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La representación política


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Significación e importancia de la representación política
  3. Bosquejo histórico de la representación política
  4. El problema conceptual de la representación política
  5. Configuración jurídica de la representación política
  6. Representación política y participación política
  7. Partidos políticos (importancia actual y perspectivas)
  8. Democratización de los partidos políticos
  9. Conclusión
  10. Bibliografía consultada

Introducción

La representación política es una institución mediante la cual una comunidad selecciona y elige a alguno o algunos de sus miembros para que se hagan cargo, de la defensa y proposición de los temas y los intereses que son comunes. De esta forma, la comunidad lo hace su representante y lo coloca en un órgano de discusión y decisión del gobierno.

El significado original de representación política es la actuación en nombre de otro en defensa de sus intereses. El representante no sólo encarna esos intereses, sino que debe racionalizarlos para poder inscribirlos en el orden legal y estatal de que se trate. En la actualidad el término de representación política contiene varias condiciones y presupuestos.

La representación política está emparentada con la idea de control y de responsabilidad del representante. El representante lo es porque se somete a la fiscalización de sus representados. El elegido debe actuar con responsabilidad respecto de las exigencias de la ciudadanía que lo sostiene, procurando lograr que se cumplan las exigencias normativas de esa sociedad, o de lo contrario le será retirada la confianza. En nuestros sistemas políticos esa retirada de confianza sólo es posible en las siguientes elecciones, lo que no deja de afectar a la idea de que el pueblo, gracias a su carácter soberano, es el que siempre decide en democracia.

1.1. Significación e importancia de la representación política.

El Estado como actualmente lo concebimos, descansa sobre tres pilares fundamentales, que son: la soberanía, la separación de poderes y la idea de la representación política.

Si la soberanía es una cualidad del poder estatal, y el principio de la separación de poderes es una técnica en defensa de la libertad, la representación política constituye un proceso de interrelación entre el Estado–aparato y el Estado-comunidad.

Cuando hablamos de Estado–aparato nos referimos al Estado como organización política, como una suma de órganos de gobierno; mientras que cuando hablamos del Estado– comunidad, nos referimos al pueblo, al conjunto de nacionales que se encuentran ligados a ese Estado-aparato por un vínculo jurídico de carácter positivo. Recuérdese "que el pueblo constituye la fuente político-jurídica del Estado costarricense"1, aunque en nuestra constitución política se utilice para ello el vocablo nación2, como acertadamente lo señala Rubén Hernández Valle3.

De manera que es necesaria, entonces, la existencia de un vínculo que permita que los intereses del Estado-comunidad puedan ascender a los órganos de gobierno que conforman el Estado-aparato, y para que éste, a su vez, consiga el apoyo de los gobernados respecto de las decisiones políticas que afectan a todos. Ese puente o vínculo entre ambos se ha creído encontrarlo en la representación política.

Sin lugar a dudas, todas las democracias modernas son en la práctica, democracias representativas, es decir, "sistemas políticos democráticos que giran en torno a la transmisión representativa del poder"4. El grado de especialización alcanzado por los Estados modernos hace imposible pensar en gobiernos en que participen activamente y de manera directa todos los ciudadanos.

De allí que se haya afirmado que la representación política racionaliza la actividad del poder del Estado, convirtiendo al gobierno en responsable de las decisiones que adopta en nombre de la comunidad.

1.2. Bosquejo histórico de la representación política.

Cuando queremos ahondar en el origen histórico de la representación política, tal y como la concebimos hoy en día, resulta inevitable remontarse a la Revolución Francesa. Pero si se realiza una búsqueda atenta a los largos periodos de la historia que antecedieron a este hecho, se podrían hallar los orígenes del concepto, siempre atendiendo a la relación entre la lógica del concepto y el modo de comprender la forma de vida de aquellos pueblos perdidos en la historia.

Si ya la concepción misma de la representación política plantea toda una serie de dificultades y de interrogantes, su origen histórico tampoco escapa de la controversia, al punto de no existir un consenso al respecto. Básicamente, un grupo de autores ha llegado a sostener que la representación política fue desconocida en las organizaciones políticas de la antigüedad; otro grupo antagónico a éste, importante pero minoritario, se pronuncia de forma contraria, afirmando que pueden encontrarse en los sistemas políticos del mundo antiguo, instituciones de gobierno con rasgos claros de representación política5.

