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El conjunto monumental de Giza explicado (página 28)

Enviado por ramon ramonet riu


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La reina Petronila hizo reunir cortes en Huesca y rebautizó a Ramón Berenguer V con el nombre de Alfonso II de Aragón (1162-1196), luego también apodado con sobrados motivos "el Trovador", ya que como todos los de su tiempo escribió sus poesías en lengua provenzal según norma dada por la exquisita dama Leonor de Aquitania, hija de un rey, quien fue dos veces sucesivas reina y también madre de otros tres reyes. Todos los trovadores que salieron de la Corte de Barcelona cantaron en provenzal (Bertrán de Born, Guillerm de Berguedà, etc.), y las historias catalanas se exportaron gracias a los séquitos de las bodas de la nobleza catalano-aragonesa, como estudió R. Olivar Bertrand en su libro: "Bodas reales entre Francia y la Corona de Aragón" (Barcelona 1947).

Desde muy joven Arnau de Torroja supo también por su hermano el obispo Guillermo que el rey de Inglaterra, gran amigo del conde de Barcelona, tenía una vida familiar muy azarosa. Arnau, siendo en su vejez Gran Maestre, todavía vio como degeneraba aquella regia familia,… y ello a pesar de que justamente el muy refinado rey inglés fue el primero de Europa que tuvo en su corte un vanguardista baño de agua caliente.

En 1148 se divulgó entre la nobleza un escándalo internacional, y hasta el joven Arnau de Torroja sabía que la heredera Leonor de Aquitania (1137 -1152), una excepcional y muy docta soberana, recién casada con el rey francés Luís VII, se había empeñado en acompañarlo a la cruzada militar en Tierra Santa (cosa insólita para una dama). Lo peor fue que tan sólo desembarcar allí se enamoró de su propio tío príncipe de Aquitania, hasta el punto que al regresar a París se divorció de su regio esposo Luís VII. Leonor era hija del duque Guillermo de Aquitania, que tiene renombre de haber sido el primer trovador. Era una dama extraordinariamente culta y gran carácter, que dominaba el doble de territorio que la Francia de su ex marido. Hasta 1152 fue reina de Francia y hasta 1154 lo fue de Inglaterra y Aquitania, pues se casó al poco tiempo con el rey Enrique II de Inglaterra (1154-1189), del que tuvo ocho hijos después de haber sido repudiada por su ex marido,… ¡ acusada de estéril!. Su nuevo marido era un descendiente de los normandos que el 14 de octubre de 1066, tras vencer en la batalla de Hastigs, dominó los dos lados del Canal de la Mancha. Entonces realmente comenzó una nueva Era en las relaciones políticas internacionales, con incidencias religiosas,… de las que no se consideró ajeno ni el cometa Halley, puesto que había cruzado el cielo en abril del año de la dicha gran victoria de ultramar.

El rey catalano-aragonés tenía lazos familiares con Enrique II de Inglaterra consistentes en que, mientras Petronila era la reina de la Corona de Aragón, su prima la Leonor lo fue de Aquitania. La boda de Ramón Berenguer IV se celebró Barbastro en 1150 (estaba comprometido desde cuando tenía casí 30 años) con Petronila, la heredera de Aragón, entonces de muy poca edad. Fue Guillermo de Torroja quien años después tuvo que hacer una solemne validación de antigua promesa de enlace marital. Recuérdese que se remitía a cuando la herencia recayó en el conde catalán Ramón Berenguer III "el Grande", con lo cual salieron muy beneficiados los templarios (a pesar de renunciar a sus derechos en 1140), pues los dos años siguientes hicieron posible la repoblación de Daroca. Fue por dicho testamento del rey de Aragón, el difunto suegro de Ramón Berenguer IV, que los templarios entraron en Navarra, cuyo rey Sancho por cierto, en 1164 encarceló en una mazmorra al gran conquistador pirenaico Arnau Mir de Tost (Otro gran conquistador catalán injustamente olvidado).

Enrique II Plantagenet había extendido su poder sobre todas las Islas Británicas (Escocia e Irlanda incluidas), y su persona interesa a estas páginas porque ayudó al Conde de Barcelona en el sitio de Toulouse del Languedoc en 1159, el mismo año cuando comenzó la primera "Guerra de los Cien Años" entre Francia e Inglaterra. Enrique II mantuvo una estrecha relación con el obispo de Barcelona Guillermo de Torroja siendo consejero del conde Ramón Berenguer IV, (y probablemente cuando Arnau, su hermano, fue nombrado Gran Maestre de los templarios también debió de tratarlo,… si es que no lo había conocido antes).

Los Torroja y los Plantagenet se entenderían probablemente hablando en occitano, ya que Enrique II nunca habló inglés, ni tampoco sus tres hijos herederos sucesivamente del trono de Inglaterra. El esposo de Leonor, aquella dama ideal considerada la "Reina de los Trovadores", dominaba desde los Pirineos a Inglaterra, siendo el más firme aliado de la Corona de Aragón, facilitando con ello las difíciles gestiones del obispo Guillermo de Torroja, pues los catalanes para mantenerse en Provenza debieron superar la férrea oposición del conde Raymundo de Toulouse del Languedoc. Esta gran capital del Languedoc estaba situada en el Camino de Santiago cuando, gracias al "códice Calixtinus", el finisterre de Galicia empezaba a atraer multitudes, pero es que además también estaba entre los dominios del conde de Barcelona y Enrique II de Inglaterra. Ambos se aliaron pues contra los Toulosinos, repitiéndolo de nuevo en campañas conjuntas contra Tortosa, Lérida, etc.. El conde de Baus era partidario del conde Raymundo de Toulouse, y las llamadas Guerras Baucenas, entre 1142 y 1162, hacían necesario cuanto más apoyo mejor para Cataluña.

Las disputas con los condes de Toulouse no cesaron hasta medio siglo más tarde, y para vergüenza de la Iglesia fue para formar un frente común contra los cruzados enviados por el pontífice Inocencio III contra cientos de miles de personas que finalmente fueron masacrados sin que ni uno sólo hubiese cometido el menor delito. El Conde de Barcelona, el de Toulouse, el de Foix, el de Carcasona y el de Bearn se confabularon en primavera del año 1209 para presentar batalla conjuntamente contra la internacional tropa invasora. Capitaneados por el rey Pedro II los catalanes (siendo cuatro veces más soldados) no pudieron detener al ejército de Simón de Montfort, de mala memoria, porque el gigantesco conde catalán, después de pasar una noche extraordinariamente lujuriosa, de madrugada y sin esperar la llegada del resto de su ejército, osó insensatamente alardear en el campo de batalla de Muret (burgo a unos 20 km. al sur de Toulouse del Languedoc), quizá sintiéndose muy prepotentemente porque en 1212 había vencido en las Navas de Toulouse. Su muerte fue calamitosa para todos los habitantes de cada lado del Pirineo catalán.

LA ORDEN DEL TEMPLE SE INTRODUCE EN CATALUÑA.

Presentar el ambiente de la sociedad en que vivió Arnau de Torroja será otra forma de conocer su pensamiento dentro del contexto del siglo XII. Los hechos de la nobleza de los países vecinos durante la Segunda Cruzada informan también de aquellas instituciones, o bien de ciertas personas que a él le interesaron porque fueron asuntos sociales muy conocidos a nivel popular. Los beneficios que se notaron con la aparición de aquellos jinetes de capa blanca y espada repercutieron en la seguridad vial de los caminos que protegieron los templarios contra asaltos de bandidos. Tanto se movieron la gente que fue necesario establecer precozmente un sistema de transferencias de dinero de una ciudad a otra. En el pagaré de destino escribieron un "pin" que luego la persona descrita para poder cobrarlo debía saberse de memoria. Asimismo la propia Orden se revelaría que eran unos prestamistas más fiables que los judíos, porque era una actividad que ellos ejercieron religiosa y cristianamente. La administración de los "Pobres caballeros" era de una legalidad intachable.

Los templarios en el Midi-Pyrénnées estuvieron establecidos, desde años antes que en Cataluña y permanecieron durante seis siglos en las muy bien conservadas ciudades templarias de Lazac (Vila du Pas de Jaux, Sainte Eulalie, y las anexas Cavalerie y Couvertoirale), que es una zona equidistante de Montpelier y Toulouse del Languedoc, y tan alejada de la frontera pirenaica como lo está Barcelona. En todo el Languedoc francés ya les habían hecho sustanciosas donaciones a la Oren del Temple, y sucedió lo mismo tan pronto fue presentada oficialmente al Conde de Gerona, el cual les dio diversos bienes, invitando a sus nobles y vasallos a imitarle. A partir de entonces sellaron pactos con los obispos y nobles regionales por los cuales los templarios recibirían una quinta parte de lo conquistado, además de otros porcentajes y franquicias.

Cuando en 1143 un noble delegado de las órdenes de Sión y del Temple se introdujo en Cataluña, procedente de Perpiñan (Fr.), lo hizo por la puerta grande. El principal comisionado era un monje con espada llamado Hugo de Rigaud, y se presentaba como Procurador de las órdenes de Sión y del Temple (era Maestre Provincial en Francia, y había sido uno de los fundadores de la Orden en 1119).

Lo acompañaba otro ilustre monje-guerrero llamado Pere Rovira, por entonces Maestre de Provenza y la parte N.E. de la Península Ibérica para los intereses de los templarios, que era el nombre con el que públicamente las dos órdenes co-hermanadas se dieron a conocer. Su inmediato sucesor en el dicho cargo, el maestre Arnold de Bedocio, tuvo ya diferentes delegados que se movieron también por Aragón y Navarra, entre los cuales el templario Raymond Gaucebert, citado como 'bailiff' en la documentación de Barcelona y Vic entre 1135 y 1142.

Entre 1128 y 1136 Hugo de Rigaud se había hecho cargo de las posesiones que recibió en la Cataluña Vieja,así como de cuantos bienes el conde de Barcelona les cedió al sur del río Llobregat. El conde Ramón Berenguer IV y el obispo de Barcelona fueron convencidos con la misma facilidad de otros mandatarios de la necesidad de ampliar el número de nobles deseosos de enrolarse a la "Milicia de Cristo", exponiéndoles lo trascendente de una tal colaboración, como después el tiempo se encargó de demostrar.

