El faraón no fue el único prepotente de su tiempo, porque los iniciados magos sacerdotes supieron como emplear en sus rituales y fuera de ellos, tanto sus palabras como sus gestos. Es más, gracias a la escritura de jeroglíficos pudieron "envasar" dicho poder mágico de forma que lo conservaron durante siglos activado. De la escritura se pasó a las representaciones pictóricas y al arte escultórico. Algo tuvieron todas las dinastías en común: Perpetuar el recuerdo de un tiempo inicial, o al menos muy especial.
Los antiguos egipcios, que veneraron a diferentes familias divinas en diversos templos del país, quizá por ignorancia con el paso de los años no tuvieron reparo en aunar las peculiares leyendas sobre sus divinidades, siempre en beneficio de los dioses que representaban las fuerzas opuestas de la naturaleza. Para empezar, la idea de la muerte y el renacimiento se asoció con la alternancia día-noche. Sucedió lo mismo con otros conceptos igualmente contrarios, incluyendo la tierra desértica y los campos de cultivo junto al Nilo, pues si uno era Seth, el otro era Osiris, el dios de la cara verde. Con su forma de pensar, que sigue oculta a los actuales científicos, ellos exploraron y fomentaron las reacciones del pánico mental, que sigue siendo aterrador para quienes creen en la magia. Tuvieron ocasión de verificar los efectos de sus rituales miles de veces, según sus propios testimonios, y es de creer que pudieron a veces obrar milagros. Sabían que el pánico reside en los riñones, que la glándula tiroides gobierna las emociones, etc., y lo utilizaron (También a veces se equivocaron, por ejemplo, en las funciones que tiene el corazón).
Cuando el rostro descubierto en una duna de Giza pudo ser admirado desde el aire al ser debidamente iluminado por el sol poniente, el tal fenómeno debió de interpretarse como un poder palpitante acorde con sus gigantescas proporciones. Es lo que se debe opinar de aquellos magos, súper-iniciados planificadores de los demás monumentos de la meseta de Giza. Me estoy refiriendo a unos sacerdotes que en su tiempo gozaron de tanto prestigio como hoy deben tener poco más de un centenar de científicos en todo el mundo. En 1972 en el Museo Egipcio de El Cairo fueron expuestos 14 modelos de aeroplano procedentes de la prehistoria. Eran todos diminutos y fundidos con metales nobles. Una de aquellas maquetas de avioneta faraónica lleva grabados jeroglíficos que dicen: "Quiero volar". Otros modelos de avión semejantes se encontraron en China, India y Suramérica, todos igualmente prehistóricos y de semejantes carácterísticas).
La ventaja aún debe estar a favor de aquellos antiguos iniciados egipcios, por el hecho de que ellos edificaron siempre con objeto de poder mejorar la comunicación efectiva con la divinidad; que ya es mucho más de lo que hoy por hoy somos capaces de entender. Por cierto que dicha comprensión sería exigible a cuantos pretenden penetrar en el alma de tan prepotentes líderes espirituales de tiempos pretéritos. No se conseguirá solamente a base de demostrar su capacidad para hacer excavar aquel subsuelo.
Un ejemplo de que las ideas ocultas de los egipcios antiguos nos pueden pasar desapercibidas, lo encuentro en el fracaso, a todo los niveles, de uno de mis mejores libros. En él recogí ideas sobre el Bien y el Mal digeridas durante más de una década. Lo comento aquí porque subliminalmente también me remitía al dios Seth, aquel que el egiptólogo J.G. Griffits (Berlin 1966 p.51) tradujo que, aun siendo un dios, fue cabalgado cual un asno por su vencedor el dios Horus. Plutarco, en cambio, dice que Seth huyó de su vencedor montando un asno durante siete días,…y lo más interesante es que según él: sus dos hijos Hierosolimos y Judaios darían origen al nombre judío. Son muchas las similitudes que existen aparte de la semana de siete dias. Me remito a Pitágoras que vivió veinte años en Egipto y presentó a Osiris cual Dioisios, nacido en Grecia de una virgen y también crucificado (Orfeo, Badler, Tammuz y Mitra ¿podrían compartir nuestra celebración pascual?). Desde que Pitágoras mezcló la ciencia con el arte aquella iniciativa estuvo vigente hasta el siglo XIX porque los investigadores negaban que hubiese conocimientos definitivo de nada. Al pasar a constar en nómias sujetas a intereses político-económicos se terminó la garantía de dignidad entre académicos.
Volvamos al dios Seth, pues lo elegí como la clave para desarrollar la simbólica estructuración del dicho libro LA CARA HUMANA DE MONTSERRAT, el cual libro me tuve que auto-editar en 1990, al no haberse atrevido los editores de oficio (la distribución y venta. Hasta los fotolitos los hice yo mismo, siendo por ello quizá el último de los libros "artesanales" del mundo occidental).
Al fin, después de haber obtenido de una foto de satélite de la NASA la imagen de un rostro de circunspecto varón barbudo, la presenté en mi libro resaltándose clara y diáfana de la parte alta de la montaña de Montserrat (1200 m. de altura máxima) gracias a que casualmente la encontré muy bien iluminada por el sol. Dediqué la Segunda Parte de mi dicho libro a recopilar, en breve síntesis, todo cuanto encontré escrito acerca de los asnos a lo largo de cincuenta siglos, siempre con la intención de moralizar distrayendo jocosamente. Me siento orgulloso de que la única conexión entre dos temas tan dispares (una imagen en foto satélite y los asnos) fuese la escena bíblica conocida como "La burra de Balam".
Mi propósito fue el de presentar veladamente el Bien y el Mal, porque si por una parte disponía de una imagen de cara, parecida a un ángel de Dios, por la otra el asno representa en la cultura clásica mediterránea al cornudo dios Seth (al cual está representado en el templo de Esna en su copia más tardía). Reconozco que no fui entendido pero a pesar de todo, no rectificaría nada de lo escrito después de catorce años de su publicación.
¿PARA QUÉ CARAS EN LUGARES SAGRADOS?
La racionalidad humana sigue impotente ante los grandes enigmas de la naturaleza, y quiero pensar que para ayudarnos recibimos estas imágenes de enormes rostros, los cuales aparecen configurados en lugares que ya se tenían siempre antes por muy sagrados. Hoy puedo defender que, con su presencia, son obras que tratan de estimularnos a fin de poder llegar a encontrarnos a nosotros mismos. Quizá las configure el mismo efecto que hace las insólitas imágenes de las caras que aparecen en una casa de Belmez (Jaén). Las enormes imágenes de cara a las que me enfrento en solitario, es como si me recordasen la sabia máxima griega: "Conócete a ti mismo".
Después de décadas de beneficiarme del dicho primer hallazgo (mi investigación y libro presentándola, llegó muy tarde) cuando yo escrutaba las cualidades objetivas de la Montaña Santa de Montserrat, resultó ser una vía de penetración en los misterios de la mente humana, la cual por milenios que pasen seguirá teniendo mucho para ser "explicado".
Mi peculiar evolución personal se inició después de haber detectado una forma de rostro -como de momia descarnada- en el negativo de una foto hecha a una maqueta de Montserrat, la cual ni tan sólo está hecha a una perfecta escala. La realidad y perfección de una forma de rostro obtenida años después, gracias a una foto de satélite, pude confirmar en efecto una imagen de varón barbudo y circunspecto (que por cierto, incluye todo el perímetro de la montaña de Montserrat: 10 x 5 km.). Después pareció como si paulatinamente fuese inducido a entrar en diálogo con la montaña y preguntarle: "-¿Para qué sirves?" La respuesta sólo podía ser: "-Te sirvo a ti". No fue instantánea, pero si bien manifiesta. En breve tiempo debo reconocer que gané muchísimo más equilibrio emocional, era más reflexivo, ético, y tenía más autocrítica,… tanta que casi me impidió divulgar lo conocido. Es evidente que todo en el mundo está sujeto a la metamorfosis. Envejecer es transformar el vigor que sobra en sentimiento que falta. Todo cambia, y para darse cuenta de ello no hace falta contemplar los niveles de la nano realidad que los científicos son ya capaces de manipular mediante los telescopios electrónicos de última generación. Vivimos en un mundo que en su mayor parte, comenzando por nuestro entorno inmediato, nos resulta invisible a pesar de que actúa agitándonos interiormente, tanto como nuestro exterior, de manera incesante. Es decir, que no son sólo los diferentes tipos de radiaciones solares (caloríficas y luminosas) o gravitatorias las que nos afectan. Todo vibra, varía y renace incesante y frenéticamente, interactuando todo en todos y viceversa.
Si ahora me preguntasen qué cosa busca en el mundo el enorme rostro descubierto en Montserrat, caso de ser -como creo- una ayuda de orden superior y bien viva, yo debería recurrir a modificar un tópico muy divulgado entre los científicos de la NASA en su empeño para localizar planetas habitados. Este rostro pétreo en la montaña más sagrada de Cataluña, el mismo que para unos estará muy serio, mientras que para otros parecerá esbozar una incipiente sonrisa: Busca vida verdaderamente inteligente entre la Humanidad.
Si bien son todas las imágenes de rostros en foto aérea fenómenos tan sólo visuales, lo cierto es que puedo compararlos incluso al valor que los números tienen sobre lo cuantitativo. Estos rostros, o al menos todos los que he descubierto en lugares sagrados de este mundo, incluido el de Giza en los alrededores de la Esfinge, todos los que yo mismo he dado a conocer de una u otra forma, posibilitan al interesado para mantener conexiones reales entre la materia y la psique. Tengamos por seguro que si se reciben sus efectos con la debida consideración, quienes lo deseen ganarán en calidad humana, lo cual no quiere decir que no siga habiendo gente que "duerma en la paja" durante muchos de los siglos venideros.
