El hilo conductor del crecimiento es la búsqueda de los empresarios de incrementar sus beneficios y más específicamente su tasa de ganancia. La misma motivación, la búsqueda de ganancias mediante la mecanización en un sistema desordenado y sin coordinación de sus unidades económicas, es el que inevitablemente lleva a períodos de crisis que alternan con las etapas de crecimiento. Cuando la economía crece el empresario incorpora progresivamente nuevas técnicas de producción que implican mayor inversión y menos trabajo actual, con la finalidad de bajar sus costos para obtener mayores ganancias y para competir. Pero en la medida que la técnica se difunde entre los empresarios del ramo, los precios de venta tienden a disminuir al adecuarse al valor reducido que ahora los produce. Además la acumulación de por sí implica mayores inversiones en medios de producción, maquinarias y materia primas.
La disminución de la demanda, la de inversión y la de consumo, provoca la pérdida de rentabilidad de otras empresas que no estaban inicialmente afectadas por la crisis, se produce una caída de los precios y de los volúmenes comercializados que disminuye los beneficios de estas industrias y aumentan la gravedad de la crisis. Adicionalmente el sistema de créditos es minado por la alta exposición al riesgo que se produce, contrayéndose y amplificando la crisis. El sistema monetario estalla incrementando el caos económico y social.
Si la economía en cuestión es la de un país importante en los mercados mundiales, la caída de su demanda aparejará un efecto recesivo sobre otros países que verán disminuir sus volúmenes y precios de exportación. Tanto en los períodos de crecimiento como en los de crisis, el Estado juega un rol fundamental en soportar o retomar según el caso, el proceso de acumulación de capital.
La intervención del Estado ha crecido a lo largo de la historia del capitalismo por la necesidad de favorecer la reproducción de un sistema cada vez más complejo.
Así al papel sustancial del Estado de asegurar la obtención de los beneficios por las empresas, permitiendo la acumulación de capital por parte de unas pocas personas (en comparación a la gran masa trabajadora) y el conservarlo privadamente con tranquilidad, se ha agregado el asegurar las condiciones para que exista un crecimiento económico suficiente para lograr la reproducción ampliada del capital.
Crecimiento económico: un modelo clásico
El modelo matemático básico, sin considerar el progreso técnico, formaliza el análisis de la teoría económica clásica. De él se extrae como conclusión que la tasa de crecimiento es directamente proporcional a la tasa de beneficio de la economía, aunque inferior a ésta, multiplicada por la fracción de excedentes que no es consumida (social o personalmente) sobre los excedentes totales. El modelo permite también encontrar expresiones para las distintas variables y sus tasas de variaciones: producto bruto, capital constante, mano de obra empleada. Estas expresiones dan cuenta de una economía en crecimiento donde las relaciones entre las principales variables permanecen constantes, regulada por la tasa de beneficio. La tasa de crecimiento de esta economía se puede entender de la siguiente forma: el excedente generado se utiliza en primer lugar para reponer el capital constante que se ha desgastado en el proceso de producción. Por encima de ese valor el excedente es utilizado para ampliar el circuito de producción por lo que la economía crece y la tasa de crecimiento es proporcional al excedente neto dividido el capital adelantado por el empresario, o sea la tasa de beneficio del empresario.
El planteamiento matemático del modelo se realiza, en el caso básico y en todas sus ampliaciones, por dos ecuaciones diferenciales que reflejan el balance de medios de producción y de excedentes de la economía. Para una sociedad definida en un momento histórico dado, lo cual implica un grado de progreso tecnológico con sus necesidades educativas más usos y costumbres, las necesidades de subsistencia y reproducción de los trabajadores están determinando el salario real que habrán de percibir. La técnica utilizada, que habrá de ser la más rentable para el empresario, implica la cantidad de unidades de trabajo a utilizar y el capital fijo. Las ganancias de los empresarios son ahorros que se invierten. A partir de estas tres condicionantes (salario, técnica utilizada e inversión) quedan determinados los excedentes producidos por el trabajador, por lo que de ello se deriva la tasa de crecimiento del sistema económico.. Si los beneficios son reinvertidos totalmente el crecimiento es el máximo posible, si una parte de los beneficios es consumida suntuariamente por la clase empresarial o por sectores no productivos (aunque necesarios para el funcionamiento y la conservación del sistema) el crecimiento disminuye y más lo hará cuanto mayor sea el consumo social improductivo. El beneficio del empresario depende de la tasa de obtención de excedentes, ya que sus utilidades surgen de los excedentes que el trabajador produce sobre lo necesario para pagar su salario.
