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Un enfoque socio-psico-médico de la Salud Pública


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

La mejor medicina no es la que cura, sino la que precave.

JOSÉ JULIÁN MARTÍ PÉREZ, 1876

Resumen

En el presente trabajo se realiza un análisis del sistema de contradicciones dialécticas de la salud pública a nivel comunitario, revelándose el sistema de relaciones entre las categorías propias de cada contradicción y arribándose a conclusiones que explican la importancia de la consideración de la Medicina Social como un paradigma emergente en el siglo 21.

ABSTRACT

Presently work is carried out an analysis of the system of dialectical contradictions from the public health to community level, being revealed the system of relationships among the categories characteristic of each contradiction and being arrived to conclusions that you/they explain the importance of the consideration of the Social Medicine as an emergent paradigm in the century 21.

Introducción

La Medicina es una ciencia, además de ser una profesión y una gran responsabilidad de quienes la profesan, por lo tanto tiene un objeto bien definido, el ser humano en su condición de ente biológico, psicológico y social; una gran contradicción a la que debe dar solución con su accionar: la que se da entre salud-enfermedad y un objetivo a cumplir: garantizar la calidad de vida del individuo, la familia y la comunidad en general.

En este contexto existen dos tendencias globales que se destacan en el campo de la medicina: la primera tiene que ver con el enfoque curativo, propio de la medicina de occidente, de élite, la que trata con el individuo enfermo. Esta medicina es la que se ejerce en las grandes instituciones de salud y en los grandes centros de investigaciones para dar tratamiento a la enfermedad y rehabilitar al enfermo ya curado.

La segunda es la medicina social o comunitaria, que es desarrollada por profesionales de la salud que están en el centro de la comunidad y que tienen, como principal tarea, realizar acciones de prevención de enfermedades y promover adecuados estilos de vida en la población, además de hacer labores de dispensarización y aplicar programas salubristas para evitar que el individuo sano se enferme. Este es el enfoque socio-psico-médico y hacia él va dirigido este trabajo.

Desarrollo

El hombre vive en la actualidad en un mundo en el que se globaliza, no sólo la información (el llamado quinto poder) sino también las enfermedades, las guerras, los desastres naturales provocados por él mismo, la pobreza, el hambre y la falta de valores humanos, entre otros.

En este contexto la Cultura entendida como una categoría que tiene que ver con el sistema de conocimientos acumulado por la humanidad en sus más diversas manifestaciones, tiene como polo opuesto, en el sentido dialéctico, a la Tradición que tiene que ver más con los usos y costumbres arraigados en el individuo y en la sociedad en general y que se transmite, de generación en generación, principalmente, a nivel de la familia.

La tradición arraiga tanto en el hombre que, muchas veces en la propia práctica profesional se manifiesta con mayor fuerza que el propio método científico. El percatarse de ello es síntoma de que el individuo va adquiriendo cultura, es decir, se va dando cuenta de que es necesario transitar por otros caminos en donde el concepto adquiera una dimensión objetiva.

Pero la cultura depende de un proceso en el que se involucran todas las instituciones sociales, principalmente las universidades, las que tienen el mayor protagonismo. Estas tienen la importante función de sostener, preservar, desarrollar y difundir la cultura de la humanidad:

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Desde este papel rector la universidad, como centro cultural por excelencia de la sociedad, incide en las restantes instituciones: escuelas, hospitales, empresas y otras, siendo determinante su positiva influencia en el incremento de la calidad de vida del hombre.

La Calidad de Vida es una categoría que expresa un estado óptimo en la vida del hombre y que tiene que ver con el equilibrio entre lo Espiritual y lo Material como polos opuestos de una contradicción dialéctica que tiene como componentes el Modo de Vida, la Concepción de Vida, el Nivel de Vida y los Estilos de Vida.

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En Este sistema de relaciones el modo de vida responde a las formas en que los individuos organizan su vida; el nivel de vida tiene que ver con el aspecto material: salarios, condiciones de la vivienda, etc; la concepción de vida tiene que ver con lo espiritual, es decir con la cultura del individuo en relación con su vida y con su salud, consigo mismo y con los demás y los estilos de vida son las formas en que el individuo se proyecta concretando en la práctica las restantes categorías. Por ello los estilos de vida constituyen una categoría sintética que cualifica al hombre, distinguiéndolo del resto de los seres vivientes del planeta.

Una conclusión a la que es necesario arribar es que en los estilos de vida se manifiesta la cultura del individuo, de manera tal que se espera que, mientras más culto es el individuo mejores estilos de vida debe manifiestar.

Pero esta cultura, en el sentido epistemológico, se debe entender de forma holística, es decir, integrada. Una de las grandes contradicciones dialécticas en relación con la cultura es la que se manifiesta entre la Dispersión Cultural y la Integración Cultural.

Por dispersión cultural se entiende la forma fragmentada con que los individuos asumen críticamente el contenido de la cultura que se almacena en el fondo universal de conocimientos, en donde se guarda la cultura acumulada por la humanidad. En este sentido la emergencia del paradigma de la complejidad demanda un análisis crítico integrado, lo que significa que debe contemplarse de manera holística el sistema de relaciones que se manifiesta desde los componentes, gnoseológico, metodológico, ontológico y axiológico de la cultura, es decir:

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Fig. 3: Sistema de relaciones epistemológicas.

El Saber es el conocimiento que el hombre asimila como cultura y que se difunde en forma de conceptos, principios, leyes, postulados, teorías, hechos, etc; el Hacer es la forma en que el hombre aplica los conocimientos adquiridos en la práctica de acuerdo a determinados procedimientos; el Ser es la precisión del lugar que ocupa y el papel que desempeña el individuo en su contexto y en relación con los demás y el Convivir es el significado y el sentido que tiene para el hombre las acciones que realiza, es decir, el sistema de valores que manifiesta. Mediado por este sistema de relaciones se encuentra la manifestación de la contradicción dialéctica que se da entre el Pensamiento y la Acción.

El pensamiento es la categoría psicológica que expresa el grado de dinámica interna a nivel de cerebro en el hombre y la acción el grado de dinámica externa que se manifiesta en sus modos de actuación.

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En este sentido el camino lógico que, a manera de ruta crítica, debe seguir el hombre en la solución de la referida contradicción es: Hacer, Pensar, Reflexionar y Rehacer:

Se infiere que, a un nivel primario, el hombre, antes de hacer, piensa su acción. Pero una vez que hizo piensa en su actuación a un nivel superior, reflexiona en la búsqueda de juicios valorativos y luego rehace, es decir, vuelve a hacer sobre la base de la reflexión. La reflexión es un pensamiento de nivel superior y más objetivo.

Lo planteado adquiere un valor agregado en la solución de la contradicción dialéctica que se da entre la Causa y el Efecto, siendo la causa el origen de las cosas y el efecto el resultado. El referido valor agregado consiste en la necesidad de considerar, para la solución de los problemas de la cotidianeidad, no al efecto, sino a la causa. En este sentido es una práctica muy arraigada tratar de resolver los problemas desde la consideración del efecto, ocurriendo que luego este vuelve a manifestarse. Son muchos los ejemplos que pudieran citarse en relación con esto, pero basta citar uno para comprender la importancia de lo planteado: en la campaña epidemiológica en contra del mosquito Aedes Aegipthy se fumigan las casas pero se le presta poca atención a la recogida de los desechos líquidos y sólidos, habitad natural del mosquito.

Otra contradicción dialéctica implícita en lo planteado es la que se manifiesta entre Teoría y Práctica. De esta manera la acción del hombre tiene una connotación en el plano teórico y otra en el plano praxiológico, siendo este último el elemento regulador de las acciones que moviliza la solución de la contradicción dialéctica que se da entre lo Interno y lo Externo y que se manifiesta a nivel psicológico, en donde se dinamizan las categorías: Necesidad, Motivación, Interés y Actividad.

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Las necesidades se configuran como la categoría que expresa la carencia de algo y que demanda su búsqueda. Por lo general el contenido de la necesidad, es decir, la "necesidad en sí" emerge luego de haberse explorado suficientemente el objeto de la misma. Teniendo este objeto Fisuras Epistemológicas que no han sido reveladas por la ciencia, entonces el hombre incorpora esta necesidad como una Brecha Epistemológica que debe ser llenada, despertando su interés y motivándolo para el desarrollo de la actividad. De esta forma el interés es la categoría que indica que la necesidad está objetivada. Es decir, nos interesamos por algo cuando sabemos que su logro contribuye a resolver nuestra necesidad sentida.

Por otra parte la motivación es la categoría que refleja la existencia e una necesidad y determinados intereses, sobre la base de lo cual se despliegan potencialmente todas las intenciones y todos los recursos para lograrlo, esto último al menos, a nivel de diseño.

La actividad es la categoría que implica el diseño de un sistema de acciones y su operacionalización en determinados indicadores. La actividad es una categoría abstracta, para cuya realización se requiere del diseño de un sistema de acciones y la factualidad de operaciones concretas:

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Este entramado de relaciones epistemológicas, lógicas y metodológicas constituyen la base de la medicina con enfoque social, psicológico y biológico y es de obligatoria consulta para entender el carácter socio-psico-médico de la medicina comunitaria.

El hombre, genéricamente hablando, es un ser biológico, psicológico y social. Desde el punto de vista dialéctico en este sentido se manifiesta la contradicción entre Salud y Enfermedad como polos opuestos cuya solución dinamiza las acciones para el mejoramiento de la calidad de vida del individuo, la familia y la comunidad.

La salud es un estado óptimo del hombre que refleja un nivel óptimo de calidad de vida, por debajo del cual se considera un individuo enfermo. De esta forma existen enfermos biológicos, psicológicos y sociales:

  • El enfermo biológico manifiesta un desequilibrio en el organismo que altera su ciclo vital. De esta manera este desequilibrio está relacionado con la presencia de enfermedades transmisibles (lepra, cólera, dengue, etc) y con enfermedades no transmisibles (cáncer, diabetes, cataratas, etc).

  • El enfermo psicológico tiene algún tipo de disfunción mental que afecta su conducta y su manera de interpretar el mundo en el que vive.

  • El enfermo social es un individuo que no se ajusta a los patrones de comportamiento socialmente establecidos y que están regulados por leyes punitivas: delincuentes, directivos corruptos, prostitutas, etc.

Es importante entender que estas enfermedades no son siempre concomitantes ya que, de hecho, existen individuos enfermos biológicamente que no lo están ni psicológica ni socialmente. También pueden existir personas enfermas psicológicamente que no lo estén biológica ni socialmente y, finalmente, existen delincuentes que no están enfermos psicológica ni biológicamente, aunque pueden darse casos de concomitancia.

La contradicción dialéctica esencial salud-enfermedad constituye una puerta abierta a las investigaciones de corte socio-psico-médico en las cuales se analiza al hombre desde las dimensiones biológica, psicológica y social.

En los últimos tiempos, países como Canadá, Francia, Cuba, Suiza y Australia han tratado este tema, pero los usos y costumbres, es decir, la tradición en la medicina es difícil de cambiar. En la mayoría de los países predomina el pensamiento curativo por encima del preventivo. Este pensamiento es propio de los grandes hospitales y de las grandes instituciones de investigaciones biomédicas.

Asociado a ello se encuentra, además de la dimensión biomédica, la dimensión económica (ganancia por concepto de atención médica), la dimensión tecnológica (uso de equipos de punta en relación con el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades) y la dimensión social (matizada por el sistema de relaciones de las instituciones de salud con el contexto en que se encuentra):

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Uno de los grandes problemas que se manifiestan en los hospitales (que ha sido reconocido por la OMS/OPS) radica en las insuficiencias que se manifiestan en dar solución a la contradicción que se manifiesta entre la aplicación del Método Clínico y el Método Epidemiológico.

La aplicación del método clínico implica indagar en los signos y síntomas del paciente, en la realización del examen físico y la anamnesis en la búsqueda de un diagnóstico presuntivo. En este proceso, luego de haberse agotados todos los medios para la caracterización de la entidad que afecta la calidad de vida del individuo, se orientan exámenes complementarios, los que ayudan a la confirmación o no del diagnóstico presuntivo, convirtiéndose en un diagnóstico clínico o conclusivo.

Este proceso es muy delicado en el sentido operativo ya que no siempre se siguen los mismos procedimientos, además de que las entidades no siempre presentan los mismos signos y síntomas. En este sentido es determinante la pericia del facultativo, su experiencia y preparación profesional, además de contar con los recursos tecnológicos necesarios.

Por ello en los últimos años la OMS/OPS han indicado los llamados Manuales de Normas y Procedimientos para las diferentes especialidades médicas (incluyendo a los enfermeros). En estos manuales aparecen la mejores prácticas biomédicas o buenas prácticas clínicas (benchmarking).

Lo planteado es decisivo para el logro de la calidad en los servicios, contribuyendo a disminuir a iatrogenia y reforzando el componente bioético y deontológico de la labor asistencial.

La bioética, como se conoce, es la rama de la medicina que se ocupa de la aplicación de los principios éticos en la atención al paciente. Estos principios son analizados periódicamente en foros internacionales como los de Alma Atá, Edimburgo, Helsinski y Otawa, por sólo citar estos y los mismos se aplican tanto en la atención primaria, así como en la secundaria y en la terciaria; además es un punto de obligada referencia en las investigaciones biomédicas.

La deontología es el deber del médico y esta se signa desde el juramento de Hipócrates y lo acompaña durante toda su vida profesional. Un análisis dialéctico nos permite aseverar que, en la profesión médica actúan como polos opuestos de una contradicción esencial la Bioética y la Deontología, de manera tal que el desequilibrio entre ellas manifiesta, como síntesis la Iatrogenia. Es decir, cuando en la profesión médica no se atienden a las normas éticas y no son adecuados los procedimientos que se emplean en la atención al paciente, entonces se incurre en el error médico.

Otro aspecto de este análisis está relacionado en la aplicación del Método Epidemiológico, el que tiene su esencia en la consideración de los factores de riesgo de las enfermedades en su vínculo con los estilos de vida del individuo, la familia y la comunidad así como con las condiciones medioambientales del entorno. En estos factores de riesgo se incluye la higiene personal y del local asistencial, el lavado de las manos, el empleo de desinfectantes, la vigilancia de las infecciones nosocomiales y el manejo de la ropa usada en las autoclaves, entre otros.

Lo planteado implica tener en cuenta el sistema de relaciones que se manifiesta entre las categorías Prevención, Promoción, Tratamiento y Rehabilitación.

La prevención de enfermedades es una de las funciones que le compete a todo el personal de la salud y a la población en general, esta última orientada metodológicamente por los primeros. La prevención se debe realizar en los tres niveles asistenciales, aunque junto con la promoción, es la función primordial de la atención primaria.

  • La promoción de salud está relacionada con la difusión de adecuados estilos de vida de la población y con el cuidado del medio ambiente. Promover salud implica desarrollar acciones cooperativas, lo que requiere el empleo de recursos, el empoderamiento de la población, la labor intra e intersectorial y el desarrollo de proyectos comunitarios con la participación ciudadana.

  • En la prevención de enfermedades y en la promoción de salud es donde se despliega en su máxima expresión el método epidemiológico como un método de barrera el que, acompañado de la vigilancia epidemiológica, de estudios demográficos y climatológicos, inciden en el perfeccionamiento de los estilos de vida de la población.

  • El tratamiento, por su parte, es la función con la que el profesional de la salud atiende al individuo enfermo para curarlo.

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  • Finalmente la rehabilitación es la función mediante la cual se despliegan un conjunto de acciones para incorporar al individuo curado a la sociedad, en plenitud de facultades o con determinado nivel de recuperación.

Un individuo se enferma debido a condicionantes genéticas (hereditarias) y a condicionantes externas relacionadas con sus estilos de vida y con las condiciones del medio ambiente en el que vive. Por lo general, cuando fallan las acciones de prevención de enfermedades y de promoción de salud se incrementa la morbilidad de enfermedades y la mortalidad.

Para el tratamiento de las enfermedades se han empleado, históricamente, dos tipos de medicina, a saber, la occidental y la oriental.

A la primera se le conoce con el nombre de Medicina Tradicional y se caracteriza por el empleo de medicamentos alopáticos producidos en las industrias farmacéuticas de acuerdo a determinadas indicaciones protocolizadas. También se caracteriza por ser una medicina invasiva al organismo humano, ya sea por medios orales, quirúrgicos o de otros tipos. Es la "medicina blanca".

A la segunda se le conoce como Medicina Bionergética y Natural y se basa en la aplicación de técnicas y procedimientos oriundos de las civilizaciones orientales, que han pasado de generación en generación y que emplean la acupuntura, la digitopuntura, la fitoterapia, la fangoterapia y otras alternativas, es la llamada "medicina amarilla".

Recientemente ha emergido con fuerza la Medicina Homeopática consistente en el empleo de combinaciones de sustancias que fueron consideradas, durante mucho tiempo, como sustancias dañinas al organismo pero que, en pequeñas cantidades y con determinada posología, tienen efectos curativos en determinadas afecciones. Estas tuvieron su origen en la Alquimia y se le puede llamar como "medicina roja".

Finalmente es preciso hablar de la otra medicina, la Medicina Regenerativa que tiene una base tecnológica y que tiene una aplicación a nivel celular y genético. Esta aún se encuentra en franco desarrollo. Su nombre debe ser "medicina azul".

Esta clasificación indica la necesidad de considerar el llamado al cambio de paradigma biomédico desde todas las perspectivas posibles.

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De esta forma en el tratamiento de los individuos enfermos se manifiesta, también, otra contradicción dialéctica, la que se da entre la Necesidad y la Posibilidad.

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La necesidad es la categoría que indica carencia de algo, en este caso carencia de salud mientras que la posibilidad es la categoría que tiene que ver con los escenarios en donde el individuo se enferma y con la dimensión económica, pues en muchas partes del mundo curarse de una enfermedad implica erogar recursos financieros o económicos (propios e institucionales) que no siempre se recuperan. La Posibilidad incluye también el empleo de recursos humanos, tecnológicos y materiales.

El empleo adecuado de estos recursos optimiza la labor asistencial.

  • Los recursos humanos tienen que ver con la labor asistencial del profesional de la salud. Este es el principal recurso, es decir es el recurso dominante del sistema de salud.

  • Los recursos materiales tienen que ver con los medicamentos y los insumos asistenciales.

  • Los recursos tecnológicos tienen que ver con el empleo de tecnologías de diagnóstico y tratamiento así como con los medios de informatización de los servicios.

  • Los recursos financieros tienen que ver con los gastos en los que se incurre en la labor asistencial por concepto de tratamiento, estadía hospitalaria, compra de medicamentos y pago de honorarios al facultativo o a la institución.

La solución de la contradicción esencial que se establece entre la salud y la enfermedad tiene que ver con el equilibrio en el empleo de estos recursos y se asocia, dialécticamente a la solución de la contradicción que se manifiesta entre las Demandas Sociales y la Practica Profesional.

Las Demandas Sociales se constituyen en la alerta de problemas de salud y que se convierten en necesidades sentidas.

La Práctica Profesional es expresión de la labor del profesional de la salud en la solución de la contradicción entre salud y enfermedad, del proceder biomédico, del empleo del método clínico y el epidemiológico, etc.

Asociada a estas categorías se encuentran los Sistemas y los Servicios de Salud.

Los sistemas de salud son implementados por el gobierno y obedecen a políticas estatales. Los servicios de salud son los que se ofrecen a la población, en los que se desarrollan las funciones profesionales del personal de la salud.

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En Este contexto resulta necesario referirse a la solución de la contradicción dialéctica que se manifiesta entre la Individualidad y la Colectividad.

La individualidad es expresión de la acción de una sola persona, mientras que la colectividad es expresión de la acción comunitaria. En el contexto de la contradicción entre salud y enfermedad debe patentizarse el predominio de la acción colectiva por encima de la individual. Es en la colectividad en donde se aplican los sistemas de salud y se desarrollan los servicios de salud. Es, desde la colectividad, en donde se producen las demandas sociales y a ella debe dirigirse, prioritariamente, la práctica profesional.

En relación con esto, con lo que se connota la importancia de la medicina comunitaria, es necesario entender que la salud, genéricamente hablando, no puede ser responsabilidad del Sector de la Salud exclusivamente, sino que debe ser una responsabilidad del gobierno y de las instituciones sociales.

En este sentido y debido a ello es que resalta el papel determinante de las acciones intersectoriales e intrasectoriales en las que median las categorías Comunicación y Negociación.

  • La Intersectorialidad se da entre el sector de la salud y otros sectores. Constituye una estrategia de acción que persigue reforzar la vigilancia epidemiológica y tener como bandera la alerta en salud. Esto implica que, metodológicamente el sector de la salud orienta a las instituciones sociales modos de actuación para prevenir enfermedades como el virus AH1N1, el cólera, el dengue, etc.

  • La Intrasectorialidad se da entre las propias instituciones del sector de la salud, por ejemplo entre una clínica comunitaria y un hospital, para coordinar acciones de cooperación en materia de primeros auxilios o atención ambulatoria, entre otras.

  • La Negociación es la categoría que expresa el nivel de relaciones cooperativas sobre la base del común acuerdo de intereses entre instituciones.

  • La Comunicación es la categoría que expresa el nivel de relaciones interpersonales y organizacionales que son necesarias establecer para el cumplimiento de determinados objetivos.

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Como se ha explicado el hombre es un ser biológico, psicológico y social. Su habitad es en familia, en la sociedad y en el medio ambiente, es decir, el hombre coexiste en el entorno en el que vive, por ello debe cuidarlo.

En la actualidad se observa un creciente y alarmante deterioro del medio ambiente producto de la acción depredadora del propio hombre, lo que hace que se incrementen las manifestaciones de variables epidemiológicos que hacen vulnerable al hombre ante enfermedades emergentes y reemergentes que en muchas ocasiones desencadenan en epidemias y en pandemias.

La contradicción esencial que se manifiesta entre el Hombre y la Naturaleza debe sintetizarse en un equilibrio dinámico, marcando la diferencia entre los períodos evolutivos de la humanidad, caracterizada por cambios demográficos, sociales, políticos, tecnológicos y económicos. Por esta razón el hombre no puede ser un ente pasivo, como cuando va al hospital a que le curen una enfermedad. El propio concepto de Paciente, tan arraigado en la medicina tradicional debe dar paso al concepto de Actuante. La contradicción que se manifiesta entre la Pasividad y la Actividad se resuelve con el cambio del paradigma social que emerge desde ideas progresistas y humanistas de avanzada.

En la década de los años 70 del siglo XX esta contradicción fue considerada por un eminente médico cuyo nombre es Marc Lalonde, de origen canadiense. En la actualidad es considerado el líder de la Medicina Comunitaria a nivel mundial.

Para dar solución a esta contradicción dialéctica, Lalonde propuso considerar el sistema de relaciones que se establece entre las variables:

  • Medio Ambiente: Entorno en el que habita el hombre, características ecológicas del lugar en donde vive, nivel de polución ambiental, de desechos líquidos y sólidos no tratados, nivel de ruido y clima, entre otros.

  • Formas Organizativas: Relacionada con las formas en que se organizan los servicios de salud para dar respuesta a las demandas sociales, dispensarización de la población, tratamiento de vectores, aplicación de sistemas de vacunación, seguimiento a grupos etareos vulnerables, etc.

  • Biología Humana: Relacionada con las enfermedades del hombre de carácter hereditario, las que se manifiestan de forma accidental y las transmisibles.
  • Estilos de Vida: En esta nueva connotación la forma en que el hombre asume, responsablemente, su rol social como individuo en la solución de la contradicción esencial entre salud y enfermedad.

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Estas categorías fueron llamadas en 1984 Campos de Lalonde o Condicionantes Sociales de Salud y constituyen la base de lo que se conoce como el Análisis de la Situación de Salud, principal instrumento para la toma de decisiones en la comunidad en materia de salud.

El ASS tiene proyección comunitaria, pero puede desarrollarse a nivel hospitalario.

El Análisis de la Situación de Salud consta de las siguientes partes:

  • 1. Diagnóstico situacional: En el mismo un equipo de profesionales de la salud realiza una labor de terreno para dispensarizar un área determinada, midiendo indicadores relacionados con las variables clínicas y epidemiológicas.

Esta labor de terreno lleva implícita la visita a hogares, la entrevista con las personas, la aplicación de encuestas, la medición de signos vitales, la estratificación poblacional, la ubicación de personas discapacitadas o que necesitan de atención especial, la determinación de estilos de vida, entre otras.

Con estos datos se realiza el levantamiento de un banco de problemas según los campos de Lalonde, se valoran estos y se ranquean para determinar prioridades, construyéndose una red analítica en la búsqueda de una causa general que pueda ser considerada como punto de partida para una investigación científica o el desarrollo de un proyecto de investigación + Desarrollo + Innovación.

  • 2. Diseño de acciones: A partir de este diagnóstico, que no es igual para todas las localidades, el grupo de trabajo, en condición de grupo focal, diseña un sistema de acciones objetivadas con implicación intra e intersectorial. Este diseño debe cumplir con las siguientes cualidades:

  • Debe empoderarse a los sectores de la población con la que se trabaja.

  • El equipo participante en la investigación debe conocer la Metodología del Enfoque de Marco Lógico.

  • Las acciones deben diseñarse para que sean extensivas a toda la población diagnosticada.

  • 3. Desarrollo de las acciones diseñadas: Una vez diseñado el sistema se ejecutan las acciones por parte de los responsables de su cumplimiento.

  • 4. Evaluación del ASS: La evaluación del ASS se realiza en calidad de estructura, proceso y resultado, con indicadores determinados de las acciones diseñadas.

Conclusiones

Los momentos en que vive la humanidad hoy en día demandan un cambio de concepción en el paradigma biomédico. El enfoque curativo va cediendo paso, poco a poco, al enfoque preventivo y cada día son más los que toman conciencia de la necesidad de realizar cambios.

Asimismo las necesidades de salud de la población demanda el desarrollo de una medicina comunitaria para la cual los profesionales deben estar preparados, específicamente en el desarrollo de proyectos que involucren a la población.

En relación con esto existen experiencias en los países del primer mundo que deben ser aprovechadas y que marcan un camino a seguir.

La salud pública tiene en la República Dominicana, en consecuencia, retos a vencer y perspectivas de desarrollo que, a mediano plazo, la ubicaría entre los países de mayor desarrollo de la región del Caribe.

Es necesario, por tanto, estar listos; los medios para lograr los objetivos que se propongan están a la vista, los resultados que se obtengan dependen de los recursos humanos que se involucren en este proceso.

Bibliografía

  • 1. ÁLVAREZ SINTES, S. Temas de Medicina General Integral. Volumen 1, salud y Medicina. Editora de Ciencias Médicas, Ciudad de la Habana, Cuba, 2001.

  • 2. ARMIJO ROJAS, R. Epidemiología General. Tomo 1, Editorial Interamericana, Buenos Aires, Argentina, edición de 2005.

  • 3. COLECTIVO DE AUTORES. Introducción a la salud Pública. ECIMED, Ciudad de la Habana, 2004.

  • 4. IZQUIERDO HERNÁNDEZ, ALFREDO DE LA A. Metodología para la dinámica de la superación profesional en el sector de la Salud. Tesis de doctorado, Santiago de Cuba, 2008.

  • 5. MARTÍNEZ CALVO, SILVIA. Análisis de la situación de salud. ENSAP, Ciudad Habana, 2004.

  • 6. MINSAP. Carpeta metodológica de la Atención Primaria en Salud, Ciudad habana, 1984.

  • 7. ROJAS OCHOA, F. La medicina social y la medicina individual ¿complementariedad o divergencia? Boletín Ateneo Juan César García, Volumen 4, números 1 y 2, enero-junio, Ciudad Habana, 1996.

 

 

Autor:

Dr. Alfredo de la Asunción Izquierdo Hernández

Cuba, 2012.