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El fin de la Educación Pública

Enviado por santosmer


    1. ¿Son necesarias las reformas estructurales en el sistema educativo mexicano?
    2. ¿Cómo es el modelo educativo mexicano?
    3. Dos Modelos Educativos
    4. ¿Cómo hacer la reforma estructural en cuanto a los inmuebles que ocupan las escuelas públicas?
    5. El Bono Educativo
    6. La reforma fundamental
    7. Conclusión
    8. Algunas lecturas recomendadas.

    Introducción

    Después de vivir más de siete décadas bajo el control de un partido político, percibimos que no basta con colocar en el gobierno a otro partido, se hace necesario introducir reformas estructurales en todos los renglones de la vida política económica y social de México. Aquí pretendo hablar de las reformas estructurales en el sistema educativo.

    Antes que nada, pongámonos de acuerdo con lo que queremos entender por reformas estructurales.

    Cuando cambiamos de alfombra, pintamos la fachada, o instalamos nuevos muebles, estamos haciendo reformas que no son estructurales. Pero cuando pasamos la cocina a otro lado, hacemos un cuarto nuevo o ponemos losa en el techo, estamos haciendo reformas estructurales. Las reformas estructurales no son cambios simples, se puede decir que tiramos la vieja casa y construimos una nueva.

    Si hablamos de reformas estructurales en el campo educativo, no nos referimos a pintar la escuela, cambiar directivos, hacer otra aula o aumentar los subsidios; más bien estamos hablando de construir un nuevo sistema educativo. La justificación para esas reformas estructurales tiene que ver con la incapacidad manifiesta de lo que se tiene para lograr lo que se quiere. Como dice el adagio: "si el pino de tu jardín no produce las manzanas que apeteces, deshazte de él y planta el árbol adecuado". Es decir, las reformas estructurales no pueden partir de un simple capricho. Por tanto, hacer reformas estructurales en la educación equivale a hacer una revolución educativa, cambiar el barco viejo por uno nuevo.

    En este ensayo presentaré cinco propuestas para transformar el sistema de educación pública y por último agrego lo que llamo "la reforma fundamental".

    ¿Son necesarias las reformas estructurales en el sistema educativo mexicano?

    Hay que recordar que el actual sistema educativo se construyó con gran impulso por la "revolución mexicana", cuando México aspiraba a transformarse en una república socialista. El objetivo era tener un sistema educativo que formara los cuadros técnicos para hacer realidad los proyectos del Estado, concretados en las empresas de electricidad, telefonía, carreteras, hospitales, ferrocarriles, etc. Pero hoy el panorama ha cambiado, ya casi nadie aboga por construir una economía centralizada manejada por la burocracia política. No solo nuestro país sino casi todo el mundo está adoptando el camino capitalista y nuestro sistema educativo no fue creado para eso. Más aún, hay un divorcio casi total entre la nueva filosofía del país y la vieja filosofía del sistema educativo mexicano, por eso no funciona.

    Si nuestro sistema educativo tuviera capacidad de adaptación quizás no habría necesidad de reformar las estructuras. En tal caso, bastaría hacer algunos ajustes para que trabajara mejor, y nada más.

    Nuestro punto de vista es que, efectivamente, se requieren reformas estructurales. Poco se arregla dando más dinero a las escuelas, abriendo más universidades, cambiando de rectores, etc. Esas son reformas simples que resultan contraproducentes.

    Para comprender mejor la necesidad de estas reformas es necesario tener una idea clara del modelo educativo que hemos construido en México, ver sus características y entender sus dinámicas para saber por que no responde a las nuevas necesidades de México.

    ¿Cómo es el modelo educativo mexicano?

    Cuando queremos construir algo, siempre usamos "modelos", es decir, ideas abstractas que formamos en nuestra mente. En nuestra cabeza debe haber una idea de la silla, mesa o casa que deseamos. Esa idea la pasamos al papel, conseguimos la materia prima y ponemos manos a la obra para construirla. Casi nadie pega ladrillos sin tener una idea más o menos clara de lo que quiere. Igual sucede en la educación: en la cabeza de la gente que se encargó de la educación se elaboró un "modelo educativo"que servirá de guía para construir y organizar nuestras escuelas o universidades.

    En realidad, el origen de nuestro modelo educativo se remonta a los tiempos de Porfirio Díaz, cuando Justo Sierra ocupaba el Ministerio de Instrucción Pública. Pero Justo Sierra copió el modelo promovido por Horace Mann "Padre de la educación pública en Estados Unidos"" . Desde entonces, el modelo subsiste y resiste en muchos países. El norteamericano Horace Mann convenció al Congreso de los Estados Unidos de que la educación era tan importante para el desarrollo del país que el gobierno debía encargarse del control total, así como de su financiamiento, para construir miles de escuelas públicas a lo largo y ancho de Norteamérica. En Europa el Partido Obrero Alemán, de corte comunista, también proponía :

    "Educación popular general e igual a cargo del Estado. Asistencia escolar obligatoria para todos. Instrucción gratuita".

    Representaba la visión que los comunistas tenían sobre la educación y que se extendió por todo el mundo.

    Así pues, en los Estados Unidos se creó un aparato burocrático llamado Departament de Education que manejaría un presupuesto enorme asignado por el Congreso. Su tarea consistía en construir nuevas escuelas, contratar profesores, seleccionar a los alumnos, elaborar los planes y programas de estudio que debían aplicarse obligatoriamente en todas las escuelas de Estados Unidos. Se creo así el modelo burocrático de la educación. Fue paradójico que en un país netamente capitalista construyeran un modelo comunista de educación. Hoy, después de 150 años, ya se han dado cuenta del error y el Departament of Education ha cambiado radicalmente de funciones.

    ¿Antes de Horace Mann no había escuelas? Antes de que él entrara en escena ya había colegios, escuelas y universidades que no estaban sujetas al control del gobierno. Cualquier persona o grupo de inversionistas podía comprar un terreno, rentar o construir el edificio y fundar centros educativos con sus propios planes y programas. No necesitaban pedir permiso a nadie. Estas escuelas sobrevivían gracias al pago de colegiaturas que aportaban los alumnos o sus padres. También recibían donaciones privadas de los hombres de negocios que apreciaban la labor educativa.

    DOS MODELOS EDUCATIVOS

    Ahora ya podremos entender los dos grandes modelos que han existido en el campo de la educación:

    1. El MODELO ESTATAL (de Horace Mann) y el ii) MODELO EDUCATIVO LIBRE

    Es necesario caracterizarlos para entender cómo operan.

    i) EL MODELO EDUCATIVO ESTATAL

    Nos hemos acostumbrado, durante más de un siglo, a convivir con este modelo, que difícilmente advertimos que las cosas pudieran funcionar de otra manera. Es más, este modelo tomó tanta hegemonía, que se hizo rey único, mientras que el modelo de educación libre prácticamente desapareció de nuestro país. También se le conoce comúnmente como MODELO DE EDUCACIÓN PÚBLICA

    Los rasgos esenciales son los siguientes:

    1. Cuando dejamos que el gobierno sea quien controle la educación de un pueblo, en realidad estamos destruyendo una de las libertades más esenciales del hombre: la de elegir-dentro de múltiples opciones- la educación que queremos para nuestros hijos- a cambio de edificar un instrumento autoritario y burocrático: el monopolio estatal de la educación. ¿Tiene esto algún inconveniente? Dicen, los que defienden este sistema, que los funcionarios estatales deben hacer esta tarea porque así lo prometieron en su campaña política, son los más preocupados, los mejor intencionados, los que se desvelan para lograr un país culto. Pero este discurso tiene muchos contraejemplos; ni siquiera han sido capaz de eliminar el analfabetismo.

