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Ernest Hemingway y la generación perdida. Un ensayo sobre Paris era una fiesta (página 3)

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A pesar de todo esto, la ciudad en sí misma conserva el amor de Hemingway: "Cuando regresamos a París estaba claro y hacia frío y era hermoso. La ciudad se había acomodado para el invierno, había buena leña en venta en la tienda de leña y carbón al otro lado de la calle, y habla braseros fuera en muchos de los buenos cafés para que pudieras estar caliente en las terrazas. Nuestro propio apartamento era cálido y alegre. Quemamos boulets que eran terrones de carbón en polvo, moldeados en forma de huevo, sobre el fuego de leña, y en las calles la luz del invierno era bella, Ahora ya estabas acostumbrado a ver los árboles desnudos contra el cielo y paseabas sobre los senderos de grava recién lavada a través de los jardines de Luxemburgo bajo el viento limpio y penetrante. Los árboles sin sus hojas eran pura escultura cuando te reconciliabas con ellos, y los vientos del invierno soplaban a través de la superficie de los estanques y las fuentes se henchían en la brillante luz. Todas las distancias eran cortas desde que estuvimos en las montañas." (5)

III. Años de aprendizaje y formacion

Las lecturas del estudiante y sus descubrimientos.

Hemingway no fue a la universidad. Su temperamento, el tipo de vida que llevó y su talento, lo alejaron de las aulas. Pero siempre tuvo una gran inteligencia para elegir "maestros" y libros en esa gran universidad abierta que fue París para un estudiante aplicado como lo fue Hemingway.

Después de haberse hecho suscriptor en la librería de Sylvia Beach, comenzó un periodo intenso de lecturas, todos aquellos autores que habían quedado relegados por falta de tiempo o desconocimiento. Leyó a Turgenev completo, un autor que mostraba lo difícil de escribir con sencillez acerca de la cacería y de la vida del campo. Las traducciones de Tolstoy hechas por Constance Garnett, y las traducciones inglesas de Chejov. Al parecer los autores que Heminway buscaba, tenían como finalidad ayudar a construir su estilo. Que en principio había sido formado por los periódicos para los que trabajaba. Luego siguieron las enseñanzas de Gertrude Stein y Ezra Pound. Finalmente los grandes de la literatura, que escribieran tal como él lo quería hacer. (cf.reportajes de Publicado en Toronto 1920-1924 ).

Chejov tenía algunos cuentos que parecían mero periodismo. En Dostoyevski había cosas increíbles y no se debían creer. El paisaje y los caminos en Turgenev. Los movimientos de tropas y el terreno y los oficiales y la tropa y el combate – que tanto le ayudarían a Hemingway en sus propias obras sobre la guerra, como las viñetas de guerra de in our time, Adiós a las armas y Por quién doblan las campanas- en Tolstoy. Además de conocer a Stendhal quien presenta en la Chartreuse de Parme la guerra tal como es, el maravilloso relato de Waterloo, del que se inspiró Hemingway años después, para describir la retirada de Capporetto en Adiós a las Armas.

"Llegar a todo aquel nuevo mundo de literatura, con tiempo para leer en una ciudad como París donde había modo de vivir bien y de trabajar por pobre que uno fuera, era como si a uno le regalaran un gran tesoro." (1)

Cuando salía de viaje a las montañas de Suiza y de Italia donde iban antes de descubrir Schruns en el alto valle del Vorarlberg en Austria, llevaba una buena provisión de libros que le prestaba Sylvia Beach, y de noche podía vivir el mundo de los escritores rusos, que estuvieron desde el principio, luego los demás, pero sabemos que en un período sólo estuvieron los rusos.

Cierto día en el estudio de Ezra Pound, después de jugar tenis en el boulevard Arago, Hemingway le pregunta que pensaba de Dostoyevski. "- Si tengo que serte franco, Hem – dijo Ezra -, nunca leo a los rusos."(2)

Esta respuesta no le gustó a Hemingway porque aquél era el hombre que entonces gustaba y convenía como crítico, quien creía en la mot juste, en la única palabra que es correcto usar, quien le había hecho desconfiar de los adjetivos.

Pound le recomienda que no se aleje de los franceses, y que tiene mucho que aprender de ellos. Hemingway reconoce con algo de humildad e ira contenida, "Tengo mucho que aprender de todo el mundo." (3)

Una preocupación constante de Hemingway es la discusión de lo que está leyendo con otras personas, y saber sus opiniones al respecto sobre los autores que ha leído. Con Evan Shipman en la Closerie des Lilas, conversa acerca de Dostoyevski y Tolstoi Hemingway le pregunta cómo un escritor que escribe tan mal, puede hacernos sentir tan hondamente, Evan le responde que no piensa que sea la traducción, ya que ha leído a Tolstoi en traducción y le parece muy buen escritor.

La Guerra y la paz en la traducción de Constance Garnett es una novela fantástica, probablemente la mejor que existe y se puede leer y releer opina Evan Shipman, con lo cual Hemingway está totalmente de acuerdo, pero Dostoyevski no se puede leer y releer.

Crimen y castigo que ley6 en Schruns en una temporada, y cuando Hemingway ya no tenía nada más que leer, intentó leerlo pero no pudo, por lo que tuvo que entretenerse con los periódicos austríacos y con el estudio del alemán hasta encontrar algo de Trollope en la edición Tauchnitz. Evan completa haciendo un brindis por Tauchnitz.

Dostoyevski en opinión de Shipman era una mierda, -recordemos que ya se han bebido algunos wiskies, gracias a la generosidad de un mesonero que sufre un pequeño drama personal– Dostoyevski de lo que escribe bien es de mierda y de los santos. Sus santos son maravillosos, pero lo peor del caso es que no se puede releer.

Hemingway insiste en que probará leer de nuevo Los Hermanos Karamasov. Shipman le advierte que no se deje tentar por Dostoyevski. Por supuesto que no, le responde Hemingway su método comienza a revelarse, escribir de modo que haga efecto sin que el que lee se de cuenta, y así cuanto más lea más efecto le hará. Los autores que lee, le permiten evitar las trampas en las que caen hasta los grandes escritores como Dostoyevski.

El drama que atormenta al mesonero, cuya protesta es servir mucho whisky a sus amigos, es el cambio que debe hacer, afeitarse un grueso bigote, para que parezca a los mesoneros de los bares estilo americano, de lo contrario debe renunciar.

En la siguiente visita que hace a la Closerie, lo atiende otro mesonero llamado André, quien ya resignado se ha cortado el bigote y usa una chaqueta blanca de barman americano. Hemingway pregunta algo desconcertado por su amigo Jean, el mesonero que estaba atendiéndolo la vez pasada. André le responde que aún no se ha resignado, se entera que sirvió toda la guerra en un regimiento de Caballería pesada y obtuvo la Croix de Guerre y la Médaille Militaire, que había obtenido por su valor, Finalmente André le informa que Evan acompaña a Jean para trabajar en un huerto.

Además de los libros, Hemingway nos demuestra su preocupación por los dramas de los seres humanos que conoce y ve a menudo, y sabe diferenciar entre acciones falsas, dramas de opereta y verdaderas pequeñas tragedias de personas que conoce, que también constituyen aprendizaje y contribuyen a su formación como escritor. Hemingway escribe y aprende; sus padres literarios son la experiencia y unos nombres confesados por él, que quizás nos sorprendan pero que precisan muy bien el carácter y objetivo de su ficción; como figura principal el Mark Twain de Huckleberry Finn – " toda la literatura americana moderna procede de allí", son -sus palabras- y junto a él, Dublineses de Joyce, Los Buddenbrookc de Mann, Stendhal,Tolstoy, Dumas, Flaubert,Turgenev y Maupassant.

Con el tiempo añadirá a su lista a Fielding, el capitán Marryat, los cuentos de Kipling y Crane, Henry James y el Joyce de sus obras mayores. Resultado de sus lecturas, son la influencia directa en Tres cuentos y diez poemas (1923) publicado en París por Contact Publishing Company, en una edición de 300 ejemplares, in our time(1924) 32 páginas de viñetas publicadas por Three Mountains Press en París, In Our Time (1925) y The Sun Also Rises (1926),

Una buena y severa disciplina.

Uno de los más importantes aprendizajes que hizo Hemingway en París, fue el de la disciplina para escribir. Una disciplina que se convierte casi en una obsesión. Vemos que en cualquier lado, en algún café donde puede guarecerse de la lluvia y el frío, lo primero que hace es sacar de su bolsillo una libreta y un lápiz y se pone a escribir.

En la biografía Ernest Hemingway, ese falso hombre duro, Ignacio Guzmán Sanguinetti, cuenta que todas las mañanas Hemingway se levantaba muy temprano para trabajar. Pero muchas veces, no soportaba el llanto de su hijo en su pequeño departamento,, y tenía que irse a trabajar a la calle.

En el café donde comenzaba a trabajar se concentra y se trasplanta hasta Michigan. El cuento que está empezando a escribir es el conocido "Up in Michigan", que seria catalogado más adelante por su profesora Gertrude Stein como inaccrochable.

El cuento se escribía con una facilidad increíble, y una excitaci6n que recorría su cuerpo, en parte por el ron de Martinica, y en parte porque el cuento se estaba escribiendo solo. Levanta la vista por un momento para mirar a la muchacha que se ha sentado enfrente, luego de nuevo a escribir, adentrándose tanto en el cuento que allí se perdió, el cuento se escribía solo, no podía levantar los ojos hasta que al fin el cuento quedó listo y Hemingway cansado. La muchacha se había marchado, cerró la libreta y la metió en el bolsillo de la cartera, era una actividad tan febril que después de terminar se sentía vacío y triste y contento, como si hubiera hecho el amor.

