La Religión Crística a la luz de las enseñanzas originales de Jesús El Cristo (Parte III) (página 2)
Enviado por JOSE ANTONIO BONILLA CASTILLO
El Salmo más famoso es, seguramente el 23, aquel que comienza diciendo: "Jehová es mi pastor; nada me faltará…", o sea que el Ser Crístico es nuestro guía. Esto no significa que sólo consideremos esta Presencia Divina. Ella es el contacto con las Energías Superiores, donde tienen su morada Jesús El Cristo, el Reino Angélico y otros elevados Seres, hasta llegar a la frecuencia vibratoria máxima, el Dios Único, el Creador del Universo.
En el Salmo 37:1-2, se dice: "No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba, serán pronto cortados y como la hierba verde, se secarán". En la época del Rey David, este Salmo, leído literalmente, significaba que el castigo divino se hacía sentir a aquellos que violaban la ley, por lo que no se debía envidiar los "pecadores" ni impacientarse con ellos. Pero en su interpretación oculta se refería a que los desvíos que el ser humano pueda cometer, seducido por el mundo exterior y que podían darle ventajas o privilegios, eran caminos errados aunque vestidos de fiesta, y que más tarde(*) tendrían que ser compensados según la ley de Causa y Efecto.
El Salmo 19 es muy fuerte, siendo titulado: "clamor de venganza". En él, el autor pide a Jehová que lo vengue de sus enemigos "que sus hijos sean huérfanos y su mujer viuda, que anden vagabundos y mendiguen…" "que el acreedor se apodere de todo lo que tiene"… "que su posteridad sea destruida"… Ese es el texto literal. Pero ¿cuál su sentido oculto?
La Personalidad lucha contra el Ser Exterior (que en ese Salmo aparece como enemigo) y pide al Ser Crístico que lo haga desaparecer. Esta lucha la vivimos todos los seres humanos, tanto los que vivían en aquella época, como los que vivimos en el Siglo XXI.
Es interesante mencionar aquí que el famoso "pecado original" no aparece en los Salmos, como tampoco en el Génesis, como informado en el ítem 3.1.1. También no aparecerá en los Evangelios, porque Jesús El Cristo no enseñó un concepto tan contrario a la Justicia Divina. En realidad, él fue introducido por San Pablo (ver ítem 3.2).
El próximo libro del Antiguo Testamento es el de Proverbios, escrito por el Rey Salomón, alrededor de 1000 A.C. Él es, básicamente, un libro de sabiduría práctica, sin embargo, también encierra conocimientos más profundos. Véase por ejemplo: Proverbios 5:20, donde se dice: "Por qué hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena y abrazarás el seno de la extraña?" En una versión en portugués de la Biblia (8), se dice en 5:15: "Sed fiel a tu mujer y dad tu amor solamente a ella".
Lo que impresiona en estas frases, no es su contenido, que hasta hoy es aceptado como algo deseable y sí quien daba estos consejos a su hijo Roboam. ¡Era el sabio Salomón que tenía 700 esposas y 300 concubinas!
Por aquí se ve, una vez más, que en la Biblia, lo literal y lo oculto andan separados. Lo literal es bien comprensible, pero lo oculto tiene otro significado: la mujer ajena, extraña, inmoral o prostituta, representa en esos Proverbios a los pensamientos y sentimientos negativos. La mujer esposa, a la que se debe ser fiel, es la Presencia Divina, el Ser Crístico, el Alma, o sea la partícula divina que vive escondida dentro de cada ser humano y que generalmente por causa de eso pasa desapercibida. Pero aquel que sube el primer peldaño de la Sabiduría, la descubre poco a poco.
En el último capítulo de Proverbios, 31:10, se dice: "¡Como es difícil encontrar una buena esposa! Ella vale más que piedras preciosas" y en 31:30: "la hermosura es una ilusión y la belleza acaba, pero la mujer que teme al Dios Eterno, esa será alabada". "Temer a Dios" significa en lenguaje oculto, reconocer que durante nuestra vida en este planeta, tenemos que comprender que éste y todo el Universo, están regidos por Leyes Cósmicas y que en la medida en que estamos en armonía con ella, podremos ser más felices. "Encontrar una buena esposa" debe ser interpretado como que en la doble vía de la carretera de la vida, debemos hacer el esfuerzo máximo para seguir el camino recto ("la buena esposa"), abandonando el camino torcido ("la mujer extraña).
En el Proverbio 18:2, podemos ver dos cosas interesantes:
a) En la traducción española (La Biblia, 1) se dice: "No toma placer el necio en la inteligencia", expresión bastante confusa, ya la portuguesa (A Biblia, 8), es bien más clara: "El tonto no se interesa en aprender; y sí sólo en dar sus opiniones". Véase las expresivas diferencias entre ambos textos, que representan traducciones recientes en idiomas bien próximos. ¡Es fácil imaginar las diferencias de traducciones hechas de documentos muy antiguos, que – además – no eran, generalmente los originales! Inclusive, el hebraico tiene sus connotaciones especiales, ya que – como fue explicado anteriormente – según la Cábala, cada número y cada letra del alfabeto, tiene un significado específico(*).
b) El otro aspecto de aquel versículo, es que antes como ahora, el tonto (generalmente arrogante) muere como el pez, por la boca. O sea, cuando alguien derrama sus opiniones a troche y moche, sin querer aprender más y especialmente con más profundidad, debe ser clasificado como tonto (o necio), aunque tenga un Doctorado en Harvard. Lamentablemente esto ocurre con frecuencia entre personas que dicen ser religiosas (especialmente cristianas) y que simplemente repiten como papagayos los comprimidos estandarizados y vacíos que les fueron dados como "la Verdad" por sus respectivos sacerdotes.
En el Proverbio 19:14 se dice: "Un hombre puede heredar de sus padres casa y dinero, pero sólo Dios puede dar una esposa sensata". No es informado cual es el criterio que Dios utilizaría para darle a Enrique una esposa sensata y a Carlos una insensata. Sin embargo, si consideramos su significado oculto, este Proverbio puede ser entendido como que el Ser Exterior puede darnos riquezas materiales, pero una "esposa sensata" (Personalidad desarrollada) sólo podrá ser obtenida por el Ser Crístico, si es que aquella evoluciona satisfactoriamente a través de sus encarnaciones.
El próximo libro que será comentado – brevemente – en este ítem es Eclesiastés, atribuido a Salomón ("Palabras del Predicador, hijo de David y Rey en Jerusalén" 1:1). Como ya fue explicado, en el libro de Reyes (11:1-8) se informa que al final de su vida Salomón, se había separado de Dios, adorando dioses extranjeros traídos por sus numerosas mujeres. Se cree que Eclesiastés fue escrito en su vejez cuando recuperó su conciencia religiosa y volvió a Jehová.
Se trata de un libro que en gran parte transmite pesimismo y desesperanza, porque las grandes incógnitas de la vida, su sentido y su significado, han perdido relevancia. Salomón, antecediendo 500 años a Aristóteles, introduce una metodología que podemos clasificar como "pre-científica", apoyada en la observación y en la inducción(*).
En los textos bíblicos anteriores, la palabra "sabiduría", está relacionada con virtud, conocimiento y obediencia a Dios. Pero en este libro (1:12-18), esa palabra tiene un significado diferente, como el de conocimiento a través del pensamiento puro, independiente de cualquier influencia divina, de una manera similar a la que encararon la sabiduría, los principales filósofos griegos.
Dicho de otra manera, el autor busca entender el mundo, no apoyado en una iluminación divina, en el Dios Eterno, al que reconoce como Creador y sí a través de su propia experiencia personal.
En realidad, el Eclesiastés (1:2) comienza así: "Vanidad de vanidades. Todo es Vanidad". A partir de ahí se establece metodológicamente un problema: ¿La vida tiene, realmente, algún valor especial? Y el gran Salomón, a las puertas de la muerte, ve vanidad en todo:
A La sabiduría humana, le falta "algo"; sin esto es inútil (1:12-18) De cierta forma, sin haber podido encontrar ese "algo", Salomón está previendo la necesidad de que un nuevo Avatar (que será Jesús El Cristo), venga a complementar la Sabiduría, objetivo antiguo, con el nuevo principio "El Amor". Ese fue, básicamente, el motivo por el cual ese Excelso Ser encarnó en la Tierra, un milenio después de Salomón.
