta con características diferentes del crédito comercial, en forma no solo de simple descuento y anticipo, sino en cierto modo de habilitación.

Las actividades industriales, exigen mayor flexibilidad en el crédito, no solo en lo que se refiere al plazo, sino al monto de interés y a la cuota de amortización. La Unión Industrial señalaba que el sistema crediticio a corto plazo, afectaba a la industria de pequeño y mediano tamaño, retrasando la renovación de su equipamiento productivo.

Será el Estado el que tomará la decisión, al crear una entidad que ofrecía créditos a largo plazo, al momento de establecer algunas diferencias a favor del sector industrial. A través del apoyo económico el poder público podía cumplir una función orientadora que se traduciría en un beneficio colectivo.

Son tres los capitales que necesita la industria. A saber: a) capitales de fundación con el fin de proceder a la instalación de fábricas (adquisición de terrenos, construcción de locales, compra e instalación de maquinarias, etc). Inversiones que se inmovilizan de una manera relativamente permanente y con los que se monta el mecanismo para la producción. b) Capitales de evolución. Luego del primer período, el de instalación, la dinámica de la actividad productiva requiere capitales nuevos para hacer frente a las necesidades comunes en su "evolución" normal: compra de materias primas y fuerza motriz, remuneración de la mano de obra, pago de gastos generales, etc. A estos capitales se los ha llamado también "fondos de explotación" y financian el ciclo de la producción. c) Capitales de extensión. Se utilizan para la ampliación de instalaciones, la modernización de equipos, la transformación y el perfeccionamiento de herramientas, la introducción de mejoras técnicas, etc. Inversiones que se inmovilizan y que la práctica de las amortizaciones periódicas moviliza sólo en parte.[95]

Los tiempos administrativos no siempre coinciden con los tiempos de las demandas sociales y si bien se había logrado ese préstamo otorgado por el Banco de Crédito Industrial Argentino, del mismo la cooperativa no podría disponer hasta no llenar algunos requisitos exigidos por el banco y de formalizar también la garantía inherente, todo lo cual requeriría el transcurso de un plazo cuya prolongación no se podía prever.

Cuadro nº 2

Detalle de obras y adquisiciones

Año 1949

edu.red

Fuente: Memoria y Balance General. Año 1949.

Mientras discurrían los tiempos burocráticos ¿cómo se financiaban las obras? Como se menciono en párrafos anteriores, eran dos las formas de afrontar los gastos: una con fondos propios de la entidad y la otra por medio de instituciones bancarias o crediticias. En el cuadro nº 2 se detallan las obras realizadas al igual que sus costos y de donde provenían los fondos.

Al evidenciarse que los fondos propios no eran suficientes y en el afán de evitar toda dilación o paralización perjudicial en la marcha de las obras de provisión de agua corriente a la localidad, se estimó oportuno someter a consideración de la asamblea el pedido de autorización para la obtención de préstamos del Banco de la Nación Argentina hasta la suma de $ 300.000 m/n, la que no tendría otro motivo ni destino que el de afrontar el pago de los primeras entregas de caños de asbesto cemento que, de acuerdo a las cláusulas del pedido, debía efectuar en breve plazo la firma Agar Cross y Cía. Ltda., y cuya condición era el de pago al contado.[96]

Ese pedido del consejo de administración fue considerado por la asamblea general de socios la que, como en oportunidades anteriores, por unanimidad le otorgó una "amplia y especial autorización" para solicitar al Banco de la Nación Argentina, sucursal Río Tercero, los créditos que estimara necesarios dentro del límite máximo de $ 300.000 m/n, con sujeción a las condiciones estipuladas por esa entidad financiera y en la forma que mejor resultase a los intereses de la cooperativa, el mismo se solicitó por el monto de $ 100.000 m/n y fue otorgado el 15 de noviembre de 1949.[97]

En la asamblea realizada el día 30 de diciembre de 1950, el presidente del consejo de administración informó, que cuatro días atrás -26 de diciembre- había tenido lugar la formalización del préstamo de $ 500.000 m/n solicitado al Banco de Crédito Industrial Argentino, suscribiendo escrituras de hipotecas y prendas que gravaban todos los bienes de la cooperativa a favor de dicha institución. Inmediatamente se dispuso liquidar las siguientes cuentas, Agar Cross y Cía por $ 60.000 m/n a cuenta; Bromberg y Cía S.A.C. $ 14.890 m/n por saldo; Banco de la Nación Argentino $ 130.000 m/n (esta suma corresponde a la cancelación de pagaré directo, con vencimiento el día 12 de febrero de 1950 por valor de $ 50.000 m/n y del adelanto en cuenta corriente , la suma de $ 80.000 m/n, girando con cargo al Banco de Crédito Industrial Argentino.[98]

Sin embargo, a un año de comenzar el suministro de agua a la población, todavía la cuestión financiera no estaba resuelta puesto que, en relación a la cañería, faltaba adquirir alrededor de 17.000 m. de caño de fibrocemento, las piezas especiales de hierro y las juntas Gibault y válvulas necesarias, todo lo cual implicaba una erogación total de $ 690.000 m/n que, sumada a la inversión ya realizada, sobrepasaba apreciablemente el importe de un millón de pesos autorizado. Esta insuficiencia de fondos disponibles para la terminación de la obra presentaba ante la cooperativa un panorama que no era por cierto alentador, pero el consejo de administración reaccionó con celeridad y convocó a una asamblea extraordinaria para el 25 de febrero de 1951. Esa asamblea se realizó en la fecha prevista y su tema central fue obviamente la revisión del presupuesto. En efecto, en su transcurso los consejeros explicaron la necesidad de ampliar a $ 1.700.000 m/n la suma asignada según el presupuesto inicial para la ejecución de la obra, y también la conveniencia de solicitar al Banco de Crédito Industrial Argentino, una ampliación del crédito por $ 300.000 m/n.[99]

Cabe destacar que la convocatoria a una asamblea extraordinaria, requiere de mayores desafíos para la entidad. Las asambleas de asociados son el órgano máximo de la cooperativa, donde se debaten las decisiones en forma democrática. Se realizan anualmente para tratar la Memoria, el Balance y elegir al Consejo de Administración y la Sindicatura, incluyéndose a su vez los temas del orden del día.

Por otro lado, las asambleas extraordinarias tienen lugar toda vez que lo disponga el Consejo de Administración, el Síndico o el 10% del total de asociados, ante una situación apremiante que debe tener el consenso de todos los asociados.

