La menstruacion (página 2)
Enviado por DIANAORIHUELA
El útero y sus anexos son los que experimentan más el influjo que la pubertad ejerce en todos los órganos. Reducidos a un pequeño volumen, la matriz, los ovarios, las trompas y los pechos toman un acrecentamiento considerable. Los huesos y los músculos participan de este desarrollo general. La moral misma ofrece diferencias notables, la primera erupción de las reglas se manifiesta, que es el fenómeno más importante de la pubertad, su complemento indispensable, el que transforma la joven en mujer.
Las niñas nacen con ovaros, trompas de Falopio y útero. Los dos ovarios son de forma ovalada y se ubican uno a cada lado del útero (matriz) en la pelvis, que es la parte más baja del abdomen. Los ovarios contienen miles de huevos u óvulos. Las dos trompas de Falopio son largas y delgadas. Cada trompa de Falopio se extiende desde un ovario hasta el útero, un órgano en forma de pera que se ubica en medio de la pelvis. Los músculos del útero femenino son fuertes y capaces de expandirse para permitir que el útero aloje al feto en crecimiento y luego ayudan a pujar durante el parto.
A medida que una niña madura e ingresa a la pubertad, la glándula pituitaria libera hormonas que estimulan los ovarios para que produzcan otras hormonas llamadas estrógeno y progesterona. Estas hormonas influyen de varias maneras en el cuerpo de una niña, tanto en la maduración física como en el crecimiento y las emociones.
Alrededor de una vez por mes, un diminuto ovulo abandona uno de los ovarios, lo que se conoce como ovulación, y se desplaza a través de una de las trompas de Falopio hacia el útero. En los días previos a la ovulación el estrógeno, estimula al útero para que se recubra con sangre y tejidos adicionales, de modo que sus paredes se vuelven más gruesa y acolchadas. De esta manera, el útero se prepara para un embarazo: si el ovulo llega al útero y es fertilizado por un espermatozoide, se adhiere a la pared acolchada del útero para luego convertirse poco a poco en un bebe.
La menstruación es el sangrado vaginal que de forma más o menos regular tiene la mujer (por término medio cada 28 días), razón por la que también se denomina regla, periodo menstrual. La primera menstruación (menarquia), que suele ocurrir alrededor de los 12 años, supone la madures sexual de la mujer, mientras que su perdida (menopausia), que ocurre en torno de los 50 años, marca el final del periodo fértil.
El sangrado vaginal que caracteriza a la menstruación recibe el nombre de flujo menstrual y se debe al desprendimiento de tejido endometrial. El endometrio se engrosa en cada ciclo menstrual con el fin de alojar el embrión, cuando se produce la fecundación del ovulo. Este tejido asemeja a una esponja y contiene gran cantidad de sangre. Cuando no hay fecundación o el ovulo fecundado no consigue adherirse a la pared del útero, el endometrio engrosado se descama y los restos de tejidos son expulsados a través de la vagina junto a la sangre que se genera por la rotura de pequeños vasos sanguíneos durante el proceso. La cantidad de sangre que se pierde en una menstruación normal suele ser inferior a 80 CC. La sangre menstrual no coagula a casusa de la acción de una sustancia llamada plasmina y de las prostaciclinas, que actúan principalmente previniendo la formación y agregación plaquetaria propias del proceso de coagulación de la sangre.
Definición (pág. 66 imagen 3)
La menarquía es el primer periodo menstrual que experimentan las adolescentes. Es un acontecimiento que sucede en la pubertad e implica la madurez sexual, es decir, la capacidad de tener hijos. Sin embargo, es difícil determinar exactamente cuando un individuo se convierte en fértil, ya que a pesar de que las investigaciones han tomado como indicador al primer periodo menstrual, es decir, a la menarquía, la niña a menudo no es fértil durante el primer año, así que éste no es un indicador preciso de la pubertad, aunque sí es una señal de madurez sexual.
Menarquia en la adolescencia
La adolescencia es la transición de la niñez a la vida adulta, es decir, el periodo durante el cual el niño alcanza la madurez sexual pero aún no asume las responsabilidades y derechos que acompañan la condición completa de adulto. Por lo general, se considera que comienza alrededor de los 12 o 13 años y termina hacia los 19 o 20 años.
La adolescencia como fenómeno biológico definido por un periodo de rápida maduración sexual, es de carácter universal. En cambio, como fenómeno psicológico, a veces señalado como un periodo prolongado de adaptación, parece depender en buena medida de la cultura. La pubertad, por su parte, es universal para todos los seres humanos, como hecho biológico y como momento muy importante en el proceso de maduración.
Al final de los procesos de cambio que se dan en la pubertad, el cuerpo de las jóvenes cambia considerablemente, ya que se da el crecimiento del pecho y ensanchamiento de las caderas. Esto se lleva a cabo por la serie de mecanismos hormonales que se ponen en acción, los cuales también se encargan de desencadenar la menarquía que constituye uno de los últimos eventos en la secuencia de cambios puberales femeninos y va a marcar el inicio de la madurez sexual.
Asimismo, la llegada de la menstruación es un evento que se presenta cargado de sentimientos y emociones. Al mismo tiempo que la niña preadolescente comienza a cuestionar la autoridad de sus padres, el cambio corporal que implica la llegada de la menstruación, la convierte en dependiente de sus padres, especialmente de su madre, para que le ayude a lidiar con la llamada crisis de higiene. La niña comienza a alejarse de la madre y, por lo tanto, se espera que se apoye más en las compañeras y amigas. Sin embargo, el desarrollo de la habilidad para mantener sus pensamientos y sentimientos para sí misma, puede llegar a aislarla y a impedirle compartir el impacto que la menarquía ha tenido en ella, con sus compañeras y amigas (Andrews, 1985).
Por consiguiente, es evidente que la pubertad es un proceso gradual de varios años de duración, a lo largo del cual el cuerpo de la adolescente experimentará cambios bastante significativos, que, sin duda alguna, tendrán un importante impacto a nivel psicológico, afectando así la forma de pensar, de sentir y de actuar..
Las adolescentes suelen estar expuestas a una audiencia imaginaria a la cual escapan utilizando de pretexto a la menstruación. Para algunas niñas, el aislamiento es propiciado por las mismas madres, ya que éstas les enseñan a esperar cambios de humor durante la regla y a mantener una actividad física pasiva. Por lo mismo, las niñas esperan sentirse enfermas y así disculpadas por ser difíciles durante el periodo menstrual.
Es por ello que las niñas describen que el flujo menstrual provenía de un lugar no bien definido, por ello no las niñas no utilizan las palabras correctas para referirse a los genitales del cuerpo debido a que no se sienten cómodas y creen que la menstruación se debía a cambios en su sistema urinario y no reproductivo. Lo anterior indica que el desarrollo cognitivo alcanzado al momento de la menarquía, va a afectar la manera en que las niñas se relacionen con la menstruación. Asimismo, es importante destacar que muchas niñas simplemente no poseen la habilidad para pensar en términos abstractos, por lo tanto, no pueden visualizar acciones presentes en un contexto futuro. Esto quiere decir, que las niñas no siempre pueden verse a sí mismas como mujeres capaces de reproducirse lo cual cambia su reacción ante la menarquía.
En términos generales, puede decirse que las consecuencias psicológicas de la pubertad, son menos favorables para las jóvenes ya que éstas al experimentar cambios más severos, suelen también experimentar mayor irritabilidad y estados depresivos. La menarquía, por su parte, también puede generar reacciones negativas, sobre todo entre aquellas que han sido poco informadas y que pueden vivir su llegada con miedo o con angustia. Todo esto, sin olvidar las innumerables influencias culturales, ya que mientras que en otras culturas se hacen rituales para recibir a la primera menstruación, en nuestra sociedad con frecuencia se destacan los aspectos negativos relacionados con la incomodidad y la falta de higiene. En todos los pueblos y culturas se han dado, y en algunos casos aún se dan, ritos específicos relacionados con la primera menstruación. En algunos casos los peligros y prohibiciones atribuidos a la menstruación se hacían más severos, pero en otros, la menarquía era considerada como un acontecimiento digno de celebrarse a pesar de que la menstruación en sí fuera rechazada.