Con los años cada vez se hacía más evidente el poder de las órdenes de Sión y del Temple en Cataluña y Aragón, porque fueron reclutando muchos jóvenes de nobles familias, siendo considerado un gran privilegio que algún miembro formase parte de la "Milicia de Cristo", por cuyo auge en pocos años se asentaron hasta más allá de Teruel, fundada hacia 1170, con las tropas del rey Alfonso II de Aragón. De entoces es la iglesia roánica de Sarrión, a unos 20 km al SE. ya en la comarca de Javalambre, donde anualmente se siguen cantando el largo "Salid-hijas-de-Sión"

Desde 1142 los templarios habían hecho posible la repoblación de la zona de Daroca, y alrededores, y en 1149 sus muchos castillos se alternaban con los monasterios cistercienses en las tierras antes fronterizas con los musulmanes. Cuando los monjes del cister llegaban a la plenitud de su monasterio, elegían un nuevo abad para que saliese a fundar otro muy alejado, Para ello salía acompañado de doce monjes más. La expansión de los templarios mediante sus encomiendas no debió de ser diferente, dado que se regían por una Regla casí idéntica a los cistercienses. Los nobles les hacían sustanciosas donaciones en razón de su clase social, al considerar que estaban en sintonía con el elevado espíritu que alentaba a los templarios. En la provincia donde antes sólo tenían un maestre provincial, él era el único administrador de los dominios templarios, como era el caso de la Corona de Aragón donde llegaron a tener más de treinta "encomiendas", o sea, unas espacios fortificados (18 en Cataluña, 14 en Aragón y una en Mallorca). Obviamente les urgió nombrar pronto otro administrador para tantas posesiones recibidas en el reino castellano-leonés, donde se establecieron poco después que en Aragón, colaborando igualmente en la tarea de la Reconquista. En Portugal, donde el rey les benefició muy precozmente, la sede central de los templarios fue desde el año 1160 el imponente castillo de Tomar. En 1171 el Gran Maestre Gualdim Pais construyó en aquella costa una inexpugnable fortaleza en un pedregoso islote en mitad del río Tajo, cerca de Brabante, al cual llamaron Almourol (En 1357, por decisión de Nuno Rodriguez, los bienes de los templarios los dieron a sus herederos llamados Orden de Cristo).

Para la noble juventud europea, el ingreso a la Orden representó, ante todo, hacer realidad los ideales caballerescos del siglo XII. El fervor religioso y el afán de protagonizar hazañas bélicas, eran entonces un ansia general, pues el camino a Tierra Santa había sido abierto y los viajes de los peregrinos y comerciantes debían ser garantizados. Todo ello se consiguió y se lo debían a aquellos monjes autorizados a matar en defensa de su fe. Aún las gentes no sabían que en su corta historia las órdenes de Sión y del Temple, y exactamente la segunda, dejó en el campo de batalla del Próximo Oriente unos 20.000 muertos. Realmente en el contexto medieval a que me estoy refiriendo, se podría presentar a templarios como la regia y blanca columna sobre la cual se presentaba esplendorosa la Cruz de Cristo, símbolo de la salvación del mundo.

Los templarios claro está que no fueron a Solsona a convencer a Arnau de Torroja para que entrase en su Orden. Tenían mucho trabajo con las donaciones de bienes y era imperioso reclutar gente de la misma zona que habitaban en las áreas mejor comunicadas. En efecto, el procurador de dichos monjes guerreros recibió tantas muestras aceptación en Cataluña, que debió buscar con urgencia hombres capaces de administrar tantas propiedades, prevaleciendo no obstante la misión de afiliar nuevos aspirantes a formar parte de los caballeros de la Orden del Temple. Hasta 1155 las comarcas de Berga y Solsona las administraban desde su encomienda fortificada de Palau del Vallès-Barcelona. Según A. Forey, autor del libro "Les Templiers" (p.91), cuando templarios se establecieron en Santa Perpetua de la Mogoda (Vallès) las donaciones a las órdenes de Sión y del Temple se incrementaron mucho. La mayor concentración de encomiendas catalanas estuvo entre el castillo de Granyena prácticamente situado casí en el límite sur de la comarca del Solsonés, y los alrededores de Lérida. Fueron cinco en total, y la de Barbens desde 1166 los Templarios la tuvieron gracias a las donaciones de los familiares del entonces recién nombrado Maestre Arnau de Torroja. Ello no impidió que hasta 1182 aquellos frays mantuviesen varios pleitos con los monjes del monasterio de Poblet para poder consolidar la dicha propiedad. Desde su castillo natal en Solsona, Arnau, gracias a su hermano el obispo, tanto antes como después de ser caballero templario, cuando se desplazaba a Barcelona (donde probablemente residiría largas temporadas), hacía noche en el castillo de El Papiol. La estancia más probable que le suponemos en el Llobregat fue no obstante el llamado castillo Ciuró,…por llevar el mismo nombre que una aldea limítrofe de la comarca actual del Solsonés con el Alto Urgel.

De hecho, en Solsona tan sólo se tiene noticia documentada de que hubo destinado un comendador templario en 1170. Se llamaba Guillermo de Solsona, siendo un administrador itinerante, pero capaz de haber convencido al conde Galcerán de Pinós para que diera a la Orden toda la zona de la montaña Palomera, situada al N.W. de Puig-Reig (cerca de Manresa). Poco después era de templarios toda la tierra alrededor de la emblemática montaña catalana Pedraforca, entre Baga y Sant LLorenç dels Piteus. En fin, el Solsonés fue administrado conjuntamente con la comarca del Pallars y otros pueblos alejados.

Los templarios en 1143 se instalaron en la encomienda de Palau (donde parece que estaban desde hacía tres años) y en Novillas. La primera donación a templarios en Cataluña fue en 1126, posterior a las donaciones hechas a la orden de San Juan del Hospital. En 1130 antes de morir Ramón Berenguer III les dio el castillo de Granyena de Segarra donde ya consta un comendador en 1181, instalándose más tarde en Mas-Deu, en el Rosellón, la cual zona acabó incorporada a la Corona de Aragón. En 1140 el 'Pater Maestre de Rovira' vendió dicho palacio de Palau a Raymond Gaucebert, Raymond Arnold y a un capellán llamado Ponç.

Las órdenes de Sión y del Temple, reclamaron bienes al rey de Aragón, dada su superior implicación en las campañas, y a cambio la Orden se comprometió a enviar diez caballeros desde Tierra Santa a España para formar un núcleo de caballeros nativos. Para ello se les cedió los castillos de Daroca, Osso y Belchite, además de otras plazas que se fuesen recuperando de los árabes. El conde Ramón Berenguer III decretó además que su milicia siguiese el modelo de los caballeros del Temple de Salomón en Jerusalén que defendía la Iglesia en el Oriente Próximo.

Dicho acuerdo se alcanzó en 1143 y en las siguientes conversaciones les dieron los castillos de Mongay, Barbará, Calamera, Belchite, Remolins y Monzón, así como los derechos reales de Corbins. En adición también 1000 sueldos de lo recaudado en Zaragoza y Huesca, además de una quinta parte de lo reconquistado, quedando exentos de pagar impuestos. Por su parte el conde de Barcelona escribió al Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple entre 1137 y 1143: "…el rey Alfonso dejó su reino en herencia al Santo Sepulcro al Hospital y al Temple,…porque gracias a ellos el reino podía ser defendido".

Como es lógico, también los nobles catalanes con el paso del tiempo creyeron que las donaciones que les hizo Ramón Berenguer IV resultaban excesivas, pues ya se habían olvidado de cuando templarios se enfrentaron con los almorávides que, extendidos por el este de la Península, dominaron las orillas de los ríos Ebro y Segre.

El primer Gran Maestre de Provenza e Hispania de origen catalán fue Pere Rovira, quien se comprometió ante el conde Ramón Berenguer III a proteger sus dominios contra los enemigos de la fe cristiana. Asimismo, quedaba a cargo de las órdenes de Sión y del Temple la dirección estratégica de las campañas bélicas contra los musulmanes peninsulares. Al quedar legitimada la Orden ante el Conde de Barcelona, éste incluso accedió a no pactar con los musulmanes absolutamente nada sin someterlo a la aprobación previa del Gran Maestre especializado.

Pere Rovira estaba muy bien informado,… y curtido por haber guerreado en Tierra Santa. El historiador J. Miret Sanç en su libro "Las casas del Temple y del Hospital…", dejó escrito su convencimiento de que el dicho Maestre catalán describió muy bien la desastrosa campaña de los cruzados en Palestina durante la Segunda Cruzada. Pudo saberlo, porqué para poder tener el liderazgo de la Orden del Temple en Provenza y España se le exigió, como a todos, que hubiese hecho los debidos méritos en el otro extremo del mar Mediterráneo. Aunque con referencia a Arnau no haya pruebas, es muy plausible tal suposición al tratar de agotar las posibilidades de interpretación de sus vivencias.

El sucesor de Pere Rovira se benefició ya de unas jerarquías intermedias entre los templarios porque su expansión hizo difícil enlazar la casa-madre de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén con sus muy distantes encomiendas diseminadas por incontables condados de Europa, aunque estuviesen ayudados por los monjes de los conventos cistercienses. El continuador de Pere Rovira fue el también catalán Hugo de Barceló (Gran Maestre in parte nostre Hispania) en 1160, quien debió de ganar igualmente su cargo jerárquico por haber hecho méritos en Palestina. Al Gran Maestre Barceló lo sucedió en el cargo Hugues Gaufed (1163-1164). En 1156 Aimeric de Torroelles fue Maestre de Tortosa, y nueve años después lo fue del castillo de Miravet, adquirido en 1153. Ambos castillos fueron comandados en 1165 por Guillermo Bernard, quien fue comendador de dos jurisdicciones de templarios en Cataluña.