La intención del empresario de aumentar sus beneficios a través de la disminución de sus costos y la necesidad de batir a sus competidores, hace que continuamente mejore sus técnicas de producción y adopte nuevas tecnologías y sistemas de gestión. El progreso tecnológico a escala empresarial es, en el sistema económico capitalista, sesgado en el sentido de que por cada unidad de producto obtenido las nuevas técnicas incorporan más medios de producción y disminuye la fuerza de trabajo, aumentando la productividad laboral a la vez que decrece la productividad del capital.
El modelo matemático ampliado con progreso técnico demuestra estas tendencias, partiendo de un cambio de técnica (cuyas condiciones de viabilidad se analizan) sesgado en el sentido indicado. Las variables ya no crecen constantemente y en tasas iguales, el stock de capital aumenta más rápidamente que la producción y esta que la mano de obra, de tal forma que dependiendo de la fuerza del proceso de acumulación y del progreso tecnológico podrá incrementarse o reducirse la fuerza de trabajo utilizada. Se concluye que la obtención de excedentes por parte del grupo. Además el modelo demuestra la tendencia del sistema a estancarse a largo plazo, a la disminución de la tasa de crecimiento tendencialmente de la mano de la reducción de la tasa de beneficio sólo parcial y temporalmente contrarrestada por los factores que en el texto se analizan: destrucción de capital físico, aumento de la tasa de obtención de excedentes entre otros.
Con la extensa y variada agenda de investigación es posible desarrollar, el enfoque clásico de la economía como alternativa a las escuelas dominantes para explicar los hechos de la economía capitalista sin ocultar la injusta realidad de la misma en cuanto a la distribución de la riqueza.
Breve historia económica del Uruguay
Uruguay, país pequeño situado en la zona templada del planeta, logró a partir de 1870 un rápido crecimiento económico al consolidar un modo de producción capitalista impulsado por la inserción (tardía) en el sistema mundial como proveedor de productos primarios, esencialmente pecuarios, rol que lo caracterizó desde los tiempos de la colonia.
El sostenido crecimiento de la ganadería, actividad productiva fundamental, ocurrió luego de la liquidación de la economía pre capitalista (vigencia de los derechos de propiedad en el campo, implantación del alambrado, expulsión del gauchaje y asentamiento de la mano de obra asalariada) y se debió a la coincidencia de dos conjuntos de factores:
en lo interno, las condiciones naturales (suelo, clima), la reducida población y las bajas exigencias en materia de capital y de nivel tecnológico, ambos factores escasos en Uruguay, determinaron que el sector ganadero extensivo pudiera producir en condiciones de competencia con el exterior.
en lo externo, el desarrollo de la navegación transatlántica, la mejora de los métodos de conservación de la carne por el desarrollo de la refrigeración y el aumento de los niveles de consumo de la población europea resultado de la expansión económica.
Entre 1875 y 1913 se generó un importante volumen de excedentes, cuya apropiación se repartió entre el capital extranjero y el nacional compuesto este último por los grandes propietarios rurales y los comerciantes montevideanos. Una menor porción consumió el Estado para su rol de mantenimiento y reproducción del orden social.
La crisis trajo aparejada, en un mecanismo que no por repetido merece dejar de ser comentado, una fuerte desocupación y la brusca disminución de los salarios reales que llegan a reducirse un 31,5% entre 1912 y 1917. No disponemos de datos acerca del capital físico que permita evaluar la destrucción del mismo en el período.
El estancamiento de la producción en volumen físico del país llega hasta 1923 pero las consecuencias se arrastran más años, agravadas luego por el crack bursátil del 29 en Estados Unidos y su onda expansiva.