Asimismo, la adolescencia es importante ya que es durante ésta cuando el autoconcepto se ve desequilibrado. El adolescente debe incluir ahora los cambios físicos, ya que éstos le dan una nueva apariencia que no había contemplado durante la infancia. Estas alusiones a su apariencia física van reduciéndose pues son sustituidas por rasgos que más bien se refieren al sistema de creencias, a la filosofía de vida y a las expectativas que tiene para el futuro. Así, aparecen las características o habilidades sociales que influyen sobre las relaciones con los demás, o las que determinan la imagen que los demás tienen del mismo adolescente. Sin embargo, los rápidos cambios en el cuerpo y la apariencia física pueden llegar a afectar el autoconcepto y la personalidad. Debido a que la menarquía ocurre en un momento en que la adolescente está desarrollando su autoestima y autoconcepto, el miedo de fracasar o ser rechazada puede ser exagerado. Algunas niñas indican que, si fallan en los aspectos tanto de higiene como de sexualidad, sus vidas podrían verse arruinadas (Andrews, 1985).
Al igual que el autoconcepto, la autoestima también se multiplica y diversifica durante el periodo de la adolescencia, ya que entran en escena nuevas dimensiones, tales como, las relaciones afectivo-sexuales, las capacidades relacionadas con la orientación profesional y el atractivo físico.
Otro aspecto importante dentro de esta etapa del desarrollo es el de la búsqueda de la identidad personal, ya que los jóvenes anhelan encontrarla con el fin de expresarse como seres únicos (Papalia, 1993).
La identidad es un fenómeno psicológico bastante más complejo y de naturaleza psicosocial ya que se experimenta en un contexto social determinado, en el cual la joven establece una serie de relaciones y experimenta diversos roles. Dentro de la identidad, se incluyen las normas de los grupos a los que la adolescente pertenece, los valores que interioriza, su ideología personal, y los compromisos que asume.
De acuerdo a Erikson (1968), la etapa de la adolescencia se caracteriza por una crisis que gira alrededor de un tema dominante y que puede resolverse tanto positiva como negativamente. El aspecto principal de estas crisis es el hecho de que las adolescentes se sienten despersonalizadas y extrañadas de sí mismas (citado por Palacios, Marchesi y Coll, 1997). Sin embargo, la incertidumbre con respecto a su papel social no es la única fuente de conflicto para los adolescentes, ya que también, dificulta el desarrollo, el hecho de que los padres no pongan reglas.
El logro de la identidad va a implicar la libre elección, por parte de la joven, de una serie de opciones o compromisos, aunque el contexto social va a ejercer una importante presión que condicionará sus elecciones. En cuanto al género, se ha visto que las mujeres presentan mayor dificultad para alcanzar la identidad lo que podría estar relacionado con las expectativas sociales que existen hacia la mujer.
Desde temprano la sociedad comienza a dar a conocer el hecho de que las niñas y los niños deben comportarse diferente. Las niñas se enfrentan, con frecuencia la necesidad de reconciliar expectativas en conflicto respecto a su representación y a su función.
De acuerdo con Komarovsky (1946), existen señaladas contradicciones entre dos aspectos: el primero es el femenino, que da importancia a la necesidad de ser más emocional y comprensiva que los hombres, menos agresiva y dominante, atractiva al sexo opuesto, interesada en el matrimonio y los niños, etc.; el segundo llamado aspecto moderno, demanda de las mujeres prácticamente las mismas cualidades, normas de conducta y actitudes que las exigidas y esperadas de los hombres.
Preparación para la menarquía
La educación con respecto a la menstruación promueve las experiencias positivas de la menarquía. Por lo tanto, la preparación para la llegada de la menstruación es un importante indicador del tipo de experiencia que la niña tendrá, a misma que confirma la existencia de una relación positiva entre una información adecuada, relativa a la menstruación, y una mejora actitudinal hacia ésta. Lo importante de la información es que, a partir de ésta, las niñas alcancen mejores niveles de entendimiento con respecto al ciclo y que puedan tomar decisiones por supuesto informadas. En psicología social, existe la teoría de considerar la falta de información adecuada como una de las variables más influyentes a la hora de configurarse en el sujeto una actitud negativa hacia algo. Respecto al tema de la menstruación, el hecho de que sea tratado como tabú incluso dentro de la familia, puede provocar en la adolescente sentimientos de miedo y rechazo hacia la regla. Este peligro se puede ver agravado si la joven generaliza esta actitud hacia su condición de mujer o a su autoconcepto puede ser difícil para las niñas.
Mientras más conocimiento tiene una niña sobre la menstruación, más adecuada percibe su preparación. Asimismo, mientras más grande es la niña al momento de recibir la preparación para la menstruación, más tenderá a reportar como positiva su experiencia de la menarquía. La preparación adecuada debe incluir tanto aspectos de anatomía y fisiología de la menstruación como de la higiene que debe mantenerse.
De acuerdo a Koff y Rierdan (1995), las niñas aprenden de la menstruación de fuentes tan variadas como: madres, parientes, amigas, maestros, médicos y enfermeras, folletos, películas y anuncios sobre productos para la menstruación. Esto produce confusión, ya que resulta difícil para las niñas encontrar un significado personal en las abstracciones que unen a la menstruación con la feminidad, el potencial reproductivo y el significado de ser mujer. Asimismo, resulta paradójico escuchar que la regla es algo normal, natural y de lo cual deben sentirse contentas, mientras que se les enseña también a actuar como si nada les pasara, es decir, a ocultar la menstruación.
Por lo general, las jóvenes llegan a la menstruación con una gran falta de información, y actitudes que se contraponen unas a otras debido a que la educación para la menarquía no ha sido adecuada, tanto por una falta de exactitud respecto a la información, como por la existencia de maestros incómodos al momento de enseñar el tema.
Asimismo, los materiales para la educación de la menstruación son por lo regular inadecuados. Se presentan ideas sistematizadas de cómo manejar la menstruación, pero siempre enfocadas hacia la higiene personal, y sin tomar en cuenta los diferentes sentimientos que pueden llegar con la pubertad. Sin embargo, esto resulta útil si se considera que, de hecho, la principal preocupación de algunas niñas, en cuanto a la menstruación, está íntimamente relacionada con la higiene y la prevención de situaciones embarazosas por mancharse la ropa. Por lo tanto, la variedad de productos para la menstruación debería estar disponible para ver y tocar, al momento de enseñarles el tema.
En un estudio realizado por Stoltzman (1986), se encontró que las madres e hijas tienen diferentes percepciones sobre la menstruación. De hecho, los resultados sugieren que las adolescentes son más similares, en cuanto a sus actitudes y creencias hacia la menstruación, a sus amigas y compañeras. Esto podría deberse a que las adolescentes son más vulnerables a los tabúes sociales y estereotipos negativos que rigen las creencias hacia la menstruación, ya que han tenido una experiencia muy limitada en lo concerniente al ciclo menstrual. Asimismo, las adolescentes pueden llegar a esperar incomodidades ocasionadas por la regla debido a sus percepciones acerca de los mensajes que reciben de los medios de comunicación, los cuales frecuentemente la hacen aparecer como algo doloroso y debilitante.
La industria de los productos menstruales está basada en las inseguridades femeninas, y se vale de campañas publicitarias para maximizar dichos temores. La autora menciona que los anuncios poseen una especie de manía por la ocultación pues garantizan, sobre todo, la invisibilidad de los productos.
Los anuncios televisivos de productos utilizados para la menstruación y los medios en general tienden a fomentar la actitud de manejar la menstruación como una crisis mensual de higiene. La televisión y el cine conforman un sistema de representaciones a través del cual las personas entienden y experimentan el mundo. En la mayoría de las películas la menarquía es tratada como un evento que debe permanecer en secreto y que rompe con el estilo de vida que la niña había llevado hasta ese momento. Asimismo, se enfatiza la importancia de la presencia de la madre ya que el padre, generalmente, es presentado como incompetente para ayudar en dichas situaciones, y la vergüenza que puede llegar a padecer la niña si no se le enseñan las formas básicas de mantener la higiene. También, aparece el factor de la falta de preparación y los problemas que esto ocasiona, ya que la niña siente miedo y experimenta una incertidumbre total con respecto a lo que está pasando en su cuerpo y lo que pasará en su vida. Por otra parte, existen películas que relacionan la llegada de la menstruación con la aparición de poderes extraños, como por ejemplo telequinéticos. Esto es un claro ejemplo de la mala educación e información que las películas pueden llegar a proporcionar.
