Cambios cognoscitivos o cognitivos
Pasemos a los cambios cognitivos o cognoscitivos. Primeramente, intentemos definir que entendemos por desarrollo cognoscitivo o cognitivo, para luego, identificar o enumerar los cambios producidos en la etapa de la adolescencia.
Desarrollo cognoscitivo o cognitivo
En este desarrollo se explican los cambios cualitativos que ocurren en el pensamiento durante la infancia, esencial tener presente que el niño es una persona consciente y que conoce, tratando con su actividad, de entender y predecir cómo va a racionar la realidad física y esencial en la que vive. Las capacidades cognoscitivas del niño son de particular importancia en las situaciones no bien definidas y que están abiertas por los mismos a interpretación (4). Siempre que hay ambigüedad niño necesita imponer una organización conceptual a la situación para dirigir su conducta. La cognición, por lo tanto no solo es importante para las actividades mentales de respuestas que son comprender y conocer, sino también para conocer las actividades mentales de anticipación como son plantear, anticipar y escoger.
Ittelson, Proshansky, Rivilin y Winkel, 1974, An Introduction to environmental psychology, Holt, Rinehart and Winston, New York
El desarrollo cognoscitivo del niño se debe de integrar en una visión global, del niño como un ser que siente, desea y hace planes. Se debe entender al niño, además como alguien que vive en una familia que tiene una serie de problemas y que presenta también al niño una problemática que el niño tiene que solucionar el niño como actor, que conoce, vive en una variedad de ambientes sociales que determinan los problemas que el niño debe resolver y los recursos que objetivamente dispone para encararlos.
Cambios cognoscitivos o cognitivos en la adolescencia
Existen dos tipos de cambios cognitivos evidentes en la etapa de la adolescencia, dados por la madurez psíquica que va adquiriendo el joven. Estos cambios se evidencian mediante nuevas estructuras mentales que comienza a dominar el adolescente.
El primero es la maduración cognoscitiva, como el desarrollo del pensamiento abstracto, la yuxtaposición de posibles escenarios para la toma de decisiones y la transposición al lugar del otro mentalmente. Hasta este momento del cambio del infante o el púber hacia la madurez, proceso el cual llamamos adolescencia, el joven ha demostrado una visión hacia adentro, su mundo psíquico es a través de su Yo y el exterior es adquirido o aprehendido. En la adolescencia, se traspasa esa barrera y se proyecta hacia el exterior, pudiendo por lo tanto desenvolver una nueva visión y lectura del exterior.
El segundo, es el desarrollo del razonamiento moral y ético. En su contraposición a los órdenes dados o en duda, como forma de reestructurar el mundo y su relación en él; es capaz de analizar en forma crítica e independiente, diferentes modos de actuar. Se vuelve un ser muy crítico del accionar de las personas, tanto en bien como en mal. Es el proceso de reordenamiento mental y analítico del bagaje incorporado de los valores adquiridos durante sus etapas anteriores.
Por supuesto que aquí primará el tipo de inteligencia para abordar efectivamente las diferentes problemáticas a enfrentarse, pero en forma genérica, su estructura mental le posibilitará el acceso a mecanismos mentales más complejos y acertados.
No analizaremos acá la teoría de Howard Gardner (5), pero si mencionaremos su definición de inteligencia para tenerla en cuenta en lo sucesivo. Gardner define la inteligencia como "la capacidad de resolver problemas y elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas" y cree que todos los seres humanos están capacitados para desarrollar ampliamente su inteligencia la cual define en sus ocho categorías.
Entremos entonces en la última de las definiciones y es aquella en que los cambios son a nivel de psiquis pero interrelacionados con la sociedad o dicho de otro modo, los cambios psicosociales que determinarán por último la relación del individuo con su medio. Cabe anotar acá, la influencia del medio y la sociedad donde el individuo se involucra.