Así las cosas, y si nos atenemos a lo que dice éste último grupo, podríamos ubicar el germen de la representación política en dos vastas culturas, provistas de sendas instituciones políticas: la griega y la romana.

Grecia y Roma. Puede decirse que un rasgo compartido entre ambas culturas, lo constituye su asimilación a la sociedad, pues en ambas culturas nace y adquiere fuerza la idea de la supremacía del interés colectivo sobre el interés particular. Según Rodríguez Lozano "Tanto la polis como la civitas eran formas de vida volcadas a la comunidad, representaban el valor supremo de la civilización: solo en su seno era posible que los hombres encontraran su plena realización. Esta circunstancia no se limitaba al ámbito político, abarcaba todas las formas posibles de expresión de la vida humana."6

Se ha llegado a suponer que los griegos no llegaron a conocer la representación política, por la sencilla razón de que ésta les resultaba innecesaria: los ciudadanos atenienses tomaban las decisiones políticas de manera directa en la ecclesia.7 Sin embargo, un estudio más exhaustivo de la organización social griega, nos revela que Atenas no fue siempre la sociedad de la democracia justa y perfecta que tantos han idealizado. En ella imperó la desigualdad económica y social, que a su vez incidió en una desigualdad política: siempre hubo distinción en los derechos políticos, la misma ciudadanía era ya una distinción. Solamente los varones adultos que fuesen ciudadanos y atenienses, y que hubiesen terminado su entrenamiento militar como efebos tenían derecho a votar en Atenas. Esto excluía a una mayoría de la población, a saber: esclavos, niños, mujeres y metecos. También se rechazó a los ciudadanos cuyos derechos estuviesen en suspensión (típicamente por la atimia, consistente en no haber pagado una deuda a la ciudad); para algunos atenienses esto significaba la incapacitación permanente e incluso hereditaria). Los ciudadanos más pobres no podían hablar ante la asamblea o postularse como candidatos, excepto en el caso de ciertos cargos públicos cuya elección era aleatoria.

De manera que, si bien es cierto que existió una democracia directa, esta debemos entenderla más bien como una inmediatez entre el gobierno y los ciudadanos, y no como una verdadera posibilidad de que éstos últimos pudieran alcanzar la plenitud de los derechos, que en la práctica si alcanzaban los ciudadanos privilegiados económicamente, y además nobles.8

Resumiendo: los griegos, y principalmente los atenienses, si utilizaron en los hechos los principios representativos, lo cual se evidencia en las condiciones sociopolíticas de las polis y en las características de sus instituciones, aunque nunca desarrollaron una teoría al respecto.

Por su parte los romanos, gracias a un ambicioso programa de conquistas, lograron conformar un imperio mucho mayor que el de los griegos y el de Alejandro Magno. Los territorios y poblaciones conquistados, fueron incorporados a su estilo de vida general, en un proceso conocido hoy como romanización. Esto los hace partícipes de su cultura, su religión, idioma, entre otras cosas, y principalmente su organización política.9

Puede afirmarse que los romanos conocieron y utilizaron los principios de la representación política en su organización estatal, aunque al igual que los griegos no desarrollaron teóricamente el concepto. Para ellos fue un fenómeno inherente a varias de sus instituciones, producto de la aplicación del sentido práctico a la política. En varias de sus magistraturas10 se evidencias los diferentes rasgos que la conforman: limitar a los poderes públicos, crear las leyes y legitimar la actividad gubernamental.

"La representación política coexistió, en una forma no plenamente desarrollada, con una sociedad no individualista y que exigía de sus miembros colocar a la comunidad en el primer lugar de sus preferencias. Habrían de pasar muchos años para que esta institución se desarrollara en sus diversas maneras."11

Edad media, Inglaterra, España y Francia. Las primeras concepciones teóricas de la representación política, las podemos encontrar en la Alta Edad Media12. En este periodo de la historia, la combinación de una serie de acontecimientos13 desemboca en la celebración de concilios a gran escala, donde estuvieron representados los más importantes niveles de la comunidad feudal.

En Inglaterra, al final del periodo feudal, la monarquía se encontraba con las finanzas minadas. Los delegados que estaban convocados por el rey, y que pertenecían a los estratos sociales financieramente poderosos, se emanciparon, y comenzaron a tomar sus propias decisiones, representando de esta manera a los grupos o asociaciones de personas de los que eran portavoces y mandatarios14.