Desde los años 20s, las cadenas comerciales de productos sanitarios para la menstruación, han reconocido las creencias y tabúes que se relacionan con ésta, y los han incorporado a los anuncios comerciales. La información que utilizan en los mensajes de los anuncios contiene la ideología de toda una cultura, es decir, el lenguaje, las imágenes e instituciones.
Los anuncios presentados por las diversas marcas de artículos para la higiene femenina, presentan tanto aspectos positivos como negativos de la menstruación. Sin embargo, la mayoría intenta disipar los miedos y preocupaciones concernientes a la regla, así como enfatizar la diferencia de roles de género y la necesidad de privacidad para las mujeres durante los días de su periodo.
En general, los anuncios de productos para la higiene femenina presentan a la menstruación como algo normal dentro del contexto de crecimiento y desarrollo de las adolescentes, más que como un evento físico aislado o una crisis de higiene. La mayoría de los anuncios presenta información sobre los aspectos biológicos y psicológicos de la menstruación dentro del contexto de desarrollo y crecimiento de la adolescente.
El material educativo que aparece en los anuncios comerciales de productos para la higiene femenina es una importante fuente de información sobre la menstruación. Sin embargo, no provee una descripción completa, exacta ni realista de los cambios que ocasiona la menarquía, ni de cómo lidiar con las necesidades emocionales de las adolescentes, más bien enfatiza la necesidad de mantener una buena higiene.
Asimismo, la escuela juega un papel trascendental. Con enfermeras que trabajan en escuelas públicas, se encontró que la mayoría de los padres de familia no participa en la educación de las adolescentes acerca de la menstruación. Las enfermeras encuestadas reportaron que lo que enseñaban a las niñas en la escuela, sobre la menstruación, eran los temas referentes a la anatomía del aparato reproductor femenino, el ciclo menstrual, crecimiento y desarrollo durante la adolescencia incluyendo cambios de la pubertad y necesidades de higiene durante la regla. Menos de la mitad de las enfermeras respondieron que enseñaban aspectos relacionados con los anticonceptivos y, por el contrario, la mayoría dijo hablar de aspectos emocionales y anatomía del aparato reproductor masculino. Asimismo, más de la mitad tocó el tema de la sexualidad en general y del embarazo.
En la escuela, la educación formal está basada en la enseñanza del proceso biológico, por medio de lecturas, películas y literatura. En ocasiones muestras de productos sanitarios. En un estudio realizado por, se encontró que las mujeres reportaron que es importante tomar en cuenta la sencillez al momento de presentar la información a las niñas. Asimismo, recalcaron que es importante tanto el lenguaje como el tono de voz que se utiliza, ya que éstos deberán estar de acuerdo con el nivel cognitivo y emocional de las niñas.
Efectos
La aparición de la menarquia es parte de la pubertad de una mujer y, más allá de presentar la primera menstruación y dar comienzo su periodo fértil, también implica una serie de cambios en todo el cuerpo, como pueden ser los siguientes:
Incremento de la masa corporal y de los huesos.
Secreción de estrógenos por el ovario.
Expansión de la pelvis e incremento regional del tejido adiposo.
Crecimiento del endometrio.
Fluctuación de los niveles hormonales.
Desarrollo de las mamas.
Crecimiento del vello axilar y púbico.
Influencia de la madre
Actualmente, es importante dentro de nuestra cultura, que las niñas posean un conocimiento sobre la menstruación, previo a que ésta aparezca y es la madre quien es considerada como la persona adecuada para realizar el trabajo de informarles al respecto. Sin embargo, son pocos los estudios que específicamente exploran el rol que juegan las madres y otras fuentes de información en cuanto a las creencias que las adolescentes pueden adquirir con respecto a la menstruación. Considerando que las jóvenes identifican dos fuentes principales de información, las madres y las compañeras, resulta lógico pensar que ambas fuentes pueden tener una gran influencia en las actitudes que se desarrollen hacia la menstruación.
De acuerdo con un estudio realizado por Janes y Morse (1990), la madre representa la principal fuente de información. Por su parte, Koff y Rierdan (1995) realizaron un estudio en el que se encontró que las niñas a pesar de haber reportado tener acceso a muy variadas fuentes de información, enfatizaran la importancia de sus madres, a quienes perciben como alguien que les ayuda y que representa a su mejor amiga. Examinaron como las actitudes de las adolescentes y las fuentes de información afectan a su experiencia de la menstruación, y como las expectativas generadas antes de la menstruación pueden contribuir a la experiencia de la menarquía. Encontraron que las madres fueron la principal fuente de información con respecto al uso de los productos sanitarios. Las niñas que aprendieron de sus madres expresaron no tener amigas que ya menstruaran ni hermanas mayores, lo que indica que éstas últimas fuentes solo toman importancia cuando están presentes.
En un estudio realizado por Rierdan, Koff y Flaherty (1983) se encontró que la menarquía es un momento de especial importancia para la relación madre-hija, ya que las participantes enfatizaron la necesidad de una madre que provea apoyo emocional y moral de manera que se torna necesario que la relación se vuelva más íntima.
Sin embargo, por razones tales como la vergüenza, falta de conocimientos o una pobre relación madre-hija, la información que éstas les dan a sus hijas suele ser inapropiada. Las niñas participantes en este estudio reportaron que la preparación que se les da para la llegada de la menstruación es, en general, poco adecuada. Percibieron que sus madres únicamente discuten el cómo estar preparadas para el periodo, y cómo lidiar con él una vez que éste ha comenzado, en lugar de discutir cómo lidiar con los sentimientos que se experimentarán antes de la llegada de la regla.
El hecho de que la madre juegue un papel central para la experiencia de la menarquía, podría ser explicado a través de las teorías de socialización e identificación. Se ha sugerido que la identificación de una hija con su madre es particularmente intensa a la llegada de la monarquía, ya que es cuando la joven puede biológicamente tomar el rol de madre. Por lo tanto, las creencias de la madre, comunicadas ya sea verbalmente o por medio de acciones, serán una variable muy importante que influenciarán tanto las creencias de la hija como el desarrollo sexual de ésta. Entonces, ya que la madre es un modelo a seguir, las creencias que ésta posea con respecto a la menstruación ejercerán una poderosa influencia que afectará las creencias que desarrolle la niña. Las adolescente premenarcas tienen actitudes menos negativas hacia la menstruación, que las postmenarcas, lo cual se puede deber a que las primeras recibieron preparación, especialmente por parte de las madres, que enfatizaba los aspectos positivos tales como que la menarquía es un signo de maduración.
Las niñas enfatizaban la necesidad de recibir apoyo emocional y reafirmación en cuanto a que la menstruación es algo natural y saludable, no malo ni aterrador o vergonzoso. Asimismo, enfatizaron el aspecto referente a la higiene durante la menstruación, así como la experiencia subjetiva que ésta implica. Por el contrario, le dieron menos importancia a los aspectos biológicos y a la relación que existe entre la menstruación y la autodefinición, que ésta da, como mujeres. Consideraron muy importante la participación de las madres, pero también reportaron que en ocasiones éstas no pueden llenar sus expectativas y necesidades en cuanto a la menarquía y la preparación que ésta implica.