El placer no tiene ningún sentido en sí mismo (2:1-11)
El sabio y el necio tienen el mismo fin, la muerte (2:12-17)
La acumulación de riquezas, aún con trabajo intenso es insensata, pues no sabemos quién la heredará y disipará todo (2:18-26)
El libro, aunque corto, (ocho páginas en la edición consultada (La Biblia, 1) enumera muchas otras tentativas fracasadas de encontrar ese "algo", dando una dolorosa sensación de inutilidad, sea lo que sea que hagamos.
Salomón acaba el libro, resumiendo su pensamiento final en 12:13: "El fin de todo el discurso oído es este: "Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre"… "Eso precisa ocurrir, mismo que durante esta vida no haya justicia verdadera (pero sí habrá Justicia Divina), porque Dios traerá a juicio toda obra humana", (Eclesiastés 12:14).
Esta Justicia Divina, será ejecutada con total precisión con el Creador, pero hay aquí un asunto que Salomón no explica: ¿como Dios ejecuta esa Justicia Divina?
Siglos más tarde son introducidos nuevos conceptos como el "infierno" y el "paraíso". Los "malos" iban al "infierno" y los "buenos" al paraíso. Y todavía algunos "dudosos" iban al Purgatorio. Esos fueron anatemas religiosos introducidos un milenio después que fuera escrito el Eclesiastés. Y esa fue la "verdad" durante la larga Edad Media y aún hoy, atenuada por la evolución humana y el conocimiento científico. (Eso está magníficamente retratado por Dante en la "Divina Comedia").
El papel del Creador es reducido en esa visión a un mero clasificador de materiales defectuosos y no defectuosos en un Laboratorio de Control de Calidad. Con el agravante de que la Bondad Divina, en lugar de dar oportunidad de rehabilitación a los defectuosos, los entrega a Satanás, para que los queme en calderones mal-oliendo a azufre y otros suplicios, que la "Santa" Inquisición supo aplicar con perfección técnica extraordinaria.
Por otro lado, desde el punto de vista energético, sería un desperdicio absurdo de materia prima, que debería ser reciclada. Ya los "buenos" pasarían toda la Eternidad (¡millones de años!) en una vida fantástica. Pero ¿para qué? ¿No se aburrirían como ostras?
Sin evolución no hay vida. Si, El Ser Supremo creó el hombre, por algún motivo lo habrá hecho. Pensamos que la respuesta más adecuada a esto es relativamente simple: para que seamos sus auxiliares en el mundo físico, donde sus elevadísimas frecuencias vibratorias podrían fulminar cualquier cosa, si Él actuase directamente.
Si ese es nuestro papel: ser auxiliares del Creador, es evidente que Él espera y nos ayudará de manera que cuando nuestro manto físico se esté apagando, seamos retirados de este mundo material. Así nuestra Alma "volará" para regiones cósmicas, donde debidamente preparados, volveremos para proseguir nuestros trabajos.
En ese momento, la Justicia Divina se manifestará en nuestras nuevas vestiduras, trayendo lecciones para aprender, o sea aquellas que no conseguimos completar satisfactoriamente, de la misma forma que un alumno debe repetir una prueba en la que le fue mal (De la misma manera, no precisará repetirla, si la hizo "bien").
Esta forma de comprender la Justicia Divina es llamada de Carma en el Oriente y Ley de Compensación en Occidente (ver Bonilla, 6).
El último libro de este ítem es el Cantar de los Cantares. Se trata del más maravilloso poema de amor, escrito hace unos 3000 años, en el cual se relata en verdad, no una historia y sí un flujo de sentimientos entre dos amantes legendarios: el rey Salomón y la reina de Saba.
El Cantar de los Cantares es uno de los libros sagrados de la Biblia, contrastando muchos de sus versículos – clara y deliciosamente eróticos – con las enseñanzas represivas sobre el amor y el sexo que fueron dictadas varios siglos después, y en algunos casos hasta el presente, por varias religiones auto-tituladas de cristianas.
Esta obra es uno de los libros más cortos de la Biblia, apenas cinco páginas y solamente 117 versículos, en los cuales hablan intercaladamente los dos personajes.
Veamos algunos fragmentos seleccionados:
Ella: ¡Oh, si él me besara con los besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino"… "Mi amado es para mí un manojito de mirra que reposa entre mi pechos"… "Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es para mí, mi amado" … "Yo soy la rosa de Sharon y el lirio de los valles" … "He aquí que tú eres hermoso, amado mío y dulce nuestro lecho de flores"… "Como el manzano entre los árboles silvestres así es mi amado entre los jóvenes, bajo la sombra del deseado me senté y su fruto fue dulce a mi paladar".
Él: "He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que eres bella, tus ojos son como palomas" … "Como el lirio entre los espinos, así es mi amiga entre las doncellas" … "La higuera ha echado sus higos y las vides en ciernes dieron olor; levántate, oh amiga mía, hermosa mía y viene" … "Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz, porque dulce es la voz tuya y hermoso tu aspecto".
Ella: "Yo dormía, pero mi corazón velaba; es la voz de mi amado que me llama; ábreme hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche"… "Mi amado metió la mano por la ventanilla y mi corazón se conmovió dentro de mi"… "Yo me levanté para abrir a mi amado y mis manos, gotearon mirra que corría sobre la manecilla del cerrojo"
(Véase de que manera deliciosamente delicada se habla de la relación sexual entre ellos y de los sentimientos de la mujer en ese maravilloso momento. Debemos agregar que la versión portuguesa es más poética aún que la española; por ejemplo en la parte que dice: "mi corazón se conmovió dentro de mi", en aquella versión, traducida literalmente, se puede leer: "mis entrañas se estremecieron de amor por él". Nos parece que en este último caso, queda mucho más claramente expresado el hecho de que las palabras, aunque veladas, se refieren al contacto sexual entre los dos amantes).
Él: "Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tu cabello como manadas de ovejas trasquiladas que suben del lavadero, todas con crías gemelas y ninguna entre ellas es estéril"… "Tus labios como hilo de grana y tu habla hermosa"… "Tus dos pechos como gemelos de gacela que se apacientan entre lirios"… "Toda tú eres hermosa, amiga mía y en ti no hay mancha"… "Cuán hermosos son tu amores, hermana mía, esposa mía; ¡Cuanto mejores que el vino son tus amores! ¡Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas! Como panal de miel destilan tus labios ¡oh esposa! Miel y leche hay debajo de tu lengua y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano"… "Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, de flores de alheña y nardos; nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas"… "Eres la fuente de huertos, pozo de aguas vivas que corren del Líbano".
Ella: "Mi amado es blanco y bello, señalado entre diez mil"… "Su cabeza como oro finísimo, sus cabellos crespos, negros como el cuervo"… "Sus ojos como palomas junto a los arroyos de las aguas, que se lavan con leche, y a la perfección colocados"… "Sus mejillas como una era de especias aromáticas, como fragantes flores"… "Sus labios como lirios que destilan mirra fragante"… "Sus manos como anillos de oro, engastados en jacintos"… "Su cuerpo (en la versión portuguesa dice "su vientre"), como claro marfil cubierto de zafiros"… "Sus piernas como columnas de mármol fundadas sobre bases de oro fino"… "Su paladar, dulcísimo y todo él, codiciable"… "Tal es mi amado, tal es mi amigo, oh doncellas de Jerusalén".
El: "¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe!"… "Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de la mano de excelente maestro"… "Tu vientre como una taza redonda que no le falta bebida"… "Tu vientre como montón de trigo cercado de lirios"… "tus dos pechos como gemelos de gacela"… "tu cuello como torre de marfil, tus ojos como los estanques de Hesbón, tu nariz como la torre del Líbano que mira hacia Damasco"… "Tu cabeza encima de ti, como el Monte Carmelo y el cabello de tu cabeza como la púrpura del rey suspendida en los corredores"
(La versión portuguesa es, nuevamente, mucho más expresiva que la española diciendo así en traducción literal: "los cabellos de tu cabeza son como la púrpura; el rey está preso por sus trenzas", lo cual tiene un significado bien más comprensible y también mucho más bonito).
