En consecuencia, queda demostrado de manera sencilla que los "logros" macroeconómicos como el aumento del Producto Bruto Interno (PBI), el incremento de las Reservas Internacionales Netas (RIN), el equilibrio fiscal, el equilibrio externo, el tipo de cambio más o menos estable y la escasa reducción de la pobreza, no es producto de la buena gestión del gobierno de Alejandro Toledo; sino que se debió casi exclusivamente a los factores explicados en los acápites anteriores en un lenguaje sencillo y directo. Por el contrario, la ausencia de una estrategia integral de desarrollo, de una visión reformista y de país, el ruido político (que afecta las expectativas de los agentes económicos, sobre todo de los inversionistas), la improvisación, los desaciertos, las marchas y contramarchas que caracterizaron a la administración Toledista, han impedido que se obtengan mejores resultados macroeconómicos y sociales.
Sin caer en exageraciones, el gobierno improvisado, desastroso, caótico, torpe y corrupto (no lo digo yo, lo decían las encuestas de opinión pública) de Alejandro Toledo le han costado al país aproximadamente tres puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI) cada año. Es decir, si Alejandro Toledo no hubiera dilapidado irresponsablemente el quinquenio más propicio para enrumbar al país por la senda del crecimiento económico alto y sostenido, deberíamos haber crecido 7,0% u 8,0% (significa agregar aproximadamente unos 22 000 millones de soles al valor de los bienes y servicios en el Perú) como mínimo en el quinquenio pasado y no el mediocre crecimiento que fue de 4,5% en promedio, tasas insuficientes para resolver los problemas de pobreza, empleo, desigualdad y exclusión social que afectan a la mayoría de la población peruana. Sin embargo, y a pesar de haber demostrado lo contrario, lo curioso es que los representantes del gobierno de Alejandro Toledo pretendieron y pretende hacernos creer que la mejora de los indicadores macroeconómicos (inflación, exportaciones, equilibrio externo e interno, Reservas Internacionales Netas) y la leve reducción de la pobreza, que exhibieron cotidianamente a través de la propaganda estatal[31]son el resultado de su buena gestión. Ignoraban por completo que gran parte de los indicadores macroeconómicos que muestran se debe a las reformas estructurales de los noventa, a una coyuntura extraordinariamente favorable y fundamentalmente al esfuerzo privado exportador, aspectos que nada tiene que ver con su gestión; es decir, que son totalmente ajenos al gobierno de Toledo. Pero todos los peruanos sabemos y estamos convencidos que no es así, porque la mayor parte de estos logros se han obtenido a espaldas de la gestión presidencial de Alejandro Toledo. Es decir, se atribuye logros en la parte macroeconómica y en la reducción de pobreza que no le corresponde totalmente a su administración y que, más bien, es atribuible a los factores explicados de manera sencilla en los acápites anteriores.
Pero entonces, ¿cuál fue el logro de Alejandro Toledo?, sin duda alguna, para no ser mezquinos, el logro más importante de la gestión presidencial de Toledo, a parte de su capacidad para sobrevivir con niveles de aprobación muy bajos, es haber conservado y consolidado, a pesar de sus enormes limitaciones, la estabilidad macroeconómica, heredada de la década de los noventa y del gobierno de transición, gracias a que mantuvo las líneas macroeconómicas fundamentales del Fujimorismo económico. Cuando era candidato, Alejandro Toledo prometió construir el segundo piso del Fujimorismo. La verdad es que casi nada nuevo e importante se hizo en los cinco años de su gobierno (su pasivo en términos de reformas estructurales es sencillamente decepcionarte) a pesar de que tuvo todas las condiciones necesarias para hacerlo bien.
Por el contrario, se dedicó a disfrutar del primer piso con sus amigos y familiares sin tener la más remota de cómo ampliarlo. Sin embargo, los Toledistas se ufanaban de sus "grandes logros" exaltando el crecimiento de la economía y la escasa reducción de la pobreza. Pero crecer a una tasa de 4,5% en promedio anual y reducir la pobreza en 6 puntos porcentuales, dadas las condiciones extraordinarias existentes, no es un mérito fundamental como nos quisieron vender. Por tanto, la administración gubernamental de Alejandro Toledo quedará marcada por las promesas incumplidas, la frustración y esperanzas perdidas, ante la falta de capacidad y convicción para emprender las reformas que el país exigía, sobre todo aquellas destinadas a cambiar radicalmente la vida cotidiana de los pobres y excluidos de manera directa y establecer las bases para el desarrollo inclusivo y sostenible de largo plazo.
En consecuencia, Alejandro Toledo pasará a la historia como uno de los presidentes más mediocres e incompetentes que ha tenido el Perú a los largo de las últimas décadas. No necesariamente por comparación con los presidentes de las décadas pasadas; sino medido en función a las enormes posibilidades que ha tenido a la mano y no ha sabido abrochar por su incapacidad para emprender las reformas estructurales que el Perú necesitaba para mejorar la productividad y competitividad de la economía e iniciar el camino hacia el crecimiento alto y sostenido (entendido como el incremento continuo del Producto Bruto Interno, con empleo de calidad y difusión generalizada del bienestar) y para administrar eficientemente la herencia recibida de la década de los noventa (estabilidad macroeconómica, solidez externa, mejor desempeño de los mercados, pacificación, etc.). Por todo ello, el gobierno del presidente Alejandro Toledo será considerado por todos los peruanos, sobre todo por los más pobres y excluidos, como el "quinquenio de las oportunidades perdidas" para el desarrollo económico y social del país.
CAPITULO IV
Hacia el desarrollo sostenible
A pesar de los buenos resultados macroeconómicos de los últimos años (incremento del Producto Bruto Interno (PBI), inflación baja, acumulación de Reservas Internacionales Netas (RIN), equilibrio externo e interno, etc.), el crecimiento económico (5,5% en promedio) es todavía insuficiente para ir resolviendo los grandes problemas nacionales, como reducir la pobreza y la extrema pobreza, desigualdad y la exclusión social, el desempleo, etc., y para mejorar los niveles de educación, salud, justicia y seguridad ciudadana. Sin embargo, el objetivo más importante delimitad de la población peruana. Es decir, por ahora nuestro principal problema es la pobreza y nuestro principal objetivo debería ser erradicarla en sus raíces más profundas con un espíritu de solidaridad y justicia.
Ahora bien, para empezar a resolver los problemas de pobreza, exclusión y desigualdad social, el Perú necesita crecer a tasas de 8% o 9% por año, como mínimo. Y la única manera de lograrlo, desde mi punto de vista, es transformando nuestra economía para hacerla más productiva y competitiva, mediante una nueva estrategia de desarrollo[32]En ese sentido en este capítulo se proponen los lineamientos generales de una estrategia de desarrollo integral; es decir, que abarca los aspectos económico, social e institucional, orientado a logara un crecimiento económico alto y sostenido, con equidad social y desarrollo humano, que permita combatir la pobreza y la exclusión de de millones de peruanos e integrarlo en un proceso de desarrollo integral, inclusivo y sostenible.
La estrategia de desarrollo propuesta
La estrategia de desarrollo propuesta está basada en:
"Una economía abierta y competitiva, con equidad social y desarrollo humano, mediante la combinación inteligente, creativa y realista de fuerzas del mercado con la acción del Estado, en un marco de estabilidad macroeconómica, competitividad microeconómica y solidez institucional".
En otras palabras, se propone una estrategia basada en el mercado libre y competitivo, pero que acepta una presencia significativa del Estado en la economía como ente promotor y orientador del desarrollo. Pero de un estado fuerte, eficiente y vigoroso que no sea sinónimo de un estado grande, que respete los mecanismos mediante los cuales funciona el mercado. Es decir, su intervención no es para estorbar o distorsionar el mercado y conceder privilegios (como generalmente sucede en el país) sino, por el contrario, para corregir las "externalidades[33]en la asignación y distribución de los recursos, de manera que el mercado sea más libre, eficiente y competitivo y contribuya a buscar el bienestar de la población en su conjunto, con sentido de equidad, igualdad de oportunidades y solidaridad.
El mercado no es perfecto, el Estado tampoco lo es. Entonces, lo que se requiere es conciliar la eficiencia del mercado libre y competitivo con la participación significativa del Estado. Dicho de otro modo, lograr un equilibrio entre el mercado libre y competitivo, que impuse el crecimiento económico y la intervención del Estado, enfocada en programas sociales. El mercado es una realidad indiscutible, pero no resuelve los problemas de distribución y desarrollo equitativo de la sociedad. Es decir. El mercado es un mecanismo eficiente para asignar los recursos en la economía; pero que requiere de ciertas "regulaciones" en diversos casos para operar en forma adecuada, por tanto, se requiere más mercado pero mejor Estado. En consecuencia, el mercado y el Estado se necesitan mutuamente, en un marco de estabilidad macroeconómica, competitividad macroeconómica y el establecimiento de bases institucionales sólidas, con reglas de juego claras y estables.
Objetivo principal de la estrategia
El objetivo principal de la estrategia de desarrollo propuesta es el desarrollo propuesta es el de proporcionar los lineamientos generales para completar, profundizar y consolidar las reformas estructurales[34]necesarias para mejorar la productividad y competitividad del país, que nos permita lograr objetivos de crecimiento económico sostenibles, mejoras en el empleo, reducción de la pobreza, la exclusión y de la desigualdad, protección del medio ambiente y de los recursos naturales, y mejoras de la calidad de vida de la población.
Materialización de la estrategia
La estrategia de desarrollo propuesta se materializará a través de un conjunto de reformas estructurales de orden económico, social e institucional sugeridas en la literatura económica. Es decir, la reformas estructurales no son originales ni novedosas. De lo que se trataría entonces, según el objetivo principal de la estrategia de desarrollo propuesta, es de ejecutarlas acelerando las prioridades de cada una de ellas. A continuación se presenta los lineamientos básicos de dichas reformas.
Reformas económicas
Para que la estrategia de desarrollo propuesta asegure un crecimiento rápido, alto y sostenido (tasas de crecimiento promedio anual del Producto Bruto Interno no menores al 8,0% u 9,0%) se requiere incrementar la productividad y competitividad del país, completando, profundizando y consolidando las reformas económicas. Es decir, se requiere más cambios profundos en las estructuras y conductas a nivel macro y microeconómico.
Reformas macroeconómicas
La tarea pendiente más importante en el Perú de hoy es transformar la estabilidad macroeconómica en un crecimiento rápido, alto y sostenido que permita combatir la pobreza tan inhumana que padecen millones de peruanos.
En ese sentido, es imprescindible consolidar y mantener en el tiempo los equilibrios de las principales variables macroeconómicas y mejorar su capacidad para enfrentar con éxito los desequilibrios externos y, además garantizar que las finanzas públicas del país sean viables en el mediano y largo plazo, profundizando las reformas en los campos de la política fiscal, monetaria y cambiaría que generalmente determinan la tasa de inflación, el déficit fiscal y el déficit externo.
Por otro lado, el estado debe orientar las reformas de la política fiscal, monetaria y cambiaría a la promoción de un mercado que sea "verdaderamente libre y competitivo" que llegue a todos los sectores del país, sobre todo de los menos favorecidos, con una cobertura real de oportunidades, para que haya crecimiento alto con equidad social.
El crecimiento rápido, alto y sostenido requiere de un marco macroeconómico estable que se traduce en política fiscal, monetaria y cambiaria, adecuadas y responsables, de allí la importancia de estas reformas para consolidar definitivamente la estabilidad macroeconómica, de cuyo éxito depende en gran medida el crecimiento económico rápido, alto y sostenido.
Reformas microeconómicas
En el Perú se ha avanzado de manera importante en la ejecución de estas reformas ene. primer quinquenio de la década de los venta; luego, fueron paralizadas hasta el día de hoy, por eso se deben retomar, completar y profundizar las reformas inconclusas en aquellos ámbitos en que aún hay espacios para mejorar la eficiencia y eficacia, así aún hay espacios para mejora la eficiencia y eficacia, así han sido ejecutadas y que permitan resolver el problema del crecimiento del desempleo, así como elevar el nivel de vida de la población garanticen la reducción de la pobreza y la desigualdad, que es la razón de ser de la estrategia de desarrollo que sirve de marco para relanzar las siguientes reformas microeconómicas[35]
Reforma comercial
A pesar de que se ha logrado avances significativos en esta reforma, todavía falta profundizar y consolidar la apertura comercial (liberalización comercial) y mejorar la competitividad internacional de la producción interna con el propósito de fomentar la competencia entre las empresas nacionales y extranjeras y así convertir la apertura al comercia exterior en el motor principal de un crecimiento económico rápido, alto y sostenido que contribuya a generar mayores puestos de trabajo bien remunerados y alcanzar un mejor grado de equidad en la distribución del ingreso.
Por ello, es recomendable eliminar la mayor cantidad posible de barreras con que las empresas se pueden encontrar al momento de comercializar sus productos. Los aranceles, por ejemplo, son una barrera, ya que son costos que encarecen el precio de los productos. En ese sentido, se debe seguir reduciendo el promedio y la dispersión arancelaria hasta llegar a un nivel que contribuya a lograr una mayor integración de la economía a los mercados internacionales y mejorara la competitividad de nuestro sistema productivo. Los aranceles altos afectan directamente a los más pobres y sólo benefician a un grupo de productores nacionales y a sus aliados políticos, que pretenden mantener situaciones de privilegio y obtener más beneficios a costa del proteccionismo[36]
Por otro lado, el Estado debe negociar con los países desarrollados la apertura de marcados para nuestros productos y servicios con el objetivo de fortalecer nuestra posición económica e insertarnos lo más rápidamente posible en la economía mundial. Además, para facilitar el comercio con otros países, el Estado debe utilizar otros instrumentos complementarios; como por ejemplo, los acuerdos comerciales, las zonas de libre comercio, las uniones aduaneras y la implantación de preferencias arancelarias.
Asimismo, se debe realizar una alianza estratégica entre el Estado y el sector privado para mejorar la infraestructura económica y la tecnología, con la finalidad de reducir costos y hacer a los productos y servicios nacionales altamente competitivos.
Reforma tributaria
Luego de importantes avances en esta reforma, aún el sistema tributario adolece de múltiples problemas. En ese sentido, es imprescindible realizar de una vez por todas una reforma tributaria profunda, con el propósito de lograr un sistema tributario más justo, equitativo y eficiente que apoye el crecimiento de la economía y permita una distribución más equitativa de sus beneficios; así como cuya prioridad sea elevar la recaudación tributaria (que todavía es baja en relación a los impuestos) que le permita al Estado cumplir con sus funciones principales, sobre todo de aquellas relacionadas con el rol distribuidor de la riqueza que realiza a través de la asignación del gasto público.
En ese sentido, la reforma tributaria debe ser integral y profunda, con la finalidad de incrementar la recaudación tributaria, ampliar la base tributaria, ampliar la base tributaria, simplificar y racionalizar el número de impuestos (incidiendo en los impuesto), eliminar de una vez por todas las exoneraciones y preferencias tributarias, mejorar modernizar los mecanismos de administración tributaria a fin de eliminar la evasión y la elusión tributaria y el contrabando al mismo tiempo, así como adecuar los mecanismos de la administración tributaria al proceso de integración económica internacional.