Las respuestas sugieren que podría ser conveniente que la preparación se diera con más anticipación, es decir, a edades más tempranas y que se dé a través de un proceso continuo el cual comience bastante tiempo antes de la llegada de la menarquía y continúe mucho después de ésta. En estudios realizados por otros autores se ha visto que, en general, la mayoría de las niñas sigue viendo a la menstruación como un evento estresante. De acuerdo a los autores que realizaron este estudio, esto se puede deber a que la información que reciben las niñas es inadecuada o está mal dirigida, lo cual puede ocasionar en las niñas el sentimiento de estar mal preparadas. Por ejemplo, la información puede excluir aspectos importantes referentes a la experiencia, es decir, a lo que en realidad siente una mujer al menstruar. Asimismo, es importante que se tome en cuenta el momento en el cual se proporciona dicha información, ya que, si éste es mucho antes o después de la llegada de la menarquía, puede resultar poco útil e insignificante. Asimismo, ya que la comunicación entre madre e hija es muy importante, se debe destacar que las dificultades para llevarla a cabo provienen de inhibiciones personales y prejuicios culturales. Por lo tanto, En la ausencia de información objetiva, las niñas suelen internalizar creencias culturales típicas o recibir información parcialmente completa o errónea acerca de la fisiología del ciclo menstruación.
Asimismo, enfatizaron la importancia del apoyo psicológico materno y de ofrecer a las niñas un panorama amplio y realista de la experiencia de la menarquía, reafirmando la variabilidad a la que está sujeta dicha experiencia.
Finalmente, también enfatizaron el hecho de hacerles ver a las niñas que la menstruación es algo natural, en vez de algo sucio o un signo de enfermedad.
La educación que proveen las madres, sobre la menstruación, tiende a estar basada en una perspectiva biológica más que en la propia experiencia. Algunos de los temas que las madres tocan, al hablar de menstruación con sus hijas, son la función del ciclo menstrual, el uso de productos sanitarios y el hecho de ser mujer.
En un estudio realizado por Marván, Vacio y Espinosa-Hernández (2003), se encontró que la mayoría de las niñas participantes reportaron que la información dada por las madres, acerca de la menstruación, había provocado en ellas tanto sentimientos negativos como "shock". Algunas de las niñas percibieron el mensaje de las madres como ambivalente, ya que por un lado se refería a la menstruación como un evento natural, pero por el otro como algo que podía provocar miedo. Asimismo, casi la mitad de la muestra respondió que aceptaba la información dada por las madres, sin embargo, el 41% negó la información que había recibido. Lo anterior implica que la información con respecto a este tema, no es adecuada. Por lo tanto, existe una relación entre el impacto de la información dada por las madres y la experiencia de la menarquía. Finalmente, la mayoría de las participantes de este estudio reportó que la comunicación con sus madres acerca de la menstruación, durante el tiempo de la menarquía, le había traído consecuencias negativas.
De acuerdo con varios autores, la menstruación implica más preocupaciones referentes a la higiene. De hecho, las madres enfatizan a sus hijas la importancia de mantenerse limpias, evitar la utilización de ropa ajustada al cuerpo y llevar consigo productos tales como las toallas sanitarias, de manera que estén prevenidas para la menstruación. Las madres, en su mayoría, procuran enseñar a sus hijas cómo estar preparadas para la menstruación y cómo lidiar con los aspectos prácticos de ésta, pero no necesariamente les dicen como afrontar sus sentimientos. La influencia de estos mensajes, puede jugar un rol importante en cuanto a la formación y mantenimiento de las actitudes que las niñas tienen ante la menstruación.
Finalmente, es importante resaltar que las creencias sobre la menstruación provienen, en su mayoría, de una variedad de fuentes que parece tener a la menstruación como algo que se debe manejar de manera similar a una enfermedad. Por lo tanto, las madres que han crecido en una cultura en la cual la menstruación está rodeada de secreto y misterio, frecuentemente prepararán a sus hijas para sufrir las restricciones que ellas padecieron. Por ejemplo, les enseñarán a atenerse a las reglas sociales que definen la feminidad.
Actividades durante nuestro ciclo menstrual
Todas las jóvenes y mujeres se sienten más cómodas durante su regla cuando pueden mantenerse limpias. Y esto también permite que las jóvenes sigan yendo a la escuela y ayuda a que las mujeres continúen con sus actividades normales. Lavarse y cambiarse la toalla sanitaria ayudan a prevenir infecciones.
Durante la regla:
Use paños limpios y secos, toallas sanitarias o tampones, y cámbielos varias veces al día.
Báñese todos los días y lávese los genitales.
Lave los paños con agua caliente y jabón y si es posible séquelos al sol antes de usarlos otra vez.
Algunas jóvenes o mujeres con discapacidad necesitan ayuda adicional cuando les baja la regla
Existen diferentes mitos sobre la menstruación y las cosas que una joven o mujer debe o no debe hacer durante su regla. Muchos de estos mitos se usan para impedir que las jóvenes y las mujeres participen activamente en sus comunidades. Las mujeres no tienen que actuar de forma diferente cuando les toca la regla. Por ejemplo:
Comida: La mujer puede comer de todo tipo de comida durante su regla. Si la comida es saludable, entonces también es saludable y segura durante la menstruación. Si su sangrado tiende a ser abundante, comer alimentos con hierro pueden ayudar a prevenir la anemia.
Ejercicio: La mujer que tiene su regla puede continuar sus actividades normales y hacer ejercicio. Hacer ejercicio puede hasta ayudar a reducir el dolor o los cólicos.
Bañarse: Bañarse durante la menstruación es saludable. Mantener los genitales limpios puede ayudar a prevenir las infecciones.
Sexo: Una mujer puede tener y disfrutar de las relaciones sexuales durante su regla. Aunque, si una de las personas teniendo relaciones tiene VIH, el riesgo de infectar a la otra persona puede ser mayor.
Cuidado intimo durante la menstruación
La menstruación es un factor importante a la hora de hablar de higiene íntima, ya que, aunque la sangre que fluye hacia el exterior es limpia, resulta necesario cambiar varias veces al día la toalla o tampón, lo cual debe apoyarse con la limpieza durante el baño matutino y lavado nocturno.
Para proporcionar mayor comodidad a la mujer en esta etapa, la industria farmacéutica ha desarrollado una variedad de productos en diversas presentaciones, cuyos resultados a la hora de una correcta higiene son muy satisfactorios.
El uso de tampones (Pág. 66 imagen 4)
Un tampón es un pequeño cilindro compuesto de un material muy suave que absorbe la regla antes de que salga del cuerpo. Lo único que se ve por fuera cuando lo llevas puesto es un cordón, lo que te ofrece la seguridad e higiene que necesitas para seguir con tu ritmo de vida, aunque tengas la regla.
Los tampones están fabricados con materiales absorbentes de origen natural, como el algodón y la celulosa.
Prestigiosas universidades y centros de investigación han realizado numerosos estudios para comparar la seguridad de los tampones con la de las compresas. Todos estos estudios concluyen que los tampones son tan seguros como otros métodos de protección menstrual.
Las autoridades sanitarias de EE. UU. evaluaron la seguridad de los tampones y, en junio de 1999, publicaron un informe en el que concluyen que los tampones no suponen ningún riesgo adicional para la salud de las mujeres que los usan. Este informe está publicado en Internet por lo que es fácilmente accesible para toda persona interesada en el tema
Los tampones se pueden usar desde la primera regla. En este sentido, es recomendable su uso en las adolescentes por varias razones. La absorción del uso menstrual en el interior de la vagina hace que disminuya la incidencia de episodios desagradables, como manchas u olores, facilita la práctica de actividades lúdicas y deportivas, y ayuda a las jóvenes a adquirir un mejor conocimiento y control de su aparato genital.
Compresas o toallas femeninas (pág. 67 imagen 5)
Se colocan en las braguitas y actúan como protección externa. Pueden tener alas para una mayor sujeción y protección o no tenerlas para aportar más comodidad. Existen compresas para usar durante el día y otras específicas para usar durante la noche. Además, se clasifican según el nivel de absorción, indicado en el paquete con puntos o gotas.
Protectores de uso diario. Son pequeños, muy delgados y se utilizan para los días de poco flujo menstrual o entre periodos no menstruales para absorber el flujo vaginal y que pueden encontrarse como:
Normales. Son más gruesas y de mayor tamaño que los anteriores.
Súper delgadas. Son muy absorbentes y cómodas.
Con malla. Cubierta que actúa como barrera que impide que el líquido regrese de nuevo a la superficie.
Con alas. Envuelven el puente de la pantaleta ayudando a mantener la toalla en su lugar.
Con canales. Dirigen la humedad a lo largo de la compresa.
Con gel. Atrapan los líquidos y los gelatinizan.