Además y en apoyo de esa solicitud del consejo de administración, tanto el gerente como el ingeniero Victorio Urciolo aludieron al aumento habido en el costo de los materiales y la situación expuesta por ellos fue comprendida por los asambleístas, quienes una vez más y por unanimidad apoyaron al consejo de administración aprobando la ampliación de la suma a invertir en la ejecución de la obra de provisión de agua corriente a la ciudad de Río Tercero. Al mismo tiempo, esa asamblea autorizó también al consejo de administración para que procurase los fondos necesarios, ya sea mediante pedido de ampliación del crédito otorgado por el Banco de Crédito Industrial Argentino, o por suscripción de nuevas acciones o cualquier otro medio lícito.[100]

En cumplimiento de lo resuelto por esa asamblea, la cooperativa solicitó al Banco de Crédito Industrial Argentino una ampliación del crédito que le había acordado con anterioridad, por la suma de $ 300.000 m/n, cuyo destino exclusivo era la adquisición de 15.000 m de caños de fibrocemento de 60 y 50 milímetros de diámetro para lograr la terminación general de la obra. Para la amortización de esta nueva operación, rigieron las mismas condiciones establecidas para el préstamo anterior. A esos efectos, en esta oportunidad la cooperativa contaba con los recursos provenientes del nuevo ajuste tarifario recientemente verificado en base a un costo de la obra que se elevó y fue presentado para su aprobación a la Dirección General de Hidráulica de la provincia; tras ese ajuste se calculaba recaudar alrededor de $ 180.000m/n.[101]

Con todo, la situación financiera seguía siendo preocupante porque los gastos se multiplicaban sin cesar y esto volvió a plantear la necesidad, inmediata, de allegar nuevos fondos para la atención de las diversas obligaciones emergentes de la obra en construcción. En esas condiciones fue que se resolvió solicitar el 7 de diciembre de 1951, con ese único destino, al Banco de la Nación Argentina un préstamo con pagaré directo a 90 días con opción a 90 días más de plazo, por valor de $ 50.000 m/n. Esta operación, fue otorgada el 20 de diciembre del mismo año, era de carácter provisorio, debiendo ser cancelada tan pronto como se obtuviese del Banco de Crédito Industrial Argentino, la ampliación solicitada por $ 300.000 m/n.[102]

Esa solicitud de ampliación del crédito, que correspondía al nº de solicitud 5454, fue oportunamente aprobada el 24 de abril de 1952 por el Banco de Crédito Industrial Argentino. La institución prestataria estableció como garantía una prenda fija con registro en segundo grado sobre los bienes ya gravados a favor del banco, a la que se agregó otra prenda fija en primer grado sobre los efectos existentes que se encontrasen libres de gravámenes. El plazo de esta operación fue de 5 años y la amortización establecida fue del 5% semestral el primer año, 5% trimestral los años 2º, 3º y 4º y 7 ½ % trimestral el 5º año, a un interés anual del 4% pagadero por periodo anticipado. Además, la cooperativa debía contratar seguros sobre los efectos a gravar por un importe no menor al del préstamo. Todas esas condiciones fueron aceptadas por la cooperativa con una única modificación relativa a la prenda fija, que se solicitó se hiciera por contrato privado, de la misma manera que en el préstamo anterior.[103]

Hasta aquí se ha dado cuenta del accionar financiero de la cooperativa desde que ésta aceptó hacerse cargo de las obras y hasta el momento en que comenzó el suministro de agua corriente a la población de Río Tercero. Más adelante, cuando se trabaje sobre la evolución posterior de ese servicio se aludirá a las gestiones de este tipo que la entidad hizo para afrontar los gastos que demandó la extensión del área de cobertura del mismo.

En resumen, los créditos solicitados y otorgados fueron los siguientes: 1) Banco de Crédito Industrial Argentino, solicitud nº 2056[104]por el monto de $ 500.000 m/n, sobre este préstamo se solicito una ampliación de $ 300.000 m/n correspondiente a la solicitud nº 5454[105]con fecha 24 de abril de 1952. 2) Banco de la Nación Argentina, otorgo dos préstamos: el primero fue concedido el 15 de noviembre de 1949 por el monto de $ 100.000 m/n[106]y el segundo que fue otorgado, por $ 50.000 m/n[107]el 20 de diciembre de 1951. Estos préstamos fueron de carácter provisorio, puesto que se tuvieron que solicitar para poder afrontar los costos de la obra hasta que se concretaran los requeridos al Banco de Crédito Industrial Argentino.

  • 2. Contratación de materiales y mano de obra

Muchos fueron los llamados a licitación y las compras realizadas para llevar adelante las obras destinadas a la provisión de agua corriente. En este apartado, se da cuenta de las más significativas, a fin de poder dimensionar la magnitud del trabajo realizado por la cooperativa en ese aspecto.

Los criterios que prevalecieron al momento de adquirir materiales fueron que tanto los precios como la calidad del material fueran los mejores del mercado. Además, en épocas en las que no se podía contar con cotizaciones por los vaivenes económicos que sacudían al país, lo que primó fue la palabra empeñada con la población de lograr el suministro de agua corriente.

El proceso de construcción constó de los siguientes pasos: la construcción del tanque de agua, luego la toma para extraer agua del tanque, y después las perforaciones de los diferentes pozos de donde se iba a extraer el agua. De esos pozos saldrían las cañerías que serían parte de las redes que cubrirían los diferentes lugares a abastecer de agua, por lo tanto la compra de los materiales se hizo siguiendo ese orden.

Las sesiones que se sucedieron en el seno del consejo de administración fueron innumerables, todas ellas con el objetivo de dirimir todos los detalles de la obra en cuestión. En esas sesiones participó con frecuencia y muy activamente el ingeniero Victorio Urciolo, quien en el área de Hidráulica, fue designado Profesor Titular en 1945, en la facultad de Ingeniería. Su labor se destacó en investigación: problemas de escurrimiento subterráneo (Urciolo 1942a), el comportamiento de arcos gruesos de espesor variable usados en acueductos y en diques en arco, como el dique La Viña (Urciolo 1942b), y temas de análisis matemático. Fue director de la Dirección Provincial de Hidráulica, durante el gobierno del Dr. Amadeo Sabattini, en una época en que se hicieron obras importantes de la provincia, es autor de un método para determinar el caudal de crecida para el diseño de vertederos, que se publicó y empleó profusamente en obras hidráulicas. Además fue el diseñador de varios diques de la provincia como el de Villa Giardino, el San Jerónimo y especialmente el de Los Alazanes, una presa bóveda de doble curvatura de 25 metros de altura y ancho de solo 50cm en la parte superior, que es accesible solo a lomo de caballo[108]

No desestimó, durante su labor realizada en la obra de provisión de agua corriente para la localidad de Río Tercero, ninguna ocasión para ahondar en explicaciones acerca del alcance de esta obra como factor de progreso, detallando a su vez la extensión de la misma, el caudal de agua a suministrar por vivienda, la tarifa a aplicarse y el costo total aproximado de la labor.[109] Ese permanente asesoramiento fue de gran ayuda para los responsables de la cooperativa.

