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La Economia en el Gobierno de Alejandro Toledo (página 2)

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El dinero sobra en los bancos. La principal preocupación de los intermediarios financieros fue, y es hasta ahora, el exceso de liquidez. Los depósitos superan a las colocaciones. Las tasas de interés, como consecuencia, tienden a la baja generando un estímulo al consumo. La compra de maquinaria y equipo no acompañó a los excedentes financieros ni a los ahorros empresariales crecientes desde principios de la primera década del 2000. el resultado es que a pesar de caer las tasas de interés para los ahorristas, no baja necesariamente igual para los prestatarios. La competencia en el sistema financiero sigue siendo deficiente con los costos que eso significa para la inversión y el consumo.

Faltaron muchas reformas para adelantar la economía peruana y colocarla en posición de competencia interracial y para cambiar radicalmente la vida cotidiana de los más pobres y excluidos. "Es una agenda pendiente que e necesario resolver, el gobierno del presidente Alan García tiene la palabra", señala acertadamente el autor del presente libro.

Felicito sinceramente a Heber Jaime Barreto por la culminación de esta obra y me complace presentarla a sus lectores.

Lima, Julio de 2007

Dr. Gilberto Cárdenas Núñez

Investigador y Catedrático Principal

Facultad de Ciencias Económicas

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Introducción

Cuando Alejandro Toledo asumió el poder, el Perú había recuperado los equilibrios fundamentales de la economía. En efecto, la inflación, el viejo fantasma de los ochenta, estaba totalmente controlada, fue de 3,7% en el año 2000; el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) perdido en 1998 como consecuencia de la crisis externas y del Fenómeno del Niño se había recuperado, terminando el año 2000 con una tasa de crecimiento de 3,0%; las Reservas Internacionales Netas (RIN) eran más de 8 mil millones de dólares; el déficit fiscal y el déficit externo eran totalmente manejables, 3,3% y 2,9% del Producto Bruto Interno respectivamente[1]Además, el Perú estaba reinsertado en el sistema financiero internacional, se habían desmantelado las prácticas intervencionistas y estatistas, existían mercados libres en la mayor parte de los sectores, los precios eran el mecanismo principal de la asignación de los recursos de nuestra economía, se había consolidado el sector privador como líder del proceso de crecimiento, y el país estaba prácticamente pacificado, etc.

Es decir, existía un buen comportamiento de la economía en su conjunto (estabilidad macroeconómica, recuperación del crecimiento económico, solidez externa por la existencia de reservas internacionales, mejor desempeño de los mercados, etc.). Sin embargo, los indicados sociales no estaban en consonancia con los logros macroeconómicos. Los niveles de empleo y subempleo, las tasas de pobreza, la distribución y la exclusión social, etc., no mostraban mejoras significativas; en algunos casos, mostraban algún grado de deterioro. En consecuencia, los principales indicadores macroeconómicos positivos y la mayoría de los indicadores sociales negativos, fueron la herencia que recibió Alejandro Toledo cuando empezó su administración.

A pesar de los resultados negativos en términos sociales, a inicios del gobierno de Alejandro Toledo, el Perú tenía todas las condiciones necesarias para inicial un proceso de crecimiento económico alto y sostenido. En ese sentido, el reto de su administración gubernamental era, en primer lugar, retomar, completar y profundizar las reformas estructurales de primera generación del Consenso de Washington aplicadas en el Perú en el primer quinquenio de la década de los noventa (distinguiendo las causas de su éxito parcial y realizando las correcciones necesarias) las que hubieras permitido crecer tranquilamente, dado el contexto internacional excepcionalmente favorable, a tasas superior al 7,0% u 8,0%, y no el mediocre crecimiento que fue de 4,5% en promedio durante su administración, e iniciar las reformar estructurales de segunda generación que se dejaron de lado[2]que son las que deberían haber permitido que el crecimiento económico se viera traducido en un mayor bienestar para la población; en segundo lugar, administrar eficientemente la herencia recibida en términos de estabilidad macroeconómica y pacificación del País, etc.

Sin embargo, Alejandro Toledo Manrique no entendió el gran desafío, simplemente porque no tenía la más remota idea de cómo conducir al país hacia la solución de sus problemas. Es decir, no estaba preparado para gobernar el país (entregarle parte del poder a un aliado tan insignificante e impresentable también demuestra que Toledo no tenía la capacidad para ser presidente) carecía de una sólida formación profesional y técnica, de principios éticos y morales, de una estrategia de desarrollo integral, de una visión de estadística y de liderazgo, etc., requisitos indispensables para iniciar un proceso de esta envergadura.

Sin embargo, pese a reformas estructurales significativas y de una administración deficiente de la herencia recibida, los principales indicadores macroeconómicos han sido positivos inclusive han mejorado relativamente algunos de ellos durante los cinco años del gobierno de Alejandro Toledo. Por eso los miembros del equipo y funcionarios Toledistas pregonaban y siguen pregonando éxito económico a partir de los principales indicadores macroeconómicos (de la microeconomía, la que se siente en los bolsillos del pueblo, no decían nada porque era una calamidad) y en la reducción de la pobreza, lo cual es verdad, según lo indica la información proporcionada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática INEI, entonces, los peruanos se preguntan: ¿los indicadores macroeconómicos positivos y la leve reducción de la pobreza obtenidos en el quinquenio pasado son el resultado de lo que ha hecho la gestión de Alejandro Toledo?. La respuesta es muy sencilla y contundente: No, de ninguna manera, es decir, los toledistas se atribuyen "logros" en la parte macroeconómica y en la escasa reducción de la pobreza que no le corresponde totalmente a lo que ha hecho su administración y que mas bien son atribuibles a otros factores.

En ese sentido, el objetivo principal de este trabajo es intentar demostrar, con un estilo directo y un lenguaje sencillo, que la mejora de los principales macroeconómicos y la escasa reducción de la pobreza logrados en el quinquenio pasado, no depende de lo que ha hecho el gobierno de Alejandro Toledo, sino de la estabilidad macroeconómica conseguida en la década de los noventa y del entorno internacional extraordinaria favorable, entre los otros factores, que si bien se hicieron en su administración, hoy la factura la pagan y la seguirán pagando todos los peruanos. Asimismo, proponer los lineamientos generales de una estrategia de desarrollo orientada a transformar nuestra economía para volverla más productiva y competitiva a fin de lograr un crecimiento económico alto y sostenido, con equidad social y desarrollo humano, que nos permita lograr de una vez por todas un desarrollo integral, inclusivo, sostenido y sostenible de largo plazo.

Para cumplir con el objetivo propuesto, el presente trabajo se ha desarrollado en cinco capítulos, los cuáles se van a resumir a continuación:

En el primer capítulo se describe, de forma sucinta, la situación económica y social del Perú previa al inicio del gobierno de Alejandro Toledo (es decir, al año 2000 y no al 2001, porque parte de ese año ya le corresponde a su administración) en función a los principales objetivos que toda sociedad persigue, ellos son: estabilidad macroeconómica, crecimiento económico, y reducción de la pobreza y de la desigualdad social. De manera que, nos permita tener una visión económica y social más cabal de las circunstancias en la que empezó la administración Toledista.

El segundo capítulo se analiza el desempeño económico y social del Perú durante el gobierno de Alejandro Toledo. El análisis se realiza en función a los principales objetivos que persigue la política económica que aplican los países, es decir: la estabilidad de precios, crecimiento económico, mejora del empleo, disminución de la pobreza, la distribución del ingreso y el equilibrio externo.

El tercer capítulo está íntegramente destinado a demostrar por qué los principales indicadores macroeconómicos y sociales (reducción de la pobreza) han sido positivos en el gobierno de Alejandro Toledo. Se atribuye a los siguientes factores: a la estabilidad macroeconómica alcanzada en la década pasada, al impulso del sector privado, al entorno internacional extraordinariamente favorable, al incremento de los impuestos, al aumento de la deuda pública, al aumento de las remesas y a la ausencia de problemas externos.

En el cuarto capítulo se presentan los lineamientos generales de estrategias de desarrollo que sirva como marco orientador para emprender un conjunto de reformas estructurales necesarias para mejorar la productividad y competitividad de la economía nacional, para iniciar una nueva fase de crecimiento sostenido que contribuya a combatir la pobreza, la exclusión y la desigualdad social en sus raíces más profundas e integrar a todos los peruanos en un proceso dinámico de desarrollo integral, inclusivo y sostenible.

También se presente en este capítulo las condiciones necesarias para implementar la estrategia de desarrollo propuesta. La primera de ellas es utilizar el planeamiento estratégico para construir una visión compartida de país y sentido de desarrollo integral para el largo plazo y además para transformar las reformar estructurales, que son la expresión de la estrategia de desarrollo propuesta en un plan estratégico de desarrollo y en su ejecución en el mediano y largo plazo; en segundo lugar, se requiere de personas o reformadores honestos, innovadores, proactivos, con capacidad gerencial, liderazgo y visión de futuro que implementan y administren eficientemente el plan estratégico de desarrollo.

En el quinto capítulo, que cierra el presente trabajo, se presenta a manera de resumen las principales conclusiones y algunas reflexiones sobre la política económica aplicada en el Perú desde la década de los noventa y sobre la necesidad de una estrategia de desarrollo que sirva de marco general para implementar reformas estructurales que en el País necesita para lograr, de una vez por todas, un desarrollo sostenible con justicia y equidad que acabe con la pobreza, la exclusión y la desigualdad social.

Finalmente, quiero aclarar que esta modesta obra no es un trabajo con pretensiones académicas. De ninguna manera, es una obra dirigida de manera especial al mundo no académico y, específicamente, a todas las personas interesadas en los temas económicos del País y sobre todo a los peruanos frustrados y decepcionados del gobierno de Alejandro Toledo. Porque no fue capaz de emprender reformar ni políticas públicas destinadas a cambiar radicalmente la vida cotidiana de los más pobres y excluidos que creyeron en sus promesas.

Lima, Julio del 2007

Heber Jaime Barreto

CAPITULO I

Condiciones iniciales

En lo transcurrido de la administración del Presidente Alejandro Toledo, en el quinquenio pasado, los principales indicadores macroeconómicos, que la mayoría de ellos ya eran positivos (gracias a las reformas estructurales de primera generación del Consenso de Washington implementas de manera parcial en la primera mitad de la década de los noventa) al inicio a de su administración gubernamental, han mejorado relativamente, como un ejemplo, el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), la reducción de la inflación, reducción del déficit fiscal, la reducción del déficit de la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos, el tipo de cambio más o menos estable, el incremento de las Reservas Internacionales Netas (RIN), etc. Asimismo, a diferencia de otros indicadores sociales que se han deteriorado significativamente (empleo, pobreza externa o indigencia, remuneraciones, distribución del ingreso, exclusión social, etc.) la pobreza ha experimentado una pequeña reducción a lo largo de la administración Toledista.

En ese sentido, para tener una idea más cabal de la verdadera magnitud de esta mejora a lo largo de la administración del presidente Alejandro Toledo en el primer quinquenio de la presente década, es necesario remontarse a los antecedentes; es decir, a la situación económica y social del año 2000 y no a la del año 2001, como suelen hacerlo los Toledistas y algunos analistas económicos, porque parte de ese año ya pertenece a su administración y, obviamente, también sus resultados (la otra mitad del año 2001 le correspondió al gobierno de transición presidido por Valentín Paniagua, cuya labor en materia económica se centró en equilibrar las cuentas fiscales a través de préstamos ante organismos financieros internacionales, así como en promover la confianza y el respaldo en el sistema financiero[3]de manera que, cuál fue la herencia recibida por presidente Alejandro Toledo cuando asumió el poder a inicios de la presente década y cuál ha sido la magnitud de la mejora a lo largo de su administración gubernamental.

  • Situación Económica

1.1 Estabilidad macroeconómica

Desde el punto de vista convencional, logar la estabilidad macroeconómica implica tener una inflación baja y predecible, así como una cuenta corriente de la balanza de pagos que sea sostenible en el tiempo. En otras palabras, la estabilidad macroeconómica se mide tanto por la inflación como por las cuentas externas que sean sostenibles en el mediano y largo plazo. En ese sentido, vamos a analizar sucintamente cuál era comercial, balanza en cuenta corriente y reservas internacionales netas previa a la administración gubernamental del presidente Alejandro Toledo.

1.1.1 Inflación controlada

Según Boloña[4]controlar la inflación significa alcanzar niveles internacionales. En ese sentido, a inicios del gobierno del presidente Alejandro Toledo Manrique, la inflación, fenómeno caracterizado por el incremento permanente y generalizado de los precios en la economía, con la consecuente pérdida del valor adquisitivo de la moneda, estaba totalmente controlada, en efecto, a lo largo de la década de los noventa la inflación fue drásticamente reducida, acercándose cada vez más a la de aquellas economías del mundo industrializado, alcanzando sólo 3,7% al cierre del año 2000, tal como se puede observar en el Cuadro 1 del anexo Estadístico.

Estos resultados fueron posibles gracias a un manejo disciplinado de las finanzas públicas y de la política monetaria a lo largo de la década de los noventa. Es decir, la estricta disciplina fiscal y monetaria fue la clave en la estrategia antiinflacionaria que permitió la eliminación del desequilibrio fiscal y su financiamiento con emisión monetaria que fue la causa principal de la inflación en la segunda mitad de la década de los ochenta. Además, el éxito en el control de la inflación también se debe en gran medida a la liberalización y desregulación de los mercados (mercado de bienes y servicios, mercado de los capitales y mercado laboral) a través de las reformar estructurales de primera generación implementada de manera parcial a principios de los noventa.

  • Cuentas Externas Manejables

  • Balanza Comercial

La balanza comercial, que es un componente de la balanza de pagos que registra la diferencia entre valor de las exportaciones e importaciones de bienes de un país, ha tenido una evolución marcadamente deficitaria a lo largo de la década de los noventa, alcanzando un déficit más elevado en 1998 como consecuencia de la crisis externa y el Fenómeno del Niño[5]Sin embargo, el déficit de la balanza comercial se redujo significativamente entre los años 1999 y 2000. en efecto, debido al incremento de las exportaciones tradicionales de las importaciones en todos sus rubros a 630 y 411 millones de dólares de la balanza comercial respectivamente, tal como se puede observar en el Cuadro 2 del anexo Estadístico.

  • Balanza en cuenta corriente

La apertura comercial y la reinserción de la economía en el sistema financiero internacional, llevados a cabo a principios de la década de los noventa en el marco del denominado Consenso de Washington, ocasionaron una fuerte presión sobre la cuenta corriente de la balanza de pagos, balanza comercial más balanza de servicios financieros y cuyo déficit se incremento significativamente hasta 1998, para luego empezar a reducirse drásticamente a partir de 1999.

En efecto, el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos se redujo a 1 478 millones de dólares (2,8% del PBI) en 1999, para incrementarse ligeramente a 1 568 millones de dólares (2,9% del PBI) al cierre del año 2000; obviamente cifras mucho menores a las de 1998, que fue de 3 791 millones de dólares (ver cuadro 2 de anexo estadístico). Como se puede apreciar, a inicios de la administración gubernamental del presidente Alejandro Toledo, ni la balanza comercial ni la cuenta corriente de la balanza de pagos eran realmente problemas agudos que enfrentar, porque tenían un déficit con tendencia marcadamente decreciente y eran totalmente manejables.