Jabones íntimos
Cada vez hay más champús y geles para nuestro cuidado íntimo que protegen el pH de esa zona. Utilizar un producto específico como un jabón neutro para realizar una correcta higiene de nuestra vagina es clave. Las jornadas laborales maratonianas, una excursión o un día de shopping hace que pasemos una larga jornada fuera de casa, para ello hay cómodos formatos como las toallitas íntimas que podemos llevar en nuestro bolso para sentirnos siempre limpias y aseadas.
Toallitas húmedas
Las toallitas húmedas también son muy recurrentes a la hora de llevar a cabo una correcta higiene genital. Están elaboradas con fibras naturales y provistas de sustancias hipoalergénicas que no causan reacción alérgica, son útiles para limpiar delicadamente la zona genital después de orinar y/o cambiar la toalla sanitaria o tampón.
Preocupaciones y problemas con el sangrado menstrual
La mayoría de las mujeres tienen dolores menstruales en algún momento de su vida. El término médico de estos dolores es dismenorrea. El dolor que causa la menstruación puede sentirse en la parte inferior del abdomen, pero también puede irradiarse a la espalda y los muslos. Los dolores menstruales son un malestar muy común. Algunos estudios sugieren que aproximadamente el 75 por ciento de las mujeres jóvenes y el 25-50 por ciento de las mujeres adultas sienten dolor o malestar durante el periodo. Hasta un 20 por ciento de las mujeres sienten un dolor tan fuerte que no pueden realizar sus actividades cotidianas. La mayoría de los dolores menstruales son consecuencia del efecto secundario del proceso natural de menstruación. Sin embargo, en algunos casos, los dolores pueden ser consecuencia de una enfermedad subyacente. Generalmente, los dolores menstruales pueden tratarse en casa. Sin embargo, si los dolores son fuertes, quizás deba consultar al médico de familia.
Dolor menstrual
El dolor menstrual o los cólicos son comunes poco antes y durante la menstruación, pero no son peligrosos. Algunas mujeres también se sienten cansadas o tienen cambios de ánimo, dolores de cabeza o diarrea. Todo esto se debe a cambios en las hormonas durante el ciclo
Síntomas
El síntoma principal de los dolores menstruales son los calambres musculares dolorosos en la parte inferior del abdomen.
A veces, el dolor sobreviene por espasmos intensos, mientras que otras veces puede ser un dolor sordo, pero más constante. A veces, los dolores menstruales pueden irradiarse a la parte inferior de la espalda y a los muslos. También puede notarse que el dolor cambia con cada periodo.
Además de notar dolor en el abdomen, se pueden tener otros síntomas: dolor de cabeza, cansancio, debilidad, mareos y diarrea.
Generalmente, los dolores comienzan cuando se empieza a sangrar, aunque algunas mujeres los sienten varios días antes del comienzo del periodo. Normalmente, los dolores menstruales duran 12-24 horas, aunque en los casos más graves pueden ser varios días.
El dolor suele ser peor cuando el sangrado es más abundante. Los síntomas de los dolores menstruales suelen ir desapareciendo a medida que se envejece. Muchas mujeres también notan una mejoría después de haber tenido hijos
Causas
La mayoría de los dolores menstruales son efecto secundario del proceso natural de menstruación.
Los dolores ocurren cuando se contrae la pared muscular del útero. Durante el periodo, la pared del útero se contrae fuertemente para estimular la descomposición de la mucosa como parte de la menstruación mensual. Este proceso puede hacer que el organismo libere unas sustancias químicas que desencadenan el dolor.
Durante el periodo, el organismo también produce otras sustancias químicas denominadas prostaglandinas. Esta sustancia química estimula la contracción de las paredes del útero, aumentando así el grado de dolor.
Existen dos tipos principales de dolores menstruales. La dismenorrea primaria que es un efecto secundario natural de la menstruación. La dismenorrea secundaria cuya causa es una enfermedad subyacente.
Algunas enfermedades que pueden causar la dismenorrea secundaria son: endometriosis cuando las células que normalmente revisten el útero, empiezan a crecer fuera de éste, fibromioma uterino tumores no cancerosos en el útero y enfermedad inflamatoria de la pelvis una infección de los órganos reproductores internos.
Los dispositivos intrauterinos un tipo de anticonceptivo que se inserta en el útero también pueden provocar dolores menstruales.
Diagnostico
La mayoría de las mujeres con dolores menstruales creen que son lo suficientemente leves como para diagnosticarlos y tratarlos en casa. Sin embargo, deberá consultar con su médico de familia si el periodo le está causando dolores fuertes.
Aunque en la mayoría de los casos la causa de los dolores no es una enfermedad subyacente, el médico de familia puede creer necesario el reconocimiento físico para eliminar o detectar otras enfermedades.
Si los dolores menstruales no responden al tratamiento o si el médico de familia cree que se deben a una enfermedad subyacente, la puede remitir al especialista, normalmente un ginecólogo.
El ginecólogo realizará una serie de pruebas y procedimientos para determinar la causa de los dolores menstruales.
Estas pruebas pueden incluir una ecografía pélvica cuando se usan ultrasonidos para crear una imagen de los órganos reproductores internos o una laparoscopia cuando se inserta un microscopio en el abdomen a través de una incisión. También puede ser necesaria una histeroscopia cuando se introduce por la vagina un telescopio fino hasta llegar al útero.
Tratamiento
Generalmente, los dolores menstruales se pueden tratar en casa. Aunque no se pueda aliviar el dolor del todo, existen medidas para calmarlo o reducirlo.
El ejercicio físico, la aplicación de calor en el abdomen o darse un baño de agua caliente pueden calmar el dolor. Los masajes y las técnicas de relajación también pueden ser útiles.
En la mayoría de los casos de dolores menstruales, el médico de familia le aconsejará que tome un fármaco antiinflamatorio sin esteroides, como el ibuprofeno. Estos fármacos son eficaces en aproximadamente el 70 por ciento de las mujeres con dolores menstruales. Si no funcionan, es posible que le receten unos calmantes más fuertes para el dolor.
Los fármacos antiinflamatorios sin esteroides no son adecuados para las personas con asma, problemas de estómago, riñón o hígado, o para las mujeres embarazadas o que están dando el pecho. La aspirina no debe administrarse a los niños menores de 16 años.
Si necesita un anticonceptivo, le pueden recetar una píldora anticonceptiva combinada por vía oral. Además de evitar que se quede embarazada, este tipo de píldora también puede aliviar los dolores menstruales.
Si la causa de los dolores menstruales es una enfermedad subyacente, el tratamiento dependerá de la enfermedad que causa los dolores.
Demasiado sangrado
Algunas mujeres tienen un sangrado muy abundante o una menstruación que dura más de una semana. Esta pérdida de sangre puede causar una anemia que debilita al cuerpo y la hace sentir cansada. Las mujeres que tienen VIH que sangran mucho tienen mayor riesgo de que les dé anemia. Es bueno que coman bastantes alimentos con mucho hierro como la carne, los frijoles, los huevos y los vegetales verdes oscuros para reemplazar los nutrientes perdidos durante la menstruación. Para más información sobre la anemia. Un suplemento de hierro también ayuda.
El sangrando menstrual abundante o sangrar entre ciclos menstruales pueden ser seña de que hay pequeños crecimientos dentro del útero (matriz) que se llaman fibromas o pólipos.
Si la menstruación abundante le molesta mucho, considere ponerse la inyección anticonceptiva o tomar píldoras anticonceptivas todos los días ya que pueden ser de ayuda. Hable con una trabajadora de salud con experiencia.
El DIU, un método anticonceptivo, puede causar una regla más abundante y dolorosa para algunas mujeres.
Sangrado que no es cada 28 días
El sangrado regular es un sangrado que empieza usualmente en la misma fecha cada mes y dura alrededor de 5 días. Pero hay mucha variación: algunas mujeres empiezan a sangrar cada 35 días, otras, cada 24 días. Algunas mujeres pasan varios meses sin sangrar. Otras tienen un ciclo corto por unos meses y luego meses con un ciclo largo. Todo esto es normal y solo representa como el cuerpo de cada persona es diferente. Las píldoras o inyecciones anticonceptivas pueden ayudar a hacer la regla más regular
Sangrado entre ciclos menstruales
Algunas mujeres tienen un sangrado leve o pequeñas manchas entre ciclos menstruales. Si esto ocurre 1 ó 2 veces, probablemente no haya ningún problema. Si continúa, puede ser seña de una infección en la vagina, el cérvix es decir el cuello del útero o la matriz.