Uruguay desde principios de los años 30 cambió su estructura económica con la aparición de una industria protegida, principalmente sustitutiva de importaciones, que impulsó el crecimiento a la vez que mantenía una base ganadera en proceso de estancamiento. La ganadería extensiva era el sector en cuya producción el país se especializaba y que generaba excedentes, en parte apropiados por empresarios extranjeros en la comercialización, en parte retenidos por los grandes propietarios ganaderos pero que no tenían posibilidad de ser reinvertidos con rentabilidad en su propio sector. De la conjunción de este problema y de la situación mundial (que determinó que los países desarrollados, enfrascados primero en graves crisis económicas y luego en una conflagración mundial, disminuyeran o dejaran de suministrar productos industrializados, por lo cual un proceso similar de sustitución de importaciones tuvo lugar en muchos países del ahora tercer mundo) surgió la posibilidad de desarrollar una industria propia donde ubicar los excedentes con rentabilidad.
La caída de la rentabilidad industrial implicó la detención del proceso de inversión en la industria, los capitales acumulados al interior del país comenzaron a ser transferidos al exterior al no encontrar oportunidades de ganancia en los sectores económicos existentes y al no desarrollarse otros nuevos.
Cesó entonces el crecimiento de la producción, comenzando a disminuir la ocupación y aumentando la inflación hasta valores que Uruguay desconocía en su historia reciente. El déficit en la balanza de pagos se produjo al exceder las importaciones necesarias para el proceso industrial volcado al mercado interno a las exportaciones ganaderas.
Tras prolongados años de crisis, los mecanismos restauradores del capitalismo comenzarían a actuar para dar paso a una tímida recuperación y posterior fase de crecimiento. Numerosos sectores económicos vieron disminuidos u obsoletos sus medios de producción, muchas empresas quebraron aún cuando conservara el país sus potenciales ventajas absolutas en algunos sectores. Un nuevo marco institucional, económico y estructural junto a la fuerte disminución del salario real permitió la elevación de la tasa de beneficio.
El análisis de esta nueva etapa de la economía uruguaya, donde se termina de liquidar el esquema de sustitución de importaciones y se comienza a desarrollar un modelo basado en la exportación de productos primarios y prestación de servicios a la región, se ha realizado por comparación con tres casos seleccionados: Chile, Nueva Zelanda e Irlanda.
Estos países comparten con Uruguay muchas características comunes en tamaño, geografía e historia. En todos los casos atravesaron por una fuerte crisis en los años 80 para retomar el crecimiento económico con una fuerte intervención del Estado.
Podemos concretar dos conclusiones acerca de las estrategias de crecimiento económico que se extraen de las tres experiencias analizadas para su posterior cotejo con el caso uruguayo, conclusiones que son propias del modelo teórico clásico: la reducción de los costos salariales unitarios (que involucra salarios, tipo de cambio y productividad) y la disminución del consumo social permitió el aumento de la generación de excedentes. La estrategia de expansión de las exportaciones, ampliando mercados que permitieran lograr la especialización y economía de escala que el tamaño del mercado interno dificultaba, logró desarrollar sectores rentables donde invertir el ahorro interno y el de las empresas transnacionales atraídas por las ventajas ofrecidas en estos países, ya sea la dotación de recursos naturales o la de mano de obra calificada o el bajo costo relativo de la mano de obra o el acceso a mercados o varios de estos factores a la vez, potenciado por las ventajas fiscales que se otorgaron.
Para lograr estos resultados desde el punto de vista del crecimiento (y por tanto del beneficio de los empresarios), los tres países se caracterizaron por el funcionamiento de una economía capitalista con instituciones y prácticas que facilitaron la acumulación de capital, concretaron una fuerte apertura comercial complementada con la firma de acuerdos de libre comercio con países claves como destino de la exportación de sus productos, se ajustó desde un comienzo la tasa de cambio y se manejó luego de tal manera de hacer competitiva las exportaciones, se implementó una política laboral tendiente a flexibilizar las relaciones patronales, la inflación se controló en todos los casos con la disminución del déficit fiscal. El Estado se achicó en todos los casos con relación a su peso en la economía nacional cediendo las áreas rentables a la explotación de capitales privados, desarrolló la infraestructura apropiada para soportar a los exportadores (puertos, carreteras, comunicaciones), en la promoción de exportaciones a través de incentivos, investigación de mercados y otros elementos.
La política económica consolidó la inserción internacional del país en la nueva división internacional del trabajo como un proveedor de materias primas y productos alimenticios, complementado en el ámbito regional con el papel de proveedor de servicios (en especial turísticos y financieros, últimamente y con éxito que perdura de informática.) En cuanto a lo primero, la creación de riqueza en el país y su exportación está basada en productos de bajo contenido tecnológico, con reducida capacidad de generación de empleo, con baja diversificación, de demanda poco dinámica y de pobre comportamiento de precios. Por lo segundo depende de la situación de las inestables economías regionales, en especial la de Argentina con la cuál además es estructuralmente similar.