Él: "Que hermosa eres y cuán suave, oh amor deleitoso!… Tu estatura es semejante a la palmera y tus pechos a los racimos. Yo dije: subiré a la palmera, asiré sus ramas; deja (entonces) que tus pechos sean como racimos de vid y el olor de tu boca como de manzanas y tu paladar como el buen vino".
(Los pechos de la mujer amada siempre fueron motivo de intensa atracción para los hombres, pero poquísimos se animaron a incluirlos en el arte poético; tal vez el peso del puritanismo y el temor de ser acusados de pornográficos haya impedido que la inspiración pasase al papel; con todo Salomón, consiguió hacerlo hace treinta siglos con una pureza de sentimientos inigualable).
Ella: "Yo soy de mi amado y conmigo tiene contentamiento"… "Ven, oh amado mío, salgamos al campo, moremos en las aldeas, levantémonos de mañana (para ir) a las viñas, veamos si brotan las vides, si están en ciernes, si han florecido los granados, allí te daré mis amores"… "Las mandrágoras han dado olor, y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado" (Naturalmente son las "frutas" del amor)… "Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama"… "Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos"… "Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían"
(Y la verdad es que en estos 3.000 años hemos progresado poco en términos de maduración interior: los "bienes" continúan siendo cada vez más importantes que el amor).
Bellísimos fragmentos ¿no es verdad? ¿Pero percibieron una cosa? Lo que las más inteligentes feministas de final del siglo XX y de inicio del siglo XXI, (no las otras, que apenas quieren equiparación con las deformaciones y taras que los hombres hemos heredado a través de los siglos y de los milenios) levantan como ideal supremo, o sea la igualdad de auto-expresión, la igualdad en lo relativo al desarrollo y florecimiento de la personalidad, la igualdad en lo referente a la iniciativa amorosa, el equilibrio entre el amor dado y el amor recibido, la armonía esencial entre los sentimientos de los hombres y los sentimientos de las mujeres, ya era vivenciado por el rey Salomón y la reina de Saba, tres mil años atrás.
Él era el esposo, el amante, el amigo, el hermano; ella era esposa, la amante, la amiga, la hermana. Los dos se fundían en uno solo, como el grano de polen y él óvulo, lo hacen en el transcendente misterio de la fecundación, transformándose después en la vibrante realidad que es el fruto.
Hombres y mujeres del siglo XXI: seamos como aquellos antepasados gloriosos. Hagamos de cada pareja un nido espléndido, adornado con los cedros del Líbano, la rosa de Sharon y el lirio de los valles. Y sobre todo, obedezcamos al Maestro: "Amaos el uno al otro".
La Biblia, como libro sagrado que es, admite varias lecturas. Una de ellas – la que aquí fue ofrecida – muestra estos dos personajes como el hombre y la mujer ideales en términos de amor, pero eso es la historia literal, una poesía de amor maravillosa, fascinante, insuperable.
Sin embargo hay otra historia, la oculta, que siempre es, esencialmente la misma.: Ella tiene que ver con la integración de la Personalidad– Alma con la Presencia Divina, o Ser Crístico, que vive en lo más escondido de nuestro interior, como representante del Altísimo. A esta integración los místicos de la Religión Cósmica (Ver Bonilla 6) denominaban de casamiento alquímico, que dicho entre palabras más simples sería la Personalidad Humana evolucionando hasta alcanzar su perfección,
Debemos recordar que todo libro sagrado tiene como eje, estos dos personajes, junto con un tercero, el Ser Exterior que queda eclipsado cuando aquel "casamiento" acontece. Esta es la idea central, el resto son complementos, detalles y hasta adornos.
En el Antiguo Testamento, los libros de los Profetas son 17 en total, cubriendo 220 páginas (según La Biblia, 1). Se entiende por profeta, el llamado o designado por Dios para transmitir su palabra. Sin embargo, los profetas no eran exclusivamente hebreos, pues el fenómeno del profetismo era regional (cercano Oriente). La propia Biblia nos habla de los profetas del dios Baal.
Si bien el primer profeta bíblico que aparece específicamente con un libro en la Biblia, Isaías, que anunció sus mensajes entre 742 y 687 A.C., fue antecedido por otros que no los escribían y sí declamaban al pueblo las "verdades reveladas". Entre los más conocidos están Abraham, Moisés, Josué, Samuel, Elías y Eliseo.
La forma en que el mensaje divino llega al profeta, según los propios libros bíblicos es variada. Puede ser una visión (Ezequiel), oír voces (Jeremías) o en sueños (Daniel).
Según Wikipedia (9) la profecía es un proceso extremamente complejo, muy difícil de entender por el hombre moderno, de modo que los teólogos han elaborado una lista de las características involucradas en una profecía. Ellas serían:
Ningún profeta ha visto la realidad completa, sólo una parte, y a menudo no sabe lo que está diciendo, pues es una fuerza superior que lo impulsa.
El lenguaje profético es simbólico, que exige una trabajosa interpretación.
El profeta sabe hacia donde va la historia, aunque no comprenda en detalle su propia profecía.
El profeta generalmente suele contradecir los deseos de la gente (como aconteció con Jesús). "Cuando el pueblo duerme en paz, ellos tienen que anunciar la guerra; cuando hay calma, predicen el castigo; cuando hay prosperidad, prevén el hambre" (Wikipedia, 9). Pero siempre hay esperanza, habrán tiempos mejores ("la salvación).
El profeta, a diferencia de los sabios, especialistas en conocimientos abstractos, se mezcla con el pueblo e interviene en los asuntos prácticos, cotidianos. (esto implica un nuevo enfoque acerca de la sabiduría. Antes, era más teórica, ahora se mezcla la teoría con la práctica(*).
Los profetas, cambian el estilo y el ambiente de la religión judaica. . Ella era una religión guerrera, donde Jehová se desempeñaba como el comandante supremo de los ejércitos, inclusive personalmente, en el medio de la batalla (ver Deuteronomio, 23:15). Los generales israelitas son apenas auxiliares de aquel.
Muchas personas, informadas inadecuadamente por sus sacerdotes, creen que Moisés instauró el monoteísmo y eso está errado por dos motivos:
Quien proclamó abiertamente el Dios Único (Aton) fue Akenaton, alrededor de 1350 A.C., o sea un siglo antes de Moisés.
Moisés no proclamó abiertamente el monoteísmo para el pueblo hebreo y sí la monolatría. Monoteísmo es aceptar la existencia de un Único Dios, el Creador del Universo. Monolatría es adorar el dios propio (Jehová) todo poderoso y capaz de derrotar a los dioses de sus enemigos.
Con la llegada de los Profetas (siglo VII A.C.), "esta monolatría politeísta va, cada vez más, a orientarse para el Monoteísmo. que modifica la idea del Dios hebreo para la del Dios Universal". (Challaye, 11)
Los profetas en general se pronuncian por un cambio drástico: antes que los intereses inmediatos de la nación israelita, colocan la justicia universal. Renán (11) llega a decir que "los profetas israelitas son publicistas fogosos, del género que hoy llamaríamos de socialistas o anarquistas. Ellos son fanáticos de la justicia social". Amós, por ejemplo, (8:4) dice: "Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos y arruináis a los pobres de la tierra…" y continúa así en los restantes versículos del Capítulo 8. Míqueas (2:2) agrega: "Codician las heredades y las roban; las casas y las toman; oprimen al hombre y a su casa; al hombre y a su heredad".
Tal vez Marx no haya leído el Viejo Testamento, porque esos verdaderos "religiosos" fueron los primeros luchadores por la justicia social. Es claro que nuevos "religiosos" fueron y son "el opio de los pueblos".
Es imposible comentar en este capítulo, los 17 libros de los profetas bíblicos, por lo que nos restringiremos a los reconocidos como los mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel).
A la muerte de Salomón (931 A.C.) el Reino Unido de Israel se divide en dos, el Reino del Norte, a cuya cabeza estaba Jeroboam y del Sur, también llamado de Judá, comandado por Roboam. La decadencia hebrea comenzó a partir de esa época, siendo que los primeros profetas (que no dejaron libros bíblicos) comienzan a desarrollar sus predicaciones alrededor de 840 A.C. Son ellas Elías y Eliseo. Un siglo después (740 A.C.) aparecen los primeros libros bíblicos proféticos (Amós, Jonas, Oseas, Miqueas e Isaías).
Isaías comenzó su predicación en 742 A.C. y habría vivido hasta 680 A.C, o sea, unos 60 años de vida profética. El reino del Norte ya había sido ocupado por los asirios y el del Sur (Judá) estaba amenazado seriamente sucumbiendo en el año 642 A.C.
O sea, la época de Isaías y de los otros profetas contemporáneos, era complicadísima para el pueblo de Israel, que había caído muy bajo. Los profetas inyectan ánimo y esperanza al pueblo, pero simultáneamente, comienzan a mudar la brújula del Dios hebreo (Jehová) para el Dios Universal (Adonai o Señor). Este es su gran mérito.
El libro de Isaías, consta de tres partes:
Capítulos 1 a 39 – Ellos se refieren a una época en que el Reino de Judá está amenazado por los asirios y el Reino del Norte, ya está cayendo en sus manos. Isaías indica la inminencia del desastre, debido al pecado, la desobediencia y la falta de fe en Dios. Reclama no sólo fe y sí también, honestidad y justicia.
Dos versículos fundamentales son: (a) "Dios será el juez de las naciones, y reprenderá muchos pueblos" (Isaías, 2:4). Ya Dios no es el Dios de los hebreos, más poderoso que el de otros pueblos. Ahora se trata del juez de todas las naciones. (b) "Ay de los que juntan casa a casa y añadan heredad a heredad, hasta ocuparlo todo" (5:8). El grito de justicia social fue dado ¡25 siglos antes de Marx!
Capítulos 40 a 55 – El Reino de Judá está en plena crisis. Asiría invade y toma la última ciudad del Reino del Norte (Samaria) en 722 A.C. El Reino de Judá era aliado de los asirios, y finalmente tuvo que someterse a éstos, que asumieron el papel de libertadores. Inclusive fueron obligados a prestar culto a los dioses asirios. Al desaliento que esta situación impone a los hebreos, Isaías anuncia que Dios los libertará del cautiverio y así recuperará su libertad.
Tres versículos son especialmente interesantes en esos capítulos:
a) Dice Jehová: "Yo soy el primero y yo soy el postrero y fuera de mi no hay Dios" (44:6). O sea el Dios nacional pasa a ser universal y el papel de Israel, el pueblo profeta, es el revelar a las otras naciones, el Dios Único.
b) Aquí hay un problema, la traducción española (La Biblia, 1) y la portuguesa (A Biblia, 8) de los versículos 42:6-7 son un poco confusas. Renán (12), que fue uno de los mayores estudiosos de la Biblia, traduce el original así: "Yo, Jehová te llamé para el bien. Te tomé de la mano. Te conservé para la federación humana y para la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, sacar los prisioneros de sus prisiones y de la cárcel a lo que están las tinieblas".
c) En el capítulo 53 de Isaías, el Dios Eterno habla del "siervo" que vendrá a restituir su Reino, diciendo más o menos así: "Él fue que tomó sobre sí las debilidades humanas y él mismo cargó con nuestros dolores… Él mismo se entregó a la muerte y se dejó incluir dentro de los malhechores, mientras que en la realidad, él cargaba el pecado de muchos e intercedía por los culpados".
Es claro que este era el héroe que los israelitas esperaban, el Mesías, que si bien es cierto que cargó con los pecados de los que lo crucificaron (como han hecho millares- o millones – de torturados a lo largo de los milenios), no vino a salvar a la Humanidad de sus desvíos. Lo que Él vino a enseñar fue otra cosa: que la "salvación" viene de nosotros, no de ningún ser Todopoderoso exterior.
El ser humano se encarnó para aprender a experimentar en este mundo denso, material, de modo a continuar el trabajo del Creador. Y en esa experimentación, cometamos errores y aciertos. Los primeros (que los antiguos llamaban de pecado), precisan ser corregidos; para eso El Creador nos concedió libre albedrío. Es claro que los esforzados podrán ser auxiliados por el Supremo Instructor (Jesús El Cristo), pero el trabajo básico debe ser hecho por nosotros. No estamos aquí para ser indolentes, perezosos e inútiles. Vinimos para ayudar el Creador a crear un mundo maravilloso. Pero eso sólo será posible en la medida en que conozcamos y aceptamos las leyes naturales, cósmicas y divinas. Y para dominarlas, precisamos de mucho tiempo. Por eso precisamos volver cada tanto a la vida física para continuar lo hecho en la otra encarnación.
Capítulos 56 – 66 – En 61:1 y versículos siguientes, aparece un mensaje especial, que después Jesús usaría con palabras parecidas para anunciar su misión en el mundo (ver Lucas 4:17-19): "El Espíritu de Jehová está sobre mí, porque Él me ungió; me ha enviado a predicar nuevas buenas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los presos apertura de la cárcel".
Jeremías comenzó a predicar en 627 A.C, o sea, cincuenta años después de la muerte de Isaías, extendiéndose hasta 580 A.C. cuando murió. En realidad, Jeremías tiene dos libros en la Biblia, uno con ese nombre y el otro es "Lamentaciones", relacionado con la destrucción de Jerusalén y de su Templo, construido por Salomón hacía más de 500 años.
Algunos versículos de Jeremías son bien ilustrativos, especialmente (1:5): "Antes que te formase en el vientre de tu madre, te conocí y ante que nacieses te santifiqué y te di por profeta a las naciones. Este versículo se refiere al propio Jeremías".
Aquí está como que filtrada la Doctrina de los Iniciados: antes del nacimiento físico existimos, o sea la Ley de Compensación o de Reencarnación. Dios ya designó a Jeremías(*) su profeta, y con seguridad no por un acto arbitrario o aleatorio. Jeremías había sido elegido por sus méritos, obtenidos a lo largo de una serie de vidas sucesivas. O sea, se trata de La Ley Cósmica de Causa e Efecto. Estas afirmaciones son muy veladas y dispersas en la Biblia, porque las personas no eran capaces de comprenderlas. Eso ocurre hoy día, cuando personas educadas rechazan aquella Doctrina sin tener fundamentos ni conocimientos; simplemente repiten como papagayos lo que algún sacerdote despreparado les dice.
Mientras tanto, grandes figuras del Cristianismo primitivo, como San Clemente de Alejandría, Orígenes, San Justiniano y otros (ver Bonilla, 6), comulgaban con aquella idea.
La época de Jeremías es muy confusa. Coronas que cambian de cabeza, pueblos que son invadidos y masacrados, personas que pierden la fe. Ese el Reino de Judá por vuelta de 600 A.C. Según el profeta, sólo se veía rebeldía contra Jehová. No había el mínimo "conocimiento de Dios", que sólo – según aquel – sería posible, a través del derecho, la justicia y la solidaridad(**). La avaricia, la mentira y el caos prevalecen.
Jeremías es contundente al respecto (5:26-28): "Porque fueron hallados en mi pueblo impíos",… "así están sus casas llenas de engaños, así se hicieron grandes y ricos"… "se engordaron y se pusieron lustrosos y sobrepasaron los hechos del malo". Jeremías profetiza la caída y destrucción de Jerusalén que finalmente acontece en 587 A.C. con la invasión del Rey babilonio, Nabucodonosor.
El profeta habla de que en un tiempo futuro, Dios hará un nuevo pacto con el pueblo hebreo, que será diferente al anterior (Jeremías, 31:33); "Después de aquellos días, daré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón"… "Ninguno precisará enseñar a su hermano: diciendo conoce a Jehová, porque todos me conocerán desde el más pequeño al más grande". Véase aquí una notable evolución del pensamiento hebraico: llegará un tiempo en que no se deberá ser bueno para evitar castigos y sí porque no hay otro camino verdadero. Ese camino verdadero es el casamiento alquímico, o sea la fusión de la Personalidad con el Alma o Ser Crístico. O sea, en el lenguaje bíblico, de Israel con Jehová.
Lamentaciones, es una colección de cinco poemas, donde Jeremías llora la destrucción de Jerusalén (587 A.C.)
Ezequiel vivió plenamente la destrucción de Jerusalén ya que sus actividades proféticas fueron desarrolladas entre 593 y 571 A.C. El vivió en Babilonia, para donde los israelitas habían sido llevados prisioneros. A diferencia de otros profetas, Dios hablaba a Ezequiel a través de visiones.
Él "ve" a Dios abandonando el Templo de Jerusalén, mientras la procura general era el lujo y las comodidades. Pero este desastre, si bien lo entristece, no lo desanima, pues percibe cambios futuros y radicales (no en la estructura socio-política) y sí en la comprensión humana. O sea, avizora un nuevo mundo: "Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne" (11:19); "Echad de vosotros todas las transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo" (18:31)
La ideología de Ezequiel podría hoy ser clasificada como socialista cristiana. En efecto, él vislumbra un futuro nuevo. Dios volverá para crear una sociedad nueva, en la cual todos puedan participar igualmente de los bienes y decisiones, con base en una justicia social plena. Esto implicaba reconocer que el sistema anterior había fracasado, por causa de corrupción generalizada y una simple reforma no resolvería el problema de fondo. Jehová, ahora como un Dios generoso, sin castigos, temores o amenazas, crearía una sociedad justa y fraterna, como la visualizaron todos los revolucionarios auténticos: "Libertad, Igualdad y Fraternidad" (Revolución Francesa), "Con libertad no ofendo ni temo" (Artigas), etc.
Es claro que esto implicaba en una profunda modificación interna, pues era necesario crear "un corazón y un espíritu nuevo" (18:31).
Cinco siglos después, se replantea el mismo problema, ahora por Jesús El Cristo: "Nadie puede ver el Reino de Dios, sí no nace de nuevo" (Juan 3:3). Nicodemo no podía entender esto, porque percibía apenas el sentido literal de la frase y por eso responde: "Será que alguien puede volver a la barriga de su madre y nacer otra vez?" (Juan 3:4).
"Nacer de nuevo" es poder limpiar y purificarse de los pensamientos y sentimientos negativos que nos invaden, los cuales impiden que nuestra Personalidad se integre con nuestra Presencia Divina o Ser Crístico. "Nacer de nuevo" es celebrar el "casamiento alquímico", tarea que para ser llevada a cabo implica en muchas encarnaciones.
Daniel es el último gran profeta. Él fue llevado para Babilonia en el llamado primer cautiverio, cuando aún Jerusalén no había sido destruida (605 A.C.). Él, debido a su sabiduría, acabó siendo integrante de un grupo especial de consejeros de Nabucodonosor. Él sobresalía como intérprete de sueños y visiones.
En la danza de los poderes imperiales, la vieja Babilonia cayó a los pies de la Persia y de su rey Ciro, el cual fue impresionado por las profecías de Isaías, mostradas por Daniel, que llevaron a aquel, por vuelta de 538 A.C., a liberar los hebreos del antiguo cautiverio babilónico.
Las profecías de Daniel son de comprensión difícil para el hombre moderno, pero esquemáticamente, él levanta estas ideas:
"El Dios del Cielo levantará un reino que jamás será destruido ni dejado a otro pueblo" (2:44); "el Anciano de los días, le dio al hijo del hombre el dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos naciones y lenguas le sirvieran" (7:13-14); habrá un rey todopoderoso, pero perverso que destruirá a muchos y "se levantará contra el Príncipe de los Príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana" (8:25), hasta que sea libertado el pueblo de sus opresores para siempre (12:1).
Fuera de los cuatro Profetas principales antemencionados hay otros 13 libros, que cronológicamente se dividen así: Amós y Oseas (siglo VIII A.C.), Jonás, Nahum, Habacuc y Safonías (siglo VII A.C.), Abdías, Hageo, Miqueas y Zacarías (siglo VI A.C.), Malaquías (siglo V A.C) y el último, Joel (siglo IV A.C.).
Históricamente, después de la caída de Jerusalén ante Nabucodonosor (587 A.C.) se suceden: la liberación de los hebreos por el Rey Ciro (538 A.C.), y la reconstrucción del Templo (520 A.C.) en la época de Zacarías. Otros acontecimientos posteriores, de los cuales no hay informaciones en la Biblia(*) son los siguientes:
Alejandro Magno ocupa Palestina en 333 A.C. A su muerte, en 323 A.C., el país es gobernado por los Ptolomeos, descendientes de un general de aquel, hasta 198 A.C., donde el poder pasa a los seléucidas, descendientes de otro general de Alejandro, que habían gobernado Siria.
Los seléucidas, a diferencia de los Ptolomeos, eran intolerantes con la religión hebrea, lo que llevó a incesantes persecuciones. Es en ese momento que nace la "diáspora" judía, refugiándose en otros países. Ellos duraron apenas 30 años en el poder. Los Macabeos, familia hebrea, conducen una revolución victoriosa, que da la independencia a la Palestina en 166 A.C.
Sin embargo, las eternas rencillas entre los lideres hebreos, hizo que después de un siglo de independencia, tuvieran que pedir auxilio a la superpotencia de la época, Roma.
Los romanos, ni tontos ni perezosos, se adueñaron del poder a través del general Pompeyo en el año 63 A.C. y gobernaron el país, por medio de reyes del lugar, el más importante es Herodes el Grande (37 a 4 A.C.). Lo suceden sus 4 hijos que se dividen un amplio territorio, incluyendo Palestina y Siria. Por eso se habla de tetrarcas.
Arquelao fue designado rey de Galilea y Herodes Antipas de Judea. Arquelao fue destituido a los 10 años de su coronación, siendo que Roma instituyó a partir del año 6 D.C. sus procuradores y gobernadores.
Herodes Antipas, el asesino de Juan el Bautista reinó hasta 39 D.C. y es por eso que en la Biblia (Nuevo Testamento), en la época de Jesús El Cristo figuran dos dirigentes principales: Poncio Pilatos (26-36 A.C.), gobernador romano y Herodes Antipas, tetrarca hebreo de la Galilea.
Los profetas, entonces representan sangre nueva en la religión judaica. De la dureza, crueldad y fanatismo (a veces matizados con sabiduría y justicia) de los primeros libros bíblicos, se muestra una creciente evolución hacia la comprensión que el Dios de Israel (Jehová), no es apenas Dios de los hebreos, apenas más poderoso que los dioses de los pueblos vecinos (monolatría) y sí el Dios Único, para todas las naciones, y para el cual lo más importante no son los rituales ni los sacrificios, ni siquiera el temor y sí los pensamientos y los sentimientos guardados en la mente y el corazón, así como las actitudes concretas en el mundo físico.
La hipocresía que Jesús El Cristo criticaba especialmente a los fariseos, y que venía de milenios atrás, debía ser sustituida por una comprensión mayor de lo que era el ser humano y de su relación con El Creador. Así los profetas preparan el camino para que el ser humano perciba que "el Reino de los Cielos" está dentro de nosotros(*) y no en un lugar recóndito.
Cuatrocientos años después, el Avatar Jesús el Cristo, nos brindará un panorama tan extraordinario, que hasta ahora nuestras dificultades de comprensión y sobre todo, de operacionalización, han impedido su penetración en nuestros corazones, en la medida de lo que es necesario. Pero los tiempos avanzan y el Siglo XXI es el momento donde toda aquella grandiosidad, empezará a cristalizar.
De todos los Profetas, probablemente Zacarías (que predicó alrededor de 520 A.C.), es el que nos trae más noticias de la futura llegada de un ser especial, cuyo nombre no es mencionado, pero sí una serie de acontecimientos que ocurrieron 500 años después.
Zacarías (9:9), por ejemplo, dice: "Alégrate porque tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno". En 12:10, agrega: "En aquel día, derramaré el espíritu de bondad sobre los habitantes de Jerusalén. Ellos mirarán para quienes atravesaron con la lanza y llorarán su muerte como quien llora la muerte del hijo único"(**). Ya en 13:1: "en aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén para la purificación del pecado y la inmundicia".
El profeta Zacarías es el más reconocido como anunciador de la llegada de Jesús el Cristo. Sus palabras, como en toda la Biblia, tienen, por lo menos, dos lecturas. Una es la literal, histórica, que profetiza acontecimientos que ocurrieron medio milenio después. La otra es más profunda. Zacarías, ya compenetrado de su papel profético, percibe que el "rey" que llegará, abrirá espacio para nuestra purificación. Eso fue interpretado posteriormente como que ese "Rey" (Jesús el Cristo) sería el Salvador de la Humanidad(***).
Sin embargo, ese "Rey" tiene dos fases. La superior, que está en nivel cósmico, orientada por el Supremo Instructor de los Hombres y de los Ángeles, Jesús el Cristo y a disposición de los seres humanos para ser cada vez mejores. La segunda fase, es que dentro de nosotros está ese "manantial" y que debemos descubrirlo" en nuestro interior. En este texto lo llamamos de Presencia Divina o Ser Crístico.
Hay pues un largo período entre el Antiguo Testamento y el Nuevo, alrededor de 400 años. ¿Será que los profetas desaparecieron del pueblo de Israel? Según Lucas (3:1-3), en el año 28 de nuestra era, aparece un nuevo Profeta, Juan Bautista, predicando el arrepentimiento para perdón de los pecados(*). Pero aquí ya estamos en el Nuevo Testamento, del cual un abordaje muy rápido es ofrecido en el ítem siguiente.
LA ESENCIA DE LA DOCTRINA DE JESÚS EL CRISTO
El verdadero significado de las doctrinas que Cristo enseñó, implicarían – para ser expuestas con claridad y extensión suficiente – en escribir una verdadera enciclopedia. Por otro lado, el autor de este texto no es más que un modesto aprendiz en la senda de la Sabiduría Eterna, por lo que debemos recurrir a autoridades de alto nivel en el asunto, especialmente a Lewis (13), (14). De este modo, pueden ser resumidos así los aspectos más importantes:
El Maestro Jesús, el Cristo, nos trajo una doctrina nueva, espléndida, basada en el Amor. Lewis (13), la resume magistralmente de la siguiente forma: "Creed en Mí y en mis enseñanzas, amad y actuad con amor para con todos. Dejad que la esperanza sea el alma de vuestros actos, pues más allá de esta existencia hay una vida más perfecta. Sé de eso porque fue de allá que vine y para allá os guiaré. La aspiración – por sí sola – nos os ayudará; para alcanzar esa vida más perfecta en el futuro, debéis comenzar por realizarla ahora, encontrándola primeramente dentro de vosotros mismos y en el Reino de los Cielos que está dentro de cada uno de vosotros, encontrándola después en la Humanidad, a través de actos de amor y caridad".
Esto es Cristianismo Místico puro; en él se da énfasis fundamental a nuestra vida interior. Es necesario "creer", pero más importante es actuar en función de la creencia. En una palabra, el mensaje del Maestro Divino está centrado en un punto esencial: la necesidad de desarrollo espiritual, la que naturalmente envuelve Amor. Eso es lo primero
Véase bien que las enseñanzas del Cristo están repletas de amor y esperanza; ellas son bien diferentes de muchas de las que en su nombre fueron difundidas después, las cuales podrían ser resumidos en las siguientes palabras: "Aunque nacidos de Dios, sois perversos porque habéis dejado que el demonio se instale en vuestro corazón; arrastráis el pecado original y lo perpetuáis. El pecado os acompaña del nacimiento hasta la muerte. Vuestro único camino es el arrepentimiento y creer en Nuestro Señor Jesucristo. Sólo Él os podrá salvar, purificando-os para que podáis entrar en el Reino de los Cielos, después de vuestra muerte. Fuera de esto, vuestra única expectativa es sufrir eternamente el fuego del infierno".
La diferencia entre ambas versiones es fantástica. En la primera, todo está centrado en la Vida y en nuestra capacidad de evolución durante nuestra encarnación terrena. En la segunda, la primacía está dada al pecado, a la muerte y al castigo eterno, así como a un supuesto "príncipe encantado", capaz de llevarnos al reino de la bienaventuranza eterna, apenas "creyendo" en Él. Por otro lado, la graduación de esta "creencia", así como los dogmas explícitos e implícitos involucrados, serán administrados por los "representantes" de Dios, de modo que a los seres humanos comunes solo les cabe obedecer. No hacerlo implica en el riesgo máximo: castigo eterno.
Lo que enseñaba el Maestro era bien diferente. Véase el Sermón de la Montaña. ¿Acaso él amenazaba con puniciones?, ¿pedía grandes sacrificios? ¿exigía prolongadas penitencias? No, Él simplemente predicaba humildad, compasión, bondad, justicia y amor. Esto, que puede ser resumido en apenas una línea: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5:8), era un mensaje místico profundo, dirigido a electrizar a la Personalidad de cada uno, radicalmente diferente de las proclamas posteriores que apenas procuraban asustar el Yo Exterior.
LA POPULARIZACIÓN DE CONOCIMIENTOS MÍSTICOS ANTIGUOS
Uno de los principales de los judíos, Nicodemo, venía a escondidas a hablar con el Maestro procurando absorber sus enseñanzas. Este la decía: "De cierto te digo que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3). Nicodemo no podía entender, porque él consideraba literalmente las palabras de Cristo Es claro que ambos daban sentido diferente a la expresión "nacer de nuevo". Nicodemo, como muchos seguidores posteriores sólo percibía la superficie, la cáscara del asunto.
Cristo hablaba de la esencia del mismo, en términos propios de lo que llamamos Cristianismo Místico (la Religión Crística). Este renacimiento "milagroso" y aparentemente imposible tiene otro significado, claramente conocido por la Gran Fraternidad Blanca, pues en verdad él representa su objetivo supremo. Se trata de un renacimiento interior, no un renacimiento físico, claramente absurdo. Aquí, una vez más, se puede ver la diferencia entre lo literal y lo oculto. En el siglo XXI esta distinción es fundamental
Precisamente, la Gran Fraternidad Blanca, a través de los milenios, orientó a los discípulos a este renacimiento por medio de sus enseñanzas, ejercicios e iniciaciones. Gracias a ellos, es despertada la Personalidad, que así consigue desarrollar toda su potencialidad, hasta que, montado en la centella del Espíritu Santo alcanza la Conciencia Cósmica; entonces es que conocemos la Verdad, en toda la amplitud, riqueza y profundidad que esta expresión significa. Esto es el renacimiento., pero el renacimiento en la vida física, y no de la vida física y sí de la interior(*) Esta es una de las enseñanzas claves del Jesús, el Cristo.
Esto significa que, el Maestro comienza a divulgar públicamente algunos conceptos místicos, que antes sólo eran mencionados a los iniciados en los Misterios, pues la etapa de evolución espiritual en que la Humanidad ingresaba, así lo exigía. Por otro lado, el despertar de la Personalidad significa – ahora sí – "creer en Cristo", pues en nuestro interior está el Ser Crístico o Cristo Interno. Es a través de él que nos vamos a "salvar" ("El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado". Juan 3:18)(**).
La popularización o por lo menos una mayor divulgación de las ideas místicas auténticas era una necesidad imperiosa en aquella época si es que en el Plan Divino – como ya fue dicho – se pretendía introducir una nueva y fundamental disciplina: Amor. Para que esto pudiese ser posible, la conciencia humana precisaba ser ensanchada y profundizada; la comprensión era un factor fundamental y el primer paso de la comprensión es la información.
Indudablemente la vida de Jesús El Cristo y especialmente su crucifixión y su resurrección son acontecimientos revestidos de características tan inusuales, que pueden ser hechas varias lecturas e interpretaciones – perfectamente válidas – de las mismas. En efecto, la encarnación de un Principio Cósmico es un hecho tan especial, tan rico en significados y desdoblamientos, que ninguna persona – ni aún los mayores maestros humanos – puede tener la vana pretensión de agotar el asunto.
Hacemos esta reflexión para subrayar que la interpretación que sigue es apenas una justificativa para explicar el desarrollo de la vida terrena del Cristo, considerada desde un único ángulo. Otros, sin duda existen, inclusive más importantes que el aquí expuesto.
La idea central que deseamos transmitir es que la Misión terrena del Cristo puede ser percibida como una pieza teatral que era necesario grabar en la conciencia humana. Así, los acontecimientos más importantes en ella transcurridos, serían como jalones que mostrarían a los seres humanos en evolución, las etapas que sus Personalidades deberían recorrer para llegar a identificarse y finalmente disolverse en el Ser Crístico. Estos jalones eran de conocimiento de la Gran Fraternidad Blanca y sus Adeptos; recibían el nombre de Grandes Iniciaciones y los discípulos llegaban a ellas después de preparación intensa, dependiendo del grado de evolución de los mismos el número de aquellas que podían ocurrir en una única vida.
La grabación de estos jalones o verdaderas culminaciones de los actos de una pieza teatral en la conciencia humana, se revisten ahora de una trascendental importancia, por que al nacer del Tercer Milenio el verdadero Cristianismo (y todas las otras religiones) deberán de ser místicas o perderán su razón de existir.