La anterior situación se refleja en la dinámica política inglesa, produciendo el abandono de la teoría del mandato imperativo, permitiendo consolidar al Parlamento como un detentador del poder independiente de la Corona. En adelante los diputados representarán intereses generales, no estarán sometidos a ningún mandato imperativo.

En España, el surgimiento de las asambleas representativas se encuentra estrechamente ligado al fenómeno impositivo, así como a los problemas financieros de los reinos españoles, que obligaron a incluir en las asambleas a los representantes de la burguesía. Sin embargo, más adelante estas asambleas –conocidas como Cortes– terminarían decayendo. El monarca, apoyado en el financiamiento que le proporcionó la nueva clase en ascenso, fortaleció su poder y debilitó el de la nobleza. Compartió por un breve tiempo el poder con los representantes de la burguesía, hasta que se sintió lo suficientemente fuerte como para prescindir de ellos. Centralizó todo el poder en su persona, y dio fin de esta forma al periodo de las asambleas feudales15.

El triunfo del mandato representativo en Francia se involucra en las luchas por establecer la democracia representativa frente a los esquemas políticos del Antiguo Régimen. En éste, correspondía un voto a cada jerarquía del Reino, dándose la situación de que a la nobleza y al clero correspondían dos votos, en tanto que al llamado "tercer estado", que representaba a la mayoría de la población, solamente le correspondía un voto.

De allí que en 1789, al iniciarse la Revolución, la Asamblea Nacional sustituyó a los Estados Generales, creando una nueva concepción donde la Asamblea Nacional representa a toda la nación y no a los estamentos o jerarquías y sus respectivos intereses. A partir de aquí se configura el moderno Estado representativo16. En palabras de Rodríguez Lizano: "Como corolario de esta nueva tendencia, la Constitución francesa del 3 de septiembre de 1791 proporcionó a la teoría política y constitucional una nueva idea de representación política: la teoría de la representación nacional."17

1.3. El problema conceptual de la representación política.

El vocablo representación sugiere una cantidad diversa de ideas, muchas de ellas incluso, pueden ser polémicas, con grandes cantidades de variantes y significados, los cuales pueden llegar a ser incluso hasta antagónicos.

Si partimos de un enfoque puramente lingüístico, representar significa hacer nuevamente presente, o sea, existente, alguna cosa que realmente no está presente; puede decirse que aquello que no está "aquí" y "ahora" resulta nuevamente "traído a la presencia"18

Vista de esta forma, la representación viene a ser una especie de estrategia contra una ausencia –por algún motivo– insuperable; representar es poner en escena, es crear una presencia evocativa o sustitutiva de una realidad que no se da (o no se da más) sino en una forma mediata, pero no por esto irreal. La representación así entendida evoca en primer lugar un ser y, secundariamente, un actuar: podríamos hablar de la representación como de un "ser por" o "en lugar de" un sujeto ausente, o también como de un "actuar por" "en lugar de" un sujeto inactivo19.

La científica política Hanna Fenichel Pitkin20 en su obra "El concepto de representación", analizaba las principales formas de entender la representación presentes en la tradición occidental desde la época de Hobbes, concluyendo que ninguna de ellas reflejaba su significado completo, pues se centraban sólo en uno de sus aspectos o dimensiones omitiendo toda referencia a las demás.

Siguiendo a esta autora, podemos identificar cinco concepciones diferentes:

a) Representación equiparada a autorización. Concebida de esta forma, nos indica que el representante es alguien que ha sido autorizado a actuar y hace recaer sobre el representado las consecuencias de sus acciones.

b) Representación identificada con sometimiento a una rendición de cuentas. Desde esta perspectiva, el representante es aquel que debe responder por su actuación ante su representado.

c) Representación descriptiva. La representación se identifica con la existencia de cierta correspondencia entre representante y representado, que compartirían determinadas características o cualidades.

d) Representación simbólica. Se basa en una identificación emocional entre el representante y el representado, que en política se equipara a liderazgo efectivo.

e) Representación sustantiva. Enfatiza la necesidad de analizar el contenido sustantivo de la actividad de representar, que aparece definida como actuar en beneficio de otro o teniendo en cuenta sus intereses.

Entonces, y siempre siguiendo el análisis de Pitkin, la representación sería así un concepto único, aunque complejo, que incorpora los diferentes elementos supracitados, de manera que el peso que demos a esos elementos, que interactúan entre sí, condicionará el perfil concreto que adquirirá dicho concepto, que admite interpretaciones diversas dentro de los límites que le permiten mantener su unidad21.