A la vez las políticas implementadas destruyeron en forma irreversible parte del tejido industrial, disminuyendo la actividad de la industria y aumentando su desconexión por la casi completa eliminación de las escasas ramas proveedoras de medios de producción.
Con la profundización del modelo y el fuerte ingreso de capitales. Uruguay logró un importante crecimiento económico entre 1990 y 1998 (pero aún menor al de Chile e Irlanda y similar a Nueva Zelanda) para luego ingresar en una larga recesión que se transformó en una grave crisis en el año 2002, con cifras record de caída del PBI, desocupación, salida de capitales y corridas bancarias. La crisis de este fin de milenio y la profundidad con que se manifiesta es el producto de la confluencia de tres fenómenos:
la dinámica del sistema económico: la fase de crecimiento de la década de los 90 se agotó en la medida que la inversión en sectores rentables creó un exceso de capacidad y capital fijo a la par que caía la rentabilidad, fenómeno disimulado por la creación del Mercosur y los planes de estabilización que sobrevaluaron las monedas de los países vecinos.
los shocks de demanda provocados por la devaluación brasilera, la crisis argentina y la reaparición de la aftosa entre las principales causas.
la política económica del período, que disminuyó la rentabilidad de las empresas y no soportó adecuadamente la acumulación, debido a errores de política y al balance de fuerzas entre los distintos sectores capitalistas.
Anexos
El crecimiento chileno
Chile es un país largo y apretado por la cordillera de los Andes y el mar, con una superficie de 764.000 km2 y con 4.000 Km de costas sobre el Océano Pacífico que lo colocan frente a los nuevos países industrializados asiáticos. Lo habitan sólo 14 millones de habitantes de habla hispana, lo que implica una densidad de población de 18 habitantes por Km2, similar a la de Uruguay. Su territorio es rico en recursos minerales, con condiciones climatológicas que favorecen la producción frutícola en el norte y centro, la producción agrícola y ganadera en el sur y la cría de variadas especies marinas en el extremo sur. Se trata de un país con una de las mayores reservas forestales del planeta.
A pesar de la negativa imagen que la dictadura de Pinochet ha formado de la historia política de Chile en la mayoría de las personas, la democracia chilena (con todas las limitaciones pasadas y presentes) ha sido una de las más antiguas del mundo y con escasas rupturas del orden institucional.
En 1983 la caída de la actividad económica, medida por el Producto Bruto Interno, alcanzó el 13,4%, la desocupación rondó el 30% de la población activa, el déficit de los saldos en cuenta corriente superó los 2.000 millones de dólares, con un masivo endeudamiento del sector privado y crisis en el sector financiero. Las exportaciones totalizaron un monto de 3.800 millones de dólares, el 71% de las mismas eran explicadas por recursos naturales: en especial el cobre respondía al 46% de las exportaciones totales.
La política macroeconómica se orientó entonces a respaldar la apuesta de convertir a las exportaciones en el motor de la economía, potenciando su integración en la división internacional del trabajo como proveedor de materias primas y alimentos con bajo grado de industrialización, mientras se mantenía una demanda interna muy deprimida: las exportaciones pasarán de ser el 19,4% de la demanda en 1982 a un 37,3% en 1988.
El salario real disminuyó en 1983 en un 25%, lo que redujo el costo de las empresas en general e incrementó los beneficios de las exportadoras en particular. Para conseguir estos objetivos la dictadura había reprimido violentamente los sindicatos para luego proceder a descentralizar la negociación salarial e incrementar la flexibilidad laboral, modificando la relación de poder entre empresas y trabajadores.
Interviene en la política cambiaria: complementando el efecto de la reducción de costos por la baja de los salarios reales, las empresas exportadoras se beneficiaron de una fuerte devaluación del 85% en tres años que se continuó con pequeñas depreciaciones (crawling peg) para mantener el tipo de cambio real depreciado.
La exitosa expansión de la exportación, en particular durante los años 80, se basó en el comercio de productos primarios (tradicionales y no tradicionales.) Chile logró expandir y diversificar las exportaciones, tanto en volumen como en productos y en mercados.