Y cuando trabajaba en el cuarto que tenía alquilado para escribir, al finalizar una jornada de trabajo se premia con un trago de kirsch.

El método de interrumpir el trabajo cuando sabía o veía claro lo que debía escribir al día siguiente, le daba la sensación de que podía continuar con facilidad algo que estuviera haciendo, y no caer en la dificultad de la página en blanco.

El aprendizaje que recibió de sus "maestros"

La influencia que recibi6 de Ezra Pound, que estuvo en París de 1920 a 1924, y de Ford Madox Ford, el director de la Trasatlantic Review (1924-1925) a diferencia de la de Gertrude Stein, que fue a través del arte de la conversación, se hizo por medio del lápiz azul.

Los consejos de Ezra Pound eran recibidos con gran respeto. Pero los de Gertrude Stein influyeron más directamente. En Crónica Literaria, Edmund Wilson comenta La Autobiografía de Alice Toklas, y la influencia de Gertrude Stein sobre Hemingway: "A Gertrude Stein le gustaba (Ezra Pound), pero no lo encontraba divertido. Según ella, era un charlatán de aldea, excelente si usted fuera un aldeano, pero no si no lo es." (… ). Y se muestran bastante duras respecto a Ernest Hemingway: "Gertrude Stein y Sherwood Anderson se divierten mucho cuando se trata de Hemingway. La última vez que Sherwood visitó París, hablaron mucho de él. Hemingway fue formado por ambos y ambos se sienten a la vez un poco orgullosos y un poco avergonzados del producto de sus mentes… Y ambos llegaron a admitir que sienten una debilidad por Hemingway, ya que resultó un discípulo aplicado. Es un discípulo pésimo, protesté yo. No comprendes, los dos replicaron, lo halagador que resulta tener un discípulo que se las arregla sin comprender, en otras palabras, se entrena y cualquiera que se entrene resulta un discípulo favorito. Ambos admiten que es una flaqueza. Gertrude Stein añadió después, fíjate que es como Derain. Recuerda que cuando yo no acababa de comprender el éxito que lograba Derain, Monsíeur de Tuille dijo que era porque parecía moderno y olía a museo". (4 )

Es cierto que a medida que vamos leyendo el libro, nos sorprendemos inevitablemente por la deuda de Hemingway a Gertrude Stein. Pasajes como el siguiente, sugieren que resultó influido tanto por su conversación como por su estilo literario (no me atrevería a sugerir que la prosa de la Srta. Stein a su vez pudo verse algo influida por las conversaciones de los personajes de Hemingway).

Esta fuerte influencia fue compartida, por otros dos escritores, Pound y Ford: " Junto a Gertrude Stein, en París se hallaban Ezra Pound y Ford Madox Ford. El interés principal de Pound era la poesía, sólo que trataba de conseguir que la poesía estuviera escrita como la buena prosa. Se había propuesto dar a la poesía alguna de las cualidades de la buena prosa, y puso su interés especial en lo que admiraba en las novelas de Ford, The Good Soldier (1915), por ejemplo, y la serie bélica de Tietjens," (5)

Hemingway "había llevado consigo al París de 1922 las experiencias de un hombre del Oeste Medio y el azaroso entrenamiento que unos pocos años de trabajo como reportero de diario le había proporcionado." A pesar de haber trabajado pocos años en el periodismo, la influencia que ejerció en su obra es notable, muchos artículos que escribió para el Toronto Star le proporcionaron el material de sus primeras obras literarias.

Sabemos que Hemingway mediante el trabajo y la dura disciplina. Aprendió a ver esta diferencia (entre el periodismo y la literatura) gracias a Pound,, a Ford y a Gertrude Steín. Pound corrigió su obra primeriza, tachó la mayor parte de los adjetivos y dió a su latente claridad la posibilidad de hacerse explícita. Con sus consejos Miss Stein le ayudó a conservar y desarrollar cierta sencillez de expresión que antes de su intervención había sido más bien el resultado accidental de la falta de influjos académicos," (6)

Anderson también influyó en la formación de Hemingway, pero el alumno supera al maestro. "La diferencia fundamental entre Anderson y Hemingway estriba en una diferencia de actitud con relación al arte literario. Ambos, por lo que sabemos, acudieron a Gertrude Stein en busca de consejo. Pero Anderson sacó de ahí lo que ya sabia, y no dejó nada, en tanto que Hemingway aprendió las lecciones más difíciles de la disciplina novelística, habiendo comprendido que el logro del arte requería algo más que frases perfectas". (7)

Otras influencias.

Hemingway no fue únicamente influenciado por sus "maestros", ciertos compañeros de su generación, como por ejemplo Fitzgerald, le mostraron el camino que debía seguir, y sin darse cuenta lo que debía evitar.

"Exactamente en lo opuesto se encuentra el mundo de Scott Fitzgerald, también expatriado, amigo y víctima de Hemingway pero que preferirá acampar en la orilla derecha del Sena.

'Hablemos de gente rica', dice Fiztgerald, esto simplifica de tal manera los problemas. Este ambiente de gentes ricas y ociosas de Tender is the Night, que arrastran su perversión, de apatía en desilusión, afectando el gesto del aburrimiento byroniano, nada tiene que ver, en apariencia, con el mundo brutal de Hemingway pero es sin duda su complemento natural.

Desequilibrados, descentrados, los héroes de Fitzgerald erran a la deriva en una oscuridad casi total, si las únicas estrellas que les guían son el placer y el arte , esta noche para ellos no es tierna y la muerte está al final de su búsqueda, o la locura, de la misma manera que bajo los héroes más endurecidos de Hemingway.'

En el artículo "Hemingway versus Fitzgerald, las relaciones peligrosas" escrito por Kilton Fornaro, se hace un análisis detallado de la relación entre ambos escritores: "Fitzgerald percibió mejor la personalidad de Hemingway que éste la de él. Mientras el primero respetó y admiró a Heminway (inclusive planea hacerlo héroe de una serie de cuentos que transcurrían en el medioevo), éste se manifestó más de una vez con dureza acerca de su amigo.

Lo que Fitzgerald debi6 soportar con más dolor fue tal vez la alusión cruel y despectiva en el cuento "Las nieves del Kilimanjaro. Cuando apareció París era una fiesta, donde Hemingway cuenta acerca del París de los años 20, afortunadamente hacía más de veinte años que el autor de El gran Gatsby había muerto." (8)

"Pero Scott Fitzgerald, considerado hoy en día y cada vez más como el cronista metafísico de la generación perdida, se encontraba más en el plano de la inteligencia que en el del ring o en el de corrida de toros. (…) Heminway no se había visto embrollado por las explicaciones, iba derecho a los hechos y sus descripciones daban cuenta de una situación de la que el lector conocía el fondo; a medida que se aleja de esta época y que el contexto se hace más indistinto, las obras de Fitzgerald proporcionan el acompañamiento indispensable que permite comprender por que esta generación fue – o se creyó – o mereció se llamada por Gertrude Stein: Una generación perdida." (9)

IV. Reflejo de este periodo en otras obras

La añoranza de los viejos tiempos.

Hemingway a pesar de haberse convertido en un personaje público, tan famoso como una estrella de cine, imitado por jóvenes y seguido por una cantidad inmensa de lectores, siempre añoró los viejos tiempos en París, cuando era muy pobre y feliz, con las puestas abiertas, en la espera de alguna oportunidad y apoyado por el amor Hadley y Bumby.

Otros compañeros de su generación que compartieron con él en París, ya hablan muerto, y todo esto le trajo la idea de escribir sobre París, sobre lo que había vivido y perdido, En Finca Vigía trabajó con sus memorias de París. ¿Acaso se habrá dado cuenta que esa imagen que tenía ahora era falsa?. Edmund Wilson se dio cuenta de ello y lo refleja en su ensayo titulado "Hemingway: medida del espíritu".

Norberto Fuentes en su libro "Hemingway en Cuba", nos da noticia sobre las anotaciones hechas en una ejemplar de Wuthering Heigts sobre lo que podríamos considerar el origen de París era una fiesta, Hemingway recuerda sus aventuras con la generación perdida:

THE LEAN AND LOVELY YEARS

The Three Mountains Conection The Lyon Trip In Scott date was agreed on and I confirmed it by telephone.

En el cuento "las Nieves del Kilimanjaro" Harry, un escritor que está muriendo de una gangrena, llega a la conclusión que en su búsqueda de la riqueza y el lujo, ha sacrificado su arte, su amor, su libertad y su independencia espiritual. "Al trasluz de sus delirios se le aparecen como fantasmas sus días juveniles de París, ¡Cuántas posibilidades había tenido y cuántas cosas importantes habría deseado decir y escribir! Pero había dejado pasar la ocasión sin aprovecharla, había traicionado lo que su vida habría podido realizar de valioso," (1)

El escritor había perdido su oportunidad, pero Hemingway si lo hizo antes de morir. "A propósito de la alusión en "Las nieves del Kilimanjaro", Fitzgerald escribió a un amigo: 'El está tan nerviosamente acabado como yo, pero eso se manifiesta en él de maneras diferentes. Su tendencia es hacia la megalomanía y la mía hacia la melancolía."(2)

Uno de los recuerdos de Harry, sobre su época en París nos muestra lo importante que fue su experiencia parisina:

Aquello era fácil de dictar, pero uno no podía dictar lo de la Plaza Contrescarpe donde las floristas teñían sus flores en la calle, y la pintura corría por el empedrado hasta la parada de los autobuses; y los ancianos y las mujeres, siempre ebrios de vino; y los niños con las narices goteando por el frío. Ni tampoco lo del olor sobaco, roña y borrachera del café des Amateurs, (3)

De este lugar habla Hemingway en el primer capítulo de París era una: fiesta " El Café des Amateurs era la sentina de la rue Nouffetard,(…)" (p,13)

Es necesario transcribir largos trozos de los recuerdos parisinos, del escritor Harry, para compararlos con los de París era una fiesta

(… )y las rameras del Bal Mussette, encima del cual vivían. Ni lo de la portera que se divertía en su cuarto con el soldado de la Guardia Republicana, que había dejado el casco adornado con cerdas de caballo sobre una silla. Y la inquilina del otro lado del "Hall", cuyo marido era ciclista, y que aquella mañana, en la lechería, sintió una dicha inmensa al abrir "L'Auto" y ver la fotografía de la prueba París-Tours, la primera carrera importante que disputaba, y en la que clasificó tercero.( … ) Conocía a todos los vecinos de ese barrio, pues todos, sin excepción, eran pobres .( … ) Y en aquella pobreza, en aquel barrio del otro lado de la calle de la Boucherie Chevaline y la cooperativa de vinos, escribió el comienzo de todo lo que iba a hacer. Nunca encontró una parte de París que le gustase tanto como aquella,( … ) el repentino declive pronunciado de la calle Cardenal Lemoine hasta el río y, del otro lado, la apretada muchedumbre de la Mouffetard. (4)

En París era una fiesta, la descripción es muy parecida, y nombra también la rue Cardinal Lemoine, donde Hemingway y su esposa vivieron antes de irse al Canadá.

Se podían seguir varios caminos para bajar hasta el río desde lo alto de la rue Cardinal Lemoine. El más corto consistía en seguir calle abajo, pero era una pendiente empinada, y después de dar en el llano y atravesar el tráfico denso al comienzo del boulevard Saint-Germain uno desembarcaba en un barrio aburrido, asomando al río por un muelle s6rdido y ventoso que tenía a la derecha la Halle-aux-Vins.(p.43)

"Las nieves del Kilimanjaro", considerado uno de los mejores relatos de Hemingway, tiene muchos recuerdos de Hemingway en París, que son presentados en la memoria del protagonista Harry: "La calle que llevaba al Pante6n y la otra que él siempre recorría en bicicleta, la única asfaltada de todo el barrio, suave para los neumáticos, con las altas casas y el hotel grande y barato donde había muerto Paul Verlaine."

En París era una fiesta:" (…) y el hotel donde Verlaine murió y yo tenía alquilado un cuarto en el último piso y allí trabajaba." (P.14)

Como los departamentos que alquilaban sólo constaban de dos habitaciones, él tenía una habitación aparte en el último piso, por la cual pagaba sesenta francos mensuales. Desde allí podía ver, mientras escribía, los techos, las chimeneas y todas las colinas de París.

Desde el departamento sólo se velan los grandes árboles y la casa del carbonero, donde también se vendía vino, pero de mala calidad; había una cabeza de caballo de oro que colgaba frente a la Boucherie Chevaline, en cuya vidriera se exhibían los dorados trozos de res muerta, y la cooperativa pintada de verde, donde compraban el vino, bueno y barato. El resto eran paredes de argamasa y ventanas de sus vecinos: Los que por la noche, cuando llegaba algún borracho y se sentaba en el umbral, gimiendo y gruñendo con la típica ívrese francesa que la propaganda hace creer que no existe, abrían las ventanas, dejando oír el murmullo de la conversación. "¿Dónde está el policía? El bribón desaparece siempre que uno lo necesita. Debe estar acostado con alguna portera. Que venga el agente." Hasta que alguien arrojaba un balde de agua desde otra ventana y los gemidos cesaban. ¿Qué es eso? Agua. ¡Ah! ¡Eso se llama tener inteligencia. Y entonces se cerraban todas las ventanas."(5)

A pesar de que Harry el protagonista del cuento, que moribundo se queja de no haber escrito sobre París , sobre el verdadero París, Hemingway sí lo hizo, y rescató lo mejor de sus vivencias en París era una fiesta.

Las Verdes Colinas de Africa, una novela de no ficción.

El reflejo de los años vividos en París en esta obra se disparan en la mente del escritor, cuando en plena cacería consigue a un hombre que le habla de Hemingway el poeta, al que ha leído en una revista alemana el Querschnitt donde publicó sus primeros trabajos cuando vivía en París.

El recuerdo de París surge, cuando Hemingway está hablando de libros: Sebastopol me hizo pensar en el Boulevard Sebastopol de París, montando en bicicleta, bajo la lluvia, (tal como lo ha contado en Las Nieves del Kilimanjaro) regresando a casa de Estrasburgo y lo resbaladizos que eran los raíles del tranvía y la sensación de conducir sobre asfalto grasiento y resbaladizo y los guijarros del empedrado en el tráfico bajo la lluvia, y como habíamos vivido cerca del Boulevard Du Temple aquella época. (Hemingway había adquirido una nueva afición; el ciclismo, después de haber las apuestas en las carreras de caballo).

"Recordé también el aspecto de aquel apartamiento, cómo estaba arreglado, y los papeles de las paredes y que, en su lugar habíamos cogido buhardilla del pabellón de Notre Dame des Champs, con un patio en el que había un aserradero (y el súbito lamento de la sierra, el olor del serrín y el castaño que sobresalía del tajado y una mujer loca que vivía debajo) y el año que pasamos preocupado por el dinero (me devolvían todo lo que escribía en el correo que llegaba atravesando una hendidura hecha en la puesta del aserradero, con notas que rechazaban lo que nunca llamarían ellos historias, sino simplemente anécdotas, esbozos, cuentos, etc. No las querían, y nosotros vivíamos de comer puerros y beber cahors y agua). "Este domicilio se convertiría en el más famoso, y el pasaría a formar parte de un poema donde quedaría grabado para siempre. El poema pertenece a Archibald Mac Leish quien ha recreado la atmósfera de esta época, en un poema en el que evoca al joven Hemingway:

"Oh el muchacho de la rue Notre Dame de Champs en el desván del carpintero, a la izquierda, bajando el muchacho elástico como una pantera entre dormida ¿Y que le sucedió? .La gloria se le vino. Viejo combatiente antes de los veinte años célebre a los veinticinco; a los treinta, un maestro esculpió un estilo para su época en un bastón de nogal, en un desván de carpintero, en una calle de esta ciudad de abril". (6)

Hemingway continua con el relato de sus recuerdos parisinos en Las Verdes Colinas de Africa : y que bonitas eran las fuentes de la Place de L'Observatoire (aguas luminosas cayendo sobre el bronce de las crines de los caballos, sobre los lomos y los pechos de bronce, verdes bajo el delgado chorro de agua), el día que descubrieron el busto de Flaubert en el Luxemburgo en la corta avenida que atravesaba los jardines en dirección a la calle Soufflot (uno en el que creíamos, al que amábamos sin críticas, pesado ahora en piedra como debía estar un ídolo). No había visto la guerra, pero había visto una revolución y la Commune". Heminway recuerda a su maestro Joyce, siempre con afecto, con respeto, con admiración: " Joyce era de mediana estatura y perdió la vista. Y aquella última noche, borracho, con Joyce y con lo que citaba de Edgard Quinet: 'Fraiche et rose comme au jour de la bataille'. No me acuerdo muy bien. Y cuando se le veía, proseguía una conversación interrumpida tres años antes. Era bonito ver a un gran escritor en nuestro tiempo." (7)

Islas en el Golfo, los recuerdos de un viejo pintor.

Los recuerdos parisinos surgen en la obra de Hemingway, como destellos que intentan delinear el perfil de un personaje, que quiere delinear su propio entorno. Thomas Hudson es un pintor que se ha retirado a una isla como Gaugin, para dedicarse únicamente a pintar, a beber con sus amigos y a vivir. El suelo de cualquier hombre maduro con inclinaciones artísticas. La isla a la que Hemingway se había retirado era Cuba.

Norberto Fuentes habla de este periodo de la vida de Hemingway, con exactitud: "Hemingway vivi6 33 años en su país; pero la estancia en él se divide en tres etapas, de las cuales la más importante duró 12 años. La primera, desde su nacimiento, en Oak Park, Illinois, hasta 1918 en Kansas City, como aprendiz de reportero. La segunda, los años de Key West, entre 1928 y 1939. La tercera, los dos años últimos de su vida, entre hospitales y estadías cortas en Ketchun Idaho. Permaneció temporadas largas en Europa y residió en España, Italia, Alemania y Francia. París lo detuvo, aunque esporádicamente, unos cuatro años, en los inicios de su carrera como escritor. Estuvo en Africa y Asia; en Canadá, México y Perú. Pero Cuba era el país al que regresaba siempre."

Hemingway creó un personaje, Thomas Hudson un pintor que representaba todos los valores artísticos y vitales que conformaban su mundo. Y un lugar donde podía desarrollarlos, era Cuba: "El lugar donde escribió fue La Habana, y enviaba después los paquetes con sus manuscritos a Nueva York. Los pintores carecían de fotógrafos para reproducir sus cuadros, pero él contaba con mecanógrafos eficientes para pasar en limpio sus trabajos. Se levantaba temprano en la mañana, con la salida del sol, y se dedicaba al trabajo. (Tal como lo hacía su "alter ego" Thomas Hudson, para pintar, lo que nos demuestra que Hemingway se vela a sí mismo como un artista disciplinado, en una ocasión dijo que le gustaba escribir parado, porque parecía que estuviera pintando en esa posición.). La ubicación geográfica y el amanecer resultaban propicios para su ocupación. Dijo esto siempre, por cierto, y se convirtió en un paradigma de dedicación profesional. Hemingway se levanta temprano en La Habana y se somete al trabajo.

Afila media docena de lápices, bebe café y se consagra a la literatura." (8)

Fuentes continúa recreando el ambiente en que se produjo Islas en el Golfo: "Sus tres hijos están quizás de visita, o solo alguno de ellos, y Ernest Hemingway, con un extraño, confuso sentimiento escribirá una historia en la que un hombre llamado Thomas Hudson debe arrostrar toda la soledad del mundo después de enfrentarse a una pequeña hoja de papel: un telegrama con la noticia de que sus dos hijos menores han muerto en un accidente automovilístico en una carretera francesa (meses después, el mayor de ellos, el piloto, va a caer en suelo francés, derribado por el fuego antiaéreo alemán). 'Jugaremos nuestras cartas para salir adelante lo mejor que podamos', es lo que Thomas Hudson dice entonces. Hemingway, con lo suyo, está saliendo adelante lo mejor que puede." (9)

En la primera parte de Islas en el Golfo, titulada "Bimini", Hemingway relata unas vacaciones que pasan los tres hijos del pintor Thomas Hudson, y en una conversación que mantiene con los muchachos en la playa, el hijo mayor pide a su padre que les cuente sobre los días que vivieron en París.

Thomas Hudson (Papá Hemingway) habla con sus hijos sobre sus recuerdos y situaciones que han vivido juntos, "Tom" el hijo mayor de Hudson, es en la vida real su primer hijo; (John Hadley Nicanor, o "Bumbyll como lo conocemos en París era una fiesta) le pide a su padre que cuente a sus hermanos, cuando Hudson era joven, y vivía en París.

Cuéntales de cuando yo era chico -sugirió Tom, dándose vuelta y aferrando el tobillo de David -. En la vida real nunca llegó a estar a la altura de las historias que se cuentan de mí cuando era chico.

-Yo te conocí cuando eras chico -le dijo Thomas Hudson-. Eras un personaje bastante raro.(…)

-Cállate y deja que papá cuente -dijo Tom. Cuéntales de cuando tú y yo solíamos andar juntos por París.

-Entonces no eras tan raro -evocó Thomas Hudson-. De bebé eras tremendamente serio. Mamá (Hadley Richardson) y yo solíamos dejarte en la cuna, que era un canasto para ropa, en ese piso donde vivíamos sobre el aserradero, (Notre Dame des Champs) y el gato grande que teníamos se acurrucaba a los pies del canasto y no dejaba que nadie se te acercara. Tú decías que te llamabas G'Níng G'Ning y nosotros te decíamos G'Ning G'Ning el Terrible." (p.64)

En París era una fiesta, se relata la escena del niño cuidado por el gato, lo que nos demuestra que Hemingway había hecho una selección rigurosa, de lo que iría en su libro de memorias: "Mi mujer no tenía reparo en irse a estudiar el piano a un lugar frío, y poniéndose muchos jerseys iba entrando en calor a medida que tocaba el piano, hasta que llegaba la hora de volver a casa y cuidar de Bumby. Pero no era buena cosa lo de llevarse un bebé en invierno, aunque fuera un bebé que nunca lloraba y se fijaba en lo que ocurría a su alrededor y no se aburría nunca. Entonces no se podían alquilar niñeras a horas, y Bumby tenía que quedarse encerrado en su alta cuna con barrotes, y se quedaba tan contento en compañía de su gato cariñoso, llamado F. Puss. Ciertas personas decían que era peligroso dejar a un niño con un gato. Los más ignorantes y supersticiosos decían que el gato aspiraría el aliento del bebé y le dejaría seco. (…) Pero F. Puss se acostaba al lado del niño, en la alta jaula de la cama, y acechaba la puesta con sus grandes ojos amarillos y no dejaba que nadie se acercara al niño cuando estabamos fuera y Marie, la femme de menage, tenía que salir. No necesitábamos niñera. F. Puss era la niñera." (pp. 181-182).

Los recuerdos de Thomas Hudson continúan hasta convertirse en los del propio Hemingway:

"-¿De quién más te acuerdas?

-Del señor Joyce.

-¿Qué aspecto tenía?

-Era alto y delgado y usaba bigote y una barbita lacia en el mentón, y llevaba unos anteojos muy, muy gruesos y caminaba con la cabeza muy erguida. Me acuerdo que pasaba a nuestro lado por la calle y no nos saludaba y tú le hablabas y entonces se detenía y nos veía a través de los anteojos como si mirara desde un acuario, y decía: 'Ah, Hudson, pero si lo andaba buscando', y los tres nos íbamos a un café.

-¿Y de que hablaba el señor Joyce? -le preguntó Roger a Tom.

-Oh, señor Davis, yo no me acuerdo mucho de esa época. Me parece que hablaba de escritores italianos y del señor Ford. (Otro de los personajes de París era una fiesta). El señor Joyce no podía aguantar al señor Ford. Y también el señor (Ezra) Pound le ponía los nervios de punta. 'Ezra está loco, Hudson, le decía a papá.( … ) Y entonces yo me quedaba ahí sentado mirando la cara del señor Joyce, un poco enrojecida y con la piel tirante y lisa, la piel cuando hace frío, y con sus anteojos que tenían un lente todavía más grueso que el otro, y pensaba en el señor Pound, con su pelo rojo y la barba en punta y algo blanco como una espuma que le caía de la boca. Pensaba que era espantoso que el señor Pound estuviera loco y tenía la esperanza de que no nos encontráramos con él. Y después el señor Joyce comentaba: 'Claro que Ford hace años que está loco y yo veía la cara grande, pálida y extraña del señor Ford, sus ojos claros y la boca con todos los dientes flojos siempre entreabierta, (…) ya no era tan chico como cuando soltamos cazar palomas en los jardines, pero era demasiado chico para acordarme de todo y la idea del señor Pound y del señor Ford con esa baba espantosa que les salía de la boca, listos para morder, no me dejaba lugar para nada más." (pp .64-71)

Otro personaje que aparece en Islas en el Golfo, de los años que vivió Hemingway en París, es el pintor Pacin, del que también se habla en París era una fiesta, y del que Hudson (Hemingway) aprendió muchas cosas.

"-¿Te acuerdas del señor Pacin?.

(…)

-Tú te sentabas con él en el café y a veces él se ponía hacer retratos tuyos en las servilletas. Era muy menudo y recio, muy raro. Casi todo el tiempo usaba sombrero hongo, y pintaba maravillosamente. Se conducía siempre como si supiera un gran secreto, algo de lo cual acababa de enterarse y que lo distraía. A veces eso lo hacía muy feliz y otras veces lo ponía triste, pero siempre se podía ver que lo sabía y eso lo distraía mucho.

(…)

-¿Y que se hizo del señor Pascin? -preguntó Tom.

-Se ahorcó -respondió Thomas Hudson." (pp.80-81,)

En París era una fiesta, Hemingway recuerda al pintor Pascin de una manera entrañable: " (…) Pascin era un pintor muy bueno y estaba borracho, de una borrachera sostenida y deliberada y llena de sentido."

"Hizo una mueca, y llevaba el sombrero hacia atrás, encasquetado en la nuca. Se parecía más a un personaje de revista de Broadway a fines de siglo, que a un pintor excelente como era, y luego, cuando se hubo ahorcado, me gustaba recordarle tal como estaba aquella noche en el Dôme." (pp. 98-101). Y así lo hizo.

Pero , ¡qué aprendió el escritor Hemingway de sus amigos los pintores como Pascin, que conoció en París? Veamos lo que dice al respecto Alfred Kazin en su ensayo "Hemingway, el pintor": " Hemingway fue naturalmente atraído a la pintura en Francia porque celebraba los materiales naturales y comunes, como el mundo que él conocía y del que deseaba escribir. Aunque había visto las primeras colecciones del Instituto de Arte de Chicago, fue la doble experiencia de escribir en inglés en Francia y de ser diariamente estimulado por las calles, los puentes, los museos, por encontrarse con Gertrude Stein, Ezra Pound, James Joyce, Ford Madox Ford, la que ayudó a formar a este hombre (que tan sagazmente sabía mostrarse obediente) en el poderoso y tajante estilista en que se convirtió. (…) La pintura, mucho más que la escritura, indica la textura real de la felicidad humana. Hemingway comprendió esto. Lo que le interesó como escritor acerca de la pintura, fue la promesa de liberarlo de toda civilización, un toque de la tierra prometida." (10)

Hemingway siempre supo rodearse de buenas pinturas, y fue un gran conocedor gracias a las enseñanzas de Gertrude Stein y al aprendizaje que hizo visitando museos y relacionándose con pintores. En Islas en el Golfo Hemingway describe los cuadros que tiene Thomas Hudson en su casa, que son los mismos que tenía Hemingway en Finca Vigía.

"A la cabecera de la cama ordinaria con el colchón inservible, que había comprado por economía ya que nunca dormía allí excepto en casos de enojo, estaba El guitarrista, de Juan Gris, "Nostalgia hecha hombre" pensó en español. La gente no sabia que se muere de nostalgia. Del otro lado de la habitación, sobre la repisa con los libros, estaba Monument in Arbeit, de Paul Klee. No le gustaba tanto como El guitarrista, pero le gustaba mirarlo y recordaba que corrupto le habla parecido cuando lo compró en Berlín. El color era tan indecente como las láminas de los libros de medicina de su padre,(… )".

Encima del otro estante había una de las selvas de Masson. Esta era la de Ville d'Avray y la amaba del mismo modo que amaba El Guitarrista . Eso era lo bueno que tenían los cuadros; era posible amarlos sin desesperanza. Se los podía amar sin pena y los buenos lo hacían a uno feliz porque habían conseguido lo que uno siempre trataba de hacer. Así, pues, la cosa estaba hecha y estaba bien hecha, aun cuando uno no consiguiera hacerlo." (pp.247-248)

Fiesta, el París de la generación perdida.

Los primeros nueve capítulos de Fiesta, se desarrollan en París. Fue la producción más importante de Hemingway de su período en Francia. En algunos artículos periodísticos, Hemingway habló de París y de la vida bohemia. "Bohemios norteamericanos en París" publicado en el Star Weekly de Toronto , el 25 de marzo de 1922, nos da una idea de cómo pudo surgir esta novela, que se convertiría en el retrato de la generación perdida.

La generación que llena las mesas del Café Rotonde tiene un aspecto y porte muy curioso. Toda ella se ha propuesto firmemente vestir con desaliño, lo que ha dado una especie de excentricidad uniforme. La primera vez que se pasa la vista por el humoso interior de este establecimiento, de techo alto y mesas abarrotadas de concurrentes, causa la impresión de haber puesto los pies dentro de una jaula de pájaros de variado plumaje en el zoo. Allí hay una tremenda, ronca y polífona vocinglería, que se acrecienta y confunde, de los camareros que, con su chaquetilla blanca y pantalón negro, parecen urracas yendo de un lado otro por la densa nube de humo de tabaco. Las mesas están llenas de circunstantes; lo están continuamente; uno se agacha y se aprieta a los demás; un objeto es levantado del suelo; más gente entra por la puerta giratoria; otro camarero se abre paso por entre las mesas dirigiéndose a la puerta y, tras de haberle pedido a voces un servicio, vuelve a desaparecer; entonces advierte uno que está metido entre gente muy especial." (11)

En un artículo publicado en el Star Weekly de Toronto, el 20 de octubre de 1923, encontramos una referencia directa del tema de la novela Fiesta, el articulo se titula: "La Fiesta de los toros es una tragedia": "París gozaba de la llegada de la primavera, por lo que todo parecía un poco más bello. Mike y yo decidimos ir a España. Strater nos dibujó un pequeño mapa del país en la parte posterior de una carta del restaurante Strix; (…) Equipados con dicha carta y cuatro bártulos, emprendimos viaje a España con el propósito de ver unas corridas de toros.

Una mañana tomamos el tren en París y a las doce del día siguiente nos presentamos en Madrid, donde vimos por primera vez que empezaba a las cuatro y media de la tarde. " (12)

Aunque el tema central de la novela son las corridas de toros en la Fiesta de Pamplona, lo que nos interesa básicamente es el preámbulo parisino, donde Jake Barnes y sus amigos se mueven, antes de decidir el viaje a España. Sabemos que el interés por las corridas de toros le viene a Hemingway gracias a una sugerencia de Gertrude Stein. Además de que este es el ambiente en el que se desarrolla la generación perdida, y es este el París en el que vive el joven aprendiz y experimentado periodista (como Jake Barnes) ' que es Hemingway en la ¿poca que desarrolla París era una fiesta.

En The Sun Also Rises identificaremos inmediatamente, a Jake Barnes como Hemingway. Y su relato en primera persona, de París y de lo que allí hace debemos tomarlo como si viniera de boca del mismo Hemingway.

"Era una tibia noche de primavera y estaba sentado en la terraza del Napolitain, después de haberse ido Robert, observando las intermitentes luces de los avisos eléctricos y las señales rojas y verdes del tránsito. Tenía ante mí la multitud que circulaba, los cabs cuyos caballos tamborileaban con sus herraduras en el pavimento, desfilando junto al incesante tránsito de los taxis; las poules, solas o en parejas, en busca de una cena." (p.37.)

Las siguientes descripciones de lugares de París , nos muestran el conocimiento profundo que tenía Hemingway de las calles y lugares en los que pasó parte importante de su juventud. Jake Barnes cuenta convincentemente c6mo es un bal mussette ubicado en la calle Montagne Sainte Genevieve:

"Durante cinco noches a la semana, los obreros del barrio del Panthéon bailaban allí. Una noche por semana, era el club danzante. Los lunes estaba cerrado. Cuando llegamos encontrábase bastante vacío. Había allí un policía que se hallaba sentado cerca de la puerta, la esposa del propietario detrás del mostrador de estaño y su marido al lado.( … ) Había unos bancos largos y mesas corridas en torno a la sala, y al otro lado una pista de baile." (13)

0 esta descripción que parece haber salido de París era una fiesta, de las caminatas que hacía el joven Hem, después de un día de trabajo productivo:

"Salí a la acera y bajé caminando hacia el bulevar Saint Michel. Pasé por entre las mesas de la Rotonde, todavía llenas de gente. Miré al Dôme, cuyas mesas salían hasta el borde de la calle. Alguien me hizo seña con la mano desde una mesa; no vi quién era y seguí caminando.(… ) El bulevar Montparnasse se hallaba desierto. Lavigne estaba cerrado y afuera de la Closerie des Lilas se amontonaban las mesas. Pasé ante la estatua de Ney, entre los castaños de hojas nuevas, bajo la luz de los arcos.(…) El mariscal Ney, con sus botas de montar y su espada entre las nuevas hojas verdes de los castaños. Mi departamento hallábase justamente al otro lado de la calle; un poco más abajo, el boulevard Saint Michel."(14)

En París era una fiesta el joven Hem hace casi el mismo recorrido que Jake Barnes: "La Closerie des Lilas era el único buen café que había cerca de casa, cuando vivíamos en el piso encima de la serrería, en el número 113 de la rue Notre~Dame-des-Champs. Y era uno de los mejores cafés de París. En invierno se estaba caliente dentro, y en primavera y otoño se estaba bien fuera, cuando ponían mesitas a la sombra de los árboles junto a la estatua del mariscal Ney, y de las grandes mesas cuadradas bajo los toldos, en la acera del boulevard. (…)La gente del Dôme y de la Rotonde nunca iban la Glocerie.(..) Por entonces, muchos iban a aquellos cafés boulevard Montparnasse con el boulevard Raspail para ofrecerse como espectáculo público, y puede decirse que aquéllos cafés equivalían a las crónicas de sociedad, como sustitutivos cotidianos de la inmortalidad." (P.77.)

En Fiesta Barnes y su amigo Bill recorren los lugares por los que se paseaba y vivía el joven Hemingway. Ambos cruzan un puente y suben por la rue Du Cardinal Lemoine. Suben y siguen todo un trecho hasta llegar a la plaza Contrescarpe. Escuchan música que sale del Négre Joyeux. A través de una ventana del conocido Café Aux Amateurs, ve el gran mostrador de estaño, en la terraza había obreros bebiendo, y en la cocina abierta del Amateurs una muchacha freía patatas. Barnes y Bill continúan por el Port Royal hasta donde termina Montparnasse, después pasan por el Lilas, el Lavigne y muchos pequeños cafés, cruzan la calle hasta la Rotonde, y entre luces y mesas se dirigen al Select.

En París era una fiesta el joven Hemingway hace este recorrido para olvidar que tiene ganas de comer, y que se ha saltado una comida, camina buscando gente que haya trabajado al igual que él, hasta que consigue al pintor Pascin en el Dôme, junto a dos modelos que lo acompañan.

"En el Negre-de-Toulouse bebiamos el buen vino de Cahors, en cuartillos o medias jarras enteras, casi siempre diluyéndolo con algo as! como un tercio de agua. (…) Esquivé el Select porque vi allí a Harold Stearns, y había que él iba a querer hablar de caballos, aquellos animales en los que yo pensaba llenándome de complacencia moral y de espiritualidad, (…) pasé ante los habitantes de la Rotonde y, desdeñando el vicio y el instinto gregario, atravesé el boulevard y me fui al Dôme." (p.97.)

Jake Barnes, al igual que Hemingway se levantaba muy temprano para trabajar. En la mañana baja por el boulevard a la calle Soufflot y se toma un café. Ve que los castaños de Indias de los jardines del Luxemburgo estaban floreciendo. Lee los periódicos mientras bebe el café y luego se fuma un cigarrillo. Ve a las floristas que venían del mercado cargadas con su mercancía. También ve a los estudiantes en dirección a la Sorbona.

El boulevard estaba bullicioso con los tranvías llenos de gente que iba al trabajo. Sube a uno de los tranvías de la línea S y viaja hasta la Madeleine, parado en la plataforma posterior. De la Madeleine camina por el boulevard des Capocapoucines y la opera hasta llegar hasta su oficinas.

Es así, como The Sun Also Rises (Fiesta), a parte de ser la Biblia de la "generación perdida", se convierte también en una de las mejores formas, de conocer el París que rodeó a Hemingway y sus amigos en los años 20.

Una descripción semejante a la que haría un guía que nos llevara a recorrer la ciudad.

V. Un buen grupo de profesores para el joven aprendiz

Entre maestros y compañeros de generación.

Obviamente que la principal influencia de Hemingway en París fue Gertrude Stein. "Nacida en 1874 era la mecenas de los escritores americanos perdidos en París. Hemingway la recuerda con nostalgia. Una cierta generosidad a la vez que una gran tacañería. Sus salones eran frecuentados por la más distinguida bohemia. Picasso le pintó un cuadro famoso. Esta mujer, con un genio difícil y aspecto poco femenino, había nacido en Pennsylvania y estudió en Radcliffe. Dejó un libro inolvldable, The Autobiography of Alice Toklas(1933)(La autobiografía de Alicia Toklas) mezcla de recuerdos, retratos rápidos, pero sobre todo expresión de un arte descriptivo muy ágil, basado en una percepción muy profunda de la situación descrita. Hemingway le tenía mucha admiración y le permitió cortar y podar alguno de sus cuentos. Evoca su casa de 27 Rue de Fleurus 'al caer la tarde, por amor a la lumbre y los magníficos cuadros y la conversación'. Allí se estaba forjando la 'lost generation', un grupo de escritores perdidos que alejados de su patria hacían un 'arte internacional'. Miss Stein se sabía imprescindible, era caprichosa e injusta: estaba formando un método narrativo, basado en prescindir de lo que ella creía accesorio. Así se esbozó el germen de su mejor obra, Three Lives (1909) (Tres vidas), donde la amargura del argumento quedaba reflejada en un estilo seco y sombrío. Era como si Sherwood Anderson,(…) le hubiera marcado una pauta a seguir: En esta novela se nos descubre la biografía de tres mujeres, que quedan expuestas en su penosa condición. Miss Stein entra en un somero análisis de causas y motivos, pero se detiene cuando quiere rebasar la anécdota. Una de ellas, por ejemplo, 'la buena Anna' es un cántico a la resignación, resuelto con las menores palabras. Tiene un aire de concisión que Hemingway, sin darse cuenta, estaba aceptando.(…) E1 método de Tres vidas era irrepetible, y en París siguió otro camino, que sería observar lo que hacían tipos tan originales -y simpáticos- como Hemingway, Scott Fitzgerald, Picasso o Ezra Pound. Cuando dejaba ese oficio de 'sacerdotisa de la cultura' se convertía en una pensadora que seguía a William James y meditaba en estética. 0 incluso llegaba a proponer aquel axioma poético 'Una rosa es una rosa es una rosa…' La puntuación de la prosa era su obsesión." (1).

Pero ¿cómo se forma este selecto grupo de alumnos aplicados, y profesores exigentes?. "Gertrude Stein y sus hermanos se instalan en París en 1903; Edith Wharton en 1907; Ezra Pound y T.S. Eliot convierten a Londres en su residencia partir de 1912. Cuando, en1917, los Estados Unidos entran en guerra, afluyen a Francia numerosos voluntarios que se alistan como choferes o como camilleros en la organización Norton-Harjes o en American Ambulance Service, puestas ambas a disposición del mando francés. Entre estos voluntarios abundan los jóvenes escritores que acaban de terminar sus estudios en Harvard o Yale. EI teatro de operaciones se convertirá – según la expresión de uno de ellos Malcolm Cowley, que va a ser su historiógrafo – en 'Un curso de formación para universitaria en el extranjero para toda una generación de escritores'. Citemos a los más conocidos: Dos Passos, Hemingway, E.E.Cummings, Julien Green, Harry Crosby,Cowley:Esos cursos nos condujeron a un país extranjero, el primero que casi todos nosotros habíamos visto. Nos enseñaron a hacer el amor, a balbucear palabras de amor en una lengua extraña. Nos proporcionaron cama y comida a expensas de un gobierno que no nos concernía. Nos hicieron más irresponsables todavía: no había ningún problema para ganarse la vida, y sólo un mínimo de decisiones que tomar; podíamos confiar en el porvenir con la certeza de que nos prodigaría nuevas aventuras. Nos enseñaron el valor, la extravagancia, el fatalismo, todas las virtudes del honor en tiempos de guerra; nos enseñaron también a considerar como vicios las virtudes de los tiempos de paz: la economía, la prudencia y la sobriedad. Nos acostumbraron a temer más al aburrimiento que a la muerte".(2)

Frederick J. Hoffman en La Novela Moderna en Norteamérica dice: "Hemingway es un buen ejemplo de la influencia de Miss Stein sobre los escritores de su generación. Hablando de un viejo manuscrito que éI sometió a su examen, 'Hay una buena cantidad de descripciones en esta obra -dijo ella- y es el caso que no son particularmente buenas. Vuelve a empezar y trata de concentrarlo'. Ella sostenía que era un 'buen alumno', frente a las objeciones de Miss Toklas, a la que apoyaba Sherwood Anderson: 'No comprende usted -le decían ambos- que es tan halagador tener un alumno que hace lo que debe sin llegar a entenderlo'. E1 tenía deseos de aprender, y sentía devoción por la disciplina literaria, por lo cual salió de sus conversaciones corregido e ilustrado. Copiando una parte del largo manuscrito de The Making of Americans (1925) para su publicación en la Trasatlantic Review de Ford y corrigiendo las pruebas, 'aprendió mucho y admiró todo lo aprendido'. Discutiendo un día con ella sobre el valor de las obras de Anderson, pudo oír algunas observaciones acerca de la literatura americana, que ahora forman parte de la crítica moderna:

Gertrude Stein sostenía que Sherwood Anderson tenia el genio especial de usar una frase para transmitir una emoción directa, que eso estaba en la gran tradición americana, y que en realidad salvo Sherwood no había nadie en América capaz de escribir una frase clara y apasionada. Hemingway no era de la misma opinión, no le agradaba el gusto de Sherwood. E1 gusto no tenía nada que ver con las frases, sostuvo Gertrude Stein. Añadió también que Fitzgerald era el único de los escritores jóvenes que escribía naturalmente sobre la base de simples frases. (3)

¿Cuál fue el resultado de toda esa experiencia?. Hemingway logró superar a sus maestros al poner en práctica efectivamente, todo lo que ellos daban en teoría. Surgió un estilo que dejaría secuela en las generaciones posteriores, y en escuelas como la de los "Hard Boiled", o las novelas inspiradas en la Segunda Guerra Mundial, que más que novelas de combate son novelas del ejército.

"La recompensa póstuma de Hemingway por sus prolongados trabajos, los cuales a menudo fueron realizados bajo condiciones de una coerción doméstica extrema, es que podemos leer todavía con placer lo que fue mecanografiado por primera vez hace cuarenta años.(…) La novela que corrigió Miss Stein (titulada como uno de los poemas de Hemingway, "Junto con la juventud") fue compuesta en 1922, "más de cuatro años antes de la publicación de The Sun Also Rises, (Hemingway) había empezado a escribir una historia acerca de un joven norteamericano que conduce una ambulancia en el frente ítalo-austríaco durante la Primera Guerra Mundial. Parece que era marcadamente romántica en estilo y concepción. Estaba escrita también en una prosa considerablemente más rebuscada y llena de adjetivos que la que estamos acostumbrados a relacionar con el Hemingway joven.

Pero esta versión primitiva de la novela, tal como era, ha permanecido incógnita (…) Lo más probable es que haya desaparecido hace mucho tiempo en las aguas de una alcantarilla parisina o que se haya convertido en llamas para avivar el fuego de alguna cocina en los arrabales de la capital francesa, pues la maleta en que su joven esposa le llevaba a Hemingway, fue robada por un raterillo de la estación de Lyon de París, una tarde invernal a fines de 1922. Con ella se fueron también las copias mecanografiadas y los manuscritos de varias de las primeras historias de Hemingway, prácticamente todas las que había escrito hasta entonces." (4)

Lo que nos interesa es detectar cómo cambia el estilo de Hemingway "Durante aquellos primeros años, el estilo periodístico era tan connatural en él que quedó reflejado en los cuentos publicados como reportajes en el Toronto Star Weekly de 1922, basados en descripciones concisas y claras como fotografías tridimensionales; lo mismo puede decirse de los retratos de los ambientes franceses que Hemingway mandó al Star Weekly: entre estos retratos, el periódico publicó el 25 de marzo de 1922 una descripción de los bohémiens norteamericanos en París, destinados a ser definidos por Gertrude Stein como 'la Generación Perdida'."(5) Denotación que utilizaría Hemingway como epígrafe de su primera novela The Sun Also Rises: "You are all a lost generation." Gertrude Stein in conversation.

Miss Stein también le aconsejó dejar el periodismo, para que pudiera depurar su estilo incipiente. "No hay duda de que la agilidad, la claridad y la simplicidad estilísticas formaron siempre parte del bagaje de Hemingway, y son cualidades desarrolladas entre 1920 y 1924 durante el período de los reportajes periodísticos; pero el 9 de marzo de 1922, en una carta a Sherwood Anderson desde París, Hemingway se mostraba ya consciente de los peligros que implicaban estas cualidades: "Este maldito trabajo periodístico va a ser mi ruina: pero muy pronto voy a librarme de él y trabajaré tres meses seguidos".

Este era el consejo que desde el principio le dio Gertrude Stein, a quien Hemingway fue a ver por primera vez en marzo de 1922. "(. .) Lo de abandonar el periodismo no fue el único consejo que le dio Gertrude Stein: también le sugirió que fuese a España a ver las corridas de toros, que se convirtieron en uno de los núcleos fundamentales de su inspiración. Gertrude Stein leía sus cosas, que eran cada vez más numerosas, y se las corregía como los deberes de la escuela; Hemingway aprendió en seguida a imitar el estilo de Gertrude Stein y lo utilizó en algunas cartas a sus amigos como ejercicios de escritura (siguió utilizándolo siempre, como se desprende de algunas cartas, por ejemplo las que escribía a Adriana Ivancich). Los breves fragmentos impresionistas basados en la intensidad y la claridad, que escribió nada más llegar a París y que constituyeron in our time, fueron analizados por Pound y por Gertrude Stein, ambos de acuerdo con Hemingway en considerar la falsedad, la retórica y la ampulosidad como los peores males literarios."(6)

Hemingway pone en práctica los preceptos aprendidos de sus maestros, en in our time. Veamos una de sus viñetas:

Estábamos en un jardín, en Mons. El joven Buckley llegó con su patrulla al otro lado del río. El primer alemán que vi trepó por la pared del jardín. Esperamos que pusiera una pierna encima y entonces hicimos fuego. Venía muy bien equipado. Un gesto de infinita sorpresa se reflejó en su rostro antes de caer. Después, otros tres escalaron el muro. Les tiramos, y a todos les pasó lo mismo. (7)

Este es el estilo Hemingway en grado sumo: desnudo, objetivo, "no literario". De su primer libro Tres cuentos y diez poemas "uno de los textos que Hemingway mostró a Gertrude 5tein fue el cuento "Arriba en Michigan"; pero la escritora lo rechazó por motivos de contenido, (…)". Recordemos que Miss Stein en París era una fiesta, había calificado el cuento de inaccrochable: "No se lo discutí ni intenté volver a explicar la intención de mis diálogos. Era asunto mío y me interesaba más escuchar que hablar." (p.23.) "los mismos motivos por los que rechazó el Ulises de Joyce y jamás se hizo amiga del escritor irlandés." (8)

Ezra Pound un maestro y un amigo.

Pound actuó sobre Hemingway de una manera más práctica. Corrigió sus primeros trabajos, y aquellos que habían pasado por la prueba del lápiz rojo, se les buscaba salida a través de las publicaciones en las que Pound tenía alguna influencia.

"También Pound le puso en guardia ante las seducciones del periodismo: le hizo ser consciente de los efectos demasiado fáciles en las descripciones demasiado claras. Pero la ayuda de Pound fue más concreta que estilística: fue él quien le hizo publicar las primeras cosas. Era una autoridad entre las pequeñas revistas y las publicaciones de vanguardia, y mandó seis poesías de Hemingway a la revista The Dial y un cuento a The Little Review.

Las cartas de Hemingway de aquellos años están llenas de alusiones a los esfuerzos de Pound por hacerle publicar sus cosas, aunque a menudo los esfuerzos resultasen infructuosos. Por ejemplo, Pound le hizo conocer a Robert McAlmon, que publicaba el Contact Editions; y en efecto, fue McAlmon quien le publicó, como hemos dicho, su primer volumen. Three Stories and Ten Poems (que Hemingway siempre consideró como el comienzo de su actividad de escritor) después de que Hemingway le convenciese de ir a ver las corridas de toros a España con él y con William Bird, propietario de otra pequeña editorial, la Three Mountains Press, donde en 1923 apareció, impreso en una prensa manual en la Ile St. Louis, in our time gracias a la recomendación de Ezra Pound (como se desprende de una carta de Hemingway, del 15 de junio de 1928).(9) Lo más interesante, es recalcar que Hemingway siempre tuvo buen olfato para rodearse de personas que lo ayudaran en su carrera de escritor, y que todo esto lo haga a la edad de 28 años.

"Ezra Pound fue el primero en reconocer la genialidad de Hemingway. El precursor de la moderna poesía americana fue su mejor amigo. Ernest le guardó fidelidad hasta que la postura política de Pound, su antisemitismo e inclinaciones fascistas, acabaron con aquella amistad. Hemingway estimaba en él de un modo particular no sólo su juicio literario y sus consejos prácticos, sino el inagotable altruismo que Pound patentizaba con todos los jóvenes escritores que prometían (…) Pound leía todas sus composiciones y se las devolvía después con multitud de anotaciones y minuciosos consejos. Gertrude Stein se limitaba a una critica de tipo más general, que siempre resultaba en alto grado constructiva y con frecuencia tenia un tono mordaz. En sus memorias de aquellos años dice Hemingway que 'Ezra tenia razón la mitad de las veces, y cuando no tenía razón estaba equivocado hasta tal punto, que no cabía dudar en absoluto de su error. Gertrude tenía siempre razón". (10)

Así lo recuerda Hemingway en París era una fiesta: "Ezra era el escritor más generoso y más desinteresado que nunca he conocido. Corría en auxilio de los poetas, pintores, escultores y prosistas en los que tenía fe, y si alguien estaba verdaderamente apurado, corría en su auxilio tanto si tenía fe como si no. Se preocupaba por todo el mundo, y en los tiempos de nuestra amistad la persona que más le preocupaba era T.S. Eliot."(11)

Pound y el joven poeta de Chicago.

En la introducción a los 88 poemas de Hemingway, se habla con profundidad de esta relación de amistad y aprendizaje, entre el joven y desconocido escritor Hemingway, y el conocido e influyente "príncipe de los expatriados norteamericanos". "(…) Ezra Pound, no sólo influyó en su estilo, sino que además intentó publicar los poemas de Hemingway. La propia frase de Pound, 'la edad lo exige', sirvió a Hemingway en uno de sus poemas más enérgicos. 'Me está enseñando a escribir (…) y yo le estoy enseñando a boxear." (12)

En París era una fiesta se habla de las clases de boxeo que Hemingway le daba a Pound, y asistimos a una de ellas: "Ezra quiso que yo le enseñara a boxear, y un día que le daba una lección en su estudio, a última hora de la tarde, conocí a Wyndhan Lewis. Ezra boxeaba desde muy poco tiempo, y me avergonzaba que se mostrara torpe ante un amigo suyo, y procuré Que diera la mayor impresión posible." (p.l04).

"Como fundador del movimiento Imaginista, a Pound le gustaba el lenguaje preciso y los efectos visuales, cuidadosamente elegidos, de los poemas de Hemingway." (13)

"Con Ezra Pound hemos entrado en los dominios de ese amplio grupo de poetas cuya obra indudablemente tiene más interés desde el punto de vista de la forma y de la técnica que del pensamiento o de la actitud. (…) Porque las innovaciones de forma fueron la preocupación del grupo de los llamados imaginistas a ambos lados del Atlántico y condujeron a subrayar

nuevas posibilidades de la teoría y de la práctica sobre la base de un programa definido que se formuló en 1915 en la primera de las tres colecciones intituladas Algunos poetas imaginistas. Los puntos más significativos de este programa eran 'Hacer nuevos ritmos', 'ofrecer una imagen' y 'Producir poesía que sea dura y clara'. " (14)

Esta es una de las principales guías que sigue Hemingway en sus primeros poemas, y una norma que adopta para el resto de sus trabajos de narrativa, recordemos que estos preceptos eran inculcados a Hemingway a través de las correcciones que hacía Pound a sus trabajos.

Los postulados citados en Imagen, Objetividad y Confesión del prof. Oliveros sobre el Imaginismo, que son tomados del libro de Pound El arte de la poesía son los siguiente "En la primavera o a principios del verano de 1912. H.D., Richard Aldington y yo decidimos que estábamos de acuerdo en los tres principios siguientes:

1) tratar la cosa directamente, ya fuese subjetiva u objetiva;

2) prescindir de toda palabra que no contribuyera a la presentación;

3) en cuanto al ritmo: componer (escribir) siguiendo una secuencia análoga a la de la frase musical, y no una secuencia de metrónomo".(15)

Lo que conformaría las bases del estilo Hemingway, no son más que estos postulados, aplicados a la prosa diez años después de ser formulados por los Imaginistas.

Iribarren Borges también habla sobre el Imaginismo en el ensayo sobre Pound: "Todavía hoy se discute sobre la paternidad del imaginismo. Si corresponde a Hulme, o a Pound, o a Flint. No se trata, sin embargo, sino de una cuestión de mero valor anecdótico, pues nadie osaría discutir que su auge, su fijación conceptual y hasta el galicismo que le da su nombre, deben mucho más a Pound que al pseudofilósofo y poeta T.E.Hulme, desde cuyo salón de Firth Street, brotaron las ideas que hicieron nacer el movimiento." (16)

Pound era un personaje controversial, en una de las biografías de Hemingway, escrita por Ignacio Sanguinetti, encontramos el siguiente retrato de Pound, visto por Hemingway: (Pound) "Sólo emplea la quinta parte de sus energías en su propia obra -escribió Ernest con respecto a ese generoso amigo, siempre al quite, que era Pound-. El resto de su tiempo lo emplea en favorecer la suerte de sus amigos, lo mismo su suerte material, como la artística. Los defiende cuando son atacados y los saca de la cárcel. Les presta dinero y les organiza conciertos. Les presenta mujeres ricas. Convence a los editores para que publiquen sus libros. Cuando ve a alguno en trance de muerte se pasa la noche a la cabecera de su lecho y le sirve de testigo para su testamento. Les presta dinero para el hospital y los disuade del suicidio. Y finalmente, hay algunos de ellos que no vacilan en hundirle el cuchillo en la espalda a la primera ocasión". (17) Qué difícil era ser el "príncipe de los expatriados".

"Cuando Ford Madox Ford buscaba un subdirector para el Trasatlantic Review Pound recomendó a Hemingway. 'Escribe muy buena poesía -le dijo a Ford- y es el estilista en prosa más sutil del mundo.' Pound tenía muy buena opinión de la poesía de Hemingway ya que siempre la incluía en las revistas y antologías que editaba." (…) Los poemas que Hemingway escribió son concomitantes a estas influencias (Gertrude Steín y Ezra Pound) y, con frecuencia, dramatizan sus intereses en cambio. Son vestigios de los períodos más apasionantes y trascendentales de su vida. Algunas veces juegan un papel banal en sus intentos de consolidación como escritor." (18 )

Tres cuentos y diez poemas fue una sorpresa que empezó con la carrera de Hemingway. Ezra Pound había aceptado in our time, una colección de viñetas en prosa, para una serie de libros que William Bird estaba publicando en París. Este libro tenía que haber aparecido antes que Tres cuentos y diez poemas, pero la imprenta Three Mountains de Bird trabajaba despacio. Por consiguiente, en agosto de 1923, la editorial Rober McAlmon publicó el primer libro de Hemingway. Ocho meses antes, en diciembre de 1922, la mayoría de los manuscritos de Hemingway se perdieron en la estación de Lyon cuando a Hadley le robaron, del compartimento del tren, una maleta que llevaba a Lausana." (19)

La pérdida de sus manuscritos en la Gare de Lyon.

En la biografía de Fernanda Pivano sobre Hemingway, se cuenta lo siguiente sobre esta pérdida: (Hemingway) "Le dijo que se reuniera con él y que le trajese sus manuscritos. Hadley se lo tomó al pie de la letra y los metió todos en una maleta; pero en la Gare de Lyon le robaron la maleta, para gran desesperación de Hemingway (…) y muchas lágrimas de Hadley: allí estaban también las copias de papel carbón. Allí estaba absolutamente todo salvo Up in Michigan y My Old Man ("Mi viejo"), los dos cuentos que junto a Out of Season ("Fuera de estación·') constituyeron el primer volumen de Hemingway: Three Stories and Ten Poems, publicado por Robert McAlmon en sus Contact Editions en noviembre de 1923." (20)

En París era una fiesta se cuenta el accidente con mayor imparcialidad: "A Hadley le robaron la maleta en la Gare de Lyon, cuando iba a Lausanne y se llevaba todos mis manuscritos por darme una buena sorpresa, para que yo pudiera trabajar en mis cosas en las montañas donde íbamos a pasar unas vacaciones. Hadley se llevó los manuscritos originales y los puestos en limpio a máquina y las copias al papel carbón, todo muy bien ordenado en carpetas de cartulina. Uno de los dos cuentos se salvó porque Lincoln Steffens lo había mandado al director de un periódico, y me lo devolvieron. Viajaba en el correo cuando me robaron lo demás. El otro cuento salvado era el que se titulaba Up in Michigan, que acababa de escribir el día en que Miss Stein nos visitó. Como ella dijo que el relato era inaccrochable, nunca llegué a pasarlo a máquina. Se quedó en un cajón a trasmano." (p.72.)

Esta fue una pérdida que Hemingway recordó toda su vida. Mucho tiempo después de su muerte, fue publicado un grupo de relatos inéditos, y en uno de ellos habla también extensamente del extravío de sus manuscritos en la Gare de Lyon.

(…) por aquel entonces yo era muy metódico y guardaba los manuscritos originales en una carpeta, los originales mecanografiados en otra y las copias de papel carbón en otra.(. .) yo trabajaba en la Conferencia de Lausana, se acercaban las vacaciones y la madre de Andrew, que era una chica encantadora, muy hermosa y muy buena (…) Había metido todas las carpetas de manuscritos en una maleta y había dejado la maleta con el resto del equipaje en su compartimento de primera clase del expreso Paris-Lausana-Milán, en la Gere de Lyon, mientras bajaba al andén para comprar un periódico de Londres y una botella de agua para Evian. ¿Recuerdas la Gare de Lyon, donde hay una especie de carritos con periódicos, revistas, agua mineral, botellines de coñac y bocadillos de jamón con barras de pan largo y puntiagudo cortadas por la mitad y envueltas en papel y otros carritos con almohadas y mantas para alquilar? Pues cuando volvió al compartimento con su periódico y su agua de Evian, la maleta había desaparecido. (21)

Finalmente, la versión mejor documentada de lo que sucedió con los manuscritos de Hemingway, la dan Alfred G. Aronowitz y Peter Hamill en su biografía de Ernest Hemingway, The Life and Death of a Man: Another time, for example. Hemingway's wife, Hadley, set out from París shortly before Christmas of 1922 to join him in Switzerland, where he was covering the Lausanne Conference. In her railroad compartment in the Gare de Lyon, she placed a suitcase containig some eighteen stories, thirty poems, and an unfinished novel, almost all the manuscripts which Hemingway had written since their marriage. The material had been neatly copied and filed indossiers and Hemingway wanted it so he could show it to Lincoln Steffens, who also was covering the conference. While the train was still in the station, however, Hadley left the compartment for a drink of water. When she returned, the suitcase was gone. The thief, of course, had been interested only in the suitcase, although it might pay him to look up the contents of the trunk in his attic today. Unwittingly, however, the thief also accomplished what all of Gertrude Stein's persuasion had only partially done -to force Hemingway to discard his early attempts and begin with the freshness that became his style." (22)

Pero lo que más nos interesa es lo que quedó de todo lo que habia escrito en aquella época y que sobrevivió a la perdida de los manuscritos en la Gare de Lyon. "Cuando McAlmon pidió a Hemingway que le entregara sus escritos para publicarlos, todo lo que quedaba de su trabajo eran dos cuentos, "Up in Michigan", "My Old Man", y una colección de poemas. Esa primavera, terminó "Out of Season" inquietante cuento que marca el principio de su estilo de madurez).

Fueron publicadas trescientas copias de Tres cuentos y diez poemas, siendo un éxito en la colección de la Contact Editions. Sylvia Beach vendió copias en su librería, Shakespeare and Company, y Hemingway distribuyó algunas en París, llevándolas de un lado a otro. Dedicó una copia a Gertrude Stein y Alice B. Toklas, 'con afecto de Hemingway'."(23) Demos un vistazo a los poemas que escribió y publicó Hemingway en París, que fueron sometidos a la corrección de Ezra Pound y que representan los primeros esfuerzos de Hemingway por convertirse en escritor, aunque "Los poemas no reflejan el estilo de madurez de Hemingway".

(…) Ezra Pound dijo una vez de su amigo Hemingway: 'Los instintos de un hijo de puta son inequívocos.' La mayor parte de lo bueno de esos instintos ha quedado patentizado en sus poemas. Son directos, con frecuencia agudos y obscenos; pero, algunas veces, son también reflexiones conmovedoras de un hombre. Los poemas pierden las sutilezas, la complejidad psicológica y la belleza de la prosa, pero no hay falsedad en sus mensajes." (24)

Un poema llamado Mitrailliatrice o Mitragliatrice escrito en Chicago en 1921, publicado en Poetry en enero de 1923 y finalmente incluido en el volumen Tres cuentos y diez poemas (1923) nos da una idea del estilo Imaginista que Pound quería imprimir a Hemingway. I) pintar la cosa tal como la veo; 2) belleza; y 3) liberación de todo didactismo.

MITRAGLIATRICE

Los molinos de los dioses muelen

lentamente; pero este molino

crepita con un staccato mecánico.

La fea y menguada infantería del

cerebro avanza por un terreno

difícil, hace de esta Corona

su ametralladora.

(Traducción Carlos Pujol)

MITRAILLIATRICE

Los molinos de los dioses muelen despacio

pero este molino

parlotea con un staccato mecánico.

La fea y perversa infantería de la mente,

avanzando por un difícil terreno,

hace de esta Corona

su mitrailleuse.

(Traducción José Ramón Insa)

La nota correspondiente a este poema, que aparece en 88 Poemas de Hemingway, es la siguiente: Mitrailliatrice. Título. Ha habido una gran desorientación en el deletreo de este título de Hemingway. Apareció escrito como "Mitrailliatrice" en Poetry; sin embargo, en Tres cuentos y diez poemas se imprimió "Mitraigliatrice". En francés la palabra significa ráfaga de metralleta. Corona: la máquina de escribir que Hadley había regalado a Hemingway el día de su cumpleaños. Mitrailleuse; ametralladora (francés)." Es claro que una máquina de escribir suena como una pequeña ametralladora, cuando se está escribiendo con mucha rapidez.

Otra de las "Notas" de los 88 Poemas, nos aclara el trabajo que se tomaba un poeta serio como Pound, por la incipiente obra de Hemingway: "En 1923, después de que Hemingway y Hadley se trasladaran a París, Ezra Pound entregó algún poema de Hemingway a Scofíelá Thayer, editor de Dial. Pound , por otra entrega a este editor: 'The Waste Land' de T.S. Eliot, estaba en total desacuerdo con él y Thayer rechazó los poemas de Hemingway. Después de esto, Ernest Hemingway disfrutó difamando a la Dial y particularmente a su editor gerente, Gilbert Seldes; junto con Scofield Thayer. Puesto que Seldes parece que no tuvo nada que ver con los poemas que Pound entregó a Scofield Thayer, existe una cierta desorientación en el porqué Hemingway eligió a Seldes como blanco de sus críticas." (25 )

En otros poemas Hemingway demuestra su agradecimiento a sus maestros o amigos, en algunas oportunidades hace sátira, en otras imita el estilo del escritor al que quiere ridiculizar.

La revista Poetry en la cual aparece el poema Mitrailliatrice además de muchos de los que escribió en París, fue "fundada en 1912 en Chicago por Harriet Monroe, probablemente sea la publicación en su género de vida más prolongada. Convertida en una verdadera institución, como diría Eliot, Poetry continúa apareciendo mensualmente con una regularidad envidiable. Por su misma longevidad, Poetry no es un caso típico de lo que podríamos llamar revistas de vanguardia, entre cuyas características principales están las de durar y circular poco, además de representar un compromiso de tipo estético. En este sentido, Harriet Monroe se propuso hacer algo diferente con Poetry: trataría de conseguir grandes audiencias para la poesía y no se parcializaría por ninguna tendencia en particular. Lo importante, según Miss Monroe, era proporcionar un órgano de difusión adecuado a los jóvenes exponentes de la poesía norteamericana que se hallaban relegados a un segundo plano en comparación a los exponentes de las demás artes: 'Hoy en Chicago podría estar viviendo un Nilton y no encontraría dónde publicar sus poemas'." (26) Hemingway no fue un gran poeta, pero Poetry le dio su oportunidad, como a todo muchacho cuya "edad se lo exigía".

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