Se comenzó con un llamado a licitación pública para la construcción del tanque de hormigón armado y de las obras de toma, de acuerdo con lo estipulado en el proyecto, el que fue precedido el 31 de enero de 1949 por un análisis de la situación financiera, según el cual el efectivo disponible en caja y en bancos era de $ 190.600.98 m/n, en tanto que el saldo de acciones suscriptas, cuyo cobro aún no se había iniciado, era de $ 41.800 m/n. Esos fondos destinados a las obras por comenzar fue juzgado suficiente y por eso se procedió al llamado a licitación, el que fue publicado en forma reglamentaria. La apertura de las propuestas se haría en acto público a realizarse el 21 de marzo siguiente.[110]

Para la construcción del tanque de hormigón armado de 1000 m3 de capacidad, se realizó la licitación correspondiente, en la que se presentaron 6 firmas constructoras, de las que a continuación se indica nombre y monto cotizado por cada una: 1) Sociedad Constructora B.Y.L.C.O., $ 358.292,15 m/n; 2) Francisco Bartos y Cía. S.R.L., $ 223.727,70 m/n; 3) Vicente Brasca, $ 250.325,44 m/n; 4) Mateo Seguí, $ 335.540,46 m/n; 5) la Sociedad Industria y Anexos S.I.C.A., $ 261.200 m/n. Todos los oferentes, salvo el último que era de la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe, eran firmas radicadas en la ciudad de Córdoba.[111]

De las propuestas recibidas, la más conveniente resultó ser la presentada por Francisco Bartos y Cía. S.R.L., aunque superaba en un 40% el presupuesto oficial. Esto llevó al ingeniero Victorio Urciolo, quien había estado presente en la licitación, a sugerir que la cooperativa podría obtener una apreciable economía sobre el importe consignado adquiriendo directamente los materiales a emplearse y contratando totalmente y por separado la mano de obra. A raíz de ello y luego de debatir la cuestión, el consejo de administración decidió desechar las propuestas y solicitar precio a los principales constructores locales para la ejecución de la obra, quedando a cargo de la cooperativa la provisión de todos los materiales a utilizar, a cuyo efecto se estudió un detalle de los materiales necesarios presentado por el asesor técnico. Asimismo, en ese momento se designó a los señores Cristóbal Bongionani, Rafael Damicelli, Herbert Herzfeld y Antonio Maluf, con amplia autorización, para adquirir todos los materiales directamente de sus principales fuentes de producción y a los mejores precios.[112]

Las propuestas presentadas por la mano de obra para la construcción del tanque fueron cinco. Sus oferentes y montos son los siguientes: Andrés Carre, $ 126.947,27 m/n; Ángel Vella, $ 119.969,60 m/n; Francisco Frola, $ 90.890 m/n; Eugenio Canali, $ 98.600 m/n, y Bernardino Salva, $ 79.338,20 m/n. Como se trataba de cifras muy elevadas, los consejeros decidieron recabar información sobre los señores Canali, Frola y Salva. Los datos más relevantes fueron los referidos a Eugenio Canali, en quien se reconoció capacidad y buen cumplimiento, de manera que el consejo de administración resolvió: 1) rechazar las propuestas presentadas por Andrés Carré, Ángel Vella, Francisco Frola y Bernardino Salva; las dos primeras, por su elevada cotización, y los dos últimas, por no ofrecer seguridad alguna para la normal ejecución de la obra; 2) adjudicar la obra a Eugenio Canali, en la suma ya mencionada, por mano de obra exclusivamente puesto que todos los materiales serían provistos por la cooperativa; 3º) autorizar al presidente y secretario de la misma para firmar el contrato respectivo y 4º) designar en comisión a Juan Arance, Rafael Damicelli, Cristóbal Bongioani y Luis Lavaselli para gestionar la obtención del cemento portland y hierro necesarios por intermedio del director de la Fábrica Militar de Río Tercero, mayor Alberto Romero Oneto, siempre que ello implicase ventajas en cuanto a precios convenientes y a la seguridad en la entrega.[113]

  • 3. Cambios sobre la marcha: variación del proyecto

La idea originaria del proyecto de la obra de provisión de agua corriente a la ciudad de Río Tercero, se basaba en la toma superficial del agua. Sin embargo, a raíz de la presentación el 15 de setiembre de 1949 de un informe elaborado por Juan Albrecht, quien basó su experiencia en su actuación durante la ejecución de las perforaciones de pozos practicados en la fábrica militar. En su exposición este experto demostró las importantes ventajas que acarrearía el remplazo de la toma superficial proyectada, por la de pozos perforados hasta la tercera napa, la que no solo proporcionaría un caudal permanente, sino que aseguraría la calidad del agua, haciéndose innecesario todo tratamiento químico, como así también la instalación de filtros.[114] Esta propuesta fue analizada por el director técnico quien, una vez aprobada, confeccionó los planos y pliegos de condiciones para perforar dos pozos y para la compra de dos equipos electrobombas verticales.[115]

Al respecto debemos resaltar que Juan Albrecht proporcionó planos, datos y asesoramiento, lo que facilitó la tarea del director técnico para la proyección y confección de los planos de perforación. El aporte realizado por Albretch fue muy bien conceptuado y la cooperativa le designó como supervisor de los trabajos de perforación, montaje de los equipos de bombeo, selección y adquisición de cañerías y materiales afines a la misma; trabajo por el cual se estableció una retribución de $ 2.000 m/n.[116]

La variación del proyecto original antes aludida determinó, obviamente, la necesidad de buscar otros materiales no previstos con anterioridad, entre ellos los equipos electrobombas verticales, para los que se tomaron en consideración las cotizaciones de las siguientes firmas: 1) S.K.F. cuya cotización fue por 68.450 coronas suecas por equipo completo y con plazo de entrega de 18 a 30 meses; 2) B. C. Ebeling, ofrecía por cada equipo el precio de 5.720 dólares norteamericanos; 3) Siam Di Tella valuó cada equipo en $ 98.596 m/n, con plazo de entrega de 9 meses; 4) Bromberg y Cía cotizó $ 64.925 m/n y su plazo de entrega era de 200 días hábiles y 5) The Anglo General Electric pidió $ 66.925 m/n por un equipo de procedencia inglesa, cuya entrega efectuaría de inmediato. Estudiadas esas cotizaciones y consultado el director técnico de la obra, ingeniero Victorio Urciolo, se aceptó la ofrecida por The Anglo General Electric, por considerarla como la más conveniente en virtud de su precio y plazo de entrega. Por esas mismas razones se procedió también a formular a esa empresa el pedido por el segundo equipo.

En esa oportunidad, 20 de diciembre de 1949, el consejo de administración analizó, asimismo, la oferta de Agar Cross por caños de fibrocemento. Ahora bien, aunque dada su importancia estos materiales serían necesarios en breve plazo, se dispuso solicitar cotización a otras firmas, antes de tomar alguna resolución.[117] Sin embargo, poco después y por razones que no hemos podido determinar esa oferta fue aceptada. La firma Agar Cross y Cía. Ltda. formuló a la cooperativa una oferta por una partida de caños disponible para entrega inmediata y comprobadas las ventajas que implicaba la provisión de caños clase 5 en reemplazo de los de clase 3 sin variación de precios, se adquirió por intermedio de la F.A.C.E.[118] las siguiente cantidad de caños: 80 metros de 200 mm clase 3 a $ 43.30 m/n; 2300 metros de 150 mm clase 5 a $ 30.20 m/n; 200 metros de 125 mm clase 5 a $ 22.50 m/n ; 690 metros de 100 mm clase 3 a $ 19.40 m/n; 2910 metros de 100mm clase 5 a $ 19.40 m/n ; 1000 metros de 75 mm clase 5 a $ 15.50 m/n; 2500 metros de 60 mm clase 3 a $ 12.70 m/n; 2780 metros de 60 mm clase 5 a $ 12.70 m/n y 800 metros de 50 mm clase 5 a $ 10.80 m/n. Estas cotizaciones se entienden por mercadería puesta sobre vagón o camión desde Buenos Aires o Haedo indistintamente con 5% de descuento y 6% de bonificación por pago al contado.[119]

En la selección de la firma proveedora de los equipos electrobombas no solo se tuvo en cuenta el costo de los equipos, sino también las innumerables e insalvables dificultades para la importación, como así también lo esencial que resultaría contar de inmediato con uno de los equipos necesarios tanto para la prueba de los pozos, como para el llenado y debida conservación del tanque, próximo a terminarse. No obstante, esto no sucedió según lo previsto y ante la urgente necesidad de adquirir los equipos y la imposibilidad de obtener permiso y divisas para la importación de dos grupos electrobombas, porque se argumentaba que los mismos se fabricaban en el país, se decidió solicitar dos nuevas cotizaciones a las firmas Siam Ltda. y Bromberg y Cía., de las cuales la última proporcionó el mejor precio y ofreció mayores garantías, así como la ventaja de entregar a más corto plazo y de enviar un operario armador.