El boom en la exportación de productos básicos no tradicionales se logró a partir del desarrollo de los llamados "nuevos polos de crecimiento", fundamentalmente pesca, forestación y fruta fresca. Estos "nuevos polos de crecimiento" se basaron en la explotación de los recursos naturales chilenos, en un contexto de salarios bajos y tipo de cambio devaluado, por parte de grandes empresas que ya poseían canales de comercialización en los mercados internacionales.
La economía neozelandesa
Situada a 1900 Km al sudeste de Australia, las dos islas que componen Nueva Zelanda totalizan una superficie de una vez y media la de Uruguay (270.500 km2) y una población similar (3,6 millones de habitantes) en su mayoría europea (83%) y con minoría maorí (10%, la reivindicación de su cultura es en la actualidad muy fuerte y compartida por los neozelandeses), concentrada en la isla situada más al norte.
Históricamente el principal recurso de Nueva Zelanda fue una óptima combinación de clima y tierra para el desarrollo de la ganadería, sus productos más competitivos eran la lana, manteca, cordero y productos refrigerados. Durante la primera mitad del siglo XX el Estado intervino en la vida económica del país como productor y distribuidor, amparando el bienestar de una satisfecha y aislada sociedad neozelandesa. El crecimiento se aceleró con la exitosa aplicación, en la primera fase, de políticas de sustitución de importaciones.
A partir de los años 60 y principalmente en los 70 el fin de la época de oro del capitalismo de los países centrales con el deterioro de los términos de intercambio debido a la caída del precio de las materias primas, el ingreso de su principal comprador Gran Bretañas a la Comunidad Económica Europea y el aumento de los precios de petróleo redujo la renta real, intensificó los conflictos sociales, se incrementó la inflación debido a la lucha distributiva y aumentó el desempleo, todo esto a pesar de la búsqueda de nuevos mercados (estrechamiento de relaciones comerciales con Australia) y del intento de diversificar la base productiva del país (incentivo a las manufacturas, desarrollo de industria intensiva en capital.) El crecimiento prácticamente se detuvo, promediando 1,5% en los diez años que van de 1975 a 1984. El déficit fiscal alcanzó el 9,5% del PBI en 1986 y la deuda exterior neta representaba el 80% del PBI. La tasa de desempleo superó el 7% a principios de los 80, el valor más alto registrado en la historia del país. Las consiguientes implicancias de reciprocidad y apertura comercial.
La disminución del salario se logró debilitando el poder de negociación de los trabajadores. La "Ley sobre los Contratos de Trabajo" de 1991 introdujo el marco jurídico para un sistema de negociaciones fuertemente descentralizado que completó la eliminación del sistema de acuerdos nacionales: los contratos de empleo se podían negociar ahora en forma individual, reduciéndose el número de afiliados a los sindicatos. La participación de los salarios de los trabajadores en el Producto Bruto cayó desde un 49,9% en 1987 a 43,6% en 1995, un retroceso de más del 12%.
Una fuerte devaluación en 1987 al dejar flotar la moneda permitió potenciar la reducción de los salarios y del resto de los costos no transables de la economía, a partir de allí se mantuvo un tipo de cambio competitivo (aunque no en forma continua) para fomentar las exportaciones.
El objetivo de reducir el déficit a través de una disminución de los gastos y no de un incremento de los ingresos se institucionalizó con cuatro leyes entre 1986 y 1994 que promovieron cambios radicales en la forma de gestionar los distintos servicios públicos, introduciendo herramientas modernas de management, y permitieron la privatización de vastas áreas de la economía. Encontramos nuevamente el hecho de que el Estado deja en manos de las empresas locales o extranjeras (y esto último es lo que se da en mayor parte) los sectores económicamente rentables y se encarga de aquellos sectores que los capitales privados no tienen interés por explotar o en donde ofrece servicios a empresas privadas subvencionando sus costos.
En el caso de Nueva Zelanda esto se tradujo en la eliminación de los monopolios de empresas estatales, la corporativización de 24 empresas estatales y la privatización de las empresas de transporte (aerolínea y ferrocarriles), petrolera, astillero, correos y telecomunicaciones entre otras.
