Frente al terrorismo, al inicio tenido a menos, desde la época de Belaunde se aplicó la estrategia que Estados Unidos diseña para sus invasiones a territorios extranjeros, donde, sin mayor contacto ni conocimiento de la sociedad, pueden eliminar a diez, veinte o más pobladores, y el resultado será bueno, si entre ellos se elimina a uno o dos "subversivos". Esta estrategia, aunada a la dualidad racial cultural arrastrada desde la conquista, coadyuvó que las fuerzas del orden en las zonas de conflicto, se comportaran igual que fuerzas de ocupación extranjeras. El resultado, incluyendo la década del noventa, -según el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación Nacional- setenta mil víctimas entre muertos y desaparecidos, en su mayoría quechua hablantes, -los más pobres en un mundo de pobres- por acción del terrorismo de estado y del terrorismo de "izquierda", principalmente senderista.
La violación sistemática -por ambos bandos- a los derechos humanos y a las convenciones internacionales de guerra era evidente, al igual que la complicidad de algunos jefes de las fuerzas armadas y jefes senderistas con el narcotráfico en la Selva, donde también la gran banca, nacional y extranjera, instalaba sucursales en lugares que acaso ni aparecían en el mapa político, con la finalidad de acopiar dinero de la coca.
Los traficantes de drogas, los traficantes de armas, los traficantes de personas y los traficantes de bienes culturales, se han convertido en uno de los pilares del sistema capitalista mundial y, gracias a su poder económico por sus actividades al margen de la ley, se hacen de un lugar en la sociedad y en la política oficial, convergiendo en negocios lícitos e ilícitos, incluso con intereses terrenales nada santos de las altas jerarquías religiosas, entre ellas, la representada por al Papa de Roma, lo que no impide que lleguen a la santidad, como el caso de Juan Pablo II.
Entre muchísimos casos de violación a los derechos humanos por parte del estado durante el periodo, se recuerda la matanza en cárceles de Lima -Lurigancho, el Frontón y Santa Bárbara- entre el 18 y el 19 de junio de 1966 a prisioneros que se habían amotinado pidiendo una serie de reivindicaciones. La respuesta del estado fue controlar como sea esos establecimientos. Cerca de trescientos prisioneros – supuestamente todos senderistas- fueron victimados. Se recuerda la frase enérgica del entonces presidente García: "¡O se van ellos, -en referencia a los autores de la matanza-, o me voy yo!". Nadie se fue. Otro de los hechos resaltantes fue la matanza a cerca de cien pobladores en Cayara (Ayacucho) -incluyendo mujeres ancianos y niños– el 14 de mayo de 1988, en represalia porque el día anterior una patrulla del ejército sufrió cuatro bajas en una emboscada senderista, los que a su vez sufrieron seis bajas. La represalia de las fuerzas del orden contra una población indefensa como Cayara nos recuerda el divorcio entre el estado oficial de las clases dominantes y las mayorías nacionales. Otros elementos que aumentaron la violencia, fueron organizaciones terroristas ligadas al Apra, entre ellas, el "Comando Rodrigo Franco".
Regionalización.- Por lo general en pueblos o culturas primigenias, había la tendencia a reproducir unidades económicas similares dentro de un territorio o en territorio extranjero conquistado, no existiendo por tanto, en lo económico, un centro rico y una periferia pobre. La riqueza o pobreza de un pueblo o región, dependía en gran parte de la riqueza o pobreza de la naturaleza en las sociedades agrarias o ganaderas, y de la técnica y organización social implantada, pero no de un sistema económico con un centro rico y otro pobre. En la economía del Tawantinsuyo antes de la llegada de los europeos, la tendencia era de construir unidades económicas que intentaban ser autosuficientes, basándose para ello en la biodiversidad, sobre todo en los andes, englobando, desde las agrestes cordilleras, a más de cuatro mil metros de altura, lindando los cielos, a los valles interandinos, en el lecho de los ríos. La conquista destruye todo este proceso, convirtiendo a la totalidad del territorio y a la mayor parte del continente, en una periferia pobre de Europa Occidental. Con la independencia este proceso continúa y se extrema con el desenvolvimiento capitalista, quedando el Perú, dentro de la división internacional del trabajo, como un país pobre, productor de materias primas. Al interior de cada territorio se reproduce este sistema opresor concretizado en el centralismo -sobre todo limeño- "rico", respecto a las provincias "pobres".