Otro apunte a este respecto. El hombre, por sus pensamientos, puede convertirse en una especie de mediador vivo ("interruptor") que encontrándose en determinado espacio sagrado detectado por su poder telúrico (energía solar) puede ser capaz de sintonizar con redes subyacentes de energía que son como la trama de un vestido de origen solar. Su sonido fue conocido con el nombre de La Bicha entre los druidas, y por propia experiencia puedo decir que recuerda el sonido producido por limaduras de hierro cayendo desde cierta altura sobre una plancha metálica. Los dólmenes sirvieron para amplificar tales energías descargadas y con su interior vacío llegaron a potenciarlas acústicamente.
LOS INICIOS DE EGIPTO "A VISTA DE PÁJARO"
Mi sincera justificación de la vida es la incesante acumulación de conocimientos del tipo humanista, es decir, enriquecedores, y así tan sólo tengo que limitarme a considerar aquellas "crestas" de las culturas clásicas que convencionalmente son las más acreditadas del mundo. Los resultados, ahí están para quién se digne a leerlos.
Mi intromisión en las creencias de los religiosos del Antiguo Egipto está justificada al haber descubierto casi equidistante de las tres principales pirámides del sector, una muestra de sofisticado "arte escultórico" de gran sutileza. Mi empeño, más que otra cosa, será pues procurar que lo detectado, sea lo que sea, no desaparezca conmigo. Se que llegará un día que gente más preparada podrá apreciarlo en su justa medida.
Este "arte" subliminal logrado gracias a la puntual iluminación del sol poniente de una determinada duna bastante elevada, opino que es una obra hecha tan a mi gusto, que la suscribiría. La prefiero incluso más que las pirámides, ya que éstas no precisan del concurso del sol para poder ser admiradas. Al que no quiera entenderlo así, es decir, con una exigida y muy deseable dosis de esfuerzo para saborear tal muestra de fe en la otra vida (ya que para quienes las planificaron serían mucho más que arte).
Hay que decir sin más dilación que resulta evidente que en la cosmología egipcia siempre se partiese del deseo de dominar todo tipo de caos a todos los niveles. Para conseguir tan ambicioso objetivo inventaron una divinidad para cada poder, así que, si el Bien fue personificado por el dios Horus, en cambio el dios Seth simbolizaba el desorden, o en otras palabras, lo que entendemos por el Mal.
Creyeron en una especie de tiempo primero, y sería cuando el dios Ra, llamado el Oculto, empezó a gobernar aquel privilegiado país, ayudado por su parte femenina llamada Raet, la cual parece que se evitó dibujarla. Fue una divinidad que acabaría absorbiendo la mayoría de ideas religiosas.
En cuanto a su figura humana, Ra se presentó con una cabeza de halcón y un sol sobre ella, lo que alude por una parte quizá a la iluminación del rostro que surge del suelo cerca de la Esfinge, y también a la capacidad del dios Ra para dominar los cielos; una necesidad muy obvia si se quería admirar la dicha imagen de rostro allí excavada desde cierta altura. (Es de notar que la mención del Espíritu luminoso fue para referirse a los magos, según se desprende de varias epístolas de aquel tiempo y lugar).
Las divinidades del Antiguo Egipto escondían ante todo una básica idea arquetípica de la humanidad. El sol, era y es, con ventaja, el creador de toda vida y también de todos los objetos que su luz hace visible. Tal función iluminadora es, en efecto, omnipresente, por más que haya sido aislada para cada caso en particular. Ya no vemos tanto el poder del sol como ellos, sino que ha pasado a valorarse la voluntad de Dios cuando tratamos de dilucidar el misterio de la Creación.
El ritual iniciático de aquellos sacerdotes egipcios partía del hecho innegable de que el Astro Rey reúne en su esfera el máximo poder creador y la difunde por todo el planeta. Lo reconocieron así con sinceridad, y sería para su entendimiento una fuerza depositada incluso en la instintiva conducta de muchas especies animales. Dejaré aparte que la veneración de algunos irracionales tuvo lugar por otras circunstancias especiales, como cuando un hipopótamo arrolló y mató al rey Menes (llamado también Namer, sucesor del que sólo se conoce que tuvo por símbolo un escorpión). Namer es considerado el primer unificador de Egipto, al cual siguieron otros 75 reyes más. Lo cierto es que la tal unificación que le dio renombre, habría precisado al menos de cinco generaciones de soberanos anterior a él.
Después de mi descubrimiento me propuse informarme a través de muchas vías, y no sólo atendiendo a la arqueológica. Me animó a ello el hecho verificable que hace un siglo que los arqueólogos ya consideraron que: de Egipto se sabía todo y no hacía falta excavar más desierto. Hoy sabemos que, por citar sólo un ejemplo, con tal criterio se habría ignorado Hieracónpolis, la ciudadela del dios halcón que fue Horus. Un templo que parece ser el más ancestral de Egipto, y prototipo de todos los demás.
Opino que el estudio del Antiguo Egipto acaba de empezar. Parto de la base de que nada fue dejado al azar por aquellos sabios que pasaron sus vidas previniendo su renacimiento en el "más allá". Sucedió lo mismo en Machu Picchu -por cierto, mi próxima website pondrá al descubierto su famoso misterio- y volvió a suceder de nuevo en las muchas pirámides de Centroamérica.
Los constructores de las pirámides de Giza es obvio que construyeron con muchísima perspectiva. Otras veces, como cuando se ha argumentado que la Gran Pirámide es mucho más antigua -por diversos motivos- de lo que la Egiptología admite, yo lo tomo en consideración. No es lógico que para datarlas se sirvan de las construcciones funerarias a su alrededor, porque pueden ser posteriores, como por ejemplo lo son las tumbas de los obispos que cubren el suelo de las catedrales góticas. Leo atentamente a los defensores de que la gran pirámide sólo sirvió de modelo, con más o menos acierto, para levantar las demás (tan sólo se conocen unas ochenta, aunque sobrepasaron el centenar y fueron hechas en poco más del curso de un siglo. He aquí una gran pregunta para la que no tengo respuesta alguna: ¿Por qué la Gran Pirámide es tan hermética? Está sellada a conciencia tanto de dentro hacia fuera, como de fuera hacia dentro; y es que, el garantizar su estabilidad, no puede ser la única explicación.
Me gusta meditar libremente cuantas noticias me llegan y las cosas que observo desde un ángulo mucho más general que la visión poliédrica recomendada. La subjetiva perspectiva que tienen de las cosas y de las ideas las demás gentes la sobrepaso y, metafóricamente, veo la rigidez de las disciplinas científicas como una cuña muy capaz de desgarrar el tronco del gran simbolismo que encierra el arte egipcio, pero sucede que actúa como en la tragedia de Milón de Crotona.
Al escrutar la planicie de Giza varias veces buscando una forma de cara humana que podría enriquecer mi colección, detecté una enorme imagen de rostro humano "petrificado" de este tipo de fenómenos visuales, gracias a cuyas visiones panorámicas de montañas puedo afirmar que gentes de tiempos prehistóricos pudieron experimentar, al verlas, cierto estímulo de superación, tal como me sucede a mí entendiéndolas cual una garantía visual de la existencia de un orden superior a lo mundano. La gran Verdad debe verse mejor que la televisión en color, por eso, siendo yo de pensamiento simple, me gusta el Salmo nº 94: 9, que dice:" El que hizo el oído ¿no oirá? El que formó el ojo ¿no verá?"
La gran verdad no depende de mi percepción ni de la de nadie. Cuanto nos rodea quizá sólo nos sirva ante la ley natural de causa-efecto que advierte del peligro de usar mal de la libertad. Trae tan pésimas consecuencias no entenderlo bien como el saltarse indicaciones básicas para uso de un vehículo. No deberá quejarse quien, con el depósito de su motocicleta lleno, se adentre libre y alegremente en un desierto, por ejemplo.
Del orden universal no se debe nunca dudar. Ahora bien, hay una diferente percepción mental entre las especies de este mundo: La hormiga ignora el peligro que representa el cruzar por debajo de un pie. No percibe en ello ninguna temeridad. Visto así, a mi ya me es suficiente para no descartar que exista algún modo de vida superior a nuestro entorno;… lo cual podría explicar en el plano físico que nos movemos todo aquello que con humano entendimiento es imposible justificar, o sea, las contradicciones que se atribuyen a la idea que tenemos de Dios, como por ejemplo, cuando permite un mortal sufrimiento a los niños. Una idea que a pesar de todo es realmente muy útil.
Si bien muchas personas hoy día ya tienen atrofiada mi facultad para reconocer perfiles de cara humana tras los pliegues panorámicos de la geografía, también he de avisar que conozco quien, para mi sorpresa, es capaz de ver mucho más que yo en las pétreas formas de determinadas colinas y piedras. Es un recurso natural; un don muy humano, y muy apreciado en la prehistoria. Creo que antes la gente de todas las latitudes debió de saber aprovecharlo muy bien.
El rostro aparecido en Egipto, nada menos en una parcela tan acreditada en monumentos, deberá ser tenido muy en cuenta porque, como cualquier otra cara humana, informa de lo que lleva en el fondo de su mente. Es en nuestro interior donde deberíamos buscar la que podría ser presentada como "montaña perfecta", pero es obvio que habrá que valorar, y mucho, esta nueva visión del ESPACIO COMÚN que se nos brinda para su atenta observación, tal como haríamos con cualquier otro rostro de una persona muy querida.
Recordando a Tomás de Aquino ("Sum. Teol." 2-2,81): "La atención que se presta a cualquier manifestación especial, nunca se detiene en su contemplación, sino que deseamos saber cuál fue la realidad que la creó". Hemos de sincerarnos admitiendo que, como se debe a la luz del sol, nosotros cuantas más luces tengamos, también más enigmas se nos ofrecerán. Así pues, me entretuve en admitir la intención y motivaciones que aconsejaron esculpir un rostro sobre el suelo. Con objeto de reforzar la defensa de intencionalidad en la cara de Giza, presentaré las divinidades del Antiguo Egipto, siempre con la idea puesta en dilucidar quién pudo estar interesado en plasmar semejante imagen, entre la Esfinge y la colina llamada Gebel Ghibli, la cual en determinadas tardes se aparece en una estrecha franja de tierra, cerca de donde hay dos cementerios reunidos, uno copto y otro árabe.