Referente a la exigencia de hacer méritos en Palestina, en Cataluña aún existe una inquietante leyenda que el resto de Europa ignoró siempre: Pretende que una hermandad de caballeros del Conde de Barcelona fueron el germen inspirador de la Orden de los templarios. Dicha hermandad habría sido fundada por dos capitanes de los cruzados catalanes cuando, en 1099 fueron la tropa de choque que forzaron la Puerta de San Esteban y primero entraron en Jerusalén. Tal hazaña les dio renombre entre todos los cruzados, y los mismos catalanes, viéndose elegidos por designios divinos, se organizaron para conmemorarlo para el resto de sus vidas. Dichos capitanes eran los hermanos Pinós-Bagà, hijos de Berenguela de Montcada, quienes, como todos, habían participado en la Primera Cruzada como tropa del Conde de Toulouse, a las órdenes de Geofredo de Bouillon.

LA GRAN GESTA DE RECONQUISTAR TORTOSA JUNTO AL RÍO EBRO

En mi empeño de escribir la reseña más exacta del noveno Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, presentaré una elaborada aproximación a los años de juventud que vivió Arnau de Torroja, siendo de desear que el pensamiento filosófico y la sensibilidad artística me proporcionen argumentos suficientes, del mismo modo que, si los lograse equilibrar, me permitirían desarrollar ópticamente el lado místico y espiritual de su existencia. Aun cuando Arnau de Torroja fue un paisano mío que vivió en un muy lejano siglo XII, todavía puedo adivinar algunas de las sensaciones que hicieron vibrar su alma ante muy concretas obras de arte piadosas. No sólo me remito al ábside de la iglesia de nuestra ciudad, sino que, dada la estratégica posición militar del castillo de Cardona, a unos 30 km lejos de Solsona, seguramente debió de contemplar las escenas de las bóvedas pintadas de la iglesia de Santa María de Cardona, que están hoy expuestas en el Museu d'Art Romànic de Barcelona (MNAC), pues datan del año 1040. Situándose debajo de dichos frescos, quien hoy lo desee podrá conectar con la admiración que debió de sentir aquel piadoso joven, puesto que de los pintados en el templo románico de Santa María de Solsona ya no queda ni rastro.

La gran epopeya bélica que culminó con la conquista de Tortosa, interesa especialmente a esta biografía de Aranu de Torroja justamente porque en aquella campaña intervinieron los caballeros del Temple, y porque fue donde el intrépido joven de Solsona encontró la primera ocasión de hacer evidente su especial temple, quizá estimulado por una juvenil ansia de sorprender a su hermano obispo de Barcelona y a los veteranos de armas de su sobrino Ramón II de Solsona, quienes años antes habían participado en la toma de Almería. Se puede dudar si Arnau de Torroja también había galopado con ellos en el sur de España, pero no hay duda de que él sí estaba en la conquista de Tortosa. Los catalanes del Prepirineo eran hombres muy admirados por estar bregados en expulsar a los musulmanes de sus tierra. Es más, con su empuje sus conquistas incluso habrían llegado más lejos de Almería, pero se impuso un límite a las conquistas de los catalanes, debiendo éstos renunciar a Murcia (por el Tratado de Cazorla) a cambio de no rendir el homenaje debido al rey de Castilla por las conquistas de la Corona de Aragón, aunque el conde de Barcelona le siguió siendo sumiso.

Era norma común de aquellos años que se repartiesen las posesiones de los musulmanes bastante antes de haberlas conseguido ganar con la batalla prevista. Así lo hizo Ramón Berenguer III con la ciudad de Tortosa, y por entonces también tenía prometido repartir los bienes la población de Artal, en el condado del Pallars. En 1136 Ramón Berenguer IV hizo concesiones semejantes a Guillermo de Montpelier y a Guillermo Ramón de Montcada, así como a las tropas genovesas que le ayudarían. No obstante alguno se quedó sin lo prometido. El historiador J. Miret Sanç afirmó que el gran senescal Guillermo Ramón de Montcada y los genoveses, sí que recibieron la proporción acordada, pero los templarios sólo un quinto del tercio restante. Sus reclamaciones fueron las que primero se atendieron y los templarios recibieron por fin lo que esperaban de aquella campaña, aunque el conde de Montcada tomó parte en asuntos de la nueva administración y ellos no.

El año siguiente de dicha conquista las órdenes de Sión y del Temple también obtuvieron un quinto de lo conquistado en Lérida en 1149, desde Corbins en el norte, y hasta Gebut en el sur. Un tercio quedó para el Conde de Urgel que no tuvo señorío sobre lo dado a los templarios, pero en compensación recibió el castillo de Ascó. Otros dos tercios de Tortosa fueron del propio Conde de Barcelona.

Después de la conquista de Lérida éste dio a los templarios el castillo de Gardeny, en el Segriá (Alfonso I de Aragón había construido aquel castillo en 1123 pero debió cederlo porque no lo podía mantener). El Conde de Barcelona también dio a los templarios algunos derechos sobre el castillo de Fontanet, en la orilla opuesta de donde está Gardeny en la capital leridana. En 1153, después de dominar toda la orilla del Segre, Ramon Berenguer IV también les dio buena parte de la Ribera de Ebro, desde Mequinenza a Benifallet, y además de Miravet, incluyó fortalezas menores como: Algars, Batea, Corbera, Gandesa, Pinell, y Rasquera. Pero ellos hicieron reclamaciones, siendo la más conocida la del castillo de Remolins, a orillas del río Segre, que se les había prometido en 1143. Se celebró un juicio en 1154 y el obispo de Lérida se lo concedió por fin. La gratitud a las órdenes de Sión y del Temple fue algo habitual bajo Ramón Berenguer III y su hijo Ramón Berenguer IV.

En definitiva fueron propiedad de las órdenes de Sión y del Temple: Mequinenza, Flix, Ascó, García, Mora de Ebro y Tivisa, así como diversos bienes en Marsá. En la nueva frontera entre la Cataluña nueva y la Vieja, sus encomiendas intercaladas entre los monasterios cistercienses de Poblet (1151) y Santes Creus (1159), complementaban sus esfuerzos, aunque tampoco puede decirse que lo hiciesen en buena armonía. Lo cual es extraño, ya que además de ser monjes todos bajo casí la misma Regla, si unos eran la intendencia por cultivar las nuevas tierras, los otros medio-guerreros, les prestaban ayuda como cirujanos y protección en tierras fronterizas. Pero ahora debo ocuparme ya del periodo posterior a las dos primeras grandes cruzadas en Tierra Santa, las cuales en tiempo de Arnau de Torroja ya eran historia pasada en Palestina.

ARNAU, RECLUTADO, VIAJÓ EN BARCO HASTA TIERRA SANTA

Todos los nobles medievales como Arnau de Torroja, desde que tenían capacidad de guerrear viajaban mucho debido a su contribución en todas las empresas que se los requería, desde su propio castillo hasta las posesiones que muy a menudo compartían con otros nobles o los mismos reyes. En Europa no eran tiempos de grandes propiedades, pero si de grandes propietarios. Cuanta más responsabilidad un noble o un rey tenía, tanto más cabalgaba por mucho que nos cueste de imaginar, y los detallados desplazamientos del rey Jaime I nos ofrecen la mejor prueba de dicha movilidad. De hecho sólo les retuvieron las grandes nevadas.

A fin de evitar la ruta marítima directa con Próximo Oriente, los voluntarios europeos reclutados fueron por tierra a la primera y a la segunda grandes cruzadas, pues había el contratiempo de que las islas del Mediterráneo estaban infectadas de piratas. Posteriormente, al acudir a la tercera Cruzada (hubo ocho en total entre 1095 y 1291, todas para conquistar los Santos Lugares), los puertos de Marsella y Génova ya fueron puntos de embarque para los cruzados, pero dada la importancia comercial de Venecia y las vías templarias que garantizaron desde allí itinerarios terrestres, debemos suponer que Arnau de Torroja, aunque en la primera parte de su viaje se beneficiase de la travesía naval hasta Marsella, llegó a Venecia a caballo en su tramo final desde Génova. Éste era el más antiguo puerto de la Orden del Temple en Europa y su acceso lo tenían protegido con cadenas, tal como era costumbre entonces ponerlas también en los ríos para evitar en ellos la navegación no deseada. Venecia entonces era capital de una nación imponente, al extremo de que, según le explicaron a Arnau, el año que él había nacido los venecianos habían derrotaron a la flota egipcia, arrebatándoles las ciudades que tenían en la costa fenicia.

Así pues, Aranu de Torroja la primera vez que se embarcó hacia Tierra Santa llegaría en navío hasta Génova, vía Marsella, para desde allí galopar cuatro días (gracias a que iría cambiando de caballos en las encomiendas templarias del camino). A pesar de ser un hombre de mundo, mi biografiado debió de sorprenderse más que cualquier persona de hoy día al descubrir el peculiar encanto de la ciudad de Venecia, porque no había foto capaz de haberle prevenido de sus señoriales calles de agua. En Venecia se presentó donde debía embarcase con el resto de los voluntarios, ya que desde aquel puerto comercial se hacían los viajes más seguros por el Mediterráneo, pues las islas Baleares, y las de Cerdeña y Sicilia estaban en poder de los musulmanes (Hasta morir Roger II en 1154, los normandos no los expulsaron definitivamente de Sicilia. En el resto de Italia, Arnaldo de Brescia que instauró la República, murió ejecutado en 1155).

En vida de Arnau de Torroja en la costa de Barcelona sólo empezaba a despertar el arte de navegar, y ello contando que incluso el propio conde catalán Ramón Berenguer III (1114) había pirateado por las costas de las islas Baleares. Su madre era una princesa vikinga llamada Mafalda de Calabria (al Sur de Sicilia). Ramón Berenguer "el Grande" no desistió de su habitual recurso de piratear hasta que en cierta ocasión, al regresar a Barcelona la encontró arruinada por el saqueo de moro Almanzor. Piratear, dicho conde catalán lo llevaba en sus genes, y por ello lucrarse en el mar quizá fue también una preferencia de su nieto el rey Pedro.