Los Evangelios bíblicos son cuatro: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Sin embargo, existen otros Evangelios que son llamados de "apócrifos", en número no menor a sesenta. No se conocen los motivos o criterios por los cuales, los Padres de la Iglesia seleccionaron aquellos y despreciaron los otros (a pesar de que, entre ellos, figuran algunos Apóstoles como Tomás, Felipe, Pedro y Bartolomé).
La palabra "apócrifo" viene del griego "esconder" u "ocultar" y se utilizaba originalmente para libros reservados a iniciados en doctrinas místicas. Posteriormente, la palabra "apócrifo" pasó a significar libro "falso" o "no auténtico".
El obispo Atanasio, en 367 D.C. ordenó la destrucción de innúmeros manuscritos, de la época de Jesús El Cristo, debido a que "no eran merecedores de crédito por tratarse de asuntos fantasiosos que contradecían los dogmas del cristianismo".
Pero, poseedores de esos libros (pergaminos), resolvieron enterrarlos en varios lugares.
Dieciséis siglos después (en 1945), algunos fueron descubiertos (mil páginas de papiros) escritos en copta (antiguo idioma egipcio). Más tarde, en 1947 y después en 1955 fueron descubiertos en Qumran, los denominados "Manuscritos del Mar Muerto", en hebraico los primeros, y en aramaico y en griego los segundos (Estos eran los principales idiomas en los que se comunicaba Jesús Cristo).
Entre los temas polémicos mencionados en los Evangelios "apócrifos", existen referencias a la reencarnación y a las vidas sucesivas, que fueron declaradas herejías durante el V Concilio de Constantinopla en 553 D.C. (¡O sea 500 años después de la crucifixión!)
En el Evangelio según Andrés (hermano de Pedro), se coloca en la boca de Jesús: "Si tuviésemos una única existencia, seríamos como los árboles desnutridos, que pierden su savia al ser podadas, y consecuentemente, no soportando esa poda, mueren sin esperanza y se olvidan que pueden producir sus brotes y reiniciar un nuevo ciclo de su vida".
Ya en el de Bartolomeo, El Maestro dice: "Nadie está exento de la muerte y de nacer de nuevo. Mi Padre que es bondadoso y lleno de compasión, permitió que sus hijos – que ya vivieron varias vidas – retornen a la Tierra para nuevas experiencias que las permitan adquirir mas sabiduría".
Con la descubierta de los Manuscritos del Mar Muerto, quedó claro que la nueva religión triunfante creó una nueva estructura ideológica, siguiendo la línea de Pablo y no de Jesús El Cristo. Esa estructura, o sea el "dogma" del cual hablaba el obispo Atanasio, pasó a ser la "verdad". Todo lo que se oponía era masacrado, comenzando con las personas que no se conformaban con las "verdades" impuestas a sangre y fuego. Precisamente, el objetivo principal de este libro, es mostrar que la Humanidad tomó un camino muy errado, apartándose del cierto.
Felizmente, los Evangelios(*) "auténticos" conservan informaciones suficientes para mostrar cual era la dirección de las enseñanzas del Maestro, nunca enfocadas en el miedo, el dogma y en la imposición, y sí en el amor, la justicia, la sinceridad y la honestidad.
Los verdaderos Apóstoles, son aquellos designados por Jesús El Cristo. Pedro, Andrés, Jaime, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Santiago, Judas Tadeo, Judas Iscariote y Simón. Matías fue después una especie de "Apóstol Suplente" designado por los otros once, para sustituir al traidor Judas Iscariote.
Un detalle impresionante es que todos los Apóstoles (como quien dice, la Guardia Sagrada del Maestro) eran galileos(**), a excepción de ¡Judas Iscariote!, que era hebreo, seleccionado en sus primeras andanzas por el Mar(***) de Galilea.
El sermón de la montaña fue proferido en una colina con vista a ese mar (lago), así como la caminada por el agua, la alimentación de los cinco mil, etc.
Los Evangelios fueron escritos bastante después de la crucifixión. No hay coincidencia entre los especialistas, pero se estima que el de Marcos y el de Lucas fueron escritos entre 70 y 80 D.C., el de Mateo también. Ya el de Juan no fue escrito antes de 90 D.C.
Esto significa muy probablemente, que ellos no fueron escritos por los Apóstoles y sí por otras personas que vivieron posteriormente, basados en algunos escritos que aquellos habían elaborado bastante antes. De este modo, agregados hechos en un momento futuro, deben haber, seguramente, ocurrido. Un caso típico son las genealogías de Jesús, completamente diferentes según Mateo y Lucas. Esto será discutido en los Capítulos IV y VI.
Un pequeño detalle debe ser comentado: Marcos y Lucas no eran Apóstoles, por lo tanto no acompañaron el ministerio de Jesús El Cristo, por lo que, en principio, los Evangelios de Juan y de Mateo que convivieron con aquél, tendrían condiciones de dar informaciones auténticas. Otro asunto: Pablo, a pesar de su papel fundamental en la construcción de la Religión Cristiana, no era una Apóstol Auténtico, o sea uno de aquellos que habían convivido con el Maestro.
Según Schuré (3), Jesús no eligió sus Apóstoles entre los esenios, "porque necesitaba naturalezas vigorosas y vírgenes y quería implantar sus ideas en el seno del pueblo". En efecto, los esenios eran pacíficos y no luchaban en guerras, aislándose en sus comunidades; entre tanto en el nuevo emprendimiento seria necesario estar codo con codo con la realidad física que existía. Pero, como se verá más adelante (Capítulo IV), los esenios también participaban de su grupo selecto, no del más íntimo, constituido por los Apóstoles, pero sí del grupo mayor, que completaba los 120. (Hechos: 1:15)
Informa aquel autor, la estructura general de los Evangelios muestran características diferenciadas: los de Mateo y Marcos, son reconocidos como los Evangelios de la letra y de los hechos (o sea, los actos y las palabras de Jesús El Cristo); el de Lucas, deja entrever los misterios bajo el velo poético de la leyenda; finalmente, en el de Juan se revelan esos misterios.
Los otros libros del Nuevo Testamento
Fuera de los Evangelios, hay en la Biblia, 23 libros más, todos aceptados por las religiones cristianas como Enseñanzas Superiores.
Estos 23 libros son: Hechos (el más extenso) atribuido a Lucas, 14 cartas de Pablo, 1 de Santiago, 2 de Pedro, 3 de Juan y 1 de Judas, así como el libro final, Apocalipsis, escrito por Juan.
Los mencionados libros serán comentados por alto, ya que este texto estará centrado en los Evangelios (ver Capítulos V a IX). Sin embargo, habrá cierto detal lamento en lo relativo a las principales ideas expuestas por Pablo. Esto se debe a que él desvirtuó las enseñanzas de Jesús El Cristo, como así mismo, creó los cimientos para que una Iglesia robusta, fuerte y poderosa(*) se levantase en el seno de la sociedad humana al precio de deformar las enseñanzas originales.
O sea, debido a incapacidad de entender los mensajes o por interés, según el caso, la antorcha de luz que se encendió en la Galilea en el inicio de esta Era, fue opacada por valores materiales, muchas veces en forma sórdida y criminosa (Ver detalles en Fo, Tomat y Malucelli (2), Entre muchos, para amenizar el mandamiento mosaico "no matarás", se conservaba la vida del enemigo, que también decía ser cristiano, cegándole y cortándole la lengua(**) es claro que cuando los "enemigos" eran muchos, simplemente se les asesinaba.
Sin embargo, la Luz, aunque escondida por largos siglos en el fondo de los corazones humanos, precisa volver a aparecer, orlada por el brillo oriundo del Maestro Divino. Este Siglo XXI es crucial en este proceso
Comenzando por "Hechos de los Apóstoles", este libro narra la difusión de los Evangelios, especialmente por Pablo, un fariseo, cuyo nombre original era Saulo de Tarso y que se convirtió en difusor de los mensajes de Jesús El Cristo(*), a raíz de una visión que tuvo de Él en el año 45. Pablo era un hombre muy culto, judío de nacimiento y ciudadano romano. También Pedro es muy mencionado en este libro.