Durante el año 1950 se dispuso la compra de cañería y del material indispensable para el revoque interno y externo del tanque y su pintura para luego poder llenarlo, a su vez se trabajaba también en la perforación de los pozos. Sin embargo los materiales mencionados, que eran esenciales para avanzar en la obra, no llegaron en el tiempo previsto y los contratistas solicitaron aumentos de jornales por trabajos extras. Con todo esto, lo significativo fue que el ritmo de trabajo no decayó, sino que siguió siendo constante, guiado por un fin: concretar la obra.

Se pasó luego al estudio de la licitación para la instalación de cañería, en el que participó activamente el director técnico ingeniero Victorio Urciolo, cuya colaboración fue reconocida como inapreciable por los consejeros. En esta oportunidad, se tomaron en consideración las propuestas realizadas por dos oferentes. El primero de ellos, José Dagotto, cotizó por la colocación de cañería hasta 150 mm con relleno de zanja y prueba hidráulica $ 2,50 m/n y por las de 150 mm $ 3,30 m/n y por la construcción de cámaras de llaves con materiales incluidos $ 200 m/n cada una. El otro oferente, Ernesto Walls, propuso por m3 de excavación $ 8,26 m/n, por la colocación de caños de hasta 150 mm e incluyendo la prueba hidráulica y el relleno de zanjas $ 4,43 m/n; por el mismo trabajo con los caños de 150 mm, $ 4,68 m/n y por construcción de las cámaras de llaves también incluyendo materiales $ 200 m/n. En todos esos casos, los precios eran por metro de caño. Luego del estudio más arriba mencionado, el consejo de administración resolvió adjudicar a José Dagotto la colocación de cañería y a Ernesto Walls la excavación de las zanjas, o sea: se subdividió la obra en dos etapas, comprendiendo 23.000 metros lineales la primera y 12.000 metros lineales la segunda.[120] Las llaves de paso se adquirieron a la firma Hortal Bianchi Bianchini y Cía. Se trataba de llaves de fabricación "La Unión" aprobadas por Obras Sanitarias de la Nación y en las siguientes cantidades: 800 llaves de ½ al precio de $ 17, 55 m/n con el 15% de descuento; 200 llaves de ¾ y 40 de 1" con precio a fijar.[121]

Cabe destacar que se sucedieron aumentos en los precios de las mercaderías necesarias para la prosecución de la obra, aumento que oscilaba entre un 15 y 20%, situación que se manifestaba en todo lo relativo a materia económica en ese momento en el país. Es por esto que tratando de manejar las mejores propuestas, se fraccionó la compra en tres etapas y se adjudicaron de la siguiente forma: a la firma "Flores Galletti y Cía" 1000 ml de caños de 60 mm y 2500 ml de caños de 50 mm; a AGAR Cross y Cía. igual cantidad que la anterior, y a Fortalit S.A. 1600 ml de 60 mm y 3500 ml de 50 mm. Asimismo, estas adquisiciones se hicieron al precio uniforme de $ 18,05 m/n y $ 15,30 m/n por cada metro de caño de 60 y 50 mm respectivamente, incluyendo las juntas y aros de goma correspondientes, con los siguientes descuentos: 15% como bonificación, 5% por descuento, 8,5% por deducción de impuestos a las ventas y 2% por descuento extra por pago contra carta de porte. Todos estos pedidos quedaban supeditados a la obtención de la ampliación de crédito solicitada al Banco de Crédito Industrial Argentino, anteriormente mencionado.[122]

Los materiales destinados a las conexiones domiciliarias fueron presupuestados por las firmas Ernesto Soler y Cía., David Hogg y Cía, Hierromat S.A., Bergallo y Gastrone S.R.L. y Carlos Danim. En este caso, se optó por la oferta realizada por la última firma nombrada, cuya cotización resultó más conveniente, a la que se le compraron 1000 metros de caños galvanizados de ½" a $ 10 m/n el metro y 1000 metros de caños también galvanizados de ¾" a $ 12,80 m/n el metro. Según la oferta, esta compra se hizo con el 15% de descuento y el 3% de bonificación, condición válida también para los accesorios galvanizados de menor importancia.[123]

Para la ejecución de las conexiones domiciliarias se realizó el llamado a licitación pública. La licitación era para efectuar 200 conexiones domiciliarias y los oferentes fueron los señores Andurno, Solari, Charaviglio y Dagotto, de estas propuestas, se consideró que la más conveniente era la de Dagotto, por esto es que el 20 de febrero de 1952 se firmó el contrato para la ejecución en los siguientes montos: conexiones cortas $ 29 m/n cada una y por conexiones largas $ 44.40 m/n.[124] Cabe aclarar que se determina que una conexión es corta cuando están ubicadas en la misma vereda en que se encuentra instalada la cañería distribuidora a diferencia de las conexiones largas que son las que se realizan hasta la vereda opuesta al que se encuentra instalada la cañería. La longitud máxima aproximada para las conexiones largas es de 20 m.

Todos los materiales que se mencionan en este apartado fueron adquiridos en la fase previa al comienzo del suministro de agua corriente, es decir antes o durante el proceso de construcción. En el capítulo siguiente se tratará la compra de los materiales necesarios para la extensión del servicio a nuevas zonas.

  • 4. Colocación de la piedra fundamental

Entre licitaciones, contratos y búsqueda de precios surgió la idea de rodear el acto de iniciación de la obra de cierto simbolismo consistente en la colocación de una piedra fundamental, y a tal efecto se comisionó a Lavaselli, Magnasco, Arance, Quiroga y Marín para la confección del programa y disposición de todo lo inherente a la ceremonia. Así se fijó el domingo 3 de julio de 1949, para la celebración del acto. Con posterioridad y a raíz de que la fundición del tanque demoró más de lo previsto, se decidió diferir la fecha y también se notificó de la colaboración ofrecida por el mayor Alberto H. Romero Oneto que consistió en el armado de un palco y la cesión de otros elementos necesarios. A su vez, se dispuso gestionar por intermedio del oficial Oneto la asistencia del gobernador de la provincia.[125]

Tomando como referencia el avance de la obra, se fijó el día 31 de julio de 1949 a las 15 horas, para la realización del acto. Se previeron las siguientes acciones: cursar invitaciones al gobernador de la provincia, al ministro de obras públicas, al presidente de la Dirección General de Hidráulica, al inspector general de municipalidades, a autoridades departamentales y de cooperativas vecinas; designar en comisión a Lavaselli, Obrance y Herzfeld, para presentar personalmente las invitaciones al gobernador y demás autoridades principales y se aceptó el presupuesto de $ 8 m/n por cubierto, presentado por Natalio Jovachini para la realización de un lunch que la cooperativa ofrecería en honor del gobernador, invitados especiales y delegaciones asistentes al acto. La financiación del lunch se hizo cobrando a los socios asistentes, sin excepción, el importe de la tarjeta, quedando a cargo de la cooperativa solamente lo correspondiente a las delegaciones e invitados especiales.[126]

Asistió al acto el Excmo. Señor gobernador de la Provincia Brigadier Don Ignacio San Martín, junto a altas autoridades administrativas y Legislativas de la Provincia, Delegaciones de la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad y de las Cooperativas vecinas, como era de esperar asistieron numerosos socios y público en general.

Es digno de rescatar unas palabras enunciadas por el gobernador, las mismas fueron "me voy a constituir en medico de Río Tercero, que sufre el mal del crecimiento", esto fue como corolario de elogio para la cooperativa local.[127]

Retomando la frase "que sufre el mal del crecimiento" del párrafo anterior, es que aprovecharemos para hacer referencia a la persona del Brigadier San Martín y más específicamente a su accionar durante su gestión como gobernador de la provincia de córdoba en el periodo

La instalación en 1928 de la Fábrica Militar de Aviones, que si bien no tuvo en principio una relación directa con la industria del automóvil, fue un factor importante en la formación de técnicos y maestranzas altamente calificados que en el tiempo sirvieron de base para los cuadros que intervinieron en el desarrollo industrial motriz.

El Brigadier San Martín, tanto desde el ámbito civil como militar, era de profesión ingeniero industrial, fue por eso que en el año 1936 fue destinado a prestar servicios en la Dirección de Aeronáutica y Fabrica Militar de aviones de Córdoba. Luego de varios nombramientos, siempre en áreas relacionadas a la aeronáutica, va a ser autorizado a aceptar la candidatura a gobernador de la provincia de Córdoba por el partido peronista, en el año 1948. Cuando estuvo como director del Instituto Aerotécnico, la importancia de su hacer, fue la creación del parque industrial, lo que luego sería la base del posterior impulso de la industria de Córdoba. También fue un periodo productivo en cuanto a los recursos humanos necesarios para este montaje, la formación de una generación de ingenieros y técnicos de altísimo nivel, lo que fue un aporte significativo para toda la industria cordobesa.

El peronismo lo saco de su ámbito específico capitalizando electoralmente el prestigio que San Martín había logrado en Córdoba, al transformar la ciudad en un polo industrial de alto nivel científico y tecnológico. Esta situación generó nuevos puestos de trabajo, al transformar al operario y al obrero industrial cordobés en especialista, lo que repercutió en todos los ámbitos por ejemplo, comercial, construcción, etc. Por todo esto se puede decir como colorario, que su gobierno fue progresista. Durante su gestión, dio prueba de su firmeza y convicciones porque supo sostener los principios del federalismo, al ser nexo con las industrias emplazadas en otros espacios geográficos y las del ámbito local. El impulso otorgado a la industria cordobesa durante su acción gubernativa buscaba clausurar el drenaje de divisas que demandaba la importación, el desabastecimiento de repuestos y la obsolescencia de equipos.

Córdoba es el resultado de su pujanza industrial, puesto que la cultura manufacturera cordobesa no fue fecundada por espontáneas fuerzas del mercado, sino por los hombres que la hicieron posible. El Brigadier, demostró la capacidad de combinar las funciones del Estado con la iniciativa privada. Ya desde 1934, se observó el apoyo del gobierno nacional, bajo formas de protección aduanera, para poder competir en el mercado.

Y como para que esta iniciativa este totalmente respaldada, el Estado provincial, promulgó la ley nº 4302 en el año 1951, ley de promoción industrial. Lo troncal de la norma promulgada, fue que beneficiaba con una exención impositiva decenal a todos los establecimientos que solicitaran su instalación en territorio cordobés para la elaboración o terminación de bienes, hasta entonces no producidos en la provincia, los que poseyeran nuevos métodos de producción y también la ampliación de fábricas ya instaladas que sus productos no elaborados en la provincia como también los que invirtieran capitales para la producción. El proceso de industrialización genero profundos cambios sociales al crear una masa de empleos altamente remunerados y para personal que tuvo que capacitarse y asimilar las nuevas tecnologías.

Ese mismo año, se creó Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (I.A.M.E.), la función que tenia era tarea de investigación y recuperación de material aeronáutico promoción y producción automotriz. Se crea como palanca ejecutora por ser soporte para producir tractores, automóviles, utilitarios, máquinas y herramientas agrícolas, etc., por medio de la ley 14380/53 se transfieren al sector privado empresas del Estado.

Importante en este desarrollo, la acción de EPEC, que desde el momento de su creación como empresa provincial, realizo una activa labor en cuanto a materia energética, tanto en la capital cordobesa, como en las localidades del interior provincial El gobierno entendió que la importancia de un servicio eléctrico en toda la provincia requería una organización. Todo esto coloco a Córdoba dentro de las provincias de mayor desarrollo relativo y llevándola al nivel de segunda ciudad de la republica

Con la creación de EPEC, se extendieron las líneas de distribución, se realizo un convenio con la Nación para la utilización de la energía de los diques, esto favoreció la instalación de centros industriales de la envergadura de KAISER y FIAT, porque resulto un factor sumamente importante el contar con la disponibilidad de energía, que no se encontraban en ninguna parte del país. La acción de la empresa se extendió a todo el territorio de la provincia, lo que se tradujo en un factor de progreso a nivel provincial.

Los mensajes realizados por el gobernador evidenciaban la proyección progresista de su gestión ejecutiva. En sus discursos hacía referencia las realidades tanto positivas como negativas que presentaba la provincia y lo que desde su cargo deseaba modificar.

Y lo planteo desde la paradoja que significaba que una provincia de grandes diques, solo encontrara su utilidad en relación a la promoción del turismo, deportes náuticos o pesca.

La visión del ejecutivo apuntaba a dos aristas, por un lado la falta de red de canales que permitiera el aprovechamiento para riego como también que los diques niveladores debieran ser destinados a la generación de energía hidroeléctrica.

Por otro lado, la falta de agua para el abastecimiento de las poblaciones, según afirmaba el mandatario en sus palabras, esta situación se debía a la falta de obras de provisión y en algunos casos al agua que se obtenía era de mala calidad y no apta para el consumo.

Para subsanar esta circunstancia se planifico la ejecución de perforaciones, captaciones y acueductos y a su vez en relación a las usinas de las pequeñas poblaciones, debían entrar en un régimen de vigilancia y contralor por parte de oficinas técnicas del Estado y de esta manear se favoreció la constitución de cooperativas de explotación y provisión, como también las eléctricas.

La tarea del gobernador apunto a ser un intérprete autentico de lo que promovía la autoridad nacional, para que el impulso progresista se multiplique al incorporar el quehacer de las diferentes provincial, a la misión del Estado nacional.