Reforma financiera
Después de importantes avance en la apertura financiera y la liberalización de las tasas de interés, aún quedan temas pendientes para lograr un mejor funcionamiento del sistema financiero, bancario y del mercado de valore, de manera que promueva el crecimiento alto y sostenido de la economía. En eses sentido, se requiere adoptar medidas adicionales para adecuarlo sobre todo al sistema bancario, para que impulse e incentive el ahorro interno a niveles compatibles con las necesidades de inversión y canalizar el ahorro, en condiciones competitivas a todos los sectores de la economía, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas que todavía tienen muchos obstáculos para recurrir al sistema financiero. Por otro lado, falta profundizar la reforma financiera en las áreas de regulación y supervisión, mediante el establecimiento de un sistema de regulación adecuado; así como impulsar acciones que desarrollen el mercado de capitales y, en especial, fomenten el financiamiento a largo plazo.
Reforma laboral
A pesar de los avances logrados en el mercado de trabajo, falta aún profundizar la flexibilidad del mercado laboral para la contratación, distribución y la negociación colectiva; pero manteniendo intangibles los beneficios adquiridos por aquellos que ahora tienen trabajo formal. En eses sentido, se debe emprender y profundizar reformas vinculadas a la legislación laboral que, entre otros aspectos, faciliten la eliminación de las restricciones que afectan la generación de empleo productivo en la economía formal ( que son el resultado de una reglamentación inadecuada que impone costos excesivos a los empleadores) de manera que se corrija l informalidad creciente del mercado de trabajo, que contemple la mejora permanente de los ingresos y beneficios básicos de seguridad social de los trabajadores en general y que propicie la capacitación y desarrollo de los recursos humanos para el trabajo. De la eficiencia del mercado de trabajo depende en gran medida el incremento del empleo productivo y, por ende, contribuir de manera significativa a la reducción de la pobreza, de allí la importancia de mejora el funcionamiento del mercado de trabajo a través de esta reforma.
Reforma de la propiedad
Esta reforma, que consiste en dar preeminencia a la propiedad privada, debe continuar acelerando las privatizaciones y concesiones de las empresas públicas o aumentando la participación del sector privado en sectores que siguen siendo controlados por el estado, con un nuevo estilo, en un proceso más transparente, con licitaciones abiertas y competitivas con precios justos que resguarden el patrimonio de todos los peruanos, con un marco regulatorio adecuado y con la intervención más efectiva de los organismo reguladores (los reformadores de los noventa se olvidaron que una vez que se privatiza hay que regular) par evitar situaciones de abuso que se traduce en tarifas muy elevadas.
Reformas sociales
Reforma de la educación
La educación, entendida no sólo como una simple transferencia y acumulación de conocimientos; sino también como la formación en valores, actitudes y habilidades, es un instrumento fundamental para atender a la vez los requerimientos de igualdad de oportunidades y de competitividad de la economía del país. Las personas con altos niveles de educación son más productivas y competitivas y tienen mayores posibilidades de inserción en el mercado laboral, así como para aprovechar mejor las oportunidades. Sin embargo, en los últimos años sólo se han tomado medidas educativas aisladas e inapropiadas, que han contribuido a deteriora considerablemente la calidad de la educación en todos sus niveles.
En ese sentido, es imprescindible cambiar, elevar los estándares de calidad y eficiencia de la educación, de tal manera que el acceso a una educación moderna, de calidad y competitiva sea generalizado. Para ello se requiere de un proceso de reingeniería para el sistema educativo nacional. En otras palabras, un cambio radical para adecuarlo a las exigencias de un mundo que exige formar recursos humanos con visión de futuro iniciativa, creatividad, vocación empresarial y con una formación sólida en valores y comportamiento ético que impidan la corrupción y la delincuencia, que tanto daño hacen al país.
En consecuencia, para mejorar la calidad y eficiencia de la educación, se propone algunas acciones que deben tomarse en cuenta al momento de iniciar al proceso de reingeniería al sistema educativo. Entre ellos, actualizar los programas de estudios en función al desarrollo del conocimiento y del avance tecnológico; asimismo, adecuarlos tratando de dar mayor flexibilidad y facilitando su adaptación a las diferentes regiones del país, dar prioridad a la educación técnica y a la capacitación en los últimos años de educación secundaria, otorgar en educación superior una certificación progresiva de los logros alcanzados a medida que el alumno apruebe cada año, desarrollar una política de remuneraciones e incentivos más justa y programas de actualización y perfeccionamiento permanente para docentes y personal administrativo, fomentar la investigación científica y tecnológica e impulsar la integración de las ciencias básicas y tecnológicas, crear las oportunidades para incentivar la participación del sector privado en la producción de servicios educativos de calidad y destinar por lo menos el 10% del presupuesto nacional a la educación en el mediano plazo.
Reforma de la salud
En los últimos años, la salud de la probación el Perú, principalmente de los más pobres y exclusivos, es muy deficiente; ya que gran parte de la población no tiene acceso a servicios de salud de buena calidad en los hospitales del Ministerio de Salud; pero sobre todo en Essalud. Por tanto, no e puede hablar de educación ni de empleo productivo si no s e asegura una estructura eficaz que satisfaga las necesidades básicas de salud y nutrición de los peruanos, sobre todo de la niñez. La importancia de lograr un mejor estado de salud de la población radica en las repercusiones que tiene en el aumento del bienestar social, el crecimiento económico y la mejora de la productividad y competitividad de los trabajadores. Es decir, las personas sanas y bien alimentadas pueden estudiar y trabajar más, son más productivos y competitivos y tiene más posibilidades de aprovechar las nuevas oportunidades que ofrecen esta era del conocimiento y la tecnología.
Las políticas de salud deben tener como objetivos principales mejorar la focalización de los servicios de salud y aumentar la eficacia y eficiencia del sistema. Para ello se requiere una reforma profunda del sistema de salud que contemple, entre otros aspectos, el incremento de la inversión en infraestructura y equipamiento para el sector salud, el traslado de la responsabilidad de los servicios de atención primaria e infraestructura a las municipalidades; la expansión y la mejora de la atención primaria, haciendo hincapié en los grupos más pobres del país; la reducción de la mortalidad infantil y materna, principalmente en áreas rurales y urbano-marginales, y la ejecución de políticas de salud pública orientadas a disminuir la contaminación del medio ambiente; el desarrollo de una política de remuneraciones más justa en el sector salud, así como la implementación de programas de actualización y perfeccionamiento para los profesionales de la salud, etc.
Reformas institucionales
Para que el crecimiento económico sea alto y sostenido en el mediano y largo plazo que permita combatir la pobreza tan inhumana que padecen millones de peruanos desde hace varias décadas y al mismo tiempo que facilite la eliminación de los obstáculos económicos, sociales y políticos a una verdadera igualdad de oportunidades, se requiere entre otras cosa, lograr que el incremento de la productividad y competitividad del país sean permanentes mediante la ejecución y consolidación de las reformas institucionales y la mejora continua de las reformas económicas y sociales, dentro de ellas las siguientes:
Reforma del Estado
El Estado del las décadas pasadas todavía no ha sido transformado, por el contrario, sigue siendo ineficiente, burocrático, negligente, despilfarrador y corrupto; pero, sobre todo, sigue sometido a intereses particulares. En eses sentido, es imprescindible realizar de una vez por todas una profunda reforma del Estado que busque un aparato gubernamental más eficiente y eficaz. Eficiente, en el sentido de usar óptimamente los recursos públicos necesarios para prestar los servicios básicos requeridos por la población, y eficaz, desde la óptica de lograr objetivos; por ejemplo el de mejorar la productividad y competitividad de la economía que posibilite lograre tasas altas de crecimiento y así poder reducir la pobreza y la desigualdad que afecta a más de la mitad de la población peruana.
En el marco de la estrategia de desarrollo propuesta, al Estado le corresponde una función estratégica en establecer una visión de futuro para el País, en mantener la estabilidad económica, en la promoción del crecimiento económico sostenido a través del impuso al desarrollo tecnológico, en la inversión y desarrollo de los recurso humanos e infraestructura; pero sobre todo, en hacer que el mercado funcione eficientemente absteniéndose de intervenciones que perturben el normal funcionamiento de la actividad económica, limitándose a apuntalar, orientar y corregir las imperfecciones o fallas del mercado en la asignación de los recursos, de manera que avancemos hacia una economía de verdad libre y competitiva en la que las viejas prácticas mercantilistas no reaparezcan disfrazadas de neoliberalismo. Para que ello ocurra, se requiere hacer una reingeniería profunda del aparato estatal en sus diferentes estamentos.
En consecuencia, la reforma del Estado (madre de todas reformas porque de ellas depende la eficiencia de las otra reformas estructurales) supone, entre otras cosas, la reestructuración de la administración pública[37]el rediseño de las estructuras organizativas, la desregulación de los sistemas administrativos, la creación de la carrera de administración pública, la modernización de la gestión del gasto público (introducción tecnologías de información, tercerización y mejor capacitación de los servidores públicos) la protección del medio ambiente y de los recursos naturales y la consolidación del proceso de regionalización. En suma, se necesita de un Estado moderno, democrático, eficiente y honesto que promueva la competencia y el desarrollo de los mercados, que asegure una distribución más equitativa de los ingresos, que funcione en términos de educación, salud, seguridad e infraestructura productiva. En otras palabras, un Estado que promueva la competencia y desarrollo de los mercados asegurando mayor bienestar a través de una adecuada política distributiva y social.
Reforma del Poder Judicial
El Poder Judicial, ineficiente, corrupto, inestable y dependiente del poder ejecutivo en alguno casos, necesita una reforma profunda para transformarlo de una vez por todas en un poder judicial moderno, eficiente, honesto, transparente e independiente, de manera que se convierta en la única garantía para que se respeten las libertades individuales y los derechos de propiedad y contratación indispensables para el libre mercado. Es decir, reglas de juego claras y estables, con incentivos y sanciones que se acaten, que permitan que las transacciones en los mercados realicen fluidez transparencia. En otras palabras, un poder judicial, que garantice la justicia y el orden para todos, con libertad e igualdad y sin discriminación alguna, sobre la base de una administración de justicia moderna eficiente y honesta.
Los ejes fundamentales de la reforma del poder judicial deben ser, en primer lugar, la modernización de los métodos y sistemas de administración de justicia que son obsoletos, complicados y manejados por una ineficiente y corrupta burocracia; en segundo lugar, la moralización y despolitización del poder judicial, porque la mayoría de los jueces son corruptos y están sometidos al poder político de turno; en tercer lugar, la profesionalización y capacitación del poder judicial, porque la mayoría de jueces son incompetentes y desconocen los sistemas modernos de la administración de justicia y se resisten a los cambios; en cuarto lugar, la descentralización de la administración de justicia para hacerla más eficiente y eficaz.
La reforma del poder judicial es imprescindible para el país, sobre todo para los inversionistas nacionales y extranjeros que necesitan tener la certeza que sus acciones en el mercado están garantizadas. Por ello, entre otras cosas, es imperativo transformar radicalmente el poder judicial.
Reforma del Poder Legislativo
El poder legislativo mediocre y corrupto, que depende casi siempre del poder ejecutivo y que legisla de acuerdo a los intereses de los gobernantes de turno y de algunos grupos de poder económico, debe ser transformado radicalmente con el objeto de obtener un poder legislativo moderno, representativo, eficiente, honesto e independiente que garantice la rapidez en la aprobación de las leyes y en la calidad de éstas. En ese sentido, es imprescindible reformar la representación parlamentaria que, entre otros aspectos, contemple el retorno a la bicameralidad, la elección de congresistas a través de distritos uninominales para garantizar elecciones más abiertas y de mayor acceso a los ciudadanos, la elección de congresistas en segunda vuelta, la renovación parlamentaria para hechos no políticos y la prohibición definitiva de la reelección de congresistas.
Otras reformas institucionales
Asimismo, se deben realizar en algunos casos y profundizar en otros, otras reformas como la reforma de la constitución (a través de sus propios mecanismos establecidos), la reforma del jurado nacional de elecciones, la reforma de los partidos políticos, la reforma de las fuerzas armadas y policiales, la reforma de los gobiernos locales y regionales, la reforma de los organismos reguladores, la reforma de las organizaciones de la sociedad civil[38]y la lucha frontal contra la corrupción.
1.2.4 reformas sectoriales
Asimismo, se deben implementar reformas sectoriales y de reconversión productiva con la finalidad de mejorar la productividad y competitividad de cada uno de los sectores productivo intensivos en mano de obra, revirtiendo las utilidades y aumentando la formación de capitales. La reforma del agro, por ejemplo, para terminar con el minifundio y promover una mayor inversión privada que propicie su desarrollo en una dirección agroindustrial y exportadora; asimismo, se debe realizar cambios profundos en el sector turístico con la finalidad de potenciar el Perú como núcleo para el turismo mundial; por último , se debe realizar cambios profundos que mejoren la eficiencia productiva y la competitividad (es decir, que los costos de los factores producción estén dentro de los estándares internacionales) de la micro, pequeña y medianas empresas, de manera que contribuyan al crecimiento sostenido de la economía.
1.3. Condiciones necesarias para implementar la estrategia de desarrollo propuesta
Como se mencionó anteriormente, la estrategia de desarrollo propuesta se materializará a través de un conjunto de reformas estructurales de orden económico, social e institucional, y para implementarlas se requiere, en primer lugar, transformar dichas reformas en un Plan Estratégico de Desarrollo y en su ejecución, en segundo lugar, contar con reformadores eficiente, honestos y con visión de futuro para implementar con éxito el plan estratégico-
Formulación de un plan estratégico de desarrollo
El país es una empresa y en toda empresa existen planes estratégicos de largo plazo; por tanto, es imprescindible utilizar el planeamiento estratégico, de tanto éxito en las grandes empresas privadas, a nivel de país para implementar las reformas estructurales dentro del marco de un plan estratégico de lagar plazo (una vigencia de quince años como mínimo) cuyo objetivo principal debe apuntar a mejorar la productividad y competitividad de la economía, que posibilite lograr niveles de crecimiento altos y sostenibles que logre combatir la pobreza y la desigualdad que afecta a más de la mitad de la población peruana y que es la razón de ser de la estrategia de desarrollo propuesta como alternativa a las estrategias de desarrollo tradicionales.
En ese sentido, el planeamiento estratégico, entendido fundamentalmente como un conjunto ordenado de acciones y decisiones para formular una visión de futuro del país, una misión que exprese cuál es la razón de ser de la organización, objetivos bien claros que se deben cumplir y estrategias bien definidas para alcanzar dichos objetivos a partir del análisis estratégico es un instrumento muy importante que permitirá al país fijar su posición en el futuro y en su contexto, considerando un conjunto de factores internos, así como también factores del contexto relevante en el que el país actúa. Dicho de otro modo, el planeamiento estratégico es un instrumento vital para el desarrollo del país porque le permitirá saber a donde quiere ir y como llegar a su destino. Pero no hay que confundir el planeamiento estratégico con la planificación centralizada de connotaciones socializantes y estatizantes del siglo pasado.
En consecuencia, el plan estratégico para el país[39]que es el resultado del proceso de planeamiento estratégico, debe contener la visión compartida del futuro del país, la misión que precise cuál es el propósito o razón de ser del país, el análisis estratégico para conocer las fortalezas y debilidades que tiene el país en el entorno y que puedan influir en él para lograr los objetivos; los objetivos de mediano y largo plazo que se desea alcanzar, las estrategias para cumplir dichos objetivos que, en este caso, son las reformas estructurales (económicas, sociales e institucionales) que son la expresión de la estrategia de desarrollo propuesta, planes operativos de corto plazo dentro de un horizonte de tiempo para poner en marcha las estrategias, mecanismos de ejecución del plan estratégico de desarrollo, así como los factores de medición o indicadores de gestión para su control correspondiente.
Reformadores eficientes y honestos
El proceso de implementación del plan estratégico mediante acciones concretas y permanentes son tareas que exigen habilidades gerenciales de liderazgo de una persona o un equipo. Habilidades y liderazgo para supervisar con eficiencia y eficacia la implementación del plan estratégico de desarrollo y para evaluar el proceso de implementación conforme va desarrollándose, adoptando las medidas correctivas si fuera necesario. Un plan estratégico por mejor formulado que esté, no garantiza por sí sólo el logro de la visión y objetivos planteados, este tiene que ser implementado a través del tiempo. Es decir, los resultados del plan estratégico no se encuentran en el proceso de formulación, sino en el proceso de implementación. No hay que olvidar que ambos procesos se influyen mudamente y muchas veces se desarrollan conjuntamente.
En ese sentido, la implementación del plan estratégico que garantice el logro de la visión y objetivos planteados para el país a través de las reformas económicas, sociales e institucionales, que son la expresión de la estrategia de desarrollo propuesta, requiere de reformadores que implementen y administren estratégicamente hábiles con adecuado nivel de inteligencia y formación profesional excelente, con una sólida formación ética y moral, y con verdadera vocación de servicio. Esto se verá facilitado si los reformadores aplican el planeamiento estratégico que los ayudará a proyectarse más allá del corto plazo, gerenciando el plan estratégico con visión de futuro y convirtiéndose en verdaderos estrategas de cambio. Descubrir, formar y desarrollar estos reformadores eficientes y principistas es el gran reto para poner en marcha el plan estratégico de desarrollo para emprender el crecimiento económico rápido y alto y sostenido que nos permita lograr un desarrollo integral, inclusivo y sostenible.
CAPITULO V
La crisis económica y el caos social (inflación, desempleo, pobreza conflictos sociales y violencia, etc.) de finales de la década de los ochenta[40]acaso sin precedentes en la historia republicana, constituyeron la causa principal para justificar la aplicación de un drástico programa de reformas estructurales de primera generación (macroeconómicas y macroeconómicas) basado en el denominado Consenso de Washington, durante la administración del presidente Alberto Fujimori[41]propuesta que acababa de estrenarse a principios de la década de los noventa. Los objetivos centrales de estas reformas estructurales implementadas en el Perú a partir de agosto de 1990, pretendían, de un lado, evitar el colapso económico del país y de otro lado, restablecer los equilibrios básicos de las variables macroeconómicas fundamentales en la estructura interna y externa de la economía y eliminar las distorsiones al libre funcionamiento del mercado, así como evitar la interferencia del Estado en las decisiones económicas.
Al terminar la década de los noventa, el Perú era un país diametralmente distinto al de una década atrás. En efecto, gracias a las reformas estructurales de primera generación del Consenso de Washington, se recuperaron los equilibrios macroeconómicos fundamentales de la economía y se sentaron las bases y regalas de juego para hacer más viable la economía; es decir, se habían desmantelado las prácticas intervencionistas y estatistas, existían mercados libres en la mayor parte de los sectores de la economía, los precios eran el mecanismo principal de la asignación de los recursos de nuestra economía, se había consolidado el sector privado como líder del proceso de crecimiento, el país estaba reinsertado al sistema financiero internacional y finalmente, el país estaba prácticamente pacificado. Sin duda, estos resultados son importantes, teniendo en cuenta que las reformas estructurales de primera generación se implementaros después de la peor década en el desempeño económico causado por la estrategia de desarrollo proteccionista y estatista que se venía aplicando desde principios de la década de los sesenta.
Sin embargo, en términos sociales los resultados de las reformas estructurales de primera generación no fueron satisfactorios, los problemas de desempleo y subempleo, de la distribución del ingreso, de las remuneración reales, de la pobreza y de la exclusión social, no se habían solucionado; por el contrario, las reformas estructurales contribuyeron a incrementarlo. Es decir, las reformas es estructurales del Consenso de Washington han sido insuficientes para garantizar simultáneamente estabilidad macroeconómica, crecimiento económico alto y sostenido, reducción de la pobreza, disminución de desigualdad y la exclusión social. Por tanto, a pesar de que el balance de las reformas estructurales, en términos macroeconómicos y en el mejor desempleo de los mercados, han sido en general positivos, hay que cuestionar su eficacia para garantizar simultáneamente crecimiento económico alto y sostenido, reducción de la pobreza, de la desigualdad y la exclusión social, y para disminuir las brechas sociales existentes en la población peruana.
Las razones principales por las cuales las reformas estructurales del Consenso de Washington no dieron mejores resultados fueron los siguientes: en primer lugar, los objetivos de las reformas eran muy limitados, pues solo estaban orientados a recuperar los equilibrios macroeconómicos fundamentales del país y a liberalizar y desregular los mercados, descuidando la solución de los problemas sociales; es decir, de la pobreza, desigualdad y la exclusión social; en segundo lugar, la aplicación parcial de las reformas en el primer quinquenio de los noventa y la paralización en algunos casos y el desmantelamiento en otros de las reformas a partir de la segunda mitad de la década de los noventa por razones eminentemente políticas de Alberto Fujimori; en tercer lugar, la fe extrema en el Neoliberalismo[42]de los responsables de la conducción de las reformas al margen del Consenso de Washington cuyos lineamientos no eran totalmente fundamentos de una política económica neoliberal. Es decir, los reformadores de la economía creyeron dogmáticamente en el Neoliberalismo y aplicaron el Consenso de Washington en esta versión extrema, el Neoliberalismo a la peruana; y en cuarto lugar, la falta de liderazgo en la conducción de las reformas estructurales.
En consecuencia, Alberto Fujimori desperdició una oportunidad histórica en la segunda mitad de la década de los noventa de poner al país de manera definitiva en la senda del desarrollo sostenible, al paralizar en algunos caos y desmantelar en otros las reformas estructurales del consenso de Washington que implementó de manera parcial en su primer gobierno y que estaban dando buenos resultado económicos y sociales, por razones eminentemente políticas. Si Fujimori no hubiera paralizado y desacreditado las reformas estructurales de primera generación, si no hubiera dejado de lado las reformas de segunda generación, que son las que deberían haber permitido que el crecimiento económico experimentado a partir de las reformas de primera generación, si no hubiera dejado de lado las reformas de segunda generación, que son las que deberían haber permitido que el crecimiento económico experimentado a partir de las reformas de primera generación se hubiera traducido en mayor bienestar para la población, si no hubiera secuestrado y destruido a las instituciones democráticas y si no hubiera permitido el desarrollo de una gigantesca corrupción (no debemos olvidar nunca que el gobierno de Fujimori batió todo los récords de corrupción en la historia del Perú traicionando los principios más elementales del Estado de Derecho), prácticamente en todas las estructuras del poder y de las entidades públicas, el Perú a fines de la década pasada hubiese sido otro qué duda cabe.
Sin embargo, a pesar de los resultados negativos de las reformas estructurales del Consenso de Washington en términos de bienestar social, a inicios del gobierno del presidente Alejandro Toledo, el Perú era un país diametralmente opuesto al de una década atrás (el gobierno de Fujimori pudo haber sido el más corrupto y todo lo que quieran, pero qué duda cabe, las reformas impulsadas en su administración provocaron cambios radicales en la economía). Es decir, tenía todas las condiciones necesarias para inicial un proceso de crecimiento económico rápido, alto y sostenido que permita enfrentar la pobreza, la desigualdad y la exclusión social que aqueja a más de la mitad de la población peruana. En efecto la inflación estaba totalmente controlada. Fue de 3,7% en el 2000 el crecimiento del Producto Bruto Interno perdido en 1998 como consecuencia de las crisis externas y del Fenómeno del Niño se había recuperado, terminando el año 2000 con una tasa de crecimiento del 3,0%, las Reservas Internacionales Netas eran más de 8 mil millones de dólares al cierre del año 2000, el déficit fiscal había sido equilibrado en el gobierno de transición y el déficit externo era totalmente manejable (2,9% del PBI), el Perú estaba reinsertado al sistema financiero internacional y finalmente el país estaba prácticamente pacificado. En suma, estabilidad macroeconómica, el mejor desempeño de los mercados, solidez externa y la pacificación del país, fue la herencia recibida por el presidente Alejandro Toledo cuando empezó su administración gubernativa.
En ese sentido, el reto de la administración del presidente Toledo era, en primer lugar retomar, completar y profundizar las reformas estructurales de primera generación, haciendo las correcciones necesarias aplicadas en el primer quinquenio de los noventa y paralizadas a partir de 1997 por razones eminentemente políticas de Fujimori que son las que hubieran permitido crecer a tasas superiores al 7,0% u 8,0% como mínimo en el quinquenio pasado, e iniciar la implementación de las reformas de segunda generación, las que hubieran hecho posible traducir el crecimiento económico en mayor bienestar para la población; en segundo lugar, administrar eficientemente la herencia recibida en términos de estabilidad macroeconómica, mejor desempeño de los mercados, solidez externa y pacificación del país. Pero Alejandro Toledo no entendió el gran desafío, simplemente porque no tenía la más remota idea de lo que significa gobernar. Es decir, no estaba preparado para lo que significaba gobernar el país, carecía y carece de una sólida formación profesional y técnica, de principios éticos y morales[43]de una visión reformista, de una estrategia de desarrollo integral, de liderazgo y de visión de estadista, etc., requisitos indispensables para iniciar un proceso de esta envergadura. Las únicas reformas emprendidas a medias y mal hechas por el gobierno de Toledo fueron la de la descentralización y del sistema de pensiones (eliminación de la cédula viva) la reforma tributaria no pasó de ser un "paquete tributario" solamente para cubrir el déficit fiscal, pagar puntualmente la deuda externa y gastar más[44]
Sin embargo, peses a la ausencia de reformas estructurales significativas y de su administración deficiente de la herencia recibida de los noventa, los principales indicadores macroeconómicos seguían siendo positivos, inclusive habían mejorado relativamente algunos de ellos. Pero eso no se debe a la buena administración del Gobierno de Toledo; sino a la conjunción de los siguientes factores: en primer lugar, a la estabilidad macroeconómica conseguida en la década pasada, condición necesaria para el crecimiento; en segundo lugar, al buen desempeño del sector privado a través de los grandes proyectos de inversión ejecutados en algunos casos y concretizados en otros en la década de los noventa; en tercer lugar, el entorno internacional extraordinariamente favorable que ha beneficiado significativamente el incremento de los precios de nuestras exportaciones, que ha hecho posible tener una balanza comercial positiva después de varios años y, por ende, eliminar el déficit externo; en cuarto lugar, el incremento de impuestos, en su mayoría antitécnicos y confiscatorios; en quinto lugar el endeudamiento externo e interno que ha incrementado nuestra deuda pública en 6 millones de dólares; en sexto lugar, el incremento significativo de las remesas de los peruanos en el extranjero, que han contribuido a disminuir el déficit en cuenta corriente y a aumentar el consumo de miles de peruanos, contribuyendo de esta manera a reducir la pobreza; y por último, la ausencia de problemas externos que interrumpa el proceso de crecimiento de la economía. Inconsecuencia, Alejandro Toledo y su entorno deben estar profundamente agradecidos a los factores mencionados anteriormente porque sino su administración gubernamental hubiese sido un desastre.
Por tanto, Alejandro Toledo y sus aliados (Olivera, Pacheco, etc.) no deben ni pueden sentirse autores de la mejora de los principales indicadores macroeconómicos durante el quinquenio pasa. Es decir del mediocre crecimiento económico (4,5% en promedio anual), de los niveles bajos de inflación, del elevado nivel de reservas internacionales, del crecimiento de las exportaciones (que en términos reales no se duplicaron), ni mucho menos la escasa reducción de la pobreza depende de lo bueno que ha hecho la administración Toledista. En efecto, reiteramos que la mejora de los indicadores macroeconómicos se debió exclusivamente a la estabilidad macroeconómica conseguida en la década de los noventa y al contexto internacional extraordinario favorable, entro otros factores explicados anteriormente. Por su parte, la leve reducción de la pobreza (600 mil personas que dejaron de ser pobre se debe a los pobres que emigraron para dejar de ser pobres y al mismo tiempo para mantener, con las remesas que envían, a los pobres que se quedaron. Pero si además tomamos en cuenta que son los pobres los que generan sus propias fuentes de trabajo y sus propias obras de infraestructura, podemos concluir que fueron los propios pobres los que contribuyeron a reducir la pobreza y no la administración Toledista.
Por el contrario la ausencia de una visión reformista, de una estrategia de desarrollo integral clara, de liderazgo y visión de futuro (en los últimos 20 años ningún gobierno ha tenido visión de futuro de país ni una estrategia de desarrollo integral), del ruido político, las marchas y contramarchas, la improvisación y los desacierto, etc., que caracterizaron al gobierno de Alejandro Toledo, han impedido que se obtengan mejores resultados económicos y sociales. Es decir, si el gobierno de Toledo hubiese completado y profundizado las reformas estructurales de primera generación (haciendo las correcciones necesarias) complementadas con las reformas de segunda generación, que son las que deberían haber permitido que el crecimiento económico se viera traducido en mayor bienestar para la población y administrando eficientemente la herencia recibida de los noventa, el crecimiento económico, dado el entorno internacional favorable, podría haberse incrementado a 7,0% u 8,0% como mínimo[45]y no el mediocre crecimiento obtenido en su administración, que fue de 4,5% en promedio anual (durante el quinquenio 1993 a 1997, la economía creció a un ritmo de 7,1% anual en promedio; es decir,2,6% más que n el quinquenio Toledista) y que no sirvió para reducir la pobreza, el desempleo y subempleo, la desigualdad y la exclusión social que afecta a millones de peruanos. Es decir, cinco años de crecimiento y estabilidad no se tradujeron en desarrollo social de los sectores más necesitados del país. Por eso, el nivel y calidad de vida de la mayoría de peruanos se encuentra en igual o peor situación que antes de iniciarse la administración Toledista.
Es decir, si ponemos en una balanza los "grandes logros" macroeconómicos (crecimiento económico, reducción de la inflación, incremento de Reservas Internacionales Netas, reducción del déficit fiscal, equilibrio externo) y la escasa reducción de la pobreza conseguidos en la administración gubernamental de Alejandro Toledo, sin duda alguna no compensan con lo que se ha dejado de hacer, desaprovechando irresponsablemente las condiciones extraordinarias que tuvo a su alcance; sobre todo la estabilidad macroeconómica conseguida en la década de los noventa y la coyuntura internacional excepcionalmente favorable, para enrumbar al país por la senda del desarrollo. Consoló haber retoma, profundizado y completado las reformas que se abandonaron a fines de la década pasada, dentro de ellas la reforma tributaria, la reforma comercial, la reforma de la propiedad, la reforma financiera, la reforma del Estado, la reforma social (educación, salud y los programas sociales), la reforma del Poder Judicial y la lucha frontal contra la corrupción, entre otras reformas, el Perú hubiese crecido tranquilamente a tasas superiores al 7% u 8% como mínimo en la administración toledista y además hubieran permitido que ese crecimiento económico se traduzcan en mayor bienestar para la población.
Sin caer en exageraciones, el gobierno improvisado, desastroso, caótico, torpe y corrupto de Alejandro Toledo le ha costado al país aproximadamente tres puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI) cada año. Es decir, Alejandro Toledo y sus aliados dilapidaron el quinquenio más propicio para enrumbar al país por la senda del crecimiento económico alto y sostenido. En suma, el gobierno de Toledo ha sido un quinquenio perdido. Por eso, pasará a la historia como uno de los presidentes mediocres y más incapaces que ha tenido el país a lo largo de las últimas décadas. No necesariamente por comparación con los presidentes de las décadas pasadas (el argumento de la buena salud de la macroeconomía no es suficiente para distinguir a un buen gobierno de otro, porque estar bien en términos macroeconómicos no significa lograr el bienestar en el nivel macroeconómico), sino medido en función a las enormes posibilidades que ha tenido a la mano y no ha sabido aprovecharlo para enrumbar definitivamente al país por la senda del crecimiento económico alto y sostenido que permita el mejoramiento de las condiciones de vida de la población e integrarla como sujeto activo en un proceso dinámico de desarrollo. Es que Alejandro Toledo no es un visionario, un estratega y mucho menos un estadista.
Pero entonces, ¿cuáles han sido los logros del presidente Toledo? Sin duda alguna, para no ser mezquinos el logro más importante de la gestión de Alejandro Toledo, a parte de su capacidad de sobrevivencia con niveles de 8,0% de aceptación es el haber mantenido y consolidado, pese a sus enormes limitaciones conocidas por todos los peruanos, la estabilidad macroeconómica y fiscal del país heredada de la década de los noventa. En otras palabras, su mérito principal ha sido evitar retrocesos más que lograr avances significativos en el desarrollo económico[46]del país. En efecto, haciendo un análisis costo beneficio de la administración de Toledo, el resultado es negativo; pues no se ha realizado ninguna obra importante en escuelas, hospitales e infraestructura para producción (las carreteras interoceánicas del norte y del sur ni siquiera se habían empezado). Asimismo, el pasivo en términos de reformas del Estado, de la educación, de la salud, Fuerzas Armadas, Policía, Poder Judicial y lucha contra la corrupción, es sencillamente decepcionante. En síntesis, Toledo heredó un sistema macroeconómico que funcionaba y lo que ha hecho es simplemente mantenerlo. Eso le ha permitido al Perú, además del contexto internacional favorable, del incremento de los impuesto, la deuda pública y las remesas, crecer en promedio 4,5% al año (no olvidemos que el 2000 la economía creció 3,0%) independiente del ruido político, la improvisación y los desaciertos en el manejo económico. Es decir, la economía creció en el quinquenio pasado a pesar de Toledo.
En consecuencia, lejos de enrumbar al Perú en la senda del crecimiento alto y sostenible, este ha sido arrastrado hacia la postergación la incapacidad de la administración del presidente Alejandro Toledo. Es decir, Toledo ha desperdiciado una magnífica oportunidad para conducirnos a niveles de crecimiento económicos superiores al 7% u 8% anual[47]durante su administración; ya que existían las condiciones necesarias para hacerlo (estabilidad macroeconómica, mejor desempeño de los mercados, posición externa sólida, contexto internacional extraordinariamente favorable, ausencia de fenómenos externos negativos, un país prácticamente pacificado, etc.) y para reconstruir la institucionalidad democrática del país destruida en la década pasada por Alberto Fujimori. Por todo ello, Alejandro Toledo, al igual que Fujimori en la segunda mitad de la década de los noventa, ha sido artífice de un quinquenio perdido en el desarrollo económico y social del país. En medicina, siquiera se puede demandar a los médicos cuando la receta lleva a resultados equivocados. Si hiciéramos lo mismo en economía, algunos estarías presos por el enorme daño causado al país.
Pero entonces, ¿por qué algunos empresarios, instituciones financieras internacionales y una pequeña parte de la población lo aplaudieron a Toledo al final de su gobierno? Las razones son muy obvias. La torta económica (Producto Bruto Interno) de la cual las personas obtiene su ingreso, además de serme pequeña en el quinquenio Toledista (4,5% en promedio) fue distribuida de manera desigual. Es decir, casi toda la torta se la llevó un pequeño grupo que son los pobres, apenas migajas; por eso los aplausos, pero además, por haber mantenido la estabilidad macroeconómica, requisito indispensable para las inversiones de largo plazo. Por su parte, los organismos financieros internacionales lo aplaudieron porque Toledo hizo todo lo que le decían al pie de la letra y además, porque pagó puntualmente la deuda externa a pesar de la renegociación que prometió cuando era candidato. Finalmente, el pueblo peruano es generoso con los que se van. Por tanto, el respaldo popular de los últimos días de su gobierno no grafica de ninguna manera el éxito de su administración (aunque debemos reconocer que hay peruanos que se conforman con muy poco). La verdadera aprobación del presidente Alejandro Toledo se dio en el voto de las elecciones presidenciales pasadas en la cual su partido (Perú Posible) sacó 4% y con ello apenas dos congresistas, esas es la verdad.
Ahora bien, después del fracaso de las estrategias tradicionales de desarrollo implementadas en el Perú en los últimos años, en su intento de conducir al país por la ruta de estabilidad macroeconómica y de crecimiento económico alto y sostenido que permita reducir la pobreza y la extrema pobreza, la exclusión social y las terribles desigualdades sociales que caracterizan a la sociedad peruana, es imprescindible diseñar e implementar una nueva estrategia de desarrollo orientada a transformar nuestra economía para hacerla más productiva y competitiva, a fin de logar un crecimiento rápido, alto y sostenido, con equidad social y desarrollo humano. Dicho de otro modo, frente al fracaso de de las estrategias tradicionales de desarrollo que se han instrumentado en el país y de los gobernantes que lo implementaron, se necesita una nueva estrategia de desarrollo que nos permita lograr de una vez por todas un desarrollo integral, inclusivo y sostenible de largo plazo que acabe de una vez por todas con la pobreza, la desigualdad y la exclusión social que padecemos. No hay que olvidar que todas las teorías económicas coinciden en señalar que la pobreza, la desigualdad y la exclusión social son obstáculos para el crecimiento sostenido de la economía de un país.
En ese sentido, se propone una estrategia de desarrollo basado en "una economía abierta y competitiva, con equidad y desarrollo humano, mediante la combinación inteligente, creativa y realista de las fuerzas del mercado libre con el Estado, en un marco de estabilidad macroeconómica, competitividad microeconómica y solidez institucional". En otras palabras, la estrategia de desarrollo propuesta, en contraste con las estrategias de desarrollo tradicionales, combina de una forma coherente y equilibrada los siguientes elementos: el mercado, para determinar la asignación y distribución de los recursos en la economía; el Estado, como agente regulador y promotor del desarrollo y que corrija las fallas del mercado par a que sea de verdad libre y competitivo, de manera que pueda influir sobre la equidad; la apertura externa, como forma más sana y duradera de propiciar una mayor competencia de la economía; la equidad social y desarrollo humano, que busque eliminar los obstáculos económicos, sociales y políticos a una verdadera igualdad de oportunidades para enfrentar la exclusión y la fragmentación social; la estabilidad macroeconómica, como condición necesaria para el tránsito al crecimiento económico sostenido; la competitividad microeconómica, mediante fundamentos macroeconómicos sólidos que permitan elevar el nivel de bienestar de la población; y solidez institucional, para garantizar a los agentes económicos reglas de juego claras y estables (sobre todo para los inversionistas nacionales y extranjeros, de quienes depende en gran medida el crecimiento) que posibiliten el desarrollo moderno de la economía de mercado en un contexto de igualdad de oportunidades entre los agentes económicos. Es decir, una estrategia de desarrollo alejada totalmente del proteccionismo estatal y populismo a ultranza de ayer y del Neoliberalismo deshumanizado y salvaje de hoy, que tanto daño nos han hecho y nos pueden seguir haciendo.
La estrategia de desarrollo propuesta se materializará a través de un conjunto de reformas estructurales económicas, sociales e institucionales sugeridas en la literatura económica; es decir, las reformas estructurales que se aplicaron de manera parcial en la primera mitad de los noventa, distinguiendo las causas de su éxito parcial y realizando las correcciones necesarias a través de la estrategia de desarrollo propuesta. Dentro de las reformas económicas tenemos; las reformas macroeconómicas, orientadas a consolidar y mantener la estabilidad macroeconómica; las reformas macroeconómicas, orientadas a profundizar la liberalización y desregulación de los mercados para volverlos más productivos y competitivos. Dentro de las reformas sociales tenemos las reformas de la educación, la salud y de los programas sociales, orientados a combatir la pobreza, la desigualdad y la exclusión social que padecemos. Dentro de las reformas institucionales tenemos la reforma del Estado, que buque un aparato gubernamental más eficiente y eficaz que contribuya a que el mercado funcione eficientemente, orientado y corrigiendo las fallas o imperfecciones del mercado para adaptarse en forma integral y funcional al cambio; la reforma del poder judicial moderno y eficiente; la reforma del poder legislativo, a fin de tener un congreso autónomo y eficiente, requisitos indispensables que deben tener las instituciones para tener una economía moderna y competitiva capaz de generar equidad y justicia social.
El Perú necesita crecer sostenidamente a tasas de 8,0% o 9,0% como mínimo (con Toledo ausente crecimos 4,5% en promedio, con un presiente presente tranquilamente lo duplicamos) durante los próximos quince años, para salir de la crisis endémica y sistémica que nos caracteriza; condición necesaria, pero no suficiente, para emprender la senda del desarrollo sostenible[48]La única manera de lograrlo, desde mi punto de vista, es transformando nuestra economía en productiva y competitiva y para ello es imprescindible retomar las reformas estructurales económicas, sociales e institucionales que Fujimori paralizó en la segunda mitad de la década de los noventa y que no se hicieron en el gobierno de Toledo, inspiradas en la estrategia de desarrollo propuesta. En otras palabras, reformando las reformas estructurales de los noventa mediante una nueva estrategia de desarrollo que define los lineamientos generales para su implementación. Pero además, para que las reformas estructurales, expresión de la estrategia de desarrollo propuesta, tenga éxito se requiere dos condiciones necesarias: la primera de ellas, implementarlas en el marco de una plan estratégico de desarrollo con una perspectiva de mediano y largo plazo (visión de futuro) y con objetivos estables que perduren más allá de quince años como mínimo; y en segundo lugar, administrar eficientemente el plan estratégico de desarrollo, con reformadores visionarios, pragmáticos, racionales y proactivos, con adecuado nivel de inteligencia y formación profesional excelente, destacadamente hábiles, con capacidades gerenciales, y en especial, con una sólida formación ética y moral, y una verdadera vocación de servicio.
El problema principal que siempre ha enfrentado el país a lo largo de su historia republicana y que las estrategias de desarrollo tradicionales[49]y los gobernantes que lo han implementado no han podido solucionar, a parte de la falta de una visión de futuro que impulse y movilice a los peruanos defraudados por una sucesión de oportunidades perdidas, es que la producción es cada vez menor y la población crece cada día más. Dicho de otra manera, que la "torta económica", de la cual las personas obtienen su ingreso, se hace cada vez más pequeña y que la gente para comerla aumenta. Por eso, el problema del país no sólo radica en una injusta distribución del ingreso o la riqueza; sino, fundamentalmente, en la producción que es insuficiente. Entonces para que la "torta económica" aumente y se redistribuya equitativamente, como se mencionó anteriormente y se redistribuya equitativamente como se mencionó anteriormente, es imprescindible transformar nuestra economía para hacerla más productiva y competitiva, lo que difícilmente se podrá logar si no se profundizan y complementan de manera simultánea las reformas estructurales de carácter económico (las que han permitido lograr la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico del Perú durante lo últimos quince años; claro está, descontando la recesión económica de 1998, ocurrida fundamentalmente por problemas externos), social e institucional, complementadas con la mejora y desarrollo de infraestructura física, tecnológica y social, para brindar adecuados servicios públicos a los peruanos y para brindar adecuados servicios públicos a los peruanos y para sustentar el crecimiento económico impulsado por el sector privado[50]dentro del marco de la estrategia de desarrollo propuesta en el capítulo anterior.
Finalmente, los peruanos se encuentran desconcertados y defraudados, sobre todo los más pobres y excluidos, por una sucesión de oportunidades perdidas, sobre todo la del último quinquenio, para emprender la senda del desarrollo sostenible; sin embargo, todavía esperan que les propongan una visión compartida de país y la estrategia de desarrollo para alcanzarla; es decir, necesitan saber que el país tiene un norte definido, que se dirige al desarrollo sostenible con justicia y equidad. En ese sentido, la visión y la estrategia de desarrollo servirán de norte para completar , profundizar e iniciar, en algunos casos, las reformas estructurales (sobre todo aquellas destinadas a cambiar radicalmente la vida cotidiana de los más pobres y excluidos; es decir, la reforma de la educación, de la salud, de los programas sociales, de la seguridad ciudadana, de la justicia, y de la lucha frontal contra la corrupción, sin las cuales será imposible mejorar los estándares de la calidad de vida) de orden económico, social e institucional, necesarias para emprender la gran transformación del país, por ende, el camino del desarrollo integral, inclusivo y sostenible de largo plazo. Lo avanzado en los últimos quince años y el entorno internacional extraordinariamente favorable permiten que emprendamos el gran cambio que por fin represente un rompimiento definitivo con la sucesión de fracasos y frustraciones que hemos sufrido a lo largo de la historia del país. La administración gubernamental del presidente Alan García Pérez, tiene la palabra.
Índice de Cuadros
Tasas de Inflación y Emisión Monetaria, 2000 – 2005
Indicadores del Sector Externo, 2000 – 2005
Tasas de Crecimiento del PBI, 2000 – 2005
Evolución de la pobreza en el Perú, 200 – 2005
Déficit Fiscal y Presión Tributaria, 2000 – 2005
Tasas de Empleo, 1990 – 2000
Evolución de las Exportaciones, 2000 – 2005
Tasas de Interés Internacional, 2000 – 2005
Cotización Internacional de Productos Mineros, 2001 – 2000
Evolución de la deuda Pública, 200 – 2001
Evolución de las Remesas, 200 – 2005
Ranking de Competitividad, 2004 – 2005
Principales Indicadores Económicos, 2000 – 2005
Principales Indicadores Sociales, 2000 – 2005
1.- Tasas de inflación y Emisión Monetaria, 2000 – 2005
AÑO | INFLACIÓN (%) | EMISIÓN (%) |
2000 2001 2002 2003 2004 2005 | 3,7 -0,1 1,5 2,5 3,5 1,5 | 5,2 2,8 3,0 3,0 3,4 3,8 |
FUENTE: BCRP, INEI, 2000 – 2005.
2.- Indicadores del Sector Externo, 2000 – 2005
(Millones de dólares)
AÑO | Balanza Comercial | Balanza en Cta. Cte. | Reservas Internacionales | |||
2000 2001 2002 2003 2004 2005 | -411 -195 292 853 2793 5260 | -1568 -1217 -1117 -958 -10 1105 | 8180 8613 9598 10194 12631 14097 |
FUENTE: BCR, INEI, 2000 – 2005.
3.- Tasas de Crecimiento del PBI, 2000 – 2005
(Variación Porcentual)
AÑO | TOTAL | PERCAPITA | ||||
2000
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