En "Hechos", una de las primeras cosas que se cuenta es que los once Apóstoles restantes (Judas Iscariote se había suicidado), se reunieron para elegir su sucesor entre Barsabás y Matías, de modo a recomponer el original y místico numero doce. El escogido fue Matías.
En el Capítulo 6, se narra la prisión de Esteban, un impetuoso seguidor de Jesús El Cristo, que incomodaba a la élite judaica predicando sus enseñanzas. En el Capítulo 7, Esteban hace una defensa admirable de aquellas, retrotrayendo la historia hebrea desde los tiempos de Abraham; en (7:22), recuerda que Moisés fue instruido en toda la Ciencia Egipcia(**) y que se volvió un hombre que hablaba y actuaba con autoridad.
Esteban finaliza (7:51) diciendo: "¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos!… Siempre resistís al Espíritu Santo… Vosotros que recibisteis la Ley por disposición de los ángeles y no la guardaste!"
Sus proféticas palabras continuaron rodando por los tiempos y hasta hoy: las sagradas enseñanzas de Jesús El Cristo, fueron guardadas apenas en lo externo pero no en su esencia.
Esteban pagó con la vida su integridad, muriendo apedreado con asentimiento de un poderoso, Saulo de Tarso, perseguidor de cristianos.
En el Capítulo 9, se describe la visión que Saulo tuvo de Jesús, con la famosa frase de éste, acompañado de "un resplandor de luz en el cielo": "Yo soy Jesús, a quien tú persigues: dura cosa te es dar coces contra el aguijón (9:5).
Este libro es muy detallado en cuanto a acontecimientos en los cuales Pablo difundió su versión de cristianismo, en el transcurso de numerosos viajes (Antioquia, Chipre, Siria, Tesalónica, Atenas, Efeso, etc.). Ya Pedro se centraba en Jerusalén y Samaria.
Pablo era, sin duda, un excelente hombre de marketing. Es claro que no vendía productos o servicios y sí sus ideas. Cuando estuvo en Atenas, fue invitado a explicar la nueva enseñanza en el Areópago. Allí dice: "Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, porque mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: Al Dios No Conocido. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle. Ese es a quien yo anuncio" (17: 22-24)
Pablo se despide en Mileto y vuelve a Jerusalén, donde es preso por contravenir las leyes judaicas según los más radicales. Pablo era fariseo de nacimiento, pero también ciudadano romano, por lo que el tribuno Claudio Lisias, protegió su vida de los que querían matarlo, los saduceos. Ya los fariseos no encontraban en él ningún pecado. Véase la diferencia entre ellos "los saduceos dicen que no hay resurrección ni ángeles, ni espíritu, pero los fariseos afirman estas cosas" (23:8).
Para salvarlo de sus enemigos, el tribuno envió Pablo a Cesárea, donde estaba el gobernador Félix, protegido por ¡casi 500 soldados!, quien lo absolvió, pero al cabo de dos años, Félix fue substituido por Porcio Festo, quien lo prendió nuevamente. Pablo, otra vez azuzado por sus enemigos judíos y en su carácter de ciudadano romano apela al César (25:11) que pasaría unos días en Cesárea (Palestina). Agripa no encontró "ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión"… "podría ser libertado si no hubiera apelado al César". Así fue enviado, preso, a Roma, por vía marítima. Llegado a Roma se le permitió vivir en una casa alquilada, con un soldado de custodia. Y termina el libro "Hechos", diciendo que permaneció allí dos años, recibiendo a todos lo que a él venían "predicando el Reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento".
La Carta a los Romanos parece que fue escrita alrededor de 57-58 de nuestra Era y según algunos autores cristianos, no debe ser considerada una simple carta y sí un verdadero tratado teológico (a pesar de su corta extensión, 18 páginas en La Biblia, 1) y el mayor compendio de teología del Nuevo Testamento. Hasta uno de ellos dice que "es el mayor libro ya escrito". Bruce (15) lo llama de "Evangelio de San Pablo".
De cualquier manera, cada avivamiento de la religión llamada de Cristiana, cuando caída a nivel muy bajo, especialmente en el siglo XVI (cuando predominaba la nefasta figura llamada de "Santa Inquisición"), Romanos tuvo marcada influencia en las ideas protestantes de Calvino (Francia) y Lutero (Alemania), así como más tarde, en el siglo XVII con Wesley y los metodistas (Inglaterra).
El objetivo principal de esta Carta parece ser una explicación detallada del Evangelio, que precisaba llegar a Roma, para poder difundirse en todo "el mundo" de la época, a partir del centro imperial.
Un punto alto de esta Carta es: "El Evangelio es el Poder de Dios para la Salvación a todo aquel que cree: al judío primeramente, y también al griego" (1:16) (La traducción portuguesa, A Biblia (8) parece más certera, pues no habla de "griegos" y sí de no- judíos. Si es el Dios de los judíos y de los no judíos, es el Dios de todos, el Díos Único, aquel enseñado por la Sabiduría. Egipcia y no el Jehová, Señor apenas de los hebreos.
Realmente, el desarrollo de la Carta, muestra que Pablo era un hábil expositor, combinando sus preguntas y respuestas en forma sincronizada, de modo a impresionar sus oyentes. Él afirma que cumplir la ley mosaica continua siendo buena para los judíos, pero que no es obligatoria para los no-judíos, porque ahora hay una Ley mayor: la fe en Jesucristo, creer en él (3:22).
Desde un punto de vista doctrinario o hasta místico, pensamos que nada se puede oponer a esta idea. Pero la evolución humana se procesa hasta ahora, en otro nivel, el operacional. Y entonces viene la pregunta: ¿qué significa creer, tener fe en Cristo? ¿Cómo se evalúa esto? Y ahí viene el problema: la nueva religión, autodenominada de cristiana es la que va a tener el "medidor" y la versión operacional de lo que aquella afirmación significa. Esto es crucial, porque nos puede llevar a la excelencia o a la degradación (que alcanzó su puntuación máxima en el Siglo XV y buena parte del XVI).
El hecho es que los "intérpretes" de la creencia y de la fe (la religión prevaleciente y sus sacerdotes), distorsionaron en su beneficio aquel concepto místico, atravesando los siglos con horrores terribles (quien se interese por detalles, puede consultar Fo, Tomat Malucelli, 2).
Realmente, Pablo era un virtuoso de la palabra escrita, así como un gran orador y además poseía amplia cultura. Él dio Unidad a la Iglesia primitiva al aceptar en su seno tanto a los judíos como a los "gentiles". Estudiosos dicen que él realizó un trabajo brillante para la expansión de la religión cristiana a través de los siglos. Él tuvo una habilidad decisiva al cortar el cordón umbilical entre la religión judaica y el cristianismo, hecho que lo tornó más aceptable para otros pueblos de la región, especialmente para los romanos.
Con todo algunos versículos de Romanos (y de otras Cartas) muestran notables discrepancias con las Enseñanzas de Jesús El Cristo, que eran continuación de los Misterios de la Sabiduría Antigua, de donde hacía 1350 años había brotado el concepto de Dios Único, ahora complementado con el Amor.
A continuación, mencionaremos casi sin comentarios, algunos versículos de Romanos que se muestran diferentes de los conceptos oriundos de la Religión Cósmica (Bonilla, 6). Un análisis más profundo sólo podrá ser hecho, cotejándolos con versículos de los Evangelios.
== El pecado "original" o universal. "El pecado entró en el mundo por un hombre(*), el pecado trajo la muerte" (5:12) "Muchos murieron por causa del pecado de un hombre" (5:15). "Así como los seres humanos se volvieron pecadores por causa de la desobediencia de un solo hombre, así también serán aceptados por Dios por causa de la obediencia de un solo hombre"(**)(5:18) "Dios muestra su amor con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros… pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira (divina)" (5:8-9).
Si Jesús El Cristo sustentase estas palabras de Pablo en los Evangelios, deberemos hacer un esfuerzo brutal para comprenderlas, porque aquí no se percibe Justicia Divina: un hombre peca (Adán) y derrama su pecado durante milenios por el resto de la Eternidad; un Ser Especial debió morir para que seamos perdonados (¿por acaso hoy, 2000 años después, los llamados "cristianos" están purificados de pecados que según Pablo, el Maestro ya pagó en la cruz?). ¿Y que ira divina es esa? ¿Qué Dios colérico, vengativo y asesino es ese?
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