      Aún en el caso de que el Estado estuviera formado por gente muy bien intencionada es un error dejarles el monopolio de la educación. Es como si en una familia numerosa dejáramos que la abuela fuera la única persona que decidiera la ropa de todos. Dejar las decisiones en manos de una sola persona quizás sea bueno en un negocio privado, pero en el campo de la educación es equivalente a mandar a la guerra a un ejercito de ciegos dirigidos por un tuerto. Claro que algo podrán hacer, sin duda, pero seguramente perderán la batalla.

      Es posible que las buenas intenciones del monopolista le lleve a escoger, bajo su propio criterio, el mejor programa educativo para imponerlo a todos los niños. Quizás los obligue a aprender y jugar ajedrez la mayor parte del tiempo que pasan en la escuela o sólo deportes para que México sea el mejor país futbolero, etc. Por principio de cuentas, imponer un programa para todos tiene el defecto de que impide otras ideas que tengan otras personas preocupadas también por la educación. Con el monopolio se desaprovecha el talento de mentores que, por ejemplo, quieren formar biólogos, matemáticos, astrónomos, etc. Estas personas simplemente van a arrojar sus ideas al cesto de la basura porque tienen que aplicar lo que el Estado monopolista dice, aún cuando esté en desacuerdo. Infinidad de veces se ha visto en las escuelas primarias que las profesoras o profesores tienen que reprimir sus propias ideas porque solo está permitido aplicar lo que dice la Secretaría de Educación Pública (SEP) y saben que si desobedecen son castigados.

      La pobreza de la educación en México se explica porque solo el monopolista decide, esto es, porque no hay un sistema donde los profesores puedan reformar, innovar o desechar lo que consideren que es obsoleto. Todos tienen que aplicar lo que la oficina burocrática del gobierno indica a pesar de que se tenga la certeza de que está equivocado. Es necesario comprender que el Estado o los políticos que lo componen no siempre tienen la razón en cuanto a la educación. Es más, para mi gusto, rara vez la burocracia gubernamental piensa acertadamente porque le influyen factores de orden político y sus propios intereses. Y de esto hay muchos ejemplos.

      La últimas siete décadas que México ha sufrido el control de un partido autoritario muestran que mientras dejemos la educación de nuestros hijos a un grupo de políticos iluminados, los resultados serán pobres. De ahí que un reforma estructural urgente consiste en eliminar el monopolio de la educación. Y aunque por ahora suena a blasfemia, esto implica eliminar a la Secretaría de Educación Pública, tal como en los Estados Unidos hay gente que ya quieren borrar del mapa al Department of Education.

      Aclaremos: No se trata de construir otro aparato burocrático (una nueva SEP) que se haga cargo de toda la educación, tampoco se trata de pasar la responsabilidad a un monopolio privado. Por ejemplo, si toda la educación se dejara en manos de la iglesia luterana o del Tecnológico de Monterrey, estaríamos cometiendo el mismo error que antes. Estas instituciones tendrían la tendencia a uniformar a todos con la misma sotana y a la vuelta de un siglo estaríamos lamentado haber caído en la misma trampa.

      ¿Qué es lo que puede sustituir al monopolio educativo del Estado?

      La respuesta puede sonar un poco extraña dadas nuestras viejas costumbres, pero aquí va.

      Propuesta 1. Es necesario establecer la libertad para que la gente preocupada por la educación aplique sus propias ideas, sus modelos, sus sueños. Quizás a alguien se le ocurra hacer la universidad del piano o una escuela primaria inclinada a las matemáticas, o un colegio para formar empresarios. ¿Quién juzgará si tal o cual escuela es buena? El nuevo juez ya no debe ser el órgano estatal sino los mismos estudiantes o los padres de familia, que son los más interesados en que sus hijos reciban una buena educación para la vida. En la actividad de cada escuela, en la práctica de cada profesor y en el resultado observado en cada niño, los padres de familia evaluarán si una escuela es buena o no.

      Para que la gente, los profesores y directivos apliquen sus propias iniciativas es necesario crear un contexto que invite a los educadores a dar lo mejor de su talento.

      Por tanto, es necesario eliminar el control y la obligatoriedad de los planes y programas de estudio del gobierno. Quizás se pudieran dejar como una simple sugerencia, pero con toda la libertad para modificarlos, ampliarlos, renovarlos, etc. Los profesores y directivos podrían reunirse para revisar, evaluar y crear nuevos planes de estudio a fin de presentar su mejor oferta a la sociedad. Pero esto se puede hacer sólo si va acompañado de otros cambios estructurales. Si esta libertad y autonomía se diera hoy mismo, dentro del actual sistema burocrático, lo más probable es que la calidad empeoraría. Daría el efecto perverso que se observa en muchas universidades públicas donde la autonomía ha resultado contraproducente y reina el caos y la mediocridad. Veamos, entonces, qué otras reformas estructurales son necesarias para construir un buen sistema educativo en México.

    2. Control académico estatal centralizado. Me refiero a que el gobierno es quien decide lo que la gente debe saber o no saber. El Estado, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) o alguna de sus universidades (UNAM), determina e impone los planes y programas de estudio a todas las escuelas y universidades del país. Casi todo mundo aceptó, sin mayor reflexión, que la autoridad, formada por los funcionarios, que de alguna manera escalaban el poder, fueran los elegidos para decidir lo que los niños y jóvenes, debían aprender. La pregunta es ¿por qué ellos? ¿Por qué creer que el alcalde, el gobernador o mismo presidente de la república es tan sabio que tiene la capacidad o el derecho de decidir la educación de la sociedad? Muchas veces hemos visto que quien sube al poder es miembro de algún partido político de dudosa respetabilidad, ¿por qué debemos confiar en ellos para que determinen la educación de nuestros niños? Cierto que los planes y programas no los decide el presidente de un país, pero sí lo hace el amigo, el cuñado o político que coloca en el ministerio de educación. ¿ Acaso por ocupar el puesto burocrático le cae del cielo toda la sabiduría como para imponernos un plan de estudios?
    3. Planteles "tierra de nadie".

    Aquí nos vamos a referir al inmueble, los edificios que ocupan las escuelas públicas.

    Deténgase, por un momento frente a una escuela pública y pregunte quién es el dueño. Ni el director, ni los profesores, ni los trabajadores, ni los alumnos, ni los padres de familia, ni el delegado, ni el gobernador, ni el presidente de la república es propietario. Nadie es dueño del edificio que ocupa la escuela, nadie posee el título de propiedad. Este es un problema más serio de lo que parece y tenemos que detenernos a revisar su importancia

    Observe que cualquier casa o edificio que no tiene dueño, sin duda, se echa a perder, se destruye, se cae. La razón es muy simple: cuando una casa tiene propietario, éste la cuida, le da mantenimiento, la pinta, le repone los vidrios rotos, etc. ¿Por qué la cuida? Porque es su patrimonio; si algo se destruye, el dueño se siente perjudicado en sus intereses. En el caso de una escuela pública, si se cae un muro, o se rompe un vidrio, el director no siente perjuicio en su propiedad, porque no es de él. Por eso vemos que las escuelas publicas están horribles, llenas de graffiti o descoloridas como si fueran cárceles.

    El discurso oficial dice que las escuelas públicas son del gobierno, pero esto no tiene sentido pues los gobiernos son entidades pasajeras, hoy está un funcionario, mañana otro y ninguno de ellos poseen las escrituras donde conste que son propietarios y por lo tanto a ninguno de ellos le interesa si se cae la escuela. Si acaso, los candidatos a la presidencia municipal dan pintura mientras andan de campaña sólo para comprar votos y después se olvidan. Así que hay que acabar con esa idea de que "las escuelas públicas son del gobierno"

    También se llega a decir que las escuelas públicas "son de La Nación" o del pueblo. Pero, como dice el dicho, lo que es de todos es de nadie. En realidad, se trata de un discurso demagógico de inspiración comunista y por lo tanto, perjudicial e insostenible.