Los arqueólogos a fin de desacreditar el hallazgo divulgan que por la dicha zona transitaron los obreros cuando accedían a sus puestos de trabajo, pero desde tiempos de la nieta de Keops (o sea, antes de que aquellos reyes se llamasen faraones), existen noticias de que el paso por allí estuvo vallado.
Quienes creyeron que por aquel sitio cruzaría todo el tránsito, no consideran que se trata de una considerable altura de arena que se evitará siempre, y por otra parte, entonces no existía allí el actual gran cementerio. Cuando en él casí no había tumbas, sí fue la ruta de los constructores, habitantes del poblado que se ha descubierto fuera del llamado Muro del Cuervo, limitado por una muralla que cerraba la zona sagrada de Giza, a la cual se accedió tan sólo por una entrada con un muy gran megalito por dintel.
El muro que el faraón Zoser hizo construir alrededor de la primera mastaba sobre su tumba en Sakara, impidió a la gente admirarla. A fin de que la admirasen los profanos, construyó una mastaba menor encima de la existente, y luego otra, hasta parecer un zigurat mesopotámico. En Giza también se previno un espacio inmenso protegido. Más atrás del Muro del Cuervo, hubo otro que fue rectangular que resulta visible a pesar de haber desaparecido en su mayor parte, las foto de satélite hacen evidente que por un lado incluyó la colina Gebel Ghibli, y por el opuesto sobrepasó un terreno que ha desaparecido por milenios de corrimientos de tierra hacia el valle, o sea, muy cerca de la Gran Pirámide. Dicho espacio vallado fue accesible para los obreros, pero aún existía el antes citado recinto cercado con el Muro del Cuervo más cercano a los monumentos, el cual fue sólo accesible a los sacerdotes pues lo tenían por mucho más sagrado. Por las fotos de satélite vemos, pues, que no hubo sólo dos recintos alrededor de la docena de pirámides de Giza, sino que las tres faraónicas tuvieron su vallado propio.
Dentro del recinto más sagrado se distingue una ancha avenida en forma de "L" que era la zona del barrio residencial de los cuidadores de la pirámide túmba de la hija del faraón Micerinos. Con construcciones a cada lado, al parecer eran diez los recintos modulares dispuestas a lo largo de la calzada. Según el arqueólogo americano M. Lehner: "…consistente en edificios separados, un patio con graneros, terraplenes, y túnel bajo la calzada, era para la administración posiblemente una residencia real simbólica". Fue una forma bien eficaz de evitar todo el tránsito por aquella mini-ciudad al servicio de la pirámide de Khenthawes. Con mi descubrimiento del rostro ya existe justificación para tal muralla, formando un ángulo en su parte final.
El caso es que con el tal complejo destinado al servicio y rituales, se cerró ya entonces el acceso por allí a la necrópolis de Giza. El suelo donde se aparece el rostro quedó protegido, además, por la considerable elevación del terreno arenoso, pues el camino bordea el dicho lugar al discurrir encauzado por otro montículo vecino por el lado de poniente y también configurado con la forma de un óvalo.
Khenthawes, llamada Rudye-Dyed-Et cuando ejercía de gran sacerdotisa del Templo de Ra en Heliópolis, dada su categoría religiosa y regia debió de conocer aquel fenómeno del oculto rostro encima de un montículo incluso antes de casarse con el sacerdote Sajebu, gran vidente de Ra en el mismo templo de Heliópolis. Las dudas habrían de estar en si su esposo, luego promovido a soberano, también conocía aquel lugar con rostro fenoménico, y si traspasaron el secreto a sus tres hijos que con el paso de los años fueron sucesivamente faraones.
CULTO SOLAR DEL UNIFICADOR REY MENES
Mil años antes de que en el antiguo Egipto se momificasen faraones, ya lo habían conseguido entre las tribus negroides del centro del desierto del Sahara empleando una muy elaborada técnica. Lo reveló el hallazgo de un cuerpo momificado de niño en una gran cueva del valle de Mujubiac, al sur de Libia. Las pinturas rupestres del entorno así lo han confirmado. Hicieron otras precocidades, como son los grabados de bóvidos en la dura peñas (a unos 100 kilómetros en dirección a Egipto). Éstos decoran un altar ritual donde se sacrificaron. Las semillas analizadas del entorno informan de que alrededor de los montes Akakus existió una muy exuberante flora junto a desaparecidos ríos llenos de cocodrilos. Lo hizo posible la variación del eje de la Tierra cuando, por su movimiento de precesión, los monzones subieron hacia el norte de Nigeria. Del sur, y de raza negra, fueron los primeros veneradores del perro Anubis de los egipcios, ya que allí su imagen la grabaron mil años antes. Aún hay que advertir que, entre la zona citada y el Nilo, existe un complejo monumento formado por muchos menhires en círculo, por lo cual también es de creer que el control de los astros fue una idea llegada del centro del Sahara libio un milenio antes de las más antiguas pirámides.
Los coptos, actuales herederos de la tradición del Antiguo Egipto, se remontan al mítico palacio de los "Montes de la luna" ubicándolo en el corazón de Kenia. Allí el dios Osiris se dice que moraba en la "montaña de occidente", donde pasó la misma transformación que el patriarca Moisés en el monte Sinaí. Hoy se admite que hubo un foco migratorio que, procedente del Sahara, se distribuyó en las orillas del sur del Nilo.
Según los arqueólogos, entre los años 4000 y 3000 a.C. hubo un desequilibrio evolutivo cada vez mayor entre los nilóticos del sur y los del fértil delta los cuales estuvieron más influenciados por las creencias de Mesopotamia. El encuentro y fusión de ambas zonas la empezaría el mítico rey Escorpión, siendo su sucesor, el rey Menes, quien fundó la llamada Primera Dinastía de Egipto.
Entre los años 8000 y 9000 a.C. el desierto a poniente del Nilo era un sector verde donde los arqueólogos han descubierto en Playa Nabta hay 28 piedras-menhires hincadas formando un círculo artificial de 2,5 x 1,5 Km., el cual tuvo utilidad de calendario solar, así como les indicó las salidas de la estrella Sirio y las constelaciones Osa Mayor y Orión. A ésta la señalaron varios milenios antes que lo hiciesen con la Gran Pirámide. Además compartieron con los egipcios el ritual de enterrar a sus bóvidos ceremonialmente. Los testimonios de rituales al sol, pues,son bien evidentes desde antes de que un gran cambio climático obligó a aquella cultura pre-egipcia a trasladarse a orillas del Nilo.
El núcleo que primero fue habitado a orillas del gran "río de la vida" sería Hiéraconpolis, llamada "ciudad del dios halcón", donde también fue erigido el más antiguo prototipo de templo religioso, el cual luego se repitió al menos en sus más peculiares aspectos, edificándolos a lo largo de todo el río Nilo. A tan ancestral período parece que deben de ser remontados los orígenes de la veneración al "dios-hijo" Horus. Dicha ancestral referencia lleva a pensar que la proliferación de divinidades en Egipto fue más antigua de lo que parecía. De hecho, como se trató de unificar zonas con diferentes dioses, pronto debieron tener necesidad de hacerlos congeniar entre si; y como se consiguió gracias a la hegemonía de Ra, su mayor poder nunca más sería olvidado.
A la citada ciudad capital del Alto Nilo le salió una urbe contrincante llamada Buto, y ubicada en el delta. Por la cerámica recuperada de Buto es obvio que en el mismo periodo 3500 a.C., su cultura era inferior a la desarrollada en Hiéraconpolis. Hacia el 3200 a.C. cuando tuvo lugar la conquista bélica del rey Menes de la zona del delta del Nilo. Este rey unificó las dos tierras y se representó en los grabados luciendo la doble corona del Alto y Bajo Egipto.
La del Alto Egipto, donde se cree que nació el rey Menes, ya lo presentaba tocada su cabeza con un alto gorro blanco parecido al cónico capirote de nuestra fervorosa Semana Santa española, sólo que acabado con una forma esférica en su extremo superior. Parece ser como un símbolo jerárquico ceremonial en la cabeza de los faraones. Representó también la iluminación de una cabeza por el sol (borla esférica), y el resto del gorro los rayos materializados que conectan con la divina cabeza (es el Atep, también llamado gorro blanco). Con un poco de imaginación se puede interpretar que, entre la citada borla del extremo de sombrero de los "reyes de las dos tierras" y su cara, se imaginó que aquella forma de embudo eran compactos rayos solares capaces de dar vida sobrenatural al rostro del faraón de turno, del mismo modo que el sol coronaba a los dioses, como vemos en su sorprendente arte.
Por lo descubierto en Giza, que sólo cobra sentido con el adecuado ángulo de los vivificadores rayos solares, al fin se encuentra sentido a la siempre presente inclusión del disco solar en la cabeza de las principales divinidades de aquella religión (que por cierto sobrepasa nuestro concepto de idolatría), alcanzando al faldillero dios grecorromano Serapis, al que sorprende ver en las imágenes que han llegado hasta hoy el contraste entre sus barbas y un braserito "Grial" con fuego sobre la cabeza.
