ABSTRACT
This research pretends to be a theoric essay about the two first chapters of Domingo Faustino Sarmiento"s book: "Facundo, Civilization and Barbarism", which propelled the post colonial literature in Latin American.
Facundo"s biography is the excuse that Sarmiento set to show in "the gaucho"s" spirit and praxis, as a son of nature and as barbarian, you can identify the elements that limited the modernity on the civilization in Argentina in the middle of the 19th century.
Introducción
Este trabajo pretende ser un ejercicio, fundamentalmente teórico, sobre los dos primeros capítulos de la obra de Domingo Faustino Sarmiento, FACUNDO, CIVILIZACIÓN Y BARBARIE, trabajo fundacional de la narrativa latinoamericana post proceso de Independencia.
La biografía de Facundo es el pretexto que establece Sarmiento para establecer ante el lector, que en el espíritu y praxis del gaucho, como hijo de la naturaleza y representante de la barbarie, se encuentran los elementos que impiden la modernidad o civilización en la Argentina de mediados del siglo XIX.
En su desarrollo nos hemos centrado en algunos elementos relevantes, como por ejemplo, que se trata de una obra de difícil clasificación y que no se puede dejar de reconocer la relación con el contexto del autor (aunque sea de soslayo). Además, revisar las partes en las cuales está compuesto el discurso narrativo donde tres relatos constituyen una historia inteligible y, dentro de ella la importancia que tiene la naturaleza, y su representante el gaucho, en una suerte de flirteo antitético con lo que podría ofrecer el mundo citadino de la ciudad como representante del progreso.
Para concluir en un intento de análisis del antagonismo entre dos ideas contrapuestas como son la civilización y la barbarie, las que se ponen en la balanza como estructuras de crecimiento y de destrucción de la obra humana. Centrándonos más en el análisis discursivo que en el histórico, como ejercicio práctico de transdisciplinariedad.
Desarrollo
FACUNDO, CIVILIZACIÓN Y BARBARIE.
O LA PULSIÓN DE VIDA Y MUERTE
Ir tras la huella de Facundo, Civilización y Barbarie requiere de un ejercicio más profundo que la simple interpretación literal, es una narración y relato difícil de clasificar, como obra literaria o histórica, discurso que oscila entre lo verosímil y lo ficcional por cuanto nos habla de una naturaleza y de un tipo de hombre sumergido en medio de ella. Tal vez lo más cercano a una clasificación es afirmar que resulta ser un poco de todo: panfleto, anecdotario, descripción geográfica[1]historia, biografía, sociología, psicología, profetización (en cuanto a la visión futura de Argentina y América), y costumbrista, entre otros aspectos que trata.
Originalmente no fue escrito como libro, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) lo publicó por entrega en el diario "El Progreso" de Santiago, a mediados de 1845, con el título de "Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina", cuando el autor estaba refugiado en nuestro país. La historia cuenta que accedió a la invitación que le formulara su amigo, el ministro Manuel Montt, como una forma de defensa ante sus enemigos políticos. Esto significa que Sarmiento ya a esas alturas tiene que haber sido medianamente conocido como líder político, periodista y escritor. Por tales razones, aunque podamos preguntarnos si cuanto plantea el autor es la verdad, o si corresponde su historicidad como fenómeno cultural, y quede la incertidumbre por cuanto se utilizan palabras que han existido prácticamente desde siempre, la reconocida existencia del autor y el ambiente en que se desarrolla el discurso nos hace inclinarnos por su verosimilitud.
Por otra parte, aunque Faucoult sostenga que el eje central, más que las personas y los hechos, lo constituye el lenguaje y la comunicación, en una primera aproximación no podemos relativizar al autor, ni menos negar su importancia. Facundo surge dentro de un contexto de organización de los estados latinoamericanos que han nacido del proceso de emancipación en los inicios del siglo XIX. Proceso que se da a partir de la aplicación de las ideas liberales de los pensadores ingleses y franceses del siglo XVIII, que dieron como resultado la Revolución Francesa, y que emanciparon a nuestra América española, aunque no se pueda asegurar con certeza si en la mente de dichos pensadores liberales se encontraban los habitantes de las colonias. Sarmiento era un destacado político representante del bando unitario que se enfrenta con los federales en las luchas internas que azotaron Argentina con posterioridad al proceso de independencia. No está demás recordar que Domingo Faustino, con posterioridad se convirtió en Presidente de esa vecina República, cuyo gobierno se caracterizó por el apoyo a la educación, la ciencia, la cultura y a la inmigración de población europea.
Facundo es un texto que desborda pasión, producto psíquico estructurado por un lenguaje que ha sido predeterminado por una cantidad de signos, y cuyo contenido está formado por tres narraciones complementarias, por lo tanto constituye un relato polifónico, cuya lectura no deja indiferente y, por lo tanto, no puede ser neutral. A saber:
A) lo mesológico, es decir aquello que podemos establecer como lo concreto, resulta ser la descripción de la Pampa y de su habitante más característico, como lo es el gaucho y su medio social y cultural, y en esta lucha antitética de ciudad y campo, de bien y mal, se ha construido la República Argentina,
B) lo histórico, que se refleja a través de las páginas dedicadas al caudillo y tirano provincial como fue Juan Facundo Quiroga y,
C) lo ensayístico, una suerte de visión profética de una Argentina que vive en democracia su estado de civilización (única forma de poder salir de la dependencia y de alcanzar el progreso).
En ella subyacen los tres elementos culturales del tiempo histórico; además, en sentido isomórfico, está presente el lenguaje (o signo), el pensamiento (sentido) y la realidad (como referente). Un pasado que ha formado un estado de cosas y que se convierte en una herencia de la que se no se puede eludir (como el sentido mesológico de naturaleza y su habitante natural), la historia que se hace presente en cuanto a realidad existencial de lucha entre federales y unitarios, y un futuro proyectado por una visión del porvenir. En síntesis, un pasado que es y que no se puede cambiar, un presente que resulta ser caótico y un futuro que se puede construir si se deja atrás la actividad de los caudillos. De allí su complementariedad. En un momento de la historia de la humanidad donde avanzan no sólo las ideas liberales sino también la práctica económica liberal a través de la Revolución Industrial, Sarmiento postula la civilización material como garante de la felicidad y el progreso como sinónimo una vida mejor.
No es un tema nuevo dentro del discurso cultural occidental. Ya los romanos nombraban como bárbaros aquellos pueblos que no vivían como ellos, por supuesto civilizados. Aún más, pareciera que la luminosidad de nuestra América aborigen y mestiza sólo puede concebirse por los estadios de civilización que traen consigno el elemento blanco europeo, allí radica la felicidad y progreso humano. Se ha afirmado que el bárbaro no tendría sentido despectivo, tal vez sólo como el buen salvaje que espera ser cristianizado (o civilizado, que parecieran ser conceptos tomados como sinónimos, aunque en estricto rigor no lo sean). Pero de todos modos subyace la idea de una estructura lingüística que asume un doble sentido semántico en el que se reproducen algunos antagonismos: campo/ciudad, unitarismo/federalismo, costumbres e instituciones extranjeras/las tradiciones heredadas de generación en generación, bien/mal, lo que permite vivir/los mecanismos del atraso que conlleva la autodestrucción. Se escribe desde una forma gramatical que no queda encerrada en un formulismo estructural, va más allá por cuanto pretende la valoración del elemento lector como sujeto, que enuncia y descifra el lenguaje. En otras palabras, la narración temporal, desde una perspectiva cultural, cumple el objetivo de explicación que debe realizar el lector, y al darle secuencia lógica y contextual lo hace convertirse en un relato histórico.
La libertad que se ha alcanzado con la Independencia es un medio para conseguir el fin inmediato que viene a significar la civilización. Su otro polo, la barbarie, lo asocia a una vida errante y sin destino como lo deja entrever al describir al gaucho. Contradictoriamente, el autor que adhiere a los postulados franceses del liberalismo y de respeto a la condición humana no ve en este personaje típico (y que de una u otra forma cada país latinoamericano tiene) ninguna virtud, negando tal vez lo más importante en él como lo es su vivencia del sentido de libertad, traducida en una concreta praxis, más que una retórica libresca. Y la historia de los países latinoamericanos está llenos de estas contradicciones, como por ejemplo una independencia que surge bajo los principios liberales, pero que al fin de cuentas se organizaron por la vía conservadora. Sarmiento no escapa a esto, profundamente liberal, pero que a su vez quiere construir un Estado – Nación fuerte, seguramente porque en su momento era la única posibilidad de detener el caudillismo galopante.
Según Goic, la obra estudiada forma parte del Romanticismo hispanoamericano, caracterizado por la politización de la realidad, que con Sarmiento y su antítesis alcanzará su elaboración teórica más elevada. "El narrador se conduce como un auténtico intérprete de la sociedad, como un crítico o un reformador, y como un satirizador que impone una imagen correctiva al mundo extraviado o ignorante. Su perspectiva iluminista lo convierte en un intérprete eminentemente moral y político confiado, con un determinismo optimista, en el poder de la educación para conquistar la felicidad y la dignidad sociales"[2].
En la obra todo surge a partir del carácter dominante de la naturaleza, cuya presencia resulta absorbente en el desarrollo de la historia. En este caso el terruño como nido de lo gauchesco, pero lo vital no es aquello sino el porvenir de felicidad a la cual está destinada dicha tierra y sus habitantes, siempre y cuando hagan posible la vida civilizada entre ellos, que no se concibe en el medio rural, sino más bien se da en la ciudad. Y esto ocurre porque en su contexto, la obra literaria no es sólo una ficción, más bien se centra y fundamenta en un proceso histórico y sirve de apoyo a los proyectos históricos imperantes en la época de publicación del texto. Al respecto podemos recurrir a Roland Barthes[3]y afirmar que las fuentes de Sarmiento son "tal como lo ha oído", porque en el momento de escribir su obra aún no conocía la Pampa.
La naturaleza se convierte en el arquetipo de la muerte, la que reproduce todos los males que se dan en Argentina, a través de sus hijos naturales, que en este caso vienen e constituirse los caudillos (como lo es Facundo Quiroga). "El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión, el desierto la rodea por todas partes, se le insinúa en las entrañas; la soledad, sin una habitación humana, son por lo general los límites incuestionables entre unas y otras provincias. Allí, la inmensidad por todas partes; inmensa la llanura, inmensos los bosques, inmensos los ríos, el horizonte siempre incierto, siempre confundiéndose con la tierra entre celajes y vapores tenues que no dejan en la lejana perspectiva señalar el punto en que el mundo acaba y principia el cielo. Al Sur y al Norte, acéchanla los salvajes que aguardan la noche de luna para caer, cual enjambre de hienas, sobre los ganados que pacen en los campos y en las indefensas poblaciones. En la solitaria caravana de carretas que atraviesa pesadamente las pampas, y que se detiene a reposar por momentos, la población reunida en torno al escaso fuego, vuelve maquinalmente la vista al sur al más ligero susurro del viento que agita las hierbas secas, para hundir sus miradas en las tinieblas profundas de la noche, en busca de los bultos siniestros de la horda salvaje que puede sorprenderla desapercibida de un momento a otro"[4]
Con esta cita queremos demostrar que la Pampa se caracteriza por su radical persistencia, reflejada en la inmensidad invariable de su aspecto. Es un mar de tierra y pasto el cual al recorrerlo el gaucho tenía la sensación de que su entorno vital no cambiaba, y de lo cual podemos extraer una primera consecuencia: entre el personaje y el contexto aparece una cultura peculiar que refleja la reacción del hombre ante el mundo en que vive: aislamiento, soledad, introversión, parquedad, sentido de libertad, entre otras características.
Una suerte de existencia vital en medio del aire libre, tal vez sin los elementos que la modernidad ofrece en las ciudades (civilización), con muchas carencias… pero profundamente libre. Este ir y venir a través de la inmensidad, marcada por la dispersión, favorecen el fracaso de todo sistema político, porque inhibe el proceso educativo de la población, es el triunfo de la muerte en comparación con lo que la concentración urbana puede ofrecer. En la pampa no hay educación formal ni democracia posible, el barbarismo asume un rol dirigente ante la ausencia de otras situaciones benefactoras.
Y, ¿Quién es el gaucho? ¿Cuál es el origen de la palabra? Los investigadores hablan de una oscura etimología de su nombre. Para algunos está referido al gauderío como antepasado de los habitantes dedicados a la crianza de ganado en la pampa argentina durante el período colonial, donde el concepto se origina de una derivación del portugués gaudeo que significa gozar al aire libre, vivir en medio de la naturaleza. Otros lo relacionan al vocablo quechua huacho, huérfano, abandonado o errante. Pero también se le designa como palabra mapuche gatchu, que significa compañero. Y están también aquellos que asocian la palabra gaucho con el araucano – quechua relacionándolo con el de huaso o campesino. Las diversas acepciones reflejan una suerte de anonimia, paradoja del ser individual que se diluye en medio de la colectividad que representa, y que junto con Sarmiento también lo estudian Hernández (Martín Fierro) y Guiraldes (Don Segundo Sombra).
Por otra parte, se ha escrito mucho sobre su origen racial, donde se le asocia al mestizo producto del cruce entre español y aborigen. Pero lo más interesante no resulta del fenotipo sino más bien del mestizaje cultural que el representa. Personaje que se adaptó a la Pampa, se indigenizó, adaptando mucho de su vocablo, técnicas y costumbres. Así, tanto la Pampa como los indígenas produjeron en el una configuración sicológica y cultural particular, que dio vida a un hombre marginado económica y socialmente de la comunidad regional dominada por el oligarca local dueño de la tierra, de la justicia y de la verdad. Es un descendiente de español que se caracteriza por ser rústico, de pocas palabras, rudimentario en su organización económica, de hablar sincrético entre el mapuche y el español. Pero notable en el uso de palabras que tratan de técnicas ganaderas y de historias costumbristas.
INCLUDEPICTURE "http://3.bp.blogspot.com/_OzN6W6F9y5w/SRdVVnT_E1I/AAAAAAAAABg/UTwcjYOg2ik/s1600/inodoro_mate.jpg" * MERGEFORMATINET
Sarmiento lo describe así: "Los niños ejercitan su fuerza y se adiestran por placer en el manejo del lazo y de las boleadoras, con que molestan y persiguen sin descanso a las terneras y cabras, cuando son jinetes, y esto sucede luego de aprender a caminar, sirven a caballo en algunos quehaceres; más tarde, y cuando ya son fuertes, recorren los campos cayendo y levantando, rodando a designio de las vizcacheras, salvando precipicios y adiestrándose en el manejo del caballo; cuando la pubertad asoma, se consagran a domar potros salvajes y la muerte es el castigo menor que les aguarda; si un momento les faltan las fuerzas o el coraje. Con la juventud primera viene la completa independencia y la desocupación. Aquí principia la vida pública, diré del gaucho, pues que su educación ya está terminada. Es preciso ver a estos españoles, por el idioma únicamente y por las confusas nociones religiosas que conservan, para saber apreciar los caracteres indómitos y altivos que nacen de esta lucha del hombre aislado con la naturaleza salvaje, el racional con el bruto; es preciso ver estas caras cerradas de barba, estos semblantes graves y serios, como los de los árabes, asiáticos, para juzgar del compasivo desdén que les inspira la vista del hombre sedentario de las ciudades, que puede haber leído muchos libros, pero que no sabe aterrar un toro bravío y darle muerte, que no sabrá proveerse de caballo a campo abierto, a pie y sin auxilio de nadie, nunca ha parado un tigre, recibiéndolo con el puñal en una mano y el poncho envuelto en la otra, para meterlo en el hocico mientras le traspasa el corazón y lo deja tendido a sus pies. Este hábito de triunfar de las resistencias, de mostrarse siempre superior a la naturaleza, de desafiarla y vencerla, desenvuelve prodigiosamente el sentimiento de la importancia individual y de la superioridad"[5].