El Papa Nicolás II en 1291 pretendió acabar con la piratería por lo que prohibió comerciar con los musulmanes. No obstante era un negocio demasiado lucrativo para cumplirse dicha prohibición, pues los navíos catalanes entonces ya estaban comerciando en Málaga y en el Norte de África. Más aún, fue por dicho éxito que los condes de Barcelona se plantearon arrebatar Sicilia a la Casa de Anjou 1282, a pesar de protegerlos el Papa de Roma. Por aquel entonces las casas de Barcelona y Anjou pugnaban por hacerse con el sur de Italia. La proclamó suya la reina Constanza de Sicilia, después que Roger de Luria impidió que la flota de la Casa de Anjou invadiese Cataluña, derrotándolos en Palamós y Rosas. A partir de entonces realmente el Mediterráneo fue un "mar catalán",… hasta el año 1500, que fue cuando irrumpieron los descastados barberiscos (actual Argelia). La conquista de Menorca fue encomendada por el monarca a Ramón de Serra, un templario que más tarde sería Maestre provincial.

Por aquel entonces las casas de Barcelona y Anjou pugnaban por hacerse con el sur de Italia. La proclamó suya la reina Constanza de Sicilia, después que Roger de Luria impidió que la flota de la Casa de Anjou invadiese Cataluña, derrotándolos en Palamós y Rosas. A partir de entonces realmente el Mediterráneo fue un "mar catalán",… hasta el año 1500, que fue cuando irrumpieron los descastados barberiscos (actual Argelia).

Volviendo a los tiempos de mi biografiado, en 1162 por la ruta marítima llamada "de cabotaje", los barcos venecianos transportaban hierro para los templarios porque entonces aún no disponían de una efectiva flota propia, aunque ya trabajaban para tenerla, dada su necesidad de transportar por mar también sus caballos. Al final de aquel siglo la Orden declinó sus preferencias por el puerto de Marsella y, según el cronista catalán Ramón Muntaner, el principal punto de aprovisionamiento de los templarios posteriormente fue Brindisi, ya que les dejaba más cerca del Vaticano y Roma, pues dicho puerto situado en la costa del mar Adriático que, metafóricamente hablando, es donde Italia tiene "el talón de su bota".

Los primeros viajes marítimos de Arnau de Torroja los hizo en galeras largas y estrechas impulsadas por remeros, pero ayudadas por el velamen. Como apenas sobresalían del agua navegaban rápido, y ello a pesar de que además de personas transportaban el obligado avituallamiento de cada expedicionario para no desfallecer durante la travesía, así como su equipo bélico y ropas. A cada caballero le acompañaban varios sirvientes y sus caballos. Y es que incluso los famosos nueve templarios fundadores de la Orden habrían sido acompañados de sus escuderos, de imprescindible ayuda al vestir al caballero con armas y su muy pesada cota de malla o armadura.

En tan largo trayecto al joven Arnau y a los demás distinguidos nobles se le informó más detalladamente de la situación histórico-política de su próximo lugar de residencia, así como de todo aquellas campañas históricas y normas básicas de la Orden del Temple a la que se habían acabado de afiliar. Aquel bautizo de mar, junto a otros muchos nobles de diferentes países, sin duda le hizo darse cuenta de la importancia de saber hablar muchos idiomas. Estaba agradecido a los buenos consejos de su hermano obispo, y esperaba de no defraudarle ascendiendo rápidamente de jerarquía dentro de la Orden. Tenía grandes proyectos y por el momento navegar le debió de parecer cual vivir un bello sueño.

Su vigorosa juventud gozaba con la exigencia de trasladarse al Oriente Próximo para hacer los méritos necesarios, y no le representaba ningún sacrificio, sino todo lo contrario. Deseaba enfrentarse con sus armas a los herederos político-religiosos de Mahoma, de quienes sabía que perpetuamente vivían muy divididos entre sí. Los musulmanes sunies, que reconocían al califa de Bagdad, provocaron que en Egipto reinasen los califas fatimís. Los sunitas de El Cairo fueron desplazados por los abasies, siendo los que en la España musulmana alcanzaron máximo poder al fundar un califato independiente en Córdoba.

Cuando Arnau de Torroja llegó a Palestina (entonces llamada "Outremer"), debió agobiarse por aquellas intrigas y luchas intestinas cada vez más graves, como referiré en otro momento, puesto que se trata de intentar recrear las situaciones que le tocó vivir. Para empezar hay que advertir que por lo general las relaciones entre los templarios y los habitantes musulmanes del país fue intensa y duradera.

El Gran Maestre de las órdenes del Temple y de Sión en persona era quien mandaba el ejército de los cristianos, a veces de forma oficiosa, porque nadie como ellos podían transmitir tan elevada disciplina y arengar a las tropas con las más acertadas frases. (Cuando los templarios se negaban a participar en alguna campaña, los sustituían los estrategas hospitalarios).

También en las batallas los caballeros templarios siempre habían demostrado la superior eficacia de sus normas, entre las cuales la de no retroceder jamás si el enemigo no les triplicaba en número. Se justifica, porque sus espadas tuvieron doble filo como lo requería un gesto de brazo, tan secreto como extraordinariamente efectivo. La daga era, en cambio, de filo único pero de muy ancha hoja,… a saber con que utilidad. Luchaban por sus ideales muy religiosa y organizadamente, siendo controlados por diversos mandos intermedios perfectamente jerarquizados según un esquema publicado en el siglo XIX por una autoridad en la materia). Tanto empeño les era bien necesario cuando pretendían el control de las vías de comunicaciones, las cuales la historia confirma que fueron realmente seguras, y con más impacto en el desarrollo de aquella sociedad que la red de autopistas europeas en el siglo XX. En definitiva, su fe, nobleza y sentido del honor, no lo podrá olvidar la historia, y lo que más cautiva de los templarios es la altanería con que se entregaban al peligro, y que, como era de esperar, los hizo morir a miles en el curso de sus muchas batallas contra infieles.

Entre los siglos XI y XIII, 25.000 europeos, entre ellos 7.000 nobles como Arnau de Torroja, se establecieron en Tierra Santa cual si se tratase de una masiva migración que prorrumpió en Oriente Próximo como una masa compacta que llevaba a cuestas todas sus pertenencias. Los primeros Cruzados en acudir a la liberación de Jerusalén, inicialmente ocuparon Biblos, cerca de Beirut en el Líbano, que pasó a ser un feudo dependiente del vecino condado de Trípoli (Biblos no volvió a ser de los musulmanes hasta finales del siglo XII, ja fallecido mi biografiado). Cuando Arnau de Torroja llegó allí, ya encontró edificado el castillo más emblemático de los caballeros cruzados (1104).

LA HISTORIA DE JERUSALÉN QUE ARNAU DE TORROJA ESTUDIÓ

Además de lo visto al llegar a su destino, sin duda que Arnau de Torroja ya antes de enrolarse también debió de informarse bien acerca de la orden en la cual él quería militar. Así pudo saber que los cruzados conquistaron Jerusalén el 15 de julio del 1099. Su intención inicial era la de devolver su esplendor al Santo Sepulcro. Al principio solamente retocaron la construcción existente sobre la tumba de Jesús. En el 1119 la aedicula entera fue completamente reconstruida por el escultor boloñés Renghiera. Fue durante esta reconstrucción que el vestíbulo de la tumba fue añadido (pues había sido sacado durante la construcción de Constantino).

Si esta semblanza de Arnau de Torroja en lugar de pretender ser una biografía eligiese la trama de una novela, dedicaría un largo capítulo a explicar gran el efecto que tanto exotismo causó en el joven noble caballero de Solsona. Es más, la sola descripción detallada del ambiente medieval de su ciudad natal ya daría para un extenso capítulo, pero dejo para otros el describirlo, así como evito referirme a describir el colorido y el bullicio que se vivía en la Palestina a su llegada. Aunque veía a muchos musulmanes y hebreos, en cambio en la misma Jerusalén había pocos, y además lo único que se hablaba en dicha capital era el francés y el latín. Entonces aun faltaba un siglo para la irrupción de los mamelucos de Egipto, y dos para que entrasen en la historia los otomanos turcos que ocuparon Anatolia.

Los europeos que llegaban a Tierra Santa a mediados del siglo XII pudieron presumir de sus cotas de malla, pero por otra parte ignoraban lo eficaces que pueden llegar a ser para comunicarse, el vuelo de las palomas mensajeras de los musulmanes, siendo legendarias las del gobernador turco, o sea el sultán de Siria llamado Nur ad-Din, o más exactamente Noor 䤭din, al que para abreviar en los sucesivos capítulos escribiré simplemente Nuradín (+ 1174), puesto que habré de referirme muchas veces a él. Las palomas mensajeras fue un medio de comunicarse tan rápidamente que en su tiempo parecía insuperable, si bien al poco tiempo, en la misma Palestina, aún lo mejoró mucho más el carismático líder musulmán Saladino inicialmente al servicio del dicho sultán unificador de Siria.

Por aquel prolongado intercambio cultural y progreso de las vías de comunicación, el fracaso general de las Cruzadas, siendo de balance desastroso por los fines que los europeos pretendieron, en cambio marcó el inicio del auge de la Europa Occidental, porque si para todo islamita aprender alguna cosa de los Cruzados era comparable a traicionar su fe, los europeos sí que aprendieron de los orientales todo lo que pudieron, en especial su lengua y además con rapidez. Lástima que una vez en Europa, tantos conocimientos nuevos sólo pudieron ordenarse, para lo cual al menos se crearon universidades donde aplicar nuevos términos (cifra, álgebra, cénit, etc.) oriundos de la India, pues los musulmanes por lo general aparte de alguna técnica, sólo fueron cual una correa de transmisión de saberes.

Al haberse abierto los caminos que permitían pisar el mismo suelo donde vivió Jesucristo, hace comprensible que de toda Europa acudiese gente, y muchos buscando descaradamente fortuna. Los caminos eran muy transitados algo que hay que tener en cuenta para hacerse mejor idea del ambiente. Ciertamente la gran mayoría de caballeros cruzados que sobrevivieron regresaron a Europa, pero no así los de las órdenes militares, quienes en su gran mayoría se quedaban (Arnau de Torroja fue una de las pocas excepciones). Allí tenían su cuartel general fijo en el siglo XII, pudiendo hacer méritos en los países de todo el vasto alrededor de Palestina con mayor facilidad que en España, donde musulmanes y cristianos confraternizaban todavía perfectamente. La multitud de lenguas habladas en Tierra Santa entonces era muy impresionante, y los capaces de servir de interpretes lógicamente eran muy buscados incluso en los estamentos oficiales.

Arnau de Torroja en la ciudad "Tres veces santa" se debió de emocionar como todos sus acompañantes, dada su fuerte convicción religiosa, y al saber que viviría en la casa principal de su Orden. Exactamente estaba en el Monte Sión, o sea la colina que (antes de arrasarla los romanos para sustituirla por Aeria Capitolina vacía de judíos) había sido la parte más elevada de la primitiva Jerusalén que está sobre el Monte Moria, algo inferior de cota. En el Monte Sión Arnau no encontró otras murallas que las del complejo que incluía una iglesia anexa a la casa-madre, o residencia de la élite y principal centro de mando de las órdenes co-hermanadas de Sión y del Temple. Se trata aún hoy de un muy regio y piadoso lugar,… que incluye una cisterna subterránea convertida en una espaciosa despensa, pero durante su estancia era un lugar de recogimiento y donde todos se turnaban para rezar más íntimamente.

Se tienen muchas referencias bíblicas de que el vasto sector alrededor de la colina del Monte Sión cuando estuvo todo bien amurallado. En la iglesia de Nuestra Señora de Sión informaron a los nuevos reclutas que fue exactamente allí donde, en su última cena, Jesús instituyó la Eucaristía. Arnau de Torroja se daba perfecta cuenta que viviría nada menos que en el famoso "Cenáculo". Probablemente tanto a él como a sus más compañeros de viaje, la emoción les haría arrodillarse, al igual que tantos y tantos peregrinos y turistas que lo visitan en nuestros días. Lo que hoy no padecen ya los residentes de aquel lugar son los efectos del agua contaminada y epidemias, que como pronto habría de saber Arnau, igual afectaba a reyes que a mendigos.

Arnau de Torroja comprendió también que los líderes de su Orden declinasen el privilegio de estar más cerca del Santo Sepulcro, allí donde tenían su sede central los caballeros de la Orden de San Juan del Hospital. Después de todo, la humildad y el valor de los templarios quedaba reforzada teniendo la casa en el exterior de la ciudad medieval de Jerusalén. Arnau de Torroja y algunos de sus compañeros de viaje, la flor y nata de la joven nobleza europea, fueron seleccionados para ser instruidos en el famoso monasterio adjunto a la iglesia de Santa María del Monte Sión. Haré un breve repaso al tan importante lugar de acogida de Arnau, porque décadas después nuestro hombre, ya entrado en años, se estableció de nuevo en aquel lugar santo para dirigir con magistral templanza a todos los templarios del orbe cristiano.

Cuando el rey David conquistó la zona del Monte Sión construyó su fortaleza en la cima de la colina al oeste del actual núcleo amurallado de Jerusalén. La llamada "Ciudad de David" estaba en la parte más baja, cerca de las Fuentes de Siloe, todo lo cual fue arrasado por los babilonios en el siglo VI aC. y no volvió nunca más a disponer de murallas. Los esfuerzos se centraron por edificar cerca del monte del Templo del Rey Herodes, con una sagrada zona central llamada la Cúpula de la Roca, siendo donde se creía que había estado el Templo de Salomón, del cual en el año 70 dC. los romanos derribaron todas las murallas, e incluso arrasaron, para castigar más duramente la revolución de los judíos. En 135 dC. otros soldados romanos dotaron de murallas nuevas a Jerusalén, como cualquier otro de sus campamentos, pero no reconstruyeron las del Monte Sión. Entre los años 444 y 460 la iglesia del Monte Sión había sido restaurada por la emperatriz Eudoxia, y desde aquel reducido núcleo de Jerusalén volvió a expandirse hacia el norte.

La tumba del rey David en el Monte Sión ya en vida de Jesucristo se había convertido en un edificio particular y pertenecería a algún rico seguidor del Mesías, pues a partir del siglo II dC. era aún un tranquilo barrio de gente noble. Desde el siglo V la piedad cristiana hizo de las ruinas del Monte Sión un centro de gran devoción, convirtiéndola de nuevo en un templo religioso considerado Madre de todas las iglesias. El caso es, que ni siendo además el lugar del "milagro de Pentecostés", cuando sobre la cabeza de los apóstoles ardieron "lenguas de fuego", se evitó que aquel edificio se incendiase en dos ocasiones los años 614 y el 965.

Las murallas de Jerusalén fueron de nuevo derribadas por el califa Al-Aziz el 975 dC., pero cuando Saladino se apoderó de la ciudad, prolongó las nuevas murallas del Monte Moria hasta incluir aquel sagrado montículo del Monte Sión porque tenía reputación de ser la Tumba de David (1 Re.: 2,10). Ésta se sigue creyendo ubicada debajo de la sala llamada "El Cenáculo", mostrándose hoy allí un gran cenotafio en recuerdo del bíblico soberano de Israel.

Los primeros cruzados habían encontrado en ruinas y sin murallas la predominante cima del Monte Sión, allí tan sólo había una modesta iglesia bizantina, a la cual hicieron una solemne procesión previa al asalto de Jerusalén en 1099. Poco después se restauró el templo de "Santa María del Monte Sión", siendo desde entonces uno de los principales lugares de culto de Tierra Santa, y a cuyo alrededor Godofrredo de Bouillon mandó levantar una muralla almenada dándole el nombre de Santa María del Monte Sión y del Santo Espíritu (M. de Vogüé "Eglises de l'Ordre de Notre-Dame de Sion"). Ésta fue la primera casa central de la orden de Sión, y luego también la del Temple que fue en realidad "su brazo armado". Allí residieron los llamados "Chevaliers de l'ordre de Notre Dame de Sion" (según el historiador Vincent, en su obra "Histoire de l'ancienne imagen miraculeuse de Notre Dame de Sion").

En cuanto al "Cenáculo" mismo, es cuanto ha quedado de la iglesia bizantina hecha construir por Godofredo de Bouillon. Los cruzados anteriores a la fundación de la Orden del Temple la llamaban simplemente "Santa Sión", siendo una comunidad heredera de la cristiana más antigua (At.: 2-15). Godofredo antes de la victoriosa toma de Jerusalén había sido benefactor, sino fundador, de la Orden de Sión, para la cual en 1070 también se erigió un monasterio en su propiedad de las Ardenas. Una vez en Jerusalén los monjes calabreses que allí se enclaustraron igualmente mantuvieron incorporadas al catolicismo fragmentos de las tradiciones bizantinas, griegas y egipcias.

Los primeros cruzados concibieron la idea de reunir todos los santuarios cristianos de Jerusalén bajo un nuevo monumento en forma de cruz. El Santo Sepulcro fue reparado y una edículo puesto encima. Pero las naves no podían tener la misma proporción y el nuevo edificio tuvo que ser limitado mediante pequeños oratorios. Desde un pasadizo se podía bajar a la capilla de Santa Elena y la Cripta del Encuentro de la Santa Cruz. Los primeros cruzados decoraron tan santas paredes con piadosas inscripciones en latín. La nueva basílica fue consagrada por el obispo Fulcherio el día 15 de julio del 1149, que era el 50º aniversario de la conquista de Jerusalén, tal como se lee en una inscripción latina grabada en bronce sobre la puerta principal:

"Este santo lugar ha sido santificado con la sangre de Cristo, por lo que nuestra consagración no añade nada a su santidad. Sin embargo, el edificio que cubre este lugar santo ha sido consagrado el 15 de julio por el Patriarca Fulcherio y por otros dignatarios, en el año IV de su patriarcado y en el 50º aniversario de la captura de la ciudad, la cual en ese momento brillaba como oro puro. El año 1149 del Nacimiento de Cristo."

Aparte de la toma de Jerusalén en 1099, los otros dos hechos culminantes de las Cruzadas (la victoria de Saladino en Hattin, y la posterior victoria de Ricardo "Corazón de León" en Arsuf) sucedieron después de muerto mi biografiado. Al vivir Arnau sus gestas entre dos Cruzadas, la historia pasó por alto los años de convivencia más profunda entre las dos culturas religiosas, e incluso en las revistas especializadas es vergonzoso cómo se ignoran allí las batallas ajenas a la serie de cruzadas oficiales de los europeos. Me costó bastante investigar el dicho periodo vivido por Arnau de Torroja porque fue como una larga serie de cruzadas del rey de Jerusalén contra Egipto, y ello se realizó exactamente entre la segunda y la tercera Cruzadas de gran renombre. Al presentar los frutos de mi esfuerzo claro está que no puedo ofrecer pruebas definitivas e irrefutables, pero el contexto y las lógicas deducciones ayudarán a hacer una biografía que de otro modo sería imposible. Como no hay referencias históricas de mi internacional paisano, escribo el presente ensayo con aspiraciones de que parezca una biografía.

Expongo siempre mis opiniones para que sirvan de inspiración en futuras hipótesis de trabajo de los historiadores con título, y así quizá alguno pueda presentar alguna elaborada biografía suya. Todo lo que he escrito puede ser mucho más afinado, que duda puede caber de ello, aunque nadie que no haya sido la sombra de mi biografiado, tampoco pasará de ofrecer puntos de vista subjetivos.