En la colonia la demarcación territorial que servían a los intereses de España, se basaba en las Audiencias. En la república se les cambia de nombre por el de departamentos. La "regionalización" de Alan García y del Apra consistió en cambiar el nombre de los departamentos por el de regiones, controladas por el poder central, que limita las inversiones sobre todo a obras de infraestructura: caminos, carreteras, puentes, escuelas, postas médicas, etc. Reemplazando en este aspecto a las Corporaciones de Desarrollo (CORDES), con la diferencia que son presididas por políticos, -los presidentes regionales-, elegidos en elecciones generales.
Esta "regionalización" sin ningún sustento de desarrollo nacional, buscó mejorar la gestión en el gasto público, lo que es positivo, y tuvo además, entre sus principales objetivos, dispersar (desviar) las reivindicaciones populares a los poderes regionales, pero ocurre lo contrario, porque el poder de los gobiernos regionales es limitado. Se explica así la explosión de las protestas populares, que en gran parte de casos, si no son lideradas por los presidentes regionales, reciben su apoyo, sea por propia voluntad o por presión, lo cual legitima más las reivindicaciones.
Política "neoliberal".- Para las elecciones de 1990 quedaron finalistas los candidatos Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori. El primero, proponiendo una solución "ortodoxa" a la crisis, y el segundo -con apoyo de Alan García- una solución "heterodoxa". Ganó Fujimori, que luego de ser acuartelado por las Fuerzas Armadas, cambió su programa por el de Vargas Llosa. Con ayuda de su socio y asesor Vladimiro Montesinos, su gobierno adquiere autonomía, ensañándose contra la "partidocracia" (partidos políticos), y con el pretexto del terrorismo, reprimió las reivindicaciones obrero populares utilizando el terrorismo de estado. El programa "ortodoxo", al igual que en todas partes del mundo, conllevó a la recesión económica, a mayor pobreza, a mayor criminalidad, con la generalización de pandillas y mafias que corroen el conjunto social. La corrupción en las instituciones, incluyendo las fuerzas armadas, generaron conatos de levantamientos a su interior, acelerando el resquebrajamiento del poder oficial, que luego de diez años -en que reprimió al movimiento obrero popular- parecía caerse por sí mismo. El desgobierno era evidente, apareciendo una oposición liderada por un sector de la burguesía y pequeño burguesía. En esas condiciones Fujimori -ante la imposibilidad de seguir al frente del gobierno- huye al extranjero para renunciar por fax. El presidente del Congreso, Valentín Paniagua, presidió un gobierno de transición, iniciando el proceso de acusación contra los principales corruptos del régimen anterior, pero en el plano económico siguió con la misma política neoliberal, como símbolo que la lucha contra la corrupción del fujimorismo, a la final, fue liderado por un sector de la burguesía, clase social cuyos intereses no han logrado confluir con los intereses nacional populares. Entre las medidas sociales en contra del pueblo por parte del régimen de Paniagua fue reducir al cincuenta por ciento las pensiones por derecho de viudez.