Entonces, el relato está referido a un personaje nómade pero no infante, su vida es el caballo, representa la Civilización del Cuero y también la Civilización del Caballo. A caballo viaja, trabaja, combate, a pie siente que nada vale. De allí que los trabajos agrícolas suele mirarlos con desprecio, por eso su hábitat normalmente fue el de un rancherío paupérrimo. Su vida era el caballo y su trabajo (cuando trabajaba) la ganadería: el arreo, la hierra y la matanza. Bueno con el lazo y con el facón, con el cual se desgracia en algún mal encuentro en la pulpería. Para Sarmiento, es el arquetipo de la barbarie en contraposición de lo que es Buenos Aires, hija de la fecunda Europa y su civilización liberal. En la práctica son dos tipos contrapuestos de vida, de técnica y de ideas que conviven en una misma sociedad que intenta convertirse en un Estado – Nación. Lamentablemente en esta lucha asimétrica no se toman en cuenta las bondades de cada sector, como por ejemplo que el interior del país trasandino es el sustento económico del estado mismo.
Este vivir montado a caballo resulta tan paradójico, que en su lenguaje tiene muy pocas palabras para describir productos de la naturaleza: pasto (que designa la vegetación herbácea útil para el ganado), yuyo (plantas inútiles para la ganadería), cardo (vegetación que puede servir potencialmente de leña) y, yerba (el mate como bebida de toda ocasión). En cambio, una amplitud léxica para denominar y diferenciar los colores, pelaje, tamaño, andadura y otras características del ganado.
De todas formas, el gaucho refleja al vagabundo, a los desertores, al marginado, maleante, libertino, que es incapaz de convertirse en un citadino. Su vida tiene doble camino: o aceptar el sometimiento al orden legal establecido y convertirse en un peón de estancia asalariado, sedentario y rutinario, o ir tras su independencia personal, llevando una vida errante de trabajador trashumante de estancia en estancia, viviendo en la extrema miseria, convirtiéndose muchas veces en desertor del ejército nacional o de las montoneras caudillescas. Es, en el fondo, más que un hijo del despojo, una víctima de un estado injusto. Jamás tuvo nada, más aún, no se le reconocieron derechos ni pudo compartir los beneficios de su trabajo o de la llamada "civilización". Por tanto no podríamos calificarlo de héroe o villano, más bien hombre de su tiempo que vivió en función de su medio.
El autor construye una clasificación del gaucho, una suerte de especialidades de la Pampa[6]
* El RASTREADOR: "el más conspicuo de todos, el más extraordinario, es el rastreador. Todos los gauchos del interior son rastreadores. En llanuras tan dilatadas en donde las sendas y caminos se cruzan en todas direcciones, y los campos en que pacen y transitan las bestias son abiertos, es preciso saber las huellas de un animal, y distinguirlas de entre mil; conocer si va despacio o ligero, suelto o tirado, cargado o de vacío".
* El BAQUIANO: "personaje eminente y que tiene en sus manos la suerte de los particulares de la provincia. El baquiano es un gaucho grave y reservado, que conoce a palmo veinte mil leguas cuadradas de llanura, bosques y montañas. Es el topógrafo más completo; es el único mapa que lleva un general para dirigir los movimientos de su campaña. El baquiano va siempre a su lado. Modesto y reservado como una tapia; está en todos los secretos de la campaña; la suerte del ejército, el éxito de una batalla, la conquista de una provincia, todo depende de él".
* El CANTOR: "aquí tenéis la idealización de aquella vida de revueltas, de civilización, de barbarie y de peligros. El gaucho cantor es el mismo bardo, el vate, el trovador de la Edad Media, que se mueve en la misma escena, entre las luchas de las ciudades y del feudalismo de los campos, entre la vida que se va y la vida que se acerca. El cantor anda de pago en pago, "de tapera en galpón", cantando sus héroes de la pampa perseguidos por la justicia, los llantos de la viuda a quienes los indios robaron sus hijos en un malón reciente… el cantor no tiene residencia fija; su morada está donde la noche lo sorprende; su fortuna en sus versos y en su voz".
* El GAUCHO MALO: "la justicia lo persigue desde muchos años; su nombre es temido, pronunciado en voz baja, pero sin odio y casi con respeto. Es un personaje misterioso, mora en la pampa, son su albergue los cardales; vive de perdices y mulitas; si alguna vez quiere regalarse con una lengua, enlaza una vaca, la voltea solo, la mata, saca su bocado predilecto, y abandona lo demás a las aves montecinas. De repente, se presenta el Gaucho Malo en un pago de donde la partida acaba de salir; conversa pacíficamente con los buenos gauchos, que lo rodean y lo admiran, se provee de los vicios, y si divisa la partida, monta tranquilamente en su caballo y lo apunta hacia el desierto, sin prisa, sin aparato, desdeñando volver la cabeza".
Ahora bien, podríamos establecer una suerte de idealización de su vida errante y libertaria, pero si lo analizamos con mayor atención nos daremos cuenta que era un hombre dependiente, cuya única posibilidad de vida fue el convertirse en asalariado, de lo contrario sería un eterno vagabundo de la pampa con una vida absolutamente azarosa. Y, precisamente, este personaje de enorme peso histórico fue superado socialmente por la civilización que trajo consigo el progreso.
Seguramente Sarmiento en su momento (1845) no alcanzó a vislumbrar con mayor amplitud el antagonismo entre el caos y el cosmos, ambos términos absolutos que no aceptan intermediaciones. Y la verdad es que ambos mundos no son perfectos y no constituyen paraísos ni infiernos terrenales.
Entonces, conviene preguntarse si esta antítesis tendrá validez como elemento analítico, especialmente si tomamos en cuenta que es un momento de construcción, donde la única realidad posible era el futuro nacional.
Por otro lado, ¿es una utopía? No cabe duda, en esta tesis liberal de civilización y barbarie subyace la idea hegeliana de la historia como una suerte de caminata progresiva a mundos perfectibles, donde el espíritu humano gozará de realización y libertad. En este caso, la tierra y la naturaleza americana que la habita se convierte en un cuerpo que será "espiritualizado" por la Europa civilizada.
A estas alturas uno debe preguntarse si se trata de ¿historia, novela o novela histórica? No es una pugna de pareceres, más bien es síntesis narrativa que trabaja con las dimensiones tempoespacial de la historia (pasado, presente y futuro) que, a partir de lo que es, busca establecer un camino de superación a una problemática contemporánea. Se comete un error al tratar de encasillarla con parámetros modernos y no respetar su contexto, por cuanto los modelos analíticos normalmente son absolutamente transitorios, al punto que rápidamente sus mismos representantes van cambiando de postura con el evolucionar de sus pensamientos y teorizaciones, dando paso así a nuevas escuelas de análisis. Podríamos decir que es un discurso narrativo, tan propio de la novela, que contiene un producto histórico, ya que es un acontecimiento contextualizado socioculturalmente.