    El sistema de construir escuelas "tierra de nadie" ha provocado que se pierdan una cantidad enorme de recursos públicos, es decir, dinero de los contribuyentes. Podemos ver la diferencia entre la escuela que construye Juan Pérez (el dueño) y la que edifica el gobierno. Veremos que ésta última envejece más rápido, las puertas se caen más pronto y los vidrios duran menos. Es más, un diputado en campaña, con tal de ganar votos ordena construir una escuela cara en un lugar inadecuado y al paso del tiempo el edificio queda abandonado o de plano destruido. El funcionario nunca va a reconocer que se equivocó, tampoco estará dispuesto a pagar el daño de su propio bolsillo, se ira impune, la sociedad habrá perdido y a nadie le preocupa… porque "es de nadie".

    Por supuesto que un propietario privado también se puede equivocar, pero sus errores los pagará de su propio bolsillo. Y si sus decisiones son muy malas, puede perder hasta la camisa y tendrá que dedicarse a otra actividad. Un propietario privado, por su naturaleza, no puede socializar las pérdidas como lo hace el burócrata estatal.

    ¿Cómo hacer la reforma estructural en cuanto a los inmuebles que ocupan las escuelas públicas?

    Propuesta 2. El cambio estructural aquí requiere que todos estos inmuebles tengan propietario privado, que sean de una persona, una sociedad anónima, una asociación civil, etc. Quienes sean los dueños del plantel cuidarán, al menos, que el edificio no se caiga, taparán las goteras o demandarán a quien cause alguna daño.

    El gobierno puede encargarse de corregir este error o delegar en una empresa privada , en la banca o un organismo no gubernamental. Hay varias alternativas.

    Se convoca a una subasta para vender el inmueble ( uno por uno) al mejor postor.

    • Lo pueden comprar los directivos del plantel.
    • Se le puede vender a los profesores que laboran en la escuela.
    • Se puede vender a alguna escuela privada que ya tiene experiencia en el campo educativo.
    • Lo puede comprar una persona que así quiere invertir su dinero.

    Cualquiera de estas alternativas es mejor que dejar que siga como "tierra de nadie". Además, con el producto de la venta se forma un fondo financiero para ayudar al desarrollo de la educación.

    Por alguna extraña razón, hay gente que pone el grito en el cielo cuando se habla de vender una escuela pública. Les parece tan inaudito como si quisiéramos vender la luna o las estrellas. Todavía hace 15 años nadie creía que se pudiera vender agua en botellas de plástico. Pero el mundo avanza y lo que antes era imposible hoy se hace realidad. En parte se explica porque la educación que nos impuso el estado tiene fuerte sabor comunista: "todo es de todos", "nada es de nadie", y por tanto, todavía se piensa que la propiedad privada es un pecado. Consideran que ningún mexicano debe tener el derecho de ser propietario de una escuela, de una iglesia o de un pozo petrolero, ¿y por qué no? ¿Acaso sólo los hijos de Hussein deben tener derecho?

    Algunos "intelectuales izquierdistas " piensan que si se privatiza una escuela los niños pobres no podrán estudiar; si se privatiza un templo los pobres no podrán rezar; si se privatiza un pozo petrolero nadie podrá comprar gasolina y así van por el estilo sus argumentos contra la privatización. Les parece imposible que el interés privado sea compatible con el interés social. Quien fuera dueño de un templo seguramente lo tendría en las mejores condiciones a fin de que se celebren muchas misas; el dueño de un pozo petrolero está interesado en hacer gasolinas, hule, plásticos, no para su familia sino para que lo disfruten miles de consumidores, etc. En realidad, toda empresa privada tiene, como interés fundamental, la de servir a un gran público pues de eso viven. ¿Qué razón tienen, los que se oponen a la privatización para que las escuelas se conserven como "tierra de nadie"? Jamás he escuchado una defensa razonable. Pero lo cierto es que las escuelas publicas con edificios de nadie y bajo control central del estado se transforman en una tierra de impunidad donde cualquiera puede robarse lo que quiera sin que nadie lo castigue. Por eso se puede ver que una universidad pública devora más recursos que cualquier universidad privada.

    Por desgracia, el movimiento contra la privatización todavía tiene demasiados adeptos: los sindicatos corruptos, la burocracia, los partidos políticos, etc.

    Aquí se requiere un cambio en las estructuras mentales de la gente. Es necesario abandonar la idea feudal de que todo es del príncipe (Estado). Sin embargo, la reforma estructural no puede esperar hasta que todos estén convencidos, pues quizás ese día esté muy lejano. Hay claramente un conflicto entre lo correcto (lo que se debe hacer) y lo socialmente aceptable, ¿cuál criterio debe imponerse? Creo que debe prevalecer lo que es correcto a pesar de que la mayoría piense lo contrario. A fin de cuentas, lo que es correcto termina, tarde o temprano, por cambiar la conciencia de la gente. Además, aquellos que estuvieron equivocados nunca acudirán para pedir disculpas o tan solo para reconocer su error. Pero estoy casi seguro de que cuando aparezca un grupo de profesores que le digan al gobierno "queremos comprar la escuela" contagiarán rápidamente a sus colegas en todo el país.

    1. Es decir, las escuelas son administradas por funcionarios que nada tienen que ver con la propiedad de la escuela, o peor aún, que son pagados por el Estado.

      A menudo le pregunto a las personas qué opinan de que una escuela esté administrada por un funcionario del Estado. Se encogen de hombros y dicen: "¿qué de malo tiene?…hay funcionarios buenos y funcionarios malos, basta escoger a uno bueno".

      La verdad es que el problema es más serio de lo que parece. Veamos a cualquier director de alguna primaria, preparatoria o universidad pública, tal como funcionan actualmente. Este funcionario logró el puesto ya sea porque lo puso el presidente de la república, por una votación populista de la comunidad universitaria, por escalafón de la burocracia sindical o porque se amafió con lo peor. Es alguien que no es propietario de la escuela, tiene sueldo seguro de parte del gobierno y permanece en el puesto sólo dos, tres o cuatro años. Se ve obligado a respetar a quien le hizo el favor de colocarlo en el puesto; tratará de llevar la fiesta en paz y reprimirá al que le "hace olas". Además, mientras esté en el puesto, buscará usarlo para garantizar su futuro político y económico. ¿Qué incentivos tiene para hacer mejoras o innovaciones en la institución? Creo que muy pocos. Por esa razón vemos que cuando acaba su mandato nos es difícil recordar alguna aportación interesante o mejora sustancial que le haya dado a la escuela. Cada funcionario termina con una historia gris, desabrida y a veces solo deja la impresión de que se robó lo que pudo. Otros concluyen con una gran frustración por no haber podido hacer nada. La inercia se los tragó.

      El manejo burocrático no sólo lo ejercen los altos funcionarios; también los profesores, investigadores y trabajadores de las instituciones públicas, cada uno en sus respectivos campos de acción. Cierto que hay gente en las escuelas con las mejores intenciones; pero se ven sepultadas por una aversión al cambio de los propios colegas. Además, como todos tienen el sueldo seguro, de por vida y con la protección del sindicato, la gente se asimila al sistema y pronto se adaptan: "teniendo el sueldo seguro qué me importa si la escuela funcione o no". Y así pasan la vida, esperando llegue el día de la jubilación y dejen su ingrato trabajo.