Gardner, Howard, 1983, Inteligencias múltiples, Ed. Paidós
Dentro de los cambios psicosociales encontramos tres principales afluentes en la búsqueda de su identidad hacia el ser maduro. Inconscientemente, sus trazas genéticas y sus determinantes mentales, así como los condicionantes sociales, irán conformando su búsqueda de la identidad, en una proyección del "yo quiero ser", Es también a ese mismo tiempo, dentro de esa misma búsqueda, la implicancia del reconocimiento o definición de sus apetencias sexuales y determinismo acerca de su pareja. Todo esto, aunado a la relación con sus pares, que conformaran su grupo de integración social.
Desmembremos cada uno de estos nudos intentando situarlos en el desarrollo individual y dentro del tiempo de cambios que revolucionará toda su vida y sentará las bases de su época madura.
La adolescencia es como lo venimos desarrollando, una época de cambios, de búsqueda, de ruptura con el pasado; representa de por sí, una revolución de lo perceptual, cuyo foco es establecer una nueva dimensión del individuo.
El adolescente quiere que lo dejen ser como él desea. Paradójicamente, él no sabe exactamente como desea ser, por lo tanto, busca fuera de sí mismo modelos a seguir. Es el tiempo en que imita roles, ensaya respuestas, e identifica límites.
Pero también debemos considerar al adolescente como un producto social y la identidad del mismo como un proceso continuo, dinámico, en constante desarrollo, donde rige el principio Kantiano de heteronomía. Esta condición volitiva se rige por imperativos que están fuera de ella misma.
La característica que los determina es que no perciben el futuro y están ligados al tiempo presente. Esta percepción les hace ser completamente diferentes a sus padres.
Entendiendo que el desarrollo biológico precede el desarrollo psíquico del adolescente, podemos visualizar su sentimiento de inadecuación en su entorno inmediato, más aún, podemos comprender su rechazo por el cuerpo nuevo adquirido tan abruptamente. Esto, que en principio parecería menor y transitorio, conlleva al adolescente a la integración de grupos donde sus iguales albergan el mismo sentimiento intrínseco.
En etapas anteriores, eran sus padres quienes identificaban por él lo que era bueno o malo, diferenciaban para su discernimiento, el bien y el mal y le enseñaban a elegir la opción correcta, a corregir los equívocos y a ir construyendo un universo de respuestas fundadas en el criterio familiar o de tutoría. Ese universo o lenguaje aprendido será la base para construir el suyo propio. Solo por ensayo propio, construirá sus respuestas.
Los Pares, o amigos, conforman la manada aparte, ese conjunto de jóvenes que en su proceso de maduración no pueden todavía confrontar sus fuerzas con los adultos, pero más de las veces se enfrentarán para buscando romper las limitantes.
Entre ellos los iguales, pueden edificar una identidad grupal y por ende, una identidad individual, basada en el o los complementarios, el diferente o en la empatía de reconocerse en el otro y proyectarse inconscientemente dentro de una transferencia y contra transferencia mutua.
Entre ellos también habrá disputas en la búsqueda de liderazgo interno o en la competencia sexual para predominar en el grupo. Esto irá edificando la personalidad y la seguridad en sí mismo, elemento que conllevará finalmente a la separación del grupo y el establecimiento de una pareja sexual.
A veces esto se mostrará difuso o poco claro, tanto sea para aquellos que no terminan definiendo una pareja, o no alcanzan la madurez psicosexual dentro del grupo, como para aquellos que se apartan del grupo tempranamente a raíz del involucramiento amoroso o sexual.
El involucramiento sexual se da, una vez que a nivel grupal e individual, el adolescente se sienta seguro de sí mismo y proyecte sobre su pareja la misma seguridad. Mientras tanto, las posibles relaciones sexuales, pueden ser esporádicas, o por decirlo más técnicamente, a modo de ensayo, para llegar a conocer verdaderamente su sexualidad.
Nótese el particular interés de no denotar diferenciaciones entre lo heterosexual y/o lo homosexual, a fin de dar claridad, que entre las opciones diversas, la elección es individual e inmerso dentro de un connotante social.
A partir de la Naranja Mecánica (S. Kubrik)
Después de finalizada la segunda guerra mundial, bisagra que marca en nuestros tiempos un antes y un después, la sociedad occidental cambió muy abruptamente. La relatividad de los acontecimientos y la cultura en general, se transformó, generando una nueva juventud. Los parámetros sociales cambiaron y eclosionaron en los años 60`. Fue la primera generación rebelde por antonomasia.
Esta generación, que en Estados Unidos se dio en llamar el "Baby-boom", por ser una generación muy populosa, haber nacido después de los sucesos de Hiroyima y Nagasaki y ser muy estruendosa, gozó como ninguna otra, de las teorías educacionales de la gran libertad. En Europa no se llamó así, sino la generación de la "Post-guerra", pero en esencia tuvo las mismas características, gozó de una extrema libertad cuasi sin límites y se preocupó de evitar caer nuevamente en conflictos bélicos.
Pero por otra parte, se gestaba la contraposición generacional. Estados Unidos y Europa, recién comenzaban el camino hacia la no discriminación étnica y racial. Como lo mencionamos, también existió la contraparte, belicosa y antagonista.
Los grupos minoritarios, en defensa de sus derechos ultrajados, se unieron en hordas y buscaron una identificación social. Así nacieron grupos tales como "Los ángeles negros", "Los pachucos", Los Chucos", y otros más del lado Oeste del Atlántico. También se gestaron grupos tales como los KKK y del lado Este del océano, los "Skinhead", que pronto se extendieron por todo el planeta formando diversos grupos antagónicos contrarios a la diversidad étnica y de pensamiento.
Esto fue el origen de lo que hoy llamamos "Gangas" o en un término más español, Pandillas. Estos grupos se identifican por su fuerte identidad grupal y en la actualidad los llamamos tribus urbanas. Es la mezcla del sentimiento de los primeros con una gran dosis de la agresividad de los segundos.
Una clase en un instituto de enseñanza, puede estar compuesta por uno o más de estos grupos. De esta manera identificamos "los Goes 13", etc.; basta con recorrer los barrios y ver las pintadas de los diferentes grupos. A su vez, liceos contra liceos, es algo bastante común de identificar. Los centros de estudio no están exentos de esta violencia, ni pueden hacer oídos sordos de ella.
La adolescencia ha tomado estos modelos o roles sociales, porque por un lado se identifican y manifiestan ese anarquismo rechazante de cualquier norma de conducta a la cual llaman el pasado; y por otro lado, les garantiza una integración social con sus pares. Esto incluye al sector femenino también. A modo de entender sí "estás dentro o eres contrario (por no decir enemigo)".
El profesor representa en la transferencia psicológica la proyección del orden anterior; no es uno de ellos, todo lo contrario, es un represor y se nota en la poca simpatía que manifiesta hacia el grupo. Por lo tanto, su incidencia en la educación o integración social de los miembros del grupo, generalmente es nula. Cabe destacar que tampoco es el rol que le encomienda la Ley ni su contrato laboral al docente. El profesor se apresta a hacer una transferencia que en muchos de los casos puede llegar a ser nula o contraria al esfuerzo didáctico empeñado y poco reconocido por el sistema educativo.
Aprender a gestionar las emociones
Los adolescentes de hoy en día están mejor preparados intelectualmente que otras generaciones. Sin embargo, ese desarrollo de su inteligencia, no significa que estén mejor capacitados para afrontar determinadas situaciones, lo que, en una sociedad en la que prima el éxito rápido, puede generar sensación de fracaso. "Esto ocurre por una incapacidad para gestionar las propias emociones" (6).
Andreoli, que desarrolla su idea a partir de lo expuesto por Albert Camus en El hombre rebelde (1951), no habla de una mera transgresión u oposición de los jóvenes frente a todo lo establecido, sino de "su capacidad de decir después de haber escuchado lo que se le pide y haber verificado que eso no es compatible con sus propias convicciones". "Camus habla de una rebelión dentro de cada uno, de la adquisición de una capacidad de elegir y rechazar", explica Andreoli. "Y esa rebelión es una garantía de que la sociedad se desarrolla y no permanece en manos de los adultos. Es una garantía de cultura y de progreso" (6).
Para aprender a vivir en sociedad, resulta de vital importancia aprender a trabajar en equipo, a cooperar con los demás. A este respecto, el instituto, y concretamente la clase, fiel reflejo a pequeña escala de una sociedad más amplia, se convierte en el marco idóneo para fomentar el trabajo de conjunto y las vivencias compartidas. En este contexto, todos y cada uno de los alumnos y alumnas han de caminar al unísono, evitando cualquier tipo de clasificación discriminatoria que permita brillar a unos más que a otros. Andreoli recurre a la comparación de la labor del profesor con la de un buen director de orquesta que escribe las partituras del concierto y logra que todos participen en la sonata.
En el momento en que las alumnas y los alumnos toman conciencia de que desempeñan un papel primordial e imprescindible dentro de su grupo-clase, serán capaces de experimentar placer, actitud que los predispondrá para el aprendizaje significativo y favorecerá su experiencia y creatividad. Totalmente contrarios a los mencionados son los efectos perniciosos que se derivan del castigo. Lejos de surtir cualquier tipo de beneficio, en su opinión, dependiendo del alumno del que se trate, el castigo puede llegar a vivirse como un rechazo de la propia persona e incluso de la propia existencia y, por consiguiente, como una condena existencial total. No en vano, califica los castigos como verdaderos atropellos cuyas secuelas son irreversibles en ciertos casos (2).
Vittorio Andreoli, 2006, Carta a un Adolescente, RBA Libros
(2) Vittorio Andreoli, 2008, Carta a un Profesor, RBA Libros
Por otro lado, ahonda en la necesidad de establecer unas reglas que rijan la relación profesorado-alumnado. A la hora de abordar este asunto, nos remite a Durkheim, quien demostró que dicha relación debe ser un contrato que ninguno de los dos ha de romper.
Pero, pese al carácter sagrado de las reglas, su ruptura no desencadenará un castigo, sino la toma de conciencia de lo sucedido tanto del infractor como del resto de la comunidad.
A su juicio, uno de los errores que se cometen con frecuencia en el instituto de enseñanza, quizás de forma inconsciente, es la potenciación del individualismo a través del fomento de la competitividad, algo que repercute negativamente en el ambiente de convivencia provocando envidias, deseos fallidos y enemistades dentro del grupo-clase.
De este modo, construiremos una psicología del Nosotros que, lejos de borrar al Yo, le brinda la posibilidad de integrarse en el grupo aportando sus cualidades, las cuales redundan en un beneficio para todo el conjunto. El espíritu de pertenencia a un grupo tenderá unos lazos de unión entre sus componentes, quienes no se considerarán enemigos, sino compañeros de equipo. De las afirmaciones realizadas, se desprende la conveniencia de colocar al grupo en el centro de la enseñanza, y no al individuo
Junto a la autoridad, que otorga credibilidad al docente, merecen una especial consideración las siguientes: la participación en el instituto, que implica el afán de superarse a sí mismo día a día; el placer de enseñar, a fin de que nuestro trabajo nos resulte gratificante y eficaz; la técnica de comunicación, imprescindible para que nuestra lección sea entendida por el alumnado; y el carisma, fruto de la edad y la experiencia. No obstante, para desempeñar con éxito nuestra misión, hemos de conocer minuciosamente a los destinatarios de nuestro trabajo
En relación con el alumnado, hemos de tener presentes tres aspectos: la dimensión racional, dicho de otro modo, la capacidad para comprender y resolver los posibles problemas que se hallen; la dimensión emotiva-afectiva, es decir, la capacidad de entablar relaciones con otras personas, incluido el profesor o profesora; la madurez social, en otras palabras, la capacidad de vivir con los demás en una esfera más amplia que la de la relación dual. La escuela no puede ignorar ninguna de estas tres dimensiones, sino integrarlas.
Andreoli también pone de relieve la importancia del diálogo y la cooperación entre el instituto y la familia, dado que ambas comparten la meta común de alcanzar la educación global de los jóvenes y facilitar su integración en la sociedad. Asimismo, los claustros, como punto de encuentro del profesorado, se presentan como un marco ideal para intercambiar impresiones desde distintos puntos de vista y coordinar intervenciones encaminadas a enseñar a vivir.
Dentro de la amplia taxonomía de tipos de profesores que traza, figuran: el profesor, "adefesio", el de escenario, el samaritano, el víctima, el malo, el minimalista (o pasota), el injusto, el mito y "el que quizá no existe". Este último se perfila como el profesor ideal, sumamente preparado en la asignatura que imparte, aunque bajo ningún concepto desea sobresalir, sino que concede todo el protagonismo a sus alumnas y alumnos y los hace brillar con luz propia.
Todo buen docente ha de partir de la convicción de que, al mismo tiempo que enseña, aprende y, por tanto, ejerce como un excelente profesor y un aventajado estudiante, ya que la tarea de aprender nunca toca su fin, pues se prolonga indefinidamente.
Principales Teorías sobre la Adolescencia
Los distintos enfoques, de las distintas teorías, creemos que son importantes manejarlas para poder tener un mejor dominio del proceso abordado en el presente trabajo, por tanto a continuación daremos un esbozo de los principales teóricos o corrientes que tratan el tema.
Teoría psicoanalítica de FREUD: Según esta teoría la adolescencia es un estadio del desarrollo en el que brotan los impulsos sexuales y se produce una primacía del erotismo genital. Supone, por un lado, revivir conflictos edípicos infantiles y la necesidad de resolverlos con mayor independencia de los progenitores y, por otro lado, un cambio en los lazos afectivos hacia nuevos objetos amorosos.
Teoría de la adolescencia de ERIKSON: Para ERIKSON la adolescencia es una crisis normativa, es decir, una fase normal de incremento de conflictos, donde la tarea más importante es construir una identidad coherente y evitar la confusión de papeles.
Visión psicosociológica: Esta visión subraya la influencia de los factores externos. La adolescencia es la experiencia de pasar una fase que enlaza la niñez con la vida adulta, y que se caracteriza por el aprendizaje de nuevos papeles sociales: no es un niño, pero tampoco es un adulto, es decir, su estatus social es difuso. En este desarrollo del nuevo papel social, el adolescente debe buscar la independencia frente a sus padres. Surgen ciertas contradicciones entre deseos de independencia y dependencia, dado que se siente muy afectado por las expectativas que los otros imprimen sobre él.
Escuela de Ginebra. PIAGET: Este autor señala la importancia del cambio cognitivo y su relación con la afectividad. El importante cambio cognitivo que se produce en estas edades genera un nuevo egocentrismo intelectual, confiando excesivamente en el poder de las ideas.
Teoría de ELKIND: Como autor de orientación piagetiana, habla de dos aspectos de ese egocentrismo adolescente: "la audiencia imaginaria", que es la obsesión que tiene el adolescente por la imagen que los demás poseen de él, y la creencia de que todo el mundo le está observando; y "la fábula personal" que es la tendencia a considerar sus experiencias como únicas e irrepetibles.
Teoría focal de COLEMAN: Este autor toma a la adolescencia como crisis, si bien los conflictos se dan en una secuencia, de tal forma que el adolescente puede hacerlos frente y resolver tantos conflictos sin saturarse.
Perspectiva Psicoanalítica de Françoise Dolto: Desde una perspectiva psicoanalítica europea, ubica la bisagra del cambio en la segunda guerra mundial, explicándolo en estos términos:"Antes de 1939, la adolescencia era contada por los escritores como una crisis subjetiva: uno se rebela contra los padres y las obligaciones de la sociedad, en tanto que, a su vez, sueña con llegar a ser rápidamente adulto para hacer como ellos. Después de 1950, la adolescencia ya no es considerada como una crisis, sino como un estado. Es en cierto modo institucionalizada como una experiencia filosófica, un paso obligado de la consciencia" (7).
Para cerrar el tema deberíamos hacer algunas preguntas respecto al abordaje de patologías propias del adolescente en su crisis, evolución, pasaje o según la teoría asumida, la definición de este lapso en que no es niño, pero tampoco llena todas las expectativas de un ser adulto.
Françoise Dolto, 1990, La causa de los adolescentes, Ed. Seix Barral
Trataremos este tema de manera muy sucinta, ya que se puede abordar desde diversos ángulos y a través de diferentes profesionales.
Principales patologías en la Adolescencia
Entre las patologías más frecuentes que encontramos hoy entre los jóvenes adolescentes son: el suicidio, incluyendo la depresión crónica, la drogadicción y las enfermedades alimentarias (anorexia, bulimia y sobrepeso).
El adolescente es alguien que pierde su identidad de la infancia y tienen que afrontar una nueva identidad que desconoce completamente. Su cuerpo y su personalidad están cambiando. Si se pregunta a un adolescente si está feliz cómo es, él le dirá que no. Este es el primer síntoma para entender las patologías que puede asumir un adolescente.
Otro de los sentimientos que calan y ahondan al adolescente, es la necesidad de diferenciarse, aislarse o sentirse acogido. En ese proceso de ajuste y acomodo, de adaptación forzosa, en dónde se siente que ya no es el infante, pero tampoco es el adulto, tratan de cambiar su aspecto: se ponen piercings, se hacen tatuajes, como una forma de remediar la metamorfosis, de ocultar a ese ser que desconocen en sí mismos.
La otra característica que los determina es que no perciben el futuro y están ligados al tiempo presente. Esta percepción les hace ser completamente diferentes a sus padres y les hace sentirse en un vacío, en un limbo estancado dónde la vida no tiene valor y ellos no representan nada, ya que nadie los comprende y mucho menos, les valora.
Necesitan ser agresivos con el anterior ambiente para saltar a una nueva etapa. Significa que ya no me gusta ni mi padre, ni mi madre, ni mi casa para iniciar la nueva vida. Si tienes que abandonar algo, tienes que convencerte de que lo que tienes no es bueno y que lo que viene es mejor. Pero también les ahonda el sentimiento de ambivalencia emocional y emotiva.
Este panorama nos lleva a entender el por qué el suicido entre los adolescentes es la primer causa de muerte de los jóvenes. El adolescente siente ese vacío emocional que lo desliga de las ataduras anteriores, pero no logra construir nuevos lazos que lo unan a la vida. Sentirse desesperanzado, aislado, ansioso o no tener una visión clara de la vida, son señales que debemos tener en cuenta los educadores ante el riesgo de un posible suicidio. Una frase inocua, como "ya mi vida no tiene sentido", es una luz amarilla de alerta ante el inminente riesgo de un suceso desafortunado.
Las drogas también comienzan así. No es solo la intensión o búsqueda de la enajenación por medio de la droga, sino también el desprejuicio respecto a la vida misma. Aquí, son varios factores a tener en cuenta, porque suele suceder que el inicio sea por imitación, por el afán de ser aceptado por el grupo, pero también, es un modo de autodestrucción.
Si bien la abulia parecería una característica típica del adolescente, justificada familiarmente por los cambios de crecimiento y energía dispensada en ello, son también síntomas de una posible y profunda depresión, que puede llevar al suicidio, así como a la droga dependencia. El adolescente es proclive a los excesos, por la falta de valoración hacia la vida.
Otras reacciones, también negativas, son las enfermedades alimentarias, muy oscilatorias según la moda del momento y la imagen transmitida por el medio en que se mueve el joven.
Expliquemos un poco más lo anterior. Los desordenes alimentarios tienen una causa, cuya raíz es la disconformidad o temor que manifiesta el joven sobre su nuevo cuerpo. Esta disconformidad puede devenir de la inseguridad del medio, de la familia, o el entorno estudiantil. La obesidad patológica, fuera de una enfermedad endocrina, se puede deber a la inseguridad frente a un posible abuso sexual, despertando en el supuesto o imaginario agresor, el desagrado por el cuerpo deforme y grosero. También puede ser un rechazo al grupo de los iguales, para ser diferente y diferenciarse de los aceptados.
También existe el caso contrario, en cuanto a la anorexia o la bulimia. En ambos casos, es manifiesto su rechazo de su cuerpo y la búsqueda de un ideal que solo se encuentra en la mente del joven. La persecución de una imagen ideal, en contraposición a aquellos que se tapan con piercings, tatuajes o pelos raidos en melena, rastas o lo que la moda mostrase como al día, es la misma, es esconderse detrás de una figura o imagen psíquica.
En todos estos casos, es claramente distinguible el desprecio por el cuerpo y la vida, apoyando la teoría de la autodestrucción, el autocastigo y dificultad de verse a sí mismo. Todo esto está relacionado con el hecho de que no se gustan. Ellos tratan de no cambiar. La adolescencia es una metamorfosis en la que se intenta que la naturaleza no siga su curso; es ir contra de esta metamorfosis. No les asusta perder la vida o la salud, porque no tienen sentido del futuro. Es un deseo de fuga constante, acuciante. El miedo es el gran denominador de la adolescencia.
La adolescencia es una etapa explosiva, donde el individuo expone y potencializa su yo íntimo, luego de ardua tarea a través de un proceso complejo, que pese a las diferentes teorías y conjeturas, nunca llegamos a conocer de manera perfectamente definida. Cada adolescente potencializará en la medida de sí mismo, su caudal interno y externo. Es el tiempo, que a contradicción de los decires, contraponiéndose a las ideas negativas, la falta de miedos y la inconsciencia del paso del tiempo, marcará las pautas de su vida futura adulta. Es el futuro condensado en la transgresión.
"Cada hombre tiene que inventar su camino" J.P. Sartre
Material usado para la elaboración de esta monografía
Adolescencia y cultura en Samoa, Margaret Mead, Antropóloga, 1984, Ed. Paidós
Carta a un Profesor, Vittorino Andreoli, Psiquiatra, 2006, RBA Libros
Identidad y Adolescencia, Mercedes Freire, 1990, Ed. Roca Viva
Ittelson, Proshansky, Rivilin y Winkel, 1974, An Introduction to environmental psychology, Holt, Rinehart and Winston, New York
Gardner, Howard, 1983, Inteligencias múltiples, Ed. Paidós
Vittorio Andreoli, 2006, Carta a un Adolescente, RBA Libros
Françoise Dolto, 1990, La causa de los adolescentes, Ed. Seix Barral
G. Obiolls, S Di Segni, Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria.
Armida Aberastury, Mauricio Knobel, 1974, La Adolescencia Normal, Ed Paidos
Mario Carretero, José A. León Cascón, 1985,
Autor:
Adolfo Montiel Valentini
1º C Nocturno Materia: PSICOLOGÍA EVOLUTIVA Prof.: ROXANA CHIRRIAZIS
Profesorado de Informática Instituto Normal de Enseñanza Técnica (INET)
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |