La Medicina Moderna, debido a su recorrido histórico desde sus inicios hasta los retos de las transformaciones sociales de la actualidad, ha tenido que replantearse sus concepciones para poder cumplir, en este mundo cada vez más guerrerista y empobrecido, su misión humana de aliviar y curar al hombre.
El modelo que concibe al hombre como una unidad biosocial y cultural emerge frente al modelo biologicista, unilateral. Asumirlo, desde el punto de vista psicológico, o sea, hacer que esa concepción del hombre se integre a nuestros elementos cosmivisivos, a nuestros valores, creencias, ideología y devenga en un modo de actuar, no basta con repetir el discurso oficial sobre el tema y estar a tono con la corriente más humana y científica de la práctica médica.
Se requiere que en nuestras Universidades Médicas se construya tanto por los docentes, profesionales y estudiantes el modelo Médico Social, como herramienta demostrada para la práctica médica, capaz de salvar al hombre y hacerlo mejor. Esta construcción puede ocurrir utilizando el diálogo y la reflexión desde posiciones crítico-valorativas, comprometidas con el autoconcepto, ideales, sentido de la vida, enseñando y estimulando el componente de "lo espiritual" en la práctica médica.
El presente trabajo pretende reflexionar sobre el divorcio que existe en ocasiones entre el discurso oficial sobre la Medicina Social y la asunción personal en los docentes y profesionales vista en sus modos de actuación, y propone una posible solución desde la arista en que se analiza el problema para lograr formar profesionales actualizados con la tecnología, con los métodos clínicos y epidemiológicos como herramientas y fortalecidos con una teoría humanista, desarrolladora de lo espiritual que parte de la propia psicología individual, de la comprensión y asunción personal.
Las representaciones sobre salud y enfermedad han estado presentes desde los inicios de la civilización humana, la necesidad de desarrollar actividades para el crecimiento y sobrevivencia de la especie, ha requerido de personas que se perciban sin limitaciones, sin molestias para actuar. De esta manera el hombre tuvo que ocuparse del entendimiento de procesos que se relacionaban íntimamente con el acto mismo de la Vida, los procesos Salud-Enfermedad.
Este proceso fue entendido con peculiares distinciones según cada cultura, las demandas histórico-sociales concretas de cada época así como el grado de conocimientos que sobre el hombre, su biología y sus relaciones se tenían, eran los que definían el proceso y lo convertían en paradigma que orientaba la conducta de aquel grupo de personas que se dedicaban a la práctica de la Medicina.
La Medicina recorre en su historia caminos que tenían una visión holística del hombre, como el culto a la salud que se tenía en la antigüedad, pasa por fases de oscurantismo, enajenación en la Edad Media, despiertan (a partir del Renacimiento) los descubrimientos sobre la biología que aportaron conocimientos importantes pero fragmentaban la comprensión de la Salud-Enfermedad concretándola a los aspectos biológicos que integran este proceso; el recorrido continúa con un desarrollo histórico de las relaciones humanas que engendran revoluciones sociales de la modernidad, impactando las Ciencias hasta emerger un modelo de pensamiento científico que rescata la teoría valiosa anterior y la integra a los factores sociales de la cultura; la Medicina como ciencia que estudia los procesos de la Salud y la Enfermedad no se encuentra sola frente al hombre y sus problemas vitales, sino que a ella se le unen las Ciencias Sociales, Biológicas y de la Conducta para estudiar las comunidades humanas; el hombre concreto es entendido en su contexto real, en sus relaciones, y su subjetividad no se desentiende de su cuerpo, la interrelación dialéctica entre lo biológico y lo social hace que se reestructure las funciones tradicionales del médico y se conformen la promoción/prevención/curación/rehabilitación.
Este nuevo paradigma sociobiológico responde a la forma de pensamiento más avanzado, dialéctico y más humano en el conocimiento de la persona sana-enferma y en el de las comunidades y su vínculo y responsabilidad con el proceso Salud-Enfermedad.
Este es el discurso dominante en la comunidad científica de avanzada y responde al paradigma aceptado en nuestro país que orienta la atención, la investigación y la docencia en nuestro sistema de salud nacional.
A pesar de esto, no todos los profesionales de la Salud actúan en correspondencia con este modelo sociobiológico y en consecuencia la mal aplicación de los métodos clínicos y epidemiológicos que subestiman el componente social y psíquico de la Salud y la Enfermedad hacen que el médico comenta iatrogenia, no conciba a la salud y a la enfermedad como procesos dialécticos y al final no resuelva adecuadamente los problemas que se presentan.
Pero ¿Por qué ocurre esto? ¿ por qué si el currículum de las carreras de las Ciencias de la Salud tienen bien definidos el estudio de este modelo médico-social el profesional que egresa no lo tiene interiorizado?.
Este trabajo pretende acercarnos a las causas del problema abordando los elementos que integran la conciencia social de los docentes de la Salud, que son los profesionales que ejercen las Ciencias de la Salud. Explicar cómo estos aspectos inciden en el cambio de paradigma de los docentes de la Universidad Médica es la intención fundamental que origina estas reflexiones.
Los paradigmas constituyen estados relativamente estables y duraderos que caracterizan la conciencia de una comunidad científica dada. 1
Se forman debido a resultados de descubrimientos que afectan los fundamentos de determinada disciplina científica que ocurren en los marcos de una cultura determinada, interactuando ese conocimiento científico con los factores sociales. Así surge el paradigma que se expande a la comunidad científica proporcionándole orientación a su actividad profesional.
El paradigma biologicista surge como resultado de diversos descubrimientos científicos en esferas de la biología, en un contexto histórico en el cual la Medicina y otras ciencias necesitaban despojarse del oscurantismo de una época asistida por los recursos religiosos, en ocasiones, extremos, anulando todo lo que no fuera de concepción divina.
En estas circunstancias aparecen descubrimientos que revolucionan la ciencia y en oposición a las tendencias anteriores le confieren una enorme importancia a los hechos, lo observable, lo medible. De esta manera aparece un enfoque de la medicina que centra su atención sobre los problemas del hombre vinculados con lo que ocurre en el organismo humano, debido a todos los avances que permitían analizar la biología humana. Con esta tendencia planteaba posiciones "genuinamente científicas" que exoneraban a las relaciones sociales sociales de su responsabilidad con los procesos de salud-enfermedad.
Este paradigma le imprime determinadas características a la actuación del médico.2
Modelo Biologicista
El médico y su formación
- Tiene una formación eminentemente hospitalaria.
- Su formación especializada es en el marco del hospital con marcado enfoque clínico.
- Su formación lo capacita para enfrentar problemas médicos bien diferenciados y en etapas de evolución que requieren atención curativa.
El médico como prestador de servicios
- Predomine en él la utilización de la tecnología.
- Médico super especializado que brinda atención fragmentada a un paciente.
- Práctica médica eminentemente curativa, paciente atendido en la dimensión biológica fundamentalmente.
- Se centra en la enfermedad del individuo.
- Tiende a limitar la información al paciente. Alta confiabilidad y menor autonomía.
- La atención médica tiene un enfoque generalmente sin análisis integral del individuo.
- Hay preponderancia del pensamiento clínico individual y la tendencia a la superación tecnológica.
- La atención médica tiene un enfoque etiopatogénico fundamentalmente biologicista. Tendencia a la insatisfacción del paciente con la dimensión interpersonal de la atención médica.
- Alto peligro de iatrogenia.
- Dedica menor tiempo a la atención directa.
- Mayor grado de incumplimiento al paciente.
El médico como comunicador
- Tiene una participación individual y social mínima.
- La relación médico-paciente la hace individual y paternalista con un predominio del modelo contractual.
- Tiene una menor influencia sobre la conducta y los estilos de vida.
Por otra parte, debido a las revoluciones sociales, las consecuencias de estas para las poblaciones humanas, la necesidad de atender a inmensas poblaciones humanas afectadas, los descubrimientos en las esferas de las ciencias sociales, la centralización en el hombre como ser humano integral hace que emerja un nuevo paradigma que aplicado a la medicina conciba al hombre en su integridad y en el centro de las relaciones sociales y el medio en el cual se desenvuelve.
El concepto de salud ha variado según el desarrollo de las ciencias biomédicas y la filosofía dominante en cada época, así en la segunda mitad del siglo la salud como valor social adquiere un significado más holístico y nos remite a orientarnos no solo en la biología humana, sino en la armonía de ese hombre o mujer con su medio, con sus semejantes y consigo mismo.3
Estas consideraciones definen un paradigma socio-médico que integra a las Ciencias Sociales y la Medicina para analizar los problemas vitales del hombre. Las Ciencias Sociales no solo influyen en el hacer del profesional de la salud al dar una concepción humanizada, integradora del ser humano, sino que también influyen en el ser profesional al crear la conciencia médica, y las pautas de conducta, orientaciones valorativas que necesita el profesional para dirigir su actuación profesional.1
Este modelo caracteriza la actuación profesional de la siguiente forma: 2
El médico y su formación
- Tiene una formación hospitalaria y comunitaria.
- Su formación especializada es en el marco hospitalario y comunitario, con un enfoque clínico epidemiológico y social.
- Es capaz de realizar acciones preventivas y de rehabilitación.
El médico como prestador de servicios
- Centra su actividad en la salud del individuo, la familia y la comunidad.
- Predomina en él la intervención sociopsicológica sin abandonar la tecnología.
- Médico generalista especializado que brinda atención médica integral a un ser humano indivisible.
- Tiende a brindarle al paciente información veraz y amplia. Incremento de la autonomía.
- Práctica médica eminentemente preventiva, paciente atendido en su integridad sociobiológica y psicológica.
- Bajo peligro de iatrogenia.
- La atención médica tiene un enfoque etiopatogénico, fundamentalmente sociobiológico. Tiende a la satisfacción integral del paciente.
- Dedica mayor tiempo a la atención directa.
- Menor grado de incumplimiento al paciente.
- En él prepondera el pensamiento clinicoepidemiológico con un enfoque social.
El médico como comunicador
- Tiene máxima participación individual y social.
- La relación médico-paciente trasciende la relación individual y se abre al equipo médico y a la familia.
- Tiene una mayor influencia sobre conductas y estilos de vida del paciente.
La enseñanza de la Medicina y otras profesiones de la Salud en Cuba tienen incorporados en sus diseños curriculares los conocimientos científico-técnicos que analizan la estructura y funcionamiento del ser humano abarcando las dimensiones psicológicas y sociales del hombre.
Esta incorporación al currículo de las Ciencias Médicas ocurre a raíz de la reforma universitaria impulsada por la revolución en los años 60.4 Esta reforma además de incluir una incorporación gratuita a la educación, becas para los desposeídos, adopta en el plan de estudio de la Medicina el enfoque de salud pública con la incorporación de la prevención y la promoción, asumiendo que el concepto de práctica de salud implica dar respuesta a las necesidades de la población en cuanto a formas de organización de la atención médico-sanitaria, y los componentes extrasectoriales determinantes de la salud.4
El perfeccionamiento de este currículo se fue desarrollando de acuerdo con los cambios y transformaciones sociales, donde comenzó a jugar un papel fundamental el método epidemiológico, se fueron reduciendo el número de horas hospitalarias y la Atención Primaria de Salud, como estrategia, fue ocupando un lugar protagónico hasta quedar conformado el plan de estudio actual.
Es de destacar que la introducción de toda esta concepción salubrista desde sus inicios tuvo obstáculos para su implementación, uno de ellos fue el propio paradigma biologicista que tenían los médicos que quedaron a inicios del triunfo revolucionario y que llevaron a cabo estos proyectos.
La escuela norteamericana con su aversión a la definición de medicina social por igualarla con socialismo, y su fuerte tendencia curativa asistencial debido a los avances en la medicina, permeaban las concepciones profesionales de aquel claustro.
Este hecho fue cediendo paso, a lo largo de una fuerte lucha de ideas, a la cultura política sanitaria de la sociedad cubana que permitió incluir las formas sociales de dar respuesta a las necesidades de la población en materia de salud
El paradigma médico-social, en la actualidad, constituye el discurso científico en nuestro país, y es el modelo llamado a resolver los problemas del hombre y las comunidades, probado ya no solo en nuestro país sino en el mundo, gracias a la actividad de cooperación de nuestra brigada de profesionales de la salud, y es el orientador del currículo en nuestra universidad médica.
En los espacios docentes, que con los modelos educacionales cubanos, no se limitan a la tradicional aula, sino que incluyen los centros donde se prestan los servicios de salud, el profesor coincide con el profesional de la salud que presta los servicios sanitarios, por lo cual los estudiantes tienen la posibilidad de comprobar el paradigma no solo en la teoría sino en la práctica misma.
El profesor es el trasmisor fundamental del modelo de pensamiento y actuación en el colectivo de alumnos, es el encargado de permitir que el estudiante construya su modelo de entendimiento de los procesos salud-enfermedad a partir de la integración de los conocimientos científicos y técnicos con las humanidades para lograr una visión más integral del ser humano, propia del quehacer intelectual y práctico de la profesión.
Esta construcción no ocurre "milagrosamente" por una magnífica disertación de los temas en un espacio docente, por el profesor, sino que es un proceso continuo que se basa en lo escuchado, lo observado, por lo que el discurso del que enseña, su conducta hacia lo que enseña, y los elementos valorativos que muestra en toda su actuación en general, propician la construcción de los contenidos de un currículum que no terminan en un tiempo determinado por la disciplina en cuestión donde abarque los temas, sino que persiste por los procesos que se dan en el alumno en su observación del ser, el saber y el saber hacer del profesor.
Este reto solo lo puede asumir un profesor comprometido con los contenidos docentes, un ejemplo en el ser, saber y saber hacer de ese discurso científico sobre la Medicina Social.
Pero ¿por qué esto no es lo que ocurre en la totalidad del claustro de la universidad médica? ¿Por qué en la actuación profesional sigue imperando en ocasiones el paradigma biologicista? ¿Por qué aún muchos profesionales consideran que las Ciencias Sociales le dan un carácter pseudocientífico a la interpretación del hombre y sus problemas de salud?
Existen determinadas circunstancias que atentan contra esta asimilación del paradigma por parte de nuestros docentes-profesionales de la salud.
Sucede que el profesor no es otra cosa que un hombre el cual tiene formado su propio imaginario social de salud, que no inició con el estudio de la medicina como ciencia, sino que le viene desde su nacimiento a través de la educación familiar, del grupo de amigos, y este imaginario puede contener elementos que no se hayan modificados totalmente con el discurso científico, por lo cual aunque en su discurso teórico sobre la salud y la enfermedad haya una total coincidencia con lo científicamente aceptado, en su conducta profesional se va a exteriorizar ese " imaginario social" que puede priorizar la biología humana sobre la psiquis y las relaciones humanas, porque así lo comprenden intrínsicamente, además esa teoría al no formarse desde lo crítico no trasciende en todas las oportunidades que el currículum le da para verterse, por lo que no favorece el entendimiento continuo por parte del alumnado.
Tenemos entonces a profesores que con su personalidad y sus construcciones propias sobre el proceso salud-enfermedad no impactan el conocimiento que ofrecen desde el plano valorativo crítico, sino que lo ofrecen desde el plano formal, acrítico, con vinculación insuficiente con aquel elemento en donde se verifican las representaciones y conceptos: la práctica humana.
Este docente a su vez no tiene bien constituido su criterio teórico conceptual sobre estos temas que nos ocupan en las ciencias de la salud y el empirismo prevalece al tener indudablemente un sentido práctico, por lo que enseña aquellos aspectos de la ciencia que aparentemente resuelven un problema concreto, pero cuya teoría insuficiente le impide el análisis global y el cumplimiento de funciones tan médicas como la curación, o como la constituyen la promoción, prevención y rehabilitación.
Este profesor tiene el arma de su mejoramiento pedagógico, científico y ¿por qué no? Humano en el propio contexto educativo de la universidad.
Para poder analizar más adecuadamente ese "imaginario sobre salud" que tienen los docentes – profesionales de la Medicina debemos partir del análisis de la estructura de la conciencia social.
La conciencia social entendida como la forma de realización de la actividad humana contiene la asimilación espiritual que en virtud de transformar el mundo realiza el hombre en su proceso de actividad y cuyos resultados se fijan en esa conciencia social. 5
Los resultados de esa asimilación son ideas, representaciones, teorías.
Existen diferentes planos de investigación de la conciencia social, ellos son el histórico genético, el gnoseológico y el sociológico.
El primero estudia la historia de la conciencia social en relación con el desarrollo de la sociedad. El segundo analiza qué refleja la conciencia social, cómo lo hace y en qué medida; y el tercer plano examina la conciencia como parte de un sistema social investigando su papel en el funcionamiento y desarrollo del mismo.
Si este imaginario social o colectivo de salud que pretendemos analizar en los profesionales de la salud lo consideramos como conjunto de ideas, representaciones, tradiciones en torno a la salud humana y su valor, y además, como forma de conciencia social lo investigamos desde estos planos; podremos comprender mejor el fenómeno de por qué el discurso teórico sobre el paradigma sociobiológico no siempre impacta en la práctica del docente-profesional de la salud.
Imaginario de salud con fuertes matices de interpretación desde el ángulo biologicista.
Plano histórico-genético: aquí se puede analizar la historia del paradigma biologicista en la sociedad. La fuerte filosofía positivista en las Ciencias Médicas que llega hasta la actualidad, la sobrevaloración de la tecnología y sus uso para medir valores de Salud, la subvaloración de las Ciencias Sociales por no ajustarse a lo medible, cuantificable.
Los avances científicos de ramas como la microbiología, etc. Todas estas circunstancias han perneado las opiniones que sobre los procesos salud-enfermedad se hacen los profesionales.
Plano gnoseológico: se analiza el conocimiento de estos profesionales sobre la salud, el enfoque salubrista, médico social, que continúa siendo insuficiente, carece en ocasiones este docente de un arma filosófica bien entendida que le permita resolver los problemas que la Ciencia Médica le plantea.
Plano sociológico: analizando el conjunto de ideas que sobre la salud se tiene en nuestra sociedad, vemos que existe una Ideología Social coherente con la interpretación dialéctica del hombre, el mundo y sus relaciones; y en este aspecto los procesos salud-enfermedad. La correlación de lo biológico y lo social en el hombre como forma de responder adecuadamente a los problemas de las Ciencias Médicas, sin exaltar uno u otro aspecto, sino verlo en su justa correlación. El modelo de la Medicina Social y la participación activa y protagónica del hombre para el mantenimiento de su salud y la de sus semejantes.
A esta Ideología elaborada desde la teoría más científica y humana en correspondencia con los intereses de nuestra sociedad, se le presenta otro elemento sociológico de la conciencia social que es la Psicología Social, o sea, este imaginario colectivo sobre la salud, como reflejo de los intereses y necesidades de los profesionales, sus concepciones de toda la vida.
Los tres planos de investigación lo debemos ver en su relación, y así el análisis histórico genético nos aporta elementos que se corresponden con los insuficientes conocimientos sobre el paradigma sociobiológico y que generan las representaciones, ideas, valoraciones que sobre la salud tiene los profesionales y que devienen en su Psicología Social, como forma más cotidiana de reflejar estos fenómenos en la conciencia.
¿Cómo acercar ese imaginario a la Ideología Social?
Se necesita influir en el aspecto gnoseológico que es el que determina qué se refleja y cómo se hace, o sea, en el conocimiento como aspecto vital para transformar ideas, representaciones y poder constituir motivos que son los que dan lugar a la conducta, a la propia práctica de estos profesionales.
Incidir en el conocimiento sobre el paradigma sociobiológico por parte de estos docentes – profesionales de la salud no implica únicamente brindar teorías sobre él, sino demostrar los fundamentos filosóficos que lo sustentan, comprobar desde el diálogo, la reflexión la importancia de la Ciencias Sociales para resolver no solo los problemas de salud del hombre y su comunidad; sino para formar al propio profesional que contribuirá a resolver esos problemas; enseñar a tener posturas críticas frente a la Ciencia y la Tecnología, considerando que ambas no garantizan por sí solas el progreso social, si no están respaldadas por otras formas de conciencia social: la política, la moral, etc.
Fomentar los vínculos entre la comunidad científica, para que desde la discusión colectiva se formen los juicios más acertados para la práctica científica es imprescindible e involucrar en esa comunidad científica a las diferentes disciplinas es un enfoque necesario en estos tiempos. 6
Es necesario educar para cuestionar más que para aceptar desde posturas acríticas, lo cual engendra diferencias entre el hacer y el pensar.
La filosofía es una aliada del científico, sus epistemas bien asimilados proporcionan una visión culta y reflexiva del proceso de construcción del conocimiento en el que participa el profesional de las Ciencias Médicas. 6
Esta construcción del conocimiento se produce con otros (la comunidad científica, los docentes y profesionales de la Salud), ocurriendo una interacción dialéctica entre lo social y lo individual, siendo este profesional un ente activo y transformador de la realidad y de sí mismo.
Podemos remitirnos al enfoque vigotskiano sobre el proceso de internalización7 en donde lo externo, que es lo cultural (la teoría sobre el paradigma sociobiológico en este caso); llega a ser interno mediante un proceso de construcción con otros (comunidad científica) que implica transformación de lo cultural, y a su vez, la transformación de estructuras y funciones psicológicas (estructuras cognitivas, habilidades, sentimientos, actitudes).
Posteriormente ese producto cultural ya transformado subjetivamente se manifiesta en un proceso de externalización que conduce a la transformación de los procesos culturales (práctica científica concreta).
De esta manera aparece un profesional que desde epistemas filosóficos marxistas interpreta la correlación de lo biológico y lo social para el entendimiento de los procesos salud-enfermedad con enfoque salubrista que construyó y reconstruye en el diálogo comprometido, eficaz, reflexivo con su comunidad científica, en la cual se analizan los problemas de las Ciencias Médicas con la participación de los enfoques de las Ciencias Sociales, convirtiéndose ese profesional en un representante de la Medicina Social desde los planos teóricos y prácticos.
Así deviene en un ejemplar educador que desarrolla el currículo de la Medicina en los diferentes espacios de la propia práctica en perfecta sintonía de su ser, su saber y su saber hacer.
Este docente sabrá promover los saberes técnicos y los humanos en sus estudiantes e irradiar la influencia educativa que emana del ejemplo, resolviendo felizmente la contradicción entre la teoría y la práctica de la Medicina Social.
- En nuestra Universidad Médica existe un currículo que desde epistemas filosóficos marxistas analiza la correlación de lo biológico y lo social para el análisis de los procesos salud-enfermedad en el hombre con enfoque social.
- Los docentes, que de acuerdo a la estrategia educacional en Salud, son los profesionales que practican las Ciencias de la Salud, en ocasiones muestran una incongruencia entre la teoría Médico Social y la práctica que ellos realizan en sus espacios de actividad que constituyen escenarios docentes, formadores de los científicos del futuro.
- La Psicología Social de estos profesionales contiene elementos de fuerte arraigo que entorpecen la asunción adecuada del modelo sociobiológico; unido a debilidades en el conocimiento del mismo, el cual no está sustentado en todos los casos, por una filosofía como herramienta para el conocimiento; la interpretación y la valoración que se presentan en la práctica médica, acorde a la ideología oficial de nuestra sociedad.
- El fortalecimiento del aspecto gnoseológico de la conciencia científica de los profesionales de la salud debe ocurrir desde el diálogo, la reflexión, la construcción del conocimiento en colectivo, con los otros profesionales de la propia medicina y de las ciencias sociales para asimilar el paradigma sociobiológico desde planos valorativos, críticos, internalizados, transformando la subjetividad de estos profesionales, que mostrarán estas construcciones personalizadas en la actividad práctica.
- El vínculo de las Ciencias Sociales (Filosofía, Psicología, Antroplogía, etc) con la Medicina garantiza la formación del profesional y la respuesta adecuada de este científico ante los problemas que el plantea su Ciencia particular.
- Es el profesional de la salud, que se erige en conductor del proceso docente educativo en sus escenarios de actuación, al que le corresponde formar el paradigma de la Medicina Social declarado en el currículo, mostrando a sus educandos su propio comprometimiento con el modelo desde la fundamentación filosófica y que se corresponda con el hacer en su actividad práctica.
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González R, Bacallao Gallestey J, Barrios Osuna J, et al. Lectura de filosofía, salud y sociedad. La Habana: Ciencias Médicas; 2000.
Datos del Autor:
Lic. Suleida González Jaramillo
Profesora Auxiliar de Psicología.
Jefa del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Médicas de Sagua la Grande. Villa Clara. Cuba.
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Categoría: Salud