  • 5. La ejecución de las obras

  • La construcción del tanque de agua

Las obras comenzaron con la construcción del tanque de agua, pieza fundamental en esta empresa que representaba la prestación de un servicio vital para la comunidad. Luego del proceso licitatorio, la cooperativa contrató con ese fin al constructor local Eugenio Canali. Según el convenio suscripto por las partes, la cooperativa proveería de todo el material necesario para la obra, mientras que a cargo del contratista Canali quedaba la mano de obra correspondiente a un tanque de hormigón armado con capacidad de 1.000 litros cúbicos, de acuerdo con los planos y pliegos del proyecto confeccionado por el ingeniero Victorio Urciolo.[128]

Ese convenio constaba de diez artículos, los cuales hacían referencia tanto a cuestiones meramente económicas -por ejemplo, la forma de pago- como a plazos por cumplir y características de la obra. Dentro de las construcciones parciales, algunas debían ser luego demolidas por lo tanto se las consideraban provisorias. Estas eran un galpón para depósito de materiales de cincuenta metros cuadrados de superficie cubierta, una habitación contigua y una cisterna para depósito de agua con una capacidad de 10.000 litros. Todo esto fue construido con ladrillo asentado en barro, para su fácil derrumbamiento.

En ese acuerdo también se pautó que las maderas a utilizar para el encofrado, una vez usadas, debían ser entregadas apiladas y libres de clavos, con la finalidad de que estuvieran en condiciones de ser vendidas para recuperar capital, acción que denota la permanente preocupación por preservar los intereses de los asociados. A propósito, la compra de la madera necesaria para la construcción del encofrado del tanque se encargó a Cristóbal Bongioani y Antonio Maluf quienes, con amplias facultades al efecto, viajaron a Rosario con el objeto de adquirir la mercadería al mejor precio de plaza. A continuación se incluyen fotos de las obras de construcción del tanque de agua y del mismo en la actualidad.

Bases sobre las que se construyó el tanque de agua.

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Fuente: Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003). "Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de Vida", Río Tercero, pp. 83.

Vista panorámica de la obra de construcción del tanque de agua ubicado en la intersección de calles Sarmiento y Maipú.

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Fuente: Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003). "Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de Vida", Río Tercero, pp. 83.

Vista actual del tanque de agua.

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Fuente: Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003). "Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de Vida", Río Tercero, pp. 84.

Como durante la construcción del tanque se necesitaría agua, la cooperativa convino con Juan Fonseca la colocación de una cañería por cuenta de la institución y el bombeador en un pozo de su propiedad. Seguidamente también se emprendió la construcción de una tapia en todo el perímetro de la propiedad, por considerarse indispensable la protección de las obras.[129]

Aquí se destaca el compromiso social de los vecinos que apoyaban a la cooperativa, permitiendo el uso de sus instalaciones privadas, en pos de un bien común.

La construcción del tanque de agua estuvo finalizada a fines de marzo del año 1952, constituyéndose como un icono no solo del servicio a prestar sino de la entidad cooperativa.[130]

  • La construcción de pozos y el tendido de la red de distribución de agua

Ya en la década del "50, las obras continuaron y, con la contratación del señor José Dagotto, se empezaron a colocar cañerías de distribución y a construir cámaras de llaves. Previo a este paso, la empresa de Ernesto Walls había iniciado la excavación de zanjas, pero lamentablemente luego dejó de hacerlo y se debió remplazarlo. Para esa tarea se contrató entonces a Eugenio Canali, quien tenía a su cargo la construcción del tanque de agua y trabajaría bajo la dirección técnica del ingeniero Victorio Urciolo.

En realidad, Eugenio Canali realizó diversas tareas extras a la principal que era el tanque y por las que se le pagó un total de $ 7.109,03 m/n, desglosado de la siguiente manera: 1) hormigón a nivel $ 7,59 m/n el m3 valor total $ 2.656,50 m/n; 2) escalera de hormigón armado en el interior de la cuba por el costo de $ 1.423,50 m/n; 3) revoque de la escalera caracol y escalones por un total de $ 1.963,80 m/n y 4) pintura $ 1.065,23 m/n.[131]

Antes de finalizar el año 50, los socios eran conscientes del adelanto de la obra. En ese momento la cooperativa ya había recibido los dos equipos de electrobombas suministrados por la firma Bromberg y Cía, pero antes del montaje de uno de los mismos en el pozo ya terminado, contiguo al tanque, se solicitó a la firma proveedora, un operario armador. Asimismo se dispuso dar comienzo al revoque interior del tanque que se había diferido por falta de agua y al armado de la cañería de unión para, una vez terminado el revoque, proceder al llenado del tanque.

La cañería ya estaba en poder de la cooperativa, en un total aproximado de 23.000 metros de cañería Eternit, y solo faltaba recibir las piezas especiales de hierro fundido, sobre las cuales se había solicitado cotización a las firmas Gibelli S.A., La Cantábrica S.A , La Unión S.A y Bromberg y Cía. De esas firmas, tanto La Cantábrica S.A. como La Unión S.A. informaron que no fabricaban ese tipo de cañerías, y de las restantes la más conveniente resulto ser la cotización de la casa Bromberg y Cía.[132]

Corría el año 1951 y las cosas iban tomando forma y acercándose al resultado anhelado: la provisión de agua. Se esperaba por entonces la recepción del tanque de hormigón armado, que previamente debía inspeccionar el ingeniero Victorio Urciolo. Entretanto, se analizó el rendimiento de las bombas colocadas en los pozos y también se llevó a cabo el llamado a licitación para la colocación de la cañería.[133]

Los pozos son otra pieza esencial en este rompecabezas que es la obra de provisión de agua para la localidad. Para esta parte de la obra se había suscripto dos contratos para la perforación de los pozos. Por un lado, con Percy Page quien perforaría dos pozos cobrando $ 20.000 m/n solamente por la mano de obra y, por el otro, con Juan Slenk quien por la construcción de dos pozos de hasta 25 metros de profundidad recibiría $ 1.050 m/n.[134] En cuanto a las zanjas, por falta de interés manifiesto de parte de Ernesto Walls y debido a la urgencia que la solución de este asunto requería, y al observar al mismo tiempo que Eugenio Canali presentaba una propuesta más accesible, se procedió a una revisión de lo actuado dando por anulado todo compromiso con Walls y ratificando la adjudicación de esta obra a Eugenio Canali, en las siguientes condiciones: 1) por metro cúbico de excavación de zanjas en anchos de 50 y 60 centímetros y profundidad hasta 1,40 m, se estableció el precio de $ 7,80 m/n y 2) un plazo de treinta días para firmar el contrato.[135]

Por otra parte, como a pesar de una refacción realizada por el contratista del pozo nº 1 se continuaba sacando agua con guadal y arena, se planteó la necesidad de examinar el contrato y pliego de condiciones respectivas, estableciéndose que la falla podía deberse a la no observación por parte del contratista de ciertas cláusulas. Ante eso y para solucionar el inconveniente se dispuso efectuar una reunión con el asesor técnico y el contratista, para consultar sobre el terreno y de esa manera corregir el defecto.[136] Los inconvenientes continuaban ya que no se lograba extraer el agua con la calidad necesaria para el consumo humano, de manera que en el mes de mayo de 1951 se volvió a refaccionar este pozo por segunda vez. En esta oportunidad se adopto la medida de bombear por el lapso de diez horas en forma alternada para lograr cambios en la calidad del agua, pero la situación no cambió pues se continuó sacando agua con guadal y arena.[137]

Al no lograr los resultados esperados se suspendió la tarea hasta el mes de diciembre del mismo año, momento en que -al variar la profundidad de la perforación y llegar a los cien metros con una perforación de 8""- se obtuvo agua de óptima calidad. Por esto se consideró oportuno proceder a la reconstrucción del pozo, mediante la colocación de filtros que permitirían el aprovechamiento de las tres napas encontradas desde la profundidad de 84,70 metros.[138]

El agua seguía siendo una necesidad urgente y esto fue lo que llevó a que se adquiriera una máquina zanjadora que permitiera acelerar el trabajo de zanjado. La idea fue que Eugenio Canali comprara a su nombre la máquina y la cooperativa la abonara. Es decir, ésta le acordaría a aquél un anticipo a cuenta de los trabajos a efectuar y el destino de ese anticipo sería exclusivamente el pago de la máquina zanjadora. Las condiciones en que se efectuó este trato fueron: a) previo otorgamiento de la suma indicada, Canali debería presentar garantía real o personal solidaria a entera satisfacción de la cooperativa; b) ese anticipo devengaría un interés del 7% anual; c) para la amortización se retendría el 40% de los certificados de trabajo que se extendiesen a favor de Canali, hasta la total amortización del préstamo con sus intereses.

Una vez cerrado ese trato con Eugenio Canali, se planeó viajar a Buenos Aires con la intención de entregar a la firma vendedora parte del pago para acelerar el envío de la máquina zanjadora y así poder comenzar sin demoras la ejecución del zanjado. No obstante, ese plan fue lamentablemente entorpecido y enturbiado por un delito que cometió Canali y por el que debió ser encarcelado. Ante esto y para limpiar la reputación de la entidad se viajó a Villa María -el día 14 de mayo de 1951- para proceder a la rescisión del contrato.[139] Los encargados de esta gestión fueron el gerente y los señores José María Carranza y Ángel Modesto Marín, que viajo a la ciudad de Villa María a los efectos de obtener la rescisión del contrato firmado con el Sr. Eugenio Canali por la excavación de zanjas y no habiendo opuesto el citado ninguna objeción a tal propósito, firmo lisa y llanamente la rescisión, haciendo así, renuncia a todo derecho o reclamación ulterior.

Lamentablemente no se ha encontrado en las fuentes utilizadas, datos que aclaren que tipo de delito cometió Canali, lo que sí es claro, la necesidad de la institución de mantener el prestigio logrado con esfuerzo y acciones concretas, de ahí el viaje realizado a la localidad de Villa María, para desvincularse de la persona de Canali, y asi mantener intacta la imagen de la entidad cooperativa.

Ese imprevisto puso en alerta al consejo de administración, el que adoptó dos importantes decisiones. Una fue la de efectuar la excavación de zanjas, sin pérdida de tiempo y directamente por administración y la otra fue la de tratar de adquirir a la firma Krum y Cía. la máquina zanjadora, siempre que Canali accediera a transferir a la cooperativa el boleto de compra.

La operación de compra de la zanjadora se concretó en la suma previamente convenida de $ 70.000 m/n, se hizo una entrega a cuenta de $ 20.000 m/n y el saldo de $ 50.000 m/n fue abonado contra carta de porte. Dentro de las condiciones favorables, se obtuvo que la casa vendedora tomara a su cargo los gastos del desarmado y puesta sobre vagón de la máquina, como así también el envío de un mecánico por el término de 15 días para armarla y ponerla en funcionamiento.[140] Esta acción de proveerse de maquinaria propia apuntaba a lograr dos beneficios: abaratar costos y a su vez aumentar los bienes de capital.[141]

Ante la complejidad y magnitud de la obra y para lograr mejor control, durante el mes de abril de 1951, fue necesario formar dos sub-comisiones. La primera, que se encargaría de los pozos y de la colocación de cañería, estuvo integrada por José María Carranza, Alberto Allemandi y Santiago Ravetti. La segunda, que se ocuparía de las finanzas y de las compras, se conformó con Cristóbal B. Bongionanni, Rafael Damicelli, Alberto J. Mignani y Ángel Modesto Marín. Estas personas, que destinaban su tiempo para estas tareas, lo hacían como simples asociados que velaban por un bien común: la obra de provisión de agua.[142]

La acción de la segunda sub-comisión encargada de la compra de materiales se ve claramente cuando, y prosiguiendo con la adquisición de materiales para la obra, se deshace operaciones porque los tiempos corren y algunas firmas no logran cumplir con lo pautado como por ejemplo en el caso de las piezas de hierro fundido, se anuló la compra que se había realizado a Agar Cross y Cía. por no recibirlas en tiempo y forma, y se decidió adquirirlas a la firma Gibolli S.A. También decidieron realizar cambios con respecto a lo que era más conveniente, luego de realizar la consulta a la firma Bromberg y Cía., sobre el tema equipos de electrobombas, se decidió reparar los cojinetes desgastados mediante la colocación de bujes del mismo material, con lo que se obtendría idéntico resultado, pero con un costo menor.[143]

Esas sub-comisiones contrataron a Percy Page para que refaccionara el pozo nº 1. Este contratista debía ceder la máquina, herramientas y personal necesarios para continuar la perforación del pozo sin cargo alguno, debiendo la cooperativa abonar exclusivamente los gastos del traslado, sueldo y estadía del personal. Se aprobó esto el 14 de mayo de 1951 y también la adquisición de 80 metros de caños junta enchufada de 8" según presupuesto de Carlos Dansn al precio de $ 209 m/n cada metro con el 5% de descuento y de 20 m caños filtro, dicho material fue destinado al pozo nº 1.[144]

Construcción de un pozo de agua.

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Fuente: Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Ltda. de Río Tercero (2003). "Nuestra Historia (1933-2003). 70 Años de Vida", Río Tercero, p. 85.

En esta fase de la obra, en la que había que coordinar los trabajos de apertura de zanjas, en concordancia con la colocación de la cañería y teniendo en cuenta las alternativas de un trabajo ejecutado en tales condiciones, como también, la atención y las eventuales reparaciones requeridas, se optó por proponer a los mecánicos Fioravanti, Crippa y Peirone la realización de todos los trabajos inherentes y se fijó una retribución de acuerdo al rendimiento de la máquina, de la siguiente manera: retribución única por metro lineal de zanja ejecutado a $0,30 m/n y formular con los citados Crippa y Peirone un contrato de trabajo que establecía, además del ordenamiento del trabajo, las siguientes obligaciones: a) abastecimiento, cuidado y reparaciones que la debida conservación de la máquina exigiese para su correcto funcionamiento, b) colaborar en la tarea diaria de transporte y distribución de la cañería de fibrocemento y c) proporcionar trabajo a ambos durante el tiempo que no ocupen en la atención y reparación de la máquina.[145]

Los hechos más importantes en la localidad de Río Tercero, se relacionaban con el crecimiento industrial, poblacional y urbanístico, representado por el funcionamiento de la fábrica militar y Atanor, ya instaladas, como también a talleres pequeños que fueron surgiendo de la mano de ese desarrollo industrial. El hito que va a incidir en el tema urbanístico, va a ser la concreción de la obra de provisión de agua corriente por la cooperativa local, en el año 1952.

Para el año 1949, la Fabrica Militar estaba en pleno funcionamiento y el pueblo se había transformado en ciudad, pero no iban a ser esos los únicos hechos relevantes, ya que en ese mismo año nacía Atanor. Esta empresa había comenzado sus operaciones en 1938 en el ámbito privado con sede en la ciudad de Munro, en la provincia de Buenos Aires.

En el año 1944, quien se encontraba a cargo de Fabricaciones Militares Río Tercero, el General Manuel Savio, convoco a un concurso para construir una sociedad mixta entre capitales privados y estatales que se dedicaría a la producción química, persiguiendo un propósito, fabricar químicos esenciales para la defensa nacional, por las limitaciones que imponía el contexto internacional, con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. De esta situación, fue que surgió Atanor como Sociedad Anónima Mixta, teniendo el Estado a través de Fabricaciones Militares el 21% del capital y el resto era d accionistas privados.

Atanor instalo una planta de metanol, que fue la primera en América del Sur, sumando con el tiempo otras producciones, tales como soda caustica, agua oxigenada, cloro y derivados clorados. Esta empresa eligió tomar como sede la ciudad de Río Tercero, por la posibilidad de ocupar un predio dentro del que ya poseía fabricaciones militares, lo que traía aparejado varias ventajas: las líneas de energía que provenían de las usinas de Embalse en forma directa, segura y a buen precio; la existencia de otras plantas químicas, que la fábrica militar a tenia en marcha, sirviendo estas para obtener materia prima a muy corta distancia.

Para la ciudad, la radicación de esta empresa significó la creación de nuevos puestos de trabajo directo e indirecto, lo que fomento un mayor crecimiento demográfico, económico y social.

A nivel autoridades municipales en la localidad de Río Tercero hasta el año 1952, hubo comisionados o sea autoridades designadas por el ejecutivo nacional, recién a fines de ese año, llega al cargo de Intendente municipal, mediante elecciones, Jorge Boreto, coincidiendo con el momento en que se inicio al suministro de agua corriente a los pobladores. Situación que da cuentas, sin dudas, del crecimiento que había adquirido Rio Tercero para esa fecha. Se podría decir que había alcanzado su mayoría de edad para autogobernarse.

Para graficar el crecimiento de esta localidad, mencionaremos las instituciones y escuelas que se crearon en ese periodo: Cooperativa Agrícola Ganadera de Río Tercero Ltda. (1948), Cooperativa Industrial de Productores de Oleaginosas de Río Tercero Ltda. (1953), Escuela Primaria Estatal "Bartolomé Mitre" (1951), Instituto Jesús, María y José, desde el año 1953 incorporo el nivel secundario y en ese mismo año en las instalaciones de la Escuela de Aprendices de Fábrica Militar, comienza a funcionar la Escuela Industrial de la Nación y en forma paralela la Escuela de Comercio. Yendo al área deportiva nació también la Asociación de Básquet, la Liga Regional de Futbol y el Círculo de Ajedrez.

En la provincia de Córdoba, se encontraba ejerciendo el cargo de gobernador, el brigadier Juan Ignacio San Martin, representante del peronismo que estaba en el poder central en Buenos Aires. Su gestión se caracterizo por el impulso dado al desarrollo industrial haciendo eco con la política nacional. Nacían y se expandían empresas de aeronáutica, metalúrgica y automotrices tanto en la capital provincial como sus alrededores.

En el país, el peronismo estaba en las postrimerías de su mandato. Si bien había ganado las elecciones del año 1951, todo comenzaba a cambiar, a lo que se sumaba la desaparición de Eva. El gobierno nacional no permitía que la oposición se manifieste, lo que llevo a una fractura política entre peronistas y antiperonistas, que confluyó, finalmente, en el golpe de Estado de 1955.Toda esta situación se vio reflejada a lo largo del territorio nacional en todos los ámbitos[146]y Rio Tercero no fue la excepción.

  • Reglamento y tarifas

Ya casi llegado el tan ansiado momento de la prestación del servicio provisión de agua, seguían surgiendo labores para hacer. Por un lado era necesario aprobar un reglamento que normalizara este servicio para que fuera justo y equitativo a todos los habitantes de la localidad y a su vez elaborar un régimen tarifario que tendiera no solo a la distribución de ese bien, sino que su precio fuera accesible a todos los beneficiarios.

En cuanto a lo primero, los integrantes del consejo de administración consideraron oportuno buscar un instrumento que les permitiese controlar y regular el servicio y lo hicieron mediante el reglamento para el suministro de agua corriente, que una vez analizado fue puesto en vigencia a partir de su aprobación. Ese beneplácito tuvo lugar en la sesión celebrada el día 24 de mayo de 1951.

En ese reglamento, además de establecer que el suministro de agua sería de "carácter permanente", la primera y tal vez más importante medida fue la de disponer la obligatoriedad de la conexión al servicio para todas las propiedades ubicadas dentro del radio cubierto por la red de distribución. Este requisito es sin duda crucial porque en este tipo de servicios es indispensable garantizar la amortización del costo de las obras así como el desenvolvimiento en cuanto a conservación y ampliación de la infraestructura, a fin de asegurar su eficiente explotación.

Las autoras Solveira y Cáceres[147]en sus investigaciones nos recuerdan la importancia de esa obligatoriedad. En el primer caso, mostrando que en la ciudad de Córdoba la obligación de la conexión al servicio de todo inmueble que estuviera habitable y que se encontrase dentro del radio de prestación fue introducida a comienzos del siglo XX cuando la municipalidad, por ordenanza nº 1049, aceptó el traspaso del servicio de aguas corrientes a la jurisdicción nacional y que esto fue lo que permitió la construcción de las obras de salubridad ejecutadas por la Dirección General de Obras de Salubridad de la Nación como también la posterior explotación del servicio por parte de Obras Sanitarias de la Nación. En el segundo caso, Verónica Cáceres destaca que esa medida se adoptó en la provincia de Buenos Aires mediante la ley 3833 del año 1924.

Además de la obligatoriedad antes mencionada, en el reglamento que analizamos se establecieron otras dos condiciones de importancia. Por una de ellas se dispuso que si una propiedad poseía más de un departamento estaría obligada a abonar la tarifa mínima mensual por cada uno de ellos y, por la otra, se prohibió las conexiones múltiples. No obstante, esta última disposición hubo de ser suspendida transitoriamente durante la construcción de la obra de provisión de agua. En efecto, a raíz de no poder comprar caños en la cantidad suficiente como para continuar con la extensión del servicio, fue necesario recurrir a la aplicación de un principio básico del cooperativismo: la ayuda mutua. Esa solución de emergencia autorizó momentáneamente las conexiones colectivas, las que si bien hicieron que el caudal de agua que recibió cada vecino o asociado no fuera abundante, garantizó a todos el poder disfrutar del servicio hasta que se pudieran conseguir los caños necesarios para proseguir con las obras. En el próximo capítulo aludiremos a otro caso en el que fue necesario consentir una excepción similar.

Estas medidas adoptadas, fueron consecuencia de la realidad económica por la que atravesaba el país. El modelo peronista había sido posible por la excepcionalidad del contexto internacional de la posguerra. La recuperación europea generó una caída en la demanda de exportaciones agrarias y en los precios internacionales de la producción argentina. La situación se agravo por dos factores: una serie de malas cosechas redujo los saldos exportables y por el otro, el crecimiento industrial sostenía una demanda constante de tecnología y petróleo que no podía ser atendida localmente. Todo esto llevo a modificar el rumbo económico, lo que produjo consecuencias en todos los ámbitos.

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