Los seguidores de Fujimori se ufanan haber "derrotado" al terrorismo. Lo real es de que Sendero -ajeno a la realidad peruana- fracasó en su "estrategia", por lo que se divorcia de sus bases de apoyo en el campo, desde donde, como contrapartida, surgieron las rondas campesinas, a las que el estado se negó a entregarles armamento moderno. A esto se suma el divorcio cada vez mayor entre sendero con la mayoría de organizaciones políticas de izquierda y las principales organizaciones gremiales. En la década del noventa, Sendero pretende dar un salto cualitativo "cercando las ciudades" para luego tomarlas, pero en realidad era una retirada por su fracaso en el campo. La captura de su principal líder en setiembre de 1992 demuestra su debilidad, en momentos que se jactaban de un "equilibrio estratégico" que nunca existió, y también demuestra una nueva mentalidad en la estrategia de una parte de las fuerzas del orden para combatirlo, en una época en que los senderistas estaban en retirada. Fujimori no hace nada por promover la nueva mentalidad basada en la inteligencia, sino que todo lo contrario, desarticula la organización de la policía que capturó a Abimael Guzmán.
Los "fujimoristas" también se ufanan ser promotores del crecimiento de la economía. En realidad, las medidas "ortodoxas" propuestas por Vargas Llosa que el régimen de Fujimori llevó a cabo, condujeron a la recesión generalizada, cierre masivo de establecimientos productivos, mayor pobreza, centenares de miles de trabajadores despedidos y el acrecentamiento de la criminalidad organizada, debilitándose la seguridad ciudadana, a lo que se suma el aumento de la corrupción del sistema político y administrativo oficial, siendo uno de sus principales botines el dinero del remate de las empresas públicas. Por eso Fujimori huye al extranjero y renuncia por Fax. El crecimiento de la economía tiene una explicación simple: el aumento del precio de las materias primas en el mercado internacional, en especial, de los minerales, sobre lo cual el estado no tiene ninguna injerencia. Gobiernos como el de Fujimori y los que lo sucedieron se comportan igual que el campesino más primitivo que se niega a utilizar tecnología moderna, y para labrar la tierra se atiene a las estaciones del año, que unas veces les es favorable y otras veces desfavorable.
Para las elecciones del 2001 quedaron finalistas Alan García por al Apra, que criticaba al neoliberalismo extremo prometiendo un estado interventor, y Alejandro Toledo por Perú Posible, que ganó, con la aureola de haber liderado la lucha contra la corrupción de Fujimori, aunque en política económica ofreció seguir con el modelo neoliberal y otorgar aumentos salariales, en especial, a los maestros. Uno de los factores de su victoria fue sacar ventaja de su fisonomía andina haciéndose llamar "Pacakutec", en referencia al gran estadista de la sociedad incaica, aunque, si se tiene de referencia a la mitología andina, se parecía más a Felipillo, el que sirvió de traductor y guía a los conquistadores. A diferencia de otros gobiernos, -no obstante que el poder mediático lo sindicaba de "mentiroso"- Toledo cumplió en gran parte sus principales promesas electorales, por lo que las reivindicaciones de las mayorías se siguieron postergando.
Para esas elecciones los fujimoristas llamaron a votar por García, a pesar que en su campaña electoral, -para contrarrestar la campaña de Toledo que se presentaba como caudillo contra la corrupción- el líder aprista se quejaba que Fujimori lo persiguió, obligándolo a exiliarse en el extranjero. En efecto, Alan García fue declarado reo contumaz por no presentarse a responder acusaciones, entre ellas, por enriquecimiento ilícito, pero el régimen fujimorista no hizo nada para extraditarlo y, a la postre, esa acusación prescribió por el tiempo transcurrido y fue archivada. En el 2003 Alan García publicó el libro que comentamos y, como una extensión, en 1984, publicó: "Para comprender el siglo XX y comenzar el siglo de la juventud", en el que, entre otras cosas, sigue vanagloriándose de su supuesto "descubrimiento" del fracaso del neoliberalismo extremo en el mundo y de la "globalización autoritaria" de fujuimori. Al término de diez años del régimen de Fujimori, escribió, "se había perdido cuatrocientos mil empleos en la industria, y el número de establecimientos cerrados se acercaba al cincuenta por ciento de lo que existía en 1990130". Para Alan García, el terrorismo de estado superó al terrorismo subversivo, "pero para hacerlo debió promover el descrédito de muchos sectores, del poder judicial y los políticos corruptos, los abogados, los periodistas, los militares, etc131". Además de dirigentes sindicales: "Se asesinó descarada y casi públicamente a pobladores y estudiantes, para comunicar a los propios terroristas y a la población en general la enérgica decisión del gobierno. Se procedió al linchamiento judicial y político de algunos dirigentes partidarios, con lo que cundió el temor y por compensación psicológica creció la aceptación de lo "positivo" del régimen132".
Alan García olvidó anotar al terrorismo de estado durante su primer periodo (1985-1990)
2006-2011.- Durante su campaña electoral para las elecciones del 2006, Alan García ofreció un estado promotor, en especial en la agricultura, en la pequeña y micro empresa y contra la pobreza y el centralismo. El Perú, pregonaba, se debe integrar al mundo mediante tratados, entre ellos, de libre comercio, pero resguardando los intereses nacionales. Cuando contra todo pronóstico pasó a la segunda vuelta electoral junto a Ollanta Humala, caudillo del Partido Nacionalista, -en esa oportunidad bajo las siglas de Unión por el Perú-, García, sin dejar de lado su lenguaje contra la "derecha", pedía en tono de súplica una "segunda oportunidad" para demostrar que ha cambiado, pero al mismo tiempo, utilizando el lenguaje radical de su contrincante Humala, arremetió contra los tratados de libre comercio que estén contra los intereses nacionales. En este sentido, cuando el presidente Alejandro Toledo iba firmar el tratado de libre comercio con Estados Unidos, Alan García advirtió que en caso lo haga, si es elegido, retiraría esa firma dejando sin efecto el tratado. Toledo no firmó.
Al ganar las elecciones, García hizo todo lo contrario a sus ofrecimientos electorales. Su histrionismo y su verbo -como en su primer periodo- no tenían límites. En uno de sus primeros acercamientos como presidente a pobladores humildes en Lima, habló de lo injusto de las desigualdades sociales, pero puso a él y su familia entre el diez por ciento de privilegiados del Perú. En alguna parte Luis Alberto Sánchez -emblemático intelectual aprista- escribió que los estudiantes quieren ser revolucionarios a los veinte años, burgueses a los cuarenta y aristócratas a los cincuenta, retratando sin querer, la trayectoria del Apra. ¿Alan García, presumía de aristócrata u oligarca? Tiempo después, en un discurso ante una concentración de maestros (en el coliseo de toros de Acho), con pose de condottiero, Alan García dijo que quería ver rostros "cobrizos", antes que a "pitucos" "metidos a izquierdistas".
La experiencia de su primer periodo, sumado a su experiencia de político profesional de sinuosa trayectoria, le sirvieron para acallar a muchos de sus connotados adversarios y atraer a otras personalidades asignándolos altos cargos en la diplomacia o en la burocracia estatal, para lo cual incluso crea nuevas entidades, entre ellas ministerios, que en ciertos casos, como el Ministerio de la Producción, no se sabía con precisión cuál era su rol.
Lo anterior es una muestra que para las organizaciones políticas burguesas los ideales no cuentan, lo que ya hace cien años puso en evidencia Manuel Gonzáles Prada, mencionando que personajes que un día apoyan al partido que está en el poder, al día siguiente se les encuentra en la oposición. El promotor del anarquismo sentenció lo que hoy -siglo veintiuno- se mantiene vigente: "¿Qué fueron por lo general nuestros partidos en los últimos años? Sindicatos de ambiciones malsanas, clubs electorales o sociedades mercantiles. ¿Qué de nuestros caudillos? Agentes de las grandes sociedades mercantiles, paisanos astutos".
Alan García, el otrora crítico del neoliberalismo extremo, se volvió su apologista extremo, alineándose -en medio de gran histrionismo- con los sectores más conservadores nacionales y extranjeros, lo cual distanció al Perú de sus vecinos más próximos como Ecuador y Bolivia, en momentos en que -por presiones- debía seguir el proceso iniciado por el régimen de Toledo, de presentar una denuncia ante la Corte Internacional de la Haya para solucionar problemas de límites marítimos con Chile.
Para defenderse de sus críticos, Alan García agregó a su lenguaje político, que lo tenían envidia. Y emulando al mandatario norteamericano George Bush, que presentaba las invasiones de rapiña imperialista a otros países, como inspiración divina, Alan García también se "sentía", o mejor dicho, se ufanaba de ser predestinado: "Dios me ha dado la capacidad de convencer a las personas, incluso a las que dudan". Este tipo de mensajes, en parte, es pobreza intelectual, y en parte, es dictado por asesores de marketing político dirigido a los sectores más ignorantes, en un mundo donde las clases dominantes no tienen nada que ofrecer, porque sus intereses particulares son contrarios a los intereses humanos. Antes que ideas, promueven "psicosociales", en el caso peruano, proliferando las vírgenes que lloran, los "sacaojos", los "pishtacos", etc., que coluditos con los programas "basura" en radio y televisión, apartan a la ciudadanía de los grandes problemas.
Por lo general, un buen estadista, hace lo posible para que las diferencias políticas no comprometan las relaciones internacionales, pero la pedantería de García para demostrar que ha cambiado, además de aislarse de los vecinos más próximos, le acarrearon problemas y disgustos personales que pudo evitar.
Frente a la prepotencia chilena en la frontera sur, Alan García guardaba silencio, pero promovía manifestaciones por mediación de la Central de Trabajadores del Perú, de "orientación" aprista -ridículas por la ínfima asistencia- contra el "chavismo", es decir, contra el presidente venezolano Hugo Chávez, en una clara intervención en asuntos de otro país, lo que fue aplaudido por el poder mediático. Cuando el gobierno de Venezuela donó cierta cantidad de dinero a Bolivia -que no alcanzaba para comprar un avión de guerra de los muchos que tiene el Perú-, para mejorar su infraestructura militar, García, adoptando una pose enérgica, dijo que peligraba la paz de la región, lo que fue ensalzado por los grandes medios de comunicación, al igual que años antes hicieron con el entonces presidente Alejandro Toledo cuando apoyó el intento de golpe contra Hugo Chávez, aunque en las demás cosas, la mayoría de esos medios decían sentir "vergüenza ajena" por los actos de Toledo, a pesar que cumplía todos sus mandatos mediáticos.
García no permitió que médicos venezolanos en labor humanitaria, realizaran operaciones quirúrgicas gratuitas para evitar la ceguera en poblaciones marginales peruanas.
Para que nadie dude del cambio, Alan garcía arremetió con insultos contra el presidente venezolano Hugo Chávez. La respuesta -también verbal- del mandatario venezolano, dejó mudo y mal parado a García. Esto era de esperarse y García corrió ese riesgo con tal de demostrar -al poder mediático- que ha cambiado.
Los grandes medios de comunicación burgueses pueden obedecer a intereses del sistema en su conjunto o a determinada facción del poder económico, pero cuando la clase dominante es débil, falto de cohesión, como el caso peruano, esos medios que defienden a los más poderosos, partidarios de la "mano dura", –herencia de la oligarquía tradicional- adquieren gran autonomía, por lo que se puede hablar de un poder mediático.
Una de las principales acusaciones del poder mediático peruano a Hugo Chávez o al "chavismo", es ser antidemocrático, acusándolo entre otras cosas, de arremeter contra la libertad de prensa, cerrando o comprando medios de comunicación, lo cual es cierto, pero el poder mediático aplaudía a García cuando cerraba una serie de medios escritos y hablados en algunas regiones del Perú, porque estaban contra su política. La gran diferencia es que Chávez, defendiendo intereses capitalistas nacionales venezolanos, arremete contra grandes medios de comunicación al servicio de intereses extranjeros, mientras que García, más abusivo, representando a los grandes grupos de poder nacionales y extranjeros, arremete contra pequeños y medianos propietarios de medios de comunicación de provincias que defienden intereses regionales y nacionales.
El tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, que Alan García impidió que Toledo pusiera su firma, diciendo que debía ser revisado, no se revisó, sino que lo firmó tal cual estaba. La Unión Europea propuso a los países andinos -Ecuador, Perú y Bolivia- un tratado de libre comercio conjunto, pero García, en vez de buscar la unidad con los vecinos territoriales más próximos y de raíces culturales comunes, firmó un tratado de libre comercio bilateral, con lo que se promueve la rivalidad con los vecinos, negativas dentro de la geopolítica regional, teniendo presente el diferendo fronterizo con Chile. Este acto pinta de cuerpo entero la traición alanista a la propuesta hayista de buscar la unidad continental, comenzando con las repúblicas andinas y bolivarianas.
Al mismo tiempo que promueve la rivalidad del Perú con Ecuador y Bolivia, García, utilizando verborrea de unidad, hace de mediador para que Chile vuelva como miembro pleno a la Comunidad Andina de Naciones. En años finales de su gobierno, García firma algunos acuerdos bilaterales, -promovidos desde regímenes anteriores- con Ecuador y Bolivia.
Para justificar el cambio en el conjunto de la política aprista, Alan García -agregando a escritos anteriores contra el "estatismo"- publicó en el diario El Comercio un artículo titulado "El síndrome del perro del hortelano" donde repite que fracasó en su primer gobierno por seguir el modelo estatista de los militares de la década del setenta, dejando de lado el pensamiento de Haya de la Torre que supuestamente estaba contra esa política, lo cual ya hemos demostrado que no es cierto.
En el artículo mencionado, Alan García, con lenguaje vaciado de toda veracidad, culpa de la pobreza en el Perú a los revolucionarios: "el viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfraza de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista". Todos ellos, según García, defendiendo los derechos sociales de los trabajadores y del pueblo, defendiendo el patrimonio nacional y el medioambiente, supuestamente impiden las inversiones. Un argumento de los antiguos oligarcas y de la derecha peruana más cavernaria que Vargas Llosa utilizó cuando fue candidato a la presidencia, -conforme lo exponemos en, "Vargas Llosa, el premio Nobel y la política" (Internet)- ofreciendo recortar algunas conquistas laborales para hacer "competitiva" la economía.
La gran debacle, la crisis, para los países andinos, comienza con la conquista, cuando no existía Carlos Marx ni el marxismo. En los siglos XIX, XX y XXI mencionados por García, -exceptuando al gobierno de Velasco (1968-1975)- todos los gobernantes han sido y son anticomunistas, antiproteccionistas y contrarios a proteger el medio ambiente, por lo que las mayorías en el Perú viven en la pobreza y extrema pobreza, a lo que se agrega un envenenamiento lento en diversos sectores -incluyendo en el puerto del Callao- por la contaminación ambiental.
Una de las ramas de la economía de mayor crecimiento es la construcción, dentro de ello, viviendas, especialmente en Lima, con costos de venta al alcance de sectores populares, para lo cual el estado subvenciona a grandes empresas constructoras y al sistema financiero. Y para mayores facilidades, el gobierno aprista entregaba terrenos destinados para otro uso, como por ejemplo para parques públicos y hasta cuarteles militares. El caso más extremo fue la entrega de un área que servía de centro de entrenamiento para pilotos de la aviación civil. De nada valieron las protestas. Las millonarias ganancias del sector pudieron más que las leyes y todo sentido racional.
El poder mediático presenta el crecimiento económico actual del Perú como si fuese el primero de su historia, con el claro propósito de atribuirlo a la política neoliberal, ocultando que la economía tiene épocas de depresión, recuperación, auge, depresión…, que dentro del sistema capitalista, está por encima de regímenes de "derecha" o "izquierda", los mismos que pueden atenuar o extender los impactos, pero no detenerlo. Recordemos que entre 1950 a 1975, se creció a un promedio del 5% anual, es decir, por veinticinco años, periodo de grandes convulsiones sociales, porque del crecimiento sólo se beneficia una minoría, sobre todo en países como el Perú, cuya actividad principal es la extracción de materias primas para la exportación, sobresaliendo la minería. Al subir en el mercado mundial los precios de los minerales, mejora la economía, como en el caso actual.
Hoy, el Perú en bonanza, como en la época del guano y del salitre en el siglo diecinueve o como en el periodo 1950-1975, está perdiendo la oportunidad de promover la diversificación de inversiones hacia el sector industrial. No puede esperarse otra cosa de clases dominantes que tienen como fuente de sus privilegios la conservación de la estructura colonial heredada de la conquista, y con representantes políticos como el aprismo, que ni siquiera cumple su promesa electoral de imponer impuestos a las sobre ganancias mineras.
Frente a las reivindicaciones populares, Alan García impuso la represión sin cuartel, demostrando una vez más que ha cambiado. En cinco años de gobierno "democrático" (2006-2011), más de cien muertos en las protestas populares, frente a lo cual, dictaduras militares brutales como del General Odría (1948-1956), palidecen.
En una oportunidad, un General de la Guardia Civil con hoja de servicios impecable, en vez de reprimir, se puso a dialogar con la población, evitando una matanza, lo que fue criticado por el poder político oficial y por el poder mediático, desde donde, uno de los subordinados del General lo llamaba "cobarde", por negarse a dar la orden de reprimir. El general fue sancionado por su institución. Su carrera militar quedó trunca.
Para proteger a los represores, el gobierno de García dio una serie de leyes y normas cuyo fundamento es que si un miembro del orden hace uso de su arma reglamentaria, es legal, al margen del resultado de su uso, que puede ser para disuadir o matar.
Además de reprimir las reivindicaciones populares, el gobierno de García generó más violencia, más muertes, porque, en vez de apaciguar conflictos entre grupos de trabajadores que se disputan un puesto de trabajo en construcción civil, optó por promover a determinado grupo.
Lo que Alan García dijo del gobierno fujimorista, vale para su propio gobierno cuando ordena matar "descarada y casi públicamente a pobladores y estudiantes, para comunicar… a la población en general la enérgica decisión del gobierno. Se procedió al linchamiento judicial y político de algunos dirigentes partidarios, con lo que cundió el temor y por compensación psicológica creció la aceptación de lo "positivo" del régimen".
Mas de cien muertos acreditan lo anterior, siendo el caso más emblemático lo sucedido en Bagua el 5 de junio del 2009, donde el gobierno, intentando despejar una carretera ocupada por manifestantes amazónicos, desde un helicóptero se procede a "bombardear" con gases lacrimógenos. Pobladores en un lugar distante, creyendo que se trataba de un bombardeo para matar, como represalia, victimaron a veinticuatro policías que tenían de rehenes. Diez pobladores murieron.
Para esa ocasión, Alan García dijo: "Ya está bueno. Estas personas no tienen corona, no son ciudadanos de primera clase. 400,000 nativos no pueden decirnos a 28 millones de peruanos: tu no tienes derecho de venir por aquí".
Este lenguaje discriminatorio es de los conquistadores y de la vieja oligarquía, contra la que miles de peruanos, entre ellos apristas de tiempos heroicos, entregaron sus vidas para promover un Perú más digno.
La selva peruana por su variedad de recursos, -flora, fauna, petróleo, gas natural-, se ha convertido en codiciado botín de las transnacionales, para lo que es necesario quitar la propiedad de sus medios de vida a los pueblos originarios, que diezmados, desarraigados de sus costumbres y modos de vida, sin la propiedad que sustente su supervivencia, son arrojados a la vorágine de la marginalidad y la pobreza, constituyéndose en los nuevos parias que deambulan en pequeñas y grandes ciudades, inmersos en la modernidad en su vertiente siniestra, capitalista, mientras que la vertiente libertaria de la modernidad es encarnado por los que luchan por una vida más digna, en solidaridad entre semejantes, con la naturaleza y el cosmos.
Sebastián Salazar Bondy interpretando la política oficial peruana en su obra "Lima la Horrible", publicado por primera vez en 1964 y silenciado en los últimos tiempos, hablaba del criollismo ingenuo, costumbrista, popular, evidenciado por ejemplo en obras literarias como la de José Diez Canseco, que contrasta con el criollismo que resalta el colonialismo, promovido por las grandes familias que tienen el poder. En la "viveza criolla", escribió, se dan la mano el político profesional al servicio de las grandes familias que puede llegar con cinismo y mentiras a palacio de gobierno, con el más vulgar "trapacero" que con los mismos métodos pretende encubrir sus fechorías. Confluye con todo esto, el "perricholismo", en alusión a la Perricholi (perra chola) una actriz mestiza limeña que se hizo amante de un Virrey, recibiendo a cambio prebendas materiales, simbolizando el ascenso social a cómo de lugar.
Quizá el antecedente más remoto de la "criollada" o la "viveza criolla" lo encontremos en la actitud de los primeros conquistadores cuando alguna ordenanza del Rey de España iba contra sus intereses y no los cumplían. De esa época se recuerda el dicho: la ley se acata pero no se cumple, o también, hecha la ley, hecha la trampa.
Son muchos los "analistas" que han convertido a la "criollada", a la falta de escrúpulos de políticos como García, en una cualidad positiva, en un "mérito". Ya al final de su segundo mandato, cuando estaba de salida, García "inauguraba" obras sin concluir, entre ellos, hospitales y hasta la remodelación del Estado Nacional. Pregonaba seguro de salud universal al igual que la devolución de los aportes para vivienda a millones de trabajadores, sin mencionar de donde saldría el dinero. Entre los últimos "descubrimientos" de García y los políticos oficiales, es que para salir de la pobreza o extrema pobreza en el Perú, solo es necesario que el estado entregue cien soles mensuales (menos de cuarenta dólares). Sobre esta base se hacen las estadísticas, en complicidad con el poder mediático.
Notas
103.- Alan garcía Pérez: "Modernidad y Política en el siglo XXI: Globalización con justicia social".
104.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 145
105.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 149-150
106.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 73
107.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 77
108.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 28-29
109.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 29
110.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 29-30
111.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 30
112.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 45-46
113.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 30
114.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 50
115.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 51
116.- Noami Chomsky: "El Control de los Medios de Comunicación" (conferencia pública, reproducida en texto por internet)
117.- Rafael Herrera Robles: "Capítulo I: Historia". Del estudio: "Barbarie y modernidad: el Perú en la globalización capitalista"
118.- Carlos Marx: "El Capital" tomo I
119.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 78
120.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 127
121.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 127-128
122.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Pág. 128
123.- Alan garcía Pérez: Ob. Cit. Págs. 51-52
124.- Ver nota 62
125.- Ver nota 8
126.- Julio Cotler: Ob. Cit. pág. 135
127.- Agustín Barcelli S.: "Crónicas de las luchas obreras en el Perú". Cuadernos Sindicales, Lima, 1979, pág. 41
128.- Alan García Pérez: Ob. Cit. Pág. 199
129.- Nelson Manrique: Diario "Perú 21", 7 de abril del 2008.
130.- Alan García Pérez: "Para comprender el siglo XX y comenzar el siglo de la juventud". Lima, 2004, pág. 123.
131.- Alan García Pérez; Ibid, pág. 125.
132.- Alan García Pérez; Ibid, pág. 120.
Rafael Herrera Robles (setiembre 2011)
*En 1980 publicamos "Mariátegui o la revolución permanente". Al volverlo a redactar dio como fruto una versión renovada y ampliada. El presente texto está incluido en la Cuarta Parte, Capítulo II: Haya de la Torre y Mariátegui, desde la página 222 a 268
Importante: La reproducción total o parcial de este texto debe consignar la autoría y la fuente (RHR)
Autor:
Rafael Herrera Robles
Enviado por:
Tauri Piedra
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