El resultado de las acciones de reducción de gastos, recorte de transferencias a la seguridad social y privatizaciones redujo la deuda pública hasta un 27% del PBI en la actualidad, mientras que el déficit fiscal se transformó en un superávit del 3% del PBI para el año 1995 manteniéndose positivo hasta el momento actual en valores de alrededor del 1%.
La inflación fue eliminada gracias a la reducción del déficit fiscal que permitió una política monetaria dura, con baja emisión, manejada contra ciclicamente: cuando a principio de los años 90 se produjo una disminución del crecimiento se permitió un relajamiento de las condiciones monetarias para facilitar la expansión. El Banco Central de Nueva Zelanda, Reserve Bank, fue independizado del Gobierno mediante una ley dictada en 1989 y su objetivo de política monetaria fue la estabilidad de precios. La inflación cayó hasta valores menores de un dígito, estimándose para el presente año en un 3,8%.
Luego de los primeros años de reforma la moneda se apreció debido a los flujos de capital, creando dificultades para el aumento de las exportaciones.
El rol del Estado en el apoyo al comercio exterior, motor de la economía neozelandesa en la actualidad, se desarrolló en tres áreas:
Promocionando la internacionalmente reconocida imagen de nación "limpia y verde", por medio de una cuidada atención a las exigencias medioambientales y de calidad.
Desarrollando un fuerte acceso a los mercados para sus productos a través de acuerdos bilaterales con las naciones del Pacífico (APEC) y Australia.
Creando un organismo dedicado a la investigación y el desarrollo para los productos exportables neozelandeses. Si bien la inversión pública en R&D con relación al PBI se mantuvo por debajo de los estándares de los países desarrollados (1% frente a 1,6%), igualmente es alto frente al promedio del resto del mundo (0,6%) y creció a un fuerte ritmo durante la década de los 90.
Asegurado el nuevo marco de negocios, la existencia y desarrollo de sectores de la economía donde invertir con rentabilidad es una condición necesaria para la acumulación de capital y el crecimiento.
La inversión en Nueva Zelanda, realizada por un pequeño conjunto de grandes empresas con vinculaciones internacionales, se concentró en su mayor parte en sectores tradicionales de su economía con escaso desarrollo de sectores nuevos.
Nueva Zelanda creció sobre la base de sus sectores tradicionales (con excepción de un par de sectores nuevos): el Estado facilitó la acumulación de capital en la forma descripta pero no desarrolló sectores nuevos, mediante las políticas adecuadas de búsqueda, formación de clusters, incentivos y apoyo de infraestructura que permitieran invertir con rentabilidad. Nueva Zelanda logró salir de la larga fase de recesión en que se encontraba en los 70 y 80, las oportunidades desarrolladas en distintos sectores de la economía (especialmente primaria) le permitió alcanzar un crecimiento moderado. Pero no resultó suficiente para generar tasas de crecimiento que le permitieran converger hacia los países desarrollados con los que hace unas décadas se encontraba en similares condiciones de riqueza.
La experiencia irlandesa
Desde finales del siglo XV, en que fue conquistada por sus vecinos ingleses luego de varios siglos de luchas e intervenciones armadas, la católica Irlanda estuvo subordinada a la protestante Inglaterra. En 1921 Irlanda lograba su independencia luego del trágico "Levantamiento de Pascua" ocurrido dos años antes, debiendo resignarse a la pérdida del Ulster de mayoría protestante.
En la actualidad 3,8 millones de habitantes pueblan los 70.000 km2 de territorio de esta nación cuyos orígenes se remontan a los antiguos guerreros celtas.
Irlanda siempre ha sido un país eminentemente agrícola, con exportaciones de productos primarios alimenticios, subdesarrollado con alta dependencia de la economía británica y con un bajo nivel de vida. Cuando se produjo la masiva migración de europeos a Estados Unidos, la corriente irlandesa fue de las más significativas.
En 1973 Irlanda entró a formar parte de la Comunidad Económica Europea, un hecho clave para entender su historia posterior.
A partir de 1975, como consecuencia de su estructura económica y del shock del petróleo, el país se sumergió en una profunda crisis: tuvo el mayor índice de inflación de Europa superando el 20%. En medio de intensos conflictos sociales que la recesión acrecentaba la tasa de desempleo sobrepasó el 15% al final de la década de los 80, el déficit fiscal fue equivalente al 6% del PBI y el balance en cuenta corriente de –8.2%, la deuda pública equivalía al 130% del PNB.