Arnau de Torroja llegó a Palestina con gran afán para hacer méritos a fin de no defraudar a su familia, y aunque pueda parecer que por tratarse del periodo entre dos grandes Cruzadas no debió de tener muchas oportunidades, sucedió que los cristianos fueron llamados a intervenir repetidamente en ayuda del visir de El Cairo. Cuando el rey de Jerusalén ocupó militarmente aquella capital, en lugar de ver a los expedicionarios francos cual invasores de Egipto, se les consideró verdaderos protectores de la paz. Por su parte los francos (a quienes llamaban "franys"), por aquel entonces aún veían a los egipcios como a unos buenos clientes, puesto que les pagaban muchos dinares por permanecer en su capital.

El rey de Jerusalén Amalrico I se introdujo en Egipto aprovechando la confusión política que en aquel momento se vivía en el califato fatimita de Foulques. Al serle pedida ayuda por el visir usurpador llamado Dirgham, (otro personaje olvidado por la historia) el flamante rey de Jerusalén, un joven melenudo alto y delgado, que sólo en apariencia era un hombre piadoso, había ordenado hacer los preparativos para invadir Egipto con mucho afán de protagonismo. En aquella primera ocupación seria del año 1163 (pues habían tenido contactos con anterioridad), también participó Arnau de Torroja, por entonces quizá ya terminado su adiestramiento. Los propiamente caballeros templarios residentes en la casa-madre del Monte Sión en tiempos de Aranau de Torroja serían unos 300, sin contar a los sargentos (que eran la segunda categoría dentro de la Orden), ni las tropas auxiliares, así como a los escuderos y demás sirvientes. Los propiamente caballeros eran nobles muy escogidos para ser iniciados a conciencia y entretanto hacían de mensajeros a fin de que funcionase la comunicación jerárquica con otros mandos subalternos dispersos por encomiendas y castillos del sector. En el Monte Sión los jóvenes nobles europeos que recibieron todo tipo de enseñanzas al mismo tiempo que Arnau de Torroja, tuvieron en común con él su probada bravura al entrar en combate, gracias a lo cual se les podía instruir acerca de una superior manera de llevar a cabo con éxito mayores empresas.

Al haberse criado Arnau de Torroja en una sociedad rural, en el siglo XII más que hoy, convivió muy cercano a los animales domésticos. De entre los más cotizados de la pirámide alimentaria en el centro de Cataluña, estaba (y sigue estando) el cerdo. Puedo imaginarme lo sorprendente que debió de parecer a mi biografiado el conocer la altísima simbología geométrico-matemática de la estrella de doce puntas. Cuando recibió las primeras clases de simbología iniciática en la casa-madre de Jerusalén, los dos triángulos concéntricos, pero invertidos, supo que configuran la llamada Estrella de David (y "Sello de Salomón" si tiene inscritos hexagramas). En consecuencia Arnau no podría dejar de pensar en la doble hilera de seis tetillas a cada lado del vientre de las cerdas alíneadas. Era en aquellas doce urbes donde la Naturaleza se había mostrado desde siempre sabia y generosa, pues brindó antes que nadie el "numero de la plenitud" en el animal básico para la subsistencia; …y para colmo cada tetilla vista de perfil ya daba la misma cantidad de triángulos que la dicha estrella de seis puntas, o sea, la misma que con los siglo pasaría a identificar la bandera de Israel. Con razón los musulmanes se negaban a comer "galufo" (cerdo), debió de pensar. En todo caso, Arnau valoró inmediatamente el triángulo y la estrella que, según le decían, era la base misma del intelecto humano. Los prehistóricos que habitaron la zona donde él había crecido, aún los apreciarían más a los cerdos, no en vano los sacrificaron ritualmente en sus altares en forma de toro hueco que son llamados dólmenes porque decapitados por los siglos los ingleses los creyeron mesas de gigantes.

A lo largo de los años que los templarios dominaron Tierra Santa llegaron a tener allí 24 castillos, desde los cuales fueron capaces de dar protección a las tres grandes capitales que, a parte de Jerusalén fueron, de sur a norte, Acre (en la costa Palestina), Trípoli y Antioquía (Siria), porque la isla de Chipre fue una posesión posterior. La Orden también tenía senescales (más tarde llamados comendadores) en Acre y Antioquía de quienes dependieron las demás encomiendas y castillos regionales. Fue en las dos citadas ciudades donde Arnau de Torroja dejó constancia de sus últimas actividades como sabio arbitrador de conflictos (En Antioquía, véase "G.T."; 22.7, p.1015-016; y en Acre, véase "Eracles", vol. II, p. 2-3.

En el asedio del playero castillo de Ascalón, que contaba con 53 torres de defensa, en fecha 16 de agosto de 1153, mientras cuarenta caballeros templarios penetraban por una brecha abierta en la muralla, otros tantos de la misma Orden desde el exterior evitaron que los simples cruzados pudiesen seguirles y menguar el botín del improvisado saqueo. Fue una temeridad que fracasó y les costó la vida, siendo después todas sus cabezas cortadas y enviadas al sultán de Egipto como regalo y con ellas solicitarle ayuda. Como ésta no les llegó, los de Ascalón pactaron rendirse a condición de sarvar su libertad y pertenencias. Ascalón fue entregado a las principales órdenes religioso- militares. Desde 1130 desde la base de Amanos tuvieron custodiada la frontera con el actual Norte de Siria.

LAS GESTAS DE ARNAU DE TORROJA EN LA MISMA PALESTINA

Mi biografiado debió de desembarcar en Tiro el año 1161, que fue un año de preparativos bélicos del rey de Jerusalén siempre obsesionado por invadir Egipto. Al morir en El Cairo Al-Faiz, fue sucedido por Al-Adid, cuñado de Hafidh, último califa fatimita. Los visires rivales buscaban aliados donde fuese ("History of the World", 1907, Vol. 8, pp. 43ff). En días sucesivos a su llegada a Palestina las informaciones dadas al joven Arnau de Torroja durante la travesía marítima le fueron siendo ampliadas, empezando por el contexto de las relaciones entre los musulmanes y el Reino Franco de Jerusalén. Por entonces sólo podían limitarse la información a una década antes, y otras pocas después de la Segunda Cruzada terminada exactamente en 1149. En cuanto a la Tercera Cruzada y posteriores, ya no interesan a estas páginas porque, aunque mi biografiado la deseó y procuró propiciar, lamentablemente no la vivió.

En Tierra Santa, Arnau desde su llegada sin duda tuvo oportunidad de dar muestra de valor y sentido común, e incluso quizá desplegar ciertas dotes de estrategia militar, aunque el éxito o fracaso de cualquier conflicto bélico siempre fue responsabilidad final del Gran Maestre. Los caballeros templarios, que duda cabe que acusaban algo de sus altos mandos, dado el "esperit de corps" nunca antes experimentado en la Edad Media por otros ejércitos. Con razón se ha escrito que constituían la "Quinta Columna" de la cristiandad, pero es que los resultados se pueden extrapolar, ya que al dar seguridad a las vías de comunicación, fomentaron el libre comercio y definitivamente aquello fue el principio del fin del abusivo sistema feudal, o sea de los señores y sus derechos ancestrales.

Los musulmanes les reconocerían la utilidad de tener un Estado, ya que así ni con la muerte de los reyes de Jerusalén los cristianos no luchaban entre ellos mismos. Para los musulmanes era una cosa extraña, puesto que para ellos al morir un visir, califa, o sultán, padecían luchas internas para merecer sucederlo. Es decir, mientras que lo primero que previnieron los europeos al ocupar Palestina fue institucionalizar la monarquía, los musulmanes eran incapaces de un sistema como aquel, ni viendo lo útil que era. Es paradójico, porque en tierra de Israel emergieron instituciones monárquicas entorno al siglo X a.C., cuando se separaron los dos reinos de Israel al norte (capital Siquem), y el reino de Judá en el sur con capital en Jerusalén. Claro que los hebreos supieron bien que eran un puente natural entre las dos grandes potencias de la antigüedad, Mesopotamia y Egipto. La explicación es que, a partir del siglo IX, los seguidores del Profeta perdieron el control de su destino. Los grandes líderes que los gobernaron los años que Arnau vivió, ya fueron incluso de origen turco (como Nuradín), o bien kurdo, (como Saladino, según Amin Maalouf "Las Cruzadas vistas por los árabes").

Arnau de Torroja en el país de Nuestro Señor Jesucristo se encontró, pues, inmerso en un mundo exótico donde las emociones afloraban por doquier. Su extrañeza puede incluso ser seguida, así como su nostalgia, dado que en 1162 se constata que, por primera vez, él no pudo asistir a una reunión general de su familia en la ciudad de Solsona con motivo de la consagración del nuevo templo románico de Santa María, del cual queda aún visible su ábside. Lejos de los suyos, a Arnau lo imagino recitando mentalmente, en lengua vernácula, la canción del trovador Guillem de Mur, que le fue contemporáneo:"- Es el meu camí el que em porta amunt i avall, el que avui m'ha fet l'ànima més rica".

También supongo que debió de sorprender gratamente el comprobar que allí los cristianos se aliaban con los musulmanes. De hecho la unión de los egipcios con los francos fue el detonante para que el sultán Nuradín de Damasco fuese contra la capital del país del Nilo, donde el rey de Jerusalén y el visir de El Cairo, uniendo sus tropas le harían frente en varias ocasiones, como veremos más adelante.