  • Reservas Internacionales Netas (RIN)

Durante la década de los noventa, el Perú mantuvo un nivel importante de Reservas Internacionales Netas (RIN) alcanzando su nivel más de alto en 1997, que fueron superiores a los 10 000 millones de dólares. Sin embargo, a partir de 1998 empezaron a descender ligeramente, debido a la crisis externa y el Fenómeno del Niño, mencionado a anteriormente, terminado el año 2000 con más de 8 000 millones de dólares. En consecuencia, a fines del año 2000 la economía peruana mostraba una posición sólida de liquidez internacional sustentada en más de 8 000 millones de dólares de reservas internacionales (ver cuadro 2 del anexo estadístico) cantidad suficiente para hacer frente a los eventuales shocks externos (como, por ejemplo, alteraciones en los términos de intercambio, cambios en las tasas de interés internacional y de riesgo país, alteraciones climáticas, etc.) y a lo que tradicionalmente se entendería como una crisis de balanza de pagos[6]

Ahora bien, como se mencionó anteriormente la estabilidad macroeconómica de un país se mide tanto por la inflación como por las cuentas externas que sean sostenidas en el mediano y largo plazo. En este sentido, se puede concluir que en materia de estabilidad macroeconómica se había logrado avances significativos a lo largo de la década de los noventa, al resolver definitivamente el problema de la inflación y parcialmente el problema de la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

Dicho de otra manera, la inflación estaba totalmente controlada y era predecible, reduciéndose a sólo 3,7% al cierre del año 2000; y el déficit de la balanza comercial y de la cuenta corriente de balanza de pagos. A 0,8% y 2,9% del Producto Bruto Interno (PBI) en el mismo año. Además, se mantenía un nivel adecuado de Reservas Internacionales Netas (más de 8000 millones de dólares en el año 2000) suficiente para enfrentar las obligaciones externas de corto plazo y los posibles shocks externos mencionados anteriormente. Por tanto, a inicios de la presencia década y, consecuentemente, de la administración gubernamental del Presidente Alejandro Toledo, el Perú tenía una importante estabilidad macroeconómica, requisito indispensable para iniciar un crecimiento económico alto y sostenido.

1.2 Crecimiento económico

Las reformas estructurales de primera generación (reforma comercial, tributaria, financiera, labora, de la propiedad, etc.), aplicadas de manera importante durante la primera mitad de la década de los noventa, permitieron reanudar una trayectoria de crecimiento económico alto y sostenido a partir de 1993. En efecto, la etapa de mayor crecimiento económico durante las últimas décadas en el Perú ha sido durante el periodo de 1993 y 1997 en que el Producto Bruno Interno (PBI) que representa el valor de los bienes y servicios finales que se producen en la economía durante un año, creció a un ritmo de 7,1% anual en promedio.

Sin embargo, después de experimentar algunos años de vigoroso crecimiento (1993 y 1997) la crisis externa (crisis asiática, rusa, brasileña y argentina) y el Fenómeno del Niño, interrumpieron el ritmo del crecimiento (sin lograr oscurecer los logros de las reformas estructurales de primera generación) registrándose una contracción de – 0,1% en 1998; pero a partir de 1999, los indicadores macroeconómicos experimentan una etapa de lenta recuperación, obteniéndose una tasa de crecimiento de 0,9% en 1999 y una recuperación sostenida en el 2000 con una tasa de crecimiento de 3,0% del Productor Bruto Interno (PBI). Es decir, cuando Alejandro Toledo asume el poder a inicios de la presente década, prácticamente el ciclo recesivo terminaba y comenzaba la recuperación sostenida del crecimiento de la economía.

  • Situación social

  • Incremento de la pobreza

A lo largo de la década de los noventa, la evolución de los índices de pobreza ha seguido oscilante. En efecto, las graves crisis económicas de finales de la década de los ochenta y todo el proceso de las reformas estructurales de primera generación aplicadas a principios de la década de los noventa incrementaron significativamente la pobreza y la extrema pobreza durante los años 1190 y 1991. Así, la pobreza, que comprende a aquellas personas cuyo gasto total no alcanza a cubrir el costo de una canasta básica de consumo formada por alimentos y otros servicios, se incrementó a 53,6% en 1991; y la pobreza extrema, que comprende a aquellas personas cuyo ingreso total no alcanza a cubrir el costo de una canasta básica conformada sólo por alimentos, se incrementó a 21,5% en 1991.

Como se puede observar, a los "pobres tradicionales", agravados por la crisis económica de finales de la década de los ochenta, se sumó una legión de "nuevos pobres" constituida fundamentalmente por maestros, enfermeras, empleados que perdieron su trabajo, subempleados, ambulantes, etc. Sin embargo, luego de este incremento significativo, los índices de pobreza empezaron a mejorar ligeramente a mediados de la década de los noventa. Así, la pobreza se redujo de 53,6% en 1991 a 51,3% en 1996. pero esta leve mejoría se detiene desde 1998, volviéndose a incrementar la pobreza a 54,1% en el año 2000, a diferencia de la pobreza extrema que continuo reduciéndose hasta llegar a 14,8% en el 2000, tal como se puede observar en el cuadro 4 del anexo Estadístico. Por tanto, a lo largo de la década de los noventa se incrementó la pobreza, pero disminuyó la pobreza extrema.

  • Aumento de la desigualdad

En la década de los noventa, el "abismo de la desigualdad" se ha profundizado a niveles sin precedentes, contribuyendo a ello eficientemente el programa de reformas estructurales de primer a generación del Consenso de Washington. Es decir, el decenio de 1990 se ha caracterizado por la profundización de la desigualdad entre ricos y pobres. Por tanto, la riqueza ha crecido mucho para unos pocos, mientras que las grandes mayorías de la población peruana se hunden más en el acápite anterior.

Ahora bien, en términos generales, la desigualdad se explica a través de la distribución del ingreso, que en el caso peruano es la más injusta e inequitativa de América Latina, existiendo una excesiva concentración del ingreso. Es decir, de la torta económica de la cual todos los peruanos obtienen su ingreso, los ricos llevan casi toda y los pobres apenas una migaja. Según cuánto[7]el 10% de los hogares más pobres capta solamente el 2,1% del ingreso total, en cambio el 10% de los hogares más ricos concentra el 31% del ingreso generado por los hogares.

Por otro lado, si se analiza el coeficiente Gini, que mide la desigualdad de la distribución del ingreso (donde 1 sería la desigualdad total o la igualdad perfecta), se puede observar que presenta un valor de 0,455 para el año 2000, mientras que en año 1991 era de 0,440, lo cual demuestra la gran iniquidad en la distribución del ingreso en el Perú[8]Sin duda alguna, estos resultados evidencias una desigualdad e injusta distribución del ingreso y la riqueza en el país. Por lo tanto, la calidad de vida de los peruanos no ha mejorado en la década de los noventa; por el contrario, las diferencias sociales se han incrementado enormemente. La distribución del ingreso o la riqueza es ineficiente e inequitativa y favorece exclusivamente a un grupo reducido de peruanos, que son quienes se benefician del crecimiento de la economía mientras una parte apreciable de la población subsiste en condiciones de extrema pobreza. Es decir, durante la década de los noventa, se ha hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres porque las pautas de distribución de la riqueza se han acentuado a favor de los más privilegiados.

En consecuencia, a inicios de la administración del ex presidente Alejandro Toledo, el Perú tenía una importante estabilidad macroeconómica al haberse corregido los desequilibrios fundamentales de la economía. Es decir, la inflación estaba totalmente controlada, se recupero el equilibrio fiscal y monetario (en el gobierno de transición presidido por Valentín Paniagua), se alcanzó la estabilidad cambiaria, las cuentas externas eran totalmente manejables. Además se corrigieron los principales problemas estructurales que impedían los cambios en la estructura económica del país, se consolidó el sector privado como líder del proceso de crecimiento, se modernizó el aparato productivo de ciertos sectores de la economía, se reinsertó la economía al sistema financiero internacional y el país estaba prácticamente pacificado.

Sin embargo, la evolución de los indicadores sociales non estuvo en consonancia con los logros macroeconómicos. Los niveles de empleo y subempleo, las remuneraciones reales, las tasas de pobreza, la distribución del ingreso, la desigualdad y la exclusión social no se habían solucionado; por el contrario de los indicadores de bienestar social se habían agravado significativamente al terminar la década de los noventa. Por tanto, la herencia recibida por el presidente Alejandro Toledo cuando empezó su administración gubernamental fue positiva en materia de estabilidad macroeconómica, crecimiento económico, mejor desempeño de los mercados, etc. Y negativa en el aspecto social.

CAPITULO II

Principales resultados de la gestión de Alejandro Toledo

Los principales resultados de la administración gubernamental del presidente Alejandro Toledo, la que empezó generando inmensas expectativas en la población para luego divorciarse de ella[9]se van a analizar de manera general a través de los principales objetivos que persigue la política económica (estrategia que formulan los gobiernos para conducir la economía de los países) esos objetivos son: estabilidad de precios, crecimiento económico, mejora del empleo, reducción de la pobreza, mejora de la distribución del ingreso y equilibrio de las cuentas externas. El análisis y resultados de cada uno de estos objetivos se presentan, en un lenguaje sencillo y directo, a continuación.

  • Estabilidad de precios

La estabilidad de precios representa la falta de variaciones importantes en los precios de la economía de un país; de forma más precisa, la permanencia del nivel general de precios en el tiempo. Para definir si existe o no estabilidad de precios es necesario elegir un determinado indicador de precios y comprarlo con su evolución en el pasado para calificar si sus variaciones son o no importantes. En ese sentido, el indicador es la inflación, medida por el índice de Precios al Consumidor (IPC), variable que incluye tanto componentes permanentes como transitorios.

Ahora bien, durante los cinco años de gobierno del presidente Alejandro Toledo, la inflación que fue controlada durante la década de los noventa ha tenido una evolución decreciente respecto al año 2000, tal como se puede observar en el Cuadro 1 del Anexo Estadístico. En efecto, en el año 2001 la tasa de inflación fue negativa en 0,13%, volviéndose a incrementar a 1,5% y 2,5% en el 2002 y 2003 respectivamente. En el año 2004 la inflación ascendió a 3,5%, tasa mayor a la registrada en el año 2003 (de1%), para volver a descender a 1,5% en el 2005, reflejando una reducción significativa año anterior con relación al. Por otro lado, durante el período 2001-2005, la inflación promedio anual fue de 1, 8%, demostrando la existencia de estabilidad de precios en la economía peruana, lo cual es un reflejo de solidez y buenos fundamentos macroeconómicos.

  • Crecimiento económico

A partir de 1999 la economía peruana empezó a recuperarse lentamente, luego de un año en que se combinó el impacto simultáneo de la crisis externa y Fenómeno del Niño, continuando de manera más acelerada y sostenida en el año 2000, que terminó con una tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 3,0%. Pero esta recuperación de la economía se revertió en el 2001, como consecuencia de la crisis política generada por la re-reelección del presidente Alberto Fujimori (con la cual nunca estuve de acuerdo[10]que llevó al establecimiento del gobierno transitorio presidido por Valentín Paniagua y, de la poca credibilidad y confianza de los agentes económicos en el gobierno del presidente Alejandro Toledo, que terminó con una tasa de crecimiento de 0,2% (2,8% menos que el año 2000), tal como se puede observar el cuadro 3 del Anexo Estadístico.

Sin embargo, a partir del 2002, gracias a la estabilidad macroeconómica conseguida durante la década de los noventa, a las condiciones externas extraordinariamente favorables, al incremento de los impuestos y de la deuda pública, etc., nuevamente se inicia la senda del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 5,2%. En el 2003, la tasa de crecimiento económico disminuyó ligeramente a 3,9% (1,3% menos respecto al año interior), para volver a incrementarse en el 2004, que terminó con una tasa de crecimiento de 5,2%. En el 2005, la actividad económica continuó creciendo sostenidamente, alcanzando una tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 6,4%

Como se puede observar, entre el 2001 y 2005 la economía peruana experimentó un crecimiento sostenido con una moderada tasa de crecimiento, con un promedio anual de 4,5%[11]. Pero si a esta tasa de crecimiento económico le descontamos el crecimiento de la población (que toma en cuenta el verdadero crecimiento), que en el Perú es de aproximadamente 1,5% en promedio anual, tendríamos un crecimiento económico real casi nulo en el gobierno del presidente Alejandro Toledo. Por eso, estas cifras de crecimiento de la economía registradas durante este período fueron insuficientes para generar mayores puestos de trabajo, reducir las iniquidades sociales existentes y combatir frontalmente la pobreza, sobre todo la pobreza extrema o indigencia que agobia a más de la mitad de la población peruana.

No obstante, los Toledista pregonaban y siguen pregonando que, como nunca antes en la historia republicana, el Producto Bruto Interno (PBI) ha crecido sostenidamente a lo largo de su administración. Pero eso es totalmente falso.

En efecto, la etapa de mayor crecimiento económico, sobre todo en las últimas décadas, ha sido durante el periodo de 1993 a 1997, correspondiente a la administración del presidente Alberto Fujimori, en que la economía creció a un ritmo de 7,1% anual en promedio, tasas de crecimiento que exceden largamente a la registrada en el quinquenio del presidente Alejandro Toledo, que fue alrededor del 4,5% en promedio anual.

  • El empleo

Si bien la economía a crecido levemente durante la administración gubernamental del presidente Alejandro Toledo, no ha sucedido lo mismo con los principales indicadores del mercado laboral; sobre todo en Lima Metropolitana donde se concentra la mayoría de la Población Económicamente Activa (PEA), y donde se puede observar un incremento significativo de las tasas de desempleo y subempleo, así como un descenso de la población adecuadamente empleada. Es decir, la promesa de "Toledo más trabajo" simplemente se quedó en promesa electoral.

Ahora bien, el desempleo abierto, que es el único que puede ser detectado a través de las encuestas, que concierne esencialmente a la población que no tiene trabajo y se encuentra buscando empleo, se ha incrementado considerablemente en los años de gobierno de Alejandro Toledo. Los niveles de desempleo y subempleo correspondientes a Lima Metropolitana que se muestra en el Cuadro 6 del Anexo Estadístico son, en ese sentido, alarmantes; ya que la demanda es rebasada de manera importante por la oferta laboral.

En efecto, según las cifras del instituto nacional de estadísticas e informática el desempleo fue de 7.8 % al cierre del año 2000 y de 11.4 % en el 2005. Es decir, durante el gobierno de Alejandro Toledo, el desempleo se ha incrementado en 3.6% de la Población Económicamente Activa (PEA) por su parte la taza de subempleo se ha incrementado en 38.2 % en el año 2000 a 40.9 % en el año 2005, es decir un incremento de 2.7 5 asimismo la población adecuadamente empleada también ha descendido considerablemente en quinquenio pasado al descender de 53.9 % en el año 2000 a 47.7% al cierre del 2005. es decir se ha reducido en 6.2 %.

En consecuencia, el balance final en términos de empleo, de la gestión de Alejandro Toledo es negativa pues hay una gran cantidad de peruanos que no están empleados adecuadamente y una gran cantidad están subempleados es decir trabajan menos de 32 horas por semana y desean trabajar más (según las estadísticas, casi 2 tercios d la población tiene problemas de empleo y subempleo).

Por otro lado es sector informal ocupa gran parte de la economía peruana (más del 60%), lo que significa que gran parte de los peruanos empleados no cuentan con seguro social, vacaciones u otros beneficios ligados con el trabajo formal. Es decir, a pesar que la economía ha crecido durante los últimos 5 años, el predomino de la informalidad ni se ha reducido.

Pero al margen de las cifras, la preocupación en los costos del desempleo y subempleo que se expresa, para la mayoría de la población peruana, en la pérdida de capital humano que lo destruye, en el alto desempleo y subempleo, en el incremento de la violencia como consecuencia de la creciente frustración y desesperación (especialmente de los jóvenes) de las personas que encuentran trabajo y en la pérdida de la dignidad humana de millones de peruanos que, al estar desempleados o subempleados, tienden a sentir que pierden su dignidad.

  • La pobreza

Cuando Alejandro Toledo asumió el poder, además de la tradicional promesa ante Dios y la Patria, juró el cargo "por lo pobres del Perú". Sin embargo, durante su gestión gubernamental no existió una política social articulada a estrategias de desarrollo integral, combinado de manera coherente y equilibrada con medidas económicas, políticas de empleo, etc., que pudieran combatir la pobreza que ascendía a 54,1% en el año 2000; pero sobre todo, de la pobreza extrema que afectaba al 14,8% de la población total en el año 2000.

Dicho de otro modo, más allá de su retórica a favor de los pobres, no formuló ni implementó estrategias consistentes de lucha frontal contra la pobreza, la extrema pobreza y la exclusión social. Por tanto, la administración de Alejandro Toledo hizo muy poco por el 54,1% de pobres y el 14,8% de pobres extremos o indigentes que encontró al inicio de su gobierno.

Ahora bien, si creemos en las cifras oficiales[12]la tasa de pobreza en el Perú se ha recudido de 54,1% en el 2000 a 48,0% en el 2005. Sin embargo, la pobreza extrema se ha incrementado de 14,8% en el 2000 a 18,1% durante el mismo período, tal como se puede observar en el cuadro 4 del anexo estadístico. Por otro lado, a pesar de la leve reducción de la pobreza a nivel nacional, a nivel de Lima y Callao, donde se concentra la mayor cantidad de la población, la pobreza se ha incrementado de 31,8% en el 2001 a 36,6% en el 2005, es decir en 4,8%. En suma, durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo, la pobreza en el Perú se ha reducido 6,1% puntos porcentuales en comparación a las cifras que encontró cuando empezó su administración.

Por otro lado, si consideramos la evolución de la pobreza en términos absolutos, sobre una población que, entre el año 2000 y el 2005, aumentó en aproximadamente 2,0 millones al subir de 25,9 a 27,9 millones, lo que significa, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que la pobreza disminuyó de 14,0 millones a 13,4 millones y, más precisamente, en escasas 300,000 personas. Sin embargo, no ha sucedido lo mismo con la extrema pobreza o indigencia, que se ha incrementado de 2,1 millones a 2,4 millones; es decir, un incremento en 300,000 personas durante la administración del presidente Alejandro Toledo.

Ahora bien, según algunos analistas económicos, especialmente Jurquen Schuldt[13]con quien coincido plenamente, la leve reducción de la pobreza durante el quinquenio pasado se debió fundamentalmente a los emigrantes pobres. En efecto, la migración neta en el periodo 2001 – 2005 llegó a un millón y nueve mil personas, incrementando a 2,8 millones los peruanos que actualmente viven fuera del país; es decir, aproximadamente un 10% de la población de la pobreza en el quinquenio pasado. Según Schuldt, de cada 100 emigrantes aproximadamente 54 son pobres, lo que significa que durante el gobierno de Alejandro Toledo salieron del país 540,000 pobres. Si a esta cifra le añadimos los pobres que emigraron ilegalmente y el impacto que generan las remesas que envían los ex pobres que migraron a los pobres que se quedaron, se puede llegar fácilmente a una cifra superior a la de 600,000 personas en reducción de pobres a largo del quinquenio pasado.

Sin duda alguna, frente a la incapacidad para lograr tasas de crecimiento superiores a 7,0%, que permita reducir eficazmente la pobreza, la estrategia principal del presidente Alejandro Toledo para reducirla durante su administración fue propiciar la salida de los pobres (no de los pobres extremos, porque ellos no pueden hacerlo, por eso es que se han incrementado durante su gobierno) al exterior (más de un millón de pobres fugaron entre el 2001 – 2005) para dejar de ser pobres y al mismo tiempo aliviar la situación económica de los pobres que se quedaron, a través de las remesas que envían[14]Es decir, "mientras más pobres emigren, más chorreo tendremos adentro". En consecuencia, se puede concluir que, que la administración gubernamental de Toledo, fueron los propios pobres los que han contribuido a reducir la pobreza.

Pero al margen de las cifras estadísticas, que a veces son engañosas y cuya veracidad siempre se discute, lo cierto es que el "presidente de los pobres" ha hecho muy poco por ellos. La dura realidad la comprobamos cotidianamente cuando se vista los asentamientos humanos o los pueblos jóvenes y se ve la pobreza o indigencia, los niños de la calle (vendiendo caramelos para llevarse un mendrugo a la boca), el incremento de tuberculosis, más delincuencia, mayor desempleo, etc.

En consecuencia, se puede afirmar que las políticas de "combate de pobreza" ejecutadas en el quinquenio pasado han mostrado serias limitaciones. Por tanto, como diría Jorge Schuldt, debería darnos "vergüenza ajena" que el gobierno de Alejandro Toledo considere triunfalmente la exigua reducción de la pobreza como un logro importante de su gestión gubernamental.

  • Distribución del ingreso

La distribución del ingreso en el Perú es injusta, siempre ha sido así, es un problema estructural. Sin embargo, la política económica aplicada en el país en las últimas décadas (sobre todo las reformas estructurales de primera generación del consenso de Washington) han contribuido eficientemente a deteriorar más los niveles de distribución del ingreso nacional, profundizando de esta manera la desigualdad entre ricos y pobres. Es decir, ha enriquecido a unos pocos y ha empobrecido a la mayoría de peruanos, que cada vez se hunden más en la pobreza y la miseria.

La distribución del ingreso en el Perú es un indicador económico que mejor expresa la fragmentación social existente, mostrando los distintos segmentos productivos en los cuales se generan los ingresos y la débil integración entre los mismos. En ese sentido, según cifras recientes del programa de naciones unidas para el desarrollo (PNUD), el 20% más rico del país participa del 51% del ingreso familiar y el 20% más pobre solo del 4%. Dicho de otro modo de cada 100 dólares que se genera en el país, 51 dólares se concentran en las 20 personas más ricas y 4 dólares en las 20 personas más pobres. Sin duda alguna, estas cifras evidencian una desigual e injusta distribución del ingreso y la riqueza entre las familias peruanas.

Desigualdad que describe mejor a través del coeficiente Gini, que mide la concentración del ingreso o la riqueza de una sociedad. Su valor varía entre cero y uno, cuanto más próximo a uno sea el índice Gini, mayor será la concentración del ingreso; cuanto más próximo a cero, más equitativa es la distribución del ingreso de ese país. Ahora bien, según las cifras de Waldo Mendoza[15]y Care – Perú, se pueden observar que los valores del coeficiente Gini prácticamente no se han alterado en el período 2001 al 2005 o lo han hecho marginalmente. Es decir, los valores del coeficiente han fluctuado entre 0.52, 0.55, 0.53, 0.52, 0.53, durante los años 2001, 2002, 2003, 2004 y 2005. Es decir no ha habido ninguna mejora porque la desigualdad en la distribución del ingreso se ha mantenido constante, sin duda alguna, estos resultados evidencian una desigualdad e injusta distribución del ingreso entre los hogares peruanos a lo largo de los últimos años. Es decir, la distribución del ingreso no ha mejorado durante la administración de Alejandro Toledo.

  • Equilibrio externo

Durante los últimos años de la administración gubernamental del presidente Alejandro Toledo, las cuentas externas mostraron resultados positivos que se reflejan en una reducción del déficit de la balanza comercial y en la cuenta corriente de la balanza de pagos, asó como también, en el incremento de las Reservas Nacionales Netas (RIN).

  • 6.1. Balanza comercial

La balanza comercial, que registra la diferencia entre el valor de las exportaciones e importaciones de bienes de un país, empezó a mejorar a partir del segundo año de gobierno del presidente Alejandro Toledo, como consecuencia de la mayor actividad de la economía, que se tradujo en un aumento significativo del volumen de las exportaciones tradicionales y no tradicionales y en una mejora significativa de nuestros términos de intercambio[16]factores que fueron determinantes para ir incrementando de manera sostenida el superávit de la balanza comercial a partir del año 2002, tal como se puede observar el Cuadro 2 del Anexo Estadístico.

En efecto, el notable crecimiento de las exportaciones, sobre todo de las tradicionales, hicieron posible que registre un superávit en la balanza comercial a partir del año 2002, que ascendió a 292 millones de dólares. En el 2005, este ascendió a 5 260 millones de dólares, superior en 2 467 millones de dólares respecto al 2004 y un equivalente a 6,6 puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI). Este superávit en balanza comercial se explicó principalmente por el incremento de las exportaciones en 35% durante el año 2005. Por otro lado las exportaciones per cápita también se han incrementado significativamente, de 253 dólares por habitante en el 2000 se incrementaros a 563 dólares en el 2005, lo cual significa un incremento de 123%.

Como se indicara en los párrafos anteriores, el crecimiento sostenido de las exportaciones de nuestro país durante el gobierno de Alejandro Toledo es consecuencia del entrono económico internacional extraordinariamente favorable que ha elevado su demanda y a los altos precios internacionales de nuestros productos, sobre todo de los minerales (del oro, la plata, el zinc, el plomo, etc.). gracias a eso, durante el período 2001 – 2005, nuestras exportaciones crecieron 138%, de las cuales 156% corresponden a las exportaciones tradicionales y 108% a las no tradicionales.

  • 6.2. Balanza en cuenta corriente

La evolución en cuenta corriente ha sido marcadamente deficitaria; pero con tendencia decreciente en los primeros cuatro años de gobierno de Alejandro Toledo, tal como se puede observar en el Cuadro 2 del Anexo estadístico.

De esta forma, el déficit se redujo de 1 568 millones de dólares en el año 2000 a solo 10 millones de dólares en el 2004. el 2005, las cuentas externas mostraron un resultado favorable, traduciéndose en un superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, en efecto, el superávit en cuenta corriente logrado por primera vez desde 1 979, ascendió a 1 105 millones de dólares, equivalente a 1,4 puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI).

La expansión de la actividad económica mundial de los últimos años, el creciente superávit de la balanza comercial (ver Cuadro 2 del Anexo Estadístico), la mejora de los términos de intercambio, las preferencias arancelarias otorgadas por los Estados Unidos y el aumento del flujo de remesas de peruanos residentes en el exterior (ver Cuadro 11 de Anexo Estadístico), entre otros, fueron los principales factores que explican la evolución favorable de la cuenta corriente de la balanza de pagos durante la administración del gobierno de Alejandro Toledo, reduciendo paulatinamente el déficit en cuenta corriente hasta el 2004 y alcanzando un superávit importante en el 2005.

  • 6.3. Incremento de Reservas Internacionales Netas (RIN)

Las Reservas Internacionales Netas (RIN) que muestran la liquidez internacional de un país y su capacidad financiera con relación a otros, a ser los recursos con que cuenta para hacer frente a sus obligaciones de moneda extranjera, continuaron elevándose de manera significativa durante el gobierno de Alejandro Toledo, tal es así que en el 2000 se tenía 8 180 millones de dólares y al finalizar el 2005 aumentaron a 14 097 millones de dólares. Es decir, un incremento de 5 917 millones de dólares. Pero si del total reservas restamos las obligaciones de corto y largo plazo que tiene el BCR, nos queda la Posición de Cambio, que puede ser utilizada en forma inmediata. Esta Posición de Cambio ascendía a 7 451 millones de dólares en el 2005, representando el 53% del total de reservas Internacionales Netas (RIN).

El aumento sostenido de las Reservas Internacionales Netas (RIN), tal como se puede observar en el Cuadro 2 del Anexo Estadístico, durante el gobierno de Alejandro Toledo, se debe principalmente al excelente desempeño de la balanza comercial (por ejemplo, un superávit comercial de 5 260 millones de dólares el 2005). Además, el flujo positivo de las Reservas Internacionales Netas (RIN) también fue resultado de mayores depósitos del Sistema Financiero (por ejemplo, en el 2005 fue de 1 251 millones de dólares), y finalmente, de las compras netas de moneda extranjera por el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), las que ascendieron en el 2005 a 767 millones de dólares.

En consecuencia, al cierre del año 2005 la economía peruana mostraba una sólida posesión de liquidez internacional, sustentada en más de 14 mil millones de dólares, que equivalían a 2.6 veces los vencimientos de la deuda a un año, 14 meses las importaciones de bienes y 72% de la liquidez total de la banca. Estos indicadores mostraron que durante el 2005 el país presentó solidez para enfrentar exitosamente eventuales shocks externos, reduciendo nuestra vulnerabilidad financiera y favoreciendo la reducción de la percepción del riesgo de los inversionistas sobre la viabilidad de nuestra economía.

Como podemos observar, durante la administración gubernamental del presidente Alejandro Toledo, el Perú tuvo un desempeño macroeconómico relativamente favorable (ver Cuadro 13 del Anexo Estadístico). Es decir, mayores tasas de crecimiento económico, bajos índices de inflación, el tipo de cambio más o menos estable, incremento de las reservas internacionales, aumento de las exportaciones tradicionales y no tradicionales, reducido déficit fiscal (debido fundamentalmente a los buenos precios de los metales, a los mayores ingreso por lo impuestos y deuda pública y no por un eficiente gasto fiscal), tipo de cambio más o menos estable, equilibrio externo (superávit en la balanza comercial y en la cuenta corriente de la balanza de pagos).

Sin embargo, la pobreza que afecta a más de la mitad de la población continúa siendo muy alta, no aumentó el empleo (ver Cuadro 14 del Anexo Estadístico), las brechas de la desigualdad y exclusión social se han ampliado, se deterioraron los salarios reales[17]y los servicios públicos están más lejos del alcance de la mayoría de peruanos. En suma, el hambre, el deterioro de la calidad de vida, la miseria y la pobreza extrema no han mejorado; por el contrario, han empeorado durante la administración gubernamental de Alejandro Toledo. Por tanto, el país ha crecido relativamente en términos macroeconómicos, pero ha decrecido en bienestar para la población. Es decir relativamente bien en la macroeconomía y pésimo en la microeconomía de la población peruana.

La explicación de esta paradoja de la economía peruana de los últimos quince años (bien en macroeconomía y pésimo en la microeconomía, la que se siente en los bolsillos del pueblo) que se refleja en un enorme malestar e insatisfacción de la población, también se puede encontrar en el descenso del Índice de Competitividad[18]En efecto, según este indicador internacional y por tanto imparcial, el Perú el puesto 47 en el índice de Competitividad Global el año 2000; sin embargo, después de cinco años de administración Toledista, es decir al 2005, descendimos al puesto 68 (el 2004 ocupamos el puesto 67, tal como se puede observar en el Cuadro 12 del Anexo Estadístico).

Entonces, los peruanos se preguntan: ¿por qué descendimos de puesto, si la economía ha crecido sostenidamente en el quinquenio pasado?. La respuesta es muy sencilla: porque el Índice de Competitividad no solo considera indicadores macroeconómicos, sino también de desarrollo social (educación, salud, infraestructura social, programas sociales, etc.) e institucional (imperio de la ley, defensa de

la propiedad, estabilidad de las reglas de juego, etc. Aspectos que contribuyen a mejorar de manera significativa el bienestar de la población y que fueron descuidados en el quinquenio pasado. Es decir, muy poco o casi nada se hizo en el gobierno del presidente Alejandro Toledo para mejorar el bienestar de la población, sobre todo, de los más pobres y excluidos[19]que creyeron en sus promesas[20]

CAPITULO III

Factores que impulsaron el crecimiento económico y la reducción de la pobreza

En el capítulo anterior se ha demostrado de manera sencilla que los principales indicadores macroeconómicos, que en su mayoría eran positivos a fines de la década pasada como consecuencia de las reformas estructurales de primera generación del Consenso de Washington, han experimentado una leve mejoría a lo largo de la administración del presidente Alejandro Toledo. Es decir, mayores tasas de crecimiento económico, reducción de la inflación, incremento de las exportaciones tradicionales y no tradicionales, el tipo de cambio más o menos estable, reducción del déficit fiscal, incremento de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y reducción del déficit de la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Así como una escasa reducción de la pobreza.

Pero dentro de los indicadores macroeconómicos mencionados en el acápite anterior, el más importante y completo (porque involucra a la mayoría de indicadores macroeconómicos descritos en el acápite anterior) del desempeño de la economía, por su capacidad de sintetizar, representar y explicar el comportamiento de la actividad productiva del país, es el crecimiento económico; es decir, del Producto Bruto Interno (PBI), que se mide a través de un conjunto de variables macroeconómicas, dentro de ellas el consumo de las familias, la inversión privada, el gasto público y las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones). Dentro de ese contexto, los "logros" más importantes de gestión gubernamental del presidente Alejandro Toledo Manrique en el quinquenio pasado fueron: el crecimiento económico y la escasa reducción de la pobreza.

En efecto, según las cifras del Instituto nacional e informática (I N E I ), el Producto Bruto Interno (PBI) durante el periodo 2001 al 2005, ha crecido en 21% y la pobreza se ha reducido en 6 puntos porcentuales (equivalente a 600 000 personas ). Entonces, los peruanos se preguntan: ¿Cuáles fueron los factores que impulsaron el crecimiento económico y la escasa reducción de la pobreza durante la gestión de Alejandro Toledo? Los factores fueron los siguientes: por un lado, aquellos que no se debieron a gestión alguna del régimen Toledista; es decir, la estabilidad macroeconómica conseguida en la década de los noventa, el contexto Internacional extraordinariamente favorable y la ausencia de problemas externos, y, por otra parte, aquellos factores que si se deben a la gestión toledista; es decir, el incremento de los impuestos (antitécnicos y confiscatorios), el aumento de la deuda pública (que hipotecó el futuro de los peruanos) y la fuga de peruanos al exterior (dentro de ellos, capital humano valioso que desafortunadamente será muy difícil restituir). Estas fuerzas que impulsaron el crecimiento económico y la leve reducción de la pobreza se analizarán a continuación, en un lenguaje sencillo y directo.

  • 1. La estabilidad macroeconómica

Tal como mencionáramos anteriormente, lograr la estabilidad macroeconómica implica tener una inflación controlada y predecible y una cuenta corriente de la balanza de pagos que sea sostenible en el tiempo. En otras palabras, la estabilidad macroeconómica se mide tanto por la inflación como por las cuentas externas que sean sostenibles en el mediano y largo plazo. En consecuencia, a inicios del gobierno de Alejandro Toledo, gracias a las reformas macroeconómicas o programa de estabilización de los noventa, el Perú tenía estabilidad macroeconómica.

Es decir, la inflación estaba totalmente controlada y era predecible. Fue de 3,7% al cierre del año 2000 (una inflación controlada nos permite preservar la capacidad adquisitiva de la moneda, incentiva la inversión y hace que la macro y micro economía sean previsibles). El déficit de la balanza en cuenta corriente fue de un 2.9% del Producto Bruto Interno (con tendencia decreciente desde 1999) el 2000 y, además, el Perú mostraba solidez externa sustentado en más de 8 mil millones de dólares de Reservas Internacionales Netas (RIN). La estabilidad macroeconómica es solo una condición necesaria, pero no suficiente, para el crecimiento. No hay duda de ello.

Por otro lado, los principales mercados estaban liberalizados[21](mercado de bienes y servicios, mercado de capitales y mercado laboral) gracias a las reformas microeconómicas de los noventa. Es decir estaban liberalizados los precios, la tasa de interés, el tipo de cambio y los salarios. En otras palabras, se determinaban por el mercado. Así mismo los mercados estaban desregulados, los monopolios artificiales producto de las regulaciones fueron eliminados casi en su totalidad. Es decir se habían desmantelado los esquemas intervencionistas y estatistas ineficientes que tanto daño habían causado en nuestra economía en las décadas pasadas. En suma, la estabilidad macroeconómica, alcanzada con un enorme costo social en la década de los noventa[22]y el mejor desempeño de los mercados, generaron un ambiente favorable y sentaron las bases para crecer sostenidamente durante la administración del presidente Alejandro Toledo.

  • 2. El impulso del sector privado

Por otro lado, la mejora de los principales indicadores macroeconómicos en los cinco años de la administración del presidente Alejandro Toledo se explica fundamentalmente por el buen desempeño de la actividad privada a través de los grandes proyectos de inversión, como los de Antamina, Yanacocha, Camisea[23]y otros similares, ejecutados en algunos casos y concretizados en otros, en la década de los noventa y no en el gobierno de Alejandro Toledo. Claro está que hubo inversiones porque se tuvo la estabilidad necesaria, la legislación adecuada y un país prácticamente pacificado; es decir un marco adecuado para invertir, y eso hay que reconocerlo, es producto de las reformas estructurales de primera generación del Consenso de Washington, ejecutadas de manera parcial en la primera mitad de la década de los noventa.

Es decir, sin las reformas estructurales de principios de los años noventa, los grandes proyectos de inversión del sector privado, sobre todo los mineros y de agro exportación en la costa, no hubieran rendido sus frutos durante el gobierno de Alejandro Toledo. Frutos que han contribuido de alguna manera a equilibrar las cuentas externas, a reducir el déficit fiscal, a tener un dólar estable y a que nuestra moneda se aprecie (mayor valor frente al dólar); en suma, a que el Producto Bruto Interno (PBI) crezca, a pesar de la ausencia de reformas estructurales significativas, del ruido político, de las marchas y contra marchas, de la improvisación y los desaciertos, que caracterizaron a la administración toledista.

Pero los frutos de estos grandes proyectos de inversión todavía se seguirán cosechando. Por ejemplo, según algunos analistas económicos se calcula proyecto gasífero de Camisea contribuirá a incrementar el Producto Bruto Interno en 1,0% anual en los próximos años. Sin duda alguna, un gran proyecto que se inició en el gobierno de transición. Lo que hizo Toledo fue sobrevaluar las expectativas respecto al uso y ventajas del gas y no hizo nada para incrementar el uso del gas en el campo domestico y vehicular. Por tanto, la mejora de los principales indicadores macroeconómicos se debe en gran medida al impulso del sector privado (la inacción del gobierno de Toledo permitió al sector privado impulsar el crecimiento) a través de las grandes inversiones que se iniciaron en la última década del siglo pasado y no en la gestión de Alejandro Toledo que solo se dedicó a cosechar los frutos.

  • 3. El entorno internacional favorable

Asimismo la administración gubernamental de Alejandro Toledo ha tenido las suerte de contar con un escenario internacional extraordinariamente favorable, que hizo posible un incremento excepcional de las cotizaciones internacionales de nuestros productos de exportación[24]sobre todo de los minerales (por ejemplo, entre el 2001 al 2005, el precio del cobre se incrementó en 134% y del oro en 64%) tal como se puede apreciar el cuadro 9 del Anexo Estadístico. Pero además, también se incrementó el volumen de las exportaciones de minerales que permitió al sector minero crecer en el quinquenio pasado, a tasas superiores al 10% anual, es decir el valor de las exportaciones creció fundamentalmente por precios altos; pero también porque se logro exportar mayores cantidades que en los años anteriores.

En consecuencia, el incremento de las exportaciones tradicionales y no tradicionales de 7 mil millones a 17 mil millones de dólares (ver Cuadro 7 del Anexo Estadístico) durante el gobierno de Alejandro Toledo[25]se debió principalmente a las condiciones externas extremadamente favorables y también a que las inversiones hechas en los noventa aumentaron el volumen de producción que permitieron aprovechar los precios altos, resultado que también hizo posible tener una balanza en cuenta corriente positiva después de muchos años y, por ende, eliminar el déficit externo, que ha sido siempre el talón de Aquiles del crecimiento económico de las últimas décadas del siglo pasado. Asimismo, ha permitido aumentar de manera considerable las Reservas Internacionales Netas (RIN) que contribuyeron a mejorar el desempeño de nuestra economía, otorgándole una posición sólida de liquides internacional.

Sin embargo, es bueno precisar que si valuásemos el valor de las exportaciones del 2005 a precios del inicio de la administración toledista, como debe hacerse cuando se hace un análisis de esta naturaleza, el crecimiento de las exportaciones, según Bruno Seminario[26]apenas alcanzaría algo más de 11 mil millones y no los 17 mil millones de dólares de los que tanto se vanagloriaron los funcionarios y el equipo económico del régimen toledista. En consecuencia si bien hay un aumento de las exportaciones a precios constantes de 4 mil millones de dólares, no se han duplicado en la administración de Alejandro Toledo. Es más, ese aumento de las exportaciones no se debió a gestión alguna de su administración gubernamental, sino a factores productos del azar.

  • 4. El Incremento de los Impuestos

Otro factor que también a contribuido a mejorar de alguna manera los indicadores macroeconómicos positivos heredados de la década pasada, durante la gestión del presidente Alejandro Toledo, es el incremento significativo de los impuestos (una de las características de la política económica de la administración de Toledo fue la implementación de impuestos antitécnicos y confiscatorios con la finalidad financiar aumento de suelda y salarios de varias carreras del sector publico, principalmente de los profesores[27]y además, de los nuevos empleados públicos que ingresaron durante su gestión[28]y que hoy estamos pagando todos los peruanos, sobre todo los mas pobres y excluidos que son quienes siempre sostienen al Estado.

En efecto, a lo largo de la administración de Alejandro Toledo los ingresos por nuevos impuestos se han incrementado significativamente como producto del incremento del impuesto general a las ventas (IGV) de 18% al 19% pese que al inicio de su gestión Toledo se comprometió a reducirlo a 16% (cada punto adicional del IGV, impuesto ciego que graba tanto al pobre como al que gana más, genera aproximadamente 1200 millones de soles anuales), del impuesto a las transacción financieras (ITF) que ha generado alrededor de 900 millones de soles al año, del Impuesto Temporal a los impuestos a los Activos Netos (ITAN), que han generado también 1073 millones de soles (equivalente al 0,4 puntos porcentuales del PBI) y además, del incremento del impuesto a la Renta (por ejemplo solo en el 2005 la recaudación fue de 11188 millones de soles) de las personas naturales entre otros impuestos.

  • 5. El aumento de la deuda pública

Asimismo, otro factor que ha contribuido a mantener en algunos casos y a mejores en notros algunos indicadores macroeconómicos, sobre todo el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo, además de la estabilidad macroeconómica, del empuje del sector privado a través de las grandes inversiones que se iniciaron en la década de los noventa y del contexto internacional extraordinariamente favorable, es el endeudamiento público (deuda externa e interna) impresionante, destinado fundamentalmente a financiar el déficit fiscal del gobierno.

En efecto durante la administración gubernamental de Alejandro Toledo, el Perú se ha endeudado como no lo habían hecho otros gobiernos en las últimas décadas del siglo pasado. Por tanto, el buen desempeño de algunas variables económicas es también el resultado de un aumento del endeudamiento público externo e interno que ingresó a la economía (por ejemplo, según algunos analistas económicos el endeudamiento de los últimos cinco años han contribuido a incrementar el Producto Bruto Interno (PBI en casi un punto porcentual cada año) con mayores intereses a futuro, factura que lo tendrán que pagar las futuras generaciones, sobre todo, los más pobres y excluidos.

Al cierre del año 2000, seis meses antes que Alejandro Toledo asumiera la Presidencia de la república, nuestra deuda pública era de 24 273 millones de dólares y al 31 de diciembre del 2005, la deuda pública peruana ascendió 29 968 millones de dólares, de los cuales 22 279 millones (74%) corresponden a deuda externa y 7 688 millones (26%), a la deuda interna. Es decir, entre el año 2000 y 2005, la deuda pública peruana ha tenido un incremento nominal de 5 695 millones de dólares (ver Cuadro 10 del Anexo Estadístico). En consecuencia, lo único que ha logrado el gobierno de Alejandro Toledo en materia de endeudamiento es empobrecer más al país e impedirle su desarrollo.

  • 6. El Incremento de las remesas

Otro factor importante que ha contribuido a mejorar los principales indicadores macroeconómicos durante la administración gubernamental de Alejandro Toledo es, sin duda alguna, el incremento significativo de las remesas de los trabajadores peruanos residentes en el exterior, tal como se puede observar el Cuadro 11 del Anexo Estadístico. En efecto, el envío de remesas hacia el Perú por canales formales se ha incrementado de 700 millones de dólares, en el 2000 a 1 440 millones de dólares, en el 2005 (es decir, un incremento del 100%). Además, si se toma en cuenta el envío de remesas por canales informales, que al cierre del 2005 ascendieron a 1 000 millones de dólares, el incremento al 2005 es grande; es decir, asciende a 2 500 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 3,5% del Producto Bruto Interno (PBI) de ese año.

Ahora bien, la mayor cantidad de remesas provenientes del exterior han tenido un efecto positivo, especialmente en los últimos cinco años, en los principales indicadores macroeconómico del país; ya que han contribuido, en primer lugar, a lograr un superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos en el 2005 y, en segundo lugar, porque han servido para complementar el consumo de las personas con bajos recursos que no pudieron emigrar (el verdadero "chorreo" del que tanto hablaban los toledistas y sus aliados, 2 500 millones de dólares, que contribuyeron a reducir el número de pobres) y financiar proyectos de inversión de largo plazo.

En consecuencia, el impacto de las remesas enviadas por los peruanos residentes en el exterior y su efecto multiplicador en diversos sectores productivos de la economía, beneficia a miles de personas, sobre todo a los pobres (actualmente, una de cada diez familias peruanas recibe recursos enviados por sus familiares que radican en el exterior, donde encontraron las oportunidades que lamentablemente nuestro país no les pudo ofrecer); ya que son la base para la creación de pequeñas y medianas empresas y una fuente de crédito, iniciativas empresariales que potencian aún más el crecimiento económico del país.

  • 7. La ausencia de problemas externos

Finalmente, el proceso de crecimiento económico, impulsado por los factores explicados anteriormente, no ha sido interrumpido con problemas externos, como sí lo fue a fines de la década de los noventa. En efecto, el gobierno de Alejandro Toledo tuvo la suerte de no sufrir crisis externas tipo 1998 (crisis asiática y crisis rusa), ni el Fenómeno del Niño de 1998, que generó 3 500 millones de dólares en pérdidas a nuestro país (5% del Producto Bruto Interno de entonces). Pero además, no sufrió los embates del terrorismo ni problemas fronterizos con los países vecinos[29]Pero lo "maravilloso" es que Toledo no tuvo una oposición seria y responsable, salvo honrosas excepciones, que le marque los pasos a lo largo de su mediocre gestión gubernativa.

Ahora bien, ¿de qué manera los factores mencionados anteriormente han contribuido a impulsar el crecimiento económico y la exigua reducción de la pobreza? La respuesta es muy sencilla. Como mencionáramos anteriormente, el Producto Bruto Interno (PBI) involucra un conjunto de variables macroeconómicas; entre ellas el consumo de las familias, que se incrementó gracias al ciclo expansivo de la economía y a los ingresos provenientes del aumento de sueldos y salarios vía gasto público y, además, de las remesas enviadas por los peruanos en el exterior; la inversión privada, reactivada porque existió estabilidad macroeconómica, tasas de interés internacionales bajas (ver Cuadro 8 del Anexo Estadístico) y ausencia de problemas externos; el gasto público, incrementado por los impuestos y de la deuda pública; las exportaciones, que se incrementaron debido al aumento excepcional de los precios internacionales de nuestros productos. Es decir, si crece el consumo, crece la inversión, crece el gasto público y crecen las exportaciones, entonces crece el producto Bruto Interno (PBI). en consecuencia, la conjunción simultánea de las variables macroeconómicas mencionadas anteriormente impulsaron el crecimiento económico durante la administración gubernamental del presidente Alejandro Toledo.

Por otro lado, la mejora de otras variables macroeconómicas, como la disminución del déficit fiscal (ver Cuadro 5 del Anexo Estadístico), el incremento de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y la reducción del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, también es producto de los ingentes ingresos recaudados por el boom de los precios internacionales de los minerales, del incremento de los impuestos y de la deuda pública. Asimismo, la escasa reducción de la pobreza (apenas en 600 000 personas) se debió exclusivamente a los pobres que emigran para dejar de ser pobres y financiar a los pobres que se quedaron (ver el punto 4 del Capítulo II). Finalmente si aisláramos el efecto de los ingentes ingresos recaudados por el gobierno, durante el quinquenio pasado[30]producto de los factores mencionados anteriormente, el crecimiento económico sería nulo, la situación fiscal y externa hubiera sido negativa en la administración del presidente Alejandro Toledo.

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