La cuestión de la Libertad
….Las experiencias de la vida en un campo demuestran que el hombre mantiene su capacidad de elección. Los ejemplos son abundantes, algunos heroicos; también se comprueba cómo algunos eran capaces de superar la apatía y la irritabilidad. El hombre puede conservar un reducto de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en aquellos crueles estados de tensión psíquica y de indigencia física. Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representan una muestra irrefutable de que el hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino.
… En conclusión cada hombre, aun bajo unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser –espiritual y mentalmente-, porque incluso en estas circunstancias es capaz de conservar la dignidad de seguir sintiendo como un ser humano.
Dovtoyevski dijo en una ocasión: "sólo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos". Estas palabras acudían continuamente a mi mente cuando conocí a aquellos auténticos mártires cuya conducta, sufrimiento y muerte en el campo fue un testimonio vivo de que ese reducto íntimo de la libertad interior jamás se pierde. Puede asegurarse que fueron dignos de su sufrimiento: el modo cómo lo soportaron supuso una genuina hazaña interior. Y es precisamente esa liberad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.
Una vida activa cumple con la finalidad de presentar al hombre la oportunidad de desempeñar un trabajo que le proporciona valores creativos; una vida de contemplación también le concede la ocasión de desplegar la plenitud de sus vivencias al experimentar la conmoción interior de la belleza, el arte o la naturaleza. Pero también atesora algún sentido la vida huérfana de creación o de vivencia, aquella que sólo admite una única posibilidad de respuesta: la actitud erguida del hombre ante su destino adverso, cuando la existencia le señala inexorablemente un camino. En esas condiciones al hombre se le cierran las posibilidades de realizar valores de creación o de vivencia, pero aún así la vida continúa ofreciendo un sentido. En síntesis, cualquiera de los distintos aspectos de la existencia conserva un valor significativo, el sufrimiento también. El realismo nos avisa que el sufrimiento es una parte consustancial de la vida, como el destino y la muerte. Sin ellos la existencia quedaría incompleta.
…Una vida cuyo último y único sentido consistiera en salvarse o no, es decir, cuyo sentido dependiera del azar del sinnúmero de arbitrariedades que tejen la vida en un campo de concentración, no merece la pena ser vivida.
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Cuando se acepta a la persona como un ser irrepetible, insustituible, entonces surge en toda su trascendencia la responsabilidad que el hombre asume ante el sentido de su existencia. Un hombre consciente de su responsabilidad ante otro ser humano que lo aguarda con todo su corazón, o ante una obra inconclusa, jamás podrá tirar su vida por la borda. Conoce el por qué de su existencia y será capaz de soportar casi cualquier cómo.
El hombre en busca de sentido –Viktor Frankl- Herder
La libertad, depende de todas las cosas que nos atan, que nos impiden volar, que nos alejan en ese derrotero infinito. La esencia del hombre está hacia dentro y esa esencia tiene un ser. La libertad me implica en el punto en que deseo que todas tus potencias se liberen y puedas crear y regalar otras libertades. Que tengas los deseos de poner en camino los derroteros que pudieran llegar a una esencia natural y por la cual, el único sendero posible es aquel que implique la pérdida del otro en tanto objeto. Como estas conmigo en el recorrido a la libertad, entonces, sólo estas de paso.
Ese estar de paso, lo es como un tránsito, que pone responsabilidad en la tarea del líder, ya que la amistad creada, lo es en términos del intercambio que se produce desde un superior a un inferior, y que implica la transferencia de una acumulación de experiencias, que si no son trascendidas en otra persona… entonces mueren.
Así quien se encuentra al frente, debe llevar a un conjunto. El intercambio es intenso y con la intensidad se acortan las distancias. Ese acortamiento confunde: pone a todos en situación de confort. Los pone reflexivos. Los implica de una manera que no pueden renunciar ya que aún en un frente de combate, banda de hermanos, es preferible acompañados y juntos. Sin embargo, cómo cuando llega la noche, con toda su belleza, está también condenada a morir con la llegada del amanecer. Es el líder quien conoce de memoria este recorrido. No pretende tener a su lado a nadie para siempre. Sabe que es un encuentro circunstancial. Que terminará, ya que un destino está esperando. En ese destino la libertad les corresponde a todos. Y es una libertad tan dolorosa, tan final, que no tienen remedio. Se conocerán íntimamente, pero será en pos de un objetivo y ese objetivo logrado es también la partida. Es el líder quien tiene la responsabilidad de renunciar e instar a otros a esa renuncia. Esa capacidad innata, esa construcción de presente, con elementos del pasado es la tarea de entrenamiento del líder. El debe enseñar a sus liderados a buscar. Acaso pueda hacer notar lo que se tiene, pero poco puede agregar.
Son los llamados a esta tarea, los líderes originales, los que siempre tendrán el código. Son unos cuantos más de los que se ven. Todos los liderados tienen una inscripción y esa inscripción se devela en el curso del entrenamiento. Cuando uno se encuentra frente a una encrucijada, con pocas señales, entonces hace una decisión y esa decisión es una elección. Para poder elegir, se conduce entonces, tomando y la toma no es casual, sin un proceso que haga lucir a una entre varias opciones. El brillo de la opción, lo tiene en tanto y en cuanto, el código interior lo pone brilloso.
Ese brillo entonces depende del afuera, en tanto lo elegible es externo, pero depende de la capacidad de iluminarse, que depende a su vez del código inscripto en el interior de quien elige. Así esos brillos para regalar hacia fuera son ni más ni menos que valores esenciales. Esos valores dan fuerza, consistencia, luminosidad al sujeto de manera que hay una conexión inequívoca entre lo elegido y quien elige. Cualquier intento de disimular esto es una falta. Las condiciones externas por las cuales las opciones se recortan, o se pretende que modifican los códigos interiores se establecen como trampas. Son estas las trampas que quienes se encuentran liderando deben desarmar. Poner al descubierto la trampa es un aspecto sensible y de alto compromiso del líder. Ya que: con ese encuentro, entonces aparece la verdadera elección: y en ese momento se sabrá si lo que está en juego es el bien y un determinado bagaje de valores, principios y caracteres humanos u otra cosa. El líder sabrá cuando, cómo donde y por qué en ese sujeto y en esa decisión, pero debe hacerlo. No hay peor engaño, que el pensar que uno elige en libertad y que no sea así. Y no hay peor dolor que saber luego, que la verdad estaba lejos, había alguien que lo sabía y no fue honesto. Allí, en ese compromiso con la opción, con esa renuncia, entonces se puede tener, un encuentro verdadero con el otro y ayudarlo a encontrarse con sí mismo, de cara a poder entender el mundo. Si de ése encuentro se aproxima una partida, habrá que soportarlo. De eso se trata. Pero el otro esta condenado a ser él mismo y esto, es con las consecuencias que nos implique a nosotros.