Inicialmente el rey les había dado un ala de su palacio, justo encima de lo que habían sido las cuadras del Templo de Salomón, allí donde los musulmanes con los años emplazaron su mezquita de Al-Aqsa en la cual cabían cientos de personas. Aun así, al cabo de una década los templarios no llagaban ni a ser veinte caballeros en total. Después de otros tantos años trabajando afanosamente en el desescombro del subsuelo, que al fin debió ser cual un gigantesco termitero, paradójicamente enseguida lo cegaron porque sus referencias histórica y acerca de tesoros de religión antiguos ocultos bajo tierra no fuese hallada. Hay unanimidad en reconocer que a los templarios su esfuerzo les dio secretos frutos, por lo que será especulado en una segunda parte este libro, ya que, dentro de lo posible, pretendo escrutar completamente el pensamiento de mi biografiado y paisano Arnau de Torroja, porque no he de negar que su trayectoria me fascina. Un cronista de tiempos del rey Amalrico I de Jerusalén, escribió acerca de los templarios:

"…Han crecido tanto ahora, que en esta orden hoy hay cerca de 300 caballeros que usan las capas blancas, además de los hermanos, quienes son casí incontables. Se dice que tienen posesionesinmensas aquí y en Ultramar, de modo que ahora no existe una provincia en el mundo cristiano que no haya concedido sobre los hermanos antedichos una porción de sus mercancías. Se dice hoy que su abundancia es igual a los tesoros de los reyes.Porque tienen jefaturas en el palacio real al lado del Templo del Señor, y se llaman Los Hermanos de la Milicia del Templo"

Jacobo de Vitry (1170-1240), otro cronista de la época que llegó a ser obispo de Acre entre 1216-28, y predicador de gran reputación en la primera mitad del siglo XIII, escribió la siguiente fuente histórica de los primeros templarios. Además de confirmar lo dicho por Guillermo de Tiro dio más detalles :

"El rey, sus caballeros y el señor patriarca se llenaron de compasión por estos hombres nobles que lo habían abandonado todo por Cristo y les concedieron ciertas propiedades y beneficios para subvenir a sus necesidades y por el alma de los donadores. Y como no tenían iglesia ni lugar en que habitar que les perteneciesen, el rey les alojó en su palacio, cerca del Templo del Señor. El abad y los canónigos regulares del Templo les dieron unterreno no lejos del palacio para su servicio; y por esta razón se les llamó más tarde templarios".

Haré un poco de historia para intentar transmitir a los que lo ignoren la importancia que tuvo y tiene aquel exacto lugar de Jerusalén distinguido con la llamada Cúpula de la Roca, construida en el año 636 con su iniciática planta de diseño octogonal. Era la principal iglesia para todas las religiones hasta que los Cruzados la hicieron exclusivamente suya. A partir de entonces la capital de Alá y de Yahvé también lo sería de Jesucristo, el Hijo de Dios,…Pero sólo hasta 1187, pues, aunque Jerusalén fue reconquistada en 1229, se perdió definitivamente en 1244, cuando regresaron los turcos expulsados diez años antes.

En 1142 la Cúpula de la principal explanada de Jerusalén fue distinguida con el título de Templo del Señor ("Templum Domini") y coronada por una gran cruz de oro macizo que en todas las ocasiones que Arnau de Torroja vivió en Jerusalén estuvo visible cual una grandiosa jaula de dorada, atrayendo las miradas sobre aquella peña sagrada para las tres distintas devociones con sus fulgurantes destellos más de lo que se conseguiría con unos fuegos de artificio. Su planta octogonal fue un patrón que les habría de servir para construir templos en todo Europa. Exactamente en España quedan muestras en las iglesias templarias de Montsacro (Oviedo), Santo Sepulcro (Torres del Río-Navarra), Vera Cruz (Segovia), Nuestra Señora del Temple (Zaragoza), y la iglesia templaria mejor de todas, Eunate (Navarra).

La actual Cúpula de la Roca ya era el templo principal en Jerusalén, y cerca hoy sigue estando la mezquita de Al-Aqsa. Los monjes del Santo Sepulcro (que sería la tumba principal de Jesús), les dieron a los templarios fundadores un terreno contiguo a los muy espaciosos establos del rey Salomón al SW. de la explanada que en realidad los templarios sólo desescombraron y abovedaron a fin de recobrar el trazado subterráneo de calles del periodo herodiano. La residencia del rey de Jerusalén que les autorizaba, estaba entonces donde está hoy la famosa mezquita de Al-Aqsa, y él mismo rey se la cedió a los templarios y edificaron en el extremo opuesto un claustro y la sala que formaba ángulo recto. Los primeros nueve templarios los excavaron durante otros nueve años. A mediados del siglo XX se limpiaron y se hicieron accesibles buena parte de dichos túneles (antes calles), y en 2007 se divulgó que era aquel el verdadera ubicación del antiguo Templo de Salomón, porque se descubrió una gran cisterna rectangular que estaba incluida en su interior.

El edificio islámico de Al-Aqsa estaba construido sobre el monte Moria, de cota inferior a la del monte Sión. En un ángulo de la actual explanada del Templo de la Cúpula fue la primera sede de los nueve caballeros templarios de los cuales no se sabe en que más, aparte de excavar, inviertieron su tiempo los primeros seis años de su asentamiento en Jerusalén. Al parecer vivieron de limosnas hasta que en 1125 el poderoso Hugo de Champagne se enroló en las órdenes de Sión y del Temple, pàsando desde entonces a ser conocida su existencia en Europa. En 1129 ya eran la más famosa orden de toda la cristiandad, a pesar de haber fracasado su intervención militar en Damasco.

Los primeros nueve nobles caballeros templarios estuvieron autorizados para recuperar de aquel subsuelo reliquias que pasaron a ser custodiadas por la Orden de Sión, que era nada menos que la Orden promotora y madre de la del Templo. Por su carácter secreto, hay que suponer también que fue otra novedad que pronto sorprendería a Arnau de Torroja. En efecto mi biografiado de pronto se encontró -como muchos lectores hoy- con que estaba afiliado además del Temple en otra orden, la muy discreta llamada "del Monte Sino", hermanada con la del Temple y más poderosa que ella, pero que exceptuando el Gran Maestre, sus miembros permanecían en Francia, país que por cierto tuvo su mínima extensión en 1180, cuando Felipe II Augusto sucedió a Luís VII en el trono.

Las órdenes de Sión y del Temple tuvieron un sólo mandatario, coincidiendo en ser Arnau de Torroja el último que las dirigió conjuntamente ambas antes de su división en independientes. En éstas páginas sólo interesan los tiempos que ambas convivieron en armonía en el cuartel general de Santa María de Sión. Jerusalén contó en total con siete puertas, pero la puerta al Monte Sión no es ninguna de las principales, porque la muralla que vemos en Jerusalén (excepto los restos del antiguo Templo), las construyó siglos después Solimán el Magnífico. Cuando Arnau de Torroja recibió su instrucción e iniciación tras los muros de Santa María de Sión, la fortaleza más cercana era la llamada Ciudadela de David por el lado norte, y estaba a mitad de camino del Santo Sepulcro, que era tenida por la verdadera tumba de Cristo (hoy siete disputan en el mundo dicho mérito, y una estaría en Japón).

Los antiguos líderes de Palestina que más le interesarían a Arnau, vivieron a partir del sultán Zangi, de origen turco que dominó Mosul y Alepo (aunque ésta última no era -ni mucho menos- la fortaleza que edificó años después un hijo de Saladino). Zagri, cansado de ver como los musulmanes siempre guerreaban entre ellos, decidió someter a su autoridad personal los líderes de Irak y Siria. El valor simbólico de Edesa les hizo conquistarla en noviembre de 1144. Rescatarla fue la misión de la Segunda Cruzada en 1148, cuyo primer fallo fue que, en lugar de recuperar Edesa, atacaron Damasco con intención de saquearla, pero sin conseguirlo. En la catedral de Edesa, apostillaré que fue donde finalmente se guardaba la Sabana Santa,…Que los bizantinos años después se llevaron a Constantinopla (existe un cuadro del siglo X que la reprodujo en el momento de ser besada por su emperador).

Al sultán Zangi de Damasco le sucedió en 1146 su hijo Nuradín, un turco sunita que se propuso acabar primero con los chiitas y después les llegaría el turno a los francos, quienes bajo el rey Balduino III vivían muy divididos entre si. El zenguita Nuradín después que en 1154 se apoderó de Damasco, codició el rico país de los faraones, por lo que a la menor excusa, como dije, envió allí a su mejor general Shirkuh al saber que la madre del dicho rey de Jerusalén, llamada Melisenda, había fortificado la ciudad "Tres veces santa" para privar la entrada a su propio hijo.

Lo más defraudador que le pareció al joven Arnau de Torroja fue el hecho vergonzoso de que en 1156 los cruzados casí estuviesen a punto de ser expulsados de Tierra Santa,… y nada menos que el día de la vigilia de Pentecostés!. Las tropas de Siria, al mando del sultán Nuradín, mataron o hicieron prisioneros a unos seiscientos caballeros templarios. Incluso el rey Balduino de Jerusalén fue perseguido y salvó la vida al refugiarse en el castillo de Belines. Por suerte el conde Terry de Alsacia obligó al sultán Nuradín a pactar una tregua el año siguiente y además obligó al gobernador de Damasco a pagar un tributo para mantener la paz ¿Quizá ayudó a conseguirlo el hecho de que Siria aquel año sufrió el más grande y desastroso terremoto de su historia?

Para colmo las órdenes militares de templarios y hospitalarios no querían someterse a la autoridad del rey Balduino III, ni cuando en 1152 éste se impuso a su madre, … y es que por si fuese poco, ambas órdenes monástico-militares también estaban enemistadas entre si. Los hospitalarios además se mostraron especialmente ofensivos con el Patriarca de Jerusalén desde que éste intentó reprenderles por asaltar el templo del Santo Sepulcro sin tener piedad para con los feligreses allí reunidos, a los que masacraron. Bajo Balduino III (1144-1162), casado con Teodora Comnena, el reino de Jerusalén alcanzó su mayor dimensión después de la captura de Escalón (1153), si bien el principado de Edesa le fue arrebatado en 1144.

La paz con los francos enojó enormemente a Nuradín de Siria, aunque éste rápida y ladinamente, dio un giro su estrategia. Pretendiendo triunfar sin guerra, el dicho sultán de Damasco no sólo confirmó lo pactado, sino que pagó a los francos un plazo de dinero extra a lo previamente acordado. Al saberlo los árabes entendieron que Nuradín los había traicionado. Como fuese, Siria estaba neutralizada y tanto Nuradín, como los francos sólo veían Egipto como el único lugar donde plantearse las próximas batallas. Si Egipto quedaba para los musulmanes, los francos temían ser aislados como hoy Israel en un mundo de musulmanes. En cuanto al interés de Nuradín por Egipto, se explica por el odio que, no siendo él de origen musulmán, sentía contra aquella estirpe de fatimitas. Según cierto autor árabe, eran una dinastía ismailita y Saladino los anuló haciendo que todos los egipcios se pasasen al bando de los sunies.

Entre Jerusalén y Jericó los templarios tenían un castillo y una torre, y otro castillo en el monte "De la Cuarentena"; si bien el más famoso estaba en el llamado Vado de Jacob, a orillas del río Jordán (fue excavado en julio de 2006). Sucedió que André de Montbard, siendo Gran Maestre templario, ayudó eficazmente al rey Balduino III a vencer al sultán Nuradín en Panéas.

Después el rey licenció a sus soldados y entró en Jerusalén. El derrotado Nuradín sabiendo el rey de los francos en desventaja, le tendió una emboscada junto al lago Méron (o H묦eacute;) en el Vado de Jacob junto al río Jordán. Era el día 19 de junio de 1157, muriendo todos exepto unos noventa que encarcelaron en Damasco. Sólo Balduino III y unos pocos salvaron sus vidas huyendo, entre los cuales el Gran Maestro Eudes de Saint-Amand y Bertrand de Blanchefort , quienes estuvieron encarcelados durante tres años en Damasco hasta que Manuel I el emperador de Bizancio (1143/1180) pagó un elevado rescate por la libertad de 6.000 prisioneros pero el Gran Maestre Odón no aceptó ser rescatado y sufrió prisión hasta su muerte.

Los templarios supieron que el rey Amalrico I había castigado muy duramente a una docena de templarios, acusándolos de no haber luchado hasta morir en la defensa del dicho castillo (En 1179 Balduino IV de nuevo debió aceptar que en el mismo lugar Saladino destruyese la fortaleza de Beaufort, llamado "el Chatelet"). Como en 1158 en la toma de Baniyas recordaban a otros trescientos caballeros templarios muertos, y en 1165 murieron otros sesenta en la toma de Harenc, si los caballeros de la Orden lograron que al fin todo su prestigio se mantuviese intacto, fue gracias a su gran victoria contra las tropas de Nuradín en La Bocquée (Sur de Alepo). Fue el año 1163, y creo que debió de ser allí donde Arnau de Torroja tuvo la mejor oportunidad de hacer méritos de guerra, los cuales finalmente habrían de servirle para ser elegido cabeza de las órdenes de Sión y del Temple. Repetirlo es una exigencia argumental, muy insistentemente advertida a lo largo de estas páginas, a fin de que aquel lector casual que tan sólo decida leer por encima este escrito, sepa cual es mi mejor argumento.

ARNAU DE TORROJA EN EL CAIRO (ENTRE LA 2ª Y 3º CRUZADAS)

Me interesa especialmente el conflictivo periodo entre los propios francos de Palestina, que fue cuando en la patria catalana de Arnau de Torroja el Conde de Barcelona se independizó del rey de Francia, y luego, llamándose Alfonso II, fue nombrado además Rey de Aragón. Son hechos coincidentes con las estancias que Arnau de Torroja hizo en Egipto. Por entonces los cairotas estaban divididos en varias facciones que se peleaban para hacerse con el poder. Las intrigas palaciegas al entorno del niño heredero de trece años, Al-Adid, el último descendiente legítimo del califa fatimí de El Cairo, provocaron sangrientas luchas nobiliarias al ser varios los aspirantes al cargo de visir. El ganador fue Shawer, un seguidor de la religión shií, cuya estirpe fundó la ciudad de El Cairo (que ellos llamaban "Mish"). Aquella dinastía se tenían por descendientes de Fátima, la hija del profeta Mahoma y esposa de Alí, inspirador del shiismo (la estirpe fatimí eran oriundos del Norte de África y gobernaron Egipto desde el año 966 hasta el 1171).

La misma palabra "califa" ya indicó que se trata de la familia descendiente del Profeta. Al recibir tal jerarquía un califa lo primero que hacía era procurarse un buen visir, al cual otorgaba los plenos poderes, o al menos el control de los asuntos, incluidas las finanzas. El califato en el siglo XII ya era una institución decadente, porque se limitaba a lo religioso cediendo poder a un plenipotenciario (a veces llamado sultán) de naturaleza militar. Los problemas sucesorios dividían entonces más que hoy a los diferentes facciones de musulmanes. Ello hizo posible que en 1099 entrasen en Jerusalén capitaneados por Godofredo de Bouillon. Su antiguo sueño de conquistar militarmente Egipto, lo siguieron teniendo también sus sucesores, Balduino I y Balduino II, cuando ocuparon sucesivamente el trono de Jerusalén. Al fin, al ser nombrado Rey de Jerusalén Amalrico I, éste lo intentó cinco veces en seis años, … y en tres de ellas eventualmente lo consiguió. Que la tal empresa era difícil, lo corrobora el que en 1250 (durante la V Cruzada) fracasó otra vez más la campaña inicialmente exitosa de Jean de Brienne, y luego aún volvería a fracasar el corsario catalán Bernat de Vilamarí, quien durante cuatro años (1450-1454) saqueó el delta del Nilo y la costa de Palestina partiendo de la isla Castellroig, en el sur de Anatolia.

Resumiré tan oscuro periodo de la capital de Egipto, comenzando por los nueve meses de lucha del visir Shawer contra un usurpador llamado Dirgham. En El Cairo era constante la debilidad de los visires, y catorce de ellos murieron víctimas de intrigas y golpes de estado. El último que sucedió a los citados, fue el llamado Shawer quien evitó romper tan fatal destino gracias a tener la protección del rey de Jerusalén.

El visir Shawer de El Cairo en prevención hizo matar a cuantos descendientes acreditados legítimamente podían reclamarle el trono. Así y todo fue depuesto a los ocho meses por su chambelán Dirgham, el usurpador visir que controló las fuerzas de Egipto durante tan sólo nueve meses, siendo aquel un periodo el más oscuro y complejo de su historia. Las crónicas son contradictorias, de forma que deben ser estudiados mes por mes y detallando en dos columnas las divergentes versiones escritas por partidarios de cada bando. En muchos libros actuales aún se ignora la existencia del visir Dirgham, y aquellos que le recuerdan informan mal.

El insubordinado Dirgham, quien había confraternizado con el rey Amalrico I durante nueve meses por razones de vecindad y mutua protección, viendo que Egipto, una vez desaparecido Shawer, parecía estar estabilizado, hizo que los francos se fuesen de El Cairo dejando allí tan sólo una simbólica compañía de caballeros. Pero después que el grueso del dicho ejército franco hubo partido, Dirgham fue informado que el ex visir Shawer no sólo había logrado huir, sino que regresaba a Egipto para atacarlo con la ayuda de un ejército sirio. Sucedió que cuando el ex visir Shawer de El Cairo se refugió en la lejana Siria musulmana pudo convencer al sultán Nuradín quien confió el éxito de aquella campaña, destinada a reinstalar a Shawer como visir en El Cairo, a su mejor general el kurdo Shirkuh (Chouh). O sea, aquel que creían muerto durante su huida, regresaba, y tan fuerte que rápidamente recuperó su antiguo cargo de visir.

Dirgham, queriendo derrotar de una vez por todas a Shawer debió enfrentarse a los sirios que lo acompañaban, pero salió derrotado de tal empresa y escapó para refugiarse en Bilbeys. Allí, en su apurado asedio, Dirgham solicitó la ayuda urgente del rey Amalrico I, por lo que el rey de Jerusalén tuvo la excusa idónea para ser oficialmente protector en el rico país de los faraones. Se movilizó a fin de salvar al asediado visir Dirgham, todavía legítimo comandante de las tropas fatimiis del joven califa Al-Adid, …pero los cristianos llegaron tarde a Bilbeys donde Dirgham, pocos días antes, viendo que los francos se retrasaban y no podría resistir el asedio, intentó escaparse sólo. Al ser descubierto lo mataron sus propios hombres y su cadáver quedó abandonado a los perros callejeros.

Shawer, el repuesto visir de El Cairo, hizo que el ejército sirio que lo había ayudado acampase en Fustat, en el exterior de las murallas y con excusas les impidió entrar en El Cairo. Shawer temía que el general Shirkuh quisiese arrebatarle su poder en Egipto, por lo que, en doble juego, en secreto pidió ayuda urgente al rey Amalrico de Jerusalén. Había utilizado a los sirios y creyó que podría hacer lo mismo con los francos de quienes ya conocía su inminente llegada. Al llegar a Egipto (27 de febrero de 1163), con diplomacia pero muy firmemente, obligó al ejército sirio que ocupaba la fortaleza de Bilbeys a regresar de nuevo a Damasco, yéndose muy enfadado general Shirkuh por tan manifiesta ingratitud.

El rey Amalrico I (en francés, Amaury +1174) fue nombrado Rey de Jerusalén el 18 de febrero de 1163. Era hijo de Foulques y hermano de su heredero Balduino III (+1162). Entonces Amalrico contaba apenas 27 años de edad. Reinando aún Balduino III, la Alta Corte (Haute Cour) en asamblea negaron el trono al dicho Amalrico a menos que éste repudiase a su esposa Agnes por consanguinidad, lo cual fue un argumento insuficiente para Amalrico I cuando aquel año sucedió a su hermano en el trono de Jerusalén. Su parienta Agnes siguió teniendo el título de Condesa de Jaffa y Ascalón, recibiendo lógicamente una pensión por ello. El hijo de Agnes, legitimado por la Iglesia, por nacer antes de casarse ella con Hugh de Ibellin, hizo posible los veinte años de influencia que tuvo aquella dama en la corte de Jerusalén.

Sabiendo que en Egipto los líderes fatimís estaban matándose entre ellos, Amalrico I al ser rey de Jerusalén tuvo la osadía de intentar conquistar dicho país, ordenando su primera gran campaña contando con el beneplácito del nuevo califa que se hizo con el poder. Con más voluntad que otra cosa, Amalrico I intentó invadir Egipto con desigual fortuna (1163, 1164, 1167, 1168 y 1169), siendo en las dos primeras cuando lo consiguió más pacíficamente.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33
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