      El caso más patético, producto del manejo burocrático, se vio con la huelga que mantuvieron algunos alumnos en la UNAM durante casi un año. Poco les preocupó a los funcionarios, profesores y trabajadores que la universidad estuviera cerrada, ya que todos cobraban puntualmente sus quincenas. La razón de este comportamiento no está precisamente en la inmoralidad de los trabajadores sino en que se les pone el saco de burócratas, con sus "salarios seguros de base" y además…sin poder de decisión.

      Propuesta 3 . El cambio estructural consiste en evitar que quienes dirigen una escuela sean burócratas, esto es, simples asalariados. Es necesario encontrar una fórmula para que los directivos participen del riesgo. Esto no solo vale para las escuelas públicas, también para las privadas. El directivo tiene que saber que si la escuela fracasa, no solo pierde su quincena, sino también su patrimonio. Si el directivo no es el propietario total, al menos puede ser copropietario o accionista de la institución. Desde luego que este enfoque induce a eliminar el sistema de que el rector de una institución educativa tenga sueldo de gobierno. Más aún, nadie que se dedique a la educación debe estar en nómina gubernamental. No estoy diciendo que los funcionarios o profesores no tengan ingresos, sería insensato porque el estómago no se llena con rebanadas de aire, lo que digo es que es insano que sus ingresos provengan directamente del gobierno. Para ver los efectos nefastos del "cheque de gobierno" pensemos en los profesores de las escuelas primarias "oficiales" de Oaxaca ( y de otros estados). El efecto es que transforma a muchos profesores (no a todos) en verdaderos delincuentes, ya sea porque no van a dar clases (roban tiempo de docencia) o llegan tarde a la escuela rural o se dedican a labores sindicales, a hacer marchas a la Ciudad de México, o andan en las guerrillas zapatistas sin importar que los niños se queden varias semanas y hasta meses sin escuela. ¿Por qué ocurre este fenómeno con las escuelas de gobierno y no con las escuelas privadas? Cuando un profesor recibe cheque de gobierno sabe que trabaje o no trabaje su sueldo está seguro. Y si algún director quiere remediar la anomalía el profesor acude a su sindicato y quien termina en la calle es el director del plantel. Mientras no se corrija esta situación poco se puede lograr en el campo educativo. Luego, se requiere aquí de un gran cambio: eliminar el cheque de gobierno. Hacer este cambio estructural rompería, en buena medida, con la burocratización que padecen todas nuestras escuelas y universidades. Veamos cómo se puede hacer. Para ello, debemos pasar a la siguiente reforma estructural.

    2. Control burocrático.

      Las escuelas y universidades públicas viven de limosnas, también llamados subsidios o presupuestos (muy generosos, por cierto) Todos el dinero que necesitan lo reciben casi exclusivamente del gobierno y les está prohibido obtenerlo de otras posibles fuentes. Quizás este sea el mayor de los pecados capitales, pero aún es muy difícil entender el fenómeno de los subsidios. La gente se ha acostumbrado tanto a ellos que los ve con toda naturalidad. Cientos de instituciones gubernamentales, gobernadores, presidentes municipales, secretarías, hospitales y más de 5 millones de personas viven subsidiados es decir, recibiendo recursos directos del Estado. Esto sin contar a los 24 millones de alumnos que reciben educación subsidiada. ¿Por qué está mal?, ¿dónde está el error?

      Quizás las vemos con familiaridad porque desde niños nos acostumbraron a recibir "domingo" que era un regalo de nuestro padre para que lo usáramos como quisiéramos. Nunca nos pusimos a pensar de dónde papi sacaba los recursos que nos transfería. Nos acostumbramos tanto al subsidio de papá que cuando dejó de darnos, hicimos un buen berrinche y le aplicamos la "Ley del Hielo", le dejamos de hablar durante varios años, hasta que entendimos que teníamos que trabajar para lograr los dineros que necesitábamos.

      ¿De dónde saca el gobierno los recursos para subsidiar a la gente o a las instituciones? Lo primero que hay que entender es que no caen del cielo. Básicamente son cuatro fuentes importantes. Impuestos, petróleo, empréstitos y señoreaje.

      Impuestos. Son los que el gobierno le quita a las empresas, a los comerciantes, a los trabajadores, a los importadores y a los exportadores. Pero los impuestos nunca alcanzan para cubrir los gastos del gobierno. Hay que buscar otras fuentes.

      Petróleo. Basta colocar una manguera en nuestros pozos petroleros y llenar los barcos extranjeros. Juntando impuestos y petróleo tampoco alcanzan a cubrir el gasto gubernamental. Así que hay que buscar otra fuente.

      Empréstitos. El gobierno le pide dólares al país vecino para pagar los intereses de lo que le debemos y otro poco para completar el gasto. Pero los impuestos, el petróleo y los empréstitos tampoco son suficientes para completar el gasto de gobierno. Hay que buscar otra fuente.

      Señoreaje. Por desgracia el gobierno cuenta con una maquinita "mágica" que se alimenta de papel periódico y salen flamantes billetes impresos.

      En virtud a estas cuatro fuentes de ingresos el Estado se puede dar el lujo de mantener una pesada nómina con burócratas que no producen nada, puede saldar deudas, comprar muebles, regalar dinero a los ancianos y mantener escuelas y universidades "gratuitas".

      Pero si analizáramos cuidadosamente esta manera de organizar al país, rápidamente nos daríamos cuenta por qué México es un país rico lleno de pobres.

      Baste, por ahora, decir que este sistema de financiamiento gubernamental explica por qué nuestro país no se desarrolla de acuerdo a las necesidades de la gente. Un gobierno honesto nunca usaría el petróleo, ni viviría de prestado y mucho menos fabricaría billetes aprovechando la ignorancia del ciudadano, que sólo ve perder su poder adquisitivo sin darse cuenta quién se lo roba.

      Pero veamos más de cerca los sistemas subsidiados que por ignorancia o candidez también los aplica el sector privado.

      Supongamos que usted desea pintar su casa. Busca el mejor pintor y acuerdan el precio, suponga que por $5,000.00 le pinta toda la casa. Ahora, usted mismo diga si da lo mismo pagar todo antes de que se haga el trabajo que pagar cuando se ha concluido.

      Me atrevo a decirle que cuando se le paga por adelantado al trabajador, puede ocurrir que:

    3. Los subsidios.
    4. En lugar de empezar el lunes, iniciará el martes.
    5. En lugar de dos semanas ocupa tres.
    6. Dará unos cuantos brochazos y se va a descansar.

      Yo sé que hay trabajadores muy honestos, que aún cuando se les pague por adelantado tratarán de hacer bien las cosas, pero de diez, quizás solo encuentre dos o tal vez uno. Por cierto que no se les puede culpar de su mal comportamiento a los pintores. Más bien el culpable es usted que estableció el "sistema de pago por adelantado". El sistema solo respondió a las condiciones impuestas por usted… ¡y respondió correctamente! Ilusorio sería que respondiera de otra manera. Note la semejanza con el sistema subsidiado.

      Ahora analicemos qué pasa cuando usted establece el "sistema de pago hasta finalizar la obra".

      Le puedo garantizar que va a ocurrir los siguiente.

    7. Puede ser que el pintor desaparezca con nuestro dinero.
    8. El pintor va a llegar el lunes temprano con una sonrisa en los labios y va a trabajar "de sol a sol".
    9. Se va a esmerar por agradar al cliente.
    10. Si usted le reclama que una parte no está bien pintada, con una sonrisa en los labios lo corregirá hasta que usted quede a gusto.