Hemos superado la creencia que el primer gnomon astronómico conocido fuese el círculo de trilitos de Stonehenge, edificado hacia el 2800 a.C. al SW. de Gran Bretaña. En efecto, antes también existieron otros mini-Stonehenges, y siempre con idéntica función de espacio para el ritual debido a los dioses relacionados con el cielo. El más famoso de ellos debió de ser el considerado un calendario pétreo construido por Gudea de Lagash a orillas del río Eufrates. Para su construcción, también es casualidad que emplease un tipo de piedra que, como en Stonehenge, se debió de trasportar desde muy lejos. El rey constructor llamado Gudea la hizo acarrear desde Egipto y Nubia, primero por tierra y luego por mar hasta el templo abovedado de Girsu, que por lo que parece pudo haber sido el primer planetario del mundo.
Según observaciones del autor Zecharia Sitchin, el mismo día que Gudea culminaba la ceremonia de la erección del Templo de Girsu en Lagash, el líder bíblico Josué mandó erigir un tosco círculo de doce piedras en Gilgal, cerca del río Jordán, por el hecho milagroso de que gracias a ellas, los israelitas habrían podido cruzar en seco aquel curso de agua.
Continuando con la autoridad que le da haber traducido las tablillas cuneiformes sumerias, Z. Sitchin en su obra profusamente ilustrada, titulada "Al principio de los tiempos" (Ed. Dic. 2002), especuló si la veneración por las enigmáticas doce piedras en ambos episodios, pudo deberse a los orígenes y creencias sumerias del patriarca Abraham. Su padre, llamado Téraj, había nacido el año 2193 a.C. en Nippur (Sumer), de donde era sacerdote del templo cuando el dios Ninurta (el mismo dios astrónomo que en Egipto fue llamado Toth), autorizó la construcción en Lagash de una pirámide-templo (Eninnu) para su veneración en Sumer, para lo cual dio instrucciones precisas.
Así pudo dicho autor considerar que todo tipo de círculo astronómico de piedras, que primero "regalaron" los celestiales Anunaki (An.unna.ki) a los sumerios, siempre reprodujo dentro de un círculo el zodíaco celeste. Por otra parte, el "Punto Cero" de aquella civilización se situaría entre los signos zodiacales de Tauro y Géminis. En la argumentación que precede, la pregunta es: ¿en que fase de crecimiento cultural, deberíamos ubicar el círculo de piedras casí sahariano?
EL SINCRETISMO RELIGIOSO
Los dioses egipcios eran "ricos en nombres" según presumieron los mismos sacerdotes de tan antigua cultura ante los griegos,… quienes por cierto les copiaron todo, empezando por Ra, al cual llamaron Zeus. A pesar de ello, quizá ni los propios egipcios sabían que, nombres aparte, tuvieron en total más de 1500 divinidades. En el caso de los setenta y cinco nombres del dios Ra, podrían justificarse por la división en catorce pedazos (número copiado de sus otras tanta principales constelaciones) que hizo de su cadáver su hermano y vencedor el dios Seth. Pero es que el dios Amón, su divinidad asociada posteriormente, escribieron que tenía incontable número de nombres. Al menos los de la diosa Hathor, que fueron escritos en los muros del templo de Edfú, sólo consta que tuvo un nombre para cada día del año. Su misterio consiste en que eran siete sus hermanas, como muy diversas culturas ya detectaron en tiempos remotos que la constelación de Pléyades tuvo "siete hermanas", como Hathor, todas en una y además las creyeron vestidas de rojo.
A pesar de tanta exageración, durante el Imperio Medio dejaron una inscripción en la tumba de Merykarh que afirmaba: Dios conoce todos los nombres. (Por ello debo escribir Dios con la letra "D" mayúscula). En Egipto dicha divinidad era el sol, con su triple visión de ser luz, dar calor y forma circular. El resto de divinidades fueron al fin y al cabo simples atributos, o intermediarios al modo como en el catolicismo se veneran una cantidad incontable de santos según en un determinado lugar o templo se tenga preferencia por unos u otros. Lo diferente en Egipto quizá fuese una gran tendencia a que entre los dioses se buscase agruparlos en clanes familiares, haciéndose de un modo u otro según los sacerdotes de los templos tuviesen sus determinadas preferencias.
Desde el año 1934 el alemán H. Junker defendió que en sus inicios la religión egipcia debió de ser monoteísta, degenerando paulatinamente después. Aquella proposición nunca ha sido del todo descartada y menos lo será por mí. Opino que entonces sucedería más o menos lo mismo que con la veneración del extensísimo santoral católico al que normalmente rezamos los creyentes hoy día, proliferando las canonizaciones más que nunca por iniciativa del recientemente fallecido Papa. En tiempos remotos es obvio que no pudieron tener sus magníficos misterios litúrgicos tan claros como en la actualidad, pues era un estado embrionario de nuestra soberbiamente elaborada Teología.
En pocas palabras, no veo el conflicto que por "marear la perdiz" han venido presentando los autores Herik Hornung, Jan Assmann y, en 1999, James Allen. En todas las versiones egipcias de su creación del mundo los iniciados sacerdotes afirmaron que Ra creó a todos los demás dioses y a todos los seres humanos de la tierra, y también todo lo existente, motivo por el cual pudieron llamarlo tanto padre como madre sin temor a equivocarse. Todos los dioses egipcios se asemejaron entre si en lo más fundamental, pero a pesar de la inmensa polvareda dejada por la multitud de dioses locales, no pudieron evitar que aún se nos revele un monoteísmo semejante al de las más grandes religiones del mundo centradas en un dios único, inmortal, increado y oculto en su inaccesible esencia.
Los antiguos egipcios no tuvieron reparo en aunar muy diferentes leyendas sobre sus divinidades, en beneficio de aquellos dioses que representaban fuerzas de la naturaleza, y también por otra parte, los sacerdotes responsables del culto en los diferentes templos de Egipto se confundieron y mezclaron las leyendas de tan numerosos dioses. En la ya evolucionada XVIII Dinastía, todo cuanto se lee referido al dios Amón, para solucionar el enredo basta con que mentalmente se sustituya su nombre por el de Ra para que se entienda lo mismo que se explicaba desde tiempos remotos.
Se lee en un himno al dios Amón: "Tres son todos los dioses". Aparte de que parece que también tuvieron su Trinidad, hay que dejar claro que a Ra "Padre de todos los dioses", se le asociaron durante el llamado Imperio Nuevo las divinidades Osiris y su hijo Horus. Dejando aparte la herencia artística, mis preferencias sobre Egipto ya no llegan a este período, así como me entristece que se hable tanto de Tutankamon. A aquellos gobernantes ya les faltó casta. Veamos si no.
Además de llamarse tan pomposamente faraones, después del 1500 a.C. incluso algún gobernante ya fue incluso del sexo femenino. Habría sido un escándalo inconcebible para los faraones antiguos como Snefru. En poco más de cien años, durante la IV Dinastía se admite que se manipuló más piedra de que habrían acarreado entre todas las dinastías posteriores. Snefru además pasó a la historia por haber inventado la forma piramidal luego tan famosa). Por otra parte, además de los numerosos pueblos de navegantes vecinos que atacaron a las Dinastías XIX y XX, aún hay que tener en cuenta la coalición de pueblos del mar Mediterráneo noroccidental (luego llamados: sardos, catalanes, sicilianos y los etruscos "turshas") que si bien fueron finalmente derrotados por Ramses III, también es evidente que a partir de entonces Egipto ya fue de capa caída.
En el Segundo Período Intermedio gobernaron Egipto simultáneamente tres dinastías: XV, XVI (Hycsos) y XVII, esta última entre 1640 y 1552 a.C., después de la cual Ahmosis I reunificó el valle del río Nilo (su "Cuerda de salvación"). Partiendo de la ciudad de Tebas, æcopy;l mismo inauguró el llamado Imperio Nuevo hacia el año 1640 a.C.. Fue a partir de entonces cuando las pirámides cedieron su simbolismo astral a los pilonos de las fachadas de los templos, que utilizaron una mucho más liviana piedra del tipo arenisca. La IV Dinastía se había distinguido de las anteriores, primero por encerrar dentro de un cartucho el nombre del rey. Fue en la V Dinastía que se empezaron a trabajar los obeliscos (siempre a pares) para erigirlos ante las entradas de los templos.
Cada período tuvo sus cambios, llegando la degradación cuando a partir del Imperio Nuevo incluso los gobernantes ya pudieron ser gente sin nobleza. A partir del faraón Amenhotep I, se empezó a enterrar a los faraones en el Valle de los Reyes. El faraón Ramsés I, fue hijo de un militar del delta nombrado a dedo.
La inmensa vanidad de Ramsés II después sirvió para de guía a su sucesor. En adelante, aun cuando el arte siempre evolucionó, ya no tuvo que ver con los tiempos de las primeras dinastías de grandes constructores (2649-2575 a.C.), cuando la entrada a una pirámide tan sólo podía estar en el lado norte por la necesidad de enfocar a los astros fijos, allí donde, los que aún no se llamaron faraones, irían a renacer después de un estricto ritual.
DE LA COSMOLOGÍA HELIOPOLITANA
Entre los Textos de las Pirámides (compilación primera) y el Libro de los Muertos (el primer libro ilustrado de la historia), en Egipto se escribieron los Textos de los Ataudes, siendo en ellos donde se lee que se dejó enfriar la veneración por el solar dios Ra (como antes había sucedido con la veneración de las estrellas), superándolo el culto al dios Osiris. Su tumba se llamó Sokar, al cual se asoció porque era un dios agrícola mucho más antiguo de la zona del delta del Nilo. Se ha tratado de localizar el Duat, pero hasta ahora no apareció la puerta de entrada al más allá, aunque fue la Tumba de Osiris vista como tal. Está pues pendiente de ofrecer sus misterios. Yo la supongo en el Templo de la Esfinge porque casí toca sus patas, pero habrí de sospechar que estuviese ubicada entre la Esfinge y la colina Gebel Ghibli, o debajo de ésta.
Esta divinidad unificadora del país, además logró ser más temida al asociársele los difuntos en aquel lugar debajo del horizonte occidental más alejado al que llamaron, primero "Campos de Juncos" y después "Campos Elíseos". Era el lugar donde la muerte simbólica también engullía cada día a las estrellas, aunque después las viesen renacer por el orto heliaco (la salida de una estrella).
Tras el celebre "Mito de Osiris" se quisieron trasmitir indicaciones para localizar un tesoro de gran valor científico. Del dios que "renace sin cesar" se explicó también que padeció una deficiencia visual, llamada "ceguera de Osiris", y ello remite a cuando la luna, sobre todo cuando es llena, eclipsa a las estrellas que tiene cerca suyo en el cielo. Fue algo semejante al mítico renacer de Orión de la mitología griega, ya que lo presentaron cual un gigante. Los hebreos vieron en Osiris a su Sansón, cuya quijada de asno fueron las estrellas Híades. (Por cierto que entre los egipcios fue llamado con el largo nombre: "El hombre que corre mirando sobre su espalda").
La ansiada salida por la mañana de la constelación de Orión fue todo un "renacimiento", porque durante mucho tiempo no era visible desde tierras de Egipto. Por fin sucedía un amanecer del día del solsticio de verano. Entonces su estrella más brillante Sirio (símbolo de la "Diosa-Madre" Isis) salía asociada a Orión, pero un poco más tarde. (En el solsticio de invierno salía cuando ya hacía una hora que se había puesto el sol). Era usual en el arte del Antiguo Egipto representar a Sirio con tres estrellas de tres puntas.
Isis, al haber sido simbólicamente asociada a la diosa con orejas de vaca llamada Hathor (como dije más arriba: la Dama de las Turquesas del Sinaí), llevó en su cabeza una cornamenta y un disco solar, como si fuese el dios Ra con cabeza de halcón. Entonces fue cuando Isis tuvo un nuevo aspecto, porque sostuvo al pequeño Horus (dios-hijo) sentado en el centro de sus rodillas.(Isis se simboliza también por la letra omega escrita al revés por ser diseño del "Útero de la vida". Varias asociaciones femeninas lo representan así en sus anillos de hermandad.)
Brevemente repasadas las más primeras divinidades de Egipto demostraré que aquellos iniciados en sus mensajes se expresaron mucho más de lo que hemos sido capaces de entender. Nos planteamos mal las preguntas y así no hay manera de llegar al meollo de la cuestión. No hay que perderse por las ramas ¿Que duda puede haber en que el sol es el eterno foco principal de nuestra vida, por mucho que después seamos parásitos de las plantas, o necesitemos del agua? Además creo que la enseñanza de las ciencias debería ser divertida y para ello se debería picar la curiosidad, por ejemplo, exponiendo la necesidad y ventajas de crear una fórmula antes de obligar a los alumnos a memorizarla.
La simplificación puede ser otra vía muy útil, así, en la presente investigación, algunas divinidades incluso podrían dejarse de lado, ya que hasta el dios Amón fue promocionado a partir de la XII Dinastía, siendo de invención posterior Atón y Atum, ya que en un principio su dios único fue el "dios sol". Y no iban del todo desencaminados, porque hoy podemos afirmar, al igual como los monjes cistercienses hicieron evidente al edificar los claustros de sus sus monasterios e iglesias medievales: "El verdadero arte es Luz". Por cierto, ante el nuevo rostro se evoca la gravedad del alma humana; y debe interesarnos porque se presenta tan cercana a la gravedad de las más grandes pirámides. En éstas moles de increíble peso, se evidencia la importancia de la gravedad que hace hoy posible medir la luz hecha materia tal como se proclama en la moderna teoría de la relatividad general,… que al ser descubierta tan sólo era otra mera especulación teórica.
Cuando Heliópolis (la On del Norte) fue la sede del culto solar, los teólogos egipcios asociaron a Ra un nuevo demiurgo llamado Atum (al cual no hay que confundir con Atón). Atum se creyó entonces el sol pero sólo en su ocaso. Llama la atención que fuese el sol poniente, porque ahora sabemos gracias a la foto de procedencia Stern que es cuando sobresale la imagen de una cara en la colina de Gebel Ghibli de la meseta de Giza. La trabajaron ¿o es que acaso es una casualidad que habrían podido prevenir aquellos "Padres de la magia"?
La proximidad en Giza de otros varios enigmáticos monumentos recuerda la fascinación de los egipcios por los rostros, así como su idea fija de coronar las cabezas de las divinidades y faraones por un sol. Como además la misma gorra de faraón tuvo asociada su alto pomo con el disco solar, todo ello lleva a sospechar que algo sabían, o al menos recordaban en clave, referente a un milagroso fenómeno causado por la luz del sol poniente. La iluminación entonces debió de tener mucho más sentido del que hoy le concedemos. Finalmente nació la Luz del Mundo, que es Jesucristo, el mejor Ángel de la Luz que podía esperarse. (Quienes no admiten ángeles, dicen que son arquetipos de la humanidad y llamarlos ángeles es de fantasiosos).
En principio en Heliópolis se explicaba que la familia de Ra la formaron nueve divinidades. Atum generó las divinidades del aire seco y aire húmedo, quienes a su vez dieron vida a la tierra (Gueb) y al cielo (Nut), padres de Osiris, Isis, Seth y Neftis. Isis y Neftis, las diosas compañeras de Osiris-Apis, se incluyen en los dibujos del nacimiento de los faraones. Isis simbolizaba al toro (o buey), y Neftis al asno, lo cual lleva a suponer que inspirarían a los dos animales del pesebre cristiano simbolizando dominio de los dioses paganos bajo Jesucristo. En antiguos papiros griegos se puede cotejar el nombre de Seth con la raíz del nombre de Yahvé (io) que deriva de la palabra egipcia asno (c3).
Tales divinidades egipcias originales fueron asociadas a los naturales agentes atmosféricos (al igual que en Sumer), y después otros símbolos, incluida la Esfinge de Giza, se encuentran asociadas al dios halcón, llamado Horus (que a veces se presenta chupándose el dedo, lo cual evidencia su infantilismo).
Hay testimonios de matronas vírgenes acabando de parir entre animales al menos desde el 7.000 a,C. en Anatolia (Turquía), una escultura que fue quizá inspiradora de la griega Cibeles, madre de Misa. Tales diosas vírgenes se veneraron en relación a la recolección de frutos, celebrándose sus fiestas en el solsticio de invierno. Por ejemplo, en el año 1000 a.C.. Demeter, la madre-vírgen de Proserpina; o también la Diosa de Diam, Luristán, el siglo IV a.C.. Todas las diosa-madre-virgen paganas citadas también presentaron al recién nacido entre animales. A pesar del exagerado pudor que carácteriza a las obras de vírgenes cristianas, se remiten a la misma idea de la revitalización agrícola, si bien en nuestras magníficas tallas del tema, además de la regeneración de la tierra y del vientre materno, subliminalmente con el nacimiento de Jesucristo se invita a la regeneración espiritual, con lo cual se cierra el básico triángulo que combina con este otro: El hambre de sol de las plantas, el hambre de espacio de los animales y el hambre de raciocinio de las personas,… aunque haya quien parezca ser irracional.
¿EL OJO DE HORUS ? NO, ¡EL OJO DE RA!
Antes de la Edad Axial de la humanidad, cuando aún no se había inventado el santo y seña: "Dios prefiere la misericordia al sacrificio" que luego fue común entre los sabios occidentales, la sucesión de divinidades transformistas del Antiguo Egipto, que además de intercambiar funciones y emblemas, se zoomorfizaban sin reparo alguno. Cada 25.000 años se produce un estallido extraordinario de luz procedente del centro de la Vía Láctea, muchísimo más brillante que nuestro sol. Es un ciclo bien conocido por los antiguos egipcios y divulgado por el filósofo Platón, pues desde la perspectiva terrestre presenta una forma de ojo (de Horus). Los herméticos lo apodaron "Útero de Isis", la madre negra de inspiración núbia, creadora de cuanto existe, justificando la intromisión de su divino hijo.
Partiendo de cuando el centro de la galaxia se alínea con nuestro sol y el planeta Tierra, los mayas en su calendario dejaron establecido que al final del año 2012 y comienzos del 2013 sería cuando emergería una "Era renovada". Para ellos se trata de la última fecha de su calendario, pero para otros astrónomos menos exigentes el tal cambio hacia una "Edad de Oro" habría empezado hacia 1980 y concluirá hacia el año 2016. Los Vedas de la sabiduría India, aun siendo tratados de poesía, ya avisaron hace 5000 años del mismo período para el fin de la "Edad oscura". Después seguirá un período de purificación, y nuestra especie estará llamada a superarse a nivel de toda la Humanidad (Sattya Yuga).
Evitaré en lo posible los temas mitológicos mezclados a lo largo de más de treinta dinastías de gobernantes. El Ojo de Ra, de simbolismo solar, es el primigenio, según los más antiguos Textos de las Pirámides. Con el nombre "Lucero de la Mañana" se asimiló al culto a la diosa Maat, hija de Ra (cósmicos: orden, justicia, equilibrio, etc.). El Ojo de Ra cuando adoptaba la forma de la cornuda diosa Hathor se creyó que curaba las enfermedades.
Los sacerdotes del templo de Heliópolis al emparentar como Padre-Hijo a Ra y Horus, encontraron ocasión de aludir al Ojo de Horus(wadjet), porque estando asociado al dios Halcón, que tenía un ojo solar y otro lunar, Ra se quedó con el Ojo Solar, y Horus el Ojo Lunar. A la larga se mezclaron, pero se recordó el ojo del dios-hijo porque cuando estaba guerreando para vengar a su padre Osiris Horus venció a su tío Seth pero perdió un ojo en el tal combate. Los cuentos -porque esto son- llevaron a que incluso los nobles se decorasen sus ojos con cosméticos con un símbolo que hizo furor. Era el mismo ojo que el clero informaba que el dios Horus había debido de maquillarse su feísima cicatriz después de perder su ojo. Incluso matemáticamente se utilizó aquel símbolo: Dividido el dibujo del ojo en seis partes, dieron a cada una de ellas el valor numérico de una fracción entre 1/2 y 1/64.
Los egipcios de las pirmeras dinastías se creyeron los primeros del mundo en ritualizar la ansiada inmortalidad del alma a condición de que conservasen un corazón puro hasta la hora de su muerte, a fin de poder dar fiel testimonio en el Más Allá de haber vivido honestamente. Lo corroboran muy especialmente las máximas de Ptah-Hotep, escritas en el famoso Papiro de Prisse que a pesar de ser llamado "el más antiguo del mundo", el texto original dataría de la IV Dinastía (Fue traducido al francés en 1887 y actualmente se conserva en el Museo del Louvre de París). Por las máximas del sabio egipcio Ptha-Hotep, sabemos que tuvieron una responsabilidad de conciencia histórica.
Debido a que los antiguos egipcios fueron el pueblo más conservador de la historia de la humanidad, todas sus diferentes religiones estaban emparentadas. Al pasar los siglos sólo variaron el nombre de sus principales divinidades, pues en realidad interpretaban que todas ellas serían cual destellos del Dios omnipotente máximo, que fue Ra pues conservó su primacía en todas las sucesivas religiones posteriores. Fueron monoteístas a pesar de incorporar las ideas politeístas de sus antepasados al modo como los totems de los pieles rojas americanos representaron a sus predecesores: los creyeron emparentados con las "bestias-espíritu" de los tiempos primigenios. Los egipcios tampoco se atrevieron a traicionar a sus progenitores, y de ahí que venerasen figuras humanas con cabezas de animales diversos. No osaban olvidarlos porque sabían que el carácter de cada difunto, su Ka permanecía depositado en la estatua o el dibujo que lo representaba. El Ka consideraban que era muy vivo y de naturaleza muy superior a la momia de su tumba,…tumba del Ka (no de la momia), el cual sobrevivía gracias a haberle proporcionado alimentos comestibles a modo de ofrendas de despedida. Vieron el Ka del familiar traspasado como un "alma-ave", que con los años los griegos de las colonias del Delta llamaron arpía, y los continentales sirenas.
Alguien ha escrito que utilizando mitos metafóricos pudieron entender realidades complejas, del mismo modo que hoy aún la veracidad de muy trascendentes narraciones literales se explican poéticamente. Las realidades a que nos remiten son tan superiores a la mente humana que tal vez después de darle incontables rodeos,… bien pudiera resultar ser tan simple como se acepta. Volviendo pues a mi defensa del dios Ra como divinidad única (tan principal como Cristo entre los santos de una iglesia), empiezo por distinguir que se le representó de muchas formas, como por ejemplo un escarabajo alado (Jepri, que se escribe HPRR, y fue luego Apolo para los griegos). El escarabajo pelotero fue el icono más habitual del renacimiento del dios Ra, pues a partir del mediodía su símbolo fue el halcón (Haractes). El cuerpo humano se destinó para significar el recorrido nocturno de Ra por el Duat, llamándole entonces Atum-Ra (que se masturbaba); éste fue presentado a veces con la sagrada forma del montículo primigenio (inspirador de las pirámides), el elevado lugar emergente de las aguas por donde salió el sol la primera vez a fin de que no pereciese el germen de la vida nacida del caos cósmico.
El primigenio dios Ra fue simbolizó con un sol pues era considerado "su carne". Ra se creyó que había enviado su gran ojo (personificado en la cruel diosa Hathor) a fin de que lo vengase de la falta de respeto de sus súbditos. Las muertes que causó aquella decisión deben de ser una metáfora de una extraordinaria inundación causada por el río Nilo. El símbolo iconográfico de un colorístico ojo, entre estilizado y afiligranado, el "Ojo de Ra" se remonta a las más ancestrales referencias, ya que dos ojos decoraban una de las caras del obelisco conocido como Ben-Ben.
De allí copió los ojos el faraón de la XII Dinastía llamado Amenemhat III (1844-1797 a.C.) para reproducirlos en su peculiar obelisco. El "Ojo de Ra", se encuentra en las más viejas referencias simbólicas, ya que dos ojos decoraban una de las caras del obelisco más antiguo conocido llamado Ben-ben. De allí copió los ojos para reproducirlos en su peculiar obelisco, el faraón de la XII Dinastía llamado Amenemhat III (1844-1797 a.C.).
Ra simbolizó especialmente el luminoso y muy benéfico astro rey, aunque cualquiera que fuese su símbolo identificador se puede afirmar que nunca después fue olvidado por los egipcios, quienes en cierto modo por ello pueden considerarse monoteístas desde su primer despertar. A las posteriores desviaciones en vano pretendió oponerse el faraón Akenaton apodado "el hereje" (1353-1335 a.C.) cuando substituyó la divinidad Amón por la de Atón. Fue un gran místico, pero también igual de déspota debido a su fanatismo.
El culto a Ra, siendo su venerado sol, Akenaton también lo prohibió. Drásticamente de todo hizo borrón y cuenta nueva, porque pretendía un tan profundo cambio de mentalidad, que no pudo ser digerida por los demás tal como él había deseado. Así había de ser posible que, a pesar de ser considerado como todo faraón un dios vivo, el antes llamado Akenaton, que fue Amenofis IV, no llegase a reinar dos décadas y además fuese muy odiado,…y hasta quizá desterrado.
Sucedió que el anterior faraón de Egipto, el llamado Amenhotep III, confinó a sus súbditos procedentes del este de su imperio en la ciudad de Avaris, en el delta del Nilo por considerarlos "impuros". Su gobernador fue el sacerdote Orsarsef (o quizá Osarsiph), del templo de Heliópolis, quien también según el sacerdote egipcio Manetón, fue el mismo que pasó a la posteridad con el nombre de Moisés. La amañada leyenda del hijo adoptado por el faraón, parece ser que escondió realmente a Orsarsef, quien con todos los suyos fueron aliados de los invsores hicsos que eran procedentes del actual Israel. Les ayudarían a invadir Egipto y a permanecer allí ocupando las tierras del delta durante trece años.
Opino como los investigadores -que lo defienden con óptimos argumentos- que Orsarsef se convirtió en el profeta Moisés (llamado Mosheh-Musa en el Islam), y así se da explicación al hecho que Moisés regresase a Egipto ante Ramsés I, el militar promovido a faraón ilegímamente, para censurarle que reinase. En efecto, es demasiada casualidad que Moisés i Akenatón debiesen emigrar, y ambos conduciendo a miles de descendientes de los hicsos en busca de un lugar más sagrado. Los hicsos, además, tuvieron a Seth por dios nacional,… y para mayor descaro veneraban al dios Apophis, enemigo de Ra.
Moisés (Libro del Éxodo: 15, 11) y su suegro (Éx. 18,11), dejaron constancia de que Yahvé no era el único dios. El "dios de Moisés" se comparó a si mismo con los demás dioses (Éx. 20,2-5). Y aún es más sorprendente que no creyese en la vida post-mortem de los seres humanos (Génesís: 3, 19).
Nuestra mentalidad es paradójica, empezando por advertir de lo traicionera que nos resultará la excesiva racionalidad. Nadie debería pretender entender la inspiración que ideó la cosmología del Antiguo Egipto sin ser tan creyente como ellos mismos en su idea del trasmundo. Después de admitir eso, hay que entender que cada divinidad local buscó la "unidad divina" en los fenómenos naturales y la cosmología propia. Por ejemplo, la invención del dios Osiris ("Sede del ojo del sol", "Ojo poderoso" etc.) obedeció a la necesidad de tener referencia de un primer rey mítico que hubiese dado unidad real al país que se extendía dividido en varias comarcas (nomos) a lo largo del río Nilo. En su papel de Dios-Padre Osiris nunca tuvo animal asociado, en cambio no renunció a tener referencias en los fenómenos naturales y celestiales, tal como también sucedió en aquellos tiempos en el país de Sumer, al Sur de Mesopotamia (hoy Irak).
Un templo de gran devoción por Ra fue el de Edfú (aun cuando allí la divinidad principal venerada fuese Horus) por ser el máximo creador que desde los cielos observaba el mundo. El templo de Edfú, en la orilla a poniente del río Nilo, se fue periódicamente restaurando por haberse ido celebrado en todos los tiempos la victoria final de Horus contra su tío Seth, la cual contienda recuérdese que se explica porque fue aludir a la victoria del bien sobre el mal.
Hubo una gran pluriformidad de creencias entre los cristianos anteriores al siglo IV, ya que desde entonces la Iglesia se institucionalizó y masculinizó. El dios egipcio Seth, el que lleva en su cabeza cuernos de toro, fue para los agnósticos, el tercer hijo de Adán y padre de la Humanidad iluminada.
Según el autor copto del "Evangelio de Judas", para los agnósticos Jesucristo habría sido la manifestación encarnada del dios Seth egipcio considerado el Gran Espíritu invisible. Por tal asociación, Jesús hizo sofisticadas promesas de iluminación y liberación: "…mirando las estrellas para encontrar el camino".
El final de aquella guerra fue arbitrada por el dios Toth, siendo interesante saber que en ella por primera vez los humanos lucharon entre si bajo las órdenes de ambas divinidades. Los humanos vencedores del bando de Horus, o sea el dios vengador de su padre Osiris, posteriormente fueron los primeros sacerdotes del templo de Edfú. Fue así como se justificó el superar su veneración por la de Ra, el dios primigenio. Dichos sacerdotes grabaron en su templo un "disco solar" capaz de volar por el cielo con brillo multicolor. Era su "Barca celeste", y apostillaron en los escritos de Edfú que: Al regresar a la Tierra aterrizaba en el lugar del "Trono de Horus" (esto fue así al menos en una ocasión que Horus había salido para avisar de una gran concentración de enemigos).
Respecto a las posibilidades de una tan sideral contienda, hay que decir que 350 años antes de la toma del poder de Menes en Egipto, el sacerdote egipcio Manetón escribió que la civilización del Nilo padeció un grave período caótico entre los años 3450 y 3100 a.C.. Fue hasta el 3113 a.C., según Z. Sitchin, quien da la noticia de que antes al pasar Ra a tierras de Egipto, allí ya se habría enfrentado con su hermano el dios Toth, al cual finalmente exilió a tierras del continente Americano. Allí ciertos vestigios arqueológicos indicarían que también debió de ser Toth quien "equilibró la balanza", lo cual significa valorar la luz de los equinoccios, pero también se refirió a las dos mayores pirámides (ver mi investigación: /Egipto-balanza.html). Continuando con dicho el traductor de escritura cuneiforme, las crisis que incluirían en Sumer el episodio de la Torre de Babel, había sido desencadenado por el dios Ra (cuando en Mesopotamia era lamado Marduk), después de ver frustradas sus ambiciones en Egipto.
A todo lo dicho hay que tener en cuenta a la diosa Hathor, pues antes en Sumer había sido llamada Ninharsag, Hathor, habiendo copulado con sus dos hermanos, tuvo dos hijas de Enki y el hijo heredero Ninurta era hijo de Enlil. El dios sumerio Ninurta estaba, pues, destinado a heredar la Tierra, privando de sus aspiraciones (no sin guerra) al hijo de Enki llamado Marduk. Según los textos descubiertos en el templo de Edfú, el dios Seth tuvo por feudo la península del Sinaí. Al escrutar varias fotos de satélite del Sinaí descubrí que el dios del mal grabo sobre aquellas ásperas cumbres la imagen de su cara con cuernos; …o quizá en lugar de dos largos cuernos sólo fuesen orejas de asno, el astuto animal al cual Seth fue asimilado. Fue así al menos desde después de haberlos introducido en tierras de Egipto los invasores hicsos quienes, según Flavio Josefo, pactaron su retirada pacífica de Egipto.
En la zona más montañosa de la península del Sinaí no se pude negar que tan ásperas y duras montañas fuesen cortadas como manteca mediante algún tipo de "super-laser" transportado en el aire. El busto con cabeza cornuda y gesto gesticulante que aparece en la foto del trasbordador de la NASA "STS-37, hecha en 1991 (cuando ya había otra hecha desde el satélite "Geminis XI" de color más oscuro), deja pocas dudas de que el excavarla fue una labor intencionada por mucho que hoy por hoy cuesto creerlo (FOTOS: nº 5, A-B-C-D). Otro detalle muy esclarecedor, es que luce una especie de anchísimo collar del tipo que fue clásico entre los reyes de Egipto.
Si el propio Seth dibujó su rostro en las más altas cimas del monte Sinaí, lo debió de hacer a fin de que resultase una visión muy intimidadora contemplada desde una muy gran altura. Intimidador Seth lo fue, ciertamente, y no tan sólo para los partidarios de Horus, sino que es aterrador incluso para cuantos a partir de nuestra generación, sin necesidad de sentirse amenazados, puedan verlo en la dicha foto gesticulando enfadadísimo.
Cual no sería mi sorpresa al encontrar que el investigador Z. Sitchin presentó enlazados en diseño de triángulo isósceles los tres puntos geográficos a los que me condujo mi particular investigación: El Cairo, el sur del Sinaí y Babilonia. Así de claro lo diseño para argumentar su defensa de las pistas de aterrizaje de los remotos dioses Annunaki de Mesopotamia (No son los Neters de Egipto, porque tal palabra significó leyes universales, a modo del Yin/Yang de la filosofía china).
Aportaré una estela funeraria que publicó el antes citado autor en su libro "El 12 Planeta" que presenta un dibujo clarísimo de una nave espacial tal como las hemos conocido que fue grabada por los antiguos egipcios en la tumba de uno de sus gobernadores. Su propietario debió de tener buenas razones para desear hacerse grabar lo que sin duda debió ser lo más interesante de su vida. Se representa una aeronave con el cuerpo principal bajo tierra, y tan sólo mostrando a ras de suelo un cono que si para unos es debido a la perspectiva, se puede interpretar también como la cabina de la tripulación.
EL ÁNGULO MÁS OLVIDADO DE GIZA
Las enciclopedias y libros han presentado bien los principales monumentos de aquella privilegiada orilla del Nilo donde se concentran las más emblemática construcciones del mundo antiguo. No obstante el rincón al cual mi investigación se concentra fue relativamente invisible a pesar de incluirse dentro del inmenso recinto amurallado que fue todo aquel sector de Giza, al cual se accedió cruzando un dintel ciclópeo, porque la muralla que lo aislaba del resto del mundo tenia unos 15 metros de altura. Cuando la pirámide de Kefrén (a veces llamada Templo de Toth) se construyó un poco más al sur que la de Keops, se previno que su sombra cubriese la Esfinge durante las tardes de los equinoccios (De comienzos del mes de marzo y hasta mitad de octubre las pirámides de Giza no proyectan sombra fuera de sus moles; por otra parte en los solsticios el sol se pone entre las dos mayores pirámides del sector).
Voy a referirme a la formación Gebel Ghibli, al Sur de la Esfinge, pero antes haré una observación: Es cosa sabida que un observador situado entre sus patas que mire hacia el horizonte de levante el día del equinoccio de primavera podrá ver la constelación Leo saliendo. En cambio, si el mismo observador se vuelve en dirección sur (90º a su derecha) en el cielo verá la constelación de Orión con las tres estrellas que sirvieron de modelo para ubicar las tres pirámides de Giza. Esto pudo determinar su emplazamiento mucho mejor que imaginar bajo ellas a tres núcleos de sucesivos cometas caídos en tierra, lo que no cabe duda que también justificaría una gran veneración por aquel emplazamiento donde las vemos.
Es todo un misterio cuanto se refiere a las empresas de aquella su "Edad de Oro" de las pirámides, y ello a pesar de la ayuda de los más potentes ordenadores electrónicos que establecen el movimiento exacto del punto venal terrestre. Se ha aplicado con preferencia a la Esfinge con forma de león agazapado, porque se trata de estudiar el signo de Leo en aquellos siglos, y quizá también porque se sigue imaginando que entre sus patas esconde una secreta cámara subterránea llena de tesoros. Todo en aquel excepcional sector arqueológico cercano a El Cairo ha quedado bajo la exclusiva competencia de los propios arqueólogos egipcios, como es lógico.
Entre los templos que Kefrén hizo construir a los pies de la Esfinge y la colina Gebel Ghibli se sitúa un sector donde culmina una avenida que si hoy sólo es detectada por la foto aérea, en su día fue llamada "Ciudad de los pobres de Micerinos. La hija de este faraón está enterrada en un extremo y en el otro que corresponde al Este geográfico la dicha avenida tuerce en ángulo recto para cobrar mayor anchura.
Allí se ha querido suponer que debió haberse construido un palacio importante, pero el caso es que tan sólo se descubre gracias a la foto aérea, una imagen de rostro condicionada a la incidencia de los rayos del sol desde determinado ángulo. De haberse continuado la avenida se habría malbaratado aquella sutil obra que tanta gente atribuirá a la casualidad. Como entiendo que su existencia se debe a la voluntad de alguien que tuvo una manera de pensar diferente a la nuestra, me esfuerzo para saber quién fue su promotor y cuándo se planificó. La mayoría de mis ideas quizá no han de resultar válidas, pero alguna debería ser tenida en cuenta.
En principio habría que atribuirla a la reina Khenthawes I (porque en Abusir está enterrada su nieta homónima que también reinó por derecho propio años más tarde). Claro está que cerca de la pirámide de la hija de Micerinos también en Giza está la tumba de la esposa del faraón Kefrén que se llamó Khamernety II, cuya construcción coincide también en ubicarse entre el rostro descubierto por mi mismo y la enigmática Esfinge. Es decir, ambas tumbas de reinas están igual de cerca del rostro que debe ser reproducción del que supuso al dios Ra.
ENTRADA A LOS SUBTERRÁNEOS DE GIZA
Las fotos de satélite revelan que la entrada de la cueva de la colina Gebel Ghibli sobre el cementerio árabe es (allí con exactitud): equidistante de las tres pirámides. Por tal motivo presento mi hipótesis de trabajo siguiente: Debajo de la colina debe de haber escondido algo ancestral de mucho valor científico. Se ignora desde cuándo, pero se debe tener en cuenta que: El "Punto Cero" zodiacal del calendário sumerio, se encontró entre las constelaciones de Tauro y de Géminis. El período del cambio precesional de un signo del zodiaco a otro se ha establecido en 2160 años. La Esfinge de Giza se esculpió en tiempos que la constelación Leo era dominante, porque su proporción obliga a suponer que tal imagen de felino agazapado tuvo cabeza de león, siendo luego repicada; pero ello sucedería cuando su entorno ya era digno de una mejor planificación constructora.
Está demostrada la existencia de grandes subterráneos en dicho sector, y sospecho que llegarían a conectar con el espacio subterráneo entre las mayores pirámides. La ubicación cerca de la Esfinge de un cementerio, fue la mejor solución para alejar a todos los investigadores que pudiesen sospechar que se ocultaba algo en dicho subsuelo,…¿Qué puede haber oculto de indeseable? ¿Acaso se teme que pueda verificarse una intromisión no egipcia?
Situar allí un cementerio fue una precaución tomada hace más de un siglo, pues observo que un diminuto "campo santo" ya existía allí en 1926, que fue cuando la revista "National Geographic" publicó fotos aéreas del sector, por encontrarse tan cercano a la Esfinge, por cierto entonces asomando poco más de su busto.
El enigmático montículo arenoso, o pequeña duna fija, a la que por el enigma que me ocupa lo he venido llamando túmulo con objeto de reforzar su sentido funerario, recordaré que tal elevación de arena no fue nunca antes identificado hasta ahora. A fin de sondear sus secretos me remito ante todo al capítulo 101 de los Textos de los Sarcófagos, porque me parece muy extraño. El mago egipcio leo que buscó la trasmigración de su alma, para lo cual recitó sus fórmulas secretas sobre una cabeza en el suelo que estaba iluminada por la luz. Este pasaje me resulta insinuante del fenómeno descubierto entre la Esfinge y la colina Gebel Ghibli ¿Cuáles fueron los efectos de un tal proceder?
El mago pudo luego desplazarse por el cosmos con el dios de la luz y del aire luminoso, llamado Shu (vacío). Los magos de todos los tiempos es lógico que viesen en las cabezas, -por algo están distinguidas con los cinco sentidos-, las misteriosas fuerzas capaces de hacer crecer y desarrollarse a quien supiese invocar sus potencias.
Me sorprende que nunca se haya admitido que pudiese encontrarse una forma de rostro en la meseta de Giza. Para mi satisfacción personal, en este nuevo campo de estudio al que el azar me ha llevado, ahora cerca de la meseta de Giza sabemos la existencia de un montículo de arena ofreciendo en bandeja una nueva iniciática muy discreta imagen de cara, la cual estaría de acuerdo con las sofisticadas ideas de quienes construyeron la increíble gran masa de las Pirámides en sus inmediaciones,…sin aprovechar para nada -insisto- la altura de la formación Gebel Ghibli para ahorrarse el trabajo equivalente a media pirámide ¿Tal vez abandonaron una empresa después de haber sido empezada? Como fuese, es visible desde muy lejos el gran arco de medio punto en lo que sería una entrada muy ostentosa. Si hasta hoy día se ha podido preservar sin investigar, habrá sido debido a encontrarse tal cavidad cegada nada menos que sobre el "campo santo", el grandioso cementerio que tiene a sus pies.
Claramente se aprecia que a pocos metros de la boca en arco de dicha cueva, su fondo está tapiado por unos regulares bloques de piedra puestos en perfecta alineación. Las varias hiladas visibles de piedra se dispusieron en un soberbio trabajo profesional, pues a pesar de su gran tamaño, todas están tan bien ajustados entre si, que sin duda es una obra que podría ser comparada a la que se hizo en las hiladas de los megalitos de las pirámides. Habrán sido muchos los que yendo a enterrar a sus familiares, habrán pensado en que allí se encontraba el acceso al mundo de unos inimaginables subterráneos, ya que al fin la palabra que designa aquel concreto lugar de la meseta de Giza es Rostau, lo que significa túneles. Desde Gebel Ghibli ¿quizás llegarían por bajo tierra hasta la Esfinge y a las mismísimas Pirámides? Probablemente alguien habrá imaginado allí, como yo, el famoso Montículo de la Creación. La llamada Pared del Cuervo bordea dicha zona, la cual por cierto, debo decir que sigue estando separada de la Esfinge por una verja de hierro; asimismo, todo el cementerio está también aislado por una tapia de considerable altura.
EL SIMBOLISMO DE TÚMULOS Y ESCARABAJOS.
El rey al morirse era elevado al cielo en la Barca de Henu de Sokar, uno de cuyos epítetos fue Rostau, la entrada al mundo subterráneo desde la necrópolis de Giza, donde todo el mérito sólo se concede a lo que clama el cielo por sus medidas, o por su insólito aspecto. Sokar a veces se simbolizó mediante un montículo de tierra coronado por una cabeza, siendo la más conocida de dichas muestras la que presenta encima un halcón subido en una barca, y quizá interese también la que el montículo cuyo halcón luce una extraña corona cónica y el siempre presente disco solar.
Mi intuición después de tanta referencia a túmulos sobre montados por animales y además coronados por un disco solar, no importa que sea un mono babuino, me hace pensar; ¿Porqué no habría de servir el insecto coleóptero que llamamos comúnmente escarabajo, como símbolo de un montículo "viviente", aparte de que les inspirase autosuficiencia y resurrección? En el ejemplo que presento los dos de arriba tienen su color invertido siendo los demás muestra de la evolución de su idea primigenia. No sabemos todo lo que dejaron escrito ¿Habrá sido en vano que se lo asociase al dios Ra? Es un animal que sugiere, con su caparazón, un túmulo y además un trabajo subterráneo, pero al que tan sólo se le concede que la bola que arrastra sea un símbolo del recorrido del astro rey, o del mismo Ra. En definitiva, su cuerpo casi semicircular tiene la mitad de aspecto liso y la otra configura su cabeza. Como todas sus ideas grabadas trasmitió ideas muy piadosas. Otro detalle a considerar es que la palabra egipcia kheper (escarabajo) también significa convertirse, crecer, transformarse.
Sí que se admite mediante la imagen de la bola (que en egipcio antiguo llamaron nhp, y corresponde al verbo modelar) la misma que hace rodar el escarabajo, era el símbolo del mundo subterráneo donde el sol hace su recorrido nocturno para emerger con los rayos del sol. Así el escarabajo representó unidos el reino solar y el mundo inferior, idea que está reforzada en un dibujo de la tumba de Petosiris (s.IV a.C. en Tuna el-Gebel) donde se muestra sobre el escarabajo una corona divina. Si sobre ello no hubo más información, o no se ha descubierto todavía, puede ser debido a que consideraban las cavernas regiones a evitar, por cuanto en ellas habitan los dioses que castigan a los malvados. Lo leo en una traducción del "Conjuro de las doce cuevas" (Papiro Cairo 24742), pero se que en el Osiréion de Abydos también consta. Opino que pudo ser un tema tabú y que el escarabajo (porque como túmulo es una idea que le va bien al renacimiento de Ra) tiene mucho que aportar al estudio de la Egiptología,…en otros países, porque en España al menos cuando yo estudiaba, esta materia no existía. Al parecer se perdió el tren al no aprovechar el éxito de las excavaciones en Egipto (1884-1886) del erudito tarraconense Eduardo Toda, el que evitó la destrucción del monasterio de Poblet.
La barca de Sokar, dios de la muerte, siempre fue simbolizada por una serpiente, porque no la iluminaba el sol, ya que vivía en el Rostau-Sokar de Giza, allí donde se cree que debe de haber la Tumba de Osiris, aún por encontrar. En la IV Dinastía, Sokar el antiguo dios con forma de halcón, se representó alrededor de un montículo rocoso al sur de la Esfinge. ¿Quizá el rostro descubierto se trate del enigmático "Ra-She"?
Se refiere a una institución real del Antiguo Egipto, cuyo símbolos jeroglíficos eran una la unión de una boca y una cuenca (la boca de la cuenca ¿sería referirse a una entrada tal como más arriba especulé?). El "Ra-She" en todo caso tuvo la funcionalidad de ser un cordón umbilical entre el mundo de ultratumba y el de los vivos, empezando por aquellos que con su labor mantenían digno el lugar de los rituales mortuorios diarios, y organizaban las donaciones, los ex votos, etc..
Según el arqueólogo M. Lehner, en su libro "Todo sobre las pirámides" (p.232), el "Ra-She" de Giza se situaría: "…en la ciudad de la pirámide en la franja de desierto bajo el valle del Nilo y la meseta de la pirámide". Creo que se refiere al sitio donde al S.E. de la Gran Pirámide se aparece este fenoménico rostro en visión aérea. El autor Z. Sitchin publicó la traducción de una frase de las tablillas cuneiformes, que aquí debe ser recordarse remite a cuando el dios Negal le dijo al dios Marduk (éste ultimo, Z. Sitchin cree entender que se identifica con el dios "Ra" de Egipto): "EL ROSTRO DE LA CASA QUE CIRCUNDA EL CIELO-TIERRA AÚN SIGUE CUBIERTO"
Si la vecina colina Gebel Ghibli fuese el famoso y enigmático Montículo Primitivo de los egipcios, el rostro descubierto sería el que, según Negal expresó: "lo circunda". Antes de referirme de nuevo a la formación Gebel Ghibli debo despejar las reservas acerca del túmulo de los murales iniciáticos de Egipto. Me remito al publicado por M.Lehner en la obra citada arriba (p.29), concretamente a un fresco de la decoración de la tumba del faraón Merenptah, de la Dinastía XIX. Es una obra pictórica que puede titularse: "Resurrección del mundo inferior", y ello por medio del "Túmulo Primitivo". Para evidenciar la fundamental importancia del túmulo con un rostro decorándolo, los artistas pintaron encima del túmulo negro un cuerpo de sacerdote arqueado, del cual diré que no se no está claro si lo adora o lo intenta proteger con su cuerpo.
Este tema además en el fresco citado se repite dos veces, y siempre en la hipotenusa de los dos triángulos equiláteros que conforman una pirámide, curiosamente partida en dos mitades. Es el mismo tema con el que los antiguos textos se refirieron al Mundo Inferior (Duat), y la cara representada sería nada menos que la del Gran Señor del también llamado: TÚMULO SECRETO EN CUYO INTERIOR SE ENCIERRA UN GRAN MISTERIO (p.29). El Duat, aunque en la tierra era una copia de cierta parte del cielo, según el libro: "Shat Ent Am Duat", precisa explicarse que: así como un cristiano se refiere al cielo de forma que se entiende todas las estrellas, para ellos se concretó en el exacto cúmulo de estrellas del Cinturón de Orión. Aquella celestial parcela era el Duat, y tenía su réplica en Giza. El "Círculo del Duat" para los iniciados del Antiguo Egipto era referirse al mundo subterráneo, o "de los difuntos", guardado por una serpiente y simbolizado con un círculo cuyo espacio interior fue su metáfora para el vientre de las parturientas.
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