El espacio de sinceridad con el otro impide ciertamente retenerlo, dejarlo en las sombras o una falta de compromiso con la comunicación. La promesa es que ese sujeto con libertad elige de plena conciencia que clase de decisiones tomará. Es la exposición plena del albedrío. Este evento es muy importante ya que las decisiones implican acciones y las acciones son la muestra de lo que el hombre tiene en el alma. Luego si uno es lo que hace y lo que hace, lo hace en libertad, entonces queda demostrado el vínculo entre el sujeto, su acción, y lo que el sujeto tiene dentro, como bagaje y construcción de su alma. El hecho no es menor ya que la conexión con el mundo depende de eso y el mundo será en términos de ese sujeto, lo que el haya podido construir. Por eso se desprende que quien lidera no es dueño de nada y que en todo caso ese tránsito sirve para que aflore el sujeto de manera que se revelen las potencias que lo unen a un sistema de valores que tiene la responsabilidad de poner en la realidad. Ese sistema de valores lo muestran de una manera ejemplar. Y los condicionantes de la realidad no existen, en tanto el sujeto toma una determinación.
El líder permanentemente está renunciando. Pero renuncia a sí mismo. Renuncia su nombre. Está dispuesto a no tener los atributos implicados en la identidad del nombre. Y cuando no necesita los atributos, ya que es a pesar de no tener, pierde su aspecto retentivo, en tanto persona, porque siente que la libertad del otro es tan importante que no puede tenerlo, ya que tenerlo implica que otros lo pierdan y por sobre todo, lo pierde el futuro. Esta no-retención, no implica perder al otro, responde mejor a lo que el otro me deja y por lo cual termino mejor cuando la relación pasó a otro estado.
Del otro lado y de manera ostensible se ve un conjunto de personas que renuncian una vez. Esta renuncia lo pone en la primera pérdida. La pérdida de un camino de bien. Esa renuncia es también interesante. Sería bueno poder mirar la intimidad de ese proceso. El momento en que el sujeto, pierde la luz y se deja llevar sólo por el brillo de las cosas exteriores. Sus luces interiores, son tapadas, disimuladas, negadas y se generan nuevas luces para poder mirar sin trastornos ese afuera tan complejo que promete la luz, a la manera de "afuera a dentro". Pensar que estas personas, que suponen que el brillo exterior, les puede iluminar el interior, resulta que luego cierran los ojos y no encuentran nada. Están a oscuras. Reemplazaron y taparon. Ahora en la soledad, saben que no hay adentro un sistema de caminos de luz que los pueda llevar a buen puerto. Ellos renuncian una vez. Lo hacen y renuncian para siempre. Pierden de vista que es muy difícil retomar el camino sin guías o señales. Habitan un mundo de oscuridad, lo hacen dé tal manera que no pueden, explicarlo y cuando lo explican lo hacen con palabras oscuras, con gestos oscuros, movidos por un sistema de energías que sólo propende al retraso. A lo material, a lo cosmético.
Esa falsedad es tan endeble que, son incapaces de la creación de valores duraderos. No ya para el conjunto, sino para el espacio de lo íntimo. Viven aislados, solos, condenados al silencio y cuando se exponen se ve la oscuridad en sus miradas, en sus gestos. Son idolatras de lo que dura poco. Son superficiales, despreocupados. Viven al día y el futuro es un mañana, sin posteridad. Allí en esa renuncia está la causa de miles de renuncias posteriores. Allí se pierde el norte. Luego es fácil: como no hay rumbo, cualquier camino es bueno y como cualquier camino es bueno, lo es también cualquier viaje, cualquier precio. El hombre es el que somete a otro hombre, lo margina, le quita la dignidad; y lo que salvará al hombre necesariamente será otro hombre. Ese es un equilibrio inestable. La sociedad moderna a perdido el sentido liberador de un camino para todos y ha permitido senderos de pocos en lo que los que quedan afuera no importa. El líder de manera humilde, con modestia, recobra el sentido de que el camino les pertenece a todos y que de esa manera no hay dueños de un aquí y ahora que puedan doblegar lo que a todos pertenece. El líder original, el líder en serio, renuncia también. La renuncia lo pone en el dolor. Lo instala en un espacio de conciencia-sufrimiento. Aún así, la renuncia, álgida le propone al líder la confianza absoluta que es una inversión: esa renuncia dejará sus frutos, ya que, lo que provocará será bueno. El sufrimiento es sin duda un camino que dejará premio. Estar a la altura del sufrimiento y que cobre sentido es búsqueda y orientación en el líder. Acompasar el dolor, para transformarlo en la tormenta que generará una tarde soleada, es experiencia a transferir. Pero renuncia cuando elige de una manera humana y es un ser humano que es capaz de iluminar, desde adentro, a otro ser humano y en ese encuentro, la luz adquiere una capacidad magnifica. Es más luz, es bella, es paz y es encuentro. Es sensible, respetuosa, orgullosa, aditiva. Ese encuentro es generador de potencias; es un estado prometedor de multiplicaciones venideras. El líder es la esperanza de que haya un futuro con menos diferencias. Es en la claridad y en la convicción, que no puede más que disparar al otro en busca de su propia elección y libertad. Pero en ese iluminar, es esa claridad es cuando su propio brillo interior es complementario del brillo del otro, por el otro mismo.
Advierten un propósito no explicitado, que se ha intentado borrar, o trocar por otros, que intentan mostrarlos como mejores. El único propósito serio, para el hombre es la humanidad del hombre.
Ese hombre libre, desprendido, inconmensurable. Uno, pocos o muchos, conocidos o no, llegados o por venir, concientes o inconscientes: están salvando al mundo. El mundo del conjunto, con la esperanza de la libertad, regalando sueños posibles. De todos. Reales.
El amor, ese imperioso ingrediente
La clase más fundamental de amor, básica en todos los tipos de amor es el amor fraternal. Por él se entiende el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento con respecto a cualquier ser humano. El deseo de promover su vida. A esta clase de amor se refiere la Biblia cuando dice: ama a tu prójimo como a ti mismo. El amor fraternal es el amor a todos los seres humanos; se caracteriza por su falta de exclusividad. Si he desarrollado la capacidad de amar, no puedo dejar de amar a mis hermanos. En el amor fraternal se realiza la experiencia de unión con todos los hombres, de solidaridad humana, de reparación humana. El amor fraternal se basa en la experiencia de que todos somos uno. Las diferencias en talento, inteligencia, conocimiento, son despreciables en comparación con la identidad de la esencia humana común a todos los hombres. Para experimentar dicha identidad es necesario penetrar desde la periferia al núcleo. Si percibo en otra persona nada más que lo superficial, percibo principalmente las diferencias, lo que nos separa. Si penetro hasta el núcleo, percibo nuestra identidad, el hecho de nuestra hermandad. Esta relación de centro a centro –en lugar de la periferia a periferia- es una "relación central"
…El amor al desvalido, al pobre y al desconocido son el comienzo del amor fraternal.
….El amor sólo comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamos para nuestros fines personales
….Al tener compasión del desvalido el hombre comienza a desarrollar amor a su hermano; y al amarse a sí mismo ama también al que necesita ayuda, al frágil e inseguro ser humano. La compasión implica el elemento de conocimiento e identificación.
El arte de Amar –Erich Fromm- Paidós Contextos 90
Cuando uno mira alrededor, los profesionales hoy son más jóvenes. Desde el punto de vista cronológico tienen antes un conjunto más exuberante de conocimientos. Si bien es cierto que la experiencia es un elemento clave en las organizaciones, los niveles de jóvenes profesionales con un bagaje importante de contenidos teóricos cada vez son más y por otra parte al nivel de desarrollo de nuevas estrategias de administración, información, etc. generan que no sea tan importante la experiencia, como la capacitación curricular y extracurricular.
El líder no puede ser retentivo. Liderar implica un compromiso con el otro: El liderado es más importante que el líder. Por qué? Porque el objetivo global depende exclusivamente del trabajo de los que hacen las tareas más básicas. Excepto en una organización totalmente robotizada, cuando haya personas habrá que propender con clara convicción al desarrollo de esa persona. No hace falta hoy repasar los conceptos de Maslow. Pero esperar lo mejor del otro en una organización, partiendo de la premisa que la organización se quede con mucho beneficio y los trabajadores con un sueldo y poco desarrollo, es tan grotesco y desproporcionado que no le puede caber en la cabeza a nadie.
Ahora bien: más allá del desafío personal y el logro, el líder debe poder ubicar las dimensiones relevantes de sus colaboradores. Dichos intereses espirituales deben ser colectados de una manera honesta. Conocer al otro implica hacerle un lugar. Un lugar implica la disposición de sentido de escuchar activamente con el objetivo de poder tener una idea mental de quien es el otro en tanto persona y no sólo en tanto tarea o responsabilidad. Esto resulta relevante porque en general de una jornada completa de 24 horas, probablemente la mayor parte del tiempo una persona media la pasa en su trabajo. Y cualquier problema extramuros incide de manera inmediata donde el sujeto pasa la mayor parte del tiempo.
Un líder debe poder establecer un patrón de conocimiento del otro de manera de poder advertir que el otro presenta hoy un brillo distinto en los ojos, que su carácter habitual ha cambiado y que no hay conductas inexplicables. Si uno se toma un minuto para observar activamente y pregunta con interés verdadero, el otro no tendrá ningún inconveniente en manifestar lo que le sucede. En general los que están al frente se oponen, por las mas variadas razones, dado que no pueden "hacerse cargo" de problemas no inherentes a sus tareas habituales. Aquí es donde uno advierte que el hecho de que uno puede escuchar un problema del otro no significa que sea responsable del problema del otro. A veces con sólo escuchar el sujeto ya se alivia. A veces una palabra de consuelo ayuda al otro a atravesar un mal momento. A veces un gesto de cariño, le permite al otro reconciliarse con el mundo o más aún encontrar amparo en su lugar de trabajo, lo que le otorga desde la mirada del sujeto un valor imposible de llenar con dinero.
Un trabajador que renuncia a cosas que le interesan a él, a fin de cumplir con un trabajo habitual y es consentido por la empresa, es una bomba de tiempo: habrá un momento que exigirá que se revindique ese exceso. Pero esa entrega no es de trabajo y por tanto no se puede compensar como se recompensa el trabajo. Luego no hay manera de suplir lo que el otro dejó de hacer y entregó a su labor. Esto genera una relación asimétrica que en un período mayor o menor de tiempo traerá conflictos a la relación. Más grave aún cuando el sujeto tiene una disposición a la entrega y es tratado con indiferencia por la organización.
El amor fraternal tiene según el paradigma de Erich Fromm, cuatro características interesantes y de muy bajo costo: responsabilidad, conocimiento, cuidado, respeto
La disposición de conocer al otro íntimamente. La actitud de escucha activa, intentando comprender sus pensamientos como motores de sus acciones. La capacidad de escuchar y de comprometerme con él a fin de poder ayudarlo en sostener lo que sea mejor para él , más allá de mi aquí y ahora, el hecho de que me importen sus alegrías y tristezas, la manera de sonreír para pedir u ordenar. El evento de poder intercambiar en un estado de libertad, ya que la relación central implica el respeto por los roles, con independencia de niveles de autoridad, juzgan de manera definitiva las capacidades del líder para con la gente.
Como todo lo inherente al intercambio de personas, no se puede actuar. No es una pose, ni poner en marcha un mecanismo que se puede aprender. Es la capacidad de ver que en el mundo y circunstancialmente en mi área de incumbencia hay otro… Ese ser es singular, particular, único. Tiene un alma, sueña, se frustra, ama a otros, además de trabajar tiene una vida no laboral. Tiene madre, padre hermanos. A todos les pasan cosas y todos son importantes para él. El sujeto cuando ingresa a la organización no deja nada de eso por fuera. Viene con eso. Es su equipaje en tanto persona y el que entra a la empresa temprano es una totalidad. No es una única tarea o área de responsabilidad. Sus objetivos de trabajo se riñen con sus objetivos personales. Tiene que cumplir un conjunto de operaciones por fuera de nuestra organización etc. Poder ponerse a disposición del otro, poder intercambiar con el otro en tanto persona, genera un vínculo diferencial. Es una situación de hermanos con un premio mucho más sabroso que el cumplimiento de un objetivo planteado. En ese encuentro sincero se sella un acuerdo por el cual todos tenemos la responsabilidad de velar por todos y todos los sueños son relevantes, todos nos esforzamos por poder cumplir los objetivos propios y los ajenos y todos aspiramos a un desarrollo homogéneo. Para lo cual el respeto por la diferencias es esencial. No todos comparten la pasión de trabajar en una empresa. No todos comparten la locura por el fútbol y esto no implica no poder desarrollar misiones que nos implican ahora sí en conjunto.
Sin embargo quien lidera tiene la obligación moral de llevar a los demás al camino del desarrollo de esas aspiraciones. Para lo cual debe renunciar a la sabrosa tentación de oscurecer su pensamiento con fines organizacionales por encima de la gente. Si los fines organizacionales se olvidan de la gente, la gente olvidará a la organización: su suerte está escrita. Si quien lidera no puede rescatar lo esencial de esa persona y ponerlo sobre el tapete cuantas veces sea necesario, entonces no los está viendo más allá: en algún momento recibirá la factura. Pero, para poder ver qué quiere del mundo el otro, uno primero debe saber que quiere uno. Para poder contener al otro debo reconocer primero que estoy frente a una persona y que perfectamente en cualquier momento puede cambiar la escena y pasar a ser jefe. Debo estar preparado para aceptar en cualquier momento que ese otro en cualquier momento puede ser mi propio líder. Esto no implica borrar las autoridades, sustituir roles, dejar de asumir responsabilidades y custodiar los objetivos. Cuando uno está debidamente entrenado no le es indiferente lo que le pasa a un compañero. Un colega es vital para mi porque ese ser si no llega, puede preguntarme un día, aún fuera de mi propia organización, por que no lo ayudé sinceramente. Por qué le mentí o por que no le advertí que le podía pasar alguna cosa.
Esto implica exponerse frente al otro de una manera tal que el otro pueda sentir que ocupa un espacio en el pensamiento de uno. Requiere de la generosidad de soñar con los otros felices. El otro sólo puede entrar por el amor. Cuando miro a un joven colega, advierto que si las cosas son como está escrito, un día yo no estaré y el tendrá bajo su responsabilidad a mis hijos. Yo amo mucho a mis hijos. Es muy relevante para mi que mi colega aprenda de mi, el amor con que yo intenté reforzar una idea para que él sea libre. Porque es un hecho que este colega o cualquiera de mis colaboradores, en algún momento se cruzará con alguno de mis hijos, recurriendo a él tratando de encontrar consuelo, ayuda, un oído o simplemente un abrazo que lo haga sentir seguro y lo ayude a superar alguna dificultad laboral o no.