A Sarmiento, junto con Nicolás Palacios y Lastarria, se le ha considerado como autor prototipo del siglo XIX, constituye un texto fundacional "porque desarrollan un proceso de resignificación cultural, un imperio del significante, de la misma forma como en el caso europeo van a representar la racionalidad autores como Rousseau. Estos autores componen para Latinoamérica un tipo de concepto y de conceptualización respecto de la diversidad cultural o de la diferencia cultural que, sin duda, va a tener una notable influencia en la constitución del pensamiento social posterior en el siglo XIX"[7]. Aún más, su obra es considerada como la primera "interpretación auténtica de la vida argentina", y a su autor como "místico de la patria… tuvo una concepción genial de la educación. Se enamoró del rumbo democrático de los Estados Unidos. Execrado y alabado, a la vez, representa una voz de la naturaleza americana y el pensamiento más auténtico del continente[8]A través de su relato el lenguaje se convierte en esa caja de herramientas tan necesaria para establecer el conjunto de alegorías que le dará significado al mundo estudiado.
Por otra parte, la historia cultural ha hecho una separación, ficticia desde mi posición, en cuanto a lo que es una obra literaria y un libro. Desde la perspectiva de los enfoques semióticos y pragmáticos se ha dicho que la obra literaria resulta ser un objeto invisible en contraposición al libro que es tangible. A la semiótica le interesa la entidad ideal que constituye la obra literaria, esta "existe fuera del tiempo y del espacio porque, siempre y en todas partes, permanece idéntica a sí misma"[9]. Facundo hay uno solo, sin embargo editado y publicado en varios libros. Además, en la obra existen dos personas: un narrador que realiza el relato de la historia y un lector que es capaz de descifrar los signos e interpretar dicha historia. Entre uno y otro está la propia obra que permite el encuentro entre ambos, así naturaleza, gaucho, vida de Facundo Quiroga y discurso proyectivo se convierten en artefactos de estudio del enfoque semiótico (significados); en cambio, las cosas y acciones son tratadas por el enfoque pragmático.
En el fondo, al adentrarnos en la lectura de Facundo realizamos conjuntamente un doble camino: por una parte, vamos tras la huella de una narración (o historia) que se establece en un contexto temporal y espacial y, por otra, descifrando los signos, símbolos y señales que se establecen en el lenguaje, ya que este está formado por palabras y letras que tienen dos aspectos inseparables: significante y significado[10]En este caso el gaucho, la pampa y la figura de Facundo vienen a constituir el significante o imagen gráfica del relato, y el significado de dichos elementos gráficos son el contenido o la idea representadas por dichas imágenes, que en este caso viene a ser la conveniencia para el desarrollo de la República Argentina del progreso en los términos que lo ha realizado la Europa afrancesada.
En otras palabras y en perspectiva diacrónica, como fenómeno en el tiempo, el Facundo de Sarmiento, como toda obra literaria, puede ser estudiado como representante de una época, como repertorio de palabras, como competencia sintáctica y como instrumento de comunicación en un contexto social, constituyéndose así una acertada posibilidad de análisis más transdisciplinario que interdisciplinario como lo establecen los cánones modernos.
Conclusión
No cabe duda que el texto de Sarmiento "pone a prueba la capacidad de selección y de organización del lenguaje mismo, cuando éste se ordena en esas unidades de discurso más largas que la frase a las que podemos llamar textos"[11]. Donde el acto de narrar está marcado por su carácter temporal, se desarrolla en el tiempo y bajo un contexto: el territorio de la pampa argentina que ocupa las dos quintas partes del territorio nacional, donde naturaleza y hombre (el gaucho) representan todo lo contrario a lo que la ciudad puede ofrecer, a mediados del siglo XIX.
Civilización y barbarie, en este caso, son experiencias que tienen como referente común la historia y la ficción centralizadas básicamente en un solo problema, el de la ficción, el de la historia y el del tiempo. En el relato las acciones de naturaleza y gaucho no son fines en sí mismo, sino como referentes para explicar el retraso que puede enfrentar la República Argentina para anidar los preceptos de la modernidad. Esta es la raíz de inteligibilidad de la obra literaria, donde el discurso narrativo establece los acontecimientos de la acción, y estos, a su vez, se desarrollan en un marco configurativo. Vida y narración como elementos complementarios que permiten comprender mucho más intensa y claramente la comunidad productora y la comunidad receptora en el texto estudiado, y la voluntad de verdad que el contiene.
Bibliografía
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