    ¿Por qué se observan estas diferencias si se trata del mismo dinero y del mismo pintor?

    La razón radica en que cuando el pago es anticipado, el pintor ya no siente el riesgo de perder, pues ya tiene el dinero en el bolsillo; pero cuando se le paga después, el pintor siente el riesgo de que si no deja a gusto al cliente, lo pueden poner "de patitas en la calle". Esto lo obliga a hacer bien las cosas.

    El problema se complica y empeora cuando el que paga no es dueño del dinero. Este es el caso del subsidio gubernamental. El gobierno o los funcionarios no son dueños del dinero, ellos simplemente lo transfieren de las arcas de la nación a las escuelas.

    Si usted todavía no se convence de este fenómeno acuda a Garibaldi (donde hay muchos mariachis) y contrate al mejor. Suponga que le cobra mil pesos por cantar 20 canciones. Si usted paga los mil pesos antes de que empiecen a cantar, obtendrá un resultado diferente que si les dice "canta una, si me gusta te la pago y quizás te pida otra canción". Observe usted atentamente la calidad y la duración de las veinte canciones. Le puedo asegurar que en el primer caso el mariachi ejecutará muy bien solo las primeras canciones, pero la calidad se va empeorando y las canciones se van haciendo más cortas; En el segundo caso, se mantendrá la calidad desde la primera hasta la última canción y no se observa acortamiento. ¿por qué se ven diferencias si se está usando la misma cantidad de dinero y el mismo mariachi? La razón se encuentra en que, en el primer caso, usted los burocratizó; en el segundo, mantuvo un sistema de competencia. Son dos situaciones con riesgo diferente; en el segundo caso el mariachi sabe que si canta mal una canción, pierde al cliente, y eso le induce a hacer lo mejor que puede.

    Un ejemplo más: Cuando se creó el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos se hizo con un fin noble: acabar con el analfabetismo. Pero se le introdujo el sistema de subsidio. Esto ha provocado que después de 20 años de existencia, no sólo no se ha acabado con el analfabetismo sino que hay quien dice que se ha incrementado. La razón es muy simple. Si este instituto acabara con el analfabetismo se terminaría su razón de ser, es decir, se les acabaría la "chamba". Miles de funcionarios y alfabetizadores acabarían en la calle. En otras palabras, los intereses personales ( de seguir cobrando un salario) entran en contradicción con los objetivos del instituto. Y como el INEA lo manejan personas, finalmente prevalecen los intereses de las personas y mantienen una situación tal que preserven sus intereses personales.

    Otro ejemplo. Hay empresa de gran prestigio que con el fin de ayudar a la educación en México creo una escuela privada en la Ciudad de México para que los niños más aplicados estudien "gratis", es decir, no paguen colegiaturas. ¿Quién se hace cargo del pago de profesores, directivos y trabajadores así como los gastos de mantenimiento de la escuela? Pues la empresa privada, es decir, toma parte de sus ganancias y cubre el gasto de la escuela. En otras palabras, introdujo el sistema de subsidio. Pues por esta sola razón, la escuela tiende a no trabajar a su mejor nivel, tiende a burocratizarse, y es posible que se convierta con el tiempo en un verdadero dolor de cabeza para aquellos que tuvieron la buena intención de hacer algo bueno por la educación.

    Se podría abundar en cientos de ejemplos, todos para demostrar que cuando los profesores, directivos o trabajadores tienen seguro el sueldo pierden el incentivo para hacer bien su trabajo. Y esto es lo que genera el "cheque del gobierno". No solo ocurre con los funcionarios; en realidad sucede igual con cualquier trabajador al que se le asegure el sueldo de por vida, aún cuando sea en una empresa privada. Los sueldos seguros, muy apreciados por los socialistas, son característicos de los sistemas burocráticos y explican perfectamente por qué en los viejos países socialistas la gente perdió el interés por innovar o tan solo mejorar su trabajo. Más bien, lo que se genera es una conducta displicente: se dedica el menor tiempo posible y el menor esfuerzo intelectual. El trabajador dice "de todas maneras me pagan, ¿para qué preocuparme?". El ingrediente "riesgo" es más importante de lo que imaginamos.

    Al gobierno poco le importa si el dinero es bien usado o no. Así, el subsidio se transforma en una especie de narcótico que corroe las conciencias de los profesores, de los funcionarios, de los alumnos y a la misma institución.

    Nuestras escuelas y universidades subsidiadas (públicas o privadas) se van transformando en centros de simulación donde los profesores hacen como que enseñan; los alumnos hacen como que estudian; los directivos hacen como que dirigen; y los trabajadores simulan que trabajan. Mientras más lejos se encuentra el subsidiador más rápido se degenera la institución subsidiada.

    En resumen. Si queremos construir buenas escuelas, de la mejor calidad, innovadoras y preocupadas por dar el mejor servicio educativo a los niños y jóvenes, la moraleja es que nunca debemos imponerles un sistema de subsidio. Esto es válido para escuelas de gobierno como para escuelas privadas.

    Ya que estamos proponiendo que las escuelas de gobierno no reciban subsidios, es decir, fondos públicos, la pregunta inmediata es: ¿De qué va a vivir una escuela?, ¿Con qué dinero va a pagar a los profesores, directivos y trabajadores?. La respuesta es muy simple:

    Propuesta 4. Toda escuela o universidad debe sostenerse fundamentalmente de las cuotas y colegiaturas de sus clientes (los alumnos). Este debe tomarse como un principio básico de funcionamiento, tal como funciona cualquier empresa capitalista.

    Sé muy bien que a muchos izquierdistas no les gusta que los alumnos paguen por el servicio educativo que desean. Piensan que al pagar colegiaturas la educación se transforma en mercancía (¿y qué tiene de malo?). Y piensan que "el Estado tiene el deber de educar sin cobrar". El problema es que con estos mitos es como se generan los sistemas burocráticos y costosos y nunca se logra el objetivo de que el alumno reciba una buena educación. ¿Por qué los izquierdistas abogan por los sistemas burocráticos? Creo que es por motivos de ignorancia o porque todavía añoran los viejos esquemas socialistas. Pero hay que informarles que ya cayó el muro de Berlín y que ya desapareció la Unión Soviética y no hay marcha atrás.

    e) Educación gratuita.

    Muchos argumentan contra la privatización de los planteles bajo el argumento de que los alumnos pobres se quedarían sin posibilidades de estudiar. Es un argumento falaz pues en realidad son dos problemas distintos, es decir, mantener un sistema de educación gratuita no tiene nada que ver con la política de privatización de los inmuebles. Por ejemplo, Milton Friedman propuso hace tiempo que se puede crear un sistema de "Vouchers" o cheques usando el mismo presupuesto que el gobierno destina a la educación. Es decir, todos los alumnos que quieran estudiar acuden a una oficina del Estado o un banco para recibir el cheque que habrán de pagar en la escuela pública de su preferencia. Se trata de un sistema de educación gratuita pero que no subsidia escuelas sino alumnos. También se le llama sistema de subsidio a la demanda. El problema de este sistema de educación gratuita a base de vouchers es que le da la gratuidad a toda la gente, sea pobre o rica y el resultado final es que quien lo aprovecha- hasta concluir sus estudios- son los mejor ubicados económicamente. Aún con esta falla, funciona diez veces mejor que el sistema de subsidio directo a las escuelas.

    Un paso mejor es cuando se obliga a pagar a quien tiene dinero y solo se da educación gratuita a quien no tiene recursos. Y mejor aún cuando no importa si el alumno tiene recursos o no: "todos pagan" . Veremos más adelante que esto es perfectamente posible y más justo.