El momento del cambio llegó en 1987 con la implementación del "Plan de
Desarrollo Nacional" para el período 1988 – 1993 que logró un fuerte crecimiento económico. A partir de 1993 nuevas medidas propulsaron el crecimiento hasta el 6,5% en 1994, lográndose un promedio de 5,4% anual entre 1987 y 1996 y aún hoy (2001, dato más reciente) se mantiene en el 4.1%. El motor de ese crecimiento ha sido la industria, responsable en la actualidad del 40% del PBI y del 75% de las exportaciones
A pesar de este incremento en las partidas destinadas al bienestar, menor a lo inicialmente comprometido, la reducción de gastos por recortes en los salarios de los empleados públicos y la reducción del beneficio de seguro de desempleo por disminución de la tasa de reemplazo, del plazo de cobertura y restricciones a la elegibilidad, más la expansión de los ingresos disminuyó el peso relativo de los gastos públicos a la vez que redujo sustancialmente el déficit fiscal hasta lograr el superávit en 1996, a pesar de y para posibilitar las vastas exenciones de impuestos al capital que describiremos más abajo. De esta forma el Estado irlandés disminuyó la relación del gasto público con respecto al PBI hasta el 33,2% sustancialmente menor al 46% de los países de OCDE.
La devaluación de 1993, disminuyendo los costos salariales en moneda extranjera, la congelación de los salarios reales y la reducción del gasto público, permitió el aumento de la generación de excedentes y liberaron una mayor proporción de los mismos para el ahorro y la inversión. La tasa de ahorro subió 6 puntos a partir de 1987, llegando a un máximo del 23% del PBI en 1991 y estabilizándose en un alto 20% a partir de allí.
La fuerte intervención del Estado para atraer inversiones en manufactura no terminó allí: la política industrial se orientó a desarrollar sectores de alta tecnología aprovechando el excelente nivel de educación de una población joven con gran presencia laboral femenina y la buena infraestructura de comunicaciones con que contaba el país.
El mercado de estas empresas de alta tecnología fue básicamente la Unión
Europea, 61% de las exportaciones totales del 2001 (20% a Gran Bretaña y 41% al resto de los países, principalmente Alemania, Holanda y Bélgica), lo que da cuenta de la importancia de la cercanía geográfica. En segundo y más lejano lugar se situó
Estados Unidos con el 16% del total exportado, con valores menores al 3% se situaron Japón y Suiza.
Conclusiones
La nueva economía exige una rápida adaptación a los cambios. Estos se producen con mucha rapidez y por lo tanto debemos estar preparados para poder crecer en la medida que nuestras propias necesidades así lo requieran.
En el análisis de la crisis actual, es visible por señalar a algunas medidas específicas de política económica, especialmente monetarias, como las fallas que explican el pavoroso problema o, por lo menos, su origen que, con arreglo a la creciente sofisticación matemática, reivindica la añeja idea relativa a que las rigideces en salarios y precios explican los fenómenos críticos y, muy especialmente, el desempleo.
El crecimiento económico de un país se considera importante, porque está relacionado con el PIB per cápita de los individuos de un país. Puesto que uno de los factores estadísticamente correlacionados con el bienestar socio-económico de un país es la relativa abundancia de bienes económicos materiales y de otro tipo disponibles para los ciudadanos de un país, el crecimiento económico ha sido usado como una medida de la mejora de las condiciones socio-económicas de un país; sin embargo, existen muchos otros factores correlacionados estadísticamente con el bienestar de un país, siendo el PIB per cápita sólo uno de estos factores. Lo que ha suscitado una importante crítica hacia el PIB per cápita como medida del bienestar socio-económico, incluso del bienestar puramente material.
Bibliografía
http://www.eumed.net/libros/2010a/649/CONCLUSIONES%20DE%20KEYNES%20A%20KEYNES%20LA%20CRISIS%20ECONOMICA%20GLOBAL%20EN%20PERSPECTIVA%20HISTORICA.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Crecimiento_econ%C3%B3mico
Autor:
Díaz David
Fonseca Angys
Huerta Keyla
Pacheco Jesús
Rivero Keilys
Enviado por:
Iván José Turmero Astros
GRUPO: 2
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA
"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE"
VICE-RECTORADO PUERTO ORDAZ
DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL
INGENIERÍA FINANCIERA
SECCIÓN M1
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