Tanto el sangrado que ocurre entre los ciclos menstruales regulares como el sangrado abundante pueden ser señas de pequeños crecimientos dentro del útero, ya sean fibromas o pólipos. Un examen pélvico por una trabajadora de salud capacitada o un examen de ultrasonido pueden ser necesarios para encontrar estos crecimientos. Los fibromas o pólipos a menudo no requieren ningún tratamiento, aunque, si causan problemas, se pueden sacar. Sacar los fibromas puede requerir cirugía, pero los pólipos usualmente los puede sacar en la clínica una trabajadora de salud capacitada.
Un sangrado entre ciclos menstruales o cuando sangra una mujer que ya dejó de menstruar (menopausia) también pueden ser seña de cáncer. Vea a un trabajador de salud. El cáncer de cérvix puede curarse si se descubre y trata a tiempo.
Sangrar después de tener relaciones sexuales no es normal. El sangrado puede ser causado por una infección de transmisión sexual o cáncer. También puede ocurrir después de sexo violento o forzado.
Sangrar durante el embarazo no es normal. En los primeros meses del embarazo pueden ser seña de la pérdida del embarazo es decir aborto espontáneo. Más tarde en el embarazo, puede ser una seña muy peligrosa de que la placenta se está desprendiendo de la matriz. Esta es una emergencia y se necesita de asistencia médica para evitar que la mujer muera por pérdida de sangre.
Síndrome premenstrual
El síndrome premenstrual (SPM) abarca síntomas tanto físicos como psicológicos que experimentan muchas mujeres justo antes de tener el período menstrual. Entre ellos se incluyen los siguientes:
Acné
Hinchazón
Cansancio
Dolor de espalda
Senos sensibles y/o doloridos
Dolor de cabeza
Estreñimiento
Diarrea
Antojos alimentarios
Depresión o decaimiento
Irritabilidad
Problemas de concentración
Dificultad para afrontar el estrés
Sentirse tensa o ansiosa
Una chica puede tener algunos de estos síntomas o todos ellos, pudiéndolos presentar en distintas combinaciones. Los síntomas del SPM suelen ser más intensos durante los siete días inmediatamente previos al período menstrual y desaparecen tras la llegada de la menstruación. Pero lo más habitual es que las chicas no desarrollen síntomas propios del SPM hasta que ya llevan varios años menstruando, en el caso de que los lleguen a desarrollar.
Aunque se desconoce la causa exacta del SPM, parece obedecer a las fluctuaciones en las concentraciones hormonales del organismo de la mujer y a los cambios que tienen lugar en determinadas sustancias químicas del cerebro. Durante la segunda mitad del ciclo menstrual, la cantidad de progesterona presente en el organismo de la mujer aumenta. Luego, aproximadamente siete días antes del inicio del período menstrual, las concentraciones de progesterona y de estrógeno empiezan a descender.
Las mujeres normalmente dejan de menstruar alrededor de los 50 años. Antes de que la menstruación se detenga por completo, puede volverse muy irregular. Por ejemplo, una mujer puede pasar meses sin tener su regla o el sangrado puede ser más leve o más abundante. (ver pág. 67 imagen 6)
Para algunas mujeres, otras señas de la menopausia pueden incluir cambios en su estado de ánimo, problemas para dormir y bochornos o sofocos que resultan de los cambios hormonales dentro del cuerpo de la mujer. Estos pueden ser incómodos o molestos, pero, para muchas mujeres, disminuyen o desaparecen dentro de unos años.
La vagina se vuelve más seca y pequeña durante la menopausia. Use un lubricante a base de agua, como la saliva o el lubricante K-Y, para tener relaciones sexuales más cómodas y evitar pequeñas rasgaduras que llegan a ocurrir cuando la vagina está seca durante el sexo. No use cremas para la piel o aceites de cualquier tipo dentro de la vagina porque pueden causar irritación.
Al mismo tiempo que se detiene el sangrado durante la menopausia, las mujeres empiezan a dejar de soltar óvulos y eventualmente ya no podrán quedar embarazadas. Para prevenir un embarazo, siga usando un método de planificación familiar hasta que haya dejado de sangrar durante un año (12 meses). Después, a menos que esté segura de que su pareja no tiene VIH u otra infección de transmisión sexual (ITS), use un condón sin falta cada vez que tenga relaciones sexuales con un hombre, para prevenir las infecciones de transmisión sexual.
Aunque algunas mujeres lamentan el que sus cuerpos pierdan la habilidad de tener hijos, en muchas culturas la menopausia se ve como la etapa en que las mujeres sabias se convierten en personajes respetados en la comunidad.
Síntomas de la menopausia
Con la menopausia cesa el período menstrual de la mujer. Es posible que algunas mujeres no tengan ningún otro síntoma. Al acercarse la menopausia, es posible que sienta lo siguiente:
Cambios en su período menstrual, como variaciones en el flujo menstrual o el intervalo entre períodos menstruales.
Sensaciones repentinas de calor es decir de sofocos o calores en la cara, el cuello y el pecho, con o sin sudoración.
Sudores nocturnos que pueden dar lugar a problemas para dormir y sentirse cansada, estresada o tensa.
Cambios vaginales, como sequedad en la vagina y tejido vaginal que se vuelve más delgado, además de dolor durante las relaciones sexuales.
Pérdida de calcio en los huesos, lo que puede reducir su estatura y causar fracturas de los huesos y ser más propensas a tener osteoporosis.
Bochornos
Los bochornos son el síntoma más común de la perimenopausia y los primeros años de la postmenopausia, ocurren en el 75% de mujeres. La frecuencia varía de 5 x año a 50 x día con grandes variaciones entre las mujeres y en una misma mujer. Generalmente persiste por 1 a 5 años, pero en algunas puede continuar hasta por 44 años. Se le conoce como sensación de calor, sudoración, escalofríos, rubores. Son más frecuentes en las fases tardías de la perimenopausia y en los primeros años de la postmenopausia.
Aunque su causa es desconocida, se cree resultan de la disminución de los niveles de estrógenos y progesterona, lo que induce labilidad en el centro termorregulador del hipotálamo. La vasodilatación periférica resultante puede ser repentina y errática causando elevación de la temperatura de la piel con sensación de bochorno y sudo ración profusa de la parte superior del cuerpo. Cuando aparecen durante la noche se le conoce como sudores nocturnos y se asocian con breves pero repetidas interrupciones del sueño.
La combinación de ambos síntomas se conoce como síntomas vasomotores y en el 25 a 75% pueden persistir hasta por 5 años después de la menopausia. Se identifican dos factores de riesgo para estos síntomas: el alto índice de masa corporal, y el tabaco actuando presumiblemente a través del metabolismo de estrógeno o a través de los efectos termo génicos de la nicotina. También asociación de los bochornos con la ruralidad, y la baja escolaridad, lo que se interpretó como la influencia del estrés.
Los bochornos ocurren con la declinación de los estrogenos en la menopausia, pero no se ha encontrado correlación con los niveles plasmáticos, urinarios o vaginales de estrógenos o de gonadotropinas comparando mujeres sintomáticas y asintomáticas. Pero, en mujeres chinas los síntomas vasomotores correlacionan negativamente con estradiol endógeno, y positivamente con hormona luteinizante. En este punto es importante considerar que los bochornos desaparecen con el tratamiento con estrógenos, por lo que es difícil sostener su independencia del factor hormonal.
Otra teoría para explicar los bochornos toma como base la termorregulación y propone que la elevada activación simpática actúa en los receptores alfa-adrenérgicos contribuye a los bochornos estrechando la zona termo neutral; entonces los bochornos se disparan por pequeñas elevaciones del centro de la temperatura corporal.
Contrariamente al concepto tradicional de que los bochornos alteran el sueño durante la transición a la menopausia, dos investigaciones recientes: una en condiciones controladas de laboratorio y otra epidemiológica no encontraron sustento de ello.
La mayoría de los estudios en mujeres caucásicas reportan aumento paulatino de los bochornos, en su tránsito por las distintas fases de la menopausia; en cambio en las mujeres asiáticas, estos síntomas son menos frecuentes que en las occidentales. Pero, en ellas también hay variaciones de prevalencia en los diferentes grupos. Tanto los bochornos como los sudores nocturnos son más frecuentes en mujeres chinas que en tailandesas. Como muestra de la diversidad de los síntomas en los diferentes grupos étnicos.
Algunos estudios en América Latina muestran prevalencia similar a la reportada en las mujeres caucásicas. En 385 mujeres de clase socioeconómica baja de Ecuador en diferentes fases de la menopausia el 82% presentó bochornos, frecuencia más elevada que en las mujeres de Chile y de Brasil, 77 y 70% respectivamente.
Depresión
La depresión se debe a los cambios hormonales y físicos que sufre la mujer durante la menopausia
Los cambios hormonales asociados a la menstruación, embarazo y menopausia producen alteraciones del estado de ánimo, lo que puede desembocar en problemas personales y/o familiares por la falta de comprensión frente a este hecho.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por la percepción o sensación de infelicidad, tristeza, melancolía, durante un largo periodo aproximadamente 2 semanas, pudiendo incluso llegar a perder las ganas de vivir en fases más avanzadas.
Las fluctuaciones hormonales que se producen durante la menopausia, junto con estrés que genera aspectos como una nueva imagen corporal, la sexualidad, la infertilidad o el envejecimiento, puede provocar una angustia emocional que puede causar cambios de humor, y en ocasiones desencadenar una depresión
Síntomas emociónale
Ansiedad
La ansiedad es muy habitual en las mujeres con menopausia. Esto se da por el miedo a padecer una situación bochornosa. Todo esto provoca ansiedad a la mujer que, temerosa de que los síntomas de la menopausia aparezcan en el momento menos oportuno, no puede evitar sufrirla
Irritabilidad
Con todos los síntomas a flor de piel la mujer en la menopausia es sumamente irritable. Cualquier cosa, por nimia que parezca, puede provocar el estado "a punto de explotar".
La sensibilidad a los ruidos, decir cosas que lastiman a los demás sin quererlo son algunos de los ejemplos que podemos poner para ilustrar esta irritabilidad que sufre la mujer durante la menopausia.
Insomnio
Debido a los sofocos y la sudoración nocturna nuestro sueño puede verse afectado. Esto puede originar problemas mayores como apnea del sueño o privación del sueño total.
Las dificultades para dormir pueden provocar ansiedad y que la irritabilidad aumente de forma considerable. Esto afectará en nuestras relaciones sociales y familiares.
Falta de concentración
En la menopausia la concentración y la memoria disminuyen de forma notable. Recordar o prestar atención a varias cosas a la vez puede resultar algo ¡muy difícil!
El estrés puede provocar esta falta de concentración y memoria. Es una etapa en la que se ven desbordadas. Continuar con las obligaciones cotidianas mientras se afrontan los síntomas y cambios a causa de la menopausia resulta una tarea muy complicada y difícil.
¡Cambia tu actitud frente a la menopausia! Es una etapa más, con sus pros y sus contras. No permitas que ella pueda contigo y te lleve al umbral de la depresión. Conoce los síntomas y ¡busca una solución! Nunca debes escapar de ellos sino enfrentarlos y solucionarlos. La menopausia puede ser una fase maravillosa si actúas con valentía y no con cobardía
Las hormonas sexuales femeninas son dos: los estrógenos y la progesterona. Este eje hormonal, estrógeno-progesterona es el responsable de regular la función reproductora de la mujer y todo su ciclo menstrual. Cualquier desequilibrio en la producción de estas hormonas, provocará no sólo un desequilibrio en el ciclo, sino también afectará negativamente en la lívido y disminuirá el deseo sexual. Por tanto, los estrógenos y la progesterona son determinantes para la reproducción.
Después del último día de menstruación, el nivel de estrógenos se encuentra bajo mínimos. A medida que la mitad del ciclo se acerca, el nivel de estrógenos aumenta, hasta llegar a su clímax, momento en el que se produce la ovulación. Los estrógenos son los responsables del deseo sexual y del aumento de la lívido. Además, estas hormonas son las encargadas de moldear el cuerpo de la mujer administrando la repartición de grasas. Así pues, cuando la mujer está ovulando, sus curvas son más prominentes y sus pechos más tersos, para atraer más al hombre.
Días antes de la ovulación, la progesterona también empieza a subir. Es cuando estrógenos y progesterona se unen y preparan al útero para el anidamiento del óvulo fecundado. Si pasados los días más fértiles, esta concepción no se produce, la progesterona empieza a bajar, hasta que los niveles son tan bajos que se produce la caída del endometrio. La regla no es otra cosa que la caja de tejido y sangre que protegerá al óvulo en la matriz, en caso de fecundación
Ciclo ovárico
Durante la pubertad a lo largo de los primeros días después de iniciada la menstruación, los ovarios y los huevos inmaduros folículos que éstos contienen, comienzan a crecer debido a la liberación de grandes cantidades de hormonas gonadotrópicas.
El ciclo ovárico se constituye de dos fases: la fase folicular y la fase lútea. En la primera etapa de la fase folicular los folículos ováricos están rodeados de capas de células llamadas granulosas y comienzan a constituir folículos primarios.
Posteriormente bajo la influencia de las hormonas Folículo Estimulante (FSH) y Luteinizante (LH), los folículos van aumentando de tamaño rodeándose cada vez de más capas de células granulosas y de otras células epitelioides hasta formar una capa de células fusiformes conocidas como células fecales. Las células fecales secretan un fluido que contiene estrógeno y la acumulación de este fluido en los folículos crea una cavidad llamada antro; en esta etapa los folículos toman el nombre de folículos vesiculares. Después de una semana o más de crecimiento, pero antes de la ovulación uno de los folículos empieza a crecer más que los otros y también comienza a secretar mayores cantidades de estrógeno. El estrógeno secretado, actúa en el hipotálamo para detener la secreción de FSH y LH de esta manera se previene que el resto de los folículos maduren, así, el folículo más maduro continúa creciendo mientras los otros involucionan.
La ovulación tiene lugar 14 días después de iniciada la menstruación. Pocas horas antes de la ovulación, los niveles de LH aumentan de seis a diez veces; de igual manera, la FSH aumenta casi al doble y ambas actúan para estimular de forma acelerada la última etapa de desarrollo del folículo. Mientras tanto, el ritmo de secreción de estrógeno disminuye aproximadamente 24 horas antes de la ovulación y pequeñas cantidades de progesterona comienzan a secretarse. De esta manera, con el crecimiento rápido del folículo, la disminuida secreción de estrógeno después de una fase prolongada de secreción y el comienzo de secreción de progesterona se da lugar a la ovulación que específicamente se refiere a la expulsión del óvulo hacia afuera del folículo.
Una vez expulsado el óvulo en la etapa del ciclo conocida como fase lútea, las restantes células granulosas del folículo se masifican para formar el cuerpo lúteo o cuerpo amarillo; a este cambio químico se le denomina luteinización. La luteinización depende de la hormona LH secretada por la hipófisis anterior; esta función fue la que le dio a la LH el nombre de luteinizante.
El cuerpo lúteo es un órgano secretor de grandes cantidades de progesterona y estrógeno; en especial de progesterona pues la secreta en mayor cantidad que al estrógeno. Una vez que el cuerpo amarillo ha alcanzado su nivel más alto de desarrollo, aproximadamente seis o siete días después de la ovulación, comienza a involucionar y posteriormente disminuye su capacidad secretora hasta degenerarse completamente después de 12 días de vida. De esta manera, aproximadamente el día 26 del ciclo sexual femenino, comienzan a secretarse nuevamente cantidades de FSH y posteriormente de LH, iniciando así el crecimiento de nuevos folículos y el inicio de un nuevo ciclo ovárico.