    No importa cuál sea el caso, lo importante es que la escuela (pública o privada) viva de las colegiaturas que pagan los alumnos y no de los subsidios del gobierno ni de una empresa privada.

    Si establecemos que las llamadas escuelas públicas ya no vivan de subsidios sino de las colegiaturas de sus alumnos, estaremos formando un nuevo concepto de "escuelas públicas" ya no en razón de que sean mantenidas por el gobierno sino porque estén interesadas de dar un buen servicio al publico. ¿Y cómo se garantiza esto? Veamos:

    Cuando el estudiante paga una colegiatura a la escuela, se genera una relación comercial donde quien recibe el dinero (la escuela) se ve obligada a dar un buen servicio; mientras que el que paga (el alumno) adquiere el poder de un cliente y puede exigir y castigar a la escuela que no funcione bien; ¿cómo? Simplemente cambiándose a otra escuela. De esta manera, la gente que labora en las escuelas de gobierno tendrán qué entrar en razón y saber que si siguen faltando a clases, haciendo marchas, huelgas o guerrillas, se quedarán sin comer porque los alumnos tomarán la decisión de cambiarse a una escuela donde sí trabajen los profesores. Las escuelas que trabajen bien, tendrán más clientes y con ello más dinero que puede mejorar sus ingresos sustancialmente, sin límites ni topes gubernamentales.

    EL BONO EDUCATIVO

    La reforma mínima. La primera reforma estructural que debería contemplar el gobierno que en verdad tuviera la voluntad de mejorar el sistema educativo es precisamente la introducción del BONO EDUCATIVO (voucher) a fin de eliminar el sistema de subsidio directo a las escuelas y universidades. Es una reforma que casi nadie tiene argumentos con qué oponerse pues se mantiene la gratuidad de la educación y las escuelas empiezan a tomar mayor interés por mejorar sus servicios. Los sueldos de los docentes mejoran, etc.

    El bono educativo tiene sus virtudes pero también sus defectos. Con el bono educativo el alumno paga en la escuela de su preferencia, pero en realidad no le cuesta de su bolsillo, él simplemente es como un distribuir de los fondos públicos dedicados a la educación. Pero tiene la virtud de que el estudiante se transforma en una especie de "juez" que evaluará y premiará o castigará a la escuela según su buen o mal funcionamiento.

    Hay que reconocer que aunque el bono educativo tiene virtudes notables, no resuelve el defecto de la "educación gratuita".

    En efecto, el sistema de educación gratuita guarda una apariencia de tanta bondad que muy pocos se atreven a criticarlo y menos a eliminarlo. ¿Quién tendría el malvado corazón de promover que la educación se pague, como se paga al peluquero por un corte de cabello, o por una cerveza en la cantina? "La educación no es mercancía, es más bien una obligación del Estado"- dicen los comunistas. Lo curioso es que hasta Carlos Marx estaba en total desacuerdo con el "sistema de educación gratuita". Marx decía que tal sistema solo buscaba educar a los ricos pasándole la cuenta a los pobres. ¡Y no estaba tan equivocado!

    Bueno, pues déjenme decirles que mientras convivamos con esta manera de ver a la educación, jamás seremos un pueblo culto. Para probar lo que digo, basta recordar que esta es la filosofía que hemos aplicado durante casi un siglo y México no ha alcanzado el nivel de "pueblo culto". Los soviéticos y los cubanos también aplicaron esta filosofía y de poco les sirvió. La URSS con todo y los millones de científicos, ingenieros y licenciados formados "gratuitamente" por el Estado socialista no pudieron detener su desaparición. Lo mismo se puede decir de Cuba, donde el Estado quemó todos sus recursos para educar "gratis" a la gente y de poco les ha servido en cuanto a la creación de condiciones materiales para satisfacer las necesidades de esa gente. El asunto es bastante espinoso y complicado.

    Es necesario acabar con el mito de la "educación gratuita" porque, como dice Milton Friedman Premio Nóbel de economía "no hay sandwich gratis", porque alguien lo tiene que pagar. Quien tome una cerveza, si no la paga de su bolsillo alguien la tuvo que pagar, porque no caen del cielo. Quizá el tendero, si te la robaste; quizá tu amigo, que te invitó; o tal vez todos cooperaron para que te emborracharas "gratis". Pero alguien tuvo que pagar. También es importante saber si te la pagó por su voluntad o si fue a su pesar.

    Cuando se plasmó en la Constitución Mexicana el sistema de educación gratuita, nadie tenía la capacidad de analizar que estaban cometiendo un grave error. El Estado se obligaba a dedicar parte de los impuestos a construir escuelas, contratar profesores y educar a la gente,. ¿Qué de malo hay en ello? Nadie se opuso.

    Sin embargo, se cometen dos tipos de injusticias, a saber.

    A muchos se les quita el dinero (impuestos) sin que reciban nada a cambio, es una injusticia del tipoI; a otros se les "otorga" dinero sin que den algo a cambio, es injusticia del tipo II. Tal es nuestro sistema.

    Cuántas veces no hemos visto la cara afligida de los padres de familia cuyos hijos son rechazados en una universidad pública…a pesar de que esa universidad se mantiene con los impuestos de estos padres afligidos. Es una injusticia que equivale a pagar por entrar al cine y te cierran la puerta en las narices. ¡No se vale!

    Cuántas veces no hemos visto que entran a la universidad pública jóvenes manejando automóviles lujosos, estudian su carrera, su maestría y doctorado sin pagar un solo centavo a pesar de que tenía dinero. En realidad, su "educación gratuita" la costean miles de trabajadores que jamás verán en sus hijos el beneficio de su "inversión".

    En fin, el sistema de educación gratuita que hemos creado es tan injusto que se parece a una gran fiesta donde unos pagan pero no disfrutan la fiesta, ni siquiera les dejan entrar y otros disfrutan la fiesta sin que les cueste un solo centavo.

    Además, este "bondadoso" sistema de educación gratuita nos ha conducido a resultados vergonzosos. Por ejemplo

    • Sólo dos de cada cien alumnos que inician la primaria en escuelas públicas logran un título universitario.
    • El costo promedio de los alumnos inscritos en universidades públicas es semejante y muchas veces superior a la colegiatura en universidades privadas.
    • Formar un ingeniero titulado en la UNAM, el IPN o en cualquier otra universidad pública sale más caro que si se le hubiera mandado a hacer su carrera en una universidad privada de prestigio en los Estados Unidos.
    • Si observamos con cuidado quién se titula en las universidades públicas, veremos que no son precisamente los estudiantes desarrapados que alguna vez entraron con el sueño de hacer una carrera. Más bien, se titulan los que estaban en las condiciones económicas menos desfavorables. Los alumnos pobres solo son el pretexto para recibir subsidios, pero pronto se le excluye de las escuelas públicas. Con este resultado se muestra que es un mito que la universidad pública actual está para servir a los alumnos de escasos recursos.
    • Y para rematar la "bondad" del sistema de educación gratuita, resulta que los alumnos titulados salen formados con la conciencia de esclavos, es decir, salen con su flamante título a buscar un patrón que los ocupe. Muchas veces ni se atreven a preguntar por el sueldo, les basta la promesa de una quincena segura. Si no encuentran empleo en el campo de su especialidad, aceptarán cualquier trabajo. Finalmente, se alquilan para manejar un taxi. No es una vergüenza ser taxista pero…¿Cuánto pagó la sociedad mexicana, los campesinos y obreros para formar un chofer de taxi? ¡Más de un millón de pesos! ¿Qué no significa esto tirar el dinero por la alcantarilla?

    Definitivamente, no es posible que sigamos manteniendo este sistema injusto, inhumano y depredador de recursos económicos. Es necesario hacer un cambio estructural en este renglón. Es necesario eliminar el demagógico sistema de "educación gratuita".

    Sin embargo, no se trata de salir de Guatemala y entrar a "guatepeor". Tenemos que crear algo mejor para todos. Aquí va la propuesta de cambio estructural.

    Un nuevo concepto del derecho a la educación.

    Es necesario establecer el derecho a la educación no en el sentido de que "alguien" te la debe proporcionar gratis, sino más bien en el sentido de que nadie tiene el derecho de impedirte que adquieras la educación que deseas. Puedes estudiar lo que se te pegue la gana con la única condición de que la pagues; "tú disfrutas, tú la pagas", no pretendas disfrutar a costillas del vecino. Se trata de aplicar el principio simple de justicia que dice: "Tómate todas las cervezas que quieras, pero págalas tú". Me encantaría saber si hay alguien que se oponga justa y seriamente este enfoque, yo nunca lo he encontrado, todos entienden que así debe ser.

    No hay pretexto, todos pueden estudiar.

    Claro, hay una objeción obvia de temporalidad. Se refiere a aquellos jóvenes que quieren estudiar y no tienen recursos hoy, pero eso no es problema, se puede resolver sin perjudicar a nadie.

    Propuesta 5. El gobierno puede crear un banco especial que brinde préstamos a los estudiantes, no solo para que paguen su colegiatura, sino para que compren sus libros, alquilen un cuarto, adquieran su computadora, un auto en fin, lo que necesiten. Cuando terminen su carrera se les pueden dar 20 años para que paguen hasta el último centavo. Así se crea un fondo revolvente que sirve para ayudar a todos los estudiantes que necesiten recursos económicos.

    Ningún estudiante tendría el pretexto de que no estudia por falta de recursos. Sea pobre, de clase media o rico tendría a su disposición los fondos necesarios para estudiar donde quiera, en México o en el extranjero. Claro que al terminar, tendría que empezar a regresar el dinero que disfrutó, pero lo regresa el nuevo profesionista, no el alumno pobre. Este sistema de préstamos para los estudiantes se puede aplicar fácilmente desde la preparatoria, luego la universidad, maestría y doctorado.

    Si se eliminara el sistema de "educación gratuita" nunca tendríamos problemas de escasez de recursos para la educación, ya que todo regresaría, a diferencia del sistema actual en el que todo lo que se destina a la educación va a "fondo perdido" es decir, nada se recupera. Esta sería una verdadera forma de invertir en educación y toda la sociedad sale ganando.

    Además, el simple hecho de que la educación tenga un precio obliga al estudiante a reflexionar si quiere estudiar o no determinada carrera. Esto hace una gran diferencia con la situación actual donde la gente estudia simplemente porque "es gratis". De esta forma no se da cuenta de los recursos que consume y del tiempo que invierte. Esta es la razón por la que muchos estudiantes usan hasta el doble de tiempo para terminar una carrera en una universidad pública. Pero cuando la educación cuesta, el alumno trata de usar el menor tiempo posible y más rápido se integra producir bienes y servicios que requiere la sociedad . Además, el alumno se hace exigente con la escuela pues no va a consentir que el profesor falte a sus clases cuando se le dé la gana o que sea víctima de acoso sexual para lograr una buena calificación. En fin, muchos vicios se corrigen cuando la educación se maneja "como una mercancía".

    Antes de pasar a la última propuesta de reforma estructural, quizás la más importante, me gustaría señalar una preocupación.

    He demostrado que el sistema educativo mexicano, creado desde hace más de un siglo, adolece de muchos defectos. Señalaré uno más que me parece muy preocupante, y que agrega un motivo más para hacer cambios estructurales.

    Me refiero a la mentalidad que nuestro sistema educativo imprime en los niños, jóvenes y profesionistas. No sólo en las escuelas y universidades públicas sino aún en las privadas se forma a la gente para que piense en términos de subordinación, es decir, para que se conceptúe como empleado, como trabajador de alguien. No estoy diciendo que ser empleado de alguien sea una vergüenza. Más bien quiero decir que la filosofía de nuestro sistema educativo debería ser el de formar empresarios, gente con iniciativa, emprendedores que en lugar de buscar "una chamba" salen a formar empresas y crear cientos y miles de nuevos empleos y generar nuevos bienes y servicios, para satisfacer las necesidades, gustos y preferencias de la sociedad. Solo los viejos países socialistas se empeñaban en formar a toda la gente como empleados en virtud de que al terminar sus estudios solo tenían la oportunidad de ser trabajadores del Estado. Pero eso, por fortuna ya va quedando atrás en la historia, y hoy es necesario que nuestro sistema educativo intente formar un nuevo tipo de profesionista. Por otro lado, nuestro viejo sistema educativo imprime una visión anticapitalista a los jóvenes, los educa para un mundo comunista y por eso vemos que los alumnos odian todo lo que suene a capitalismo, son anti-norteamericanos, adoran a Carlos Marx, al Che Guevara y no falta quien se enliste en las filas de la guerrilla terroristas para "acabar al neoliberalismo y la globalización". Los jóvenes se hacen así a semejanza de sus profesores que así piensan. Esto debe llamarnos seriamente la atención pues por un lado la sociedad trata de construir ambientes capitalistas y por otro lado nuestras universidades públicas crean a los destructores del mercado. Además, muchos jóvenes terminan inadaptados, frustrados y confundidos porque la educación que reciben no concuerda con lo que se necesita.

    Estoy convencido de que si se hicieran las reformas señaladas se lograría un cambio sorprendente en mentalidad no solo de los alumnos, sino también de los educadores, de los funcionarios y trabajadores de cada institución educativa.

    No he hecho ningún señalamiento respecto al contenido de los nuevos planes y programas de estudio. La razón es deliberada pues se trata de no imponer una nueva camisa. Más bien se trata de que cada escuela piense en lo que le dará ventajas a fin de poder ser competitiva con el resto de los planteles. Con base en la sana competencia que se genere, surgirán nuevos planes de estudio, innovadores, actualizados y pertinentes.

    LA REFORMA FUNDAMENTAL

    Finalmente, hablemos del cambio estructural más importante.

    Todos queremos cambios, pero queremos que otros lo hagan. Se los pedimos al Presidente de la República, a la Cámara de diputados, a la de senadores. No podemos seguir rogando que otros nos vengan a arreglar la casa. Tenemos que cambiar nuestra actitud mental. Tenemos que pensar que los otros no son los que van a realizar los cambios que nosotros queremos. Los únicos que pueden hacer los cambios que queremos somos nosotros mismos. Tenemos que poner nuestro cerebro y nuestras manos a trabajar. Con más precisión: tenemos que asumir el liderazgo del cambio. Convenzámonos: No va a caer del cielo el salvador que arreglará nuestros problemas. Sólo nosotros debemos asumir la responsabilidad.

    Por fortuna, hoy México cuenta con un nuevo ambiente político Ya no está en el poder el viejo partido que durante setenta años mantuvo a la gente con las manos atadas. Es decir, hoy los cambios dependen de nosotros mismos, dependen de que tomemos la iniciativa los que tenemos una idea nueva de cómo debe ser el mundo.

    Quizás sea muy difícil que las viejas escuelas de gobierno puedan cambiar como queremos. Muchas de las universidades se han convertido en verdaderas trincheras de los grupos de izquierda que todavía piensan en convertir a México en una República socialista. Otras se han convertido en la fuente de recursos de partidos políticos y otras más en fortalezas sindicales que lo que menos les importa es la educación, pero que defienden a capa y espada sus prebendas. Difícilmente se podrá convencer a todos estos intereses de cambiar por el bien de la nación.

    Es posible que el Presidente de la República comprendiera la necesidad de los cambios planteados pero tiene en su contra una cámara de diputados comunista, una cámara de senadores priista y a funcionarios con poca idea del nuevo proyecto de nación que debe tener México.

    Si no podemos transformar la vieja maquinaria ¿qué podemos hacer? Me parece que lo más sensato es crear una nueva.

    EL MODELO EDUCATIVO LIBRE.

    Es el que se crea por la iniciativa de la sociedad civil. Este modelo no obedece a controles gubernamentales, vive de los clientes, soporta y respeta la libre competencia, está sujeto al juicio severo de los clientes y sabe que si no es capaz de dar la educación que demanda el mercado se mueren de hambre pues no recibe subsidios de gobierno. Este es propiamente el modelo que armoniza con el sistema capitalista.

    El creador. Si asumimos que el desafío es crear un nuevo sistema educativo- el modelo educativo libre-, una pregunta crucial que hay que resolver se refiere al sujeto del cambio, es decir, ¿quién deberá ser el creador de tal sistema. Mi respuesta es que no puede ser el gobierno. ¿Entonces quién? La solución es LA INICIATIVA PRIVADA. En realidad no hay demasiadas alternativas. Se podría pensar también en las ONG´s , las iglesias, las asociaciones civiles, las sociedades anónimas y por todos aquellos que estén interesados por la educación ( exceptuando a los gobiernos ).

    Espero demostrar, en otra ocasión, que en realidad no existe justificación de carácter moral, etico o económico que justifique la existencia de "escuelas de gobierno".

    En esta tesitura, veamos algunas acciones concretas que se pueden realizar sin mayor dilación.

    1. El sector privado debe crear nuevas escuelas y universidades de todo tipo, en todos los niveles y en todos los lugares. Tal como ya lo está haciendo TV-AZTECA.
    2. El sector privado puede reunir capitales para financiar a aquellos que tomen la iniciativa de fundar una nueva escuela. Por ejemplo, Banco Azteca puede ofrecer créditos para aquellos profesores que se arriesguen a abrir una escuela primaria, secundaria, preparatoria, etc.
    3. El sector privado puede crear una banca que brinde créditos a los alumnos que deseen estudiar en universidades privadas o en el extranjero
    4. Las universidades privadas ya existentes deben asumir total autonomía respecto al Estado y disponerse a crecer en todas direcciones. No deben sujetarse a que el gobierno apruebe sus planes de estudio o crecimiento. Los únicos capacitados para determinar si sus programas valen la pena son sus clientes.

    Estos últimos cuatro puntos ya son perfectamente posibles en el México del siglo XXI, aunque quizás se requiera ganar algunas batallas legales, herencia del viejo sistema político. Pero el requisito fundamental es un cambio de mentalidad en nosotros mismos. Por ejemplo, se requiere definitivamente cambiar nuestra idea de que la educación es responsabilidad del gobierno, Ahora se debe ver como una responsabilidad de la sociedad civil; Se requiere dejar de ver a la educación como una actividad "sin fines de lucro", ahora se tiene que ver como una gran oportunidad de negocios.

    Hay quien todavía piensa que la educación no debe permitir ganancias. Incluso en la declaración de principios de las universidades privadas reza un párrafo que la institución se dedicará a educar sin fines de lucro. Esta es una idea que se viene arrastrando desde tiempos de santo Tomás de Aquino (siglo XIII) y hace ver que obtener alguna ganancia es pecado capital. Los comunistas retoman ésta idea diciendo que la educación no puede considerarse como si fuera una mercancía. El problema es que cuando algo no es mercancía entonces es imposición. En efecto, la mercancía tiene la virtud de tener que conquistar el interés o el gusto del cliente de tal manera que si le gusta lo que le ofreces te pagará voluntariamente. Se hace el intercambio y tanto el oferente como el demandante salen beneficiados: unos se lleva el bien a cambio del dinero y el otro se lleva el dinero a cambio del bien. Es una transacción voluntaria donde ambos salen ganando, ambos se enriquecen, tal como ya lo había estudiado Adam Smith hace más de doscientos años. Pero cuando algo no es mercancía, no está sujeta a los gustos del cliente y a su voluntad de intercambiar. Luego una de las partes le impone al otro. Es decir, se trata de un intercambio involuntario, forzoso y hasta violento. En China los gobiernos autoritarios de la Dinastía Ming llegaban a aplicar azotes a los niños que no aprendían la lección del gobierno. En la Constitución Mexicana todavía se puede leer que la educación primaria es obligatoria. Y en nuestras universidades hay alumnos que se les impone el estudio de una carrera que quizás está muy lejos de sus intereses. Estos son rasgos de una educación que no es tratada como "mercancía". A los socialistas les encanta este enfoque porque su sistema de ideas les conduce a imponer en lugar de convencer, que es lo que haría un comerciante.

    CONCLUSIÓN

    Este ensayo se hizo pensando en las posibilidades de reformar nuestra maquinaria educativa. He dado propuesta que de llevarse a cabo (aunque sólo fuera una de ellas) cambiaría drásticamente el sistema actual. Sin embargo, mientras escribía las siguientes reformas estructurales necesarias me sentía como si me hubieran pedido un avión para surcar los cielos y tuviera que hacerle cambios a una vieja locomotora: ya le puse alas, le pegué unas turbinas, le adapté un radar…¡pero mi locomotora no logra levantar el vuelo! Quizás por razones sentimentales cuesta trabajo reconocer que nuestro sistema educativo ya no da más. ¿Cómo aceptar que está acabado si allí hicimos desde la primaria hasta el doctorado? Me recuerda aquella situación que vivió la Unión Soviética donde la obsolescencia, el atraso, el burocratismo y la corrupción pedía reformas al Partido Comunista, a las instituciones económicas, pero nada daba resultado hasta que se dispusieron a derribar y enterrar al viejo país de Lenin y dejar que surgiera una Rusia nueva. Creo que algo semejante sucede con nuestra educación y con otros renglones de nuestra vida.

    Si no lo aceptamos hoy, será mañana pero tendremos que concluir que el actual sistema educativo ya no tiene remedio, hay que sustituirlo por uno nuevo. No tendrá que ser una tarea del Estado sino de los particulares, de la sociedad, de los empresarios, de la iniciativa privada. Tampoco es necesario que el gobierno dé el banderazo de salida. Es necesario tomar la iniciativa desde ahora.

    Deseable sería que los recursos que el gobierno destina a la educación sirvieran para crear el nuevo sistema educativo en lugar de sostener el viejo cadáver, pero todavía resulta casi una utopía: la burocracia se resiste, el dinosaurio no tiene vocación de suicidio.

    Si la iniciativa privada toma vigorosamente en sus manos la tarea de crear nuevas escuelas, colegios, institutos y universidades el panorama cambiará en un plazo no muy lejano, para bien de México. Solo de esta manera podremos insertarnos en el nuevo mundo caracterizado por economías libres, abiertas y competitivas.

    Algunas lecturas recomendadas.

    Bendfeldt Juan. LA PRIVATIZACION: UNA OPORTUNIDAD. CEES. GUATEMALA

    Blaug Mark. EL BONO ESCOLAR. Unión Editorial. S.A. 1983

    Friedman Milton. FREE TO CHOOSE. Chapter VI. 1980

    Harmer David. SCHOOL CHOICE. Cato Institute. 1994.

    Vedder Richard. CAN TEACHERS OWN THEIR OWN SCHOOLS. The Independent Institute. 2000.

     

    Por

    Santos Mercado Reyes

    Profesor-investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana.