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Crecimiento vs. Desigualdad: ¿un falso debate? (Parte I)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
Monografía destacada
  1. La era de la desigualdad, en los países? ¿"avanzados"? (un TAC y comenzamos)
  2. Alboroto en el "gallinero" (de Nobelados y noveleros) por el "picotazo" de Piketty (Lecturas recomendadas)
  3. Tendencias inquietantes en el mercado laboral
  4. ¿Datos sesgados o críticas sesgadas? (salvar al soldado Thomas)
  5. Anexo I: Antes de Piketty (la tormenta perfecta, que no fue obra de la naturaleza)
  6. Anexo VI – Eurostat Statistical Books
  7. Anexo VI – Visite USA (utilizando la hemeroteca como un GPS de cabotaje)

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La era de la desigualdad, en los países… ¿"avanzados"? (un TAC y comenzamos)

La globalización ha hecho del mundo un lugar más igualitario, elevando las fortunas económicas de miles de millones de personas de escasos recursos en los últimos 25 años. Pero, al mismo tiempo, ha hecho que los países ricos sean más desiguales, reduciendo los ingresos de la clase media y baja.

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Ben Bernanke accedió al cargo de presidente de la Reserva Federal de los EEUU el 1 de febrero de 2006. Hasta el 3 de febrero de 2014, fecha en la que fue sustituido por Janet Yellen, ha sido el principal brazo ejecutor de la política monetaria del presidente Obama, su principal valedor y apoyo. Su tarea inicial (sustituir al mitificado Alan Greenspan) parecía cómoda, pues nadie veía asomar por la puerta la mayor crisis financiera desde el crack del 29. La crisis de la hipotecas subprime, la quiebra de Lehman Brothers y los "too big to fail", hicieron que Bernanke se subiera al helicóptero y lanzara 4 billones de dólares, para "tranquilizar a los mercados". A la era de los excesos (obra de Greenspan y Bernanke), le sucedió la era de los rescates (faena de Bernanke), para que pudiera continuar la era de los excesos (favorecida por Bernanke). Y ahí seguimos… socializando las pérdidas… y alimentando próximas burbujas.

Muchos economistas (de cuya lista me excluyo) han apoyado sin dudar la política de expansión monetaria (Quantitative Easing, QE) del republicano Bernanke. "Ha dejado de lado los prejuicios ideológicos", escuchamos como gran elogio.

¿Tanto ha hecho Bernanke por la economía norteamericana, y por ende la mundial, como para ser tratado como un héroe? ¿Ha sido el rescate a los bancos a costa de los contribuyentes, beneficioso para los contribuyentes?

Entre los "mitos" predilectos que han alfombrado el camino de Bernanke está que las QE han favorecido la creación de empleo. Este es quizá el mito más extendido y el que más daño está haciendo, pues introduce una sensación de ansiedad en los parados y en el resto de la población que no se conjuga con la realidad, que desgraciadamente es otra.

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Fuente: Elaboración propia a partir del Bureau of Labor Statistics.

Desde la primera QE, en noviembre de 2008, se han creado 1 millón de empleos; en el mismo período, más de 11 millones de norteamericanos han abandonado el mercado laboral; ya no computan como buscadores de empleo. Son los "not in labor force" (NILF). No existe una sola fuente habitual entre los economistas que refrende la creación de más de un millón de empleos. Decir lo contrario es faltar a la verdad.

Otro de los "mitos" ha sido que el principal beneficiado de las QE ha sido el trabajador norteamericano. Este es un mito que se apoya en la pretendida benevolencia social de la política monetaria. Confunde doblemente, pues la política monetaria de los bancos centrales se concentra básicamente en el control de la inflación (precisamente para proteger al pueblo de los abusos de los políticos gobernantes), aunque en el caso de la Fed se le añade un objetivo de empleo (que hemos visto ha fracasado estrepitosamente, pero que ciertamente existe).

De acuerdo con este mito, el poder adquisitivo de los norteamericanos ha mejorado gracias a las políticas de Bernanke. Recodemos que, para la mayor parte del pensamiento económico, sin consumo no hay economía, que el ahorro es secundario y que por tanto el poder adquisitivo (para destinarlo a ese consumo) es básico.

Pues tampoco este mito se compadece con la realidad. La renta mediana de los norteamericanos se ha recuperado ligeramente desde su mínimo a finales de 2011, pero sigue muy alejada de sus valores precrisis. Para ello, es necesario distinguir, la variación nominal de la real. 

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Salario mediano real y nominal desde 2000 en los EEUU. Fuente: SentierResearch.com

Como muestra el anterior gráfico, en cuanto pasamos la alegre recuperación del salario mediano por el tamiz del ajuste por la inflación la consabida recuperación salarial queda en nada; peor aún, es negativa.

Sin embargo, sí ha ocurrido un efecto colateral perfectamente compatible con la extraordinaria subida de los índices bursátiles que las QE han provocado: las ganancias del 10% y del 1% más rico de los norteamericanos se encuentran a niveles históricamente altos.

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El 10% más rico de los norteamericanos controla hoy el 50% de la renta total de los norteamericanos. Fuente: The New York Times citando a Saez y Piketty

– Las cifras compiladas por Emmanuel Saez, de la Universidad de California en Berkeley, y Thomas Piketty, de la Escuela de Economía de París, mostraron que en 2012 el 10% con mayores recursos se quedó con la mitad de todos los ingresos generados en EEUU Esa cifra es la más alta desde 1917, el primer año del que se dispone información.

– "Creo que tenemos un problema político. En algún momento, las clases medias en países ricos podrían oponerse a la globalización", apunta Piketty. Un orden mundial en el que una mayoría se beneficia -pero una minoría influyente, no- podría no ser sostenible por mucho tiempo.

– El Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial, publicado en anticipación a la reunión anual de esta semana en Davos, Suiza, y basado sobre una encuesta entre expertos de todo el mundo, identifica la severa disparidad en los ingresos como el riesgo mundial más propenso a manifestarse en la próxima década.

– Branko Milanovic, un ex economista del Banco Mundial, indica que los datos de encuestas a hogares muestran que, de 1988 a 2008, los ingresos reales del 50% con menos recursos en EEUU crecieron apenas 23%. A sus pares en el 50% más necesitado en Alemania y Japón les fue incluso peor: los japoneses más pobres experimentaron un descenso de 2% en sus ingresos reales. Entretanto, los ingresos del 1% más adinerado de EE.UU. ascendieron 113%. "Las desigualdades nacionales, en casi todos lados menos América Latina, han aumentado", asegura Milanovic.

– Sin embargo, a nivel global, las nuevas clases media y obrera en economías emergentes como China, India y Brasil han surgido como las grandes beneficiarias de los últimos 20 años. Los mayores perdedores son el 5% más pobre del mundo, muchos de ellos en África. – La desigualdad definirá la próxima década (The Wall Street Journal – 22/1/14)

España tiene el triste honor de ser el país de  la OCDE donde más han aumentado las desigualdades económicas entre ricos y pobres desde que empezó la crisis. Según el organismo internacional, desde el año 2007 hasta el año 2010, los ingresos de los más pobres han caído a ritmos del 14% anual lo que significa que, para mediados de abril de 2014, los más desfavorecidos han perdido entre un tercio y la mitad de sus rentas. En ningún otro Estado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han bajado más del 10% y sólo han perdido más del 5% en México, Grecia, Irlanda, Estonia e Italia, según el informe "Divided we stand". Mientras esa sacudida golpeaba la parte más baja de la pirámide de riqueza en España, en la parte alta las rentas más ricas apenas han perdido un 1%. El saldo es un aumento de la desigualdad galopante que supera el 3%, el doble que cualquier otro país analizado. Lo peor de esa estadística, sin embargo, puede estar por llegar porque los especialistas auguran que la diferencia de rentas crecerá más con la recuperación económica.

– Según el análisis histórico realizado por autores como Thomas Piketty en El Capital en el siglo XXI, uno de los mayores especialistas en desigualdad del mundo, durante los primeros años de expansión económica, las rentas del capital y las más acomodadas suelen ser las primeras en recibir el aumento de beneficios antes de que los efectos calen a capas salariales más bajas. Así pues, la desigualdad en España subirá todavía más en los próximos años con las ganancias bursátiles y las que reciban los responsables empresariales a corto plazo antes de que los más desfavorecidos vean aumentar su poder adquisitivo a medio plazo.

– Ese fenómeno solía ser poco relevante en crisis anteriores pero se agrava en esta ocasión porque esta recesión también ha sido diferente a las anteriores en cuestión de desigualdad. Tradicionalmente, las diferencias entre ricos y pobres siempre se habían visto reducidas en tiempos de contracción económica ya que las políticas de redistribución social tendían a acortar esa brecha.

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El análisis histórico del último siglo muestra que así ocurrió tras la Primera y sobre todo la Segunda Guerra Mundial en países como EEUU. Sin embargo, esta crisis se ha resuelto recortando, precisamente, las políticas que tienden a estrechar las desigualdades: empleo estable, educación y sanidad.

Como consecuencia de ello, España se ha convertido a mediados de abril de 2014, en el octavo país con mayor desigualdad de los 34 miembros, por detrás de Chile, México, Turquía, Estados Unidos, Israel, Portugal y Reino Unido. El porcentaje de población pobre (con un ingreso inferior al 50% de la media) aumentó entre 2007 y 2010 hasta el 15,4%, un umbral sólo superado por Turquía. – La desigualdad no ha tocado techo: aumentará todavía más con la recuperación económica (Vozpópuli – 19/4/14)

– Piketty (que conjuntamente con varios co-autores, durante los últimos 15 años se ha dedicado a recopilar incansablemente información detallada acerca de la evolución histórica de la distribución de la renta y la riqueza en 20 países) llega a la conclusión de que el "capitalismo" es un gran sistema en términos de su capacidad para crear riqueza pero, advierte, no corrige automáticamente los aumentos en la desigualdad. En su opinión, no debemos dejarnos engañar por el descenso en la desigualdad experimentado por Europa Occidental y Estados Unidos después de la segunda guerra mundial. Este se debería a una combinación de eventos extraordinarios: la voluntad política de introducir un sistema impositivo muy progresivo, la destrucción de capital causada por la guerra y unas décadas de crecimiento económico excepcional. En el futuro, en ausencia de políticas impositivas suficientemente agresivas, Piketty pronostica un aumento de la desigualdad que podría volver a alcanzar los niveles del siglo XIX.

– Piketty comienza su argumento discutiendo la importancia del capital en la economía. El ratio entre el valor del capital y la renta nacional no es constante a lo largo del tiempo. La evolución histórica de este ratio depende de la tasa (neta) de ahorro y la tasa de crecimiento de la economía (crecimiento de la productividad más crecimiento demográfico). Cuanto más bajo sea el crecimiento económico, a igual tasa de ahorro, mayor peso tendrá el capital. A mediados del siglo XIX en Europa Occidental el valor del capital equivalía a siete años de producción. En menos de 100 años este ratio había bajado a dos años, en gran parte debido al efecto destructor de las dos guerras mundiales y al fuerte crecimiento económico. Sin embargo, en las últimas décadas el crecimiento económico se ha ralentizado y el valor del capital ha vuelto a aumentar hasta situarse en torno al 500-600%.

– Piketty señala que en el futuro la evolución de la desigualdad dependerá de cómo evolucione la tasa de retorno del capital (neta de impuestos) y del crecimiento de la economía (productividad más crecimiento demográfico)… Según Piketty, si no hacemos nada por evitarlo, en el siglo XXI la desigualdad seguirá aumentando y podría volver a situarse en los niveles del siglo XIX, con el regreso a lo que denomina el "capitalismo patrimonial", en el que las grandes fortunas son el resultado de las herencias. –  El Capital en el siglo XXI (Fedea – 22/4/14)

– Un "impuesto confiscatorio" contra las oligarquías económicas que se conceden bonus y salarios millonarios y una tasa global a la riqueza son las ideas del economista Thomas Piketty que han levantado la mayor polvareda económica desde "El Capital" de Marx. Google suma ya 196 millones de entradas sobre el autor.

– Cuando en 1789 estallaron las revueltas del hambre que desembocaron en la Revolución Francesa la desigualdad entre los más ricos y los más pobres era sólo algo superior a la que hoy se vive entre los más ricos y los más pobres en las sociedades avanzadas. La desigualdad es inaceptable en términos de "utilidad común" rezaba la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 que terminó con el Antiguo Régimen. Esa desigualdad vuelve a ser hoy una de las grandes amenazas económicas y sigue creciendo. Ante ese problema, el economista francés Thomas Piketty ha provocado uno de los mayores debates de los últimos años con su obra El Capital del Siglo XXI y sus dos grandes propuestas para reducir la desigualdad: un impuesto de hasta el 80% para la "oligarquía económica", es decir, quienes ganan más de un millón de dólares al año  un impuesto global a la riqueza.

– "Algunos economistas tienen la desafortunada tendencia a defender sus intereses privados mientras claman por el interés general", afirma. "Ninguna hipocresía es lo suficientemente grande cuando las élites económicas y financieras se ven obligadas a defender sus intereses" -acusa el autor de "El Capital en el Siglo XXI"– "y eso incluye a economistas que, en la actualidad ocupan un lugar envidiable en la jerarquía de los ingresos. Algunos economistas tienen la desafortunada tendencia a defender sus intereses privados mientras claman por el interés general". El ataque a la disciplina y la contundencia de sus propuestas ha levantado una polvareda económica que no se recordaba en décadas. – Un impuesto del 80% para quienes ganan más de un millón: la "fórmula Piketty" contra la desigualdad (Vozpópuli – 27/4/14)

– La solución a esta involución que Piketty aborda en su libro, consiste en gravar las rentas del capital hasta que su retorno neto (después de impuestos) agregado se sitúe por debajo del crecimiento económico. Para conseguir ese fin, propone un impuesto global del 80% a las rentas superiores al millón de dólares, del 50-60% por encima de 200.000 dólares, y un impuesto a la riqueza del 10% anual en las mayores fortunas, o del 20% una única vez en patrimonios altos. – "¿Triunfar hoy? O eres un genio o un corrupto": Piketty explica el siglo XXI (El Confidencial – 29/4/14)

– La segunda bomba que ha estallado en los foros de debate económico es la llamada "tasa global a la riqueza", una idea definida como "utópica" que pretende establecer un sistema de valoración de las fortunas individuales para gravarlas después con un impuesto progresivo. Un 0% para aquellos cuyas fortunas no alcancen el millón de dólares, un 1% para quienes tengan entre 1 y 5 millones de dólares y un 2% para quienes tengan activos valorados en más de 5 millones. – Un impuesto del 80% para quienes ganan más de un millón: la "fórmula Piketty" contra la desigualdad (Vozpópuli – 27/4/14)

– Según Piketty, vivimos en una nueva edad de oro de la economía, pero de peculiares características, ya que el aumento de riqueza, en lugar de beneficiar al conjunto social, está provocando un retorno a los niveles de desigualdad del siglo XIX. El capitalismo patrimonial está de regreso, más allá de que el origen de la fortuna se sitúe en la tierra, como ocurrió el siglo XVII; en la industria, como sucedió en el XIX; o en el entorno inmobiliario y financiero, como en el XX. Volvemos a la misma lógica de la acumulación y a la economía dominada por las dinastías familiares.

– Los problemas que este contexto desigual genera no se agotan en la redistribución o en la justicia, sino que también terminan con las posibilidades de una sociedad estable. Como señalaba el economista francés "si esta tendencia continúa, las desigualdades se volverán insostenibles para 2040 o 2050. Incluso los más fieles defensores del mercado deben estar preocupados, porque si el rendimiento del capital es mayor que la tasa de crecimiento, se ampliarán mecánicamente las desigualdades, con el riesgo de que un declive nacional brutal, a través del nacionalismo político o del proteccionismo exacerbado, pueda servir como válvula de escape para las tensiones sociales. Espero que hayamos aprendido las lecciones del siglo XX". – "¿Triunfar hoy? O eres un genio o un corrupto": Piketty explica el siglo XXI (El Confidencial – 29/4/14)

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– La desigualdad social ha crecido con fuerza durante la crisis y seguirá avanzando si los gobiernos nos son capaces de gestionar de una forma más "inclusiva" la incipiente recuperación, de acuerdo con el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. Por eso, los países deberían concentrar su atención en crear empleo y mantener el gasto público en lugar de recortarlo, incluso si los presupuestos son ajustados.

– "En los tres primeros años de la crisis financiera global, la desigualdad en los países de la OCDE se ha incrementado más que en los 12 años anteriores", afirmó Gurría en declaraciones recogidas por la CNBC.

– En un informe reciente, la OCDE explicaba que la proporción de renta en manos del 1% de la población (los más ricos) ha aumentado en la mayoría de los países miembros en las últimas tres décadas como consecuencia de que ha acaparado una parte "desproporcionada" del crecimiento general de los ingresos, por ejemplo un 37,3% en Canadá y un 46,9% en Estados Unidos. – Más gasto público y creación de empleo para acabar con la desigualdad, según la OCDE (El Economista – 5/5/14)

– En el libro Capital in the 21st Century (Belknap Press), un nuevo éxito del que no para de hablarse en los círculos económicos, Thomas Piketty, de la Escuela de Economía de París, hace una observación sorprendente. Sus cifras muestran que dos tercios del aumento de la desigualdad de rentas que se ha producido en EEUU durante las cuatro últimas décadas pueden atribuirse a un marcado repunte de los salarios de aquellos miembros de la sociedad que más dinero ganan. Esto, por supuesto, se refiere a personas como los consejeros delegados del estudio de Equilar, pero también abarca a un grupo más amplio de ejecutivos con sueldos muy altos. Piketty los llama "supergerentes" que ganan "supersueldos". "El sistema está bastante descontrolado en muchos sentidos", decía Piketty en una entrevista.

– "A los accionistas siempre les ha resultado difícil controlar a los gestores", afirma Piketty. "No estoy seguro de que eso haya cambiado mucho". Los legisladores del Gobierno estadounidense pueden seguir dejando sola a la máquina de los sueldos, en la creencia de que no deben influir en las reglas de las empresas. Pero esa postura puede ser más difícil de mantener si los sueldos de los ejecutivos siguen siendo la principal causa de la desigualdad de rentas, como Piketty afirma.

– En 1960, del total de la población de EEUU, el 10% que más dinero ganaba obtuvo el 33,5% de los ingresos totales, lo que incluye salarios y rendimientos de inversiones, según los datos del libro de Piketty, obtenidos gracias a décadas de registros del impuesto sobre la renta. Hacia 2010, ese porcentaje había alcanzado el 47,9%. El aumento de los sueldos estaba detrás de dos tercios de ese incremento, según sus datos. Piketty afirma que el crecimiento de los sueldos de los altos ejecutivos puede explicar una gran parte de esa subida salarial.

– Piketty se inclina por una medida que es un poco más dura. Apoya un tipo impositivo considerablemente más alto para los que más ganen. Y aunque admite que es una herramienta imperfecta, rechaza el argumento de que un impuesto así pueda hacer mella en la moral de los ejecutivos y provocar un rendimiento empresarial peor de lo esperado. "Es posible encontrar directivos muy trabajadores que están dispuestos a cobrar 20 veces el sueldo medio de su empresa en vez de 100 o 200 veces", afirma. El hecho de que sea muy improbable que el Congreso apruebe un tipo impositivo más alto de aquí a poco tiempo no desanima a Piketty. "Las cosas", dice, "pueden cambiar más deprisa de lo que creemos". – La invasión de los supersueldos (El País – 11/5/14)

Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y diversas estimaciones privadas reconocen que la desigualdad ha aumentado significativamente, pero se quedan asombrosamente cortos en su cálculo. En 2006 la ONU halló que el 1% más rico del planeta poseía un 39,9% de la riqueza global, mucho más que lo que le tocaba al 95% de la población mundial. En 2011, desde el sector privado, el "Global Wealth Report" (Estudio Global de la Riqueza) del Credit Suisse Research Institute halló que el 10% más rico tenía el 84% de la riqueza mientras que la mitad más pobre solo un 1%. En los últimos años ha habido una explosión de estudios dedicados al tema, la mayoría con el nombre de "Global Wealth Report" que da un total de 236 millones de entradas cuando se lo busca en Google.

– El tema está tan en el candelero que un libro de 650 páginas poblado de estadísticas sobre la desigualdad en los últimos tres siglos, "Capital in the 21st Century", del francés Thomas Piketty, se convirtió en un best seller en Estados Unidos. Sin embargo, según James S. Henry, ex economista jefe de la consultora McKinsey y profesor del Centro para la Inversión Internacional Sostenible de la Universidad de Columbia, tanto los cálculos de Piketty como los de organismos mundiales y privados subestiman la verdadera desigualdad mundial. "Hay unos US$ 21 millones de millones ocultos en paraísos fiscales. Esta riqueza está en manos de una pequeña élite y no forma parte de las mediciones. El error de Piketty y de otras mediciones es que no valoran este factor que tiene un fuerte impacto en la desigualdad", indicó Herny a BBC Mundo.

– Las mediciones sobre ingresos se establecen fundamentalmente a partir de las declaraciones impositivas, es decir, la riqueza registrada por el fisco. En base a estas declaraciones se puede construir el coeficiente Gini que mide la desigualdad. Este coeficiente va de 0 (igualdad total) a 1 (desigualdad absoluta). En países con una estructura social más igualitaria como los escandinavos, el coeficiente es de 0,25. En países más desiguales, como algunas naciones africanas, alcanza el 0,6. El estudio de Henry sobre la riqueza oculta ("The Price off shore revisited") muestra las limitaciones de esta comparación cuando solo se toman en cuenta los datos visibles. "La mitad de los US$ 21 millones de millones en depósitos en paraísos fiscales está en manos de las 91.000 personas más ricas del mundo, un 0,001% de la población mundial, que controla una tercera parte de toda la riqueza mundial. Esto nos permite calcular también que unas 8,4 millones de personas, es decir, un 0,14% de la población tiene el 51 % de la riqueza mundial", indicó Henry a BBC Mundo. – La riqueza oculta de los millonarios alimenta la desigualdad (BBCMundo – 14 /5/14)

– Gabriel Zucman es profesor asociado en la London School of Economics (LSE) y uno de los discípulos del célebre Thomas Piketty, el gurú de la desigualdad. Su misión ha sido calcular lo más certeramente posible la cantidad de dinero que se evade a través de paraísos fiscales: casi 8 billones de dólares que distorsionan la economía mundial y atan de manos a los Gobiernos a la hora de afrontar sus políticas económicas. El enfoque de Zucman es distinto, tal y como recoge The New York Times, ya que en lo que se ha fijado es en las diferencias entre los activos y los pasivos de los balances internacionales. Al contener muchos más pasivos, las cuentas no cuadraban; la explicación siempre ha sido los paraísos fiscales. Multinacionales e individuos acaudalados "esconden" sus activos para evitar el ojo del fisco. La que nunca se había estimado con demasiada exactitud era a cuánto ascendía la evasión fiscal global. Tras analizar los datos que han publicado recientemente Suiza y Luxemburgo, este economista estima que actualmente hay aparcados unos 7,6 billones de dólares en paraísos fiscales, es decir, el 8% de la riqueza personal total mundial. Y, además, asegura que son unos cálculos conservadores. Zucman cree que si este dinero fuera registrado y propiamente gravado, los ingresos fiscales de los Estados aumentarían en más de 200.000 millones de dólares anuales.

Y esos datos ni siquiera incluyen la elusión fiscal que practican algunas multinacionales, una cantidad que podría ser todavía mayor. De hecho, según sus cálculos, el 20% de los beneficios de las empresas estadounidenses son trasladados a paraísos fiscales y las prácticas evasivas reducen en un tercio los ingresos fiscales del Gobierno por este concepto. De hecho, las prácticas fiscales de este tipo se han vuelto tan comunes desde los años 80 que el impuesto de sociedades efectivo en EEUU ha caído desde el 30 al 15% aunque el tipo nominal no ha cambiado en ese mismo tiempo. – La evasión, en números: hay 7,6 billones de dólares escondidos en paraísos fiscales (El Economista – 18/6/14)

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Fuente: "Capital en el Siglo XXI", Thomas Piketty. / El País – La desigualdad pone en peligro el sueño americano (El País – 25/5/14)

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(Fuente: La desigualdad en los países avanzados – El País – 19/6/14)

Alboroto en el "gallinero" (de Nobelados y noveleros) por el "picotazo" de Piketty (Lecturas recomendadas)

– Ganar la lucha contra la pobreza (elmundo.es – 24/3/13)

(Por Pablo Rodríguez Suanzes)

Cinco años y medio de crisis han destruido millones de puestos de trabajo y cientos de miles de millones de euros en riqueza en todo el mundo. La recesión (las recesiones) ha golpeado con más fuerza a países desarrollados que a países en desarrollo. O al menos más que en anteriores ocasiones. Y eso ha provocado que en los primeros se haya generado una sensación de pesimismo generalizado y que, en muchas ocasiones, pequemos de falta de perspectiva.

Chipre, Grecia, Portugal, Irlanda o España están muchísimo peor que hace unos años y afrontan uno de los desafíos más grandes en muchas décadas. Sin embargo, la situación en el mundo dista mucho de ser equivalente. De hecho, y en algunos aspectos, la situación económica hoy es mejor que nunca antes… en toda la historia.

Hace ahora un año, supimos que, por primera vez, el número de pobres se está reduciendo en todas partes. No sólo en los países ricos, sino en Asia, América Latina y también en África. Según el World Bank's Development Research Group, "en todas las regiones del mundo en desarrollo, el porcentaje de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día y el número de pobres disminuyó entre 2005-2008".

Sus estimaciones muestran que "en 2008, 1.290 millones de personas vivían con menos de 1,25 dólares al día, el 22% de la población del mundo en desarrollo". Una disminución increíble, puesto que en 1981, "1.940 millones de personas vivían en condiciones de pobreza extrema", el 52%. Una caída de 30 puntos porcentuales en menos de tres décadas.

Dos décadas de datos cada vez más positivos han acabado con los mitos deterministas, con la creencia de que la miseria es inevitable.

Por si fuera poco, la institución señalaba que en las estadísticas preliminares "basadas en encuestas correspondientes a 2010", el coeficiente de pobreza "dado por un umbral de 1,25 dólares al día" se había reducido, en ese año, a menos de la mitad de su nivel de 1990.

Esto significaría que el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM), consistente en reducir la pobreza extrema mundial a la mitad respecto del nivel de 1990, se ha alcanzado antes de la fecha límite de 2015.

En el verano de 2010, la Iniciativa de la Universidad Oxford sobre la Pobreza y el Desarrollo Humano (OPHI) presentó, de forma conjunta con la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), una nueva manera de medir la pobreza "que plantea una visión multidimensional": el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM).

El IPM ha sustituido al célebre Índice de Pobreza Humana. El nuevo indicador "complementa a los índices basados en medidas monetarias y considera las privaciones que experimentan las personas pobres, así como el marco en que éstas ocurren". Es decir, que no sólo tiene en cuenta cuántas personas viven con menos de 1,5 dólares al día, o 2,5 o los que se quiera utilizar. Sino que valora otras variables más allá del nivel de renta.

En concreto, el modelo tiene "tres dimensiones" (Sanidad, Educación y Niveles de Vida) subdivididas a su vez en 10 indicadores (nutrición, mortalidad infantil, matriculación escolar, años de instrucción, combustible para cocinar, saneamiento, agua, electricidad, vivienda y bienes).

Según sus cálculos, "alrededor de 1.700 millones de personas en los 109 países que abarca el Índice (un tercio de su población) viven en situación de pobreza multidimensional. Es decir, al menos el 33% de los indicadores reflejan graves privaciones en salud, educación o nivel de vida. Esta cifra supera a los 1.300 millones de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día en esos países, pero es menor al número de personas que vive con menos de 2 dólares al día". Nepal, Ruanda y Bangladesh, seguidas de Ghana, Tanzania, Bolivia y Camboya son los países que más han mejorado en los rankings, según explica Sabina Alkire, una de las encargadas del informe.

Economía de mercado

Si se mantienen las mismas tasas que hasta ahora, en 20 años algunos de los países más afectados podrían erradicar la pobreza extrema o quedarse muy cerca.

Pero incluso con este tipo de modelos, hay problemas metodológicos. Según la ONU, 6.000 de los 7.000 millones de habitantes del planeta tienen un teléfono móvil, mientras que sólo 4.500 tienen acceso a retretes o letrinas.

El hecho de tener un baño o acceso a agua corriente es un indicador de bienestar. Pero el disponer de un móvil es absolutamente fundamental para muchos africanos y una forma rápida, cómoda y barata de poder hacer negocios.

¿Qué ha ocurrido para que la pobreza se haya reducido a la mitad en dos décadas? Entre las razones principales, sin duda, se encuentra la transición hacia economías de mercado de muchos de países, las reformas y el significativo aumento del comercio. "El sur en su conjunto está impulsando el crecimiento económico global y el cambio social, por primera vez en siglos", dice el estudio de la ONU.

En el trabajo también se destaca el peso de factores como la ayuda al desarrollo en diferentes países, uno de los elementos más polémicos de los últimos años, o los planes de ayuda y supervisión del FMI.

Las críticas a las instituciones internacionales, y en especial al Banco Mundial, sin embargo, se han incrementado en las últimas semanas por su falta de ambición y la escasa atención a la desigualdad.

¿Qué efecto ha tenido realmente esa mayor participación en la economía global? Entre 1980 y 2010, los países en desarrollo han aumentado su participación en el comercio mundial, pasando de un 25 a un 47%. Y aunque algún informe del Banco Mundial reconoce que" una mayor apertura tiene un efecto positivo sobre el ingreso per cápita y por ende debería tender a reducir la pobreza", también dice que "está lejos de ser la única influencia, o la más importante, sobre el crecimiento económico, y por eso se debe evitar la tentación de exagerar la magnitud de la globalización (como suelen hacer sus detractores y defensores más estridentes)".

El español Xavier Sala i Martín, catedrático de la Universidad de Columbia, ha investigado y publicado mucho sobre la globalización y la reducción de la pobreza, y es mucho más contundente que la institución.

"¿Cómo hemos conseguido (esa reducción)? ¿Con la tasa Tobin, con la renta básica, con la caridad del 0,7%, con la condonación de la deuda, con la antiglobalización? La respuesta es no. La respuesta es que lo hemos conseguido con la economía capitalista de mercado. Así es como lo hemos conseguido nosotros, así es como lo ha conseguido China y así es como lo conseguirán los africanos. Abriendo las fronteras a la globalización que todavía no ha llegado", explica Sala i Martín, quien advierte que la pobreza absoluta se encuentra "en vías de regresión desde 1970".

Dos décadas de datos cada vez más positivos han acabado con los mitos deterministas, con la creencia de que nada se puede cambiar, que la miseria es inevitable e incluso la idea de que el capitalismo no puede funcionar en todas partes.

Para los economistas, la herramienta más poderosa para sacar de la pobreza a una nación no es la ayuda ni la compasión, sino el crecimiento. Jagdish Bhagwati y Arvind Panagariya, en un reciente libro, lo han mostrado para el caso de la India, uno de los países, junto a China, que ha registrado mayores progresos.

La coyuntura económica actual explica el deterioro de la calidad de vida en muchas partes del mundo. Pero también, en ocasiones, lo opuesto. El aumento del precio de los alimentos perjudica a mucha gente. Pero al mismo tiempo, beneficia a otros muchos, pues cada vez que alguien tiene que pagar más para comprar, hay otra persona que cobra más por vender.

Para lugares como Vietnam, por ejemplo, el balance es al final positivo. El problema es que en el mundo desarrollado, y desde algunas organizaciones, siempre se destaca el lado negativo de los fenómenos. Incluso cuando se producen en dos direcciones opuestas, como ha mostrado Dani Rodrik, de Harvard.

Hay buenas razones para el optimismo, pero el proceso está sólo a medias. Las cifras, pese a la mejora, son inaceptablemente altas y hay muchas zonas grises. En el número de marzo de la "Review of Income and Wealth", Shaohua Chen y Martin Ravallion publican un artículo titulado "More Relatively-Poor People in a Less Absolutely-Poor World", en el que afirman precisamente que si bien "la pobreza absoluta ha disminuido, el número de pobres relativos ha cambiado poco desde la década de 1990, y es mayor en 2008 de lo que lo era en 1981".

Esther Duflo (1972), profesora del MIT y una de las economistas con más proyección e influencia en temas de lucha contra la miseria, considera que no hay una sola "cosa que puede acabar con la pobreza". Que no se trata de "una cruzada, con un enemigo bien identificado y específico, ya sea el "capitalismo salvaje", los gobiernos deshonestos, el exceso de reglamentación, el hambre o la malaria. Todo esto probablemente tiene algo que ver con la persistencia de la pobreza. Pero ninguno de los factores es fácil de solucionar y, más importante aún, incluso si se lograra, la pobreza todavía estaría con nosotros".

Ella y su equipo, recientemente galardonados con un Dan Daviz Prize y un millón de dólares, apuestan por un enfoque práctico y muy concreto. "La lucha contra la pobreza consiste en combatir, con paciencia y deliberación, los muchos problemas que hacen que la vida de los pobres sea difícil: las malas escuelas, el agua sucia, las enfermedades infecciosas, los caprichos del clima y otros desastres naturales, el saneamiento deficiente, la falta de habilidades, la corrupción a pequeña escala, los baches de una carretera. La lista es interminable".

Y precisamente por ello, y en lugar de despilfarrar cientos de millones en políticas tan bien intencionadas como inefectivas, la mejor manera de saber qué funciona y qué no es mediante experimentos, tanto para el uso de vacunas en la India como el de mosquiteras en Kenia, como explica Duflo en esta charla.

Acabar con la pobreza es posible. Lleva mucho tiempo y hay muchos obstáculos, pero cuanto más se 'parecen' las economías en desarrollo a las desarrolladas, cuantas menos trabas haya para hacer negocios, cuanta más seguridad jurídica, e imperio de la ley e infraestructuras, cuantos más derechos y títulos de propiedad, más fácil es prosperar.

La lucha contra la pobreza a través de la economía, de lo que sabemos que realmente funciona, es como la medicina actual. No hace milagros, no lo cura todo y comete errores, pero salva más vidas que nunca antes en la historia de la humanidad. El camino es complicado y largo, pero la ruta está muy clara.

– Un informe muy polémico (Libertad Digital – 21/1/14)

(Por Domingo Soriano)

Lo que no dice Intermon-Oxfam: la pobreza y la desigualdad se están reduciendo a nivel global

El estudio que denuncia el aumento de las rentas de los ricos deja demasiadas cuestiones sin explicar y muchos datos poco claros.

  • "Las 20 personas más ricas en España poseen una fortuna similar a los ingresos del 20% de la población más pobre".

  • "La riqueza del 1% de la población más rica del mundo asciende a 110 billones de dólares, una cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial".

  • "Siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad económica ha aumentado en los últimos 30 años".

Las anteriores son sólo algunas de las principales conclusiones del informe Gobernar para las élites, que Intermon-Oxfam presentó este lunes y que trata de realizar un mapa de la desigualdad en el mundo y los peligros que ésta representa. El estudio de la ONG asegura que "la extrema concentración de riqueza que vivimos en la actualidad amenaza con impedir que millones de personas puedan materializar los frutos de su talento y esfuerzo". Los autores creen que corremos el riesgo de entrar en una dinámica en la que "los gobiernos trabajarán en función de los intereses de los ricos y las desigualdades políticas y económicas seguirán aumentando". En esta línea, las conclusiones del informe piden que se tomen medidas para cambiar esta dinámica. Sus tres principales recomendaciones son:

  • La eliminación de la desigualdad económica extrema como objetivo mundial en todos los países

  • Una mayor regulación de los mercados, para fomentar un crecimiento equitativo y sostenible

  • Poner freno a la capacidad de la población rica para influir en los procesos políticos

A lo largo de toda la jornada del lunes, los medios de comunicación españoles se hicieron eco de forma reiterada del estudio. Mientras, las redes sociales se llenaban de comentarios sobre lo injusta de la situación, los males que fomenta el capitalismo o la necesidad de un cambio fundamental en el sistema económico en el que nos movemos. A tres días de que abra el Foro Económico Mundial en Davos, parece una contundente denuncia sobre la crisis y sus desheredados. Sin embargo, el informe de Intermon-Oxfam deja muchos flecos sin explicar y ofrece algunas propuestas muy cuestionables.

– Desigualdad y pobreza: se ha dicho muchas veces, pero parece que hay que recordarlo en cada ocasión que sale un estudio de estas características. Lo importante realmente no es la desigualdad, sino la pobreza.

Y la pobreza se está reduciendo, aunque Intermon-Oxfam no lo diga en su informe, en todos los continentes, al menos desde hace tres décadas. Según explicaba Pablo R. Suanzes en este completísimo artículo de El Mundo, las estimaciones del grupo de desarrollo del Banco Mundial, muestran que "en 2008, 1.290 millones de personas vivían con menos de 1,25 dólares al día, el 22% de la población del mundo en desarrollo. Una disminución increíble, puesto que en 1981, 1.940 millones de personas vivían en condiciones de pobreza extrema, el 52%. Una caída de 30 puntos porcentuales en menos de tres décadas".

La principal razón detrás de estas cifras hay que buscarla en el rendimiento de China y la India, los dos países más poblados del mundo, que abrazaron la globalización y el capitalismo a finales de los años 70 y principios de los 80. Desde entonces, su desempeño económico ha sido espectacular, logrando que cientos de millones de personas salieran de la pobreza, en un fenómeno sin paragón, por su rapidez y amplitud, en la historia de la humanidad.

– La desigualdad no está incrementándose: no sólo la pobreza está perdiendo terreno. También la desigualdad, tema principal del informe de Intermon-Oxfam, está descendiendo si se mide en términos globales.

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