Resumiendo, para esta autora, en las democracias modernas, la noción de gobierno representativo incorpora siempre la idea abstracta de que el pueblo de una nación está presente de algún modo en las acciones de su gobierno, lo que se expresa en un cierto número de instituciones específicas tradicionales que intentan alcanzar ese resultado.

Para SARTORI22, en primera instancia, el significado originario de la "representación" es la actuación en nombre de otro en defensa de sus intereses. Las dos características que definen este concepto son, por tanto:

a) Una sustitución en la que una persona habla y actúa en nombre de otra;

b) Bajo la condición de hacerlo en interés del representado.

La democracia como sistema representativo basa su legitimidad en la creencia en que el pueblo está presente de alguna manera en los actos de gobierno, aunque sea a través de la elección de unos representantes que son los destinados a realizar dichas actividades23.

1.4. Configuración jurídica de la representación política.

Dentro del campo del Derecho Privado, la representación es un instituto por medio cual el representante, investido del poder adecuado, sustituye al representado en el desarrollo de una actividad jurídica. Su objetivo es que el representante pueda tratar con terceros asuntos propios del representado, basándose en el poder de actuación que éste último le ha conferido24. Es lo que conocemos como contrato de mandato, cuya forma más popularmente conocida es "el poder", nombre que en realidad recibe el documento en el cual se constituye el mismo.

"El encargado, en efecto, no obra por sí y para sí, cual acontece en el arrendamiento de servicios… como simple intermediario. De este modo, los actos que verifique dentro del límite de sus facultades, tienen el mismo valor legal que tendrían si los hubiese ejecutado el comitente en persona"25

Otra cosa sucede en el ámbito del Derecho Público, donde el panorama presenta diferencias importantes:

i. Irrevocabilidad del mandato jurídico.

ii. Prohibición del mandato imperativo.26

iii. Irresponsabilidad de los elegidos respecto de los electores.

iv. Ilimitación del mandato político (mientras en el mandato privado el mandatario encuentra límites, y si los excede opera bajo su responsabilidad personal sin obligar el mandante).

v. El representante no lo es solo por el grupo que lo eligió, sino por la Nación.

vi. La investidura parlamentaria dura una determinada cantidad de años, no pudiendo ser removida por la voluntad de los electores.

vii. No se da una sustitución de la voluntad del representado por la del representante, existe una discrecionalidad.

Resumiendo, en el ámbito del Derecho Privado se representan voluntades, en la representación política se representan intereses.

1.5. Representación política y participación política.

El problema que plantea la representación política en las sociedades modernas no puede analizarse separadamente del que también plantea el fenómeno partidista. Los partidos surgieron como una necesidad de organización en los Estados Unidos, y muy rápidamente se propagaron en todos aquellos países que habían adoptado gobiernos con formas democráticas, volviéndose el instrumento adecuado para reunir a los distintos grupos de interés dispersos por la sociedad, volviéndose así con el tiempo en protagonistas principales de esa forma de gobierno. Incluso hoy en día no es posible concebir una democracia sin la intermediación de partidos políticos.

Así las cosas, la democracia debe ser concebida como un sistema de participación en la que los ciudadanos desempeñen un papel activo en la elaboración de decisiones, pasando de ser simples espectadores a actores plenos en los procesos políticos del Estado. Se participa porque se es actor, y dado que el derecho a la participación pertenece a todos los miembros de una sociedad, todos debemos asumir la obligación de dar cuenta de su uso. La democracia implica participación y responsabilidad, para que exista un diálogo responsable entre gobernantes y gobernados27.

La relación actual entre representación política y participación política es clara: el diputado se convierte en representante de sus electores, pero también del partido político que organiza su elección. Y es allí donde radica la principal crítica que se le formula a un sistema de representación política como este.

Una de ellas es su tendencia a la exclusión, pues son organizaciones diseñadas con el propósito de obtener el poder. Y esto se constata con la distancia que normalmente suele separar a los líderes de un partido del resto de los ciudadanos.

Sin embargo, estas críticas, aunque ciertas, no pueden obviar el hecho de que los partidos políticos no han dejado de cumplir el papel de ser intermediarios entre la voluntad de los electores y la formación del gobierno. Y después de convertirse en gobierno, deben someterse a los controles ciudadanos que exige la democracia moderna. De manera que las críticas apuntadas líneas atrás, no son razón suficiente para prescindir de los partidos políticos.

La representación política y la participación política hacen buen tiempo ya que vienen entrando en una especie de crisis. Se habla del debilitamiento de nuestro sistema político, como el resultado de ello, y así ha quedado reflejado en diversos estudios, uno de ellos, el Estado de la Nación:28

"Desde ese punto de vista, la mayor dispersión y el significativo aumento en la cantidad de acciones colectivas reflejan un profundo malestar ciudadano, que no encuentra medios de canalización en los partidos ni en las instituciones, e incluso tampoco en las organizaciones tradicionales de la sociedad civil… En las condiciones actuales, el sistema político se está debilitando y transita por una senda en la que no se vislumbra una salida cierta a los graves problemas de gestión y representación política. La reacción del sistema de partidos tiende a agravar la situación; en particular, el adelantamiento de las precampañas electorales en los partidos Liberación Nacional y Movimiento Libertario denotan un apuro por acelerar el recambio político, algo que no suele ocurrir tan temprano en una administración de gobierno y que la debilita, en vez de abrir paso a acuerdos sobre problemas sustantivos del país. El próximo proceso electoral, pues, se realizará en condiciones poco favorables: en un clima de profunda incertidumbre y desconfianza, con un sistema de partidos que aún no se reconfigura tras la desaparición del bipartidismo y en un sistema electoral marcado por la alta volatilidad y la baja participación ciudadana."29

1.6. Partidos políticos (importancia actual y perspectivas).

En un sistema democrático, los partidos políticos adquieren una importancia significativa, pues a través de ellos la ciudadanía participa directa o indirectamente en la selección de las autoridades gubernamentales, y también se informa sobre los preceptos ideológicos y programáticos de esos grupos, esenciales en la dirección de los asuntos públicos.

De hecho, es imposible acceder al ámbito gubernamental con exclusión de los partidos, pues ninguna otra organización social está diseñada para este fin, como ya en alguna forma se señaló en el apartado anterior.

La Constitución Política de nuestro país, garantiza de forma clara el derecho a formar partidos políticos:

ARTÍCULO 98.- Los ciudadanos tendrán el derecho de agruparse en partidos para intervenir en la política nacional, siempre que los partidos se comprometan en sus programas a respetar el orden constitucional de la República. Los partidos políticos expresarán el pluralismo político, concurrirán a la formación y manifestación de la voluntad popular y serán instrumentos fundamentales para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad serán libres dentro del respeto a la Constitución y la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos. Se establece así, la relevancia de los partidos políticos en el sistema democrático costarricense, resultando claro para el constituyente que esas agrupaciones son el vehículo idóneo de los ciudadanos para intervenir en la política nacional, al grado de no llegar a mencionarse ningún medio alternativo para poder hacerlo.

Es tal la importancia que el legislador da a esos entes para la vida democrática del país, que también dejó consignada la garantía de financiación estatal por su participación en los comicios electorales:

ARTÍCULO 96.- El Estado no podrá deducir nada de las remuneraciones de los servidores públicos para el pago de deudas políticas. El Estado contribuirá a sufragar los gastos de los partidos políticos, de acuerdo con las siguientes disposiciones… Un partido político puede definirse como "una asociación de personas con las mismas concepciones ideológicas que se propone participar en el poder político o conquistarlo y que para la realización de este objetivo posee una organización permanente."30

En la sentencia 2865-2003 del 8 de junio de 2013, relacionada con el tema de los nexos entre los partidos políticos y los diputados electos a través de ellos, la Sala Constitucional definió qué debe entenderse por partido político:

"…todo partido político es una organización libre y voluntaria de ciudadanos agrupados en torno a un ideario y a una concepción de la vida y de sociedad, cuyo fin fundamental es acceder al poder con el objeto de materializar sus aspiraciones doctrinales y programáticas y su integración responde a un proceso general de integración del pueblo en el Estado". Como organización, poseen cuatro funciones básicas, de las cuales se desprende su importancia para un sistema democrático:

Seleccionar a los futuros líderes

Mantener contacto entre el gobierno y el pueblo en general

Representar a los distintos grupos que componen a la comunidad

Integrar de esos grupos tanto como les sea posible Concretando, los partidos políticos, a pesar de las falencias que pudieren presentar, siguen siendo un elemento indispensable en el funcionamiento del Estado democrático moderno, toda vez que son el único medio por el cual el ciudadano puede participar en la vida política de un país, al menos en nuestro caso.

En palabras del Dr. Carlos Araya Pochet: "Es la libertad del gobernado la que propicia la creación de partidos políticos, como un mecanismo para expresar el pluralismo en la sociedad, sin el cual difícilmente podría existir el Estado contemporáneo."31

Ahora bien, en cuanto a sus perspectivas, es indudable la necesidad que éstos tienen en materia de modernización, especialmente sobre aspectos que tienen que ver con las dinámicas internas, así como con los avances en materia de participación femenina, elecciones internas, participación de jóvenes, ética, democratización interna, entre otros.

Todo esto por cuanto crecen las voces que piensan que los partidos ya no son necesarios, bajo nuevos esquemas de "democracias participativas" de perfiles difusos o abiertamente no democráticos.

En el momento actual, donde los esfuerzos de combate a la pobreza son asignatura obligatoria en esta parte del mundo, la política y por ende los partidos, cobran nuevas dimensiones. La opinión especializada vincula directamente las perspectivas de progreso social y económico, con la calidad de las instituciones políticas, pues es allí donde ocurrirán o no los cambios y progresos en esos y otros temas.32

De allí nace, entonces, la urgencia actual de profundizar ese autoexamen y modernización interna tan necesarios en las estructuras políticas actuales, de las que los partidos políticos forman piedra angular pues, si se comparte el hecho de que éstos son el elemento central del diseño institucional de nuestra democracia, trabajar en ellos resultará en un incremento de la calidad de de la misma y de sus instituciones.

1.7. Democratización de los partidos políticos.

Distintos sondeos de opinión pública, vienen mostrando desde hace algunos años que los partidos políticos, junto a la Asamblea Legislativa, son instituciones que gozan de poca confianza entre la población. Dicha situación se ve reflejada claramente en una tendencia a la disminución de la participación ciudadana en dichas instituciones, y al momento de ejercer el sufragio.

Esto ha llevado al convencimiento sobre la necesidad de fortalecer a los partidos políticos porque, como lo hemos visto, son necesarios para la democracia. Se exige la democratización de los partidos, o un reclamo de la base de militantes para tener mayor participación en la toma de decisiones dentro del partido, o la demanda de jóvenes, mujeres y grupos étnicos para estar representados en las estructuras de dirección del partido.33

Además, cada vez resulta más claro que hacer elecciones no supone por sí sólo democratizar a los partidos ni incrementar sus posibilidades electorales, sino que éste es un paso necesario en un extenso y complicado camino hacia la democratización. Esto es sólo el inicio del camino, no el final. No siempre hacer elecciones ha significado una mayor participación, ya que incorporar más actores en el proceso de toma de decisiones puede ser un mero acto legitimador de arreglos entre élites que buscan preservar su control partidista. Esto no quiere decir que no sea bueno hacer elecciones internas, sólo que es conveniente tener presente que eso no significa (necesariamente) democratización. Es una condición necesaria pero no suficiente.

Adicionalmente, es necesaria una mayor participación de los militantes en las estructuras partidistas para lograr que los partidos dejen de ser organizaciones oligárquicas, donde se excluye de la discusión real a los militantes, sin permitir la representación equitativa de sus miembros, facilitar la renovación y circulación de sus dirigentes o mejorar las posibilidades de control interno. Sólo cuando los políticos perciban que el hecho de tener organizaciones democráticas y participativas resulta beneficioso para ganar elecciones y cuando los ciudadanos se den cuenta de la importancia de estos aspectos para la democracia en su conjunto, veremos verdaderas estrategias de democratización interna.

Conclusión

Como nos podemos dar cuenta la relación entre los principios de democracia y representación es directa y están íntimamente relacionados.

De trabajo anterior podemos concluir que la representación política, es el fenómeno por el cual un país, a través de técnicas como la elección, designa a cierto número de ciudadanos para que, ante la imposibilidad de hacerlo por si mismos participen en la creación de la voluntad estatal.

Este proceso solamente es posible mediante la presencia de los partidos políticos, que continúan siendo un elemento indispensable en el funcionamiento del Estado democrático moderno, pues son el único medio por el cual el ciudadano puede participar en la vida política de un país, al menos en nuestro caso.

Lo anterior evidencia la importancia actual de iniciar un autoexamen y una modernización interna dentro de esas instituciones, en busca de la democratización, en la cual, como ya se señaló, no será suficiente la realización de elecciones internas, pues estas podrían ser únicamente un acto legitimador de arreglos entre las cúpulas. La modernización, deberá abarcar muchos temas, especialmente sobre aspectos que tienen que ver con avances en materia de participación femenina, elecciones internas, participación de jóvenes, y ética, entre otros.

Bibliografía consultada

Hernández Valle, Rubén. El Derecho de la Constitución Volumen I. Primera Edición. San José, Costa Rica. Editorial JURICENTRO, 1993, pág. 102.

Merello Arecco, Italo. Historia del Derecho. Reimpresión. Valparaíso, Chile. Ediciones Universitarias de Valparaíso, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 1983, páginas 25 y 26.

Brenes Córdoba, Alberto. Tratado de los Contratos. Sexta Edición. San José, Costa Rica. Editorial JURICENTRO, 2009, pág. 270.

Araya Pochet, Carlos. Historia del Derecho Constitucional Costarricense. Primera Edición. San José, Costa Rica. Editorial Universidad Estatal a Distancia EUNED, 2005, pág. 223.

Constitución Política de la República de Costa Rica.

Documentos consultados en la web

Sartori, Giovanni. Conferencia dictada en el Congreso de los Diputados con motivo del vigésimo aniversario de la Constitución española de 1978, el 9 de diciembre de 1998. Tomado del sitio web http://portal.uam.es/portal/page/portal/UAM_ORGANIZATIVO/Departamentos/AreasDer echo/AreaDerechoConstitucional/MATERIALES.Org.yFuent./sartori_defensa.pdf

Rodríguez Lozano, Amador. LO CLAROSCURO DE LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA Una visión jurídica-politológica contemporánea. Primera Edición. Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México DF, 1996, pág. 59. Consultado en la web de la Biblioteca Jurídica Virtual de la UNAM, sitio web http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=688

Leibholz, citado por Pietro Costa en "El Problema de la representación política: una perspectiva histórica", disponible en la página web de la Universidad Autónoma de Madrid, http://www.uam.es/otros/afduam/pdf/8/6900844%20(015_062).pdf

Pietro Costa, "El Problema de la representación política: una perspectiva histórica", página 15, disponible en la página web de la Universidad Autónoma de Madrid, http://www.uam.es/otros/afduam/pdf/8/6900844%20(015_062).pdf

Elena García Guitián, "Crisis de la representación política: las exigencias de la política de la presencia", págs. 215-216. Tomado de la página web de la Universidad de Granada, http://www.ugr.es/~eirene/actividades/miradasalmundo/sesion6/texto3.pdf

"Decimoctavo informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible, 2011" disponible en la página web http://www.estadonacion.or.cr/biblioteca-virtual/costa- rica/estado-de-la-nacion/informe-actual/informe-por-capitulo

"Proyecto de Investigación Situación y Perspectiva de los Partidos Políticos en Centro América, Panamá y República Dominicana" pág. 3, disponible en el sitio web http://pdba.georgetown.edu/Parties/Panama/Leyes/Investigacion.pdf

Alvaro Artiga, "Democratización de los partidos políticos en Centroamérica y Panamá.

Síntesis de la investigación y nuevos avances", págs. 33 y 34 disponible en el sitio web del Instituto Interamericano de Derecho Humanos, http://www.iidh.ed.cr/BibliotecaWeb/Varios/Documentos/BD_1971660650/Indice- Memoria/Alvaro%20Artiga.pdf Paginas web Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada Real Academia de la Lengua Española: http://www.rae.es/rae.html

NOTAS:

1 Hernández Valle, Rubén. El Derecho de la Constitución Volumen I. Primera Edición. San José, Costa Rica. Editorial JURICENTRO, 1993, pág. 102.

2 ARTÍCULO 2º.- La Soberanía reside exclusivamente en la Nación.

3 "En primer término, debe entenderse que jurídicamente el artículo 2 de la Constitución significa que el pueblo constituye la fuente político-jurídica del Estado costarricense, aunque se utilice el vocablo nación. En otro giro; el fundamento jurídico- político del Estado costarricense es el pueblo, o sea el conjunto de todos los nacionales, pero con la particularidad de que abarca no sólo a las generaciones presentes, sino también a las pasadas y a las futuras." Hernández Valle, Rubén. Ibídem.

4 Sartori, Giovanni. Conferencia dictada en el Congreso de los Diputados con motivo del vigésimo aniversario de la Constitución española de 1978, el 9 de diciembre de 1998. Tomado del sitio web http://portal.uam.es/portal/page/portal/UAM_ORGANIZATIVO/Departamentos/AreasDerecho/AreaDerechoConstitucional /MATERIALES.Org.yFuent./sartori_defensa.pdf

5 Rodríguez Lozano, Amador. LO CLAROSCURO DE LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA Una visión jurídica-politológica contemporánea. Primera Edición. Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México DF, 1996, pág. 59. Consultado en la web de la Biblioteca Jurídica Virtual de la UNAM, sitio web http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=688

6 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, página 61.

7 Del griego antiguo ?????s?a. Era la principal asamblea de la democracia ateniense en la Antigua Grecia. Tenía un carácter popular, abierta a todos los ciudadanos varones con 2 años de servicio militar. Era utilizada para nominar magistrados, de manera que estos eran elegidos por votación, participando todos los atenienses que formasen parte de la asamblea. De esta forma, también elegían de manera indirecta a los componentes del Areópago, quienes eran elegidos por los magistrados electos por la ecclesia. Las votaciones se hacían a mano alzada. Wikipedia.

8 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, páginas 68 y 69

9 Merello Arecco, Italo. Historia del Derecho. Reimpresión. Valparaíso, Chile. Ediciones Universitarias de Valparaíso, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 1983, páginas 25 y 26.

10 Se llama magistratura romana a la dignidad, cargo y conjunto de atribuciones con las cuales, en la antigua Roma, se investía a un ciudadano para que desempeñara determinadas funciones relacionadas con la administración y dirección política de la ciudad. Wikipedia.

11 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, página 86.

12 La Alta Edad Media es el período de la historia de Europa que se extiende desde la caída del Imperio romano de Occidente en el año 476 hasta aproximadamente el año 1000, época de resurgimiento económico y cultural del continente. Tres imperios conviven y luchan por la supremacía: el bizantino, el árabe o islámico y el carolingio. Wikipedia.

13 Según Rodríguez Lozano, tales acontecimientos fueron, entre otros: aparición y proliferación de pueblos y ciudades dotadas de cartas reales, el surgimiento de la burguesía como clase social, la preeminencia del pensamiento cristiano respecto de la política, y los problemas financieros de los monarcas. Las cartas reales eran el instrumento esencial en la administración de la monarquía de los territorios bajo su jurisdicción en la Edad Media.

14 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit, pág. 337.

15 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, páginas 100 a 103.

16 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit, páginas 338 a 340.

17 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, pág. 112.

18 Leibholz, citado por Pietro Costa en "El Problema de la representación política: una perspectiva histórica", disponible en la página web de la Universidad Autónoma de Madrid, http://www.uam.es/otros/afduam/pdf/8/6900844%20(015_062).pdf

19 Pietro Costa, "El Problema de la representación política: una perspectiva histórica", página 15, disponible en la página web de la Universidad Autónoma de Madrid, http://www.uam.es/otros/afduam/pdf/8/6900844%20(015_062).pdf

20 Profesora emérita de ciencias políticas en la Universidad de California, Berkeley. En 2003, fue galardonada con el Premio Johan Skytte en Ciencias Políticas "por su trabajo teórico innovador, sobre todo en el problema de la representación.

21 Elena García Guitián, "Crisis de la representación política: las exigencias de la política de la presencia", págs. 215-216. Tomado de la página web de la Universidad de Granada, http://www.ugr.es/~eirene/actividades/miradasalmundo/sesion6/texto3.pdf

22 Sartori, Giovanni. Conferencia supra citada.

23 Elena García Guitián, Op. Cit, pág. 217.

24 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit, pág. 344.

25 Brenes Córdoba, Alberto. Tratado de los Contratos. Sexta Edición. San José, Costa Rica. Editorial JURICENTRO, 2009, pág. 270.

26 Aquel en que los electores, generalmente en tiempos pasados, fijaban el sentido en que los elegidos habían de emitir su voto.

27 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit, págs. 332 y 333.

28 Es un programa de investigación y formación sobre desarrollo humano sostenible que brinda información relevante para la formulación de políticas públicas y opinión crítica de la ciudadanía sobre temas estratégicos para el desarrollo humano sostenible, tanto en Costa Rica como en Centroamérica.

Partes: 1, 2
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