Ciclo endometrial y menstruación
Por los ovarios se desarrolla un ciclo endometrial en el revestimiento uterino que consta de tres fases:
Proliferación del endometrio uterino:
Es la fase estrogénica del ciclo endometrial, y ocurre antes de la ovulación, al comienzo de cada ciclo menstrual se descama el endometrio con la menstruación, y después de esta queda una fina capa de estroma endometrial, bajo la influencia de los estrógenos las células del estroma y las células epiteliales proliferan con rapidez, y la superficie endometrial se revitaliza entre 4 a 7 días tras el comienzo de la menstruación.
Antes de que se produzca la ovulación el endometrio aumenta de grosor debido a la proliferación de las células del estroma, así como al crecimiento de las glándulas endometriales y de nuevos vasos sanguíneos en el interior del endometrio.
Desarrollo de cambios secretores en el endometrio
Es la fase progestacional, los estrógenos producen una ligera proliferación adicional del endometrio, mientras que la progesterona provoca una tumefacción y el desarrollo secretor del endometrio. Aquí las glándulas se vuelven más tortuosas.
El objetivo de todas estas modificaciones endometriales es producir un endometrio muy secretor que contenga grandes cantidades de nutrientes almacenados, capaz de ofrecer unas condiciones adecuadas para la implantación del óvulo fecundado durante la última fase del ciclo menstrual
Descamación del endometrio
Se le conoce como "menstruación": En ausencia de la fecundación, uno o dos días antes de que termine el ciclo menstrual, el cuerpo lúteo ovárico involuciona de forma brusca y la secreción de hormonas ováricas (progesterona y estrógenos) disminuye a valores muy bajos, y gracias a esto se produce la menstruación, el primer efecto es la disminución de la estimulación de las células endometriales por estas dos hormonas, seguido de la rápida involución del propio endometrio a un espesor aproximado de 65% del inicial, posterior, después en las 24 horas que preceden al comienzo de la menstruación los vasos sanguíneos que riegan las capas mucosas del endometrio sufren vasoespasmo por efecto de la involución, como la liberación de la sustancia vaso constrictora que abunda en ese momento
Los ginecólogos afirman que la supresión o disminución de la menstruación puede beneficiar en numerosos casos a la salud de la mujer. La menstruación puede influir de forma negativa sobre ciertos trastornos ginecológicos o alterar las reservas de hierro en una mujer llegando en ocasiones a provocar anemia. Por ello, la posibilidad que ofrecen los anticonceptivos de pauta continuada a la hora de suprimir el ciclo menstrual puede favorecer la calidad de vida de muchas mujeres en la actualidad. Según los expertos en ginecología.
En las últimas décadas, ciertas circunstancias como el envejecimiento de la mujer ante su primera maternidad, la reducción en el número de hijos, el menor tiempo destinado a la lactancia materna, así como el adelanto en la edad del comienzo de la menstruación menarquia han provocado, las mujeres en edad reproductiva tengan ahora cerca de un 30% más de ciclos de menstruación que hace un siglo. Por tanto, la ausencia de menstruación puede también considerarse como una situación normal.
Según el doctor Ezequiel Pérez Campos, presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y ginecólogo del Hospital de Requena, la supresión de la menstruación podría aportar tres grandes ventajas en mujeres tributarias: reducir los trastornos premenstruales y dismenorrea; efectos beneficiosos sobre patologías ginecológicas, como la endometriosis, y aumentar las reservas de hierro, como consecuencia de una reducción del flujo menstrual. En este sentido, se estima que las reservas de hierro de una mujer joven que menstrúa son hasta un 50% menores que las de un hombre.
Los anticonceptivos de pauta continua son aquellos que se toman de forma diaria durante los 365 días del año, sin períodos de descanso, ni placebo en el que aparece la menstruación. La supresión de la menstruación a través de los anticonceptivos de pauta continua es una nueva opción para las mujeres que desean elegir el momento adecuado para tener su ciclo menstrual.
Las mujeres que toman anticonceptivos cíclicos (21 días) deben saber que la hemorragia en el ciclo no es imprescindible, ni es un signo de salud en la mujer. El esquema que sigue este tipo de anticonceptivos se concibió sólo para conseguir de forma artificial cada mes lo que podríamos denominar una menstruación normal, explica este experto.
Continua el presidente de la SEC, no existen evidencias de que una formulación u otra pauta cíclica o continua sea más adecuada para conseguir que la aparición del ciclo sea, de algún modo, más fisiológica. Tampoco hay evidencias de efectos negativos de anticonceptivos orales tomados en pauta continua a largo plazo.
Esta opción terapéutica podría presentar varias ventajas para numerosas mujeres. El anticonceptivo en pauta continua permitirá un mejor cumplimiento de su administración; una potencial mayor prevención de la ovulación, debido a que no hay ningún intervalo en el que se cesa la administración; una mayor reducción de los síntomas premenstruales y una elevada seguridad para el endometrio, a la vez que alteraciones y cuadros clínicos que están influidas por el ciclo menstrual también podrían verse beneficiadas.
Puntos clave
Las opciones para la manipulación menstrual
Son regímenes extendidos o continuos de anticonceptivos hormonales orales, transdérmicos o vaginales; un dispositivo intrauterino que libera levonorgestrel; el implante de progestina, y las inyecciones de medroxiprogesterona de hormonales
Los beneficios incluyen
Los menos síndromes menstruales relacionados, menor ausentismo laboral o escolar y, en general, mayor satisfacción. Las indicaciones médicas son las condiciones exacerbada por los cambios hormonales en la época de las menstruaciones.
La desventaja principal
Es la tasa más elevada de sangrado menstrual.
Los mitos y las percepciones erróneas
Acerca de la manipulación menstrual siguen existiendo. Si así lo desean, las mujeres pueden tener más control sobre la frecuencia de las menstruaciones y su posible supresión. Mediante los regímenes con anticonceptivos hormonales extendidos o continuos pueden tener sus períodos con menos frecuencia, una práctica llamada manipulación o supresión menstrual.
Actitudes hacia la supresión de la menstruación
Muchas mujeres aseguran que la menstruación es un fastidio, una incomodidad que desgasta e interfiere con su vida cotidiana. En general, los estudios han mostrado que las actitudes hacia la menstruación por parte de las mujeres son en su mayoría negativas. Incluso se ha encontrado que los efectos ocasionados por los problemas menstruales no sólo limitan a la mujer como individuo, sino que afectan a la sociedad en general, perjudicando considerablemente la productividad de las mujeres en el trabajo. En los Estados Unidos, los problemas relacionados con la menstruación son la queja más común que se les presenta a los ginecólogos. Algunos autores califican a la menstruación como el más frecuente padecimiento que de manera continua afecta a las mujeres y a la sociedad pero que a pesar de esto, el tratarla no es prioridad para los profesionales de la salud.
Desde 1960, año en que el primer anticonceptivo oral (AO) o píldora fue introducido al mercado estadounidense, muchas mujeres han hecho uso de ésta no sólo con propósitos anticonceptivos, sino también para manipular sus ciclos menstruales; algo para lo que supuestamente la píldora no estaba hecha.
Este tipo de anticonceptivos han sido usados durante muchos años, aún sin aprobación legal de las autoridades de salud, para retardar y suprimir temporalmente los ciclos menstruales de mujeres deportistas; mujeres militares y también se han usado en mujeres con discapacidades mentales. Sin embargo, mujeres comunes y corrientes también han optado por el uso extendido de la píldora por mera conveniencia, para poder disfrutar de ocasiones especiales como viajes, eventos deportivos, entre otras cosas.
Cuando la primera píldora anticonceptiva salió al público por razones de mercadotecnia sus creadores establecieron un programa 21/7 que constaba de 21 días de píldoras activas más 7 días de píldoras inactivas cuya función de estas últimas era hacer que la capa del útero se desprendiera produciendo así el sangrado menstrual; de esta manera la iglesia católica y las usuarias tuvieron mayor aceptación hacia el anticonceptivo pues se simulaba perfectamente el ciclo menstrual de 28 días sin aparentemente intervenir con la naturaleza. El programa 21/7 fue diseñado sólo para imitar el ciclo menstrual a pesar de ser innecesario, ya que no existía ni existe evidencia de los beneficios que se puedan obtener de los siete días libres de hormonas.
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