Cuando uno expresa esa idea está apostando; y la apuesta es a que, ese ser, puede tener en sus manos un día algo muy amado. Su conducta frente a lo muy amado por mí, dependerá del amor que yo haya demostrado por lo muy amado de él. Así el amor es una garantía. Es la tranquilidad de poder entregar a el otro lo mas amado. Lo interesante es que el hecho relevante no es la entrega…. lo mas importante se juega en la custodia; porque en la transferencia de mi ser, en tanto persona, el otro juega el rol de custodiar algo que es importante para mi y que yo le entrego en libertad a él. En la medida que tengo la altura moral y la valentía de afrontar ese desafío el otro no renunciará un sistema de garantías recíprocas. Es allí donde cada uno se transforma en el eslabón más importante. La clave es que la cadena sea infinita.
Un sistema de Normas
…..Sócrates.- considéralo de este modo. Si cuando nosotros estemos a punto de escapar de aquí, o como haya que llamar a esto, vinieran las leyes y el común de la ciudad y, colocándose delante, nos dijeran: "dime Sócrates, ¿qué tienes intención de hacer? ¿No es cierto que, por medio de esta acción que intentas, tienes el propósito, en lo que ti depende, de destruirnos a nostras y a toda la ciudad? ¿Te parece a ti que puede aún existir sin arruinarse la ciudad en la que los juicios que se producen no tienen efecto alguno, sino que son invalidados por particulares y quedan anulados?
…- veamos, ¿qué acusación tienes contra nosotras y contra la ciudad para intentar destruirnos? En primer lugar ¿no te hemos dado nosotras la vida y, por medio de nosotras desposó tu padre a tu madre y te engendró? Dinos, entonces, ¿a las leyes referentes al matrimonio les censuras algo que no esté bien? "no las censuro" diría yo. Entonces, ¿a las que se refieren a la crianza del nacido y a la educación en la que te has educado? ¿Acaso las que de nosotras estaban establecidas para ello no disponían bien ordenando a tu padre que te educara en la música y en la gimnasia? "si disponían bien" diría yo. Después que hubiste nacido y hubiste sido criado y educado, ¿podrías decir en principio, que no eras resultado de nosotras y nuestro esclavo, tu y tus ascendientes?
Sócrates.- tal vez dirían aún las leyes: examina, además, Sócrates, si es verdad lo que nosotras decimos, que no es justo que trates de hacernos lo que ahora intentas. En efecto, nosotras te hemos engendrado, criado, educado y te hemos hecho partícipe, como a todos los demás ciudadanos, de todos los bienes de que éramos capaces. A pesar de esto proclamamos la libertad, para el Ateniense que lo quiera, una vez que haya hecho la prueba legal par adquirir los derechos ciudadanos y, haya conocido los asuntos públicos y a nosotras, las leyes de que, sino le parecemos bien, tome lo suyo y se vaya a donde quiera. Ninguna de nosotras, las leyes lo impide, ni prohíbe que, si alguno de vosotros quiere trasladarse a una colonia, sino le agradamos nosotras y la ciudad, o si quiere ir a otra parte y vivir en el extranjero, que se marche a dónde quiera levándose lo suyo. El que de vosotros se quede aquí viendo de que modo celebramos los juicios y administramos la ciudad en los demás aspectos, afirmamos que este, de hecho, ya está de acuerdo con nosotras en que va a hacer lo que nosotras ordenamos, y decimos que el que no obedezca es tres veces culpable, porque le hemos dado la vida, y no nos obedece, por que lo hemos criado y se ha comprometido a obedecernos, y no nos obedece, ni procura persuadirnos sino hacemos bien alguna cosa. Nosotras proponemos hacer lo que ordenamos y no lo imponemos violentamente, sino que permitimos una opción entre dos persuadirnos u obedecernos; y el que no obedece no cumple ninguna de las dos…..
Platón -Diálogos- Critón – Biblioteca clásica Gredos
De alguna manera el desenvolvimiento del líder sucede con arreglo a una realidad que lo circunda. Esto implica conocer o tratar de establecer los límites de sus acciones. Si bien es cierto que, por definición, el líder trasvasa los límites, aún así debe tener un marco de contención que le permita realizar sus misiones, conforme una adhesión a las normas que lo implique respetuosamente. Veamos: nadie le pide a una persona que esta a cargo que obtenga un objetivo a cualquier precio. De hecho definir que una injusticia, justifica una rebeldía hacia la ley implica un juicio de valor personal por encima de la norma, lo que hace lugar a una nueva clase de totalitarismo. Por otra parte observamos que: si quien tiene la máxima responsabilidad de un proyecto se obceca y pierde de vista la normas, ya que supone, que su objetivo está por encima, entonces no entiende que el objetivo destruirá cosas, que aunque invisibles, a la larga, costarán precios mucho más altos. El líder tiene la responsabilidad de rehuir la tentación de los privilegios. Los privilegios pertenecen a minorías. El líder, sólo puede serlo de mayorías. Las mayorías serán las primeras afectadas, cuando se cometan injusticias comenzadas en la primera trasgresión a las normas. Es interesante como se siente la tentación relacionada con el poder, como atributo del líder, de vulnerar aquellas normas, que se oponen a los objetivos, propios y/o comunes, que el líder tiene la responsabilidad de llevar adelante. La ley es a la justicia universal. La equidad atiende lo particular. Si el líder no siente que cada norma que se pone en frente, lo está por una razón anterior a él y que en todo caso, salvo que él la hubiera instalado, no puede el mismo hacer una interpretación adecuada a sus necesidades de la norma, podría pasarle que siendo ajusticiado por la norma que él vulneró se encuentre desprotegido de la imparcialidad con que la norma inicial fue instalada.
La norma funciona como un marco que permite al hombre manejarse con libertad. Es el terreno donde se debieran debatir todas las cuestiones inherentes. No puede agrandarse ni achicarse como capricho, ya que si ese marco se pierde: se pierde toda referencia. La norma funciona como un camino de cornisa: indica el comienzo del abismo. Sin hacer juicio de quienes transitan por fuera del marco, lo maravilloso es que haya una línea divisoria y que cada cual tome sus decisiones. La zona de tolerancia del líder le permite en todo caso, ampliar ese territorio definido. Pero deberá saber que se trata de otro territorio y el sistema de lógica imperante cae. La norma se supone protege a los más débiles. Es el amparo de todos bajo el mismo sol. Nos iguala de cara a un sistema de paradigmas que permiten borrar las diferencias de los poderosos. Así iguales ante la norma y con respeto por las mismas es que se logran mejores inteligencias, que llevan al mundo a un mejor estándar.
Esto implica una responsabilidad superlativa del líder, ya que teniendo la posibilidad potencial de no atender lo dictado la norma, elige en libertad acatarla. De esta manera el líder se compromete con el bien. Estando en el pináculo de la acción, en definitiva, la prueba de lo que somos, ya que sólo conocemos lo que somos por lo que hacemos, la acción del líder sólo puede ser la acción del sometimiento modesto, simple y llano, a las normas. Es esta la cualidad más importante del líder: es que se trata de un ser tan excepcional y tan humano, que resulta hermano ante la ley. Es uno más y como tal pasible de ser alcanzado por reglas comunes. Se somete a ellas como cualquiera, las respeta, las atiende, y si hay alguna injusta propenderá a cambiarlas, con los reglamentos para cambiar las normas. No instala arbitrariamente una distinta: soporta, como todos, los derroteros de lo perfectible. Si todo puede resultar evaluado desde uno mismo y cambiado, según su propia visión, entonces las normas dejarían de ser una malla de contención y nos pondrían a todos de manera bestial a construir reglas que atiendan otras dimensiones. La vara mide siempre lo mismo. El forzarla en más o en menos es una ficción destructiva, que dejará a los más débiles a merced de su imposibilidad de establecerla a su antojo. El compromiso de quien conduce, es justamente la inclusión de los que no pueden.
Ese es el compromiso irrenunciable del liderazgo: si hay uno sólo que no puede: entonces yo tampoco puedo. Dado que si todos no podemos y todos aceptamos que la norma es incorrecta y por tanto el mundo es o padece una injusticia, entre todos podremos cambiarlo. El respeto a la norma es un alivio. Porque nos permite ser más allá de nuestro albedrío. Así nuestro albedrío sólo debe reconocer las normas. Nos deja afuera de la construcción de la norma y nos reclama cuando las normas no existan. Reconocer la norma implica otorgarle también un lugar. Cuando la norma tiene su propio espacio, entonces el territorio crece. La norma no es restrictiva: es aditiva. Amplía con sus efectos de manera de ser comprensiva de todos y en todo caso, señalar quienes quedan excluidos. Pero aquellos que quedan excluidos lo son, no por la voluntad de unos pocos, sino porque en el consenso general; si bien es cierto que el territorio se amplia ilusoriamente, dicho territorio fue elegido para no ser transitado por el líder. Es justamente ante esta opción que el posicionamiento del líder es fundamental: ante la opción se priva, renuncia, se somete y nos libera a todos, ya que entonces, entre todos se construyen normas que darán a cada quien lo suyo. Cuando se juega la decisión, lo que se pone en juego es el respeto del líder. No se puede construir un sistema de valores, sin respeto. Por lo menos no para todos. Esas minorías que toman decisiones para sí obtenerlos, están abandonadas, aisladas, condenadas a desaparecer y nos retrasan a todos en la creación de mejores paradigmas. Es inherente al que lidera el repudio de las normas injustas o, a quienes se atreven a transgredir normas establecidas. Lo legal es condición esencial. Lo legítimo tiene en el líder su más ferviente defensor: si se pierde lo legítimo, entonces ¿cómo establece una sociedad un sistema de prioridades vital?
Lo legítimo tiene que serlo con adecuación a la satisfacción de perder las diferencias entre fuertes y débiles, permitir un desarrollo de todos, con arreglo a sus condiciones y aptitudes. Lo legítimo es que todos tengamos las mismas responsabilidades, los mismos derechos, las mismas obligaciones, las mismas posibilidades. Cómo uno puede imaginar un mundo donde alguien, en uso de algún atributo cualquiera, pueda quedar exento de un sistema de normas cuya tendencia natural es el equilibrio. Imaginen ese desequilibrio a favor de un líder y háganse una idea de lo catastrófico del resultado, aún cuando el objetivo inicial fuera bueno. La construcción de los conceptos, que terminaros siendo normas positivas, le han llevado a las sociedades mucho trabajo, mucha reflexión, mucho sacrificio colectivo, de manera que nadie puede borrarlas de un plumazo, siendo por tanto mejor que muchos, durante mucho tiempo. Tal planteo es un absurdo. Así el intento de lo moderno es forzar la vara. Es reinterpretar la norma, es querer llevarla a la muerte de manera sumaria. Es la más torpe de las calamidades. Es querer borrar paradigmas que no le pertenecen a nadie. Son de las personas y sólo ellas pueden cambiarlas, por los caminos adecuados, los que marca la ley.
La interdependencia con el entorno
La esencia del construir es el dejar habitar. La cumplimentación de la esencia del construir es el erigir lugares por medio del ensamblaje de sus espacios. Sólo si somos capaces de habitar podemos construir. Pensemos por un momento en una casa de campo de la Selva Negra que un habitar todavía rural construyó hace siglos. Aquí la asiduidad de la capacidad de dejar que tierra y cielo, divinos y mortales entren simplemente en las cosas ha erigido la casa. Ha emplazado la casa en la ladera de la montaña que está a resguardo del viento, entre las praderas, en la cercanía de la fuente. Le ha dejado el tejado de tejas de gran alero, que, con la inclinación adecuada, sostiene el peso de la nieve y, llegando hasta muy abajo, protege las habitaciones contra las tormentas de las largas noches de invierno. No ha olvidado el rincón para la imagen de nuestro Señor, detrás de la mesa comunitaria; ha aviado en la habitación los lugares sagrados para el nacimiento y «el árbol de la muerte», que así es como se llama allí al ataúd; y así, bajo el tejado, a las distintas edades de la vida les ha marcado de antemano la impronta de su paso por el tiempo. Un oficio, que ha surgido él mismo del habitar, que necesita además sus instrumentos y sus andamios como cosas, ha construido la casa de campo. Sólo si somos capaces de habitar podemos construir. La indicación de la casa de campo de la Selva Negra no quiere decir en modo alguno que deberíamos, y podríamos, volver a la construcción de estas casas, sino que ésta, con un habitar que ha sido hace ver cómo este habitar fue capaz de construir. Pero el habitar es el rasgo fundamental del ser según el cual son los mortales.
Construir, Habitar, Pensar -Martin Heidegger– Traducción de E. Barjau, en Conferencias y Artículos, Serbal, Barcelona 1994.
El bien en tanto liderar forma parte: el hombre, como casi todos los demás seres terrestres, tienen necesariamente un guía. Pero el acuerdo al bien y no el bien del líder, sino de los liderados, determina de manera categórica la diferencia entre un líder y un manipulador. Quien se sirve de los liderados, a fin de obtener alguna clase de beneficio, que excluya a los liderados, será sencillamente un manipulador. Nadie que se sirva de un conjunto, detrás de un beneficio personal o para pocos, puede ser llamado líder. Liderar implica lo universal.
No hay una causa que a los ojos de alguien resulte justa o injusta, los valores primordiales que están desde los tiempos de los tiempos sobre la tierra, no poseen la característica humana del subjetivismo, ni pueden ser relativizadas por que sí.
Visión, que representa futuro, valor que representa un para qué, bien que le da forma al por qué.
Retomemos entonces la pregunta del Líder y hagamos un ensayo del que es muy posible luego, mirar los arquetipos y comprenderlos:
Aquí mi primera afirmación: el único camino que existe al liderazgo es un transito. Dicho transito carece absolutamente de señales, ni siquiera está marcado, no tiene principio ni fin y en general, como en una autopista enloquecida, es transitada por miles que no respetan un sentido único, ni siquiera una misma dirección.
Siempre he controvertido con mis colegas en el trabajo y en cuanta oportunidad tuve, en los claustros y con mis compañeros de estudio, lo que significa ser líder, que es liderar y diferencias semánticas acerca de su significado.
Claro que uno va logrando acuerdos y formándose a la idea de lo que liderar es para uno y tiene idea de lo cerca y lejos que se encuentra uno y los demás de una opinión fundada en la materia.
Los libros al respecto me han parecido francamente una gran decepción, como una inerte máquina que quisiera emular al hombre, sin más recursos que unas cuantas chapas retorcidas, ordenadas de una manera determinada.
El hecho es que en primer lugar no creo en los arquetipos, como un modelo imitable.
Me resulta escandaloso aceptar un punto, en el cual mediante la capacitación, la lectura, el dialogo en los términos dialécticos, la oratoria, la persuasión y las definiciones y palabras dichas por alguien puedan representar un líder ser, un líder estar.
Ser es constitucional. Innato me atrevo. Es el diamante que sólo se pule por el paso del agua
Estar representa una pose: la formulación del maquinismo: si se hace tal cosa se es líder.
Es por ello que a ser líder no llega uno, según lo veo, como aquel que puesto a trabajar en términos de objetivos, cumple las metas intermedias y desarrollando dos o tres capacidades básicas recibe el título de líder.
Tampoco aquel que cumpliendo un rol predeterminado, ejecuta las maniobras que su rol requiere.
Sin embargo los detractores, dirán que el entrenamiento en las capacidades que se reconocen, que no pueden dejar de tener los líderes, y en el hábito y predisposición del alma y el ejercicio de aquellas virtudes, se comienza entonces a generar un ser líder de manera entrenada.
Podríamos falsear la hipótesis con un simple ordenador: ¿cuáles son las habilidades claves para liderar? Estas habilidades están a disposición de cualquiera. No obedecen a ningún sentido mágico o filosofal. Sin embargo estas habilidades jugadas de manera aséptica por una máquina, no constituyen en sí la mejor respuesta a nuestra pregunta.
Veamos ahora un comportamiento aprendido por un ser vivo: a un joven profesional, de una empresa exitosa, le mandan a un curso de capacitación para liderar: allí, le ponen en conocimiento de que un buen líder debe comunicar. El joven entusiasta comenzará a aprender el sentido de la palabra comunicar. Realizará un esfuerzo superior para comprender la diferencia entre oír y escuchar (que se supone que apunta a decodificar el mensaje) y será asertivo, comprensivo, empático y todas otras palabras que se usan en ese mundo. Al fin, si lo recuerda, tomará algunas de las herramientas y luego usará la que más le cuadre. Por supuesto que de comunicar, en términos de emisor-mensaje-receptor no le quedará nada y si algo le queda, es lo que se le representa en la mente, de toda la información que recibió.
Mi opinión es que un líder se puede entrenar, uno puede hacer un camino al liderazgo y si tiene suerte y coraje, a lo mejor lidera un proyecto algún día. Dependerá de sus capacidades de tomar herramientas. Pero hay algo que no deviene del entrenamiento: lo inherente al temperamento. Eso viene de la genética. Estaba allí.
Mucho más irritante todavía es ver aquellos que son puestos por las circunstancias a liderar y no lo saben, no lo ejercen o peor aún lo ejercen de una manera burda, como si fuera un traje grande.
Me parece que también hay que tener una consideración particular sobre algunos aspectos que hacen a un líder: hay unas capacidades no siempre visibles. Un conjunto de razones inherentes. Un líder no lo es previamente. Tiene todas las circunstancias antes mencionadas y una oportunidad. Si uno mira al hombre probablemente vera un hombre… si uno mira a un líder lo ve en una circunstancia particular, tomando decisiones sobre una materia inédita y tendrá un resultado bueno o malo conforme las situaciones que deba atravesar. Es que el liderazgo no puede tejerse en frío. Liderar implica una nueva situación a atravesar. Lo desconocido es por definición prácticamente indistinguible del líder. De manera que el hombre, fuera de la situación que se trata, es hombre y por tanto es no líder. Lo que pone al líder en el centro de la escena es la necesidad de dar una respuesta a una situación determinada. Si tal situación es llevada adelante por alguien comprendido y lo hace bien, entonces la cosa funciona. Esto es: la historia condiciona de manera paradójica lo que hace al líder. Siempre es revistado sobre el pasado. Sobre lo hecho. Mientras se encuentra en rol, es acompañado y mirado, en un intento de comprender sus movimientos. Se lo engrandece, suponiendo que pierde sus condicionantes humanos, para transformarlo en otra cosa: el que toma las decisiones, el que asume las responsabilidades y el que responde por las consecuencias.
Así un líder sólo puede dar cuenta de lo que decide y defendiendo sus posturas, conforme un BIEN, que lo es en ese momento, pero que la historia se encargara de juzgar luego.
Esto nos pone en la pregunta: ¿cualquiera puede liderar? Ya que si todos los lideres son hombres y nuevos en la materia, dado que, la situación de liderar, se trata de dar respuesta a una situación de innovación, cualquiera podría entonces dar una respuesta a esa situación.
Las capacidades del líder estaban allí antes. El desafío es poder visualizar que se llega a liderar en términos de hombre, y que al hombre hay que mirarlo como una universalidad, un todo que forma esa persona; cuando se acerca a la escena debe administrar un conjunto de situaciones a los fines de dar la mejor respuesta o la única posible. Y ya he expresado de dónde sacará las respuestas a estos dilemas.
Nos empeñamos en mirar el pasado de quienes estuvieron al frente de las más grandes gestas de la humanidad con el propósito de poder tomar algo replicable.
Nos empeñamos en poder ubicar qué hizo que alguien de una respuesta eficiente a un problema no estructurado. Nos cuesta comprender, aún cuando esté su testimonio, que fue lo que sintió, que estrella lo guió, cuales fueron sus profundas motivaciones. La historia recordará con grandes movimientos a aquellos que pudieron apartarse del espejo y dejar algo, más allá de ellos.
La pregunta velada de un líder potencial, es si el mismo hubiera echo lo mismo en idéntica situación. La verdad es una pregunta tramposa. No se puede saber. En general los líderes se juegan todas las fichas. Cuando se toman el rol, lo hacen en una profunda convicción y cuando entran en esa consonancia entre lo que piensan y hacen es cuando más capacidad de ser/estar líder tienen. Así son los tamaños de los éxitos y los fracasos. Dependerá de lo que se juegue interiormente en ese momento. Si recurre al "yo" consciente tendrá una respuesta determinada y si apela a las intuiciones pre-simbólicas otra
El líder, lo es por estar en la oportunidad y circunstancia correcta.
Tenacidad
"…Porque esta claro que, si seguimos la vicisitudes de la fortuna, llamaremos al mismo hombre tan pronto feliz como desgraciado, representando al hombre feliz como una especie de camaleón y sin fundamentos sólidos. Pero en modo alguno sería correcto seguir las vicisitudes de la fortuna, porque la bondad o maldad de un hombre no dependen de ellas, aunque, como dijimos, la vida humana las necesita; pero las actividades de acuerdo con la virtud desempeñan el papel principal en la felicidad, y las contrarias, el contrario…
…. Así, si las actividades rigen la vida, como dijimos, ningún hombre venturoso llegará a ser desgraciado, pues nunca hará lo que es odioso y vil. Nosotros creemos pues, que el hombre verdaderamente bueno y prudente soporta dignamente todas las vicisitudes de la fortuna y actúa siempre de la mejor manea posible, en cualquier circunstancia, como un buen general emplea el ejército de que dispone lo más eficazmente posible para la guerra, y un buen zapatero hace el mejor calzado con el cuero que se le da, y de la misma manera que todos los otros artífices. Y si esto es así, el hombre feliz jamás será desgraciado aunque tampoco venturoso si cae en los infortunios de Príamo. Pero no será inconstante ni tornadizo, pues no se apartará fácilmente de la felicidad, ni por los infortunios que sobrevengan, a no ser grandes y muchos, después de los cuales no volverá a ser feliz en breve tiempo, sino en todo caso, tras un período largo y duradero en el que se haya hecho dueño de grandes y hermosos bienes".
Aristóteles –Ética Nicomáquea- Biblioteca básico Gredos-
Como queda planteado al principio digamos que si las circunstancias son cambiantes y las personas se adaptan a esas movilidades de la realidad, nos encontraríamos frente a una situación planteada en espejo con la realidad circundante: esto hace que si uno mira el entorno y en ese momento el entorno es destructivo, será destruido también. O para el caso en cuestión, si un barco en medio de una tormenta es llevado por un capitán "tormentoso", probablemente el barco se hundirá. Hay una abstracción de la tormenta que queda en las manos del Capitán. Dicha abstracción lo hace recurrir por oposición simple a otras herramientas del entorno. Es allí donde se pone a prueba el valor inscripto tácitamente en el alma del líder. Si dicho valor no fue depositado allí en el pasado, probablemente nunca aparezca en la realidad. A veces se trata de una pericia técnica (cómo entrarle a una ola), a veces se trata de una habilidad (cómo hablarle a cada uno de la tripulación), a veces se trata de una capacidad (cómo interpretar los vientos).
Lo que está claro es que el barco ha salido de un puerto, tiene un objetivo, un derrotero y al final debe llegar a un puerto, donde debe esperar la recompensa debida para todos los que han comenzado el viaje. Es allí donde no puede fallar el líder. Nadie dice que no pueda tener un barco una tormenta. Nadie espera que si hay agua entrando por algún lado, el capitán tape el agujero. Lo que sí se espera de el capitán es que cuente con los recursos para administrar la tensión de la tormenta, la distensión de los días soleados, la pericia de llevar el barco al puerto y la equidad de dar a cada quien lo justo.
Es que en nuestro caso el capitán debe optar con una mirada superadora todos los inconvenientes y los aciertos de manera de ordenar un curso de acción que mantenga intactas las premisas antes dictadas. Esa mirada superadora implica que el capitán pueda hacer una construcción basado en un sistema de valores y de intensidad de esos valores en equilibrio con el resultado esperado. Es en la apuesta sobre la intensidad de esos valores donde se juega el verdadero espíritu del ser líder.
Lo que el la situación demande se debe hacer. Y para esto se requiere una gran fortaleza. La fuerza en términos de magnitud no está en juego al momento de tomar una decisión, ni siquiera como un atributo de poder. No se puede pensar en alguien liderando porque llegó allí mágicamente. No era nada y en ese momento surgió todo cuando la situación apremia. Lo que se ve en ese momento es nuevamente lo constitutivo. Si aceptamos como validas las palabras de Aristóteles, está claro que el hombre atravesará las crisis que deba comandar conforme a una estructura anterior y previa de la situación. El resultado mas ostensible de la situación de liderazgo, al menos la que será más recordada, es un punto final para una situación dada, que no termina con el líder ni viene a dar repuesta mágicamente a lo que se está solucionando. Imaginemos la llama sagrada al principio y veremos necesariamente, que al principio era la oscuridad, luego las chispas, como un destello en la nada, para luego tornar una pequeña flama que crece hasta el punto de poder iluminar.
El acuerdo con el bien, cuyo resultado final es la felicidad se instala como un sistema de valores que condicionan las conductas del sujeto desde los tiempos en los que se inscriben en su alma los códigos que utilizará para desentrañar el mundo. Cuáles y con qué intensidad generan la zona de tolerancia del sujeto. Sin embargo tales principios que son condicionantes de conductas y por tanto de acciones en el mundo que lo rodean, van siendo modificados en las interacciones con el entorno. Es frente a una situación nueva que el sujeto moviliza esos códigos de manera de ponerlos a jugar en el momento que debe recurrir a si mismo cuando debe tener una opción. Y es la oportunidad maravillosa de revitalizarlos haciendo de valores viejos, valores actualizados y vitales. En fin el líder tiene la custodia y la responsabilidad de hacer una devolución de algo que recibió y que debe dar a otros para que el devenir siga el curso en busca de nuevos equilibrios más virtuosos, con fronteras que lleguen más lejos. Es una revelación de lo esencial de lo humano. A nadie le pertenece sino a la humanidad toda. De esta manera la naturaleza humana tiene la oportunidad de cada tanto ratificar valores esenciales que hacen del mundo un lugar donde merezca la pena vivir, interactuar, modificar en un curso infinito que nos deje mas cerca de lo que realmente "es".
Todos los días con barcos grandes o pequeños, miles salen de faena…. sólo unos pocos vuelven y festejan el éxito. Lamentablemente…
Conclusión
Para cumplir con el objetivo planteado en la proposición inicial he recorrido de manera de poder dar cuenta a reconocidos autores que intentan ahondar en la cuestión del ser. Asimismo en cada caso extraje fragmentos de sus obras para poder realizar una conexión entre lo expresado por los diferentes autores y la aproximación para cada caso desde mi propia perspectiva. El objeto del trabajo queda entonces satisfecho.
Sin embargo algunos autores citados en la bibliografía me han dejado improntas que deben ser reflejadas en este tramo del trabajo. Desde la consecuencia del trazo, la viga que separa para los chinos los superior de lo inferior, lo izquierdo de lo derecho, la dualidad de la luz y la tiniebla; Lo poco que se conoce de Confucio, de este hombre que murió pobre y desterrado, para ser rescatado luego y ser uno de los autores del I Ching. Los principios rectores de los mandamientos expresados en el antiguo testamento, la sencillez, la humildad, la capacidad de asombro, la presencia del Inefable que nos muestra las reflexiones de Heschel, La increíble capacidad de Heidegger, de expresar la cuaternidad y lo imprescindible de construir para habitar. Ortega y Gasset se pronunció respecto de este ser de la modernidad que toma acción directa sin ninguna otra condición que lo que tiene dentro por hombre en su rebelión de las masas y me ha impresionado cómo describe la consecuencia inevitable de lo que 100 años después prueba su acierto inequívoco. Otros autores mucho más grandes y antiguos sólo me merecen la admiración modesta de sus obras trascendentes hasta estos días.
A partir de Descartes, a quien preferí para explicar el "ser", la noción del Bien extraído de la ética Nicomáquea de Aristóteles, a quien además le conjeturé sobre la tenacidad, incorporando el concepto de que la vida es azarosa y por tanto la virtud lo es en términos del como se vive y no de lo que nos toca. Es asombroso poder tocar el pensamiento de un hombre confinado a un campo de concentración y que puede testimoniar respecto de la libertad del hombre. Pero no como actos casuales de albedrío o movimiento, sino en la más extrema de las indefensiones. Y esa libertad, es utilizada para bendecirnos a todos, cuando pueden desprenderse de un mendrugo de pan. Para el capitulo del pensamiento he preferido a Krishnamurti, según sus trabajos mencionados en las bibliografías. De él se puede rescatar la actividad del pensamiento como un "distractor" y sorprende el valor que en coincidencia con Heschel le otorga a lo pre-simbólico, lo intuitivo, lo no nombrado.
También me impresiona las coincidencias entre la relevancia que implica a la acción de amor, como la acción que no sigue la idea y que de alguna forma lo acercan al enfoque que Erich Fromm realiza en su "Arte de Amar". Leyendo los Diálogos de Platón, a pesar de otros que me han inspirado e invito a leer como el Banquete, o el mito de la caverna, preferí el Critón, ya que en su forma coloquial y de preguntas y respuestas, Sócrates viene a ser invitado por un amigo a escaparse mientras espera su ejecución y a partir de allí comienza este dialogo fabuloso donde uno puede ver a partir de que Sócrates les de vida a las normas, lo que ellas pueden decir respecto de quienes las atacan. Esto me sirvió para poder entender por qué las normas no pueden ser meros objetos soslayados por nadie. En todo caso quienes lideran tienen una mayor responsabilidad. Me sorprendió que un filósofo occidental, pudiera alojar la filosofía oriental y a partir de eso poder dar dinámica a la idea de liderazgo como acto, como un suceso dentro de un proceso y un devenir, tal cual lo de Jung, en consonancia con Krishnamurti.
Yo mismo he discurrido por este tema en otras ocasiones y esta monografía presenta una definición de liderazgo de mi propia autoría, que se ha publicado en el libro Liderazgo o Manipulación, un enfoque diferente.
He leído a estos autores y a muchos otros intentando componer una suerte de guía. Pero esta guía tiene sentido a partir de uno mismo. La experiencia del liderazgo comienza por uno mismo. La persona, lo constitutivo, el ser expresado en ideas, en palabras, en acciones, todas ellas con efectos en la realidad que "es", no pueden serlo sin el protagonista, para el caso de estudio; el líder.
Hubiera podido conjeturar y encontrar material para poder establecer entonces un recorrido más actual y plagado de imágenes, textos, anécdotas y ejemplos infinitos respecto al liderazgo y todas esas cosas. Sin embargo, debo admitir mi perplejidad respecto de no poder contestar respecto a como se puede cambiar algo, si nos dedicamos simplemente a seguir por los caminos de siempre y utilizando como estímulo los éxitos logrados por otras personas, en otras latitudes, para otros fines.
Me atormenta pensar que mientras la carrera del desarrollo de la humanidad ha entrado en una vertiginosa escalada, lo esencial de la humanidad se va acotando, apocando y decae por minuto como se apaga la luz de la vela.
Asimismo vemos el modelo actual imperante respecto del logro y el desafío; nos esmeramos en ser socialmente útiles, intentamos impulsar nuestras instituciones a gestiones modernas, nos capacitamos, tratamos de adquirir nuevas capacidades, desarrollamos habilidades diferentes, nos adaptamos, respondemos y sin embargo nos quedamos sin respuestas. Los modelos matemáticos que son tranquilizadores resultan obsoletos cuando encerrados en nuestros pensamientos y nuestras fuentes de seguridad, un niño, golpea la ventanilla y pide una moneda. Allí la muestra irrefutable de que hay algo que no anda bien.
Para no extenderlo: ¿qué debo hacer yo como aporte, para que la cosa mejore? ¿Cómo hacemos desde este sector para que la asimetría de incentivos se corrija hacia este lado? ¿Cómo hacemos para incluir a más gente? ¿De qué manera podemos restituir los valores que se perdieron? ¿Cómo logramos un liderazgo que conduzca genuina y de manera creativa un cambio profundo en nuestro sistema de adhesión de ideas, de manera de poder revitalizar la malla social, el sistema sanitario, en fin la salud de nuestra población? ¿Cómo podemos poner a jugar un paradigma que establezca una distribución equitativa de los recursos, y una ética única, no relativizada a fin de lograr un espacio común que nos pueda contener? Está claro que la salud tiene a cada día y de la mano del avance tecnológico, mayores costos. Esto es una "verdad de perogrullo" que nadie discute. También sabemos que los recursos nunca alcanzan. De hecho la salud lo es en un contexto donde se compite por los recursos y la plata, el dinero, es el más escaso. Sin embargo quienes tienen responsabilidades, quienes asumen compromisos, quienes se jactan de la posición que ocupan ¿sabrán de lo que se trata? ¿Es posible entrenar respecto de valores, universalidad, simetrías, accesibilidad, justicia, sentido, sensibilidad, solidaridad?
¿Sabemos a dónde estamos llevando el lugar que les quedará a nuestros hijos?
Los últimos años de nuestro país ha estado en la literal anomia. La acción directa. La privatización de la justicia, el sentido de la violencia como un medio tolerado, el descrédito de las instituciones, la vulgaridad, la dádiva, el poder como un fin, los recursos que todos conocemos como un medio, se han transformado en un fin.
Esto pone de manera indecorosa en la escena las decisiones que toman los que lideran. Lo que sucede es consecuencia de acciones como continuación de una idea que reside en el pensamiento de alguien. Esas personas están entre nosotros. Son responsables, por protagonistas de lo que nos pasa. Por eso resulta pertinente preguntarse sobre el liderazgo.
Hay un momento donde lo creamos o no deberemos hacernos cargo de una situación de liderazgo y es en ese momento donde veremos si puestos a jugar, decidiremos como siempre, o desplegamos desempolvando algo que salve a la humanidad.
Bibliografía
- Descartes, René. Discurso del método. Biblioteca de iniciación Filosófica. Editorial Aguilar; Madrid, 1980.
- I Ching. El Libro de las Mutaciones. Edhasa; Barcelona, 1960/2006 [31ª edición]
- Krishnamurti, Jeddu. La Libertad Primera y última. Editorial Sudamericana; Buenos Aires, 1986.
- Krishnamurti, Jeddu. El conocimiento de uno mismo. Editorial Errepar; Argentina, 1998.
- Aristóteles. Etica Nicomáquea. Editorial Básica Gredos; Madrid, 1988.
- Frankl, Viktor. El hombre en busca de sentido. Herder; Barcelona, 1999.
- Fromm, Erich. El arte de Amar. Ediciones Paidós; Buenos Aires, 1991.
- Platón. Diálogos. Biblioteca Clásica Gredos; Madrid, 1981.
- Heidegger, Martin. Construir, Habitar, Pensar –traducción de E. Barjau-. En Conferencias y Artículos. Serbal; Barcelona, 1994.
- Ortega y Gasset, José. La rebelión de las Masas. Ediciones Atalaya; Barcelona, 1993
- Abraham Ieoshúa, Heschel. Dios en busca del Hombre. Ed. Seminario Rabínico Latinoamericano; Buenos Aires, 1984.
- La Torá. Editorial Planeta; Barcelona, 2004.
Por:
Dr. Peregrino Selser
Buenos Aires, Argentina. Junio de 2007
Breve biografía del autor:
El Dr. Peregrino Selser nació en Buenos Aires, Argentina, en 1966. Es el décimo séptimo hijo de 18 hermanos. Su padre fue abogado y su madre directora de escuela. Es esposo y padre de 3 hijos.
Se graduó como médico en la Universidad de Buenos Aires y ejerce su activad laboral como directivo en Instituciones y Empresas en el sector de la salud.
Continuó su formación como Especialista Universitario en Dirección de Empresas de Salud, en la Universidad Austral, como así también con los módulos internacionales en la Universidad de Navarra (España) y en la Universidad de Pensylvania (USA).
Obtuvo el título de Master Profesional en Administración de Empresas (MBA) de la Escuela de Negocios de la Universidad Austral (IAE). Cursó, también, el Programa de Postgrado en Negociación en la Universidad Católica Argentina.
Fue convocado por el gobierno argentino para desempeñarse como Presidente-Interventor de la Obra Social Provincial de Santiago del Estero (IOSEP). Tanto por su desempeño en la actividad privada como pública, obtuvo una vasta experiencia conduciendo personas.
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